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Wiñastin

Una experiencia de formación


de agentes de salud mental
con enfoque comunitario
WIÑASTIN: una experiencia
de formación de agentes de
salud mental con enfoque
comunitario

Elena Peña R.
Silvia Revilla H.
Rosa Ruiz S.
Viviana Valz Gen R.
Marisol Vega G.
índice

PRESENTACIÓN 5

1. PUNTOS DE PARTIDA 13

2. LA PROPUESTA 15

2.1 Objetivos 15

2.2 La metodología 16

3. LOS TALLERES EN CANGALLO 19

3.1 Los participantes 19

3.2 Los talleres 22

3.3 El proceso grupal 24

4. ANÁLISIS Y PROFUNDIZACIÓN DE LA EXPERIENCIA: TEMAS PRIN- 27


CIPALES

4.1 Allin Kausakuy y Salud Mental 27

4.2 La salud mental comunitaria 31

4.3 El perfil del agente de salud mental 35

4.4 Las herramientas en salud mental 38

4.5 Memoria y Salud Mental 46

4.6 Identificando los problemas de salud mental 48

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4.7 Los agentes de salud mental ante los problemas más severos y fre- 51
cuentes

5. LOGROS Y LIMITACIONES 61

6. PISTAS QUE SE ABREN A PARTIR DE LA EXPERIENCIA 67


PRESENTACIÓN

Van a cumplirse siete años desde que la Comisión de la Verdad y Reconciliación


(CVR) entregara su informe final al presidente Alejandro Toledo en una emotiva
ceremonia, y desde entonces, es poca la voluntad política para concretar las tareas
urgentes e impostergables ahí planteadas. Ya la CVR advertía que estas tareas, que
pasan necesariamente por un reconocimiento de lo sucedido y reparación para
las víctimas, tendrían que ser impulsadas por los gobernantes; más aún, tienen
que convertirse en políticas de Estado, no sólo para que las “políticas del olvido”
no prosperen, sino para que esas tareas recorran el largo camino que nos lleve a
forjar la paz con justicia para todos.

Para esto, es necesario que en el Perú nos reconozcamos como iguales en dere-
chos y en dignidad y que, al mismo tiempo, valoremos nuestras diferencias. Esto
implica que todos nos sintamos parte de la comunidad nacional y, por lo tanto,
que podamos ejercer nuestros derechos y asumir nuestras responsabilidades. No
hacerlo nos coloca frente a un peligro evidente: esa fue una de las condiciones
para que el conflicto armado interno se inicie y expanda dejando un saldo irrepa-
rable de víctimas y afectados.

En el contexto que denominamos post-CVR, ponemos en tus manos esta publica-


ción. Toda presentación debería mostrar un panorama general de la publicación
y a la vez ser una invitación a la lectura, debería ser redactada de tal manera que
seduzca a los posibles lectores y los atrape para que sigan en las líneas siguientes.
Siendo así, es posible que esta presentación no logre su cometido. ¿Cómo “atra-
par” a los lectores de un libro que presenta la sistematización del componente de
salud mental de un proyecto de formación de líderes como promotores de dere-
chos humanos en Cangallo, Ayacucho?

Quizá el mejor argumento sea que en este libro hablamos de nuestras apuestas
que dan sentido a toda nuestra acción, que muchas veces va a contracorriente.
En efecto, estamos convencidos que nuestro país necesita cerrar sus heridas, las
históricas y las que se acentuaron producto del conflicto armado interno que vi-
vimos en las décadas del 80 y 90; y sin embargo, nuestro convencimiento no nos
hace perder de vista que luchar por lo que creemos implica comprometerse con
múltiples tareas que parecen nunca acabar.
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Como sabemos la intensidad de la violencia política en el Perú varió según la zona
geográfica. Si decimos que el Perú es una sociedad post conflicto, es probable que
estemos lejos de la verdad; la diferente intensidad con que se vivió el conflicto,
haría repensar esa afirmación. Si, buscando ser más específicos, afirmamos que
existen zonas del Perú que fueron afectadas por la ferocidad de una violencia des-
garradora, reconoceremos, dentro del Perú, sociedades que viven un proceso de
post conflicto. Esa diferencia nos habla de un país fracturado. Con zonas vulnera-
bles históricamente, postergadas por un centralismo agobiante y por élites locales
irresponsables que por conveniencia propia se sirvieron de ese sistema para man-
tener su cuota de poder. Un círculo vicioso completo.

Una de estas zonas, la más afectada según el Informe Final de la Comisión de la


Verdad y Reconciliación, es el departamento de Ayacucho, donde el conflicto ar-
mado interno dejó pérdidas que van más allá de lo material. Se perdió la confianza
que es el fundamento de lo que llamamos hoy capital social. Del mismo modo
si en aquella zona estuvo en construcción algo parecido a la promesa de la vida
peruana, como escribiera Basadre en la década del 40 del siglo pasado, también
terminó de perderse. De otro modo no se habría mencionado con desazón y dolor
que existen pueblos ajenos dentro del Perú.

Esa frase condensa el poco interés del Estado peruano para construir una comu-
nidad política inclusiva. En efecto, esta situación de desarraigo, si bien expresa
el fracaso mencionado, también revela la necesidad de sentido de pertenencia,
puesto que pertenecer a una comunidad es una necesidad humana, es un derecho
humano (Jelin, 2005). Derecho violado antes y durante el conflicto. Nos pregunta-
mos cuánto de esto realmente ha cambiado.

Una de las tareas más arduas en las sociedades post conflicto es la recuperación
de los lazos rotos. Volver a confiar en los demás y forjar la paz forma parte de la
transición, pero esta, como todo proceso de reconstrucción, debe tener un pe-
riodo determinado, no debiendo extenderse demasiado ni avanzado a marchas
forzadas. Pero, ¿cuál es el tiempo preciso para la recuperación de los lazos rotos?
¿Qué actores deben intervenir? ¿Con qué roles? Las respuestas se darán en cada
contexto, pero mientras existan grupos interesados en imponer el olvido y la indi-
ferencia serán procesos que más tarden. De ahí se reafirma una convicción insti-
tucional: educar en derechos humanos para formar en ciudadania. Ese es nuestro
piso común institucional y ese es el fundamento de todas nuestras propuestas.

La zona de intervención del proyecto fue Cangallo, provincia ayacuchana afectada


duramente por la violencia. No olvidemos que en el distrito de Chuschi se inició el
conflicto armado interno cuando en mayo de 1980 miembros de Sendero Lumino-
so quemaron ánforas y padrones electorales.
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La provincia de Cangallo, como muchas otras, requiere formación de liderazgos
que promuevan nuevas formas de relacionarse con los demás, respetando dere-
chos, promoviendo la democracia y reconociendo lo sucedido como una parte de
la historia que no se debe repetir. Una provincia con necesidad de trabajar sobre
su salud mental, reconstruir la confianza perdida y con necesidad de acompaña-
miento y espacios para la denuncia. Todo eso quisimos hacer con el proyecto men-
cionado y lo alcanzado solo ha sido posible gracias al compromiso de los líderes
y lideresas con quienes hemos tenido la oportunidad de compartir dos años de
implementación del proyecto.

El proyecto: componentes y propuesta temática


El IPEDEHP y la Parroquia San Pedro de Cangallo implementaron desde noviembre
del 2007 a febrero del 2010 el proyecto “Formación de Líderes Sociales para la
Promoción y Defensa de los Derechos Humanos en Cangallo, Ayacucho”, el mismo
que tuvo como propuesta que la población de la provincia de Cangallo y víctimas
de la violencia política, sean atendidas, conozcan sus derechos y estén en capaci-
dad de defenderlos y denunciar la violación a los mismos.

Uno de sus ejes centrales fue la capacitación de líderes de la provincia, hombres


y mujeres, para que conozcan sus derechos y para que difundan, entre la pobla-
ción de la provincia, lo aprendido. La manera de implementar ese proceso fue
mediante cursos-taller formativos. El taller es una experiencia privilegiada, única
e irrepetible. Puede haber dos talleres sobre el mismo tema, pero lo que acontece
es totalmente diferente, y esto es gracias a los participantes.

Es propio del IPEDEHP desarrollar actividades de capacitación en las que lo central


es el sujeto, quien desde su experiencia y conocimientos “hace” el taller. Nosotros,
siempre afirmamos, solo facilitamos. Ese quizás es el rasgo fundamental de estos
espacios que han logrado validarse con distintos públicos y en distintas zonas del
país. Esta metodología que ha bebido de las fuentes de la educación popular, nos
demuestra que no hay un único modo de aprender, que puede ser posible tener
relaciones horizontales y amicales entre quienes pensamos distinto y que, ade-
más, la experiencia del aprendizaje puede ser divertida y motivadora.

A partir de ello es que podemos trabajar los diversos temas. El inicio, como en
casi toda la propuesta formativa del IPEDEHP, se da con el taller “básico” como le
llamamos dentro del equipo. Ese es un taller de arranque y, a la vez, de enganche.
Mucho de la implementación futura se juega ahí y por lo tanto el cuidado, tanto en
su preparación como en su implementación, es fundamental. Ahí reflexionamos
sobre los fundamentos de los derechos humanos y la democracia y cómo se vin-
culan ambas con la vida cotidiana de los participantes.
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De ese modo iniciamos espacios de reflexión con las personas que fueron con-
vocadas por el equipo de la Parroquia San Pedro de Cangallo, que logró reunir
a líderes y lideresas con representatividad en la provincia. En efecto, los líderes
que participaron en el proceso de formación fueron los más representativos de
las comunidades, teniendo indistintamente a profesores, personal de salud y co-
muneros y hacerlos participar en un mismo espacio formativo se convirtió en una
riqueza por las múltiples experiencias que trae cada uno de ellos. Esa polifonía nos
enriquece, nos interpela, nos hace confrontar ideas respetuosamente y provoca
–insistimos- que un taller no sea igual a otro.

De la memoria a la participación y al manejo de conflictos


La formación de los líderes hubiese sido insuficiente si es que no nos hubiéra-
mos asomado al tema de la memoria histórica, con los riesgos que esto implicaba.
¿Cómo tratar el tema cuando hay heridas tan frescas? Buscamos acercarnos al
tema para rescatar su importancia y a la vez dar una mirada sanadora sobre lo
sucedido. Para ello decidimos juntar dos temas: memoria histórica y salud mental
comunitaria con nuestras aliadas de Wiñastin, asociación de psicólogas compro-
metidas en el trabajo de salud mental comunitaria. Ese taller puede tener diversas
lecturas. Si nos remitos a la comparación entre las pruebas de entrada y salida
veremos un incremento en los conocimientos de los participantes. De otro lado
si revisamos las notas de campo encontramos que se dio en un ambiente de re-
sistencia, no solo ante el tema, que de por sí evoca muchos recuerdos difíciles,
sino un constante “no entendemos” de parte de los participantes. Hoy compren-
demos que eso significaba, tal vez, no queremos entender. Quizás por la cercanía
del conflicto. Quizás por dolor latente. Es que a nadie le gusta que le hurguen las
heridas, diríamos, pero a la vez todos sabemos que éstas no sanan por más que las
cubramos y tratemos de olvidarnos de ellas. Nuestra apuesta es contra el olvido.
Más aún, es contra la indiferencia y por eso incluir en la formación estos temas
nos parecía fundamental.

En adelante definimos el perfil de los participantes como líderes y lideresas inte-


resados en discutir sobre problemas de carácter público, puesto que, nos dijeron,
todo ello influía en su vida y en las organizaciones a las que pertenecían. Fue en-
tonces que decidimos trabajar el tema de participación ciudadana; sin embargo,
reconocimos que para ello debíamos tener un marco más amplio.

Empezamos a hablar, consecuentemente, de democracia. Propusimos tres puntos:


liderazgo, participación y democracia. El reto fue implementar un taller, que abor-
dando los tres temas, no resultara “pesado”. Partimos desde la esencia que pro-
movemos: la democracia, para nosotros, empieza en la vida cotidiana, pero ese es
solo un lado de la moneda. En cuanto al tema de liderazgo hicimos experimentar
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a los líderes los distintos tipos de liderazgo. Los hicimos “sentir” en carne propia lo
que se vive cuando alguien es un líder autoritario, democrático o indiferente. Eso,
dijeron en la jornada de evaluación final, es algo que no olvidarán, confirmando
nuevamente que la metodología de formación es la pertinente, que lo que no pasa
por el corazón, no se aprende y por ello no en vano la primera pregunta luego de
cualquier actividad en un taller es cómo se han sentido.

Al igual que con los anteriores temas, buscamos que el final de la formación res-
ponda a las necesidades de los participantes, que cierre el proceso formativo y a
la vez comprometa a los líderes para difundir lo aprendido. Por ello, analizando
el contexto caímos en la cuenta que uno de los rasgos permanentes de las comu-
nidades de donde provienen los líderes es el conflicto. Disputas históricas entre
comunidades campesinas, que se agudizaron durante el conflicto armado interno
y que permanecen hasta hoy, fueron los conflictos que con más frecuencia en-
contramos. Del mismo modo, recibíamos en los talleres las afirmaciones de que
“Cangallo ya está repartido”, en el sentido que gran parte del territorio existen
denuncios mineros y que tarde o temprano “se vendrían” los conflictos ambienta-
les. Ante ello, en el equipo decidimos implementar un taller sobre manejo y trans-
formación de conflictos sociales, apostando por la idea de que el conflicto es una
oportunidad para crecer, que los conflictos forman parte de la vida y que tenemos
que aprender a transformarlos.

En suma, si apostamos por la formación, asumimos entonces que en la zona de


intervención existían liderazgos innatos, hombres y mujeres con el compromiso
de hacer de su provincia un mejor lugar para vivir. Ese diagnóstico fue acertado.
Asumimos también que se podían formar un grupo de líderes que se comprometa
a la promoción de la paz y al rechazo de todo tipo de violencia. Nos atrevemos a
pensar que también acertamos. Sin embargo, nos quedamos con la sensación de
que estamos solo en el principio. Hemos sembrado, nos han dicho los líderes, pero
qué más sigue, nos han preguntado.

Formando en salud mental


No existe una política clara en el país sobre salud mental. Esto se agrava en las
zonas donde el conflicto armado interno golpeó con más fuerza a la población.
Por ello, uno de los componentes fue formar agentes de salud mental comunitaria
seleccionando entre los participantes en el programa de derechos humanos a 40
participantes. Por las características de la zona se optó por un enfoque comunita-
rio como manera particular de abordar la salud mental. Parar ello se convocó a la
asociación Wiñastin que lleva varios años trabajando sobre el tema.

La formación estuvo orientada a brindar herramientas para formar agentes que


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sean capaces de intervenir en su comunidad y colaborar con la búsqueda de equi-
librio emocional de los pobladores de las comunidades. Sin embargo, fue necesa-
rio un paso previo: la “sanación” de los participantes, por decirlo de una manera,
sin que ello nos remita a la idea de enfermedad. En efecto, cómo pedir a poblado-
res que sean agentes de salud mental, preparados para la intervención social, si
muchos de ellos buscaban primero sanar sus heridas. La labor de las psicólogas de
Wiñastin estuvo orientada, entonces, a formar y a la vez acompañar para sanar.
Quizás ese es el logro más importante de ese componente.

La sistematización
En un medio donde son escasas las investigaciones y los aprendizajes pocas veces
son recabados oportunamente, nos propusimos contar con un documento que
nos de pistas para futuras intervenciones, no solo nuestras, sino de otros actores
sociales, tanto de la sociedad civil como del Estado. Para contar con esas pistas
decidimos sistematizar la formación de los agentes de salud mental a cargo de
Wiñastin.

Con este trabajo buscamos, por un lado, incidir en autoridades para la implemen-
tación de políticas públicas a favor del reconocimiento de la salud mental como
un derecho. De otro, buscamos que distintos tipos de organizaciones que trabajan
en comunidades campesinas tomen en cuenta los procesos comunitarios y, funda-
mentalmente, los recursos con que cuentan tanto a nivel personal como colectivo
para que reconozcan en ello una oportunidad de realizar mejores intervenciones.

En el transcurso de la intervención vimos que era necesario responder a las pre-


guntas que nos surgían durante el proceso de formación de los agentes de salud
mental, por ello se pidió al equipo de Wiñastin realizar un trabajo que sistematice
su intervención de formación. El reto planteado fue recoger los aprendizajes de
esta experiencia y hacer una lectura interpretativa de lo que iba sucediendo en los
talleres a medida que la formación avanzaba.

Un punto que se destaca es cómo, en este tipo de procesos, las expectativas de


los participantes tienen que aclararse desde el inicio. Muchos de ellos pensaron,
que las psicólogas traían “técnicas” de salud mental, o “recetas” para la interven-
ción. Sin embargo, con el transcurrir de los espacios formativos y dejadas atrás las
resistencias iniciales, como veremos en el documento, se logró implementar un
proceso participativo, rescatando la idea que la salud mental tiene que ver más
con procesos personales y comunitarios que con ideas ancladas en temas como
enfermedad, locura o desequilibrio.

***

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Cuando Salomón Lerner entregó el Informe Final de la Comisión de la Verdad y
Reconciliación en manos del Presidente Alejandro Toledo sostuvo que el traba-
jo de la reconciliación será posible con el involucramiento de muchos sectores.
A esa labor nos sumamos desde nuestro trabajo cotidiano, con la convicción de
que educar en derechos humanos es una tarea inagotable. Es un compromiso de
vida que nos exige tanta coherencia como un dejarse afectar. No podríamos dar
cuenta de lo que hacemos si es que no forma parte de nuestras vidas y de lo que
creemos.

Trabajar como educadores en derechos humanos es apostar por la promoción de


liderazgos, fortalecer la democracia, promover la –buena– memoria para que he-
chos dolorosos no se repitan, promover una participación ciudadana efectiva, tra-
bajar por la salud mental y proponer una manera distinta de manejar los conflic-
tos, estando atentos a los cambios sociales para responder a ellos certeramente.

No podemos dejar de mencionar que el trabajo con las psicólogas de la asociación


Wiñastin ha sido motivador y de enriquecimiento mutuo, por lo que esperamos
que este documento sirva para reflexionar, discutir e implementar políticas públi-
cas que promuevan la salud mental en nuestro país.

IPEDEHP
Lima, marzo 2010

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1 PUNTOS DE PARTIDA

WIÑASTIN, que significa creciendo, es una asociación que surge en el marco del
proceso de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) 2001-2003, con la
idea de contribuir a desarrollar una propuesta de salud mental para la región de
Ayacucho, propuesta impulsada inicialmente por la Conferencia de Religiosos Su-
periores-CONFER1.

Desde nuestra perspectiva, entendemos a la salud mental como parte integral de


la salud y como un derecho vinculado con las posibilidades de desarrollo de las
personas, familias, comunidades y del país en su conjunto. Al hablar de salud, des-
de este enfoque, reconocemos la interacción permanente entre la dimensión in-
dividual y social que se desarrolla en el contexto de un proceso histórico marcado
por relaciones económicas y culturales específicas. La salud mental entonces no es
un concepto exclusivamente psicológico, sino que se encuentra muy relacionada
con las condiciones de vida. Es un concepto psicosocial.

Consideramos que los problemas de fondo del país se enmarcan en una historia
de marginación y exclusión como factores que van creando el escenario de pobre-
za actual en el que se despliega la violencia en los últimos años. Comprendemos
también que las “formas de sufrimiento instaladas” son expresiones de esta larga
historia de postergación y requieren ser elaboradas a través de un análisis crítico
que permita delinear alternativas y propuestas nuevas. Desde esta mirada, en-
tonces, reconocemos a las personas como protagonistas y sujetos activos de sus
cambios.

Partimos de las necesidades y demandas de las personas y de la importancia hu-


manitaria, política y ética de atenderlas de la manera más integral posible. Nuestra

1 La CONFER responde a la lectura y análisis del Informe Final de la Comisión de la Verdad y


Reconciliación con el compromiso de impulsar y financiar por un año una propuesta de salud
mental en la zona. El equipo impulsor de Wiñastin tuvo a su cargo el desarrollo y ejecución
de la propuesta de la Unidad de Salud Mental de la CVR (Coordinación General y Coordina-
ción Sede Lima), incluyendo la participación en el Núcleo del Informe Final y la responsabili-
dad en la elaboración del Capítulo de Secuelas Psicosociales del Informe Final de la CVR.
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WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
atención está puesta no sólo en los hechos de violencia, las vivencias asociadas a
ellos y su impacto en las personas, sino, sobre todo, en la capacidad de respuesta
de la población afectada, tanto a nivel personal como comunitario.

Tomamos como eje de nuestra atención el vínculo interpersonal como el espacio


privilegiado para el desarrollo de capacidades y potencialidades de las personas,
poniendo el acento de nuestra reflexión-acción en ese espacio intermedio donde
se articula lo externo, entendido como las relaciones concretas, y el mundo inter-
no en el que se plasman los modelos de relaciones interiorizados a lo largo de la
vida.

Conscientes de que este proceso de interiorización y reproducción es inconscien-


te, subrayamos en nuestra propuesta la necesidad de brindar no sólo conceptos y
herramientas para el trabajo, sino de incluir esta dimensión subjetiva trayéndola
al plano consciente en el encuentro, esto es, en el contexto concreto de las rela-
ciones interpersonales.

Consideramos que un aporte relevante de nuestro enfoque, centrado en la im-


portancia de los vínculos, dialoga con la noción de salud mental comunitaria que
se encuentra hoy en proceso de desarrollo y es materia de diversos esfuerzos de
instituciones y colectivos que la nutren con vistas a delinear una propuesta cada
vez más articulada a las necesidades de la población.

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WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
2 LA PROPUESTA

2.1 Objetivos
El objetivo general de WIÑASTIN se orienta a contribuir a mejorar las capacidades
de respuesta de la población ayacuchana a su problemática cotidiana, haciendo
uso de sus recursos y potencialidades de desarrollo personal y comunitario desde
tres líneas de trabajo: formación, dirigida al fortalecimiento de las capacidades
locales a través de programas de formación integral de “agentes de salud men-
tal”; una segunda, orientada a la recuperación psicosocial, atención individual, de
pareja, familiar, e intervenciones con diferentes grupos de la población con un en-
foque comunitario; y una tercera, dirigida al fortalecimiento de redes y colectivos
para consolidar el impacto de la acción interinstitucional en el tema de la salud
mental.

En este proceso nos vinculamos con el Instituto Peruano de Educación en Dere-


chos Humanos y la Paz (IPEDEHP), quienes venían desarrollando con la Parroquia
San Pedro de Cangallo el proyecto: “Formación de líderes sociales para la promo-
ción y defensa de los derechos humanos en Cangallo, Ayacucho”, con la misión
de contribuir con la práctica de los derechos humanos y el ejercicio ciudadano
de la población de la provincia. La idea propuesta fue incorporar a este proyecto
un espacio para formar a líderes de la comunidad como agentes de salud mental
comunitaria y contribuir al fortalecimiento de la Defensoría del Niño, la Niña y el
Adolescente de la Parroquia San Pedro de Cangallo, a través de la incorporación de
este enfoque de salud mental en su trabajo cotidiano.

Encontramos puntos en común entre la propuesta del IPEDEHP y la nuestra, dado


nuestro interés compartido en el tema de educación y derechos humanos. El pro-
ceso de trabajo conjunto ha sido desde un inicio un encuentro fructífero de diá-
logo mutuamente enriquecedor, lo cual ha servido de incentivo para un abordaje
interdisciplinario de futuras experiencias formativas.

Uno de los objetivos específicos de nuestra participación en este proyecto fue


formar líderes sociales como agentes de salud mental comunitaria, de manera que
estén en capacidad de acompañar a personas y grupos de sus comunidades afec-
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WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
tados por el conflicto armado interno. En el presente documento damos cuenta
del trabajo desarrollado en el marco de este objetivo, más no abordamos el traba-
jo realizado con el equipo de la defensoría parroquial.

2.2 La metodología
Uno de los aspectos más importantes de nuestra propuesta es la metodología. La
manera cómo se realiza el trabajo recoge lo sustancial de nuestra perspectiva y se
convierte en una verificación de la misma. De ese modo, la metodología, el cómo
de nuestro quehacer, no es solamente medio o herramienta para lograr nuestros
propósitos, sino, fundamentalmente, una realización de los mismos. Dicho de otra
manera, se trata de un método que en sí mismo da cuenta de lo que nos propone-
mos. No compartimos la vieja idea de que el fin justifica los medios; lejos de ello,
creemos que el método expresa el fin y la perspectiva.

A lo largo de estos años se ha ido consolidando, en diálogo con quienes partici-


paron de los programas de formación de agentes de salud mental desarrollados
en Ayacucho, una metodología que se sustenta en un enfoque cualitativo y que
incluye de manera integral tres niveles interconectados que a la vez recogen tres
acciones del proceso de aprender: uno es el nivel teórico conceptual que nos re-
mite al acto de “pensar”; el segundo es el nivel de la experiencia, la práctica, que
se asocia al “hacer”; y el tercero es el nivel del registro afectivo que acompaña
todo proceso de aprendizaje y se relaciona con el “sentir”.

A lo largo de todo el proceso de formación de los agentes de salud mental traba-


jamos estos tres aspectos diferenciados e interlazados al mismo tiempo. La expe-
riencia y el trabajo cotidiano de los participantes, así como sus historias de vida
individual y colectiva, se constituyen no sólo en objeto de escucha y acogida sino
también en una realidad que dialoga con los conceptos y nociones que propone-
mos, en un productivo proceso de elaboración teórica y de definiciones básicas.
La dimensión afectiva, los sentimientos asociados a sus experiencias de vida, son
explícitamente incorporados al proceso de aprendizaje. Además de un singular
espacio que llamamos de “sostenimiento emocional”, los participantes tienen la
experiencia de incluir en todo momento lo que están registrando emocionalmen-
te con cada tema abordado y en cada dinámica propuesta.

La modalidad de trabajo se centra en un modelo participativo que propone que la


producción de nuevos conocimientos y nuevas prácticas, junto con la posibilidad
de elaborar los sentimientos asociados a los temas y las experiencias que se van
revisando, se da en el mismo espacio de trabajo, en el encuentro entre los partici-
pantes y el equipo a cargo.

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WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
A la vez que la participación, se promueve la reflexión y análisis desde la propia ex-
periencia: observando y comprendiendo sus actitudes, la manera como se relacio-
nan con su entorno y su trabajo en la comunidad, van generando un espacio inter-
no para una reflexión abierta y critica que les permite ampliar sus conocimientos
acerca de si mismos, las relaciones con los otros y al interior de la comunidad.

El diálogo es, sin duda, nuestra herramienta principal y se constituye en el modelo


que ofrecemos a los participantes. Sobre el diálogo hablamos a lo largo de todo
el proceso, lo presentamos de diversas maneras, lo explicamos, damos ejemplos,
pero fundamentalmente lo introducimos de manera vivencial en el “aquí y ahora”
del encuentro, en cada uno de los espacios de trabajo a lo largo de toda la forma-
ción.

Otro aspecto importante en nuestra metodología se refiere a la manera como


entendemos la lógica y la dinámica de grupos. Consideramos al grupo de partici-
pantes como una unidad, entendida no como la suma de personas, sino como un
conjunto que interactúa dinámicamente, con intereses comunes, discrepancias y
diversas experiencias que son una suerte de reflejo de la vida en la comunidad.
Así, cada participante expresa, como portavoz, algo del sentir del grupo y a la vez
de su comunidad y nos ofrece una mirada de conjunto acerca de la realidad que
vive hoy.

Buscamos transmitir a través de nuestra metodología la idea de proceso en todas


las actividades programadas, proponiendo en cada nuevo taller establecer la co-
nexión con los talleres previos, reconstruyendo, ampliando y profundizando así
tanto las nociones y las vivencias, como los elementos nuevos que se van incor-
porando.

Organizamos la formación combinando el trabajo en grupos pequeños que faci-


litan la participación y reflexión a la vez que promueven la expresión de dudas,
comentarios y preguntas, con el trabajo en grupos grandes o plenarios, donde
se comparte e integra lo recogido incorporando algunos elementos nuevos que
permiten ampliar la mirada.

Con expresiones lúdicas, juegos motivadores, dibujos, dramatizaciones, socio-


dramas, se busca comprometer la experiencia vivencial de cada participante en
el proceso de formación. Estas actividades se introducen para activar y motivar la
atención y así facilitar el diálogo y la reflexión personal y grupal.

Si bien el sostenimiento emocional está presente a lo largo de la formación, le


damos un espacio especial durante cada taller con el objeto de propiciar la elabo-
ración de los contenidos más afectivos y personales involucrados en el proceso.
La idea es crear un clima de confianza y apertura para compartir y elaborar sus
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vivencias. Se trabaja en grupos pequeños, cada uno acompañado por una psicó-
loga del equipo WIÑASTIN. En este proceso, introducimos en algunas ocasiones
ciertos elementos que aseguren la participación de cada una de las personas. La
posibilidad de escuchar al otro sin juzgar, buscando comprender, va enriqueciendo
la elaboración y el soporte en cada grupo.

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3 LOS TALLERES EN CANGALLO

3.1 Los participantes


Para el taller introductorio se realizó una convocatoria general a líderes sociales
de cuatro distritos de la provincia de Cangallo, que tuvieran una relación directa
de servicio con grupos y organizaciones de sus comunidades. La convocatoria se
realizó a través de los defensores parroquiales.

De este grupo amplio inicial se realizó una selección en base a los siguientes crite-
rios: motivación para el trabajo en salud mental, un nivel activo de participación
en sus comunidades y actitudes observadas de interés en relacionarse con los
demás.

A continuación presentamos alguna información significativa que permite conocer


mejor a este grupo y la población con la que trabaja.

Cuadro No 1
Número de participantes según su rol en la comunidad
Personal Líderes Líderes Autoridades
Talleres Docentes Otros2 TOTAL
de Salud Parroquiales Comunitarios Públicas
Taller intr. 32 9 8 14 2 10 75
Taller 1 20 8 7 9 2 1 47
Taller 2 19 3 6 5 1 0 34
Taller 3 14 8 9 8 2 2 43
Taller 4 10 2 11 6 1 0 30
Taller 5 10 1 7 4 1 0 23
Taller 6 13 6 7 8 1 3 38

Como se puede apreciar, en el proceso de formación hay una presencia mayorita-


ria de docentes que se mantiene a lo largo de los seis talleres. Constatamos que
este grupo de docentes se muestra más sensible y motivado al tema de la salud
mental por su contacto directo y cotidiano con los problemas que traen alumnos,
padres de familia y sus mismos colegas. Hay que tomar en cuenta que algunos de
estos docentes, además de su liderazgo en este ámbito, ocupan también funcio-

2 En el rubro Otros estamos considerando a quienes se identifican a si mismos como “participantes”,


“estudiantes”, un “administrador”, además de las respuestas en blanco.
20
WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
nes como líderes comunales.

La presencia del personal de salud es más irregular y en gran medida guarda rela-
ción con la obligatoriedad de sus actividades y la escasez de recursos humanos en
las comunidades, lo que no permite que dejen sus espacios de trabajo.

Los líderes comunitarios han mantenido una asistencia regular a lo largo del pro-
ceso, la que, en casi todos los talleres, ha ido proporcionalmente en aumento res-
pecto a los demás grupos. Esto nos habla de un interés constante por los temas de
salud mental, tema particularmente novedoso para ellos.

Como se puede observar, la presencia de autoridades resultó muy restringida y


podría ser resultado de una insuficiente convocatoria, de sobrecarga de trabajo o
un escaso interés en el tema.

Cuadro No 2
Número de participantes por taller, según sexo

Talleres realizados Hombres Mujeres TOTAL


Taller Introductorio3 36 39 75
Taller 1 16 31 47
Taller 2 11 23 34
Taller 3 18 25 43
Taller 4 11 19 30
Taller 5 8 15 23
Taller 6 17 21 38

En general, podemos decir que la asistencia de los participantes no decrece. Se


mantiene el interés y en los casos en que se reduce se explica por cruce de activi-
dades o problemas de convocatoria.

Con relación al sexo de los participantes, llama la atención que las mujeres casi
duplican su asistencia con relación a los hombres. Tratándose de un programa
dirigido a líderes sociales, esta presencia mayoritaria de mujeres podría estar ex-
presando un liderazgo creciente. También podría estar indicando que la función
de cuidado, en este caso de la salud mental, convoca más a las mujeres.

3 El taller introductorio fue realizado con el IPEDEHP, convocando a un conjunto amplio de líderes sociales
del cual iba a ser seleccionado un grupo más reducido de 40 para los talleres de formación de salud
mental. Por ello, se aprecia que a partir del taller 1 el número de participantes es menor.
21
WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
Cuadro No 3
Número de participantes según lugar de trabajo

María
Talleres Los
Cangallo Chuschi Parado de Total
realizados Morochucos
Bellido
Taller intr. 30 11 20 14 75
Taller 1 22 7 10 8 47
Taller 2 13 5 12 4 34
Taller 3 15 9 14 5 43
Taller 4 13 5 8 4 30
Taller 5 8 4 8 3 23
Taller 6 13 8 14 4 39
Promedio Total 16 7 12 6

En este cuadro vemos que la mayoría de participantes provienen del distrito de


Cangallo y en segundo lugar del distrito de Los Morochucos. Sin embargo, se ob-
serva que hacia el final de los talleres la cantidad de participantes de ambos dis-
tritos se equipara. La disminución de la participación de Cangallo podría deberse
a diversos factores, como problemas con el traslado o dificultad para lograr los
permisos en caso de los docentes.

Cuadro No. 4
Población atendida según ámbito de trabajo de los participantes

Personas
Área de trabajo de
Población atendida atendidas
los participantes
mensualmente
Alumnos, padres de familia,
Docentes 1965
maestros
Personal de salud Población en general 5430
Líderes Población en general
665
comunitarios Organizaciones sociales de base.
Defensores
Población en general 710
parroquiales
Población en general
Autoridades 100
Organizaciones sociales de base.

22
WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
Los participantes del sector salud son los que llegan a mayor cantidad de perso-
nas, porque atienden cada día a diferentes usuarios con un alto nivel de movilidad
en su relación con ellos. En el caso de los docentes, también atienden a un gran
sector de la población pero de naturaleza más permanente, por tratarse de alum-
nos matriculados y padres de familia con los que establecen un vínculo estable en
un período de tiempo determinado.

Llama la atención el número significativo de atenciones mensuales del conjunto


de participantes, lo que expresaría el gran potencial que tiene el trabajo de salud
mental con líderes sociales.

Hay que señalar que el número reducido de pobladores atendidos por autorida-
des tiene que ver con la poca presencia de estos actores en el proceso.

3.2 Los talleres


Se realizó un taller introductorio sobre memoria histórica y salud mental y seis
talleres exclusivamente dirigidos a la formación de agentes de salud mental con
enfoque comunitario.

El taller introductorio, el único trabajado en conjunto con el equipo del IPEDEHP,


nos permitió tener una mirada del grupo amplio y recoger sus expectativas, inte-
reses, campo de reflexión y de práctica respecto a la salud mental.

Los talleres para la formación de agentes de salud mental se organizaron en torno


a los siguientes ejes temáticos; nociones de salud mental, reconocimiento de pro-
blemas personales y comunitarios, herramientas para un trabajo en salud mental
con enfoque comunitario, los problemas más frecuentes en salud mental, y por
último, salud mental y desarrollo de la comunidad.

Con relación a estos ejes temáticos se elaboraron siete cartillas destinadas a ser
utilizadas por los participantes como material de reflexión en el proceso de for-
mación, y al mismo tiempo como material de trabajo en sus acciones con la co-
munidad.

Estas cartillas, que fueron validadas con los participantes, son las siguientes:

- Memoria histórica y salud mental comunitaria.

- Reconociendo problemas de salud mental a nivel personal y comunitario.

23
WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
- El trabajo del agente de salud mental: Temas y herramientas.

- Herramientas para trabajar en salud mental comunitaria.

- Los efectos psicosociales del Sasachakuy Watakunapi.

- Los problemas más frecuentes de salud mental en la comunidad: Cómo inter-


viene el agente de salud mental.

- Cómo cuida la comunidad su salud mental.

El diseño que a continuación presentamos responde a los lineamientos esbozados


anteriormente en nuestra propuesta metodológica.

Talleres Objetivos específicos


Taller Introductorio  Construyen nociones básicas sobre la noción de salud
Memoria Histórica mental.
y Salud Mental  Establecen la relación entre memoria y salud mental.
Comunitaria
22 a 25 de septiembre
2008
Taller 1  Conocen el desarrollo histórico de la noción de salud
Reconociendo los mental.
Problemas de Salud  Retoman las nociones sobre salud mental compartidas en
Mental de la Comunidad el Taller “Memoria Histórica y Salud Mental Comunitaria”,
21 y 22 de octubre del en diálogo con las nociones que se manejan en las
2008 comunidades. Dimensión Intercultural.
 Identifican cómo se genera o produce salud mental en sus
comunidades.

Taller 2  Identifican, reconocen y valoran sus propias herramientas


Cómo trabaja un Agente en el trabajo con la población: recursos, capacidades y
de Salud Mental: habilidades.
Herramientas. Primera  Amplían y enriquecen sus propias herramientas.
parte  Incorporan nuevas herramientas para el trabajo en salud
20 y 21 de noviembre mental.
del 2008  Incorporan nociones básicas de los procesos que se
desarrollan en el trabajo de acompañamiento a personas,
grupos y comunidades.
Taller 3  Refuerzan enfoque de salud mental comunitaria.
Cómo trabaja un Agente  Amplían y enriquecen las propias herramientas ya
de Salud Mental: trabajadas
Herramientas. Segunda  Incorporan nuevas herramientas para el trabajo en salud
parte mental comunitaria.
27 y 28 de abril del 2009  Incorporan una propuesta de proceso para un trabajo
en salud mental comunitaria desde la identificación de
los problemas y necesidades de la comunidad hasta la
evaluación del trabajo realizado.

24
WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
Talleres Objetivos específicos
Taller 4  Reflexionan y retoman las nociones de salud mental
Los problemas más trabajadas en los primeros módulos: cómo se desarrolla,
frecuentes de salud construye, genera, la salud mental, el bienestar, el Allin
mental en la comunidad. Kausakuy; qué condiciones obstaculizan su desarrollo.
Primera parte: efectos  Identifican de qué manera los hechos vividos durante el
del sasachakuy tiempo Sasachakuy Watakunapi afectan a las personas, familias y
15 y 16 de junio del comunidades.
2009 o Trabajan la relación entre hecho y vivencia.
o Revisan la noción de trauma y otros conceptos
para entender estos procesos.
 Reflexionan sobre el impacto que los hechos vividos durante
el Sasachakuy tiempo, desde su propia experiencia.
 Identifican los recursos desplegados por la población para
enfrentar el impacto que los hechos vividos durante el
Sasachakuy Watakunapi.
Taller 5  Incorporan nociones sobre maltrato y abuso sexual,
Los problemas más depresión, alcoholismo y trastornos mentales.
frecuentes de salud  Reflexionan críticamente sobre estos problemas.
mental en la comunidad.  Identifican signos y señales de los problemas de salud
Segunda parte: los mental trabajados.
problemas más severos.  Incorporan elementos prácticos para intervenir en los
13 y 14 de julio del 2009 problemas trabajados.
Taller 6  Refuerzan el perfil del agente de salud mental comunitario.
Cómo la comunidad La importancia del cuidado del agente de salud mental.
cuida su salud mental  Diferencian la promoción de la prevención.
15 y 16 de octubre del  Afirman las nociones y herramientas aprendidas a lo largo
2009 del proceso de formación.
 Incorporan nuevas herramientas para el trabajo en salud
mental comunitaria.
 Plantean una iniciativa puntual con todo lo aprendido.

3.3 El proceso grupal


Consideramos que en todo proceso de formación se mueven sentimientos, acti-
tudes y formas de relacionarse que suelen ser dejados de lado por considerarlos
irrelevantes o directamente son tomados como obstáculos. Desde nuestra pers-
pectiva integral, creemos importante incluir estos procesos dinámicos, muchas
veces no visibles, pues son aspectos indesligables del proceso de aprendizaje.

En los primeros talleres no se evidencia con claridad quiénes son los líderes en
el grupo. La participación es más o menos homogénea, un tanto tímida y cauta,
pero conforme avanza el proceso se va vislumbrando que algunas personas van
asumiendo un rol más activo y participativo. Se percibe una tendencia a que sean
las mismas quienes salgan a exponer o a asumir otras tareas.

25
WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
El hecho de que algunas personas asuman este incipiente rol de liderazgo se sos-
tiene no sólo en sus características personales, sino en el mecanismo por el cual
el resto del grupo delega en ellos ciertas funciones que se resisten a asumir por
temores iniciales y desconfianza, típicos de las primeras fases de todo proceso
grupal.

El grupo va ensayando diversos estilos de relación e intentos de organizar un li-


derazgo. Hay los que recogen la opinión y sentir del grupo, los que dan consejos
tratando de aleccionar al grupo, los que sin consulta previa intentan imponer sus
puntos de vista como si fuese un resultado grupal. Estos distintos estilos provocan
diferentes reacciones: simpatía, rechazo, silencio.

En la fase inicial del proceso, los portavoces de la resistencia a la propuesta nueva


de salud mental comunitaria expresaban lo siguiente “no se entiende lo que es la
salud mental”, “por qué no hay más juego”, “por qué no nos dicen qué tenemos
que hacer en lugar de preguntarnos tanto”, “!si acá hay tantas especialistas psicó-
logas por qué en lugar de los talleres no nos atienden”.

De este modo se configura una dinámica en la que expresan una mirada de la


salud mental en la que, de un lado, está el equipo de psicólogas vistas como las
expertas, valoradas y portadoras de un saber que ellos no tienen, y del otro lado,
están ellos, los participantes, que como líderes se perciben a si mismos como des-
provistos, no valorando sus propios saberes.

A su vez, esos líderes son los expertos que tienden a desvalorizar a los pobladores,
a los no líderes, porque “son los líderes los que saben”. Es decir, se reproduce en
los talleres esa dinámica que se desarrolla en sus propios espacios organizaciona-
les, permitiendo visibilizarla y discutirla.

Esta actitud inicial de resistencia a lo nuevo y de reproducción de modelos de po-


der a través del conocimiento fue atenuándose conforme se iban profundizando
los temas, conectándose con sus vivencias mediante un trabajo más intenso desde
el punto de vista afectivo, centrado en la elaboración de sus propias experiencias.

Ya en la fase media del proceso encontramos portavoces que expresan la elabora-


ción de la desconfianza. Uno de los docentes señala: “En este taller estoy apren-
diendo de Juan (líder comunal,) que viene de las alturas, cosas que no sabía”. De
este modo la heterogeneidad en los miembros, vista como un freno u obstáculo
para la formación, pasa a ser vista como una riqueza.

En esta etapa del proceso, el grupo también empieza a incorporar las herramien-
26
WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
tas de la salud mental comunitaria como algo que pueden integrar a sus prácticas
y nociones culturales y no como algo ajeno: “ah, ya entendí que mi persona es la
principal herramienta para trabajar en la salud mental comunitaria”.

Las miradas antes excluyentes de la fase inicial, referidas al que sabe y al que no
sabe, son elaboradas y pueden ser vistas no como antagónicas sino posibles de
entrar en diálogo. El grupo puede cuestionar sus propias prácticas de cuidado de
salud mental a la vez que valorarlas.

Hacia la fase final del proceso emergen contenidos relacionados con la posibilidad
de sintetizar la experiencia y verla plasmada en un proyecto en su localidad. Así,
surgen iniciativas: “como dirigente de mi organización voy a convocar a las otras
autoridades para que todos trabajemos por la salud mental” (docente y líder co-
munitario).

En síntesis, en relación con el proceso grupal, podemos señalar que conforme fue
avanzando el proceso primó la cooperación sobre la competencia, el grupo pudo
centrarse más sobre la tarea propuesta, pudo reflexionar sobre los contenidos e
incorporarlos en distintos grados, se sintió parte de un colectivo; la comunicación
fue más horizontal con roles flexibles y un clima grupal en el que predominó una
atmósfera de respeto y confianza.

27
WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
ANALISIS Y PROFUNDIZACION
4 DE LA EXPERIENCIA:
TEMAS PRINCIPALES

4.1 Allin Kausakuy y Salud Mental


Para explorar y reflexionar acerca de la noción de salud mental utilizamos la ima-
gen del río como metáfora. Siendo esta imagen muy familiar para el grupo por
su unión con la naturaleza, observamos la facilidad con que la conectan con sus
vivencias y saberes, fluyendo así las primeras nociones de salud mental ligadas a
una mirada dinámica de la misma. Las ideas de proceso, cambio, obstáculos, apa-
recen representadas y simbolizadas a través de los diferentes elementos del río
que elaboran colectivamente. Las “piedras” dan cuenta de los obstáculos que se
presentan, el “agua” surge como expresión de vida, en donde aparecen “huaycos”
asociados al desborde y la violencia vivida.

Un primer paisaje que van recreando los participantes resalta, de un lado, los pro-
blemas asociados a la salud mental; es decir, hay una mirada inicial centrada en las
dificultades y preocupaciones que tienen como líderes frente a sus comunidades:
“problemas, pérdidas, dolor, violencia, caídas, estancamientos”. De otro lado, da
cuenta de lo vital, hablando de “alegría, esperanza, amor, paz, cantos, recursos,
superación”. Es interesante la observación de uno de los participantes que integra
estas dos miradas: “La vida se encuentra con diferentes problemas y recursos y da
fruto”.

Esta imagen, nos devuelve el modo como las relaciones interpersonales y los vín-
culos aparecen ligados a la producción de salud mental, señalando la importancia
de: “la protección de la familia”, “personas que nos ayudan”, “sentir que no esta-
mos solos”, “hay alguien que nos da la mano”, “contar con un puente que facilite
la unión entre dos grupos de la sociedad, así podemos conjugar esfuerzos”. En esta
aproximación está incorporada la idea de que las personas se construyen como
personas en medio de otros, en contacto con otros, en la trama de lazos comuni-
tarios.

28
WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
Otra idea importante que se resalta es “tomar los problemas como una experien-
cia”, ubicando así a los problemas como una oportunidad para crecer: “de niños
hemos tenido muchos problemas y nos ayudaron a avanzar”, “es momento de
reflexión, olvidar los problemas sería no avanzar”.

Junto a este paisaje aparece otro menos colorido que da cuenta de una sensación
de fatalismo y desesperanza: “El terrorismo siempre va a estar allí y va a ser un
obstáculo para nuestras vidas”, “El obstáculo, obstruye el paso, no da un bene-
ficio”, “allá están las aves negras, el yanahuico...….eso es cuando hay corrupción,
desorden, mayor libertinaje”. Los contenidos negativos, los problemas, aquello
que sin duda afecta su salud mental, ocupa todo el espacio y no deja lugar para
otros elementos más vitales y organizadores. Esta mirada, expresada por otra par-
te del grupo, se ubica en la otra orilla respecto a considerar los problemas como
oportunidad. En este caso se trataría de un freno para el crecimiento.

El grupo reconoce que la acumulación de problemas sin elaborar puede poten-


ciar los efectos negativos: el remolino es usado para dar cuenta de cómo, ante la
presencia de muchos problemas, “pueden llegar al suicidio”; con la imagen del
rayo expresan “cuando tenemos problemas y no los sacamos para afuera en un
momento van a explotar”.

Ambos paisajes reflejan la coexistencia de estas dos visiones contradictorias que


actúan con fuerza en las personas y la comunidad. Hay un pequeño espacio de
apertura para la elaboración, para trabajar los problemas, aprender de ellos y salir
fortalecidos, asociado al crecimiento; pero hay también un sentimiento muy gran-
de de desesperanza, quizá acrecentado por la falta de atención a los problemas,
derivados, en un sentido integral, del tiempo de la violencia llamado por ellos
Sasachakuy Watakunapi.

También surge una noción de la salud mental que tiene como referente impor-
tante a la enfermedad mental: “(salud mental es) estar psicológicamente sanos,
sin enfermedad mental”, “No se aprecia todo lo que es la salud mental. Los po-
bladores lo relacionan con la locura; pregunté sobre qué era la salud mental para
la comunidad y más lo entendían como dolor de cabeza”. Estas ideas iniciales van
progresivamente complejizándose y enriqueciéndose cuando la salud mental va
mirándose más allá de la enfermedad y sin una frontera excluyente entre salud y
enfermedad.

Hay una idea de la salud mental como campo de los especialistas que brindan
atención a las personas con problemas. Se expresa como necesidad de ayuda:
“aquí hay tantos psicólogos…porqué no hacen algo”, mostrando por un lado una
29
WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
demanda insatisfecha depositada en los especialistas, y por otro, la dificultad aso-
ciada a fuertes sentimientos de impotencia y carencia de recursos para verse ellos
mismos como sujetos de su propio cuidado.

Al mismo tiempo, buscan salidas y soluciones preguntándose cómo hacer para fa-
cilitar que las heridas se sanen. Reconocen la importancia de la fuerza de voluntad
y la riqueza y potencialidad del trabajo que pueden hacer en conjunto.

Observamos en el grupo la coexistencia de dos discursos: uno más “moderno” y


otro más “tradicional”, que dialogan entre sí. Por un lado, dan cuenta y valoran
los recursos que en términos de salud provee el Estado: “los puestos de salud son
importantes, a ellos vamos cuando tenemos problemas de salud”. De otro lado,
nos hablan de los curanderos que tienen una función protectora y sanadora en la
comunidad.

Se trata de dos formas de curar que han asimilado a lo largo de los años, que
pueden ser intercambiables y complementarias. Cuando los curanderos de las co-
munidades no pueden curar a las personas, los familiares las llevan a los Puestos
de Salud. Un participante del sector salud refiere: “Un señor estaba postrado 15
días. Ellos en la comunidad con sus prácticas de pagapu y muda querían sanar.
No pudieron. Alguien nos avisó, fuimos y nos aceptaron. Qué pasó. Decían que el
cerro era culpable, pero tenía un quiste. Llevamos al hospital de Ayacucho y de allí
a Lima. De estar postrado muy mal ya vino el señor fortalecido”. Esto sucede de
manera inversa también; cuando en la Posta no pueden curar se traslada a la per-
sona donde el curandero: “Una señora estaba en la posta hinchándose, le daban
pastillas y no calmaba. Los pastores de la iglesia decían que no se haga pagapu,
pero la familia a escondidas llevó al curandero que lee la coca. La señora se había
dormido donde hacen ofrendas, cuidando a su vaca; eso dijo la coca. Pusieron
pagapu y sanó”.

Esta coexistencia también puede estar jerarquizada: las prácticas tradicionales an-
dinas no son siempre reconocidas y valoradas, estando para muchos asociadas al
atraso, mientras que las prácticas de salud occidentales consideradas modernas
están asociadas al progreso.

Es por ello que el uso de una terminología próxima al lenguaje de campañas de sa-
lud del MINSA u ONGs, que emplea nociones como “trauma, actitudes, los padres
como modelos”, aparece como un discurso asimilado, igualmente presente. El
sentido de esta asimilación parecería relacionarse con la necesidad de este grupo
de líderes de articularse al sector moderno para ser validados. Este discurso que
deben y necesitan manejar, aparece como el discurso “políticamente correcto”,
30
WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
asimilado al lenguaje deseable de la modernidad, pero no parece dar cuenta de
la potencialidad intercultural de establecer puentes entre los dos discursos seña-
lados. Así, el lenguaje más moderno sería funcional a las necesidades de articula-
ción y adaptación.

En el proceso vamos reconociendo los distintos matices del tema y se va perfilan-


do la idea de bienestar conectada a la salud mental. Se incorporan los distintos
factores que intervienen para que las personas se sientan bien: “el logro de obje-
tivos, la satisfacción de necesidades, son importantes pero también es importante
los valores”, “más que nada es la satisfacción en el aspecto económico, porque
si carecemos de todo, siempre estamos estresados, preocupados. El ser humano
necesita de todas las necesidades en conjunto, material y espiritual”, refiriendo así
que la salud mental es indesligable de las condiciones de vida.

Reconocen que la noción de salud mental no es un concepto nuevo, ha estado


presente siempre en su repertorio cultural como Allin Kausay y es asociado a la
idea de bienestar, “vivir bien, vivir en paz”. Optan finalmente por el vocablo ALLIN
KAUSAKUY, puesto que da cuenta de un sentido más comunitario: es el bienestar
de todos y todas en la comunidad.

Esta noción de Allin Kausakuy se asocia a:

- Bienestar grupal, se trata de vivir bien, en paz y ello involucra a toda la comu-
nidad. Las personas se definen en diálogo con el sentir comunal, las decisio-
nes se toman desde una lógica de lo que es mejor para la “comunidad”.

- Las actitudes que cada quien desarrolla en su proceso, el modo como la per-
sona actúa en su vida cotidiana.

- Las relaciones con los demás, valoran mucho el trato que se da a las personas,
especialmente a los niños. “Del modo cómo son tratado así tratarán a otros”.

- La idea de repetición contrapuesta a cambio, esto es importante porque se


encuentra implícita la idea de que la repetición implica problemas. Haría falta
algo para evitar la repetición y favorecer la apertura al cambio. En nuestros
términos haría falta la elaboración de las experiencias tanto individuales, fa-
miliares y grupales.

- Las relaciones de dominación y maltrato, identificadas como obstáculos para


el logro del allin kausakuy.

A lo largo del proceso vamos encontrando una concordancia entre la mirada de


salud mental comunitaria que proponemos y la idea de allin kausakuy, entendién-
31
WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
dola no como la convergencia de dos enfoques, sino como dos maneras de nom-
brar una misma realidad. Para los y las participantes fue una sorpresa este punto
de encuentro, desde donde pudimos profundizar en la noción de allin kausakuy,
en diálogo con nuestros contenidos de salud mental comunitaria y relevando los
procesos afectivos involucrados.

4.2 La salud mental comunitaria


La noción de salud mental que hemos ido construyendo ya viene perfilando lo
comunitario. Al preguntarnos con respecto a quién es el sujeto de la salud mental
comunitaria, encontramos que el grupo parece referir indistintamente como suje-
to de su acción a la persona y al colectivo, en estrecha relación con la naturaleza,
para procurar el bienestar de la comunidad.

Como hemos visto, consideran como eje la importancia de las relaciones inter-
personales en todos los espacios. Todo aquello que ocurre en la comunidad, en
la familia o entre vecinos, ya sea por acción de los hombres o por acción de la
naturaleza, va a influir en la vida y en la subjetividad de las personas, en la manera
como están, como se sienten. Consideran que así como el maltrato en las familias,
las peleas, los gritos, traen problemas y afecta a todos sus miembros, también “el
autoritarismo, la corrupción y el libertinaje” producen malestar, intranquilidad y
hasta daño en todos: “es como la brea que daña la naturaleza, como una situación
negativa que recorre nuestro subconsciente”. De esa manera, si no se ha tratado
bien a la tierra o a los cerros, se ha transgredido los lugares sagrados y no se han
relacionado bien con la naturaleza, ésta va a responder con violencia o ira produ-
ciendo alguna catástrofe o enfermedad. “una señora se durmió en el lugar donde
se hacen las ofrendas y entonces se le hincharon las piernas. El cerro se había
molestado”.

En diálogo con los aportes del grupo se han ido perfilando los siguientes rasgos de
un trabajo en salud mental con perspectiva comunitaria:

Cuando hablamos de salud mental comunitaria proponemos una manera de tra-


bajar en salud mental que parte del reconocimiento de la importancia de la par-
ticipación y compromiso de todas las personas, colectivos e instituciones de una
comunidad para producir cambios, mejorar las condiciones de vida y así favorecer
el bienestar de todos sus miembros; es decir, para que todas las personas de la
comunidad puedan sentirse bien.

El punto de partida es recoger e identificar las demandas y necesidades de la po-


blación con la población misma. A la par, se busca fortalecer las capacidades de las
32
WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
personas y colectivos, poniendo especial atención a los recursos que en ocasiones
no son identificados, reconocidos y, menos, valorados.

De esta manera subrayamos algunas ideas centrales: reconocemos a la comuni-


dad como gestora de sus propios cambios, como protagonista de su desarrollo y
bienestar; reconocemos la importancia de la participación de todos, cuestionando
la idea de que sea una tarea exclusiva de especialistas y abordamos los problemas
de la comunidad movilizando sus recursos.

Como parte importante de sus recursos resulta clave identificar a los líderes y
agentes más activos, así como a las instituciones, dirigencias formales o no, con
capacidad de liderazgo y empuje, para que esas fuerzas dinámicas de la comuni-
dad puedan desencadenar nuevos procesos.

En síntesis, en esta forma de trabajar se trata de desarrollar experiencias que invo-


lucren al conjunto de la comunidad para promover cambios, favoreciendo apren-
dizajes con efecto multiplicador y apuntando a que las experiencias sean sosteni-
bles en el tiempo.

Las prácticas o recursos comunitarios para promover allin kausakuy son múlti-
ples y diversas.

A lo largo del proceso el grupo va dando cuenta de sus prácticas tradicionales


andinas, en diálogo con las nociones de salud mental que vamos trabajando, reco-
nociendo así el efecto terapéutico de algunas de estas prácticas: “hacemos ofre-
cimientos para que llueva, para tener protección contra el “alcanzo” de la tierra,
se hacen llamados al cerro, se usa la piedra que sirve para curar el susto, “ccapisc-
ca”.

Muchas enfermedades o problemas se explican, como se ha mencionado, en el


contexto de su estrecha relación con la naturaleza: “si creemos en algo se cum-
ple….…la persona enferma porque la tierra virgen la ha chupado y se cura con
proceso de sanación”. Es interesante observar que son a estas mismas fuerzas de
la naturaleza a las que apelan para buscar protección, amparo y sanación.

El grupo comparte algunas de estas prácticas tradicionales de sanación usadas


cotidianamente:

El qayapu viene a ser un “rezo” en quechua para evitar en un sentido preventivo


que el cerro dañe a la persona, así como también para quitar el susto cuando el

33
WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
daño ya se ha producido. Una señora cuenta: “a mi me agarró un rayo, mi niño te-
nía tres meses de nacido y no dejaba de llorar, lo llevé al médico y nada de lo que
hacía resultaba hasta que me dijo ‘no puedo hacer nada más por tu hijo’. Entonces
una señora me dijo llévalo a que le den qayapu y le recen. Luego de dos horas del
rezo, mi hijo se durmió profundamente y no volvió a llorar, al menos no de esa
forma como lo hacía antes”.

El grupo da cuenta de estos procesos utilizando la noción de energía. Se entiende


que por efecto del “susto” el alma se ha separado y es necesario “llamarla”, de
preferencia en el lugar donde ocurrió el hecho. También se considera como op-
ción llevar la ropa de la persona asustada al lugar de los hechos y rezarle ahí para
que se recupere. Una de las participantes explica: “Cuando se asustan sale de su
cuerpo el espíritu y para que pueda regresar al cuerpo lo hacen regresar a través
del rezo. Esto se tiene que hacer en la mañanita, cuando el sol sale o al medio día,
tiene que ser martes o viernes y no tiene que haber ruido y le ponen en la cabeza
hojitas de tumbo o claveles. También le ponen agüita con sal en la frente”.

En diálogo con el grupo observamos que la noción de “susto” en el mundo an-


dino, parece ser un equivalente a lo que conocemos como trauma psicológico,
entendido como una experiencia muy fuerte que irrumpe en la vida de la persona,
dejándolo sin capacidad de respuesta. Aparece siempre asociado al miedo y sus
efectos se expresan como un debilitamiento general de la persona, quien incluso
puede “perder el alma”, como precisa uno de los participantes.

Otra de las actividades que realizan para enfrentar el miedo es “la limpieza de las
acequias” o yarqa haspiy. El agua, considerada como principio de vida, fuerza vital,
estaría asociada a “limpiar” la comunidad, evitando así que se mantenga estanca-
da por las experiencias vividas. Recordemos que al inicio de la formación utilizaron
la imagen de las “aguas estancadas” para hablar de procesos asociados a dolor y
sufrimiento. Al igual que con las fiestas religiosas, durante el tiempo de la violen-
cia pedían permiso a la autoridad militar para poder realizar esta costumbre.

Las ofrendas al Apu también fueron recordadas: “Como teníamos animalitos, en-
tonces se llevaban ofrendas al Apu, esto es la Herranza. Pero hacían la ofrenda
al cerro Escalón, no sólo para cuidar a los animales, sino también para que nos
proteja del peligro de Sendero y los policías. Después del rito entre familiares,
vecinos nos reuníamos y a una distancia otros familiares también se reunían. Mi
papá tenía un mal sueño e inmediatamente compraba su golosina y llevaba a Es-
calón y decía: Ya el Apu nos va a proteger”. La ofrenda al Apu es utilizada también
para afrontar el miedo y la incertidumbre. Es una actividad que se decide realizar
colectivamente para pedir protección frente a la violencia que estaban viviendo.
34
WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
En este reconocimiento de las prácticas tradicionales andinas, sus costumbres y la
relación entre las formas de enfermarse y las formas de curarse, aparece la figura
del especialista local en ese tipo de enfermedades: “El curandero sabe curar unas
enfermedades que en la posta no se curan como el alcanzo, el susto”. Resulta in-
teresante ver la cercanía entre la imagen que tienen del curandero especialista en
enfermedades del alma y su percepción similar respecto del especialista en salud
mental.

En la reflexión y análisis sobre el tema, coinciden en que no por ser prácticas tra-
dicionales siempre son las indicadas. “Algunas prácticas son buenas y otras negati-
vas”; otro sector muestras las tensiones entre los defensores de la medicina occi-
dental de la posta de salud y los defensores de las prácticas tradicionales andinas.
“En mi pueblo algunos lo ven como pecado, malo, hablar con el cerro. A la persona
que habla con el Apu lo ven mal, incluso esa persona no va a la iglesia. Los que lo
consideran como pecado son las sectas religiosas”. Recuerdan a Huamán Poma de
Ayala, quien decía que los indígenas iban a las iglesias, pero que iban a adorar al
dios Inti, que estaba representado por la luz detrás de la figura de Cristo.

A propósito de sincretismo religioso, un lugar importante lo ocupan las fiestas


patronales, preservadas con mucho esfuerzo. Explican que festejar las fiestas re-
ligiosas les daba confianza y seguridad durante el contexto de la violencia. Las
fiestas que pudieron preservar entonces fueron La Bajada de Reyes (6 de enero) y
la Fiesta de la Virgen de la Asunción (15 de agosto); ambas podían celebrarse con
previa autorización del Jefe Político Militar, quien autorizaba suspender el toque
de queda.

El desentendimiento entre ambas prácticas, donde si se opta por una, la otra tiene
que hacerse a ocultas, parece ser parte del pasado. El personal de salud da cuenta
de un cambio respecto de las prácticas tradicionales, conforme se va acercando a
la población. “Nos involucramos y vamos valorando”.

Si bien las prácticas tradicionales andinas que hemos mencionado, asociadas a


la salud mental, tienen como referencia a la enfermedad o los problemas, obser-
vamos que también se utilizan para “promover” bienestar; por ejemplo, cuando
hablan de asegurar una buena cosecha o asegurar que una obra comunal sea bue-
na. Estas prácticas se realizan con la idea de propiciar un equilibrio entre ellos, sus
acciones y la naturaleza.

Como pudimos observar con el grupo, no se trata de dos formas desencontradas


de abordar estos temas. Se trata de encontrar espacios para un diálogo, como el
abierto en este proceso de formación, entre la forma como la comunidad cuida su
35
WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
salud mental centrada en la búsqueda de apoyo, seguridad y recuperación de su
fuerza y vitalidad y la propuesta de salud mental comunitaria que les ofrecemos.

Salud Mental - Allin Kausakuy


“Vivir bien, vivir en paz”

“Es la expresión en su vivencia de las


costumbres (fiestas patronales) y rituales
como: ayni, minka, herranza, pagapu,
qayapu, qarawi los cuales expresan sus
alegrías, tristezas, su pensamiento, que
permiten promover la unión compromiso
para el desarrollo de la comunidad”.

4.3 El perfil del agente de salud mental


Es importante señalar que cuando nos referimos al agente de salud mental lo
hacemos con el propósito de subrayar la noción de agencia, entendida como la
capacidad de la persona para desplegar todo su potencial de respuesta y, de este
modo, proponer, orientar, tomar iniciativas para buscar el bienestar de las perso-
nas y de la comunidad. Como podemos observar, en esta noción está implícita una
concepción de sujeto - protagonista de sus cambios.

Recordemos que quienes son convocados al proceso de formación son líderes de


organizaciones de la comunidad, docentes, personal de salud, líderes parroquia-
les, algunas autoridades públicas, como regidoras, y un policía, quienes compar-
ten la vida cotidiana de la comunidad y tienen una relación de acompañamiento y
ayuda a distintos grupos de la población.

Se trata de personas con cualidades que los hace interesarse por lo que sucede
con quienes trabajan, con sus vecinos, con la familia y con la comunidad. Están
atentas a las necesidades de los demás y tienen algún tipo de influencia con quie-
nes se relacionan, desplegando un rol activo en la promoción de las capacidades y
recursos de las otras personas. Por ello, a estas personas podríamos considerarlas
agentes naturales de salud mental.

Si esto es así ¿qué necesitan para mejorar y enriquecer su trabajo? En un inicio


el grupo llega con expectativas muy generales, tales como: “fortalecer nuestros
36
WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
conocimientos en salud mental”, intercambiar ideas”, “intercambiar experiencias”,
“mejorar nuestras intervenciones en la comunidad como agentes de salud men-
tal”, “adquirir conocimientos para poder transmitir a la comunidad”, “Fortalecer-
nos como agentes - Allin Kausakuy”, necesidades que se van complejizando y que
en diálogo con nuestra propuesta, resumimos a continuación:

- Reconocer y valorar sus propias capacidades y recursos.

- Identificar y trabajar sus dificultades, que actúan como limitaciones en su la-


bor cotidiana y en su vida personal.

- Reflexionar en conjunto sobre su trabajo y el aporte valioso que realizan para


contribuir a la salud mental de su comunidad.

- Afinar sus herramientas e incorporar nuevos elementos, tanto para compren-


der los procesos de la comunidad, como para promover acciones que generen
cambios (acción práctica).

- Buscar información y formación sobre temas de salud mental.

- Conocer mejor los procesos psicosociales que se ponen en marcha cuando


establecen una relación de apoyo y acompañamiento a otras personas.

- Reflexionar sobre la importancia de la memoria.

Conciben al agente de salud mental como la persona que se involucra con los
problemas y promueve estrategias para prevenir y manejar problemas de salud
mental, integrándose con la comunidad: “La persona que organiza a la comunidad,
grupos, dando algunos alcances para hacer conocer, evitar maltratos”; “ante un
problema puede actuar como mediador, conciliar”; “busca el bienestar dentro de
la familia y la comunidad, utilizando estrategias para solucionar los problemas”;
“sensibilizan a la gente que no sabe qué es salud mental”; “pone en práctica la
prevención de conflictos”; “maneja programas de salud mental”; “es el que tra-
baja en redes”.

Como podemos ver, los agentes identifican como funciones de un agente comu-
nitario:

- Organización de la comunidad.

- Mediador y conciliador ante los conflictos.

- Utiliza estrategias para la solución de problemas.

37
WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
- Sensibiliza sobre temas de salud mental.

- Previene problemas.

- Trabaja en redes.

- Propone programas de salud mental.

Dentro de las cualidades que debería tener todo agente de salud mental para asu-
mir este rol subrayan la capacidad de “saber escuchar” y “ser empático”, “percibir,
palpar y sentir los problemas sociales”, “ser asequible a la comunidad”, “saber
llegar a las personas”, “no excluir a nadie”, “conocer la realidad, la idiosincrasia de
la población, respetando costumbres”. El agente es “discreto, reflexivo, sensible a
las necesidades de los otros, confiable, respetuoso, líder democrático y también
reflexiona sobre si mismo”.

Estas capacidades identificadas nos devuelven una mirada del agente de salud
mental como alguien capaz de utilizar sus sentidos y sus afectos para conocer
los problemas de la comunidad con una perspectiva psicosocial. Hace uso de su
subjetividad para captar y comprender lo que ocurre en el campo de lo social
para trabajar con y para la comunidad, “conoce la idiosincrasia de la población y
respeta la cultura”.

Al final del proceso, los participantes consideran que como agentes de salud men-
tal en formación han desarrollado capacidades diversas, siendo quizás clave en
este proceso la disposición para estar más en contacto con sus propios sentimien-
tos, conocerse más, lo que les permite a su vez vincularse de mejor manera con
las personas que los rodean. Esto es, estar más sensibles y atentos a las particula-
ridades del otro y con mayor nivel de comprensión: “ahora soy más tolerante y he
aprendido a aceptar a las personas como son”; “me llevo conocimientos impor-
tantes y herramientas que aplico en mi persona, con mi familia y mi comunidad”;
“a recapacitar”.

Asimismo, valoran el desarrollo de sus capacidades en relación con la comuni-


dad. Identifican como importante conocer más a la comunidad, buscar el diálo-
go, y compartir las experiencias aprendidas: “difundir todas las experiencias con
nuestros educandos y comuneros en la zona donde nos desempeñamos”; “hacer
memoria de lo importante que es conservar la buena salud mental y cómo seguir
ayudando a la gente”; “he podido compartir experiencias de diferentes lugares”;
“ser un buen ejemplo para la comunidad y para dialogar”; “hacer el efecto multi-
plicador en el trabajo de salud mental y para mejorar dificultades familiares”.

38
WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
4.4 Las herramientas en salud mental
Cuando hablamos de herramientas en salud mental queremos proponer la idea
de que éstas no son patrimonio de los especialistas sino que pueden estar a dis-
posición de las personas interesadas y motivadas y que del modo como las usen
dependerá la calidad y riqueza de su acción.

Hemos encontrado que cuando invitamos a los participantes a que señalen las
herramientas que emplean en su trabajo cotidiano con la población relacionan
éstas de manera directa con los recursos, actitudes y capacidades que tienen las
personas cuando se relacionan con otras. Las técnicas como dramatizaciones, jue-
gos, dinámicas etc., aparecen con mucho menos énfasis.

Consideran herramientas del agente de salud mental: “la capacidad de generar


confianza, de relacionarse con los demás, saber escuchar, ser comprensivos, res-
petuosos y solidarios”. Como líderes sociales las habilidades de liderazgo aparecen
como herramientas valoradas: “facilidad de palabra, capacidad organizativa, habi-
lidad para convocar”.

Podríamos decir entonces que su percepción de lo que llamamos herramientas en


salud mental está en consonancia con la perspectiva que como equipo queremos
compartir y transmitir.

Identificando y cuestionando la idea de dominar a otros como herramienta

Cuando trabajamos sobre las herramientas que les faltaría desarrollar aparece de
modo significativo la idea de dominar a otros rebeldes o renuentes al cambio:
“nos falta dominar mejor a la gente poco comunicativa”; “nos cuesta dominar a
los niños más rebeldes o hiperactivos”.

La idea de dominar a otros como herramienta en salud mental que faltaría desa-
rrollar y manejar más y mejor, nos sugiere la reproducción de una pauta relacional
en la que predomina la división entre dominados y dominantes. Es probable que
ellos como líderes se sientan hoy más fuertes que otros que no lo son e intentan
hacerles sentir de algún modo su superioridad, sin ser concientes necesariamente
de ello. A su vez, ese debe ser un sentimiento con el que se encuentran familiari-
zados: ser dominados por otros percibidos como más poderosos: las autoridades,
los que tienen más, los que saben más, etc.

La idea de saber más que otros, ser “expertos”, aparece ligada al dominio como
herramienta y al temor a verse expuestos si es que no lo demuestran frente a
39
WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
otros: “Hay miedo, un poco de timidez cuando son grupos grandes y puede salir
mal la actividad…hay que manejar bien los temas y también a la gente”.

Problematizar y cuestionar los esquemas de dominio y manejo de otros, así como


el conocimiento y la experiencia como factores de imposición y superioridad sobre
otros ha resultado un eje de nuestro trabajo a lo largo de los talleres.

Junto con esto remarcamos las siguientes ideas-fuerza para reflexionar continua-
mente en nuestro trabajo en salud mental:

- La principal herramienta de salud mental somos nosotros mismos: nuestra


personalidad, nuestras actitudes, nuestros pensamientos y sentimientos.

- Es muy importante conocernos a nosotros mismos: si no identifico y reconoz-


co lo que las personas a las que apoyo provocan en mí, lo que me hacen sentir,
va a ser difícil ayudarlas.

Enriqueciendo nuestras herramientas en salud mental

Sobre la base de los anteriores ejes fundamentales trabajamos las siguientes he-
rramientas a tener en cuenta para el trabajo del agente de salud mental en su
comunidad: la empatía, la escucha respetuosa, la comprensión, la capacidad de
sostener y contener a otros y los propios sentimientos.

Lo que recogemos del grupo es lo siguiente:

- Valoración de quienes pueden ver el sufrimiento de otros: “Ayudamos mejor


cuando vemos el sufrimiento de otros”.

- Rechazo y hostilidad frente a quienes intentan manipular a otros: “(No pode-


mos sentir empatía)…cuando las personas simulan estar enfermas para sacar
provecho, o buscan siempre justificarse”.

- El maltrato, el desinterés o indiferencia, la desconfianza, el temor a no ser útil,


crear falsas expectativas, actuar de modo parcializado, actuar como jueces
que tienen la verdad son algunas de las actitudes que no contribuyen a hacer
un buen empleo de las herramientas en salud mental.

Es interesante notar que la valoración de “ver” el sufrimiento probablemente se


relaciona con la idea extendida de que sólo quien ha vivido en carne propia el
sufrimiento puede ser capaz de entenderlo y desde ahí ayudar a otros. La posi-
bilidad de revisar y analizar esta apreciación permite abrirse a lo diferente y a la

40
WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
posibilidad de aceptar que experiencias diferentes no excluyen la posibilidad de
solidaridad y apoyo, sino por el contrario la pueden enriquecer y potenciar.

Los propios sentimientos como herramientas

Las siguientes expresiones nos sugieren la idea de que los propios sentimientos
son vistos como algo que afectan, en el sentido de que interfieren con la posibili-
dad de ayuda a otros: “Si nos quedamos muy afectados o nos bloqueamos por lo
que nos dicen entonces no vamos a poder ayudarlo”, “Yo les enseño a ellos y ellos
me enseñan a mí. Es reciproco. Es un aprendizaje mutuo, pero si eso me afecta
entonces ese esquema se altera”.

Vemos que el aprendizaje mutuo es valorado siempre y cuando uno no se vea


“afectado” por los problemas del otro. La reflexión conjunta con el grupo nos llevó
a revisar y complejizar esta noción: la afectación mutua es inevitable y de lo que se
trata es de reconocer estos sentimientos, darles cabida e intentar comprenderlos.
De este modo podemos ayudar mejor a los demás. Se constituyen como obstácu-
los justamente cuando no se dan estos procesos y los sentimientos se mantienen
negados o relegados.

Los sentimientos siempre están presentes y nos ayudan

En el grupo surge también la idea de que los sentimientos pueden permitir hacer
un mejor trabajo con las personas. Veamos las siguientes expresiones: “Es im-
portante el estado de ánimo, cuando hay dolor es una luz roja”, “Un día llegó al
puesto de salud un comunero herido y borracho que hablaba tonterías y le curé
sin anestesia, luego me di cuenta de lo que había hecho por la cólera y trato de
no hacerlo”.

Los procesos que se desarrollan cuando trabajamos con personas

Trabajar en torno a las herramientas nos permitió relacionar éstas con los proce-
sos que se despliegan cuando se realiza un trabajo con otras personas. Fue inte-
resante observar como el grupo se conecta muy rápidamente con algunos temas
nuevos en su formación o experiencia como líderes y lo hace de modo tal que nos
muestra receptividad y apertura para la reflexión:

Sobre el carácter de ida y vuelta de la relación: ¿Cómo Yo afecto al otro y cómo el


Otro me afecta a mí?

41
WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
- “Cuando yo le escucho al otro aprendo y cuando doy una posibilidad de solu-
ción aprendemos juntos”.

- “Cuando escucho alguna experiencia de las personas que me cuentan, conec-


to con la mía propia”.

- “Cuando un paciente viene por una necesidad y yo le soluciono, el paciente se


va satisfecho, yo también me quedo satisfecho”.

No solo hay que prestar atención a los elementos visibles (conductas, palabras)
sino también a los invisibles (sentimientos, lo que se calla):

- “Lo que no se ve a veces son los sentimientos”.

- “En mi comunidad una persona ha intentado suicidarse y nadie se había dado


cuenta antes de cómo estaba, no era visible”.

- “El miedo tampoco se ve, a veces se huele”.

El pasado se hace presente sin darnos cuenta:

- “Atendí a un hombre violento, me sentí ofendida, con temor, me recordaba de


niña a cosas que viví, sentí ira”.

Llama la atención cómo van incorporando la importancia del vínculo con el otro,
y cómo la persona del agente de salud mental con su escucha, actitud abierta y
comprensión se constituye en la principal herramienta para producir bienestar y
también promover el bienestar propio. “En mi comunidad siempre nos buscan
para que ayudemos a solucionar sus problemas. Yo voy a sus casas, converso con
ellos, los escucho y trato de apoyarlos. Por eso yo creo que yo soy una herramien-
ta, porque yo observo, escucho, comprendo y les ayudo a solucionar sus proble-
mas y eso me hace sentir muy bien”. Es importante señalar que este lúcido aporte
es brindado por un líder comunal de Chuschi.

El siguiente comentario de uno de los participantes expresa que el trabajo sobre


herramientas y los procesos en el trabajo en salud mental resulta apreciado y se
percibe su utilidad: “el tener estas herramientas nos ayuda a acercarnos más a la
persona y a la comunidad”.

Herramientas prácticas para el trabajo en salud mental con enfoque comunita-


rio

Se trabajaron las siguientes herramientas prácticas: la observación, la entrevista,


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WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
mapa de actores, línea del tiempo, diagnóstico participativo y pautas para un dise-
ño de intervención comunitaria.

Con respecto a la observación:

- “Nosotros observamos con todos los sentidos”.

- “La observación es a través del dialogo, la palabra y el sentimiento”.

- “Se observa los gestos, escuchando con atención y mirando a los ojos”.

- “Rápidamente se establece la conversación a través de la vista y sentimiento,


si no desarrollamos la capacidad de observación no podemos escuchar”.

- “Cuando observamos las resistencias de las gestantes uno se siente muy mal
y eso nos preocupa, porque en el trabajo si ellas no se controlan y algo les
pasa, a nosotros nos pueden sacar de nuestro trabajo; eso por un lado, y por
el otro nos preocupa porque en las comunidades hay mucho machismo, no
hay control, no hay planificación y tienen hasta 9 o 10 hijos, incluso más”.

- “La observación también es muy importante porque nos damos cuenta como
está la persona, si está triste o está alegre”.

Se subraya como herramienta del agente la observación del otro, relacionada con
acoger los propios sentimientos y pensamientos que se movilizan al entrar en con-
tacto con otra persona.

Con relación a la entrevista el grupo enfatiza que el foco de la misma es el respeto


y buen trato.

Mapa de actores

Con la idea de identificar a los posibles aliados para realizar un trabajo con la
población, propusimos levantar un mapa de actores en el que señalaran su nivel
de poder e influencia en la comunidad y su nivel de sensibilización en el tema de
salud mental.

Llamó la atención -y apareció en el espacio del taller como un momento críti-


co- la desconfianza expresada hacia los maestros, de quienes decían que a pesar
de tener influencia sobre los alumnos no son sensibles a la temática de la salud
mental, a diferencia del personal de salud. Otro aspecto que llamó la atención fue
que quienes tienen un rol protector en la comunidad, como la policía, la fiscalía
y la municipalidad, son ubicados como indiferentes al bienestar de la población y
43
WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
hasta en conflicto con el tema de la salud mental. Este sentir es casi unánime.

Otro sector cuestionado fueron los pastores evangélicos, Sobre ellos dijeron que
siempre crean conflictos, explotan a las personas, les piden dinero o los llevan a
trabajar a la selva diciendo que es la tierra prometida. Ninguno de los participan-
tes intervino en su defensa. Quizás esta mirada crítica esté muy influida por la
presencia de la iglesia evangélica que compite con la iglesia católica a través de
varios de los participantes que son defensores parroquiales.

Línea de tiempo: La reconstrucción de la memoria como proceso estructurador


de nuevos sentidos

Los agentes en formación lograron incorporar nuevas maneras de reconstruir su


historia y con ella aspectos de su identidad cultural. Para ello realizaron una línea
del tiempo sobre Cangallo, recordando hechos significativos que hubieran forta-
lecido o debilitado a las comunidades. También realizaron una memoria gráfica
sobre un hecho vivido en la comunidad antes, durante y después de la violencia
del conflicto armado interno, y como una tercera vía de reconstrucción y memoria
recordaron un mito del origen de Cangallo.

Llamó la atención que fueran muy pocos los que conocían la historia de Cangallo,
pero se sentía el interés despierto y las ganas de conocer más. Vemos también que
la propuesta de recordar y conocer la historia vivida durante el conflicto armado
interno, que propone la Comisión de la Verdad y Reconciliación, no ha tenido mu-
cho eco en las personas; es más, hay una mirada negativa sobre la CVR, asociada,
quizá, a la dificultad para tener claridad acerca del proceso de reconstrucción de la
memoria como proceso estructurador de nuevos sentidos. De ahí la importancia
de trabajar estos temas.

También llamó la atención cuando uno de los participantes se refirió a Chuschi


como una comunidad en la que surgió Sendero Luminoso con la quema de ánfo-
ras, siendo hoy una comunidad atendida por los gobiernos mientras que en otros
lugares no sucede lo mismo. La conclusión era que para ser atendidos por el go-
bierno debía pasar lo mismo que en Chuschi. Esto dio pie para reflexionar sobre la
idea de que para que un pueblo o comunidad concite el interés de los gobernantes
tiene que ser protagonista de violencia, daño y destrucción. Esta opinión fue con-
trarrestada con las imágenes de la memoria gráfica y la presentación que hizo otro
grupo acerca del antes, durante y después de la violencia, en donde se hicieron
algunas aclaraciones: “Antes del 80 Chuschi era una comunidad trabajadora, orga-
nizada y había respeto, no estábamos educados pero había autoestima, vivíamos
tranquilos y sin preocupaciones mayores. Después, Chuschi sintió y vivió mucho
44
WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
dolor, no eran los compoblanos4 los que trajeron el dolor, eran de fuera”.

El diagnóstico participativo como herramienta

El grupo en conjunto dialoga sobre los problemas de la población, identifica cuáles


son los principales y reflexiona sobre cómo podría abordarlos tomando en cuenta
sus experiencias y recursos.

Refieren como problemas importantes de abordar: “los afectados por la violencia


política”, “el alcoholismo”, “la carencia de afecto de los hijos hacia los padres y
viceversa” y “la pérdida de valores”, profundizando en las señales que han tomado
en cuenta para considerarlos.

Cuando se refieren al impacto de la violencia señalan que “hay sentimientos de


angustia, tristeza y desesperación y no tienen con quien hablar”, considerando
que es un problema que como agentes de salud mental pueden darle respuesta
abriendo espacios de escucha y diálogo.

A propósito del problema de carencia de afecto señalan: “en la zona rural jamás
hemos visto darse un abrazo, un beso. Llega la Navidad y el niño no sabe lo que es
un cariño. Los padres del campo, hasta más importancia dan a sus animales que a
su hijo. O si lo quiere, lo quiere a su modo. En el colegio lo vemos: el niño que viene
de la zona del campo, es más introvertido”; “No hay costumbre de abrazar, porque
los padres no nos han dado ese afecto, y después se hace difícil. Por ejemplo, a los
hijos les cuesta decir a sus padres “feliz día de la madre… o del padre”; “Mis padres
nunca me dieron un abrazo, sólo era darme para golosina, pero ahora yo con mi
hijo digo “tiene que ser distinto” y puedo dar un abrazo o un beso a mi hijo, pero
a mi mamá, mi papá no puedo. Entonces es importante dar afecto para recibir
afecto”.

Podemos constatar que al inicio identifican los problemas en los otros, con espe-
cial énfasis en las personas del campo, pero gradualmente van incluyéndose lo-
grando una mayor profundización en la comprensión a partir de su propio sentir.

El grupo nos muestra cómo de manera participativa hace uso de su experiencia,


de lo que observa y vive cotidianamente en la comunidad y de sus vivencias, para
enriquecer su diagnóstico.

4 Palabra de uso local que es usada para referirse a los que viven en el mismo pueblo.
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WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
Pautas para desarrollar una intervención de salud mental comunitaria

Con las herramientas del agente de salud mental que hemos desarrollado, forta-
lecido y afianzado en el proceso de la formación, hemos trabajado con el grupo
algunas pautas para realizar una propuesta de intervención:

- Se conforma el equipo de trabajo. Vemos quiénes somos, cuáles son nuestras


motivaciones, acordamos qué podemos hacer. Llegamos a un acuerdo respec-
to a nuestros compromisos y establecemos los límites.

- Se hacen los contactos iniciales en la comunidad (cuando no se es parte de


ella) y damos a conocer nuestra iniciativa. Nos presentamos a las autoridades.
Observamos cómo se vincula la gente, escuchamos. Elaboramos un mapa de
actores para ubicar a aquellos que son los motores de la comunidad, las per-
sonas reconocidas por la comunidad y conocer la dinámica de relaciones de
poder.

- Se realiza un Diagnóstico Participativo. Con la comunidad identificamos las


principales necesidades, problemas y demandas de la población, así como los
recursos. Se priorizan los problemas y se ven posibles causas y efectos para
precisar el objetivo de la acción.

- Se establecen convenios con las autoridades para desarrollar acciones conjun-


tas. Se establecen los acuerdos y las “normas de convivencia”. Se identifican
las redes existentes que puedan incluirse en el cambio que se quiere lograr.

- Se elabora un Plan de Trabajo tomando en cuenta y definiendo con claridad:

• ¿Qué queremos cambiar? En base al diagnóstico participativo y habiendo


priorizado los problemas identificamos cuál es el problema sobre el que
vamos a actuar.

• ¿Para qué queremos cambiarlo? Definimos cuál es el objetivo.

• ¿Cómo lo vamos hacer? Definimos nuestra metodología de trabajo y las


actividades que vamos a desarrollar con la población.

• ¿Cómo vamos a evaluar si nuestro trabajo ha resultado como lo pensá-


bamos? Identificamos algunos elementos a través de los cuales vamos a
darnos cuenta si nuestro trabajó funcionó o no.

- Se ejecuta el Plan de Trabajo. Se distribuyen las responsabilidades y se ponen


en marcha las actividades planeadas. Para ello nos articulamos con las redes
sociales existentes.
46
WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
- Se discute, analiza y evalúan los resultados del proceso de desarrollo de la
propuesta.

- Se difunde el trabajo realizado contagiando y animando a otros para hacer


sostenible el impacto de la experiencia.

4.5 Memoria y salud mental


Referirnos a la memoria es tomar en cuenta que nuestra propuesta se organiza a
partir de “hacer memoria”, darle sentido al presente (recordando), entendiendo,
incorporando el pasado, dejando que el pasado hable en el presente.

Hacer memoria es una estrategia, es un recurso, es una herramienta. Si bien no


es tarea fácil hablar de la memoria y del recuerdo asociado a ella, es parte impor-
tante del proceso de formación en temas de salud mental, especialmente en una
sociedad post conflicto.

Recordar viene de re (de nuevo), cordis (corazón), es volver a sentir lo que senti-
mos cuando vivimos aquello que hoy recordamos. Volver a conectarse no sólo con
los hechos, sino con los afectos asociados a ellos, buscando recuperar la identidad
del pasado para darle sentido al presente y estar en posibilidad de construir un
futuro.

Se trata de un proceso subjetivo que se va construyendo de manera tanto colec-


tiva como individual. Siempre estamos frente a “memorias”, diferentes registros
afectivos que van organizando el proceso de reconstruir la historia, lo vivido en la
comunidad, en la familia.

Cuando la experiencia es dura, como por ejemplo lo vivido durante el sasachakuy


watakunapi, es difícil recordar, en tanto ésta experiencia tiene un carácter de
trauma, entendido como una vivencia que sobrepasa la capacidad de repuesta de
quien la vive.

Inicialmente en el grupo se subraya el olvido y la acción como formas de encarar


la vida positivamente: “no hay que recordar las experiencias negativas del pasado,
tenemos que ver en el presente qué hacer”.

La permanencia de la experiencia traumática como fuente de sufrimiento actual


se relaciona con la ausencia de otros que escuchen y ayuden a procesar el re-
cuerdo: “Yo he tenido un problema tan fuerte que no lo he podido superar…un
accidente… creo que no lo podré superar… siempre pienso en eso y me siento muy
47
WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
mal…será porque nunca lo he hablado a fondo con alguien que me escuche y me
ayude a superarlo”.

El grupo también registra el recuerdo como posibilidad de resignificación de las


experiencias vividas. Señalan que al recordar pueden tener otra mirada, distinta
de la que en el momento de vivirla tenían: “Cuando pasó no tenías salida pero
ahora ves varios caminos”. Observamos ahí ya un nivel de elaboración, de trans-
formación importante, una comprensión más integral de lo ocurrido, que permite,
además de darle sentido, abrir posibilidades para el futuro.

Se va construyendo la idea de que expresar los recuerdos ayuda a sentirse mejor,


alivia. Uno de los participantes dijo que recordar permite “reconstruir lo vivido y
curar heridas” y otro acotó: “hablar ayuda a liberarnos de la carga”. También apa-
rece como experiencia enriquecedora: “El recuerdo compartido da confianza para
hablar”, “uno se siente mejor al ser escuchado”. Aquí podemos valorar también
la importancia del proceso de reconstrucción de memoria de manera colectiva, el
espacio grupal como reflejo del espacio social, del espacio público, en el que es
necesario hacer de la participación una práctica cotidiana, con un sentido dialógi-
co, resaltando la valoración de poder escuchar al otro, de escucharse.

En el proceso de formación vemos como se van procesando las experiencias dolo-


rosas, reconociendo que toma tiempo darle otro sentido y superar el dolor experi-
mentado. Una participante en uno de los talleres finales refirió: “estoy reconcilia-
da con ese sentimiento y ya no produce dolor (…) pero toma tiempo”.

La relación que los participantes establecen entre memoria y bienestar es sinteti-


zada por ellos:

- “Con la memoria puedo cambiar actitudes”.

- “Permite reconstruir lo vivido y curar heridas”.

- “Permite encontrar un camino mejor”, “permite mirar al futuro con otra pers-
pectiva”, “si no miramos el pasado no nos podemos proyectar”.

Un tema que resaltan los participantes es la importancia de espacios en los que


puedan sentirse escuchados y escuchar a otros, como condición necesaria para el
trabajo de memoria asociado a la reconstrucción de vivencias difíciles.

48
WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
4.6 Identificando los problemas de salud mental
Luego de recoger sus nociones y prácticas con relación a lo que conciben como
salud mental, buscamos comprender qué es para el grupo un problema de salud
mental. Antes que intentar definiciones optamos por explorar en primer lugar los
problemas de salud mental que ellos encuentran a nivel individual, comunitario y
familiar en su realidad.

Nuestro interés al plantear esta exploración al grupo era ver en conjunto en qué
medida éste incluía o no problemas de salud mental distintos a los identificados
habitualmente, muy ligados a la patología o enfermedad individual. Queríamos
explorar si ellos consideraban que la comunidad o la familia, en tanto tales, tam-
bién podían presentar problemas de salud mental.

Podemos señalar entonces, en primer lugar, que para el grupo los problemas de
salud mental no son cosa sólo de “locos” o enfermos. Identifican, por ejemplo, el
autoritarismo o la discriminación como problemas de salud mental que afectan a
grupos, comunidades y familias.

En estrecha relación con lo anterior, el segundo punto es que el grupo compren-


de que los factores sociales y/o políticos pueden afectar la salud mental. Así lo
muestra el hecho de que incluyen la pobreza o el abuso de derechos humanos
como problemas, visión que va más allá de la explicación biológica o genética, de
lo heredado o adquirido.

Un tercer aspecto significativo es que el grupo percibe que el malestar subjetivo-


individual influye en el entorno. Por ejemplo, refiriéndose a una persona con baja
autoestima dicen: “esto afecta a la familia y como la familia es parte de la socie-
dad, entonces afecta a todos”.

Podemos pues afirmar que los participantes van desplegando una mirada de los
problemas de salud mental en la que lo individual y lo social interactúan influyén-
dose mutuamente. Como veremos, esta visión tendrá una importancia decisiva a
la hora de plantear modelos y pautas de intervención en salud mental, y su rela-
ción con el desarrollo social.

Otro elemento que aparece es que los problemas señalados se relacionan mucho
entre sí, expresando así la interdependencia de estos ámbitos, que sólo separa-
mos por evidenciar su presencia. Por ejemplo, el rencor, el odio y la violencia apa-
recen señalados tanto a nivel individual como comunitario y familiar.

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WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
Recogemos también que los problemas de salud mental son vistos desde dos pers-
pectivas aparentemente contrapuestas, como ya lo señalamos al inicio. Por un
lado, son vistos como oportunidad para el crecimiento: “de niños hemos tenido
muchos problemas y nos ayudaron a avanzar”; “es momento de reflexión, olvidar
los problemas sería no avanzar”; “a pesar de las dificultades podemos vencer”. Por
otro lado, aparecen como freno para el crecimiento: “el terrorismo que siempre
va a estar allí y va a ser un obstáculo para nuestras vidas”, “… (los problemas) son
obstáculos, impiden avanzar, no traen beneficio...”. Este punto de vista se relacio-
na con una mirada más bien desesperanzada y pesimista de los recursos persona-
les y comunitarios para remontar los problemas y, desde ahí, enriquecerse con lo
aprendido por la experiencia.

Ambos puntos de vista, expresados cada uno a través de dos subgrupos, expresan
aspectos contradictorios del grupo total con relación a este tema y nos sugiere
que frente a éste, como a otros, hay aspectos en tensión, en conflicto. Por lo tanto
no es posible abordarlo desde una visión unilateral, sea ésta la “optimista” o la
“pesimista”, Coexisten ambas perspectivas, así como los sentimientos complejos
asociados a cada una de ellas, y se trataría, así lo creemos, de mostrar este conflic-
to para reflexionar sobre el mismo, en lugar de negarlo pasándolo por alto.

Es interesante anotar cómo conforme avanzaba el proceso, de taller a taller, se


fueron incorporando como problemas de salud mental algunos que antes no
eran considerados tales, como la desorganización de la comunidad, la corrupción,
los efectos del asistencialismo, entre otros. Al indagar por qué son considerados
problemas de salud mental aparece lo siguiente: “porque nos afecta en la vida
personal, familiar y social”; “nos bloquea el desarrollo”; “afecta no sólo a uno,
sino afecta el entorno, a la comunidad”. Esta inclusión revela una incorporación y
elaboración progresivas de los problemas de salud mental como eventos indesli-
gables de las condiciones de vida, perspectiva sobre la salud mental que el equipo
enfatiza.

¿Cuándo es que una situación se vuelve problema de salud mental?

Dos elementos acentúa el grupo cuando trabaja el tema de qué es lo que define
una situación X como problema de salud mental: la presencia de un “shock” y la
dificultad para salir del mismo, por un lado, y la necesidad de tratamiento, por el
otro.

Es interesante consignar cómo, si bien el grupo puede desarrollar una mirada de


la salud mental y los problemas desde una perspectiva psicosocial, por otro lado
persiste esta visión en la que la presencia de la enfermedad define el problema
50
WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
y el especialista aparece como el principal responsable y encargado de cuidar y
atender de ella.

Interesa entonces remarcar que el trabajo del equipo en este tema trató de brin-
dar elementos de análisis y comprensión que ampliaran su perspectiva de los pro-
blemas de salud mental, sin negar la existencia de la patología o enfermedad,
reconociendo que esta tarea supone la confrontación no sólo con nociones fuerte-
mente arraigadas sino también con temores y ansiedades profundas y ancestrales
en torno a la locura y la salud.

Salir del estrecho margen de la patología supone, así lo fuimos trabajando con
el grupo a lo largo de los talleres, un reconocimiento de problemas de diversa
intensidad y otorgar un lugar protagónico a la comunidad y a los agentes de salud
mental para enfrentarlos.

También vimos que “tener guardados los sufrimientos” se asocia directamente


con la existencia de problemas de salud mental. El grupo va enlazando los temas
que se van trabajando, en este caso el trabajo de memoria, donde hablamos de la
importancia de recordar y hablar de lo sucedido, para así elaborar las experiencias
difíciles o traumáticas.

Finalmente, anotamos que el grupo percibe a las personas con problemas de


salud mental como “víctimas”, identificando en ellas dificultades como: falta de
autoestima, desconocimiento de salud mental, influencia de patrones culturales,
aislamiento social (miedo, vergüenza, amenaza). Esta percepción contrasta con la
visión de los problemas como oportunidades para crecer a partir del empleo de
los propios recursos personales y comunitarios que, por otro lado, hay que descu-
brir, reconocer y valorar.

Para concluir se resaltaron algunas ideas fuerza sobre los problemas de salud
mental:

- En principio, queda claro que la salud mental no está relacionada sólo con
enfermedad. Hemos visto que los problemas de salud mental abarcan mucho
más de lo que se entiende por enfermedad.

- También vemos que, aunque no es posible delimitar fronteras fijas, hay ni-
veles distintos de problemas: unos tienen más énfasis en lo individual o lo
familiar y otros tienen que ver más con problemas de organizaciones de la
comunidad; es decir, el tejido social.

51
WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
- Es importante tener una mirada aguda de los problemas y no quedarnos sólo
con lo que vemos. Muchas situaciones que no parecen problemas de salud
mental sí lo son. Por ejemplo, la corrupción, la discriminación o el autoritaris-
mo.

Finalmente, los problemas son una oportunidad para que los recursos que uno
desconoce salgan a flote, para que las personas y la comunidad desarrollen estra-
tegias de acción y cambio.

4.7 Los agentes de salud mental ante los problemas más


severos y frecuentes
La violencia política y sus secuelas como problema importante de salud mental

La necesidad de entender y procesar el origen de tanta violencia y dolor resulta un


primer elemento significativo que los participantes expresan al abordar este tema.
Las condiciones de extrema pobreza son señaladas como el antecedente más visi-
ble para explicarse los procesos que se desencadenaron a lo largo de veinte años
en sus comunidades.

Coinciden en que la desconfianza, “no saber quién es quién”, resultó un factor


clave en ese tiempo. Como ya han resaltado otros análisis sobre el tema, esta des-
confianza no sólo produjo la ruptura de vínculos y el consiguiente aislamiento sino
que marcó un tipo de acercamiento a los otros que persiste, a veces enmascarado,
otras más abiertamente. Rastrear, identificar y pensar juntos sobre la persistencia
de estos modelos de relación en el aquí y ahora, es una tarea que nos proponemos
como equipo en cada una de nuestras experiencias de formación

Se menciona también que muchas veces las razones para ejercer violencia sobre
las personas no tenían que ver directamente con el conflicto armado interno. Se
trataba en ocasiones de otro tipo de diferencias, como por ejemplo, temas de lí-
mites, problemas amorosos, entre otros. Así, la violencia se fue convirtiendo en el
“sentido común” para resolver los problemas y las diferencias.

Uno de los contenidos más presentes al conectarse con el tiempo de la violen-


cia, se refiere a los deseos de venganza. Se menciona cómo la arbitrariedad de
la violencia genera mayor arbitrariedad. En esa época se tildaba de “terruco/a” a
alguien como forma de vengarse y así expulsarlo/la de la comunidad, con el con-
siguiente sufrimiento para la persona, su familia y allegados.

La sensación que expresan es que la violencia, con su falta de sentido y raciona-


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WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
lidad, generó en algunas personas respuestas igualmente violentas: enrolarse en
Sendero Luminoso para vengarse de los militares, entrar al ejército o policía para
vengarse de Sendero Luminoso. “Una de las participantes, recuerda que su familia
se hizo cargo de un niño que quedó huérfano y les contaba como mataron a sus
padres y que les decía que de grande quería matar a los “compañeros” para ven-
garse de la muerte de sus padres”.

Aparece también la preocupación por los niños reclutados por Sendero Luminoso,
se preguntan por ellos, por cómo estarán hoy en día, si es que han logrado sobre-
vivir a estos hechos. Se reitera esta preocupación, añadiendo que siempre se ve el
maltrato a los niños, la falta de respeto a su condición de infantes que requieren
seguridad, protección.

Un tema que aparece con mucha fuerza es la tristeza, recordando sobre todo las
situaciones de miedo y temor en las noches, el tener que hacer de las cuevas, que-
bradas o ríos un lugar para refugiarse y protegerse. Se trae también el recuerdo de
que en esa época les dolía mucho la cabeza.

La frustración y el dolor con respecto a recibir violencia de quienes esperaban


protección también están muy presentes.

Se recuerda la masacre de Cayara, cómo fueron matando a los testigos, al alcalde:


“Se hacían pasar por senderistas pero sabíamos que eran militares”, “los pies de
niña siempre los delataban”.

Otro tema que aparece es el temor a que se repitan los hechos de violencia: “…
En la película se ha visto la forma hasta donde nos podemos enfrentar. Y los que
estamos acá no queremos que se vuelva a repetir. En la película hemos visto el
daño que se hizo por ambos lados”.

El equipo subraya que la reflexión sobre las experiencias vividas nos permite en-
tender lo sucedido y sobre todo imaginar situaciones diferentes, alternativas para
poder evitar que los hechos de violencia se sigan repitiendo.

El grupo plantea una mirada distinta a la división convencional de buenos y malos.


Estaría presente la posibilidad de complejizar la realidad, identificando matices,
contradicciones, conflictos etc.: “Lo soldados no siempre eran los malos…”.

El grupo realiza la siguiente síntesis de los problemas de salud mental asociados a


los tiempos de la violencia:

- Resentimiento y agresividad en la comunidad. Deseos de venganza.

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WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
- Desconfianza entre los miembros de la comunidad. Miedo interiorizado (en-
trampamiento emocional). Desorganización en la comunidad.

- Pánico asociado a desintegración familiar, familias enteras y comunidades


abandonadas, pueblos fantasmas, acompañado de fuertes sentimientos de
inseguridad en la vida cotidiana (falta de lugares para dormir, no alimentarse
bien).

- Abandono personal (alcoholismo).

- Pérdida de la identidad: estigmatización y discriminación. El dolor de ser se-


ñalado como “terruco” por el hecho de ser ayacuchano y, asociado a ello, la
pérdida de oportunidades de trabajo.

- Despoblamiento y desplazamiento del campo a la ciudad: pueblos que es-


taban saliendo adelante perdieron lo avanzado, se despoblaron y surgieron
otros.

- Violación a los derechos humanos. Especial atención le dan al tema de violen-


cia sexual y a los niños y niñas nacidos a consecuencia de ello.

- El tema de los jóvenes y las pandillas.

- El tema de los desaparecidos.

- Deserción escolar.

Los recursos identificados

En el recuerdo de los participantes el soporte familiar está presente como un gran


recurso, lo mismo que la organización (clubes de madres, por ejemplo).

Consideran el desplazamiento como recurso, al mismo tiempo que un problema,


ya que les permitió salvar sus vidas, pero en condiciones muy duras.

La comunicación al interior de la familia y la comunicación hoy, en el marco del


proceso de formación, es valorada como un recurso que no sólo les permite ex-
presarse, escuchar y escucharse, sino, sobre todo, poder llegar a las personas con
quienes trabajan (efecto multiplicador).

Otro de los recursos que van esbozando se refiere a las prácticas culturales tra-
dicionales, las creencias religiosas y la fe que permitieron enfrentar el miedo y la
desolación.

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WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
Maltrato y abuso sexual, depresión, alcoholismo y trastornos mentales

A partir de lo que los mismos participantes expresan se priorizaron cuatro proble-


mas de salud mental que son muy frecuentes en sus comunidades: maltrato físico
y abuso sexual, depresión, alcoholismo y trastornos mentales.

Es importante señalar, al reflexionar sobre la experiencia, que tratamos que el


abordaje de estos problemas, muy familiares y cercanos al grupo desde la mirada
de la salud mental convencional -ligada a la patología y a la intervención de espe-
cialistas-, incluyera la reflexión desde una perspectiva psicosocial que permitiera
pensar de qué modo la comunidad puede participar del cuidado, atención y pre-
vención de estos problemas. Así, un eje transversal presente en nuestra aproxi-
mación fue el agente de salud mental y las formas de intervención en situaciones
críticas relacionadas con los problemas identificados.

Maltrato físico y abuso sexual

El esclarecimiento de este problema, desde nuestra perspectiva, suponía revisar


previamente el tema de la violencia en las relaciones personales, como marco
y fundamento del maltrato y abuso sexual. Asimismo, reflexionarlo de manera
conjunta con el grupo no hacía más que seguir elaborando un tema fundamental,
presente a lo largo de los talleres: la violencia en sus distintos modos y formas de
expresión.

Algunos ejes claves de la reflexión de los participantes en torno a la violencia:

La violencia se reproduce generacionalmente. Reconocen cómo la historia perso-


nal y familiar -el pasado- se expresa en el presente de diversos modos. Tal como
lo señala uno de los participantes: “si la persona es violenta es porque hubo algo
en su familia”. La idea de que la violencia se reproduce y que las personas repiten
patrones violentos si éstos han sido los predominantes en sus vidas es una idea
compartida ampliamente por el grupo.

El conflicto armado interno como hito de violencia. Hay una constante referen-
cia a estos años como la experiencia de violencia más significativa, en su enorme
capacidad de desorganización y desestructuración, a nivel individual y social: “…
los años 80 nos han dejado mucho resentimiento”. A lo largo de la experiencia de
formación aparecen contenidos ligados a las huellas que este conflicto dejó en los
pobladores.

Profundizar en esta reflexión nos plantea la necesidad de pensar de qué modo ta-
55
WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
les efectos se expresan hoy, tanto en los que la vivieron como en las generaciones
siguientes. Asimismo, nos hace preguntarnos en qué medida puede ser también
utilizada como atribución externa para evitar pensar en las propias responsabili-
dades con relación a la reproducción de la violencia.

Los patrones culturales tienden a “normalizar” la violencia. Para muchos los patro-
nes culturales tienen un estrecho vinculo con los estilos de relación violenta “des-
de nuestros antepasados decían: la educación con sangre entra”. Por esta razón se
considera como algo normal en las relaciones: “por costumbre, esto hicieron con-
migo, entonces igual lo hago contigo... eso pensamos”. Cuestionar esta “normali-
zación” fue una de las tareas fundamentales del equipo a lo largo del proceso.

Es muy significativo que los participantes señalen que a través de las costumbres y
creencias se busca justificar los castigos físicos y psicológicos dirigidos a los niños.
Nos permite plantear que se trata de un grupo con capacidad para cuestionar
lo que habitualmente se presenta como incuestionable e inmodificable como las
creencias religiosas: “... siempre en semana santa, cuando es viernes dolor, los
padres hacen levantar a sus hijos a las tres de la mañana para darles con las tres
puntas, para que acompañen a Jesús en su dolor y sufrimiento”.

La frecuencia no es determinante para el daño psíquico. “Basta que sea una sola
vez para que sea maltrato, el niño no recuerda cuantas veces fue golpeado, en su
pensamiento queda el hecho de haber sido maltratado”. Para el grupo esta mirada
se sitúa en la otra orilla de creencias arraigadas, como que el daño es causado sólo
cuando el maltrato es frecuente e intenso. Acá aparece la idea de una huella psí-
quica que se independiza de la realidad que la originó. Profundizar en esta noción,
novedosa y compleja, supone mirar la violencia no sólo desde la perspectiva de los
hechos sino del modo como esta experiencia se interiorizó.

La violencia siempre produce daño emocional. Relacionan la violencia en el caso


de las mujeres al “miedo a tomar sus propias decisiones, a tomar su vida en sus
manos”. También supone para la persona una experiencia de ruptura con la familia
y el entorno, “... la violencia te aísla, te separa de la familia, de la comunidad”.

La violencia no se expresa sólo a través del maltrato físico. El efecto desorganiza-


dor de la violencia, en sus distintas expresiones, puede incluso conducir a expe-
riencias de autodestrucción y hasta de muerte: “si un niño o adulto ha recibido
maltrato psicológico sólo con eso te desinflas, puede llevarlo al suicidio, no sólo el
golpe es maltrato”.

La comunidad puede cuidar e intervenir en situaciones de violencia. Para los par-


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WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
ticipantes la comunidad no puede estar ajena a esta situación. Por esta razón,
necesita de los recursos de la comunidad. Este testimonio aclara esta percepción:
“…… se necesita la presencia de terceros para que este problema se supere porque
los involucrados a veces no ven claramente sus necesidades”. Al respecto, para el
grupo resulta importante que los agentes de salud mental, es decir ellos mismos
en formación, como recurso de la comunidad, promuevan, planifiquen y coordi-
nen acciones conjuntas con las instituciones de la comunidad para sensibilizar y
comprometer a la misma población en un proceso de cambio con relación a la
violencia.

La violencia produce daño tanto al que es violentado como al que violenta. Esta
idea intenta cuestionar la división tajante entre víctima y perpetrador. También
éste es una persona dañada, producto de diversos factores psicosociales y toda
intervención tendría que incluirlo para producir algún tipo de cambio en la situa-
ción. Asimismo, la víctima posee recursos que le pueden permitir reorganizarse y
encontrar salidas y alternativas creativas y saludables para su vida.

Las expresiones de la violencia son diversas y a veces no nos damos cuenta. La


humillación, la desvalorización de lo que hacemos, la actitud denigrante hacia la
mujer, el buscar hacer sentir culpable al otro, la desconfianza, el silencio obligado,
producir temor y confusión con nuestros actos, la falta de reconocimiento y respe-
to, son algunas de las formas en las que la violencia puede manifestarse y que con
frecuencia no son reconocidas como tales.

Cuando abordamos más específicamente el maltrato físico y abuso sexual se llegó


a la siguiente elaboración grupal:

- En ambos casos es el uso de poder ejercido con personas que tienen algún
tipo de desventaja o se perciben como tales.

- El objetivo es despojar al otro, mediante la violencia, de su capacidad de deci-


dir.

- Se busca imponer al otro los propios deseos a través de una relación de domi-
nio.

- Las consecuencias en ambos casos son muy graves, especialmente si son ni-
ños los abusados y/o maltratados. En algunos casos pueden ser irreversibles.
Algunos testimonios refieren lo siguiente: “... se debe sentir mucho miedo,
temor, desconfianza, angustia, presión, depresión, también odio y puede ais-
larse”; “... el abuso sexual deja muchas huellas, siempre va a aflorar constan-
temente en su vida adulta”.
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WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
- Concluyen que tanto el maltrato físico como el psicológico repercuten en el
comportamiento y traen consecuencias importantes para la vida futura: “... el
maltrato físico y emocional, ambos repercuten y ambos no se olvidan y traen
consecuencias”. Esta idea revisa la creencia habitual de que es mejor recibir
castigo físico, pues las heridas del cuerpo se curarían mientras que el maltrato
psicológico dejaría huellas más profundas y dolorosas.

¿Cómo puede intervenir el agente de salud mental?

- “Realizando actividades de sensibilización y de intervención en la comunidad


a través de medios de información como la radio, afiches, pancartas, con men-
sajes que logren impactar a la comunidad”.

- “Creando un ambiente de confianza”.

- “No debemos obligar a la persona afectada a hablar, tenemos que saber espe-
rar y escuchar”.

- “Acompañarla en todo momento”.

- “Hablando con nuestros hijos, informándoles y realizando actividades de pre-


vención en nuestras comunidades”.

- ”Creando redes de soporte social para derivar a las instituciones los casos de
abuso y trabajar en lo preventivo”.

Depresión

La discusión, esclarecimiento y exposición del tema permite señalar que se tra-


ta de un problema que el grupo identifica y reconoce con facilidad, a partir de
experiencias propias o ajenas, cercanas y significativas: “... la depresión daña tu
psiquismo, daña tu personalidad”, “... es como si fuera un pozo más hondo que la
tristeza”.

¿Cómo puede intervenir el agente de salud mental?

“Realizando actividades de prevención para mejorar las relaciones personales,


como charlas en la comunidad con los padres de familia”.

“A través de la escucha y acompañamiento a las personas deprimidas y a sus fa-


milias”.

“Realizando acciones de sensibilización en la comunidad, como difusión radial


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WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
para evitar la depresión”.

“Recurrir a las instituciones, como el hospital u otras redes sociales, con la fina-
lidad de derivar a las personas que tienen una depresión grave y así puedan ser
atendidas por profesionales de la salud mental”.

Es interesante notar que las propuestas de intervención que sugieren los partici-
pantes incluyen acciones de acompañamiento, soporte, sensibilización y también
de derivación a especialistas.

Alcoholismo
Síntesis grupal:

- “Después del conflicto armado interno el alcoholismo ha aumentado enorme-


mente debido a la soledad, la desconfianza, la violencia”.

- “El hecho de no poder expresar lo que se siente, las constantes frustraciones


y la falta de espacios recreativos hacen que uno se refugie en el alcohol”.

- “El alcohol es como un refugio, más en los hombres, por diferentes problemas
ya sea familiar, de pareja o de trabajo”.

- “Para el hombre el consumir alcohol les hace sentir diferentes, como “súper
hombre”, con más fuerza, energía”.

- “Hay descuido personal”.

- “Con el alcoholismo se produce la desintegración familiar, separación, no es


visto bien en la sociedad, hay aislamiento, provoca accidentes y abandono de
actividades (estudio, trabajo)”.

En los espacios grupales de discusión sobre el tema se planteó una reflexión sobre
cómo se percibe el problema hoy en las comunidades:

- Culturalmente sabemos que la presencia del alcohol ha estado relacionada


a las costumbres, ritos de la comunidad, y que se mantiene hasta el día de
hoy con la diferencia de que antes el consumo estaba regulado a través de
los adultos, varones y mujeres que revestían autoridad durante las fiestas y
compromisos, restringiéndose el consumo a los menores de edad.

- Actualmente se observa que el consumo ritual de alcohol se ha distorsionado


debido, entre otras cosas, a que las mujeres han asumido un patrón “masculi-
no” de consumo de alcohol frecuente, convirtiéndolo en una seudo estrategia
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WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
para enfrentar sus problemas. Cabe resaltar que actualmente la edad de inicio
de consumo de alcohol es cada vez más temprana. Igualmente, se resalta que
el alcoholismo tiene una estrecha relación con la violencia ya que la mujer, al
asumir el patrón “masculino” de consumo de alcohol, también ha asumido el
patrón “masculino” de autoridad maltratando física y psicológicamente a sus
hijos, convirtiendo este estilo de relación en algo natural o normal dentro del
hogar.

- El consumo de alcohol es muy alarmante ya que va minando poco a poco


las capacidades o habilidades que tienen las personas. Sabemos que ahora
es una actividad que es compartida por ambos géneros y que el periodo de
iniciación es más temprano aún. Los índices de ingesta alcohólica son cada
vez más altos y Ayacucho es uno de los departamentos en donde hay mayor
consumo. Esta situación nos advierte que los problemas que las personas,
familias y comunidades presentan no están encontrando los espacios para
poder ser procesados.

Trastornos mentales
Síntesis grupal

Muchos de los casos de trastornos mentales tienen sus causas en las secuelas
que el conflicto armado interno dejó. Durante estos años el constante peligro, la
inseguridad y la desconfianza permanente provocaron que muchas personas per-
dieran la cordura y se alejaran de los miembros de su comunidad.

Los trastornos mentales se manifiestan a través de uma nanay (dolores de cabe-


za), los llakis (penas), iquyaspa (debilidad por las pena), llakiwan kachkani (estoy
con pena) que son considerados como expresiones importantes de la “locura”.

La religión se convirtió en un recurso de la comunidad ya que fue un soporte fren-


te a la violencia vivida. A través de aquélla encontraron protección y consuelo a
sus malestares dándole sentido a la violencia mediante los contenidos bíblicos.

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WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
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WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
5 LOGROS Y LIMITACIONES

Los participantes del proceso

- El programa de formación ha contribuido a que los actores del proceso: par-


ticipantes y equipo WIÑASTIN logren desarrollar un aprendizaje mutuo. De
un lado, la construcción de un clima de confianza ha facilitado una actitud
de apertura y disposición a participar, intercambiar y reflexionar de manera
activa por parte de los participantes; y de otro lado, la importancia dada al in-
tercambio de saberes previos y las prácticas culturales en salud mental de los
y las participantes ha permitido un aprendizaje importante para el equipo.

- En un inicio fue muy notoria la desconfianza y las resistencias de los partici-


pantes hacia el tema, hacia la metodología y al equipo, visto como foráneo. En
el proceso estas actitudes fueron trabajadas y en gran medida superadas.

- La heterogeneidad de los participantes convocados ha contribuido a valorar la


experiencia de vincularse con un otro diferente. Han descubierto o reforzado
a través del taller la capacidad de trabajar en grupo, reconociendo y valorando
sus diferencias: “ha habido un ambiente de mucha cordialidad y respeto en
donde nadie sabe más que el otro, sino por el contrario, colectivamente se
han revalorado prácticas culturales que han ayudado a elaborar y reconstruir
la salud mental de las personas y de la comunidad”.

- De otro lado, el ingreso más o menos recurrente de personas nuevas al pro-


ceso de formación es una limitación. La propuesta de formación se sustenta
en la continuidad y en la convicción de que los sujetos de la formación no son
intercambiables.

La propuesta metodológica

- El proceso vivido ha permitido enriquecer la propuesta de formación que


venimos desarrollando desde el 2004. Con la participación de este grupo de
actores locales de Cangallo, el programa de formación realizado anteriormen-
te, con profesionales, líderes y personal de salud de Huamanga y Huanta, ha
incorporado de mejor manera imágenes y prácticas del contexto rural para el

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WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
diseño de la metodología.

- La metodología activa y participativa ha contribuido a que los participantes


sean sujetos de aprendizaje y no objetos del mismo.

- Los participantes han conectado bien con la propuesta metodológica de tren-


zar los aspectos cognitivos, afectivos/actitudinales y los técnico/instrumenta-
les como estrategia de aprendizaje.

- La experiencia ha promovido cambios en su entorno familiar, laboral y comu-


nitario. “Agradezco por darnos esta experiencia tan significativa para noso-
tros. Se va a quedar en nosotros, nuestra familia y comunidad. Personalmente
ha sido un cambio para mí”.

- Hemos enriquecido nuestra herramientas metodológicas en el intercambio


con el IPEDEHP: elaboración de una cartilla por módulo, pruebas de entrada y
salida, dinámicas lúdicas, evaluación final para cada taller.

- Sin embargo, la experiencia desarrollada nos ha mostrado que a veces el di-


seño para cada taller resultó ambicioso por su extensión y la variedad de los
temas propuestos. Además del tiempo insuficiente para lo programado, los
participantes resaltaron haber reducido el espacio para su formación debido
al incumplimiento de sus acuerdos. Asimismo, los comentarios a las cartillas
desarrolladas nos muestran que hace falta expresarnos con mayor sencillez y
claridad para poder llegar a todo el grupo, considerando su heterogeneidad.

- Los participantes han valorado la experiencia como un proceso inédito reco-


nociéndola como algo altamente significativo en sus vidas: “el gobierno nos
da regalo de un día, esto es para toda la vida, nadie los lo va a quitar”; “en
el taller hemos tenido conocimientos que nunca hemos visto, pero esas he-
rramientas estaban en nuestras manos”; “así nomás no se aprende ni en la
universidad. Este tipo de escuela no la vamos a encontrar en otra parte, nos
ha enriquecido”.

Consideran que en este proceso el espacio de soporte emocional ha sido muy


importante, aunque para algunas personas ha resultado insuficiente. La de-
manda por mayor soporte emocional todavía gravita al cierre de los talleres.
En la evaluación final varios de los participantes expresaron su interés en con-
tar con una cartilla con dinámicas que les permitiera reducir el “estrés” que
les producía su trabajo como agentes de salud mental. Asimismo, varios que-
daron con la expectativa no satisfecha en relación a una atención terapéutica
personalizada.

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WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
La noción de salud mental

- Se ha contribuido a que los participantes tengan una comprensión más amplia


de la salud mental.

- Los participantes han reubicado a la salud mental trasladándola del terreno


exclusivamente médico y de la posta de salud hacia el espacio de la comuni-
dad, y reconocen que todos y todas están involucrados en promoverla, cuidar-
la y recuperarla. Es interesante ver, sin embargo, cómo en el mismo espacio
de formación todavía se mantiene en algunos la percepción del equipo de
psicólogas como expertas en salud mental a quienes tienen que recurrir si se
presentan problemas.

- Los participantes han comprendido que las condiciones materiales y las rela-
ciones sociales, políticas, económicas y culturales determinan la producción
de salud mental y que la salud de cada persona está estrechamente vinculada
a la salud del grupo y la comunidad en la que está inserta.

La identificación de problemas de salud mental en su comunidad y los recursos


que tienen para enfrentarlos.

- Han ampliado sus conocimientos sobre algunos problemas identificados en


las comunidades, tales como: maltrato, abuso sexual infantil, depresión, alco-
holismo y trastornos mentales y han enriquecido sus estrategias de interven-
ción incorporando algunos elementos prácticos.

- Los participantes reconocen la importancia de la participación de la población


en la identificación de sus necesidades y problemas y las alternativas para
afrontarlas.

- Han ampliado su comprensión acerca de los problemas que afectan y generan


malestar en su comunidad.

La relación entre memoria y salud mental

- La mayoría ha logrado comprender la importancia que tiene recordar para


poder elaborar las experiencias tan dolorosas y difíciles que han vivido.

- Han identificado nuevas maneras de recordar sus vivencias, reconstruir su his-


toria colectiva, y con ella aspectos de su identidad cultural. Sin embargo, este
tema hay que seguir profundizándolo. El olvido y la negación como mecanis-
mos para enfrentar el dolor aún aparecen como defensa.

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WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
Las herramientas para un trabajo en salud mental

- Los participantes se reconocen como agentes de salud mental que cuentan


con herramientas y las están usando en su labor en la comunidad. “Nos han
enseñado estrategias. Antes sólo me abocaba al motivo de consulta. Ahora
soy observadora, voy a la parte psicológica ¿qué estará pasando? Conversa-
mos qué problemas tienen, más de violencia intrafamiliar”. “Para mí lo básico
fue el escuchar. Y eso lo practico con los alumnos de quinto año”. “Practican-
do la tolerancia, antes reaccionábamos mal cuando se aglomeraba la gente,
ahora tenemos más paciencia. Vienen con diferentes actitudes, tratamos de
colocarnos en el lugar de ellos. Toman más confianza, tenemos que conversar
con las personas”.

- Se han desarrollado actitudes que favorecen la relación y la confianza con el


otro, como la escucha, la observación, comprensión y el diálogo. “Ahora como
agente de salud mental soy una intermediaria entre los problemas de mi ins-
titución educativa y los padres de familia o los alumnos”.

Afirmación de prácticas tradicionales para procurarse bienestar

- El proceso de formación ha contribuido al reconocimiento y valoración de sus


recursos y prácticas culturales para enfrentar problemas y para la recupera-
ción de la salud mental: “yo antes pensaba que las creencias o costumbres no
tenían validez para curar a las personas, pero ahora, en estos talleres, me ha
servido para revalorar y comprender que estas prácticas culturales han ayuda-
do y que son importantes para la comunidad”.

El Sasachakuy Tiempo

- Han identificado de qué manera los hechos vividos durante el Sasachakuy


Watakunapi afectan a las personas, familias y comunidades.

- Identifican los recursos desplegados por la población para enfrentar el im-


pacto de los hechos vividos durante el Sasachakuy Watakunapi e incorporan
nuevas herramientas para el trabajo de elaboración de los hechos vividos.

Perfil del agente de salud mental

- Han afianzado el rol y la función que tienen como agentes de salud mental,
comprendiendo que desde su labor como líderes contribuyen al desarrollo de
la salud mental comunitaria. Queda como tarea pendiente afianzar los logros,

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pues podemos observar que aún hace falta que incorporen un papel más ac-
tivo en la generación de nuevas propuestas e iniciativas.

Salud mental comunitaria

- La experiencia de formación ha permitido articular sus prácticas y nociones


de bienestar comunitario con la perspectiva de salud mental comunitaria. Sin
embargo, es necesario profundizar y afianzar este nuevo enfoque con sus res-
pectivas herramientas.

Respecto a los riesgos para el proceso realizado, sobresale su preocupación


sobre la posibilidad de caer en la indiferencia y el olvido de lo que se ha avan-
zado poniendo en riesgo la continuidad del trabajo. En segundo lugar está la
preocupación por la poca participación de las autoridades. Se quedan pre-
guntando sobre la sostenibilidad del proyecto. “¿Tendremos un monitoreo de
ustedes, o de la parroquia? ¿Cómo está previendo la parroquia?”

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PISTAS QUE SE ABREN A
PARTIR DE LA EXPERIENCIA

Interculturalidad y salud mental.

- Consideramos que no es suficiente recoger las nociones y prácticas andinas


sobre salud mental para hablar de un enfoque de interculturalidad. Habría
que dar un paso más allá de una mirada que se centra en la descripción y el
reconocimiento de las diferencias. Nuestra perspectiva nos anima a profundi-
zar en los procesos psicológicos que subyacen a estas nociones y prácticas que
expresan una determinada manera de comprender e interpretar el bienestar
y la enfermedad. A partir de este proceso de elaboración y teorización se po-
dría contribuir a enriquecer las estrategias de acción y las políticas públicas de
salud mental.

- No hay un discurso único sobre salud mental. La comunidad tiene diferentes


expresiones para referirse a cómo está su salud mental. Por ejemplo, pueden
hablar de trauma y alcanzo. Nos interesa comprender cuál es la función que
tienen estas diferentes expresiones y en qué contexto aparecen. Profundizar
en esta comprensión nos permite orientar mejor nuestra propuesta, tanto a
nivel teórico como metodológico.

- El enfoque comunitario de nuestra propuesta nos exige explorar mejor cómo


se define lo individual y lo colectivo para el mundo andino en la actualidad.
Una de nuestras premisas básicas es la existencia de un yo como un yo social
desde el inicio de la vida, en tanto se constituye en relación con el otro. Siendo
así, está mirada parecería estar en consonancia con la concepción andina de
un sujeto comunitario y no individual. Necesitamos explorar más estas posi-
bles conexiones.

Salud mental con enfoque comunitario

- El término “salud mental” sigue remitiendo a un marco médico y así está


inscrito en la mentalidad colectiva. En este sentido, y a propósito de cómo
estamos comprendiendo y transmitiendo lo comunitario y la salud mental
comunitaria, entendemos que esta noción no da cuenta suficientemente de
nuestro enfoque psicosocial, en el que nociones como intersubjetividad, pro-
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cesos intrapsíquicos, relación individuo y sociedad son claves.

- Conforme vamos trabajando más con este enfoque nos damos cuenta que
nuestra propuesta conceptual y práctica todavía requiere ser afinada y discu-
tida con otros. Importa precisar qué es lo que define lo comunitario y cómo
estamos integrando lo intersubjetivo y lo intrasubjetivo en esta perspectiva.

- Hay que precisar, definir, discutir mejor en el proceso de formación la relación


entre el cambio personal y el cambio comunitario. Tiende a ser visto como una
polaridad excluyente en la que lo personal aparece asociado a lo individualista
y limitado, contrario a lo comunitario que aparecería como idealizado. Nos
interesa afirmar la idea de la complejidad de esta relación, esclarecerla y de-
velar qué subyace a esta polaridad. Este proceso nos permitiría también afinar
cuestiones prácticas: por ejemplo, qué lugar tiene la atención personal, qué
capacidades necesitamos alentar en el proceso de formación de un agente de
salud mental.

La propuesta metodológica

- Nos interesa desarrollar indicadores que permitan dar cuenta del impacto que
nuestro trabajo tiene en la gente. En tanto el objetivo de nuestro trabajo es
desencadenar procesos complejos de carácter cualitativo, cuyos efectos son
de mediano y largo plazo, necesitamos construir indicadores adecuados.

- Discutimos la idea de que una manera de evaluar el éxito de la formación en


salud mental sea la réplica de lo aprendido. Aspiramos a que el agente de
salud mental use lo aprendido de manera creativa, desplegando sus potencia-
lidades en un ritmo y en un tiempo acorde a sus propios procesos.

- Algunos recursos metodológicos propuestos en este proceso de formación,


como lo del río, van más allá de ser sólo un medio, en sí mismos estarían fa-
cilitando la elaboración de experiencias personales y colectivas. Es un desafío
desarrollar más estos recursos y conceptualizarlos.

- Considerando que el sostenimiento emocional es un componente fundamen-


tal en el proceso de formación realizado por psicólogas hasta ahora, es un
desafío la construcción de una propuesta en la que este espacio sea sostenido
por los propios pobladores.

- Siendo una de nuestras premisas que los líderes sociales como agentes de
salud mental son fuerzas dinamizadoras del desarrollo comunitario, interesa
ver cómo su formación contribuye a esto. Interesa hacer este seguimiento de
manera tal que podamos dar cuenta de ese impacto en la comunidad.

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