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Sobre Saverio, el cruel de Roberto Arlt

De una sinopsis:

“Farsa dramática estrenada en 1936 en los escenarios del Teatro del Pueblo en Buenos
Aires. Saverio, el protagonista de la obra, es un humilde vendedor de manteca al que un
grupo de jóvenes burgueses, liderados por Susana, deciden engañar para mofarse de él.
Como parte de la broma pesada, pretenden que Saverio se haga pasar por un coronel
despótico. El autor desarrolla temas tales como las relaciones entre clases, y una
evidente crítica al militarismo y a los regímenes totalitarios de la época.”

Del diario La Capital, entrevista al director Santiago Dejesús


(https://www.lacapital.com.ar/escenario/el-fascismo-que-plantea-la-obra-sigue-
vigente-la-sociedad-hoy-n1445295.html)

“(…) Saverio, el cruel se estrenaría seis años después del primer golpe de estado en la
República Argentina. En este sentido, el director asegura que "el paralelismo y los
puentes que se tejen hasta ahora son directos". Además, eran años de entreguerra y el
militarismo se encontraba en boga en todo el panorama internacional.

En el mismo año en que se estrena "Saverio, el cruel", Hitler se encontraba


perfectamente consolidado en el poder y la Alemania nazi era anfitriona de los Juegos
Olímpicos de Berlín 1936, Mussolini declaraba la fundación del imperio italiano, y
comenzaba la Guerra Civil Española, por lo que se trata de una obra que aborda las
relaciones entre clases y una evidente crítica al militarismo y a los regímenes totalitarios
de la época la crítica social.

—¿De qué trata "Saverio, el cruel"?

—Se centra en un grupo de jóvenes de la alta sociedad porteña en los años 30, que se
dedicaban a armar farsas, pequeñas obras de teatro, y el divertimento pasaba por
burlarse de alguien. En este caso lo agarran de punto a Saverio, un vendedor de
productos lácteos, y le dicen que tienen una prima que está loca y que para que se cure
necesitan que él haga el papel de Coronel. En un momento le dicen que tienen que
cortarle la cabeza al Coronel y que cuando Susana vea esto, va a recuperar la cordura.
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Es como un psicodrama de esa época. A partir de ahí se ponen en juego muchas cosas y
se visualiza esta lucha de clases y el hombre común, que pasa de ser un simple vendedor
a creerse el rol de coronel y sacar el facho que tiene adentro suyo y ser un tipo
peligroso. Por eso la obra es tan atractiva, porque tiene varios planos dentro del relato:
el teatro dentro del teatro, la farsa, la locura. Por eso nuestro desafío fue poder traducir
eso a una obra y que se entienda, conservando la línea que plantea Arlt, de crítica al
individuo y a la sociedad.

—¿Qué paralelismo podrías trazar con la actualidad en cuanto a la trama que plantea la
obra de diferencias sociales y crítica al totalitarismo?
—Lamentablemente, 80 años después, hay textos de la obra que parecen actuales.
Amigos que vinieron a ver ensayos me preguntaron si había escrito la obra ahora y les
dije que no, que es de Arlt. Los textos son muy elocuentes y fuertes. El escribió eso en
plena Década Infame y el fascismo europeo brotando. Incluso Saverio lo nombra a
Mussolini y a Hitler como referentes. El paralelismo y los puentes que se tejen hasta
ahora son directos. La desigualdad, el abuso de poder y autoridad, la mentalidad de
aplastar al otro. El fascismo que plantea Saverio en el 36 sigue vigente en muchos
estratos de la sociedad, en nuestras clases medias y laburantes. Todo el mundo puede ser
Saverio. Los malos no son solamente los malos que se divierten, hay muchos Saverios
atendiendo un negocio, manejando un auto o portando un arma; son muy peligrosos, son
los Saverios del 2017.

—¿Cómo pensás que puede tomar el público esta puesta?


—Trabajamos mucho desde el humor. Abordamos estas temáticas pesadas pero siempre
abordadas desde la ironía o el humor negro. Después, cada uno se hará cargo de lo que
quiso escuchar y lo que vio. La idea no es que sea algo pesado, sino que el público se
divierta. Hay un gran elenco haciendo esta obra así que fue todo mucho más fácil. Le
tengo mucha fe a la obra ya que puede funcionar en muchos territorios.

—Luego del estreno en La Comedia, ¿la obra comenzará a girar por distintos barrios de
Rosario?
—Sí, lo más interesante de esta propuesta es que vamos a ir girando por los barrios. Por
eso es una obra abierta que invita a pensar, para todo público. Por supuesto que las
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personas adolescentes y adultas van a poder asociar y remitir los hechos a momentos
históricos. (…)”

Fragmento de “Entre el ser y el parecer: La dualidad de los personajes dramáticos


en Saverio el cruel”

Por Ma. Teresa Sanhueza ( Latin American theatre review, ISSN 0023-8813, Vol. 35,
Nº 1, 2001, págs. 27-46)

“El escritor argentino Roberto Arlt1 ofrece al estudioso de la literatura la imagen de un


autor que, a pesar de haber desaparecido hace más de medio siglo, continúa en plena
vigencia.2 Ampliamente conocido por sus artículos diarios publicados en el periódico
El Mundo bajo el título de “Aguafuertes”, su ingreso en la escena argentina coincidió
con el período de renovación teatral empezado por los teatros independientes a
principios de los años treinta. Arlt se identificó plenamente con las nuevas
formulaciones artísticas propuestas por el Teatro del Pueblo, fundado por Leónidas
Barletta en 1930, en cuya declaración de principios se formulaba la intención de
"realizar experiencias de teatro moderno para salvar al envilecido arte teatral y llevar a
las masas el arte general, con el objeto de propender a la elevación espiritual de nuestro
pueblo" (Citado en Goloboff, 89). De esta manera, el Teatro del Pueblo se constituyó en
una propuesta teatral alternativa dentro de la escena nacional, que ofrecía un espacio de
divulgación para los nuevos dramaturgos argentinos y para las obras extranjeras clásicas
y modernas. Invitado por Barletta a unirse a esta compañía teatral y carente de
prejuicios formales, Arlt fue audaz, innovando y experimentando para ofrecer una
nueva clase de teatro al público obras que se opondrían a las piezas comerciales tan en
boga en esa época.

Es así como el 4 de septiembre de 1936, el Teatro del Pueblo estrena Saverio, el cruel
denominada "farsa trágica" en consonancia con la actitud burlona y trascendente del
autor. Estructuralmente, la obra se divide en tres actos que se ordenan a su vez en
escenas. A nivel de la acción, la obra presenta el desarrollo de una burla. Un grupo de
jóvenes ricos y ociosos, aprovechando que están solos por el fin de semana y con un
plan urdido por la líder del grupo, Susana, planean burlarse del proveedor de manteca.
Cuando el mantequero (mantequillero) Saverio llega a la hacienda a entregar su
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producto, los jóvenes le hacen creer que Susana se ha vuelto loca a consecuencia de la
lectura de muchos libros que le han secado el cerebro. Los amigos de Susana convencen
a Saverio de que, para sanarla de su aparente locura, hay que rodearla de un mundo de
ficción en el cual él debe actuar el papel del coronel que le ha usurpado el trono. En un
principio, Saverio duda pero, finalmente, es convencido de participar en la
representación. Ese es el punto de partida de una farsa que, por medio de un final
sorprendente, se transforma en una horrorosa tragedia de la cual Saverio resulta la
víctima.

Así, desde el punto de vista de la acción, la obra presenta distintos niveles de realidad
claramente diferenciables al comienzo, que se complican entrelazándose y fusionándose
a medida de que avanza la trama: a) Espacio de la realidad que se produce en el nivel
enmarcante (con personajes como Susana, Saverio y amigos). Este mundo real se
ordena de acuerdo a cánones y convenciones sociales - clase social y ocupación. b)
Espacio de la ficción que se manifiesta en el nivel enmarcado por medio del
procedimiento de "teatro dentro del teatro," es decir, la representación teatral de la farsa
(Reina Bragatiana, Coronel, duque y pastores). El mundo de la ficción está organizado
conforme a elementos literarios tomados de la tradición europea y del contexto histórico
social - Hitler, Mussolini y Primera Guerra Mundial - llegando a presentarse, en última
instancia, como un mundo terrorífico. c) Espacio de la ambivalencia en el cual la ficción
se convierte en realidad, eliminando los límites entre una y otra. Se presenta tanto en el
nivel enmarcado como en el enmarcante. De este modo se produce una inversión de
planos porque la ficción pasa a ser realidad y viceversa, convirtiéndose en un nivel en el
cual coexisten, con la misma fuerza y validez, la ficción y la realidad. En cada uno de
estos espacios se desarrolla un conflicto: a) En el de la realidad existe el proyecto de
burlarse de Saverio, representado por los personajes Susana y sus amigos. A este deseo
se opone Julia, la hermana de Susana, creándose así una relación tensional. El propósito
de Susana permanece a lo largo de todo el texto sufriendo una variación al final que se
traduce en un desenlace inesperado. b) En el de la ficción también existe un proyecto:
eliminar al Coronel que ha usurpado el poder del reino de la reina Bragatiana. La fuerza
contraria está representada por Saverio-Coronel, que se niega a participar en la
representación luego de enterarse de la verdad a través de Julia y, en menor medida, por
la criada de su pensión, Simona, que funciona como un elemento premonitorio dentro
del desarrollo de la trama. Al final de la obra el propósito tiene éxito cuando la Reina
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Bragatiana logra eliminar al Coronel asesinándolo. Como signo teatral, el personaje


dramático es complejo y polisémico, puesto que funciona como unidad de la acción y
como elemento individualizado con valor semántico. Es una unidad coherentemente
trazada mediante una pluralidad de elementos recurrentes e intervinculados. Por medio
del nombre y de las acciones de los dramatis personae y a través de los diálogos, el
texto dramático crea un universo de ficción literaria, unos personajes con características
físicas y morales determinadas, y los sitúa en tiempos y espacios concretos para que
vivan un conflicto de acciones y tensiones. El diálogo es quien ayuda a crear y definir al
personaje en su propio idiolecto, en su competencia cultural, en sus acciones morales. A
medida que el diálogo avanza, el personaje se va construyendo mediante datos que
provienen de tres fuentes: sus palabras, sus acciones y lo que los demás personajes
dicen de él. Al final de la obra la etiqueta semántica del personaje se completa en varios
niveles y aspectos: el personaje considerado en sí mismo, en su figura física, en su
modo de ser y de estar, en sus relaciones familiares o profesionales con los demás y en
su participación en el conjunto del cuadro. La construcción de los personajes se
estructura tradicionalmente en base a dos principios fundamentales: discrecionalidad y
unidad. El principio de unidad obliga a la construcción de personajes coherentes, y así
las etiquetas semánticas que en principio se ofrecen en blanco se van llenando con
predicaciones y adjetivaciones, con verbos de acción o de situación que no deberían ser
contradictorios entre sí. Bajo este principio, un personaje no debería presentar
características contrarias extremas, por ejemplo, ser fiel e infiel a la vez, agradable y
desagradable, bueno y malo. Saverio como personaje presenta rasgos opuestos, pero
para mantener el principio de unidad, Arlt introduce la representación teatral de la farsa
del reino de Bragatiana dentro de la obra. Así, estas características negativas opuestas
pueden existir porque no son "verdaderas" sino parte de una farsa, de una representación
teatral de un mundo irreal dentro del mundo real.

Las relaciones en este esquema pueden percibirse claramente. Susana es el sujeto que
persigue un objeto: burlarse de Saverio. El destinador, es decir, quien posee o puede
conseguir el objeto está representado por Susana y sus amigos, quienes también serán
los que se beneficiarán con la obtención de este. Esto corresponde a lo que Ubersfeld
denomina triángulo ideológico. Saverio-mantequero es también uno de los elementos
que posee la capacidad de hacer posible la consecución del objeto al hacerse parte de la
farsa. La categoría del ayudante está representada por los amigos de Susana que se
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prestan a participar y, por supuesto, a la ingenuidad de Saverio. La ayuda es doble,


dirigida a Susana y a la obtención de su objeto. La función del oponente a la burla está
representada por Julia, la hermana de Susana, quien se refiere a la tomadura de pelo
como "broma canallesca," "procedimiento detestable," "farsa mal intencionada" y
"asunto indecoroso”.

Saverio se desplaza en dos planos claramente delimitados, el real y el de la ficción, y


pasa de uno a otro también como resultado de una relación de inversión. En el nivel de
la realidad, Saverio es un hombre común y corriente perteneciente a la clase trabajadora
que vende mantequilla, sin mayores expectativas ni ambiciones que realizar bien su
trabajo. Al igual que Susana, y mediante una relación de inversión, pasa a convertirse en
el tirano Saverio en el plano de la ficción. Esto le lleva a un cambio radical de
personalidad y comportamiento. El Saverio antimilitarista, en su papel de Coronel se
transforma en un dictador militar déspota y poderoso que desea mantener su poder por
medio de todos los recursos posibles, siendo el más típico la imposición de la fuerza
(por ejemplo, cuando se manda a hacer una guillotina para cortar la cabeza de sus
enemigos). Finalmente, en el tercer acto Saverio vuelve al plano de la realidad, una
realidad (B) distinta a la primera, en la cual es finalmente asesinado por Susana-reina
Bragatiana, al negarse a continuar con la farsa.

Junto con el tema de los sueños, la pieza muestra una penetrante caracterización
del nacimiento del fascismo en Argentina y en el mundo, y esto se ve plasmado en la
situación argumental. La historia y la crítica han denominado este período político, la
"década infame." El 6 de septiembre de 1930 se produce en Argentina un golpe de
estado que derroca al gobierno constitucional de Hipólito Irigoyen, interrumpiendo de
esta manera la vida institucional. Liquidado el radicalismo con 70 años de estabilidad
constitucional, Argentina se embarca en un estado de crisis política permanente,
inquietud social, auge del militarismo, inflación económica y de alienación y angustia
de la clase media baja. No es una simple casualidad que en 1936 Arlt elabore la
caracterización negativa de un gobierno despótico. La alusión es muy interesante en
cuanto es un militar, como el entonces presidente de Argentina, general Agustín P.
Justo, el que ha destronado a la reina Bragatiana y ha desatado el terror en el país. Las
alusiones políticas no se dan solo en el plano argumentativo sino que también en la
estructura parabólica de la pieza. Encontramos así comentarios incisivos de los
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personajes sobre el estado de crisis; como por ejemplo, "Los tiempos no están para tocar
la zampona" (Juan). En el segundo acto Arlt extiende su crítica a la situación mundial.
Saverio ensaya su papel de Coronel en la pensión en que vive y sus acciones despliegan
las múltiples facetas que el militarismo asume en el poder. Da órdenes de fusilamiento,
imagina acuerdos con fabricantes de armas, tratos con ministros y cardenales y
galanteos con damas de la nobleza. Sus modelos son Hitler y Mussolini. Todo esto
contrasta con la descripción del lugar en el que sucede la acción Modesto cuarto de
pensión. Saverio, uniformado al estilo de fantástico coronel de republiqueta
centroamericana, frente a la cama deshecha. Sobre la mesa, una silla. El conjunto de
mesa y silla cubiertas de sábanas y una colcha escarlata.... (115) Las acciones de
Saverio en este escenario aparecen como ridículas. El personaje despliega, además, una
gran gestualidad de acuerdo al tono abiertamente farsesco de la representación que
demanda una forma de actuar en la que se acentúa la caracterización caricaturesca de un
dictador. Saverio como personaje podría leerse entonces como una imagen
caricaturizada del general Justo, incluyendo hasta sus francas simpatías fascistas. La
reacción del lector-espectador es prevista: se sorprende y se ríe sin presentir lo que
viene, aunque en el fondo intuye que existe algo extraño en el desarrollo del proceso
psicológico de Saverio. El tema político se complementa con el social que empieza a
aparecer en el texto desde el primer acto. Es fácil percibir que existen elementos
simbolistas que están dados en la personificación de fuerzas sociales determinadas a
través de individuos concretos. Es a través de la farsa orquestada por Susana que se
muestra el desprecio que la alta burguesía siente por alguien de la condición de Saverio.
Aunque Saverio se toma en serio su papel de Coronel porque posee una disposición
inherente a soñar, al principio, cuando es invitado a participar en ésta, no es fácil
convencerlo. Los jóvenes burgueses tienen que recordarle sutilmente su dependencia
económica de la familia de Susana para que finalmente acepte su papel en la
representación.

JUAN: No olvide que la familia de mi prima es en cierto modo benefactora suya.


LUISA: Nosotros hace ya una buena temporada que le compramos manteca....

Más aún, los epítetos utilizados por Susana y sus amigos a lo largo de la obra siempre
describen al mantequero como un "pobre diablo." Ello se complementa con la
descripción física de Saverio. La acotación que lo introduce en el texto señala que "...
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físicamente es un derrotado. Corbata torcida, camisa rojiza, expresión de perro que


busca simpatía..." Desde el primer momento Arlt apunta a las diferencias sociales
existentes entre Saverio y Susana. Saverio, por su parte, quien al principio se muestra
respetuoso, sumiso y abnegado, asumiendo su condición social delante de los jóvenes
ricos; en el segundo acto, y ya posesionado de su papel de Coronel, revela sus
verdaderos sentimientos:

SAVERIO: Que gentecilla miserable. Cómo han descubierto la enjundia pequeño-


burguesa. No hay nada que hacer, les falta el sentido aristocrático de la carnicería....

El desenlace de la obra se produce en el tercer acto y comienza con la revelación, fuera


de escena, que le hace Julia a Saverio de la verdad. Es en ese momento que un Saverio
desilusionado acusa abiertamente al grupo de jóvenes ociosos:

SAVERIO: ...¿Hay acaso actitud más feroz, que esa indiferenciaconsciente con que se
mofan de un pobre diablo?....

SAVERIO: ...Usted [a Susana] saldrá de esta aventura y se embarcará en otra porque


su falta de escrúpulos es maravillosa.... Lo único que le interesa es la satisfacción de
sus caprichos. Yo, en cambio, termino la fiesta agotado para siempre.

Llegando finalmente a la acusación social descarnada y explícita de "ustedes son la


barredura de la vida. Usted y sus amigas...". Con la muerte de Saverio a manos de
Susana se llega a un final perfectamente delimitado que posee tal grado de efectividad
dramática y de sorpresa que provoca la reflexión del lector-espectador, quien intuye que
no solo se trata de la locura de Susana sino que hay algo más. El mensaje social es
claro. Hitler en Alemania, representante de la pequeña burguesía, obliga a la gran
burguesía a que le entregue el poder, y ésta no tiene más remedio que hacerlo. En
Argentina con el golpe militar de Uriburu se entroniza la oligarquía agro-exportadora,
dejando atrás la estela radicalista que favoreció a la pequeña burguesía urbana en
períodos anteriores. El acto criminal de Susana se puede leer como una alegoría de las
decisiones excluyentes de poder que la oligarquía le ha destinado a la clase media
argentina. De esta forma, Arlt disecciona los procedimientos clasistas de entonces para
prevenir y aleccionar a sus contemporáneos, puesto que con el asesinato de Saverio a
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manos de Susana se cierra el capítulo dado en la realidad político-social argentina. El


corolario de la obra demostraría que el sueño del pequeño burgués de escalar
socialmente no se puede realizar, porque cuando tiene la posibilidad de demostrarse
como realmente es, la alta burguesía se percata de que constituye un peligro y, de algún
modo, le trunca sus anhelos de poder, quedando la ambivalencia planteada en la figura
de Susana-reina Bragatiana. Arlt usa el tono de farsa en Saverio el cruel porque es el
más adecuado para presentar el juego de contrarios sueño/realidad, verdad y mentira,
pero también es el que más fácilmente le permite criticar formas de vida que enajenan y
frustran al hombre. La técnica de "teatro en el teatro" utilizada es el otro elemento que
le permite a Arlt objetivar su mensaje y es así como a partir de la remisión de espacios y
diálogos, el lector-espectador puede percibir la relación entre texto y contexto político-
social. Al presentar personajes que participan en una representación dentro de la obra
mostrando la teatralidad de su mundo, hace que el lector-espectador se pregunte por la
teatralidad de la vida en general y experimenta con una obra teatral que, estructural y
temáticamente, innova dentro de la concepción teatral de la época. Desarrolla una
acción que pone la atención en la naturaleza ficticia y la dualidad de los personajes. Con
ello fuerza al lector-espectador no solo a meditar sobre lo socio-político sino también a
considerar la posibilidad de la ficción en la realidad en su propia vida”

La crueldad del poder en Saverio el Cruel

Por Enrique Carpintero (psicoanalista)

Entre los escritores argentinos, Roberto Arlt es el que mejor describió las vicisitudes de
los habitantes de Buenos Aires. La fuerza de su poética urbana se encuentra en la
solidez e intensidad de sus obras, cuyo universo fascinante trasciende la época en que
fueron escritas. Una de ellas es Saverio el Cruel, que se estrenó en el teatro del Pueblo
en el año 1936. Allí Roberto Arlt muestra algunas cuestiones que hacen a la actualidad
de nuestra cultura: los sueños de poder, la manipulación de las creencias, la lógica de la
confabulación y la ficción de los hechos.

Las posibles interpretaciones de este texto requieren entender las múltiples


problemáticas que lo atraviesan. Solamente nos ceñiremos a una de ellas: la relación de
la crueldad con el poder. O, para ser más precisos, cómo la crueldad es un medio para
lograr los sueños de un poder totalitario.
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UNO

La primera escena transcurre en la habitación de una casa de clase alta. En ella un grupo
de jóvenes están organizando una broma a un vendedor de manteca. Su objetivo es
burlarse de alguien al que consideran un pobre diablo.

“Susana: Este año no dirán en la estancia que se aburren. La fiesta tiene todas las
proporciones de un espectáculo”.

Cuando Saverio aparece en la casa para vender su manteca comienza a representarse la


ficción: Susana está loca ya que se cree la reina Bragatiana, que ha sido desplazada de
su trono por un coronel. Pedro, uno de sus amigos, se hace pasar por médico y convence
a Saverio de que la única alternativa para curarla es seguir las alternativas de su locura.
Para ello se hace necesario organizar una comedia donde Susana asistirá a una escena en
la que se le corta la cabeza al coronel. Supuestamente la impresión de este hecho será
tan terrorífica que la curará de su delirio. Con mucha reticencia Saverio acepta
representar al coronel.

Si consultamos el diccionario de María Moliner leemos que define la palabra “crueldad”


como el acto de aquel que es “capaz de hacer padecer a otros o de ver que padecen sin
conmoverse o con complacencia”. Deriva del latín crudelis (cruel), crudus (crudo, no
digerido, indigesto) y crúor (sangre). Es decir, proviene de palabras que nos hablan de
la carne despellejada o sangrienta. Para decirlo de otro modo, una cosa presentada en
toda su desnudez y, por lo tanto, mostrando una realidad dramática y difícil de elaborar.

Para el psicoanálisis, la crueldad está asociada a la pulsión de muerte. Freud la inscribe


en una lógica psicoanalítica donde las pulsiones destructivas devienen de la pulsión de
muerte inherente a todo sujeto. Por ello afirma: “En efecto, a los niñitos no les gusta oír
que se les mencione la inclinación innata del ser humano al ‘mal’, a la agresión, la
destrucción y, con ellas también a la crueldad.” Para continuar: “…la inclinación
agresiva es una disposición pulsional autónoma, originaria, del ser humano.”

Esto nos lleva a la necesidad de diferenciar brevemente la agresión, la agresividad y la


violencia. Por un lado vamos a encontrar la agresividad y la agresión en toda relación
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humana donde predomina el amor y la ternura. Por otro lado, aparece la violencia
destructiva. En la agresión (acto más bien concreto) se pone distancia con el otro
preservando el propio narcisismo mediante la defensa o el rechazo. En la agresividad
hay una protección de uno mismo y por lo tanto del otro en una tensión narcisista, se
vincula más con lo imaginario que con lo real, se despliega en relación a las condiciones
de la época. En cambio la violencia implica la destrucción del otro. Esta violencia se
transforma en cruel cuando se ejerce para someter, humillar, o incluso matar al otro, ya
que este debe desaparecer como un otro que le devuelve su propio desvalimiento. De
esta manera le permite realizar idealizaciones donde el sujeto queda encerrado en su
omnipotencia narcisista. Evidentemente esta violencia se pone en juego en el sadismo
ya que su objetivo es ser reconocido por su poder sobre el objeto. El sujeto sádico
encuentra placer produciendo dolor y sometiendo a la víctima. Por ello su meta es hacer
sufrir y dominar al objeto a través de la violencia para obtener un placer que es siempre
del orden de lo sexual.

En cuanto al “mal”, la crueldad es uno de sus posibles caminos. Aunque, es necesario


reconocer que también se realizan actos crueles en nombre del “bien”. Esto nos lleva a
la necesidad de recordar las múltiples determinaciones de este concepto.

DOS

La crueldad de la broma comienza a tomar las características de una situación


dramática. En su modesto cuarto de pensión, Saverio vestido de coronel se encuentra
con sus sueños de poder. Cuando lo visitan los amigos de Susana se preocupan por la
seriedad con que se estaba tomando su papel. Se había comprado una guillotina para
mantener su poder.

“Pedro: Pero,¿ para qué una guillotina, Saverio?

Saverio: ¡Y cómo quieren gobernar sin cortar cabezas!

Pedro: Pero no es necesario llegar a esos extremos

Saverio: Doctor, usted es de esos ingenuos que aún creen en la ficciones democráticas
parlamentarias.
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Saverio: Qué gentecilla miserable. Cómo han descubierto la enjundia pequeño-


burguesa. No hay nada que hacer, les falta el sentido aristocrático de la carnicería.
Pero no importa, mis queridos señores. Organizaremos el terror. Vaya si lo
organizaremos”.

En sus sueños, al querer ser como Mussolini o Hitler, se da cuenta del poder que tiene la
crueldad: Saverio se había transformado en Saverio el Cruel.

¿Dónde comienza y dónde termina la crueldad? ¿Una ética, un derecho, una política
pueden ponerle fin? ¿Qué tiene el psicoanálisis para decirnos sobre este tema?

Es imposible contestar estas preguntas en este breve artículo editorial. Podemos decir
que la palabra “crueldad” desempeña un papel operatorio necesario en el interior de la
teoría psicoanalítica, donde Freud la inscribe en las tendencias destructivas producto de
la pulsión de muerte. En varios textos habla de las crueldades de la cultura en diferentes
momentos de la historia. Esto nos lleva a la responsabilidad de una cultura que puede
desplazar sus efectos o, por el contrario, potenciarlos.

La cultura consistió en un proceso al servicio del Eros (símbolo del amor) que a lo largo
de la historia fue uniendo a la humanidad toda. A este desarrollo se opuso -y se opone-
como malestar, la pulsión de muerte que actúa en cada sujeto. Es por ello que la cultura
crea un espacio-soporte donde se desarrollan los intercambios libidinales. Este espacio
ofrece la posibilidad de que los sujetos se encuentren en comunidades de intereses, en
las cuales establecen lazos afectivos y simbólicos que permiten dar cuenta de los
conflictos que se producen. Es así como este espacio imaginario se convierte en soporte
de los efectos de la pulsión de muerte. De esta manera, podemos establecer la hipótesis
de que el poder es consecuencia de este malestar en la cultura. Por ello las clases
hegemónicas que ejercen el poder encuentran su fuente en la fuerza de la pulsión de
muerte que, como violencia destructiva y autodestructiva, permite dominar al colectivo
social. Esta queda en el tejido social produciendo efectos que impiden generar una
esperanza para transformar las condiciones de vida del conjunto de la población. En este
sentido, es importante distinguir un poder que represente los intereses de una minoría de
otro en manos de la mayoría de la población que permitirá desplazar los efectos de la
pulsión de muerte y, por lo tanto, de la crueldad propia de cada sujeto. Esta situación es
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producto de condiciones económicas, políticas y sociales. Sin embargo, desde que el


mundo es mundo, a excepción de breves períodos históricos y en determinados países,
existe una empresa dirigida desde el poder por los sectores dominantes para organizar el
sometimiento de los pobres. Este hecho fue ocasionando contradicciones y tensiones
que se han resuelto de diferentes maneras en cada momento histórico, ya que es
imposible pretender que los seres humanos vivamos según el orden de un hormiguero o
un panal. El objetivo es controlar la libertad y la condición pulsional (los deseos) del ser
humano. Es decir, dominarnos desde nuestra subjetividad creando una ilusión imposible
de ser realizada, cuya consecuencia es el miedo y la angustia ante una realidad que se
presenta como catastrófica.

En la actualidad, el capitalismo mundializado no necesita de la guillotina para ejercer el


terror. Este se realiza a través de políticas que generan desocupación, hambre y miseria
en amplios sectores de la población. Si esto no es suficiente usan la amenaza de la
guerra contra aquellos que se oponen a la dictadura del pensamiento único que debe
regir el planeta.

Dicho de otra manera, se trata de la responsabilidad del sujeto ante su propia


subjetividad, pero también de la responsabilidad de una cultura basada en la
fragmentación y la precariedad de las relaciones sociales.

TRES

En el último acto todo está preparado para el gran espectáculo.

“Juan: Todo es maravilloso ¿Y saben por qué es maravilloso? Porque en el aire flota
algo indefinible. Olor a sangre”.

Su presentimiento revela cómo la crueldad empieza a manifestarse con toda su crudeza.

El decorado representa un palacio. Mientras Saverio está sentado en el trono, las parejas
bailan un vals. Cuando llega Susana lo increpa con un largo monólogo por haber
usurpado su lugar. Saverio escucha en silencio. Luego de unos minutos se para y le dice
que se ha enterado por su hermana Julia que todo es una burla. Los invitados retroceden
sorprendidos al ser desnudados en su crueldad. Sin embargo, Susana decide redoblar la
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apuesta: deja de representar la reina Bragatiana para ser la reina Bragatiana. Es decir,
pretende que la representación sea realidad.

“Susana: Me agrada tenerlo aquí solo, conmigo. ¿Así que usted se hizo fabricar una
guillotina? Eso sí que es bueno. Usted es tan loco como yo. ¿Por qué no me escucha?
¿Quiere que me arrodille ante usted? La princesa loca se arrodilla ante el desdichado
hombre pálido. ¿No me escucha, coronel?”

Pero Saverio, que sabe sobre el peligro de creerse los sueños de poder, la rechaza.

“Saverio: …Cuando ustedes me invitaron a participar en la farsa, como mi naturaleza


estaba virgen de sueños espléndidos, la farsa se transformó en mi sensibilidad en una
realidad violenta, que hora por hora modificaba la arquitectura de mi vida…Mi drama
es haber comprendido, haber comprendido…que no sirvo ni para coronel de una
farsa…¿No es horrible esto? El decorado ya no me puede engañar. Yo que soñé ser
semejante a un Hitler, a un Mussolini, comprendo que todas estas escenas solo pueden
engañar a un imbécil…

Susana: Su drama consiste en no poder continuar siendo un imbécil.

Saverio: Exacto, exacto… En fin… ya está hecho. No he valorado mi capacidad real


para vivir lo irreal.”

La realidad es cruel si se la despoja de todo sentido de trascendencia. Por un lado lo más


cruel de la realidad no reside en su carácter cruel, sino en el hecho de ser inevitable.
Podemos señalar como ejemplo las características efímeras de todas las cosas. Por otro
lado, nos indica que cuando al sujeto se lo priva de toda posibilidad de distancia o de
recursos con relación a la realidad, esto constituye una fuente de angustia ante la
sensación de desvalimiento.

Es este segundo aspecto el que aparece con todo dramatismo en la actualidad de nuestra
cultura. Los ricos no solo viven mejor que los pobres, viven más tiempo. Uno de los
datos de la desigualdad es cuánto se vive y cuánto se sobrevive a la enfermedad y el
riesgo. La protección de la vida es una tarea de los gobiernos porque la circunstancia de
que la gente viva o muera es un hecho político. Si se deja que las condiciones de vida, la
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enfermedad y la muerte esté en manos de los votos o de la leyes del mercado, las
familias pobres se morirían. Esta es la función de un Estado que represente los intereses
de la mayoría de la población. Sin embargo, la lógica del capital desnuda un Estado que
no es objetivo, sino que defiende los intereses de los sectores empresarios, al no
garantizar las leyes que protejan a los sectores de menores recursos. Su resultado es la
exclusión, la desocupación y la pobreza de amplios sectores de la población. En este
sentido podemos hablar de un exceso de realidad. Un exceso de realidad que produce
monstruos. Un exceso de realidad que anula toda posibilidad de compensar con lo
imaginario generando la desesperanza. La sensación de que nada puede ser cambiado.
O, lo que es peor, intentar conformarnos con la ilusión de que algo cambie para que, en
definitiva, todo siga igual. Por supuesto el poder de los sectores hegemónicos se
sostiene afianzando la crueldad de la realidad. Para ello genera una representación en la
que este es el único mundo posible.

CUATRO

Pero Susana necesita que lo irreal sea real para mantener su poder. Por ello trata de
convencerlo para que viva con ella su gran sueño.

“Susana: Quería conocerlo a través de mi farsa. Era la única forma de medir su


posible correspondencia conmigo. Ansiaba conocer al hombre capaz de vivir un gran
sueño.”

Sin embargo, Saverio la desnuda en toda la dimensión de su crueldad.

“Saverio: Usted se confunde. No ha soñado. Ha ridiculizado… Es algo muy distinto


eso, creo…

Susana: Saverio no sea cruel.

Saverio: Si hace quince días alguien me hubiera dicho que existía una mujer capaz de
urdir semejante trama, me hubiera conceptuado feliz conocerla. Hoy su capacidad de
fingimiento se vuelve contra usted. ¿Quién puede sentirse confiado a su lado? Hay un
fondo repugnante en usted… Ustedes son la barredura de la vida. Usted y sus amigas.
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¿Hay acaso actitud más feroz que esa indiferencia consciente con que se mofan de un
pobre diablo?

Susana no puede aceptar que le muestren su crueldad que trata de justificar:

Susana: ¿Que mi procedimiento es ridículo? En toda acción interesan los fines no los
medios…”

Es decir, la crueldad es un medio que da el poder de someter al otro.

Como afirmamos anteriormente el poder de la cultura hegemónica usa la fuerza de la


pulsión de muerte para dominarnos desde nuestro interior. La crueldad está en el sujeto
que encuentra una satisfacción narcisista en la desgracia ajena. Es aquí donde la
crueldad propia de todas las etapas históricas se combina con una crueldad anónima y
fría característica de nuestra época. La indiferencia se justifica en racionalizaciones que
solo sirven para negar la realidad. En este sentido, el poder no se agota en los aparatos
del Estado, los grupos económicos, los partidos políticos y las instituciones sociales,
sino que abarca también la forma en que se relacionan los sujetos en la sociedad. Esta
violencia del dispositivo de dominación tiene diferentes formas en el discurso del poder
que actúa sobre la organización de la familia, la sexualidad, el cuerpo, las instituciones,
etc. De esta manera cuando la visibilidad del poder se hace invisible es más efectiva la
crueldad como instrumento de dominación.

Estas características de nuestra cultura nos llevan a decir que si bien todos los seres
humanos tienen una inclinación a la crueldad que la ejercen en muchos actos de su vida,
esta se define por el propósito de destruir o causar dolor al otro. En este sentido el
problema consiste en cómo se implica el sujeto no solo ante su propia crueldad, sino
ante la crueldad del otro y, fundamentalmente, ante la crueldad de la cultura dominante.
Es en su posición ante los actos crueles donde aparecen responsabilidades diferentes. Es
decir, si el sujeto es un espectador pasivo no se implica. Si se implica, los actos crueles
dejan de ser irreversibles para poder intentar transformarlos en el plano individual y
colectivo. Dicha transformación hace necesaria una política de las pasiones alegres ( el
amor, la solidaridad, etc.) que enfrente a las pasiones tristes (el odio, la depresión, etc.).
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Es decir, una política que afirme la potencia de ser. Una política de la alegría de vivir
que no olvide que nunca será más que una resistencia contra la muerte.

CINCO

Si Saverio no se somete a su sueño no queda otra alternativa que matarlo. Susana le


dispara dos balazos y mirándolo herido mortalmente le dice:

“Susana: Ha sido inútil, coronel, que te disfrazaras de vendedor de manteca”.

El sueño debe imponerse ante la crueldad de la realidad. Sus amigos se acercan


consternados:

“Pedro: Saverio… perdón… no sabíamos.

Juan: Nos ha engañado a todos.

Saverio: (señalando con un dedo a Susana ) No era broma. Ella estaba loca. (Su brazo
cae. Los invitados se agrupan en las puertas ).”

Cruel siempre es el otro. Por supuesto, Susana estaba loca. Tenía la locura de un poder
totalitario. De un poder sostenido en la representación de la realidad. De un poder que
necesita ejercer la humillación, el sometimiento y la amenaza de todos aquellos que
desnuden su crueldad.

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