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29 enero 2019, El Tercer Iniciado .·. 13 Comments
Antes que todo es necesario aclarar que el universo que conocemos está compuesto por
tres formas de sí mismo, superpuestas e indivisibles que interactúan constantemente
produciendo fenómenos que muchas veces no somos capaces de identificar pero que son
perfectamente conocidos a la luz de las ciencias de lo oculto, así pues, este mundo que
conocemos está compuesto por un plano físico, que comprende todo lo que observamos
a simple vista, un plano astral, en el que solo existe la energía en su forma más pura y
en el que se apoyan todos los procesos mágicos, y el plano espiritual donde confluyen
las almas y en el que ocurren los cambios impulsados energéticamente desde el plano
físico a través del astral. Así pues, lo que hacemos en el plano físico tendrá una respuesta
en los otros planos y lo que ocurra en aquellos se manifestará en este.
Lo que vemos en el plano físico no es apariencia, existe, sabemos que es así, sin embargo,
lo que vemos y podemos comprobar es bastante limitado, de modo tal que tenemos que
ampararnos en las leyes herméticas y en las experiencias recogidas de los grandes
metafísicos para poder acceder al poder de controlar lo que ocurre en los planos
astral y espiritual y de esa forma obtener una mejor calidad de vida y otros beneficios
de diversa naturaleza, pero la clave para hacerlo está en vibrar.
Dice el Kybalión: “Nada está inmóvil; todo se mueve; todo vibra”, esto define el
principio de vibración, es decir, la ley natural que establece que aun lo que percibimos
como estático está vibrando, se está moviendo, y allí está el mecanismo que usaremos
para lograr nuestro cometido, pero aún necesitamos saber un par de cosas más
principiando por la “paradoja divina”, según la cual es imposible desafiar las leyes que
nos gobiernan pero sí nos es posible emplear sabiamente una ley contra otra, trasmutando
lo que no nos es valioso en algo que sí lo sea.
El autoexamen para determinar nuestro nivel vibratorio es bastante sencillo, basta con
acostarse en el lugar de su preferencia en el mayor silencio posible y preguntarse cómo
se siente, no importa si está mal, aquí no hay aprobado o reprobado, por el contrario,
encontrarse con la realidad de que se siente mal y asumirlo es un primer paso para
transformar eso en algo positivo.
El segundo paso del autoexamen, de resultar aunque sea pequeñamente incomodo o mal
en todos los aspectos, es buscar el origen del esa sensación puesto que ello puede ser
debido a personas, lugares, situaciones, actividades o una mezcla de varias de esas causas.
Aunque se crea lo contrario, es mucho más arduo el trabajo mental para mantener
nuestro ser en alta vibración pues lo normal en el mundo convulsionado en que vivimos
es que casi cualquier cosa que nos ocurra en el día a día que nos devuelva de un solo salto
a una frecuencia vibratoria negativa y es algo de lo que no podemos escapar pues no
vivimos aislados.
Meditar es a la vez un arte, una disciplina y un medio de conexión espiritual que nació
en oriente, y que exige del practicante la mayor fuerza de voluntad posible pues requiere
para su éxito el control de sus propios impulsos y la abstracción temporal del espacio en
que existe.
La posición realmente no es de mayor importancia así que lo mismo puede ser en el sofá
o en el piso, de piernas cruzadas o acostado, pero evita la cama, recuerda que no vas a
tomarte una siesta, lo que sí es importante es que cierres los ojos y coloques tus manos
en el esternón o plexo solar y comiences a hacerte consciente de tu respiración, trata de
que sea profunda pero sin exagerar, hasta que sea lenta y fluida.
Cuando sientas que tu cuerpo y tu mente están relajados pregúntate cómo te sientes.
Mal, triste, eufórico, ansioso, obsérvate, hazte consciente de ello y dite: Necesito cambiar
esto. Pregúntate: ¿Qué es lo que origina esto? Si tienes la respuesta debes entonces
transmutarlo, esto es, transformar el agente detonante en su perfecto opuesto, es decir, si
sientes rencor por una persona, perdónala, perdónate, respira profundamente un par de
veces e imagínatela en forma distinta, repite la respiración e imagina que ya ese
sentimiento ha pasado, vuelve a inhalar y exhala con más fuerza, sácalo de ti, sigue
respirando y pregúntate cómo te sientes al respecto, si te sigues sintiendo igual repite la
operación ¡Suéltalo!, y si ya te sientes mejor continúa sacando esas cosas que te afectan
desde afuera, cuando ya no tengas más (o no recuerdes) quédate un momento contigo,
siente libre tu pecho, tu paz interna, siente la energía recorrer tu cuerpo y llegar al plexo
solar, escucha lo que hay dentro de ti, eso es la consciencia.
MANTENIMIENTO VIBRATORIO
Para mantener el nivel vibratorio deberás centrar tu pensamiento en la respiración que
estás haciendo, procurando bloquear esos pensamientos triviales que van saliendo de
cuando en cuando y perfeccionando el silencio mental absoluto y sintiendo la energía
concentrada en el plexo solar (Chakra Manipura) y en la frente, donde se ubica el tercer
ojo o (Chakra Ajna) y que es el conector de nuestro cuerpo físico con nuestro cuerpo
astral y espiritual, proyectando tu propio bienestar a través de decretos.
Para concluir el ejercicio de meditación eleva tus manos al cielo y da gracias por lo que
has recibido, abre los ojos y sigue respirando profundamente hasta que te incorpores.
Mi final consejo con respecto a este tema es que te tomes el tiempo necesario, que no
lleves contigo el lastre del tiempo y que de ahora en adelante te hagas consciente de la
frecuencia en que estás vibrando para que puedas comenzar a generar cambios
significativos en ti. Cuéntame sobre tus meditaciones en los comentarios.