Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
El año de la fe que estamos viviendo fue convocado a modo de jubileo por los
50 años del Concilio Vaticano II. Y como nos decía el Papa Benedicto XVI
debemos mirar sus textos que “no pierden su belleza ni su esplendor”. Uno
de los documentos más importantes del Concilio fue la Lumen Gentium sobre
el misterio de la Iglesia. La gran pregunta que presidía el concilio era: ¿Iglesia
qué dices de ti misma?.Y para responder tuvo que mirar a Jesucristo. Siempre
que en la Iglesia queremos descubrir la naturaleza más íntima y profunda de
algo tenemos que volver a mirar y a preguntar a Jesucristo. Mirando al más
hermoso de los hombres como dice el cantar de los cantares desvelaremos el
verdadero rostro de la Iglesia, de los ministerios eclesiales y muy
particularmente el del Coordinador.
Ahora bien que nos dice el concilio sobre la Iglesia: “La Iglesia es en Cristo
como un sacramento, o sea signo e instrumento de la unión íntima con Dios y
de la unidad de todo el género humano”. LG1
Sin lugar a dudas el misterio de la Iglesia no puede ser abarcado en una
definición, pero queda claro que los padres conciliares han optado por
subrayar una eclesiología de comunión. La iglesia es el lugar, el medio, el
instrumento de la comunión con Dios y con los hombres. Si queremos saber
que supone una eclesiología de comunión lo vamos a descubrir en el capítulo
IV del documento NMI del venerable Juan Pablo II. Allí nos decía que
debemos hacer de la Iglesia “casa y escuela de comunión”. Este hacer se
construye sobre una espiritualidad de comunión. Espiritualidad de comunión 2
que es ante todo una mirada al Misterio de la Santísima Trinidad.
Sólo así en íntima comunión con Dios y con las cosas que son de Dios podrá
ser servidor de los hombres en aquellas cosas que se refieren a Dios.
Planteadas desde esta perspectiva las cosas podríamos hablar de un
sacerdocio del coordinador de catequesis. La misión que se le ha asignado
supone que sea un gran conocedor de Dios, que vino a salvarnos en su
amado Hijo Jesucristo. Conocedor y amante de una Iglesia que a pesar de sus
miserias y pecados sigue siendo la esposa mística de Cristo y la delegada por
el Maestro para extender el Evangelio hasta los confines de la tierra. Pero
además deberá ser un gran conocedor y amante de los hombres. Se espera
del coordinador que sea un experto en humanidad, un hombre que desde la
sabiduría divina sepa escuchar siempre pero hablar solo cuando sea 2
necesario. Recordar que las palabras más significativas y fuertes brotan del
silencio. Hombre de la sensibilidad, que al igual que Cristo lo lleve a
conmoverse entrañablemente por las dolencias de la gente; y muy
especialmente por las de los catequistas, “estos siempre son evangelizadores
heridos”. Presto a aplicar siempre no la ley que mata, sino la ley del espíritu
que da vida. Al igual que el maestro será el amigo de los catequistas, el que
conoce a cada uno por su nombre. Este conocimiento será siempre
indispensable para descubrir en cada uno de ellos sus talentos y capacidades,
a fin de que cada miembro del equipo parroquial de catequesis ocupe su
lugar, desempeñe su rol eficazmente y contribuye desde su lugar al
crecimiento del conjunto.
Eventualmente otros.
• Busca, antes que todo, ser un testigo de Cristo para sus hermanos, por 2
su vida de fe, de oración y de caridad…
• Es indispensable (de ser posible) que haya realizado los cursos exigidos
normalmente en su diócesis a los catequistas de base.