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Unidad 1 Importancia del estudio de la Teoría General del Estado.

El Estado está vinculado íntimamente con la naturaleza social del hombre. Es


una comunidad que por su organización y fines ayuda al individuo a la plena
expansión de su personalidad y crea el ambiente propicio para la cooperación
social en el orden, la paz y la justicia. No es el simple valerse por sí mismo en
el campo económico, que ha dejado ya de ser posible en el complejo mundo de
relaciones internacionales en que vivimos, sino el estar dotado de una
estructura, de una organización, de unos fines y de un poder supremo de mando,
que le permite al Estado fundar, favorecer y regular la cooperación social en
todos los campos.

Fiel a su trayectoria histórica y a su naturaleza, el Estado en nuestros días sigue


siendo esa estructura suprema de poder que condiciona el bienestar de los
hombres y de los pueblos. Su presencia se hace notar en todas las regiones de
lo social, como agente de promoción, o como colaborador de la iniciativa
privada, o como garantía de la actividad de las comunidades menores.1

En este orden de ideas, el Estado está relacionado con la evolución del


individuo, en cuanto se desarrolla en una sociedad. El individuo tiene la
necesidad de integrarse en grupo para su protección y, a su vez ese grupo se
organiza, momento en que aparece el Estado, un gobierno que dirija y mantenga
la paz social de los individuos.

 Para Platón. El Estado es una comunidad de auxilio mutuo, en la que los


hombres se complementan para la satisfacción de sus necesidades.

 Aristóteles. El Estado es un conjunto de comunidades que se unen


instintivamente, es un producto natural.

 Los Sofistas. El Estado es una asociación que nace del egoísmo y del
temor que los hombres se tienen unos a otros.

 Para Hobbes. Estado es una persona, un soberano, cuyos actos forman


por una gran multitud pactos mutuos, realizados entre sí, asegurando la
paz y la defensa común.

1
González, Héctor, Teoría Política, pp. 231 y 232.

1
 Para Tomás Moro, el Estado es la expresión de los intereses de la clase
dominante, en donde la propiedad es un derecho individual y todas las
cosas se miden por el dinero.

 Según Marx, el Estado representa la proyección de la ideología


dominante.

El Estado por lo tanto, fue el resultado de la transformación de la sociedad


conforme se fueron desarrollando distintas etapas históricas. Por ejemplo, el
Estado feudal se encuentra sustentado en principios apegados a la moral
cristiana y a una organización política laica que; para ejercer el poder de decidir,
dirigir e imponer sobre la sociedad y propiedades privadas.

Estudiamos al Estado, no sólo porque requerimos de protección en términos de


seguridad en contra de actos violentos, sino que además requerimos de la
protección de la sociedad organizada para poder desarrollar y explotar todos
nuestros talentos y capacidades.

Es por ello que, el estudio del concepto de Estado constituye uno de los
elementos más complejos de la ciencia política así como también de la jurídica.
La rama de las ciencias sociales que se dedican a su estudio se denomina Teoría
General del Estado.

1.1 Concepto de Estado

1.1.1 Los nombres de la comunidad política a lo largo de la historia

Los griegos denominaron a su organización política con el término “polis”


(ciudad), razón por la cual el término hubo de edificarse sobre la ciudad Estado
de pequeña extensión territorial. La agrupación de ciudadanos se equipara con
el Estado, por ello, la realidad del “polites” (ciudadano), no está determinada en
absoluto por la pertenencia a un territorio, sino por el hecho de formar parte de
la ciudad, o por una relación de protección respecto a quienes en ellas habitan.

En el léxico de los romanos el Estado es la “civitas” (la comunidad de los


ciudadanos) o la “res pública” (la cosa común o pública).

La capacidad plena del derecho de ciudadanía, sólo se le confiere a aquellos que


han sido aceptados para formar parte de la comunidad de la ciudad. Como en

2
Grecia la denominación pueblo expresa Estado, por cuanto abstractamente
“populus” y “gens” para los romanos significan también Estado.

Sin embargo los romanos a diferencia de los griegos utilizaron el concepto de


ciudadanía como aspecto esencialmente integrador a la comunidad, mientras
que los griegos lo utilizaron esencialmente como elemento de exclusión.

En oposición a la antigua concepción del Estado y la manera de ser designado


el mismo, en la Edad Media se le da el nombre de “land”, “terra”, “terrae” al
pasar a constituir el elemento esencial del Estado el territorio, por lo tanto, el
poder político derivaba de la propiedad del suelo.

Es en Italia donde comienza a utilizarse la voz stato para expresar el carácter de


Florencia, Venecia, Génova, etc. Y que va unida al nombre de la ciudad. Stato
probablemente corresponda a la antigua palabra “status” (constitución orden),
palabra que ya la encontramos en el siglo XIV en Inglaterra como equivalente
a Estado.

Para el siglo XVI se emplea stato como expresión común para designar un
Estado.

En el transcurso de los siglos XVI y XVII el francés Juan Bodino utiliza el


término État para referirse a lo que él denomina Estado aristocrático y Estado
popular.

De nueva cuenta volviendo a Inglaterra Shakespeare frecuentemente habla de


“state” en el sentido técnico de Estado.

Durante el siglo XVIII se afirma la expresión Estado para designar a la


comunidad política, y que llevó a convertir los territorios en Estados.

Los diversos significados de la palabra Estado

o En sentido amplio, organización política, se alude explícitamente a la


manera de ser o de estar constituida políticamente una comunidad.

o En sentido general, se emplea frecuentemente como sinónimo de nación,


sociedad, comarca, poder.

3
o En su interpretación vulgar, es el instrumento de fuerza o poder que ejerce
un hombre o un grupo de hombres para regir o dominar una sociedad
política.

o En sentido estricto, comprende a la sociedad misma.

Según Rousseau, “…el término Estado se emplea comúnmente con dos


significados: por una parte se toma indistintamente con el término nación; por
otra, se utiliza frecuentemente como sinónimo de gobierno…”

1.1.2 Del nombre del Estado al concepto del Estado

Un Estado supone:

a) Un territorio determinado por fronteras. Sin un territorio un agregado de


gentes puede constituir nación, pero no forma Estado.
b) Un gobierno ordenado y permanente servido normalmente por
funcionarios y en posición de exigir los servicios y las contribuciones de
sus súbditos, para realizar las funciones elementales de gobierno: la
protección de sus fronteras y de su pueblo. Este elemento además, supone
leyes, normas o reglas que los gobernantes y gobernados aceptan.
c) Un conjunto de personas con conciencia de determinada comunidad de
intereses, deseosos de gozar los derechos y dispuesto a cumplir las
obligaciones de la ciudadanía.2

Para el profesor Héctor González Uribe, el Estado es:

1) Una sociedad humana,


2) Establecida permanentemente en un territorio,
3) Regida por un poder supremo
4) Bajo un orden jurídico,
5) Y que tiende a la realización de los valores individuales y grupales del
ser humano, es decir, el bien público temporal.3

Para la maestra María de la Luz González, Estado es una: “…Organización


social constituida en un espacio propio, con fuerza para mantenerse en él y

2
González, María de la Luz, Teoría General del Estado, pp. 95 a 127.
3
González, Héctor, Teoría Política, pp. 162.

4
asistida de un poder supremo de imperio y ordenación, ejercido por el elemento
social que en cada momento asuma la mayor fuerza política…”

Claves del concepto

a) Es instrumento de regulación e integración, sin semejante freno, la lucha


en la sociedad no tendría freno;
b) Es fuerza sin duda, pero, para mantener la unidad del grupo, en un orden
de relaciones libres y sujetas al derecho; por lo que, a la vez que es
instrumento de coacción es medio para realizar la libertad.
c) El Estado es esencialmente moral y ético (sus actos al menos deben serlo)
reflejando en el seno de la sociedad los lazos y sentimientos de
solidaridad contra las acciones antisociales de los individuos.
d) El Estado no vive sin asiento social, ni la sociedad sin la fuerza de
integración del Estado. Obra un proceso de simbiosis entre ambos.
Sociedad y gobierno (autoridad) se gobiernan con poder propio de
dirección más que de dominación.

Concepto social y concepto jurídico del Estado

Concepto jurídico, corporación formada por un pueblo, dotada de un poder de


mando originario y asentada en un determinado territorio.

Claves del concepto


a) Síntesis jurídica para expresar las relaciones de la unidad de la asociación
y su enlace con el orden establecido.
b) Personalidad colectiva sujeta a un orden jurídico y a un ámbito espacial
de aplicación.
c) Entendido como persona moral y jurídica no reconoce a ninguna otra por
encima de ella.

Concepto social, fenómeno social definido como una comunidad política


desarrollada, asentada de manera permanente en un territorio, sujeta a un poder
soberano que crea, define y aplica un orden establecido a la sociedad para
obtener el bien público de sus componentes.

Claves del concepto:

a) Fenómeno social;
b) Sedentarismo (territorio);

5
c) Poder soberano, y;
d) Aplica el orden establecido.

Concepciones jurídicas del Estado

El derecho es a su vez transformador y conservador del Estado. En este orden


de ideas, hay dos formas posibles de concebir jurídicamente al Estado: 1) como
relación jurídica, o; 2) bien como sujeto de derecho.
I) Como relación jurídica. En el Estado observamos que existen
gobernantes y gobernados y en sus relaciones mutuas encontramos lo
que como Estado reconocemos. Cuanto más complejo sea el Estado
más complejas serán sus relaciones y por ende, la relación jurídica
seguirá la misma suerte. Esta concepción señala que el Estado existe
gracias a las relaciones que se desarrollan entre sus tres elementos
(autoridad, población y territorio).
II) Como sujeto de derecho. Que el hombre es sujeto de derecho significa
que se encuentra formando parte de una relación jurídica determinada
por normas de igual naturaleza. El hombre es el supuesto de la
capacidad jurídica, puesto que todo derecho es una relación entre seres
humanos. Si el Estado es una unidad colectiva no es una ficción sino
una forma necesaria de síntesis de nuestra asociación y que forma la
base de nuestras instituciones, por lo tanto, capaces de adquirir
subjetividad jurídica de los individuos. Desde esta perspectiva el
Estado tiene un carácter individualista o colectivista.4

1.2 Naturaleza del Estado

El profesor Maurice Duverger nos proporciona las siguientes ideas acerca del
Estado:

“… el fenómeno del poder se manifiesta en todos los grupos humanos. Cada


uno de ellos constituye un cuadro en el interior del cual se ejerce un poder
como la autoridad del padre de familia, el alcalde de la comuna, el papa en la
Iglesia católica y otros análogos. Todos los grupos están unidos por lazos muy
complejos. El poder no está dividido en forma estancada entre los diversos
grupos sociales…”

4
González, María de la Luz, Teoría General del Estado, pp. 95 a 127.

6
Entre esos grupos, presenta en la época actual una importancia particular el
Estado. Él constituye de hecho el cuadro fundamental en el interior del cual se
ejerce el poder. Es con relación a él que hay que estudiar los otros cuadros de
poder.5

1.3 La Teoría General del Estado

1.3.1 La Teoría del Estado. Su definición

Ciencia social de carácter teórico, que tiene como objeto al Estado. Pretende
conocer y determinar su origen, naturaleza, organización, estructura y
funcionamiento, finalidad y justificación para tipificar los elementos comunes,
esenciales y fundamentales de la sociedad, asentada en un territorio y dotada de
poder jurídico, originario en el devenir histórico.

En este orden de ideas tenemos que el Estado es una organización política


constituida por una pluralidad de hombres que existen en un territorio
determinado, bajo un poder común y en busca de un fin que por sí solos no
lograrían.6

Características de la Teoría del Estado:

 Es una ciencia de realidad;


 Es una ciencia de carácter teórico, que tiene por objeto el Estado;
 Se auxilia de la filosofía para formular algunos de sus principios;
 El Estado es un ser que tiene origen formal y material, naturaleza,
organización, estructura, funcionamiento, finalidad y justificación.

El conocimiento del Estado estudia sus fenómenos, no sus leyes definitivas,


porque el Estado no las tiene ya que sus enlaces y resultados no conocen de
definitividad. Las instituciones políticas cambian cuando los fundamentos del
Estado no convencen a las generaciones que las crearon si deciden su revisión.7

1.3.2 Objeto de la Teoría General del Estado

5
Serra, Andrés. Ciencia Política, pp. 297.
6
González, María de la Luz, Teoría General del Estado, pp. 3.
7
González, María de la Luz, Teoría General del Estado, pp. 51 y 52.

7
El pensamiento no puede estar divorciado de la realidad. Si se quiere significar
por razón vital un entendimiento de éste en íntimo contacto con los problemas
de la vida, no tenemos inconveniente en aceptar que la Teoría del Estado debe
trabajar con una razón vital que se pliegue a las transformaciones que sufre
ininterrumpidamente la organización política, sin dejar por ello de mostrar las
verdades sustanciales y permanentes del acontecer estatal. Las elaboraciones
mentales que no tienen en cuenta contenidos reales y sus nexos se disipan y
desaparecen sin importancia alguna.

Dentro de una posición realista, Héctor González Uribe recomienda una


problemática vívida, concreta y no abstracta e irreal. En forma esquemática
traza este cuadro de materias:

a) Problemas de orden filosófico: examen de las causas materiales, formales


y finales del Estado; la justificación de la organización política y sus
relaciones con la persona.
b) Problemas de carácter histórico: origen, formación y evolución de los
diversos Estados; desarrollo histórico de la ciencia política y su
influencia; las formas dispares de organización política en la historia
como Oriente, Grecia, Roma, Edad Media hasta nuestros días.
c) Problemas de índole científica: concepto del Estado, elementos
integrantes; caracteres esenciales, organización y funcionamiento;
formas estatales y formas gubernamentales; Estado y derecho.

Es de primordial importancia articular el sistema de la Teoría del Estado de


manera que sus temas pendan de una idea matriz: comprender el Estado como
una síntesis de unidad en un mundo pleno de las más variadas fuerzas sociales,
económicas, jurídicas, religiosas y morales que ordenan y coordinan en razón
de un fin que justifica el poder de que se vale para imponer su orden.8

1.3.3 Personalismo y transpersonalismo. El Estado al servicio de los valores de


la persona.

En el terreno de los valores específicamente jurídicos, opina Recasens Siches


que una estimativa jurídica, inspirada en la doctrina de los valores, tendría las
siguientes tareas principales: En primer lugar, determinar los valores supremos
que en todo caso deben inspirar al derecho, los valores que dan lugar a normas

8
Basave, Agustín. Teoría del Estado, pp. 23 a 25.

8
ideales de carácter general, aplicables a todo caso y situación. Entre esas ideas
por ejemplo, figura sin duda la de la dignidad moral del hombre, es decir, el
principio de que el individuo humano tiene un fin propio que cumplir, fin
intransferible, privativo debido, por tanto, ser tratado siempre en calidad de
persona digna y los corolarios que de ello emanan, es decir, el principio de la
paridad fundamental ante el derecho.

¿Es el Estado para el hombre o el hombre para el Estado?

En esta pregunta se funden las grandes inquietudes y los problemas esenciales


de los pensadores políticos a través de los siglos, que no pueden ser resueltos
por la mera ciencia positiva de la política. Se trata en efecto, de una cuestión
ética y valorativa, en la que se busca el fin último del Estado. ¿Es el Estado un
fin, en sí mismo, al que los hombres y las entidades sociales deben estar
subordinados? ¿Es al contrario, un instrumento, un medio para el cumplimiento
de fines más altos, como serían los de la persona humana? El punto nuclear,
como vemos, es la persona humana, su situación ontológica y moral. De aquí
que las contestaciones a los interrogantes propuestos deben agruparse en torno
a dos grandes proposiciones doctrinales: el personalismo que da la primacía a
la persona y sus valores; y el transpersonalismo, que va más allá de la persona,
a la que instrumentaliza y considera como supremos los valores de la
colectividad.

Esta colectividad puede ser de diversa índole: el Estado, como sostuvo el


fascismo italiano, fundándose en la filosofía hegeliana; el pueblo entendido
como la raza alemana y el destino histórico de Alemania a un mismo tiempo,
como lo concibieron Hitler y los teóricos del nacionalsocialismo alemán; la
sociedad sin clases o sociedad comunista, con su etapa transitoria de la dictadura
del proletariado, como lo afirman los ideólogos soviéticos; o bien la ciencia, el
Arte, la Técnica, o cualquier otro ente cultural. Estaremos así en presencia de
un transpersonalismo político, o populista, o colectivista, o culturalista o de
cualquier otra naturaleza. Lo que unifica a estos transpersonalismos es un
carácter totalizante. En ellos desaparece el individuo humano para ser absorbido
por la totalidad. Por eso todas las formas de totalitarismo en nuestros días han
sido o son transpersonalistas, y en ellas la persona humana ha sido considerada
como algo transitorio, efímero, de valor secundario, útil tan sólo en la medida
en que sirve a los fines de la colectividad.

Pensadores excelsos, como Sócrates, Platón o Aristóteles, buscaron siempre el


valor de la colectividad y lo antepusieron al individuo humano. El ejemplo

9
mismo de Sócrates, que condenado injustamente a beber la cicuta prefiere
cumplir el mandato de los detentadores del poder político a aprovechar la
ocasión para huir que se le brinda, muestra bien como por encima del hombre
en cuanto tal se encuentra la polis. El hombre sólo es bueno y valioso en tanto
que es buen ciudadano. La política como ciencia y como arte y como norma de
moralidad, adquiere la primacía.

El cristianismo, continuador y perfeccionador de las tradiciones bíblicas, puso


de relieve, por primera vez, la existencia de un Dios único, espiritual, infinito
en perfección, bondadoso y paternal, de quien todos los hombres son hijos, y
elevó consiguientemente a cada hombre a la dignidad de hijo de Dios y le dio
un destino individual, único, intransferible, más allá de la vida misma y del fin
de cualquier colectividad. Más aún, lo consideró imagen y espejo de la Trinidad
Divina, y con ello le dio un lugar preeminente sobre los demás seres creados.

El cristianismo, pertrechado con su dignidad de hijo de Dios y con su carácter


de miembro de una comunidad de salvación espiritual, desafió al poderoso
Imperio romano, resistió las persecuciones y torturas, y al cabo de tres siglos lo
hizo caer. Sobre sus ruinas se elevó la civitas cristiana, con su nuevo orden de
valores, fundado en la primacía y dignidad de la persona humana.

Para el transpersonalismo los individuos quedan minimizados y desvalorizados,


los hombres son efímeros, lo que permanece es el espíritu del pueblo, que se
conserva por medio de la tradición. La historia, que es algo sagrado como la
razón inmanente de la vida, no es obra de los individuos sino una creación del
alma colectiva. No son los individuos los que constituyen la sociedad, sino más
bien la sociedad la que constituye a los individuos.

Todavía en el siglo XIX, se encuentran tendencias transpersonalistas en las


corrientes sociológicas de la física social y de la biología social. En la
concepción del organismo biológico, por ejemplo, se estima que es el todo
social el que tiene una vida propia y autónoma, en tanto que los individuos son
tan sólo miembros de ese todo, y deben subordinarse por completo a él. No
puede hablarse, por ello, de derechos de los hombres frente a la colectividad,
sino de deberes, que corresponden a la función que deben desempeñar esos
mismos hombres en la comunidad a la que pertenecen.

Aunque exterior y superficialmente cada una de las tres grandes ideologías


totalitarias del siglo XX (fascismo, nazismo, comunismo) responden a motivos
históricos muy circunstanciales de los pueblos en los cuales aparecieron, y son

10
en gran parte fruto de la crisis de la democracia liberal y la derrota al terminar
la primera guerra mundial, sin embargo, todas ellas tienen en el fondo, rasgos,
similares que derivan de su común raíz hegeliana. En todas se encuentra el
principio de la primacía de la colectividad sobre el individuo y la inevitable
consecuencia de sacrificar los valores de la persona humana a los intereses
comunitarios.

En el mundo de la posguerra, desde 1945 hasta nuestros días, se ha extendido


precisamente a reacción contra los totalitarismos que provocaron y alimentaron
la gran destrucción bélica, la postura personalista y democrática, respetuosa de
la libertad y la dignidad del hombre. El ideario de la Organización de la
Naciones Unidas, no obstante los defectos que aún puedan advertirse en él, está
impregnado de un profundo sentido humanista y de consideración esencial a los
derechos de los hombres y de los pueblos. Lo mismo puede decirse de las
legislaciones de los Estados occidentales y de las nuevas naciones que fueron
surgiendo en África y en otras partes de la tierra.9

1.4 Concepto y características del Estado de Derecho

El Estado moderno, tras largos siglos de evolución y de luchas se nos presenta


en íntima relación con el derecho, es, en sí mismo un Estado de Derecho. La
línea constante del desarrollo del Estado en los pueblos civilizados va de la
organización arbitraria y despótica, que pasa por encima de los derechos de los
individuos y grupos, a la institución jurídicamente regulada y limitada, que
respeta los derechos de los demás al armonizarlos con los suyos.

Por otro lado, el Estado de nuestros días es una fuente constante en la


producción de normas jurídicas. Y por medio de sus tribunales judiciales y
administrativos, hace una labor continua de interpretación, aplicación y sanción
de leyes.

El derecho considerado en su aspecto positivo aparece siempre en íntima


vinculación con el poder político que lo define, garantiza y le da vigencia
efectiva. En nuestros días hay una interrelación continua entre el Derecho y el
Estado de tal manera que puede decirse, con razón, que todo Estado que trate
de justificarse ante la conciencia jurídica y moral de los hombres tiene que ser
un Estado de Derecho. Esto significa que superadas las etapas de violencia,

9
González, María de la Luz, Teoría General del Estado, pp. 661 a 671.

11
despotismo y arbitrariedad, el Estado debe vivir normalmente en el ambiente de
un orden jurídico claro, definido y eficaz, en el cual sus funciones y atribuciones
estén especificadas con exactitud y los abusos de las mismas puedan ser
sancionados.

El Derecho aparece así, en el horizonte político estatal, como la concretización


o institucionalización del orden. Frente a la espontaneidad, iniciativa y
dinamismo del poder político, por una parte, y la libertad de acción y
organización de los ciudadanos por la otra, el Derecho representa el elemento
de peso, de resistencia que da una estructura formal, firme y segura, a las
actividades políticas.

Estado y Derecho representan así un papel de importancia definitiva en toda


comunidad humana organizada. La acción espontánea y enérgica del poder
político configura la comunidad y la conduce al cumplimiento de sus fines; el
Derecho por su parte, señala los cauces estrictos por los cuales debe correr esa
actividad y da origen a un orden estable y firme de la convivencia social.

Pero la coexistencia y colaboración de esas dos grandes realidades (fuerza


impulsora y estabilidad y orden) plantea de inmediato el grave y fundamental
problema de sus mutuas relaciones.10

1.4.1 El poder y el derecho en la concepción institucional del Estado.

Sólo si el poder está sometido al derecho, podemos garantizar las libertades y


derechos de las personas, y podemos garantizar que no se vulneran. Para
favorecer esta limitación del poder aparece la división de poderes. El poder no
puede estar concentrado en un solo órgano, sino dividirse en legislativo,
ejecutivo y judicial. Esta concepción aparece a principios del s. XIX, y la
propone Montesquieu.

Cada uno de los poderes tiene unas funciones determinadas y no puede


desempeñar las de los otros. Si lo hacen, su acción es ilegítima y puede ser
vulnerada. Por tanto, los poderes se controlan entre sí.

En este orden de ideas, la institución la definimos como aquel cuerpo social,


con personalidad jurídica, integrado por una pluralidad de individuos, cuyo fin

10
González, Héctor, Teoría Política, pp. 204 a 206.

12
responde a las exigencias de la comunidad y del que derivan para sus miembros
situaciones jurídicas objetivas, que los invisten de deberes y derechos
estatutarios.

Vemos, pues, cómo la institución supone la agrupación de un conjunto de


personas en torno de una idea directriz que los aglutina. De esta manera, las
instituciones representan en el Derecho la categoría de la duración, de la
continuidad y de la realidad.

El dilema puede, por otra parte, conducir hacia una mayor vigencia y una mejor
utilización del Estado de derecho para una oposición legítima al poder, a los
medios de dominación de clase, de gobierno y administración de justicia, para
su reforma, y también para aumentar la conciencia y el ejercicio efectivo de
libertades políticas y civiles.

Los derechos, siempre extensibles, no cesan de cuestionar el orden establecido,


los intereses creados, los poderes vigentes, las normas instituidas; fundamentan
reivindicaciones críticas o impugnadoras de poderes sociales y políticos.

Pese a la intencionalidad de dominación que subyace en su origen y desarrollo


histórico, el basamento cultural-ideológico del Estado moderno, con todas sus
limitaciones (inherentes y contextuales) es la búsqueda y realización de las
libertades humanas, fundamento que ha ido pasando a la realidad social y
política.

El Poder es el enemigo número uno del Derecho. Propiedad significa Poder.


Más Poder, menos Derecho. Poder es violencia latente.

Comentemos un caso suscitado en la historia que permite visualizar la constante


pugna en Poder y Derecho, entre razón y fuerza.

Durante la Guerra del Peloponeso, apareció Alcibíades con la


poderosa flota de Atenas frente a la pequeña isla de Melos. Melos era
una ciudad dependiente de Esparta, pero siempre había conservado
una estricta neutralidad. Los guerreros atenienses exigieron a los
habitantes de Melos entrar a su favor en la guerra contra Esparta. Los
habitantes de Melos se negaron. El enfrentamiento que se originó lo
ha descrito Tucídides en su “Diálogo de Melos”. Es la primera
discusión fundamental en la literatura europea acerca de la relación
entre Poder y Derecho. Los atenienses representaron el punto de vista

13
del Poder con argumentos de la razón de Estado. Sería ventajoso para
ellos mismos tener a los habitantes de Melos como aliados y
ventajosos también para los habitantes de Melos aceptar esta
situación, porque de otra manera serían destruidos. En cambio, los de
Melos les reprochaban a los atenienses actuar como jueces de su
propia conducta. Y que sería indigno para los atenienses destruir una
débil ciudad. Si Melos aceptaba el dictado de Atenas, sería indigno
de sacrificar así su autodeterminación.

Pero Atenas prosigue el Derecho sólo vale entre iguales. Entre no


iguales reina el Derecho del más fuerte. Los habitantes de Melos
fueron derrotados y eliminados. El Poder, en la Historia, eliminó el
Derecho cuando lo creyó conveniente. Hitler adujo razones de Estado
(Lebensraum –espacio vital-) para atacar Polonia y para su criminal
política racista. Bush adujo razones de Estado, de la seguridad de su
país, al atacar a Irak.

1.4.2 El Estado de Derecho: fórmulas de conciliación e integración.

El Estado de Derecho11 implica que el Estado, como forma de organización


política, se legitima a través del derecho. Sirve como mecanismo para limitar el
poder.
11
Ante todo debemos recordar que en las democracias constitucionales no hay libertades
absolutas. Por definición, la convivencia pacífica que subyace a las democracias implica que,
en el ejercicio de su libertad, una persona encuentra un límite natural a la misma en las
libertades y derechos de los demás individuos; ello constituye la premisa primera de una
coexistencia democrática.

La falta de límites al ejercicio de las libertades caracteriza al estado de naturaleza, mismo


que se define por la falta de reglas mínimas de convivencia entre individuos y, por ende, en
la confrontación real o potencial que el abuso del derecho de algún individuo supone frente
a quien se ve lesionado o agredido por ese abuso.

Lo anterior implica que para que la paz social sin la cual, se insiste, una democracia es
impensable, todas las libertades tienen límites intrínsecos que suponen una frontera de licitud
en su ejercicio. Se trata de límites que suponen el ejercicio responsable de las libertades.

La libertad de expresión, cuya protección y garantía es condición sine qua non en todo
régimen democrático que se precie de ser considerado tal, no es la excepción. El mismo
artículo sexto constitucional en donde se reconoce y protege el derecho a la libre expresión
de las ideas establece en el “ataque a la moral”, “los derechos de tercero”, “el provocar algún
14
Esta idea aparece para poder garantizar los derechos, las libertades de los
ciudadanos. Y es que toda esta concepción del Estado de derecho viene ligada
a la aparición de los derechos de las personas. Vivir en un Estado de Derecho
nos exige actuar dentro del marco de la ley. El respeto de las normas y de la
autoridad legítima nos garantizará paz, orden y progreso.

Señala el profesor González Uribe, para que se logre realizar el Estado de


Derecho se requieren, pues, dos condiciones esenciales: el reconocimiento de
la primacía de los valores éticos del Derecho, con la consiguiente voluntad de
someterse a ellos, y una técnica o conjunto de técnicas que hagan práctica esa
sumisión.

En este orden de ideas, pueden señalarse algunos principios básicos a los que
deben ajustarse esas técnicas. A modo de ejemplo citaremos los siguientes:

1) La existencia de una Constitución o ley fundamental, de preferencia


escrita y rígida, que establezca con toda claridad cuáles son los órganos
del Estado y delimite sus atribuciones y competencias respectivas. Esa
constitución tendrá siempre la supremacía jurídica y a ella deberán
ajustarse todas las leyes, reglamentos o decretos.
2) El establecimiento por la constitución de una serie de garantías para los
individuos como para los colectivos, que no puedan ser violadas o
alteradas por ninguna ley o autoridad de cualquier jerarquía, sin que
automáticamente se incurra en el vicio de la inconstitucionalidad.
3) El reconocimiento estricto del principio de legalidad, conforme al cual
ninguna autoridad podrá actuar, en el ámbito de su competencia, si no
hay alguna ley o norma de carácter general que se lo permita. Junto a este
principio se da la garantía de audiencia, que impide privar a alguien de
sus derechos sin previo juicio en que se le dé oportunidad de defenderse,
o sea, sin el debido proceso legal.
4) División y equilibrio fundamental de los poderes públicos con un sistema
de frenos y contrapesos para evitar abusos y extralimitaciones, de tal
manera que se logre que el poder quede delimitado en sus funciones
desde dentro, por la organización institucional misma del Estado.

delito” y en la “perturbación del orden público”, límites naturales, consustanciales a ese


derecho. Se trata de fronteras de ejercicio que acompañan a la libertad de expresión en toda
circunstancia. Lorenzo Vianello Córdova, El Universal.

15
5) La posibilidad de que los ciudadanos participen en los asuntos públicos
mediante un gobierno representativo, con organización electoral, que
permita controlar el poder desde afuera.
6) El libre juego de los medios de información que forman y canalizan la
opinión pública y crea un ambiente de constante vigilancia de los actos
de los poderes públicos y de censura de las arbitrariedades.
7) La organización por la constitución y las leyes fundamentales de una
serie de recursos administrativos y judiciales, por medio de los cuales se
pueden modificar o anular los actos de los poderes públicos lesivos de
los derechos fundamentales de los ciudadanos o que alteren el orden
constitucional, por ejemplo el Juicio de Amparo, que permite ejercer un
constante control jurisdiccional sobre las leyes o actos de las autoridades
públicas.12

1.4.3 Sumisión del Estado al Derecho

Es un principio que el Estado está sometido al Derecho, tanto en el plano


internacional, frente a otros estados con iguales derechos que él, como en
el plano interno, frente a los individuos y grupos que viven dentro de su
territorio.

El Estado no significa arbitrariedad, ni voluntarismo puro, no es un


derecho subjetivo cuyo ejercicio quede al arbitrio de su titular.

La conformación del Estado tiene como fin la consecución del bien


común, término que entraña una concepción de tipo moral, por lo que,
desde que Maquiavelo señaló en El Príncipe del arte de gobernar como
algo independiente de los deberes éticos, se aceptó que la política nada
tenía que ver con la moral. Se pensó que la moral sujetaba a los individuos
pero no sujetaba a los gobernantes.

Sin embargo, el concepto de amoralidad de la política ha prescrito, por


los principios de orden, de paz, de justicia y bien común contenidos en la
Carta de principios de los Derechos Humanos de la ONU (1948).

Si el Estado está sujeto y sometido a un orden supranacional y otro


nacional o interno, residiendo el primero (supranacional) en plantear el

12
González, Héctor, Teoría Política, pp. 224 y 225.

16
proceder del Estado al juicio de otros estados ya sea por razón de una
instancia política como la Asamblea General de la ONU, o una instancia
jurídica como el Tribunal Internacional de Justicia Penal de La Haya.

No obstante, lo anterior abre la puerta a un dilema el enjuiciamiento


internacional lesionaría la independencia de los Estados juzgados los
problemas internos del propio Estado con sus habitantes.

En el orden nacional o interno los medios de control que posee el pueblo sobre
los actos del Estado son:
1) Referéndum: derecho del pueblo a intervenir directamente en la
formulación y sanción de las leyes, se hace efectivo mediante
procedimiento de consulta al cuerpo electoral.
2) Plebiscito: procedimiento que le permite a un político en el poder,
solicitarle al conjunto de ciudadanos que le manifieste su confianza con
votos.
3) Revocación popular (recall): procedimiento propio de una democracia
directa que les permite a los ciudadanos obtener la suspensión de un
mandato electivo conferido a un individuo o asamblea, antes de su
término legal.
4) Iniciativa popular: procedimiento en las democracias semidirectas que
permite a los ciudadanos solicitar la adopción de una ley, revisar la
Constitución, o la realización de un referéndum.

Aunada a las anteriores están todas aquellas que suponen un enjuiciamiento de


la actividad del Estado por órganos judiciales. Tal es el caso del juicio de
Amparo contenido en los artículos 103 y 107 de la CPEUM.

En conclusión, decir que el Estado está sometido al derecho no significa que


está subordinado únicamente a la ley positiva que emana de él mismo, sino
quiere decir, como lo reconocía Bodino por encima del Estado y sus leyes
positivas están el derecho natural, divino y las leyes fundamentales, lo que en
la actualidad serían los principios generales del Derecho y de la ética
comprendidos en los Derechos Humanos.13

1.5 Elementos del Estado

13
González, María de la Luz, Teoría General del Estado, pp. 502 a 539.

17
1.5.1 El territorio y sus funciones

Suele definirse como la porción del espacio en que el Estado ejercita su poder.
Siendo éste de naturaleza jurídica sólo puede ejercitarse de acuerdo con normas,
creadas o reconocidas por el propio Estado. El ámbito espacial de validez de las
normas jurídicas es precisamente el territorio en sentido político.

En los Estados federales como lo es México, el territorio desempeña un doble


papel desde el punto de vista político, en cuanto el ámbito espacial de vigencia
de los ordenamientos jurídicos locales es al propio tiempo una porción de
territorio de la Unión. Pero esta circunstancia no destruye el principio de la
impenetrabilidad, porque los Estados miembros forman parte del federal.
Además, los ordenamientos jurídicos locales están subordinados.

Aun cuando el territorio representa el espacio en que tienen vigencia las normas
que el Estado crea o reconoce, hay que advertir que el poder de éste no se ejerce
directamente sobre dicho espacio, sino a través de las personas que integran la
población estatal. El dominio implica la idea de un poder jurídico sobre una
cosa; el imperio es, en cambio, potestad de mando que, como tal, se ejerce
siempre sobre personas. Por ello se afirma que la dominación territorial no
puede concebirse independientemente de la autoridad de los ciudadanos. Desde
el punto de vista del derecho público, el territorio es simplemente la base real
del ejercicio de imperio.

Otro de los atributos del territorio es la indivisibilidad. Esta nota deriva de la


misma índole de la organización política. Si el Estado, en cuanto persona
jurídica, es indivisible, sus elementos han de serlo igualmente. La idea de la
divisibilidad sólo puede admitirse dentro del marco de una concepción
patrimonialista.

Los atributos de impenetrabilidad e indivisibilidad, que hemos predicado del


territorio, no deben entenderse en sentido material, sino puramente normativo.
De hecho, el ámbito de ejercicio del imperium es penetrable y divisible. Lo que
quiere expresarse cuando se habla de aquellas características es que el territorio
no debe ser penetrado ni dividido.14

Algunas consideraciones generales sobre el territorio:

14
García Máynez, Eduardo, Introducción al estudio del Derecho, edición especial, Editorial Porrúa, México
2009.

18
 El territorio es el elemento imprescindible para el Estado, ya que sin él,
no puede cumplir con sus funciones, por lo que puede inferirse que el
Estado no puede obrar ni conservar su existencia si carece de territorio.

 El principio territorial frecuentemente es la base de los grupos que toman


a su cargo la vida colectiva. Ellos se sitúan en forma adecuada para
regular la producción y cuidar el reparto de los recursos.

 La importancia del territorio como elemento de la estructura estatal se


manifiesta en la vinculación con el pueblo y el poder.

 El estudio del territorio comenzó a tomar relevancia ante el


quebrantamiento del Medievo, época en la que se utilizó el término
“land”, terra o territorium.

 Ante los grandes descubrimientos geográficos, los espacios se


distribuyeron entre los estados colonizadores, bien como territorio
metropolitano o colonial, de esta manera la superficie terrestre y marítima
cobró expresión política, entrelazándose el elemento territorio con el
sentimiento patrio y la nacionalidad.

 Ninguna de las definiciones del Estado ofrecidas por la antigüedad


menciona al territorio como nota esencial, con excepción de la Grecia
clásica y el concepto de las polis o Ciudad-Estado.

 En el Medievo, la idea del Estado versaba necesariamente sobre el


territorio, por ello Luis de Orleans era el rey de los franceses, porque
juristas de la época consideraban que el monarca no era gobernante de
Francia como territorio, por lo tanto no era rey de Francia sino de los
franceses.

 En la época moderna, Bodino consideró que el fundador de una república


es impedido por necesidad a buscar un territorio que pueda sustentar a
sus habitantes. En este sentido esa necesidad de buscar un territorio que
pueda sustentar a sus habitantes es lo que conocemos como geopolítica.

 Del pensamiento de Bodino se desprenden una serie de componentes


externos: latitud, fertilidad del suelo, longitud, clima, subsuelo.

19
 El territorio no es un factor político propiamente, sino únicamente una
condición importante de la actividad política de la población.

 El objeto de lo geopolítico no es la tierra así escueta, sino la tierra


permeada por una organización política, es decir, que sin sujetos
(individuos) no hay territorio, sino sólo partes de la superficie terrestre.

 La geopolítica fue elaborada por esfuerzos combinados de políticos,


geógrafos y militares que observaban la importancia del territorio para la
política defensiva y/o engrandecimiento del Estado. Es la doctrina del
espacio vital imprescindible para el desarrollo del Estado.

 Así la geopolítica amplió su ámbito de reflexión a problemas militares y


geoestratégicos, de ahí la importancia del dominio naval como factor
estratégico para la dominación mundial. Quien domina los mares, domina
el comercio, quien domina el comercio domina el mundo.15

De lo analizado concluimos que el territorio como elemento del Estado tiene


gran trascendencia por las siguientes razones:

1) Supone un gran avance en la civilización porque implica la sedentaridad;


la base territorial sirve de vínculo entre generaciones;
2) El territorio posee alcance político, en la medida en que es el escenario
donde se desarrolla la vida estatal, y;
3) La base territorial es el sustento que permite la vida.

Finalmente debe señalarse que, el territorio de un Estado comprende no


solamente una determinada superficie, sino también el subsuelo, el espacio
atmosférico, costas litorales con su mar territorial y patrimonial.

 NOTA.- Leer los artículos 27 párrafos primero, cuarto y quinto, 42 y 43


de la CPEUM.

1.5.1.1 El Espacio Aéreo

El aprovechamiento de la atmósfera para la navegación aérea se regula con


normas jurídicas internacionales a partir de la experiencia que se obtuvo en la
Primera Guerra Mundial. Sobre el particular Von Liszt señala:

15
González, María de la Luz, Teoría General del Estado, pp. 487 a 491.

20
“…El espacio atmosférico sobre la superficie terrestre y acuática
comprendida en las fronteras del Estado pertenece al territorio de
éste y, por tanto, está fundamentalmente bajo la soberanía del
Estado.

Hasta la guerra mundial no se tuvo plena conciencia de la


importancia de este problema que planteó la navegación aérea como
elemento de guerra. Mientras no lo impidan acuerdos
internacionales, todo Estado tiene el derecho de reglamentar
autonómicamente la navegación aérea en su zona; puede prohibir a
las aeronaves extranjeras, a las de carácter militar especialmente, el
vuelo sobre las fronteras del Estado y exceptuar del libre tráfico
algunas partes de su zona aérea…”16

1.5.2 Pueblo. El elemento humano

Los hombres y mujeres componen el elemento humano del Estado. Este


elemento desempeña, desde el punto de vista jurídico, un papel doble. Puede,
en efecto, ser considerada como objeto o como sujeto de la actividad estatal. La
doctrina que ahora exponemos tiene su antecedente en la distinción, esbozada
por Rousseau, entre súbdito y ciudadano. En cuanto súbditos, los hombres que
integran este elemento se hallan sometidos a la autoridad política y, por tanto,
forman el objeto del ejercicio del poder; en cuanto ciudadanos, participan en la
formación de la voluntad general y son, por ende, sujetos de la actividad del
Estado. Soberano y pueblo son un mismo ente en concepción de Rousseau.

En cuanto objeto del imperium, el elemento humano del Estado se revela como
un conjunto de elementos subordinados a la actividad del Estado; en cuanto
sujetos, los individuos que la forman aparecen como miembros de la comunidad
política, en un plano de coordinación.

El conjunto de derechos que el individuo puede hacer valer frente al Estado


constituye lo que en la terminología jurídica recibe la denominación de status
personal. Las facultades que lo integran son de tres clases, a saber:

16
Arellano García, Carlos. Primer Curso de Derecho Internacional Público, séptima edición, editorial Porrúa,
México 2009, pp. 811 y 812.

21
a) Derechos de libertad La existencia de derechos de libertad significa que
las personas, en cuanto miembros de la comunidad política, se encuentran
sujetas a un poder limitado. La subordinación del individuo tiene como
límite el conjunto de deberes que el orden jurídico le impone. El radio de
actividad que queda a cada sujeto, abstracción hecha de sus obligaciones
jurídicas, tanto como positivas como negativas, representa su libertad. No
se trata, de libertad en sentido natural, de un simple poder, sino de una
facultad normativamente reconocida;
b) Derechos de intervención del Estado a favor de intereses particulares, Un
segundo grupo de facultades pertenece al ejercicio de derechos que tiende
a la obtención de servicios positivos por parte del Estado. Entre esas
facultades figuran los derechos de acción y petición, lo mismo que la
pretensión de que aquél ejerza la actividad administrativa en servicio de
intereses individuales. Frente a los derechos de libertad, la posición del
Estado, en relación con los individuos, es puramente negativa; tratándose
de facultades del segundo grupo es, en cambio positiva, y;
c) Derechos políticos. La intervención del individuo en la vida pública
supone tanto el ejercicio de derechos como el cumplimiento de
obligaciones. Por ello es que entre las facultades que integran el status
figuran, en tercer término, las que permiten a los particulares el
desempeño de funciones orgánicas (votar, ser votado). Estas facultades,
que hacen posible imputar a la persona jurídica estatal actos realizados
por personas físicas, reciben el nombre de derechos políticos.

Es necesario destacar que, la pertenencia al Estado se halla condicionada por un


vínculo jurídico específico: la nacionalidad. Esta última debe ser distinguida de
la ciudadanía, que implica la facultad de intervenir, con el carácter de órgano
en la vida pública.17

Algunos puntos a destacar sobre el elemento humano del Estado:

 Si bien es cierto que pueblo, población y nación son tres conceptos que
hacen referencia al elemento humano del Estado, no son sinónimos.
Pueblo es un concepto de orden jurídico-político; población de orden
estadístico-demográfico, y; nación es de orden histórico-cultural.

 Desde un punto de vista subjetivo en el ser humano existe una pluralidad


de círculos que cruzan nuestra personalidad; tenemos una patria, una
17
García Máynez, Eduardo, Introducción al estudio del Derecho, edición especial, Editorial Porrúa, México
2009.

22
familia, una profesión, pertenecemos a determinados grupos culturales,
sociales o deportivos.

 El pueblo es el elemento esencial de la organización política.

 El pueblo es un concepto político, que significa un conglomerado


humano unido por un vínculo de sociedad para ayudarse mutuamente en
orden a un fin político.

 El pueblo es unidad ordenada según su propia naturaleza, por una


autoridad que no es simplemente precepto rector, sino más bien
concertadora de fuerzas y asociaciones libres y voluntarias, por ello, la
unidad del pueblo es complicada, porque inclina a integrarse en una
progresión gradual de grupos menores, que lo estructuran en una
multiplicidad de facetas, las cuales tienen que dar cumplida satisfacción
a la naturaleza social del hombre.

 Pueblo es, el conjunto de hombres cuyo comportamiento instituye el


contenido de su orden jurídico, plasmándose en el derecho el título que
le corresponde dentro de la estructura política.

 El pueblo comprendido de acuerdo con criterios jurídicos, forma gracias


a la unidad del Estado una corporación, es decir, todos sus individuos
están vinculados.18
 NOTA.- Leer los artículos 30, 32, 33, 34, 35, 36, 37 y 38.

1.5.2.1 La Nación

La conciencia nacional de muchos pueblos que, por su etnia, lengua o religión


se singularizaban respecto a otros, se despertó con la propagación de las ideas
de la Revolución francesa. En forma paralela a la formación de este espíritu de
solidaridad se desarrolló una actitud represiva de los Estados a los cuales
pertenecían territorios en los que estaban asentados otros grupos.

En materia internacional, la minoría nacional está integrada por parte de la


población de un Estado que difiere de la mayoría por raza, lengua, etnia o
religión.

18
González, María de la Luz, Teoría General del Estado, pp. 475 a 486.

23
La minoría nacional es una entidad de la comunidad internacional que requiere
tutela para evitar los actos de presión que se ejercen contra ella para eliminar
sus rasgos distintivos de la mayoría y para integrarla a ella. El Derecho
Internacional Público, al proteger las minorías nacionales, no tutela al individuo
considerado aisladamente sino que lo protege colectivamente, integrando un
conglomerado existente en menor número dentro de una colectividad mayor. 19

Algunos puntos sobre el concepto en estudio:

 El concepto de nación unido al de pueblo, surge como un fenómeno típico


de acoplamiento de voluntades con un querer preciso; lo que aconteció
hasta la época de la Revolución Francesa.

 La nación cumple la función política de aglutinar un pueblo y facultarlo


para actuar como un poder político; la nación así entendida es un
concepto formal, que alude a la inclinación de un pueblo para formar un
Estado.

 La unidad de lenguaje, la raza, la unidad de cultura, de pensamiento, de


religión, de historia, el pasado común, son fenómenos utilizados como
fundamentos singulares que originan la unión del grupo nacional.

 El concepto de nación es difícil de calificar, ya que, unos preservan la


raíz ética, otros las fronteras naturales, la unidad geográfica o la unidad
de lengua, de religión, o bien, justificándose por motivos de equilibrio
político.

 El racismo nació en la ápoca en que comenzaron a organizarse los


grandes imperios, entonces fue inevitable el encuentro de grupos
humanos muy distintos, unos en calidad de vencedores y otros de
vencidos. De los nuevos contactos surgió, e primer lugar, la noción de
diferencia que en muchos casos derivó en rechazo, cuando el vencido no
se integraba al nuevo grupo y mantenía total o parcialmente sus
características propias; los vencedores optaban por aniquilarlos o
segregarlos.

19
Arellano García, Carlos. Primer Curso de Derecho Internacional Público, séptima edición, editorial Porrúa,
México 2009, pp. 360 y 361.

24
 El origen de los pueblos que fundan las naciones contemporáneas es
decididamente heterogéneo; así, los italianos descienden de etruscos,
romanos, celtas, sarracenos; los franceses de romanos, galos, bretones y
germanos, y las naciones americanas se reconocen en su estructura étnica
diferenciada.

 El lenguaje tampoco debe ser la referencia específica de la nación, ya que


existen naciones en que se habla más de una lengua y hasta más de un
idioma oficial, como la nación suiza.

 La religión, antes símbolo de la unidad nacional, ya no lo es, porque la


diversidad de cultos es característica esencial de la nación moderna.

 El concepto de nación obedece a raíces más profundas que las del Estado.
En tanto que la agrupación estatal puede surgir de la noche a la mañana
como resultado de una arbitraria y efímera reorganización. Una nación
no, porque requiere una continuidad y una tradición a prueba de
vicisitudes históricas, y se mantiene como unidad moral indisoluble.

 Por nación se entiende un conjunto de hombres que, hablando la misma


lengua, se acomodan a las mismas costumbres y se hallan dotados de las
mismas cualidades morales que los diferencian de otros grupos.

 Una nación es un estilo de vida colectiva, es esa rúbrica de nuestro más


íntimo y auténtico ser moral; en el fondo de cada estilo individual está
latente y actuante un estilo colectivo.

 La nación es el asiento del Estado, el conjunto sobre el cual se funda y


legitima, en tanto que el pueblo es un presupuesto que se traduce en
elemento interno de la organización política.20

 NOTA.- Leer el artículo 2 de la CPEUM.

1.5.3 El Poder. La Autoridad

En toda sociedad organizada es menester de una voluntad que dirija. Esta


voluntad constituye el poder del grupo.
20
González, María de la Luz, Teoría General del Estado, pp. 475 a 486.

25
Tal poder es unas veces de tipo coactivo; otras, carece de este carácter. El poder
simple, o no coactivo, tiene capacidad para dictar determinadas prescripciones
a los miembros del grupo, pero no está en condiciones de asegurar el
cumplimiento de aquéllas por sí mismo, es decir, con medio propios. Cuando
una organización carece de poder coactivo, los individuos que la forman tienen
libertad para abandonarla en cualquier momento. Ejemplo de lo anterior son las
distintas Iglesias y confesiones religiosas.

Si una organización ejerce un poder simple, los medios de que dispone para
sancionar sus mandatos no son de tipo coactivo, sino meramente disciplinarios.
El poder de dominación es, en cambio, irresistible. Los mandatos que expide
tienen una pretensión de validez absoluta, y pueden ser impuestos en forma
violenta, contra la voluntad del obligado. De lo anterior desprendemos la
coercibilidad como característica distintiva de las normas jurídicas.21

Algunas características importantes de destacar sobre este elemento estatal:

 Es el poder o fuerza que reside en la comunidad y que pone de manifiesto


la capacidad de la misma para vivir convenientemente organizada, con
un sistema de actividades que atienden a la satisfacción de las
necesidades comunes, funciones que hoy definimos como servicios
públicos.22

 El poder político procede del vocablo latino “potere” que significa


poseer.

 El poder no puede asimilarse a la simple fuerza. El principio de


legitimidad transforma la simple relación de fuerza en una relación de
derecho, ya que el poder legítimo se distingue del poder de hecho por ser
un poder regulado en forma jurídica. En esta forma, el poder se nos
presenta como elemento jurídico político, en la concepción del Estado.

 El poder puede existir sin la fuerza y en la fuerza puede haber ausencia


de poder, ejemplo de la primero es la Iglesia, carece de medios de

21
García Máynez, Eduardo, Introducción al estudio del Derecho, edición especial, Editorial Porrúa, México
2009.
22
González, Héctor, Teoría Política, pp. 159.

26
coacción material, pero, ejerce influencia sobre los fieles; ejemplo de lo
segundo un gobierno carente de legitimidad.

 La actividad social es unificada por el poder, es la necesidad de dirección


que garantice la unidad de acción social.

El poder en el Estado comprende dos fases:

1) El poder originario o constituyente que reside en el pueblo o la nación;


2) El poder derivado, del que se encuentran investidos en conjunto los
órganos o individuos para el cumplimiento de la actividad del Estado.

 Todo acto gubernativo, tiene que subordinarse a los principios jurídico


constitucionales, que son garantes de los derechos esenciales de la
persona, por tanto, la legitimidad es más trascedente para el poder que la
legalidad, puesto que la obediencia a la norma y a la autoridad, es más
auténtica cuando la legitimidad de origen que implica voluntad está
implícita en el poder.

 El Estado es fuerza, pero fuerza subordinada al derecho, ubicada bajo el


imperio de la norma jurídica y de la norma ética, lo cual implica que el
poder no sólo encuentra sus límites en el derecho positivo sino también
en la ética de sus actos. De lo que desprende que el poder abarca dos
aspectos de hecho y de derecho.

Es menester distinguir que los gobiernos pueden ser:

1) De facto, resultando de una situación irregular, como lo es un golpe de


Estado, o;
2) De jure, el que se conforma teniendo como base el ordenamiento jurídico,
ejemplo de ello un gobierno emanado de un proceso electoral
democrático.

 Frente al poder de hecho, el poder de derecho tiene el beneficio de ser


desempeñado en nombre del Estado, lo cual permite explicar por qué el
poder tiene la facultad de mandar, y a quien le corresponde dicha facultad
tiene la atribución de gobernar.

 Para lograr el bien público el Estado cuenta con un elemento formal:


autoridad o poder público.

27
 Este elemento organiza y dirige los esfuerzos del Estado indicando los
rumbos y lineamientos de su actividad. Es el elemento de liderazgo.

 Cualquier tipo de autoridad exige de los gobernados una obediencia. En


este sentido la autoridad como elemento del Estado es total y goza del
monopolio de la coacción física.

 La autoridad pública tiene un gran cometido que efectuar: llevar a los


individuos y grupos que forman la población del Estado a la obtención
del bien público.

Se catalogan en dos grupos las tareas de la autoridad:

1) El gobierno de los hombres. En relación a este punto debe señalarse que


por orientarse a seres racionales y libres tocan en primer lugar el fuero de
la conciencia y fundan un deber ético de obedecer, a lo que se debe sumar
la sanción exterior prevista para los casos de incumplimiento, y;
2) La administración de las cosas. Por lo que toca al segundo punto, éste se
refiere a la administración de los bienes que por escasos debe buscar
optimizarlos. La administración de las cosas es el complemento del
gobierno de los hombres, que es la representación más característica de
expresión de la autoridad del Estado.

 En su quehacer de conducir a la sociedad, la autoridad en el Estado debe


fluctuar en todo momento entre dos extremos: fuerza y persuasión. Pues,
un Estado que no sea sobradamente fuerte para conservar el orden
público es víctima de la tiranía de los grupos o de la anarquía total.23

1.6 El orden jurídico del Estado

Otra de las grandes concepciones del Estado es la que lo considera como mero
centro de imputación normativa, como personificación del orden jurídico. Es la
doctrina de la escuela vienesa o de la pureza normativa, cuyo máximo
exponente es Hans Kelsen.

23
González, María de la Luz, Teoría General del Estado, pp. 492 a 498.

28
En este sentido Estado y derecho se identifican. De aquí que todos los
problemas que tradicionalmente se venían considerando como propios de la
teoría del Estado, no sean, en el fondo, más que problemas jurídicos. O sea,
relativos a la validez y producción del orden jurídico, es decir, el Estado no tiene
más realidad que la normativa.24

El orden jurídico es un sistema de normas. (Hans Kelsen).

A la norma cuya validez no puede derivar de otra superior la llamamos


fundamental. Esta norma fundamental representa, como fuente común, el
vínculo entre todas las diversas normas que integran un determinado orden.

El sistema de normas que llamamos orden jurídico, es un sistema de naturaleza


dinámica. Las normas jurídicas no son válidas porque ellas o la norma básica
tengan un contenido cuya fuerza obligatoria sea evidente por sí misma. Una
norma jurídica es válida en cuanto ha sido creada de acuerdo con determinada
regla, y sólo por ello. La norma fundamental de un orden jurídico es la regla
suprema de acuerdo con la cual los preceptos de tal orden son establecidos y
anulados, es decir, adquieren y pierden su validez.

La norma fundamental de un orden jurídico positivo no es sino la regla básica


de acuerdo con la cual las diversas normas del propio orden tienen que ser
creadas. La ley fundamental califica un determinado acontecimiento como el
hecho inicial en la creación de las demás normas. Representa el punto de partida
de un proceso normativo creador y, por consiguiente, tiene un carácter
enteramente dinámico. Las normas especiales del orden jurídico no pueden ser
derivadas lógicamente de la ley fundamental, aquellas normas especiales tienen
que ser creadas por un acto volitivo concreto, no inferidas de una premisa en
virtud de una operación intelectual.25

1.7 El Estado Persona Moral y Jurídica

Del estudio de los elementos del Estado se desprende que éste es, como lo anota
Jean Dabin, una sociedad jerarquizada al servicio del bien público temporal. El
Estado, por su organización y fines es una persona moral, sujeto de derechos y
obligaciones. Por la superioridad de sus fines y medios frente a cualquier otra
entidad social, el Estado es soberano, pero como agrupación que está al servicio
24
González, Héctor, Teoría Política, pp. 244.
25
Kelsen, Hans. Teoría General del Derecho y del Estado, pp. 129 a 134.

29
de un fin superior, en el orden valorativo, el Estado está sometido al Derecho.
La norma racional y objetiva que limita su acción es bien público; pero esa
norma debe de ser traducida en disposiciones positivas (constituciones,
reglamentos, leyes, etc.) para que su observancia sea efectiva.

La personalidad moral quiere decir que el Estado, por su organización, sus


funciones y sus fines, constituye, con plena razón y justicia una verdadera
persona, titular de derechos y obligaciones.

El Estado es un verdadero ente social, con todos los atributos y propiedades que
a tales entes reconoce la teoría sociológica. Eso quiere decir que entre los
hombres que componen el Estado hay un recio e indestructible elemento
unificador que es el fin que todos persiguen en común y en torno del cual y por
causa del cual se establece una organización cada vez más perfeccionada y
compleja de normas, servicios y decisiones. Es esa idea objetiva del fin que se
quiere realizar (bien público) y la organización social y política en vista de ese
fin, las que, en última instancia, constituyen el Estado.

Hauriou opina que la persona moral perfecta es aquella en la cual el fenómeno


moral de la responsabilidad de los órganos respecto a los miembros del grupo,
se ha traducido en organizaciones formales. El tipo de persona moral perfecta
es el Estado moderno de régimen representativo, constitución escrita y sobre
todo régimen parlamentario; es, también, el de las sociedades mercantiles por
acciones.26

En conclusión, el Estado tiene una sola personalidad, la cual se manifiesta en


formas jurídicas muy diversas, sea como un ente al que se reconoce capacidad
para ser sujeto de derecho en las relaciones internas de un país, sea como
persona de derecho internacional, como sujeto de derechos y obligaciones
derivados de las relaciones en la comunidad internacional.

Bibliografía
ARELLANO García, Carlos. Primer Curso de Derecho Internacional Público,
séptima edición, editorial Porrúa, México 2009.
BASAVE Fernández Del Valle, Agustín. Teoría del Estado, Preedición,
editorial Trillas, México 2002.

26
González, Héctor, Teoría Política, pp. 311 a 315.

30
GARCÍA Máynez, Eduardo. Introducción al estudio del Derecho, edición
especial, Editorial Porrúa, México 2009.
GONZÁLEZ, María de la Luz. Teoría General del Estado, primera edición,
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GONZÁLEZ Uribe, Héctor. Teoría Política, décima quinta edición, editorial
Porrúa, México 2007.
KELSEN, Hans. Teoría general del derecho y del Estado, Universidad
Nacional Autónoma de México, México 2008.
SERRA Rojas, Andrés. Ciencia Política. Primera edición, editorial Porrúa,
México 1964.
SERRA Rojas, Andrés. Teoría del Estado. Décimo primera edición, editorial
Porrúa, México 1990.

31

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