Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
OBJETIVOS.
DESARROLLO.
La palabra delito proviene del latín delinquere, que significa aparatarse del buen
camino, alejarse del sendero señalado por la Ley.
Ernesto Von Beling, define al delito como una acción típica, antijurídica, culpable
subsumible bajo una sanción penal adecuada y que satisfaga las condiciones de
punibilidad.
A partir de Manzini la doctrina a tratado de elaborar una autentica noción sobre los
presupuestos, ya que sin estos no existiría el delito, dicho autos considera como
presupuestos los elementos positivos y negativos anteriores al hecho.
a) El sujeto activo,
b) El sujeto pasivo,
c) El bien lesionable, y
d) La norma descriptiva considerada en si misma.
Para Porte Petit, el presupuesto del delito, lo considera como la existencia de estos,
es así como la conducta o del hecho, los presupuestos son los antecedentes
jurídicos y previos a la realización de la conducta o del hecho descritos en el tipo y
de cuya existencia depende el título del delito respectivo, mencionando que pueden
ser generales o especiales.
OBJETIVOS.
DESARROLLO.
a) Manifestación de voluntad;
b) Resultado;
c) Relación Causal.
Cavallo nos indica, que omisión puede definirse como la abstención del
cumplimiento de una acción que se tenía la obligación de realizar, que se expresa
en una conducta que realiza una situación distinta de la querida por la norma.
a) Voluntad;
b) Conducta inactiva o inactividad, y
c) Deber Jurídico de obrar.
Porte Petit al tratar sobre los elementos de la omisión simple afirma que son:
a) Voluntad;
b) Inactividad o no hacer; y
c) Un deber de obrar y un deber jurídico de abstenerse que resultan violados.
Teoría de la equivalencia de las condiciones, que fue creada por Von Buri,
también conocida como conditio sine qua non, la cual dice que por causa se
entiende la suma de todas las condiciones positivas o negativas que producen
resultado y como todas las condiciones son equivalentes entre sí, por tener el mismo
valor causal, cada una de ellas a su vez debe considerarse como causa del
resultado.
Para Porte Petit considera esta teoría confusa, puesto que existen dos criterios:
Teoría de la condición más eficaz, para esta teoría considera como verdadera
causa del resultado la condición normalmente adecuada para producirlo, al igual
que la anterior al negar las demás condiciones no es aceptada.
La causalidad en los delitos de omisión, sobre todo en los delitos de omisión simple
no hay un resultado material, por tal motivo no hay un nexo de causalidad,
solamente existe tal nexo causal en los delitos de comisión por omisión, porque se
producen en el mundo exterior.
Lugar y tiempo de comisión del delito.
Esta ultima teoría se encuentra inmersa en el artículo 5 del Código Penal para el
Distrito Federal.
La ausencia de la Conducta.
a) El sueño y el sonambulismo.
b) La sugestión, la hipnosis y la narcosis.
c) La inconsciencia y los actos reflejos, y
d) La fuerza irresistible.
La Fuerza Mayor.
López Gallo define a la fuerza mayo, como una energía no humana física irresistible
padecida por un sujeto que se ve arrollado en la producción de un hecho cuyo
resultado no es posible atribuir a tal sujeto, por ser patente de su conducta.
El sueño.
El Sonambulismo.
El hipnotismo.
En el cual hay una serie de manifestaciones del sistema nervioso producidas por
una causa artificial, la exclusión del delito, lo es en razón a que se encuentra ausente
la conducta el factor psicológico pues no hay voluntad de cometer el delito.
DESARROLLO.
Mezger, dice que el tipo en el sentido propio jurídico penal, significa más bien el
injusto descrito concretamente por la Ley en sus diversos artículos y cuya
realización va ligada la sanción penal.
Ignacio Villalobos, menciona que tipo es la descripción del acto o del hecho injusto
o antisocial, en su aspecto objetivo y externo.
De tal forma que el tipo legal, es la descripción concreta hecha por al ley de una
conducta a la que en ocasiones se suma su resultado, reputada como delictuosa el
conectarse a ella, una sanción penal.
Función de la Tipicidad.
a) Normales y anormales.
Los normales se integran con elementos objetivos, de aprehensión cognoscitiva
material ( Homicidio ).
Los anormales son aquellos que incluyen elementos normativos y subjetivos, cuyo
conocimiento implica un juicio valorativo por el aplicador de la Ley .
a) Cuando hay ausencia de la calidad exigida por la ley en cuanto a los sujetos
activos y pasivo.
b) Cuando hay ausencia de objeto o bien existiendo éste no se satisfacen las
exigencias de la Ley por cuanto a sus atributos.
c) Cuando no se dan las referencias temporales o especiales requeridas en el
tipo.
d) Al no realizarse el hecho por los medios comisitos específicamente
señalados en la Ley;
e) Si faltan los elementos subjetivos del injusto legalmente exigidos.
f) Por no darse la antijuricidad especial.
OBJETIVOS.
DESARROLLO.
Javier Alba Muñoz, nos indica que el contenido ultimo de la antijuricidad que interesa
al Jus-penalista, es lisa y llanamente, la contradicción objetiva de los valores
estatales, en el núcleo mismo de todo fenómeno penal, existe solo el poder punitivo
del Estado valorando el proceso material de la realización prohibida implícitamente.
Cuello Calón, nos refiere que la antijuricidad presupone un juicio, una estimación
de la oposición existente entre el hecho realizado y una norma jurídico pena. Tal
Juicio es objetivo, por solo recaer sobre una acción ejecutada.
Carlos Binding, refiere, era frecuentísimo que el delito es contrario a la ley; así
Carrara lo definía como la infracción de la Ley del Estado, pero Carlos Binding,
descubrió que el delito no es contrario a la ley, sino más bien el acto que se ajusta
a lo previsto en la Ley penal.
Dado el doble carácter de la antijuricidad solo puede ser eliminada por una
declaración expresa del legislador, por lo que el Estado excluye la antijuricidad,
cuando no existe interés que se trata de proteger o cuando existiendo dos intereses
jurídicamente tutelados, el Derecho opta por la conservación del más valioso, de ahí
que la exclusión de la antijuricidad se funda:
a) En la ausencia de interés, y
b) En función del interés preponderante.
Las causas de justificación de acuerdo a los estudiosos del derecho son las
siguientes:
a) Legitima Defensa,
b) Estado de Necesidad,
c) Cumplimiento de un deber,
d) Ejercicio de un Derecho,
e) Obediencia jerárquica,
f) Impedimento legitimo.
Dichas causas de justificación, en los Código Penales tanto del distrito Federal como
en los demás Estados de la República, de una forma o de otra hacen alusión a
estas, tan es así que en el Estado de México, en el artículo 15 del Código Penal
vigente, refiere como causas que excluyen el delito y la responsabilidad penal.
Legitima Defensa.
Franz Von Liszt, indica a la legitima defensa cuando se repele una agresión actual
y contraria al Derecho mediante una agresión contra el atacante.
Estado de Necesidad.
Cuello Calón, nos refiere al respecto que es una situación de peligro para un bien
jurídico, que solo puede salvarse mediante la violación de otro bien jurídico.
Von Liszt, afirma que es una situación de peligro actual PATRA los intereses
protegidos por el Derecho, en el cual no queda otro medio que la violación de los
intereses de otro, jurídicamente protegidos.
Con respecto a las lesiones inferidas en el ejercicio del Derecho de corregir que
tenían los padres sobre sus hijos o ejercían la tutela, a nivel del Distrito Federal se
encuentra derogado el artículo que refería esta circunstancia, pues a la fecha al
igual que en el Estado de México dichas lesiones se encuentran agravadas de
acuerdo a lo que establece el artículo 238 fracción VII del Código Penal.
DESARROLLO.
Con respecto a los menores de edad, en el Derecho Penal, son considerados como
inimputables, pues no tienen la capacidad de ejercicio y ante esta razón se
consideran infractores, los cuales serán sometidos a un procedimiento relativo a los
menores en los artículos 415 a 419 del Código de Procedimientos Penales para el
Estado de México.
Por otra parte también hay un procedimiento para inimputables a que se refieren el
artículo 16 del Código Penal, que lo rigen los artículos 410 a 414 del Código de
Procedimientos Penales para el Estado de México.
OBJETIVOS.
DESARROLLO.
En épocas antiguas, la punición del hecho dañoso atendió al nexo objetivo existe
entre la conducta del autos y el resultado de ella. Por tanto la responsabilidad, tuvo
un carácter exclusivamente objetivo, siendo la lesión o daño causado la legitimación
de su punibilidad.
Seuffert, elabora una teoría mixta, en la cual el dolo entre a formar parte de lo
psicológico, mientras la culpa pertenece a la ética y el Derecho.
Reinhart Frank, da inicio a una corriente normativa, que implica posición diversa en
el enfoque de la culpabilidad, hace de la misma su objeto, en donde el concepto de
reprochabilidad es su esencia.
Para esta teoría la culpabilidad es la posición subjetiva del sujeto frente al hecho
realizado, la cual supone una valoración normativa.
b) La Teoría Normativa, para esta teoría la culpabilidad existe cuando hay una
conducta o hecho antijurídico.
a) La imputabilidad,
b) Las formas de culpabilidad, dolo y culpa (para algunos autores estas son
partes integrantes de la culpabilidad),
c) La ausencia de causas de exclusión de culpabilidad.
Especies de dolo, los tratadistas nos hablan en doctrina de dolo directo, indirecto,
simplemente indirecto, eventual, indeterminado, alternativo, genérico, especifico,
calificado, siendo los más importantes los siguientes:
Dolo directo, es aquel que esta penalmente tipificado y lo quiere, en donde hay
voluntad de conducta y de querer el resultado.
El delito es doloso cuando se obra conociendo los elementos del tipo penal o
previendo como posible el resultado típico queriendo o aceptando la realización del
hecho descrito por la ley.
Para lo cual hay varias teorías que nos sirven para determinar la naturaleza de la
culpa, que son:
a) La Previsibilidad.
b) La previsibilidad y evitabilidad, y
c) Defecto de la atención.
Hay dos especies de culpa, que es la consciente, con previsión o con representación
e inconsciente, sin previsión o sin representación.
Hay una distinción entre culpa consciente y dolo eventual, pues en los dos hay
voluntariedad de la conducta causal y representación del resultado delictivo, pero la
diferencia se encuentra que el dolo eventual se asume indiferencia ante el resultado
y en la culpa consciente no se quiere, se abriga la esperanza de que no se producirá.
Al igual que el dolo, la culpa se encuentra regulada en el artículo 8 fracción II, del
Código Penal para el Estado de México, pues este define que debe de entenderse
por culposo.
a) Defensa putativa;
b) Estado de necesidad putativa;
c) Ejercicio de un derecho putativo; y
d) Cumplimiento de un deber putativo.
Así mismo en el Código Penal para el Estado de México, en su artículo 16 , que nos
indica a quienes se considera como inimputables.
OBJETIVOS.
a) Concepto de punibilidad.
b) La condicionalidad objetiva de la punibilidad.
c) Las causas de excusas absolutorias.
d) Especies de excusas absolutorias.
DESARROLLO.
Concepto de punibilidad.
Al definir el delito, se expreso, que era una conducta o hecho típico, antijurídico,
culpable y punible, por tanto la punibilidad es un elemento substancial del mismo,
en consecuencia la punibilidad, es la amenaza de pena que el Estado asocia a la
violación de los deberes consignados en las normas jurídicas, dictadas para
garantizar la permanencia del orden social.
Frank Von Liszt, al define el delito, lo estima como un acto culpable contrario al
Derecho y sancionado con una pena, siendo en esta definición el último carácter el
que se otorga su carácter especifico.
Cuello Calon al definir el delito indico que es una acción punible, por tal razón la
punibilidad es requisito esencial de la formación del delito.
Jiménez de Asúa, precisa que lo característico del delito es ser punible, siendo la
punibilidad el carácter especifico del crimen, pues solo es delito el hecho humano
que al describirse en la Ley recibe una pena.
Ignacio Villalobos refiere que el delito es oposición al orden jurídico, tanto objetiva
(antijuricidad), como subjetiva (culpabilidad), mientras que la pena es la reacción de
la Sociedad, constituyendo una consecuencia ordinaria, indicando además que un
acto es punible porque es delito, pero no es delito porque esa punible, invocando la
existencia de delitos no punibles conforme a la Ley, cuando esta otorga una excusa
absolutoria.
Jiménez de Asúa las define, que con causas de impunidad o excusas absolutorias,
las que hacen que un acto típico, antijurídico, imputable a un autor y culpable, no se
asocie pena alguna por razones de utilidad pública.
En el Código Penal para el Estado de México, como para el Distrito Federal, dentro
de su redacción se establecen las excusas absolutorias.
OBJETIVOS.
DESARROLLO.
La realización del delito a lo largo de los años, se le identifica con la frase Iter-
criminis ( camino del crimen ), ya que el delito nace como idea del sujeto activo del
delito, hasta su terminación o total agotamiento.
Los delitos culposos no pasan por las estadías, por que en estos la voluntariedad
no se dirige a la producción del hecho típico penal, sino a la realización de la
conducta inicial, pues el delito culposo surge cuando el sujeto descuida las cautelas
o precauciones para evitar la alteración o lesión del orden jurídico.
a) La ideación,
b) La deliberación, y
c) La resolución.
La ideación, consiste en que en la mente del activo del delito, nace la tentación de
delinquir, que puede ser aceptada o no por el sujeto y al aceptarla en la mente puede
surgir de la deliberación.
a) Manifestación,
b) Preparación, y
c) Ejecución.
Jiménez de Asúa dice, que los actos preparatorios no constituyen la ejecución del
delito proyectado, pero se refieren a él en la intención del agente.
Sebastián Soler los define como aquellas actividades por si mismas insuficientes
para mostrar su vinculación con el propósito de ejecutar un delito determinado y
para poner en peligro efectivo un bien jurídico dado.
a) La tentativa, y
b) La Consumación.
El concepto de tentativa.
Artículo 10. Además del delito consumado es punible la tentativa y ésta lo es cuando
la intención se exterioriza ejecutando la actividad que debería producir el delito u
omitiendo la que debería producir el delito u omitiendo la que debería evitarlo, si por
causas ajenas a la voluntad del agente, no hay consumación pero si pone en peligro
el bien jurídico.
UNIDAD 3. TEMA 9
PARTICIPACION DELICTUOSA.
OBJETIVOS:
Es así como se reconoce que el hombre con su conducta, puede vulnerar varias
normas, dando origen al concurso de delitos, igualmente se acepta que varios
hombres, con sus actividades, pueden infringir una sola norma. En el primer caso
hay pluralidad de delitos; en el segundo, unidad en el delito con concurso de sujetos.
Debemos distinguir entre concurso necesario, que es cuando el tipo penal exige la
participación de varias personas, de concurso eventual, que es cuando sin que lo
exija el tipo penal, intervienen varios sujetos.
a).- Unidad en el Delito, y b).- Pluralidad de personas, solo con estos dos requisitos
se elabora el concepto de participación criminal.
a).- Un elemento material, que se identifica con el hecho ejecutado, que se integra
con la conducta, resultado y nexo causal, en donde intervienen varias personas en
la comisión del delito, pues las conductas de cada una de estas personas
constituyen un resultado.
Por su parte el Código para el Distrito Federal, en materia penal, establece las reglas
de participación en sus artículos 13 y 14, como puede observarse.
EL CONCURSO DE DELITOS.
OBJETIVOS:
DESARROLLO.
El concurso de delitos se da cuando un sujeto activo del delito, con una conducta
viola varios preceptos legales, o bien cuando realiza varias infracciones derivadas
de actuaciones independientes cuando no ha recaído sentencia por alguna de ellas,
esta la conocemos como concurso.
Por lo que al estar en el concurso ideal o real, para los efectos de la pena, a lo que
establece el artículo 68 del Código Penal para el Estado de México; “ se impondrá
una pena correspondiente al delito que merezca la mayor, la que deberá
aumentarse inclusive hasta la suma de las penas de los demás delitos, sin que
el total exceda de setenta años.”
La reincidencia,
Artículo 19.- Será reincidente quien cometa un nuevo delito después de haber sido
condenado por sentencia ejecutoriada. Si ésta fue dictada por un órgano jurisdiccional del
país o del extranjero, será menester que la condena sea por un delito que tenga ese
carácter en este código. No habrá reincidencia si ha transcurrido desde la fecha de la
sentencia ejecutoria un término igual al de la prescripción de la pena.
Octava Época
Instancia: TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL PRIMER
CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: XV, Enero de 1995
Tesis: I.3o.P. 137 P
Página: 299
Amparo directo 479/94. José Rodríguez Olguín. 15 de abril de 1994. Unanimidad de votos.
Ponente: Guillermo Velasco Félix. Secretario. Ignacio Manuel Cal y Mayor García.
Octava Época
Amparo directo 349/93. Ma. del Refugio Amézquita de Cabrera y otro. 26 de agosto de
1993. Unanimidad de votos. Ponente: Augusto Benito Hernández Torres. Secretario: Rafael
Sánchez Acosta.
Octava Época
Instancia: SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL TERCER
CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: XIII, Mayo de 1994
Página: 536
Octava Época
Instancia: TERCER TRIBUNAL COLEGIADO DEL CUARTO CIRCUITO.
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación
Tomo: 74, Febrero de 1994
Tesis: IV.3o. J/33
Página: 61
Amparo directo 143/90. Erasmo Cruz Chávez. 16 de mayo de 1990. Unanimidad de votos.
Ponente: Ramiro Barajas Plasencia. Secretario: Jesús María Flores Cárdenas.
Amparo directo 256/90. Manuel Ramírez Téllez. 7 de julio de 1993. Unanimidad de votos.
Ponente: Enrique Cerdán Lira. Secretario: Raúl Alvarado Estrada.
Octava Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación
Tomo: 71, Noviembre de 1993
Tesis: 1a./J. 6/93
Página: 14
Contradicción de tesis 10/92. Entre las sustentadas por el Primer (antes único) y Segundo
Tribunales Colegiados en Materia Penal del Tercer Circuito, con residencia en la ciudad de
Guadalajara, Jalisco. 3 de mayo de 1993. Unanimidad de cuatro votos. Ausente: Luis
Fernández Doblado. Ponente: Victoria Adato Green. Secretaria: Idalia Peña Cristo.
Tesis de Jurisprudencia 6/93. Aprobada por la Primera Sala de este alto Tribunal, en sesión
del nueve de agosto de mil novecientos noventa y tres, por unanimidad de cinco votos de
los señores Ministros: Presidente Ignacio M. Cal y Mayor Gutiérrez, Luis Fernández
Doblado, Victoria Adato Green, Samuel Alba Leyva y Clementina Gil de Lester.
Octava Época
Instancia: TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL SEPTIMO CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: XII, Agosto de 1993
Página: 546
Amparo directo 290/93. Pablo Romero Soto. 17 de junio de 1993. Unanimidad de votos.
Ponente: Rosa María Temblador Vidrio. Secretario: Benito Andrade Ibarra.
Octava Época
Instancia: TERCER TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEGUNDO CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: XI, Marzo de 1993
Página: 358
Véase:
Octava Época
Instancia: TRIBUNAL COLEGIADO DEL VIGESIMO CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: XI, Febrero de 1993
Página: 316
Octava Época
Instancia: SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL QUINTO CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: X, Septiembre de 1992
Página: 351
Amparo directo 108/92. Miguel Angel Mejía Soto. 22 de abril de 1992. Unanimidad
de votos. Ponente: Lucio Antonio Castillo González. Secretaria: Gloria Flores
Huerta.
Véase: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, número 44, Agosto de 1991, Tesis
relacionada, número 13, página 42.
Octava Época
Instancia: PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DEL QUINTO CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: VIII, Agosto de 1991
NOTA: Esta tesis también aparece publica en la Gaceta del Semanario Judicial de la
Federación, Número 44, de Agosto 1991, pág. 42.
Octava Época
Instancia: SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL QUINTO CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: VII, Junio de 1991
Página: 396
Amparo directo 62/89. Ariel Reyes Parra. 7 de abril de 1989. Unanimidad de votos. Ponente:
Pablo Antonio Ibarra Fernández. Secretario: Secundino López Dueñas.
Octava Época, Tomo III, Segunda Parte-2, página 657.
Octava Epoca
Instancia: PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DEL DECIMO SEGUNDO CIRCUITO.
Amparo directo 369/89. Juan Manuel Cadena Núñez. 8 de febrero de 1990. Ponente: Eliseo
Gustavo Araujo Arriaga. Secretaria: Ana María Arce Becerra.
Octava Epoca
Instancia: SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL QUINTO CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: II, Segunda Parte-2, Julio a Diciembre de 1988
Página: 468
Séptima Epoca
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: 205-216 Segunda Parte
Página: 33
Amparo directo 8832/84. Carlos Soriano Hernández. 27 de febrero de 1985. Cinco votos.
Ponente: Luis Fernández Doblado. Secretaria: María Edith Ramírez de Vidal.
La habitualidad.
Según el tenor del artículo 153 del Código Penal, la violencia doméstica ha de
ejercerse "habitualmente", para que el responsable de la misma pueda ser
sancionado al amparo de lo dispuesto en el precepto en cuestión. Sin embargo, este
concepto de "habitualidad" no esta concretado, ni definido, de modo alguno por la
susodicha norma que lo recoge, por ello, y ante esa falta de concreción, tal
concepto, en su desarrollo, ha tenido que ser creado por la doctrina jurisprudencial
en su función complementadora, llegándose a la conclusión de que es un concepto
fáctico, no sujeto a requisitos formales, como sucede, por el contrario, con la
reincidencia (Ss.T.S. de 12 de septiembre de 1991, 27 de enero de 1992, 25 de abril
y 14 y 26 de diciembre de 1994 y 22 de diciembre de 1995), de modo que para la
apreciación de aquélla se atenderá, según la reforma llevada a cabo por la Ley
Orgánica 14/1999, de 9 de junio, a los siguientes aspectos:
1º) Número de actos de violencia que resulten acreditados. Al respecto hay que
señalar que, como bien observa DEL ROSAL BLASCO (1), la doctrina se "ha
resignado" a aceptar el viejo criterio jurisprudencial, desarrollado sobre todo en
relación con el delito de receptación de exigir, al menos, la realización de tres actos
para apreciar la habitualidad (así, las Ss.T.S. de 10 de marzo, 10 de mayo y 29 de
septiembre de 1989; 20 de marzo, 11 de abril, 12 de septiembre, 16 de octubre y 11
de diciembre de 1991; 27 de enero, 17 de octubre y 3, 21 y 30 de diciembre de
1992; 16 y 25 de junio y 29 de noviembre de 1993; 25 de abril, 14 de octubre y 26
de diciembre de 1994 y 20 de abril, 18 de noviembre y 22 de diciembre de 1995).
Un sector de la doctrina, sin embargo, así como la jurisprudencia más reciente, aún
sin negar que pueda concurrir habitualidad cuando se hayan realizado tres actos,
adopta una posición crítica, y considera, con razón, que dicho criterio no puede
asumirse matemáticamente, ni operar tampoco de un modo automático, y que para
fundamentar la habitualidad debe procederse a realizar otras comprobaciones
adicionales, que podrán confirmar o desvirtuar la habitualidad, se requiere, en
consecuencia, -como declara la Sentencia de 23 de abril de 1999 de la Sección 2ª
de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife-, "una investigación minuciosa
que permita deducir, aparte de ese elemento objetivo de la realización de una serie
de actos de violencia física por parte del sujeto activo, esa inclinación o tendencia a
repetición de actos, en que radica el peligro que está en la "ratio legis" del subtipo,
a que representa un factor de riesgo para los bienes jurídicos tutelados y cuya
valoración corresponde, como un dato fáctico mas, a la categoría de lo injusto...";
debiendo de mencionar además, de otro lado, que es copiosa la Jurisprudencia que
declara que la habitualidad es de apreciar por el Tribunal de instancia en atención
a los elementos de prueba con los que se hubiese contado para formar convicción
sobre su concurrencia (S.T.S. de 20 de mayo de 1997 y en análogo sentido Ss. de
9 de mayo de 1996, 25 de abril de 1994 y 27 de enero de 1992), pero debe tenerse
en cuenta que, como advierte QUERALT (2), "el probar la habitualidad no supone
probar todas y cada una de las agresiones", pues "lo que la Ley quiere" –continúa
QUERALT- "es salir del estado de cosas en que el sujeto activo se convierte en el
tirano familiar", por lo que "para ello bastará con probar dicho estado de cosas,
siendo alguna de las violencias en concreto" –concluye QUERALT- "las muestras
de tal estado, pero no viceversa".
2º) Elemento cronológico. La doctrina (3) exige que los hechos estén ligados
temporalmente por una determinada continuidad. Igualmente la jurisprudencia
requiere una proximidad temporal entre los actos (en este sentido, Ss.T.S. de 17 de
octubre de 1992; 14 de octubre y 26 de diciembre de 1994; 20 de abril, 18 de
noviembre y 22 de diciembre de 1995). Así, la Sentencia de 20 de diciembre de
1996 de la Sala Segunda del Tribunal Supremo, entiende por habitualidad "la
repetición de actos de idéntico contenido, con cierta proximidad cronológica, siendo
doctrinal y jurisprudencialmente consideradas como tal siempre que existan al
menos agresiones cercanas", definición de la que se puede concluir, con la
Sentencia de 5 de junio de 1998 de la Sección 3ª de la Audiencia Provincial de
Gerona, que no basta con que concurran varias situaciones de violencia física
comprobadas, sino que es preciso que estas se concentren en un determinado
lapso temporal necesariamente breve que habrá de examinarse caso por caso,
desechando todo aquello que pudiera calificarse como esporádico, ocasional o
puntual; apuntando la S.T.S. de 29 de abril de 1999 que la acreditación de "palizas"
en "varias ocasiones" dentro de un mismo año se considera suficiente para que
pueda hablarse de malos tratos habituales. "Se requiere, pues, la probanza de una
continuidad y conexión temporal o cronológica entre los diversos actos violentos..."
(Sentencia de 15 de noviembre de 1999 de la Sección 1ª de la Audiencia Provincial
de Burgos).
3º) El objeto material del delito está representado por el cuerpo del sujeto o de los
sujetos que sean objeto inmediato de los actos de violencia física. Ahora bien, se
plantea el interrogante relativo a si cabe estimar que concurre el requisito de la
habitualidad no sólo cuando la pluralidad de actos violentos reveladores del hábito
haya recaído sobre una única y la misma persona –por ejemplo sobre el cónyuge-,
sino también cuando aquéllos se hayan proyectado sobre distintos sujetos; así: una
vez sobre el cónyuge, otra sobre uno de los hijos, otra sobre otro hijo, una cuarta
sobre un ascendiente, etc.
Considero que debe apreciarse un único delito aunque hayan sido varios los sujetos
sobre los que el autor haya practicado una pluralidad de actos violentos, pues el
hábito o inclinación del autor a la comisión de tales actos es una característica
personal del mismo que se constituye con independencia de cuál sea la concreta
víctima de cada uno de sus actos violentos singulares, siendo lo que constituye el
fundamento del tipo precisamente el hábito del autor en cuanto factor de riesgo
indiscriminado para la integridad y la salud personales de cualquiera de los
miembros del grupo de convivencia que sean potenciales sujetos pasivos de su
conducta violenta habitual. Factor de riesgo que, obviamente, se constituye con
independencia de que el autor fije su objeto de agresión siempre y exclusivamente
en una y la misma persona del grupo o que lo haga sobre varias de ellas. En mi
opinión, el dato de la pluralidad de víctimas deberá ser valorado como factor de
medición judicial de la pena (artículo 66.1ª del Código Penal), pero no puede
determinar la apreciación de una pluralidad de delitos. Por otro lado, al ser el hábito
una circunstancia total que se constituye unitariamente, y ser independiente de los
actos concretos que sean manifestación del hábito, la apreciación de un concurso
de delitos supondría una penalización plural del hábito y, con ello, una infracción del
non bis in idem.
4º) En el ámbito del problema concursal se plantea el caso en que los actos
singulares que constituyen el delito habitual sean por sí mismos constitutivos de otro
delito, que hubieran sido ya juzgados sin que se aplicara entonces además el delito
habitual, pero tales actos deben ser tenidos en cuenta para formar el delito habitual
cuando, en un momento posterior, se juzga al sujeto por aquél. La cuestión es si
podrán tenerse en cuenta unos hechos que ya fueron juzgados y que están
amparados por la santidad de la cosa juzgada. La Circular 1/98 de la Fiscalía
General del Estado entiende que ello no supone una doble incriminación, entre otras
razones, porque "si el art. 153 in fine permite el castigo separado tanto por las
concretas lesiones o resultados producidos cuanto por el delito del art. 153,
resultaría absurdo admitir la condena por ambas conductas si se produce en una
misma sentencia y no admitirla, sin embargo, cuando se sigan diferentes
procedimientos que desemboquen en tantas sentencias. Se estaría dejando en
manos de la suerte o de la estrategia procesal la decisión sobre la punición o no de
determinadas conductas. Si son conductas distintas y con diferente bien jurídico,...,
es indiferente para su respectiva punición que se hayan enjuiciado en el mismo
proceso, por haber actuado correctamente el mecanismo de la conexidad o por
haberse denunciado de una sola vez, o en procesos distintos". Por el contrario, la
jurisprudencia considera que si sobre alguno de los hechos singulares ha recaído
antes sentencia condenatoria, éste no puede ser computado ya para la habitualidad
(Ss.T.S. de 20 de mayo de 1997, 18 de noviembre de 1995 y 14 de octubre de
1994). La reforma introduce la posibilidad de computar los hechos juzgados para
constituir la habitualidad sin que ello suponga infracción alguna del principio de cosa
juzgada, pues ahora no se trata de juzgar de nuevo aquellos hechos, sino de juzgar
un hecho distinto, como es el ejercicio habitual de violencia y de aplicar una
consecuencia jurídica que nada tiene que ver con las que fueron aplicadas a tales
hechos ni con los supuestos de hecho específicos que fueron juzgados.
UNIDAD 4. TEMA 1.
LA PENA.
OBJETIVOS.
DESARROLLO.
Para Franz Von Liszt, es el mal que el juez infringe al delincuente a causa de su
delito para expresar la reprobación social con respecto al acto y al autor.
Cuello Calón, nos indica que la pena aspira a los siguientes fines: Obrar en el
delincuente, creando en el por el sufrimiento, motivos que le aparten del delito en lo
porvenir y reformarlo para readaptarse a la vida social, tratándose de inadaptables,
entonces la pena tiene como finalidad la eliminación del sujeto, además la pena
persigue la ejemplaridad patentizando a los ciudadanos pacíficos la necesidad de
respetar la ley.
a).- Aflictiva;
b).- Legal;
c).- Cierta;
d).- Pública;
e).- Educativa;
f).- Humana;
g).- Equivalente;
h).- Suficiente;
i).- Remisible;
j).- Reparable;
k).- Personal;
l).- Variada y
m).- Elástica.
a).- Intimidatorios;
b).- Correctivas y
c).- Eliminatorias.
De acuerdo al bien jurídico que afectan son:
La multa consiste en el pago de una suma de dinero al Estado que se fijará por
días multa, los cuales podrán ser de treinta a cinco mil.
Para los efectos de este capítulo y a falta de elementos específicos, se tomara como
base por día multa, salvo prueba en contrario:
I. Que los empleados, técnicos, profesionistas y similares, obtienen un ingreso diario
equivalente a por lo menos dos y medio veces el salario mínimo general vigente;
III. Que los de mayor jerarquía y capacidad económica que estos últimos, obtienen
ingresos diarios equivalentes a por lo menos diez veces el salario mínimo general
vigente; y
IV. Que las personas que vivan y se desarrollen en los más altos estratos
económico-sociales, obtienen ingresos diarios equivalentes a por lo menos
veinticinco veces el salario mínimo general vigente.
I. La restitución del bien obtenido por el delito, con sus frutos y accesiones, y el pago
en su caso del deterioro y menoscabo.
La restitución se hará aun en el caso de que el bien hubiere pasado a ser propiedad
de terceros; a menos que sea irreivindicable o se haya extinguido el derecho de
propiedad, los terceros serán oídos en un incidente tramitado en la forma que señala
el Código de Procedimientos Penales.
III. La indemnización del daño material y moral causado, incluyendo el pago de los
tratamientos que, como consecuencia del delito, sean necesarios para la
recuperación de la salud de la víctima.
La reparación del daño se impondrá de oficio al responsable del delito, pero cuando sea
exigible a terceros tendrá el carácter de responsabilidad civil y se tramitará en forma
incidental en los términos que fija el Código de Procedimientos Penales.
La reparación del daño proveniente del delito que deba cubrir el sentenciado tiene
el carácter de pena pública; se exigirá de oficio por el Ministerio Público, quien
deberá acreditar su procedencia y monto. Tratándose de delitos patrimoniales, será
siempre por la totalidad del daño. El ofendido o sus causahabientes podrán aportar
al Ministerio Público o al órgano jurisdiccional, en su caso, los datos y pruebas que
tengan para tal efecto, en los términos que prevenga el Código de Procedimientos
Penales.
Quien se considere con derecho a la reparación del daño y no pueda obtenerla ante
el órgano jurisdiccional penal en virtud de sobreseimiento o sentencia absolutoria,
o del no ejercicio de la acción penal por el Ministerio Público, podrá recurrir a la vía
civil en los términos de la legislación correspondiente.
I. La víctima;
II. El ofendido;
V. Sus ascendientes;
I. Los ascendientes por los delitos de sus descendientes que se hallaren bajo su
patria potestad;
II. Los tutores y los custodios por los delitos de los incapacitados que se hallen bajo
su autoridad;
IV. Las personas físicas o jurídicas colectivas por los delitos que cometan sus
obreros, jornaleros, empleados, domésticos o artesanos, con motivo y en el
desempeño de sus servicios;
V. Las personas jurídicas colectivas, por los delitos de sus socios, agentes, o
directores en los mismos términos en que, conforme a las leyes, sean responsables
de las demás obligaciones que aquéllas contraigan;
VI. En el caso de la fracción III inciso c) del artículo 15, la persona o personas
beneficiadas con la afectación del bien jurídico; y
Si las personas que tienen derecho a la reparación del daño no lo reclaman dentro de los
treinta días siguientes de haber sido requerido para ello, su importe se aplicará en forma
equitativa a la procuración y administración de justicia.
En el segundo caso, si se impone con otra pena privativa de libertad, comenzará al quedar
compurgada ésta; si la suspensión no va acompañada de prisión, empezará a contar desde
que cause ejecutoria la sentencia.
Quienes concurran con las personas que estuvieran bajo su patria potestad, tutela, curatela,
guarda, o de un sujeto a interdicción, a la comisión de un delito o cometa alguno de ellos
contra bienes jurídicos de éstos, será privado definitivamente de los derechos inherentes a
la patria potestad, tutela, curatela o la guarda.
Si el delito por el que se impuso la publicación de sentencia, fue cometido por medio
de la prensa, además de la publicación a que se refiere este artículo, se hará
también en el periódico empleado para cometer el delito, con el mismo tipo de letra,
igual color de tinta, la misma página, lugar y dimensiones.
El decomiso de los bienes producto del enriquecimiento ilícito consiste en la
pérdida de su propiedad o posesión, su importe se aplicará en forma equitativa a la
procuración y administración de justicia.
El actual Código Penal tanto del Distrito Federal como del Estado de México, para
que el Juzgador indique una pena tiene dos términos uno mínimo y otro máximo,
como puede observarse en los artículos 57 y 58 del Código Sustantivo para el
Estado, que nos indican lo siguiente:
Artículo 57.- El órgano jurisdiccional, al dictar sentencia, fijará la pena que estime
justa, dentro de los límites establecidos en el código para cada delito, considerando
la gravedad del delito y el grado de culpabilidad del sentenciado, teniendo en
cuenta:
II. La magnitud del daño causado al bien jurídico y del peligro a que hubiere sido
expuesto el ofendido;
III. Las circunstancias de tiempo, lugar, modo u ocasión del hecho realizado;
IV. La forma y grado de intervención del agente en la comisión del delito, así como
su calidad y la de la víctima u ofendido;
XII. Si tuvo tiempo para desplegar el cuidado posible y adecuado para no producir
o evitar el daño que se produjo;
La sentencia que reduzca la pena en términos del primero y segundo párrafo deberá
ser confirmada por el tribunal de alzada correspondiente, para que surta efectos.
Entretanto, la pena se entenderá impuesta sin la reducción autorizada por este
artículo.
Octava Época
Instancia: PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL TERCER
CIRCUITO.
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación
Tomo: 62, Febrero de 1993
Tesis: III.1o.P. J/6
Página: 31
Octava Época
Instancia: PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO.
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación
Tomo: 62, Febrero de 1993
Octava Época
Instancia: SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL DECIMO PRIMER CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: XI, Febrero de 1993
Página: 214
Octava Epoca
Instancia: SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL
SEPTIMO CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: XI, Febrero de 1993
Página: 223
Octava Epoca
Instancia: SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL
TERCER CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: XI, Febrero de 1993
Página: 296
Octava Epoca
Instancia: SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL QUINTO CIRCUITO.
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación
Tomo: 61, Enero de 1993
Tesis: V.2o. J/57
Página: 95
Octava Epoca
Instancia: TRIBUNAL COLEGIADO DEL DECIMO CIRCUITO.
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación
Tomo: 61, Enero de 1993
Tesis: X. J/8
Página: 109
Octava Epoca
Instancia: TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL SEPTIMO
CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: XI, Enero de 1993
Página: 235
Octava Epoca
Instancia: PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DEL DECIMO TERCER CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: X, Diciembre de 1992
Página: 284
Octava Epoca
Instancia: SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEGUNDO CIRCUITO
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: X, Diciembre de 1992
Página: 318
Véase:
Octava Epoca
Instancia: SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL
PRIMER CIRCUITO.
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación
Tomo: 59, Noviembre de 1992
Octava Epoca
Instancia: SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL DECIMO SEGUNDO
CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: X, Noviembre de 1992
Página: 307
Octava Epoca
Instancia: TERCER TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEGUNDO CIRCUITO.
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación
Tomo: 58, Octubre de 1992
Tesis: II.3o. J/34
Página: 43
APLICACIÓN DE LA PENA
Introducción.
Por tanto, el Derecho Penal no sólo debe defender a las personas contra los delitos,
sino que tiene también que garantizar los derechos individuales, que son entonces
límites al poder punitivo. En el ejercicio de la facultad punitiva del Estado, el
legislador debe propender a la realización de sus fines sociales y entre ellos, el de
asegurar la vigencia de un orden justo. Y qué mejor garantía para la nitidez de la
justicia que el establecimiento legal de la posibilidad de que la sanción se
individualice, de tal forma que su graduación guarde directa proporción con la
medida en que el hecho haya sido más o menos grave; lo cual está dado por las
circunstancias que en él hayan concurrido y que, en caso de que sean indicadoras
de menor gravedad, determinan que la sanción también pierda severidad, por lo que
son denominadas circunstancias atenuantes; las cuales son, precisamente, nuestro
objeto de estudio.
"En derecho, se usa para designar aquellos hechos, por lo común accidentales, que
influyen en los efectos jurídicos de otros con los que aparecen íntimamente
relacionados."2 El estudio de las circunstancias debe hacerse al exponer la medida
penal. Sus efectos pertenecen de lleno a la aplicación y mesuración de las penas.
Como hemos visto, las circunstancias atenuantes son elementos de adecuación que
reciben este nombre por el efecto que causan sobre la punibilidad del hecho.
Atenuar, en sentido gramatical, es poner tenue o sutil una cosa, por ello,
penalmente, atenuar es aminorar o disminuir la sanción.
Las circunstancias atenuantes no afectan la sustancia del delito, pues éste existe,
se den o no, puesto que únicamente afectan la cuantía de la pena, o sea, se trata
de algo accesorio o accidental que únicamente repercute sobre la menor gravedad
de la reacción punitiva. Por consiguiente, su existencia o inexistencia repercute en
la consecuencia jurídica de la afirmación del delito, que no es otra que la pena, y
por tanto en relación a ella deben ser analizadas.
Por otra parte, los Códigos Penales de algunos países contienen las llamadas
atenuantes específicas, sistema que consiste en la enumeración taxativa de cada
una de esas causas o circunstancias atenuantes, adicionada en algunos casos con
una fórmula de carácter general, que permite a los jueces la admisión de otras
atenuantes no especificadas en la Ley, pero que guardan cierta analogía.
España.
Como vemos, este Código recoge como atenuante a las eximentes incompletas, en
el numeral 1, considerando que la conversión de eximentes en atenuantes se
produce, especialmente en aquellas que anulan la imputabilidad del sujeto, cuando
se dan situaciones de disminución de la capacidad intelectiva y volitiva, sin la
suficiente entidad como para llegar a anularla.
En el numeral 2 la atenuante se refiere a la semi-imputabilidad del sujeto que actúa
bajo los efectos de sustancias psicotrópicas, drogas tóxicas, estupefacientes,
bebidas alcohólicas u otras semejantes, siempre que la inconsciencia causada no
haya sido plena como para constituir una eximente, y si no se ha buscado con el
propósito de delinquir.
Más adelante, este cuerpo legal en su Título III, Capítulo II sobre la aplicación de
las penas, contiene en su Primera Sección las reglas generales para la aplicación
de las penas, que expresan lo siguiente:
(...)
4- Cuando sean dos o más las circunstancias atenuantes o una sola muy
cualificada, los jueces o tribunales, razonándolo en la sentencia, podrán imponer la
pena inferior en uno o dos grados a la señalada por la Ley, aplicándolo en la
extensión que estimen pertinente, según la entidad y el número de dichas
circunstancias.
Art. 67- Las reglas del artículo anterior no se aplicaran a las circunstancias
agravantes o atenuantes que la Ley haya tenido en cuenta al describir o sancionar
una infracción, ni a las que sean de tal manera inherentes al delito que sin la
concurrencia de ellas no podría cometerse."
El Código Penal Español tiene un Libro II donde regula los delitos y sus penas. El
Titulo I trata el homicidio y sus formas.
1.- El que induzca al suicidio a otro será castigado con la pena de prisión de cuatro
a ocho años.
2- Se impondrá la pena de prisión de dos a cinco años al que coopere con actos
necesarios al suicidio de una persona.
3- Será castigado con la prisión de seis a diez años si la cooperación llegara hasta
el punto de ejecutar la muerte.
4- El que causare o cooperare activamente con actos necesarios y directos a la
muerte de otro, por la petición expresa, seria e inequívoca de éste, en el caso de
que la víctima sufriere una enfermedad grave que conduciría necesariamente a su
muerte, o que produjera graves padecimientos permanentes y difíciles de soportar,
será castigado con la pena inferior en uno o dos grados a las señaladas en los
números 2 y 3 de éste artículo."
Como vemos, en el último apartado se atenúan las penas previstas en los apartados
2 y 3, para el caso en que el auxilio o cooperación al suicidio se haya realizado por
piedad, por tanto, esta atenuante atiende al posible móvil noble que haya motivado
la comisión de los delitos previstos en los apartados señalados, si se ha tratado de
evitar a la víctima una agonía lenta y más dolorosa.
" Art. 155- En los delitos de lesiones, si ha mediado el consentimiento válido, libre,
espontánea y expresamente emitido del ofendido, se impondrá la pena inferior en
uno o dos grados."
El Título XIII de este Código Penal contiene los delitos contra el patrimonio y contra
el orden socioeconómico, pero en ninguno de sus artículos se recoge circunstancia
atenuante alguna. Lo mismo ocurre con el Título XIX que describe los delitos contra
la administración pública.
Sin embargo, el Título XX, de los delitos contra la administración de justicia, sí posee
algunas modalidades atenuadas.
Como puede apreciarse, en el apartado 2 del artículo 465 y en el apartado 3 del 466
se reduce la sanción por la misma condición de reducción de la punibilidad.
Las personas a las que se refiere el apartado 3 son: cónyuge, o personas a quien
se hallen ligados de forma estable por análoga relación de afectividad, los
ascendientes, descendientes, hermanos por naturaleza o adoptivos, o afines en los
mismos grados. Por tanto, en este caso se admite como atenuante la relación de
parentesco; porque es lógico que un pariente en los grados señalados, procure el
bienestar del reo.
Por su parte, el Código Penal de Colombia, vigente desde 1998, también enumera
taxativamente las circunstancias atenuantes, que denomina " de menor punibilidad",
en el Capítulo II del Libro I, donde regula:
" Art. 55- Son circunstancias de menor punibilidad:
Este artículo contiene las atenuantes comunes. El numeral primero favorece a los
delincuentes primarios con una atenuante, siendo esto una peculiaridad de esta
legislación; pues es frecuente que la reincidencia agrave la sanción, pero no suele
reducirse ésta por el hecho de que el agente no haya delinquido con anterioridad.
El Código Penal Colombiano sienta, en su artículo 60, las reglas para el manejo de
las circunstancias atenuantes, que han de atenderse al momento de graduar las
penas.
El sentenciador sólo podrá moverse dentro del tercio mínimo cuando no existan
atenuantes ni agravantes o concurran únicamente circunstancias de atenuación
punitiva, y dentro del tercio medio cuando concurran circunstancias atenuantes y
agravantes."
Como podemos ver, este artículo divide el ámbito de movilidad punitiva en tercios;
correspondiendo el primero a la situación en que solo se presenten circunstancias
atenuantes y el segundo, cuando se presenten éstas simultáneamente con
agravantes. Con ello se pretende reducir al máximo las facultadas discrecionales en
tal materia, haciendo de este proceso una tabulación mucho más objetiva y
equitativa en la aplicación de la pena.
Tal es el caso del artículo 105, del Título I, Capítulo II que trata sobre el homicidio.
" Art. 105- Homicidio por piedad: El que matare a otro por piedad, para poner fin a
intensos sufrimientos provenientes de lección corporal o enfermedad grave e
incurable, incurrirá en prisión de uno a tres años."
Este artículo atenúa la pena prevista para el homicidio en que no concurra la piedad,
que es de quince a veinticinco años de prisión. Como vemos, la reducción punitiva
es considerable, atendiendo al móvil de la conducta.
" Art. 232- Hurto: El que se apodere de una cosa mueble ajena con el propósito de
obtener provecho para sí o para otro, incurrirá en prisión de uno a seis años. La
pena será de prisión de uno a dos años cuando la cuantía no exceda de diez salarios
mínimos legales mensuales vigentes."
" Art. 235- Circunstancias de atenuación punitiva: La pena será de multa cuando:
" Art. 255- Invasión de tierras o edificaciones: El que, con el propósito de obtener
para sí o para un tercero provecho ilícito, invada terreno o edificación ajenos,
incurrirá en prisión de dos a cinco años y multa de cincuenta a doscientos salarios
mínimos legales mensuales vigentes.
(...)
Parágrafo- Las penas señaladas en los incisos precedentes se rebajarán hasta en
las dos terceras partes cuando antes de pronunciarse sentencia de primera o única
instancia cesen los actos de invasión y se produzca el desalojo total de los terrenos
y edificaciones que hubieren sido invadidos."
" Art. 260- Circunstancia de atenuación punitiva: Las penas señaladas en los
capítulos anteriores se disminuirán de una tercera parte a la mitad, cuando la
conducta se cometa sobre cosa cuyo valor sea inferior a un salario mínimo legal
mensual, siempre que el agente no tenga antecedentes penales y que no haya
ocasionado grave daño a la víctima, atendida su situación económica."
" Art. 426- Circunstancia de atenuación: Las penas previstas en los artículos
anteriores se reducirán de una tercera parte a la mitad si antes de vencerse la última
oportunidad procesal para practicar pruebas, el autor se retracta de la falsa
denuncia."
" Art. 437- Fuga de presos: El que se fugue estando privado de libertad, en centro
de reclusión o domiciliaria, en virtud de providencia o sentencia que le haya sido
notificada, incurrirá en prisión de uno a dos años.
Si la fuga se comete mediante empleo de violencia, artificio o engaño, la pena será
de prisión de dos a cinco años."
" Art. 440- Circunstancia de adecuación: Si dentro de los tres meses siguientes a la
fuga, el evadido se presentare voluntariamente, las penas previstas en el artículo
437 se disminuirán hasta en la mitad, sin perjuicio de las sanciones disciplinarias
que deban imponérsele.
En la misma proporción se disminuirá la pena al copartícipe de la fuga o al servidor
público que la hubiere facilitado que, dentro de los tres meses siguientes a la
evasión, facilite la captura del fugado o logre su presentación ante autoridad
competente."
En los dos casos, el artículo 440 admite como atenuante especial del delito de fuga
de presos, la presentación voluntaria a las autoridades, que constituye la atenuante
común del apartado 7 del artículo 55, sólo que al regularla específicamente en el
artículo 440, se fija un término de tres meses para dicha presentación.
Brasil.
Brasil, por su parte, tiene el Decreto-Ley 2848 de fecha 7 de Diciembre de 1940 que
constituye, aún hoy, su Código Penal. Este país también sigue, como los dos
anteriormente analizado, el sistema de regulación típica de las atenuantes, o sea,
que las enumera en su parte general; exactamente en el Título V, Capítulo III sobre
la aplicación de las penas, en el artículo 65.
" Art. 65- Son circunstancias que siempre atenúan la pena:
Art. 66- La pena podrá ser, además, atenuada en razón de alguna circunstancia
relevante, anterior o posterior al crimen, que no esté prevista expresamente en la
Ley."
Como podemos ver, este cuerpo legal tiene en cuenta la edad como atenuante, en
el número 1 del artículo 65.
El inciso a) del tercer apartado es similar a la atenuante del móvil noble, regulada
en el Código Penal Colombiano. Los incisos b) y d) del mismo apartado, integran
los elementos del arrepentimiento eficaz. Y la atenuante del inciso e) es muy
peculiar y poco frecuente.
Este Código Penal Brasilero, dedica algunos artículos a las reglas de determinación
de las penas, en el concurso de circunstancias tanto atenuantes como agravantes.
Al respecto señala:
Art. 68- La pena básica será fijada atendiéndose al criterio del artículo 59 de este
Código, y seguidamente serán consideradas las circunstancias atenuantes y
agravantes; por último, las causas de disminución y de aumento.
Parágrafo único: En el concurso de causas de aumento o de disminución previstas
en la parte especial, puede el juez limitarse a un solo aumento o a una sola
disminución, prevaleciendo, toda vez, la causa que más aumente o disminuya."
Por la redacción de este último artículo se infiere que las causas de disminución
mencionadas, y que distingue de las circunstancias atenuantes, sean las
condiciones objetivas impropias de punibilidad que impliquen una reducción de la
sanción.
La parte especial de este Código tiene sus singularidades, pues los artículos
describen primero la conducta punible y debajo establecen la pena que le
corresponde; luego, en un apartado del propio artículo regula la atenuante especial
que puede concurrir en el delito, bajo la denominación de " causa de disminución
de la pena". Y también se recoge, en apartados independientes, las condiciones
objetivas impropias de punibilidad que puedan rebajar la pena.
El Título I contienen los crímenes contra la persona, y su Capítulo I trata los que
atenten contra la vida.
SI el agente comete el crimen impedido por motivo de relevante valor social o moral
o bajo el dominio de violenta emoción, inmediatamente después de una injusta
provocación de la víctima, el juez puede reducir la pena de un sexto a un tercio."
" Hurto:
Art. 155- Sustraer, para sí o para otro, ajena cosa mueble.
Pena: reclusión de uno a cuatro años y multa.
(...)
2. - SI el criminal es primario, y es de pequeño valor la cosa hurtada, el juez puede
sustituir la pena de reclusión por la de detención, disminuirla de uno a dos tercios,
o aplicar solamente la pena de multa."
En el Capítulo II sí aparece una atenuante especial, en el delito de extorsión.
" Extorsión mediante secuestro:
Art. 159- Secuestrar a una persona con el fin de obtener para sí o para otro,
cualquier ventaja, como condición o precio de rescate.
Pena: reclusión de ocho a quince años.
(...)
4. - Si el crimen es cometido en concurso, y el concurrente acude a denunciarlo a la
autoridad, facilitando la liberación del secuestrado, será su pena reducida de uno a
dos tercios."
Es decir, que se incorpora a este tipo penal la atenuante del inciso d) del apartado
3 del artículo 65.
En este mismo título pero en su Capítulo V sobre la apropiación indebida, vuelve a
atenuarse la pena por la presencia de la misma condición objetiva que recoge el
artículo 155 ya analizado; al cual remite cuando expresa:
" Art. 170- En los crímenes previstos en este capítulo, se aplica lo dispuesto en el
artículo 155.2; o sea, que puede disminuirse la pena de uno a dos tercios, sustituirse
la de reclusión por la de detención, o aplicar solamente la pena de multa, si el
delincuente es primario o es de pequeño valor la cosa hurtada."
Finalmente, para concluir el análisis del Código Penal de Brasil, se impone examinar
en su Título XI, de los crímenes contra la administración pública, la incorporación
de una circunstancia atenuante hecha al artículo 312 del Capítulo I.
" Peculato:
Art. 312
Y dentro del propio Título XI, en el Capítulo III de los crímenes contra la
administración de justicia, se prevé la reducción de la punibilidad, pero por un
elemento que forma parte de la figura delictiva y, por tanto, no es como tal una
circunstancia atenuante sino una condición objetiva impropia de punibilidad, que se
ha regulado en el artículo 339.
Art. 339
Ecuador.
Pasando a analizar a Ecuador, este país sigue el sistema de regulación típica de las
atenuantes, pues en el Libro Primero del Código Penal de Ecuador, no solo se
enumeran las circunstancias atenuantes sino también las reglas que deberán
seguirse para adecuar las penas en los distintos supuestos en los que pueden
concurrir éstas.
Así, en el Capítulo I del Título I de esta Ley Penal, se definen expresamente las
atenuantes comunes en el artículo 29:
" Art. 29 - Son circunstancias atenuantes: todas las que; refiriéndose a las causas
impulsivas de la infracción, al estado y capacidad física e intelectual del delincuente,
a su conducta con respecto del acto y sus consecuencias, disminuyen la gravedad
de la infracción, o la alarma ocasionada en la sociedad, y dan a conocer la poca o
ninguna peligrosidad del autor, como en los casos siguientes:
1- Proceder de parte del acometido provocaciones, amenazas o injurias, no siendo
éstas de las calificadas como circunstancias de excusa;
12- en los delitos contra la propiedad, el pequeño valor del daño causado,
relativamente a las posibilidades del ofendido."
Como puede verse, esta circunstancia tiene un carácter dual, en el sentido de que
puede lo mismo atenuar que agravar la pena, en dependencia de la índole del delito
de que se trate.
Por la redacción del artículo entendemos que, de ser dos o más las circunstancias
atenuantes, tienen efectos realmente modificativos de la responsabilidad penal;
pues su apreciación no se limita a moverse dentro del marco penal del delito, sino
que la atenuación implica reducir ese marco previsto, en ambos límites y, aún más
que eso, también una disminución cualitativa de la pena, teniendo en cuenta la
escala de sanciones que establece el artículo. Además cabe señalar que la
reducción de la pena es preceptiva si han concurrido dos o más atenuantes, ya que
el artículo dice: " serán reducidas". O sea, constituye la institución de la atenuación
extraordinaria.
" Art. 73- Si hay dos o más circunstancias atenuantes y ninguna agravante no
constitutiva o modificatoria de infracción, las penas correccionales de prisión y multa
serán reducidas, respectivamente, hasta ocho días y cuarenta sucres, y podrán los
jueces aplicar una sola de estas penas, separadamente, o reemplazar la de prisión
con multa, hasta de ochenta sucres, si sólo aquélla está prevista por la Ley.
Art. 74- Cuando hubiere a favor del reo una sola atenuante de carácter trascendental
y se trate de un sujeto cuyos antecedentes no revelen peligrosidad, no habiendo
agravantes no constitutivas o modificatorias de infracción, podrán los jueces
apreciarlas para la modificación de la pena, conforme a las reglas de los artículos
anteriores."
En el Libro Segundo se tipifican los delitos en particular. En el, se dedica a los delitos
contra la administración pública el Título III, a los delitos contra las personas el Titulo
VI, y a los que atenten contra la propiedad, el Título VIII; pero en ninguno de ellos
se admiten circunstancias atenuantes, como tampoco en ninguno de los Títulos
restantes, pues, como ya henos dicho, este Código establece sólo dos atenuantes
específicas, y las agrega, en el Libro Primero, al artículo de las circunstancias
atenuantes genéricas. No en vano se norma tan detalladamente, en los artículos 72
y 73, en que medida se debe disminuir la pena en cada caso; ya que los tipos
penales no admiten, en esta legislación, ninguna modalidad atenuada, al contrario
de lo que sucede con las modalidades agravadas, que son abundantes en el Libro
Segundo.
Bolivia.
En el Libro I, en el Titulo III que regula las penas, se enumeran las circunstancias
de adecuación, y en el caso de las atenuantes comunes o genéricas, se les
denomina atenuantes generales, conteniéndolas expresamente el artículo 40.
También recoge el primer apartado el actuar bajo coacción o temor, claro que
deberán ser insuficientes o de poca magnitud, para que atenúen la pena en vez de
eximir de responsabilidad; y, en su última expresión supone actuar por la influencia
con quien se tenga una relación de dependencia, de modo que se le deba
obediencia.
" Art. 151- ( Concusión )- El funcionario público o autoridad que, con abuso de su
condición o funciones, directa o indirectamente, exigiere u obtuviere dinero u otra
ventaja ilegítima o en proporción superior a la fijada legalmente, en beneficio propio
o de un tercero, será sancionado con presidio de dos a cinco años.
Los delitos contra la función judicial se describen en el Título III, dentro del cual se
admite la disminución de la pena prevista para el delito de favorecimiento de la
evasión, si concurrieren las relaciones de parentesco que menciona en su segundo
párrafo.
El Título que tipifica los delitos contra la vida y la integridad corporal es el VIII de la
parte especial del Código Boliviano. En él son reguladas varias circunstancias
atenuantes.
" Art. 251- ( Homicidio )- El que matare a otro, será sancionado con presidio de cinco
a veinte años."
" Art. 254- ( Homicidio por emoción violenta )- El que matare a otro en estado de
emoción violenta excusable, o impulsado por móviles honorables, será sancionado
con reclusión de uno a seis años.
(...)."
Esta atenuante, que disminuye visiblemente la pena, coincide con los móviles
honorables del artículo 40.1 y, en cuanto a la emoción violenta excusable, ésta
puede constituir un procedimiento moral grave e injusto, como también puede
concurrir la atenuante general del artículo 40.1.
Este Título VIII, en el artículo 263 describe el delito de aborto y fija para él una pena
de uno a tres años de presidio o de reclusión, según el caso, y luego prevé la
atenuación de esa pena ante la concurrencia de una circunstancia atenuante:
" Art. 265- ( Aborto Honoris Causa )- Si el delito fuere cometido para salvar el honor
de la mujer, sea para ella misma o para terceros, con consentimiento de aquélla, se
impondrá reclusión de seis meses a dos años,..."
Luego, en este mismo Título, se describen y penan los delitos de lesiones en los
artículos 170 y 171. Pero luego, se admiten, en el artículo 172, las causales de
atenuación ya analizadas en los artículos 254 y 259 del homicidio. Al respecto,
pronuncia el citado artículo:
"Art. 172- En los casos de los dos artículos anteriores, la sanción será disminuida
en la mitad, cuando mediaren las circunstancias que señalan los artículos 254 y
259."
En cuanto a los delitos contra la propiedad, el Código Penal Boliviano los trata en el
Título XII y de ellos, es la apropiación indebida, la que tiene prevista, expresamente
en el artículo 349, una atenuación especial.
Este delito se describe en el artículo 345, y sus figuras derivadas de: abuso de
confianza, y apropiación o venta de prenda, aparecen en los artículos 346 y 348
respectivamente. Sin embargo, en el artículo 349 se incorpora una circunstancia
atenuante especial para las tres figuras:
" Art. 349 ( Atenuación )- En los casos de los artículos 345; 346 y 348, la pena será
atenuada en un tercio, si el autor sólo hubiese hecho uso indebido de la cosa
recibida."
O sea, los delitos previstos en esos tres artículos ( 345; 346 y 348 ) consiste, de
forma general, en apropiarse de un bien que se tenga en poder, sin ser su
propietario. Pero la atenuante supone que la conducta no haya consistido en el
ánimo de hacer suyo el bien, sino que solamente se ha usado, cuando no debía
haberlo hecho, pero como la acción ha sido de un carácter menos culpable, merece
menor severidad en la pena.
Puerto Rico.
Por otro lado, podemos señalar que Puerto Rico tiene un Código Penal muy peculiar
en varios sentidos. Su rasgo más característico, respecto a las circunstancias
atenuantes, es que sigue el sistema de regulación atípico; es decir, que no contiene
en su parte general ningún artículo que enumere las circunstancias atenuantes.
" Art. 60- Dentro de los límites establecidos por la Ley, las penas se fijarán de
acuerdo a la mayor o menor gravedad del hecho cometido y tomando en
consideración, entre otras, las siguientes circunstancias:
- La naturaleza de la acción u omisión delictuosa.
La parte especial del Código Penal de Puerto Rico agrupa las familias delictivas en
Secciones. De ella la Sección Primera contiene los delitos contra la vida; la Sección
Décima trata los delitos contra la propiedad; y los delitos contra la función judicial
se recogen en la Sección Decimocuarta.
" Art. 85- Homicidio: Toda persona que matare a otra en ocasión de súbita
pendencia o arrebato de cólera será sancionado con la pena de reclusión por un
término fijo de diez años.
De mediar circunstancias atenuantes podrá ser reducida la pena hasta un mínimo
de seis años de reclusión."
O sea, la pena con que este Código conmina los delitos, se establece en un término
fijo y luego, la concurrencia de alguna circunstancia atenuante es la que determina
que haya un marco legal donde moverse, pues se da u mínimo hasta el cual puede
disminuirse el término fijo previsto.
Esta misma situación se da cuando se regula para la figura delictiva básica, alguna
modalidad agravada. Así, por ejemplo, sucede en el artículo 173, que describe la
conducta constitutiva de robo, para la cual establece como sanción la pena de
reclusión por un término fijo de doce años que según estipula el propio artículo,
podrá ser reducida hasta un mínimo de ocho años si mediaran circunstancias
atenuantes. Luego este artículo tiene un segundo párrafo donde se establece una
modalidad agravada del robo cuya sanción es la de treinta años de reclusión. Sin
embargo, el párrafo concluye diciendo que, aún en esta forma agravada, si
concurrieran circunstancias atenuantes la pena podrá reducirse hasta un mínimo de
veinte años.
Así mismo ocurre en cada una de las figuras delictivas de este Código, incluso en
las derivadas. Todas incluyen la regulación de la disminución que puede sufrir la
pena si mediaran circunstancias atenuantes en el delito en cuestión.
Por ello, puede afirmarse que a los tipos penales del Código Penal de Puerto Rico
no se les incorpora las atenuantes que específicamente pueden concurrir en ellos,
sino que lo que se hace es crear la posibilidad de que la pena se atenúe si
concurrieran, sin definir cuáles en especial podrían presentarse de acuerdo al hecho
de que se trate, ni siquiera teniendo en cuenta que tampoco se han enumerado en
la parte general, circunstancias atenuantes que resulten comunes para todos los
delitos.
Argentina.
Por otro lado, podemos analizar a Argentina, donde el Decreto 11.179 de 1984
constituye el Código Penal, que se halla dividido en dos libros o partes: el primero
contiene las disposiciones generales, y en el segundo se regulan los delitos.
Este Código se asemeja en su Libro Primero al Código Penal de Puerto Rico, ya
que tampoco enumera las circunstancias atenuantes, aunque dispone que se tomen
en cuenta al fijar la condena. Al respecto plantea en su Título 5 sobre la
imputabilidad:
"Art. 40- En las penas divisibles por razón de tiempo o de cantidad, los tribunales
fijarán la condenación de acuerdo con las circunstancias atenuantes o agravantes
particulares a cada caso y de conformidad a las reglas del artículo siguiente.
Art. 41- A los efectos del artículo anterior, se tendrá en cuenta:
Ésta es la única referencia que se hace en el Libro Primero del Código Penal
Argentino a las circunstancias atenuantes, pero no se enumera en ningún precepto
las situaciones que tienen ese efecto, por tanto sigue, como el de Puerto Rico, el
sistema de regulación atípica de las circunstancias atenuantes, ya que no las
enumera taxativamente sino que deja su regulación a una norma complementaria
de carácter procesal.
Aunque en el Libro II del Código Penal de Argentina sí existen tipos penales que
admiten circunstancias atenuantes específicas que disminuyen la pena prevista
para la figura básica.
Por ejemplo, el Titulo I en el que se regulan los delitos contra las personas, contiene
en su artículo algunas modalidades atenuadas que analizamos a continuación.
"Art. 79- Se aplicará reclusión o prisión de ocho a veinticinco años, al que matare a
otro, siempre que en este Código no se estableciera otra pena.
Art. 80- Se impondrá reclusión o prisión perpetua, al que matare:
Pero, tanto para la figura básica del homicidio como para la figura derivada agravada
del artículo 80.1, se regulan expresamente circunstancias atenuantes específicas,
en los artículos 81 y 82, respectivamente.
" Art. 81- Se impondrá reclusión de tres a seis años, o prisión de uno a tres años:
Art. 82- Cuando en el caso del inciso 1 del artículo 80 concurriere la circunstancia
del inciso a) del artículo anterior, la pena será de reclusión o prisión de diez a
veinticinco años."
" Art. 89- Se impondrá prisión de un mes a un año, al que causare a otro, en el
cuerpo o en la salud, un daño que no esté previsto en otra disposición de este
Código."
Esta es la figura básica del delito de lesiones; para el cual se prevén dos figuras
agravadas: una en el artículo 90, que fija una sanción de uno a seis años, pues en
ella se describe una lesión grave; y la otra en el artículo 91 que se refiere a las
lesiones aún más graves, y a la que corresponde una sanción de tres a diez años
de reclusión o prisión.
Para cada una de estas figuras, el artículo 93 establece una atenuación especial,
ante la presencia de la misma atenuante específica del estado de emoción violenta
excusable, regulada en el artículo 81. Con este fin expresa:
" Art. 91- Si concurriere la circunstancia enunciada en el inciso a) del artículo 81, la
pena será: en el caso del artículo 89, de quince días a seis meses; en el caso del
artículo 90, de seis meses a tres años; y en el caso del artículo 91, de uno a cuatro
años."
En los Títulos correspondientes a las otras dos familias de delitos, que son objeto
de este análisis, no son admitidas ninguna circunstancia atenuante especial. Ni el
Título 6, que trata los delitos contra la propiedad, ni el Título 11 de los delitos contra
la administración pública, incorporan circunstancias atenuantes a ninguno de sus
tipos penales que regula, de modo que no prevén modalidades penales de ningún
tipo.
Por lo que hemos expuesto, se puede apreciar que el Código Penal de Argentina
no regula las atenuantes comunes que han de valorarse al adecuar la sanción; sin
embargo ha incorporado, en su Libro Segundo, las circunstancias atenuantes
especiales que por la índole del delito específico de que se trate, le rebajan la pena,
aunque esa atenuación especial ha sido incorporada a escasos tipos penales.
Cuba.
EL ARREPENTIMIENTO:
EXIMENTES INCOMPLETAS:
Esta institución sólo aparece como tal en el Código Penal Español, donde
expresamente se plantea que serán atenuantes las eximentes que no hayan podido
aplicarse, aunque concurran, por faltarle alguno de sus requisitos.
No obstante, en el resto de los Códigos que enumeran las circunstancias atenuantes
comunes se prevén supuestos que se corresponden con algunas circunstancias que
considera eximentes, pero a la cual le falta algún elemento y, por tanto, en vez de
eximir de responsabilidad lo que hace es atenuar la pena imponible.
En Brasil el Código dice: obrar el agente bajo coacción que podía resistir, pues de
ser irresistible la coacción constituiría una eximente.
Igualmente sucede con la impresión de una amenaza grave que conforma una
atenuante común en el Código Penal Boliviano; ya que si en vez de impresión
hubiese sido certeza de una amenaza realmente grave, entonces estaría presente
una circunstancia eximente.
EL DESCONOCIMIENTO DE LA LEY:
Atenúa la punibilidad del hecho, haberlo cometido por motivos morales o sociales
de elevada connotación, que por haber motivado al agente, lo hagan merecedor de
cierta benignidad.
De ahí que los Códigos Penales de Brasil y Ecuador definan como circunstancia
atenuante el actuar por motivos de relevante y peculiar valor social o moral.
Aunque con menos frecuencia que las anteriores esta institución es admitida como
circunstancia atenuante común.
En Colombia sólo se exige que el agente carezca de antecedentes penales, para
que se dé la atenuante, por lo que es bastante flexible al respecto.
Pero esta misma circunstancia atenuante en el Código Penal de Bolivia, implica que
el comportamiento anterior haya sido particularmente meritorio; siendo ese carácter
de meritorio lo que determina que esa persona que se ha destacado por esa
conducta sea tratado con menor rigor y, en consecuencia, se le atenúe la pena por
el delito cometido.
LA EDAD:
En el Código Penal de Ecuador, también se recoge esa atenuante, que en este caso
sólo se refiere a la vejez, pues se trata de ser el culpable mayor de sesenta años.
ATENUANTES ANÁLOGAS:
Esta institución tiene la particularidad de que puede ser entendida tanto como
circunstancia atenuante que como agravante, en dependencia de la índole del
delito. Por esta razón las legislaciones penales generalmente la incorporan a los
tipos penales en la parte especial, y allí disponen si su presencia atenuará o
agravará la pena.
RELACIÓN DE SUBORDINACIÓN:
Finalmente cabe señalar que al comparar los siete Códigos Penales examinados
puede verse que, por lo general, en los tipos penales en particular, suelen admitirse
circunstancias atenuantes como circunstancias especiales de atenuación para el
delito específico que las incorpora. De esta forma la mayoría de las legislaciones
establecen modalidades atenuadas de algunos de los tipos básicos por ellos
descritos.
Teniendo en cuenta que sólo fueron analizadas tres familias delictivas en todos los
Códigos vistos, apreciamos los siguientes resultados:
En los delitos contra las personas, que incluyen los que atenten contra la vida y los
que afecten la integridad corporal, se incorporan circunstancias atenuantes en los
Códigos Penales de España, Colombia, Brasil, Bolivia y Argentina, o sea, en cinco
de los siete analizados.
CONCLUSIONES.
Sirven de fundamento para la aplicación de las penas, las teorías que se han
elaborado por los doctrinarios, para efecto de justificar la pena, siendo estas:
a).- La absoluta, en esta la pena carece de finalidad practica, pues se aplica por
exigencia de la justicia absoluta, si bien merece el mal, las cuales a su vez son
reparatorias y retribucionistas.
Los beneficios para los sentenciados se encuentran regulados en los artículos 70,
71 a 78, 79, 80, 89 y 90 del Código Penal para el Estado de México, respecto de la
conmutación de la pena, suspensión condicional de la condena, remisión
judicial de la pena y el indulto. Artículos que a la letra indican:
Artículo 70.- La pena de prisión impuesta podrá ser conmutada por el órgano
jurisdiccional, por la de treinta a ciento cincuenta días multa o por igual número de
jornadas de trabajo en favor de la comunidad, cuando no exceda de tres años, y se
reúnan además los siguientes requisitos:
VII. Que el sentenciado se adhiera al beneficio, dentro de los treinta días siguientes
al que cause ejecutoria la sentencia, salvo que se encuentre privado de la libertad,
en cuyo caso podrá hacerlo hasta antes de compurgar la pena de prisión impuesta.
El órgano jurisdiccional, discrecionalmente, a petición del sentenciado que se
encuentre en libertad y atendiendo sus condiciones personales, podrá prorrogar
este término hasta por treinta días.
Octava Epoca
Instancia: TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL TERCER
CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: I, Segunda Parte-1, Enero a Junio de 1988
Página: 202
Séptima Epoca
Instancia: TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL PRIMER
CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: 133-138 Sexta Parte
Página: 33
Séptima Epoca
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: 30 Segunda Parte
Página: 15
Sexta Epoca
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: Segunda Parte, CXXXV
Página: 24
Sexta Epoca
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: Segunda Parte, LXXX
Página: 18
CONMUTACIÓN DE SANCIONES
Artículo 71.- La pena de prisión impuesta podrá ser suspendida por el órgano
jurisdiccional, cuando no exceda de cuatro años, y se reúnan además los siguientes
requisitos:
II. Presentarse mensualmente ante las autoridades del órgano ejecutor de penas,
las que le otorgarán el salvoconducto respectivo;
IV. Presentarse ante las autoridades judiciales o del órgano ejecutor de penas
cuantas veces sea requerido para ello;
VI. No ausentarse del estado sin previo permiso de las autoridades del órgano
ejecutor de penas;
Artículo 77.- El beneficiado debe cumplir durante el término de suspensión con las
demás condiciones que la Ley de Ejecución de Penas Privativas y Restrictivas de
la Libertad señale.
Séptima Epoca
Instancia: TRIBUNAL COLEGIADO DEL DECIMO CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: 115-120 Sexta Parte
Página: 44
Séptima Epoca
Instancia: TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL PRIMER
CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: 133-138 Sexta Parte
Página: 33
Sexta Epoca
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: Segunda Parte, CI
Página: 23
Sexta Epoca
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: Segunda Parte, LXXIX
Página: 14
CONDENA
Cabe distinguir:
1) Condena de reserva. Cuando la sentencia condena al demandado, pero le
reserva la facultad de reclamar -en otro juicio- los derechos que, en la misma, no le
fueron reconocidos.
2) Condena de futuro. Se da, en supuestos excepcionales, por razones de
economía procesal, o para la mejor protección de los derechos del acreedor y para
evitar conductas maliciosas del deudor, que hagan ineficaces los derechos de aquél.
Así, la condena de futuro viene referida a una obligación -todavía no exigible-, pero
que lo será después.
Octava Epoca
Instancia: SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL
PRIMER CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: IX, Abril de 1992
Página: 614
Octava Epoca
Instancia: PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DEL DECIMO SEPTIMO CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: IX, Enero de 1992
Página: 244
Séptima Epoca
Instancia: PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL PRIMER
CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: 121-126 Sexta Parte
Página: 149
Séptima Epoca
Instancia: TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL PRIMER
CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: 87 Sexta Parte
Página: 65
Quinta Epoca
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: XLVI
Página: 1224
REMISIÓN DE LA PENA
III. Los requisitos fundamentales para la remisión son cuatro: trabajo, buena
conducta, participación en las actividades y efectiva readaptación social.
La remisión es un derecho para todos los sentenciados del cual gozarán aunque
no lo mencione la sentencia, derecho que funciona con independencia de la libertad
preparatoria. Para el cómputo de la remisión se tomara en cuenta el tiempo que el
sujeto estuvo recluido en la prisión preventiva.
Séptima Epoca
Instancia: SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEPTIMO CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: 193-198 Sexta Parte
Página: 25
AMNISTIA, LEY DE, DEL ESTADO DE VERACRUZ. INTERPRETACION DE LA
FRACCION V DE SU ARTICULO 1o. Si bien la ley número 394 de 7 de enero de
1983, en vigor desde el día 20 del mismo mes y año, establece en su artículo
primero: "Se extingue la acción penal o la sanción en favor de las personas que:
...V.- Siendo campesinos, ejidatarios, comuneros o jornaleros, se hubiera ejercido
acción penal en su contra, hasta la fecha de entrar en vigor la presente ley, por
haber cometido individualmente o formando parte de grupos, impulsados por
móviles de posesión de tierras; robo de instrumentos o máquinas de labranza,
alambre utilizado para cercar, frutos cosechados o por cosechar, abigeato, despojo,
daños y encubrimiento por receptación, cuando lo adquirido, recibido u ocultado sea
producto de ilícitos de los que tipifican los artículos 178, 181, 194 y 198 del Código
Penal vigente, siempre y cuando no hubieran cometido delitos contra la vida, la
salud y la integridad corporal", no por el solo hecho de que se ejercite la acción
penal con posterioridad a la fecha en que entró en vigor dicha ley deja de ser
aplicable el beneficio que otorga, pues resulta evidente que la intención del
legislador no es otra sino la de favorecer a todas las personas que satisfaciendo los
demás requisitos señalados por dicha ley, hubiesen cometido el hecho delictuoso
con anterioridad a la vigencia de la misma; la circunstancia de que la ley hable de
ejercicio de la acción penal se debe a que lógicamente no puede haber amnistía si
no ha precedido el ejercicio de esa acción, por lo que, una interpretación de la ley
acorde con la intención protectora del legislador, lleva necesariamente a la
conclusión de que lo esencial para la obtención del beneficio lo es la fecha de
comisión de los hechos delictuosos, pues si el representante social a pesar de la ley
de amnistía consigna hechos cometidos con anterioridad a la misma, no sería justo
privar a los inculpados de los beneficios de ella por el solo hecho de que el Ministerio
Público haya dilatado en ejercitar dicha acción penal.
Nota: En el Informe de 1985, la tesis aparece bajo el rubro "LEY DE AMNISTIA DEL
ESTADO DE VERACRUZ, INTERPRETACION DE LA FRACCION V DEL
ARTICULO 1o. DE LA.".
Séptima Epoca
Instancia: Sala Auxiliar
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Séptima Epoca
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Séptima Epoca
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: 90 Segunda Parte
Página: 25
Séptima Epoca
Instancia: TRIBUNAL COLEGIADO DEL OCTAVO CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: 86 Sexta Parte
Página: 47
Quinta Epoca
Instancia: Segunda Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: LXVI
Página: 1275
Quinta Epoca
Quinta Epoca
Instancia: Segunda Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: LX
Página: 1017
AMNISTÍA
I. (Del griego amnestia, olvido). Acto del poder legislativo que ordena el olvido oficial
de una o varias categorías de delitos, aboliendo bien los procesos comenzados o
que han de comenzarse, bien las condenas pronunciadas.
Los atenienses dieron el nombre de amnistía a una 'ley' que el general Trasíbulo
hizo adoptar por el pueblo en 403 «a.C.», después de expulsar a los Treinta Tiranos,
y que prescribía el olvido de los hechos cometidos durante la rebelión. Esta medida
también se aplicó en Roma, principalmente en la Roma imperial que distinguía la
indulgencia especialis, la indulgencia generalis o comunis, y la general abolitio, que
correspondían respectivamente a la gracia, el indulto y la amnistía de nuestro
tiempo. En la Europa medieval, el olvido, el perdón de las conductas punibles era
atributo del monarca; más tarde, el derecho de gracia, el indulto, pasó a ser facultad
del jefe del Estado, y, bajo la influencia de la ciencia constitucional moderna, el
derecho de amnistiar fue declarado prerrogativa del poder legislativo.
La amnistía ha sido objeto de críticas por algunos tratadistas, como Bentham,
Beccaria, Kant, etc., así como por la escuela positivista o antropológica italiana, con
Ferri y Lombroso, por estimar que era contraria al principio de igualdad y por
favorecer las inclinaciones criminales de los amnistiados. Pese a los censores,
siempre ha prevalecido la corriente de opinión favorable a la amnistía. Montesquieu
y Cremani figuran entre sus defensores, por estimar que es un principio de
prudencia política; por su parte, Story y Mancini la fundamentan en la soberanía
misma 'la potestad de clemencia es un atributo de la soberanía'. Sin profundizar la
discusión, cabe recordar que, en determinadas circunstancias, 'es más útil perdonar
que castigar, más acertado olvidar que perseguir'. La amnistía aparece, pues, como
una medida de carácter político, tendiente a apaciguar los rencores y resentimientos
inseparables de las luchas sociales y políticas.
Séptima Epoca
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: 157-162 Segunda Parte
Página: 73
Séptima Epoca
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: 90 Segunda Parte
Página: 25
Séptima Epoca
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: 86 Segunda Parte
Página: 75
Volumen 38, página 49. Amparo directo 7574/68. José Gallardo Hernández. 14 de
febrero de 1972. Mayoría de tres votos. Disidente: Ernesto Aguilar Alvarez. La
publicación no menciona el nombre del ponente.
Nota: En el Volumen 38, página 49, la tesis aparece bajo en rubro "PENA,
REDUCCION DE. LEY DE INDULTO, AMNISTIA Y REDUCCION DE PENAS DEL
ESTADO DE DURANGO. COMPETENCIA.".
Séptima Epoca
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: 38 Segunda Parte
Página: 49
PENA, REDUCCION DE. LEY DE INDULTO, AMNISTIA Y REDUCCION DE
PENAS DEL ESTADO DE DURANGO. COMPETENCIA. La Ley de Indulto,
Amnistía y Reducción de Penas del Estado de Durango de 1968, creada con el
propósito de estimular la regeneración de los delincuentes para que sean útiles a la
sociedad, impone su observancia al Supremo Tribunal de Justicia, a los Jueces de
Primera Instancia y Jueces Municipales, en sus respectivas jurisdicciones no
facultad opcional reservada al juzgador, sino por el contrario, como indeclinable
obligación de reducir su facultad jurisdiccional al dictar la sentencia definitiva, en
tanto que la expresada ley de indulto le señala al Juez concretamente los casos en
que procede reducir la pena al reo, con la limitación de no beneficiar a aquellos
sentenciados que sean reincidentes o habituales que hayan sido procesados por
delitos, tales como homicidio calificado, lenocinio, violación, etcétera. En
consecuencia, si en aplicación de la citada ley la pena impuesta al quejoso se
reduce a menos de cinco años de prisión, la competencia en el amparo que se
promueva contra la sentencia que así lo establezca, corresponde a un Tribunal
Colegiado de Circuito. Debiendo hacerse hincapié en que en los casos de aplicación
de la ley de indulto no se trata de dos tipos de pena, a saber, la que ordinariamente
el juzgador dicta en el ejercicio de su función soberana y la otra, la derivada de la
ley de indulto, habida cuenta de que la primera de las penas citadas resulta ilusoria
por subsumirse dentro de la modificada por la ley de indulto en el acto jurisdiccional
de la sentencia.
Sexta Epoca
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: Segunda Parte, L
Página: 35
INDULTO
I. (Del latín indultus, gracia por la cual el superior remite el todo o parte de una o la
conmuta.) El indulto es una medida de excepción, facultativa del supremo
representante del poder estatal, que debe contemplarse entre las reacciones
penales.
El indulto, la amnistía y la prescripción de la acción penal poseen una doble
naturaleza: son tanto causas de levantamiento de la pena como obstáculos
procesales. Tiene importancia el indulto para la rehabilitación del condenado, ya
que a través del perdón total o parcial y de la suspensión de la pena, puede
ayudarse a la reinserción del condenado en la sociedad, favoreciendo el
restablecimiento de su prestigio social.
II. El indulto es una manifestación del derecho de gracia, que como reminiscencia
histórica de los tiempos de la monarquía absoluta, aún subsiste en los actuales
estados de derecho.
En su origen se considero este derecho como elemento integrante de un poder
total superior a los tres poderes parciales. Actualmente se le considera como un
atributo de la soberanía de la justicia y se le entiende, en sentido amplio, como parte
de un poder punitivo estatal que abarca tanto el derecho como la gracia.
La finalidad para la que se utiliza el indulto puede ser distinta: el Estado puede
querer compensar con un acto de equidad el excesivo rigor jurídico, especialmente
cuando se ha producido un cambio posterior de las circunstancias generales o
personales. Puede intentar corregir por este medio defectos legislativos, sentencias
judiciales que quedaron obsoletas por una ulterior modificación de la ley, o errores,
judiciales. Sirve también para mantener la aplicación de la pena de prisión perpetua
dentro de límites razonables, compatibles con el principio de humanidad. Puede
emplearse, asimismo, para conseguir algún efecto de política-criminal. De hecho en
la práctica se utiliza por simples razones coyunturales de política general.
Pese a que la medida del indulto puede entenderse como arbitraria y contradictoria
a elementales principios del derecho penal, parece difícil que pueda desaparecer,
ya que como el derecho penal refleja una determinada concepción política, es
razonable que se modifiquen o anulen sus consecuencias cuando se cambian las
circunstancias sociales que condicionaron su aplicación.
INDULTO NECESARIO
II. La doctrina mexicana había señalado que dicha denominación era incorrecta,
puesto que el indulto constituye una concesión otorgada por el organismo ejecutivo,
y la institución que examinamos implica el nuevo examen judicial de un proceso ya
concluido. El legislador tomó en cuenta estos argumentos y en las reformas
promulgadas en diciembre de 1983 y 1984, al «CP» y al «CFPP» respectivamente,
se sustituyó dicha expresión incorrecta por la más adecuada de reconocimiento de
la inocencia del sentenciado, si bien los «CPP» y «CJM» conservan la terminología
anterior.
En efecto, el texto actual del «a.» 96 del «CP» dispone que cuando aparezca que
el sentenciado es inocente, se procederá al reconocimiento de su inocencia, en los
términos previstos por el «CPP» aplicable y de acuerdo a lo dispuesto por el «a.»
49 del propio código, que se refiere a la publicación de la sentencia a título de
reparación y a petición del interesado, cuando éste fuere absuelto.
III. Por lo que se refiere a los motivos por los cuales se puede solicitar el citado
reconocimiento de la inocencia del sentenciado, son muy semejantes los señalados
por los «CPP» y «CFPP», ya que coinciden en los tres siguientes: a) cuando la
sentencia se funde en documentos o declaraciones de testigos que después de
dictada, fueren declarados falsos en juicio; b) cuando después de la sentencia
aparecieron documentos que invalidan aquélla o los presentados al jurado, y que
sirvieron de base a la acusación o al veredicto; c) cuando sea condenada una
persona por el homicidio de otra que hubiese desaparecido, y se presentare ésta o
alguna prueba irrefutable de que vive, y cuando el reo hubiese sido juzgado por los
mismos hechos a que la sentencia se refiere, en otro juicio en que también hubiese
recaído sentencia irrevocable («aa.» 614 del «CPP» y 560 del «CFPP»), en la
inteligencia de que el código federal agrega, que en el ultimo supuesto mencionado
será nula la segunda sentencia.
El propio código federal consigna otras dos causas diferentes: a) que dos reos
hubiesen sido condenados por el mismo delito y se demuestre la imposibilidad de
que los dos lo hubiesen cometido, y b) que se presente el supuesto de la
retroactividad de la ley favorable en los términos del «a.» 57 del «CP».
En forma diversa, el «CJM» establece motivos distintos por los cuales puede
pedirse el indulto necesario y sólo uno de ellos, el último tiene similitud con una de
las causas del «CFPP»; en efecto, el «a.» 874 del citado ordenamiento castrense
dispone que el indulto procede cuando se alegue: a) que no existió el hecho material
que sirvió de base para la condena; b) que aun existiendo ese hecho y éste hubiera
sido ejecutado por la persona declarada culpable de él, no debió ser legalmente
castigada, y c) que dos o más personas hubiesen sido condenadas por el mismo
delito y sea imposible que todas ellas lo hubiesen cometido.
UNIDAD 4 TEMA 2.
OBJETIVOS.
DESARROLLO.
Hay confusión de los tratadistas entre lo que es una pena y una medida de
seguridad, pues ambas penas se les designa comúnmente como sanciones y la
mayoría de los Códigos de la República y del Distrito Federal, emplean dichos
vocablos como sinónimos.
Las penas se fundan en la culpabilidad, pues las penas solo corresponde aplicarlas
postdelictum y por determinación de los tribunales.
Por lo que las penas de prisión y las multas, así como las medidas de seguridad y
los demás medios de que se vale el Estado para sancionar la conducta desplegada
por el sujeto activo del delito.
B. Medidas de seguridad:
I. Confinamiento;
V. Amonestación; y
UNIDAD 4 TEMA 3.
LA EXTINSIÓN PENAL.
OBJETIVOS.
DESARROLLO.
Se entiende por acción penal a la actividad que realiza el Estado por intermedio del
Ministerio Público, para poner en conocimiento de los órganos jurisdiccionales
casos concretos, a fin que estos apliquen la ley punitiva, que previamente se
público, al respecto la Constitución General de la República Mexicana, en su artículo
21,nos refiere que dicho organismo es el titular de la acción penal, en la
Constitución Política del Estado Libre y Soberano de México, en su artículo 81,
menciona también al Ministerio Público, a quien le corresponde la investigación y
persecución de los delitos y el ejercicio de la acción penal, así como el Código de
Procedimientos Penales para el Estado de México en su artículo 157 en sus seis
fracciones, nos establece las facultades que tiene la institución del Ministerio Público
y en sus artículos posteriores (158 a 162), nos refiere cuando no se ejercita acción
penal, cuando puede desistirse de la acción penal y el derecho que tiene todo
ofendido o victima.
Por cuanto hace al cumplimiento de pena el Código Penal para el Estado de México
dispone lo siguiente:
Artículo 84.- Las penas y medidas de seguridad se extinguen con todos sus
efectos, en el momento en que se agota su cumplimiento o por las que hayan sido
sustituidas o conmutadas. Asimismo, la que se hubiese suspendido se extinguirá
por el cumplimiento de los requisitos establecidos al otorgarla, en los términos y
dentro de los plazos legalmente aplicables.
Quinta Epoca
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: XCVII
Página: 1904
Quinta Epoca
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: XCV
Página: 868
Quinta Epoca
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: XCIV
Página: 678
Sexta Epoca
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: Segunda Parte, LXXVII
Página: 11
Sexta Epoca
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: Segunda Parte, LXXVII
Página: 31
Sexta Epoca
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: Segunda Parte, LXXVI
Página: 23
HOMICIDIO EN RIÑA, PENA APLICABLE AL. El artículo 308 del Código Penal
Federal, establece que el hecho de que el reo sea provocado en un homicidio en
riña, es una circunstancia que debe tomarse en cuenta para individualizar la pena;
mas no ordena que necesariamente se deba imponer el mínimo, pues con ello se
aniquilaría el arbitrio judicial.
Sexta Epoca
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: Segunda Parte, LXXVI
Página: 33
EXTINCIÓN PENAL
d) El matrimonio del estuprador y raptor con la ofendida («aa.» 263 y 270 del
«CP»). Es entendible, porque supónese que el mismo matrimonio implica, en tales
casos, un perdón tácito.
e) La muerte del imputado. Que es regulada por el «a.» 91 del «CP» y que extingue
la acción y la pena impuesta y el decomiso de los instrumentos con que se cometió
el ilícito.
f) La amnistía. Que se ubica en la «fr.» XXII del «a.» 73 constitucional dentro de
las facultades del Congreso de la Unión y en el «a.» 92 del «CP». Esta figura viene
del prefijo a que significa privación, negación, falta de o sin, y de la palabra mnesis,
que es el recuerdo: olvido, perdón o desconocimiento de un delito determinado. Se
ha dicho que es sinónimo de ''amnesia'' que es la pérdida completa de la memoria
o de los recuerdos.
h) El indulto. Que es regulado por la «fr.» XIV del «a.» 89 constitucional y por los
numerales 94 a 98 del «CP»; en la inteligencia de que sólo podrá concederse a
virtud de sanción impuesta por sentencia condenatoria irrevocable. Dice Maurach,
que es un acto del poder estatal que crea un impedimento para la punición del autor.
Es la remisión o atenuación de una pena ya pronunciada en contra de un culpable
individualmente determinado. Es un acto de perdón que aplica gracia en lugar de
derecho, perdona la culpabilidad del hecho, más no la peligrosidad como
expectativa de futuro.
QUEBRANTAMIENTO DE SANCIÓN
II. Un ligero examen de la primera figura delictiva contemplada en este c. II, «tít.» IV
del libro II, deja ver ya algunas anomalías. Se previene, en efecto, en el «a.» 155,
que: ''Al reo que se fugue estando bajo alguna de las sanciones privativas de libertad
o en detención o prisión preventiva, no se le contará el tiempo que pase fuera del
lugar en que deba hacerla efectiva, ni se tendrá en cuenta la buena conducta que
haya tenido antes de la fuga''. Ni una ni otra consecuencia constituyen pena criminal,
de donde se sigue que esa acción de fugarse no es un delito. Ello guarda, por lo
demás, conformidad con lo dispuesto en el «a.» 154, de acuerdo con el cual, si por
sanción se entienden las penas y medidas de seguridad señaladas en el «a.» 24
del «CP». Agréguese a ello, como segunda anomalía, que quien se fuga hallándose
en detención o prisión preventiva no es reo y no podría propiamente cometer el
delito de quebrantamiento de sanción.
III. El «a.» 156 conforme una segunda hipótesis de hecho, relativa ''al extranjero
expulsado de la República que vuelva a ésta'', a quien se impone prisión, amén de
nueva expulsión. Ahora si se trata de un delito, pero no de un delito de
quebrantamiento de sanción. Y ello porque la expulsión de extranjeros no es una
pena criminal, sino una facultad discrecional del ejecutivo, conforme al «a.» 33 de
la C.
IV. El tercer tipo previsto en este c. II del «tít.» IV del libro II concierne ''al
sentenciado a confinamiento que salga del lugar que se le haya fijado para lugar de
su residencia antes de extinguirlo''. La pena es prisión por el tiempo, que falte para
extinguir el confinamiento. He aquí otra anomalía, hecha notar también por los
comentarios del «CP» de 1931. Esta consiste, nada menos, en que el precepto
resulta inaplicable, pues no hay previsión típica alguna en el código vigente
conminada con la pena de confinamiento, pese a hallarse ella indicada en el elenco
que figura en el «a.» 24 del propio «CP».
VI. Tampoco desaparecen, por último, las dificultades en el último a. del c. el 159,
conforme al cual ''el reo suspenso en su profesión u oficio, o inhabilitado para
ejercerlos, que quebrante su condena, pagará una multa de veinte mil pesos. En
caso de reincidencia, se duplicará la multa y se aplicará prisión de uno a seis años''.
Las dificultades comienzan con que la ley dice ''inhabilitado para ejercerlos'' en lugar
de ''privado de ejercerlos'', para dejar incuestionablemente referido, el precepto sólo
a la pena de ''suspensión o privación de derechos'' del a. 24 núm. 12 y no también
a la pena de ''inhabilitación destitución o suspensión de funciones o empleos'' del
núm. 13 del tantas veces citado a. 24. Surge, en seguida, el problema de saber si
el a. 159 se contrae a la suspensión de derechos que por sentencia formal se
impone como sanción («a.» 45 «fr.» II) o se extiende a la que por ministerio de la
ley resulta de una sanción como consecuencia necesaria de ésta («a.» 45, «fr.» I).
Puesto que el a. 46, al describir la pena de suspensión de derechos no comprende
la suspensión de profesión u oficio entre las penas accesorias inherentes a la
prisión, falta la base legal para imponer accesoriamente a un reo la ''suspensión de
profesión u oficio'', que mal podría entonces ser quebrantada. El a. 159 se refiere,
pues sólo a la suspensión de derechos que por sentencia formal se impone como
sanción.
Novena Epoca
Instancia: PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL SEXTO
CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: XV, Marzo de 2002
Tesis: VI.1o.P.175 P
Página: 1354
Novena Epoca
Instancia: PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL CUARTO
CIRCUITO.
Novena Epoca
Instancia: SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL
TERCER CIRCUITO.
Novena Epoca
Instancia: SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL
TERCER CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: III, Enero de 1996
Tesis: III.2o.P. J/2
Página: 167
Novena Epoca
Instancia: QUINTO TRIBUNAL COLEGIADO DEL DÉCIMO NOVENO CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
LA CIENCIA CRIMINAL
a) en la prohibición;
b) en la represión; y,
c) en el juicio.
Carrara considera que esa fórmula sacramental debe estar en la exacta noción del
delito, del que dice que no es un ente de hecho sino un ente jurídico.
Explica, después, el significado de esta fórmula: El delito es un ente jurídico, porque
su esencialidad debe consistir en la violación de un derecho.
Sostiene que el derecho es connatural en el hombre, porque Dios lo dio a la
humanidad desde su creación para que pueda cumplir sus deberes en la vida
terrena. Por ello, el Derecho debe tener una existencia y criterios preexistentes al
beneplácito de los legisladores humanos, criterios independientes del capricho de
los mismos y de la utilidad ávidamente anhelada por ellos.
Establece, así, como primer postulado, el que la ciencia del derecho criminal es un
orden de razones que emana de la Ley Moral Jurídica y que preexiste a todas las
leyes humanas.
LÍMITE DE LA PROHIBICIÓN
Definido el delito como ente jurídico, queda fijado según Carrara, el perfecto límite
de la prohibición, pues sólo serán consideradas delictuosas las acciones que
ofenden el derecho ajeno.
Esta ofensa supone, de modo necesario, una voluntad libre e inteligente.
El delito, pues, reconoce dos fuerzas especiales: una voluntad inteligente y libre, y
un hecho exterior, lesivo del derecho, peligroso para el mismo.
LEGITIMIDAD DE LA REPRESIÓN
LA PENA
La pena, de tal modo justificada, no puede quedar librada al criterio arbitrario al o
del legislador: debe someterse a los criterios jurídicos impreteribles que regulan la
calidad y la cantidad en proporción al daño sufrido por el derecho o el peligro corrido
por el mismo.
La pena, con el mal que inflige al culpable, no debe exceder de las necesidades de
la tutela. Si excede, no es protección sino violación del derecho, es prepotencia, es
tiranía; y si no llena aquella necesidad, importa traición a la misión impuesta a la
autoridad.
EL PROCEDIMIENTO
El rito procesal no solamente sirve a los honestos en cuanto los ayuda a descubrir
los delincuentes; los ayuda así mismo, en cuanto los preserva de caer víctimas de
errores judiciales; y ayuda, además, a los mismos culpables, en cuanto impide que
se le irrogue un castigo que, en cuanto impide también que se exceda la justa
medida.
Termina Carrara la luminosa exposición con estas palabras: "un concepto único y
supremo, su misión y el camino que debe constantemente recorrer. Sustrayendo
sus preceptos, con indefectible celo, del peligro de las veleidades utilitarias y de la
tracción de la moral pública, ella debe velar a fin de que se consolide, en los órdenes
civiles, la soberanía del Derecho.
IMPUTABILIDAD
Sostuvo, así que el Derecho Penal, como la rama del organismo jurídico, se
encuentra en relación con todas las demás y formando parte integrante del derecho,
se halla también ligado con todas las manifestaciones de la vida individual y social
del hombre.
Los principios difundidos por Carrara deben ser considerados en mérito a la razón
ya expuesta, como principios básicos de la Escuela Clásica del Derecho Penal.
Tales principios en síntesis, puede expresarse así:
La escuela clásica por otra parte, libró ardientemente campaña por la mitigación de
las penas. Se advierte, en ello, la poderosa sugestión de Beccaria.
En cuanto el método deducido o seguido por esta escuela no fué otro que el
Deductivo.
Carrara procuró encontrar la formula comprensiva de una verdad fundamental, a la
que debía remontarse todo el inmenso encadenamiento de las reglas punitivas y
prohibitivas. Era necesario esa formula que "debía contener en sí el germen de
todas las verdades", para deducir de ellas todos los preceptos particulares. Ya se
sabe cuál fué la fórmula encontrada. El Delito no es un ente de hecho sino un ente
jurídico.
Con respecto a la Amnistía, el Código Penal para el Estado de México nos indica:
Séptima Epoca
Instancia: SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEPTIMO CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: 193-198 Sexta Parte
Página: 25
Nota: En el Informe de 1985, la tesis aparece bajo el rubro "LEY DE AMNISTIA DEL
ESTADO DE VERACRUZ, INTERPRETACION DE LA FRACCION V DEL
ARTICULO 1o. DE LA.".
Séptima Epoca
Instancia: Sala Auxiliar
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Séptima Epoca
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Séptima Epoca
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: 90 Segunda Parte
Página: 25
Séptima Epoca
Instancia: TRIBUNAL COLEGIADO DEL OCTAVO CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: 86 Sexta Parte
Página: 47
Quinta Epoca
Instancia: Segunda Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: LXVI
Página: 1275
Quinta Epoca
Instancia: Segunda Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: LXVI
Página: 1275
Quinta Epoca
Instancia: Segunda Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: LXVI
Página: 1275
Quinta Epoca
Instancia: Segunda Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: LX
Página: 1017
AMNISTÍA
I. (Del griego amnestia, olvido). Acto del poder legislativo que ordena el olvido oficial
de una o varias categorías de delitos, aboliendo bien los procesos comenzados o
que han de comenzarse, bien las condenas pronunciadas.
Los atenienses dieron el nombre de amnistía a una 'ley' que el general Trasíbulo
hizo adoptar por el pueblo en 403 «a.C.», después de expulsar a los Treinta Tiranos,
y que prescribía el olvido de los hechos cometidos durante la rebelión. Esta medida
también se aplicó en Roma, principalmente en la Roma imperial que distinguía la
indulgencia especialis, la indulgencia generalis o comunis, y la general abolitio, que
correspondían respectivamente a la gracia, el indulto y la amnistía de nuestro
tiempo. En la Europa medieval, el olvido, el perdón de las conductas punibles era
atributo del monarca; más tarde, el derecho de gracia, el indulto, pasó a ser facultad
del jefe del Estado, y, bajo la influencia de la ciencia constitucional moderna, el
derecho de amnistiar fue declarado prerrogativa del poder legislativo.
Séptima Epoca
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: 157-162 Segunda Parte
Página: 73
Séptima Epoca
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: 90 Segunda Parte
Página: 25
Séptima Epoca
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: 86 Segunda Parte
Página: 75
Volumen 38, página 49. Amparo directo 7574/68. José Gallardo Hernández. 14 de
febrero de 1972. Mayoría de tres votos. Disidente: Ernesto Aguilar Alvarez. La
publicación no menciona el nombre del ponente.
Nota: En el Volumen 38, página 49, la tesis aparece bajo en rubro "PENA,
REDUCCION DE. LEY DE INDULTO, AMNISTIA Y REDUCCION DE PENAS DEL
ESTADO DE DURANGO. COMPETENCIA.".
Séptima Epoca
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: 38 Segunda Parte
Página: 49
Sexta Epoca
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: Segunda Parte, L
Página: 35
Sexta Epoca
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: Segunda Parte, XXX
Página: 61
INDULTO
I. (Del latín indultus, gracia por la cual el superior remite el todo o parte de una o la
conmuta.) El indulto es una medida de excepción, facultativa del supremo
representante del poder estatal, que debe contemplarse entre las reacciones
penales.
El indulto, la amnistía y la prescripción de la acción penal poseen una doble
naturaleza: son tanto causas de levantamiento de la pena como obstáculos
procesales. Tiene importancia el indulto para la rehabilitación del condenado, ya
que a través del perdón total o parcial y de la suspensión de la pena, puede
ayudarse a la reinserción del condenado en la sociedad, favoreciendo el
restablecimiento de su prestigio social.
II. El indulto es una manifestación del derecho de gracia, que como reminiscencia
histórica de los tiempos de la monarquía absoluta, aún subsiste en los actuales
estados de derecho.
En su origen se considero este derecho como elemento integrante de un poder
total superior a los tres poderes parciales. Actualmente se le considera como un
atributo de la soberanía de la justicia y se le entiende, en sentido amplio, como parte
de un poder punitivo estatal que abarca tanto el derecho como la gracia.
La finalidad para la que se utiliza el indulto puede ser distinta: el Estado puede
querer compensar con un acto de equidad el excesivo rigor jurídico, especialmente
cuando se ha producido un cambio posterior de las circunstancias generales o
personales. Puede intentar corregir por este medio defectos legislativos, sentencias
judiciales que quedaron obsoletas por una ulterior modificación de la ley, o errores,
judiciales. Sirve también para mantener la aplicación de la pena de prisión perpetua
dentro de límites razonables, compatibles con el principio de humanidad. Puede
emplearse, asimismo, para conseguir algún efecto de política-criminal. De hecho en
la práctica se utiliza por simples razones coyunturales de política general.
Pese a que la medida del indulto puede entenderse como arbitraria y contradictoria
a elementales principios del derecho penal, parece difícil que pueda desaparecer,
ya que como el derecho penal refleja una determinada concepción política, es
razonable que se modifiquen o anulen sus consecuencias cuando se cambian las
circunstancias sociales que condicionaron su aplicación.
INDULTO NECESARIO
II. La doctrina mexicana había señalado que dicha denominación era incorrecta,
puesto que el indulto constituye una concesión otorgada por el organismo ejecutivo,
y la institución que examinamos implica el nuevo examen judicial de un proceso ya
concluido. El legislador tomó en cuenta estos argumentos y en las reformas
promulgadas en diciembre de 1983 y 1984, al «CP» y al «CFPP» respectivamente,
se sustituyó dicha expresión incorrecta por la más adecuada de reconocimiento de
la inocencia del sentenciado, si bien los «CPP» y «CJM» conservan la terminología
anterior.
En efecto, el texto actual del «a.» 96 del «CP» dispone que cuando aparezca que
el sentenciado es inocente, se procederá al reconocimiento de su inocencia, en los
términos previstos por el «CPP» aplicable y de acuerdo a lo dispuesto por el «a.»
49 del propio código, que se refiere a la publicación de la sentencia a título de
reparación y a petición del interesado, cuando éste fuere absuelto.
III. Por lo que se refiere a los motivos por los cuales se puede solicitar el citado
reconocimiento de la inocencia del sentenciado, son muy semejantes los señalados
por los «CPP» y «CFPP», ya que coinciden en los tres siguientes: a) cuando la
sentencia se funde en documentos o declaraciones de testigos que después de
dictada, fueren declarados falsos en juicio; b) cuando después de la sentencia
aparecieron documentos que invalidan aquélla o los presentados al jurado, y que
sirvieron de base a la acusación o al veredicto; c) cuando sea condenada una
persona por el homicidio de otra que hubiese desaparecido, y se presentare ésta o
alguna prueba irrefutable de que vive, y cuando el reo hubiese sido juzgado por los
mismos hechos a que la sentencia se refiere, en otro juicio en que también hubiese
recaído sentencia irrevocable («aa.» 614 del «CPP» y 560 del «CFPP»), en la
inteligencia de que el código federal agrega, que en el ultimo supuesto mencionado
será nula la segunda sentencia.
El propio código federal consigna otras dos causas diferentes: a) que dos reos
hubiesen sido condenados por el mismo delito y se demuestre la imposibilidad de
que los dos lo hubiesen cometido, y b) que se presente el supuesto de la
retroactividad de la ley favorable en los términos del «a.» 57 del «CP».
En forma diversa, el «CJM» establece motivos distintos por los cuales puede
pedirse el indulto necesario y sólo uno de ellos, el último tiene similitud con una de
las causas del «CFPP»; en efecto, el «a.» 874 del citado ordenamiento castrense
dispone que el indulto procede cuando se alegue: a) que no existió el hecho material
que sirvió de base para la condena; b) que aun existiendo ese hecho y éste hubiera
sido ejecutado por la persona declarada culpable de él, no debió ser legalmente
castigada, y c) que dos o más personas hubiesen sido condenadas por el mismo
delito y sea imposible que todas ellas lo hubiesen cometido.
El perdón puede ser otorgado por el ofendido o por su representante legal, si aquél
fuese menor de edad o estuviera incapacitado; pero el órgano jurisdiccional o el
Ministerio Público, en este último caso, deberán a su prudente arbitrio, conceder o
no eficacia al otorgado por el representante y en caso de no aceptarlo, seguir el
procedimiento.
Octava Epoca
Instancia: SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: XV-II, Febrero de 1995
Tesis: VI.2o.230 P
Página: 504
Octava Epoca
Instancia: SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL VIGESIMO PRIMER
CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: XV, Febrero de 1995
Tesis: XXI.2o.38 P
Página: 205
Octava Epoca
Instancia: TERCER TRIBUNAL COLEGIADO DEL CUARTO CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: XIV, Diciembre de 1994
Tesis: IV. 3o. 135 C
Página: 429
Octava Epoca
Instancia: SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL DECIMO NOVENO
CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: XIV, Noviembre de 1994
Tesis: XIX. 2o. 36 P
Página: 434
Octava Epoca
Instancia: SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL DECIMO SEPTIMO
CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: XIV, Octubre de 1994
Tesis: XVII. 2o. 24 P
Página: 354
Octava Epoca
Instancia: SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: XIV, Julio de 1994
Página: 686
Octava Epoca
Instancia: SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: XIV, Julio de 1994
Página: 764
Octava Epoca
Instancia: SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL DECIMO NOVENO
CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: XIII, Junio de 1994
Página: 552
Octava Epoca
Instancia: SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL DECIMO SEXTO CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: XIII, Junio de 1994
Página: 642
Octava Epoca
Instancia: SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL DECIMO CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: XIII, Marzo de 1994
Página: 437
Octava Epoca
Instancia: TRIBUNAL COLEGIADO DEL VIGESIMO CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: XIII, Enero de 1994
Página: 205
Octava Epoca
Instancia: TRIBUNAL COLEGIADO DEL VIGESIMO CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: XII, Noviembre de 1993
Página: 400
Octava Epoca
Instancia: SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL DECIMO NOVENO
CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: XII, Noviembre de 1993
Página: 412
Octava Epoca
Instancia: SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEGUNDO CIRCUITO
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: XII, Noviembre de 1993
Página: 413
Octava Epoca
Instancia: SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL
PRIMER CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: V, Segunda Parte-1, Enero a Junio de 1990
Página: 334
Octava Epoca
Instancia: TRIBUNAL COLEGIADO DEL DECIMO TERCER CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: III, Segunda Parte-1, Enero a Junio de 1989
Página: 243
Octava Epoca
Instancia: TRIBUNAL COLEGIADO DEL DECIMO TERCER CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: III, Segunda Parte-1, Enero a Junio de 1989
Página: 243
Séptima Epoca
Instancia: TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL PRIMER
CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: 139-144 Sexta Parte
Página: 97
Séptima Epoca
Instancia: TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: 19 Sexta Parte
Página: 45
Nota:
QUERELLA
I. Del latín querella, acusación ante juez o tribunal competente, con que se ejecutan
en forma solemne y como parte en el proceso la acción penal contra los
responsables de un delito.
II. Para la iniciación del procedimiento penal, y consecuentemente para que pueda
darse válidamente el proceso, en el plano doctrinal y en el estrictamente legal se ha
señalado la necesidad ineludible de ciertos elementos que le den vida; ello implicará
la consideración investigativa de los presupuestos procesales, de las condiciones
objetivas de punibilidad, de las cuestiones prejudiciales y de los requisitos de
procedibilidad.
Este elemento es el hecho jurídico de la noticia del delito, noticia que puede
vincularse a determinados actos jurídicos, que influyen en la constitución de la
relación procesal (denuncia, querella, requerimiento, etc.), o puede dimanar de otra
fuente, determinando la actividad del órgano competente para promover la
realización plena de la relación mencionada.
En dichas condiciones, para que se dé el proceso, resultan indispensables: a) un
órgano de la jurisdicción penal, legítimamente constituido; b) una ''jurisdicción penal
genérica'', sea o no competente para el concreto supuesto fáctico; c) una relación
jurídico penal de carácter sustantivo; d) la presencia del MP, y e) la intervención de
la defensa.
Este principio esencial tiene varias consecuencias dentro del enjuiciamiento penal,
ya que por una parte, el ofendido por el delito carece de la calidad de parte, ni
siquiera de forma subsidiaria; así lo establece expresamente el «a.» 141 del
«CFPP», que sólo concede al ofendido la facultad de proporcionar elementos que
conduzcan a comprobar la existencia del delito y la responsabilidad del inculpado
(y, de análoga manera, lo preceptúa el «a.» 9 del «CPP»).
Sólo se admite la participación del ofendido o de sus causahabientes tratándose
de la reparación del daño y de la responsabilidad del propio inculpado
exclusivamente en cuanto otorga el perdón tratándose de los delitos perseguibles a
instancia de parte o de querella necesaria («a.» 93 del «CPP»).
El señalado principio del monopolio del ejercicio de la acción penal por parte del
MP, se ha llevado a extremos (que un considerable sector doctrinal ha estimado
inconveniente), tanto por la legislación como por la jurisprudencia, en cuanto el
propio MP puede negarse a ejercitar la acción penal, o bien, cuando ya se ha
iniciado el juicio, formular conclusiones no acusatorias o desistirse de la acción
penal, con efectos vinculatorios para el juez de la causa, a través de un simple
control interno del mismo MP, determinado el sobreseimiento definitivo y la libertad
del inculpado con idénticos efectos a los de una sentencia absolutoria («aa.» 323-
324 del «CPP» y 298, «frs.» I y II del «CFPP»).
VIII. Por último, el derecho de querella se extingue: a) por muerte del agraviado; b)
por perdón: c) por consentimiento; d) por muerte del responsable, y e) por
prescripción.
OFENDIDO
I. (Del latín offendere, participio pasado del verbo ''ofender''.) Ofendido es quien ha
recibido en su persona, bienes o, en general, en su status jurídico, una ofensa, daño,
ultraje, menoscabo, maltrato o injuria.
II. Dentro del proceso penal reciben el nombre de ofendido la víctima del hecho
delictivo, así como quienes, a causa de la muerte o de la incapacidad ocurrida a la
víctima a resultas del ilícito penal, le suceden legalmente en sus derechos o les
corresponde su representación legal.
Las funciones que al ofendido se asignan dentro del enjuiciamiento penal derivan,
fundamentalmente, del sistema que se adopte en materia de acusación. En México,
de modo claro a partir de la C de 1917, la facultad de acusar -ejercicio de la acción
penal- se ha reservado al Ministerio Público en su carácter de órgano estatal
encargado de la ''persecución de los delitos'' (C., «a.» 21). Dado que tal facultad
constituye un ''monopolio'', y que la reparación del daño se concibe como ''pena
pública'', el ofendido tiene en nuestro proceso penal un papel asaz limitado. No
reconociéndose hoy día la posibilidad de que el particular ofendido por un hecho
delictivo ejercite ante los tribunales competentes la pretensión punitiva, la ley le
asigna funciones procesales de carácter secundario. Suele justificarse lo reducido
de su papel aduciéndose que el otorgarle mayores facultades que las que hoy se le
asignan contribuiría a introducir en el proceso el afán de venganza.
III. Por lo que hace a la fase de averiguación, el ofendido se encuentra facultado por
la ley para denunciar los delitos de que se estima víctima. Debe tenerse presente,
sin embargo, que esta facultad se le reconoce no en razón de haber sufrido en su
persona o en su patrimonio los efectos del hecho ilícito, sino en tanto que la facultad
de denunciar se reconoce a todo individuo que tiene conocimiento de tales hechos.
En la práctica debe reconocerse que son precisamente los ofendidos quienes más
frecuentemente intervienen ante las autoridades con el carácter de denunciantes
aportando la notitia criminis sobre la que habrá de realizarse la averiguación previa.
REHABILITACIÓN DE DELINCUENTES
I. Es la recuperación de los derechos que se pierden por haber sufrido una condena
impuesta por la autoridad penal competente, La rehabilitación (res habitis) es una
institución que nació jurídica y, con el paso del tiempo, se han extendido a otros
ámbitos. Con ella originalmente se deseo restituir todos los derechos que se quitan
a la persona del delincuente, como castigo y retribución, por el hecho de haber
infringido el derecho penal. Es decir anular el estigma o marca, que el propio
derecho punitivo impone, y, además, extinguir de plano la responsabilidad nacida
de la omisión o comisión (cabe la preterintencionalidad) de la acción sancionada
penalmente.
II. Algunos autores -entre ellos Constancio Bernardo de Quirós- citan que el
nacimiento de esta institución tuvo lugar en el siglo VI A. C., en tiempos de Solón
que después pasó por lo que se conoce como ''restitutio in integrum'', con los
romanos; continuó con los salvoconductos expedidos por los monarcas, como
sucedió con las ''letters de rehabilitation des con. damnés aux biens et renommiée'',
para desembocar en el concepto que actualmente tenemos de la rehabilitación en
la ley del 1o de febrero de 1855, dentro del derecho francés, que después se
incorporó a la del 5 de agosto de 1899, también en Francia. En México, la figura
arranca del «CP» de 1871 y se proyecta a los de 1929 y 1931, en el Distrito
Federal, extendiéndose por asimilación a las entidades federativas en sus
respectivas legislaciones penales.
Artículo 98.- En el caso de concurso de delitos, las acciones penales que de ellos
resulten, prescribirán separadamente en el término señalado en cada uno.
Artículo 99.- Cuando para deducir una acción penal sea necesaria la terminación
de un juicio por sentencia ejecutoria o la declaración previa de alguna autoridad, la
prescripción no empezará a correr sino hasta que se hayan satisfecho estos
requisitos.
Artículo 101.- Los términos para la prescripción de las sanciones serán continuos
y correrán desde el día siguiente a aquél en que el inculpado las quebrante si fueren
privativas de libertad, y si no lo fueren desde la fecha en que cause ejecutoria la
sentencia.
Artículo 105.- La reparación del daño prescribe en diez años contados a partir de
la fecha en que cause ejecutoria la sentencia.
Artículo 106.- La prescripción de las penas de multa y reparación del daño a favor
de la procuración y administración de justicia se interrumpirá, en el caso del artículo
36 por el inicio del procedimiento fiscal respectivo y, en cualquier otro por la
presentación de la demanda para hacerla efectiva.
Novena Epoca
Instancia: SÉPTIMO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL PRIMER
CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: XVII, Febrero de 2003
Tesis: I.7o.P.16 P
Página: 1114
Novena Epoca
Instancia: SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL SEXTO
CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: XVI, Octubre de 2002
Tesis: VI.2o.P.38 P
Página: 1422
Novena Epoca
Instancia: PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DEL DECIMO CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: XIV, Octubre de 2001
Tesis: X.1o.30 P
Página: 1176
Novena Epoca
Instancia: PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL SEXTO
CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: XV, Enero de 2002
Tesis: VI.1o.P.165 P
Página: 1333
Octava Epoca
Instancia: PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DEL QUINTO CIRCUITO.
Fuente: Apéndice de 1995
Tomo: Tomo II, Parte TCC
Tesis: 685
Página: 432
Octava Epoca:
NOTA:
Tesis V.1o.J/13, Gaceta número 44, pág. 42; Semanario Judicial de la Federación,
tomo VIII-Agosto, pág. 133.
PRESCRIPCIÓN PENAL
Transcurrido un tiempo superior a la mitad de ese plazo, el sólo hecho que puede
interrumpir la prescripción es la aprehensión del inculpado.
Se da una regla especial para el caso en que el reo haya extinguido una parte de
la sanción impuesta, sin señalarse, sin embargo, la porción de la pena que ya ha
cumplido. En tal caso el tiempo requerido para la prescripción es el del tiempo que
falte de la condena, y una cuarta parte más, sin que pueda ser menor de un año
(«a.» 114 «CP»).
c) Por lo que concierne a la interrupción de la prescripción de la pena, ésta ocurre
al aprehenderse al reo, aunque sea por otro delito diverso, tratándose de la pena
privativa de libertad. Respecto de las demás penas, basta para la interrupción
cualquier acto de autoridad competente para hacerlas efectivas.
LA PRESCRIPCIÓN EN MATERIAPENAL
INTRODUCCIÓN
Puede hacerse un estudio de cada una de las diversas formas que la ley consigna
para producir el mismo efecto: la extinción de la posibilidad de perseguir el delito y
el delincuente o de hacer efectiva la sanción impuesta; sin embargo, pensando
solamente en una de dichas formas, que es la prescripción. En consecuencia, basta
por el momento reiterar que en la prescripción y en todos los otros casos
enunciados, se está ante la presencia de casos en los que el Estado, por medio y a
través del Derecho Penal, se impone la autolimitación para perseguir hechos
aparentemente delictuosos y a sus respectivos autores, o de limita, también, en la
ejecución de las consecuencias que debieran derivarse de la declaración cierta,
hecha por la autoridad judicial, de que un hecho determinado es constitutivo de
delito y un individuo, igualmente determinado, es responsable ante la Ley y la
sociedad por la comisión de ese delito.
A la luz de lo anterior, podemos concluir que tanto la acción para perseguir los
hechos delictuosos, como el derecho para ejecutar las sanciones impuestas, son
susceptibles de extinción por el simple transcurso del tiempo, es decir, que son
prescriptibles.
FUNDAMENTOS DE LA PRESCRIPCION
La idea que aquí se expone no es la más técnica y jurídica, pero sí la más realista.
Constituye el reconocimiento de que el devenir natural del tiempo hace que el
pasado se olvide; para no desnaturalizar el Derecho Penal, se afirman los principios
de la prescriptibilidad de la acción persecutoria y de la pena impuesta, porque de
otra manera el Derecho Penal se consideraría siempre injusto y vengativo.
Resumiendo las líneas que anteceden, puede decirse que el simple transcurso del
tiempo hace que la actividad represiva del Estado pierda su función de servir como
medio adecuado para lograr la intimidación que equivale a una forma de prevención
y, en vista de ello, se impone el propio Estado la limitación para perseguir y
sancionar los hechos delictuosos, para evitar ese fenómeno inverso al que nos
hemos referido, consistente en volver víctima al quien fue victimario.
Existe una tercera teoría, que podemos considerar la más acertada, que va
fusionando gradualmente los argumentos que integran a las dos precedentes, para
concluir que por razón de la seguridad que todos los hombres deben recibir por
parte del poder del Estado, la prescripción, sea de la acción o de la sanción, está
plenamente justificada en los sistemas legales.
Con lo anterior se pone de relieve que si hay leyes generales que regulan el
fenómeno de la prescripción, estas mismas reglas están creando, además de una
limitación al poder estatal, una esfera de derechos favorables a los seres humanos
que tendrán, siempre, un derecho individual oponible al derecho general del Estado
a perseguir los delitos y a los delincuentes.
Respecto a esta segunda tesis, advertimos que la Suprema Corte de Justicia aborda
la prescripción desde la óptica del autor del hecho punible, tomando en cuenta la
zozobra, la preocupación del acusado o procesado que tiene cuentas pendientes
con la justicia. Tal vez esta posición no sea la más acertada por desnaturalizar la
finalidad del Derecho Penal, pero se le menciona por abarcar o contener
precisamente aspectos relativos al autor del hecho.
3º El tiempo. La ley reconoce y acepta la medida del tiempo conforme a las leyes
naturales del movimiento en el Universo y de acuerdo con el criterio asimilado
culturalmente en nuestras sociedades; se basa en el concepto de día, mes, para
algunos aspectos de la caducidad y, además, en años, en materia de prescripción
y todo ello nos va llevando a la aceptación de un determinado concepto del tiempo,
con la base que dan las formas de medición universalmente convenidas. Esto es lo
que se entiende por curso natural del tiempo, para los efectos de la ley penal y, en
concreto, para el cómputo de los términos de la prescripción.
A este respecto poco importan las teorías físico- matemáticas de la relatividad del
tiempo, lo que cuenta es la existencia de un criterio uniforme, aceptado
universalmente acerca de la medición del tiempo. Este criterio es el de año, mes,
día, hora, minuto y segundo y a él se refiere nuestra legislación penal.
Teorías diversas.- Las principales tesis a este respecto son tres: la que considera a
la prescripción como parte del Derecho Penal, la que la ubica dentro del Derecho
Procesal y la que puede denominarse como mixta.
El delito es, para los efectos que ahora nos interesan, un hecho humano previsto de
modo típico por una norma jurídica, cuya materialidad adquiere manifiesta
importancia para establecer la relación que da origen al derecho del Estado para la
persecución penal, vinculando al ser humano autor del propio hecho.
En sentido lato, el delito es "el acto u omisión que sancionan las leyes penales" y
en esta definición se reúnen los dos aspectos esenciales para el estudio de la
prescripción de la acción persecutoria, es decir, la existencia de un hecho que se
manifiesta bajo la forma de una conducta típica. Así, se va ubicando dicho estudio
dentro de las áreas de la conducta y de la tipicidad, que son las que comprenden al
hecho en sí mismo, sin valoraciones al margen de la materialidad del
acontecimiento, intrascendentes en el campo de la prescripción.
Habremos de distinguir entre los hechos perseguibles sólo cuando la parte ofendida
así lo pide al órgano estatal titular del ejercicio de la acción persecutoria, en
contraposición al principio general de la perseguibilidad de oficio y, desde luego,
casos de prescripción relativos a la justicia militar y a la codificación fiscal.
EL TIEMPO DE LA CONDUCTA
Por ello, aludimos a las principales teorías existentes para determinar el tiempo de
la conducta y, así, conocer la que acepta la ley mexicana.
a) Teoría de la actividad
De conformidad con esta teoría, la conducta queda perfeccionada para el inicio del
curso de la prescripción, a partir del momento en que se realiza la actividad del
sujeto agente de ella.
Con algunas variantes, el Código Penal de Veracruz establece: "Los términos para
la prescripción de la acción penal serán continuos y se contarán a partir del
momento en que se cometió el delito, si fuese instantáneo, desde que cesó, si fuere
permanente; y desde el día en que se hubiese realizado el último acto de ejecución
si el delito fuese continuado o en tentativa". (Artículo 91).
Observaciones previas
En tanto que en la omisión vemos que sus elementos son: una voluntad y una
inactividad.
1. Todos los delitos de acción implican un hacer algo, una actividad muscular que,
realizada voluntariamente, produce un resultado, que puede ser material o jurídico.
2. Cuando se ha realizado la conducta activa, integrada por los elementos ya
conocidos (actividad, voluntad y resultado), nace el derecho del Estado para
perseguir lo que se considera un hecho relevante para la materia penal.
3. El inicio del término necesario para que opere la prescripción, es coetáneo al
nacimiento del derecho a la persecución.
Los de simple omisión o de omisión propiamente dicha, son los delitos que consisten
en la falta de una actividad jurídicamente ordenada, independientemente del
resultado material que produzcan.
Los delitos de comisión por omisión, o impropios delitos de omisión, son aquellos
en los que el agente decide no actuar y por ello, por la inacción, se produce el
resultado material.
En los delitos de simple omisión, hay una violación jurídica y un resultado puramente
federal, mientras en los de comisión por omisión, además de la violación jurídica,
se produce un resultado material. Por ello se dice que en los primeros se viola una
ley dispositiva y en los segundos se infringen una dispositiva y una prohibitiva.
Esta clase de ilícitos penales han sido definidos como aquellos que son integrados
por una conducta que se manifiesta en actuaciones fraccionadas, y esto quiere decir
que el delito plurisubsistente es el que se consuma con varios actos.
En cuanto a la prescriptibilidad de este tipo de delitos, puede decirse que los hechos
o actos integrantes de una sola figura no constituyen, a su vez, un delito autónomo,
por lo que, cada acto, visto aisladamente, no es perseguible, sino sólo la reunión de
todos ellos, conformando el tipo particular y, en este orden de ideas, la
perseguibilidad de los delitos plurisubsistentes y, por ende, el principio de la
prescripción persecutoria, se presentará hasta que la reunión de actos integre la
conducta típica, exceptuándose los casos en que no se llega a la consumación, pero
que pueden significar una tentativa punible.
El delito complejo es aquel que se integra con varios hechos que, si bien
considerados en forma aislada se califican como delictuosos, para efectos penales
no son sino elementos constitutivos o meras circunstancias de agravación de un
solo delito y en estos el inicio del curso de la prescripción es, necesariamente,
coincidente con la aparición de la figura compleja.
Vale consignar que en el delito clasificable como complejo, lo que interesa para
determinar el inicio del curso de la prescripción es el momento en que queda
típicamente satisfecha la figura compleja y nunca el momento de presentación de
sus partes integrantes (con apariencia delictuosa), ya que la figura toda corresponde
a una creación de la ley por razones de política criminológica.
Los denominados delitos habituales se definen como aquellos cuya noción exige,
como elemento constitutivo, la reiteración habitual o profesional de hechos que,
tomados singularmente, no serían delitos.
Observaciones previas
Los elementos del delito instantáneo con efectos permanentes son: a) una
conducta; b) una consumación y agotamiento instantáneo y c) perdurabilidad del
efecto producido.
Por cuanto hace el tema de la prescripción, los delitos instantáneos con efectos
permanentes no tienen la diferencia con los solamente instantáneos; para aclarar
este detalle, basta decir que la distinción entre unos y otros se encuentra en la
perdurabilidad de los efectos que, como es natural, son posteriores a la realización
de la conducta y a su consumación y agotamiento.
Los doctrinariamente llamados delitos permanentes, son los mismos que la ley
denomina como delitos continuos y, así, tenemos que se considera, para los efectos
legales, delito continuo, aquel en que se prolonga sin interrupción, por más o menos
tiempo, la acción o la omisión que lo constituyen.
Entre los delitos permanentes o continuos, existen aquellos en los que el período
consumativo se debe prolongar, por más o menos tiempo, y de esa determinada
prolongación depende la vida misma del tipo legal. Y también existen aquellos en
que, en algunas circunstancias, aparece la prolongación indefinida del estado
antijurídico producido por la conducta. Esta circunstancia ocasiona que la doctrina
que la doctrina trate a los delitos permanentes o continuos en dos especies, como
se verá a continuación.
Se toma como base para efectos del inicio del curso de la prescripción, cuando se
trate de delitos necesariamente permanentes: la cesación del estado antijurídico
creado por el presunto delincuente.
En este orden de ideas, resulta que la perseguibilidad del hecho particular de que
se trate surge desde el momento del inicio de la satisfacción del tipo, pero continúa,
también, hasta que cesa la conducta típica continua o permanente. En
consecuencia, el principio aplicable para el inicio del curso de la prescripción es el
de la cesación de la conducta comprensiva del interés tutelado en el tipo de que se
trate.
Esta clase de delitos, llamados también de daño, se define como aquella que
corresponde a los que requieren una efectiva lesión del bien jurídico protegido.
Sin embargo, hay que entender que los tipos de lesión o de daño corresponden a
una forma especial de presentación de la conducta típica, lo que implica que
normalmente son tipos consumados, pero esto no impide la presentación de la
tentativa punible que, naturalmente estará regida por otro principio normativo, en el
que no se tome como punto de partida el momento de consumación, para efectos
de la prescripción.
Opuestamente a los delitos que se han llamado de lesión o daño, existen los delitos
de peligro, en donde se entiende al peligro como la posibilidad inmediata, la
probabilidad cognitiva de la producción de un determinado acontecimiento dañoso.
La simple puesta en peligro del interés jurídicamente tutelado es suficiente para dar
motivo a la clasificación del hecho como delictuoso.
Es necesario consignar que este tipo de delitos ha sido dividido en tres grupos,
atendiendo a la naturaleza del bien jurídico protegido que es colocado en peligro
por la conducta del actor, así como el alcance de ésta.
El primer grupo es el de los delitos de peligro concreto, en los que, para que pueda
hablarse de la realización típica, se exige la demostración, caso por caso, de que
efectivamente se ha producido el peligro.
En los delitos de peligro, sea cual fuere el grupo posible, no se presenta la forma de
la tentativa punible, ya que en estos ilícitos la conducta típica se perfecciona y
consuma al crearse el estado de peligro, lo cual excluye la figura de la tentativa,
porque de no ser así, equivaldría a peligro sobre peligro.
Al no existir tentativa punible en los delitos de peligro, queda solo la figura del delito
consumado y de ahí que la norma aplicable a la prescripción de la acción
persecutoria en estos delitos es la referente a que el inicio de dicha prescripción lo
determina el día en que el delito (conducta típica) se cometió o realizó, por tratarse
de delitos consumados.
Introducción
Vemos aquí que un mismo hecho adquiere relevancia jurídico penal sólo cuando es
típico, lo que pone de manifiesto la importancia del tipo en la relación hecho –
persecución y si, como se ha visto en partes anteriores de este trabajo, del hecho
nace la posibilidad de la persecución, y la persecución estatal es susceptible de
prescripción, resulta de máximo interés para todo estudio de la prescripción de la
acción persecutoria referirse a los delitos según su clasificación en orden al tipo,
porque el tratamiento legal tiene que ser acorde con la naturaleza jurídica de cada
hecho en particular.
Los códigos penales son a menudo llamados catálogos de tipos, para hacer
referencia a que es en ellos donde encuentran su ubicación más precisa los tipos
que el legislador ha elaborado para erigirlos en figuras de delitos; no obstante, hay
en la actualidad una fuerte tendencia a tipificar también delitos en leyes especiales.
La creación legislativa tiene siempre un método, según el cual las figuras son
ordenadas atendiendo a la naturaleza del bien jurídico que el legislador ha estimado
como acreedor de la máxima tutela legal, como lo es la penal.
Para referirse a los tipos especiales agravados, es menester tener presente que el
carácter de especiales les resulta de la comparación con un tipo básico, ya que
ambos tutelan un mismo bien jurídico y que su consecuencia de agravados es
consecuencia de alguna valoración hecha por el legislador que hace que, ante un
mismo resultado lesivo, el tratamiento en orden a la penalidad sea más grave.
Entre las diversas consecuencias legales que derivan de la aparición del tipo
especial agravado, se encuentran los tratamientos en orden a la prescripción,
porque, como se ha expuesto, la acción persecutoria está sometida, para el
cómputo relativo a su prescripción, al término medio aritmético de la sanción
aplicable al delito de que se trate y, en el caso, la agravación es, precisamente, en
orden a la penalidad comparada con la correspondiente al tipo básico, un tipo
diferente de éste, aunque reúna todos sus elementos.
Los tipos llamados especiales privilegiados, son aquellos que, tratando un interés
jurídico ya protegido en un tipo básico, contienen alguno o algunos elementos
integrantes en su descripción, que hace que el tratamiento en orden a la penalidad
sea inferior al básico. Esto es, de acuerdo con esta clasificación, una idéntica lesión
al interés jurídicamente protegido trae como consecuencia una penalidad
privilegiada.
Son aquellos que tutelan un bien jurídico que ya se encuentra incluido, en cuanto a
su protección legal, por un tipo básico, pero que, por la presencia de alguna
circunstancia o peculiaridad valorada por el legislado, reciben un tratamiento
diferente por lo que hace a la penalidad, aumentándola o disminuyéndola. De
acuerdo con esto, estos tipos complementados se distinguen de los especiales en
que estos últimos excluyen, para su penalidad, al tipo básico, lo cual no se presenta
en aquellos.
En términos más simples, se puede decir que el tipo complementado es igual al tipo
básico más otra norma que puede significar aumento o disminución de la pena
aplicable, pero siempre con satisfacción previa de un tipo básico.
Son aquellos descritos en una norma básica en cuanto al tipo y a la cual se agrega
otra norma que disminuye la penalidad.
Al igual que con los tipos complementados agravados, cuya aparición no excluye la
aplicación del tipo básico, hay que estar a la penalidad consignada para este último
como elemento temporal rector para el cómputo del plazo, necesario para la
operancia del fenómeno de la prescripción.
Los tipos, por otra parte, son portadores de una hipótesis general, que describe la
forma cómo la conducta del sometido al imperio de la norma puede afectar el interés
jurídico protegido por el propio tipo; es decir, que el legislador, consciente del valor
del principio "nullum crime sine lege", hace la descripción de la conducta punible en
forma tal que queden incluidos en el tipo todos los comportamientos que la ley no
desea que se produzcan.
Esta clasificación parte del principio de que todos los tipos llevan consigo la tutela
de bienes jurídicos, pero que en algunos casos el mismo tipo de que se trate
contiene dos ó más bienes, aun cuando lo normal es la tutela de uno solo de ellos.
Los delitos se pueden distinguir en simples y complejos y se llaman simples los que
lesionan un solo derecho o bien y complejos los que lesionan más de un derecho o
bien.
Introducción
Todos los fenómenos que encuentran su fundamento en el curso del tiempo se
hallan sometidos a un principio inalterable: tienen un inicio y tienen un final. La
prescripción no puede evadir este aserto, puesto que es una creación del Hombre
para que tenga validez en el mundo del Derecho, y el mismo Hombre, al crearle, ha
establecido sus límites temporales, en función de las normas jurídicas aplicables.
Con la finalidad de que el cómputo que en cada caso tiene que realizarse sea
ajustado a la ley, es necesario precisar que el inicio del curso de la prescripción no
se toma a partir del momento en que nace el derecho a la persecución, sino del día
en que tal derecho es ejercitable por el Estado. Esto tiene como fundamento el
contenido de los artículos 102, 107 y 110, todos ellos en el Código Penal del Distrito
Federal, en los cuales se hace referencia clara a que el inicio del curso de la
prescripción de la acción persecutoria se toma a partir del día en que haya ocurrido
el acontecimiento previsto por la norma. Así, el 102 se refiere a que los términos
para la prescripción serán continuos y se contarán desde el día en que se cometió
el delito, si fuere consumado, desde que cesó, si fuere continuo o permanente o
desde el día en que se hubiere realizado el último acto de ejecución, cuando se trate
de tentativa; por su parte, el 107, que se refiere a la prescripción de la acción en
materia de delitos de querella, indica que el término será de un año, contado a partir
del día en que la parte ofendida haya tenido conocimiento del delito y del delincuente
y en tres años, independientemente de esa circunstancia. Finalmente, el 110, que
menciona las causas de interrupción del curso de la prescripción, concluye diciendo
que si dejare de actuar, la prescripción comenzará de nuevo desde el día siguiente
de la última diligencia.
2ª. Esta excepción aparece cuando no hay posibilidad de aplicar los artículos 105 y
118 del Código Penal del Distrito Federal (correlativo: el artículo 92 del Código Penal
de Veracruz), porque para el delito de que se trate no existe, en abstracto o
formalmente, una sanción corporal o restrictiva de la libertad personal.
Como hemos visto, en general, el lapso necesario para que produzca sus efectos la
prescripción de la acción persecutoria lo determina el término medio aritmético de
la sanción o pena privativa de libertad. Ahora bien, el Código Penal contiene delitos
cuyas penas no son privativas de libertad, esto es, que implican, en principio, la
imposibilidad de determinar el curso de la prescripción en función del tiempo de la
pena probable.
Estos casos los resuelve el Código Penal del Distrito Federal (correlativo: artículo
93 del Ordenamiento Punitivo del Estado de Veracruz), de la siguiente manera: "La
acción penal prescribe en un año, si el delito solo mereciere multa. Si el delito
mereciere, además de esta sanción, la corporal o fuere alternativa, se atenderá en
todo caso a la prescripción de la pena corporal, y lo mismo se observará cuando
corresponda alguna otra sanción accesoria".
Analizando este precepto, vemos que en él la ley plantea dos hipótesis. En primer
lugar, aparecen lo casos de prescripción de la acción persecutoria tratándose de
delitos que tienen multa como única sanción. En este supuesto, el curso total de la
prescripción es de un año en el Distrito Federal (seis meses en el Estado de
Veracruz), plazo que comienza a contarse a partir de que el hecho de que se trate
sea perseguible por la satisfacción de la relación conducta – tipicidad. Al carecerse
de la base aportada en función del tiempo de la pena probable, la prescripción
produce sus efectos al cabo de un año posterior a que sea perseguible el hecho
(seis meses en el Estado de Veracruz).
En segundo lugar, tenemos los casos en que el delito de que se trate tenga
señalada, además de la sanción de multa, una corporal; entonces es claro que,
habiendo pena corporal, tales casos se regirán por la regla general relativa a la
media aritmética de la sanción prevista. Por otro lado, si ese término medio
aritmético de la pena probable es inferior a los tres años, el principio que se aplica
es el del artículo 105 del Código Penal del Distrito Federal (93 del de Veracruz),
atendiéndose a la prescripción de la privativa de libertad, que nunca será inferior a
tres años.
3ª. El artículo 106 del Código Penal del Distrito Federal (artículo 94 del correlativo
de Veracruz), contiene ciertos delitos que no tienen señalada pena corporal, lo que
imposibilita obtener una media aritmética de la aplicable, y tampoco contempla dicho
precepto la sanción de multa, o una alternativa (prisión o multa). Por ello, si el delito
de que se trate sólo mereciere como sanción destitución, suspensión, privación de
derechos o inhabilitación, la prescripción se consumará en el término de dos años.
Una vez que el hecho punible ha ocurrido y que respecto de él puede funcionar la
perseguibilidad, la prescripción de la correspondiente acción persecutoria sólo
continuará su curso cuando se presenten una u otra de las siguientes condiciones:
que el Estado, pudiendo y debiendo ejercitar la acción penal, no lo haga dentro de
los límites temporales del caso particular; o bien, que habiendo realizado el acto
procesal de ejercicio de la acción persecutoria, no logre el propio Estado que el o
los sujetos queden sometidos a la jurisdicción de los tribunales.
Esto quiere decir que mientras el Ministerio Público no haga uso de esa facultad
exclusiva de acudir ante los tribunales en ejercicio de la acción persecutoria, los
propios tribunales están impedidos para resolver acerca de si un hecho determinado
y quien o quienes en él hayan intervenido son, respectivamente, delito y delincuente.
Si el Ministerio Público no hace uso de su tal facultad, el inicio del curso de la
prescripción que había partido desde el nacimiento del derecho para ejercitar la
persecución correspondiente, continúa corriendo hasta su total agotamiento, lo cual
implica la actualización de los efectos extintivos que trae consigo la prescripción de
la acción persecutoria.
Existen varias causas por las que el Ministerio Público no ejercita la acción penal:
1ª. Cuando el hecho delictuoso no llega al conocimiento del Órgano Represivo
Estatal (falta de "notitia criminis").
2ª. Cuando, una vez integrada la averiguación previa iniciada con motivo de hecho
presuntamente delictuoso, no se acreditan el cuerpo del delito o la probable
responsabilidad penal (determinación de reserva o archivo, en su caso).
3ª. Por razones de benevolencia, mala fe o motivo político por parte del titular del
Ministerio Público que conozca del hecho delictuoso, lo cual puede ser motivo de la
responsabilidad en que incurra, pero sin que ello interfiera de modo alguno en la
prescripción de la acción no ejercitada.
Son dos los casos que pueden presentarse en los que el factor común es la falta de
sometimiento del sujeto activo a la jurisdicción de los tribunales, con el mismo
resultado: la prescripción continúa su curso.
Introducción
Es conveniente transcribir los artículos del Código Penal del Distrito Federal que se
ocupan de las cuestiones relativas a la interrupción del curso de la prescripción, con
mención de los correlativos de los aplicables en diferentes Códigos Penales de la
República Mexicana, para una mejor comprensión del tema:
El precepto de nuestro Estado sólo difiere con el transcrito en cuanto que estipula
que sólo es necesario que transcurra una tercera parte del lapso previsto para la
prescripción y no la mitad que aquel exige.
Principio General
No puede ni debe fenecer lo que está en movimiento por los cauces legales; en
consecuencia, la acción penal, que requiere de cierta actividad para su ejercicio,
permanece viva porque los actos de tal ejercicio son interruptores de la prescripción.
Debemos aclarar que "la mitad del lapso necesario" a la que se refiere la ley, sólo
es inteligible en atención "al delito de que se trate", como lo dice el artículo 118, o
sea que para saber cuál es la mitad del lapso necesario, hay que saber siempre que
características tiene el hecho perseguido; es dable pensar que la base nunca será
inferior a los 18 meses, porque el artículo 105 así lo establece, al referirse a un
mínimo de 3 años para la prescripción, excepto el caso especial de los delitos de
querella.
Existen ciertas bases que son útiles para saber cuándo las actuaciones o actos
procedimentales son interruptores del curso de la prescripción ya iniciada:
a) Tomar el artículo 102 del Código Penal de el Distrito Federal, para determinar
el inicio del curso de la prescripción, según la hipótesis que corresponda (delito
consumado, continuo, tentativa, etc.)
b) Determinado el momento de inicio del curso de la prescripción, saber cuál es
"el delito de que se trate", para conocer la pena probable.
c) Tomar siempre como pena probable la establecida en género y nunca la
individualización judicial y obtener la media aritmética como ordena la ley.
f) Las bases anteriores rigen cuando la media aritmética sea superior a tres
años; si es de tres años o menos, se toma siempre una base de tres años, conforme
a los artículos que ya hemos visto.
Nuestras leyes son omisas en lo que se refiere a este particular, por lo que es
menester buscar doctrinalmente e interpretativamente, el verdadero contenido de
las normas rectoras.
Nuestras leyes son omisas en lo que se refiere a este particular, por lo que es
menester buscar doctrinalmente e interpretativamente, el verdadero contenido de
las normas rectoras.
Así, pueden distinguirse dos diferentes sistemas a este respecto: uno en el que, por
falta de disposición expresa de la ley la cuestión se deja a la interpretación de los
tribunales; y otro, en que la propia ley establece la limitación, con diferencias en
cuanto al tiempo según la entidad, pero siempre predeterminando las limitaciones,
como puede ser una actuación dentro de cierta temporalidad.
Introducción
Con anterioridad ya se dijo que hay una base que es de lógica esencial para la
interpretación del inicio del termino para el curso de la prescripción, misma que se
encuentra en la satisfacción de la relación conducta – tipicidad, que da la
importancia penalística a un determinado hecho: la lógica deviene de que del hecho
relevante nace el derecho del Estado a la persecución y es este derecho, en su
denominación de acción penal, lo que puede ser motivo de afectación por el curso
del tiempo, por su simple transcurso, que hace surgir el fenómeno de la prescripción.
Las causas de suspensión tienen que ser expresamente determinadas por la ley; y
su consistencia jurídica la toman exclusivamente de la ley, no en principios
doctrinarios.
Más precisamente, estimamos que conociendo origen, causa, efecto y
consecuencias, se puede definir a la suspensión del curso de la prescripción de la
acción persecutoria como la existencia de obstáculos de orden legal que impiden el
ejercicio de la pretensión punitiva del Estado mediante la acción persecutoria, a
pesar de la satisfacción de la relación conducta – tipicidad respecto de un hecho
determinado y que traen como consecuencia que el inicio del término necesario
para la operancia de la prescripción quede sujeto a la remoción o eliminación del
obstáculo de que se trate.
Texto de las disposiciones legales del código penal del Distrito Federal que regulan
las causas de suspensión
Artículo 109. Cuando para deducir una acción penal sea necesario que antes se
termine un juicio diverso, civil o criminal, no comenzará a correr la prescripción sino
hasta que en el juicio previo se haya pronunciado sentencia irrevocable.
Puede decirse que las causas de suspensión a las que hacemos referencia han sido
tratadas en dos diferentes formas: como condiciones objetivas de punibilidad, que
en su ausencia impiden la integración del delito y como condiciones de
perseguibilidad, cuya ausencia sólo produce el efecto de impedir el ejercicio de la
acción persecutoria.
La diferencia sustancial entre una y otra posturas es manifiesta, puesto que no es
lo mismo que un hecho no sea delictuoso en principio, a que el tal hecho no pueda
ser motivo de persecución.
Estas condiciones objetivas de punibilidad no son propias del concepto del delito,
sino circunstancias extrínsecas posteriores; sería mejor decir, tal vez, que son
circunstancias que surgen con posterioridad al hecho (post factum, no post
delictum), pero que en ciertos casos condicionan la validez jurídica total del
acontecimiento. No son un impedimento legal o tampoco un obstáculo para la
perseguibilidad; lo que ocurre es que el hecho, con su relevancia penalística, no se
surte hasta que aparece la satisfacción de la condición.
b) Condiciones de perseguibilidad
En términos absolutos, hay que reconocer que la persecución de los delitos o de los
hechos con apariencia delictuosa, es facultad exclusiva del Estado, por medio del
Ministerio Público, su órgano competente y con fundamento en el artículo 21
Constitucional. Esto implica la necesidad de establecer un principio general, que se
formula en el sentido de que ante la "notitia criminis", más la satisfacción de los
requisitos del artículo 16 de la Carta Magna, relativos a la prueba de la índole penal
del hecho que se investiga, de los elementos que básicamente lo constituyen y la
posibilidad de imputárselo razonablemente a alguien, debe ejercitarse la acción
persecutoria ante los tribunales.
CONCLUSIONES
Siempre habrá algo más que pueda decirse en materia de prescripción y lo hacemos
insistiendo en que ese fenómeno es consecuencia de nuestra vida en sociedad
regida por el Derecho y requerida de seguridad jurídica. Es una limitación que el
Estado se impone y que se obliga a respetar, lo que significa que es, también, un
derecho esencial del ser humano que, en su grandeza individual, pero
insignificancia física, se ve frente al poder impresionante del Estado.
El delito es el más brutal de los choques entre un hombre y el Estado, que hace que
ese organismo todopoderoso reaccione persiguiendo y sancionando el hecho, al
actualizarse la facultad coactiva del propio Estado. sin embargo, ante la prescripción
esto no ocurre, sino que contrariamente a lo que es el acontecimiento normal, la
maquinaria represiva estatal se inmoviliza, frena su impuso y deja sin persecución
o sin castigo un hecho que pudiera ser evidentemente antisocial. Si esto ocurre es
por excepción y debido al principio de la seguridad jurídica alcanzada en materia de
prescripción a lo largo de años de esfuerzo para garantizar al hombre cierta paz
ante el poderoso Estado.
Por ejemplo, si la pena se encuentra comprendida entre uno y ocho años, se suman
ambas cantidades que dan nueve años, el término medio aritmético es cuatro años
y seis meses, por lo que si han pasado cuatro años y siete meses, la prescripción
de la acción penal se ha consumado. La prescripción de dicha acción se interrumpe
con la aprehensión del acusado. Esa es la regla general de la prescripción, pero
tiene sus salvedades dependiendo de cada Código Penal, pues en unos se
establece que así será pero nunca será inferior a tres años. Y en los delitos que se
persiguen por querella, nunca mayor a dos años, etc.
Se hace valer la prescripción ante el Juez de la causa, pues se supone que el tiempo
ha pasado sin que el reo se encuentre Subjudice.
El Juez penal, dictará dentro del término Constitucional el Auto que declare que
dicha prescripción ha operado y ordenará la libertad sin reservas del acusado.
También puede suceder que la misma se ha consumado, pero que el reo ha sido
capturado y puesto a disposición de su Juez, igual, se argumenta la prescripción en
los mismos términos.
La otra prescripción, y por ello las primeras líneas de esta respuesta, es que el
acusado haya sido capturado, juzgado y sentenciado. Pero en el cumplimiento de
la pena, por cualquier circunstancia se evade de la cárcel, entonces la prescripción
se cuenta desde ese momento y se consuma cuando ha transcurrido todo el tiempo
de la pena que debería compurgar.
Por ejemplo, el reo fué sentenciado a 9 años de prisión, pero cuando llevaba
cumplidos dos se evade, a partir de ese momento comienza a correr la prescripción
que será de nueve años en adelante. Cuando han pasado esos nueve años a partir
de su evasión, dicha prescripción se ha cumplido.
Entonces debe presentarse a su Juez penal original y lo demás que hemos dicho.