Вы находитесь на странице: 1из 10

Papeles del Psicólogo, 2009. Vol. 30(2), pp.

135-144 Artículos
http://www.cop.es/papeles

CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS INICIALES


DEL ABUSO SEXUAL INFANTIL
SHORT-TERM CONSEQUENCES OF CHILD SEXUAL ABUSE

Noemí Pereda Beltran


Universitat de Barcelona

El objetivo de este trabajo es ofrecer una revisión actualizada de los principales indicadores psicológicos o consecuencia psicológicas
iniciales encontradas en los estudios nacionales e internacionales llevados a cabo con víctimas de abuso sexual infantil. Se clasifica-
ron los distintos síntomas en cinco categorías: problemas emocionales, problemas cognitivos, problemas de relación, problemas fun-
cionales y problemas de conducta. Los resultados muestran la diversidad de consecuencias psicológicas asociadas a la experiencia
de abuso sexual infantil, impidiendo establecer un síndrome o un conjunto de síntomas característicos de este tipo de víctimas que fa-
cilite su detección. Es necesario que los profesionales conozcan en profundidad este tipo de problemáticas, lo que influirá positiva-
mente en la pronta detección de estos casos y en una intervención efectiva con este tipo de víctimas.
Palabras clave: abuso sexual, infancia, victimización, psicopatología, consecuencias a corto plazo.

The main objective of the present study is to offer an update of the short-term consequences of child sexual abuse which have been found
in current empirical national and international studies. Psychological symptoms were classified into five different categories: emotional,
cognitive, relationship, functional and behavioral problems. Results showed that there are multiple and diverse psychological consequences
related to the experience of child sexual abuse, impeding the establishment of a syndrome or group of symptoms characteristic of this type
of victim which could facilitate its detection. There is a need for professionals to have a profound knowledge of these types of problems to
positively influence the prompt detection of sexual abuse and, thus, effectively intervene with victims of this type.
Keywords: Sexual abuse, childhood, victimization, psychopathology, short-term consequences.
l abuso sexual infantil es un grave problema de diversas, tanto aquellas que se producen en la infancia
E salud pública que, en gran parte de los casos, in-
terfiere en el adecuado desarrollo de la víctima
como las que, en muchas ocasiones, perduran hasta la
edad adulta. Los estudios constatan consecuencias que
que lo sufre y repercute negativamente en su estado físi- afectan a todas las áreas de la vida de la víctima, y
co y psicológico. La experiencia de abuso sexual infantil que impiden hablar de un síndrome del abuso sexual
puede considerarse una situación extrema que, tal y co- infantil (Beitchman, Zucker, Hood, DaCosta, y Akman,
mo exponen Lazarus y Folkman (1984), suele resultar en 1991; Browne y Finkelhor, 1986; Runtz y Schallow,
un elevado nivel de estrés y malestar en la gran mayoría 1997). Los trabajos publicados al respecto demuestran
de individuos. la no existencia de un patrón de síntomas único, así co-
No se trata de un problema reciente. En mayor o me- mo la presencia de una extensa variedad de síntomas
nor medida, los malos tratos a la infancia son una cons- en estas víctimas, e incluso la ausencia total de sínto-
tante histórica, que se produce en todas las culturas y
mas en algunas de ellas, impidiendo establecer un sín-
sociedades y en cualquier estrato social, constituyéndose
drome que defina y englobe los problemas
un problema universal y complejo, resultante de una in-
emocionales, cognitivos y sociales que se relacionan
teracción de factores individuales, familiares, sociales y
con la experiencia de abuso sexual (Kendall-Tackett,
culturales que puede, incluso, llegar a desembocar en la
Meyer y Finkelhor, 1993).
muerte del menor (Echeburúa y Guerricaechevarría,
Son diversos los autores que constatan la existencia de
2000).
Las consecuencias psicológicas que suelen acompañar víctimas asintomáticas, estableciéndose que entre un 20
a la vivencia del abuso sexual infantil son frecuentes y y un 30% de las víctimas de abuso sexual infantil per-
manecerían estables emocionalmente tras esta experien-

Correspondencia: Noemí Pereda Beltran. Departament de Perso-


cia (López, 1994). Sin embargo, estas víctimas podrían
nalitat, Avaluació i Tractament Psicològic. Facultat de Psicolo-
llegar a presentar problemas posteriormente, configu-
gía. Universitat de Barcelona. Pg. Vall d’Hebron, 171. 08035
Barcelona. España. E-mail: npereda@ub.edu
rando los llamados efectos latentes del abuso sexual in-
fantil (Kendall-Tackett et al., 1993).

135
Artículos CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS INICIALES
DEL ABUSO SEXUAL INFANTIL

En la presente revisión se tratarán las principales con- La revisión realizada se refiere a estudios con muestras
secuencias psicológicas iniciales del abuso sexual infan- pertenecientes a la población general y, en caso de pre-
til. Los indicadores psicológicos del abuso sexual infantil sentar características especiales (e.g., grupos clínicos),
o consecuencias iniciales, son aquellos efectos que sue- éstas se especifican.
len situarse en los dos años siguientes al abuso (Browne
y Finkelhor, 1986; López, 1993) y que, por tanto, suelen RESULTADOS
encontrarse presentes en la infancia y la adolescencia. Para facilitar la comprensión de los resultados de los es-
Si bien muchos de los efectos iniciales del abuso sexual tudios, las distintas problemáticas a corto plazo que la
infantil pueden perdurar a lo largo del ciclo evolutivo bibliografía ha encontrado presentes con mayor frecuen-
(Swanston, Tebbutt, O’Toole y Oates, 1997; Tebutt, cia en víctimas de abuso sexual infantil se han agrupado
Swanston, Oates y O’Toole, 1997), algunos de ellos se en los siguientes apartados:
minimizan o desaparecen (Oates, O’Toole, Lynch, Stern - Problemas emocionales: dentro de este apartado se en-
y Cooney, 1994), especialmente al llegar a la edad cuentran algunos de los problemas de tipo internalizan-
adulta, e incluso pueden desarrollarse exclusivamente en te, siguiendo la categorización de Achenbach (1991),
determinados periodos evolutivos (Kendall-Tackett et al., más frecuentemente observados en víctimas de abuso
1993). sexual infantil (véase Tabla 1). Destaca por su elevada
Como se obtiene de los estudios presentados seguida- frecuencia en estos menores la sintomatología postrau-
mente, el abuso sexual infantil se relaciona con sintoma- mática (véanse las revisiones de Green (1993) o Ro-
tología que afecta a distintas área de la vida de la wan y Foy (1993) al respecto), con una prevalencia
víctima. Para Mannarino y Cohen (1986) un 69% de los situada cerca de la mitad de las víctimas (Ackerman,
menores víctimas de abuso sexual presenta sintomatolo- Newton, McPherson, Jones y Dykman, 1998; Garnefski
gía psicopatológica; mientras que para McLeer, Dixon, y Diekstra, 1997; McLeer et al. 1998). También se ob-
Henry, Ruggiero, Escovitz, Niedda, et al. (1998) este servan síntomas de ansiedad y depresión (entre un 4 y
porcentaje se sitúa en un 62,8%. Si bien establecer una un 44% en varones y entre un 9 y un 41% en mujeres
clasificación de las múltiples dificultades que las víctimas víctimas de abuso sexual infantil, Ackerman et al.,
parecen desarrollar no es una tarea sencilla, el objetivo 1998); así como baja autoestima, sentimiento de culpa
de este trabajo es presentar una propuesta basada en la y de estigmatización (entre un 4% y un 41%, respecti-
sintomatología más frecuente indicada en los estudios re- vamente para Mannarino y Cohen, 1986; Tebutt et al.,
visados que permita a los profesionales conocer aquellos 1997). La ideación y/o la conducta suicida se da en un
indicadores que han sido repetidamente confirmados elevado nombre de casos como muestran los trabajos
desde el ámbito científico. No obstante, la limitación de de Garnefski y Arends (1998) (entre un 26,5 y un 54%
intentar clasificar los diversos efectos psicológicos en ca- de las víctimas mujeres, y entre un 43,3 y un 52,7% de
tegorías teóricas debe tenerse en cuenta. los varones), Garneski y Diekstra (1997) (un 37,4% de
las mujeres y un 50% de los varones), y Martin, Bergen,
MÉTODO Richardson, Roeger y Allison (2004) (un 29% de las
Selección de los estudios víctimas mujeres y un 50% de los varones).
Se seleccionaron aquellos estudios en inglés o español - Problemas cognitivos y de rendimiento académico: en-
centrados en las consecuencias psicológicas iniciales o a tre los que destaca la afectación de la capacidad de
corto plazo del abuso sexual infantil a través de una bús- atención y concentración (véase Tabla 2), con una fre-
queda en las principales bases de datos, incluyendo Psy- cuencia de sintomatología hiperactiva de entre el 4% y
cinfo y Social Sciences Citation Index de la Web of el 40% de las víctimas (Mannarino & Cohen 1986; Ac-
Science. Con la intención de cubrir la mayoría de artícu- kerman et al., 1998; respectivamente).
los publicados en esta área, se adoptaron dos estrate- - Problemas de relación: una de las áreas que suele que-
gias más: (a) búsqueda manual a partir de las listas de dar más afectada en víctimas de abuso sexual infantil
referencias bibliográficas de los artículos más relevantes es la relación social con iguales y adultos, ya sean per-
sobre el tema y (b) búsqueda manual en las dos revistas tenecientes a la familia o desconocidos, dada la ruptu-
más relevantes dentro de esta temática (Child Abuse & ra que la experiencia de abuso sexual implica en la
Neglect y Journal of Child Sexual Abuse). confianza de la víctima (véase Tabla 3). Como ejemplo

136
NOEMÍ PEREDA BELTRAN Artículos

de esta afectación, destacar el estudio de Oates, Forrest Cabe añadir algunos comentarios a los problemas de
y Peacock (1985) en el que un 43% de las víctimas de conducta que presentan las víctimas de abuso sexual in-
abuso sexual manifestaron tener pocos amigos, en fantil, dada la elevada frecuencia con la que se obser-
comparación con el 11% de los menores no víctimas. van.
- Problemas funcionales: dentro de este grupo se encuen-
tran aquellas consecuencias del abuso sexual infantil TABLA 2
que representan dificultades en las funciones físicas de CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS INICIALES DEL ABUSO SEXUAL
INFANTIL: PROBLEMAS COGNITIVOS
la víctima (véase Tabla 4). Destacan los problemas de
sueño (en un 56% de los casos, según Mannarino y Co- Sintomatología Estudios
hen, 1986), la pérdida del control de esfínteres (18%
de los casos según Mannarino y Cohen, 1986), y los Conductas hiperactivas Cohen y Mannarino (1988); Dykman et al. (1997);
Mannarino y Cohen (1986)
problemas de alimentación (en un 49% de los casos se-
gún Swanston et al., 1997). Problemas de atención Einbender y Friedrich (1989); Kinard (2001a,
y concentración 2001b); Shonk y Cicchetti (2001)
- Problemas de conducta: dentro de este apartado se
bajo rendimiento
han incluido los problemas más relacionados con la académico
conducta de la víctima, destacando las conductas se- peor funcionamiento
cognitivo general
xualizadas, la conformidad compulsiva y la conducta
disruptiva y agresiva (véase Tabla 5). Trastorno por déficit Ackerman et al. (1998); Kaufman (1996);
de atención con Weinstein, Staffelbach y Biaggio (2000); Wolfe y
hiperactividad Birt (1997)
TABLA 1
CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS INICIALES DEL ABUSO SEXUAL
INFANTIL: PROBLEMAS EMOCIONALES TABLA 3
CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS INICIALES DEL ABUSO SEXUAL
Sintomatología Estudios INFANTIL: PROBLEMAS DE RELACIÓN

Miedos Ligezinska, Firestone, Manion, McIntyre, Ensom y Sintomatología Estudios


Fobias Wells (1996); Mannarino y Cohen (1986)
Problemas de relación Alessandri (1991); Briere y Elliott (1994);
Síntomas depresivos Ackerman et al. (1998); Ahmadkhaniha, Shariat, Tor- social Einbender y Friedrich (1989); Hébert et al. (2006);
ansiedad kaman-nejad y Moghadam (2007); Briere y Elliott
Stern et al. (1995)
(1994); Cohen y Mannarino (1988); Cosentino, Me-
yer-Bahlburg, Alpert, Weinberg y Gaines (1995); Menor cantidad de Alessandri (1991); Oates et al. (1985)
Dykman, McPherson, Ackerman, Newton, Mooney, amigos
Wherry, et al. (1997); Hébert, Tremblay, Parent, menor tiempo de
Daignault y Piché (2006); Kaufman (1996); Ligezins- juego con iguales
ka et al.(1996); Mannarino y Cohen (1986); McLeer
et al. (1998); Mian et al. (1996); Oates et al. (1994); Elevado aislamiento Cohen y Mannarino (1988); Hébert et al. (2006);
Putnam (2003); Stern, Lynch, Oates, O’Toole y social Mian et al. (1996)
Cooney (1995); Swanston et al. (1997); Tebutt et al.
(1997); Wolfe y Birt (1997)

Baja autoestima Black et al. (1994); Brand, King, Olson, Ghaziuddin y


TABLA 4
sentimiento de culpa Naylor (1996); Briere y Elliott (1994); Cerezo (1995); CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS INICIALES DEL ABUSO SEXUAL
estigmatización Hébert et al. (2006); Ligezinska et al. (1996); Manna- INFANTIL: PROBLEMAS FUNCIONALES
rino y Cohen (1986); Oates et al., (1985); Oates et
al. (1994); Quas, Goodman y Jones (2003); Stern et Sintomatología Estudios
al. (1995); Swanston et al. (1997); Tebutt et al.
(1997) Problemas de sueño Mannarino y Cohen (1986)
(pesadillas)
Trastorno por estrés Ackerman et al. (1998); Briere y Elliott (1994); Hall
postraumático (1999); McLeer et al. (1998); Timmons-Mitchell, Pérdida del control de Mannarino y Cohen (1986); Morrow, Yeager y
Chandler-Holtz y Semple (1997); Tremblay, Hébert y esfínteres (enuresis y Lewis (1997)
Piché (2000) encopresis)

Ideación y conducta Aglan, Kerfoot y Pickles (2008); Brand et al. (1996); Trastornos de la con- Briere y Elliott (1994); Swanston et al. (1997)
suicida Briere y Elliott, (1994); Garnefski y Arends (1998); ducta alimentaria
autolesiones Garnefski y Diekstra (1997); Martin et al. (2004);
McLeer et al. (1998); Swanston et al. (1997) Quejas somáticas Cohen y Mannarino (1988)

137
Artículos CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS INICIALES
DEL ABUSO SEXUAL INFANTIL

Conducta sexualizada narse con conductas promiscuas y embarazos no desea-


La presencia de conductas sexualizadas, también deno- dos en la adolescencia (Fiscella, Kitzman, Cole, Sidora y
minadas comportamientos erotizados, es uno de los pro- Olds, 1998), aumentando el riesgo de revictimización
blemas más frecuentes en víctimas de abuso sexual de la víctima de abuso sexual en etapas posteriores.
infantil, siendo tomada habitualmente como un indicador La prostitución en víctimas de abuso sexual infantil me-
de marcada fiabilidad para su detección. Como ejem- nores de edad es también uno de los problemas relacio-
plo, en la revisión de Bromberg y Jonson (2001) los au- nado con el área de la sexualidad encontrado por
tores indican que la conducta sexualizada es 15 veces algunos autores, especialmente en determinados países
más probable en menores víctimas de abuso sexual que asiáticos y latinoamericanos (Cusick, 2002).
en no víctimas. Sin embargo, estas conductas no son ex- En general destaca, como afirma Barudy (1993), el rá-
clusivas de las víctimas de abuso sexual y pueden produ- pido y prematuro crecimiento con que las víctimas de
cirse por otros motivos diferentes a la experiencia de abuso sexual infantil se desarrollan a nivel de su sexuali-
abuso como son la vivencia de otras experiencias de ca- dad, contrastando con las dificultades que presentan pa-
rácter violento (ser víctima de maltrato físico o testigo de ra crecer en el plano psicoafectivo y relacional.
violencia familiar) o las actitudes familiares respecto al
sexo, entre otras (Friedrich, Fisher, Broughton, Houston y Conformidad compulsiva
Shafran, 1998). Crittenden y DiLalla (1988) propusieron la existencia de
Diversos autores han estudiado aquellas conductas se- un patrón de conducta específico, denominado de con-
xuales que pueden considerarse normativas según la formidad compulsiva, utilizado por algunas víctimas de
edad (Brilleslijper-Kater y Baartman, 2000; Friedrich et malos tratos, abuso sexual y negligencia para acomo-
al., 1998) y el género (Sandnabba, Santtila, Wannäs y darse a su situación y poder sobrevivir, física y psicoló-
Krook, 2003) y las han comparado con las que presen- gicamente a ésta. Los autores definen esta estrategia
tan la mayoría de víctimas de abuso sexual infantil, ilus- como la presencia de un comportamiento conformista y
trando la elevada frecuencia de conocimientos y vigilante en los niños y niñas víctimas de malos tratos,
conductas sexualizadas y no normativas en estas vícti- que reduce el riesgo de comportamientos hostiles y vio-
mas (Cohen y Mannarino, 1988; Einbender y Friedrich, lentos por parte de sus agresores y aumenta la probabi-
1989; Mannarino y Cohen, 1986), incluso en edades lidad de interacciones agradables con ellos. En el
muy tempranas (Mian, Marton y LeBaron 1996). estudio, las víctimas de abuso sexual fueron aquellas que
Por otro lado, algunos autores han confirmado que las presentaban un mayor nivel de conformidad compulsiva.
conductas sexualizadas en la infancia parecen relacio- No obstante, si bien los autores inicialmente abogan por

TABLA 5
CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS INICIALES DEL ABUSO SEXUAL
INFANTIL: PROBLEMAS DE CONDUCTA

Sintomatología Estudios

Conducta sexualizada - masturbación compulsiva Cohen y Mannarino (1996); Friedrich, Grambsch, Damon, Hewitt, Koverola, Lang et al.
- imitación de actos sexuales (1992); Hébert et al. (2006)
- uso de vocabulario sexual inapropiado
- curiosidad sexual excesiva
- conductas exhibicionistas

Conformidad compulsiva Crittenden y DiLalla (1988)

Conducta disruptiva y - hostilidad Ackerman et al. (1998); Alessandri (1991); Briere y Elliott (1994); Garnefski y Diekstra
disocial - agresividad (1997); Hébert et al. (2006); Kaufman (1996); Wolfe y Birt (1997)
- ira y rabia

- trastorno oposicionista desafiante Ackerman et al. (1998); Cohen y Mannarino (1988); Dykman et al. (1997); Garnefski y
Diekstra (1997); Swanston et al. (1997); Tebutt et al. (1997)

138
NOEMÍ PEREDA BELTRAN Artículos

el efecto adaptativo de esta estrategia, también alertan ta sexualizada, ya que el resto de problemas menciona-
del riesgo que implica si se generaliza al resto de rela- dos también se encontraban presentes en la mayoría de
ciones interpersonales de la víctima, como suele suceder muestras clínicas.
en casos de abuso sexual infantil. Sin embargo, la revisión realizada por Trickett y McBri-
de-Chang (1995) sobre el impacto psicológico del mal-
Conducta disruptiva y disocial trato infantil, incluyendo la experiencia de abuso sexual,
En el extremo opuesto, algunos autores han obtenido ha mostrado la existencia de múltiples consecuencias psi-
una elevada frecuencia de conductas de carácter disrup- cológicas en estas víctimas. En este trabajo se incluyeron
tivo y disocial en víctimas de abuso sexual infantil, inclui- únicamente artículos con apropiados grupos control y
das dentro de la denominada sintomatología comparables al grupo de estudio en características so-
externalizante según la categorización de Achenbach ciodemográficas, confirmándose un cierto patrón evoluti-
(1991), especialmente en víctimas de sexo masculino vo para la sintomatología presentada por víctimas de
(Romano y De Luca, 2001). Los autores difieren en las abuso sexual infantil, con más problemas internalizantes
frecuencias obtenidas para este tipo de conductas en víc- en la edad preescolar (especialmente enuresis, ansiedad
timas de abuso sexual, oscilando entre el 2% indicado y quejas somáticas) y la aparición de problemas exter-
en el estudio de Mannarino y Cohen (1986) para ambos nalizantes en períodos posteriores (como conductas dis-
sexos; y el 25,3% para mujeres y el 58,4% para varo- ruptivas y delincuencia), así como una mayor presencia
nes en el trabajo de Garnefski y Diekstra (1997). en las víctimas mayores de sintomatología disociativa y
Algunas víctimas crecen en la convicción de que el em- la aparición de la depresión como principal síntoma in-
pleo de la agresividad es el mejor camino para conse- ternalizante.
guir lo que desean. Como se constata en diversos En nuestro país, las revisiones realizadas continúan
trabajos, haber sido víctima de abusos en la infancia pa- constatando que las víctimas de abuso sexual infantil
rece constituirse un factor de riesgo para que de adulto presentan una mayor frecuencia y un mayor nivel de sín-
se victimice a otros, conociéndose este fenómeno como tomas relacionados con las áreas emocionales, sociales,
la transmisión intergeneracional de la violencia, una de cognitivas, conductuales y funcionales, que los grupos
las consecuencias más graves del abuso sexual a nivel comparativos utilizados, si bien subrayan los problemas
social (véanse las revisiones de Widom, 1989 o Max- que presentan los diversos estudios para comparar sus
field y Widom, 1996). resultados, debido a las distintas definiciones de abuso y
a las diferentes metodologías utilizadas (Cantón y Cor-
Revisiones críticas a los estudios sobre consecuencias tés, 2000; Cerezo, 1995; Díaz, Casado F, García, Ruiz
psicológicas iniciales y Esteban 2000; Echeburúa y Guerricaechevarría, 2000;
Una de las primeras revisiones críticas sobre las conse- Simón, López y Linaza, 2000).
cuencias psicológicas del abuso sexual infantil es la rea-
lizada por Browne y Finkelhor (1986), quienes DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
analizaron los estudios publicados sobre el impacto psi- En síntesis, la revisión realizada sobre las consecuencias
cológico del abuso sexual entre 1956 y 1985. De los 26 psicológicas a corto plazo del abuso sexual infantil cons-
estudios revisados, los autores únicamente pudieron en- tata su frecuente presencia y su diversidad, así como la
contrar seis estudios publicados sobre consecuencias ini- dificultad que implica el estudio de este tema, con múlti-
ciales o a corto plazo, destacando su escasa frecuencia. ples problemas metodológicos que impiden avanzar en
Browne y Finkelhor (1986) también subrayaron las enor- el conocimiento del estado psicológico de las víctimas,
mes dificultades existentes para encontrar estudios reali- dificultando el desarrollo de programas de tratamiento
zados con víctimas de sexo masculino y el grave eficaces y específicos (Paolucci, Genuis y Violato, 2001).
problema que este desconocimiento implica para el tra- En primer lugar, los autores destacan los problemas
tamiento de estas víctimas. existentes para conseguir una amplia muestra de vícti-
Posteriormente, Beitchman y colaboradores (1991) revi- mas, especialmente en estudios con menores de edad,
saron 42 estudios con muestras infantiles y adolescentes que provocan, en muchos casos, que el tamaño muestral
concluyendo que únicamente podía considerarse como no sea suficiente para poder extraer conclusiones robus-
consecuencia propia del abuso sexual infantil la conduc- tas y definitivas sobre las consecuencias psicológicas a

139
Artículos CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS INICIALES
DEL ABUSO SEXUAL INFANTIL

corto plazo del abuso sexual infantil (Briere, 1992; Brie- ciones acontecidas antes o después de la experiencia de
re y Elliott, 1993; Trickett y McBride-Chang, 1995). abuso (Reece, 1998). El uso de instrumentos poco robus-
Cabe añadir un problema intrínseco al estudio de este tos y fiables para evaluar las consecuencias del abuso
tema y es la posible inclusión de víctimas de abuso se- sexual (Morrissette, 1999) o la utilización de análisis es-
xual no detectadas en los grupos control y que pueden tadísticos inadecuados para establecer relaciones causa-
provocar la minimización de las diferencias entre los les también han sido algunas de las críticas
grupos y, por tanto, de las consecuencias iniciales del metodológicas más frecuentemente dirigidas a estos estu-
abuso sexual infantil (Briere, 1992; Kinard, 1994). dios (Briere, 1992; Briere y Elliott, 1993).
Por otro lado, la frecuente inclusión de víctimas que A pesar de las dificultades, como se obtiene de los tra-
han experimentado múltiples tipos de maltrato además bajos revisados, la sintomatología internalizante, princi-
del abuso sexual o la utilización de grupos de menores palmente los problemas de ansiedad (destacando la
maltratados en los diferentes estudios, sin especificar el sintomatología postraumática), depresión, baja autoesti-
tipo específico de maltrato acontecido, son importantes ma, sentimiento de culpa y estigmatización, son aquellos
sesgos en la obtención de resultados, ya que agravan las que se encuentran con mayor frecuencia en los trabajos
consecuencias psicológicas del abuso sexual y no permi- publicados en los últimos años, si bien no permiten esta-
ten establecer una sintomatología diferenciada y especí- blecer un síndrome o conjunto de síntomas específico pa-
fica para estas víctimas (Briere, 1992). Este fenómeno, ra estas víctimas.
denominado recientemente polivictimización (Finkelhor, Son también relevantes los problemas de conducta, es-
Ormrod y Turner, 2007), está siendo analizado por sus pecialmente la sexualización del comportamiento del
importantes repercusiones en el tratamiento adecuado de menor, pudiendo ser de gran utilidad como indicadores
las victimas. de una situación de abuso sexual, si bien siempre deben
Es importante tener en cuenta la fuente de la que se ob- investigarse en profundidad otros posibles motivos que
tiene la muestra de estudio ya que, en muchos casos, las hayan podido llevar al niño o niña a exhibir estos com-
muestras provienen de agencias de protección infantil, portamientos.
que suelen incluir los casos más graves, sobrestimando Cabe destacar que los autores que examinan las conse-
la severidad de los síntomas del abuso sexual infantil. cuencias iniciales del abuso sexual infantil sitúan éstas
En relación con la evaluación psicológica a corto plazo siempre en menores de edad, ya sean preescolares, es-
de las víctimas de abuso sexual, la mayoría de estudios colares, preadolescentes o adolescentes. Sin embargo,
utilizan únicamente una fuente de obtención de informa- son pocos los estudios que, basándose en teorías del de-
ción (el cuidador no agresor, habitualmente la madre) sarrollo, realizan una diferenciación de la sintomatolo-
con el sesgo que, en muchos casos, este método puede gía presentada por los diversos grupos de edad, si bien
llegar a implicar (Kinard, 1998; McGee, Wolfe, Yuen, diversos autores defienden la necesidad de esta diferen-
Wilson y Carnochan, 1995). Otros autores defienden el ciación (Alessandri, 1991; Beitchman et al., 1991;
grave problema que implica el uso de un único infor- Black, Dubowitz y Harrington, 1994; Cerezo, 1995; Cic-
mante en casos de abuso sexual infantil, sin embargo chetti y Toth, 1995). Abogamos por que, tal y como pro-
consideran que los cuidadores son aquellos que mejor pone Finkelhor (1995), futuros estudios sigan analizando
pueden evaluar el estado de las víctimas, incluso mejor las consecuencias psicológicas del abuso sexual infantil
que ellas mismas (Kendall-Tackett et al., 1993). desde la perspectiva de la developmental victimology o
Finalmente, las revisiones destacan también la falta de victimología del desarrollo, considerando el riesgo y el
control de variables que pueden interferir en el estado de impacto de la victimización según los diferentes estadios
la víctima (como la existencia de problemas familiares) y del desarrollo.
ser la causa de los síntomas observados, independiente- Es también importante tener en cuenta la función de las
mente de la experiencia de abuso sexual infantil (Brom- denominadas variables mediadoras o moderadoras entre
berg y Johnson, 2001; Lakey y Heller, 1985). la experiencia de abuso sexual y el desarrollo de esta sin-
Respecto a este problema, la mayoría de autores reali- tomatología. La presencia o ausencia de ciertas variables
zan estudios transversales que impiden confirmar que los no únicamente relacionadas con las características objeti-
síntomas evaluados son consecuencias del abuso sexual vas del estresor (frecuencia y duración del abuso, coerción
y que estos mismos síntomas no se deben a otras situa- física por parte del agresor) sino también con factores in-

140
NOEMÍ PEREDA BELTRAN Artículos

dividuales (sentimiento de culpa, autoestima, estrategias Alessandri, S. M. (1991). Play and social behavior in
de afrontamiento) y psicosociales (apoyo social tras la re- maltreated preschoolers. Development and Psychopat-
velación, revictimización en los juzgados), de manera hology, 3, 191-205.
consistente, facilitaría la aparición de trastornos psicopa- Barudy, J. (1993). Dictaduras familiares, abuso sexua-
tológicos, mientras que la presencia o ausencia de otras les, incesto. Estrategias terapéuticas. II Congreso Esta-
variables minimizaría o anularía los posibles efectos psi- tal sobre Infancia Maltratada. Bilbao: Servicio Central
cológicos relacionados con esa situación y proporcionaría de Publicaciones del Gobierno Vasco. Vitoria-Gasteiz.
al individuo la capacidad de resistencia frente a ese estre- Beitchman, J. H., Zucker, K. J., Hood, J. E., DaCosta, G.
sor (Compas y Phares, 1991; Lazarus y Folkman, 1984). A. y Akman, D. (1991). A review of the short-term ef-
Los estudios realizados al respecto parecen confirmar fects of child sexual abuse. Child Abuse & Neglect,
que un importante porcentaje de víctimas de abuso se- 15, 537-556.
xual infantil no presenta repercusiones psicológicas tras Black, M., Dubowitz, H. y Harrington, D. (1994). Sexual
esa experiencia. Autores como Echeburúa (2004) sitúan abuse: Developmental differences in children’s beha-
ese porcentaje de resistencia en un 30% de las víctimas a vior and self-perception. Child Abuse & Neglect, 18,
corto plazo y en un 70% a la largo plazo. 85-95.
Es conveniente determinar, por tanto, las variables que Brand, E. F., King, C. A., Olson, E., Ghaziuddin, N. y
puedan estar asociadas con la presencia o ausencia de Naylor, M. (1996). Depressed adolescents with a his-
sintomatología psicológica en víctimas de abuso sexual tory of sexual abuse: Diagnostic comorbidity and sui-
infantil. Si bien será imposible intervenir sobre las varia- cidality. Journal of the American Academy of Child
bles relacionadas con el agresor y con las características and Adolescent Psychiatry, 35 (1), 34-41.
de la experiencia de abuso tras la vivencia de éste, otras Briere, J. (1992). Methodological issues in the study of
variables referidas a la víctima y a su entorno pueden sexual abuse effects. Journal of Consulting and Clini-
cambiarse, abriéndose un importante campo de trabajo cal Psychology, 60 (2), 196-203.
de prevención terciaria. Un mejor conocimiento de las Briere, J. y Elliot, D.M. (1993). Sexual abuse, family en-
variables mediadoras relacionadas con la experiencia vironment, and psychological symptoms: On the vali-
de abuso sexual infantil permitirá un mejor tratamiento dity of statistical control. Journal of Consulting and
de estas víctimas, así como la prevención de posibles Clinical Psychology, 61 (2), 284-288.
problemas psicológicos posteriores. Briere, J. y Elliot, D. M. (1994). Immediate and long-term
impacts of child sexual abuse. The Future of Children,
REFERENCIAS 4 (2), 54-70.
Achenbach, T. M. (1991). Manual for the Child Behavior Brilleslijper-Kater, S. N. y Baartman, H. E. M. (2000).
Checklist/4-18 and 1991 Profile. Burlington, VT: Uni- What do young children know about sex?. Research
versity of Vermont Department of Psychiatry. on the sexual knowledge of children between the ages
Ackerman, P. T., Newton, J. E. O., McPherson, W. B., of 2 and 6. Child Abuse Review, 9, 166-182.
Jones, J. G. y Dykman, R. A. (1998). Prevalence of Bromberg, D. S. y Johnson, B. T. (2001). Sexual interest
post traumatic stress disorder and other psychiatric in children, child sexual abuse, and psychological se-
diagnoses in three groups of abused children (sexual, quelae for children. Psychology in the Schools, 38 (4),
physical and both). Child Abuse & Neglect, 22 (8), 343-355.
759-774. Browne, A. y Finkelhor, D. (1986). Impact of child sexual
Aglan, A., Kerfoot, M. y Pickles, A. (2008). Pathways abuse: A review of the research. Psychological Bulle-
from adolescent deliberate self-poisoning to early tin, 99 (1), 66-77.
adult outcomes: A six year follow-up. Journal of Child Cantón Duarte, J. y Cortés Arboleda, M. R. (2000). Guía
Psychology & Psychiatry, 49 (5), 508-515. para la evaluación del abuso sexual infantil. Madrid:
Ahmadkhaniha, H. R., Shariat, S. V., Torkaman-nejad, Pirámide.
S. y Moghadam, M. M. H. (2007). The frequency of Cerezo Jiménez, M. A. (1995). El impacto psicológico
sexual abuse and depression in a sample of street del maltrato: primera infancia y edad escolar. Infan-
children of one of deprived districts of Tehran. Journal cia y Aprendizaje, 71, 135-157.
of Child Sexual Abuse, 16 (4), 23-62. Cicchetti, D. y Toth, S. L. (1995). A developmental psy-

141
Artículos CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS INICIALES
DEL ABUSO SEXUAL INFANTIL

chopathology perspective on child abuse and neglect. velopmental perspective. American Journal of Ort-
Journal of the American Academy of Child and Ado- hopsychiatry, 65 (2), 177-193.
lescent Psychiatry, 34 (5), 541-565. Finkelhor, D., Ormord, R. K. y Turner, H. A. (2007).
Cohen, J. A. y Mannarino, A. P. (1988). Psychological Poly-victimization: a neglected component in child vic-
symptoms in sexually abused girls. Child Abuse & Ne- timization. Child Abuse & Neglect, 31, 7-26.
glect, 12, 571-577. Fiscella, K., Kitzman, H. J., Cole, R. E., Sidora, K. J. y
Cohen, J. A. y Mannarino, A. P. (1996a). The Weekly Olds, D. (1998). Does child abuse predict adolescent
Behavior Report: A parent-report instrument for se- pregnancy?. Pediatrics, 101 (4), 620-624.
xually abused preschoolers. Child Maltreatment, 1 (4), Friedrich, W. N., Fisher, J., Broughton, D., Houston, M.
353-360. y Shafran, C. R. (1998). Normative sexual behavior in
Compas, B. E. y Phares, V. (1991). Stress during child- children: A contemporary sample. Pediatrics, 101 (4),
hood and adolescence: Sources of risk and vulnerabi- 1-8.
lity. En E. M Cummings, A. L. Greene y K. H. Karraker Friedrich, W. N., Grambsch, P., Damon, L., Hewitt, S.
(Eds.) Life-span developmental psychology: perspecti- K., Koverola, C., Lang, R. A., et al. (1992). Child Se-
ves on stress and coping (pp. 111-129). Hillsdale, NJ: xual Behavior Inventory: Normative and clinical com-
Lawrence Erlbaum Associates, Inc. parisons. Psychological Assessment, 4 (3), 303-311.
Cosentino, C. E., Meyer-Bahlburg, H. F. L., Alpert, J. L., Garnefski, N. y Arends, E. (1998). Sexual abuse and
Weinberg, S. L. y Gaines, R. (1995). Sexual behavior adolescent maladjustment: differences between male
problems and psychopathology symptoms in sexually and female victims. Journal of Adolescence, 21, 99-
abused girls. Journal of the American Academy of 107.
Child and Adolescent Psychiatry, 34 (8), 1033-1042. Garnefski, N. y Diekstra, R. F. W. (1997). Child sexual
Crittenden, P. M. y DiLalla, D. L. (1988). Compulsive abuse and emotional and behavioral problems in
compliance: The development of an inhibitory coping adolescence, gender differences. Journal of the Ame-
strategy in infancy. Journal of Abnormal Child Psy- rican Academy of Child and Adolescent Psychiatry,
chology, 16 (5), 585-599. 36 (3), 323-329.
Cusick, L. (2002). Youth prostitution: A literature review. Green, A. H. (1993). Child sexual abuse: Immediate and
Child Abuse Review, 11, 230-251. long-term effects and intervention. Journal of the Ame-
Díaz Huertas, J. A., Casado Flores, J., García García, rican Academy of Child and Adolescent Psychiatry,
E., Ruiz Díaz, M. A. y Esteban Gómez, J. (Dir.) 32, 890-902.
(2000). Atención al abuso sexual infantil. Madrid: Hall, D. K. (1999). ‘Complex’ posttraumatic stress disor-
Instituto Madrileño del Menor y la Familia. Consejería der/disorders of extreme stress (CP/DES) in sexually
de Servicios Sociales. abused children : An exploratory study. Journal of
Dykman, R. A., McPherson, B., Ackerman, P. T., New- Child Sexual Abuse, 8 (4), 51-71.
ton, J. E. O., Mooney, D. M., Wherry, J., et al. Hébert, M., Tremblay, C., Parent, N., Daignault, I. V. y
(1997). Internalizing and externalizing characteristics Piché, C. (2006). Correlates of behavioral outcomes in
of sexually and /or physically abused children. Inte- sexually abused children. Journal of Family Violence,
grative Physiological and Behavioral Science, 32 (1), 21, 287-299.
62-74. Kaufman, J. (1996). Child abuse. Current Opinion in
Echeburúa, E. (2004). Superar un trauma. El tratamiento Psychiatry, 9 (4), 251-256.
de las víctimas de sucesos violentos. Madrid: Pirámide. Kendall-Tackett, K. A., Meyer Williams L. y Finkelhor, D.
Echeburúa, E. y Guerricaechevarría, C. (2000). Abuso (1993). Impact of sexual abuse on children: A review
sexual en la infancia, víctimas y agresores. Un enfo- and synthesis of recent empirical studies. Psychologi-
que clínico. Barcelona: Ariel. cal Bulletin, 113 (1), 164-180.
Einbender, A. J. y Friedrich, W. N. (1989). Psychologi- Kinard, E. M. (1994). Methodological issues and practi-
cal functioning and behavior of sexually abused girls. cal problems in conducting research on maltreated
Journal of Consulting and Clinical Psychology, 57 (1), children. Child Abuse & Neglect, 18 (8), 645-656.
155-157. Kinard, E. M. (1998). Depressive symptoms in maltrea-
Finkelhor, D. (1995). The victimization of children: A de- ted children from mother, teacher, and child perspecti-

142
NOEMÍ PEREDA BELTRAN Artículos

ves. Violence and Victims, 13 (2), 131-147. Morrissette, P. J. (1999). Post-traumatic stress disorder in
Kinard, E. M. (2001a). Perceived and actual academic child sexual abuse: Diagnostic and treatment conside-
competence in maltreated children. Child Abuse & rations. Child & Youth Care Forum, 28 (3), 205-219.
Neglect, 25, 33-45. Morrow, J., Yeager, C. A. y Lewis, D. O. (1997). Enco-
Kinard, E. M. (2001b). Characteristics of maltreatment presis and sexual abuse in a sample of boys in resi-
experience and academic functioning among maltrea- dential treatment. Child Abuse & Neglect, 21 (1),
ted children. Violence and Victims, 16 (3), 323-337. 11-18.
Lakey, B. y Heller, K. (1985). Response biases and the Oates, R. K., Forrest, D. y Peacock, A. (1985). Self-este-
relation between negative life events and psychologi- em of abused children. Child Abuse & Neglect, 9,
cal symptoms. Journal of Personality and Social Psy- 159-163.
chology, 49 (6), 1662-1668. Oates, R. K., O’Toole, B. I., Lynch, D. L., Stern, A. y Coo-
Lazarus, R. S. y Folkman, S. (1984). Stress, appraisal ney, G. (1994). Stability and change in outcomes for
and coping . New York: Springer Publishing Com- sexually abused children. Journal of the American
pany. Academy of Child and Adolescent Psychiatry, 33 (7),
Ligezinska, M., Firestone, P., Manion, I. G., McIntyre, J., 945-953.
Ensom, R. y Wells, G. (1996). Children’s emotional Paolucci, E. O., Genuis, M. L. y Violato, C. (2001). A
and behavioral reactions following the disclosure of meta-analysis of the published research on the effects
extrafamilial sexual abuse: Initial effects. Child Abuse of child sexual abuse. The Journal of Psychology, 135
& Neglect, 20 (2), 111-125. (1), 17-36.
López, F. (1993). Efectos de los abusos sexuales de me- Putnam, F. (2003). Ten-year research update review:
nores. II Congreso Estatal sobre Infancia Maltratada. Child sexual abuse. Journal of the American Academy
Bilbao: Servicio Central de Publicaciones del Gobier- of Child and Adolescent Psychiatry, 42 (3), 269-278.
no Vasco. Quas, J. A., Goodman G. S. y Jones, D. P. H. (2003).
López, F. (1994). Los abusos sexuales de menores. Lo Predictors of attributions of self-blame and internali-
que recuerdan los adultos . Madrid: Ministerio de zing behavior problems in sexually abused children.
Asuntos Sociales. Journal of Child Psychology and Psychiatry, 44 (5),
Mannarino, A. P. y Cohen, J. A. (1986). A clinical-de- 723-736.
mographic study of sexually abused children. Child Reece, R.M. (1998). Behavioral manifestations of child
Abuse & Neglect, 10, 17-23. sexual abuse: Response. Child Abuse & Neglect, 22
Martin, G., Bergen, H. A., Richardson, A. S., Roeger, L. (6), 533-535.
y Allison, S. (2004). Sexual abuse and suicidality: Romano, E. y De Luca, R. V. (2001). Male sexual abuse:
Gender differences in a large community sample of A review of effects, abuse characteristics, and links
adolescents. Child Abuse & Neglect, 28, 491-503. with later psychological functioning. Aggression and
Maxfield, M. G. y Widom, C. S. (1996). The cycle of Violent Behavior, 6, 55-78.
violence. Revisited 6 years later. Archives of Pediatrics Rowan, A. B. y Foy, D. W. (1993). Post-traumatic stress
and Adolescent Medicine, 150 (4), 390-395. disorder in child sexual abuse survivors: A literature
McGee, R. A., Wolfe, D. A., Yuen, S. A., Wilson, S. K. y review. Journal of Traumatic Stress, 6 (1), 3-20.
Carnochan, J. (1995). The measurement of maltreat- Runtz, M. G. y Schallow, J. R. (1997). Social support
ment: A comparison of approaches. Child Abuse & and coping strategies as mediators of adult adjustment
Neglect, 19 (2), 233-249. following childhood maltreatment. Child Abuse & Ne-
McLeer, S. V., Dixon, J. F., Henry, D., Ruggiero, K. J., glect, 21 (2), 211-226.
Escovitz, K., Niedda, T., et al. (1998). Psychopatho- Sandnabba, N. K., Santtila, P., Wannäs, M. y Krook, K.
logy in non-clinically referred sexually abused chil- (2003). Age and gender specific sexual behaviors in
dren. Journal of the American Academy of Child and children. Child Abuse & Neglect, 27, 579-605.
Adolescent Psychiatry, 37 (12), 1326-1333. Shonk, S. M. y Cicchetti, D. (2001). Maltreatment, compe-
Mian, M., Marton, P. y LeBaron, D. (1996). The effects of tency deficits, and risk for academic and behavioral ma-
sexual abuse on 3- to 5- year – old girls. Child Abuse ladjustment. Developmental Psychology, 37 (1), 3-17.
& Neglect, 20 (8), 731-745. Simón Rueda, C., López Taboada, J. L. y Linaza Iglesias,

143
Artículos CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS INICIALES
DEL ABUSO SEXUAL INFANTIL

J. L. (2000). Maltrato y desarrollo infantil. Madrid: Tremblay, C., Hébert, M. y Piché, C. (2000). Type I and
Comillas. type II posttraumatic stress disorder in sexually abused
Stern, A. E., Lynch, D. L., Oates, R. K., O’Toole, B. I. y children. Journal of Child Sexual Abuse, 9 (1), 65-90.
Cooney, G. (1995). Self esteem, depression, beha- Trickett, P. K. y McBride-Chang, C. (1995). The develop-
viour and family functioning in sexually abused chil-
mental impact of different forms of child abuse and
dren. Journal of Child Psychology and Psychiatry, 36
neglect. Developmental Review, 15, 311-337.
(6), 1077-1089
Swanston, H. Y., Tebutt, J. S., O’Toole, B. I. y Oates, R. Weinstein, D., Staffelbach, D. y Biaggio, M. (2000). At-
K. (1997). Sexually abused children five years after tention-deficit hyperactivity disorder and posttraumatic
presentation: A case-control study. Pediatrics, 100 (4), stress disorder: Differential diagnosis in childhood se-
600-608. xual abuse. Clinical Psychology Review, 20 (3), 359-
Tebutt, J. S., Swanston, H. Y., Oates, R. K. y O’Toole, B. 378.
I. (1997). Five years after child sexual abuse: Persis- Widom, C. S. (1989). Does violence beget violence?. A
ting dysfunction and problems of prediction. Journal
critical examination of the literature. Psychological Bu-
of the American Academy of Child and Adolescent
lletin, 106 (1), 3-28.
Psychiatry, 36 (3), 330-339.
Timmons-Mitchell, J., Chandler-Holtz, D. y Semple, W. Wolfe, V. V. y Birt, J. (1997). Child sexual abuse. En, E.
D. (1997). Post-traumatic stress disorder symptoms in J. Mash y L. G. Terdal (Eds.). Assessment of childhood
child sexual abuse victims and their mothers. Journal disorders (pp. 569-623). Nueva York: The Guilford
of Child Sexual Abuse, 6 (4), 1-14. Press.

144

Вам также может понравиться