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En América Latina, existen tres etapas y momentos en el desarrollo
del trabajo social que tienen que ver con los cambios que se dan en
la sociedad global. En la primera etapa a partir del periodo pre-
profesional hasta aproximadamente la década del `40 era
llamado “Asistencia Social”, caracterizado por una función
principalmente reparadora en la cual se ocupaba de los sujetos que
necesitan asistencia de manera transitoria o permanente y su
categoría fundamental era la beneficencia y filantropía. Su
forma de operar era para medica y/o para jurídica, “benéfica
asistencial” ya que a el asistente social no se le daba un papel de
profesional, mas bien tenia el rol de auxiliar del medico o abogado.
Recibían el nombre de visitadores sociales o secretaria técnica, ya
que sus tareas estaban relacionadas a visitar pacientes en sus
domicilios para ayudar a cumplir el tratamiento prescrito por el
medico, dar normas de higiene, etc. Eran considerados técnicos
ejecutores de caridad o filantropía (asís técnico). Su estilo
operativo planteaba las situaciones problemas como cuestiones
interindividuales, primero a nivel personal y luego a nivel grupal sin
ver las causas estructurales de los problemas de la sociedad. Esta es
la crítica que hace el autor a esta etapa, en la asistencia social los
problemas sociales se consideraban individuales y no se establecían
conexiones entre los problemas individuales y las estructuras globales
de la sociedad. Además, por su carácter benéfico asistencial, la ayuda
era solo asistencialismo. Por esto, la conclusión del autor aclara
que por muy evolucionada que pueda estar la práctica de la profesión
las acciones asistenciales siempre serán necesarias aunque hay que
desterrar el estilo puramente asistencialista por lo ineficaz que resulta
y por contribuir a mantener situaciones de injusticia.
En la segunda etapa a partir de la década del `40 el trabajo social
era llamado “Servicio Social”, caracterizado por una función
principalmente preventiva en la cual además de asistir se ofrecían
servicios y su categoría fundamental era acomodación y el ajuste.
Su forma de operar corresponde al servicio social tradicional, que
toma en cuenta una concepción aséptico- tecnocrática. Si bien, el
servicio social eleva el status profesional, tiene una mayor
preocupación técnico científica, acentúa como marco de referencia a
la psicología y luego a la sociología con el funcionalismo, pierde su
carácter amistoso. Su estilo profesional, idealiza los métodos como
si estos solos pudieran cambiar o transformar a las personas y el
tecnocratismo aséptico hace la profesión más técnica pero menos
humana. En la tarea, se pretende una objetividad aséptica, un
accionar estándar, menos comprometido y emocional. El autor critica
de esta etapa no solo el quehacer profesional, sino también los
fundamentos psicológicos y sociológicos en los que se apoyaba,
marcados por el positivismo en cuanto a la a idiologicidad y a
politicidad que influía a las ciencias sociales. Pendiente de este
funcionalismo, el sistema social tiene necesidades que deben ser
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satisfechas para que la sociedad funcione, con un enfoque
sociologista en el que no sólo hay que resolver problemas de los
individuos y de los grupos, además hay que contribuir al
funcionamiento de la sociedad en su conjunto en virtud de las cuales
individuos o grupos van adquiriendo un modo de reducir, impedir o
eliminar conflictos mediante el ajuste y la adaptación de unos y otros,
y la asimilación o integración del medio social. De ahí surge el
carácter alienado y alienante de la concepción del trabajo social,
porque es por medio de la acomodación, y el ajuste al orden
establecido existente que los hombres no pueden ser concientes de la
liberación posible y de la perpetuidad de la dominación que sufren,
como dice Marcuse. Otra critica que refiere el autor, tiene que ver
con el impacto del desarrollismo que se da a partir de los años `60
que había logrado imponerse en América Latina como la gran tarea
de desarrollo que debían llevar a cabo los países subdesarrollados
pero que lamentablemente fue impedido por las dinámicas del
proceso. Sin embargo, el autor rescata que la concepción
desarrollista, contribuyo a las tareas del trabajador social, porque
aparecen técnicas de trabajo que consideran la participación social
como uno de los medios para lograr la integración al mercado y a la
vida ciudadana, enfrentando al problema de la marginalidad. Estas
técnicas, tenían que ver con el desarrollo de la comunidad. Luego
promoción social o promoción popular, animación de base, etc. De
todas maneras que se las llamara, encerraban técnicas y modalidades
operativas similares y se apoyaban en el mismo supuesto básico que
era que a los marginales hay que integrarlos a la sociedad global
mediante su participación activa en proyectos de desarrollo. Fue a
partir de este supuesto, que el servicio social se fue concibiendo
como una técnica social que debe contribuir al desarrollo económico
de un país, operando a nivel psicosocial para la integración de los
marginados.
Comienza la tercera etapa y momento a partir de la critica al
desarrollismo de los `60 en la que se concibe la profesión como
Trabajo Social que añade otras dimensiones además de asistir y
brindar servicios, se agregan la acción de promoción, de trabajo
con la gente para que individuos, grupos y comunidades aprendan a
manejar sus propias situaciones. Su función es fundamentalmente
constructiva ya que su concepción es concientizadora y
revolucionaria, y su categoría fundamental la ubica en cuanto a la
organización, movilización y concientización. Los factores que
influyeron para esta nueva denominación tienen que ver con que el
planeamiento desarrollista resulto insuficiente para responder a las
necesidades sociales, además de que los planes elaborados eran
inoperantes dentro del marco del capitalismo, y la realidad de que no
solo somos países subdesarrollados sino también dependientes, lo
que nos dificulta salir de la situación de atraso y pobreza que resaltan
la importancia de que el trabajo social debía concebirse en
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concordancia con esta situación. El trabajo social Adquiere una
mirada más crítica y real ya que se quiere dar respuesta a los
problemas concretos de nuestra sociedad.
Conclusiones:
Teniendo en cuenta las etapas y los momentos en el desarrollo de la
profesión, cada etapa estuvo caracterizada por una crítica
constructiva ya que dieron origen al trabajo social como se lo concibe
hoy en día. En su primer denominación la asistencia social, como
critica tuvo al asistencialismo , el servicio social en su segunda
denominación fue criticado por mantener el orden social mediante el
ajuste y la acomodación y en la ultima denominación queda claro que
la critica toma como bases las planteadas anteriormente debido a que
el asistencialismo va a seguir estando unas décadas mas, pero hay
que tratar de erradicarlo de la profesión lo difícil es descubrir cómo ya
que el autor no lo menciona, pero si aclara que hay que atacar a los
problemas en sus causas estructurales para que el trabajo social
pueda ayudar a la solución de problemas personales, grupales o
sociales comprometiéndose con la gente para que la misma gente
pueda dar solución a sus conflictos y la profesión no sea simplemente
tapar un par de baches en lo que refiere a los problemas sociales.