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DIALOGO

Este es el testimonio de Wilson Barreto, quien en el año 2003 se unió a la policía nacional para
realizar sus primeros enfrentamientos y turnos nocturnos luchando contra la guerrilla de esa
época en Caquetá. Wilson cumplió con todas las misiones y ordenes asignadas junto con su grupo,
hasta que el 18 de abril de 2004 fue su ultimo operativo debido a una gran explosión que hubo en
una casa producto de un artefacto que detono la guerrilla y le causó la muerte a 10 de sus
compañeros de escuadra. Wilson Barreto quedó inconsciente, despertó a los cinco días en el
hospital con la cara vendada y percibía únicamente oscuridad a su alrededor, pues tras ese mortal
estallido Wilson perdió el sentido de la vista. Tiempo después regresa a Bogotá para vivir junto con
su familia, decide iniciar estudios de derecho, carrera que culmina con éxito y posteriormente
realiza un par de especializaciones para ser hoy en día un prestigioso abogado en la ciudad de
Bogotá.

El paralelo del testimonio de Wilson es el Señor Luis, quien ingresó a la guerrilla en 1994 cuando
tenía 12 años y fue separado de su familia. Él perteneció a la frente No. 49 de las FARC, en la
misma zona donde operaba Wilson con su grupo de policía, es decir en zona rural del Caquetá. El
día 18 de abril de 2004 él tomó la decisión de colocar una carga explosiva en una casa con el
objetivo de atacar al grupo de la policía que estaba patrullando sin nunca pensar en las
consecuencias. Años después Luis se cansó de la guerra, por lo tanto, decidió desmovilizarse, llegó
a Bogotá con el fin de buscar otra forma de vida, empezó a conocer nuevas personas, incluso
policías y se da cuenta de los errores que cometió.

Luego de muchos años, después del proceso de paz, Wilson asistió a un taller de liderazgo
organizado por el estado colombiano y conoció a una persona con la que tenia varias cosas en
común, se dieron cuenta que estuvieron en la misma región rural del Caquetá, mismo
departamento y año donde ocurrió el estallido. Para Luis fue una vergüenza total, se le derrumbo
el mundo cuando se dio cuenta del daño que le había hecho a Wilson Barreto. Días después se
volvieron a encontrar hablaron de muchos temas, al final Wilson le dijo “la verdad no hay nada
que perdonar, simplemente fue una guerra inútil”, así que se dieron la mano, abrazaron y
formaron una amistad.

Esa amistad demuestra y representa un cambio que quiere ver nuestro país, un cambio no para
mejorar el pasado si no para construir un mejor futuro.

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