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EL CORAZÓN HUMANO ES TRAICIONERO

“El corazón es más traicionero que cualquier otra cosa y es


desesperado. ¿Quién puede conocerlo? Yo, Jehová, estoy
escudriñando el corazón, . . . aun para dar a cada uno conforme a
sus caminos, conforme al fruto de sus tratos.”—Jer. 17:9, 10.

1. ¿Qué nos dice francamente la Biblia acerca de la inclinación del


corazón del hombre?

NUESTRAS propias experiencias y las experiencias de otros nos


hacen recordar diariamente que uno no nace con un buen corazón
y una inclinación de la mente hacia la justicia. A pesar de la
inocencia de un bebé recién nacido, el pecado y la imperfección ya
han estado obrando dentro de él desde que fue concebido. El
salmista David lo expresó así: “¡Mira! Con error fui dado a luz con
dolores de parto, y en pecado me concibió mi madre.” (Sal. 51:5)
Aun padres concienzudos que están esforzándose por criar a sus
hijos “en la disciplina y regulación mental de Jehová” muy a
menudo llegan a darse cuenta, dolorosamente, de que “la tontedad
está atada con el corazón del muchacho,” y han descubierto que se
necesita “la vara de la disciplina” y sus diversas aplicaciones para
‘alejarla de él.’ (Efe. 6:4, New World Translation; Pro. 22:15) Jehová
tomó nota misericordiosamente de esta herencia desdichada que
se pasa de padres a hijos al aceptar el sacrificio de Noé y su familia
después del diluvio global: “Nunca más invocaré el mal sobre el
suelo a causa del hombre, porque la inclinación del corazón del
hombre es mala desde su juventud.”—Gén. 8:21.
EL CORAZÓN PUEDE SER ENGAÑOSO

2. (a) ¿Cómo es que “el corazón es más traicionero que cualquier


otra cosa y es desesperado”? (b) ¿De qué se dio cuenta y qué
admitió el apóstol Pablo, aún después de rehacer su mente?

2 El trabajar con el corazón es engañoso. Si no tenemos cuidado,


llegamos a ser víctimas del engaño de uno mismo. La Biblia
advierte: “El corazón es más traicionero que cualquier otra cosa y
es desesperado. ¿Quién puede conocerlo?” (Jer. 17:9) La persona
traicionera se caracteriza por una pronta disposición a revelar
secretos o violar promesas de fidelidad; es desleal, indigna de
confianza, realmente traidora. ¡Imagínese! ¡Todos tenemos, en
nuestra condición de imperfección, un posible traidor encerrado en
nuestro pecho! ¿Verdad que a veces quedamos consternados, sí,
avergonzados, por cosas que comienzan a arraigarse en el corazón?
Y cuando el corazón quiere algo desesperadamente, esto puede
llevar a grave dificultad. Es vital que rápidamente hagamos ajustes,
para acallar esos nuevos afectos, para eliminar esos deseos súbitos.
El apóstol Pablo confesó que su mente renovada estaba siendo
atacada por los deseos malos que surgían del corazón así como
abrumada por pesos impuestos por la carne imperfecta:
“Verdaderamente me deleito en la ley de Dios conforme al hombre
que soy por dentro, pero contemplo en mis miembros otra ley que
guerrea contra la ley de mi mente y que me conduce cautivo a la
ley del pecado que está en mis miembros.” (Rom. 7:22, 23)
Reconoció que solo Jehová por medio de Cristo podría rescatarnos
de esta condición desdichada. Dejados a nuestras propias
inclinaciones, ciertamente nos descarriaríamos muchas veces. “Son
muchos los planes que hay en el corazón del hombre, pero el
consejo de Jehová es lo que subsistirá.”—Pro. 19:21.

3. Aunque la mente puede influir en el corazón con conclusiones


sacadas por medio de razonamiento, ¿qué puede suceder si el
corazón no se inclina a escuchar?

3 Como hemos aprendido antes, el corazón no siempre escucha a la


mente. Hay veces que el corazón abruma a la mente a pesar de la
fuerza de su lógica. Tenemos que recordar que el corazón raciocina,
también, aunque esto no tiene que ver tanto con la lógica como
con lo que está sucediendo en el corazón a medida que nuestros
motivos, afectos y deseos cobran forma y obtienen ímpetu en
cierta dirección, sea para bien o para mal. David oró: “Que . . . la
meditación de mi corazón [llegue a ser placentera] delante de ti, oh
Jehová.” En contraste, Jesús dijo: “Del corazón salen razonamientos
inicuos.” (Sal. 19:14; Mat. 15:19) La mente puede influir en el
corazón, hacerle recomendaciones lógicas, hacerle una súplica,
quizás teniendo como base la experiencia pasada, y en algunos
casos instarlo vigorosamente a emprender determinado proceder
porque conoce los peligros envueltos en la situación, pero si el
deseo de cierta cosa y el afecto que se le tiene se han vigorizado
fuertemente en el corazón, el corazón puede salir victorioso.

4. Ilustre el funcionamiento de la mente y el corazón en relación


con comprar un traje o vestido nuevo.
4 Como ilustración, supongamos que llega el tiempo en que usted
tiene que tomar una decisión en cuanto a comprar un traje o
vestido nuevo. Primero, la mente se encuentra ante ciertos hechos.
Quizás la ropa que se ha tenido por algún tiempo esté perdiendo su
utilidad o haya necesidad de hacer un cambio por alguna buena
razón. El corazón desempeña un papel bastante importante en el
asunto también, ya que existe un deseo de corazón de verse
presentable. El corazón y la mente están de acuerdo en que se
obtenga un vestido o traje nuevo. Ahora la mente reúne
información sobre precios, calidad, moda, etcétera, de modo que
cuando usted va de compras tiene una idea bastante clara de cuál
traje o vestido debe comprarse. Pero cuando llega a la tienda, ahí
en el escaparate hay un vestido o un traje muy llamativo, sí, ahí
está aguardando a la persona que compra por impulso. Realmente
no es práctico para usted; cuesta mucho más dinero; es de estilo
algo extremado; pero ¡cómo atormenta con su atractivo al corazón!
“¡Es el deleite del corazón!”

5. ¿Qué se necesita para mantener unificado nuestro corazón para


efectuar la voluntad de Jehová?

5 Ahora bien, ¿qué se hará? ¿Qué decisión se tomará? ¿Será una


decisión práctica, razonada, o una decisión de acuerdo con este
nuevo deseo del corazón? Si usted no tiene mucho cuidado, el
corazón vencerá a la mente. Se le moverá a adoptar un proceder
que estará contra su mejor juicio. Por otra parte, éste pudiera ser
un caso, como sucede a veces, de un corazón que se divide
momentáneamente. Si así es, los motivos y afectos buenos
sobrepujantes del corazón ganarán, con el resultado de que se
tome la decisión correcta de comprar la indumentaria que más
prácticamente satisface sus necesidades de ropa. Pero se nos
recuerda además que para estar seguros de tomar decisiones
correctas hay que fortalecer y entrenar el corazón de antemano en
el consejo de Jehová. “El que está confiando en su propio corazón
es estúpido, pero el que está andando con sabiduría es el que
escapará.” Los más poderosos deseos que de corazón haya
cultivado una persona, de poner los intereses y principios de Jehová
en primer lugar en su vida, pueden vencer intereses y deseos
fascinantes que broten súbitamente en el corazón.—Pro. 28:26.

6. ¿Por qué tiene uno que obrar inmediatamente si el deseo


incorrecto comienza a arraigarse en el corazón?

6 Ahora sigamos con este razonamiento dando un paso más, a


aspectos más serios de la vida. ¿Qué respuesta viene del corazón
cuando afrontamos la tentación de cometer inmoralidad, de hurtar,
de causar daño a otros? Aun más seriamente, ¿qué pasa cuando
una persona empieza a hacer planes deliberadamente para
satisfacer los deseos del corazón? ¿Es el corazón de usted lo
bastante fuerte como para moverlo a apartarse de un proceder
incorrecto, o sucumbe de modo que llegue a abrigar en secreto la
posibilidad de entregarse a los deseos de la carne? El demorarse en
tomar una decisión correcta puede ser desastroso. Se genera una
fuerza poderosa cuando el corazón empieza a meditar, cuando se
despiertan las emociones y la carne empieza a hacer preparativos
para lo malo. “Pero cada uno es probado por medio de ser
provocado y atraído seductoramente por su propio deseo [que
comienza en el corazón]. Luego el deseo, cuando se ha hecho
fecundo, da a luz el pecado; a su vez, el pecado, cuando se ha
realizado, produce la muerte.”—Sant. 1:14, 15.

7. Ilustre cómo el corazón puede salir ganando al optar por obrar


de manera contraria a los argumentos de la mente.

7 Considere, por ejemplo, el caso de un hombre casado que se halla


frente a la tentación de cometer adulterio con una mujer que no es
su cónyuge. Su mente, debido a estudio y a lo que ha oído y visto,
puede tener información que pesa ponderosamente contra tal
proceder. Razonando sobre lo que les ha resultado a otros que han
procedido de ese modo y considerando las dificultades y malas
consecuencias a las cuales esto lógicamente lleva, puede que su
mente produzca argumentos que señalen poderosamente en la
dirección opuesta a la de la tentación, información que recomienda
urgentemente salirse de la zona de peligro. Pero, supóngase que el
corazón del individuo no tiene el deseo de apartarse de la
tentación. Entonces su corazón toma una decisión contraria a lo
que su mente ofrece y recomienda, y, en realidad, el corazón le
dice a la mente: “No; es de ésta manera que procederemos.” El
poder emocional del corazón de la persona en cuestión hace que se
quede en la zona de peligro contrario al consejo y razonamiento de
su mente.

8. ¿Cómo describe la Biblia el poder del corazón para escoger el


proceder que uno ha de emprender?
8 Este poder del corazón para escoger entre procederes optativos y
fijar su deseo en uno de ellos explica por qué la Biblia, refiriéndose
al corazón del hombre, dice que ‘hace planes’ y que ‘idea su
camino,’ es decir, el camino en el cual su mente ha pensado
primero y que atrae al corazón. (Pro. 19:21; 16:9) Esto es
especialmente cierto en asuntos morales y espirituales.

9. Si el corazón tiene un fuerte deseo de hacer lo malo, ¿qué puede


suceder al hacer éste sentir su influencia en la mente?

9 Más que esto, sin embargo, posiblemente el corazón entonces


mueva a la mente a ponerse a buscar algún pretexto o excusa para
emprender el proceder incorrecto, empleando razonamiento falso.
Tal vez el individuo entre en acción pecaminosa, y, al mismísimo
tiempo que esté pecando, su corazón quizás haga que su mente
invente justificaciones. Puede que abuse de la bondad amorosa de
Dios, diciendo: ‘Dios es muy misericordioso; él me perdonará
debido a mi debilidad carnal,’ y al mismo tiempo siguiendo en su
proceder erróneo. Se hace como el inicuo que “ha dicho en su
corazón: ‘Dios ha olvidado. Ha ocultado su rostro. Ciertamente
nunca lo verá.’” (Sal. 10:11; compare con Romanos 1:21, 24.) No es
extraño, pues, que las Escrituras nos adviertan que el corazón del
hombre pecaminoso es “más traicionero que cualquier otra cosa y
es desesperado.”—Jer. 17:9.

10, 11. (a) ¿Qué dijo Jesús acerca de cometer adulterio en su


corazón el hombre? (b) ¿De qué manera puede un hombre, a los
ojos de Dios, ir al grado de cometer adulterio en su corazón,
aunque no toque a una persona que no sea su esposa?

10 Esto también nos ayuda a comprender por qué una persona


puede aparecer ante el punto de vista de Dios como persona que
ha cometido adulterio aunque ni siquiera haya tocado a la otra
persona envuelta en la situación. Un hombre puede de una ojeada
mirar a una mujer hermosa que no sea su esposa y en su corazón
decir: “Es bastante atractiva,” haciéndose esto casi antes que él
haya tenido tiempo para pensar en ello. Esta deducción pasajera no
tiene que ser incorrecta ni impura, pero si el hombre “sigue
mirando” a esta mujer, el deseo no puede menos que desarrollarse
de modo que forme una pasión por ella en su corazón. Jesús
aconsejó: “Pero yo les digo que todo [casado] que sigue mirando a
una mujer a fin de tener una pasión por ella ya ha cometido
adulterio con ella [¿dónde?] en su corazón.”—Mat. 5:28.

11 Este individuo no ha participado en el acto físico verdadero, tal


vez debido a que las circunstancias no se han prestado para ello; no
le parece que podrá hacerlo y escapar de tener que pasar por
muchos problemas desagradables. Quizás su mente le haya
advertido acerca de esto. Pero si las circunstancias cambiaran,
parecieran favorables, si pensara que hubiese alguna posibilidad de
escapar sin consecuencias serias, entonces su corazón ya está
dispuesto a cometer el acto, quiere hacerlo. El impulso completo de
los motivos está allí... solo falta la oportunidad. A los ojos de Dios el
que está en esa situación ya es culpable. (Compare con Santiago
1:13-15.) De la misma manera uno pudiera hacerse culpable de
hurto, o hasta de asesinato. (1 Juan 3:15) ¿Podemos ver, entonces,
por qué es tan importante que comprendamos claramente y
apreciemos la distinción que la Biblia hace entre mente y corazón, y
que el corazón, y no la mente, es el centro del motivo?

12. ¿Cómo permitió David que su corazón lo descarriara, en


contraste con José?

12 Se dijo de David que era un hombre de acuerdo con el propio


corazón de Dios, pero en una ocasión sucedió que estaba andando
en su azotea y a lo lejos estaba Bat-seba bañándose, quizás
inocentemente. En vez de apartarse antes de que pudieran
despertarse pensamientos eróticos en su corazón, él siguió mirando
y formó una pasión por ella. A su vez, esto resultó en que
vergonzosamente cometiera adulterio y maniobrara los asuntos
para que el esposo de ella fuera muerto a fin de poder tomarla
como esposa. En contraste, José huyó cuando fue tentado por la
esposa de su amo enloquecida por el sexo. Es cierto que fue a dar a
la prisión acusado falsamente y perdió su libertad por algún
tiempo, pero no había perdido su buena conciencia y posición con
Dios.

JEHOVÁ CONOCE EL CORAZÓN Y SUS NECESIDADES

13. ¿Qué muestran las Escrituras en cuanto a conocer Jehová


acertadamente el corazón?
13 ¿Quién puede conocer el corazón humano? Bueno, tenemos que
confesar que en nuestra condición de imperfección nosotros no
podemos conocerlo a grado cabal, pero, ¡qué agradecidos podemos
estar de que Jehová sí lo conozca! “Porque no de la manera que el
hombre ve es la manera que Dios ve, porque el simple hombre ve
lo que aparece a los ojos; pero en cuanto a Jehová, él ve lo que es el
corazón.” “Yo, Jehová, estoy escudriñando el corazón . . . aun para
dar a cada uno conforme a sus caminos, conforme al fruto de sus
tratos.” “Tú has examinado mi corazón, has hecho inspección de
noche, me has refinado.” (1 Sam. 16:7; Jer. 17:10; Sal. 17:3) Jesús
también conoce acertadamente el funcionamiento del corazón del
hombre. “Las cosas que proceden de la boca, del corazón salen, y
esas cosas contaminan al hombre.” (Mat. 15:18) Ahora bien,
¿cuáles son esas cosas?

14. (a) ¿Qué análisis penetrante hizo Jesús de la capacidad del


corazón? (b) ¿Estamos trabajando contra desventajas imposibles al
esforzarnos por tener un buen corazón?

14 Aunque el corazón humano es capaz de generar los motivos más


nobles y elevados, ¡mire qué cosas detestables y repugnantes
pueden proceder también del corazón, según las enumeró Jesús!
“Porque de dentro, del corazón de los hombres, proceden
razonamientos perjudiciales: fornicaciones, hurtos, asesinatos,
adulterios, codicias, actos de iniquidad, engaño, conducta relajada,
el ojo envidioso, blasfemia, altanería, irracionalidad. [El relato de
Mateo añade “testimonios falsos.”] Todas estas cosas inicuas de
dentro proceden y contaminan al hombre.” (Mar. 7:20-23)
Encarándose a la capacidad para tan formidable conjunto de cosas
inicuas con origen en el corazón, uno fácilmente podría darse por
vencido y decir que es inútil luchar. Eso es lo que casi todas las
personas hacen. Esa es una de las razones por las cuales el camino
ancho que lleva a la destrucción está lleno de tantos millones de
personas, mientras que en el camino angosto y estrecho que lleva a
la vida hay tan pocas personas. Pero Jesús no propuso una meta
imposible al abrir el camino angosto que lleva a la vida eterna. En
verdad dijo: “Esfuércense vigorosamente por entrar por la puerta
angosta, porque muchos, les digo, tratarán de entrar mas no
podrán.”—Luc. 13:24.

15. Al empezar a remodelar y moldear nuestros deseos y afectos


para tener motivos apropiados, ¿qué debemos recordar?

15 La manera en que adquirimos conocimiento y nos sometemos a


la disciplina determina a gran grado qué afectos o deseos, sean
buenos o malos, se desarrollan en nuestro corazón, y con qué
intensidad brotan del corazón. No podemos alimentar el corazón y
la mente con una dieta constante de inmundicia y esperar tener
buenos deseos y motivos. Además, la mente necesita buenas
razones para hacer recomendaciones al corazón en cuanto a por
qué algo debe hacerse o no debe hacerse. Se requiere educar y
disciplinar al corazón. (Pro. 23:12) Entonces finalmente se gana al
corazón, si hay alguna tendencia a ser renuente, a medida que éste
prueba los buenos resultados que vienen de hacer lo correcto. No
es caso de simplemente levantarse por la mañana y decir: “Hoy voy
a ser más amoroso,” o alguna expresión similar, como si el aplicarse
a uno mismo esa psicología suministrara la respuesta. Primero,
tenemos que cultivar buenas cualidades como modo de vivir por
aplicación cotidiana para poder formar buenos hábitos y rasgos, y
entonces ser honrados con nosotros mismos al procurar conocer
las causas básicas de las cualidades y tendencias malas que
tenemos enclavadas en el corazón. Entonces podemos aplicar
principios bíblicos para eliminarlas o controlarlas. “Cuando entre la
sabiduría en tu corazón y el conocimiento mismo se le haga
agradable a tu mismísima alma, la habilidad misma para pensar te
vigilará, el discernimiento mismo te salvaguardará, para librarte del
mal camino.”—Pro. 2:10-12.

16, 17. (a) Describa la situación del corazón de una persona que ha
pasado gran parte de su vida en ambiente inmoral. (b) ¿Qué
conflictos se desarrollan al aprender la verdad de la Palabra de
Dios?

16 Para ilustrar esta reorientación del corazón, consideremos lo


que sucede en el corazón cuando una persona oye con deleite la
verdad de la Palabra de Dios después de haber pasado una buena
porción de su vida asociándose con personas inmorales y
frecuentando lugares que se han establecido para suministrar
placer sensual. Esa persona ha mostrado gran deficiencia en buenas
capacidades relacionadas con los motivos, puesto que “cualquiera
que comete adulterio con una mujer es falto de corazón.” (Pro.
6:32; 9:1-5, 13-18) El leer novelas sórdidas, el ver revistas
pornográficas y el escuchar y contar bromas obscenas pueden
haber acrecentado este deseo vehemente de estimulación sexual.
Ahora se entera de que, en vez de envejecer y morir, puede esperar
con deleite el vivir para siempre en medio de condiciones de
perfección. Esto le atrae de corazón. Pero también aprende que
solo los que cumplen los requisitos justos de Jehová vivirán allí.
¿Qué hará?

17 Los fuertes y vehementes anhelos inmorales del corazón y la


carne, formados a través de los años, no se disipan de la noche a la
mañana. ¡Qué consciente llega a estar de esto! Comienza un
terrible conflicto entre la mente y el corazón. (Sal. 38:7-10) La
mente ve la lógica de servir a Jehová: Se puede evitar la ira de Dios;
uno puede quedar libre de la enfermedad, el sufrimiento y la
muerte, y esto lleva a vida eterna; la buena conducta realmente
resulta en lo mejor para el cuerpo de uno, física, mental y
emocionalmente; y la asociación sana y edificante entre el pueblo
de Dios está disponible para reemplazar a las amistades anteriores
que estimulaban y contribuían a su delincuencia. Pero el corazón
quiere las cosas ahora, ¡todas las cosas que le han proporcionado
deleite secreto en el pasado! Es verdad que hay el deseo de adorar
a Dios, aunque algo débil ahora. En lo profundo, hay un deseo de
hacer lo correcto, pero éste no es muy fuerte ahora. La mente le
recuerda al corazón las consecuencias malas, como el posiblemente
contraer una enfermedad venérea o engendrar un hijo ilegítimo o
ser cómplice de un aborto, puntos que el corazón no puede negar,
pero todavía están allí esos deseos.

18. ¿Cómo se gana finalmente al corazón, de modo que encuentre


su más elevado deleite en hacer la voluntad de Jehová?

18 Este es un punto crucial en su vida. Muchos, habiendo


progresado hasta este punto, no avanzan más. La vida en el nuevo
sistema parece muy buena, pero las atracciones hacia el viejo
sistema son demasiado fuertes en el corazón. Pero el que sigue
cobrando valor en su corazón para progresar, sí, obligándose a
hacer lo correcto, a introducir la ley de Dios en su corazón, pronto
descubre que le es más fácil hacer lo correcto. Más que esto, el
corazón prueba por experiencia efectiva lo que le agrada a Dios, y
mientras más hace esto el corazón, tiene que sacar la conclusión de
que se puede obtener placer también en esto. Junto con la mente,
el corazón ve los beneficios. Estos deseos anteriores comienzan a
ser reemplazados en el corazón con las cosas correctas. Dos cosas
no pueden ocupar el mismo lugar al mismo tiempo. De hecho, ha
habido una ‘circuncisión del corazón.’ (Rom. 2:29; Col. 2:11) Ahora
se aleja de los conocidos de antes y de las malas influencias porque
de corazón quiere hacerlo, no porque tenga que obligarse. El
corazón ha llegado a encontrar su más elevado deleite y su más
puro placer en hacer la voluntad de Dios y asociarse con su pueblo.
Las cosas anteriores se le hacen repugnantes. Ha edificado amor,
afecto profundo, a la ley de Dios en su corazón. “La ley de su Dios
está en su corazón; sus pasos no titubearán.”—Sal. 37:31.

OTROS MOTIVOS DEL CORAZÓN

19. ¿Qué influencia tiene el corazón en la lengua?

19 Moralmente, tal vez tengamos controlado nuestro corazón,


pero, ¿qué hay de los otros motivos del corazón? ¿Cómo estamos
usando la lengua, por ejemplo? Jesús enunció el principio: “De la
abundancia del corazón habla la boca.” (Mat. 12:34, 35; Pro. 15:28)
El buen corazón lo mueve a uno a hablar cosas buenas. Sin
embargo, si alguien “no refrena su lengua, sino que sigue
engañando su propio corazón, la forma de adoración de este
hombre es vana.” El chismear es mala medicina para el corazón. Si
no tenemos cuidado, el corazón simplemente se deleita mucho en
saborear detalles “suculentos” acerca de otros y en esparcirlos por
todos lados. Pero el esparcir rumores y semiverdades es
desamorado.—Sant. 1:26.

20. (a) ¿Por qué es necesario seguir amándonos “unos a otros


intensamente desde el corazón”? (b) ¿Por qué es significativo que
el perdón tenga que proceder del corazón y no solo de la mente?

20 Más seriamente, “si ustedes tienen en su corazón amargo celo y


espíritu de contradicción, . . . allí hay desorden y toda cosa vil.”
(Sant. 3:14-16) “No debes odiar a tu hermano en tu corazón.” Más
bien, se nos manda que nos amemos “unos a otros intensamente
desde el corazón.” (Lev. 19:17; 1 Ped. 1:22) Si su hermano ha
pecado contra usted, esto debe arreglarse “entre ti y él a solas”
antes que usted forme una actitud de odio para con él. De los que
no perdonan dijo Jesús: “Del mismo modo también tratará mi
Padre celestial con ustedes si no perdonan de corazón cada uno a
su hermano.” (Mat. 18:15, 35) Una de las siete cosas que Jehová
odia, según se alistan en Proverbios 6:16-19, es “un corazón que
fabrica proyectos perjudiciales.”—Sal. 140:2.

21. ¿Qué tendencias comunes del corazón pueden manifestarse si


no se ejerce cuidado riguroso?
21 En nuestra relación con Jehová y su organización, no hay lugar
para hipocresía, codicia, arrogancia u obstinación. (1 Tim. 1:5; Sal.
101:5; 131:1) Tanto los de “corazón doble” como los de “pensar
irresoluto” son condenados por la Palabra de Dios. (Sal. 12:2;
119:113) La tendencia del corazón es presentar una apariencia,
justificar, salirse de una situación mintiendo. Si esta táctica no surte
efecto, entonces se recurre a lisonjear o posiblemente a amenazar
con habla injuriosa o con denuestos. (Rom. 16:18) Hay que
entrenar al corazón en cuanto a veracidad y obediencia para que
seamos honrados no solo con Jehová sino también con nosotros
mismos y con nuestros hermanos. Si hemos pecado, y nuestro
corazón ‘empieza a darnos golpes’ rápidamente debemos dirigirnos
a Jehová en oración y descubrir nuestro corazón delante de él,
buscando perdón y una limpieza de corazón. (2 Sam. 24:10; Sant.
4:8-10) Si se ha cometido un pecado serio, tenemos que revelar
esto a los individuos responsables de la congregación y buscar su
ayuda. El corazón no debe despreciar la censura ni ser “insensible
tal como grasa.” Jehová “está sanando a los quebrantados de
corazón, y está vendando sus partes doloridas.” (Sal. 119:70; 147:3;
Pro. 5:12-14) Si apreciamos la misericordia de Jehová y esta
provisión hecha con el fin de cubrir los pecados por el sacrificio de
rescate, confiadamente podemos acercarnos a Jehová sin seguir
condenados en el corazón, a medida que desde entonces en
adelante andamos circunspectamente delante de él.—Heb. 10:22;
1 Juan 3:18-24.

22. ¿Por qué es importante el ser diligente en guardar el corazón a


todo tiempo?
22 Es preciso que guardemos nuestro corazón con toda diligencia,
mientras acudimos a Jehová para que nos ayude a ‘guiar nuestro
corazón por el camino.’ Debido a que el corazón es engañoso y
puede retroceder a caminos malos anteriores antes que nos demos
cuenta de ello, cada día tenemos que recordar la exhortación de la
Palabra de Dios: “Confía en Jehová con todo tu corazón y no te
apoyes en tu propio entendimiento.” Al proceder así, tenemos la
seguridad de que “la paz de Dios que supera todo pensamiento
guardará sus corazones y sus facultades mentales por medio de
Cristo Jesús.”—Pro. 23:19; 3:5; Fili. 4:6, 7.
23. ¿Por qué, “más que todo lo demás,” debe salvaguardarse el
corazón?
23 ¿Podemos ver más claramente ahora por qué es que “más que
todo lo demás que ha de guardarse,” debemos salvaguardar el
corazón? Las “fuentes de la vida” proceden de él, y esto no se debe
solo a que el corazón, como bomba muscular, haga que la sangre
vivificante corra por todo el cuerpo a todas las células para
mantenerlas vivas y sanas. Lo más importante es que el corazón
puede, si lo desarrollamos apropiadamente, originar los motivos,
deseos y afectos que, con la ayuda y bondad inmerecida de Jehová,
nos asegurarán vida eterna en salud perfecta en su nuevo sistema
de cosas. El gran Cardiólogo, Jehová, ha diagnosticado
correctamente la condición de corazón de toda la humanidad y él
es el único que tiene la receta apropiada para nuestro corazón
defectuoso: “Hijo mío, no olvides mi ley, y observe tu corazón mis
mandamientos, porque largura de días y años de vida y paz te serán
añadidos.”—Pro. 3:1, 2.
Sirviendo a Jehová con corazón
completo.

“Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda
tu alma y con toda tu mente.”—Mat. 22:37.

1, 2. (a) ¿Qué consejo serio dio el rey David a su hijo Salomón


tocante a la importancia de servir a Jehová con corazón completo?
(b) ¿Cómo mostró Jesús lo necesario que es servir a Jehová con
corazón completo?

ERA un anciano y no le quedaba mucho tiempo para vivir. Ante un


grupo de gente congregada habló a su hijo, y le dijo: “Hijo mío,
conoce al Dios de tu padre y sírvele con corazón completo y con
alma deleitosa; porque todos los corazones Jehová los está
escudriñando, y toda inclinación de los pensamientos la está
discerniendo. Si tú lo buscas, él se dejará hallar de ti; pero si lo
dejas, él te desechará para siempre.”—1 Cró. 28:9.

2 Ya hace mucho que el anciano, su hijo, y la gente que oyó lo que


se dijo pasaron de la escena. Pero aquellas palabras del rey David a
su hijo Salomón contienen consejo y verdad que son eternos y que
son vitales hoy día para usted y para mí. Todo el registro de la
Biblia, incluso el ministerio de Cristo Jesús, el Hijo de Dios, testifica
al hecho de que el Dios Soberano Jehová quiere que uno le sirva
con corazón completo... o que no le sirva. Cuando se le preguntó:
“¿Cuál es el mandamiento más grande de la Ley?” Jesús contestó:
“Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda
tu alma y con toda tu mente y con todas tus fuerzas.” (Mat. 22:36-
38; Mar. 12:28-30) Ciertamente ninguno de nosotros queremos que
Dios nos ‘deseche para siempre,’ ¿verdad? Por eso, dado que
nuestros corazones están entre aquellos que Jehová está
escudriñando, ¿cómo podemos estar seguros de que le estamos
sirviendo con “corazón completo,” con ‘todo nuestro corazón’?

3. ¿Por qué es esencial ver claramente la distinción entre el corazón


y la mente?

3 El discernir claramente la distinción que hace la Biblia entre la


mente y el corazón nos ayudará a salvaguardar el corazón y a servir
a Jehová con corazón completo. Es posible que una persona tenga
excelente conocimiento de la Biblia, que pueda contestar preguntas
sobre numerosos puntos y mostrar que está “al día” respecto a la
información más recientemente publicada. Pero es posible que esa
persona esté en peligro grave. Porque las “fuentes de la vida” no
son procedentes de la cabeza, del cerebro o mente, sino, como nos
dice Proverbios 4:23, ‘procedentes del corazón.’ Fácilmente
podemos engañarnos a menos que comprendamos esto. Recuerde,
aun individuos que se han vuelto en contra de la verdad, que se
hacen apóstatas, no pierden al instante todo conocimiento de la
Biblia. Aunque el corazón de éstos ha rechazado decisivamente el
camino de Dios, queda conocimiento en su mente, aunque va
desvaneciéndose con el tiempo. Por eso el conocimiento mental de
por sí no es guía segura que nos lleve a salud espiritual.
4. ¿Qué significa servir a Jehová con corazón completo?

4 Pregúntese, entonces: ¿Qué clase de persona soy yo en la


‘persona secreta de mi corazón’? ¿Estoy sirviendo a Jehová ahora
con “corazón completo,” con ‘todo mi corazón’? Servir con
“corazón completo” quiere decir servir con un corazón cuyos
motivos tienen una sola dirección, es servir con un corazón que no
es irresoluto (Sal. 119:113) ni doble. (1 Cró. 12:33; Sal. 12:2) Si
estamos sirviendo con todo nuestro corazón, entonces el
complacer a Jehová Dios es la cosa más grande de nuestra vida, el
deleite de nuestro corazón. Igual que el salmista, oramos:
“Instrúyeme, oh Jehová, acerca de tu camino. Andaré en tu verdad.
Unifica mi corazón para que tema tu nombre.” (Sal. 86:11) De
modo que nuestro corazón está unido, tiene sencillez de propósito.
(Pro. 23:19) El tener esa clase de corazón nos mueve
constantemente en una sola dirección, el camino de Jehová.

BUEN MOTIVO, VITAL EN TODO LO QUE HACEMOS

5. El tener corazón completo ¿qué punto de vista nos hará tener de


los diversos aspectos del servicio de Dios?

5 Servir con corazón completo también quiere decir que nuestro


corazón tiene buena disposición en cuanto a toda la extensión o el
alcance completo de lo que el servicio a Dios incluye. Esto incluye la
relación matrimonial, el entrenamiento de los hijos, el trabajo
seglar, las relaciones con los vecinos, el estudio personal, las
reuniones y asambleas cristianas, el interés en el bienestar de
nuestros hermanos, el atender asignaciones y responsabilidades de
congregación. Nuestro corazón no puede estar solo parcialmente
en armonía con la voluntad de Jehová.

6, 7. (a) Aunque los corazones de los israelitas los movieron a ser


generosos, ¿qué condición de corazón manifestaron muchos solo
poco tiempo después? (b) ¿De qué manera es esto un ejemplo para
nosotros?

6 Considere, por ejemplo, el tiempo en que el tabernáculo o tienda


de reunión había de construirse. La Biblia muestra que los
corazones de los israelitas los movieron a contribuir tan
generosamente que lo que dieron, mucho de lo cual ellos tuvieron
que producir por trabajo manual, “resultó ser suficiente . . . y más
que suficiente.” En realidad, Moisés tuvo que decirles que ya no
trajeran más. (Éxo. 36:4-7) Esto fue excelente. Pero poco tiempo
después esta misma gente se hallaba murmurando y quejándose
acerca de sus circunstancias. (Núm. 11:1-6, 10) Míriam, la hermana
de Moisés, (que con tanto gozo había cantado la alabanza a Jehová
después de la destrucción de las fuerzas de Faraón en el mar Rojo)
en acción unida con su hermano Aarón habló contra el
superintendente que Dios había nombrado para dirigir la nación.
(Núm. 12:1-8) La gente en general cedió al temor y la falta de fe al
oír los malos informes de los espías que habían sido enviados a
Canaán, y hasta habló de apedrear a Moisés y Aarón. (Núm. 13:1, 2,
25-33; 14:1-10) Habían contribuido bienes materiales y labor, pero
¿estaban sirviendo a Jehová con “corazón completo,” con ‘todo su
corazón’?—Sant. 3:13, 14.
7 ¿Somos así algunos de nosotros? Damos de buena gana de
nuestros medios materiales, tal vez hasta rindiendo excelentes
servicios cuando se está efectuando un esfuerzo de gran magnitud
para lograr un proyecto importante, como en una asamblea o
cuando se construye un Salón del Reino; pero después,
posiblemente cuando las cosas no marchan tan bien como
quisiéramos que marcharan, ¿nos ponemos a murmurar, a
quejarnos, mostrando hasta un espíritu de rebeldía?

8. ¿Por qué se tiene que salvaguardar el corazón a todo tiempo, no


dando por sentado que siempre impulsará correctamente?

8 Recordando que su corazón es capaz de obrar traicioneramente,


el cristiano, aunque conoce la verdad y quizás se considere en
perfecta seguridad, tiene que proteger su corazón si quiere
mantenerlo “completo” en servicio a Jehová. Tiene que ejercer
mucho cuidado para no ponerse en el camino de la tentación. El
apóstol Pablo cita el ejemplo de los pecados de los israelitas, entre
los cuales estuvo la fornicación crasa, y luego dice: “En
consecuencia, el que piensa que está en pie, cuídese que no caiga.”
(1 Cor. 10:6-12) Y el escritor inspirado de Proverbios dice: “El que
está confiando en su propio corazón es estúpido, pero el que está
andando con sabiduría es el que escapará.”—Pro. 28:26.

PROVISIONES PARA TENER CORAZÓN COMPLETO


9. ¿Cómo podemos estar seguros de los “pensamientos e
intenciones del corazón”?

9 Para ‘andar con sabiduría’ tenemos que examinar nuestro


corazón con regularidad, someter a prueba nuestros motivos,
descubrir nuestras debilidades y trabajar para remediarlas. Es
bueno que pensemos detenidamente así: “Yo sé lo que mi mente
dice, pero ¿qué hay en mi corazón? ¿Por qué quiero hacer esto o lo
otro? ¿Qué motivo es el que me impele? ¿Es verdaderamente
sincero mi razonamiento, o en realidad trato de engañarme a mí
mismo, de excusarme?” En vista de lo traicionero que es el corazón,
necesitamos ayuda. Dios la suministra por medio de su Palabra.
“Porque la palabra de Dios es viva y ejerce poder y es más aguda
que toda espada de dos filos y penetra hasta dividir alma y espíritu,
. . . y puede discernir pensamientos e intenciones del corazón.”—
Heb. 4:12.

10, 11. (a) ¿Qué provisiones hace Jehová para ayudarnos a tener
corazón bueno y completo? (b) ¿A qué grado depende del individuo
el tener un corazón completo?

10 Pero para que la Biblia discierna con provecho para nosotros los
pensamientos e intenciones en los cuales se ha fijado nuestro
corazón, tenemos que hacer lo que nos atañe. Tenemos que
‘ablandar nuestro corazón’ al consejo que se nos da, ‘inclinar
nuestro corazón’ para recibirlo. Tenemos abundancia de alimento
espiritual procedente de la organización visible de Dios para
ayudarnos ‘a prestar atención a la sabiduría con nuestro oído, para
que inclinemos nuestro corazón al discernimiento,’ para que no
tengamos el corazón “embotado e incapaz de entender,” sino que
tengamos iluminados ‘los ojos del corazón.’ Puesto que “el corazón
del entendido adquiere conocimiento, y el oído de los sabios
procura hallar conocimiento,” se nos proveen reuniones cristianas
con regularidad a las cuales asistir, donde la instrucción y la
asociación son sanas y edificantes. También tenemos el “consejo en
el corazón de” hombres maduros que sirven de superintendentes,
consejo que con discernimiento podemos ‘sacar’ como aguas
profundas de sus pozos de experiencia para efectuar aplicación
práctica de las leyes de Jehová.—2 Cró. 34:27; Pro. 2:1, 2; 18:15;
20:5; Mar. 6:52; Efe. 1:18.

11 Pero es preciso que hagamos el esfuerzo que se necesita para


obtener estos beneficios, para usarlos diligentemente en edificar y
salvaguardar nuestro corazón. Jehová dio encomio al rey Josafat
por ‘preparar su corazón para buscar al Dios verdadero.’ (2 Cró.
19:3) “El corazón entendido es el que busca el conocimiento.” (Pro.
15:14) Es verdad que David oró que Dios ‘creara en él aun un
corazón puro,’ pero Jehová no hace esto milagrosamente, puesto
que “al hombre terrestre le pertenecen los arreglos que hace el
corazón.”—Sal. 51:10; Pro. 16:1.

12. ¿Por qué no es suficiente un entendimiento mental de la


verdad?

12 No basta con obtener un entendimiento mental, tenemos que


ser movidos por lo que aprendemos, sentirlo en nuestro corazón.
Por medio del escritor inspirado nuestro Padre celestial dice: “Hijo
mío, de veras presta atención a mis palabras. A mis dichos inclina tu
oído. No se escapen de tus ojos. Guárdalos en medio de tu corazón.
Porque son vida a los que los hallan y salud a toda su carne. Más
que todo lo demás que ha de guardarse, salvaguarda tu corazón,
porque procedentes de él son las fuentes de la vida.” (Pro. 4:20-23)
Sí, tenemos que escribir lo que aprendemos ‘sobre la tabla de
nuestro corazón’ (Pro. 3:3; 7:3), y podemos hacer esto solo si
tomamos tiempo para dejar que la verdad de Dios penetre
profundamente en nuestro corazón, en el centro mismo de él, para
que nos mueva de manera correcta. (Sal. 37:31) ¿Es eso lo que
usted hace cuando lleva a cabo su estudio personal en casa?
¿cuando asiste a las reuniones?

13. (a) En vez de ser la mente lo que esté vagando ¿qué puede
revelarse que esté vagando al hacerse un examen más estrecho?
(b) ¿Qué advertencia se da en Hebreos 3:12, y cómo a menudo
empieza a reflejarse primero un “corazón inicuo y falto de fe”?

13 A veces decimos que cuando estamos efectuando nuestra


lectura personal o estamos en las reuniones ‘nuestra mente vaga.’
Tal vez sea así. Tal vez algo que un niño haga o alguna otra cosa
distraiga o desvíe nuestra atención momentáneamente. Pero,
siendo del todo honrados con nosotros mismos, ¿pudiera ser que
algunas veces no sea nuestra mente, sino nuestro corazón, lo que
comience a vagar? ¿Nos encontramos pensando en cosas
materiales, en algo que vamos a comprar, en algún proyecto en
casa en que estamos interesados, en asuntos monetarios, o
descubrimos que estamos pensando en cosas de la carne: alimento,
diversiones, alguien del sexo opuesto? Si estas cosas siguen
pareciéndonos más interesantes que la consideración de la Palabra
de Dios y su excelente consejo, de modo que quizás hasta estemos
deseando que termine la reunión para poder dedicar atención a
estos otros asuntos, entonces estamos en dificultad, en peligro de
que nuestro corazón se haga insensible como si estuviera cubierto
de grasa (Sal. 119:70), o se haga duro y resistente a la guía de Dios.
(Heb. 3:8) Esto muestra falta de fe en la bondad de Jehová, en el
hecho de que nos recompensa por nuestra fiel devoción a él, y
muestra que hemos comenzado a buscar de otra procedencia la
recompensa que queremos. A los cristianos se les advierte que
deben tener cuidado “por temor de que alguna vez se desarrolle en
alguno de ustedes un corazón inicuo y falto de fe al alejarse del
Dios vivo.” (Heb. 3:12) El comienzo de ese proceder desastroso
generalmente se deja ver primero en nuestra actitud para con la
Palabra de Dios y el aprecio que tenemos a lo que leemos y oímos
de ella.

14. Ilustre cómo el corazón entra en juego en lo que tiene que ver
con aprecio a las reuniones cristianas y asistencia a ellas.

14 Lo mismo sucede, también, con la asistencia misma a las


reuniones o la participación en el ministerio. Es normal que una
persona se enferme de vez en cuando, y a veces la enfermedad
puede ser tan seria que obligue a la persona a quedarse en casa.
Tampoco es raro el que a veces una persona simplemente se sienta
cansada y con poca energía para reuniones o servicio del campo...
la carne es débil aunque el espíritu tenga voluntad de hacer algo.
Por eso, de vez en cuando tenemos que empujarnos para
comenzar, sabiendo que nos alegraremos de haberlo hecho. Así,
pues, se necesita disciplina para no ir de acuerdo con los deseos
egoístas del corazón y la carne caída. Ilustrémoslo así: Supongamos
que ésta es la noche en que hay que ir al Salón del Reino para
recibir instrucción bíblica, y a medida que se acerca el tiempo un
hermano descubre que físicamente no puede ir. ¡Ah, cómo quisiera
ir! Bueno, no puede. Sencillamente está demasiado enfermo. Pero,
¿dónde está su corazón? Por otra parte, otro hermano llega a casa
después de trabajar bastante duro todo el día. Su corazón le dice
sutilmente: ‘Sería muy agradable no salir de casa esta noche.’
(Recuerde, el corazón es el centro del deseo y el motivo.) Pero
tiene que haber alguna clase de razón para quedarse en casa y no ir
a las reuniones. De modo que el corazón impulsa a la mente a
ponerse a trabajar en esto, y casi antes que el hermano se percate
de ello, surgen varias razones que parecen buenas para que se
quede en casa. Si no tiene mucho cuidado, no va a estar esa noche
en el Salón del Reino. Ahora bien, lo mismo podría suceder tocante
a cualquiera de nuestras actividades cristianas. El punto es: ¿Dónde
está nuestro corazón? Si quiere, si desea, si le encanta, por lo
general encontrará la manera. Jesús resumió esto cuando dijo:
“Porque donde está tu tesoro, allí también estará tu corazón.”—
Mat. 6:21.

15. Cuando nos encontramos buscando razones para no participar


en el ministerio o asistir a las reuniones, ¿qué medidas correctivas
debemos adoptar inmediatamente?

15 Los individuos también tienen responsabilidades personales y de


familia, y cada uno tiene que arreglar sus propios asuntos del modo
que le parezca mejor. Quizás en algunos meses al individuo le sea
posible dedicar más tiempo al ministerio del campo que en otros.
Este es su asunto personal. Pero cuando vemos que andamos
buscando razones para quedarnos en casa alejados de las
reuniones o de participar en el servicio del campo, buscando
excusas o pretextos para evitar estas cosas... ¡entonces estamos en
peligro! Ahora nuestro corazón está moviéndonos a ir por el
camino incorrecto. Cuando esto sucede es preciso que hagamos lo
que dice Santiago: “Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes.
Límpiense las manos, pecadores, y purifiquen su corazón,
indecisos.” (Sant. 4:8) Tenemos un problema y es preciso que se lo
llevemos a nuestro Padre celestial y lo consideremos con él en
oración.

16. (a) ¿Qué revelan nuestras oraciones acerca de nuestro corazón?


(b) ¿Qué se da a entender por esta invitación que Jehová hace: “De
veras dame tu corazón”?

16 En esto, también, hay una manera de examinar nuestro corazón.


Posiblemente tanto como cualquier otra faceta de nuestro servicio
a Jehová Dios, nuestras oraciones revelan lo que es nuestra relación
para con él, cómo nos sentimos para con él en la “persona secreta
del corazón.” ¿Qué clase de relación muestran sus oraciones que
usted tiene con él? Solo usted y él lo pueden saber. Pero debe ser
una relación afectuosa, confiada e íntima, como la de un hijo o hija
con su Padre a quien le tiene respeto y ama con todo su corazón.
(Pro. 4:3, 4) ¿Es ésa la clase de relación que sus oraciones revelan?
¿O es su relación solo la de un conocido con quien se trata
superficialmente, como con un vecino, con el patrono de uno, o con
una amistad? Si la relación no es lo que debe ser, usted puede estar
seguro de una cosa: No es por culpa de su Padre celestial. Lo mismo
que el escritor de Proverbios 23:26, Él dice: “Hijo mío, de veras
dame tu corazón, y que esos ojos tuyos se complazcan en mis
propios caminos.” Ábrale su corazón en sus oraciones, dígale lo que
hay en su corazón, pida que le ayude a realizar los deseos rectos de
su corazón y a revelarle sus debilidades y el remedio para éstas.
Entonces déle su corazón llevando a cabo lo que él le dirige a hacer
por medio de su Palabra, su espíritu y la congregación cristiana.

FORTALECIENDO CON ANTICIPACIÓN EL CORAZÓN

17. ¿Por qué es importante fortalecer y salvaguardar el corazón


antes que venga la tentación?

17 Vivimos en un sistema que cada día va haciéndose más


degenerado. Esto somete a nuestro corazón a pruebas cada vez
más grandes en cuanto a la entereza de nuestra devoción a Jehová
Dios y su servicio. Si queremos proteger nuestro corazón tenemos
que mantener el corazón bien vigilado, recordar la importancia que
tiene debido a su capacidad de suplir motivo y sentir afecto. No
debemos esperar hasta que las pruebas y tentaciones nos golpeen
con plena fuerza, sino ir fortaleciendo nuestro corazón mucho
antes para hacerles frente.

18. ¿Qué preguntas nos ayudarán a examinar nuestros motivos?


18 Cuando hasta los primerísimos pensamientos de inmoralidad se
manifiestan, debemos preguntarnos: “¿Realmente quiero yo hacer
tal cosa, sabiendo cuáles serán los resultados? ¿Quiero yo
acarrearle oprobio a mi familia, a la congregación con la cual estoy
asociado? ¿Qué hay de mi cónyuge? Es cierto, ella (o él) tiene sus
faltas, sus debilidades... pero yo también las tengo. ¿Quiero yo
causar la herida profunda que ciertamente resultaría de tal acto?
¿Es ésa mi gratitud por los años de vida que mi cónyuge ha
compartido conmigo? Más que eso, ¿realmente soy tan ingrato (o
ingrata) que desdeñaría la dádiva que Jehová nos ha hecho de su
Hijo, trataría la muerte de Jesús en el madero de tormento como si
fuera cosa de poca monta, desecharía toda la bondad inmerecida
de Jehová por solo unos cuantos momentos de placer ilícito?
¿Dónde está mi amor a la decencia, la rectitud, la honradez?”

19. ¿Qué preguntas podemos hacernos apropiadamente cuando


comenzamos a sentir el tirón del materialismo?

19 Cuando empezamos a sentir el tirón del materialismo, la llamada


del sistema actual para que participemos más de lleno de sus
supuestos provechos y ganancias, debemos preguntarnos, sí,
preguntar a la “persona secreta del corazón”: “¿Puedo yo decir
honradamente que las cosas materiales me han ocasionado en
algún tiempo un gozo que pueda compararse con el servicio de
Jehová, con mi asociación con los hermanos, con el placer de saber
que he sido una verdadera ayuda a otros, ayudándolos a
emprender el camino a la vida? ¿Qué futuro puede ofrecerme este
mundo que un corazón justo realmente pudiera querer? ¿Quiero
cifrar mis afectos en este sistema de cosas cuando sé sin lugar a
dudas que solo me usaría por un rato y entonces me echaría a un
lado cuando ya no me necesitara?” Es cierto que tenemos que
esperar las bendiciones del nuevo orden de Dios. Pero, como
aconseja Santiago: “Ustedes también ejerzan paciencia; hagan
firme su corazón, porque se ha acercado la presencia del Señor.”—
Sant. 5:7, 8.

20. Cuando afrontamos cuestiones que envuelven neutralidad,


¿qué debemos repasar en nuestro corazón?

20 Así mismo, cuando lo apremien para que abandone su posición


neutral respecto a los sistemas de este mundo o para que viole o
quebrante de alguna manera su integridad a Dios, repase en su
corazón las cosas despreciables que el dios de este mundo, Satanás
el Diablo, ha fomentado entre las naciones... el derramamiento de
sangre, los crímenes, la avaricia y la crueldad. ¿Cómo pudiéramos
convenir aun por un momento en ponernos de parte de él? Aunque
nos persiga, nos encarcele, nos atormente, ¿cómo pudiéramos
negar a Jehová, el Dios del nuevo sistema de cosas, y manifestarnos
a favor de Satanás y sus sistemas corruptos, empedernidos y
semejantes a bestias?

21. (a) ¿Cómo podemos impedir que nuestro corazón llegue a estar
‘cargado,’ en vista de que estamos muy dentro del “tiempo del
fin”? (b) ¿Cómo falló Salomón en cuanto a seguir el consejo de su
padre de mantener un corazón completo?
21 De maneras similares podemos fortalecer nuestro corazón en su
amor a todo lo que es correcto, decente y honrado y cultivar un
odio genuino a todo lo que Jehová condena y detesta. (1 Cró.
29:17; Heb. 1:9) Pero una vez que hayamos desarrollado un buen
corazón, no puede darse por sentado. Tiene que ser salvaguardado.
“Mas presten atención a ustedes mismos para que sus corazones
nunca lleguen a estar cargados debido a comer con exceso y beber
con exceso y por las inquietudes de la vida, y de repente esté aquel
día sobre ustedes instantáneamente como un lazo. Porque vendrá
sobre todos los que moran sobre la haz de toda la tierra.” (Luc.
21:34, 35) Salomón oró a Jehová pidiéndole un corazón obediente y
discernimiento para juzgar al pueblo de Dios. Aunque “Dios
continuó dando a Salomón sabiduría y entendimiento en medida
sumamente grande y una anchura de corazón,” ¡qué tristeza causa
leer que “aconteció al tiempo de envejecerse Salomón que sus
esposas mismas habían inclinado el corazón de él a seguir a otros
dioses; y su corazón no resultó completo para con Jehová su Dios
como el corazón de David su padre”! (1 Rey. 4:29; 11:1-6)
¡Imagínese! ¡Después de habérsele bendecido tan
abundantemente con sabiduría procedente de Jehová y de haber
disfrutado de tantos privilegios en relación con el reino típico de
Jehová y de construir el magnífico templo de Jehová, dejó que sus
esposas paganas apartaran su corazón para adorar a otros dioses! Y
él fue aquel que, bajo inspiración, escribió tanto acerca del corazón.

22. ¿Por qué es esencial que sirvamos a Jehová no solo porque


tenemos que hacerlo, sino también porque queremos hacer su
voluntad?
22 Entonces, sea lo que sea que hagamos y en todo lo que
hagamos, hagámoslo de todo corazón como para Jehová. A él le
complace mucho esa clase de servicio. Él no es un Dios
desagradecido. Él aprecia todo lo que hacemos; se deleita en
recompensarnos, bendecirnos, hacernos dádivas. Pero nuestro
servicio tiene que ser sincero, genuino, con todo nuestro corazón.
Él puede ver lo que hay detrás de cualquier subterfugio, ver cuando
hacemos las cosas por otras razones. Puede ver cuando estamos
pensando más en un informe que en la alabanza que le damos a Él,
o preocupándonos por nuestra apariencia, la impresión que
causamos en otros, o haciendo las cosas simplemente porque
creemos que tenemos que hacerlas. Es cierto que tenemos que
servirle si queremos vida. Pero jamás aguantaremos, jamás
perseveraremos, jamás lograremos la meta a menos que queramos
hacer esto, a menos que tengamos un anhelo sincero de servir a
Jehová, anhelemos vivir en un tiempo en que podamos servirle
perfectamente, libres de todas las cosas que nos hacen cometer
errores en la actualidad e impiden que alcancemos sus normas
perfectas.

23. (a) ¿Cuáles pueden ser las razones por las cuales algunos se
retiran de la carrera para la vida? (b) ¿Cómo podemos orar
confiadamente como lo hizo Pablo, a favor de los que se esfuerzan
por tener corazón completo?

23 Todo señala a lo cercano que está el nuevo orden de Dios. No


obstante, aun a esta hora avanzada algunos que han estado en el
servicio de Jehová por muchos años están retirándose. ¿Por qué?
¿Pudiera ser el espíritu de independencia, o que se dan cuenta de
que dentro de poco el gobierno de Dios asumirá pleno control
sobre todos los habitantes terrestres sobrevivientes y que, en su
corazón, ellos realmente no quieren esto, no quieren esta plenitud
de control que el régimen justo traerá? Dado que usted ha buscado
a Jehová y lo ha hallado, mantenga completo su corazón para con
él, ámelo y sírvale con todo su corazón. No lo deje, o él lo
desechará para siempre. Tal como oró Pablo por sus hermanos en
su día, así oramos nosotros ahora por usted: “Que el Señor
continúe dirigiendo los corazones de ustedes con éxito al amor de
Dios y a la perseverancia por el Cristo.”—2 Tes. 3:5.

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