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armas
de
asalto
preservan
el
propósito
de
la
Segunda
Enmienda
Por
David
French
The
National
Review,
21
de
febrero
de
2018
Las
discusiones
sobre
las
armas
tienden
a
sufrir
de
dos
problemas
distintos.
El
primero
y
más
obvio
es
que
se
empieza
a
gritar
muy
pronto.
Los
argumentos
se
convierten
en
rabietas.
El
objetivo
ya
no
es
persuadir,
sino
burlarse
y
agredir;
como
si
solo
con
avergonzar
al
otro
se
pudiera
cambiar
decisivamente
el
debate
público.
El
segundo
problema
es
que
los
debates
tienden
a
volverse
muy
poco
confiables.
Los
cuadros
y
gráficos
vuelan
a
través
de
Twitter,
como
si
las
preguntas
fundamentales
sobre
la
libertad
y
la
sociedad
estadounidense
pudieran
responderse
mediante
una
comparación
entre
países
con
Australia,
Gran
Bretaña
o
Suiza.
Al
enfrentar
las
grandes
preguntas
sobre
las
armas
(Por
ejemplo:
si
Estados
Unidos
debiera
"prohibir"
toda
una
categoría
de
armas
-‐las
armas
de
asalto-‐)
creo
que
es
mejor
volver
a
los
primeros
principios
incorporados
en
la
Segunda
Enmienda
[a
la
Constitución
de
los
Estados
Unidos].
En
su
esencia,
la
Enmienda
protege
el
derecho
inherente
individual
de
autodefensa
de
una
persona
y
fortalece
la
obligación
colectiva
de
defender
la
libertad
contra
la
tiranía
estatal.
Como
señaló
la
juez
Scalia
en
el
caso
"Distrito
de
Columbia
vs.
Heller",
este
concepto
estaba
totalmente
integrado
en
la
generación
fundadora:
Y,
por
supuesto,
lo
que
los
Stuarts
habían
tratado
de
hacer
a
sus
enemigos
políticos,
George
III
lo
había
tratado
de
hacer
a
los
colonos.
En
las
turbulentas
décadas
de
los
años
1760
y
1770,
la
Corona
comenzó
a
desarmar
a
los
habitantes
de
las
zonas
más
rebeldes.
Eso
provocó
reacciones
polémicas
por
parte
de
los
estadounidenses,
que
invocaron
sus
derechos
como
ingleses
a
poseer
armas.
Cualquier
medida
de
control
de
armas
debe
evaluarse
en
el
contexto
de
esos
dos
propósitos.
Esa
es
una
de
las
razones
por
las
que
son
tan
ridículas
las
afirmaciones
como
"La
segunda
enmienda
solo
fue
diseñada
para
proteger
mosquetes
[el
arma
de
fuego
de
uso
común
cuando
se
redactó
la
enmienda]".
Imagínense
lo
que
sería
tratar
de
defender
a
su
familia
con
una
pistola
de
principios
del
siglo
XIX.
El
derecho
de
autodefensa
es
un
derecho
de
autodefensa
efectiva,
y
las
herramientas
para
la
autodefensa
efectiva
evolucionarán
junto
con
el
diseño
y
desarrollo
de
armas.
Cualquier
otra
conclusión
conduce
a
resultados
absurdos.
En
consecuencia,
como
sostuvo
el
Tribunal
Supremo,
la
enmienda
protege
las
armas
"de
uso
común
en
ese
momento".
1
Y
esto
nos
lleva
a
los
dos
objetivos
favoritos
de
aquellos
que
defienden
el
llamado
"control
de
armas
con
sentido
común"
(las
armas
de
asalto
y
los
cargadores
de
gran
capacidad).
Si
bien
el
término
"arma
de
asalto"
es
vago,
lo
definiremos
como
un
rifle
semiautomático
con
características
cosméticas
similares
a
las
armas
militares.
Normalmente
están
emparejados
con
cargadores
de
alta
capacidad.
De
hecho,
un
"arma
de
asalto"
sin
un
cargador
de
gran
capacidad
es
poco
más
que
un
rifle
de
caza
con
aspecto
amenazador.
Hay
millones
de
armas
de
asalto
en
América.
El
AR-‐15
es
el
rifle
más
popular
en
la
nación.
Hay
decenas
de
millones
de
cargadores
de
gran
capacidad,
y
son
extraordinariamente
fáciles
de
hacer.
Ambos
son,
sin
duda,
de
"uso
común".
Esto
significa
que
la
amenaza
criminal
previsible
para
usted
o
su
familia
proviene
de
una
persona
que
maneja,
como
mínimo,
una
pistola
semiautomática
con
un
cargador
de
gran
capacidad.
Esta
es
una
de
las
razones
por
las
que
la
policía
no
suele
llevar
revólveres.
Sus
propias
armas
de
elección
han
evolucionado
para
lidiar
con
la
amenaza
y,
como
a
mi
colega
Charlie
Cooke
le
gusta
señalar,
si
una
persona
no
"necesita"
un
cargador
de
gran
capacidad
para
defenderse,
entonces
¿por
qué
la
policía
los
usa?
Si
utilizo
un
AR-‐15
para
la
defensa
doméstica,
entonces
poseo
una
potencia
de
fuego
que
iguala
o
supera
probablemente
(dado
lo
raramente
que
se
usan
los
rifles
en
los
delitos
con
armas
de
fuego)
el
de
cualquier
posible
intruso
doméstico.
Limiten
el
tamaño
del
cargador
a,
digamos,
diez
rondas,
y
han
colocado
en
desventaja
al
propietario
de
la
vivienda
que
respeta
la
ley.
Eviten
que
obtengan
una
carabina
compacta,
fácil
de
usar
y
de
alta
precisión,
y
se
han
asegurado
de
que
los
propietarios
se
defiendan
con
armas
menos
precisas.
Las
mejores
armas
"de
uso
común"
estarían
reservadas
para
los
criminales.
Además,
una
prohibición
de
las
armas
de
asalto
(junto
con
una
prohibición
de
los
cargadores
de
gran
capacidad)
destruiría
el
concepto
de
una
ciudadanía
armada
como
un
baluarte
final
de
emergencia
contra
la
tiranía.
Ninguna
persona
creíble
duda
de
que
la
combinación
de
un
rifle
semiautomático
confiable
y
un
cargador
de
gran
capacidad
sea
mucho
más
potente
que
un
revólver,
un
rifle
de
cerrojo
o
una
escopeta
de
acción
de
bombeo.
Un
ciudadano
libre
armado
con
un
rifle
de
asalto
es
más
formidable
que
un
ciudadano
libre
armado
solo
con
una
pistola.
Una
población
armada
con
rifles
de
asalto
es
más
formidable
que
una
población
armada
con
armas
menos
letales.
El
argumento
no
es
que
una
colección
de
ciudadanos
aleatorios
pueda
ir
cara
a
cara
con
el
Tercer
Regimiento
de
Caballería.
Eso
es
absurdo.
Tampoco
es
el
argumento
de
que
los
ciudadanos
deben
poseer
armas
"de
uso
común"
en
el
ejército.
Más
bien,
para
que
la
Segunda
Enmienda
siga
siendo
un
control
significativo
del
poder
del
Estado,
los
ciudadanos
deben
poder
poseer
los
tipos
y
categorías
de
armas
2
que
al
menos
puedan
desalentar
los
excesos
del
Estado,
lo
que
haría
que
el
verdadero
autoritarismo
sea
demasiado
costoso
de
intentar.
Reconozco
plenamente
que
hay
muchos
millones
de
estadounidenses
que
están
totalmente
en
desacuerdo
con
la
idea
de
que
los
ciudadanos
armados
pueden
o
deben
tratar
de
disuadir
a
la
tiranía.
O
su
confianza
en
el
gobierno
es
tan
completa
(o
su
sensación
de
inutilidad
frente
a
su
poder
armado
es
tan
grande)
que
no
creen
que
la
propiedad
privada
de
armas
sea
un
control
significativo
de
la
acción
gubernamental
sin
ley,
o
creen
que
el
costo
de
la
posesión
generalizada
de
armas
de
fuego
por
parte
de
civiles
es
demasiado
alto
para
pagar
a
cambio
de
un
control
teórico
del
poder
estatal.
Ese
es
un
debate
que
vale
la
pena
tener,
en
el
contexto
de
un
esfuerzo
progresivo
a
largo
plazo
para
derogar
la
Segunda
Enmienda.
Pero
por
ahora,
los
fundadores
han
resuelto
la
cuestión.
Como
la
jueza
Scalia
articuló
hábilmente
en
Distrito
of
Columbia
vs.
Heller,
la
Segunda
Enmienda
fue
diseñada
para
proteger
lo
que
Blackstone
llamó
"el
derecho
natural
de
resistencia
y
conservación".
Sin
el
acceso
a
las
armas
de
uso
común
en
nuestro
tiempo,
el
ciudadano
respetuoso
de
la
ley
será
cada
vez
más
vulnerable
a
los
sin-‐ley.
Por
lo
tanto,
para
defender
adecuadamente
la
vida
y
la
libertad,
el
acceso
a
las
armas
de
asalto
y
los
cargadores
de
gran
capacidad
no
es
un
lujo;
es
una
necesidad
DAVID
FRENCH:
David
French
es
un
escritor
senior
de
National
Review,
un
miembro
senior
del
National
Review
Institute
y
un
veterano
de
la
Operación
Libertad
Iraquí.
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