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3.

CORRELACIÓN CLÍNICA
3.1. CONJUNTIVITIS (Ojo Rojo)
Es la inflamación de la conjuntiva. Puede estar focalizada tanto en la conjuntiva
palpebral como en la conjuntiva ocular.
Las personas pueden
presentar síntomas y
signos relativamente
inespecíficos que
incluyen
enrojecimiento,
irritación y aumento de
la secreción lagrimal.
Los síntomas también
pueden simular la
presencia de un cuerpo
extraño. El uso prolongado de lentes de contacto puede causar una conjuntivitis
alérgica o bacteriana y puede ser el primer signo una oftalmopatía más grave (es
decir, úlcera de la córnea).
El trastorno que dura menos de 4 semanas se clasifica como conjuntivitis aguda y
el que se extiende durante un período más largo se designa conjuntivitis crónica.
La conjuntivitis aguda es causada muy comúnmente por bacterias; una variedad
de virus, entre los que se encuentran el VIH, virus varicela-Zoster (VZV) y el virus
del herpes simple (HSV) o reacciones alérgicas. La conjuntivitis bacteriana a
menudo produce una secreción purulenta opaca que contiene leucocitos y células
epiteliales descamadas. En el examen ocular, la secreción purulenta y las papilas
conjuntivas contribuyen al diagnóstico diferencial entre la etiología bacteriana y
vírica.
La conjuntivitis por virus es muy común en los adultos. Desde el punto de vista
clínico, se presenta como un enrojecimiento difuso de la conjuntiva con folículos
linfáticos particularmente abundantes en la conjuntiva palpebral, que a menudo se
acompañan de linfadenomegalias preauriculares. La conjuntivitis vírica es muy
contagiosa y suele asociarse con una infección reciente de las vías respiratorias
superiores. Debe aconsejarse a los pacientes que eviten tocarse los ojos, que se
laven las manos con frecuencia y que eviten compartir toallas y paños para el
secado de manos.
La conjuntivitis bacteriana se suele tratar con colirios o pomadas antibióticas. Para
la etiología vírica, no se necesita tratamiento antimicrobiano. Sin embargo, el
manejo conservador con lágrimas artificiales para mantener el ojo lubricado puede
aliviar los síntomas. Aunque no hay una cura para la conjuntivitis por virus, el
alivio sintomático puede lograrse mediante la aplicación de compresas tibias y
lágrimas artificiales. Para los casos más graves, pueden prescribirse colirios con
corticosteroides para reducir el malestar de la inflamación.
El uso prolongado de colirios con corticosteroides incrementa el riesgo de sufrir
efectos colaterales. Para el tratamiento de las infecciones complementarias
también pueden usarse colirios con antibióticos. La conjuntivitis vírica suele
resolverse en 3 semanas. Sin embargo, en los casos rebeldes, puede tardar más de
un mes.

3.2. GLAUCOMA
Es una entidad clínica causada por un aumento de la presión intraocular durante
un período de tiempo prolongado. Puede ser causado por la secreción excesiva de
humor acuoso o un impedimento a su drenaje desde la cámara anterior.
Los tejidos internos del ojo, en particular la retina, se nutren de la difusión de
oxígeno y sustancias nutritivas de los vasos intraoculares. La sangre fluye
normalmente a través de estos vasos (que comprenden capilares y venas) cuando
la presión hidrostática dentro de los vasos supera la presión intraocular. Si se
impide el drenaje del humor acuoso, la presión intraocular aumenta debido a que
las túnicas del ojo no permiten que la pared se expanda. Esta hipertensión
interfiere con la nutrición y la función normales de la retina, y causa la atrofia de
la capa de fibras nerviosas de la retina.
Hay dos tipos principales de glaucoma:
 Glaucoma de ángulo abierto, que es el tipo más común de glaucoma y la
principal causa de ceguera entre los adultos. El drenaje del humor acuoso está
obstruido por una reducción del flujo a través de la malla trabecular del ángulo
iridocorneal hacia el seno venoso de la esclera (conducto de Schlemm).
 Glaucoma de ángulo cerrado (glaucoma agudo), que es mucho menos
frecuente y se caracteriza por un ángulo iridocorneal reducido que obstruye la
entrada del humor acuoso en el seno venoso de la esclera. Por lo general, se
asocia con un bloqueo completo y repentino del seno venoso de la esclera y
puede dar lugar a la ceguera permanente si no se trata con rapidez.
Los trastornos visuales asociados con el glaucoma incluyen visión borrosa y
alteraciones de la adaptación a la oscuridad (síntomas que indican la pérdida de la
función normal de la retina) y la aparición de halos alrededor de las luces (un
síntoma que indica daño endotelial de la córnea).
Si la afección no se trata, la retina queda lesionada y sobreviene la ceguera. Los
tratamientos se dirigen hacia la reducción de la presión intraocular al disminuir la
tasa de producción de humor acuoso o la eliminación de la causa de la obstrucción
al drenaje normal.
Se utilizan como tratamiento farmacológico de elección los inhibidores de la
anhidrasa carbónica que inhiben específicamente la isoenzima CA-II, que
desempeña un papel importante en la producción de humor acuoso en los seres
humanos. La dorzolamida y la brinzolamida son dos inhibidores de la anhidrasa
carbónica que están disponibles actualmente en el comercio como gotas oculares
para tratar el glaucoma.

3.3. PRESBICIA
La presbicia, que literalmente significa "ojo envejecido", es una condición ocular
relacionada con la edad que hace difícil ver las cosas de cerca.

Cuando se es joven, el cristalino del ojo es suave y flexible. Éste cambia su forma
fácilmente, lo que le permite enfocar objetos cercanos y lejanos. Después de los
40 años de edad, el cristalino se vuelve más rígido. Debido a que el lente no puede
cambiar de forma tan fácilmente como antes, actividades como la lectura o ver
cosas a corta distancia es más difícil. Esta condición normal se denomina
presbicia.
Debido a que casi todas las personas desarrollan presbicia, si otras condiciones
como la miopía, la hipermetropía o el astigmatismo existen, dichas condiciones se
mezclan. Personas con miopía pueden tener menos problemas con la presbicia.
Se cree que a medida que envejecemos, los cambios en las proteínas del lente lo
hacen más rígido y menos flexible con el tiempo. Además, los músculos que
rodean el lente pierden su elasticidad. A medida que el cristalino se vuelve menos
flexible y capaz de cambiar de forma tan fácilmente como antes, el ojo tiene una
mayor dificultad para enfocar objetos cercanos. Esta es la razón por la cual las
personas mayores de 40 años de edad, a menudo ponen su material de lectura más
lejos para poder ver con claridad.
Algunas señales y síntomas de la presbicia incluyen fatiga visual, dolores de
cabeza o sentirse cansado al realizar una actividad que requiera ver de cerca. Uno
de los signos más evidentes de la presbicia es la necesidad de mantener los
materiales de lectura a distancia con el fin de enfocarlos correctamente.
El doctor determinará el grado de presbicia mediante una prueba estándar de la
visión, donde se le pide que lea las letras en una tabla colocada en el otro extremo
de la habitación y se evalúa la visión cercana después.
Los anteojos de lectura son una manera muy común y fácil de corregir los
síntomas de presbicia, y suelen usarse sólo durante actividades que requieran ver
de cerca, como leer, coser, etc. Estos anteojos para la lectura se pueden comprar
fácilmente en las farmacias y otras tiendas minoristas. También puede optar por
prescripciones de mayor calidad recomendadas por su médico.
Si usted usa lentes de contacto, su Doctor de los Ojos puede recetarle anteojos de
lectura que pueden usarse con lentes de contacto regulares y ayudarle a ajustar en
detalle para la actividad que requiera ver de cerca.
Los anteojos con lentes bifocales o progresivos son otro método común de corregir
la presbicia. Los lentes bifocales tienen dos puntos de enfoque. La mayor parte
del lente de los anteojos se ajusta para ver a distancia, mientras que la parte inferior
tiene una prescripción para ver de cerca. Los lentes progresivos son similares a
los bifocales, pero ofrecen una transición más gradual de la visión entre las dos
prescripciones, sin línea visible entre ellos.
Otra opción para corregir la presbicia son los lentes de contacto multifocales. Al
igual que los anteojos con lentes bifocales, éstos tienen dos niveles de poder
correctivo.

3.4. CATARATA
Una catarata es una
nubosidad (opacidad)
en el cristalino del ojo
que dificulta la visión.
Las cataratas son un
problema que toda la
población va a padecer
en algún momento.
Las cataratas constituyen un importante problema de salud pública al relacionarse
con la edad. La catarata consiste en una opacificación del cristalino, una lente
interna del ojo que sirve para enfocar y que normalmente es clara y transparente.
No es un tumor ni una formación de piel o de tejidos nuevos sobre el ojo, sino que
la lente misma se nubla. Tampoco es propiamente una enfermedad, sino más bien
envejecimiento ocular.
Existen factores, aparte de la edad, que pueden anticipar la aparición de cataratas.
Un golpe, una punción, un corte, el calor intenso o una quemadura causada por
agentes químicos son factores que puede lesionar el cristalino dando lugar a una
catarata traumática.
Hay algunas creencias erróneas. Por ejemplo, las cataratas no aparecen por un uso
excesivo de la vista, ni por forzarla. Pero sí es cierto que algunas profesiones están
más vinculadas a su aparición. Es el caso de los sopladores de vidrio. Las personas
que se dedican a hacer cristales, están expuestos a altas temperaturas además de
mirar continuamente la luz del horno. Estos profesionales desarrollan cataratas
antes de lo normal. De este modo, parece haber una relación directa entre la
exposición a la luz intensa y el desarrollo de cataratas. Sin embargo, deportes
como el esquí, no implican riesgos. Además, existen protecciones como las gafas
de sol, que evitan el daño ocular.
Otro factor de riesgo es que la madre haya padecido rubeola durante el embarazo
ya que puede infectar al feto y que desarrolle este tipo de cataratas. Sin embargo,
es muy extraño que esto suceda, ya que hoy en día no es habitual que una madre
contraiga esta enfermedad con los métodos preventivos con los que se cuentan.
Existen enfermedades o condiciones que también propician la aparición de
cataratas:
 La diabetes.
 La inflamación de ojos.
 Tener antecedentes familiares.
 El uso prolongado de corticosteroides u otros medicamentos.
 Frecuente exposición a la radiación.
 El tabaquismo.
 Haber sido intervenido quirúrgicamente por otro problema ocular.
Según el tamaño y la localización de las áreas de opacidad del cristalino, una
persona puede o no darse cuenta de que está desarrollando una catarata. Por
ejemplo, si ésta se localiza en el borde externo de la lente, la vista no sufre
cambios; pero si la opacidad está situada cerca del centro de la lente, generalmente
interfiere con la visión. A medida que las cataratas aumentan, la visión puede
hacerse más borrosa. Esta disminución de la agudeza visual es uno de los síntomas
más claros y típicos en las personas que están desarrollando una catarata.
Los ojos pueden tener una mayor sensibilidad a la luz dificultando la conducción.
También se produce una alteración en la percepción de los colores. Y en muchos
casos se puede llegar a producir una diplopía (visión doble en el ojo en el que se
está produciendo la catarata). Aunque nadie se libra de padecer cataratas, hay
personas que tienen mayor predisposición. Los miopes y los diabéticos son grupos
de riego a contraer cataratas a una edad más temprana. Existe también un tipo de
catarata congénita que la desarrollan los bebés.
Aunque las cataratas son muy frecuentes y se produzcan debido al envejecimiento
ocular, evitar en la mayor medida de lo posible los factores enumerados en el
apartado anterior puede retrasar su aparición, como el abandono del tabaquismo o
el uso de gafas de sol para evitar los rayos ultravioletas solares.
La catarata más frecuente es la catarata
senil, que aparece habitualmente entre los
65 a los 70 años. Pero este dato no es
totalmente preciso, ya que pueden existir
personas que las desarrollen a una edad
más temprana, en torno a los 55 años, e
incluso puede haber gente que no las sufra
hasta los 80. Según el Instituto Nacional
del Ojo de Estados Unidos, existen
además otros tipos de cataratas:
1. Catarata secundaria: son aquellas que aparecen tras una cirugía por otro
problema de ojos, como un glaucoma.
2. Catarata traumática: aparecen después de haber sufrido un golpe en el ojo.
3. Catarata congénita: se trata de las cataratas que aparecen al nacer o poco
después. En muchos casos, no afectan a la visión debido a su pequeño
tamaño.
4. Catarata por radiación.

El paciente suele acudir al oftalmólogo porque percibe una pérdida de visión.


Existen pruebas para el diagnóstico como la determinación de la agudeza visual,
al leer las letras o las filas y con la lámpara de agudeza visual, puede
diagnosticarse si se trata de cataratas.
El médico puede ver una catarata mientras examina el ojo con un oftalmoscopio
(un instrumento utilizado para visualizar la parte interior del ojo). Utilizando un
instrumento llamado lámpara de hendidura, el médico puede ver la localización
exacta de la catarata y la extensión de su opacidad.
Existen algunos fármacos como gotas, ungüentos, pastillas o incluso dietas
especiales o ejercicios oculares que provocan un retraso en la aparición de este
envejecimiento ocular, pero no se recomienda ya que la catarata senil va a aparecer
irremisiblemente.
El único tratamiento realmente efectivo es la cirugía. Esta técnica consiste en
extraer el cristalino opaco. Se realiza con ultrasonido, con el cual se hace una
pequeña incisión de 3 milímetros por encima del ojo. Luego se elimina la catarata,
y por la misma herida se coloca una lente intraocular de acrílico plegable que
reemplaza el cristalino opaco. Como la herida es tan pequeña, no se necesitan
puntos de sutura, aunque algunos médicos colocan algún punto de seguridad.

3.5. DESPRENDIMIENTO DE RETINA


En la retina hay un espacio potencial que es un vestigio del espacio que había entre
las superficies apicales de las dos capas epiteliales de la cúpula óptica. Si este
espacio se expande, la retina nerviosa se separa del epitelio pigmentario de la
retina (EPR), que permanece adherido a la coroides. Este trastorno se llama
desprendimiento de la retina. Como resultado del desprendimiento de la retina, las
células fotorreceptoras dejan de recibir su nutrición desde los vasos subyacentes
del plexo coriocapilar de la
coroides.
Los síntomas clínicos de
desprendimiento de la retina
incluyen sensaciones visuales
que comúnmente se describen
como “moscas volantes”
(miodesopsias). Éstas son
causadas por los eritrocitos
extravasados de los vasos
capilares lesionados durante el
desgarro o desprendimiento de
la retina. Además, algunas
personas describen destellos
luminosos repentinos
(fotopsias), así como la aparición de una “cortina” o “velo” frente al ojo en
conjunto con el inicio de las miodesopsias.
El desprendimiento de la retina se puede observar y diagnosticar durante el
examen oftalmoscópico. Si no se reubica con rapidez, la región desprendida de la
retina sufre necrosis, lo que produce ceguera. Conforme el cuerpo vítreo envejece,
muestra la tendencia a retraerse y separarse de la retina nerviosa, lo que provoca
lágrimas individuales o múltiples en la retina nerviosa.
Para reparar el desprendimiento de la retina mediante fotocoagulación de los
bordes de la retina desprendida con el fin de producir tejido cicatrizal, se utiliza
un láser de argón. Este método impide el desprendimiento adicional de la retina y
facilita la reubicación de las células fotorreceptoras.
3.6. DEGENERACIÓN MACULAR RELACIONADA CON LA EDAD (ARMD)
Es la causa más común de
ceguera en las personas
mayores. Si bien la etiología
de esta enfermedad aún no
se conoce, los datos
disponibles indican que
tiene componentes tanto
genéticos como ambientales
(irradiación UV, fármacos).
La enfermedad produce la
pérdida de la visión central,
mientras que la visión
periférica no se ve afectada.
Se reconocen dos formas de ARMD: una forma seca (atrófica, no exudativa) y
una forma húmeda (exudativa, neovascular). Esta última se considera una
complicación de la primera. La ARMD seca es la forma más común (90 % de
todos los casos) e implica lesiones degenerativas localizadas en el área de la
mácula lútea.
Las lesiones degenerativas incluyen engrosamientos focales de la membrana de
Bruch llamados drusas, atrofia y despigmentación del EPR y obliteración de los
capilares en la capa coroides subyacente. Estos cambios conducen a un deterioro
de la retina fotosensible suprayacente, lo que resulta en la formación de puntos
ciegos en el campo visual.
La ARMD húmeda es una complicación de la ARMD seca causada por la
neovascularización de los puntos ciegos de la retina en las drusas grandes. Estos
vasos neoformados, delgados y frágiles con frecuencia dejan escapar su contenido
y producen exudados y hemorragias en el espacio justo debajo de la retina, cuyas
consecuencias son fibrosis y cicatrización. Estos cambios son responsables de la
pérdida progresiva de la visión central en un período de tiempo breve.
El tratamiento de la ARMD húmeda incluye la terapia convencional con láser; Sin
embargo, en los últimos años han surgida nuevas técnicas quirúrgicas, como la
translocación macular. En este procedimiento, la retina se desprende, se transloca
y se vuelve a fijar en un sitio nuevo, lejos del tejido neovascular coroideo.

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