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1.-El amor puede manifestarse de múltiples maneras: romances, tragedias, pasiones desbordadas, amistades
La literatura necesita del conflicto (nadie leería historias en las que todos son felices), y por eso las grandes
historias de amor incluyen infidelidades, asesinatos y todo tipo de obstáculos sociales y naturales. ¿Se ama más lo
que no se tiene? Es lo que se vienen preguntando escritores y escritoras desde el principio de los tiempos
(recordemos que son gente que tiende al idealismo). Acá una lista, arbitraria por supuesto, de las más grandes
historias de amor de todos los tiempos Edipo y Yocasta (siglo V antes de Cristo).
2.-La Divina Comedia es muchos libros a la vez: un diario de viaje, un cuento fantástico, una reflexión filosófica y
política, el relato de un amor imposible y un diálogo entre dos amigos. Es un caleidoscopio de historias, y Dante una
mezcla de Santo Tomás de Aquino y Jorge Rial: un filósofo y un chismoso. Francesca y Paolo, cuñados y amantes
sacados de la vida real, ocupan solo setenta de los 14.233 versos del libro. La suya es la historia de una lectura
interrumpida por el deseo sexual, y también una de infidelidad y traición. Francesca, atada para siempre a su amor,
es una de las pocas mujeres condenadas en el Infierno (a las mujeres solo se las castiga por lujuriosas). El cuento
"El Aleph", de Borges, es una maravillosa versión resumida de la Divina Comedia, y "La intrusa" (dos hermanos que
aman a la misma mujer), una posible versión de la historia de Paolo y Francesca. Francesca da Rimini y Paolo
3.-Una tragedia con nombres que se aman y apellidos que se odian. Romeo tiene entre quince y diecisiete años y
Julieta trece, y su historia dura solo cinco días, pero eso les alcanza para convertirse en significantes universales
del amor. Es una historia incandescente y pícara, en la que bien a su estilo Shakespeare alterna momentos de
comedia y momentos de tragedia. Como en tantas otras historias de amor, su tema de fondo es cómo se financia la
reproducción de la especie, o para decirlo de otra manera cómo negociar entre la necesidad y la libertad, entre el
deber y el deseo. Es, también, una historia de despertar sexual, el de una chica luminosa y sagaz, y otra historia más
en la que el amor encuentra su fuerza en el coqueteo con la muerte; el sacrificio de Romeo y Julieta cimenta la paz
de Verona. La literatura es una cadena de copias y tergiversaciones. Aunque Shakespeare no leyó a Dante, la Divina
Comedia es el primer libro que cita a los Montesco y los Capuleto, y ahí empieza el hilo de préstamos que llegó hasta
4.-“Orgullo y prejuicio”, escena de la película de Joe Wright El realismo del siglo XIX narró un mundo en el que las
revoluciones burguesas trastocaban los códigos y habilitaban grandes ascensos y caídas. El intercambio de fluidos
y de dinero fue combustible de grandes novelas. Un escritor francés y uno ruso, Gustave Flaubert y Lev Tolstói,
crearon a Emma Bovary y Anna Karenina, dos mujeres infieles castigadas con la muerte, que fueron excluidas
injustamente de esta lista. La historia de amor feliz -una, por fin- entre Elizabeth Bennet y Fitzwilliam Darcy está
tejida con el zumbido sensible del ojo y el corazón de la inglesa Jane Austen. Cuando uno lee efectivamente un
clásico, descubre que es más imperfecto que lo que había imaginado, pero por eso más genial. Orgullo… tiene
secretos, mentiras, sensatez, manipulaciones, sentimientos, equívocos, sororidad, complicidad padre-hija, viajes,
amor convertido en palabras y, al igual que Anna Karenina y Romeo y Julieta, una gran escena de baile. Orgullo y
5.-Este monumento narrativo a la sensibilidad (siete tomos más nombrados que leídos) incluye varios amores fuera
de la norma: el del dandy Charles Swann con la posible prostituta Odette dé Crecy, el del Narrador con Albertina (que
algunos dijeron era un truco de Proust para hablar de un amor homosexual), el del Barón de Charlus, aristócrata
decadente, con Charles Morel, violinista e hijo de un sirviente. La literatura siempre se ocupó de lo que no encaja. En
distintas etapas de la historia, la homosexualidad fue aquello que no encajaba. Desde Safo en griego y Catulo en
latín hasta, más cerca, Manuel Puig en El beso de una mujer araña y Marguerite Duras en Yann Adrea Steiner,
muchos han contado historias de amores difíciles de nombrar en sociedad. En busca del tiempo perdido, de Marcel
Proust (1913-1927)
6.-Retrato al óleo de Eugenio Montale Este librito del poeta italiano que en 1975 ganó el Nobel fue escrito
en homenaje a Drusilla Tanzi, que murió en 1963 y con quien Montale se había casado un año antes. Es
un tiernísimo homenaje al amor que ya no está. "De tu brazo bajé por lo menos un millón de escaleras / y
ahora que ya no estás hay un vacío en cada peldaño. / Aun así fue breve nuestro largo viaje. / El mío
sigue todavía, pero ya no necesito / trasbordos ni reservaciones, / las trampas, los desaires de quien
piensa / que lo visible es la realidad." Otras narraciones conmovedoras de viudez: el poema Funeral
Blues -también conocido como Stop all the clocks (Detengan todos los relojes)- de Wystan Hugh Auden
(originalmente compuesto con intención irónica) y las crónicas El año del pensamiento mágico, de Joan
7.-Del otro lado de la ley, el amor es más intenso. Esta novela negra sobre criminales que huyen, escrita por un
autor menor del género, es una joya literaria increíble redescubierta en Argentina por la editorial La Bestia
Equilátera, y tiene un final más desesperadamente romántico que un lento de los ochenta. Se sabe que el policial, la
novela negra, narra el lado B de la sociedad, lo que nos amenaza a nosotros, plácidos lectores pequeñoburgueses.
Tim Sunblade es un fugitivo que tiene un plan para hacerse millonario, pero para eso necesita a Virginia, una
prostituta. Las cosas salen mal y después bien y después… Parece que en cualquier momento Tim va a matar a
Virginia o viceversa. Como tantos policiales, Mi ángel… es una historia sobre pasados oscuros, sobre la invención
de la identidad y sobre la culpa. Un gran pozo negro, literal, atrae a la pareja con su sombra. El final es al mejor estilo
Thelma & Louise, pero más trágico. Mi ángel tiene alas negras, de Elliot Chazze (1953)