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Los desechos sólidos son conocidos comúnmente como “basura” y representan una amenaza por su
producción excesiva e incontrolada, ya que, contribuyen a la contaminación de las aguas, la tierra, el
aire, y también afean el paisaje. Además, ponen en peligro la salud humana y la naturaleza en general.
Desechos Orgánicos o Biodegradables: Los desechos orgánicos siempre han existido, pero antes
no eran considerados un problema, ya que tras estar en un lugar por un corto periodo se
trasladaban a otra parte, de modo que las personas no sufrían los efectos de olores, insectos,
parásitos y animales carroñeros. Aunque en la actualidad se dice que este tipo de desechos tiene
la ventaja de que se descomponen en la tierra en un tiempo menor que los desechos inorgánicos,
y hasta puede servir de abono, su manejo inadecuado causa serios problemas de contaminación,
que amenazan la salud.
En condiciones óptimas de descomposición (presencia de oxígeno, luz solar y humedad), los desechos
orgánicos e inorgánicos pueden tardar, por ejemplo:
Aunque las personas suelen echarle la culpa a los Desechos Sólidos por la contaminación que provocan,
son las mismas personas las responsables del problema, debido a sus malos hábitos y el deficiente o nulo
tratamiento que le dan a los mismos.
Problemas con los Desechos Sólidos dentro del hogar (vectores, malos olores, suciedad,
enfermedades).
Problemas con los Desechos Sólidos cerca del hogar (bolsas y recipientes rotos, vectores, malos
olores, suciedad, enfermedades).
Malos hábitos de ciertas personas (tiran los desechos al suelo, no barren el frente de sus casas).
Excesiva producción de Desechos Sólidos por desconocimiento de las prácticas para reducir la
cantidad (reutilización, reciclaje, etc.).
Falta de un lugar donde disponer los Desechos Sólidos.
Acumulación de Desechos Sólidos en lotes y terrenos baldíos.
Acumulación de Desechos Sólidos en ríos y aguas.
Los problemas con la disposición de desechos sólidos pueden ser encontrados desde el tiempo en que los
seres humanos empezaron a congregarse en tribus, poblaciones y comunidades y la acumulación de desechos
se convirtió en una consecuencia de la vida. La dispersión de alimentos y otros desechos sólidos en ciudades
medioevales - la práctica de botar desechos en calles sin pavimentar, carreteras y terrenos desocupados
condujo a procreación de ratas, con su compañía de pulgas acarreando gérmenes de enfermedades, y la
erupción epidémica de la peste.
Los Servicios de Salud Pública Mundial han publicado los resultados de estudios que señala la relación de más
de 22 enfermedades humanas al manejo impropio de desechos sólidos. También hay datos disponibles para
mostrar que la tasa de enfermedad- accidente para trabajadores empleados en la recolección y disposición de
desechos sólidos es varias veces mayor que para empleados de industrias.
Los impactos ecológicos, tales como polución del agua y el aire, también han sido atribuidos a manejo
impropio de los desechos sólidos. Por ejemplo, líquido de botaderos y rellenos pobremente diseñados y
operados han contaminado aguas superficiales y subterráneas. En áreas mineras el líquido lixiviado de los
botaderos de desechos puede contener elementos tóxicos, tales como cobre, arsénico y uranio, o pueden
contaminar abastecimientos de agua con sales indeseadas de calcio y magnesio. Mientras la capacidad de la
naturaleza para diluir, dispersar, degradar, absorber, o disponer de otra manera de sus residuos indeseados en
la atmósfera, en los cursos de agua, y sobre el suelo es bien conocida, los seres humanos no pueden exceder
esta capacidad natural para la disposición de sus desechos indeseables o se impondrá un desequilibrio
ecológico sobre la biosfera.
Una de las mejores maneras de reducir la cantidad de desechos sólidos a ser dispuestos es limitar el consumo
de materias primas y aumentar la tasa de recuperación y reutilización de materiales de desecho. Aunque el
concepto es simple, se ha encontrado extremadamente difícil efectuar este cambio en una sociedad
tecnológica.
Los desechos son desperdicios o sobrantes de las actividades humanas. Se clasifica en gases,
líquidos y sólidos; y por su origen, en orgánicos e inorgánicos.
En los últimos años las naciones del mundo industrializado han cuadriplicado su producción de
desechos domésticos, incrementándose esta cifra en un dos o en un tres por ciento por año. El
volumen de producción de desechos es inversamente proporcional al nivel de desarrollo del país
que se trate. Diariamente consumimos y tiramos a la basura gran cantidad de productos de
corta duración, desde los pañales del bebé hasta el periódico.
Se estima que los envases de los productos representan el 40% de la basura doméstica, siendo
nocivos para el medio ambiente y además encarecen el producto. Una vez puesta la tapa en el
cesto de basura, se olvida el problema; a partir de ahí es asunto de los municipios. Estos tienen
varias posibilidades: arrojar la basura en vertederos (solución económica pero peligrosa);
incinerarla (costosa pero también contaminante); o separarla en plantas de tratamiento para
reciclar una parte y convertir en abono los residuos orgánicos. Esta sería una solución mucho
más ecológica, pero también más costosa.
En Venezuela los desechos sólidos ha ido en continuo crecimiento, situándose entre los países
generadores de mas basura por habitantes, 62% de origen domestico y 38% de origen industrial
(BIOMA, 1991). El 80% de la basura en Venezuela permanece a cielo abierto, y solo un
porcentaje reducido es separado informalmente para ser reciclada por algunas empresas. Las
ciudades pequeñas generalmente planifican y desarrollan sus sistemas de aseo urbano con
soluciones locales. En cambio, las ciudades grandes, densamente pobladas y urbanizadas,
presentan problemas que sobrepasan los límites municipales, como la escasez de áreas para la
disposición final de la basura, conflictos en el uso del terreno con la población establecida
alrededor de las instalaciones para el tratamiento y destino final, exportación de basura a
municipios vecinos, basureros que contaminan los escasos recursos hídricos,
etc. Adicionalmente, cabe acotar la falta de conocimiento del venezolano acerca del ambiente,
ya que solo un 7% de una muestra nacional (BIOMA, 1991), consideró la protección ambiental
un tema prioritario. Según el informe, el venezolano no analiza su comportamiento en relación
con el estado del ambiente y solo destaca como importantes a los problemas que afecten su
entorno inmediato (humo y basura) y aquellos que le son más tangibles por su efecto visual y
por estar asociados a un servicio público (aseo urbano).
Venezuela requiere de alrededor de 150 rellenos sanitarios para atender la necesidad actual de
disposición final de los desechos sólidos. En el país no hay rellenos sanitarios aptos, “ninguno de los que
existen, tienen las características de un relleno sanitario, para empezar en un relleno sanitario no debe
haber humo, ni mal olor” y tienen que cumplir con las disposiciones ambientales y sanitarias. En
Venezuela los llamados rellenos sanitarios, son vertederos o botaderos de basura, se pueden ver estos en
casi todas las ciudades de Venezuela, hombres, mujeres y niños que deambulan por los residuos, aguas
superficiales y subterráneas que se contaminan, deterioro del paisaje, degradación del suelo y
contaminación del aire por malos olores y quemas aisladas. La situación se complica toda vez que los
encargados del manejo de tales instalaciones, no siempre cuentan con el equipamiento básico necesario
lo cual puede atentar directamente contra su salud. Por si esto fuera poco, y muy lejos de lo que sugieren
los expertos, en Venezuela no llegamos a un 0.8% de reciclaje de los desechos que se acumulan en estos
lugares. Por esta razón, es común observar toneladas de desperdicios de todo tipo acumulándose por
calles y avenidas, particularmente en áreas donde el comercio buhoneril se apodera de las aceras. De allí
que el 60% de los desechos sólidos urbanos sean empaques, envoltorios o cajas. La vida útil de un relleno
sanitario es de 12 años mínimo.
Frente a esta situación, tan responsable es el que ensucia como el que deja ensuciar. La basura es una
responsabilidad de todos, y no sólo de las alcaldías y las empresas recolectoras. De allí la importancia de
cumplir con los horarios y sitios establecidos para la recolección, además de la necesidad de incidir
positivamente en la disminución de la generación de los residuos y el fomento de esfuerzos alternativos
dirigidos a reutilizar lo más posible y reciclar lo que se pueda reciclar. En Venezuela existen alrededor de
400 vertederos de basura, que pudieran ser absorbidos y controlados con todas las consideraciones
ambientales con unos 100 o 150 rellenos sanitarios.