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DOCENTE:
Dra. Miriam Arredondo Nontol
ALUMNOS:
GARCÍA MOSCOL, Giussepe Arturo
GUTIERREZ RIVERA, Kimberlyn Miluska
MENDEZ BALCAZAR, David Washington
ROSALES CASTILLO, Jeniffer Maricielo
SILUPU ORDINOLA, Diana Lizeth
TUMBES-2018
DEDICATORIA
A nuestros padres por su fortaleza, también a nuestros hermanos que nos acompañan siempre.
Nuestros sinceros agradecimientos a todos y cada uno de ustedes, para que la presente
investigación se realizara satisfactoriamente.
AGRADECIMIENTO
Una asociación de problemas que por sí solos generan un riesgo para la salud y que en
su conjunto se potencializan; o simplemente, una relación de factores que se relacionan
estadísticamente; un punto muy importante que se debe asumir y entender es que
muchos de los problemas de salud actuales son debido a los nuevos hábitos
nutricionales tales como: comida rápida, congelados, precocinados, alimentos
azucarados y una dieta rica en grasas saturadas, produciendo el conocido síndrome
metabólico que es una combinación de alteraciones metabólicas y fisiológicas que
incluyen dislipidemia aterogenica (aumento de triglicéridos y apolipoproteina B,
partículas pequeñas e colesterol LDL y disminución del colesterol HDL), intolerancia a la
glucosa, hipertensión y un estado pro-trombotico y pro-inflamatorio
Sin embargo existe un acuerdo generalizado en que cada uno de los componentes del
síndrome metabólico (SM) se relaciona con cambios en el estilo de vida tales como: el
desequilibrio entre la energía ingerida y la gastada, y la ingesta elevada de algunos
alimentos en menoscabo de otros, que se asocian con la presencia de cada uno de los
componentes.
Las causas principales de este síndrome son los cambios en el estilo de vida así como
cambios socioeconómicos, la mitad del riesgo puede atribuirse a factores ambientales,
principalmente obesidad y sedentarismo, mientras que el otro 50% a factores genéticos;
otros factores a tener en cuenta son la edad, el tabaquismo, el nivel socioeconómico, el
lugar de residencia (entorno rural o urbano) factores que producen enfermedades
cardiovasculares como la diabetes mellitus que es un grupo de alteraciones metabólicas
caracterizadas por hiperglucemia crónica, que resulta de una deficiente secreción de
insulina por parte de las células 𝛽 del páncreas; hipertensión arterial, dislipemia
(triglicéridos altos), micro albuminuria (excreción urinaria de albumina), HDL colesterol
bajo, LDL colesterol alto y mal funcionamiento del páncreas y por consiguiente da
consecuente muerte súbita.
Por lo tanto, la identificación y el tratamiento precoz de estos factores de riesgo son de
gran importancia para la prevención de la morbilidad y mortalidad cardiovascular.
ANTECEDENTES
Para llegar al estudio de los más recientes factores y marcadores de riesgo que se
incluyen en la fisiopatología del SM, se pueden encontrar informes históricos de un
enorme interés para comprender los mecanismos involucrados en la aparición de este
conjunto de patologías interrelacionadas. Nicolaes Tulp (1593‐1674) fue un destacado
médico holandés cuyo manuscrito “Observationes” fue traducido y publicado a
principios de los 90. Encontramos la primera descripción de un caso de
hipertrigliceridemia. El autor describió la conexión entre la hipertrigliceridemia y la
ingestión de ácidos grasos saturados como “leche pura en sangre”. Incluso propuso un
tratamiento mediante la reducción de ingesta de ácidos grasos saturados y finalmente,
también propuso la asociación con la aterosclerosis y la muerte súbita.
Hace aproximadamente 250 años, en 1765, se publicó “De Sedibus et Causis Morborum
per Anatomen Indagata”, donde se describieron las bases anatómicas de muchas
enfermedades. Aquí Morgagni identificó la asociación entre obesidad intraabdominal,
metabolismo anormal y aterosclerosis extensiva.
En el año 1923, Kylin, un médico sueco describió la asociación entre hipertensión,
hiperglucemia y gota, mientras que pocos años después, en España, Gregorio Marañón,
el fundador de la endocrinología moderna, resumió las evidencias sobre la asociación
entre hipertensión, las alteraciones del metabolismo glucémico y la obesidad,
proponiendo que la primera línea de tratamiento de este estado pre diabético debía
estar basada en la dieta y el ejercicio físico.
Al comienzo de los años 80, el grupo de Björntörp de la Universidad de Gotembourg de
Suecia, desarrolló un índice simple de distribución de la grasa corporal, el cociente
cintura/cadera (CCC). El grupo sueco tuvo acceso a dos estudios prospectivos de
hombres y mujeres de mediana edad y halló que la grasa abdominal era un factor de
riesgo independiente para el desarrollo de ECV y diabetes. De forma simultánea, el
grupo de Kissebah en Estados Unidos en 1982, enfatizaron la importancia de la
distribución regional del tejido adiposo como un factor de importante correlación con la
tolerancia a la glucosa, la hiperinsulinemia y la hipertrigliceridemia, pues éstas se
observaban en la obesidad de predominio en la parte superior del cuerpo.
En 1991, DeFronzo y Ferrannini explicaron que el nexo de unión entre la diabetes
mellitus y la hipertensión arterial es la hiperinsulinemia, la cual constituye a su vez un
factor aterogénico. Si se estudia a pacientes con hipertensión arterial, obesos o no
obesos, se encuentra una mayor respuesta de insulina ante la sobrecarga oral de
glucosa, lo que implica una mayor RI en los tejidos. Para estos autores, la RI constituye
un síndrome asociado a un conjunto de trastornos metabólicos, que incluían la DM2, la
obesidad, la hipertensión arterial, alteraciones en las concentraciones plasmáticas de
lípidos y la enfermedad cardiovascular arteriosclerótica.
Para este síndrome se han ido empleando diversas denominaciones, como síndrome de
RI, o síndrome plurimetabólico o SM. También los criterios para su diagnóstico han ido
cambiando conforme ha ido evolucionando su conocimiento. Toda esta compleja
terminología y conjunto de definiciones ha llevado a una gran dificultad a la hora de
comparar estudios referentes a este proceso.
Por ello, al intentar uniformizar términos y criterios, un comité de expertos de la
Organización Mundial de la Salud (OMS) propuso, en 1998, una definición consensuada
y recomienda el uso del término “Síndrome Metabólico” como entidad diagnóstica con
criterios definidos. A esta primera definición del SM se unieron las de otros organismos
internacionales, que serán descritos en el siguiente apartado.
En 2001, el Panel III de Tratamiento de Adultos del Programa Nacional de Educación
sobre el Colesterol de los EEUU (NCEP) define al síndrome metabólico y exige que al
menos se den tres de los cinco factores que se citan a continuación: obesidad
abdominal, triglicéridos, colesterol HDL, presión arterial y glucosa en ayuno.
En el año 2005 la Federación Internacional de Diabetes (FID) propuso una nueva
definición del síndrome metabólico. Quienes participaron en la redacción de dicha
definición estuvieron de acuerdo en que se había dado demasiada importancia a la
resistencia a la insulina y a la obesidad corporal total, en las definiciones anteriores, y
que el componente esencial es la obesidad central, medida mediante el perímetro de
cintura. Se han seleccionado valores umbral específicos según etnia, basándose en los
datos disponibles que vinculan el perímetro de cintura con otros componentes del
síndrome metabólico en distintas poblaciones. En México la definición del síndrome
metabólico es la misma que propone la FID, es decir, obesidad central acompañada de
dos o más de los siguientes factores: glucosa en ayuno, triglicéridos, colesterol de alta
densidad (HDL) y presión arterial.
OBJETIVOS
Objetivos Generales
Objetivos Específicos
Instrumentos de recolección
1. Datos de filiación
4. Antecedentes familiares
Obesidad
5. Antecedentes personales Hipotiroidismo 6. Análisis de laboratorio