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SOBRE LA CURACIÓN

DE LA

PRA GRIEGA
Y T R A S L A C I Ó N D E LA

LEPROSERÍA DE LA HABANA
A UN LUGAR AISLADO

POR

¿francisco ¿Javier cBalmaseda

E D I T A D O POR J . A. C A S A N O V A

H A B A N A

I m p r e n t a cíe i. A, Casanova, C o m p o s t e l a 8í¿.


lí»00
Y

TRASLACIÓN DE LA LEPROSERÍA DE LA HABANA A UN LUGAR AISLADO


SOBRE LA CURACIÓN
DE LA

LEPRA GRIEGA
Y TRASLACIÓN DE LA

L E P R O S E R Í A D E LA H A B A N A
A UN LUGAR AISLADO,

POR

FRANCISCO JAVIER BALMASEDA,

CABALLERO DEL MÉRITO AGRÍCOLA DE FRANCIA, Y CONDECORADO POR EL GOBIER-


NO DE ESTA REPÚBLICA CON LA CRUZ DE DICHA URDEN,
E.V PREMIO Á SUS OI1RAR SOBRE AGRICULTURA Y VETERINARIA,
EX-DIKECTOR DE AGRICULTURA DEL GOBIERNO DEL ESTADO DE BOLÍVAR,
EX PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD CONTRA LA LEPRA,
CREADA POR EL GOBIERNO DE COLOMBIA EN CARTAGENA DE IXIHAR, I .

MEMORIA
Escrita para ser presentada al Tercer Congreso Médico Pan Americano,
que debe celebrarse en la Habana el entrante mes
de Diciembre de 1 9 0 0 .

EDITADO F>OK. ¿T. A. CASANOVA

H A B A N A

Imprenta, Compostela núm. 89


1000
ORIGEN DE LA LEPRA GRIEGA.

Es imposible que la madre Na-


turaleza haya dejado al hombre
condenado á tan gran infortunio:
su sistema es eminentemente pre-
visor y benéfico, benéfico hasta
con los seres infinitesimales. En
!a inmensa creación hay remedios
para todos, los padecimientos físi-
cos.—El autor.

N Colombia, d o n d e hace tantos estragos, se cree general-


m e n t e que proviene del cambio r á p i d o de t e m p e r a t u r a cuan-
do el cuerpo b a ñ a d o en sudor recibe r e p e n t i n a m e n t e la lluvia.
Como presidente que lie sido de la Sociedad creada por el
Gobierno en Cartagena de I n d i a s para combatir esta enfermedad,
p u e d o informar al Congreso que casi todos los lázaros de la lepro-
sería de aquella ciudad, le atribuyen esa causa: u n o m e decía:
" y o estaba d a n d o fuego á las palizadas de mi roza y m e cayó u n
a g u a c e r o ; " otro: " y o iba por el camino sintiendo los abrasantes
rayos del sol y me sorprendió la lluvia en el e s c a m p a d o ; " otro: " m e
b a ñ é en el río con el cuerpo caliente, al salir sentí calofríos, y
desde entonces estoy p a d e c i e n d o . "
Es lo más creíble que estos enfermos tuviesen latente el ger-
m e n en su organismo y q u e la r e p e n t i n a impresión del frío no
fuese más q u e el elemento que apresuró el instante funesto, á la
m a n e r a que u n golpe hace á veces estallar el r e u m a t i s m o .
El clima no es á mi parecer el generador, puesto q u e vemos
la lepra m u y p r o p a g a d a en África, centro del calor, como la lia-
G

nía Lefronnc, y la h a l l a m o s en los hielos de Noruega d o n d e la


spedalskhed hace tantas víctimas. El vasto territorio de Colombia,
que sufre ese azote como ningún país, participa de todos los cli-
mas determinados por la altura, desde el m á s ardiente de la Costa
atlántica, d o n d e crecen el cocotero y el plátano, h a s t a la región
de las nieves perpetuas de los Andes, y en todas partes aparece
la Esfinge.
La ley de herencia i n m e d i a t a se c u m p l e , pero no por comple-
to: de padres leprosos .suelen nacer hijos sanos; la del atavismo
t a m b i é n se c u m p l e á veces al través de algunas generaciones, co-
m o en la gota y otras dolencias. H a y , además, familias enteras
de u n a diátesis tan p r o n u n c i a d a que el padre y tres ó cuatro de
sus hijos son elefanciacos. El parásito h a ido seguramente en el
licor de la procreación. Debemos suponer que de un modo des-
conocido sale del organismo al exterior, vaga en el aire y realiza
el contagio. A no ser así no h a b r í a t a n t a propagación del mal. Si
tenemos presente que los 3eres infinitesimales son m u y prolíficos,
conoceremos la extensión del peligro en q u e se halla nuestra
especie.
E l sistema alimenticio tiene gran influencia en el organismo
y p u e d e conducirlo á este estado patológico. Así lo creyeron los
antiguos, en t a n t o grado, que Moisés prohibió que se comiese la
carne del cerdo, y lo m i s m o el profeta de Medina, M a h o m a .
T a m b i é n se h a fulminado sentencia de proscripción contra el pes-
cado, en la creencia d e q u e posee propiedades dañosas á la sangre.
No q u e d a d u d a de que de la alimentación se originan n u m e -
rosas enfermedades: la pelagra, por ejemplo, exastenia escamoso,
q u e a b u n d a en el Norte de E s p a ñ a y en Italia, proviene conocida-
m e n t e del m a í z y el trigo averiados, en los cuales se desarrolla un
hongo " d e l género sporisorium" ( B o u c h u t ) . En Colombia, en los
pueblos de la Costa, s u s t i t u y e casi generalmente u n a pasta de
maíz l l a m a d a bollo, al p a n de trigo, y los h o m b r e s de la clase tra-
bajadora son tan frugales que al m á s robusto le basta u n poco de
arroz c o n d i m e n t a d o con leche de coco, de m a ñ a n a y tarde, para
pasar el día, ó u n p l á t a n o m a d u r o con un pedazo de queso ó de
casabe. E n la isla de Madera, d o n d e a b u n d a la lepra, dice el Dr.
Goldschmidt, solo hacen los pobres u n a comida escasa al d í a ;
pero en este caso no h a y que acusar sino á la miseria.
I

Los buenos alimentos en cantidad suficiente, u n aire puro,


aguas cristalinas, un espíritu sereno y aseo personal y de la h a b i t a -
ción, forman el escudo que nos defiende de los agentes patógenos de
la naturaleza.
Las clases desvalidas, que viven acosadas por u n a abstinencia
debilitante, que las lleva á la anemia, c a m p o a b o n a d o de nu-
merosos padecimientos, y h a b i t a n piezas h ú m e d a s y estrechas en
q u e c o n s u m e n en breve el oxígeno del aire y aspiran el carbono>
son p r i n c i p a l m e n t e las víctimas de la lepra. No se crea, sin embar-
go, que respeta las clases ricas: lo m i s m o hiere al anciano m e n d i g o
cubierto de h a r a p o s que á la virgen de a d m i r a b l e belleza, que era el
encanto de los aristocráticos salones y de p r o n t o nota las m a n c h a s
rojas, fugaces, que es el p u n t o inicial de esta f k g m a o k t - d e s t r u c t o r a ,
y no t a r d a en verse convertida en un m o n s t r u o con los ojos lívidos,
los labios prominentes, enormes orejas, semblante leonino, voz
gangosa, respiración difícil, con la cara llena de tubérculos, martiri-
zada por agudos dolores y sin el gran confortativo de la vida, la
esperanza, q u e corno dice Chateaubrian, es la inseparable compa-
ñ e r a del h o m b r e y se sienta sobre su sepulcro. ¡Ay! ¡Cuan dolo-
roso es que h a y a n pasado tantos siglos sin que la ciencia, h a s t a
los días de Pasteur, h a y a p r o n u n c i a d o u n a palabra de consuelo!
¡ Bendita sea la memoria de este genio i n m o r t a l , gloria de la Francia
y de toda la h u m a n i d a d !
H a y países, tales como la Palestina, en q u e parece que existe
en la tierra, el aire, el agua ó los vejetalés el elemento que produce
la e n d e m i a ; mas solo se sabe con certeza q u e la labor morbosa la
ejecuta un bacilo descubierto por el sabio Armaner H a n s e n , igno-
rándose hasta a h o r a sus medios de reproducción pues no h a sido
posible su cultivo. El bacteriologista que lo logre y practique la
a t e n u a c i ó n ceñirá su frente con los laureles de la gloria y será u n
b i e n h e c h o r del género h u m a n o .
Siguiendo el orden de este defectuoso trabajo pido respetuosa-
m e n t e permiso al Congreso para tratar de la

HISTORIA DE LA LEPEA.

La p r i m e r a noticia que tenemos de esta gran c a l a m i d a d la ha-


llamos en las Sagradas Escrituras. Moisés le dedicó dos largos ca-
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pítulos en el Levítico, y de paso h a r é obsers'ar que en el tercero que


les sigue trata del -flujo de simiente, que parece ser el m a l venéreo,
h a s t a hace poco confundido con la sífilis.
E l legislador hebreo es incomprensible en algunos pasajes,
y h o y es objeto de discusión si la lepra que describe es la m i s m a
que se padece en la actualidad. Dice q u e las éilceras se traslada-
b a n á los lienzos y paredes y allí crecían. Este fenómeno es contra
lo n a t u r a l , porque si el crecimiento s u p o n e la labor morbosa
¿cómo podía efectuarse ésta sin los tejidos? No deben causarnos
a d m i r a c i ó n otros signos diferenciales, pues el tiempo modifica
las enfermedades, hace aparecer u n a s y desaparecer otras, y
h a s t a el aspecto físico del m u n d o está sujeto á cambios con
el a n d a r de los siglos.
En el Nuevo T e s t a m e n t o se habla t a m b i é n de la lepra, pro-
h i b i e n d o á los leprosos q u e toquen las ofrendas q u e d e b í a n colo-
carse en el altar.
E n E u r o p a no era conocida, ó lo era en casos aislados cuan-
do sobrevinieron las cruzadas: todas las naciones cristianas levan-
taron formidables ejércitos p a r a redimir el sepulcro de Cristo.
Aquel fervor religioso fué u n vértigo, u n a locura colectiva, solo
disculpable por haber tenido i m p u l s o en u n a gran idea política
i n s p i r a d a por el patriotismo, mejor dicho, por el i n s t i n t o de la
p r o p i a conservrción, pues la Media L u n a triunfaba de Ja Cruz y
amenazaba á todo el Continente. Por eso no debemos e x t r a ñ a r que
á la voz de u n h o m b r e obscuro, Pedro el e r m i t a ñ o , se agitasen los
pueblos como por un m o v i m i e n t o eléctrico: emperadores, prínci-.
p e s , princesas, obispos, curas, mendigos, m a d r e s con sus ni-
ños en la lactancia, ancianos que no podían con el peso d e los
años, ingleses, franceses, alemanes etc. t o m a b a n el báculo y la
alforja para ir á la Tierra S a n t a , y h a s t a las monjas a b a n d o n a b a n
los conventos. Todos sé lanzaron c a m i n o de Palestina, y no h a y
espectáculo más triste en la Historia que la desastrosa suerte
especialmente de la primera cruzada, d e b i d a á la falta de previ-
sión y de orden y á la pérfida política del. E m p e r a d o r griego
Alejo Conmeno, receloso de que pasasen por sus Estados aque-
llas masas t u r b u l e n t a s , entregadas por donde iban á la violencia,
el robo y el crimen. Contraste singular formaban, sus hechos
con el objeto d e la guerra santa, que era la defensa de la doctri-
na de Cristo, m a n a n t i a l purísimo de a m o r y m a n s e d u m b r e .
Perdidos los cruzados en inmensos arenales, perseguidos pol-
los turcos, sin provisiones, á veces sin agua, pronto sintieron
h a m b r e , sed y peste3 desoladoras que los aniquilaron.
La constancia, la fe inquebrantable, las predicaciones de los
fanáticos, los privilegios concedidos por los Papas y las crueldades
y depredaciones de los m u s u l m a n e s por m a r y tierra sostuvieron
sucesivas cruzadas, desde el siglo X I hasta el X I I I , desde Pedro
el e r m i t a ñ o hasta San Luis.
A mi propósito basta decir que Godofredo de Bouillon fué
coronado rey d e Jerusalen, que miles de europeos se establecieron
en Palestina, y que puestos en contacto con los naturales de aquel
célebre país, donde la lepra es endémica, pronto la contrajeron
los que tenían receptividad; y como era constante la comunicación
con las naciones occidentales, no tardó en presentarse el espantoso
mal p r i n c i p a l m e n t e en aquella que h a b í a dado á las cruzadas tan
gran n ú m e r o de guerreros, Francia.
Cayó Jerusalen en poder de los turcos y entonces se multiplicó
el n ú m e r o de los repatriados y se recrudeció el flagelo con tanto ex-
ceso que Luis I X en su testamento dejó un legado p a r a fundar dos
mil leproserías.
A fines del siglo X V se presentó en Ñapóles y se extendió por
toda E u r o p a una epidemia de enfermedad desconocida y desola-
dora, la sífilis (amor sucio) c u y o germen se a t r i b u y ó á la vuelta ;i
E s p a ñ a de los compañeros de Colón y se supuso que la h a b í a n
a d q u i r i d o de las indias, idea de u n todo falsa, que prevaleció largo
tiempo por haberla a p o y a d o Astruc y Gistanner, hasta que la
combatió victoriosamente el médico portugués Sánchez. Irving y
Prescott, autoridades respetabilísimas, dicen que lejos de haberla
llevado á E u r o p a la trajeron á América.
La sífilis solo se comunica por contacto' y la que afligía al
antiguo Continente tenía virus volátil, pues revestía en su rápida
carrera la forma epidémica más terrible. Llegó á inspirar tanto
horror que el Cardenal Wolsey fué encausado porque padeciéndola
h a b í a h a b l a d o al oído al rey de F r a n c i a .
Médicos m o d e r n o s piensan que era la sífilis complicada con
el tifus.
Debo decir en honor de las inocentes indias, que docu-
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m e n t o s históricos encontrados posteriormente prueban, sin dejar


lugar á duda, que la sífilis era conocida en E u r o p a . Asia y África
desde la más remota antigüedad.
La lepra después de esa epidemia fué desapareciendo y al
presente es rara en E u r o p a con excepción de Noruega, y casi no
se conoce en F r a n c i a .
E n toda la E d a d Media se creyó que había degenerado en sí-
filis, y es u n suceso sorprendente q u e al decaer en E u r o p a emi-
grase al Nuevo M u n d o .

LA LEPEA EN AMÉRICA Y SU CONTAGIO.

Es opinión generalmente a d m i t i d a que j a m á s existió en este


Continente hasta la venida de los europeos, y apoya esta idea el
hecho notable de que los cronistas españoles Oviedo, Herrera, etc.
n a d a digan de u n a c a l a m i d a d que no p u d o pasar inadvertida,
siendo así que se ocuparon a u n de las cosas más m e n u d a s .
Escribe el Dr. Gutiérrez Lee, de Bogotá: " H o y p u e d e demos-
trarse la ausencia de dicha infección en los lugares en d o n d e exis-
ten g r a n d e s masas de indígenas alejadas de la civilización euro-
pea, por lo que podemos establecer que la lepra h a sido impor-
tada."
Prescindiendo de esta cuestión y entrando en el terreno de la
historia conocida, d i r é : q u e el primer caso observado lo fué al
principio del siglo x v i en la persona de Gonzalo J i m é n e z de Que-
sada, conquistador del I m p e r i o de los Zipas y fundador del Vi-
rreinato de S a n t a Fé, h o y Colombia.
Murió J i m é n e z de Quesada, leproso, en la c i u d a d de Mari-
q u i t a y comunicó su padecimiento á su s e r v i d u m b r e , p r i m e r
ejemplo del contagio de que h a y noticia en este Continente. Res-
pecto á E u r o p a tenemos la p r u e b a de la contagiosidad en los cru-
zados, que regresaban á su patria atacados del mal, y he vuelto á
referirme á los cruzados, para señalar á las mujeres como el prin-
cipal vehículo de la trasmisión del virus. Las mujeres en aque-
llos siglos en q u e p r e d o m i n a b a n el espíritu caballeresco y el reli-
gioso t o m a b a n parte activa en las peregrinaciones á la Tierra San-
ta para c u m p l i r promesas, ó iban en los ejércitos a c o m p a ñ a n d o á
sus esposos y h e r m a n o s ; y como las costumbres estaban en extre-
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m o corrompidas aquellas que emprendieron e"l penoso viaje sien--


do púdicas vírgenes ó pecadoras arrepentidas, puestas en relación
con tantos h o m b r e s desalmados é inmorales, escoria en su m a y o r
parte de todas las naciones cristianas, tornaron al suelo n a t a l
convertidas en mesalinas, con excepciones nobilísimas que llegaron
hasta á la santidad. E r a tanto el cinismo de las peregrinas, dice
el insigne historiador César Cantú, que h a s t a cerca de la tienda
de San Luis practicaban actos deshonestos. Trajeron aquellas
repatriadas el veneno en la vagina por su a y u n t a m i e n t o con los
lázaros de Palestina, Siria y Armenia.
La inoculación por este medio es segura y merecedora d e
q u e las Autoridades vigilen escrupulosamente el servicio público
de la higiene aplicada á la prostitución. Citaré algunas pruebas
de la eficacia de este vehículo, entre ellas ésta: á mediados del si-
glo último se establecieron en el pueblo Caño de Oro, provin-
cia de Lorica, A l t o S i n ú , República de Colombia, dos jóvenes de-
apellido A l e n t a d o . E r a n ricos, dados á la crápula y pronto tuvie-
ron numerosas queridas de la parte pobre y abyecta de la pobla-
ción. N i n g u n a de estas mujeres contrajo la enfermedad, pero la
trasmitieron á la j u v e n t u d y hoy Caño de Oro es u n hospital de-
lázaros.
Dice el acreditado médico Dr. Roberto Azuero en un intere-
sante trabajo que publicó sobre los lazaretos. circunscritos ó sean
provinciales, lo siguiente: ' ' H e a q u í el siguiente caso bien averi-
guado único que se registra en Loro, que confirma el contagio por
el coito: Hermógenes Avila, hijo del aguador del lazareto, m u -
chacho de diez y siete años de edad que algunas vece3 reemplaza-
ba á su padre en el oficio, tuvo relaciones sexuales con u n a mu-
c h a c h a i n d e m n e , que desde la edad de seis años llegó al lazareto
a c o m p a ñ a n d o á su m a d r e leprosa. Esta m u c h a c h a llevó v i d a
conyugal d u r a n t e siete años con un leproso y en este periodo tuvo
relaciones con Hermógenes, quien enfermó en menos de u n a ñ o
y murió en tristísimo estado en menos de seis de enfermedad.
La mujer se fué del lazareto perfectamente i n d e m n e y después
no se h a tenido noticias de e l l a . "
Dice el no menos acreditado médico, t a m b i é n colombiano,
Dr. Nicanor Insignares: ' ' H a c e poco tiempo que en B a r r a n q u i l l a fué
víctima de esta enfermedad un caballero perteneciente á u n a fami-
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lia sin antecedentes leprosos, de constitución,atlética, de vida orde-


n a d a y sana, que recibió el contagio de la que fué mujer de un ge-
neral elefanciaco, con la cual contrajo m a t r i m o n i o clandestino. Es-
te caso m u y reciente y conocido de todos los médicos de aquella ciu-
d a d es el más claro y r á p i d o del contagio que h e podido observar."
El Dr. Antonio Roldan, que fué Ministro de Gobierno de la
República Colombiana, dice: " P a r a mí la trasmisión por el coito
es i n d u d a b l e , y afianza mi convicción el siguiente caso que t u v e
ocasión de seguir en algunos de sus detalles: existió en u n a po-
blación del D e p a r t a m e n t o de S a n t a n d e r u n a interesante señora
casada, cuyo esposo apareció elefanciaco después de algunos años
de m a t r i m o n i o y con quien no obstante siguió llevando vida con-
3'ugal algunos años después de enfermo. Algún tiempo después
de la m u e r t e de su esposo, tuvo relaciones ilícitas con un sugeto que
pertenecía a u n a familia sin antecedentes leprosos, y en quien
h a s t a entonces n a d a h a b í a q u e autorizara para pensar en la exis-
tencia del terrible m a l ; al poco tiempo apareció leproso, y el nial
siguió una m a r c h a galopante que lo condujo r á p i d a m e n t e al sepul-
cro. Algún t i e m p o después de haber m u e r t o este i n d i v i d u o la se-
ñora contrajo relaciones, también ilícitas, con otro de condiciones
saludables como el primero, y corrió idéntica suerte en tiempo más
ó menos igual. La señora permanecía fresca y lozana, conservan-
do la h e r m o s u r a de sus primeros t i e m p o s ; pero de a h í en adelante
la perdí de vista y no volví á tener conocimiento acerca de lo que
con ella aconteciera p o s t e r i o r m e n t e . "
Debo poner constancia de que h a y numerosos casos de espo-
sas que h a n hecho m u c h o s a ñ o s vida conyugal estando sus mari-
dos leprosos y h a n quedado i n m u n e s . Conozco entre otras u n a
señora de familia distinguida de apellido Rodríguez y residente en
Vilíaclara, que h a sido un modelo de a m o r y lealtad. Se casó en
la c i u d a d de Remedios con un joven que. al poco tiempo resultó
elefanciaco y que era hijo de u n a señora que m u r i ó de ese padeci-
m i e n t o . Vivió este joven ocho años y la esposa vive, y a anciana,
sin novedad en su salud. Estos casos son muchos, pero no des-
t r u y e n la f u n d a d a opinión del pase del bacilo en el coito, espe-
c i a l m e n t e de la mujer al h o m b r e . Es también segura la trasmi-
sión por la lactancia. Un n i ñ o n u t r i d o con la leche de m a d r e la-
zara no puede m e n o s de q u e d a r inoculado, como llegan á ser tísicos
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los q u e se n u t r e n non leche de vaca ética ó aquel que come carne


de res ó ave que contenga el bacilo de Koch, que en el ganado es
idéntico al del h o m b r e .
Por estos hechos incontestables, los niños nacidos en las lepro-
serías sin tener señales de elefantiasis deben separarase i n m e d i a t a -
m e n t e de sus madres y de esos antros de dolor y de m u e r t e . Res-
pecto á la tisis no dejaré de expresar que los Municipios deben
establecer en los rastros un servicio bacteriológico eficacísimo con-
siderando este gasto como de la mayor preferencia.
E x i s t e n otros-medios de trasmisión: la vacuna, el vaho del
enfermo, el uso de objetos que le h a y a n pertenecido, dormir en su
c a m a , aspirar la atmósfera de su habitación, el Acaro de su s a r n a
(es la infección más r á p i d a ) , todos los insectos chupadores de san-
gre, los billetes de Banco, los instrumentos de los cirujanos, los
cementerios. ¡Ali! los sepulcros son los más encarnizados enemi-
gos de n u e s t r a especie. ¿Por qué no se ponen en secciones aparte
aquellos que pertenecen á individuos que fallecieron de carbunco,
viruela, fiebre amarilla, etc.? En el sepulcro de utv carbuncoso que
h a c í a doce años h a b í a sido enterrado, halló Pasteur el terrible vi-
rus en las lombrices de tierra.
De los insectos chupadores de sangre m e ocuparé enseguida,
pero antes describiré un suceso horrible que algo detuvo en Colom-
bia los progresos de la lepra. El año de 1816 envió F e r n a n d o V I I
á la América del Sur u n a división de veinte y ocho mil h o m b r e s
al m a n d o de D. Pablo Morillo á sofocar la guerra de independen-
cia iniciada por M i r a n d a y-continuada por Bolívar. Puso Morillo
su cuartel general en la ciudad de Santa Marta y m a n d ó al
general D. José Francisco Morales, jefe de la vanguardia del
ejército, á Cartagena, á la q u e había puesto sitio y los h a b i t a n t e s
se defendían con u n a heroicidad superior á todo elogio. Llevaba
Morales cuatro m i l h o m b r e s y al pasar por la leprosería de
Loro, fundada á u n e x t r e m o de la bahía de Cartagena desde
los primeros t i e m p o s del Virreinato y que formaba u n pueblo
de unos quinientos habitantes, creyeron los lazarinos que era
el ejército patriota, se lanzaron á la calle llenos de regocijo, repica-
ron las c a m p a n a s de la ermita y dieron vivas á la independencia.
Morales, de ferocidad sin igual, rodeó el pueblo y dio fuego á
las casas, q u e eran todas de techo pajizo: las mujeres, los ancianos,
14

los n i ñ o s , todos los asilados pugnaban por salir y q u e d a b a n ensar-


tados en las bayonetas. Pronto fué aquel el cráter de u n volcán
y q u e d ó el pueblo cubierto de cenizas y de cadáveres carbonizados.
No cerraré este capítulo sin decir que los cruzados, como dejo
escrito, llevaron la lepra á E u r o p a y antes de éstos los árabes, que
invadieron á E s p a ñ a en el siglo I X y la ocuparon h a s t a fines del si-
glo X V . La caída del I m p e r i o del Islam coincidió con el descubri-
m i e n t o del Nuevo M u n d o , á donde la trajeron los europeos y la
propagaron por medio de los esclavos africanos que al abrir la E d a d
m e d i a introdujeron los españoles en todos los países que h a b í a n
conquistado, los portugueses en el Brasil y los ingleses establecidos
en Virginia para los plantíos de tabaco, desde d o n d e se e x t e n d i ó á
todo el S u r de los Estados Unidos. El africano de la Guinea Septen-
trional es el h o m b r e que tiene m a y o r receptividad para todas las
enfermedades de la piel.
E n r e s u m e n : p u e d e establecerse esta conclusión: las inmigra-
ciones, la miseria, las mujeres de vida disoluta y el comercio, que
p o n e en contacto los pueblos, h a n propagado la lepra en todo el
mundo.

INOCULACIÓN DE LA LEPEA POK LAS CHINCHES,

LAS PULGAS, LOS MOSQUITOS Y LAS MOSCAS.

Recientemente se h a visto en la I n d i a la propagación de la


peste bubónica, que h a llenado de terror al m u n d o , difundida pol-
las ratas y ratones que a b a n d o n a b a n enloquecidos sus cuevas ata-
cados de esa enfermedad.
Su origen en esos roedores parece que h a sido la combinación
q u í m i c a accidental de elementos naturales atmosféricos que halló
en sus organismos propiedadas adecuadas al desarrollo del ger-
men, q u e en ellos acaso existe latente, como tal vez el m u e r m o en
el caballo ó la rabia en el perro.
Mr. Lanforgue, médico militar francés, e s t u d i a n d o la causa de
la diseminación de la viruela en Argelia asegura que era originada
por las moscas.
E n efecto: á este díptero se debe en los c a m p o s de Cuba la di-
fusión de las constantes epizootias carbuncosas. El gobierno coló-
15

nial de E s p a ñ a , poco cuidadoso de la higiene pública, nunca se


ocupó de la policía sanitaria rural: los cadáveres de los animales se
h a n dejado siempre a b a n d o n a d o s á merced de incontables moscas,
y los ganaderos h a n dejado pastar las reses sanas en lugares infec-
tados. Este virus, de asombrosa actividad y reproducción, volá-
til y terrible, en la forma esencial (Chavet) hiere y m a t a al hom-
bre, lo m i s m o que al animal con la rapidez del rayo.
M u c h a s víctimas h a n hecho en nuestros campesinos las vio-
lentas fiebres que tienen este origc-n y se les atribuyen otras causas,
reconociéndose ú n i c a m e n t e la pústula maligna como la entrada en
el organismo de u n a sustancia séptica.
C u a n d o m u e r e , por ejemplo, de carbunco, de tisis ó de fie-
bre tifoidea u n a vaca, u n caballo del atajo, etc., los ixodos (ga-
r r a p a t a s ) , que estaban por miles c h u p a n d o su sangre, a b a n d o n a n
el cadáver a p e n a s se enfría, y pasan á otras reses á las cuales ino-
culan.
¡Cuan conveniente sería reducir á cenizas los cadáveres de
todo a n i m a l , aun los más pequeños, antes de su enfriamiento y
cualquiera que hubiese sido la causa de su m u e r t e !
Esta m i s m a observación sobre los ixodos hizo el Dr. S i m o n d
respecto á los cadáveres de los ratones de la peste bubónica de
Bombay.
El Dr. Azuero, que be citado, y de quien volveré á ocupar-
m e por haber sido el médico que curaba los lázaros de Loro cuan-
do yo tenía á mi cargo la presidencia de la Sociedad de que he ha-
blado, escribe lo siguiente: «El eminente profesor Koch basándose
en los e x p e r i m e n t o s de S m i t h , investigó el modo como se t r a s m i t e
el micro-organismo de la malaria, y después de m u c h o estudio y
variadísimos experimentos, llegó á demostrar casi de modo eviden-
te, que los mosquitos son los que la trasmiten y propagan».
«En lo que concierne á las vías de infección, dice, no h a y sino
dos: el agua y el aire. La infección directa por la inyección de la
sangre de u n malárico, como lo demostró en primer lugar Gerhard,
es posible; pero no existe en la naturaleza agente para este m o d o
de infección^.
«Después de discurrir sobre el modo como ella se efectúa, y de
probar que no es posible de i n d i v i d u o á individuo, llega á la Con-
clusión de que no se puede trasmitir sino p o r vía indiricla, sin que
16

acepte, como conductores, ni el agua, ni el aire. Q u e d a n d o obs-


curo el m o d o como el parásito pasa del enfermo al sano, no en-
contró otra explicación que la intervención del mosquito. Expe-
rimentos variados y bien dirigidos le dejaron la convicción de que
este es casi el único conductor del parásito, y p a r a dar fuerza á su
opinión recuerda que la infección malárica no se produce sino en
la noche, que es precisamente cuando, en las regiones d o n d e él hi-
zo este estudio, vuelan y se hacen presentes los mosquitos; que en
m u c h o s parajes no se rjresentan sino en ciertas épocas del año,
j u s t a m e n t e en aquellas en que a b u n d a n estos insectos, y que no se
h a observado d o n d e ellos no existen.
«La teoría del profesor K o c h "teoría de los m o s q u i t o s , " ya ex-
presada por M. La verán, está a p o y a d a en el hecho de que varias
enfermedades debidas á parásitos sanguíneos se trasmiten por in-
sectos c h u p a d o r e s de sangre».
«Estos hechos, de i m p o r t a n c i a tan trascendental, nos h a n su-
gerido á nosotros y á otros colegas, la idea de que la lepra se pue-
de t r a s m i t i r m á s especialmente por insectos chupadores d e s a n g r e ,
opinión que podemos apoyar en el hecho de que en las localidades
d o n d e más d o m i n a este azote, son aquellas donde a b u n d a n estos
insectos y las chinches, tan profusas en los lugares donde h a he-
cho más estrago en nuestro país el terrible azote, podrán ocupar el
p r i m e r lugar. Esto no quiere decir que no demos i m p o r t a n c i a á
los mosquitos, zancudos, pitos, berrinches, pulgas, piojos, etc., etc.
«Mr. Robert Liveing en su obra Elefantiasis Grecorum publica-
d a en L o n d r e s en 1871, en la página 4 9 , manifiesta que el Doctor
H o e g h en su Memoria de 1855, sobre la lepra, sugiere que la en-
fermedad es c o m u n i c a d a por el acaras de la sarna, que en No-
ruega infecta generalmente la piel de los leprosos, y cita un caso
notable que observó en u n a familia que vivía en u n a hacienda
del distrito de Bergen, en la cual no existían antecedentes heredi-
tarios, así como n i n g u n o de sus miembros h a b í a soportado priva-
ciones ni sufrido desabrigo; y sin embargo, aparecieron tres casos
de lepra, que sólo podían explicarse por las relaciones de la fami-
lia con una joven leprosa que sufría de sarna.»
H a c e más de cuarenta años que el notable profesor c u b a n o
Dr. F i n l a y , padre, hizo repetidos experimentos y escribió artículos
en los Anales de la Academia de Ciencias Médicas de esta capital, dan-
.17

do á conocer sus observaciones sobre la trasmisión d é l a fiebre a m a -


rilla por los mosquitos, y diré de paso que es en gran m a n e r a cen-
surable que las familias que viven en los alrededores d é l a leprosería
de San Lázaro no se p r o v e a n todas de mosquiteros. Esa leprosería
es un foco de infección, es un horrendo criadero de micro-organismos
que corroen hasta los huesos del hombre, es el antro en que l u c h a n
los elementos de la vida con la descomposición de la naturaleza or-
gánica, aprisionada el a l m a pensadora en vestido carnal corrupto;
es el p u ñ a l del asesino invisible.......¡Oh, qué caro costó á E u r o p a
haber m i r a d o con indiferencia la teoría del contagio a l a vuelta de
ios p r i m e r o s cruzados; qué caro va á costar, y y a le está costando,
á América el descuido criminal de los gobiernos en un asunto q u e
debiera ser objeto de perseverantes estudios y enérgicos esfuerzos
para vencer la Esfinge!
La observación hecha por el Dr. S i m o n d es exacta respecto á
que le mosquito, pica en las partes b l a n d a s , y agregaré que lo hace
con s e ñ a l a d a predilección en los bordes de las orejas, que siempre
se cubren de tubérculos.
T e r m i n a r é sobre el contagio refiriendo un caso curioso: se m e
dijo distintas veces que en la provincia de Lorica (Colombia) ha-
bía un pueblo en medio del monte l l a m a d o Basura, en el que to-
dos los h a b i t a n t e s eran lázaros que se h a b í a n retirado voluntaria-
m e n t e á esa soledad y que habían trasmitido su padecimiento á los
asnos. Parecióme el caso tan singular que dirigí al Prefecto de
aquella provincia la siguiente comunicación: «He recibido infor-
mes; c u y a veracidad h e puesto en d u d a , d e q u e en la provincia del
digno m a n d o de V. h a y un pueblo l l a m a d o Basura en el cual los
vecinos son elefanciacos, cabalgan en sus asnos en pelo y con este
motivo h a y varios de estos animales t a m b i é n elefanciacos.
«El caso es tan peregrino y de tan vasta i m p o r t a n c i a bajo el
p u n t o de vista ele la investigación científica que suplico á V. se
sirva decirme lo que h a y a de cierto en el particular.»
El Sr. Prefecto contestó lo siguiente: «Es en mi poder la aten-
ta carta de V. marcada con el n ú m e r o 183, fecha 19 de Abril últi-
mo, y en atención á su i m p o r t a n t e contenido informo á V. que en
época p a s a d a todos los habitantes del pueblo d e n o m i n a d o B a s u r a
eran elefanciacos y cabalgaban en sus asnos en pelo, por cuyo mo-
tivo se contagiaron muchos de estos a n i m a l e s ; pero en la actuali-
3
18

dad, por consecuencia del terrible mal, no existen ni unos ni otros.»


I n m e d i a t a m e n t e escribí en el periódico oficial de la Sociedad
u n artículo diciendo que la lepra no es inoculable á los animales
y q u e lo que dio m u e r t e á los vecinos y a s n o 3 del pueblo de Basu-
ra fué probablemente el m u e r m o agudo ó l a m p a r ó n i c o complicado
con aquella enfermedad.

¡VEINTE Y OCHO MIL LEPEOSOS EN COLOMBIA!


Cuando se supo en Colombia de un modo cierto que h a b í a
veintiocho mil leprosos, el Presidente Sr. Caro, los Ministros y to-
dos los h a b i t a n t e s de la República se aterrorizaron; mas, como
dice L a m a r t i n e , d o n d e se presenta una gran necesidad pública
aparece un h o m b r e que la remedia.
E l modesto y sabio Dr. J u a n de Dios Carrasquilla hacía fecha
que se ocupaba en hacer e x p e r i m e n t o s para la curación.
E x t r a í a la sangre de los lázaros y la inyectaba en caballos con
el propósito de a t e n u a r el virus. Al cabo de dos meses, más ó
menos, extraía la sangre de los solípedos, preparaba el suero é
inoculaba á los enfermos en la región glútea, e m p l e a n d o tres cen-
tímetros cúbicos en cada inyección.
Obtuvo tan brillantes resultados, fueron tan notables los ali-
vios de los pacientes, que el Congreso nacional señaló doscientos
mil pesos anuales para que fundase u n I n s t i t u t o imitación del de
P a s t e u r en P a r i s . H i m n o s de alabanza premiaron al e m i n e n t e
doctor y su n o m b r e llenó los ámbitos del m u n d o , a u n q u e no h a b í a
llegado á la p r u e b a de la curación radical.
Por este tiempo (1897) el Gobierno creó la Sociedad contra
la lepra de que he sido Presidente, y acepté el cargo confiado en
que podía hacerle frente al m o n s t r u o si lograba excitar el genero-
so celo por el bien h u m a n o , de los sabios bacteriologistas de a m -
bos hemisferios, pues es i n d u d a b l e que los estudios de laboratorio
son los únicos que pueden triunfar de esta enfermedad infecciosa.
Consecuente con esta idea fundé sin dilación un periódico, la
Revista Miscelánica, en cuyo primer n ú m e r o puse estas líneas:
«Afrontamos la publicación de esta Revista dedicada á combatir la
lepra, í n t i m a m e n t e persuadidos de nuestra insuficiencia; pero lle-
nos de fe en el resultado final y venturoso del m o v i m i e n t o científi-
co que se h a iniciado en Colombia con ese m i s m o fin y q u e t r a s c e n -
10

ti era ¿ t o d o el m u n d o c i v i l i z a d o p o r t r a t a r s e d o l a c a u s a d e la h u -
manidad.
« A b r i g a m o s l a b e l l a i l u s i ó n d e q u e los S r e s D i r e c t o r e s d o I n s -
t i t u t o s Histo-bacteriológicos de América, E u r o p a y Asia favorece-
rán nuestra labor p a r t i c i p á n d o n o s el f r u t o d e s u s o b s e r v a c i o n e s ,
l a s c u a l e s p u b l i c a r e m o s c u e s t e p e r i ó d i c o , q u e lo es d é l a S o c i e d a d
f u n d a d a c o n el m i s m o p r o p ó s i t o . N o s o t r o s les c o r r e s p o n d e r e m o s
poniéndolos al c o r r i e n t e d e lo q u e se h u b i e s e a d e l a n t a d o e n e s t e
p a í s ; y si es v e r d a d q u e n o h a y e q u i v a l e n c i a d e v a l o r e s e n el c a m -
b i o , t a m b i é n lo es q u e i n v a d i d a C o l o m b i a d e u n m o d o h o r r i b l e p o r
t a n e s p a n t o s a e n f e r m e d a d es el c a m p o m á s a d e c u a d o p a r a e s t o s es-
t u d i o s y p o r lo m i s m o n u e s t r o s i n f o r m e s n o p u e d e n m e n o s d e ofre-
cer c i e r t o i n t e r é s , m á x i m e en los m o m e n t o s en q u e u n v a r ó n i l u s -
t r e n a c i d o en e s t e s u e l o , h a d e s c u b i e r t o el a n t í d o t o a p l i c a n d o el
s i s t e m a de la s e r o t e r a p i a p a r a la curación de la l e p r a , s i s t e m a s u s -
ceptible de m a y o r perfección.
« E x c i t a m o s t a m b i é n á los Sres. m é d i c o s d e las leproserías d e
t o d o el o r b e p a r a q u e h a g a n e n s a y o s , c o m o s e h a n p r a c t i c a d o c o n
feliz é x i t o en v a r i o s p u n t o s d e este C o n t i n e n t e . »
H i c e c i r c u l a r c o n p r o f u s i ó n la Revista en E u r o p a } á ella c r e o
T

q u e s e d e b e el C o n g r e s o d e l e p r ó l o g o s d e B e r l í n .
El Gobierno n a c i o n a l c o m i s i o n ó al D r . R o b e r t o A z u e r o para
l a s i n o c u l a c i o n e s d e los l á z a r o s de L o r o , bajo u n c o n t r a t o p o r t i e m -
p o d e t e r m i n a d o , y le a s o c i é d o s d i s t i n g u i d o s m é d i c o s p a r a q u e se
i n s t r u y e s e n en l a m a n e r a d e o p e r a r .
E l suero, d e f e c t u o s a m e n t e p r e p a r a d o , llegaba á C a r t a g e n a con
i r r e g u l a r i d a d en c o r t a s c a n t i d a d e s y a l g u n a s v e c e s a l t e r a d o p o r efec-
to del c a m b i o d e c l i m a . A d e m á s , el I n s t i t u t o C a r r a s q u i l l a dista-
b a m u c h o d e la perfección.
S ó l o p u d i e r o n i n o c u l a r s e c a t o r c e l á z a r o s q u e r e c i b i e r o n en t r e s
m e s e s doce i n o c u l a c i o n e s , c a d a u n a de tres c e n t í m e t r o s cúbicos.
A los t r e s m e s e s el G o b e r n a d o r d e l D e p a r t a m e n t o S r . E d u a r d o
Gcrlain, nombró u n a c o m i s i ó n c o m p u e s t a d e los D r e s . Teofrasto
A. Tatis, M a n u e l F. Obregón y J o a q u í n Solano E. p a r a que aso-
ciados al D r . J u a n A. F o r t i c h le i n f o r m a s e el r e s u l t a d o o b t e n i d o
con la seroteropia.
L a C o m i s i ó n , á l a c u a l a g r a d e z c o l a s b e n é v o l a s frases q u e m e
d i r i g i ó , dijo al G o b i e r n o lo q u e s i g u e :
20

«De los catorce i n d i v i d u o s inyectados, h a y seis afectados ele


l e p r a m i x t a y ocho de lepra tuberculosa, y es m u y h a l a g a d o r
el notar las modificaciones rápidas y favorables que h a t o m a d o
en ellos la m a r c h a de la enfermedad. La sensibilidad h a reapa-
recido en casi todos los p u n t o s en que se h a l l a b a totalmente per-
d i d a ; los tubérculos h a n desaparecido en su m a y o r parte y los que
a ú n persisten, se hallan m u y reducidos en su v o l u m e n ; la piel se
hace tersa; los e d e m a s h a n desaparecido ó se hallan m u y d i s m i n u í -
dos, dándole á la facies u n aspecto distinto al que se presenta nor-
m a l m e n t e en esta afección; en las pestañas y las cejas se nota u n a
a b u n d a n t e reaparición de vellos sedosos, indicio seguro de u n a real
y efectiva mejoría; los l e p r o m a s más ulcerados se puede decir q u e
están t o t a l m e n t e cicatrizados, pues en los que persisten a ú n las
ulceraciones, se nota u n a m a r c h a franca á la cicatrización comple-
ta. Las máculas han desaparecido casi en la totalidad de los
enfermos, notándose en las que aun existen, u n a m a r c a d a tenden-
cia á su extinción total, así como la reaparición de la sensibilidad
en las regiones a n t e r i o r m e n t e i n v a d i d a s por ellas. Las erupciones
d e aspecto ictiósico y pruriginoso que existían en algunos de los
enfermos, h a n desaparecido en su totalidad dejando á la piel u n
aspecto n o r m a l y de m u y buen augurio. En los enfermos afectos de
conjuntivitis y queratitis, h a n cedido estas complicaciones al uso
del t r a t a m i e n t o . Las úlceras perforantes plantares han cicatriza-
do casi por completo, y en todas se nota marcada tendencia á la
cicatrización. Los enfermos manifiestan tanto en su estado físico
como en el moral, u n a a n i m a c i ó n y u n vigor de que antes carecían
y están v e r d a d e r a m e n t e halagados del estado actual, confiados y
convencidos de la b o n d a d y p r o n t i t u d del tratamiento.»

ÜN LAZARINO CURADO

No podía ser m á s satisfactorio lo que pasaba en la leprosería


d e Loro. Al m i s m o tiempo otro ilustre, profesor colombiano, el
Dr. J e s ú s Olaya Laverde, residente en la ciudad de B a c u r a m a n g a ,
D e p a r t a m e n t o de S a n t a n d e r , ensayaba el sistema de la seroterapia
con el más completo y feliz resultado, en tanto extremo, que lo-
gró la curación del lázaro Anastasio Villamizar.
El Gobernador del D e p a r t a m e n t o , Dr. Roso Cala, lleno de en-
21

tusiasmo por aquel suceso, del que r e d u n d a b a t a n t o bien al géne-


ro h u m a n o y t a n t a gloria para su patria, quiso que la presentación
de Villamizar á la Academia de Ciencias Médicas revistiese la ma-
yor solemnidad.
"A las tres de la tarde del día 8 de Noviembre de 1896 se reu-
nieron en la m o r a d a del Dr. Olaya Lavercle los miembros de dicha
Sociedad, Dres. Guillermo Forero B., que presidió, Tomás Aran-
go, Eusebio Cadena, Luía Emilio García, Jesús Olaya Laverde,
L u í s Vargas Camacho y L u í s F e r n a n d o Otero. Asistieron tam-
bién, previamente invitados, el Doctor Roso Cala, Presbítero Dr. José
M. Villalba Secretario de Instrucción Pública y Cura párroco de la
ciudad, Leopoldo Ramírez B., encargado de la Secretaría de H a -
cienda, General José Santos, Dr. Hermógenes Wilson, Pedro Elias
Novoa, Redactor de La Voz Católica, los Dres. Adán Franco, E m i l i o
Villamizar etc., etc.
Abierta la sesión tomó la palabra el Dr. Roso Cala y dijo: «Ha-
ce tres días tuve conocimiento de que Anastasio Villamizar, aquí
presente, había solicitado y obtenido su baja del Hospital Seroterá-
pico de la ciudad, por hallarse curado de la lepra griega de que pa-
deció. I n m e d i a t a m e n t e hablé con el Dr. Olaya, manifestándole
q u e no debía en ningún caso pasar inadvertido un hecho de tal
magnitud. De a h í la idea de la presente reunión, que tiene por
objeto presentar este individuo ante los miembros de la Sociedad,
varios de los cuales lo conocieron enfermo, y ante los altos digna-
tarios y demás caballeros que nos h o n r a n con su presencia, para
q u e unos y otros, cada c u a l á su modo, den público testimonio del
estado normal en que se h a l l a . "
El Dr. Olaya entre el regocijo y los aplausos se expresó en es-
tos t é r m i n o s : «No es este el primer caso de curación que ha-
y a m o s obtenido aquí. Hace algunos meses se nos presentó al
Dr. Aurelio Mutis y á m í u n individuo que h a b í a comenzado á
recibir inyecciones seroterápicas para el tratamiento de la lepra
por el Dr. Sérvulo Gómez, que se había ausentado á la sazón de la
c i u d a d ; c o n t i n u a m o s el tratamiento y poco tiempo después aban-
d o n ó la clínica en el estado en que vemos á Villamizar. H e vuel-
to á verlo ú l t i m a m e n t e en completa salud.
« I n m e d i a t a m e n t e el mismo Dr. Olaya presentó á Anastasio
Villamizar, casi despojado de sus vestidos, y con u n a serie de ex-
22

p e r i m e n t o s d e m o s t r ó l a c o m p l e t a i n t e g r i d a d d e l o s reflejos, la s e n -
s i b i l i d a d d e t o d o el c u e r p o d e l p a c i e n t e y l a a u s e n c i a c o m p l e t a d e
tubérculos, u l c e r a c i o n e s , flujos, m a n c h a s y e r u p c i o n e s , quedando
n u m e r o s a s c i c a t r i c e s e n el t r o n c o y m i e m b r o s , c o m o únicos testi-
gos q u e r e c o r d a b a n la existencia del m a l . E s t e e x a m e n se h i z o
con la colaboración de los demás médicos y á presencia de todos
los c o n c u r r e n t e s . Hizo ver i g u a l m e n t e trece enfermos m á s de le-
p r a en t r a t a m i e n t o , d o s d e ellos h e r m a n o s de Villamizar y en di-
ferentes grados de reposición, estableciendo e x p e r i m e n t o s compa-
rativos entre t o d o s ellos. Villamizar recibió generales congratu-
laciones p o r su v u e l t a á la v i d a civil.
P o r l a n o c h e el G o b e r n a d o r S r . R o s o C a l a d i o u n a s e r e n a t a
al D r . O l a y a L a v e r d e . " (Revista Médica d e S a n t a n d e r ) .
U n a a p r e c i a b l e persona al verse i n v a d i d a p o r la l e p r a ocupó
u n a de las c a m a s de la leprosería " A g u a s de D i o s " , Departarnen-
d e C u n d i n a m a r c a , d o n d e s e e n s a y a b a el s i s t e m a c u r a t i v o d e l d o c -
tor Carrasquilla,, y entre recelosa y confiada p r e g u n t ó p o r telégra-
fo a l D r . G u i l l e r m o F o r e r o .13., c u á l e r a s u o p i n i ó n s o b r e l a a e r o -
terapia. E l D r . F o r e r o , u n o d e los m á s a f a m a d o s m é d i c o s d e B u -
caramanga y que había acompañado al Dr. Olaya Laverde en la
curación de Villamizar, lo p r o p i o q u e los profesores E m i l i o Gar-
cía, L u i s V a r g a s C a m a c h o y A l e j a n d r o P e ñ a , t o d o s a m a n t e s e n t u -
s i a s t a s d e la h u m a n i d a d y l a c i e n c i a , l e c o n t e s t ó c o n l a s i g u i e n t e
importantísima carta:

«Bucaramanga Noviembre d e 1896.

Sr. N N . A g u a s d e D i o s .

Mi p e n s a d o a m i g o :
Me h a p e d i d o V. por telégrafo y en n o m b r e de nuestra anti-
g u a y l e a l a m i s t a d , m i o p i n i ó n s o b r e la s e r o t e r a p i a y t o d o s l o s p o r -
m e n o r e s y t o d o s los detalles q u e h a y a n c o n c u r r i d o en la c u r a c i ó n
d e A n a s t a s i o V i l l a m i z a r , el e n f e r m o d e e l e f a n t i a s i s q u e el d í a 8 d e l
q u e c u r s a f u é p r e s e n t a d o á l a Suciedad de Medicina- d e S a n t a n d e r
y al p ú b l i c o d e esta c i u d a d c o m o enfermo c u r a d o .
T e n g o la m a y o r satisfacción en d a r contestación á su telegra-
m a y entrar en los detalles q u e V. m e pide, con las modificaciones
e n el t r a t a m i e n t o , q u e d e s e m p e ñ a r o n i m p o r t a n t e p a p e l e n la c u -
ración de Villamizar.
23

Respecto á mi opinión sobre la bondad de la aeroterapia, que


es lo menos i m p o r t a n t e , sólo le diré que ella ya está consignada
en un informe que di al Sr. Secretario de Gobierno y que corre
i m p r e s o en el n ú m e r o 4? de la Revista Médica.
" E s t a opinión favorable se fundaba, en aquella época, en la
notable mejoría alcanzada en todos los enfermos, y cuando a u n no
h a b í a visto la curación de Villamizar, ni h a b í a a p r e n d i d o las en-
señanzas que da la práctica del sistema. Esto basta. A h o r a va-
m o s á la segunda parte ¿cómo se trató á Villamizar, qué modifica-
ciones se hicieron al tratamiento y cómo se están t r a t a n d o los
d e m á s enfermos, á quienes se espera presentar, salvo algunas ex-
cepciones, como se presentó á Villamizar? Afortunadamente pue-
do dar á V. explicaciones de todo, porque aquí se trabaja con ver-
dadero patriotismo; aquí no h a y n i n g ú n interés m e z q u i n o ; el
egoísmo, los secretos y los misterios no se conocen: lo que se desea
m u c h o , m u c h í s i m o , es hacer conocer el sistema, con todas sus
dificultades y sus ventajas, comunicar los adelantos y recibir los
consejos y advertencias de nuestros maestros y compañeros, que
formarán unidos, el proceso completo de este gran sistema, que
todos los días enseña algo nuevo de grata esperanza.
Comenzaré por decir á V. que el Dr. Olaya Laverde no inyec-
ta los animales con suero sino con la disolución de los lepromas
h e c h a con las reglas severas de la antisepsia. No me detengo á
darle la razón de este procedimiento, que todo médico conoce,
porque quiero que esta carta la c o m u n i q u e á todos sus amigos y
compañeros en desgracia para que la juzguen con claridad. La in-
yección con la disolución de los lepromas satisface todas las exi-
gencias teóricas y prácticas, contestando con la producción de u n
suero ele magnífica apariencia y siempre fiel en su modo de obrar
p r o d u c e la reacción que se desea, a u n q u e sea en unos más marca-
da q u e en otros.
Las primeras inyecciones producen tal mejoría, que á uno le
parece ir á pasos agigantados á la curación; y el dicho de los enfer-
mos, su estado moral y todas sus manifestaciones físicas concurren
á llevar al á n i m o esta convicción. Pero llegando á cierto estado,
parece que la curación se detiene, que el enfermo se hace insensi-
ble á las inyecciones y que se h a connaturalizado con ellas.
Efectivamente, en la forma tuberculosa que es en la que se
24

p a l p a n mejor todos los efectos del tratamiento, se ven los tubércu-


los m a r c h i t o s , arrugados desde los primeros d í a s , p u d i é n d o s e com-
p a r a r en este estado al en que está u n a mazorca de maíz c u a n d o
h a empezado á asarse. Las úlceras, que se vieron al principio ca-
m i n a r r á p i d a m e n t e hacia la cicatrización, también se paralizan, y
las m a n c h a s , que llegaron á cierto grado de decoloración, t a m b i é n
se q u e d a n en ese estado, y si se observa la sensibilidad, se ve que
en m u c h o s días no se h a a d e l a n t a d o n a d a .
Este p e r í o d o , que p o n e á prueba la perseverancia del médico
y que tan funesto h a sido ya para el adelanto d é l a seroterapia por
nuestro carácter voluble, que reclama siempre nuevas emociones^
h a sido vencido por el Dr. Olaya La verde, y de allí el nuevo vue-
lo que h a levantado la salud en estos enfermos. Para salir de este
eclipse desconsolador, de dos medios se valió el Dr. Olaya: el uno
general y el otro local. El primero consiste en la revacunación de
los animales; sea lo que fuere lo que dicen las teorías á este respec-
to, nuevas reacciones tienen lugar con las revacunaciones, y esto
es lo suficiente p a r a que las miremos como la espuela n a t u r a l de es-
te período. El t r a t a m i e n t o local consiste en el uso del termocau-
terio contra los l e p r o m a s : este es un recurso poderoso que la prác-
tica pone de manifiesto con lujo de resultados. Los lepromas son
efectivamente localidades donde se albergan colonias de parásitos;
el suero los ataca, los d e p r i m e y los m a r c h i t a ; pero t a r d a m u c h o
en destruirlos después que h a n llegado á cierto grado de depresión;
entonces viene el termocauterio con su p u n t a m á s fina y los atra-
viesa en todas direcciones, de lo cual resulta su destrucción á los
pocos días, sin inflamación, ni supuración, ni dolor; q u e d a n d o en
su lugar una m a n c h a que es insensible en los primeros días, y que
va recobrando la sensibilidad á m e d i d a que envejece y se borra.
Las úlceras más indolentes y más sordas, tratadas por el termocau-
tario despiertan de su letargo, y si son curadas con algún desinfec-
t a n t e como ácido fénico ó p e r m a n g a n a t o de cal, y esmerado aseo,
se ven los progresos de su mejoría y no tarda m u c h o en verse la
cicatrización.

E n t r e los enfermos que existen h o y en el I n s t i t u t o h a y uno de


la forma tuberculosa más exagerada; en su principio t e n í a g r a n d e s
l e p r o m a s en las orejas y en las alas de la nariz, que lo desfigura-
b a n en absoluto, y la espalda s e m b r a d a de estos tubérculos en to-
da su extensión; h o y no existen los de la cara, y en la espalda se
ve el poder de la tala en aquella m o n t a ñ a de tubérculos, y las ci-
catrices de los que h a n desaparecido están enseñando como se res-
tablece la sensibilidad. En los más recientes no h a y sensibilidad;
en los que siguen en antigüedad está obtusa; al tocarlos con u n a
pajitn, el enfermo cree que es con el dedo, y en los más antiguos
la sensibilidad es tan completa que picando con u n a paja fina con
m u c h a suavidad, el enfermo la siente y dice: me pica, y al pasarle
la pajita con la m i s m a suavidad, el enfermo dice: me rasco
Por este camino y con estos elementos llegó el Dr. Olaya La-
verde á poner casi bien á A illamizar. El casi consistía en que
7

todo estaba bien menos el color, y aquello que se h a l l a m a d o ai-


re de familia en los lazarinos.
¿Qué hacer en este caso, que p u e d e llamarse el último paso?
E ! Dr. Olaya ocurrió al lavado de la sangre con suero n o r m a l .
E n t o n c e s el enfermo se vio acometido de una sudación exagerada
y de u n a diuresis que lo hizo orinar contra su costumbre cuatro
veces en la noche en grandes cantidades; y los orines se hicieron
h e m a t ú r i c o s , es decir, con sangre, Esto fué lo suficiente p a r a
que el m a l color desapareciese y con él perdiera aquel aire de fa-
milia. L a curación estaba hecha y el enfermo se p u d o presentar
á la Sociedad d e Medicina, que lo conocía y al público en general.
Al t i e m p o toca decir si esta curación es estable. (1)
Por lo expuesto, yo no temo asegurar á V., con toda la hon-
radez que dá la convicción bien adquirida, que la elefantiasis se
cura con tres factores principales y tres secundarios: éstos son la
seroterapia, el termocauterio y el lavado de la sangre, por u n a par-
te; la alimentación, la desinfección y el aseo, por la otra.
Si esta carta lleva á V. la convicción que yo h e adquirido, y
con ella devuelvo á V. la esperanza, quedaré satisfecho y recom-
p e n s a d o del cuidado que m e h e impuesto al observar y seguir al
pié de los enfermos los trabajos del Dr. Olaya Laverde.
Su fiel amigo,
GUILLERMO FORERO B . "
Creo, oportuno advertir que el Dr. Olaya Laverde inyectaba la
sangre de los lázaros en asnos y cabras y que en éstas eran mejo-
res los efectos.
(1) Lo ha sido.
26

La cabra es el a n i m a l más refractario á la tisis, q u e se conoce,


lo cual es cualidad m u y apreciable para alejar el peligro de que el
bacilo de K o c h se incorpore en el suero, como sucederá en el
virus de la vacuna, siempre q u e sea sacado de la p ú s t u l a de va-
ca ética.
Las enfermedades infecciosas de los animales son todas tras-
misibles al h o m b r e .

CUEACION A DOMICILIO

He tenido t a n t a confianza en la seroterapia que proyecté lle-


var á cabo la curación á domicilio, que ofrecía las siguientes ven-
tajas: P r i m e r a : confinar el lázaro, aislarlo, en u n a pieza interior
de la casa. El celo y las exhortaciones de los médicos harían que es-
to se lograse. S e g u n d a : mejor asistencia del enfermo, pues son
m u y diferentes los cuidados de personas mercenarias en las lepro-
serías y la t e r n u r a y eficacia de las mismas familias. Tercera: aho-
rro de m u c h o s millones de pesos á la Nación, siendo p r o b a b l e q u e
llegase el día de la i n u t i l i d a d de esos hospicios, ó que solo sirvie-
sen para u n reducido n ú m e r o de enfermos en grado m u y avanza-
do de la enfermedad y sin recursos.
N a d a m e parecía peor que lo que e 3 t a b a pasando en Colombia:
se dejaba libre el c a m p o al contagio, no h a b í a separación en las
familias y corría válida la errónea y funesta idea de que la lepra
no es contagiosa.
Di principio á mi plan r e c o m e n d a n d o al Dr. José Dolores Ló-
pez Mora la asistencia de u n i n d i v i d u o de apellido Escauriaza,
Director de u n a orquesta de Cartagena, el cual hacía veinte años
q u e estaba elefanciaco.
No tardó en recobrar la sensibilidad en las partes en que no
existía y la vista que ya casi t e n í a perdida con los lepromas de los
párpados, que d i s m i n u y e r o n n o t a b l e m e n t e ; desapareció el insom-
nio y estaba a n i m a d o y contento.
E n aquellos días debía precederse á sangrar los caballos que
h a b í a i n o c u l a d o el Doctor López Mora p a r a la curación gene-
ral á domicilio, á fin de que hubiese suero fresco y suficiente,
n o hallándonos atenidos al de Bogotá, p r e p a r a d o en el I n s t i t u t o
Carrasquilla y que venía en c a n t i d a d tan l i m i t a d a que solo p u d i -
27

moa a d m i n i s t r a r l o á catorce lazarinos, dejando los demás entrega,


dos al desconsuelo por-no participar del beneficio,
E n estos m o m e n t o s se recibió la noticia de los acuerdos de^
Congreso Internacional de Leprólogos celebrado en Berlín, Congre-
so presidido por el inmortal Koch y debido á la iniciativa del Doc-
Ehiers, el más e m i n e n t e de los especialistas dermatológicos de Di-
n a m a r c a . F u é primer Vice-Presidente A r m a n e r H a n s e n , de No-
ruega, descubridor del bacilo de su n o m b r e : segundo Vice-Pre-
sidente el profesor Lassar, de Berlín: Secretario el Dr. Ehiers.
Asistieron varios especialistas franceses encabezados por el Dr. Bos-
nier, etc. T a m b i é n asistió el Dr. Carrasquilla,
Aquellos sabios acordaron por u n a n i m i d a d que la lepra grie-
ga es contagiosa, en lo que hicieron un servicio notable á los go-
biernos y á toda la h u m a n i d a d , pues no son pocos los q u e niegan
el contagio, entre ellos esclarecidos médicos, como el Dr. Z u m -
baco Pacha, de T u r q u í a .
Se habló de la seroterapia: uno de los congresistas dijo que el
primer pomo que recibió de América h a b í a producido mejorías en
los enfermos; pero que éstas no continuaron con el segundo, por
lo que consideraba ineficaz ese remedio p a r a la curación radical.
Los demás opinaron que consideraban inútil la seroterapia, y
solo uno expuso que no le había dado los resultados que esperaba;
pero que era de parecer que debía seguirse e n s a y a n d o .
El Dr. Carrasquilla guardó profundo silencio, no se defendió
y oyó impasible la sentencia que condenaba á m u e r t e el precioso
fruto de sus elucubraciones.
La noticia cayó como un rayo en Colombia, El Gobierno in-
m e d i a t a m e n t e dispuso la clausura del I n s t i t u t o Carrasquilla y que
no continuasen las inoculaciones con la seroterapia.
E n los enfermos de la leprosería de Caño de Loro sucedió la
desesperación á la esperanza, la tristeza á la alegría, y algunos de-
r r a m a r o n a b u n d a n t e s lágrimas; el Dr. Azuero se a u s e n t ó , se ven-
dieron en pública subasta los caballos que yo m a n d é inocular, y
el remedio que había dado pruebas incontestables de su acción po-
derosa sobre el bacilo de Hansen, quedó en olvido. ¡Ay, con
c u á n t a precipitación fué juzgado!
El mal efecto del suero debió haber consistido en que no esta-
ba bien preparado. En el I n s t i t u t o Carrasquilla se carecía de los
28

aparatos indispensables para estas operaciones bacteriológicas,


aparatos que no h a b í a n llegado del extranjero. S e g u r a m e n t e en el
s e g u n d o p o m o remitido á Paris no iba i m p r e g n a d o de ba.cilos ate-
n u a d o s y de a h í su inercia. Además, la paralización de las m e -
j o r í a s , q u e p u d o ser temporal, no d e m o s t r a b a definitivamente la
ineficacia del suero. En el caso de Villamizar, cuyo t r a t a m i e n t o
d u r ó cuatro meses, h e m o s visto que el Dr. Olaya Laverde d i o ac-
tividad al poder medicatriz con el termocauterio aplicado á los
lepromas.
La lepra griega es m u y lenta en su desarrollo, y ni a ú n me-
jorías notables pudieron esperarse con t a n t a rapidez. Sus evolucio-
nes deben seguirse por el médico, sin i m p a c i e n c i a : si Villamizar
necesitó cuatro meses; otros, según el estado de su organismo, ne-
cesitan un a ñ o ó más.

LO QUE SOBRE TODO INTERESA A COLOMBIA.


Colombia, nación heroica de gloriosa historia, h a b u s c a d o al
través de sangrientas revoluciones periódicas la fórmula de su bie-
nestar, y entre generosos anhelos, grandes errores, decepciones la-
m e n t a b l e s y guerras desastrosas, apenas se h a ocupado del progre-
so científico, q u e t a n t o necesita de los incomparables bienes de
la paz.
Su j u v e n t u d vive p r i v a d a de los estudios de laboratorio, sin
los cuales la medicina carece de importancia, pues se declara im-
potente a n t e las enfermedades infecciosas, que casi llenan el cua-
dro nosológico y son las que más víctimas hacen y con m á s em-
p e ñ o debe conocer el médico.
Pero si esos estudios son, se puede decir, el todo en las Uni-
versidades de Francia, Alemania, Inglaterra, Estados Unidos, etc.,
en Colombia tienen un fin capitalísimo, que l l a m a r é sagrado: el es-
t u d i o del micro-organismo de la lepra para conocer sus medios ele
reproducción y atenuación, sus costumbres, su cultivo, é investigar
las leyes del contagio.
Es de necesidad.rehacer el I n s t i t u t o Histo-bacteriológico con
profesoresidóneos y todos los aparatos y sustancias a p r o p i a d a s ,
cueste lo que costare. E n él hallará u n a u x i l i a r poderoso la ad-
ministración de justicia, América u n nuevo foco de luz, y la na-
ción colombiana u n a aureola de gloria.
29

EL OHAULMUGKE

Creo h a b e r demostrado con pruebas que la seroterapia cura la


lepra griega.
E s m u y conocido en la medicina otro remedio de gran efica-
cia digno de q u e lo recomiende aun que no se h a y a llegado con él
á la completa curación, lo que parece haberse efectuado en u n
caso, hablo del chaulmugre.
El Dr. Pájaro, de Cartagena de I n d i a s , lo aplicó á los enfer-
mos de Loro.
Tengo el honor de presentar al Congreso veinte y ocho retra-
tos de catorce enfermos que recibieron ese tratamiento, en los q u e
se ve la diferencia q u e hay entre el día en que comenzaron á t o m a r
el chaulmugre y aquel en que fueron por segunda vez retratados.
Es-cierto que este medicamento no ha alcanzado el éxito ven-
turoso obtenido en Bucaranianga con la seroterapia; pero el hecho
positivo de que destruye los tubérculos y m a n c h a s y devuelve á
los monstruosos lazarinos la natural fisonomía, les ahorra el dolor,
h a c e funcionar el sistema piloso, les restituye la motivilidad, obra
favorablemente sobre los órganos de la visión, en fin, los pone casi
en estado de completa salud, basta para que deba a d m i n i s t r a r -
se á los enfermos en todos los hospitales u n año, ó más, h a s t a
llegar á las mejorías, que siempre se obtienen y que pueden soste-
nerse dándoles periódicamente dosis apropiadas del m i s m o aceite.
Así lo practica un sugeto, elenfanciaco curado, el señor Manuel
Miche, quien temeroso de las recaídas t o m a u n a c a n t i d a d de cha-
ulmugre en todas las primaveras. Esto me lo h a asegurado repeti-
das veces el Sr. Dr. Manuel Dávila Flores, Tesorero de la Sociedad
contra la lepra y persona respetable y digna de crédito. El Sr. Mi-
che, dice el Dr.- Dávila Flores, goza de tan b u e n a salud que está
al frente de u n a escuela de primeras letras; solo le h a n q u e d a d o
m u c h a s cicatrices en la cara, y I03 dedos algo doblados. Siento
no haberlo conocido para poder afirmarlas propiedades de t a n pre-
cioso m e d i c a m e n t o .
Este m i s m o sistema podía establecerse en las leproserías.
El n u m e r o primero y segundo de la colección de retratos per-
tenece á Demetrio Orozco, platero, que á n o m b r e de los lázaros fué
á despedirse de m í la víspera de mi salida de Cartagena. Nadie
30

h u b i e r a dicho que era u n lázaro: j o v e n , de unos treinta y seis años,


de trato agradable, de presencia s i m p á t i c a y vestido elegantemen-
te, parecía un gentleman. Solo tenía u n a p e q u e ñ í s i m a escoriación
en el labio inferior, la cual no se le notaba. H a b í a recibido las
doce inyecciones del suero en Loro.
E s t e m i s m o i n d i v i d u o h a b í a sido t r a t a d o por el chauhnugre
desde 20 de Agosto de 1889 hasta el 21 de Febrero del 90, y antes
lo h a b í a sido sin resultado por el sistema del Dr. H u n n a (ictiol,
resorsina e t c . ) , según aparece en el dorso de su fotografía.
E l chauhnugre lo dejó en el satisfactorio estado en que se le
ve, m a s por causa que desconozco se suspendió la curación con el
benéfico aceite y Orozco se v i o de nuevo cubierto de tubérculos,
que desaparecieron con la seroterapia.
Los demás retratos hacen la apología del chauhnugre, q u e ,
vuelvo é decirlo, no debiera faltar j a m á s en los hospitales de láza-
ros para obtener tan notables mejorías, y u n a vez alcanzadas sos-
tenerlas t o m a n d o los enfermos dosis a p r o p i a d a s periódicamente.
E s t a indicación se m e ocurre porque estimo de gran valor to-
do lo q u e contribuya á d i s m i n u i r las penas h u m a n a s , ratificando
sin embargo m i confianza en la seroterapia.
No h a y espectáculo m á s horrible, más conmovedor, que el q u e
ofrecen las leproserías: los infelices enfermos parecen seres de u n a
especie particular, mírese si es ventajoso darles otro aspecto y de-
tener los progresos de la enfermedad a u n q u e no sea de un modo
definitivo.
El chauhnugre ofrece el inconveniente de lo repulsivo que es á
los enfermos; pero esto p u e d e subsanarse por los entendidos farma-
céuticos p r e p a r á n d o l o de modo que sea hasta agradable al gusto.
Además, mi querido amigo el acreditado médico Dr. Ignacio O ' F a -
rrill, m e h a dicho q u e está a d m i n i s t r á n d o l o a c t u a l m e n t e á u n a
enferma á razón de noventa gotas al día, divididas en tres dosis y
que no e x p e r i m e n t a la más leve repugnancia. Esa enferma,
agrega el Dr. O ' F a r r i l l , se halla tan mejorada que se figura estar
y a sana.
¿No h a b r á otro remedio que. logradas esas mejorías ponga el
sello á la curación? A u n q u e no lo haya, s i e m p r e es un gran paso
llegar á d o n d e llega el chaulmugre. ¿No podía ser este remedio un
n ú m e r o de inoculaciones seroterápicas?
31

Investigaciones son estas que corresponden á los médicos de


las leproserías. Es imposible que la m a d r e Naturaleza h a y a de-
j a d o al h o m b r e condenado á tan gran infortunio: su sistema es
e m i n e n t e m e n t e previsor y benéfico, benéfico h a s t a con los seres
infinitesimales. En la inmensa creación existen remedios para to-
dos los padecimientos físicos.
La lepra griega es u n a enfermedad parasitaria y es un a x i o m a
que éstas no repiten y que atenuado su virus produce la i n m u n i d a d ,
y t a m b i é n la curación, como lo vemos en la rabia, la difteria, etc.
El bacilo de H a n s e n no es lógico suponer que salga fuera de
la regla c o m ú n establecida por la ciencia nueva: todos los bacilos
pueden cultivarse y atenuarse: unos e? a t e n ú a n por medio del ca-
lórico, otros por el envejecimiento, otros con ciertos reactivos quí-
micos, otros pasándolos por el organismo de u n a n i m a l . A este
último medio pertenece este ser misterioso, como el de la rabia, ó
como el de la peste bubónica, recientemente despojado de su viru-
lencia por Yersi.
Los modestos trabajos efectuados en Bogotá y Bucaramanga,
y q u e deben ser perfeccionados, son la primera victoria del h o m -
bre en su propia defensa contra el m o n s t r u o q u e devora las fami-
lias, y están llamados á tener gran resonancia en el m u n d o y á lle-
var el consuelo y la esperanza á muchos miles de infelices que h o y
se hallan condenados á u n a muerte cierta y horrenda.
Se h a n aceptado las tinieblas de la noche s e m p i t e r n a y no
se h a esperado la claridad del día: toda la E d a d media, mejor di-
cho, todas las edades, inclusa la presente, h a n creído que la lepra
es incurable, t a n t o que la Iglesia católica ejercía en los pasados si-
glos con los leprosos los oficios que se dispensan á los difuntos y
los m a n d a b a á h a b i t a r en el aislamiento y la soledad, completa-
m e n t e separados del trato h u m a n o , para evitar el contagio. Es-
taba reservado al siglo X I X de nuestra era, (siglo que en la
literatura médica debe llamarse de P a s t e u r ) que se hallase el
remedio curativo, y es y a t i e m p o que los fulgores de la ciencia bo-
rren respecto á esta enfermedad los palabras fatídicas q u e escribió
D a n t e en la p u e r t a del infierno: «Aquí se deja la esperanza».
32

PROYECTO DE UNA LEPROSERÍA. .

Lo QUE DEBE HACERSE EN CüBA.

El Gobierno interventor no podrá m e n o s de pensar en los


grandes peligros que ofrece á la salud pública la leprosería actual,
s i t u a d a en u n o de los barrios de la H a b a n a . Se me dice que se
proyecta trasladarla á u n a isla i n m e d i a t a á esta de Cuba por inicia-
tiva del bacteriologista Dr. Diego T a m a y o , Secretario de Estado y
Gobernación, y para llevar á cabo tan filantrópica idea creo indis-
pensables las reglas siguientes:
.l'. —Antes de todo es preciso formar u n a rigorosa estadística,
1

d e todos los lázaros de esta Antilla, con expresión de su edad


sexo, n a t u r a l i d a d , estado, ejercicio, vecindario, t i e m p o del padeci-
m i e n t o , causa á que lo a t r i b u y e ; si en sus ascendientes h a h a b i d o
lázaros, y si en la casa en q u e h a b i t a hay uno ó más.
2?—Escrupuloso reconocimiento del enfermo por especialistas
dermatológicos, para que de ningún modo se dé e n t r a d a en la le-
prosería á personas atacadas dé sífilis, reconocimiento i n d i s p e n s a -
ble, pues m u c h a s de las manifestaciones sifilíticas se confunden
con las de la lepra y á m e n u d o se complican a m b a s enfermedades,
siendo entonces m á s terribles sus estragos.
3?—No construir un edificio costoso para que h a b i t e n en co-
m u n i d a d , sino fundar una población en el lugar de la isla que
se designe, seco, alto y ventilado y que tenga un río ó arroyo de
agua cristalina.' El aseo es el principal elemento de l a salud.
Los b a ñ o s de m a r son convenientísimos, especialmente para
e x t i n g u i r el acaro de la sarna, tan c o m ú n en los leprosos.
41 —Las casas serán de techo pajizo y las calles de sesenta me-
l

tros de ancho, con hileras de árboles á los lados. T e n d r á n sala y


cuarto y estarán s e p a r a d a s unas de otras cincuenta metros.
5'. — Los solares de estas casas serán de cien metros de fondo
1,

para que los lázaros cultiven flores, árboles frutales y plantas ali-
menticias. S i e m p r e h a y entre ellos entendidos y laboriosos agri-
cultores. I g u a l m e n t e en los amplios solares podrán establecer
cria de aves domésticas. La ocupación en la agricultura, horti-
c u l t u r a y floricultura es un gran alivio para las penas de estos
desgraciados.
33
6 ? — H a b r á una farmacia fuera de la población,' lo mismo que
l a casa del médico, la del capellán y la del a d m i n i s t r a d o r , si fuese
h o m b r e sano.
7 ? — H a b r á u n a p e q u e ñ a iglesia q u e s e r a católica, m e d i a n t e á
q u e la m a y o r í a de los vecinos profesan el catolicismo.
Es i n d u d a b l e q u e la República no debe sufragar los gastos de
n i n g ú n culto; m a s en el caso presente concurren circunstancias m u y
excepcionales. Además, en los m o m e n t o s en que trazo estas li-
neas ignoro si el Estado administra el H o s p i t a l de " S a n L á z a r o , "
ó si por ser sus m u c h a s rentas provenientes de donaciones de par-
ticulares corre á cargo de u n a J u n t a de Gobierno, la cual puede
decretar el gasto.
Como quiera que sea, sería una crueldad privar á esos infeli-
ces de los consuelos que b r i n d a n al espíritu las creencias religiosas.
8 ? — H a b r á un Alcalde y un Concejo Municipal compuesto de
cinco individuos, el. cual será á la vez cuerpo consultivo para las
deliberaciones del Alcalde, con las atribuciones propias de los mu-
nicipios compatibles con la especialidad de esta población. El
Alcalde t e n d r á á sus órdenes dos policías.
9?—Todos los empleados y todos los habitantes serán lázaros,
con la única excepción del médico, el farmacéutico y el capellán, y
p a r a obtener cualquiera de estos cargos será motivo de preferencia,
estar afectado de la- lepra.
10?—No h a b r á derechos municipales ni del Estado, todo allí
será libre.
11?—No es permitido arribar á la isla, salvo los casos de nau-
fragio, y los q u e quebranten esta disposición pagarán por la p r i m e -
ra vez veinte y cinco pesos de multa y por la segunda igual m u l t a y
quince días de prisión.
12?—Los días primero y quince de cada mes p o d r á n los ex-
pendedores de ropa, quincalla, etc., conducir sus efectos ala isla y
abrir venta en las afueras de la población en presencia de u n poli-
cía que ma.ndará al efecto el Alcalde, mas t e r m i n a d a s las horas de
negocios el vendedor se retirará á dormir á bordo. Por n i n g ú n mo-
tivo pernoctará en la población, y si así lo hace no le será permitido
volver á ella bajo la pena de decomiso de los efectos que conduzca.
' 13?—Un i n d i v i d u o pagado por el Estado llevará en la em-
barcación destinada á la leprosería, la correspondencia ordinaria
5
34

á la isla los días p r i m e r o y quince de cada m e s , y la que de allí


p a r t a será fumigada por el Alcalde y m a r c a d a con u n sello espe-
cial. Será segunda vez fumigada en la A d m i n i s t r a c i ó n de co-
rreos correspondiente, de donde p a r t i r á n las cartas á su destino,
francas de porte.
14?—Instalados los lázaros en la isla se reunirán en a s a m b l e a
general en q u e tendrán voto las mujeres, n o m b r a r á n el Alcalde y
concejales y decidirán si los terrenos de la isla se d e s t i n a n á la
crianza ó al cultivo. Si lo primero, todo vecino deberá cercar su
labranza y el Estado proveerá á cada lázaro de u n a ó dos cabras
d e razas lecheras y á la Municipalidad de u n n ú m e r o de vacas pa-
ridas para que no falte la leche, q u e es el a l i m e n t o , m á s s a l u d a b l e
y nutritivo. Con la reproducción de las cabras pronto h a b r í a re-
b a ñ o s q u e s u m i n i s t r e n no sólo leche sino carne.
15?—El médico, el farmacéutico y el capellán gozarán de sueldos
proporcionados al sacrificio que hacen separándose de la vida civil.
16?—Habrá un A d m i n i s t r a d o r Tesorero, que será ó nó lázaro
y que c u i d a r á del reparto de raciones, ó abonará á cada enfermo
s e m a n a l m e n t e la cuota que le señale el Gobierno. Si no fuese lá-
zaro, t e n d r á su casa fuera de la población. Corresponde al Go-
bierno decretar sobre-la responsabilidad, sueldo y atribuciones del
Administrador.
17?—Las personas ricas que ingresen como-enfermas en la le-
prosería t e n d r á n derecho á pedir terrenos p a r a formar deliciosas
q u i n t a s y les serán donados sin gasto alguno. T a m b i é n podrán
disponer de la embarcación del E s t a d o para m a n d a r ; por medi-
cinas ó provisiones de boca; m a s deberán pagar por este servicio
lo que se señale en el Reglamento. . .
18?—La justicia será g r a t u i t a : el Alcalde oirá y fallará las de-
m a n d a s verbales y no cobrará derechos. T a m p o c o h a b r á derechos
de cementerio.
19?—El Alcalde y tres testigos redactarán los testamentos y
t o d a clase de contratos, d a n d o .copia a las partes d e b i d a m e n t e fir-
1

m a d a , por él y los testigos.y.can. e) sello de la alcaldía.; Remitirá


el original p o r el p r i m e r correo á la a u t o r i d a d judicial á que,co-
rresponda la isla p a r a q u e d o m a n d e á protocolizar en u n a notaría
y aquélla deberá acusarle recibo q u e el Alcalde archivará con co-
pia de la escritura. • . . . . \ ' • ;
r
35
2 0 ? — H a b r á u n a sociedad de recreo con u n a biblioteca públi-
ca formada por donativos de obras que hagan los particulares.
21*—Habrá u n a escuela de primeras letras, d e s e m p e ñ a d a por
el vecino más idóneo q u e elija el Municipio y s a l e dará u n a pe-
q u e ñ a gratificación. T a m b i é n h a b r á u n a escuela n o c t u r n a d e
a d u l t o s en la biblioteca, y si se forma u n a orquesta entre los lá-
zaros el Estarlo la proveerá de instrumentos.
22?—Al antiguo edificio de la leprosería se le q u i t a r á n las bal-
dosas de los suelos, que se pondrán en el horno de u n a ladrillera
á recibir el fuego t a n t o t i e m p o cual si fuesen acabadas de sacar del
molde. Las paredes todas serán picadas hasta dejar t o t a l m e n t e
l i m p i o s los sillares ó ladrillos y se les p o n d r á u n a torta algo gruesa.
Un policía vigilará estos trabajos para que queden hechos con per-
fección y no p e r m i t a el acceso del público al edificio mientras d u -
ren las obras. Las puertas, ventanas y techos se p i n t a r á n con
u n a p i n t u r a en q u e se mezcle una sustancia an ti parasitaria.
E n todo t i e m p o las visitas á la leprosería ofrecen u n peligro
i n m i n e n t e : u n a c h i n c h e , u n a pulga, u n mosquito, p u e d e n inocu-
lar al visitante, q u e viene á apercibirse de su desgracia al cabo de
algunos años, pues la lepra tiene u n a larga incubación y es e! m o -
tivo porque m u c h o s h a n d u d a d o del contagio.
23'}—Los lázaros se b a ñ a r á n y vestirán con r o p a n u e v a el d í a
de su partida, y la embarcación que los conduzca será fumigada.
24?—Si hubiese que hacer uso de ferrocarriles se les p o n d r á
en carros cubiertos separados del pasaje.
25 . —Cuando nazca u n niño y no tenga señales de h a b e r he-
£ 1

r e d a d o el mal se prevendrá á su m a d r e que no le dé el pecho p a r a


que no quede inoculado, y ésta tendrá derecho á pedir al A d m i n i s -
trador u n a cabra p a r i d a para alimentarlo, y si no la h u b i e s e la p r o -
veerá diariamente de la cantidad de leche necesaria. El n i ñ o no esta-
rá en contacto con ropa u s a d a y quedará-en observación del m é d i c o ;
y si á los do3 meses no tuviese m a n c h a s ni indicio a l g u n o J e ele-
fantiasis se sacará de la isla y se entregará á una- familia p e b r e - ;
caritativa pasándose -á ésta la cuota alimenticia que señale el Go-
bierno para-cada lázaro, con u n a tercera p a r t e ó l a s . Diclia fami-
lia, q u e d a r á obligada á dar parte si se presentan en el n i ñ o señales
d e lá terrible herencia, y en este caso será i n m e d i a t a m e n t e d e v u e l -
to á su m a d r e .
36

26?—El H o s p i t a l de «San Lázaro» de la H a b a n a tiene r e n t a s


pingües, y la v e n t a en pública subasta del edificio q u e ocupa fa-
cilitará la creación de la nueva leprosería. El Gobierno resolverá
estos p u n t o s p a r a llevar á cabo obra tan santa y necesaria.
27?—En la n u e v a leprosería debe estimarse como objeto prin-
cipalísimo q u e sea en lo posible u n a m a n s i ó n agradable q u e haga
llevaderas las horas desesperantes de seres tan desgraciados. F u n -
d a r un establecimiento modelo de esta clase aliviando así los su-
frimientos de la h u m a n i d a d será u n a gran gloria para el Gobierno
I n t e r v e n t o r y p a r a el pueblo de Cuba, cuya inagotable caridad de-
r r a m a r á sus dones en esta aldea de Dios.
H a b a n a , Noviembre de 1900.

F I N

ERRATAS.
Página Linea DICE LÉASE

11 16 (Jos-jóvenes de-apellido Alen- dos'• jóvenes • elefanciacos de


t-ado apellido Alentado.
25 35 el Dr. Olaya Laverde inyecta- el Dr. Olaya Laverde inyectaba
ba la sangre de los lázaros . la disolución de los lepromas
29 17 les restituye la niotivilidad. les restituye la movilidad y sen-
sibilidad.
EL SUEÑO DEL LÁZARO

LA MEMORIA DE LUIS PASTEUR, DESCUBRIDOR DEL MUNDO


DE LO PEQUEÑO , :

I , :

E n el estrecho cuarto de u n hospicio' . .


una m u g r i e n t a cama se veía'
y en ella estaba u n lázaro dormido: .
F u é bello, en otro tiempo como Apolo,
hoy es u n m o n s t r u o con los ojos lívidos, •
deforme la nariz, belfos los labios •
y con s e m b l a n t e cárdeno y leonino.
El infeliz, soñaba ¡oh dios del s u e ñ o !
tu eres del h o m b r e el invariable amigo,
tu levantas los muertos ele sus t u m b a s ,
tu d a 3 dobles, clarísimos sentidos,
tu p u e d e s m á s que el. t i e m p o y la distancia;
todo cede á tu i n m e n s o poderío.
Eres creador de u n m u n d o diferente
á este m u n d o agitado de los vivos, :
y c u a n d o bates tus lijeras alas
dejas caer las perlas del olvido.. '
Señor de la m i t a d de la existencia, .
¡oh sueño'generoso y compasivo!;
sigue amparando*al infeliz leproso .
q u e en t u s brazos disipa sú martirio.
E s el día m e m o r a b l e de su boda: '
sus padres, sus parientes, sus amigos,
i n u n d a n u n alcázar suntuoso '
por un m o d e r n o Fidias construido.
38
¡Qué bella está la joven desposada!
Salpican los d i a m a n t e s y zafiros
su primoroso m a n t o de escarlata
y parece u n a diosa del Olimpo.
H a y u n a mesa espléndida, q u e cubren,
manjares, ñores y exquisitos vinos,
á cuyo alrededor todos se sientan
d e alegría y de afecto poseídos.
Cien sirvientes los gustos a d i v i n a n ,
en vajilla de oro es el servicio,
y cien hábiles músicos el aire
hieren con los harmónicos sonidos.
Llegó el plácido instante de los b r i n d i s
y u n g r a n silencio sucedió al bullicio.
Alzó su copa u n venerable anciano,
de luenga barba de color de a r m i ñ o
y estas palabras dirigió á su esposa:
''oh tú, m i dulce bien, que m e has seguido
en el viaje penoso de la vida
al través de los años, siempre unidos
como el olmo y la vid, los dos b r i n d e m o s
por la felicidad de nuestros hijos."
La esposa rompió en llanto, h a b l a r no p u d o ,
¡tal era su emoción y regocijo!
y su agraciado rostro, que a u n t e n í a
d e la edad j u v e n i l los atractivos,
vióse b a ñ a d o en lágrimas copiosas
entre i n m e n s o placer y h o n d o s suspiros;
las del anciano, enternecido al verla,
cayeron en la copa, y así dijo:
"¡oh joven! ós entrego á mi Rosaura,
que es la luz de mis ojos, y a m a r c h i t o s ,
y es en m i ancianidad, tan avanzada
del j a r d í n de mi a m o r el blanco lirio.
Bendiga vuestra unión el Ser S u p r e m o :
no h a y d i c h a h u m a n a sin favor d i v i n o ;
si sois felices moriré c o n t e n t o ;
yo t a m b i é n , hijos mios, os bendigo. • ••
No f á l t e l a v i r t u d en vuestros lares,
sedle s i e m p r e ¡oh mancebo! fiel m a r i d o . ;
y vuestros días correrán cual corre
entre flores arroyo c r i s t a l i n o . " ••
Otros b r i n d i s siguieron á este b r i n d i s
llenos de venturosos vaticinios.
El festin t e r m i n ó , llegó la noche,
ostentaron m i l l á m p a r a s su brillo:
los torrentes de luz y de h a r m o n í a
i n u n d a r o n el gótico edificio,
y en aquellos vastísimos salones
el a n i m a d o baile dio principio.
Y a el lucero de Venus centelleaba
y el reloj de los c a m p o s y cortijos,
el valeroso gallo, había cantado
c u a n d o acabó la fiesta, y aquel sitio
de tan alborozada concurrencia
quedó en profunda soledad h u n d i d o .
Pasan las horas del placer lijeras
como pasan veloces los alisios:
solo las horas del dolor son largas
cual si el t i e m p o estuviese a d o r m e c i d o .
Dirijiéronse entonces los esposos
á la elegante pieza que el cariño • .
de los padres h a b í a preparado
con el lujo oriental de h o m b r e s tan ricos;
na*da faltaba allí de cuanto p u e d e n
inventar el orgullo y el c a p r i c h o .
F r e n t e al Jecho nupcial ya se encontraba
¡oh dulce amor! el joven, con delirio
abrió los brazos, estrechó á.su esposa^ .
y le dio u n , b e s o en el i n s t a n t e m i s m o
feas grietas se abrieron de Rosaura
en la frente y el pecho alabastrino. .... •
De sus preciosos ojos d e gacela,
en dos concavidades convertidos,
brotó el pálido fuego del sepulcro,
cayó el caberlo u n d o s o desprendido,
las espantosas grietas se alargaron,
y Rosaura en pedazos se deshizo!
¡solo quedó de ella el esqueleto!
Despertó de su sueño el lazarino
¡oh nunea-despertara el desgraciado!- -
a u n veía el espectro terrorífico'
y los fragmentos de tan gran belleza,
dio un grito con pavor, perdió el sentido,
y en el siguiente°día, el vigilante
halló en su lecho su cadáver rígido.

II

E r a la desposada la esperanza:
ios siglos sucedieron á los siglos
40
y no volvió á c o n s o l a r l o s lázaros.
;

de t a n terrible m a l tristes cautivos;


m a s brilló al fin la aurora, de la ciencia
en la noble nación cuyo destino • -
es ser c u n a de sabios y de héroes,
y u n varón eminente, esclarecido,
en sus m a n o s t r a y e n d o u n microscopio
á la afligida h u m a n i d a d le dijo: ,
" H e a q u í u n m u n d o más vasto y m á s poblado
que el m u n d o por nosotros conocido;
h e a q u í el poder m a y o r que se conoce':
la pequenez llevada'á lo infinito.
Los seres asociados, invisibles,
q u e i n v a d e n con furor nuestro organismo
h a b i t a n en la tierra y en el aire
y t a m b i é n en las plantas y los líquidos.
A t e n u a d su terrible virulencia
y tendréis el remedio curativo
d e la lepra, la rabia, la difteria
y todo m a l d é l a infección n a c i d o . "
Esto dijo el gran genio de los t i e m p o s :
Naturaleza 'abrió con regocijo
el arca misteriosa en que g u a r d a b a
sus secretos, su encanto y sus. prodigios,
y al bienhechor del Tibmbre y de los brutos
toda la creación entonó u n h i m n o .
¡Gloria, gloria á Pasteur! en el espacio
fué por los dulces ecos repetido.
FRANCISCO J A V I E R BALMASEDA.
1102822272
ESTE TRATADO SE HALLA DE VENTA
A PESETA EL EJEMPLAR,
EN LA HABANA, EN LOS PUNTOS SIGUIENTES:

E n la m o r a d a del autor, calle de Compostela n ú m e r o 77.


Librería de López, " L A MODERNA P O E S Í A , " Obispo 35.
Librería de Wilson, Obispo 41 y 43.
Librería de Ricoy, Obispo 86.
Y en la i m p r e n t a de J. A. Casanova. Compostela 89.

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