Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
1
UNIVERSIDAD CATÓLICA NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN
FACULTAD ECLESIÁSTICA DE SAGRADA TEOLOGÍA
RESUMEN [I: EVALUACIÓN FINAL]
FILOSOFÍA MORAL I
FECHA: 25/JUN/2018
X. Zubiri ha precisado esta afirmación de carácter con las siguientes palabras: […] Lo ético
comprende, […] las disposiciones del hombre ante la vida, su carácter, sus costumbres, también
lo moral. En realidad se podría traducir por modo o forma de vida.
Nos recuerdan Zubiri y Aranguren que los seres humanos contamos con dos tipos de
propiedades: aquellas que no elegimos y otras que vamos adquiriendo poco a poco por
apropiación.
¿Cómo acontece esa apropiación? Es la etimología quien nos lo dice: ética deriva del
ετηοζ, que es adquirido por hábito (vocio/virtud). De ahí una segunda naturaleza que hemos hecho
libre y éticamente.
2. ÉTICA Y MORAL
En la vida cotidiana suele hablarse indistintamente de ética y moral. ¿Existe alguna
diferencia entre estos dos vocablos?
La verdad es que las palabras ética y moral significan prácticamente lo mismo: carácter,
costumbre. Ambas expresiones se refieren a un tipo de saber que nos orienta para forjarnos un
buen carácter.
En el lenguaje filosófico distinguimos entre estas dos expresiones – moral y ética – porque
necesitamos dos términos diferentes para designar a la vez dos tipos de saber: uno que forma
parte de la vida cotidiana (la moral), y otro que reflexiona filosóficamente y nació al tiempo de la
filosofía (la ética o filosofía moral).
José Luís Aranguren las caracterizara muy adecuadamente con dos expresiones: la moral
sería la moral vivida, y la ética, moral pensada.
La moral es un tipo de saber que ha formado y forma parte de la vida cotidiana de las
personas y de los pueblos. La ética sería filosofía moral que utiliza para ello la jerga propia de la
filosofía.
3. MÉTODO DE LA ÉTICA
La Ética formula y fundamenta filosóficamente juicios de valor y normas de
comportamiento con la intensión de orientar el ejercicio de la libertad personal hacia el bien de la
vida humana considerada como un todo. La Ética es un saber moral.
La ética debe empezar por reconocer los datos de la conciencia moral para tratar de
interpretarlos, y al descubrir su significación última, llegar a los principios que hacen posible la
deducción.
4. OBJETIVOS DE LA ÉTICA
La ética es la ciencia que nos indica cómo formar nuestro carácter, como modo de ser,
como forja del carácter, como paulatina apropiación de una segunda naturaleza, que tenemos que
ir haciendo inteligentemente si queremos vivir mejor.
A nivel social ayuda a construir una sociedad que pueda albergar sujetos con dignidad
humana. Dirá María Zambrano una sociedad que sea adecuada a la persona humana; su espacio
adecuado y no su lugar de tortura. Si se hubiera de definir la democracia podría hacerse diciendo
que es la sociedad.
5. FUNCIONES DE LA ÉTICA
a) Aclarar, averiguar en qué consiste la moral
b) Fundamentar la moralidad
c) Procurar aplicar a los distintos ámbitos de la vida social los resultados
obtenidos en las dos primeras funciones
d) Función Crítica y Utópica: dar razones para decir qué es ético o no y
proyectar un ideal normativo.
Los preceptos de una moral religiosa sólo son vinculantes para los creyentes. Una moral
común exigible a todos tiene que ser simplemente laica, independiente de las creencias religiosas
pero no contrapuestas a ellas.
Las diferencias entre felicidad y justicia: que mientras en una sociedad pluralista los ideales
de felicidad pueden ser distintos. Cuando tenemos algo por justo, nos sentimos impedidos a
intersubjetivarlo.
La fórmula del pluralismo es en lo que respecta a proyectos de felicidad, que cada quien
puede perseguir los suyos e invitar a otros a seguirlos, con tal de que respete unos mínimos de
justicia; en lo que se refiere a los mínimos de justicia, debe respetarlos la sociedad en su conjunto
y no cabe decir que aquí vale cualquier opinión.
a) La justicia: tiene sentido pleno exigir a alguien que se atenga a los mínimos que ella
pide. Éste es el ámbito de las normas; es el campo de la razón práctica que exige
intersubjetivamente atenerse a esas normas.
b) La felicidad: tiene sentido dar consejos, asesorar, sugerir a otra persona cómo podría
alcanzarla. Decíamos que son éticas de máximos las que aconsejan qué caminos
seguir para alcanzar la felicidad. Aquí no tiene sentido exigir lo que se debe hacer.
a) En la realidad exterior a mí
b) El resultado en mí mismo es que la posibilidad que yo tenía de ser homicida la he
convertido en realidad. Me he “apropiado”. Este ajustamiento y la apropiación ocurre
constantemente a lo largo de la vida.
3.1. Unos buscan la felicidad en algo material: bien sea a nivel de placer sensible
(hedonista: Aristipo), bien a nivel de placer espiritual (hedonistas: Epicúreos)
3.2. Otros la buscaron en el conocimiento (ciencia): dando lugar al intelectualismo
moral.
3.3. Siguiendo la línea estoica: identificaron la felicidad con la sabiduría del buen vivir
dignamente.
3.4. Kant habla de una “felicidad de trascendencia”
Julio Cesar Martinez Britez Filosofía
Egidio Martín Arce Aranda
Blás G. S. Silguero Tercer curso, 2018
PÁG. 10
UNIVERSIDAD CATÓLICA NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN
FACULTAD ECLESIÁSTICA DE SAGRADA TEOLOGÍA
RESUMEN [I: EVALUACIÓN FINAL]
FILOSOFÍA MORAL I
1.3.1. Igualdad:
a) El clamor de la igualdad:
a. Comprensión religiosa del humanismo cristiano.
b. Brota un clamor de los pobres reclamando igualdad.
c. El malestar de la desigualdad, causa y efecto de los desequilibrios y de
las violencias sociales.
d. La ética no puede estar sorda a ese clamor por la igualdad.
b) Clases de desigualdades:
a. Física o natural: porque se halla establecida por la naturaleza y consiste
en la diferencia de edades, salud, cualidades, etc.
b. Moral o política: porque depende de una especie de convención, y que
se halla establecida por el consenso entre los hombres, y que es injusta.
c) Clases de igualdad:
a. Óntica: que se identifica con la uniformidad y que equivaldría a
igualación y que se inhumana.
b. Ética: que supone un proyecto enriquecedor para todos.
d) La igualdad como rasgo definidor de la justicia social:
a. La igualdad ética encuentra su concreción en el ideal ético de la justicia.
b. Que surge de la opción preferencial por el pobre.
c. Que pasa por la igualdad de oportunidades es la forma concreta de la
justicia.
e) La igualdad ética en la vida económica:
a. El criterio ético de igualdad se concreta en el mundo de la economía a
través de axioma moral del destino universal de los bienes de la tierra.
b. La actividad económica debe estar orientada hacia la realización del
principio señalado.
c. Los intereses productivos han de repartirse equitativamente.
1.3.2. Participación:
a) El clamor de la participación: la socialidad es la capacidad de convivencia,
pero también de participar en la construcción de una sociedad justa. Negar
el derecho de participación es negar el derecho a “ser persona”.
c. Hoy en día se habla más de compromiso con los pobres. De una razón sentiente,
que nos lleva a un vivir solidariamente sentiente.
d. Juan Pablo II habla de que la solidaridad es la determinación firme y perseverante
de empeñarse por el bien de todos.
e. La “opción por los pobres” es una opción participativa: Se habla hoy de trabajar con
los pobres, que “son nuestros hermanos, compañeros, amigos…y buscando, desde
ellos, la transformación de su situación” (Aparecida).
f. La opción por los pobres es una opción política: Pío XI en 1927 hablaba de caridad
política. A través del compromiso desde esas áreas podemos llegar a incidir muy
significativamente en la vida y el destino de las personas implicadas en las mismas.
La dignidad humana implica el reconocimiento de la igualdad entre las personas
(justicia) y la participación en las “cosas” públicas (libertad).
Definición de alteridad:
a) La alteridad es ruptura con la mismidad. Supone aceptar la existencia del otro. Supone que
existen diversos mundos como totalizantes de sentido. Es la opción por la vida del “otro”
distinto a mí.
b) La alteridad significa también negación de “lo mismo” como horizonte de proyección.
Podemos concebir la historia como horizonte abierto o cerrado.
c) La alteridad como opción significa decidirnos a buscar “lo otro”, lo nuevo, lo diferente, e
imaginar nuevas posibilidades.
a. Amar es la búsqueda desinteresada del otro. El amor es la clave segura para entrar en
la alteridad. Es una opción por nuestra propia alteridad.
a) Alteridad económica: parece que el otro no cuenta en nuestra sociedad, tan solo en la
medida que deja de ser otro y se ajusta al sistema económico vigente.
b) Alteridad política
c) Alteridad erótica
d) Alteridad pedagógica
e) Alteridad religiosa: la forma más perfecta de alteridad.
f) Alteridad científico-técnica: la actitud de la alteridad transforma la orientación de la
conducta y cambia las formas tradicionales de relacionarnos con los demás.
a) Sócrates no cobraba por sus enseñanzas mientras que los sofistas eran
remunerados por sus conocimientos.
b) Los sofistas ofrecen un saber en tanto que Sócrates sigue en busca del saber.
c) Sócrates postula el diálogo como una búsqueda común para encontrar la verdad,
anticipando la idea del interlocutor válido y la de participación.
d) Sócrates discute todos los conceptos heredados o forjados de acuerdo con una
opinión críticamente aceptada. Rechaza el plano de la δοχα (opinión) para buscar la
αλετεια (descubrimiento de la verdad), mediante una crítica dialéctica incesante (ironía,
mayéutica, definición).
e) El objetivo de Sócrates es indagar qué son las virtudes y los vicios y cuál es el
mejor camino para la felicidad real.
f) Sócrates acepta como válido solo aquello de lo que podemos dar razón.
La doctrina del intelectualismo moral: identifica la virtud con el saber, en donde el que sabe es
virtuoso; mientras el que obra mal es un ignorante, por lo que el que obra mal debe ser instruido (en
escuelas) y no castigado (en cárceles)
La virtud y la felicidad: la única forma de ser felices es a través de la virtud, la cual está por
encima de todos los bienes, los cuales son buenos cuando hay virtud en ellos.
1.2. PLATÓN
Según Platón todas las cosas particulares se pueden entender en virtud de la participación
en las ideas universales, las cuales son el objetivo de la filosofía, inaugurando el pensamiento
metafísico occidental.
Platón llama idea a lo común entre las cosas de un mismo género, rango. Las ideas, que
pertenecen a otro orden, son los arquetipos a partir de los cuales se diseñan toda la diversidad de
un grupo de cosas. Considera que es necesario buscar los que no se ve (las ideas) dentro de las
cosas que vemos (la diversidad de las cosas diferentes).
La forma de librarse es entregarse al pensamiento. Una vida sin examen no merece la pena de ser
vivida.
En la organización de la polis debe haber justicia, consistente en que cada cual tenga lo que
corresponde. Platón afirma que hay una justicia que no se agota en ningún acto particular. Considera a la
organización colectiva como la dimensión más importante del ser humano.
La oratoria, en sí misma, no es justa o injusta; para que sea justa es preciso que el orador también
lo sea y no busque el interés particular sino el de todos.
El filósofo es el sabio que precisa la ciudad justa, porque es el que más puede acercarse al
verdadero gobernador y educar en ese conocimiento.
El objetivo del político es tener δικαιοσυνε, ese sentido de la justicia que hay que inculcar a todos.
La virtud es el conocimiento y conocer la virtud es practicarla. Por lo que el sabio es el mejor porque
conoce la virtud.
La teorización sobre la vida moral y política que desarrolla Platón, es asistemática, que sigue siendo
en parte la de Sócrates, así como la de los distintos personajes, transitan por los Diálogos.
Uno de los diálogos de referencia es el Gorgias que centrará el discurrir ético de Platón: la justicia.
Así define su objetivo Olimpiodoro: Discurrir sobre los principios morales que nos conducen al bienestar
político. El diálogo empieza con una disertación de Gorgias sobre el arte de la retórica. La elocuencia, el
dominio del lenguaje y la capacidad de persuadir, o directamente manipular al otro, no es más que un
instrumento que se puede utilizar para bien o para mal, para ponerse al servicio de unos objetivos que
pueden ser justos o injustos.
La oratoria no es justa ni injusta; para que sea justa es preciso que el orador también lo sea y no
busque su interés particular, sino el de todos. Otro sofista, Polo, concluye que el mayor mal no es cometer
una injusticia, el mayor mal es sufrirla. Es así como viven los déspotas, al margen de la ley y sin buscar otra
cosa que su propio interés.
El ideal moral ateniense era el bueno y era visto como tal, equivalía a ser reconocido y elogiado.
Pero en esta equivalencia hay una trampa consistente en anteponer a lo que uno es el cómo aparece o es
visto por los demás. En la moral utilitaria, pragmática de Polo no cabe ninguna de las razones idealistas de
Sócrates.
Aparece Calicles. Uno de los temas sobre la moralidad: ¿actuar conforme a la ley, ser justo, es
natural o va contra la naturaleza? Calicles lo tiene claro: el filósofo se resiste a ver la contradicción entre la
naturaleza y la ley porque no se atreve a decir lo que piensa; en realidad, todo filósofo es un impostor.
Ahora va directamente contra Sócrates al que recomienda que abandone sus afanes y se dedique a
algo más provechoso que la filosofía. Sócrates no se da por vencido, tiene que probar que lo bueno es la
justicia, y lo malo, la injusticia; que no hay que ceder a la realidad que premia a los aduladores y a los
impostores.
Sócrates habla del "deber ser", en tanto que Calicles se queda en la pura realidad del
"ser": la justicia hace infeliz a quien pretende practicarla sencillamente porque es un hecho que el
tirano, siendo injusto, es feliz. ¿Tiene buenas razones Sócrates para persuadir de que la justicia
es mejor que la injusticia? Utiliza tres argumentos: la felicidad no puede confundirse con la
satisfacción de todos los deseos ni con la búsqueda de cualquier tipo de placer. "busca el mayor
bien y no el mayor placer"; el miedo atenaza al injusto y no le deja vivir tranquilo, pues teme que
sus injusticias sean castigadas. Por el contrario, el justo vive en paz consigo mismo y nada teme;
la referencia a un mito sobre el juicio de los muertos y el destino de las almas. Todo quedará claro
y vencerá la justicia: los tiranos serán castigados y los justos, redimidos.
Platón piensa que la estructura de la ciudad debe reflejar las tres partes de que se
compone el alma humana:
a) La inteligencia
b) El carácter
c) Los deseos
Nadie está excluido de ocupar uno y otro estrato, ni siquiera las mujeres, si demuestran
que están preparadas para ello.
Una de las preguntas que ha planteado la República es qué hacer para que el Estado justo
se mantenga, qué hacer para que cada estamento se conserve donde está y cumpla la función
que le corresponde. La respuesta es: educación. Platón, como se ha visto, diseña un Estado
cuya estructura es la del alma humana porque entiende que la corrupción del alma y la corrupción
del Estado son una misma cosa. Es decir, el justo solo podrá existir en la ciudad justa, y la ciudad
justa solo se mantendrá si sus ciudadanos son justos.
2. ÉTICA DE ARISTÓTELES
El bien supremo que el hombre puede obtener en esta vida: es la ευδαιμονία, la vida
buena, la vida feliz.
a) Es un bien perfecto
b) Tendría que ser autosuficiente
c) Deberá consistir en algún tipo de actividad que le sea propia: cumplir
adecuadamente su función propia.
La función del hombre como tal: la felicidad más perfecta reside para el ser humano en
el ejercicio de la inteligencia teorética, en la contemplación o comprensión de los
conocimientos.
Vivir: actuar, modificar, realizar. La existencia humana se determina por esa capacidad de
tensión, de energía que aparece en las líneas de la E.N.
Define la virtud como: una disposición a elegir, que consiste en un medio determinado
por una regla a tenor de la cual se determinaría un hombre sabio en las cuestiones prácticas.
Su ética sigue siendo aristocrática, solo unos cuantos podrán aspirar a ser éticamente
virtuosos y llevar una vida buena, pero la aristocracia está en la sangre y también en el espíritu, en
eso que los griegos llaman ετοζ y que traducimos por carácter.
Julio Cesar Martinez Britez Filosofía
Egidio Martín Arce Aranda
Blás G. S. Silguero Tercer curso, 2018
PÁG. 19
UNIVERSIDAD CATÓLICA NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN
FACULTAD ECLESIÁSTICA DE SAGRADA TEOLOGÍA
RESUMEN [I: EVALUACIÓN FINAL]
FILOSOFÍA MORAL I
La persona virtuosa será una persona feliz, pero necesita para ello vivir en una sociedad
regida por buenas leyes. La ética no puede desvincularse de la vida política.
Hay moral porque los seres humanos buscan la felicidad para lo cual necesitan
orientaciones morales. Entendió la moral como un modo de autorrealización. Su ética pertenece
al grupo de las éticas eudaimonistas. El placer se suele entender como una satisfacción de
carácter sensible, mientras que la autorrealización puede comprender acciones que no siempre
son placenteras.
3. LA ÉTICA HELENÍSTICA
3.1.1. LA COSMOLOGÍA
Intenta indagar en qué consiste el orden del universo para determinar cuál debería ser el
comportamiento correcto de los seres humanos.
Para Heráclito de Éfeso: todo ser y todo acontecer ha de tener su fundamento en alguna
Razón primera, común, que será la Ley que rige el Universo.
Los estoicos sostienen: que dado que la Razón Cósmica es la Ley Universal, todo está
sometido a ella: es el destino, el hado una racionalidad misteriosa que se impone sobre la
voluntad de los dioses y de los hombres haciendo que todo suceda tal como debía
suceder.
Esta Razón Cósmica es providente. Para los estoicos que el hombre crea en el destino es
la consecuencia obligada de la investigación científica.
3.1.2. LA ÉTICA
Es la parte central de la filosofía, cuyo objetivo es mostrar al hombre el camino para lograr
la felicidad. Para lograr la felicidad el hombre debe aceptar su destino con imperturbabilidad y
resignación.
3.1.2.1. Destino:
El destino de cada hombre puede ser muy diferente, pero siempre podrá ser feliz en la
medida en que acepte ese destino que se le impuso.
a) Aquellas que no dependen de nosotros (regidas por el destino): son débiles, sujetos a la
esclavitud y a la dificultad, expuestos al capricho de otro 1) nuestro cuerpo; 2) nuestra riqueza;
3) nuestra reputación y dignidad.
b) Aquellas que dependen de nosotros (regidas por nosotros): son libres por su naturaleza 1)
nuestras opiniones; 2) nuestros deseos; 3) nuestras adversiones.
3.1.2.2. Virtudes:
La virtud es el único bien verdadero. Consiste en vivir de acuerdo a la naturaleza o vivir
conforme a la razón.
3.1.2.3. Pasiones:
Las pasiones son movimientos sensibles contrarios a la naturaleza y a la razón. Las
principales son:
Las pasiones son malas y hay que destruirlas para llegar a la imperturbabilidad.
a) En no dejarse turbar por nada: ni en los destinos que tenemos ni por los
acontecimientos que nos sobrevienen.
b) Mediante una altísima conciencia de la dignidad humana: existe una igualdad
profunda entre todos los seres humanos.
3.1.2.5. Enseñanza:
Es importante el concepto de cosmopolitismo en donde se da un paso de la polis a la
cosmópolis; el hombre es ciudadano de una comunidad extendida a toda la humanidad entera.
3.1.2.7. Consideraciones:
El estoico es un racionalista. Los sentimientos y las sensaciones no caben en su ética.
La moral estoica es una moral en la que se busca el bien por el bien; es una moral libre de todo
sistema metafísico.
3.2. EPICURO
Posee una ética hedonista: que se basa en la búsqueda de la felicidad entendida como
placer.
a) El placer
b) El entendimiento calculador.
Epicuro se opone a Platón y Aristóteles porque concibe la felicidad como placer que se da
en el individuo desligado de la ciudad. El ser humano ha de poner su fin supremo en una felicidad
que necesariamente debe consistir en el placer sensible. Advirtió de los peligros del puro
hedonismo, y reconoció que los placeres sin control nos pasan una enojosa factura.
La mejor relación con los placeres consiste en satisfacer los primeros, limitar los segundos
y esquivar los terceros.
El sabio debe preferir los placeres del espíritu (intelectuales) a los corporales.
3.2.2. VIRTUDES
Valoran la prudencia. Virtuosa es la persona que sabe cómo conducirse en la búsqueda
del placer.
4. LA ÉTICA MEDIEVAL
Cristo es el verdadero camino hacia la verdad y el bien que proporciona la vida feliz. Lejos
de Dios el hombre es desdichado.
Esta felicidad sólo puede encontrarse en el encuentro amoroso con Dios Padre que
Jesucristo anunció en el Evangelio.
La felicidad es una cuestión de amar, de gozar la relación amorosa con la Persona que nos
ha creado libres y que nos invita a aceptar su amistad desde el respeto exquisito a que libremente
podemos rechazar su ofrecimiento.
Hay moral porque necesitamos encontrar el camino de regreso a nuestra casa original, la
ciudad de Dios, de la que nos hemos extraviado momentáneamente por ceder a ciertas
tentaciones egoístas.
Dirá que los verdaderos contenidos de la moral no pueden ser otros que los que se
contienen en las enseñanzas que de palabras y obras nos legó Jesucristo, enseñanzas que
podían condensarse en un único mandamiento: Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo
como a uno mismo. El seguimiento de esa moral es el único camino de la felicidad verdadera, un
camino abierto a todos.
San Agustín concibe al hombre esencialmente religioso, así la filosofía verdadera coincide
con la verdadera religión. De hecho el último criterio ético coincide con el último criterio religioso:
el amor a Dios y al prójimo. En la ética agustiniana la primacía del amor se enfatiza en la célebre
fórmula: ama y haz lo que quieras.
El amor a Dios y al prójimo se hace operante por medio de las virtudes. Y la virtud consiste
en amar lo que debe ser amado y poner orden en los diversos amores.
Las virtudes teologales ordenan la vida a Dios. El último paso de la razón es darse cuenta
de que hay muchas cosas que la sobrepasan, y por eso mismo es razonable creer. La esperanza
en Dios es la cualidad necesaria para el equilibrio psicológico del único animal que sabe que
muere. Su meta es llegar a participar, por medio de la Resurrección, en el Reino de Dios. Y esa
radicalidad hace que cualquier otra esperanza parezca insuficiente. La caridad es la forma más
adecuada a la dignidad humana; es ver a los demás como los ve el mismo Dios.
La moral de san Agustín es una moral de máximos. Pero en una ética de máximos es
posible coincidir con otras éticas en ciertos contenidos (unos mínimos comunes) que permitirían
una convivencia armoniosa de personas adscritas a tales éticas diferentes.
Hay mucha gente que sin ser cristiana y al ver la actuación coherente de otros cristianos
dicen: no me importaría creer en ese Dios.
Josep Pieper afirma que muy bien pudiera ocurrir que la raíz de todas las cosas y el
significado último de la existencia sólo pudiera ser contemplado y pensado por los que creen.
La virtud intelectual principal es la prudencia, que nos permite determinar dónde está el
término medio. Ella rige a las otras.
Julio Cesar Martinez Britez Filosofía
Egidio Martín Arce Aranda
Blás G. S. Silguero Tercer curso, 2018
PÁG. 24
UNIVERSIDAD CATÓLICA NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN
FACULTAD ECLESIÁSTICA DE SAGRADA TEOLOGÍA
RESUMEN [I: EVALUACIÓN FINAL]
FILOSOFÍA MORAL I
d) La ley natural promulgada por la razón tiene su origen en la ley eterna: Esta ley
natural contiene un primer principio imperativo que deriva de la noción misma de bien:
Ha de hacerse el bien y evitarse el mal. La ley natural o sindéresis nos ordena cosas
tales como:
a. Conservar la propia vida.
b. Satisfacer las necesidades corporales.
c. Atender a las inclinaciones sociales e intelectuales.
La religión es la virtud por la cual las personas tributan a Dios el culto y reverencia que le
deben como principio de la creación y del gobierno de las cosas. Es superior a otras virtudes
morales y tiene que ver con la justicia.
5. LA ÉTICA MODERNA
5.1.1. LEGADOS
a) De Hume: le despierta del sueño dogmático en el que le habían sumido las metafísicas
racionalistas de Leibniz y Wolff. Hume y los moralistas ingleses le enseñan que hay un
sentido moral innato, no exclusivo de los sabios, y que el ser humano es capaz de
encontrar la medida del bien en sí mismo.
Crítica: este sentido moral, para Kant, le parece insuficiente para proporcionar una base
sólida a la universalidad de la ley moral, que es lo que un racionalista como él quiere justificar.
El sujeto, al conocer, aporta a las impresiones sensibles una forma y una estructura que
condicionan la especial manera de conocer del ser racional. Son elementos a priori las formas de
sensibilidad (espacio y tiempo) y las categorías del entendimiento (entre las cuales se encuentra
la casualidad); ellas nos ayudan a entender lo que ocurre.
Hume sostiene que el principio de casualidad solo daba cuenta de las posibilidades y
límites del método inductivo por el que deducimos leyes generales a partir de casos particulares.
La inducción va de lo particular a lo general y lo particular es siempre contingente. Para Kant, la
explicación de Hume es insatisfactoria porque conduce al escepticismo, en la medida que no
demuestra la necesidad ni universalidad de los principios matemáticos y de las leyes físicas.
El comportamiento humano esta movido por la voluntad que se le aparece a la razón como
una fuerza indeterminada y libre.
Las leyes morales obligan a la voluntad, pero con la particularidad de que ésta puede
obedecerlas o no.
Primera pregunta de la ética kantiana: ¿en qué consiste el deber o la ley moral?
Para responder, Kant debe desprenderse del soporte teológico. Para explicar la moralidad
se debe partir del supuesto de que es la razón quien guía al hombre, y no un ser superior; y la
condición que hace posible es la libertad. Es preciso presuponer la libertad porque sin ella no es
posible la moral. Fe en la libertad es un juicio sintético a priori, paralelo a los que establecen el
conocimiento y fundamento del deber moral.
La ley moral ha de ser a priori, como los juicios sintéticos, un faktum de la razón, no la
generalización de una serie de costumbres dadas. La ley moral no refleja lo que hacemos, sino lo
que debemos hacer; no se refiere al ser, sino al deber ser.
Los pasos para establecer la metafísica de las costumbres son los de un análisis
conceptual rigurosamente lógico o racional, donde del significado de cada concepto se sigue otro
hasta llegar a lo que está buscando, que es la fórmula definitoria de toda ley moral.
El punto de partida: existe un saber moral vulgar, que todo ser racional posee. Sobre este
punto de partida se podrá descubrir la filosofía de ese saber, el principio que se basa y aportar las
razones o el fundamento de la moralidad.
La voluntad es buena no porque se proponga un fin o se sienta inclinada a ser leal a una
causa, sino porque existe un imperativo moral que le impone el deber de la lealtad, la sinceridad.
Kant recalca la diferencia ente actuar por el deber o actuar sencillamente conforme al
deber. (No son lo mismo). Por ejemplo: la responsabilidad que asume la madre para con sus hijos
no puede calificarse como deber moral, porque es el amor maternal, un sentimiento, y no el deber
moral, una obligación, lo que la motiva. La madre con sus hijos actúa conforme al deber, pero no
por el deber.
Actuar por el deber no es actuar motivado por el sentimiento, la inclinación o los resultados
de la acción, sino actuar por respeto a la ley.
Todo ser racional posee la idea de lo que es una ley, porque la mente humana con sus
características intrínsecas, es legisladora, que impone leyes a la realidad, entre las cuales están
las leyes morales.
Una ley física determina el devenir de la naturaleza necesariamente, y una ley moral obliga
a todos los seres racionales en las mismas circunstancias. La universalidad de la ley se encuentra
en el conocimiento moral vulgar que sabe distinguir entre lo que debe y no deber hacerse aunque
ignore el porqué; aunque la razón a menudo se ve ofuscada por las inclinaciones, los deseos y las
necesidades; por ello es necesario la filosofía para establecer criterios que ayuden al hombre a
discernir y a establecer el deber moral.
Ya que la voluntad esta escindida entre impulso sensible y mandato racional, éste tiene
que imponérsele al sujeto bajo la forma de un imperativo, que será categórico y no hipotético
Kant sostiene una moral que no sea teleológica u orientada hacia fines.
El imperativo hipotético es el mandato de algo con vistas a un fin que se quiere obtener.
Por ej. Llévate el paraguas si no quieres mojarte.
Este imperativo existe, es inherente a la razón y ratifica que lo específico de la ley moral es
su exigencia de universalidad.
a. Universalidad:
Kant llama máximas a los principios prácticos de valor subjetivo, válidos para la voluntad
del interesado, aquello que de entrada impulsa al individuo a actuar.
Obra solo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne una ley
universal. (Norma subjetiva)
b. Dignidad de la persona:
La materia de la ley, es decir, algo que le dé contenido a la ley universal es el ser humano
mismo. El principio que mueve a la voluntad buena por encima de cualquier otra cosa es la
humanidad.
Obra de tal modo que uses a la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de
cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como medio. (Norma
objetiva)
c. Autonomía de la voluntad:
Para que el imperativo moral sea posible y el hombre pueda querer realizarlo, la voluntad
tiene que ser libre.
Según esta fórmula la ley moral no puede ser de ningún modo heterónoma o derivada de
otras leyes sino que es una ley autónoma, procedente del agente moral.
La ley moral tiene que ser universal. Además de ser libre y autónoma, debe ser querida por
todos y coincidir en ella todos los seres racionales. Para que esto sea posible, Kant, presenta el
reino de los fines, con la cual dice que pese a las diferencias individuales, todos los seres
racionales se encuentran unidos o enlazados por una ley común, que es la que los obliga a verse
a sí mismos como fines. Somos autónomos para el cumplimiento de la ley (νομος) cuyo requisito
es que sea la misma para todos.
El reino de los fines se concibe como la voluntad unificada de todos los hombres que no se
autodeterminan por capricho, sino que se guían por el imperativo de una ley universal y racional.
¿Acaso la teoría ética kantiana, por ser perfecta, es inaplicable a la realidad? Por
definición, toda teoría moral tiene un componente utópico, en el sentido de que se refiere a lo que
debe ser, no a lo que es.
Desde un principio Kant se propuso elaborar una teoría a priori de la experiencia, que
establezca las condiciones de posibilidad de todo precepto o acción moral idealmente entendido,
condiciones que, por lo tanto, hay que deducir de la razón pura, no mezcla de sensibilidad y razón
en qué consisten los humanos. Eso hace que su método sea el de una filosofía trascendental
tanto cuando establece los límites del conocimiento como cuando sienta el fundamento y los
criterios de la moral.
Las condiciones de conocer y el juicio moral son trascendentales, no empíricos, pero esa
trascedentalidad la reviste de un idealismo que pone en cuestión su posible operatividad práctica.
¿Cómo es posible que la razón pura sea práctica? ¿Cómo es posible que el imperativo
categórico funcione? ¿Cómo es posible que el deber moral obligue?
El hombre sabe que, por un lado, pertenece al mundo sensible que se determina por sus
causas, y que pertenece a un mundo inteligible que lo hace independiente de las determinaciones
sensibles donde imperan la razón y la libertad. En otros términos, el hombre necesita del deber
porque no es razón pura, la sensibilidad lo arrastra, la voluntad no siempre es conforme a la ley
moral, aunque debe serlo. Necesita de la ley moral porque no es santo ni siempre racional.
La ley moral, por lo tanto, no necesita demostración, ella está en la conciencia, ante un yo
que no es fenómeno, sino noúmeno, una ley que condiciona al hombre, pero no con el
determinismo de las leyes físicas.
Ambos postulados son objetos de fe, no de ciencia. La inmortalidad del alma, la existencia
de Dios y la libertad son de nuevo los trascendentales en los que sustenta la posibilidad de la
moral.
a. La inmortalidad del alma: es la condición necesaria de que pueda realizarse la ley moral;
b. La existencia de Dios: es condición necesaria de la coincidencia de dignidad y felicidad;
c. La libertad: es condición necesaria de la independencia con respecto al mundo de los
sentidos y de la facultad de autodeterminarse según las leyes de un mundo inteligible.
La fe en los tres postulados permite esperar que, en un más allá, se realice el Bien
Supremo, pues la idea de Dios es la idea a priori de la perfección moral. Éstos postulados
pertenecen a la crítica de la Razón Práctica, se deben distinguir entre:
Según Kant, las realidades metafísicas no son evidentes, no pueden demostrarse, pero
hay que admitirlas para que sea posible la moral.
Esta armonía solo puede darse por medio de un legislador supremo que sea al mismo tiempo
artífice de la naturaleza en su totalidad, el cual esté dotado de entendimiento y voluntad, y que sea capaz de
valorar la virtud del hombre y tributarle la debida felicidad.
Según Kant, el hombre no debe dirigirse por el placer o el interés, sino por la razón, el
hombre actúa por el deber: esto es la ética formal.
Por lo tanto, frente a la ética material, se propone la ética formal, es decir, vacía de contenido: no
establece ningún fin; no establece ningún medio.
La ética formal se basa en el deber, en la buena voluntad. La ética formal no dice lo que se debe
hacer, sino cómo se debe obrar. La intención, es elemento esencial de la moralidad, es su forma.
El formalismo kantiano se basa en el deber por el deber, ley universal, válida para todas las
personas y en todas las circunstancias, se le impone al hombre como un imperativo de la razón práctica, del
que depende la vida moral.
Julio Cesar Martinez Britez Filosofía
Egidio Martín Arce Aranda
Blás G. S. Silguero Tercer curso, 2018