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Este documento describe la contaminación lumínica, que es el uso excesivo o inadecuado de la luz artificial durante la noche. Esto ha afectado negativamente nuestra visión del universo al iluminar el cielo nocturno e impedir ver las estrellas y galaxias. También ha tenido impactos en el medio ambiente, la salud y el consumo de energía. Gran parte de la iluminación exterior usada de noche es ineficiente y desperdicia electricidad al iluminar el cielo en lugar de enfocarse en las áreas que se necesitan il
Este documento describe la contaminación lumínica, que es el uso excesivo o inadecuado de la luz artificial durante la noche. Esto ha afectado negativamente nuestra visión del universo al iluminar el cielo nocturno e impedir ver las estrellas y galaxias. También ha tenido impactos en el medio ambiente, la salud y el consumo de energía. Gran parte de la iluminación exterior usada de noche es ineficiente y desperdicia electricidad al iluminar el cielo en lugar de enfocarse en las áreas que se necesitan il
Este documento describe la contaminación lumínica, que es el uso excesivo o inadecuado de la luz artificial durante la noche. Esto ha afectado negativamente nuestra visión del universo al iluminar el cielo nocturno e impedir ver las estrellas y galaxias. También ha tenido impactos en el medio ambiente, la salud y el consumo de energía. Gran parte de la iluminación exterior usada de noche es ineficiente y desperdicia electricidad al iluminar el cielo en lugar de enfocarse en las áreas que se necesitan il
J úpiter tiene 53 lunas, ¿te imaginas cómo se verían en el cielo nocturno si
vivieras ahí? ¿O cómo se verían los anillos de Saturno en Titán?... ¿Sabías que desde M81, M82 cubriría la mitad del cielo? Todo esto suena bastante espectacular, pero hasta el día de hoy, sólo conocemos una civilización existente... la humanidad del planeta Tierra, que sabe apreciar el cielo nocturno, el cual es cada vez es más difícil de disfrutar. Este placer se puede extinguir debido a la contaminación lumínica. ¿Cuándo fue la última vez que viste un cielo estrellado? Durante la mayor parte de la historia de la Tierra, nuestro espectacular Universo, lleno de estrellas y galaxias ha sido visible en la oscuridad del cielo nocturno. Desde nuestros inicios, el vasto espectáculo desplegado en el cielo oscuro ha inspirado preguntas sobre nuestro Universo y nuestra relación con él. La historia de los descubrimientos científicos, el arte, la literatura, la astronomía, la navegación, la exploración, la filosofía e incluso la curiosidad humana en sí misma se verían mermadas sin nuestra visión de un cielo oscuro, lleno de estrellas. Hace menos de 100 años, podíamos mirar hacia arriba y ver un espectacular cielo nocturno estrellado. Hoy día, millones de niños de todo el mundo nunca experimentarán el ver a la Vía Láctea con sus propios ojos. La mayoría de la gente debe viajar lejos de su hogar, lejos del brillo de la iluminación artificial, para experimentar la extensión de la Vía Láctea, tal como la conocieron nuestros antepasados. El uso creciente y generalizado de la luz artificial en la noche no solo está perjudicando nuestra visión del Universo, está afectando negativamente a nuestro medio ambiente, nuestra seguridad, nuestro consumo de energía y nues- tra salud. Pero… ¿Qué es la Contaminación Lumínica y por qué debe importarnos? La mayoría de nosotros estamos familiarizados con la contaminación del agua, del aire y de la tierra, pero no sabemos de qué forma la luz puede contaminar. El uso inadecuado o excesivo de luz artificial, conocida como contaminación lumínica, conlleva consecuencias ambientales graves tanto para los humanos como para la fauna e incluso el clima. Los componentes de la contaminación lumínica incluyen: Deslumbramiento: brillo excesivo que causa molestias visuales. Brillo del cielo: iluminación del cielo nocturno sobre áreas inhabitadas. Traspaso de luz: Luz que incide donde no es requerida ni necesitada. Desorden: agrupaciones brillantes, confusas y excesivas de fuentes de luz.
La contaminación lumínica es un efecto secundario de la civilización industrial.
Sus fuentes incluyen la construcción de iluminación exterior e interior, publicidad, propiedades comerciales, oficinas, fábricas, farolas, instalaciones deportivas y de iluminación. El hecho es que gran parte de la iluminación exterior que se usa por la noche es ineficiente, demasiado brillante, mal enfocada, mal protegida y, en muchos casos, completamente inne- cesaria. Esta luz, y la electricidad que se usa para crearla, se desperdicia al derramarla en el cielo, en lugar de dirigirla hacia los objetos y áreas reales que la gente necesita iluminar que literalmente significa “formar por eliminación de agua”. En la síntesis por deshidratación se suprime un ión hidrógeno (H_) de una subunidad y un hidroxilo (OH_) de otra. Los espacios vacantes se llenan cuando estas unidades comparten electrones y forman un enlace covalente que las une. El ión hidrógeno y el hidroxilo se combinan para formar una molécula de agua (H2O), como se aprecia en la FIGURA 3-1, en la que se usan unidades arbitrarias. agua dona un ión hidrógeno a una subunidad y un ión hidroxilo a la otra (FIGURA 3-2). – – – O C O O H H O OO N H O P C O SH La reacción inversa, la hidrólisis (degrada con agua), degrada la molécula de nuevo en sus subunidades originales; el Las enzimas digestivas usan la hidrólisis para degradar la comida. Por ejemplo, el almidón de una galleta está compuesto de una serie de moléculas de glucosa (monosacárido; véase la figura 3-8). Las enzimas de nuestra saliva y del intestino delgado estimulan la hidrólisis del almidón en moléculas de glucosa que puedan absorberse. A pesar de la enorme diversidad de moléculas biológicas, la mayoría pertenece a una de cuatro categorías generales: carbohidratos, lípidos, proteínas y ácidos nucleicos (Tabla 3-2). 3.3 ¿QUÉ SON LOS CARBOHIDRATOS? Las moléculas de carbohidratos están compuestas de carbono, hidrógeno y oxígeno en una proporción de aproximadamente 1:2:1. Esta fórmula explica el origen de la palabra carbohidrato, que literalmente significa: carbono más agua. Todos los carbohidratos son azúcares pequeños y solubles en agua o bien polímeros de azúcar, como el almidón. Si un carbohidrato está formado por una única molécula de azúcar, se llama monosacárido (que en griego significa azúcar única). Cuando dos monosacáridos se unen, forman un disacárido (dos azúcares) y un polímero con muchos sacáridos se llama polisacárido (muchos azúcares). Los carbohidratos como el almidón guardan energía en las células, mientras que otros carbohidratos refuerzan las paredes celulares de vegetales, hongos y bacterias, o forman el exoesqueleto del cuerpo de insectos, cangrejos y otros. Si agregas azúcar al café o al té, sabes que se disuelve en el agua. Esto es porque los grupos funcionales hidroxilos del azúcar son polares y forman enlaces de hidrógeno con las moléculas polares del agua (FIGURA 3-3). Existen varios monosacáridos con estructuras ligeramente diferentes Los monosacáridos tienen un esqueleto de tres a siete átomos de carbono. Casi todos estos átomos tienen unido un grupo hidrógeno (—H) y un grupo hidroxilo (—OH); por tanto, los carbohidratos tienen la fórmula química aproximada (CH2O)n, donde n
es el número de carbonos del esqueleto. Cuando se disuelve en
agua, así como en el citoplasma de una célula, el esqueleto de carbono del azúcar forma un anillo. Las FIGURAS 3-4 y 3-3 muestran las formas de representar la estructura química común de la glucosa. Cuando veas estructuras simplificadas, recuerda que toda “unión” de un anillo o una cadena que no esté marcada es un átomo de carbono. La glucosa es el monosacárido más común de los organismos vivos y es una unidad de muchos polisacáridos. La glucosa tiene seis carbonos, así que su fórmula química es C6H12O6. Muchos organismos sintetizan otros monosacáridos que tienen la misma fórmula química de la glucosa, aunque estructuras ligeramente distintas. Éstos incluyen la fructosa (el azúcar de la fruta, que está en las frutas, jarabe de maíz y miel) y la galactosa (parte del disacárido lactosa, llamado azúcar de la leche; FIGURA 3-5). Otros monosacáridos comunes, como la ribosa y la desoxirribosa (que se encuentran en el ARN y el ADN, respectivamente), tienen cinco carbonos. Observa en la FIGURA 3-6 que la desoxirribosa (desoxi- significa quitar el oxígeno) tiene un átomo de oxígeno menos que la ribosa porque un átomo de hidrógeno reemplaza uno de los grupos hidroxilos funcionales en la ribosa. Los disacáridos constan de dos azúcares simples unidos mediante reacciones de síntesis por deshidratación Los monosacáridos pueden unirse mediante reacciones de síntesis por deshidratación para formar disacáridos o polisacáridos (FIGURA 3-7). Muchas veces, los disacáridos almacenan energía a corto plazo, especialmente en las plantas. Cuando se requiere energía, los disacáridos se degradan en sus monosacáridos por reacciones de hidrólisis (véase la figura 3-2) y luego éstos se degradan para liberar la energía guardada en los enlaces químicos. Muchos alimentos contienen disacáridos. Quizá desayunaste pan tostado y café con crema y azúcar. Agregaste al café la sacarosa (un disacáridoformado por glucosa más fructosa, molécula que guarda energía en la caña y el betabel) y agregaste también crema, que contiene lactosa (disacárido formado por glucosa más galactosa). El disacárido maltosa (glucosa más glucosa) es raro en la naturaleza, pero se forma cuando las enzimas del aparato digestivo hidrolizan el almidón (como el del pan tostado). A continuación, otras enzimas digestivas hidrolizan la maltosa en dos moléculas de glucosa que las células pueden absorber y degradar para liberar energía. Si estás a dieta, es posible que hayas añadido a tu café un sustituto de azúcar. Estas interesantes moléculas aparecen descritas en el apartado “Enlaces con la vida diaria: Alimentos sintéticos”. Los polisacáridos son cadenas de monosacáridos Haz la prueba de masticar una galleta mucho tiempo. ¿Sabe cada vez más dulce? Así debería ser porque con el tiempo, las enzimas de la saliva producen la hidrólisis del almidón (un polisacárido) de las galletas que está formado por moléculas de glucosa (monosacárido), que tienen sabor dulce. Las plantas aprovechan el almidón (FIGURA 3-8) como molécula de almacenamiento de energía y los animales almacenan glucógeno, un polisacárido similar. Los dos consisten en polímeros de moléculas de glucosa. El almidón se forma en las raíces y semillas; una galleta contiene almidón de los granos de trigo. El almidón está formado por cadenas ramificadas de hasta medio millón de unidades de glucosa. El glucógeno, que se almacena en el hígado y músculos de los animales (incluyéndonos a nosotros), es también una cadena de unidades de glucosa, pero está mucho más ramificado que el almidón. Muchos organismos usan polisacáridos como materiales e
—¿SABES, LISA? A veces pienso que estoy enferma
—le dijo Charlene a su hermana. Charlene era una chica de 22 años, vital y ganadora de becas en la escuela. En 2001 comenzó a perder la memoria y a mostrar cambios en su estado de ánimo. Durante los tres años posteriores, los síntomas se agravaron. Sufría temblores en las manos y padecía accesos en que mordía y golpeaba a los demás. Dejó de caminar y no podía deglutir. En junio de 2004, Charlene se convirtió en la primera estadounidense en morir víctima de la enfermedad de las vacas locas, que muy probablemente contrajo más de 10 años antes, cuando vivió en Inglaterra. Hasta mediados de la década de 1990 las autoridades sanitarias no aceptaron que la enfermedad de las vacas locas (encefalopatía espongiforme bovina, EEB) podía transmitirse a la gente que comía carne de una res infectada. Aunque millones de personas hayan comido carne contaminada, sólo unas 200 han muerto en todo el mundo por la EEB en humanos, o por una variante de la enfermedad de Creutzfeld-Jakob (ECJ). Como quiera que sea, la enfermedad siempre es mortal. El cerebro de los enfermos, sean personas con ECJ o vacas con EEB, se llena de orificios microscópicos que le dan una apariencia esponjosa. ¿De dónde viene la enfermedad de las vacas locas? Desde hace siglos se sabe que las ovejas sufren una forma de encefalopatía espongiforme llamada tembladera. Los científicos creen que una mutación de la tembladera pudo infectar a las reses, quizás a comienzos de la década de 1980. En ese entonces, el alimento de las reses contenía restos de ovejas, entre los cuales pudo estar alojada la tembladera. Desde 1986, cuando se detectó la EEB en el ganado inglés, se han sacrificado e incinerado millones de reses para evitar la propagación de la enfermedad. ¿Por qué es la enfermedad de las vacas locas especialmente fascinante para los científicos? A comienzos de la década de 1980, el doctor Stanley Prusiner, investigador de la Universidad de California, en San Francisco, sacudió el mundo científico con pruebas de que la causa de la tembladera era una proteína, que no tiene material genético (ADN ni ARN) y que esta proteína transmitía la enfermedad a animales experimentales en el laboratorio. Llamó a las proteínas infecciosas priones (neologismo acuñado a partir de la frase “partículas proteínicas infecciosas”). ¿Qué son las proteínas? ¿En qué se diferencian del ADN y el ARN? ¿Por qué una proteína sin material hereditario puede infectar un organismo, reproducirse y causar una enfermedad mortal? Sigue leyendo para que lo averigües. 3.1 ¿POR QUÉ EL CARBONO ES TAN IMPORTANTE EN LAS MOLÉCULAS BIOLÓGICAS? Sin duda habrás notado que llaman “orgánicas” a las frutas y verduras cultivadas sin fertilizantes sintéticos; pero en química, lo orgánico se refiere a las moléculas que tienen un esqueleto de carbono unido con átomos de hidrógeno. El término se deriva de la capacidad de los seres vivos de sintetizar y usar este tipo general de molécula. Las moléculas inorgánicas, entre las que se encuentra el dióxido de carbono (que no tiene átomos de hidrógeno) y todas las moléculas sin carbono (como el agua y la sal) son mucho menos variadas y más simples que las orgánicas. La vida se caracteriza por una diversidad de moléculas que interactúan de maneras sorprendentemente complicadas. Las in teracciones moleculares están gobernadas por las estructuras de las moléculas y las propiedades químicas que se desprenden de esas estructuras. La vida es un estado dinámico; puesto que las moléculas de las células interactúan unas con otras, sus estructuras y propiedades químicas cambian. En conjunto, estos cambios orquestados con precisión dan a las células la capacidad de adquirir y aprovechar nutrimentos, eliminar desechos, moverse, crecer y reproducirse. El versátil átomo de carbono es la clave de la enorme variedad de moléculas orgánicas que hacen posible la vida en la Tierra. El átomo de carbono tiene cuatro electrones en su capa externa, en la que caben ocho; por tanto, un átomo de carbono se estabiliza si se enlaza con otros cuatro, o formando enlaces dobles y triples. Como resultado, las moléculas orgánicas pueden asumir formas complejas, como cadenas ramificadas, anillos, láminas y hélices. Al esqueleto de carbono se unen moléculas orgánicas como grupos funcionales, grupos de átomos que determinan las características y la reactividad química de las moléculas. Los grupos funcionales son menos estables que el esqueleto de carbono y es más probable que participen en las reacciones químicas. Un gran número de grupos funcionales pueden unirse a las moléculas orgánicas. En la Tabla 3-1 se encuentran los seis grupos funcionales más comunes de moléculas biológicas. Aunque las moléculas de la vida son increíblemente diversas, casi todas contienen los mismos grupos funcionales básicos. Además, la mayor parte de las moléculas orgánicas grandes se sintetiza a partir de unidades repetidas, como veremos en la sección siguiente. 3.2 ¿CÓMO SE SINTETIZAN LAS MOLÉCULAS ORGÁNICAS? Aunque sería posible formar una molécula compleja combinando un átomo tras otro de acuerdo con un mapa detallado, la vida sigue un enfoque molecular, por el cual se ensamblan moléculas pequeñas, que se unen entre sí. Así como un tren está formado por una sucesión articulada de vagones, las moléculas orgánicas pequeñas (como monosacáridos o aminoácidos) se unen para formar moléculas grandes (como el almidón o las proteínas), similar a los vagones de un tren. Las unidades individuales se llaman monómeros (del griego, que significa “una parte”). Las cadenas de monómeros se llaman polímeros (“muchas partes”). Se forman polímeros biológicos al eliminar agua y se degradan agregándola Las subunidades de las moléculas biológicas grandes se unen mediante una reacción química llamada síntesis por deshidratación, que literalmente significa “formar por eliminación de agua”. En la síntesis por deshidratación se suprime un ión hidrógeno (H_) de una subunidad y un hidroxilo (OH_) de otra. Los espacios vacantes se llenan cuando estas unidades comparten electrones y forman un enlace covalente que las une. El ión hidrógeno y el hidroxilo se combinan para formar una molécula de agua (H 2O), como se aprecia en la FIGURA 3-1, en la que se usan unidades arbitrarias. agua dona un ión hidrógeno a una subunidad y un ión hidroxilo a la otra (FIGURA 3-2). – – – O C O O H H O OO N H O P C O SH La reacción inversa, la hidrólisis (degrada con agua), degrada la molécula de nuevo en sus subunidades originales; el Las enzimas digestivas usan la hidrólisis para degradar la comida. Por ejemplo, el almidón de una galleta está compuesto de una serie de moléculas de glucosa (monosacárido; véase la figura 3-8). Las enzimas de nuestra saliva y del intestino delgado estimulan la hidrólisis del almidón en moléculas de glucosa que puedan absorberse. A pesar de la enorme diversidad de moléculas biológicas, la mayoría pertenece a una de cuatro categorías generales: carbohidratos, lípidos, proteínas y ácidos nucleicos (Tabla 3-2). 3.3 ¿QUÉ SON LOS CARBOHIDRATOS? Las moléculas de carbohidratos están compuestas de carbono, hidrógeno y oxígeno en una proporción de aproximadamente 1:2:1. Esta fórmula explica el origen de la palabra carbohidrato, que literalmente significa: carbono más agua. Todos los carbohidratos son azúcares pequeños y solubles en agua o bien polímeros de azúcar, como el almidón. Si un carbohidrato está formado por una única molécula de azúcar, se llama monosacárido (que en griego significa azúcar única). Cuando dos monosacáridos se unen, forman un disacárido (dos azúcares) y un polímero con muchos sacáridos se llama polisacárido (muchos azúcares). Los carbohidratos como el almidón guardan energía en las células, mientras que otros carbohidratos refuerzan las paredes celulares de vegetales, hongos y bacterias, o forman el exoesqueleto del cuerpo de insectos, cangrejos y otros. Si agregas azúcar al café o al té, sabes que se disuelve en el agua. Esto es porque los grupos funcionales hidroxilos del azúcar son polares y forman enlaces de hidrógeno con las moléculas polares del agua (FIGURA 3-3). Existen varios monosacáridos con estructuras ligeramente diferentes Los monosacáridos tienen un esqueleto de tres a siete átomos de carbono. Casi todos estos átomos tienen unido un grupo hidrógeno (—H) y un grupo hidroxilo (—OH); por tanto, los carbohidratos tienen la fórmula química aproximada (CH2O)n, donde n
es el número de carbonos del esqueleto. Cuando se disuelve en
agua, así como en el citoplasma de una célula, el esqueleto de carbono del azúcar forma un anillo. Las FIGURAS 3-4 y 3-3 muestran las formas de representar la estructura química común de la glucosa. Cuando veas estructuras simplificadas, recuerda que toda “unión” de un anillo o una cadena que no esté marcada es un átomo de carbono. La glucosa es el monosacárido más común de los organismos vivos y es una unidad de muchos polisacáridos. La glucosa tiene seis carbonos, así que su fórmula química es C6H12O6. Muchos organismos sintetizan otros monosacáridos que tienen la misma fórmula química de la glucosa, aunque estructuras ligeramente distintas. Éstos incluyen la fructosa (el azúcar de la fruta, que está en las frutas, jarabe de maíz y miel) y la galactosa (parte del disacárido lactosa, llamado azúcar de la leche; FIGURA 3-5). Otros monosacáridos comunes, como la ribosa y la desoxirribosa (que se encuentran en el ARN y el ADN, respectivamente), tienen cinco carbonos. Observa en la FIGURA 3-6 que la desoxirribosa (desoxi- significa quitar el oxígeno) tiene un átomo de oxígeno menos que la ribosa porque un átomo de hidrógeno reemplaza uno de los grupos hidroxilos funcionales en la ribosa. Los disacáridos constan de dos azúcares simples unidos mediante reacciones de síntesis por deshidratación Los monosacáridos pueden unirse mediante reacciones de síntesis por deshidratación para formar disacáridos o polisacáridos (FIGURA 3-7). Muchas veces, los disacáridos almacenan energía a corto plazo, especialmente en las plantas. Cuando se requiere energía, los disacáridos se degradan en sus monosacáridos por reacciones de hidrólisis (véase la figura 3-2) y luego éstos se degradan para liberar la energía guardada en los enlaces químicos. Muchos alimentos contienen disacáridos. Quizá desayunaste pan tostado y café con crema y azúcar. Agregaste al café la sacarosa (un disacáridoformado por glucosa más fructosa, molécula que guarda energía en la caña y el betabel) y agregaste también crema, que contiene lactosa (disacárido formado por glucosa más galactosa). El disacárido maltosa (glucosa más glucosa) es raro en la naturaleza, pero se forma cuando las enzimas del aparato digestivo hidrolizan el almidón (como el del pan tostado). A continuación, otras enzimas digestivas hidrolizan la maltosa en dos moléculas de glucosa que las células pueden absorber y degradar para liberar energía. Si estás a dieta, es posible que hayas añadido a tu café un sustituto de azúcar. Estas interesantes moléculas aparecen descritas en el apartado “Enlaces con la vida diaria: Alimentos sintéticos”. Los polisacáridos son cadenas de monosacáridos Haz la prueba de masticar una galleta mucho tiempo. ¿Sabe cada vez más dulce? Así debería ser porque con el tiempo, las enzimas de la saliva producen la hidrólisis del almidón (un polisacárido) de las galletas que está formado por moléculas de glucosa (monosacárido), que tienen sabor dulce. Las plantas aprovechan el almidón (FIGURA 3-8) como molécula de almacenamiento de energía y los animales almacenan glucógeno, un polisacárido similar. Los dos consisten en polímeros de moléculas de glucosa. El almidón se forma en las raíces y semillas; una galleta contiene almidón de los granos de trigo. El almidón está formado por cadenas ramificadas de hasta medio millón de unidades de glucosa. El glucógeno, que se almacena en el hígado y músculos de los animales (incluyéndonos a nosotros), es también una cadena de unidades de glucosa, pero está mucho más ramificado que el almidón. Muchos organismos usan polisacáridos como materiales estructurales. Uno de los polisacáridos estructurales más importantes es la celulosa, de la que están hechos la mayor parte de las paredes celulares vegetales, las suaves motas de algodón del algodonero y casi la mitad del tronco de un árbol (FIGURA 3-9). Los ecologistas calculan que, aproximadamente, cada año los organismos sintetizan un billón de toneladas de celulosa, de modo que es la molécula orgánica más abundante en el planeta. La celulosa, como el almidón, es un polímero de glucosa, pero en la celulosa (a diferencia del almidón) cada tercera glucosa está “de cabeza” (compara la figura 3-8c con la figura 3-9d). Aunque la mayoría de los animales digieren fácilmente el almidón, ningún vertebrado tiene enzimas para digerir la celulosa. Como se estudiará en el capítulo 6, las enzimas deben caber exactamente en las moléculas que degradan, y la forma del enlace de la celulosa impide que la ataquen enzimas de un animal vertebrado. Algunos animales, como las vacas, tienen en el aparato digestivo colonias de microbios que digieren la celulosa y aprovechan las unidades de glucosa que se liberan. En el humano, las fibras de celulosa pasan intactas por el aparato digestivo, pero aportan la fibra que evita el estreñimiento.
El recubrimiento externo de soporte (exoesqueleto) de
insectos, escarabajos y arañas está hecho de quitina, un polisacárido cuyas unidades de glucosa contienen un grupo funcional nitrogenado (FIGURA 3-10). La quitina también endurece las paredes celulares de muchos hongos, incluyendo los champiñones. Los carbohidratos también pueden formar parte de estructuras celulares complejas; por ejemplo, la membrana plasmática que rodea las células está repleta de proteínas unidas a carbohidratos. Los ácidos nucleicos, que veremos más adelante, también contienen moléculas de azúcar. 3.4 ¿QUÉ SON LOS LÍPIDOS? Los lípidos son un grupo variado de moléculas que contienen regiones compuestas casi completamente por hidrógeno y carbono, con enlaces no polares carbono-carbono y carbono-hidrógeno. Estas regiones no polares hacen a los lípidos hidrófobos e insolubles en agua. Algunos lípidos guardan energía, mientras otros forman los recubrimientos impermeables de plantas y animales, otros más son componentes esenciales de la membrana celular, o son hormonas. Los lípidos se clasifican en tres grupos principales: (1) aceites, grasas y ceras, que tienen una estructura parecida y sólo contienen carbono, hidrógeno y oxígeno; (2) fosfolípidos, que son estructuralmente semejantes a los aceites, pero que también contienen fósforo y nitrógeno, y (3) la familia con “anillos fusionados” de los esteroides, que están compuestos de carbono, hidrógeno y oxígeno. Aceites, grasas y ceras son lípidos que contienen sólo carbono, hidrógeno y oxígeno Aceites, grasas y ceras se relacionan de tres maneras. En primer lugar, contienen sólo carbono, hidrógeno y oxígeno. En segundo, contienen uno o más ácidos grasos, que son largas cadenas de carbono e hidrógeno con un grupo de ácido carboxílico (—COOH) en un extremo. Por último, casi ninguno tiene estructuras anilladas. Las grasas y los aceites se usan principalmente como moléculas de almacenamiento de energía. Contienen más del doble de calorías por gramo que los carbohidratos y las proteínas (grasas: 9 Cal/gramo; carbohidratos y proteínas: 4 Cal/gramo). El oso de la FIGURA 3-11a acumuló suficiente grasa para toda su hibernación. Para no acumular demasiadas grasas, algunas personas prefieren productos elaborados con sustitutos como el olestra, según se describe en el apartado “Enlaces con la vida diaria: Alimentos sintéticos”. Grasas y aceites se forman mediante reacciones de síntesis por deshidratación en la que se unen tres unidades de ácidos grasos a una molécula de glicerol, una molécula de tres carbonos (FIGURA 3-12). Esta estructura da a grasas y aceites su nombre químico: triglicéridos. Los animales producen grasas (como la mantequilla y la manteca), mientras que los aceites (como los de maíz, canola y soya) se encuentran principalmente en las semillas de plantas. La diferencia entre una grasa, que es un sólido a temperatura ambiente y un aceite, que es líquido, estriba en la estructura de sus ácidos grasos. En las grasas, los carbonos de los ácidos grasos están unidos por enlaces únicos, con átomos de hidrógeno en todos los demás sitios de enlace. Estos ácidos grasos se describen como saturados porque contienen todos los átomos de hidrógeno que pueden contener. Como les faltan los enlaces dobles Las funciones de las proteínas se relacionan con sus estructuras tridimensionales Dentro de una proteína, el tipo, posición y número exacto de aminoácidos que llevan grupos R específicos determinan la estructura de la proteína y su función biológica. Por ejemplo, en la hemoglobina los aminoácidos que llevan grupos R específicos deben estar en los lugares precisos para sujetar el grupo hemocon hierro, que se une al oxígeno. En cambio, los aminoácidos polares del exterior de la molécula sirven principalmente para mantenerla disuelta en el citosol de un glóbulo rojo. Por tanto, mientras los aminoácidos sean hidrofílicos, sus cambios no alteran la función de la proteína. En cambio, una mutación que reemplazara un aminoácido hidrofílico con uno hidrofóbico podría tener efectos catastróficos en la molécula de hemoglobina y causar anemia falciforme, un trastorno doloroso que llega a poner en peligro de muerte (véanse las páginas 190-191). La importancia de la estructura de nivel superior de una proteína se hace evidente cuando una proteína se desnaturaliza, lo que significa que sus estructuras secundaria, terciaria o cuaternaria se alteran dejando intacta la principal. Una proteína desnaturalizada tiene propiedades diferentes y deja de cumplir su función. Por ejemplo, en un huevo estrellado, el calor de la sartén produce tanto movimiento de los átomos de la proteína albúmina que los enlaces de hidrógeno se rompen. Por la pérdida de su estructura secundaria y terciaria, el aspecto de la yema pasa de transparente a blanco y su textura de líquida a sólida. Cuando se aplica un rizado permanente al cabello, se alteran los enlaces disulfuro de la queratina y desnaturalizan la proteína natural, como se describe en el apartado “De cerca: Proteínas y textura del cabello”. Para eliminar bacterias y virus, se desnaturalizan sus proteínas, lo que se consigue por medio de calor, rayos ultravioleta o soluciones salinas o ácidas. Por ejemplo, los alimentos enlatados se esterilizan calentándolos, el agua a veces se esteriliza con luz ultravioleta y los pepinillos se preservan del ataque de las bacterias en una salmuera ácida. 3.6 ¿QUÉ SON LOS NUCLEÓTIDOS Y LOS ÁCIDOS NUCLEICOS? Un nucleótido es una molécula con tres elementos en su estructura: un azúcar de cinco carbonos, un grupo funcional fosfato y una base nitrogenada que varía según los nucleótidos. Los nucleótidos se encuentran en dos clases generales: nucleótidos de desoxirribosa y de ribosa (véase la figura 3-6). Todas las bases nitrogenadas tienen átomos de carbono y nitrógeno en los anillos y en algunos de los átomos de carbono se unen grupos funcionales. Las bases de los nucleótidos de desoxirribosa son adenina, guanina, citosina y timina. La adenina y guanina tienen dos anillos, mientras que la citocina y la timina, anillos simples (véanse las figuras 3-24 y 11-3). En la FIGURA 3-22 se ilustra un nucleótido con la base adenina. Los nucleótidos pueden funcionar como moléculas transportadoras de energía, como mensajeros intracelulares o como unidades de los polímeros llamados ácidos nucleicos (véase abajo). Los nucleótidos actúan como portadores de energía y mensajeros intracelulares El adenosín trifosfato (ATP, por sus siglas en inglés) es un nucleótido de ribosa con tres grupos funcionales (FIGURA 3-23). Esta molécula inestable lleva energía a distintas partes de la célula y la guarda en los enlaces entre sus grupos fosfato. La energía se libera para impulsar las reacciones que la necesitan cuando se rompen los enlaces que unen el último fosfato del ATP, como la síntesis de proteínas. Otros nucleótidos, NAD_ y FAD_, se conocen como “transportadores de electrones” que transportan energía en la forma de electrones muy energéticos. En los capítulos 6, 7 y 8 se estudiará más de estos nucleótidos. El nucleótido adenosín monofosfato cíclico (cAMP, por sus siglas en inglés) actúa como mensajero dentro de la célula y muchas veces da inicio a una serie de reacciones celulares. El ADN y el ARN, moléculas de la herencia, son ácidos nucleicos Los nucleótidos simples (monómeros) pueden unirse en largas cadenas y formar polímeros llamados ácidos nucleicos. En estos ácidos nucleicos, un oxígeno del grupo funcional fosfato de un nucleótido se une por enlace covalente al azúcar del siguiente. El polímero de los nucleótidos de desoxirribosa, llamado ácido desoxirribonucleico (ADN), puede contener millones de nucleótidos (FIGURA 3-24). El ADN se encuentra en los cromosomas de Proteínas sorprendentes —¿SABES, LISA? A veces pienso que estoy enferma —le dijo Charlene a su hermana. Charlene era una chica de 22 años, vital y ganadora de becas en la escuela. En 2001 comenzó a perder la memoria y a mostrar cambios en su estado de ánimo. Durante los tres años posteriores, los síntomas se agravaron. Sufría temblores en las manos y padecía accesos en que mordía y golpeaba a los demás. Dejó de caminar y no podía deglutir. En junio de 2004, Charlene se convirtió en la primera estadounidense en morir víctima de la enfermedad de las vacas locas, que muy probablemente contrajo más de 10 años antes, cuando vivió en Inglaterra. Hasta mediados de la década de 1990 las autoridades sanitarias no aceptaron que la enfermedad de las vacas locas (encefalopatía espongiforme bovina, EEB) podía transmitirse a la gente que comía carne de una res infectada. Aunque millones de personas hayan comido carne contaminada, sólo unas 200 han muerto en todo el mundo por la EEB en humanos, o por una variante de la enfermedad de Creutzfeld-Jakob (ECJ). Como quiera que sea, la enfermedad siempre es mortal. El cerebro de los enfermos, sean personas con ECJ o vacas con EEB, se llena de orificios microscópicos que le dan una apariencia esponjosa. ¿De dónde viene la enfermedad de las vacas locas? Desde hace siglos se sabe que las ovejas sufren una forma de encefalopatía espongiforme llamada tembladera. Los científicos creen que una mutación de la tembladera pudo infectar a las reses, quizás a comienzos de la década de 1980. En ese entonces, el alimento de las reses contenía restos de ovejas, entre los cuales pudo estar alojada la tembladera. Desde 1986, cuando se detectó la EEB en el ganado inglés, se han sacrificado e incinerado millones de reses para evitar la propagación de la enfermedad. ¿Por qué es la enfermedad de las vacas locas especialmente fascinante para los científicos? A comienzos de la década de 1980, el doctor Stanley Prusiner, investigador de la Universidad de California, en San Francisco, sacudió el mundo científico con pruebas de que la causa de la tembladera era una proteína, que no tiene material genético (ADN ni ARN) y que esta proteína transmitía la enfermedad a animales experimentales en el laboratorio. Llamó a las proteínas infecciosas priones (neologismo acuñado a partir de la frase “partículas proteínicas infecciosas”). ¿Qué son las proteínas? ¿En qué se diferencian del ADN y el ARN? ¿Por qué una proteína sin material hereditario puede infectar un organismo, reproducirse y causar una enfermedad mortal? Sigue leyendo para que lo averigües. 3.1 ¿POR QUÉ EL CARBONO ES TAN IMPORTANTE EN LAS MOLÉCULAS BIOLÓGICAS? Sin duda habrás notado que llaman “orgánicas” a las frutas y verduras cultivadas sin fertilizantes sintéticos; pero en química, lo orgánico se refiere a las moléculas que tienen un esqueleto de carbono unido con átomos de hidrógeno. El término se deriva de la capacidad de los seres vivos de sintetizar y usar este tipo general de molécula. Las moléculas inorgánicas, entre las que se encuentra el dióxido de carbono (que no tiene átomos de hidrógeno) y todas las moléculas sin carbono (como el agua y la sal) son mucho menos variadas y más simples que las orgánicas. La vida se caracteriza por una diversidad de moléculas que interactúan de maneras sorprendentemente complicadas. Las in teracciones moleculares están gobernadas por las estructuras de las moléculas y las propiedades químicas que se desprenden de esas estructuras. La vida es un estado dinámico; puesto que las moléculas de las células interactúan unas con otras, sus estructuras y propiedades químicas cambian. En conjunto, estos cambios orquestados con precisión dan a las células la capacidad de adquirir y aprovechar nutrimentos, eliminar desechos, moverse, crecer y reproducirse. El versátil átomo de carbono es la clave de la enorme variedad de moléculas orgánicas que hacen posible la vida en la Tierra. El átomo de carbono tiene cuatro electrones en su capa externa, en la que caben ocho; por tanto, un átomo de carbono se estabiliza si se enlaza con otros cuatro, o formando enlaces dobles y triples. Como resultado, las moléculas orgánicas pueden asumir formas complejas, como cadenas ramificadas, anillos, láminas y hélices. Al esqueleto de carbono se unen moléculas orgánicas como grupos funcionales, grupos de átomos que determinan las características y la reactividad química de las moléculas. Los grupos funcionales son menos estables que el esqueleto de carbono y es más probable que participen en las reacciones químicas. Un gran número de grupos funcionales pueden unirse a las moléculas orgánicas. En la Tabla 3-1 se encuentran los seis grupos funcionales más comunes de moléculas biológicas. Aunque las moléculas de la vida son increíblemente diversas, casi todas contienen los mismos grupos funcionales básicos. Además, la mayor parte de las moléculas orgánicas grandes se sintetiza a partir de unidades repetidas, como veremos en la sección siguiente. 3.2 ¿CÓMO SE SINTETIZAN LAS MOLÉCULAS ORGÁNICAS? Aunque sería posible formar una molécula compleja combinando un átomo tras otro de acuerdo con un mapa detallado, la vida sigue un enfoque molecular, por el cual se ensamblan moléculas pequeñas, que se unen entre sí. Así como un tren está formado por una sucesión articulada de vagones, las moléculas orgánicas pequeñas (como monosacáridos o aminoácidos) se unen para formar moléculas grandes (como el almidón o las proteínas), similar a los vagones de un tren. Las unidades individuales se llaman monómeros (del griego, que significa “una parte”). Las cadenas de monómeros se llaman polímeros (“muchas partes”).
Se forman polímeros biológicos al eliminar
agua y se degradan agregándola Las subunidades de las moléculas biológicas grandes se unen mediante una reacción química llamada síntesis por deshidratación, que literalmente significa “formar por eliminación de agua”. En la síntesis por deshidratación se suprime un ión hidrógeno (H_) de una subunidad y un hidroxilo (OH_) de otra. Los espacios vacantes se llenan cuando estas unidades comparten electrones y forman un enlace covalente que las une. El ión hidrógeno y el hidroxilo se combinan para formar una molécula de agua (H 2O), como se aprecia en la FIGURA 3-1, en la que se usan unidades arbitrarias. agua dona un ión hidrógeno a una subunidad y un ión hidroxilo a la otra (FIGURA 3-2). – – – O C O O H H O OO N H O P C O SH La reacción inversa, la hidrólisis (degrada con agua), degrada la molécula de nuevo en sus subunidades originales; el Las enzimas digestivas usan la hidrólisis para degradar la comida. Por ejemplo, el almidón de una galleta está compuesto de una serie de moléculas de glucosa (monosacárido; véase la figura 3-8). Las enzimas de nuestra saliva y del intestino delgado estimulan la hidrólisis del almidón en moléculas de glucosa que puedan absorberse. A pesar de la enorme diversidad de moléculas biológicas, la mayoría pertenece a una de cuatro categorías generales: carbohidratos, lípidos, proteínas y ácidos nucleicos (Tabla 3-2). 3.3 ¿QUÉ SON LOS CARBOHIDRATOS? Las moléculas de carbohidratos están compuestas de carbono, hidrógeno y oxígeno en una proporción de aproximadamente 1:2:1. Esta fórmula explica el origen de la palabra carbohidrato, que literalmente significa: carbono más agua. Todos los carbohidratos son azúcares pequeños y solubles en agua o bien polímeros de azúcar, como el almidón. Si un carbohidrato está formado por una única molécula de azúcar, se llama monosacárido (que en griego significa azúcar única). Cuando dos monosacáridos se unen, forman un disacárido (dos azúcares) y un polímero con muchos sacáridos se llama polisacárido (muchos azúcares). Los carbohidratos como el almidón guardan energía en las células, mientras que otros carbohidratos refuerzan las paredes celulares de vegetales, hongos y bacterias, o forman el exoesqueleto del cuerpo de insectos, cangrejos y otros. Si agregas azúcar al café o al té, sabes que se disuelve en el agua. Esto es porque los grupos funcionales hidroxilos del azúcar son polares y forman enlaces de hidrógeno con las moléculas polares del agua (FIGURA 3-3). Existen varios monosacáridos con estructuras ligeramente diferentes Los monosacáridos tienen un esqueleto de tres a siete átomos de carbono. Casi todos estos átomos tienen unido un grupo hidrógeno (—H) y un grupo hidroxilo (—OH); por tanto, los carbohidratos tienen la fórmula química aproximada (CH2O)n, donde n es el número de carbonos del esqueleto. Cuando se disuelve en agua, así como en el citoplasma de una célula, el esqueleto de carbono del azúcar forma un anillo. Las FIGURAS 3-4 y 3-3 muestran las formas de representar la estructura química común de la glucosa. Cuando veas estructuras simplificadas, recuerda que toda “unión” de un anillo o una cadena que no esté marcada es un átomo de carbono. La glucosa es el monosacárido más común de los organismos vivos y es una unidad de muchos polisacáridos. La glucosa tiene seis carbonos, así que su fórmula química es C6H12O6. Muchos organismos sintetizan otros monosacáridos que tienen la misma fórmula química de la glucosa, aunque estructuras ligeramente distintas. Éstos incluyen la fructosa (el azúcar de la fruta, que está en las frutas, jarabe de maíz y miel) y la galactosa (parte del disacárido lactosa, llamado azúcar de la leche; FIGURA 3-5). Otros monosacáridos comunes, como la ribosa y la desoxirribosa (que se encuentran en el ARN y el ADN, respectivamente), tienen cinco carbonos. Observa en la FIGURA 3-6 que la desoxirribosa (desoxi- significa quitar el oxígeno) tiene un átomo de oxígeno menos que la ribosa porque un átomo de hidrógeno reemplaza uno de los grupos hidroxilos funcionales en la ribosa. Los disacáridos constan de dos azúcares simples unidos mediante reacciones de síntesis por deshidratación Los monosacáridos pueden unirse mediante reacciones de síntesis por deshidratación para formar disacáridos o polisacáridos (FIGURA 3-7). Muchas veces, los disacáridos almacenan energía a corto plazo, especialmente en las plantas. Cuando se requiere energía, los disacáridos se degradan en sus monosacáridos por reacciones de hidrólisis (véase la figura 3-2) y luego éstos se degradan para liberar la energía guardada en los enlaces químicos. Muchos alimentos contienen disacáridos. Quizá desayunaste pan tostado y café con crema y azúcar. Agregaste al café la sacarosa (un disacáridoformado por glucosa más fructosa, molécula que guarda energía en la caña y el betabel) y agregaste también crema, que contiene lactosa (disacárido formado por glucosa más galactosa). El disacárido maltosa (glucosa más glucosa) es raro en la naturaleza, pero se forma cuando las enzimas del aparato digestivo hidrolizan el almidón (como el del pan tostado). A continuación, otras enzimas digestivas hidrolizan la maltosa en dos moléculas de glucosa que las células pueden absorber y degradar para liberar energía. Si estás a dieta, es posible que hayas añadido a tu café un sustituto de azúcar. Estas interesantes moléculas aparecen descritas en el apartado “Enlaces con la vida diaria: Alimentos sintéticos”. Los polisacáridos son cadenas de monosacáridos Haz la prueba de masticar una galleta mucho tiempo. ¿Sabe cada vez más dulce? Así debería ser porque con el tiempo, las enzimas de la saliva producen la hidrólisis del almidón (un polisacárido) de las galletas que está formado por moléculas de glucosa (monosacárido), que tienen sabor dulce. Las plantas aprovechan el almidón (FIGURA 3-8) como molécula de almacenamiento de energía y los animales almacenan glucógeno, un polisacárido similar. Los dos consisten en polímeros de moléculas de glucosa. El almidón se forma en las raíces y semillas; una galleta contiene almidón de los granos de trigo. El almidón está formado por cadenas ramificadas de hasta medio millón de unidades de glucosa. El glucógeno, que se almacena en el hígado y músculos de los animales (incluyéndonos a nosotros), es también una cadena de unidades de glucosa, pero está mucho más ramificado que el almidón. Muchos organismos usan polisacáridos como materiales e