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Elena Peña R.
Silvia Revilla H.
Rosa Ruiz S.
Viviana Valz Gen R.
Marisol Vega G.
índice
PRESENTACIÓN 5
1. PUNTOS DE PARTIDA 13
2. LA PROPUESTA 15
2.1 Objetivos 15
2.2 La metodología 16
4
WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
4.7 Los agentes de salud mental ante los problemas más severos y fre- 51
cuentes
5. LOGROS Y LIMITACIONES 61
Para esto, es necesario que en el Perú nos reconozcamos como iguales en dere-
chos y en dignidad y que, al mismo tiempo, valoremos nuestras diferencias. Esto
implica que todos nos sintamos parte de la comunidad nacional y, por lo tanto,
que podamos ejercer nuestros derechos y asumir nuestras responsabilidades. No
hacerlo nos coloca frente a un peligro evidente: esa fue una de las condiciones
para que el conflicto armado interno se inicie y expanda dejando un saldo irrepa-
rable de víctimas y afectados.
Quizá el mejor argumento sea que en este libro hablamos de nuestras apuestas
que dan sentido a toda nuestra acción, que muchas veces va a contracorriente.
En efecto, estamos convencidos que nuestro país necesita cerrar sus heridas, las
históricas y las que se acentuaron producto del conflicto armado interno que vi-
vimos en las décadas del 80 y 90; y sin embargo, nuestro convencimiento no nos
hace perder de vista que luchar por lo que creemos implica comprometerse con
múltiples tareas que parecen nunca acabar.
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WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
Como sabemos la intensidad de la violencia política en el Perú varió según la zona
geográfica. Si decimos que el Perú es una sociedad post conflicto, es probable que
estemos lejos de la verdad; la diferente intensidad con que se vivió el conflicto,
haría repensar esa afirmación. Si, buscando ser más específicos, afirmamos que
existen zonas del Perú que fueron afectadas por la ferocidad de una violencia des-
garradora, reconoceremos, dentro del Perú, sociedades que viven un proceso de
post conflicto. Esa diferencia nos habla de un país fracturado. Con zonas vulnera-
bles históricamente, postergadas por un centralismo agobiante y por élites locales
irresponsables que por conveniencia propia se sirvieron de ese sistema para man-
tener su cuota de poder. Un círculo vicioso completo.
Esa frase condensa el poco interés del Estado peruano para construir una comu-
nidad política inclusiva. En efecto, esta situación de desarraigo, si bien expresa
el fracaso mencionado, también revela la necesidad de sentido de pertenencia,
puesto que pertenecer a una comunidad es una necesidad humana, es un derecho
humano (Jelin, 2005). Derecho violado antes y durante el conflicto. Nos pregunta-
mos cuánto de esto realmente ha cambiado.
Una de las tareas más arduas en las sociedades post conflicto es la recuperación
de los lazos rotos. Volver a confiar en los demás y forjar la paz forma parte de la
transición, pero esta, como todo proceso de reconstrucción, debe tener un pe-
riodo determinado, no debiendo extenderse demasiado ni avanzado a marchas
forzadas. Pero, ¿cuál es el tiempo preciso para la recuperación de los lazos rotos?
¿Qué actores deben intervenir? ¿Con qué roles? Las respuestas se darán en cada
contexto, pero mientras existan grupos interesados en imponer el olvido y la indi-
ferencia serán procesos que más tarden. De ahí se reafirma una convicción insti-
tucional: educar en derechos humanos para formar en ciudadania. Ese es nuestro
piso común institucional y ese es el fundamento de todas nuestras propuestas.
A partir de ello es que podemos trabajar los diversos temas. El inicio, como en
casi toda la propuesta formativa del IPEDEHP, se da con el taller “básico” como le
llamamos dentro del equipo. Ese es un taller de arranque y, a la vez, de enganche.
Mucho de la implementación futura se juega ahí y por lo tanto el cuidado, tanto en
su preparación como en su implementación, es fundamental. Ahí reflexionamos
sobre los fundamentos de los derechos humanos y la democracia y cómo se vin-
culan ambas con la vida cotidiana de los participantes.
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WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
De ese modo iniciamos espacios de reflexión con las personas que fueron con-
vocadas por el equipo de la Parroquia San Pedro de Cangallo, que logró reunir
a líderes y lideresas con representatividad en la provincia. En efecto, los líderes
que participaron en el proceso de formación fueron los más representativos de
las comunidades, teniendo indistintamente a profesores, personal de salud y co-
muneros y hacerlos participar en un mismo espacio formativo se convirtió en una
riqueza por las múltiples experiencias que trae cada uno de ellos. Esa polifonía nos
enriquece, nos interpela, nos hace confrontar ideas respetuosamente y provoca
–insistimos- que un taller no sea igual a otro.
Al igual que con los anteriores temas, buscamos que el final de la formación res-
ponda a las necesidades de los participantes, que cierre el proceso formativo y a
la vez comprometa a los líderes para difundir lo aprendido. Por ello, analizando
el contexto caímos en la cuenta que uno de los rasgos permanentes de las comu-
nidades de donde provienen los líderes es el conflicto. Disputas históricas entre
comunidades campesinas, que se agudizaron durante el conflicto armado interno
y que permanecen hasta hoy, fueron los conflictos que con más frecuencia en-
contramos. Del mismo modo, recibíamos en los talleres las afirmaciones de que
“Cangallo ya está repartido”, en el sentido que gran parte del territorio existen
denuncios mineros y que tarde o temprano “se vendrían” los conflictos ambienta-
les. Ante ello, en el equipo decidimos implementar un taller sobre manejo y trans-
formación de conflictos sociales, apostando por la idea de que el conflicto es una
oportunidad para crecer, que los conflictos forman parte de la vida y que tenemos
que aprender a transformarlos.
La sistematización
En un medio donde son escasas las investigaciones y los aprendizajes pocas veces
son recabados oportunamente, nos propusimos contar con un documento que
nos de pistas para futuras intervenciones, no solo nuestras, sino de otros actores
sociales, tanto de la sociedad civil como del Estado. Para contar con esas pistas
decidimos sistematizar la formación de los agentes de salud mental a cargo de
Wiñastin.
Con este trabajo buscamos, por un lado, incidir en autoridades para la implemen-
tación de políticas públicas a favor del reconocimiento de la salud mental como
un derecho. De otro, buscamos que distintos tipos de organizaciones que trabajan
en comunidades campesinas tomen en cuenta los procesos comunitarios y, funda-
mentalmente, los recursos con que cuentan tanto a nivel personal como colectivo
para que reconozcan en ello una oportunidad de realizar mejores intervenciones.
***
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WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
Cuando Salomón Lerner entregó el Informe Final de la Comisión de la Verdad y
Reconciliación en manos del Presidente Alejandro Toledo sostuvo que el traba-
jo de la reconciliación será posible con el involucramiento de muchos sectores.
A esa labor nos sumamos desde nuestro trabajo cotidiano, con la convicción de
que educar en derechos humanos es una tarea inagotable. Es un compromiso de
vida que nos exige tanta coherencia como un dejarse afectar. No podríamos dar
cuenta de lo que hacemos si es que no forma parte de nuestras vidas y de lo que
creemos.
IPEDEHP
Lima, marzo 2010
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WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
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WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
1 PUNTOS DE PARTIDA
WIÑASTIN, que significa creciendo, es una asociación que surge en el marco del
proceso de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) 2001-2003, con la
idea de contribuir a desarrollar una propuesta de salud mental para la región de
Ayacucho, propuesta impulsada inicialmente por la Conferencia de Religiosos Su-
periores-CONFER1.
Consideramos que los problemas de fondo del país se enmarcan en una historia
de marginación y exclusión como factores que van creando el escenario de pobre-
za actual en el que se despliega la violencia en los últimos años. Comprendemos
también que las “formas de sufrimiento instaladas” son expresiones de esta larga
historia de postergación y requieren ser elaboradas a través de un análisis crítico
que permita delinear alternativas y propuestas nuevas. Desde esta mirada, en-
tonces, reconocemos a las personas como protagonistas y sujetos activos de sus
cambios.
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WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
2 LA PROPUESTA
2.1 Objetivos
El objetivo general de WIÑASTIN se orienta a contribuir a mejorar las capacidades
de respuesta de la población ayacuchana a su problemática cotidiana, haciendo
uso de sus recursos y potencialidades de desarrollo personal y comunitario desde
tres líneas de trabajo: formación, dirigida al fortalecimiento de las capacidades
locales a través de programas de formación integral de “agentes de salud men-
tal”; una segunda, orientada a la recuperación psicosocial, atención individual, de
pareja, familiar, e intervenciones con diferentes grupos de la población con un en-
foque comunitario; y una tercera, dirigida al fortalecimiento de redes y colectivos
para consolidar el impacto de la acción interinstitucional en el tema de la salud
mental.
2.2 La metodología
Uno de los aspectos más importantes de nuestra propuesta es la metodología. La
manera cómo se realiza el trabajo recoge lo sustancial de nuestra perspectiva y se
convierte en una verificación de la misma. De ese modo, la metodología, el cómo
de nuestro quehacer, no es solamente medio o herramienta para lograr nuestros
propósitos, sino, fundamentalmente, una realización de los mismos. Dicho de otra
manera, se trata de un método que en sí mismo da cuenta de lo que nos propone-
mos. No compartimos la vieja idea de que el fin justifica los medios; lejos de ello,
creemos que el método expresa el fin y la perspectiva.
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WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
A la vez que la participación, se promueve la reflexión y análisis desde la propia ex-
periencia: observando y comprendiendo sus actitudes, la manera como se relacio-
nan con su entorno y su trabajo en la comunidad, van generando un espacio inter-
no para una reflexión abierta y critica que les permite ampliar sus conocimientos
acerca de si mismos, las relaciones con los otros y al interior de la comunidad.
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WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
3 LOS TALLERES EN CANGALLO
De este grupo amplio inicial se realizó una selección en base a los siguientes crite-
rios: motivación para el trabajo en salud mental, un nivel activo de participación
en sus comunidades y actitudes observadas de interés en relacionarse con los
demás.
Cuadro No 1
Número de participantes según su rol en la comunidad
Personal Líderes Líderes Autoridades
Talleres Docentes Otros2 TOTAL
de Salud Parroquiales Comunitarios Públicas
Taller intr. 32 9 8 14 2 10 75
Taller 1 20 8 7 9 2 1 47
Taller 2 19 3 6 5 1 0 34
Taller 3 14 8 9 8 2 2 43
Taller 4 10 2 11 6 1 0 30
Taller 5 10 1 7 4 1 0 23
Taller 6 13 6 7 8 1 3 38
La presencia del personal de salud es más irregular y en gran medida guarda rela-
ción con la obligatoriedad de sus actividades y la escasez de recursos humanos en
las comunidades, lo que no permite que dejen sus espacios de trabajo.
Los líderes comunitarios han mantenido una asistencia regular a lo largo del pro-
ceso, la que, en casi todos los talleres, ha ido proporcionalmente en aumento res-
pecto a los demás grupos. Esto nos habla de un interés constante por los temas de
salud mental, tema particularmente novedoso para ellos.
Cuadro No 2
Número de participantes por taller, según sexo
Con relación al sexo de los participantes, llama la atención que las mujeres casi
duplican su asistencia con relación a los hombres. Tratándose de un programa
dirigido a líderes sociales, esta presencia mayoritaria de mujeres podría estar ex-
presando un liderazgo creciente. También podría estar indicando que la función
de cuidado, en este caso de la salud mental, convoca más a las mujeres.
3 El taller introductorio fue realizado con el IPEDEHP, convocando a un conjunto amplio de líderes sociales
del cual iba a ser seleccionado un grupo más reducido de 40 para los talleres de formación de salud
mental. Por ello, se aprecia que a partir del taller 1 el número de participantes es menor.
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WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
Cuadro No 3
Número de participantes según lugar de trabajo
María
Talleres Los
Cangallo Chuschi Parado de Total
realizados Morochucos
Bellido
Taller intr. 30 11 20 14 75
Taller 1 22 7 10 8 47
Taller 2 13 5 12 4 34
Taller 3 15 9 14 5 43
Taller 4 13 5 8 4 30
Taller 5 8 4 8 3 23
Taller 6 13 8 14 4 39
Promedio Total 16 7 12 6
Cuadro No. 4
Población atendida según ámbito de trabajo de los participantes
Personas
Área de trabajo de
Población atendida atendidas
los participantes
mensualmente
Alumnos, padres de familia,
Docentes 1965
maestros
Personal de salud Población en general 5430
Líderes Población en general
665
comunitarios Organizaciones sociales de base.
Defensores
Población en general 710
parroquiales
Población en general
Autoridades 100
Organizaciones sociales de base.
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WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
Los participantes del sector salud son los que llegan a mayor cantidad de perso-
nas, porque atienden cada día a diferentes usuarios con un alto nivel de movilidad
en su relación con ellos. En el caso de los docentes, también atienden a un gran
sector de la población pero de naturaleza más permanente, por tratarse de alum-
nos matriculados y padres de familia con los que establecen un vínculo estable en
un período de tiempo determinado.
Hay que señalar que el número reducido de pobladores atendidos por autorida-
des tiene que ver con la poca presencia de estos actores en el proceso.
Con relación a estos ejes temáticos se elaboraron siete cartillas destinadas a ser
utilizadas por los participantes como material de reflexión en el proceso de for-
mación, y al mismo tiempo como material de trabajo en sus acciones con la co-
munidad.
Estas cartillas, que fueron validadas con los participantes, son las siguientes:
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WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
- El trabajo del agente de salud mental: Temas y herramientas.
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Talleres Objetivos específicos
Taller 4 Reflexionan y retoman las nociones de salud mental
Los problemas más trabajadas en los primeros módulos: cómo se desarrolla,
frecuentes de salud construye, genera, la salud mental, el bienestar, el Allin
mental en la comunidad. Kausakuy; qué condiciones obstaculizan su desarrollo.
Primera parte: efectos Identifican de qué manera los hechos vividos durante el
del sasachakuy tiempo Sasachakuy Watakunapi afectan a las personas, familias y
15 y 16 de junio del comunidades.
2009 o Trabajan la relación entre hecho y vivencia.
o Revisan la noción de trauma y otros conceptos
para entender estos procesos.
Reflexionan sobre el impacto que los hechos vividos durante
el Sasachakuy tiempo, desde su propia experiencia.
Identifican los recursos desplegados por la población para
enfrentar el impacto que los hechos vividos durante el
Sasachakuy Watakunapi.
Taller 5 Incorporan nociones sobre maltrato y abuso sexual,
Los problemas más depresión, alcoholismo y trastornos mentales.
frecuentes de salud Reflexionan críticamente sobre estos problemas.
mental en la comunidad. Identifican signos y señales de los problemas de salud
Segunda parte: los mental trabajados.
problemas más severos. Incorporan elementos prácticos para intervenir en los
13 y 14 de julio del 2009 problemas trabajados.
Taller 6 Refuerzan el perfil del agente de salud mental comunitario.
Cómo la comunidad La importancia del cuidado del agente de salud mental.
cuida su salud mental Diferencian la promoción de la prevención.
15 y 16 de octubre del Afirman las nociones y herramientas aprendidas a lo largo
2009 del proceso de formación.
Incorporan nuevas herramientas para el trabajo en salud
mental comunitaria.
Plantean una iniciativa puntual con todo lo aprendido.
En los primeros talleres no se evidencia con claridad quiénes son los líderes en
el grupo. La participación es más o menos homogénea, un tanto tímida y cauta,
pero conforme avanza el proceso se va vislumbrando que algunas personas van
asumiendo un rol más activo y participativo. Se percibe una tendencia a que sean
las mismas quienes salgan a exponer o a asumir otras tareas.
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WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
El hecho de que algunas personas asuman este incipiente rol de liderazgo se sos-
tiene no sólo en sus características personales, sino en el mecanismo por el cual
el resto del grupo delega en ellos ciertas funciones que se resisten a asumir por
temores iniciales y desconfianza, típicos de las primeras fases de todo proceso
grupal.
A su vez, esos líderes son los expertos que tienden a desvalorizar a los pobladores,
a los no líderes, porque “son los líderes los que saben”. Es decir, se reproduce en
los talleres esa dinámica que se desarrolla en sus propios espacios organizaciona-
les, permitiendo visibilizarla y discutirla.
En esta etapa del proceso, el grupo también empieza a incorporar las herramien-
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WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
tas de la salud mental comunitaria como algo que pueden integrar a sus prácticas
y nociones culturales y no como algo ajeno: “ah, ya entendí que mi persona es la
principal herramienta para trabajar en la salud mental comunitaria”.
Las miradas antes excluyentes de la fase inicial, referidas al que sabe y al que no
sabe, son elaboradas y pueden ser vistas no como antagónicas sino posibles de
entrar en diálogo. El grupo puede cuestionar sus propias prácticas de cuidado de
salud mental a la vez que valorarlas.
Hacia la fase final del proceso emergen contenidos relacionados con la posibilidad
de sintetizar la experiencia y verla plasmada en un proyecto en su localidad. Así,
surgen iniciativas: “como dirigente de mi organización voy a convocar a las otras
autoridades para que todos trabajemos por la salud mental” (docente y líder co-
munitario).
En síntesis, en relación con el proceso grupal, podemos señalar que conforme fue
avanzando el proceso primó la cooperación sobre la competencia, el grupo pudo
centrarse más sobre la tarea propuesta, pudo reflexionar sobre los contenidos e
incorporarlos en distintos grados, se sintió parte de un colectivo; la comunicación
fue más horizontal con roles flexibles y un clima grupal en el que predominó una
atmósfera de respeto y confianza.
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WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
ANALISIS Y PROFUNDIZACION
4 DE LA EXPERIENCIA:
TEMAS PRINCIPALES
Un primer paisaje que van recreando los participantes resalta, de un lado, los pro-
blemas asociados a la salud mental; es decir, hay una mirada inicial centrada en las
dificultades y preocupaciones que tienen como líderes frente a sus comunidades:
“problemas, pérdidas, dolor, violencia, caídas, estancamientos”. De otro lado, da
cuenta de lo vital, hablando de “alegría, esperanza, amor, paz, cantos, recursos,
superación”. Es interesante la observación de uno de los participantes que integra
estas dos miradas: “La vida se encuentra con diferentes problemas y recursos y da
fruto”.
Esta imagen, nos devuelve el modo como las relaciones interpersonales y los vín-
culos aparecen ligados a la producción de salud mental, señalando la importancia
de: “la protección de la familia”, “personas que nos ayudan”, “sentir que no esta-
mos solos”, “hay alguien que nos da la mano”, “contar con un puente que facilite
la unión entre dos grupos de la sociedad, así podemos conjugar esfuerzos”. En esta
aproximación está incorporada la idea de que las personas se construyen como
personas en medio de otros, en contacto con otros, en la trama de lazos comuni-
tarios.
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WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
Otra idea importante que se resalta es “tomar los problemas como una experien-
cia”, ubicando así a los problemas como una oportunidad para crecer: “de niños
hemos tenido muchos problemas y nos ayudaron a avanzar”, “es momento de
reflexión, olvidar los problemas sería no avanzar”.
Junto a este paisaje aparece otro menos colorido que da cuenta de una sensación
de fatalismo y desesperanza: “El terrorismo siempre va a estar allí y va a ser un
obstáculo para nuestras vidas”, “El obstáculo, obstruye el paso, no da un bene-
ficio”, “allá están las aves negras, el yanahuico...
.eso es cuando hay corrupción,
desorden, mayor libertinaje”. Los contenidos negativos, los problemas, aquello
que sin duda afecta su salud mental, ocupa todo el espacio y no deja lugar para
otros elementos más vitales y organizadores. Esta mirada, expresada por otra par-
te del grupo, se ubica en la otra orilla respecto a considerar los problemas como
oportunidad. En este caso se trataría de un freno para el crecimiento.
También surge una noción de la salud mental que tiene como referente impor-
tante a la enfermedad mental: “(salud mental es) estar psicológicamente sanos,
sin enfermedad mental”, “No se aprecia todo lo que es la salud mental. Los po-
bladores lo relacionan con la locura; pregunté sobre qué era la salud mental para
la comunidad y más lo entendían como dolor de cabeza”. Estas ideas iniciales van
progresivamente complejizándose y enriqueciéndose cuando la salud mental va
mirándose más allá de la enfermedad y sin una frontera excluyente entre salud y
enfermedad.
Hay una idea de la salud mental como campo de los especialistas que brindan
atención a las personas con problemas. Se expresa como necesidad de ayuda:
“aquí hay tantos psicólogos
porqué no hacen algo”, mostrando por un lado una
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WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
demanda insatisfecha depositada en los especialistas, y por otro, la dificultad aso-
ciada a fuertes sentimientos de impotencia y carencia de recursos para verse ellos
mismos como sujetos de su propio cuidado.
Al mismo tiempo, buscan salidas y soluciones preguntándose cómo hacer para fa-
cilitar que las heridas se sanen. Reconocen la importancia de la fuerza de voluntad
y la riqueza y potencialidad del trabajo que pueden hacer en conjunto.
Se trata de dos formas de curar que han asimilado a lo largo de los años, que
pueden ser intercambiables y complementarias. Cuando los curanderos de las co-
munidades no pueden curar a las personas, los familiares las llevan a los Puestos
de Salud. Un participante del sector salud refiere: “Un señor estaba postrado 15
días. Ellos en la comunidad con sus prácticas de pagapu y muda querían sanar.
No pudieron. Alguien nos avisó, fuimos y nos aceptaron. Qué pasó. Decían que el
cerro era culpable, pero tenía un quiste. Llevamos al hospital de Ayacucho y de allí
a Lima. De estar postrado muy mal ya vino el señor fortalecido”. Esto sucede de
manera inversa también; cuando en la Posta no pueden curar se traslada a la per-
sona donde el curandero: “Una señora estaba en la posta hinchándose, le daban
pastillas y no calmaba. Los pastores de la iglesia decían que no se haga pagapu,
pero la familia a escondidas llevó al curandero que lee la coca. La señora se había
dormido donde hacen ofrendas, cuidando a su vaca; eso dijo la coca. Pusieron
pagapu y sanó”.
Esta coexistencia también puede estar jerarquizada: las prácticas tradicionales an-
dinas no son siempre reconocidas y valoradas, estando para muchos asociadas al
atraso, mientras que las prácticas de salud occidentales consideradas modernas
están asociadas al progreso.
Es por ello que el uso de una terminología próxima al lenguaje de campañas de sa-
lud del MINSA u ONGs, que emplea nociones como “trauma, actitudes, los padres
como modelos”, aparece como un discurso asimilado, igualmente presente. El
sentido de esta asimilación parecería relacionarse con la necesidad de este grupo
de líderes de articularse al sector moderno para ser validados. Este discurso que
deben y necesitan manejar, aparece como el discurso “políticamente correcto”,
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WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
asimilado al lenguaje deseable de la modernidad, pero no parece dar cuenta de
la potencialidad intercultural de establecer puentes entre los dos discursos seña-
lados. Así, el lenguaje más moderno sería funcional a las necesidades de articula-
ción y adaptación.
- Bienestar grupal, se trata de vivir bien, en paz y ello involucra a toda la comu-
nidad. Las personas se definen en diálogo con el sentir comunal, las decisio-
nes se toman desde una lógica de lo que es mejor para la “comunidad”.
- Las actitudes que cada quien desarrolla en su proceso, el modo como la per-
sona actúa en su vida cotidiana.
- Las relaciones con los demás, valoran mucho el trato que se da a las personas,
especialmente a los niños. “Del modo cómo son tratado así tratarán a otros”.
Como hemos visto, consideran como eje la importancia de las relaciones inter-
personales en todos los espacios. Todo aquello que ocurre en la comunidad, en
la familia o entre vecinos, ya sea por acción de los hombres o por acción de la
naturaleza, va a influir en la vida y en la subjetividad de las personas, en la manera
como están, como se sienten. Consideran que así como el maltrato en las familias,
las peleas, los gritos, traen problemas y afecta a todos sus miembros, también “el
autoritarismo, la corrupción y el libertinaje” producen malestar, intranquilidad y
hasta daño en todos: “es como la brea que daña la naturaleza, como una situación
negativa que recorre nuestro subconsciente”. De esa manera, si no se ha tratado
bien a la tierra o a los cerros, se ha transgredido los lugares sagrados y no se han
relacionado bien con la naturaleza, ésta va a responder con violencia o ira produ-
ciendo alguna catástrofe o enfermedad. “una señora se durmió en el lugar donde
se hacen las ofrendas y entonces se le hincharon las piernas. El cerro se había
molestado”.
En diálogo con los aportes del grupo se han ido perfilando los siguientes rasgos de
un trabajo en salud mental con perspectiva comunitaria:
Como parte importante de sus recursos resulta clave identificar a los líderes y
agentes más activos, así como a las instituciones, dirigencias formales o no, con
capacidad de liderazgo y empuje, para que esas fuerzas dinámicas de la comuni-
dad puedan desencadenar nuevos procesos.
Las prácticas o recursos comunitarios para promover allin kausakuy son múlti-
ples y diversas.
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WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
daño ya se ha producido. Una señora cuenta: “a mi me agarró un rayo, mi niño te-
nía tres meses de nacido y no dejaba de llorar, lo llevé al médico y nada de lo que
hacía resultaba hasta que me dijo ‘no puedo hacer nada más por tu hijo’. Entonces
una señora me dijo llévalo a que le den qayapu y le recen. Luego de dos horas del
rezo, mi hijo se durmió profundamente y no volvió a llorar, al menos no de esa
forma como lo hacía antes”.
Otra de las actividades que realizan para enfrentar el miedo es “la limpieza de las
acequias” o yarqa haspiy. El agua, considerada como principio de vida, fuerza vital,
estaría asociada a “limpiar” la comunidad, evitando así que se mantenga estanca-
da por las experiencias vividas. Recordemos que al inicio de la formación utilizaron
la imagen de las “aguas estancadas” para hablar de procesos asociados a dolor y
sufrimiento. Al igual que con las fiestas religiosas, durante el tiempo de la violen-
cia pedían permiso a la autoridad militar para poder realizar esta costumbre.
Las ofrendas al Apu también fueron recordadas: “Como teníamos animalitos, en-
tonces se llevaban ofrendas al Apu, esto es la Herranza. Pero hacían la ofrenda
al cerro Escalón, no sólo para cuidar a los animales, sino también para que nos
proteja del peligro de Sendero y los policías. Después del rito entre familiares,
vecinos nos reuníamos y a una distancia otros familiares también se reunían. Mi
papá tenía un mal sueño e inmediatamente compraba su golosina y llevaba a Es-
calón y decía: Ya el Apu nos va a proteger”. La ofrenda al Apu es utilizada también
para afrontar el miedo y la incertidumbre. Es una actividad que se decide realizar
colectivamente para pedir protección frente a la violencia que estaban viviendo.
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WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
En este reconocimiento de las prácticas tradicionales andinas, sus costumbres y la
relación entre las formas de enfermarse y las formas de curarse, aparece la figura
del especialista local en ese tipo de enfermedades: El curandero sabe curar unas
enfermedades que en la posta no se curan como el alcanzo, el susto”. Resulta in-
teresante ver la cercanía entre la imagen que tienen del curandero especialista en
enfermedades del alma y su percepción similar respecto del especialista en salud
mental.
En la reflexión y análisis sobre el tema, coinciden en que no por ser prácticas tra-
dicionales siempre son las indicadas. “Algunas prácticas son buenas y otras negati-
vas”; otro sector muestras las tensiones entre los defensores de la medicina occi-
dental de la posta de salud y los defensores de las prácticas tradicionales andinas.
“En mi pueblo algunos lo ven como pecado, malo, hablar con el cerro. A la persona
que habla con el Apu lo ven mal, incluso esa persona no va a la iglesia. Los que lo
consideran como pecado son las sectas religiosas”. Recuerdan a Huamán Poma de
Ayala, quien decía que los indígenas iban a las iglesias, pero que iban a adorar al
dios Inti, que estaba representado por la luz detrás de la figura de Cristo.
El desentendimiento entre ambas prácticas, donde si se opta por una, la otra tiene
que hacerse a ocultas, parece ser parte del pasado. El personal de salud da cuenta
de un cambio respecto de las prácticas tradicionales, conforme se va acercando a
la población. “Nos involucramos y vamos valorando”.
Se trata de personas con cualidades que los hace interesarse por lo que sucede
con quienes trabajan, con sus vecinos, con la familia y con la comunidad. Están
atentas a las necesidades de los demás y tienen algún tipo de influencia con quie-
nes se relacionan, desplegando un rol activo en la promoción de las capacidades y
recursos de las otras personas. Por ello, a estas personas podríamos considerarlas
agentes naturales de salud mental.
Conciben al agente de salud mental como la persona que se involucra con los
problemas y promueve estrategias para prevenir y manejar problemas de salud
mental, integrándose con la comunidad: “La persona que organiza a la comunidad,
grupos, dando algunos alcances para hacer conocer, evitar maltratos”; “ante un
problema puede actuar como mediador, conciliar”; “busca el bienestar dentro de
la familia y la comunidad, utilizando estrategias para solucionar los problemas”;
“sensibilizan a la gente que no sabe qué es salud mental”; “pone en práctica la
prevención de conflictos”; “maneja programas de salud mental”; “es el que tra-
baja en redes”.
Como podemos ver, los agentes identifican como funciones de un agente comu-
nitario:
- Organización de la comunidad.
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WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
- Sensibiliza sobre temas de salud mental.
- Previene problemas.
- Trabaja en redes.
Dentro de las cualidades que debería tener todo agente de salud mental para asu-
mir este rol subrayan la capacidad de “saber escuchar” y “ser empático”, “percibir,
palpar y sentir los problemas sociales”, “ser asequible a la comunidad”, “saber
llegar a las personas”, “no excluir a nadie”, “conocer la realidad, la idiosincrasia de
la población, respetando costumbres”. El agente es “discreto, reflexivo, sensible a
las necesidades de los otros, confiable, respetuoso, líder democrático y también
reflexiona sobre si mismo”.
Estas capacidades identificadas nos devuelven una mirada del agente de salud
mental como alguien capaz de utilizar sus sentidos y sus afectos para conocer
los problemas de la comunidad con una perspectiva psicosocial. Hace uso de su
subjetividad para captar y comprender lo que ocurre en el campo de lo social
para trabajar con y para la comunidad, “conoce la idiosincrasia de la población y
respeta la cultura”.
Al final del proceso, los participantes consideran que como agentes de salud men-
tal en formación han desarrollado capacidades diversas, siendo quizás clave en
este proceso la disposición para estar más en contacto con sus propios sentimien-
tos, conocerse más, lo que les permite a su vez vincularse de mejor manera con
las personas que los rodean. Esto es, estar más sensibles y atentos a las particula-
ridades del otro y con mayor nivel de comprensión: “ahora soy más tolerante y he
aprendido a aceptar a las personas como son”; “me llevo conocimientos impor-
tantes y herramientas que aplico en mi persona, con mi familia y mi comunidad”;
“a recapacitar”.
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4.4 Las herramientas en salud mental
Cuando hablamos de herramientas en salud mental queremos proponer la idea
de que éstas no son patrimonio de los especialistas sino que pueden estar a dis-
posición de las personas interesadas y motivadas y que del modo como las usen
dependerá la calidad y riqueza de su acción.
Hemos encontrado que cuando invitamos a los participantes a que señalen las
herramientas que emplean en su trabajo cotidiano con la población relacionan
éstas de manera directa con los recursos, actitudes y capacidades que tienen las
personas cuando se relacionan con otras. Las técnicas como dramatizaciones, jue-
gos, dinámicas etc., aparecen con mucho menos énfasis.
Cuando trabajamos sobre las herramientas que les faltaría desarrollar aparece de
modo significativo la idea de dominar a otros rebeldes o renuentes al cambio:
“nos falta dominar mejor a la gente poco comunicativa”; “nos cuesta dominar a
los niños más rebeldes o hiperactivos”.
La idea de dominar a otros como herramienta en salud mental que faltaría desa-
rrollar y manejar más y mejor, nos sugiere la reproducción de una pauta relacional
en la que predomina la división entre dominados y dominantes. Es probable que
ellos como líderes se sientan hoy más fuertes que otros que no lo son e intentan
hacerles sentir de algún modo su superioridad, sin ser concientes necesariamente
de ello. A su vez, ese debe ser un sentimiento con el que se encuentran familiari-
zados: ser dominados por otros percibidos como más poderosos: las autoridades,
los que tienen más, los que saben más, etc.
La idea de saber más que otros, ser “expertos”, aparece ligada al dominio como
herramienta y al temor a verse expuestos si es que no lo demuestran frente a
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otros: “Hay miedo, un poco de timidez cuando son grupos grandes y puede salir
mal la actividad
hay que manejar bien los temas y también a la gente”.
Junto con esto remarcamos las siguientes ideas-fuerza para reflexionar continua-
mente en nuestro trabajo en salud mental:
Sobre la base de los anteriores ejes fundamentales trabajamos las siguientes he-
rramientas a tener en cuenta para el trabajo del agente de salud mental en su
comunidad: la empatía, la escucha respetuosa, la comprensión, la capacidad de
sostener y contener a otros y los propios sentimientos.
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posibilidad de aceptar que experiencias diferentes no excluyen la posibilidad de
solidaridad y apoyo, sino por el contrario la pueden enriquecer y potenciar.
Las siguientes expresiones nos sugieren la idea de que los propios sentimientos
son vistos como algo que afectan, en el sentido de que interfieren con la posibili-
dad de ayuda a otros: “Si nos quedamos muy afectados o nos bloqueamos por lo
que nos dicen entonces no vamos a poder ayudarlo”, “Yo les enseño a ellos y ellos
me enseñan a mí. Es reciproco. Es un aprendizaje mutuo, pero si eso me afecta
entonces ese esquema se altera”.
En el grupo surge también la idea de que los sentimientos pueden permitir hacer
un mejor trabajo con las personas. Veamos las siguientes expresiones: “Es im-
portante el estado de ánimo, cuando hay dolor es una luz roja”, “Un día llegó al
puesto de salud un comunero herido y borracho que hablaba tonterías y le curé
sin anestesia, luego me di cuenta de lo que había hecho por la cólera y trato de
no hacerlo”.
Trabajar en torno a las herramientas nos permitió relacionar éstas con los proce-
sos que se despliegan cuando se realiza un trabajo con otras personas. Fue inte-
resante observar como el grupo se conecta muy rápidamente con algunos temas
nuevos en su formación o experiencia como líderes y lo hace de modo tal que nos
muestra receptividad y apertura para la reflexión:
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- “Cuando yo le escucho al otro aprendo y cuando doy una posibilidad de solu-
ción aprendemos juntos”.
No solo hay que prestar atención a los elementos visibles (conductas, palabras)
sino también a los invisibles (sentimientos, lo que se calla):
Llama la atención cómo van incorporando la importancia del vínculo con el otro,
y cómo la persona del agente de salud mental con su escucha, actitud abierta y
comprensión se constituye en la principal herramienta para producir bienestar y
también promover el bienestar propio. “En mi comunidad siempre nos buscan
para que ayudemos a solucionar sus problemas. Yo voy a sus casas, converso con
ellos, los escucho y trato de apoyarlos. Por eso yo creo que yo soy una herramien-
ta, porque yo observo, escucho, comprendo y les ayudo a solucionar sus proble-
mas y eso me hace sentir muy bien”. Es importante señalar que este lúcido aporte
es brindado por un líder comunal de Chuschi.
- “Se observa los gestos, escuchando con atención y mirando a los ojos”.
- “Cuando observamos las resistencias de las gestantes uno se siente muy mal
y eso nos preocupa, porque en el trabajo si ellas no se controlan y algo les
pasa, a nosotros nos pueden sacar de nuestro trabajo; eso por un lado, y por
el otro nos preocupa porque en las comunidades hay mucho machismo, no
hay control, no hay planificación y tienen hasta 9 o 10 hijos, incluso más”.
- “La observación también es muy importante porque nos damos cuenta como
está la persona, si está triste o está alegre”.
Se subraya como herramienta del agente la observación del otro, relacionada con
acoger los propios sentimientos y pensamientos que se movilizan al entrar en con-
tacto con otra persona.
Mapa de actores
Con la idea de identificar a los posibles aliados para realizar un trabajo con la
población, propusimos levantar un mapa de actores en el que señalaran su nivel
de poder e influencia en la comunidad y su nivel de sensibilización en el tema de
salud mental.
Otro sector cuestionado fueron los pastores evangélicos, Sobre ellos dijeron que
siempre crean conflictos, explotan a las personas, les piden dinero o los llevan a
trabajar a la selva diciendo que es la tierra prometida. Ninguno de los participan-
tes intervino en su defensa. Quizás esta mirada crítica esté muy influida por la
presencia de la iglesia evangélica que compite con la iglesia católica a través de
varios de los participantes que son defensores parroquiales.
Llamó la atención que fueran muy pocos los que conocían la historia de Cangallo,
pero se sentía el interés despierto y las ganas de conocer más. Vemos también que
la propuesta de recordar y conocer la historia vivida durante el conflicto armado
interno, que propone la Comisión de la Verdad y Reconciliación, no ha tenido mu-
cho eco en las personas; es más, hay una mirada negativa sobre la CVR, asociada,
quizá, a la dificultad para tener claridad acerca del proceso de reconstrucción de la
memoria como proceso estructurador de nuevos sentidos. De ahí la importancia
de trabajar estos temas.
A propósito del problema de carencia de afecto señalan: “en la zona rural jamás
hemos visto darse un abrazo, un beso. Llega la Navidad y el niño no sabe lo que es
un cariño. Los padres del campo, hasta más importancia dan a sus animales que a
su hijo. O si lo quiere, lo quiere a su modo. En el colegio lo vemos: el niño que viene
de la zona del campo, es más introvertido”; “No hay costumbre de abrazar, porque
los padres no nos han dado ese afecto, y después se hace difícil. Por ejemplo, a los
hijos les cuesta decir a sus padres “feliz día de la madre
o del padre”; “Mis padres
nunca me dieron un abrazo, sólo era darme para golosina, pero ahora yo con mi
hijo digo “tiene que ser distinto” y puedo dar un abrazo o un beso a mi hijo, pero
a mi mamá, mi papá no puedo. Entonces es importante dar afecto para recibir
afecto”.
Podemos constatar que al inicio identifican los problemas en los otros, con espe-
cial énfasis en las personas del campo, pero gradualmente van incluyéndose lo-
grando una mayor profundización en la comprensión a partir de su propio sentir.
4 Palabra de uso local que es usada para referirse a los que viven en el mismo pueblo.
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Pautas para desarrollar una intervención de salud mental comunitaria
Con las herramientas del agente de salud mental que hemos desarrollado, forta-
lecido y afianzado en el proceso de la formación, hemos trabajado con el grupo
algunas pautas para realizar una propuesta de intervención:
Recordar viene de re (de nuevo), cordis (corazón), es volver a sentir lo que senti-
mos cuando vivimos aquello que hoy recordamos. Volver a conectarse no sólo con
los hechos, sino con los afectos asociados a ellos, buscando recuperar la identidad
del pasado para darle sentido al presente y estar en posibilidad de construir un
futuro.
- “Permite encontrar un camino mejor”, “permite mirar al futuro con otra pers-
pectiva”, “si no miramos el pasado no nos podemos proyectar”.
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4.6 Identificando los problemas de salud mental
Luego de recoger sus nociones y prácticas con relación a lo que conciben como
salud mental, buscamos comprender qué es para el grupo un problema de salud
mental. Antes que intentar definiciones optamos por explorar en primer lugar los
problemas de salud mental que ellos encuentran a nivel individual, comunitario y
familiar en su realidad.
Nuestro interés al plantear esta exploración al grupo era ver en conjunto en qué
medida éste incluía o no problemas de salud mental distintos a los identificados
habitualmente, muy ligados a la patología o enfermedad individual. Queríamos
explorar si ellos consideraban que la comunidad o la familia, en tanto tales, tam-
bién podían presentar problemas de salud mental.
Podemos señalar entonces, en primer lugar, que para el grupo los problemas de
salud mental no son cosa sólo de “locos” o enfermos. Identifican, por ejemplo, el
autoritarismo o la discriminación como problemas de salud mental que afectan a
grupos, comunidades y familias.
Podemos pues afirmar que los participantes van desplegando una mirada de los
problemas de salud mental en la que lo individual y lo social interactúan influyén-
dose mutuamente. Como veremos, esta visión tendrá una importancia decisiva a
la hora de plantear modelos y pautas de intervención en salud mental, y su rela-
ción con el desarrollo social.
Otro elemento que aparece es que los problemas señalados se relacionan mucho
entre sí, expresando así la interdependencia de estos ámbitos, que sólo separa-
mos por evidenciar su presencia. Por ejemplo, el rencor, el odio y la violencia apa-
recen señalados tanto a nivel individual como comunitario y familiar.
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Recogemos también que los problemas de salud mental son vistos desde dos pers-
pectivas aparentemente contrapuestas, como ya lo señalamos al inicio. Por un
lado, son vistos como oportunidad para el crecimiento: “de niños hemos tenido
muchos problemas y nos ayudaron a avanzar”; “es momento de reflexión, olvidar
los problemas sería no avanzar”; “a pesar de las dificultades podemos vencer”. Por
otro lado, aparecen como freno para el crecimiento: “el terrorismo que siempre
va a estar allí y va a ser un obstáculo para nuestras vidas”, “… (los problemas) son
obstáculos, impiden avanzar, no traen beneficio...”. Este punto de vista se relacio-
na con una mirada más bien desesperanzada y pesimista de los recursos persona-
les y comunitarios para remontar los problemas y, desde ahí, enriquecerse con lo
aprendido por la experiencia.
Ambos puntos de vista, expresados cada uno a través de dos subgrupos, expresan
aspectos contradictorios del grupo total con relación a este tema y nos sugiere
que frente a éste, como a otros, hay aspectos en tensión, en conflicto. Por lo tanto
no es posible abordarlo desde una visión unilateral, sea ésta la “optimista” o la
“pesimista”, Coexisten ambas perspectivas, así como los sentimientos complejos
asociados a cada una de ellas, y se trataría, así lo creemos, de mostrar este conflic-
to para reflexionar sobre el mismo, en lugar de negarlo pasándolo por alto.
Dos elementos acentúa el grupo cuando trabaja el tema de qué es lo que define
una situación X como problema de salud mental: la presencia de un “shock” y la
dificultad para salir del mismo, por un lado, y la necesidad de tratamiento, por el
otro.
Interesa entonces remarcar que el trabajo del equipo en este tema trató de brin-
dar elementos de análisis y comprensión que ampliaran su perspectiva de los pro-
blemas de salud mental, sin negar la existencia de la patología o enfermedad,
reconociendo que esta tarea supone la confrontación no sólo con nociones fuerte-
mente arraigadas sino también con temores y ansiedades profundas y ancestrales
en torno a la locura y la salud.
Salir del estrecho margen de la patología supone, así lo fuimos trabajando con
el grupo a lo largo de los talleres, un reconocimiento de problemas de diversa
intensidad y otorgar un lugar protagónico a la comunidad y a los agentes de salud
mental para enfrentarlos.
Para concluir se resaltaron algunas ideas fuerza sobre los problemas de salud
mental:
- En principio, queda claro que la salud mental no está relacionada sólo con
enfermedad. Hemos visto que los problemas de salud mental abarcan mucho
más de lo que se entiende por enfermedad.
- También vemos que, aunque no es posible delimitar fronteras fijas, hay ni-
veles distintos de problemas: unos tienen más énfasis en lo individual o lo
familiar y otros tienen que ver más con problemas de organizaciones de la
comunidad; es decir, el tejido social.
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- Es importante tener una mirada aguda de los problemas y no quedarnos sólo
con lo que vemos. Muchas situaciones que no parecen problemas de salud
mental sí lo son. Por ejemplo, la corrupción, la discriminación o el autoritaris-
mo.
Finalmente, los problemas son una oportunidad para que los recursos que uno
desconoce salgan a flote, para que las personas y la comunidad desarrollen estra-
tegias de acción y cambio.
Se menciona también que muchas veces las razones para ejercer violencia sobre
las personas no tenían que ver directamente con el conflicto armado interno. Se
trataba en ocasiones de otro tipo de diferencias, como por ejemplo, temas de lí-
mites, problemas amorosos, entre otros. Así, la violencia se fue convirtiendo en el
“sentido común” para resolver los problemas y las diferencias.
Aparece también la preocupación por los niños reclutados por Sendero Luminoso,
se preguntan por ellos, por cómo estarán hoy en día, si es que han logrado sobre-
vivir a estos hechos. Se reitera esta preocupación, añadiendo que siempre se ve el
maltrato a los niños, la falta de respeto a su condición de infantes que requieren
seguridad, protección.
Un tema que aparece con mucha fuerza es la tristeza, recordando sobre todo las
situaciones de miedo y temor en las noches, el tener que hacer de las cuevas, que-
bradas o ríos un lugar para refugiarse y protegerse. Se trae también el recuerdo de
que en esa época les dolía mucho la cabeza.
Otro tema que aparece es el temor a que se repitan los hechos de violencia: “…
En la película se ha visto la forma hasta donde nos podemos enfrentar. Y los que
estamos acá no queremos que se vuelva a repetir. En la película hemos visto el
daño que se hizo por ambos lados”.
El equipo subraya que la reflexión sobre las experiencias vividas nos permite en-
tender lo sucedido y sobre todo imaginar situaciones diferentes, alternativas para
poder evitar que los hechos de violencia se sigan repitiendo.
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- Desconfianza entre los miembros de la comunidad. Miedo interiorizado (en-
trampamiento emocional). Desorganización en la comunidad.
- Deserción escolar.
Otro de los recursos que van esbozando se refiere a las prácticas culturales tra-
dicionales, las creencias religiosas y la fe que permitieron enfrentar el miedo y la
desolación.
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Maltrato y abuso sexual, depresión, alcoholismo y trastornos mentales
El conflicto armado interno como hito de violencia. Hay una constante referen-
cia a estos años como la experiencia de violencia más significativa, en su enorme
capacidad de desorganización y desestructuración, a nivel individual y social: “…
los años 80 nos han dejado mucho resentimiento”. A lo largo de la experiencia de
formación aparecen contenidos ligados a las huellas que este conflicto dejó en los
pobladores.
Profundizar en esta reflexión nos plantea la necesidad de pensar de qué modo ta-
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WIÑASTIN: una experiencia de formación de agentes de salud mental con enfoque comunitario
les efectos se expresan hoy, tanto en los que la vivieron como en las generaciones
siguientes. Asimismo, nos hace preguntarnos en qué medida puede ser también
utilizada como atribución externa para evitar pensar en las propias responsabili-
dades con relación a la reproducción de la violencia.
Los patrones culturales tienden a “normalizar” la violencia. Para muchos los patro-
nes culturales tienen un estrecho vinculo con los estilos de relación violenta “des-
de nuestros antepasados decían: la educación con sangre entra”. Por esta razón se
considera como algo normal en las relaciones: “por costumbre, esto hicieron con-
migo, entonces igual lo hago contigo... eso pensamos”. Cuestionar esta “normali-
zación” fue una de las tareas fundamentales del equipo a lo largo del proceso.
Es muy significativo que los participantes señalen que a través de las costumbres y
creencias se busca justificar los castigos físicos y psicológicos dirigidos a los niños.
Nos permite plantear que se trata de un grupo con capacidad para cuestionar
lo que habitualmente se presenta como incuestionable e inmodificable como las
creencias religiosas: “... siempre en semana santa, cuando es viernes dolor, los
padres hacen levantar a sus hijos a las tres de la mañana para darles con las tres
puntas, para que acompañen a Jesús en su dolor y sufrimiento”.
La frecuencia no es determinante para el daño psíquico. “Basta que sea una sola
vez para que sea maltrato, el niño no recuerda cuantas veces fue golpeado, en su
pensamiento queda el hecho de haber sido maltratado”. Para el grupo esta mirada
se sitúa en la otra orilla de creencias arraigadas, como que el daño es causado sólo
cuando el maltrato es frecuente e intenso. Acá aparece la idea de una huella psí-
quica que se independiza de la realidad que la originó. Profundizar en esta noción,
novedosa y compleja, supone mirar la violencia no sólo desde la perspectiva de los
hechos sino del modo como esta experiencia se interiorizó.
La violencia produce daño tanto al que es violentado como al que violenta. Esta
idea intenta cuestionar la división tajante entre víctima y perpetrador. También
éste es una persona dañada, producto de diversos factores psicosociales y toda
intervención tendría que incluirlo para producir algún tipo de cambio en la situa-
ción. Asimismo, la víctima posee recursos que le pueden permitir reorganizarse y
encontrar salidas y alternativas creativas y saludables para su vida.
- En ambos casos es el uso de poder ejercido con personas que tienen algún
tipo de desventaja o se perciben como tales.
- Se busca imponer al otro los propios deseos a través de una relación de domi-
nio.
- Las consecuencias en ambos casos son muy graves, especialmente si son ni-
ños los abusados y/o maltratados. En algunos casos pueden ser irreversibles.
Algunos testimonios refieren lo siguiente: “... se debe sentir mucho miedo,
temor, desconfianza, angustia, presión, depresión, también odio y puede ais-
larse”; “... el abuso sexual deja muchas huellas, siempre va a aflorar constan-
temente en su vida adulta”.
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- Concluyen que tanto el maltrato físico como el psicológico repercuten en el
comportamiento y traen consecuencias importantes para la vida futura: “... el
maltrato físico y emocional, ambos repercuten y ambos no se olvidan y traen
consecuencias”. Esta idea revisa la creencia habitual de que es mejor recibir
castigo físico, pues las heridas del cuerpo se curarían mientras que el maltrato
psicológico dejaría huellas más profundas y dolorosas.
- “No debemos obligar a la persona afectada a hablar, tenemos que saber espe-
rar y escuchar”.
- ”Creando redes de soporte social para derivar a las instituciones los casos de
abuso y trabajar en lo preventivo”.
Depresión
“Recurrir a las instituciones, como el hospital u otras redes sociales, con la fina-
lidad de derivar a las personas que tienen una depresión grave y así puedan ser
atendidas por profesionales de la salud mental”.
Es interesante notar que las propuestas de intervención que sugieren los partici-
pantes incluyen acciones de acompañamiento, soporte, sensibilización y también
de derivación a especialistas.
Alcoholismo
Síntesis grupal:
- “El alcohol es como un refugio, más en los hombres, por diferentes problemas
ya sea familiar, de pareja o de trabajo”.
- “Para el hombre el consumir alcohol les hace sentir diferentes, como “súper
hombre”, con más fuerza, energía”.
En los espacios grupales de discusión sobre el tema se planteó una reflexión sobre
cómo se percibe el problema hoy en las comunidades:
Trastornos mentales
Síntesis grupal
Muchos de los casos de trastornos mentales tienen sus causas en las secuelas
que el conflicto armado interno dejó. Durante estos años el constante peligro, la
inseguridad y la desconfianza permanente provocaron que muchas personas per-
dieran la cordura y se alejaran de los miembros de su comunidad.
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5 LOGROS Y LIMITACIONES
La propuesta metodológica
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diseño de la metodología.
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La noción de salud mental
- Los participantes han comprendido que las condiciones materiales y las rela-
ciones sociales, políticas, económicas y culturales determinan la producción
de salud mental y que la salud de cada persona está estrechamente vinculada
a la salud del grupo y la comunidad en la que está inserta.
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Las herramientas para un trabajo en salud mental
El Sasachakuy Tiempo
- Han afianzado el rol y la función que tienen como agentes de salud mental,
comprendiendo que desde su labor como líderes contribuyen al desarrollo de
la salud mental comunitaria. Queda como tarea pendiente afianzar los logros,
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pues podemos observar que aún hace falta que incorporen un papel más ac-
tivo en la generación de nuevas propuestas e iniciativas.
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PISTAS QUE SE ABREN A
PARTIR DE LA EXPERIENCIA
- Conforme vamos trabajando más con este enfoque nos damos cuenta que
nuestra propuesta conceptual y práctica todavía requiere ser afinada y discu-
tida con otros. Importa precisar qué es lo que define lo comunitario y cómo
estamos integrando lo intersubjetivo y lo intrasubjetivo en esta perspectiva.
La propuesta metodológica
- Nos interesa desarrollar indicadores que permitan dar cuenta del impacto que
nuestro trabajo tiene en la gente. En tanto el objetivo de nuestro trabajo es
desencadenar procesos complejos de carácter cualitativo, cuyos efectos son
de mediano y largo plazo, necesitamos construir indicadores adecuados.
- Siendo una de nuestras premisas que los líderes sociales como agentes de
salud mental son fuerzas dinamizadoras del desarrollo comunitario, interesa
ver cómo su formación contribuye a esto. Interesa hacer este seguimiento de
manera tal que podamos dar cuenta de ese impacto en la comunidad.
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