Queda prohibida la reproducción total
o parcial de este libro, sin la autorización
expresa del Instituto Colombiano de
Bienestar Familiar
Las figuras incluidas en el presente
documento son elaboración del equipo
de investigadores de la ENSIN 2015
Documento general de análisis
Encuesta Nacional de la Situación
Nutricional en Colombia - ENSIN 2015
IVÁN DUQUE MÁRQUEZ
Presidente de la República de Colombia
MINISTERIO DE SALUD
Y PROTECCIÓN SOCIAL
JUAN PABLO URIBE RESTREPO
Ministro de Salud y Protección Social
SANDRA LORENA GIRÓN VARGAS
Directora de Epidemiología y Demografía
AIDA MILENA GUTIÉRREZ ÁLVAREZ
Directora de Promoción y Prevención
ELISA MARÍA CADENA GAONA
Subdirectora de Salud Nutricional, JOSÉ RICARDO NAVARRO VARGAS
Alimentos y Bebidas
DEPARTAMENTO ADMINISTRATIVO PARA
LA PROSPERIDAD SOCIAL
SUSANA CORREA BORRERO
Directora General
JAIME JESÚS BORRERO DEL VALLE
Director de Inclusión Productiva
INSTITUTO COLOMBIANO DE BIENESTAR
FAMILIAR
JULIANA PUNGILUPPI LEYVA
Directora General
MARÍA MERCEDES LIÉVANO ALZATE
Subdirectora General
2
CAROLINA VILLEGAS DE NUBILA
Directora de Nutrición
ANA CECILIA TAMAYO OSORIO
Directora de Planeación y Control de Gestión
SILVANA GODOY MATEUS
Subdirectora Monitoreo y Evaluación
INSTITUTO NACIONAL DE SALUD
MARTHA LUCÍA OSPINA MARTÍNEZ
Directora General
YAMILETH ORTIZ GÓMEZ
Directora de Investigación en Salud Pública
YIBBY FORERO TORRES
Coordinadora Grupo de Nutrición
UNIVERSIDAD NACIONAL
DE COLOMBIA
FACULTAD DE MEDICINA
OBSERVATORIO DE SOBERANÍA
Y SEGURIDAD ALIMENTARIA Y
NUTRICIONAL
Decano Facultad de Medicina
OBSERVARTORIO DE SOBERANÍA
Y SEGURIDAD ALIMENTARIA Y
NUTRICIONAL (Obssan)
SARA ELOÍSA DEL CASTILLO MATAMOROS
ZULMA YANIRA FONSECA CENTENO
INVESTIGADORES
Situación Nutricional Vitaminas y Minerales de
Interés en Salud Pública: Yibby Forero Torres,
Marisol Galindo Borda y Jenny Alexandra
Hernández Montoya.
Situación Nutricional por Indicadores
Antropométricos: María Victoria Benjumea Rincón
y Jhael Bermúdez Forero.
Consumo de alimentos por recordatorio de
24 horas: María del Pilar Zea León, Luz Adriana
Sepúlveda y Olga Cobos de Rangel.
Prácticas de alimentación de interés en nutrición y
salud pública: Oscar Fernando Herrán Falla.
Lactancia Materna y Alimentación
Complementaria: Elisa María Cadena Gaona y
Natalia Elvira Poveda Rey.
Población, territorio, salud, condiciones
socioeconómicas y oferta social: Carmen Elisa
Flórez y Lina María Sánchez.
Determinantes Sociales: Ana Zulema Jiménez
Soto.
Seguridad Alimentaria en el Hogar: Sara Eloísa Del
Castillo Matamoros y Lina Johanna Rosas Vargas.
Cambio alimentario: Fabián Ardila Pinto.
Actividad Física y Comportamientos Sedentarios:
Olga Lucía Sarmiento Dueñas, Silvia Alejandra
González Cifuentes, Robinson Ramírez Vélez,
Camilo Andrés Triana Reyes y Diana Marina
Camargo Lemos.
CONTRIBUCIONES TÉCNICAS
Kelly Trujillo, Olga Pinzón, Doris Quintero, Elena
Mora, Patricia Heredia, Paul Ocampo, Patricia
Cifuentes, Catalina Borda, Gilma Olaya.
ASESORES TEMÁTICOS
Población y territorio: Mary McEniry (EE. UU.)
Vitaminas y minerales: Salvador Villalpando
(México) y Manuel Olivares (Chile)
Seguridad alimentaria en el hogar: Hugo Melgar
Quiñonez (Canadá), Ana María Segal (Brasil) y
Gilberto Herrera Rojas (Colombia)
Situación nutricional por indicadores
antropométricos: Eduardo Atalah (Chile)
Ingesta dietética por recordatorio de 24 horas:
Alicia Carriquiry (Uruguay) e Ivonne Ramírez
(México)
Lactancia materna y alimentación
complementaria: Guadalupe Mangaliavori
(Argentina) Teresita González De Cossio (México),
Actividad física y patrones sedentarios: Mark
Tremblay (Canadá), Daniel Cohen (Colombia),
Jorge Enrique Correa Bautista, Rocío Gámez
Martínez, Paula C Ramírez, Oscar Darío Lozano
Rojas, Nubia Yaneth Ruiz Gómez.
Hábitos alimentarios: Jennifer Bernal (Venezuela) y
Nelly Flórez (México)
DISEÑO DE MUESTRA MAESTRA
Luis Carlos Gómez Serrano
DISEÑO DE MUESTRA ENSIN 2015
Jhon Jairo Romero Romero
EQUIPO DE CRÍTICA, DEPURACIÓN Y
PROCESAMIENTO DE BASES DE DATOS
Jhon Jairo Romero Romero – Matemático con
énfasis en estadística
Sandra Idalid Cediel Pérez – Estadística
Luis Carlos Forero Ballesteros – Nutricionista
Dietista
Daniel Ayala Obando – Estadístico
Lina María Sánchez Céspedes – Economista
Gabriel Ramírez González– Ingeniero de
Sistemas
Ruby Calderón Castellanos – Ingeniera de
Sistemas
Andrés Vera Buitrago - Ingeniero de Sistemas
Actividad física: Hansel J. Mora, Laura A. Aldana,
Juan Camilo Cuya, Claudia Bedoya, Andrea
Gómez, María José Lizarazo Jiménez, Yuri
Sánchez.
EQUIPO DE NUTRICIONISTAS DIETISTAS
DEPURADORAS DE RECORDATORIO DE 24
HORAS
Ángela Sofía García, Jessica Bonilla Correa,
Juanita del Pilar Hernández Rangel, Katerine
Iovanowa Carillo Noguera, Laura Andrea
Bermúdez Gordillo, Lorena Andrea Alarcón
Cañón, Luz Adriana Aguirre Santafé, Nancy
Katalina González Numpaque, Valentina Cortés
Osorio, María Eugenia Delgado Méndez.
EQUIPO DE NUTRICIONISTAS DIETISTAS
COMPOSICIÓN DE ALIMENTOS
RECORDATORIO DE 24 HORAS
Jenifer Mabel Garay Moreno, Johana Roció Ruiz
Murcia, Luis Carlos Garay Quintero
EQUIPO DE BACTERIÓLOGOS PARA
EL PROCESAMIENTO DE MUESTRAS
EN LABORATORIO DE VITAMINAS Y
MINERALES
Osiris del Carmen Caraballo Tapia, Angela
Gómez Adarme, Helly Casallas Cifuentes, Diana
Susana Lizarazo Vásquez, Sandra Patricia Díaz
Cuellar, Estefanía Dorado Giraldo, Mayra Lisseth
Cruz Siauchó, Diana Liseth Alba Ochoa, Carlos
Eliécer Martínez Núñez, Karen Margarita Osorio
Núñez, Deiris Lenid Zúñiga Gonzalez.
3
 EQUIPO DE AUXILIARES DEL Instituto Nacional de Salud: Santiago Valles.
LABORATORIO DE VITAMINAS Y Oficina de Comunicaciones.
MINERALES Universidad Nacional de Colombia: Ana
Luz Deyi Ortiz Hernández, Esther Londoño Manuela Balcázar Muñoz. Oficina de
González. Comunicaciones

GRUPO DE APOYO ADMINISTRATIVO Y COORDINACIÓN EDITORIAL

LOGÍSTICO
Instituto Nacional de Salud: Arnold Augusto
Romero Rodriguez, Johana Martínez Rojas, Aida
Rocio Peña Villalobos
Instituto Colombiano de Bienestar Familiar:
Marisol Jaimes Calderón
Universidad Nacional de Colombia: Andrea
Nieto, Cindy Paola Martínez
Julio Norberto Solano Jiménez
Jefe Oficina Asesora de Comunicaciones
ICBF
GRUPO IMAGEN CORPORATIVA
Corrección de estilo, diagramación y diseño
Grupo Imagen Corporativa Oficina
Asesora de Comunicaciones ICBF

REVISIÓN Y APROBACIÓN INSTITUCIONAL Edición abril 2019

DE DOCUMENTO
Ministerio de Salud y Protección Social:
Sonia Liliana Guzmán Rodríguez, Luis Carlos
Forero, Sandra Idalid Cediel Pérez, Ana Carolina
Estupiñán Galindo, Herney Alonso,
Rengifo Reina, Paul René Ocampo Téllez
y Nubia Nohemí Hortua Mora.
Departamento Administrativo para la
Prosperidad Social: Carolina Ramírez Suárez,
Diana Carolina Ariza Romero, María Fernanda
Mera González, Juan Carlos Trujillo Palacio,
Magali Torres y Martha Lucía Londoño Vélez.
Instituto Colombiano de Bienestar Familiar:
Alba Victoria Serna Cortés
y Jhael Bermúdez Forero.
Instituto Nacional de Salud:
Ana Yibby Forero Torres.
Universidad Nacional de Colombia: Lina Johana
Rosas Vargas, Sara Eloísa Del Castillo Matamoros
y Ana Zulema Jiménez Soto.

EQUIPO DE COMUNICACIONES
Ministerio de Salud y Protección Social: Ricardo
Adolfo Amórtegui González, Yennifer Viviana
Cano Isaza y Paola Andrea Viracacha Fonseca.
Oficina de Comunicaciones.
Departamento Administrativo para la
Prosperidad Social: Miguel Francisco
Santamaría Ortega.
Oficina Asesora De Comunicaciones
Instituto Colombiano de Bienestar Familiar:
Doris Acosta Espinosa, Yohan Andrés Pinzón
Pinilla y Jacqueline Tarazona. Oficina de
Comunicaciones.

4
 El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, el Ministerio de Salud
y Protección Social, el Instituto Nacional de Salud y el Departamento
Administrativo para la Prosperidad Social agradecen la participación
voluntaria de todos los colombianos quienes amablemente abrieron sus
puertas para la recolección de información de la tercera versión de la ENSIN.

Así mismo, las entidades en mención agradecen a la Asociación Colombiana

para el Avance de la Ciencia (ACAC) por su apoyo técnico y administrativo
en la fase de diseño; al Departamento Administrativo Nacional de Estadística
(DANE) por el acompañamiento técnico en el diseño y en el proceso de
capacitación en calidad estadística y a la Organización Panamericana de la
Salud – Organización Mundial de la Salud (OPS – OMS) por su aporte técnico
y administrativo en el desarrollo operativo de la Encuesta.

Se reconoce y agradece la participación especial y el acompañamiento

constante desde el diseño hasta el proceso de análisis a la Universidad
Nacional de Colombia – Facultad de Medicina, a distintos investigadores
que acompañaron el proceso y a las Universidades que en asociación
participaron en diferentes momentos de la ENSIN.

5
 SIGLAS TD: Transición Demográfica
TGF: Tasa Global de Fecundidad
AIEPI: Estrategia de Atención Integrada a las TGP: Tasa Global de Participación
Enfermedades Prevalentes de la Infancia TNE: Tasa Neta de Escolaridad
AJC: Adultos Jóvenes en el área Cabecera UCM: Unidad Cuarta de Muestreo
AMAR: Adultos Mayores en el Área Resto Unicef: United Nations International Children's
CDC: Centers for Disease Control and Emergency Fund
Prevention UPM: Unidad Primaria de Muestreo
CDSS: Comisión de los Determinantes Sociales USM: Unidad Secundaria de Muestreo
de la Salud UTM: Unidad Terciaria de Muestreo
CSI: Coping Strategies Index YRBSS: Youth Risk Behavior Surveillance System
CV: Coeficiente de Variación ED: Enfermedad Diarreica
DANE: Departamento Administrativo Nacional IRA: Infección Respiratoria Aguda
de Estadística
DNP: Departamento Nacional de Planeación
DPS: Departamento Administrativo para la
Prosperidad Social
DSS: Determinantes Sociales de la Salud
ELCSA: Escala Latinoamericana y Caribeña de
Seguridad Alimentaria
ENSIN: Encuesta Nacional de la Situación
Nutricional
GABAS: Guías Alimentarias Basadas en
Alimentos
GPS: Global Positioning System
IAMI: Instituciones Amigas de la Mujer y de la
Infancia
ICBF: Instituto Colombiano de Bienestar Familiar
INS: Instituto Nacional de Salud
INSAH: Inseguridad Alimentaria en el Hogar
IR: Índice de Riqueza
LGTBI: Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexuales
e Intergénero
MEF: Mujeres en edad fértil
MMPI: Método de Múltiples Pasos Iterativos
ODM: Objetivos de Desarrollo del Milenio
ODS: Objetivos de Desarrollo Sostenible
OMS: Organización Mundial de la Salud
ONG: Organismo No Gubernamental
OPS: Organización Panamericana de la Salud
p.p.: Puntos porcentuales
PAE: Programa de Alimentación Escolar
PCR: Proteína C Reactiva
PIB: Producto Interno Bruto
PND: Plan Nacional de Desarrollo
R24: Recordatorio 24 horas
RIEN: Recomendaciones de Ingesta de Energía
y Nutrientes
SAN: Seguridad Alimentaria y Nutricional
Sisbén: Sistema de Selección de Beneficiarios
para Programas Sociales
TBE: Tasa Bruta de Escolaridad

6
UNIDADES
µg/dL: microgramos por decilitro
µg/L: microgramo por litro
cm: centímetro
g/dL: gramos por decilitro
g: gramos
Kg/F: kilogramo-fuerza
kg: kilogramos
mg/dL: miligramos por decilitro
mm: milímetro
ng/mL: nanogramo por mililitro
nmol/L: nanomol por litro
pg/mL: picogramos por mililitro
ppb: partes por billón
ppm: partes por millón
rpm: revoluciones por minuto

7
 Capítulo 1
Metodología

9
 1 TIPO DE ESTUDIO para Colombia”. Para su cumplimiento, este
Y POBLACIÓN
La Encuesta Nacional de la Situación
Nutricional en Colombia 2015 es una
operación estadística, enmarcada dentro
de la Muestra Maestra de Hogares para
Estudios en Salud del Sistema Nacional de
Estudios y Encuestas Poblacionales para la
Salud, desarrollada e implementada en el
2013 por el Ministerio de Salud y Protección
Social, con el fin de garantizar un enfoque
integral y de complementariedad desde el
punto de vista temático y de las poblaciones
objeto de investigación, en términos de
representatividad y desagregación similar
de los resultados, la cual garantiza cobertura
nacional con representatividad cabecera
(clase 11) y resto (clase 2 y 32) para seis regiones,
catorce subregiones y 32 departamentos.
Para la ENSIN 2015 se planteó como objetivo
“analizar la situación alimentaria y nutricional
de la población colombiana, enmarcada
en el modelo de determinantes sociales
definidos como insumo para la formulación,
seguimiento y reorientación de políticas
públicas de seguridad alimentaria y nutricional
estudio abarca población colombiana entre 0
y 64 años de edad, y los indicadores se analizan
de acuerdo con el modelo de determinantes
sociales de la situación nutricional definidos
para la Encuesta.
El enfoque adoptado para esta versión implicó
la revisión, ajuste e inclusión de variables,
indicadores y grupos poblacionales no
explorados previamente en la ENSIN, lo cual
permitió un mejor análisis y la incorporación de
una estructura que evidenciara los hallazgos de
la Encuesta por etapas del curso de vida, dándole
prioridad a las personas y no a los eventos y,
además, identificando inequidades, es decir, las
diferencias injustas y evitables que se presentan
en la situación nutricional de los individuos por
las condiciones diferenciales de sexo, etnia,
ubicación en el territorio o por condiciones
socioeconómicas, incorporando los resultados
de determinantes estructurales, intermedios y
singulares en el análisis de la información.
A continuación, se presenta la evolución de los
enfoques y desarrollos temáticos de la ENSIN en
su serie 2005, 2010 y 2015, para evidenciar de
manera práctica la inclusión de los desarrollos
temáticos en esta versión de la Encuesta.

Figura 1. Evolución, enfoque y contenidos temáticos de la ENSIN 2005, 2010 y 2015

1. Delimitación geográfica definida por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) para fines estadísticos, alusiva al área
geográfica delimitada por el perímetro censal. En su interior se localiza la sede administrativa del municipio (alcaldía).
2. Compuesta por:
Centro poblado: concepto creado por el DANE con fines estadísticos, para la identificación y localización geográfica de núcleos o asentamientos
de población. Se define como una concentración mínima de veinte (20) viviendas contiguas, vecinas o adosadas entre sí, ubicada en el área
resto municipal o en un área no municipalizada (corregimiento departamental). Contempla los núcleos de población de los corregimientos
municipales, inspecciones de policía y caseríos.
Área resto municipal: delimitación geográfica definida por el DANE con fines estadísticos, comprendida entre el perímetro censal de las
cabeceras municipales y de los centros poblados y el límite municipal. Se caracteriza por la disposición dispersa de viviendas y de explotaciones
agropecuarias existentes en ella.

10
Así mismo, para esta versión, el operativo de
campo se desarrolló de manera independiente
a los demás estudios poblacionales ejecutados,
permitiendo reducir el desgaste de la fuente
(agotamiento de los informantes) y mejorando
los procesos técnicos de supervisión internos,
como de los investigadores y las entidades
líderes de la Encuesta.
2 UNIVERSO
DE ESTUDIO
DESARROLLO
CUANTITATIVO
El universo de estudio para la Encuesta
Nacional de la Situación Nutricional de
Colombia (ENSIN 2015) está constituido por
la población civil no institucional residente
habitual de los hogares de todo el territorio
nacional. Al igual que en las anteriores
versiones, no fue considerada el área resto de
los municipios ubicados en las regiones de
Orinoquía y Amazonía, dada su alta dispersión
y la baja densidad poblacional. Como
referencia, se utilizó como marco muestral el
Censo de Población y Vivienda del 2005 del
Departamento Administrativo Nacional de
Estadística (DANE).
2.1 DISEÑO MUESTRA MAESTRA
La Muestra Maestra de Hogares para Estudios
en Salud fue diseñada por el Ministerio de
Salud y Protección Social (MSPS). El diseño de
muestra implementado en la consecución
de la muestra maestra fue probabilístico, de
conglomerados, estratificado y polietápico.
En la primera etapa se seleccionaron
Unidades Primarias de Muestreo (UPM)
conformadas por municipios de más
de 7 500 habitantes; este fue el tamaño
mínimo considerado para sustentar los
tamaños muestrales previstos a este nivel.
Los municipios con menos población
se unieron con municipios vecinos de
similares características socioeconómicas,
y del mismo departamento, para completar
la población mínima exigida. Las UPM
de mayor tamaño poblacional fueron
de inclusión forzosa (IF) en la muestra,
con probabilidad (1). La línea divisoria
del tamaño se estableció en función del
tamaño promedio de los estratos.
Las Unidades Secundarias de Muestreo (USM)
fueron seleccionadas previa estratificación
por área. En el área cabecera de cada UPM
se conformaron grupos de manzanas
contiguas del mismo sector y sección censal
y se determinó que cada USM debería contar
con mínimo 96 viviendas, con el objetivo de
conformar segmentos con 12 viviendas en
promedio. En el área resto, la sección fue lo
mínimo de empadronamiento censal, la cual
usualmente tiene más de 100 viviendas.
Dentro de las USM se seleccionaron las
Unidades Terciarias de Muestreo (UTM), las
cuales fueron segmentos en promedio de 12
viviendas contiguas. Las manzanas con menos
de 6 viviendas se juntaron con una vecina de la
misma sección para conformar un segmento.
Bajo este diseño, todas las viviendas o Unidad
Cuarta de Muestreo (UCM) se debían encuestar,
sin realizar alguna selección en esta etapa.
2.1.1 DISEÑO MUESTRAL
Y SUBMUESTRAS DE LA ENSIN 2015
A partir de la Muestra Maestra del MSPS descrita,
se definió la submuestra probabilística de
segmentos para la ENSIN 2015. Las UCM que
fueron las viviendas tuvieron probabilidad de
inclusión igual a 1, es decir, que todas las viviendas
listadas dentro de los segmentos considerados
entraron en la muestra. En estas viviendas se
aplicaron los módulos del instrumento de
vivienda, personas, antropometría, mujer y
seguridad alimentaria.
Para los módulos de actividad física, fuerza
prensil, prácticas de alimentación, primer
y segundo recordatorio de 24 horas, orina
(para determinación de yodo) y vitaminas
y minerales, se plantearon submuestras
probabilísticas anidadas en función del
requerimiento de muestra por región y grupo
etario de las personas que se encontraban en
los hogares de la muestra.
11
 La selección de la submuestra de un
componente se realizaba de los que habían
sido escogidos en el componente que
requería de más muestra. Con esto se buscó
que un conjunto de personas pudiera tener
información de más de uno de estos módulos
en los que aplicara. No todas las personas
aplicaban a los mismos componentes y el
requerimiento de muestra no era el mismo
para todos.
2.1.1.1 TAMAÑO DE MUESTRA a nivel nacional y por desagregaciones
DE LA ENSIN 2015
La encuesta efectiva se llevó a cabo en una
muestra de más de 44 000 hogares de la zona
cabecera y resto. Se encontraron 151 343
personas, de las cuales 12 923 (8,5 %) fueron
niños y niñas de 0 a 4 años. La muestra se
recolectó en 4 739 segmentos ubicados en
295 municipios de los 32 departamentos del
país y Bogotá.
El tamaño de muestra por cada componente
de la ENSIN 2015 se determinó según los
requerimientos de desagregación y de
comparación de los resultados con las
siguientes versiones de la ENSIN.
El siguiente cuadro resume las coberturas
territoriales de cabecera - resto y por regiones
para cada uno de los desarrollos temáticos
de la Encuesta, identificando, además, el
porcentaje de entrevistados, rechazos y otros
resultados (ausente temporal, ausente no
recuperable, vivienda desocupada, cambio
de uso de vivienda, etc.).

Cuadro 1. Coberturas formularios – desarrollos temáticos por región,

concentración de población y total nacional

Concentración
Región
poblacional
Característica Total
Orinoquía -
Cabecera Resto Atlántico Oriental Bogotá Central Pacífica
Amazonía

Formulario Hogar - Encuesta de hogar

Proyectados 39 343 12 657 11 991 7 488 7 987 4 005 12 698 7 831 52 000

Seleccionados 47 807 14 754 13 985 9 332 9 243 5 270 15 365 9 366 62 561

Hogares no
3 234 1 428 972 728 850 193 1 115 804 4 662
ocupados

Rechazos 2 432 111 374 435 130 649 635 320 2 543

Ausente u otros
9 107 2 047 1 820 1 375 1 843 1 760 2 783 1 573 11 154
motivos

Hogares
33 034 11 168 10 819 6 794 6 420 2 668 10 832 6 669 44 202
entrevistados

Porcentaje de
84,0 % 88,2 % 90,2 % 90,7 % 80,4 % 66,6 % 85,3 % 85,2 % 85,0 %
cobertura

Formulario Hogar - Seguridad alimentaria en el hogar

Proyectados 39 343 12 657 11 991 7 488 7 987 4 005 12 698 7 831 52 000

Seleccionados 33 026 11 161 10 817 6 793 6 419 2 664 10 825 6 670 44 188

Rechazos 22 5 3 3 1 4 14 2 27

Ausente u otros
22 3 2 4 2 2 9 7 26
motivos

Hogares
32 982 11 153 10 812 6 786 6 416 2 658 10 802 6 661 44 135
entrevistados

Porcentaje de
83,8 % 88,1 % 90,2 % 90,6 % 80,3 % 66,4 % 85,1 % 85,1 % 84,9 %
cobertura

12
 Concentración
Región
poblacional
Característica Total
Orinoquía -
Cabecera Resto Atlántico Oriental Bogotá Central Pacífica
Amazonía

Formulario Hogar - Encuesta antropometria

Proyectados 146 650 47 178 48 174 27 666 29 539 13 981 45 717 28 751 193 828
Seleccionados 101 896 35 756 38 720 19 807 20 420 8 222 31 497 18 986 137 652
Persona en
condición de
1 026 384 377 218 185 61 365 204 1 410
discapacidad o
enferma
Rechazo 1 071 190 240 218 92 198 402 111 1 261
Ausente u otros
8 456 2 327 2 220 1 839 1 535 821 2 987 1 381 10 783
motivos
Personas
91 343 32 855 35 883 17 532 18 608 7 142 27 743 17 290 124 198
entrevistados
Porcentaje de
62,3 % 69,6 % 74,5 % 63,4 % 63,0 % 51,1 % 60,7 % 60,1 % 64,1 %
cobertura

Formulario mujer

Proyectados 10 193 3 530 3 737 1 785 2 435 1 062 2 815 1 889 13 723
Seleccionados 8 730 3 151 3 419 1 662 1 998 733 2 441 1 628 11 881
Rechazo 33 4 7 6 2 9 10 3 37
Ausente u otros
222 68 62 58 42 28 65 35 290
motivos
Personas
8 475 3 079 3 350 1 598 1 954 696 2 366 1 590 11 554
entrevistadas
Porcentaje de
83,1 % 87,2 % 89,6 % 89,5 % 80,2 % 65,5 % 84,0 % 84,2 % 84,2 %
cobertura

Formulario actividad física y comportamientos sedentarios

Proyectados 30 937 9 953 6 975 6 781 6 892 6 600 6 890 6 752 40 890
Seleccionados 29 526 10 031 7 827 6 847 7 329 2 928 8 682 5 944 39 557
Rechazo 617 90 104 149 70 84 210 90 707
Ausente u otros
2 450 539 448 535 622 364 568 452 2 989
motivos
Personas
26 459 9 402 7 275 6 163 6 637 2 480 7 904 5 402 35 861
entrevistadas
Porcentaje de
89,6 % 93,7 % 92,9 % 90,0 % 90,6 % 84,7 % 91,0 % 90,9 % 90,7 %
cobertura

Formulario prácticas de alimentación de interés en nutrición y salud pública

Proyectados 24 135 7 765 7 356 4 593 4 899 2 459 7 789 4 804 31 900
Seleccionados 23 391 7 937 6 192 5 618 5 736 2 236 7 536 4 010 31 328
Rechazo 504 74 78 136 57 67 189 51 578
Ausente u otros
1 532 315 220 342 438 204 440 203 1 847
motivos
Personas
21 355 7 548 5 894 5 140 5 241 1 965 6 907 3 756 28 903
entrevistadas
Porcentaje de
88,5 % 97,2 % 80,1 % 111,9 % 107,0 % 79,9 % 88,7 % 78,2 % 90,6 %
cobertura

13
 Concentración
Región
poblacional
Característica Total
Orinoquía -
Cabecera Resto Atlántico Oriental Bogotá Central Pacífica
Amazonía

Formulario recordatorio de 24 horas (primer recordatorio)

Proyectados 29 961 9 639 7 395 6 515 6 764 3 901 8 217 6 808 39 600
Seleccionados 27 641 9 458 7 554 6 457 6 832 2 607 8 767 4 882 37 099
Rechazo 661 90 97 164 71 95 248 76 751
Ausente y otros
1 853 399 278 439 520 246 524 245 2 252
motivos
Personas
25 127 8 969 7 179 5 854 6 241 2 266 7 995 4 561 34 096
entrevistadas
Porcentaje de
83,9 % 93,0 % 97,1 % 89,9 % 92,3 % 58,1 % 97,3 % 67,0 % 86,1 %
cobertura

Formulario recordatorio de 24 horas (segundo recordatorio)

Proyectados 4 922 1 583 1 215 1 071 1 245 390 1 459 1 125 6 505
Seleccionados 4 674 1 572 1 246 882 1 208 408 1 319 1 183 6 246
Rechazo 236 33 51 31 29 27 83 48 269
Ausente y otros
1 032 333 216 195 282 135 257 280 1 365
motivos
Personas
3 406 1 206 979 656 897 246 979 855 4 612
entrevistadas
Porcentaje de
69,2 % 76,2 % 80,6 % 61,3 % 72,0 % 63,1 % 67,1 % 76,0 % 70,9 %
cobertura

Formulario de vitaminas y minerales

Proyectados 37 706 12 131 10 972 7 987 8 757 4 124 9 642 8 355 49 837
Seleccionados 34 644 12 883 11 051 7 859 8 349 3 031 10 871 6 366 47 527
Rechazo 2 228 438 437 714 384 264 618 249 2 666
Ausente y otros
2 555 867 589 684 819 230 765 335 3 422
motivos
Personas
29 861 11 578 10 025 6 461 7 146 2 537 9 488 5 782 41 439
entrevistadas
Porcentaje de
79,2 % 95,4 % 91,4 % 80,9 % 81,6 % 61,5 % 98,4 % 69,2 % 83,1 %
cobertura

3 SELECCIÓN base los resultados del ejercicio desarrollado por el

DE ÁREAS
CULTURALES
ALIMENTARIAS
Para la recolección de información del desarrollo
cualitativo, se partió de la revisión de ejercicios en
los cuales se delimitaba la alimentación nacional en
torno a hábitos, paisajes, culturas y valores comunes.
Por tanto, se acordó que este desarrollo temático
en particular tendría en cuenta una localización
de regiones distintas a la Encuesta en su desarrollo
cuantitativo, dándoles la denominación de Áreas
Culturales Alimentarias. Este concepto tuvo como
Ministerio de Educación Nacional y la Universidad
Nacional de Colombia para la Formulación del
Programa de Alimentación Escolar (PAE) (1), el
cual pretendía explicar que las regiones del país,
en términos alimentarios, tienen configuraciones
particulares que no obedecen a una delimitación
político-administrativa.
Para la selección de los municipios en los que
se realizó el desarrollo operativo en cada una de
las áreas culturales alimentarias identificadas, se
tuvieron en cuenta criterios como:
• Contacto y tránsito entre área cabecera y
el área resto3.

14
• Enclaves migratorios (receptores y • Presencia de algún grupo de población
expulsores de población). étnicamente diferenciado (área resto).

• Presencia de programas de asistencia • Fácil acceso

alimentaria. • Diversidad

Cuadro 2. Municipios seleccionados por área cultural alimentaria

Área cultural alimentaria Municipio – Departamento seleccionado

Litoral Pacífico Tumaco, Nariño

Amazonía Puerto Nariño, Amazonas

Orinoquía Paz de Ariporo, Casanare

Eje Cafetero La Virginia, Risaralda

Costa y Sabana Caribe Lorica, Córdoba

Depresión Momposina y Mojana Magangué, Bolívar

Andina Norte Fredonia, Antioquia

Andina Centro Chiquinquirá, Boyacá

Andina Sur La Plata, Huila

Insular: San Andrés y Providencia San Andrés y Providencia

Magdalena Medio San Vicente de Chucurí, Santander

Capitales Bogotá, D.C.

En cada municipio se desarrollaron dos grupos Adicionalmente, se realizaron entrevistas

focales: uno con población4 de Adultos Jóvenes
en el área Cabecera (AJC) y otro con Adultos
Mayores en el Área Resto (AMAR). En cada
grupo focal se contempló un número mínimo
de 6 personas y máximo de 15. Se realizaron dos
sesiones por grupo: una de abordaje y confianza
y otra de profundización (2). Se contó con
preguntas que permitieron orientar la discusión
y buscaron ampliar la participación en torno a
las precategorías del desarrollo temático.
a personas de la comunidad, que fueron
seleccionadas por tener una participación
activa en los grupos focales. De manera
complementaria, se llevaron a cabo
entrevistas dirigidas a funcionarios5 de
instituciones relacionadas con asistencia
en salud y nutrición, y que conocieran
de manera cercana a la población, sus
problemáticas y fortalezas en el tema de
alimentación.

3. La definición de resto y cabecera de las áreas culturales alimentarias establecidas en el desarrollo cualitativo cumplen en su generalidad con
la presentada para la definición de la muestra de la Encuesta. Por tanto, los adultos mayores en el área resto obedecen a los individuos que
residían en núcleos o asentamientos de población, en donde existían concentraciones mínimas de veinte (20) viviendas contiguas, vecinas o
adosadas entre sí, ubicadas en el área resto municipal o en un área no municipalizada y a aquellos pobladores que habitaban asentamientos
caracterizados por la disposición dispersa de viviendas y de explotaciones agropecuarias existentes en ella. Los adultos jóvenes en el área
cabecera se identificaron como aquellos que habitaban en el área geográfica delimitada por el perímetro censal y que en su interior se localiza
la sede administrativa del municipio (alcaldía).
4. Para la selección de la población participante en los grupos focales y entrevistas se procuró contar de manera equitativa con hombres y con
mujeres embarazadas y lactantes. Así mismo, que estos fueran cuidadores de niños, niñas y adolescentes, pues este rol les permite conocer las
decisiones sobre lo que se come, cómo se lo come, cómo se prepara y las preferencias o gustos de otros miembros del hogar.
5. Médicos, contratistas, enfermeras, nutricionistas, encargados de áreas de nutrición o de la implementación de programas, planes y proyectos
en temas nutricionales y alimentarios.

15
 Como una herramienta adicional, se utilizaron
los diarios de campo diligenciados por los
profesionales encargados de la recolección
de información, como un ejercicio libre y
complementario a las relatorías de los grupos
focales. En estos se consignaron observaciones,
reflexiones y perspectivas analíticas que
permitieran tener la visión de los profesionales
sobre su quehacer en campo.
4 PRUEBA PILOTO
Con el fin de revisar y adecuar los
procedimientos operativos y los instrumentos
de recolección de información, previo a su
aplicación definitiva, y dada la especificidad
de los componentes temáticos y sus
metodologías, antes del desarrollo de la
prueba piloto se realizaron pruebas pretest,
de escritorio y pruebas en terreno.
Para la prueba piloto, el municipio seleccionado
fue Cumaral del departamento del Meta,
según criterios establecidos, en donde se
debía contar con un número de segmentos
suficientes en áreas cabecera y resto, simulando
las condiciones de desplazamiento, búsqueda
de hogares y consecución de entrevistas y
mediciones propias de la Encuesta.
La capacitación para la prueba piloto se
realizó entre el 16 y el 22 de septiembre del
2015, para el personal encargado de aplicar
las metodologías cualitativas (para el análisis
de hábitos alimentarios), así como aquellas
relacionadas con el desarrollo cuantitativo. La
ejecución de la prueba tuvo lugar del 23 al 27
de septiembre del mismo año.
Posterior al desarrollo de la prueba piloto y a
los ajustes realizados a los instrumentos de
recolección, y contando con profesionales
familiarizados con los formularios, se
ejecutaron dos ejercicios más en la ciudad de
Bogotá, lo que permitió ajustar, de acuerdo
con los hallazgos, la extensión de preguntas y
el funcionamiento de la encuesta en terreno.
En el desarrollo de las diferentes pruebas, se
evaluaron:
16
• Instrumentos de recolección: claridad de
las preguntas, utilidad de orientaciones
contenidas en los formularios para guía
de la encuesta, facilidad de uso del
instrumento diagramado.
• Aplicación de metodologías, uso
de equipos y medidas de seguridad
definidas para la toma de mediciones
antropométricas, fuerza prensil, sangre y
orina, así como de ingesta de alimentos
por recordatorio de 24 horas.
• Tiempos de aplicación y desgaste de fuente
en casos de único informante idóneo.
• Manuales de apoyo al proceso de
recolección.
• Esquema del operativo de campo.
• Formatos y mecanismos de seguimiento
del sistema de control de la calidad de la
información.
• Funcionamiento del sistema de captura y
trasmisión de datos.
• Selección de las submuestras manuales
en caso de no poder utilizarse el sistema
de captura.
5 CONVOCATORIA Y
SELECCIÓN DEL
PERSONAL
La ENSIN 2015 tiene una gran especificidad
temática que implica la vinculación de
profesionales con formación particular: uno
de ellos es de alta demanda laboral y limitada
oferta, como es el caso de los nutricionistas, y
en segundo orden, los bacteriólogos.
La coordinación de selección de personal
se desarrolló desde la Unión Temporal (UT),
constituida para el desarrollo del operativo de
campo, que realizó el estudio de las hojas de vida
recibidas y el proceso de convocatoria y pruebas
específicas para su vinculación a la capacitación.
Solo aquellas personas que aprobaron el curso
de capacitación fueron consideradas como
aptas para contratar por la UT.
5.1 CAPACITACIÓN
La capacitación del equipo de la encuesta es un
requisito clave para la calidad. Este fue un proceso
constante que se llevó a cabo antes y a lo largo
del proceso de recolección de la información,
de acuerdo con las especificaciones técnicas y
logísticas de cada uno de los componentes y
roles, las generalidades de la Encuesta (diseño
de muestra y submuestras, funciones y roles,
calidad estadística, componentes temáticos
adicionales, entre otros), la relevancia de la
información a recolectar, la sensibilidad de
los datos, el funcionamiento del sistema de
captura, canales de comunicación técnicos y
operativos, así como las condiciones logísticas y
de aceptación de la población.
La capacitación se realizó al personal de todos
los niveles del equipo de la Encuesta, desde
los entrevistadores, supervisores, críticos de
datos, depuradores de bases, así como a los
encargados logísticos de la Encuesta y a los
profesionales que participaron directamente
desde las diferentes instituciones involucradas
en la misma. Así, se garantizó que todos los
implicados conocieran de qué manera se
contribuiría a la calidad de los datos.
Para la ENSIN, el proceso de capacitación se
realizó en Bogotá de manera centralizada, dadas
las metodologías, los ejercicios prácticos para
las mediciones corporales, la toma de muestras
de sangre y orina, así como el desarrollo de
laboratorios de alimentos y de procesamiento
de muestras biológicas que requerían un espacio
compartido de ejecución y realimentación.
Así mismo, teniendo en cuenta la agenda mixta
entre los contenidos teóricos y la aplicación de
estos en la práctica, las sesiones de capacitación
se plantearon bajo las siguientes etapas:
• Presentación: de cada participante, al
igual que del grupo técnico, de apoyo e
institucional.
• Introducción: qué es la Encuesta, marco
conceptual, marco muestral, alcance,
calidad estadística.
• Conceptualización.
• Apropiación: implica practicar lo
aprendido - sesiones prácticas.
• Socialización para la retroalimentación.
• Evaluación: el proceso de capacitación
incluye la aplicación de evaluaciones
correspondientes por rol designado en
la estructura operativa para seleccionar
al personal con las mejores capacidades
técnicas que aseguren la calidad del dato.
El modelo de capacitación contempló
un componente presencial y uno de
autoaprendizaje, en los que, a partir de
material suministrado por los capacitadores,
se reforzaban las generalidades de la
Encuesta, la recolección de la información y
las características particulares que conforman
esta operación estadística. Este material
requería el uso de un computador sin
necesidad de conexión a Internet.
Adicional a los procesos de capacitación, y
como respaldo al proceso de recolección
de información y garantía de la unicidad
de los criterios, se contó con manuales de
procesos y procedimientos para cada rol,
formatos de control diario y pendientes y
manual de crítica validación y consistencia
(estos últimos para el nutricionista que
hacía la crítica).
Dada la especificidad teórica y
práctica, y los perfiles necesarios, los
días aproximados de capacitación se
calcularon en promedio en 23 días hábiles
(para los nutricionistas, eran mínimo
30 días). En la fase de desarrollo del
operativo de campo se realizaron cuatro
procesos de capacitación al personal,
debido a la dificultad para la consecución
y permanencia del recurso humano
requerido para la conformación de los 31
equipos proyectados desde el inicio del
proceso.
17
 6 RECOLECCIÓN Por otra parte, la elaboración y asignación
DE INFORMACIÓN
La recolección de la información del operativo
de campo se llevó a cabo entre el 2015 y el
2016. El desarrollo cuantitativo se inició el
20 de noviembre del 2015, y terminó el 20
de diciembre de 2016; con un receso del
23 de diciembre al 14 de febrero del 2016,
reconociendo el cambio de las dinámicas en
los hogares que imposibilitaba la recolección
de manera adecuada. El desarrollo cualitativo
culminó a finales de abril del 2016.
6.1 ESTRUCTURA DE EQUIPOS
Dado el planteamiento del operativo de
campo de los componentes cualitativo y
cuantitativo, se planteó la estructura de los
equipos de trabajo en campo de la siguiente
manera:
Desarrollo cualitativo: para el cubrimiento
de las 12 áreas culturales alimentarias, se
conformaron 3 equipos compuestos cada
uno por una nutricionista y un sociólogo o
profesional de ciencias sociales.
Desarrollo cuantitativo: teniendo en cuenta la
magnitud del operativo de campo diseñado,
se proyectó la conformación de 31 equipos,
cada uno integrado por una supervisora,
dos encuestadoras, dos nutricionistas y un
bacteriólogo. Adicionalmente, se contó
con ocho nutricionistas “críticas” en campo,
quienes a su vez eran supervisadas por ocho
depuradoras desde la sede central. Así mismo,
había dos bacteriólogos itinerantes en campo
para los rezagos presentados por el transporte
de muestras a Bogotá y 8 bacteriólogos
de laboratorio en la sede central para el
procesamiento en paralelo al operativo de
campo, de acuerdo con las muestras allegadas.
Para el desarrollo cuantitativo, a lo largo
del operativo de campo, fue necesaria la
reconfiguración de equipos de trabajo
dada la renuncia de algunos profesionales,
especialmente nutricionistas, así como por
los ajustes de las estructuras de los grupos.
18
de rutas se realizaron teniendo en cuenta el
número de grupos que se conformaron en
el transcurso del operativo, el número de
nutricionistas de campo en cada cohorte de
capacitación, el avance en los municipios de
manera más rápida y la redistribución de los
segmentos cuando algún grupo ubicado en
el mismo municipio se encontraba retrasado.
En algunos casos, el cambio de los segmentos
en un municipio se debió a la priorización de
aquellos con problemas de orden público o
por ser un municipio previsto como zona de
desarme en el marco del posconflicto. De esta
manera, durante el desarrollo del operativo
de campo se asignaron rutas de trabajo en
cinco momentos diferentes.
6.2 SUPERVISIÓN
En el marco del desarrollo del operativo de
campo se diseñó un esquema de supervisión
operativa, cuyo objeto fue apoyar el
desarrollo técnico y operativo en la ejecución
de este, para generar llamados de alerta
oportunos, fortalecer los procesos técnicos
y velar por la calidad de la información
recolectada. Las visitas permitieron verificar
el cumplimiento de las rutas; la planeación
del trabajo; el cumplimiento de los requisitos
de presentación, sensibilización, verificación
de la muestra y calibración de los insumos; el
desarrollo de las encuestas y las mediciones;
el desempeño del sistema de captura; el uso
de los insumos; la coordinación del operativo;
la convivencia, uso y actualización de los
formatos y el uso de los recursos.
7 SISTEMA DE
RECOLECCIÓN
Para la ENSIN 2015, se diseñó y ejecutó un
sistema de captura el cual con el objetivo
que fuera una herramienta de apoyo para
el personal a cargo de la recolección de
la información, se desarrolló una interfaz
que contuviera los aspectos de control más
relevantes para la correcta aplicación de la
metodología de la ENSIN. Para lograr este
nivel de control fue necesario integrar:
• Administración de la muestra, creación
de viviendas no identificadas en
muestra maestra, actualización de
nuevas viviendas conocidas después de
generada la muestra maestra, creación
de hogares encontrados al momento de
abordar las viviendas.
• Control del personal de campo en cuanto
a grupo y rol asignado.
• Formularios de captura, control estricto
de datos heredados de la muestra.
• Aplicación de algoritmos de selección de
submuestras.
• Integración de la aplicación de captura de
R24 al control de personas seleccionadas.
Estos aspectos se incluyeron en concordancia
con las actividades de los roles de trabajo del
personal que participó en el operativo de
campo. Para ello, se contó con una interfaz o
menú que controlaba la ejecución de dichas
funciones, tal como se describe a continuación:
Interfaz del supervisor:
Interfaz donde reposaba la información de la
muestra, la cual se encontraba particionada
según la asignación de la ruta a cargo de un
grupo x. Estas particiones respondían a la
programación de abordaje determinada por
la coordinación del operativo de campo.
Desde esta interfaz, el supervisor disponía
del control de la muestra para realizar
asignaciones de segmentos a encuestar,
donde se transfería una USM completa al
encuestador.
Una vez finalizado el proceso de captura,
con la información recolectada y recibida
por el encuestador, el supervisor generaba
un reporte con el nivel de detalle a persona/
formulario. De esta manera se visualizaba el
avance, la cantidad de formularios a aplicar y
el estado para cada uno de ellos.
Posteriormente, el supervisor generaba el
envío de datos, en los que era recopilada
toda la información de muestra, formularios
aplicados y datos de puntos del Global
Positioning System (GPS).
Interfaz del encuestador:
Interfaz que permitía ver el listado de
USM asignadas. El encuestador abordaba
cada vivienda y según la realidad que
encontraba podía agregar nuevas viviendas
y/u hogares. Para cada hogar se aplicaba el
algoritmo de selección de personas. Con
el fin de identificar qué personas requerían
formularios específicos, algunos de esos
fueron aplicados por otros roles, de tal manera
que el encuestador enviaba información
de personas a encuestar a una nutricionista
específica del grupo y al bacteriólogo.
En esta interfaz se desarrollaron los siguientes
formularios:
Formulario Capítulos aplicados
I. Identificación
II. Datos de control
III. Condiciones
habitacionales
IV. Condiciones
socioeconómicas
V. Características y
composición del hogar
HOGAR
VI. Educación
VII. Actividad económica,
ingresos y gastos
VIII. Salud y morbilidad
IX. Antropometría
X. Experiencia de
inseguridad alimentaria en
el hogar últimos 30 días
19
 Formulario Capítulos aplicados
Capítulos
Formulario
XI. Experiencias protectoras aplicados
de la seguridad alimentaria
en el hogar IV. Actividad física
XII. Estrategias de en preescolares (3
HOGAR a 5 años)
afrontamiento de la
inseguridad alimentaria
V. Actividad física
XIII. Percepción de en escolares (6 a
inocuidad en el hogar 12 años)
I. Identificación
VI. Actividad física
II. Datos de control ACTIVIDAD FÍSICA Y en adolescentes
III. Antecedentes COMPORTAMIENTOS (13 a 17 años)
reproductivos mujeres de SEDENTARIOS VII. Actividad física
10 a 49 años, pregunta 1 en adolescentes
MUJER
a6 gestantes
III. Antecedentes
reproductivos mujeres de 10 VIII. Actividad física
a 49 años, pregunta 7 a 96 en gestantes

IV. Mujeres gestantes IX. Actividad física

personas de 18 -
Interfaz del nutricionista: 64 años

I. Identificación
Interfaz que permitía ver el listado de hogares en
donde debían aplicarse formularios específicos. II. Datos de control
En ella, se ejecutaba el aplicativo específico
de R24, construido bajo los parámetros de la III. Datos del
metodología de los 5 pasos para recolectar informante
la información de alimentos. La interfaz y IV. Información
el aplicativo de R24 fueron ajustados para sobre ingesta
poder compartir la información de llave de
identificación, datos de la persona seleccionada, V. Información
de las personas del hogar y el resultado de la general para el
aplicación del formulario. Posteriormente, se recordatorio
enviaba la información recopilada a la interfaz R24 Y PRÁCTICAS VI. Recordatorio de
del encuestador, de esta manera se consolidaba DE ALIMENTACIÓN 24 horas
la información a nivel de hogar actualizando el
resultado de cada formulario. VII. Frecuencia de
consumo
En esta interfaz se aplicaron los siguientes
formularios: VIII.
Conocimientos,
actitudes y
Capítulos prácticas en torno
Formulario
aplicados a la sal alimentaria
ACTIVIDAD FÍSICA Y I. Identificación
IX. Inocuidad y
COMPORTAMIENTOS
calidad de los
SEDENTARIOS IV. Datos de control
alimentos

20
Interfaz del bacteriólogo:
Interfaz que permitía ver el listado de hogares
en los que debía aplicarse el formulario
específico. Esta interfaz recibía información de
las dos encuestadoras de grupo y de igual forma
enviaba datos de resultados de aplicación a fin
de que se consolidaran totalmente los estados
de cada formulario/hogar.
Adicionalmente, esta interfaz ejecutaba un
seguimiento a la codificación de muestras
de laboratorio, que consistía en una llave
única paralela a la de la encuesta, con la cual
se rotulaban los viales o contenedores de las
muestras biológicas recolectadas.
En esta interfaz se aplicó el siguiente
formulario:
Capítulos
Formulario
aplicados
I. Identificación
VITAMINAS Y
II. Preguntas
MINERALES
vitaminas y
minerales
Figura 2. Diagrama de flujo de información para el control
de registros desde el sistema de captura
Capítulos
Formulario
aplicados
III. Sobre las
VITAMINAS Y muestras biológicas
MINERALES
IV. Datos de control
Ahora bien, debido a que el sistema de captura
es de niveles jerárquicos, en donde el supervisor
disponía de la información para ser compartida
con las encuestadoras, nutricionistas y
bacteriólogos en forma de asignaciones de
cargas de trabajo, la información de resultados
de aplicación efectuada por las bacteriólogas y
nutricionistas no retornaba al supervisor, como
sí lo hacía la información de los encuestadores.
Esto se debió a que la encuestadora realizaba la
asignación de componentes y de sus subgrupos
de trabajo. Así mismo, recibía los datos para
consolidar la información de los hogares y
para que esta fuera entregada al supervisor de
manera consolidada.
Para ilustrar el proceso de recolección en campo,
se presenta a continuación el diagrama de flujo
de información con el cual el sistema controlaba
los registros que se abordaban diariamente para
el desarrollo de las actividades.
21
 7.1 FORMULARIOS DESDE necesario desarrollar cada uno de ellos de la
EL SISTEMA DE CAPTURA siguiente manera:
Como requerimiento propio del software,
para el montaje de los formularios fue
Cuadro 3. Desarrollo de los formularios desde el sistema de captura
CAPA VENTAJA
• Define las variables llave.
• Define el nombre, tipo y
Diccionario de longitud de las variables.
datos • Define las secciones de
preguntas múltiples (matrices) o
sencillas.
• Establece el orden en
que deben presentarse las
Forma de preguntas/variables.
captura • Adecua a la mejor manera de
presentar las preguntas sean o
no de matriz.
• Permite presentar los textos
de manera personalizada,
Personalización
incluyendo los nombres, edades,
de preguntas
preguntas y/o respuestas
registradas anteriormente.
• Permite definir sentencias de
código para la aplicación de
filtros o saltos, con base en las
instrucciones del formulario.
• Permite definir sentencias
de código para la aplicación
Programación de de reglas de validación para
formulario detección de errores y/o valores
atípicos.
• Permite la personalización
de opciones de respuestas a
presentar, con base en controles
sobre preguntas diligenciadas
con anterioridad.
• Permite definir el control
del componente aplicado y
Integración con su relación con la muestra o
interfaz submuestras seleccionadas.
• Se establece control de
resultados de entrevista.
22
CONTROL
• Llave única.
• Lista de valores válidos en
selección única y múltiple.
• Definición de rangos
aceptables en numéricas
abiertas.
• Obliga a responder todas las
preguntas/variables según el
flujo de encuesta.
• Enfoca al encuestador/
encuestado en la información
que se está recolectando.
• Evita sesgos de interpretación
por parte del encuestador.
• Preguntas completamente
claras y leíbles.
• Se controlan de manera
estándar los flujos de
diligenciamiento, cuáles
variables se presentan para
captura y cuáles no.
• Se controla la información
capturada verificando contra
una o más variables la validez
del dato. Así mismo, alerta al
encuestador para que confirme
información en atípico o inusual.
• Se delimitan las opciones
de respuesta válidas a fin de
minimizar errores.
• Cada formulario es aplicado
desde la interfaz.
• Se actualizan en la muestra
el resultado y estado de cada
componente.
• Permite consolidar la
información de manera ágil y
estructurada.
Estos controles directos sobre los
formularios conllevaban a que en el
sistema no se permitieran registros
duplicados. La apertura de formulario a
aplicar se controlaba desde la interfaz, el
componente/formulario se aplicó por una
sola persona y las validaciones se realizaron
en tiempo real. Esto permitió mantener un
sistema robusto y uniforme en la forma de
capturar y validar los datos.
Así mismo, como mecanismo de control, se
estableció la relación de preguntas en los
diferentes formularios y se determinó si esa
combinación de respuesta se consideraba
error o un dato atípico, de tal manera que se
alertara constantemente para corrección o
confirmación. Estas validaciones permitieron
tener un control estandarizado y sistematizado.
7.2 APLICATIVO DEL SISTEMA DE
CAPTURA PARA LA RECOLECCIÓN
DE CONSUMO DE ALIMENTOS POR
RECORDATORIO DE 24 HORAS
Por la particularidad de la metodología que
rige la recolección de la información, fue
necesario realizar un desarrollo especializado
a fin de presentar al nutricionista los 5 pasos
de la recolección de consumo, preparaciones
e ingredientes. El aplicativo desarrollado fue
incluido al sistema de captura de los restantes
componentes de la Encuesta y la integración
permitió que funcionara como cualquier
otro formulario del sistema. Esto quiere decir
que se logró controlar la ejecución desde la
interfaz de nutricionista.
El acceso a registro de datos contó con
el mismo procedimiento de aplicación:
seleccionar una USM, una vivienda, un hogar y
la persona a quien correspondía entrevistar. La
interfaz enviaba la información requerida para
ejecutar el control de llaves de identificación,
datos del entrevistado y composición del
hogar, en caso de requerir un informante
idóneo. Esto permitió garantizar la trazabilidad
6. La aplicación del método de múltiples pasos iterativos (MMPI) se explica con mejor detalle en el apartado metodológico por desarrollo
temático “Ingesta Dietética (recordatorio de 24 horas)”.
de aplicación de R24 para la recolección de
datos sin que los nutricionistas administraran
ese tipo de información.
Para el desarrollo del aplicativo se tuvieron
en cuenta tanto las preguntas estandarizadas
y su secuencia como el propósito de cada
uno de los cinco pasos definidos para el
diligenciamiento de las variables del R246.
Adicionalmente, para el registro del tipo y
cantidad de alimentos consumidos por los
entrevistados, se incorporaron al aplicativo
las tablas para la codificación de alimentos y
porciones o medidas de estos.
A continuación, se describe cada uno de los
módulos del aplicativo desarrollado para
los perfiles a cargo de la recolección, crítica
y depuración de la información del R24,
así como el aplicativo desarrollado para el
alistamiento y conversión de información de
código de medida o módulo a gramos de
alimentos para su posterior análisis.
7.2.1 MÓDULO DE RECOLECCIÓN
El módulo se desarrolló en ambiente
escritorio, con el fin de generar planos para la
sincronización de los datos. Para la generación
de bases de datos se utilizó Access formato
MDB, por su capacidad y manejo embebido
en .Net. Este módulo comprende:
• Capa de Presentación: CSPro y Visual
Studio .NET
• Capa de Aplicación: Visual Studio .NET
• Capa de Datos: Access 2003 (Manejo
embebido en .Net)
• Integración: CSPro, Visual Studio .NET, MS
Access
Para el ingreso del recordatorio, el nutricionista
de campo recibía vía USB transferencia de la
muestra seleccionada para R24 en cada hogar
por parte del encuestador, activando de esta
manera el formulario para su diligenciamiento
en el aplicativo. La información recolectada
23
 era guardada en copias de seguridad, de
manera automática en el computador del
nutricionista de campo cada vez que cerraba
el aplicativo y a través de transferencia,
entregando vía USB al supervisor del grupo
diariamente y a la nutricionista crítica bajo la
función “Generar archivo crítica”.
El aplicativo permitía generar otros reportes de
apoyo al nutricionista de campo para el proceso
de recolección de información, específicamente,
archivo consolidado del listado de alimentos
que no tenían código en la tabla de códigos
para reporte (función “Listado de alimentos SIN
CODIGO”) y archivo de registros de alimentos,
cuando estos eran consumidos en una
institución educativa o de cuidado, facilitando la
visita a la institución y captura de información
(función “Alimentos Institución”).
Así mismo, durante el proceso de
recolección de información en campo
fue necesario realizar actualizaciones del
aplicativo para optimizar su funcionalidad y
actualizar la tabla de códigos de alimentos
y tabla de códigos y medidas. Para este
proceso se realizaba el envío por correo
electrónico del “ejecutable” para descarga en
la carpeta del aplicativo y posteriormente el
nutricionista de campo realizaba el proceso
de actualización con la función “Actualizar
Base de Datos”. Se manejó versionamiento
Figura 3. Módulo de recolección de información (rol nutricionista de campo)
24
de Tabla de Composición de Alimentos
(TCA) y de aplicativo.
Con el fin de garantizar la calidad durante el
proceso de captura de información, además
de realizar el soporte permanente a los
profesionales en campo, en el desarrollo del
aplicativo y durante el proceso de recolección,
se generaron mallas de validación, de acuerdo
con las opciones o categorías de respuesta y
la secuencia de diligenciamiento de variables
en cada uno de los cinco pasos contemplados
en la metodología de MMPI. Así mismo, se
generaron variables de control automáticas
en las que el sistema suministraba información
del paso en el que se ingresaban o guardaban
los datos, hora, fecha y código de la persona
que los registraba.
Finalmente, para la transferencia de información,
los nutricionistas de campo diariamente debían
enviar vía correo electrónico los R24 completos y
finalizados al nutricionista con el rol de crítica de
campo. Para esto, el aplicativo permitía generar
una base consolidada de los recordatorios
realizados a través de la función: “Generar
archivo Crítica”, un archivo con el listado de los
R24 realizados y una copia de seguridad de la
información consolidada.
Las funciones descritas se muestran en la
siguiente figura:
7.2.2 MÓDULO CRÍTICA Al igual que en el módulo de recolección de
Y DEPURACIÓN DE INFORMACIÓN información, se realizaron actualizaciones del
(ROL CRÍTICA DE CAMPO aplicativo para optimizar su funcionalidad y
Y DEPURADORA) actualizar la tabla de códigos de alimentos
y tabla de códigos y medidas. También, para
De manera simultánea a la recolección cada rol (crítica o depuradora) se programaron
de información en campo, se realizaron consultas predeterminadas en el aplicativo
los procesos de crítica y depuración por tipo de alimento y variables del R24,
de información del R24, para lo cual se con el fin de realizar el proceso de manera
desarrolló un módulo particular en el estandarizada y oportuna.
aplicativo de sistemas en Access, con las
mismas características y especificaciones En todos los procesos de consolidación y
del módulo de recolección de información. transferencia de información entre los diferentes
En este módulo se importaban los archivos roles se generaron backups identificados con
enviados por el nutricionista de campo el código de nutricionista, la fecha y hora de
para realizar las correcciones de este nivel y envío y copias de respaldo para salvaguardar la
posteriormente generar el archivo base para información. Igualmente, el aplicativo de crítica
ser enviado a nivel central a la depuradora y depuración generaba variables de control
por medio de la función “Generar archivo automáticas permitiendo la trazabilidad del
central”. dato y los cambios realizados.

Figura 4. Módulo crítica y depuración de información

(rol crítica de campo y depuradora)

7.2.3. MÓDULO ALISTAMIENTO Y unidad de medida (gramos). Este proceso

PROCESAMIENTO DE INFORMACIÓN
Posterior a la fase de recolección de
información, se desarrolló un aplicativo para
el alistamiento y procesamiento de la base
de datos de R24, con el fin de obtener la
información de alimentos, ingredientes y
preparaciones consumidas en una misma
se llevó a cabo, igualmente, por medio del
diseño y programación de un aplicativo en
la plataforma de desarrollo .Net, en el que
cada una de las funciones se estructuraron de
manera independiente por módulos, acordes
con los protocolos de depuración, variables
de control y auditoría, con el fin de tener la
trazabilidad de la información.

25
 El aplicativo se diseñó teniendo en
cuenta las características de registro de la
información por Tipo de Alimento (TA), el
código y nombre del alimento en la Base
de Composición de Alimentos (BCA) y las
necesidades de realizar ajustes dadas las
modificaciones que podían tener en la
cantidad los alimentos por tipo de peso,
método de cocción, densidad y absorción
de grasa.
Figura 5. Módulo de alistamiento y procesamiento de información
7.3 CONTROL DE SUBMUESTRAS
DESDE EL SISTEMA DE CAPTURA
Debido a que el diseño muestral requirió un
estricto seguimiento de los algoritmos de
selección de los componentes en los diferentes
subgrupos etarios, fue necesario realizar análisis
periódicos de cómo se comportaba la selección
sujeta a la cantidad de individuos esperados
y que realmente fueron identificados como
susceptibles de selección. Los resultados
de estos análisis arrojaban la necesidad de
aumentar y/o disminuir las cantidades de
personas seleccionables principalmente, a fin
de mantener la rigurosidad del diseño muestral,
pero también el equilibrio del desarrollo del
trabajo de campo y los costos asociados.
26
Para esto, se generaron en el aplicativo diferentes
funciones secuenciales por tipo de alimento. Así
mismo, se incorporaron las bases insumo (bases
de pesos y medidas), la tabla de densidades,
la tabla de porcentaje de absorción de grasa
y la base de datos de factores de conversión
y corrección, para, finalmente, obtener la
información de gramos netos consumidos de
cada alimento en una nueva variable en la base
de datos consolidada de R24 para su análisis.
Los ajustes de los tamaños a seleccionar se
enviaron en paquetes de actualizaciones
que se descargaban e instalaban en cada
equipo de encuestador, pues en esta
interfaz es donde se ejecutó la selección se
submuestras.
7.3.1. CONTROL DE MUESTRAS
DE LABORATORIO
Desde la concepción del sistema de captura
se diseñaron y establecieron controles a la
codificación de las muestras a recolectar. Los
siguientes son los aspectos sobre los cuales se
basa ese control:
• El INS generó códigos únicos consecutivos
para el rotulado.
• Cada grupo de trabajo (bacteriólogo) tuvo
a su cargo la numeración consecutiva de
una “x” cantidad de rótulos.
• Esa asignación de rótulos por grupo se
cargó en cada equipo, según el número
de grupo de trabajo.
• El sistema informaba al bacteriólogo cuál
rótulo era el siguiente en la utilización.
• El bacteriólogo utilizaba el código para
adherir en el consentimiento informado,
en los tubos de ensayo y viales a utilizar.
• El bacteriólogo registraba en el sistema el
rótulo utilizado dentro del formulario de
captura de información del componente
de vitaminas.
• El sistema actualizaba el listado de
códigos asignados, correlacionando la
llave de la encuesta al código de rótulo.
• El sistema permitía registrar la no
utilización de uno o más códigos por daño,
pérdida, calidad de impresión y cualquier
otro motivo que hiciera necesario que el
control automático saltara la numeración.
De esta manera, cada bacteriólogo podía
registrar cada código una única vez y el
sistema automáticamente relacionaba el
individuo con las muestras de laboratorio
recolectadas.
7.4 ADMINISTRACIÓN DE LA
MUESTRA DESDE EL SISTEMA DE
RECOLECCIÓN
Como parte del control del sistema de
captura, se incluyó el estricto seguimiento
a las viviendas asignadas y a los hogares
creados; esto, para garantizar trazabilidad
en los registros, facilitando el proceso de
consolidación de datos para construcción de
los factores de expansión.
Una vez aplicado parcialmente el formulario de
hogar (punto en el que se debían seleccionar las
personas para submuestreo), el sistema aplicaba
las reglas de selección para cada componente.
Según el grupo etario y el sexo, las personas
seleccionadas se registraron en la estructura de
muestra, lo que permitió contar con el estado de
aplicación hasta la unidad final de observación
de manera unificada y centralizada.
Dado que la aplicación de los componentes
se asoció al cargo o rol del personal, los datos
se transferían a los equipos correspondientes
en los que se procesaban y retornaban
los estados de aplicación y los formularios
diligenciados para consolidar la información.
7.5 SOFTWARE UTILIZADOS EN
EL SISTEMA DE RECOLECCIÓN
Para el desarrollo del sistema de captura se
utilizaron las siguientes herramientas:
• CSPro 6.3: software especializado en la
captura y procesamiento de censos y
encuestas. En este se desarrollaron los
módulos de captura, interfaz de supervisor,
entrevistadora, nutricionista, bacterióloga
y recepción de la información.
• Microsoft Access: motor de bases de
datos que gestionaba la información
recolectada en campo para la generación
de los reportes incluidos en las interfaces.
También fue utilizado para desarrollar la
interfaz de captura de R24.
• SQL Server: motor de base de datos
utilizado para el montaje de la base
de datos, procesamiento y gestión
de correcciones producto de las
comunicaciones de novedades en campo
y verificaciones efectuadas en el proceso
de depuración.
• SPSS: paquete estadístico utilizado para la
generación de salidas de información para
control de avance y calidad de los datos.
7.6. ACOMPAÑAMIENTO EN CAMPO
AL SISTEMA DE RECOLECCIÓN
Durante la realización del trabajo de campo
se mantuvo soporte directo al sistema de
27
 captura. Aproximadamente, el 85 % del
tiempo fue ejecutado directamente por
los desarrolladores y el restante, por los
ingenieros de soporte. El soporte consistió
en orientar a los diferentes usuarios en el
correcto uso del sistema, las particularidades y
controles especiales que ejecutaba el sistema,
así como soportes para la corrección de
errores de diligenciamiento del personal o de
información suministrada por los informantes
que derivaban en inconsistencias ante el
sistema.
Los usuarios reportaban los eventos a los
ingenieros de soporte, quienes evaluaban el
tipo de evento y si correspondía a la forma
de uso del sistema, error del usuario en el
diligenciamiento, error del sistema o un caso
especial para corrección. En los casos en los
que se requirió, se enviaron actualizaciones
al sistema para corregir situaciones o errores
en la ejecución. También, en los casos muy
puntuales para corrección de errores de
datos, se enviaron actualizaciones de ajuste
que contenían previamente la validación de
la corrección, la cual incluía la información
recopilada en cada evento y/o la información
adicional solicitada para la correcta solución
o cierre.
7.7 SEGUIMIENTO
AL OPERATIVO DE CAMPO La selección de variables permitió la
DESDE EL SISTEMA
Paralelo al desarrollo del operativo de campo
y como fuente alterna de información
suministrada por la dirección de campo, se
consolidaba periódicamente información
recolectada para elaborar tabulados y
comparar el avance a nivel de muestra y
submuestras, así como las tasas de respuestas
presentadas a nivel hogar y persona. Por otra
parte, se realizaban cruces preliminares, con
el propósito de hacer una evaluación de la
consistencia de los datos e identificar posibles
defectos; en dado caso se comunicaba la
necesidad de ajustar los procedimientos de
recolección en cuanto a enfatizar la necesidad
de aplicar correctamente las técnicas de
entrevista y sondeo.
28
Los datos también fueron técnicamente
revisados, a fin de identificar, según la
temática, posibles errores, inconsistencias
y/o datos atípicos, lo cual permitió la mejoría
de los procedimientos de recolección en
campo.
8 METODOLOGÍA
DEL DESARROLLO
TEMÁTICO
Cada uno de los desarrollos temáticos de
la Encuesta se basó en el marco general
de la ENSIN 2015 frente al enfoque de
determinantes sociales de la situación
nutricional. Sin embargo, teniendo
en cuenta las particularidades de los
instrumentos y de los distintos cursos de
vida para el análisis, estos contaron con
una metodología particular para su diseño,
ejecución e interpretación.
8.1 POBLACIÓN,
TERRITORIO, CONDICIONES
SOCIOECONÓMICAS, SALUD
Y OFERTA SOCIAL
reconstrucción y comparabilidad de
indicadores típicamente analizados dentro
de los estudios poblacionales, en el marco
conceptual brindado por el DANE. Para la
recolección de información se utilizó un
formulario compuesto por seis acápites:
I. Condiciones habitacionales
II. Condiciones socioeconómicas
III. Características y composición del hogar
IV. Educación
V. Actividad económica, ingresos y gastos
VI. Salud y morbilidad
Para este desarrollo temático, se consideró
como informante idóneo al jefe de hogar7,8,
o su cónyuge, exigiendo siempre en los dos
casos citados que fueran mayores de edad.
La única condición en la cual se aceptó un
informante con edad inferior fue cuando el
hogar estaba conformado por menores de 18
años y estos eran a su vez el jefe de hogar.
La información recolectada desde este
componente temático permitió, a nivel
operativo, reunir la información necesaria
para la identificación y selección de muestras
y submuestras. A nivel de análisis, este
componente temático permitió contar con
gran parte de las variables e indicadores
considerados para la ENSIN 2015 como
determinantes estructurales e intermedios,
así como las variables de equidad y contraste
definidas para los análisis de todo el estudio.
8.1.1 CONSTRUCCIÓN en cabecera de 100 000 habitantes o menos.
DE CATEGORÍAS PARA ANÁLISIS La unidad de análisis no fue el municipio. La
DE CONCENTRACIÓN población entre 100 001 y en las cabeceras
DE POBLACIÓN
De acuerdo con el diseño muestral de la
muestra maestra, se utilizó la variable de
referencia “clase”, suministrada por el Marco
Geoestadístico Nacional (MGN), en la que,
para fines de análisis de la información en la
Encuesta, se presentaron las categorías de:
• Cabecera, equivalente a cabecera
municipal: clase 1
• Resto, equivalente a área resto municipal,
la cual incluye los centros poblados: clase
2y3
De esta manera, la metodología de
categorización para esta versión de la
Encuesta la hace comparable con las versiones
anteriores relacionadas con “urbano” y “rural”,
sin presentar diferencias con lo expuesto
como “cabecera” y “resto”; por lo cual, en este
documento, en los apartes en los que se haga
relación al análisis de tendencia haciendo uso
de esta variable, las categorías serán siempre
cabecera – resto. Esto permite entender que
los resultados presentados previamente en la
ENSIN cuentan con la misma validez para su
uso, haciendo referencia a las categorías.
Adicionalmente, dada la evidencia de la
alta heterogeneidad de la población en
las cabeceras, y la importancia del nivel de
urbanización en el desarrollo socioeconómico
(3), se consideró relevante desagregar la
población en las cabeceras, asegurando que
el tamaño de población en cada categoría
tuviera la cantidad necesaria para el análisis
estadístico. Por lo cual, se conformaron los
grupos de población en las cabeceras de la
siguiente forma: 1) población en las cabeceras
de más de 1 millón de habitantes (4 ciudades
principales), 2) población en cabeceras de 100
001 a 1 000 000 de habitantes y 3) población
municipales se distribuyó en las categorías
de cabecera de acuerdo con el tamaño de la
población en la cabecera municipal, definido
por las proyecciones oficiales de población del
DANE para el 2016. Toda la población en el área
resto de municipios quedó en un grupo “Resto”
independientemente del tamaño del municipio.
8.1.2 ÍNDICE DE RIQUEZA
(IR) PARA LA ENSIN 2015
Tradicionalmente, en la serie ENSIN 2005 – 2010,
como indicador proximal a las condiciones
socioeconómicas de los hogares se había
calculado y usado - bajo las particularidades
de metodología de diseño y limitaciones de
comparación – el nivel establecido por el Sistema
de Selección de Beneficiarios para Programas
Sociales (Sisbén). Sin embargo, teniendo en
cuenta los cambios en el enfoque conceptual
de cada una de las versiones calculadas de
este indicador por parte del Departamento
Nacional de Planeación, el equipo de expertos

7. Es la persona reconocida como jefe(a) por los demás miembros del hogar. Se reconoce porque tiene una mayor responsabilidad en las
decisiones del hogar, por prestigio, relación familiar o de parentesco, por razones económicas o tradiciones culturales.
8. Para efectos de la recolección solo puede haber un(a) solo(a) jefe(a) de hogar.

29
 e instituciones de la ENSIN 2015 decidió calcular
y utilizar el índice de riqueza como indicador
socioeconómico de los hogares.
El índice de riqueza permite comparar las
condiciones económicas de los hogares
teniendo en cuenta tres aspectos: propiedad
de activos, disponibilidad de servicios
públicos y materiales de construcción de
la vivienda. La metodología de cálculo del
índice fue propuesta por Filmer y Pritcher
(4) y esta consiste en aplicar Análisis de
Componentes Principales (ACP) sobre
variables estandarizadas provenientes de
variables continuas y binarias.
Al usar la metodología de ACP sobre una
encuesta, el índice estimado se limita a la
comparación de los hogares dentro de esta;
es decir, los puntajes del índice son relativos,
no absolutos (5). Esto significa que las
ponderaciones calculadas con una encuesta
no se pueden utilizar para calcular el índice
en otra. Teniendo en cuenta lo anterior, para
construir un índice de riqueza comparable
2010 – 2015 se utilizó la metodología
propuesta por Staveteig y Mallick (5), que
calcula un índice consolidado para ambas
encuestas llamado en este caso “Índice de
Riqueza Armonizado”.
De esta manera, una vez se consolidaron las
bases, se realizaron los siguientes pasos:
1. Selección de los indicadores a partir de la
disponibilidad y la comparabilidad de las
variables entre ambas encuestas.
2. Construcción de las variables binarias y
continuas.
3. Estandarización de variables.
4. Cálculo de tres índices utilizando ACP:
a. El primero se calculó tomando el total
de la muestra de las dos encuestas.
9. Un índice monótono implica que una mejor condición incrementa el puntaje más que una peor condición, o una mejor condición disminuye
el puntaje menos que una peor condición. Por ejemplo, en tipo de servicio sanitario, inodoro conectado a pozo séptico es una mejor condición
que bajamar; por tanto, conexión a pozo séptico debería incrementar más o disminuir menos el puntaje del índice que bajamar.
30
b. El segundo se desarrolló solo en la
muestra de las cabeceras.
c. El tercero, sobre la muestra del área
resto.
Es preciso tener en cuenta que, antes de
realizar el ACP, los factores de expansión de los
hogares son normalizados de tal forma que
ambas encuestas pesen lo mismo. Durante el
paso 4 se debe garantizar la monotonicidad
de los tres índices9.
Posterior al cálculo de los tres índices
descritos, se realizan un quinto y sexto pasos
que consisten en:
5. Elaborar dos estimaciones: el índice total
en función del índice de las cabeceras y el
índice total en función del índice del resto.
La ecuación de la primera estimación
es: índice total = 0,730 x índice de las
cabeceras +0,967, y de la segunda es:
índice total = 1,241 x índice resto – 4,000.
6. Por último, según Staveteig y Mallick (2), el
índice de riqueza armonizado es el valor
predicho de las dos ecuaciones anteriores;
por lo tanto, con la primera ecuación se
calcula el índice para las cabeceras y con la
segunda, para el área resto.
8.2 HÁBITOS
Y PRÁCTICAS ALIMENTARIAS
DE LA POBLACIÓN
COLOMBIANA
Para el desarrollo del componente de
hábitos y prácticas alimentarias se definió
la categoría general de cambio alimentario
intergeneracional percibido por poblaciones
que residen en las áreas cabecera y resto. Su
análisis se planteó desde una metodología
cualitativa, llevada a cabo por medio de grupos
focales, entrevistas a profundidad y diarios de
campo en las 12 áreas culturales alimentarias.
La codificación y análisis de la información
se realizó inicialmente transcribiendo
textualmente los audios correspondientes a la
aplicación de los grupos focales y entrevistas.
A partir de esto, se utilizó el software Nvivo, en
el cual se desarrolló una unidad hermenéutica
o proyecto (matriz de categorías) que permitió
organizar de forma preliminar la información
y codificarla (mediante categorías y categorías
emergentes), para luego llegar a estrategias
analíticas como cruce de categorías,
identificación de relaciones, codificación
múltiple, codificación de datos exógenos
y fichas bibliográficas, árboles de palabras,
gráficas de cruce de categorías o frecuencias
de palabras más reiteradas en los datos
cualitativos (nubes de palabras).
Para el análisis del desarrollo cualitativo se tuvo
en cuenta una serie de categorías de análisis
(general y específicas), sobre las cuales se
presentó información relacionada con otros
desarrollos temáticos de la encuesta.
General: Cambio alimentario
Específicas:
• Prácticas culinarias y alimentarias.
• Patrones culturales y horarios de
alimentación.
• Nociones de alimentación y estilos de
vida saludables y no saludables.
• Prácticas de lactancia materna y qué grupos poblacionales estas condiciones
alimentación complementaria.
• Prácticas de las familias sobre la
distribución intrafamiliar de alimentos.
• Participación en programas de asistencia
alimentaria y nutricional.
• Dinámica de la disponibilidad y acceso a
agua potable.
Los análisis que surgieron de este desarrollo
temático, además de brindar información
sobre cambio alimentario, enriquecieron
los análisis cuantitativos de algunos otros
determinantes analizados en la ENSIN 2015,
como seguridad alimentaria, lactancia
materna y actividad física, por medio de
citas textuales de las transcripciones de
los grupos focales y entrevistas y/o análisis
complementarios realizados a partir de los
resultados de estas metodologías. Estos
apartes se observan en recuadros dentro de
los textos de los desarrollos temáticos.
8.3 SEGURIDAD ALIMENTARIA
EN EL HOGAR (SAH)
La seguridad alimentaria se entiende como el
estado en el cual se garantiza a la población la
alimentación adecuada en cantidad y calidad
suficientes. Esta es determinada por diversos
factores socioeconómicos, ambientales,
nutricionales y alimentarios, además de la
disponibilidad y el acceso a los alimentos.
Dentro de los determinantes sociales de la
situación nutricional, la seguridad alimentaria
del hogar se ubica dentro los determinantes
intermedios que incluyen circunstancias
materiales como condiciones de vida, de
trabajo, así como elementos conductuales
y del sistema de salud, que al generar
situaciones de inequidad impactan en la
salud y en el bienestar de la población (6).
En la ENSIN 2015 se calculó el indicador de SAH
desde la dimensión del acceso a los alimentos,
que clasifica a los hogares de acuerdo con su
vulnerabilidad o nivel de riesgo e identifica en
son más extremas. Así mismo, se utilizó como
un indicador complementario la prevalencia
de autoconsumo, como una experiencia
protectora de la seguridad alimentaria basada
en la dimensión de la disponibilidad de
alimentos (6, 7).
Por último, se incluyeron en el análisis las
estrategias de afrontamiento, las cuales se
consideran como actividades destinadas
a mejorar el acceso y disponibilidad de
alimentos cuando los medios de vida
habituales de un hogar se ven interrumpidos
o cuando se presentan dificultades para
satisfacer sus necesidades básicas (8, 9).
31
 8.3.1 INSTRUMENTO DE MEDICIÓN Y
CÁLCULO DE INDICADORES DE LA SAH
La prevalencia de inseguridad alimentaria
se obtuvo con la aplicación de la Escala
Latinoamericana y Caribeña de Seguridad
Alimentaria (ELCSA armonizada). Es una escala
de medición de inseguridad alimentaria
basada en la experiencia de los hogares, que
evalúa el marco teórico de la experiencia de
inseguridad alimentaria, en el que se genera un
gradiente que inicia con un estímulo negativo
que genera incertidumbre y preocupación
sobre el acceso a los alimentos, haciendo
que los hogares modifiquen su presupuesto
dedicado al gasto en alimentos, reduciendo
la calidad y variedad de los alimentos (10–12).
La ELCSA armonizada consta de 15 preguntas,
divididas en dos secciones: una primera con
8 preguntas referidas a diversas situaciones
que conllevan a la inseguridad alimentaria,
experimentadas por los hogares y los adultos
de esos hogares y una segunda sección de 7
preguntas referidas a condiciones que afectan a
los niñas, niños y adolescentes en el hogar. Las
preguntas de la ELCSA aplicada en Colombia
para la ENSIN 2015 tienen una temporalidad
de los últimos 30 días y hacen referencia a
situaciones relacionadas con la cantidad y
calidad de los alimentos disponibles y con las
estrategias que los hogares utilizan en procura
de aliviar las carencias alimentarias (13).
La escala permite, además, clasificar a los hogares
inseguros en tres niveles; sin embargo, para la
ENSIN 2015 se realizó un análisis específico para
aquellos hogares que solamente contestaron
de manera afirmativa a la pregunta 1, definido
como “inseguridad leve marginal”; es decir, los
“hogares con algunos indicios de preocupación
o una barrera relacionada con el acceso
adecuado y seguro a los alimentos” (14,15).
Cabe aclarar que esta categoría hace parte de
la clasificación de la inseguridad alimentaria
leve y no se puede analizar como una categoría
diferente. Esta decisión surge del análisis
realizado con las bases de datos del 2010 y por
el consenso de expertos en la fase de diseño y
del plan de análisis de la Encuesta. Este análisis
adicional puede constituirse en una valiosa y
oportuna información para ser utilizada en la
política pública desde un abordaje preventivo
que pueda generar escenarios resolutivos que
anticipen oportunamente situaciones más
complejas de inseguridad.
Para determinar la prevalencia de inseguridad
alimentaria se utilizó la metodología
establecida por el Manual de Uso y Aplicación
de la Food Agriculture Organization (FAO)
(13). De acuerdo con esto, se asigna un
(1) punto por cada respuesta “SI” y cero (0)
por cada respuesta “NO”. En cada hogar se
sumaron todas las respuestas afirmativas
a las preguntas de la escala (se calcularon
por separado los puntajes para los hogares
con niños, niñas y adolescentes menores de
18 años y los hogares sin estos). Con esta
sumatoria se realizó la clasificación de los
niveles de (in)seguridad alimentaria utilizando
los siguientes puntos de corte:

Cuadro 4. Puntos de corte para el procesamiento del indicador

prevalencia seguridad/inseguridad alimentaria en el hogar

Hogares inseguros
Leve total
Tipo de hogar Seguros
Inseguridad Moderada Severa
Leve
marginal
Hogares integrados Hogares que contestan
solo por personas 0 afirmativamente solo a 1a3 4a6 7a8
adultas la pregunta 1
Hogares integrados Hogares que contestan
por personas 0 afirmativamente solo a 1a5 6 a 10 11 a 15
adultas y niños la pregunta 1

32
Las clasificaciones de hogares de acuerdo
con su (in)seguridad alimentaria se presentan
en este documento bajo la siguiente
interpretación:
Hogares seguros: No reportan problemas
relacionados con el acceso a los alimentos.
Hogares inseguros:
• Inseguridad leve: se evidencia la
preocupación de los miembros del
hogar por el abastecimiento suficiente
de alimentos y los ajustes alimentarios,
como la disminución de la calidad de los
alimentos y se reporta poco o ninguna
reducción en la cantidad de alimentos
que usualmente realiza el hogar (16).
• Inseguridad leve marginal: hogares
con indicios de preocupación o con
una barrera relacionada con el acceso
adecuado y seguro a los alimentos (14).
• Inseguridad moderada: en este grado
de inseguridad alimentaria la ingesta de
alimentos por los adultos ha sido reducida
de tal modo que implica una experiencia
psicológica constante de sensación de
hambre (16).
• Inseguridad severa: los adultos del hogar
han reducido la calidad y cantidad de
alimentos, al igual que en los hogares con
niños, niñas y adolescentes (16).
8.3.2 COMPARACIÓN alimentaria basados en el autoconsumo,
DE LA PREVALENCIA como huertas para producción de alimentos
DE INSEGURIDAD ALIMENTARIA o cría de animales y formas diferentes a la
ENSIN 2010 – ENSIN 2015
Para la estimación de la INSAH en la ENSIN 2010
se integró la Escala de Seguridad Alimentaria
en el Hogar aplicada en la ENSIN 2005 y la
ELCSA. Debido a que estas dos escalas no
son compatibles con la ELCSA armonizada
utilizada en la ENSIN 2015, se realizó el
reprocesamiento de la base del 2010. Para
10. El cuestionario fue construido entre los investigadores del componente de seguridad alimentaria y el profesor Gilberto Herrera de la Facultad
de Agronomía y del Departamento de Nutrición Humana.
esto, se tomaron las preguntas de la escala
del 2010 con el mismo planteamiento teórico
a la ELCSA armonizada y se realizó un análisis
psicométrico diferencial mediante un modelo
de Rasch, por el cual se determinó que las
preguntas expresaban la misma prevalencia
y posición (o categoría de inseguridad
alimentaria), lo que permitía realizar el proceso
de comparación entre el 2010 y el 2015.
Con las preguntas seleccionadas de la base
del 2010, se realizó el reprocesamiento de la
base de inseguridad alimentaria utilizando los
puntos de cortes de la ELCSA armonizada, y
se ejecutó el mismo procedimiento descrito
previamente para estimar la prevalencia. Cabe
resaltar que se tomaron todos los hogares,
incluyendo aquellos con jefe de hogar
indígena para el cálculo de este indicador.
8.3.3 INSTRUMENTO DE MEDICIÓN
Y CÁLCULO DE INDICADORES DE
AUTOCONSUMO Y ESTRATEGIAS DE
AFRONTAMIENTO
Frente a las estrategias protectoras, se evaluó
el porcentaje de hogares que reportaron
una experiencia de autoconsumo (tanto del
consumo de alimentos de origen animal
como vegetal) por medio de un cuestionario
construido con el apoyo de un experto de
sistemas agroalimentarios de la Universidad
Nacional de Colombia10. El formulario constó
de seis preguntas que tenían como objetivo
indagar si los hogares implementaban
factores protectores de la seguridad
compra para la obtención de alimentos, como
trueque, caza, pesca y recolección silvestre,
que pudieran aportar al abastecimiento y
disponibilidad de alimentos por parte de los
hogares y, por ende, mejorar la variedad y el
consumo (17,18).
Respecto a las estrategias de afrontamiento
a la inseguridad alimentaria, el cuestionario
33
 aplicado se basó en el Coping Strategies
Index (CSI), herramienta que mide el
comportamiento de los hogares cuando no
pueden acceder a alimentos suficientes o para
manejar la escasez de alimentos en el hogar, y
se implementan comportamientos irregulares
(19). Del CSI, se seleccionaron 8 estrategias.
Este formulario se aplicó solamente a hogares
con estrato socioeconómico menor o igual
a 3, con el supuesto de que estos podían
tener mayor riesgo de ISAH, en los cuales
se buscó determinar si realizaban alguna de
las estrategias seleccionadas del CSI para
evitar entrar en un estado de inseguridad
alimentaria o para evitar que este avance a
una severidad mayor.
8.4 LACTANCIA MATERNA
Y ALIMENTACIÓN
COMPLEMENTARIA
En el marco de los determinantes sociales de
la situación nutricional de la ENSIN 2015, en el
cual se toma como punto central los individuos,
se establecieron las prácticas de lactancia
materna y alimentación complementaria
como uno de los determinantes singulares de
la situación nutricional del lactante y del niño
pequeño.
8.4.1 INSTRUMENTO DE MEDICIÓN
Para el diseño y análisis de este determinante,
para esta versión de la ENSIN, se tomaron
como base los cuestionarios de la Encuesta
Nacional de Demografía y Salud (ENDS) desde
1990, los formularios aplicados en la ENSIN
2005 y 2010, los indicadores de la alimentación
del lactante y del niño pequeño establecidos
por la United Nations International Children’s
Emergency Fund (Unicef ) y la Organización
Mundial de la Salud (OMS), los cuales se
relacionan con los principios de orientación
para lograr prácticas de alimentación infantil
apropiadas y los consensos de expertos
nacionales e internacionales que permitieron
la inclusión de aspectos que no se habían
contemplado en las encuestas previas,
como el trabajo de la madre y la aplicación
del código de sucedáneos, factores que
pueden estar influyendo en las prácticas de
34
alimentación infantil y, en consecuencia, en el
estado nutricional de este grupo poblacional.
La información suministrada para el
diligenciamiento de este formulario fue
dada por la madre biológica de los niños y
niñas menores de cinco años, la cual debía
ser, además, residente habitual del hogar.
De acuerdo con la intencionalidad de las
preguntas, una parte de ellas estaba dirigida a
todos los hijos nacidos vivos reportados y otras
específicamente para el último hijo nacido
vivo (a partir del 01 de noviembre del 2010 a
la fecha de recolección de información); en el
caso de partos múltiples, sus hermanos.
8.4.2 INDICADORES CALCULADOS
EN EL MARCO DE LOS PRINCIPIOS
DE ORIENTACIÓN A LAS PRÁCTICAS
DE ALIMENTACIÓN INFANTIL
Con el fin de lograr que las prácticas de
alimentación infantil sean apropiadas, la
OMS recomienda seguir diez principios de
orientación (20) que están directamente
relacionados con los indicadores
recomendados para ser medidos en encuestas
poblacionales (21). Los 10 principios se
mencionan a continuación y se hace una
relación con los indicadores medidos en la
presente versión de la ENSIN.
Principio 1. Duración de la lactancia
materna exclusiva y edad de introducción
de los alimentos complementarios:
practicar la lactancia materna exclusiva
desde el nacimiento y hasta los seis meses, y
a partir de esta edad introducir los alimentos
complementarios.
Dentro de los indicadores que permiten reflejar
las prácticas de alimentación relacionadas
con este principio se encuentran:
• Niños que fueron amamantados alguna
vez: reportado a partir de la recordación de
la fuente de información, este indicador
se analiza con dos edades como puntos
de corte: 24 meses (recomendado por
la OMS) y 59 meses (medición que se
ha hecho en las versiones previas de
la Encuesta). De este modo se estimó
 la proporción de niños nacidos en
los últimos 24 y 59 meses que fueron
amamantados alguna vez.
• Inicio temprano de la lactancia
materna: proporción de niños y niñas
nacidos menores de 24 meses de edad,
cuyas madres reportaron que fueron
amamantados dentro de la primera hora
a su nacimiento.
• Lactancia materna exclusiva antes de
los seis meses: proporción de lactantes
de 0 a 5 meses de edad alimentados
exclusivamente con leche materna durante
el día anterior. Este indicador incluye los
lactantes amamantados por nodrizas,
aquellos alimentados con leche materna
extraída, así como quienes solamente
recibieron sales de rehidratación oral
(SRO), gotas, jarabes, vitaminas, minerales
y medicinas. No permite que el lactante
reciba cualquier otra cosa.
• Lactancia materna predominante:
proporción de lactantes de 0 a 5 meses
de edad que son predominantemente
amamantados (se permiten SRO,
suplementos de vitaminas y/o minerales,
líquidos tales como bebidas a base de
agua, jugo de frutas y líquidos rituales. No se
permite la inclusión de leche de origen no
humano ni alimentos líquidos o licuados).
Principio 2. Mantenimiento de la lactancia
materna: continuar la lactancia materna
frecuente hasta los dos años o más.
Los indicadores relacionados son:
• Lactancia materna continua al año de vida:
proporción de niños y niñas de 12 a 15
meses de edad que fueron amamantados
durante el día anterior a la Encuesta.
• Lactancia materna continua a los dos años
de vida: proporción de niños y niñas
de 20 a 23 meses de edad que fueron
amamantados durante el día anterior.
• Lactancia materna adecuada según edad:
proporción de niños y niñas de 0 a 23
meses de edad que fueron amamantados
adecuadamente (los indicadores se
presentan bajo dos puntos de corte: los
niños y niñas menores de 6 meses y niños
y niñas de 6 a 23 meses).
• Duración de la lactancia materna: mediana
de la duración de la lactancia materna
total entre los niños y niñas de 0 a 35
meses de edad.
• Frecuencia de alimentación con leche
para los niños que no son amamantados:
proporción de niños y niñas de 6 a 23
meses de edad no amamantados que
recibieron al menos 2 tomas de leche
durante el día anterior (fórmula infantil,
leche de vaca o leche de otro animal).
Principio 3. Alimentación perceptiva:
atender las señales de hambre y saciedad de
los niños y niñas alimentándolos con amor
y paciencia, mantener el contacto visual
y la comunicación asertiva, minimizar las
distracciones y favorecer la autonomía.
Principio 4. Preparación y almacenamiento
seguro de los alimentos complementarios:
ejercer buenas prácticas de higiene y manejo
de los alimentos (lavar manos, guardar
los alimentos en forma segura, servirlos
inmediatamente después de su preparación,
emplear utensilios limpios para preparar
y servir los alimentos y evitar el uso de
biberones).
Principio 5. Cantidad necesaria de
alimentos complementarios: comenzar a
los seis meses con cantidades pequeñas de
alimentos y aumentar la cantidad conforme
crece el niño, sin interrumpir la lactancia
materna, con lo cual se obtienen los aportes
necesarios de energía y nutrientes (es igual al
concepto de suficiencia nutricional).
Principio 6. Consistencia de los alimentos:
iniciar a los seis meses con alimentos en
papillas, compotas y purés, de acuerdo con las
habilidades de los niños para pasarlos, y hacia
los ocho meses, alimentos que puedan coger
con los dedos, evitando aquellos que por su
forma ocasionen atoramientos. Se considera
35
 que al año ya son capaces de comer los
alimentos de la familia.
Principio 7. Frecuencia de alimentos y
densidad energética: aumentar el número
de veces que los niños y niñas consumen los
alimentos a medida que crecen. Por ejemplo,
en los niños y niñas amamantados entre seis y
nueve meses de edad la frecuencia es de 2 a 3
comidas al día, y entre 9 a 24 meses se aumenta
a 3 comidas más dos refrigerios entre comidas.
La frecuencia apropiada de alimentos depende
de si estos son ricos en nutrientes (de alta calidad
nutricional) y de la cantidad que se consuma en
cada comida, con lo cual se logra un equilibrio
entre cantidad y calidad.
Principio 8. Contenido nutricional de
alimentos complementarios: ofrecer
alimentos ricos en nutrientes (concepto de
calidad nutricional). Puesto que no hay un solo
alimento que contenga todos los nutrientes (con
excepción de la leche materna), es necesario dar
una variedad de alimentos para asegurar que se
cubren las necesidades nutricionales.
Los anteriores principios, en su conjunto,
demuestran que la alimentación de los
niños y niñas de 6 a 23 meses abarca varias
dimensiones como la calidad, la cantidad, la
inocuidad y la alimentación perceptiva. Es
así como la OMS, en concordancia con este
enfoque multidimensional, desarrolló un grupo
de indicadores que combinan estándares de
diversidad dietaria y frecuencia de alimentación,
para evaluar la dieta mínima aceptable que debe
ser ofrecida a los menores en este importante
momento del curso de vida, los cuales se
analizan desde la ENSIN 2015, así:
• Introducción adecuada de alimentos
semisólidos, sólidos o blandos: proporción
de niños y niñas que reciben alimentos
sólidos, semisólidos o blandos en el
periodo de 6 a 8 meses de edad.
• Frecuencia alimentaria mínima: proporción
de niños y niñas amamantados de 6 a 23
meses de edad que recibieron alimentos
sólidos, semisólidos o blandos el número
mínimo de veces o más durante el día
anterior (para niños y niñas de 6 a 8 meses
36
el número mínimo de veces es 2 y para
niños y niñas de 9 a 23 meses el número
mínimo es 3). Para los no amamantados
se refiere al número de niños y niñas
no amamantados de 6 a 23 meses de
edad que recibieron alimentos sólidos,
semisólidos o blandos o leche el número
mínimo de veces o más durante el día
anterior (el número mínimo de veces no
varía por edad, así que el número mínimo
para niños y niñas no amamantados de 6
a 23 meses es 4).
• Diversidad alimentaria mínima: proporción
de niños y niñas de 6 a 23 meses de edad
(amantados y no amamantados) que
reciben alimentos de 4 o más grupos
alimentarios.
• Dieta mínima aceptable: proporción de
niños y niñas de 6 a 23 meses de edad
que reciben una dieta mínima aceptable
(aparte de la leche materna).
La OMS define que la diversidad dietaria es
una aproximación a la densidad adecuada
de micronutrientes de los alimentos y de
otros líquidos diferentes a la leche materna, la
frecuencia de alimentación es una aproximación
para el adecuado consumo de energía a partir
de fuentes diferentes a la leche materna y la
dieta mínima aceptable es el resultante de la
evaluación tanto de la diversidad como de la
frecuencia de la alimentación entre los niños y
niñas amamantados y no amamantados de 6 a
23 meses de edad (22).
Principio 9. Uso de suplementos de
vitaminas y minerales o productos
fortificados para niños y madres:
suministrar suplementos de hierro, calcio,
zinc, vitamina A, ácido fólico y otras vitaminas
(en forma de gotas, jarabe, polvos para diluir o
pastillas) a las mujeres gestantes, a las madres
en lactancia y a las niñas y niños a partir de los
seis meses y hasta los cinco años, con fines
preventivos o terapéuticos. Los alimentos
complementarios fortificados (ACF) se
obtienen agregándoles uno o más macro y
micronutrientes, conforme a lo establecido en
las normas vigentes. El indicador relacionado
para este principio es:
• Consumo de alimentos ricos en hierro:
proporción de niños de 6 a 23 meses de
edad, quienes reciben alimentos ricos en
hierro (medido a partir de la frecuencia
de consumo de alimentos, en la cual se
preguntó por el consumo de alimentos
fuentes de hierro). En la ENSIN no se
incluyó información acerca de consumo de
alimentos fortificados con hierro o ingesta
de suplementos; por lo tanto, este indicador
solo refleja fuentes naturales de hierro.
Principio 10. Alimentación durante y
después de la enfermedad: aumentar la
ingestión de líquidos durante las enfermedades,
en especial la leche materna en las niñas y niños
lactantes, y estimularlos a comer sus alimentos
favoritos procurando que sean variados, suaves
y nutritivos. Para la recuperación, ofrecer
alimentos variados estimulando a comer con
mayor frecuencia de lo normal.
Finalmente, una de las prácticas que va
en contravía de una adecuada lactancia y
alimentación complementaria es el uso del
biberón, por lo que es importante mediar la
proporción de su uso en la alimentación de
los niños y niñas menores de 2 años. Para
la ENSIN se estimó la proporción de niños y
niñas alimentados con biberón:
· Alimentación con biberón: proporción de
niños y niñas de 0 a 23 meses de edad
que son alimentados con biberón.
8.5 INGESTA DIETÉTICA POR
RECORDATORIO DE 24 HORAS
Figura 6. Metodología pasos múltiples iterativos (Recordatorio de 24 horas)
Para el análisis de ingesta dietética de la ENSIN
se utilizó el método de recordatorio de 24
horas (R24), el cual consiste en la aplicación
individual de una entrevista detallada sobre
todos los alimentos y bebidas consumidos
durante las 24 horas del día anterior a la
entrevista. Para su aplicación se tomó como
referencia la Metodología de Múltiples Pasos
Iterativos (MMPI), la cual contempla cinco
pasos, cada uno con preguntas únicas y
específicas para cada alimento, basadas en
respuestas previstas y tablas de referencia de
las diferentes porciones y cantidades de los
alimentos disponibles. Se registra y chequea
la información reportada.
La MMPI fue desarrollada por el Ministerio
de Agricultura de los Estados Unidos (USDA)
en 1999, con el fin de mejorar la precisión de
la información recolectada, disminuyendo
la probabilidad de omisión o subreporte
de información, ayudando al encuestado a
recordar e identificar el tamaño o cantidad
de los alimentos y porciones consumidas.
El método fue validado en estudios
observacionales y con biomarcadores (23),
confirmando que mediante la MMPI se logra
obtener información de ingesta dietética con
mayor precisión. Esta condición permitió que
a partir del 2002 sea el método utilizado de
manera automatizada (USDA Automated
Multiple- Pass Method AMPM) para la
Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de los
Estados Unidos (NHANES) (24–27).
A continuación, se presentan los pasos que
hacen parte de la metodología de múltiples
pasos iterativos:
37
 8.5.1 INSTRUMENTO DE RECOLECCIÓN Y
FUENTE DE INFORMACIÓN IDÓNEA
Para la ENSIN 2015, con base en la experiencia de la
Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de México
2012 (ENSANUT), aspectos metodológicos de
la ENSIN 2005 y otros estudios de consumo
realizados en Colombia, se hizo la adaptación del
método MMPI y se definieron bajo su metodología
el instrumento de recolección, manuales y
aplicativo de captura para su desarrollo.
Las entrevistas se realizaron directamente a las
personas seleccionadas, de acuerdo con el diseño
muestral. La información de ingesta dietética
para la ENSIN 2015 se obtuvo de una muestra
de 34 096 personas de 0 a 64 años, incluidas las
mujeres gestantes. Así mismo, con el fin de estimar
la distribución poblacional de la ingesta usual y
ajustar la variabilidad intraindividual, se llevó a cabo
un segundo recordatorio al 11,9 % de la población
(4 612 personas). Para garantizar independencia
entre las observaciones, los dos recordatorios se
realizaron en días no consecutivos, con intervalos
entre 48 y 72 horas.
La recolección de información se hizo durante los
siete días de la semana, lo cual permitió reducir
la variabilidad a nivel poblacional del consumo
entre los días de la semana y fin de ella. Aun así,
en el ajuste estadístico de datos posterior a la
etapa de recolección se eliminaron los efectos por
día de la semana y la variabilidad entre personas
e intraindividual, de acuerdo con la metodología
establecida para análisis de R24.
Para la definición de la fuente de información
y su idoneidad se establecieron criterios para
su verificación; de esta forma, de acuerdo
con la edad del individuo seleccionado, se
desarrollaron los siguientes procesos:
Figura 7. Etapas del proceso de ingesta dietética por
recordatorio 24 horas implementado en la ENSIN 2015
38
• Niños y niñas menores de 12 años: se
identificó como informante clave o fuente
idónea la persona que se encargó el día
anterior de la preparación, servido y/o
acompañamiento en el consumo de los
alimentos del niño o niña seleccionado.
• Adolescentes entre 12 y 14 años y personas
de 60 años o más: previo a la aplicación
del recordatorio de 24 horas, se aplicó
una prueba rápida de memoria basada
en cuatro de los diez ítems propuestos
por Hodkinson en 1972, para identificar la
demencia en pacientes ancianos (28). Esta
prueba se realizó con dos oportunidades
de error al encuestado; frente a una
respuesta incorrecta, se solicitó la presencia
del cuidador o un acompañante que
complementara la información reportada al
momento de la recolección del recordatorio.
• Personas de 15 a 60 años: se consideró per
sé fuente idónea, excepto en casos que por
alguna alteración neurológica se identificara
la necesidad de otra fuente de información
y se requiriera la presencia del cuidador
o acompañante para complementar la
información.
8.5.2 ETAPAS DEL PROCESO DE INGESTA
DIETÉTICA POR RECORDATORIO 24
HORAS PARA LA ENSIN 2015
El desarrollo para la obtención de los
resultados de ingesta dietética presentados
en este documento contempló cinco etapas:
1) diseño metodológico, 2) recolección de
información, 3) crítica y depuración de bases de
datos, 4) alistamiento de la base de datos y 5)
procesamiento y análisis de resultados (figura 7).
Para el desarrollo de cada una de las etapas
mencionadas se conformó un equipo de
trabajo que contempló un nivel técnico y
un nivel operativo. El primero, compuesto
por la coordinación técnica desde el ICBF,
asesores en ingesta dietética y composición
Figura 8. Equipo técnico ingesta dietética para la ENSIN 2015
Etapa 1. Diseño metodológico: incluyó
diferentes actividades relacionadas con la
revisión de estudios de ingesta dietética
realizados en Estados Unidos, México,
Colombia y otros países; reuniones técnicas
con expertos nacionales e internacionales y
revisión de literatura científica para la definición
de elementos que permitieran la aproximación
a la cantidad consumida, compra de insumos,
consolidación y revisión de bases de datos,
análisis de insumos existentes (pesos y medidas,
de alimentos, líder de depuración de
bases de datos, ingeniero de sistemas,
estadístico y nutricionistas depuradoras de
bases de datos. El segundo, integrado por
nutricionistas críticas y nutricionistas de
campo (figura 8).
composición de alimentos), instrumentos
de recolección y seguimiento, desarrollo del
sistema de captura, prueba piloto y proceso
de capacitación y estandarización a los
nutricionistas de campo, críticas y depuradoras
de ingesta.
Etapa 2. Recolección de información:
realización del recordatorio de 24 horas a las
personas seleccionadas, siguiendo la MMPI
y su respectivo registro en el aplicativo de
39
 captura desarrollado en ambiente escritorio
con base de datos local Access. La entrevista
se ejecutó por parte de nutricionistas,
haciendo uso de herramientas de apoyo
como: módulos de alimentos11, grameras
para pesaje de alimentos, set de fotografías
de menaje, probetas, vasos y cucharas,
para aproximarse con mayor exactitud a las
cantidades consumidas. Una vez finalizados
los R24, estos eran enviados diariamente
a los nutricionistas a cargo de la crítica de
información.
Etapa 3. Crítica y depuración de bases de
datos: involucró los procesos de revisión y
verificación de la calidad de los recordatorios
de 24 horas por parte de los nutricionistas con
el rol de crítica, paralelo al desarrollo operativo.
Los críticos, posterior a la revisión, enviaban las
bases consolidadas a los nutricionistas con el
rol de depuradores, quienes estaban a cargo
de la revisión de la totalidad de recordatorios
e información de cada una de las variables de
la base de datos.
Complementario a estos roles, se desarrolló
un módulo independiente en el aplicativo
de captura para cada proceso, en el cual
se programaron consultas específicas por
tipo de alimento y variable. Así mismo, para
garantizar el desarrollo estandarizado de los
procesos de crítica y depuración, se definieron
guías y protocolos.
Etapa 4. Alistamiento de base de datos:
consistió en la construcción y consolidación
de bases como insumo para el proceso de
conversión de información en módulos o
medidas caseras a gramos netos consumidos.
Estas bases insumo fueron: 1) Base de pesos y
medidas que contiene la información de peso
neto en gramos de cada módulo o medida
casera para cada alimento, obtenida a partir del
desarrollo de laboratorios de estandarización
de alimentos y preparaciones; y 2) Base de
datos de factores de conversión y corrección
con información de parte comestible y
11. Los módulos de alimentos corresponden a figuras tridimensionales de color neutro (39 códigos) usados durante el proceso de recolección
de información para indagar a los encuestados sobre el tamaño, volumen o medida casera de los alimentos o preparaciones referidas, con el
fin de establecer posteriormente la cantidad en gramos netos consumidos.
40
modificación de peso por cocción, absorción
de grasa y densidad de alimentos líquidos,
obtenida a partir del desarrollo de laboratorios
experimentales de alimentos.
Adicionalmente, se desarrollaron tres procesos
relevantes en la etapa de alistamiento. El
primero fue la conversión de preparaciones
estandarizadas mixtas (preparación en la
que no es posible detallar los ingredientes
exactos ni las cantidades que se agregaron
a la preparación, que contiene la mezcla de
varios ingredientes y no está estandarizada
ni tiene código en la Tabla de Composición
de Alimentos) a preparaciones desglosadas
(preparación de la que se conocen los
ingredientes y se detallan las cantidades que se
agregaron a la preparación) o estandarizadas
simples (preparación en la que no es posible
detallar los ingredientes exactos y las
cantidades que se agregaron a la preparación,
que generalmente tiene uno o varios
ingredientes y se encuentran estandarizadas
e incluidas en la TCA), teniendo en cuenta
las formulaciones reportadas por los
encuestados, su caracterización y clasificación,
para finalmente determinar las cantidades de
ingredientes en gramos netos a partir de la
realización de laboratorios experimentales de
alimentos.
El segundo proceso en esta etapa contempló
el desarrollo de un aplicativo específico para
la conversión de módulos de alimentos a
gramos netos consumidos, a partir de la
base de recordatorios de 24 horas y las bases
insumo de pesos y medidas y factores de
conversión y corrección, absorción de grasa
y densidades de líquidos. Finalmente, el
tercer proceso consistió en la programación
estadística en el software Stata, versión 14.1
requerida para la validación de la consistencia
e imputación de datos a nivel de gramos y la
estimación de indicadores de alimentos de
mayor consumo y cantidad promedio y la
generación de tablas de salida.
Etapa 5. Procesamiento y análisis: incluyó
la ejecución de los procesos definidos y
programados en la etapa de alistamiento para
la conversión de información de módulos
a gramos, la validación de consistencia e
imputación de datos y la estimación de
indicadores de alimentos de mayor consumo
por etapas del curso de vida y variables de
equidad definidas para la ENSIN. Los indicadores
establecidos para el análisis fueron:
• Porcentaje de la población que consume
los 40 alimentos de mayor consumo
• Gramos promedio consumidos por
persona/día
Para la estimación de los indicadores
mencionados se realizó previamente una
agrupación de 2.711 alimentos reportados
en 125 categorías, definidas según las
características de presentación, naturaleza y
método de cocción del alimento. Para esta
categorización se excluyeron preparaciones
estandarizadas ya que estas contienen
diferentes alimentos entre sus ingredientes
y no es posible cuantificar la cantidad de
cada uno de forma separada (con excepción
de algunos alimentos procesados o
preparaciones que son alimentos como el
pan, galletas, arepa, entre otros).
Adicionalmente, se aplicaron a estos
alimentos los factores de corrección para
convertir su peso de cocción a crudo en el
caso de alimentos que estuvieran reportados,
con el fin de unificar la cantidad en crudo y
obtener los promedios en el mismo método
de cocción.
Es preciso anotar que esta aproximación
permite identificar cuáles son los alimentos
en los que se basa la alimentación de la
población y que representan los más comunes
en términos de la proporción de personas
que realizó su consumo el día anterior a la
encuesta. Sin embargo, no refleja el consumo
total de alimentos al no tener desglosados
todos los ingredientes de cada preparación.
Los resultados se presentan ordenados de
mayor a menor prevalencia para los 40 más
consumidos y la cantidad promedio en
gramos para cada uno. Para la estimación
se tuvo en cuenta la información de la
totalidad de los recordatorios de 24 horas y el
correspondiente factor de expansión a partir
del diseño muestral de la ENSIN.
8.6 PRÁCTICAS
DE ALIMENTACIÓN
DE INTERÉS EN NUTRICIÓN
Y SALUD PÚBLICA
Para las prácticas de alimentación de
interés en nutrición y salud pública en la
ENSIN 2015 se aplicó el cuestionario de
frecuencia de consumo, utilizado de igual
manera en el 2010 y construido con base
en los resultados de la ENSIN 2005 y otros
estudios complementarios. En este se evaluó
la prevalencia de uso o consumo usual de
algunos alimentos y la realización de algunas
prácticas y su frecuencia “veces/día” en la
población de 3 a 64 años; sin embargo, se
excluyeron aquellos que seguían alguna dieta
especial prescrita por algún profesional de la
salud o si reportaban ser vegetarianos.
El cuestionario de frecuencia de consumo
contó con 48 preguntas; de ellas, 36
correspondían a la frecuencia de consumo de
alimentos o grupo de alimentos, 4 a prácticas
generales de consumo o hábitos y las últimas
8 a prácticas de tiempos de consumo de
alimentos.
Para el análisis de este desarrollo temático,
la información fue organizada por prácticas
de alimentación; sin embargo, para su
comprensión los resultados se presentan
tomando en cuenta los grupos de alimentos
predefinidos en las Guías Alimentarias
Basadas en Alimentos (GABAS) para la
población colombiana mayor de 2 años (29).
Aun así, no se hicieron comparaciones frente
a lo recomendado en las GABAS, dado que
estas indican el número de intercambios por
grupos de alimentos al día, recomendado para
cumplir con las Recomendaciones de Ingesta
de Energía y Nutrientes (RIEN) por grupos de
edad; por lo tanto, no sería posible estimar su
cumplimiento. Sumado a esto, el cuestionario
41
 aplicado para identificar las prácticas de
alimentación de interés en nutrición y salud
pública para la ENSIN incluye solamente
ítems referidos al consumo de alimentos
o realización de prácticas de alimentación
definidos por un interés en salud pública y
su frecuencia, pero no contempla todas las
posibilidades de consumo para los grupos
de alimentos definidos en las GABAS ni los
intercambios de los mismos.
8.6.1. INDICADORES ANALIZADOS
PARA LA MEDICIÓN DE PRÁCTICAS DE
ALIMENTACIÓN EN LA ENSIN 2015
La metodología y cálculo de indicadores de
este determinante singular de la situación
nutricional se realizó de manera transversal en
todas las etapas del curso de vida analizadas.
Los indicadores respondieron a:
1) Prevalencia de uso o consumo usual de
algunos alimentos y la realización de
prácticas asociadas a la alimentación que
han sido consideradas de interés para la
nutrición pública del país.
2) Frecuencia media/día.
La frecuencia de consumo se refiere a una
categoría del tiempo, en síntesis ¿cada cuánto
consume?, esa referencia es relativa al consumo
usual en un mes. Los sujetos cuando enfrentan
esta pregunta suelen hablar de la cantidad de
lo que consumen; sin embargo, de acuerdo con
lo establecido en la metodología de la ENSIN,
para este determinante lo que cobra mayor
relevancia no es el ¿cuánto? como categoría de
cantidad, sino lo más relevante es ¿cada cuánto
en el tiempo? Adicionalmente, en la ENSIN 2015
se buscó informar sobre una variable continua,
la frecuencia/día, siendo este un indicador que
expresa el número de veces que en promedio
al día se consume el alimento o se realiza la
práctica de interés.
La prevalencia (%) y la frecuencia (veces/día)
son índices que se complementan: no es lo
mismo que de 100 sujetos muchos usen,
consuman o practiquen (prevalencia), pero
que lo hagan poco en el día (frecuencia, veces/
día); a que, de 100 sujetos, pocos realicen el
42
consumo o la práctica, pero lo hagan muy
frecuentemente. Esta postura analítica permite,
por un lado, contar con más información al
reportarse la variable en su máximo nivel de
medición y, por otro, establecer estimaciones
muy sensibles a los cambios. Este es el ideal para
realizar comparaciones con las futuras ENSIN
y, sobre todo, evaluar intervenciones con fines
alimentarios y nutricionales.
8.7 ACTIVIDAD FÍSICA
Y COMPORTAMIENTOS
SEDENTARIOS
En la ENSIN 2015, como determinante
singular de la situación nutricional de la
población colombiana, se estimaron los
niveles de actividad física y comportamientos
sedentarios de las poblaciones en edad
preescolar (3 a 5 años), escolar (6 a 9 años)
adolescentes (10 a 17 años), gestantes
y adultos (18 a 64 años), en las cuales se
analizaron los indicadores de acuerdo con
las particularidades de cada uno de estos
momentos del curso de vida.
Así mismo (con excepción de la población
en edad preescolar), se estimó, como un
indicador de riesgo cardiovascular, la fuerza
muscular del segmento superior, evaluado
mediante el test de dinamometría de prensión
manual, con dinamómetro digital Takei TKK
5101 (intervalo 5 - 100 kg, precisión 0,1 kg)
(30). Este indicador no cuenta con patrones
de referencia para Colombia y, por tanto,
en la ENSIN 2015 se presentan las medias e
intervalos de confianza del 95 % del indicador
en unidades de kilogramo-fuerza (KgF).
8.7.1 INSTRUMENTOS E INDICADORES
ANALIZADOS EN LA ENSIN 2015
Niños y niñas de 3 a 5 años
Para este grupo poblacional, la fuente de
información se consideró como idónea al
reportarse desde la madre o cuidador del
niño o niña.
La estimación del juego activo y el
comportamiento sedentario se evaluó por
medio del cuestionario para la Medición
de Actividad Física y Comportamiento
Sedentario (C-MAFYCS), dirigido a padres
de familia para medir juego activo fuera del
contexto educativo (31,32). La propuesta de
este cuestionario surgió de la necesidad de
proporcionar información sobre juego activo
y tiempo excesivo frente a pantallas, con base
en las actividades comunes que realizan los
niños en el contexto local y considerando,
además, que en el país no existe evidencia
previa sobre estudios de prevalencia en este
segmento de la población.
De esta manera, los puntos de corte establecidos
para los indicadores analizados son:
• Juego activo: todas las actividades en
las que los niños y niñas necesitan un
mayor esfuerzo aumentan los latidos
del corazón, la respiración y a veces
sudan (fuera de la institución académica)
durante un tiempo igual o superior a 180
minutos diarios, en los últimos 7 días.
• Tiempo excesivo frente a pantallas: con
un periodo de referencia de los últimos 7
días, se consideró para los niños y niñas de
3 y 4 años un tiempo igual o superior a 1
hora diaria de tiempo no relacionado con
tareas escolares, frente a pantallas como TV,
computador, juegos de video, tabletas o
celular. Para los niños y niñas de 5 años, bajo
el mismo periodo de referencia, el tiempo
estimado como excesivo se estableció
en 2 horas o más al día del tiempo no
relacionado con tareas escolares, frente a
pantallas como TV, computador, juegos de
video, tabletas o celular.
Niños, niñas y adolescentes de actividad física: el “International Physical
de 6 a 12 años y de 13 a 17 años
En estos grupos de edad se utilizó el
cuestionario del Youth Risk Behavior Surveillance
System (YRBSS), para estimar el indicador
de cumplimiento de las recomendaciones
de actividad física y para analizar el tiempo
excesivo frente a pantallas, indagando sobre
12. Para el grupo de escolares de 6 a 12 años, las preguntas fueron adaptadas para ser respondidas por el cuidador.
el tiempo no relacionado con tareas escolares
frente a pantallas como TV, computador, juegos
de video, tabletas o celular12. En las ENSIN
2005 y 2010 se incluyó el módulo de ver TV o
jugar con videojuegos; sin embargo, dada la
disponibilidad para el 2015 de dispositivos
electrónicos como computadores, tabletas o
celulares, en estos grupos de edad se modificó
la pregunta incluyendo en ella los dispositivos
de uso regular a la actualidad.
Como informante idóneo para los niños y
niñas menores de 13 años se consideró a la
madre o cuidador; de 13 años en adelante,
el informante era el sujeto seleccionado en
la submuestra. El periodo de referencia para
la indagación tanto de actividad física como
de exposición a pantallas fueron los últimos 7
días con referencia al día de la encuesta.
Para el análisis de estos indicadores, los puntos
de corte establecidos fueron:
• Cumplimiento de las recomendaciones
de actividad física: estimado como realizar
60 o más minutos diarios de actividad
física moderada o vigorosa.
• Tiempo excesivo frente a pantallas:
considerado como pasar 2 horas o más
diarias de tiempo no relacionado con
tareas escolares frente a pantallas como
TV, computador, juegos de video, tabletas
o celular.
Adultos jóvenes y adultos de 18 a 64 años
Para este grupo poblacional se utilizó la
versión larga del cuestionario internacional
Activity Questionnaire” (IPAQ), desarrollado
por la OMS (33). Ese cuestionario fue diseñado
para el monitoreo de actividad física a través
de diversos países y es recomendado por la
OMS para encuestas poblacionales. El IPAQ
ha sido validado internacionalmente y para
Colombia (34). Con base en los estudios
nacionales e internacionales, se determinó
43
 que para la ENSIN 2015 se incluirían los
dominios de tiempo libre y transporte.
La estructura de los dominios del IPAQ es
idéntica a la utilizada en las ENSIN 2005 y
2010 para permitir comparaciones válidas; sin
embargo, la población incluida en el 2015 para
este determinante incluyó tanto población
del área cabecera como del área resto,
condición que en el 2010 solamente se dio
en la población residente del área cabecera.
Por lo tanto, para efectos de comparaciones
en los 3 puntos de la serie de la ENSIN estas
solamente son válidas en el área cabecera.
Por otro lado, para la recolección de los datos
de conductas sedentarias se utilizó el módulo
de conductas sedentarias de la versión larga
del cuestionario IPAQ (33). Ese cuestionario
fue diseñado para el monitoreo de conductas
sedentarias a través de diversos países y es
recomendado por la OMS para encuestas
poblacionales.
La información reportada para el
diligenciamiento de este cuestionario es
directa desde el individuo seleccionado,
teniendo como referencia los últimos 7 días
previos a la encuesta. Los puntos de corte
utilizados para este grupo poblacional fueron:
• Cumplimiento de las recomendaciones
de actividad física: realizar al menos 150
minutos semanales de actividad física
aeróbica de intensidad moderada, o 75
minutos semanales de actividad física
aeróbica vigorosa, o una combinación
equivalente a actividad física aeróbica de
intensidad moderada o vigorosa.
• Tiempo sedentario excesivo frente a
pantallas: pasar 2 horas o más diarias de
tiempo no relacionado con el trabajo
frente a pantallas como TV, computador,
juegos de video, tabletas o celular.
Gestantes adultas
La ENSIN 2015 evaluó la actividad física,
fuerza muscular y tiempo excesivo frente
a pantallas en las gestantes de 18 años
44
en adelante. Por lo anterior, Colombia se
convierte en el primer país de América
Latina en reportar el cumplimiento de las
recomendaciones de actividad física en la
población de gestantes a nivel nacional.
Para la medición de actividad física en las
gestantes se aplicó el IPAQ. Solo se evaluaron
las gestantes que reportaron no tener
contraindicaciones para la realización de
actividad física al momento de la Encuesta.
Así mismo, se aplicó el módulo de conductas
sedentarias de la versión larga del cuestionario
IPAQ. En este cuestionario se indagó acerca del
tiempo no relacionado con actividades laborales
frente a pantallas como TV, computador, juegos
de video, tabletas o celular.
La información reportada para el
diligenciamiento de este cuestionario es
directa desde el individuo seleccionado,
teniendo como referencia los últimos 7 días
previos a la Encuesta.
Los puntos de corte utilizados para este grupo
poblacional fueron:
• Cumplimiento de las recomendaciones
de actividad física: considerado como
realizar 150 minutos o más de actividad
física moderada o vigorosa.
• Tiempo excesivo frente a pantallas: pasar
2 horas o más diarias de tiempo no
relacionado con actividades laborales
frente a pantallas como TV, computador,
juegos de video, tabletas o celular.
8.8 ESTADO NUTRICIONAL
POR INDICADORES
ANTROPOMÉTRICOS
El estado nutricional resulta de la relación entre
lo consumido y lo requerido, materializado
o expresado físicamente en una persona
mediante indicadores antropométricos
o signos clínicos (35). Los cálculos de los
indicadores antropométricos se realizan a
partir de diversas mediciones corporales
(peso, talla, circunferencias, entre otras),
dependiendo del interés en salud pública.
La toma de las medidas antropométricas en
la ENSIN 2015 se realizó a toda la población
encontrada en los hogares entre 0 y 64 años,
sin condiciones físicas o mentales que alteraran
el crecimiento o limitaran la toma de medidas
antropométricas en campo (síndrome de Down,
estado de coma, muerte cerebral, persona de
talla baja o con enanismo, parálisis física, falta
de miembros, entre otros). Las mediciones
se desarrollaron por encuestadoras (mujeres)
previamente capacitadas, bajo los estándares
técnicos definidos que garantizaran la calidad
de la información obtenida (36).
El sistema de recolección dispuesto para
el registro de información de la Encuesta,
para el caso específico de las mediciones
corporales, contó con mallas de validación
y consistencia, de acuerdo con los valores
considerados como extremos de peso, talla
y circunferencia de la cintura, incluidos
por edad y sexo, generando alertas que
permitieran la verificación de las mediciones
Cuadro 5. Mediciones tomadas por grupo de edad
Edad Sexo
0 a < 2 años Femenino y masculino
2 a 12 años Femenino y masculino
13 a 64 años Femenino y masculino
10 a 49 años Femenino (gestante)
Teniendo en cuenta que la Encuesta de Salud,
Bienestar y Envejecimiento (SABE) tiene como
objeto conocer la situación actual de las
personas adultas mayores en Colombia y que
en ella se toman mediciones antropométricas,
en la ENSIN 2015 no se evaluó el estado
nutricional de dicho grupo poblacional.
Peso
Para la toma del peso corporal en la población
de todas las edades en la ENSIN, se hizo
o registro en el caso de requerirse. Del
mismo modo, facilitó el registro de mínimo
dos tomas por medición antropométrica.
Según las diferencias establecidas como
máximas tolerables, solicitaba o no una
tercera medición antropométrica.
8.8.1 MEDICIONES Y EQUIPOS
Para garantizar la confiabilidad de la
información, todos los profesionales
encargados de las mediciones antropo-
métricas en el operativo de campo fueron
dotados con equipos de las mismas referencias,
de alta calidad y resistentes a las condiciones
de transporte, acceso a electricidad, estrés
diario de uso, clima y humedad de los
territorios, dadas las necesidades técnicas y de
movilidad demandadas para la ENSIN 2015.
A continuación, se describen las medidas
antropométricas definidas para cada grupo
de edad:
Medida corporal
Peso
Longitud
Peso
Talla
Peso
Talla
Circunferencia de cintura
Peso
Talla
uso de la balanza electrónica marca SECA
referencia 874, equipo con capacidad de 200
kg, precisión de ±100 gramos para pesos de
0 a 50 kg y de ±0,15 % para pesos superiores
a 50 kg. Cuenta con división de medición de
50 gramos para menos de 150 kilos y de 100
gramos para superiores entre 150 y 200 kilos.
Esta báscula se caracteriza por tener pilas de
larga duración, un diseño fácil de usar, un bajo
peso, construcción sólida y precisión alta, que
no se ve afectada ante los diferentes niveles
de humedad.
45
 Teniendo en cuenta los diversos tipos de
pisos encontrados en las viviendas de
los hogares y los niveles de inclinación,
se complementaron los insumos de las
encuestadoras con un nivelador que, junto
con las patas de nivelación extragrandes de
la báscula, permitió afirmar su posición sobre
cualquier superficie.
Las mediciones del peso se realizaron bajo la
instrucción de retiro de ropa elaborada con
materiales pesados como ruanas, chaquetas,
sacos gruesos, entre otros, en los cuales se
incluyeron los accesorios (pulseras, relojes,
collares pesados) y los zapatos. Esta condición
fue similar en los niños y las niñas que usaban
pañal, el cual, o fue retirado o se solicitaba su
cambio por uno seco.
En los niños menores de 2 años, teniendo
en cuenta que la SECA 874 tiene función “2
in 1”, la cual permite pesar a bebés y niños
pequeños en brazos de una persona adulta
del hogar, se pesaba primero a la madre o
al cuidador y posterior a ello se aplicaba la
función “2 en 1” quedando en ceros la báscula.
Inmediatamente la encuestadora ubicaba
al niño o niña de manera vertical pegado al
pecho del adulto colaborador para la lectura
independiente del peso del niño o niña.
Talla / Longitud
Para la toma de las mediciones de longitud y
talla se utilizó un tallímetro de referencia Shorr
board, el cual es un equipo portátil con pieza
móvil para pies/cabeza con ángulo de 90ºC y
autocierre. La cinta de medición cuenta con
división de precisión de 1 mm, que es de fácil
lectura, en bajo relieve, con película selladora
transparente de protección para su mejor
resistencia al uso. Este equipo es de fácil
ensamble, con doble funcionalidad (adultos y
niños) y es relativamente liviano.
En los niños y niñas menores de 2 años la
medición de la longitud se realizó con el cuerpo
acostado y se solicitó colaboración del adulto
del hogar para mantener adecuadamente
la posición de la cabeza. En la población de 2
a 64 años, los individuos estuvieron de pie. Se
retiraron en todos los casos: calzado y adornos
46
de la cabeza, gafas, trenzas u otros elementos
que pudieran alterar la medición.
Para la medición de talla/longitud se tuvieron
en cuenta, entre otros aspectos: la distribución
equitativa del cuerpo en el tallímetro, la
posición de la cabeza en plano horizontal
de Frankfurt, brazos a los costados, piernas
estiradas con rodillas y talones juntos, puntas
de pies separados y cinco puntos de contacto
corporal con el dispositivo de medición
de referencia: talones, pantorrillas, glúteos,
omoplatos y cabeza.
Circunferencia de cintura
La medición de cintura fue tomada en
población de 13 a 64 años (excluyendo a las
mujeres gestantes y a aquellas con posparto
inferior a 3 meses a la fecha de la Encuesta)
con cintas métricas de material metálico
“ROSSCRAFT”, con capacidad de 200 cm y
precisión de 1 mm. Esta cinta es adecuada
teniendo en cuenta que está fabricada con
material inextensible con el uso y que es
flexible para usar en mediciones de este tipo.
Para la toma de la circunferencia se solicitó al
individuo mantener una posición erguida con
una distribución equitativa del peso corporal
entre las dos piernas, brazos cruzados en
frente del pecho, mirada al frente y quitar
zapatos de tacón y ropa u otro material que
protegiera el torso del cuerpo e impidiera la
medición directa sobre la piel. La ubicación
del punto de referencia para la toma fue la
mitad del borde superior de la cresta iliaca
y el borde inferior de la costilla no flotante,
marcación que se realizó en el costado
derecho e izquierdo del cuerpo permitiendo
la ubicación de la cinta métrica de manera
paralela al piso, manteniendo la cinta justa
sobre la piel. La lectura se realizó ubicando
la cabeza y la mirada del encuestador a
la altura del punto de medición, evitando
interpretación y registro inadecuados.
8.8.2. INDICADORES
DEL ESTADO NUTRICIONAL
POR ANTROPOMETRÍA
ANALIZADOS POR ETAPAS
DEL CURSO DE VIDA
En el 2016, el MSPS expidió la Resolución
2465, por la cual se adoptan los indicadores
antropométricos, patrones de referencia
y puntos de corte para la clasificación
antropométrica del estado nutricional de
niñas, niños y adolescentes, adultos de 18 a
64 años y gestantes adultas y se dictan otras
disposiciones (37). De acuerdo con ella, se
realizaron las estimaciones de los indicadores
de las diferentes etapas del curso de vida
analizados en la Encuesta y no se presentaron
diferencias con la resolución vigente para el
análisis de la ENSIN 2010, por lo que para ellos
no se requirió reprocesar la base de datos,
excepto para el grupo de mujeres gestantes.
El análisis de los datos se realizó con el
software libre de la OMS Anthro y Anthro
Plus para la estimación de los puntajes Z de
los indicadores antropométricos peso para la
longitud/talla, peso para la edad, longitud/
talla para la edad e índice de masa corporal.
Los otros datos se analizaron con el software
STATA versión 14.0.
De esta forma, los criterios de clasificación se
establecieron de la siguiente manera:

Cuadro 6. Criterios de clasificación antropométrica

por grupo de edad y estado fisiológico

Etapa del curso

Indicador Clasificación Punto de corte
de vida
Menos de – 2 Desviación
Peso para la edad Desnutrición global
Estandar (DE)
Retraso en talla o baja talla
Talla para la edad Menos de – 2 DE
Niños y niñas para la edad
menores de 5 años Desnutrición aguda
Peso para la talla Menos de – 2 DE
(moderada y severa)
Exceso de peso
IMC para la edad Mayor a + 2 DE
(sobrepeso y obesidad)
Retraso en talla o baja talla
Talla para la edad Menos de – 2 DE
para la edad
Exceso de peso
Niños y niñas de 5 a Mayor a + 1 DE
(sobrepeso y obesidad)
12 años
IMC para la edad Mayor a + 1 DE y menor o
Sobrepeso
igual a + 2 DE
Obesidad Mayor a + 2 DE
Retraso en talla o baja talla
Talla para la edad Menos de – 2 DE
para la edad
Exceso de peso
Mayor a + 1 DE
(sobrepeso y obesidad)
Adolescentes
(hombres y mujeres IMC para la edad Mayor a + 1 DE y menor o
Sobrepeso
no gestantes) 13 a igual a + 2 DE
17 años
Obesidad Mayor a + 2 DE
Al no contarse en el país con población de referencia ni
Circunferencia de cintura con puntos de corte para este grupo etario, se presenta
la distribución por percentiles.
De acuerdo con la
Bajo peso para la edad semana de gestación,
gestacional según gráfico de Atalah -
Gestantes 10 a 49 IMC para la edad Universidad de Chile *
años gestacional De acuerdo con la semana
Exceso de peso para
de gestación en gráfico
la edad gestacional
de Atalah - Universidad de
(sobrepeso y obesidad)
Chile *

47
 Etapa del curso
Indicador Clasificación Punto de corte
de vida
Exceso de peso
Mayor o igual 25 Kg/m2
(sobrepeso y obesidad)
IMC Mayor o igual 25 Kg/m2
Sobrepeso
Hombres y mujeres hasta menos de 30 Kg/m2
de 18 a 64 años (no Obesidad Mayor o igual 30 Kg/m2
gestantes) Hombres: mayor o igual a
90 cm
Circunferencia de cintura Obesidad abdominal
Mujeres: mayor o igual a
80 cm
* Teniendo en cuenta que la Resolución 2465 del 2016 no cuenta con patrones de IMC para las gestantes menores de 18 años, el grupo de investigadores
expertos (en los que se incluyó a Eduardo Atalah, como referente internacional), con base en análisis técnicos y soporte de otros estudios poblacionales,
decidió, en consenso, realizar los análisis bajo los mismos puntos de corte definidos para las gestantes adultas presentadas en la Resolución.

8.9 VITAMINAS Y MINERALES DE término “micronutrientes”, se modificó, con

INTERÉS EN SALUD PÚBLICA
La “situación nutricional por vitaminas y
minerales de interés en salud pública”, que
en las versiones anteriores de la ENSIN se
denominaba “situación nutricional por
indicadores bioquímicos” utilizando el
el propósito de resaltar su importancia en
la nutrición y facilitar la comprensión en la
interpretación.
Para la determinación de la concentración
de vitaminas y minerales, se obtuvieron
muestras biológicas por grupos etarios, como
se describe a continuación:

Cuadro 7. Número de muestras biológicas tomadas por grupo de edad

Número de
Grupo de edad muestras
6 a 11 meses 1 128
1 a 4 años 8 928
5 a 12 años 16 462
Hombres de 13 a 17 años 6 481
Mujeres en edad fértil (MEF) de 13 a 49 años 9 998
Mujeres gestantes de 13 a 49 años 1 249

Las muestras fueron tomadas en terreno
por profesionales en bacteriología,
estandarizados y capacitados en el grupo
de Nutrición del Instituto Nacional de Salud
(INS). Se recolectaron entre 5 y 7 mL de sangre
total, distribuidos en tubos con heparina
sódica para la determinación de Ferritina,
Proteína C Reactiva (PCR) y Vitamina A; tubo
recubierto de silicona, libre de aditivos para
la determinación de zinc y tubo seco con
gel para la determinación de Vitamina D y
Vitamina B12. El tubo con heparina sódica
fue protegido de la luz previo a la toma de
la muestra y la centrifugación se llevó a cabo
antes de transcurrir una hora desde su toma, a
3 500 revoluciones por minuto (rpm), durante
10 minutos. Posteriormente, el plasma
fue depositado en viales de color ámbar.
Para el caso del tubo libre de metales, su
centrifugación se llevó a cabo al transcurrir 30
minutos desde la toma de la muestra a 3 500
rpm, durante 10 minutos. Luego, el suero
fue depositado en viales transparentes y,
finalmente, los tubos con gel se centrifugaron

48
antes de transcurrir una hora desde la toma de
la muestra a 3 500 rpm, durante 10 minutos.
Todos los tubos y viales se etiquetaron con
los códigos respectivos para garantizar
anonimización de las muestras.
Adicionalmente, se recolectaron entre 30 y 40
mL de una muestra espontánea de orina de
cualquier momento del día en un frasco, al
cual se le agregaron 3 mL de ácido clorhídrico.
Posterior a su mezcla, se depositaron 2 mL
en dos viales transparentes y se conservaron
en refrigeración hasta su entrega en el
laboratorio del grupo de Nutrición del INS
para procesamiento de yodo.
8.9.1 EQUIPOS Y MEDICIONES
Las mediciones y equipos utilizados durante el
trabajo de campo, procesamiento, transporte y
almacenamiento de muestras para la estimación
del estado nutricional por vitaminas y minerales
usados se describen a continuación:
Equipos
Teniendo en cuenta que para el desarrollo
del componente de vitaminas y minerales se
requieren cantidades considerables de material
y equipos, fue necesario dotar a cada uno
de los bacteriólogos de campo de material y
equipos portátiles, con un peso y estructura
lo suficientemente robustos, que soportaran
todos los rigores del clima, el transporte y la
misma dinámica de la Encuesta; sin que esto
afectará las condiciones técnicas de los mismos.
Los equipos usados en terreno para la
recolección y procesamiento de muestras
fueron:
Centrífugas portátiles EBA 20, reguladores
de voltaje, Hemo Cue 201+, tanques de
nitrógeno de 11 y 6 litros y neveras de icopor,
además de todo el material estéril necesario
para la toma de muestras.
Los equipos usados en el laboratorio del
Grupo de Nutrición para el procesamiento de
muestras son de alta tecnología y se siguió
el plan de mantenimiento y verificación del
Sistema Integrado de Gestión del INS.
Mediciones
Para todas las determinaciones se utilizaron las
metodologías de referencia estándar avaladas
internacionalmente, además de seguir con
estricto rigor los procedimientos operativos
estándar de toma, transporte, procesamiento,
calidad y bioseguridad del Sistema de Gestión
del INS.
Hemoglobina
La determinación de hemoglobina se realizó
a toda la población seleccionada para el
componente de vitaminas y minerales, desde
los 6 meses hasta los 49 años de edad. La
concentración de hemoglobina en sangre
total se determinó por el método colorimétrico
azidametahemoglobina utilizando el sistema
HemoCue, que se basa en una medición
óptica de la trayectoria de luz corta, a través
de la microcubeta que contiene la muestra
de sangre con desoxicolato de sodio que
rompe la membrana de los eritrocitos y libera
la hemoglobina. El nitrito de sodio convierte el
hierro de la hemoglobina del estado ferroso al
estado férrico para formar metahemoglobina, el
cual se combina con la azida de sodio para formar
la azidametahemoglobina. Posteriormente, se
lee a una longitud de onda entre a 565 y 880
nm en el equipo portátil HC 201+ (38–41).
Este método presenta alta sensibilidad,
especificidad, exactitud y precisión ya que ha
sido validado frente al método de referencia,
cianometahemoglobina y es un método de
diagnóstico rápido y ampliamente utilizado
en campo para medir niveles de hemoglobina
(42,43).
En el desarrollo del operativo de campo,
diariamente y antes de cada jornada se
verificó el correcto funcionamiento del
sistema con la medición de tres niveles de
control (alto, medio y bajo) y se graficó en
las curvas de calidad que fueron aprobadas
diariamente antes de analizar las muestras de
los participantes en la Encuesta.
El valor de hemoglobina fue corregido por
altitud a nivel del mar (44,45). Los puntos de
corte para estimar anemia se presentan en el
cuadro 8 (38–42).
49
 Cuadro 8. Puntos de corte para hemoglobina
Población
Niños y niñas de 6 a 11 meses
Niños y niñas de 1 a 4 años
Niños y niñas de 5 a 12 años
Hombres adolescentes de 13 a 14 años
Hombres adolescentes de 13 a 14 años
Mujeres en edad fértil (MEF) de 13 a 49 años
Mujeres gestantes de 13 a 49 años
Ferritina
La determinación de ferritina se realizó a
población de niños y niñas de 1 a 4 años,
niños y niñas de 5 a 12 años, adolescentes de
13 a 17 años, mujeres en edad fértil de 13 a 49
años y mujeres gestantes de 13 a 49 años.
La muestra de plasma fue transportada en
nitrógeno líquido hasta el laboratorio de
nutrición del INS y los niveles fueron medidos
por quimiolumiscencia en el equipo ADVIA
Centaur XP de Siemens. Es un inmunoensayo
de tipo sándwich de dos puntos que
emplea tecnología quimioluminométrica
Cuadro 9. Puntos de corte de ferritina
Población
Niños y niñas de 1 a 4 años
Niños y niños de 5 a 12 años
Hombres de 13 a 17 años
MEF y gestantes de 13 a 49 años
Vitamina A
La determinación de Vitamina A se realizó a
población de niños y niñas de 1 a 4 años. La
muestra de plasma fue protegida de la luz
durante la toma, separación y almacenamiento
y fue transportada en nitrógeno líquido hasta
50
Punto de corte g/dL
<11,0
<11,0
<11,5
<12,0
<13,0
<12,0
<11,0
directa, utilizando cantidades constantes
de dos anticuerpos anti-ferritina. El primer
anticuerpo, presente en el reactivo lumínico,
es un anticuerpo policlonal de cabra anti-
ferritina marcado con éster de acridinio. El
segundo anticuerpo, presente en la fase
sólida, es un anticuerpo monoclonal de ratón
anti-ferritina unido de manera covalente a
partículas paramagnéticas (46–48). El valor
de ferritina fue corregido teniendo en cuenta
el resultado de PCR ultrasensible (49,50). Los
puntos de corte para determinar deficiencia
se muestran en el siguiente cuadro (46–48).
Punto de corte ug/L
<12
<15
el laboratorio de nutrición del INS, donde
se procesó por cromatografía líquida de
alta resolución en los cromatógrafos UFC
Prominence HPLC y VP 20, marca Shimadzu.
Esta metodología se utiliza para identificar,
separar, purificar y cuantificar la vitamina A.
Durante el procedimiento, el plasma es
diluido a la mitad con una solución de acetato
de retinol en etanol. Este solvente precipita
las proteínas liberando el retinol que luego es
extraído con hexano, el extracto obtenido se
evapora con nitrógeno gaseoso y el residuo
se resuspende en metanol. Finalmente, la
concentración de retinol se relaciona con
el área bajo la curva del retinol con la del
acetato que se utiliza como control interno.
Para determinar deficiencia de vitamina A se
consideraron valores inferiores a 20 ug/dL de
retinol (38,51–53).
Zinc
La determinación de zinc se realizó a población
de niños y niñas de 1 a 4 años. La muestra
de suero libre de metales de transición fue
transportada en nitrógeno líquido hasta el
laboratorio de nutrición del INS y los niveles de
este mineral se midieron por espectrometría
de absorción atómica por horno de grafito
en el espectrofotómetro AA 7.000 Shimadzu,
en el cual la concentración de zinc es
determinada por la cantidad de absorción
y la curva de calibración. Los átomos libres
en estado basal son capaces de absorber
radiación electromagnética de una frecuencia
determinada, pasando así al estado excitado,
por lo que se plantea la expresión: A=0,43N*1*k
(λ), la cual establece que la absorbancia A es
proporcional al número de átomos libres N y
a la longitud de la capa absorbente l, a través
de la constante de proporcionalidad k(λ)
denominada coeficiente de absorción espectral
atómico. Todas las muestras fueron tomadas
en condiciones de no ayuno. Para determinar
deficiencia se consideraron valores inferiores a
65 ug/dL (38,54–57).
Vitamina B12
La determinación de vitamina B12 se realizó
a población de niños y niñas de 1 a 4 años,
niños y niñas de 5 a 12 años, adolescentes
de 13 a 17 años, mujeres en edad fértil de
13 a 49 años y mujeres gestantes de 13 a 49
años. La muestra de suero fue transportada
en nitrógeno líquido hasta el laboratorio de
nutrición del INS, donde los niveles de vitamina
B12 se midieron por quimiolumiscencia en el
ADVIA Centaur XP de Siemens. Este método
es un inmunoensayo competitivo que utiliza
tecnología de quimioluminiscencia directa,
en el cual la vitamina B12 de la muestra
del individuo compite con la vitamina B12
marcada con éster de acridinio unida al
reactivo lumínico por una cantidad limitada
de factor intrínseco purificado, que está
unido de manera covalente a partículas
paramagnéticas de la fase sólida. Se utiliza
agente liberador y DTT para liberar la vitamina
B12 de las proteínas de unión endógenas de
la muestra y la cobinamida para evitar que
se formen nuevas uniones después de que
se haya agregado la fase sólida a la muestra.
Los puntos de corte para evaluar el estado
de esta vitamina se muestran en el cuadro 10
(38,58–62).
Cuadro 10. Puntos
de corte de vitamina B12
Punto de
Población
corte pg/mL
Deficiencia <200
Todos los
Riesgo de
grupos
deficiencia: 200 a 300
poblacionales
Aceptable: > 300
Vitamina D
La determinación de vitamina D se realizó a
población de niños y niñas de 1 a 4 años, niños
y niñas de 5 a 12 años, hombres de 13 a 17
años, mujeres en edad fértil de 13 a 49 años y
mujeres gestantes de 13 a 49 años. La muestra
de suero fue transportada en nitrógeno
líquido hasta el laboratorio de nutrición
del INS y fue medida en el ADVIA Centaur
XP VD por quimiolumiscencia, que es un
inmunoensayo competetitivo de anticuerpos
que utiliza un anticuerpo monoclonal de ratón
anti-fluoresceína unido de manera covalente
a partículas paramagnéticas (PMP), un
anticuerpo monoclonal de ratón anti-25(OH)
vitamina D marcado con éster de acridinio
y un análogo de la vitamina D marcado con
fluoresceína (62–66).
En esta encuesta se determinaron la
insuficiencia y la deficiencia de vitamina
D. La primera, se refiere a la imposibilidad
de responder adecuadamente frente a los
51
 requerimientos de esta vitamina y la segunda, de corte para yodo se muestran en el cuadro 12
como depósitos deficitarios para responder a (67–72).
la necesidad biológica mínima requerida. Los
puntos de corte para evaluar vitamina D se Cuadro 12. Puntos de corte para yodo
presentan en el siguiente cuadro (64,65).
Punto de corte
Cuadro 11. Puntos de corte de vitamina D Población
ug/L

Punto de corte Deficiencia: <100

Población
nmol/L
Deficiencia: <50
Todos los grupos
Insuficiencia: 50 - <75
poblacionales
Suficiencia: >75
Niveles adecuados:
Todos los grupos 100-199
poblacionales Riesgo de ingesta
excesiva: 200-299
Exceso: > 300

Yodo en orina 8.9.2 CLASIFICACIÓN DE LA

La determinación de Yodo en orina (67,68) se
realizó a población de niños y niñas de 5 a 12
años y a mujeres en edad fértil de 13 a 49 años. La
muestra de orina fue transportada y refrigerada
hasta el laboratorio de nutrición del INS, donde
la concentración de yodo se midió en el equipo
Genesys 30, usando espectrofotometría UV-
Visible, mediante la reacción de SANDELL –
KOLTHOFF en donde pequeñas cantidades de
yodo, en forma de yoduro (I-), pueden detectarse
usando el efecto catalítico de esta especie sobre
la reacción de oxidación-reducción entre los
iones Ce (IV) y As (III) en medio ácido. Los puntos
IMPORTANCIA DE DEFICIENCIAS
DE MICRONUTRIENTES PARA LA
SALUD PÚBLICA EN FUNCIÓN
DE LA PREVALENCIA ESTIMADA.
La OMS realiza una compilación de las
recomendaciones actuales relacionadas
con el Sistema de Información Nutricional
sobre Vitaminas y Minerales y emite las
recomendaciones a la hora de interpretar los
resultados para considerarse como problema
de salud pública (39,44,53), los cuales se
describen a continuación:

Cuadro 13. Puntos de corte para establecer la magnitud

de la deficiencia como problema de salud pública

Importancia para
Indicador Prevalencia (%)
la salud pública

Anemia Leve 5,0 - 19,9

Moderado 20,0 - 39,9

Severo 40,0 o más

Deficiencia de La ferropenia no tiene gran prevalencia < 20,0

hierro
La ferropenia tiene gran prevalencia 20,0 o más

Deficiencia de Leve 2,0 - 9,0

vitamina A
Moderado 10,0 - 19,0

Severo 20,0 o más

52
8.9.3 CONTROL DE CALIDAD medio de estimación de proporciones, ajustadas
EN EL LABORATORIO
Para el control de calidad en el laboratorio del
INS se utilizaron controles de primera opinión,
control interno preparado en el laboratorio
y estándares certificados por el National
Institute of Standards & Technology (NIST) y
el National Institute for Biological Standards
and Control (NIBSC). Además, se realizó
control externo de la calidad con el Centers
for Disease Control and Prevention (CDC).
Todos los controles y calibradores respectivos
son incluidos en cada corrida de cada análisis
y diariamente se verifica y aprueba el control
de calidad para poder procesar las muestras y
garantizar su calidad (72,73).
El laboratorio de nutrición del INS, desde
hace más de dos décadas, hace parte de la
Evaluación Externa de la Calidad efectuada
por el CDC, para los analitos de Ferritina, PCR,
vitamina B12, vitamina D, vitamina A, zinc y
yodo en orina.
Periódicamente, el laboratorio de nutrición
recibe muestras de concentración
desconocida para ser procesadas, con el fin
de conocer la fiabilidad de los resultados y
así evaluar la calidad en cuanto a precisión y
exactitud de las mediciones del laboratorio,
recibiendo así año tras año la certificación
básica de sus procesos.
Para el 2017, el CDC otorgó, además, el
reconocimiento Succesfull participación,
confirmando la excelencia de trabajo y
garantía de los resultados emitidos por el
laboratorio de nutrición del INS.
9 ANÁLISIS E
INTERPRETACIÓN
DE LOS DATOS
Para los análisis de la información recolectada
en cada uno de los desarrollos temáticos
cuantitativos de la ENSIN 2015, se utilizó el
software Stata 14.0, en el cual se procesó la
información y se estimaron prevalencias por
de acuerdo con el diseño muestral y según los
pesos muestrales en los cuales el numerador
correspondía al número de casos que cumplía
con la característica de interés en cada uno
de los componentes y el denominador hacía
referencia al tamaño del grupo o subpoblación
sobre la cual se realizaba la estimación. Así
mismo, se estimaron promedios mediante la
fórmula usual, teniendo en cuenta también los
ajustes por diseño y pesos muestrales.
Adicionalmente, se calcularon los coeficientes
de variación (error estándar/estimación*100)
para evaluar la precisión de las estimaciones,
considerando el nivel de precisión de estas de
la siguiente manera:
• Coeficiente de variación igual o mayor
a 15 % y menor a 20 % la precisión es
aceptable. En las tablas de resultados este
se representa con el siguiente símbolo:
“˄” que antecede el dato.
• Coeficiente de variación igual o mayor
a 20 % y menor a 30 % la precisión es
regular y por lo tanto la estimación debe
ser usada con precaución. En las tablas y
gráficas de resultados este se representa
con un asterisco (*) que antecede el dato.
• Coeficiente de variación igual o mayor
a 30 % la precisión es muy baja y por lo
tanto la estimación debe ser usada con
precaución. En las tablas y gráficas de
resultados este se representa con dos
asteriscos antecediendo el dato (**).
Así mismo, teniendo en cuenta que la
cantidad de observaciones sobre la cual
se realiza la estimación puede ser limitada,
se establecieron los siguientes criterios de
advertencia para la interpretación de la
información:
• Las estimaciones calculadas para
subpoblaciones con tamaños entre
25 y 49 observaciones sin ponderar se
encuentran precedidas por un ([).
• Las estimaciones calculadas para subpo-
blaciones con tamaños menores a 25 ob-
53
 servaciones sin ponderar no se presentan documento, se presenta a continuación un
y se encuentra precedidas por un (†). ejemplo (con valores supuestos), de manera
que se pueda identificar el contenido de ellas.
9.1 DESCRIPCIÓN PARA LA
Es preciso mencionar que todas las tablas
LECTURA DE TABLAS con contenidos estadísticos cuentan con
aclaraciones al pie de la tabla, donde su lectura es
Para facilitar la lectura e interpretación de las
fundamental para la interpretación y adecuado
tablas que acompañan los análisis de este
uso de la información.

Figura 9. Guía para la lectura e interpretación de los datos

Descripción: anuncia el indicador o

Número de hogares variable de análisis, unidad de medición
Características del
o individuos sin y secuencia de la tabla
indicador/ variable
ponderar
Tabla 1. Distribución porcentual de la población por grupos de edad
Indica la cantidad
de hogares o Menores de 1 añob 1 - 2 años
Categoría na
individuos utilizados % IC
c
%Indicador/Variable
ICc
para el cálculo del
indicador Nacional 151343 1,8 1,7 1,9 3,5 3,4 3,7
Unidad del
indicador o variable

Variables / indicador Sexo Unidad del

indicador o variable
Hombres 23 † † † † † †

Mujeres 78544 1,7 1,6 1,9 3,4 3,2

Subpoblaciones con3,6
tamaños menores
a 25 observaciones
Región sin ponderar
Atlántica 42091 2,0 1,8 2,2 4,1 3,9 4,3

Oriental 22005 1,6 1,5 1,9 3,7 3,3 4,1

Categorías Central 35293 1,8 1,6 2,0 3,3 3,0 3,5

de variables /
indicador Pacífica 30 [2,3 1,7 2,2 3,4 3,1 3,8

Orinoquía - Amazonía 21770 1,6 1,4 1,9 5,0 4,2 5,9

Subpoblaciones con
Bogotá 8899
tamaños1,6
entre 251,2 2,1 **52,7 2,5 3,5
y 49 observaciones
sin ponderar ** CV igual o mayor a 30% la
Índice de riqueza (cuartiles) precisión es muy baja y por
lo tanto la estimación debe
Más bajo 71146 2,1 2,0 2,3 ser usada
4,4 con precaución
4,2 4,7

Bajo 35077 2,1 1,9 2,4 4,2 3,9 4,5

Medio 27257 1,7 1,5 2,0 3,2 2,9 3,5

Alto 17649 1,0 * 0,7 1,3o mayor

CV igual 1,8a 20% y menor
1,6 2,2
Características a 30% la precisión es regular y por
de las variables / lo tanto la estimación debe ser
indicador Etniac usada con precaución

Indígena 12895 *2,0 1,8 2,7 ˄52,1 3,9 5,6

Afrodescendiente d 13875 1,7 1,4 2,1 3,8 3,4 4,3

˄ Coeficiente de
Sin pertenencia étnica 122859 1,8 1,7 variación
1,9 igual 3,4o mayor3,3 3,6
a 15% y menor a 20% la
precisión es aceptable

Nota: los valores de esta tabla no son reales. Se presentan a manera de ejemplo para guiar la lectura de las tablas del presente documento.

54
Para el caso de la mayoría de las tablas de salida
de consumo de alimentos desde prácticas de
alimentación y recordatorio de 24 horas, estas
se presentan de manera horizontal, mostrando
el alimento o práctica al lado izquierdo y las
categorías de análisis (sexo, etnia, índice de
riqueza, concentración poblacional, región)
al lado derecho, diferenciando la prevalencia
y la frecuencia/día (para el caso de prácticas)
y la prevalencia y gramos consumidos (de
acuerdo con el consumo por recordatorio).
Para los dos casos, tanto tablas de salida
horizontales o verticales, es de absoluta
necesidad leer y tener en cuenta las notas
que se encuentran al pie de las tablas.
9.2 DESCRIPCIÓN PARA
IDENTIFICACIÓN DE LOS
APARTADOS DE ANÁLISIS
GENERADOS DEL DESARROLLO
CUALITATIVO DE LA ENSIN
En el análisis cualitativo, se observan nubes de
palabras que permiten destacar los aspectos
más importantes dentro de la información
recolectada y codificada, mostrando las
palabras con mayor y menor frecuencia (las de
mayor tamaño significan alta frecuencia y las de
menor, poca repetición), además de permitir el
análisis de su interacción y contexto.
Así mismo, se debe tener en cuenta la
identificación en el texto de las referencias
con respecto a los análisis cualitativos de
la Encuesta. Para efectos de visualización,
tanto las citas como análisis a partir de
los resultados cualitativos se presentan
en un recuadro punteado y para el caso
de las citas, estas, además, se presentan
en cursiva. Adicionalmente, al final del
texto se identificará si este responde a
una cita o análisis derivado, seguido de la
metodología, el grupo poblacional (AMAR,
AJC, Actor Institucional) y finalizando con la
fuente de desarrollo (ENSIN 2015).

Palabra con mayor

repetición o frecuencia

Palabra con menor

repetición o frecuencia

Figura 3. Nube de palabras.

Aspectos asociados sobre cambios
en acceso y disponibilidad

“nos dedicamos más es a la agricultura (…), mejor dicho, sembramos cosechamos,

sacamos a la plaza el mercado y de eso pues también nutrimos a nuestros hijos, por eso
yo no tengo necesidad de estar comprando (…) y como están hablando de nutrición,
no tengo problemas en mi familia de desnutrición así, crio bien a mis hijos”

(Cita grupo focal - AMAR, Puerto Nariño. Desarrollo cualitativo ENSIN 2015).

55
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69. Andersen S, Karmisholt J, Pedersen KM LP.
Reliability of studies of iodine intake and
recommendations for number of samples
in groups and in individuals. Br J Nutr.
2008;99(4):813–8.
70. Zimmermann M, Andersson M. Assessment
of iodine nutrition in populations:
past, present, and future. Nutr Rev.
2012;70(10):553–70.
71. World Health Organization and The George
Institute for Global Health in collaboration
with the International Council for the
Control of Iodine Deficiency Disorders. Salt
reduction and iodine fortification strategies
59
 in public health: report of a joint technical
meeting. Global Network, Sydney, Australia.
72. National Committee for Clinical Laboratory
Standards. How to define, determine, and
utilize reference intervals in the clinical
laboratory; approved guideline. NCCLS Doc
C28-A Wayne NCCLS. 2007.
73.
National Committee for Clinical
Laboratory Standards. Procedures
for the handling and processing of
blood specimens; second edition;
approved guideline. NCCLS Document
H18-A2; Wayne (PA): NCCLS; 1999;40.

60
 Capítulo 2
El enfoque de
determinantes
sociales de
la situación
nutricional en la
ENSIN 2015

61
 A partir de los avances en la conceptualización de los determinantes
sociales de la salud y en el marco de los desarrollos y discusiones sobre las
causas de los problemas nutricionales más acuciantes de los individuos y
grupos poblacionales, en los últimos años se ha venido avanzando en la
construcción de una propuesta teórica de los determinantes sociales de la
situación nutricional, dentro de una reflexión más amplia propiciada por
los desafíos teóricos asumidos para el marco conceptual de la Encuesta
Nacional de la Situación Nutricional.

Para trasladar este enfoque al análisis de los datos de la ENSIN 2015, se

planteó analizar la información incorporando una estructura que muestre
los hallazgos de la Encuesta por etapas del curso de vida, dándole prioridad
a las personas y no a los eventos y, además, identificando inequidades, es
decir, las diferencias injustas y evitables que se presentan en la situación
nutricional de los individuos por las condiciones diferenciales de sexo, etnia,
ubicación en el territorio o por condiciones socioeconómicas, incluyendo
los resultados de determinantes del orden general, particular y singular en el
análisis de la información.

Este enfoque contribuye a explicar, desde una perspectiva global, las

condiciones que influyen en la situación nutricional de individuos y
poblaciones más allá de una lógica biomédica; esto, porque los modelos
biomédicos circunscriben las consecuencias adversas de la situación
nutricional a las causas directas, por lo que no son suficientes para mejorarla
a nivel individual y general, como tampoco lo son para actuar sobre las
inequidades.

Con todo esto, se propone aceptar que la situación nutricional está

determinada, en gran parte, por los factores sociales en los cuales se vive
y que definen las enormes disparidades socioeconómicas e inequidades
entre diferentes poblaciones y territorios.

De esta forma, este capítulo presenta la conceptualización y postura

teórica en la cual se plantearon las diferentes etapas de la operación
estadística de la ENSIN 2015.

62
1 DESDE EL
ENFOQUE DE
DETERMINANTES
DE LA SALUD
AL ENFOQUE DE
DETERMINANTES
DE LA SITUACIÓN
NUTRICIONAL
La noción de que la salud de los individuos
se ve influenciada por las normas sociales y
las características colectivas, se origina desde
el Siglo XVII, con un movimiento que empezó
a sentar las bases de la salud pública actual
(1). En el Siglo XIX, reconocidos líderes del
pensamiento de la salud pública postulaban
que las condiciones sociales y económicas
influían significativamente sobre la salud de
la población; por lo tanto, para superar las
desigualdades sociales y mejorar su salud
se requerían profundas transformaciones
sociales para asegurar mejores condiciones
de vida a las clases menos favorecidas (2,3).
El debate entre los promotores de la salud
pública alrededor de los determinantes
sociales de la salud, que inició a finales
de ese siglo en Europa, América Latina y
Canadá, tomó fuerza a partir de 1973, con la
llamada perspectiva canadiense enunciada
en el Informe Lalonde, publicado en 1974,
con un primer modelo explicativo de los
determinantes sociales de la salud (4).
En 1978, en Alma Ata se llevó a cabo el
Congreso Internacional de Atención Primaria
en Salud, organizado por la Organización
Mundial de la Salud (OMS) y Unicef, en el que
participaron 134 naciones, para proteger y
promover la salud de todos los ciudadanos del
mundo. Allí surgió un mayor acercamiento a la
noción de determinantes sociales, declarando
la meta de “Salud para todos en el año 2000”
(5), documento que tuvo un fuerte impacto
en los sistemas de salud y en el abordaje de la
salud en el mundo.
Posteriormente, las conferencias internacionales
de la OMS sobre promoción de la salud de
Otawa en 1986, Adelaida en 1988, Sundsvall
en 1991 y Yakarta en 1997, reafirmaron los
postulados de que los factores biológicos,
políticos, económicos, sociales, culturales,
de conducta y del medio ambiente tenían
influencia sobre las condiciones de salud de
la población; por lo tanto, la justicia social y la
equidad son requisitos indispensables para
tener una buena salud. Además, la conferencia
de Yakarta estableció que la salud es un derecho
humano indispensable para el desarrollo social
y económico de los países (6–9).
Las conferencias internacionales de México (en
el 2000) y de Bangkok (en el 2005) reconoció
la urgencia de abordar los determinantes
sociales, económicos y medioambientales
de la salud, con la colaboración de todos los
sectores de la sociedad (10,11).
Ante estas discusiones que se fueron dando
a nivel mundial, en el 2005, la OMS creó la
Comisión de los Determinantes Sociales
de la Salud (CDSS) como una red mundial
de instancias normativas, investigadores
y organizaciones de la sociedad civil, con
la tarea de acopiar y revisar datos sobre
intervenciones necesarias para reducir las
inequidades en materia de salud dentro
de los países y entre ellos e informar sus
recomendaciones a la OMS (12,13).
La Comisión, constituida por pensadores
europeos de las corrientes de la medicina
social y de la salud pública de América
Latina, define una visión global de los
determinantes sociales de la salud y su
influencia en la mala salud. Plantea que el
gradiente social de salud dentro de los países
y las grandes desigualdades sanitarias están
provocados por una distribución desigual,
a nivel mundial, nacional y local del poder,
los ingresos, los bienes y los servicios
(12), con las consiguientes injusticias
que afectan las condiciones de vida de la
población de manera inmediata y visible
(acceso a atención sanitaria, escolarización,
educación, condiciones de trabajo y tiempo
libre, vivienda, comunidades, pueblos o
ciudades) y la imposibilidad de tener una
vida próspera. Esa distribución desigual
de experiencias perjudiciales para la salud
63
 no es, en ningún caso, un fenómeno
«natural», sino el resultado de una nefasta
combinación de políticas y programas
sociales deficientes, arreglos económicos
injustos y una mala gestión política.
La Comisión hace un llamado a la OMS y a todos
los gobiernos para que tomen la iniciativa en
la acción mundial sobre los determinantes
sociales de la salud, con el fin de alcanzar la
equidad en salud. Para ello, es esencial que
los gobiernos, la sociedad civil, la OMS y otras
organizaciones internacionales se unan para
adoptar medidas encaminadas a mejorar la
vida de los ciudadanos del mundo. Alcanzar
esta equidad en salud, en el lapso de una
generación, es posible, pero requiere decisión
política para mejorar las condiciones de vida
de la población más pobre y vulnerable (12).
Todo esto fue el principio de la ruptura de
los paradigmas de los factores de riesgo
y de la medicina biologicista y generó un
planteamiento mundial para poner en
evidencia la gran influencia de las condiciones
sociales en las formas de vivir, enfermar o
morir de los pueblos.
En la Conferencia Mundial sobre Determinantes
Sociales de la Salud, llevada a cabo en el 2011 en
Río de Janeiro - Brasil, se emitió una declaración
que enfatizaba la necesidad de que los
gobiernos definan sus políticas de salud sobre
la base de intervenir los determinantes que
explican el deterioro de las condiciones de vida
y de salud de la población (14).
Según la Comisión de Determinantes Sociales
de la OMS, los determinantes sociales de
la salud son “(...) las circunstancias en que
las personas nacen, crecen, viven, trabajan
y envejecen, incluido el sistema de salud.
Esas circunstancias son el resultado de la
distribución del dinero, el poder y los recursos
a nivel mundial, nacional y local, que depende
a su vez de las políticas adoptadas por cada
uno de los países” (15). Tarlov lo plantea de
manera más sencilla: “(...) Son las condiciones
sociales en que transcurre la vida (16).
Esta comisión declara que “(...) las inequidades
sanitarias son consecuencia de un complejo
64
sistema que actúa a escala mundial, nacional
y local”, “(...) que el lugar que cada grupo
poblacional ocupa en la jerarquía social
afecta a sus condiciones de crecimiento,
aprendizaje, vida, trabajo y envejecimiento,
a su vulnerabilidad ante la mala salud y a las
consecuencias de la enfermedad”, así que
para reducir las inequidades en salud de
la población es necesario ir más allá de las
causas inmediatas de la enfermedad o los
llamados factores de riesgo y se debe trabajar
en el abordaje de los factores sociales que
determinan las formas de vivir, enfermar y
morir de la población (13). Para lograr intervenir
sobre estos determinantes sociales de la salud
son necesarias 3 grandes acciones por parte
de los gobiernos: mejorar las condiciones de
vida; luchar contra la distribución desigual
del poder, el dinero y los recursos; y medir la
magnitud del problema, analizarlo y evaluar
los efectos de las intervenciones (17).
Con base en esta posición, la misma Comisión
ha sugerido abordar las diferencias en las
condiciones de vida y de trabajo de las
personas y dirigir la atención a elementos de
la sociedad que generan y distribuyen poder,
riqueza y riesgos frente a la existencia de
desigualdades-inequidades en términos no
solo de resultados de salud, sino también en
los determinantes de la enfermedad, en su
distribución entre las poblaciones y grupos
sociales y en las respuestas que brindan
los sistemas de atención para combatir la
enfermedad y promover la salud.
De esta manera, en los últimos años se han
elaborado varios modelos, a fin de mostrar
los mecanismos por medio de los cuales los
determinantes sociales de la salud, marcados
por las inequidades sociales, influyen en los
resultados de salud. En la figura 1, se muestra
la estructura utilizada por Diderichsen y
Hallqvvist (18), adaptada para la ENSIN 2015,
para realizar un acercamiento al análisis de
las inequidades y su influencia en la situación
nutricional de los individuos. Diderichsen y
Hallqvvist plantean cuatro mecanismos que
desempeñan un papel en la generación
de las inequidades: la estratificación social,
la exposición, la susceptibilidad y las
consecuencias diferenciales; para cada uno de
estos mecanismos se identifican los puntos
de partida.
Los mecanismos incluidos son los motores
centrales de la sociedad que generan y
distribuyen el poder, la riqueza y el riesgo; por
ejemplo, el sistema educativo, las políticas
laborales, las normas en torno al género y
las instituciones políticas. La estratificación
social, a su vez, engendra una exposición
diferencial a condiciones perjudiciales para
la salud y la vulnerabilidad diferencial, así
como a consecuencias diferenciales en la
situación nutricional, y hace referencia a la
repercusión que un cierto suceso puede
tener en una persona o en las circunstancias
socioeconómicas de una familia.

Figura 1. Modelo de Diderichsen y Hallqvvist (1998)

Estratificación Social (I)

Posición
Modificar la estratificación social (A)
Social
Vulnerabilidad
diferencial (III)
Exposición
Reducir las exposiciones (B) diferencial (II)
Conflicto
Social

Exposición
Específica

Reducir la vulnerabilidad (C)

Consecuencias
diferenciales (IV)
Malnutrición

Prevenir las consecuencias diferenciales (D)

Contexto
Político
Estratificación social adicional (I)
Malnutrición

Mecanismos que intervienen en la estratificación de los resultados en la Situación Nutricional

Puertas de entrada políticas

Fuente: adaptada de Diderichsen y Hallqvvist (1998)

65
 Desde esta posición, el énfasis de las
propuestas para transformar estas situaciones
debe estar puesto en las políticas públicas
redistributivas, desde la organización estatal
existente y con mecanismos de participación,
con ejercicios de empoderamiento de
los afectados por las inequidades y el
logro concertado de un compromiso de
responsabilidad social de las organizaciones
privadas, tal como lo recomienda la CDSS.
Decir que se va a trabajar la situación nutricional
de las personas y grupos poblacionales con
enfoque de determinantes implica tratar de
comprender y explicar por qué no es solo el
resultado de factores biológicos o de los factores
de riesgo directos, sino que está íntimamente
relacionada con factores sociales, culturales,
ambientales y económicos y de cómo las formas
de producción, consumo y distribución juegan
un papel preponderante en la configuración de
los perfiles de salud, nutrición, enfermedad y
muerte de los grupos sociales.
Este enfoque visibiliza lo social en la génesis de
las condiciones nutricionales de la población
y trata de explicar cómo las condiciones de
disponibilidad, acceso, consumo, el estado de
salud, los ingresos económicos, el trabajo y
las oportunidades sociales hacen la diferencia
entre una buena o una mala situación
nutricional.
El modelo del cual parte este análisis es el que
ha utilizado la CDSS, que los agrupa en tres
componentes: el contexto socioeconómico
y político, la posición socioeconómica y
los factores individuales. Los define en tres
dominios o niveles de determinantes, como
se muestra en la figura 2.

Figura 2. Niveles de los determinantes sociales en salud

Singular
- Tr
n ipl
a ció ción e
ine
r
ne duc qu
Ge pro id ad
Re

Particular

General

Fuente: adaptado a partir de las propuestas de la CDSS.

Estas son las dimensiones en las que se
produce y reproduce la determinación de la
situación nutricional de la población (19):
Los determinantes estructurales (o del
ámbito general): son aquellos definidos
por el orden político, económico y social de
una sociedad y por sus normas o formas de
organización. El poder político y el tipo de
políticas macroeconómicas y sociales, así
como la extensión y la naturaleza del estado
del bienestar, definen en últimas el acceso a los
alimentos y, por tanto, la situación nutricional
de la población y la forma diferencial en que
la población puede acceder a ellos (20).
En la situación nutricional de la población se
pueden ubicar los siguientes determinantes
estructurales: las políticas de seguridad
alimentaria, de salud, de educación, sociales,
económicas, agropecuarias y ambientales; los
lineamientos de comercio exterior; las normas

66
 nacionales y el fomento de la actividad física,
las leyes de distribución y explotación de la
tierra, entre otras.
Los determinantes intermedios (o del
ámbito particular): son los relacionados
con la estructura social, política y económica,
pero ya no a nivel global del país o mundial,
sino a nivel de conglomerados poblacionales.
Son influenciados por la distribución de
bienes y recursos a nivel territorial; por el
acceso a servicios de salud y sociales; y por los
hábitos, prácticas, costumbres y relaciones de
poder de los diferentes grupos poblacionales.
Forman parte de los procesos globales antes
descritos y marcan los rasgos específicos de
los grupos, las familias y las comunidades (17).
En la situación nutricional de la población se
pueden ubicar los siguientes determinantes
intermedios referentes a grupos poblacionales
y no a los individuos: nivel socioeconómico,
hábitos alimentarios, patrones culturales y de
crianza, condiciones laborales, acceso al agua y a
saneamiento básico, producción y conservación
de alimentos, composición familiar, contaminación
ambiental, condiciones de las viviendas, acceso a
servicios de salud, acceso a recreación, entre otros.
Los determinantes singulares: son
aquellos relacionados directamente con
los individuos, con su bienestar, salud,
enfermedad, discapacidad, entre otros.
Ocurren en la cotidianidad de los individuos
e incorporan lo definido por sus genotipos
y fenotipos. En la situación nutricional de la
población se pueden ubicar los siguientes
determinantes singulares: práctica de la
lactancia materna, prácticas de consumo e
ingesta de alimentos, uso del tiempo libre,
práctica de actividad física, entre otros.
Los determinantes de la situación nutricional
se consolidan en la siguiente figura:

Figura 3. Modelo conceptual ENSIN 2015. Determinantes

sociales de la seguridad alimentaria y nutricional

Fuente: elaboración equipo técnico ENSIN 2015.

Nota: teniendo en cuenta que las submuestras y los instrumentos de recolección de información para análisis de datos en algunos desarrollos
temáticos de la Encuesta no cumplen estrictamente con la agrupación definida en el curso de vida, pueden presentarse diferencias.

67
 La propuesta del análisis de determinantes
de la ENSIN 2015 se basa en los postulados
de la Comisión de los determinantes de la
salud de la OMS, referidos anteriormente.
Esta es la estructura que definió el equipo de
investigadores de la Encuesta, aunque podrían
establecerse otras formas de organizar la
propuesta. Como puede observarse, los
determinantes son múltiples y cada uno de
ellos implicó un reto para su identificación y
análisis, por esa razón la ENSIN 2015 se centró
en los siguientes:
Estructurales o generales: se realiza el
análisis de la población y de las características
del territorio, entre ellas: las tendencias
socioeconómicas de la población y su
distribución territorial, su distribución por
sexo, grupos étnicos y nivel de riqueza y las
condiciones del mercado laboral.
Intermedios o particulares: se incluye
la identificación de las características de la
seguridad alimentaria en el hogar.
Singulares: se analizó juego activo, práctica
de la actividad física y comportamientos
sedentarios, consumo de alimentos y
prácticas de lactancia materna y alimentación
complementaria.
Estas categorías son una forma de visualizar
de manera práctica el enfoque, pero no
debe perderse la perspectiva de que no son
definitivas o rígidas. La modificación de los
procesos de reproducción social del modo de
vida, y por tanto de las condiciones y estilos
de vida, como expresión de la interacción de
los determinantes estructurales, intermedios
y singulares, acontece en varias dimensiones y
en diferentes momentos, de allí la necesidad de
no ubicar este enfoque como recetario, pues se
corre el riesgo de instrumentalizar y simplificar
un abordaje de las relaciones que se resuelven
en procesos biológicos y sociales (21).
El trabajo sobre los determinantes sociales de
la salud (DSS) se constituye en un elemento
conceptual esencial para explicar las
inequidades sociales en las condiciones de vida
y de salud de la población. La clave para orientar
las intervenciones que se deben desarrollar
68
para controlar los problemas nutricionales y
de inseguridad alimentaria es hacer frente a las
brechas de equidades entre diversos grupos,
influyendo todos los niveles de los determinantes
sociales. Entre ellos, los más importantes son los
estructurales relacionados con la concentración
del poder político y económico.
1.1 LA EQUIDAD
EN EL ENFOQUE
DE DETERMINANTES
DE LA SITUACIÓN
NUTRICIONAL
Aunque equidad es un concepto con
múltiples aristas y definiciones, es importante
comprender que equidad no es lo mismo que
igualdad. Evaluar las condiciones de equidad
de una determinada problemática implica
valorar las desigualdades a la luz del concepto
de justicia social. Así, las desigualdades
se definen como diferencias innecesarias,
injustas y evitables, lo que implica que no
toda diferencia es una inequidad.
La importancia de identificar inequidades radica
en reunir evidencias sobre las condiciones que las
generan y así poder orientar la toma de decisiones
técnicas y políticas que tengan impacto sobre las
condiciones estructurales que las determinan y de
este modo poder disminuir las desigualdades.
La equidad constituye el valor fundamental y el
objetivo principal en la lucha por los derechos.
Si trabajamos por el logro de la equidad, esto
nos conducirá a una clara definición de política
para poner a toda la población en igualdad de
condiciones para recibir los aportes necesarios
de acuerdo con sus necesidades, sin ningún
tipo de discriminación socioeconómica, cultural,
geográfica, religiosa, de género, etnia, raza,
idioma, o formas de financiación para contribuir
al ejercicio del derecho a la alimentación.
Los nuevos enfoques para la definición de
prioridades deben superar la utilización exclusiva
de la lógica económica, pasando hacia modelos
de análisis con mayor contenido de desarrollo
social en sus resultados. De esta manera, se
debe evitar caer en la simplificación de otorgar
prioridades a acciones aisladas o a “paquetes de
apoyo alimentario” orientados exclusivamente a
la eficiencia económica, lo que lleva a producir
nuevas inequidades.
La equidad es un concepto que, por su
complejidad, ha sido abordado desde
diversas disciplinas que se aproximan desde
diferentes concepciones filosóficas y éticas
(22). Sin embargo, la equidad, desde el
enfoque de determinantes sociales, implica
valorar las desigualdades desde una idea de
justicia social, entendiendo que esta tiene
implicaciones a nivel individual y colectivo y,
por tanto, consecuencias políticas (23).
Lo anterior quiere decir que, para realizar
lectura de las inequidades se requiere analizar
las estructuras sociales, debido a que la
clase social afecta de manera diferente las
condiciones de vida de las personas, siendo la
población de las clases más bajas la que suele
presentar mayor desventaja económica, social
y política. Esto, con el propósito de garantizar
su seguridad alimentaria y nutricional (24,25).
Tomando como referencia los aspectos
descritos anteriormente, para realizar la
lectura de inequidades a partir de la teoría de
la justicia social, a continuación, se describen
las dimensiones de la equidad que pueden
ser utilizadas para el análisis de inequidades.
• Dimensión económica: distribución del
ingreso y de la riqueza, estrato social,
condiciones de vida (composición y
tamaño del hogar).
• Dimensión social: acceso a educación,
salud, seguridad alimentaria y nutricional,
vivienda, mecanismos de protección
social, poblaciones diferenciales (etnia,
discapacidad, población LGBTI1), curso de
vida, sexo, género, ubicación geográfica.
Desde el enfoque de determinantes sociales
de la situación nutricional, propuestos desde
1. LGBTI: lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intergénero
la ENSIN 2015, la entrada para la lectura
de necesidades fueron las “poblaciones
en territorios sociales” y no los eventos. De
igual forma, la definición de acciones para
intervenir determinantes debe plantearse
desde las personas que habitan un territorio
y no desde los daños o procesos.
Usar como puerta de entrada de los análisis a las
poblaciones implica un mayor esfuerzo porque
deben definirse intervenciones que impacten
en las condiciones de calidad de vida de esas
personas y no solo en el consumo de alimentos.
Por esta razón, también hay que generar
acciones para intervenir los determinantes
intermedios y los estructurales.
Pero, además de analizar la situación de las
personas en sus territorios sociales, para trabajar
con enfoque de determinantes, se deben buscar
“diferencias injustas y evitables”, asociadas a la
posición diferencial en las jerarquías de poder,
prestigio y acceso a recursos.
De esta manera, la propuesta para el análisis
de inequidades en la ENSIN 2015 con enfoque
de determinantes se centró en:
1. Estimar de qué manera la ubicación
diferencial en el territorio afecta los
indicadores de situación nutricional. Para
ello, se utilizaron las variables de región y
concentración de población.
2. Evaluar cómo la condición socioeconómica
de diferentes conglomerados poblacionales
afecta los indicadores de situación
nutricional. Para su abordaje se utilizó la
categorización por cuartiles de riqueza.
3. Identificar cómo algunas condiciones
sociales afectan los indicadores de
situación nutricional utilizando las
variables de sexo y etnia.
En la figura 4 se pueden observar las
categorías de las variables de equidad
analizadas en la ENSIN 2015.
69
 Figura 4. Variables de equidad analizadas en la ENSIN 2015
Fuente: elaboración equipo técnico ENSIN 2015.
1.2 EL CURSO DE VIDA COMO
PUERTA DE ENTRADA A LOS
ANÁLISIS DE LA ENSIN
Por curso de vida se entiende un concepto
que explica el tránsito de la vida como un
continuo, que propone que el crecimiento
y el desarrollo humano son el producto de
la sucesión de experiencias en los órdenes
biológico, psicológico y social. Así, la vida
humana es la sucesión de etapas con
características específicas, desde la gestación
hasta la muerte, pasando por la infancia, la
adolescencia, la vida adulta y la vejez (26,27).
El curso de vida posibilita pensar en las
personas y en cómo las afectan las inequidades.
Así mismo, evidencia la producción social
de inequidades y ello en los individuos se
manifiesta por su raza, etnia, clase social y
ubicación en el territorio (27). Las condiciones
y experiencias de cada etapa de la vida
preparan o condicionan las posibilidades de
las siguientes; así, las necesidades y problemas
de una etapa pueden ser previstos y superados
o agravados desde las anteriores. Es en el
sujeto y en la lectura del curso de vida donde
se expresan las determinaciones sociales.
70
El curso de vida no es igual a grupos etarios;
por lo tanto, las edades no funcionan
como demarcadores definitivos, sino como
referencias generales. El curso de vida es,
entonces, un conjunto de momentos en
la historia de una persona, dentro de un
contexto, cuyo contenido consiste en las
potencialidades, roles y expectativas sociales
que atañen a un momento de la maduración,
crecimiento y desarrollo de la persona. Sin
embargo, en la ENSIN, debido a que es un
estudio transversal, se hizo necesario realizar
agrupaciones de edad.
Como se ha mencionado, el enfoque de
determinantes sociales de la situación
nutricional implica pensar primero en las
personas, en el contexto social, cultural,
económico y político; reconociendo al ser
humano individual y colectivo desde su
integralidad en todo el proceso de su curso
de vida, reconociendo y respetando las
diferencias generacionales, de diversidad
de condiciones y situaciones (etnia, sexo,
identidad de género, orientación sexual,
ejercicio de la prostitución, desplazamiento
forzado, habitabilidad de calle, discapacidad,
privación de la libertad, conflicto armado,
etc.) y de género.
Las características de los grupos poblacionales
son diferentes a la suma de las características
de los individuos que los componen; por esta
razón, deben analizarse las poblaciones en su
conjunto y no solo individualmente (28,29).
Para definir los grupos de edad con los que
se trabajaría en la ENSIN 2015, se tuvieron en
cuenta las siguientes condiciones:
• Comparabilidad con encuestas anteriores
• Grupos de edad de algunas políticas y
programas vigentes
• Posibilidades técnicas de representatividad
y posibilidades operativas
Así, se definieron los siguientes grupos:

• Concentración de problemáticas de
malnutrición en el grupo de edad

Figura 5. Grupos de edad por curso de vida para la ENSIN 2015

Fuente: elaboración equipo técnico ENSIN 2015.

Nota: teniendo en cuenta que las submuestras y los instrumentos de recolección de información para análisis de datos en algunos desarrollos
temáticos de la Encuesta no cumplen estrictamente con la agrupación definida en el curso de vida, pueden presentarse diferencias.

1.3 EL TERRITORIO COMO ÁMBITO instrumentos teóricos y metodológicos para

DE VIDA DE LOS INDIVIDUOS
El concepto de territorio para la especie humana,
definido como el espacio de dominación,
propiedad y/o pertenencia de los individuos o
las colectividades, implica un espacio sometido
a unas relaciones de poder específicas (30).
En el presente, a medida que van ganando
terreno, las concepciones complejas del
universo, de la vida y del pensamiento asumen
y reconocen el espacio–temporalidad de
los fenómenos que estudian, razón por la
cual es necesario que la geografía aporte
producir conocimiento sobre el territorio, no
solo como espacio geográfico sino como una
entidad inmersa en relaciones y conexiones
entre la gente y el entorno (31).
El territorio no es solamente un área geográfica,
es mucho más que eso: expresa una relación
colectiva de la población con un área donde se
incluye el suelo, el subsuelo, el agua, los animales
y las plantas. Pero, además, el territorio forma parte
de la identidad de los grupos poblacionales "(...)
somos parte del territorio donde vivieron nuestros
antepasados y el territorio es parte nuestra"(31).
Este mismo reconocimiento se pretende dar en
esta propuesta de la ENSIN 2015, es decir, mirar el

71
 territorio como entidad dinámica compuesta no
solo por el espacio físico sino por las personas y las
relaciones que se dan entre ellas en esos espacios.
En el territorio se producen y se reproducen la
salud, la seguridad o la inseguridad alimentaria, la
enfermedad y la muerte.
Leer las necesidades y proponer intervenciones
desde la mirada de los espacios sociales permite
comprender de manera integral la forma en que se
producen, así como las iniciativas y recursos que se
han construido socialmente por las poblaciones e
instituciones. De esta manera, se podrían potenciar
procesos sociales participativos y de movilización
social para transformar aquellas situaciones que
afectan la Seguridad Alimentaria y nutricional
(SAN) de los individuos y fortalecer aquellos que la
promueven.
Los espacios sociales, además, reconocen
la multiplicidad de lógicas, la importancia
de organizar otras formas de acción en
los espacios y las dinámicas de vida de las
personas, estimulando las mismas fuerzas
protectoras de las comunidades en la lucha
por alcanzar una mejor SAN. Esto hace posible
que las acciones no se reduzcan al papel de
las instituciones y los servicios de atención,
activando otros medios que logren impactar
en las raíces de los problemas que afectan
a la población. Estas posibilidades deben
traducirse en redes sociales y solidarias,
capaces de enraizarse en el imaginario social,
generando un movimiento social sostenible
alrededor de su consecución.
Analizar cómo afectan los determinantes de
la situación nutricional a las poblaciones que
se ubican en un determinado territorio nos da
información relevante para abordarlos, en el
entendido de que la situación nutricional de
poblaciones e individuos es producto de las
condiciones de vida que se han construido
social e históricamente.
El concepto de territorios sociales nos permite
entender que la calidad de vida tiene su mayor
poder expresivo en los espacios cotidianos de
las personas. Las necesidades se configuran
en los territorios sociales con poblaciones y
problemáticas definidas y estos son los espacios
donde operan las acciones intersectoriales y
72
transectoriales con sus capacidades políticas,
técnicas y económicas para hacerles frente.
Aunque lo ideal es ubicar los análisis de
determinantes en un territorio muy cercano
a grupos poblacionales pequeños, por los
alcances de la información de la ENSIN 2015
se definió utilizar dos categorías de territorio:
1. Por división geográfica: las regiones
y subregiones de salud (hay muchas
regiones definidas desde diferentes
instituciones o programas, pero se tomó
la decisión de trabajar con las regiones en
las que divide el país el sector salud para la
comparabilidad con encuestas anteriores)
y hasta donde exista significancia por
subregión o departamentos.
Las agrupaciones de departamentos
y subregiones por cada región son las
siguientes:
• Región Orinoquía - Amazonía: Amazonas,
Arauca, Casanare, Guainía, Guaviare,
Putumayo, Vaupés y Vichada.
• Región Atlántica: subregiones: Atlántico sin
Barranquilla área metropolitana, Bolívar Norte,
San Andrés y Providencia, Barranquilla área
metropolitana, Bolívar Sur, Córdoba, Sucre,
Cesar, La Guajira, Magdalena. Incluye los
siguientes departamentos: Atlántico, Bolívar,
Cesar, Córdoba, La Guajira, Magdalena, San
Andrés y Providencia y Sucre.
• Región Central: subregiones: Antioquia
sin Medellín, Caldas, Quindío, Risaralda,
Caquetá, Huila, Tolima y Medellín área
metropolitana. Incluye los siguientes
departamentos: Antioquia, Caldas, Caquetá,
Huila, Quindío, Risaralda y Tolima.
• Región Oriental: subregiones: Boyacá,
Cundinamarca, Meta, Norte de Santander
y Santander. Incluye los siguientes
departamentos: Boyacá, Cundinamarca,
Meta, Norte de Santander y Santander.
• Región Pacífica: subregiones: Cali área
metropolitana, Cauca sin litoral, Nariño sin
litoral, Litoral Pacífico y Valle sin Cali ni litoral.
 Incluye los siguientes departamentos:
Cauca, Chocó, Nariño y Valle del Cauca.

• Región Bogotá D.C.

2. Por concentración de población:

diferenciando cabeceras y resto del
país, las agrupaciones se hicieron de la
siguiente manera:

• Cabecera

• Cabecera de 100 000 habitantes o menos

• Cabecera de 100 001 a 1 millón de

habitantes

• Cabecera de más de un millón habitantes

(4 ciudades principales)

• Resto (que incluye la zona rural dispersa y

centros poblados)

73
 2 REFERENCIAS
BIBLIOGRÁFICAS
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75
 Capítulo 3
Determinantes
estructurales,
intermedios
y singulares
evaluados en la
encuesta nacional
de la situación

77
 Como se planteó en el enfoque de determinantes sociales, la ENSIN 2015
analizó los determinantes estructurales, intermedios y singulares, con el
fin de aportar al entendimiento de la actual situación nutricional. En este
análisis se debe tener en cuenta que cada uno de los determinantes es
una forma de visualizar de manera práctica el enfoque, pero no es una
forma rígida, por lo cual puede encontrarse una interacción entre ellos.

En este capítulo se presentan los determinantes estructurales analizados

por medio de variables exógenas de la Encuesta que permitieron la
identificación de las tendencias socioeconómicas de la población en
Colombia. Así mismo, en el conjunto de variables e indicadores analizados
de este tipo de determinantes se incluyen los hallazgos propios de la
ENSIN 2015 relacionados con la distribución territorial, sexo, grupos
étnicos, nivel de riqueza, condiciones de la vivienda y la composición de
los hogares.

Frente a los determinantes intermedios, se exponen las características

de la vivienda, las condiciones socioeconómicas de los hogares
colombianos y el estudio de la seguridad alimentaria, analizada desde
el acceso económico de los alimentos, el autoconsumo de alimentos
como factor protector de la seguridad alimentaria y las estrategias de
afrontamiento a la inseguridad. Esta información se complementa con
el análisis del cambio alimentario desde la disponibilidad y acceso
a los alimentos, las prácticas culinarias y de consumo, los cambios
medioambientales y territoriales, entre otros considerados de igual
manera como estructurales de la situación alimentaria y nutricional.

Por último, se presenta el análisis de los determinantes singulares, los

cuales tienen en cuenta el curso de vida, que permite dar mayor relevancia
al análisis de los determinantes al pensar primero en las personas y al
reconocer y respetar las diferencias generacionales. Para esto, se evaluó
la práctica de lactancia materna (específica para niños y niñas en la
primera infancia), las prácticas de alimentación de interés en nutrición
y salud pública, la ingesta de alimentos por recordatorio de 24 horas y
la actividad física, la fuerza muscular y la práctica de comportamientos
sedentarios en población colombiana hasta los 64 años de vida.

Se debe resaltar que el análisis de los determinantes (estructurales,

intermedios y singulares) es un paso importante para la identificación
de inequidades, teniendo en cuenta la ubicación en el territorio con
indicadores de concentración de población y región, la condición social
por medio del índice de riqueza, el análisis por enfoque de género (con
la variable sexo) y las inequidades por etnias utilizando el indicador
de autorreconocimiento. Adicionalmente, se utilizaron indicadores de
contraste, tales como: actividad económica del jefe del hogar, tipo de
familia, particularidades de la gestación y del parto, variables asociadas a
disponibilidad de servicios públicos, entre otras.

78
Determinantes
estructurales
de la situación
nutricional

79
 1 TENDENCIAS
SOCIOECONÓMICAS
RECIENTES
Según la OPS y la OMS (1) (2), dentro de los
determinantes estructurales de la salud, el
contexto socioeconómico (desigualdad), las
políticas macroeconómicas (crecimiento),
las políticas sociales (laborales), y la
sociedad (población) se consideran un
conjunto de factores que influyen en los
resultados en materia de salud. De esta
forma, analizar el panorama por lo menos
general de las principales transformaciones
socioeconómicas del país durante las últimas
dos décadas, permite de una u otra forma
reconocer algunos de los determinantes
socioeconómicos estructurales de la situación
nutricional de la población.
1.1 CRECIMIENTO
ECONÓMICO Y DESIGUALDAD
Durante la última década, Colombia evidencia
una mejora sostenida en sus condiciones
económicas y sociales. Por una parte, el
Producto Interno Bruto (PIB) per cápita muestra
un crecimiento promedio anual de 2,9 %, con
dos momentos importantes de desaceleración,
2009 y 2016, cuando se redujo el crecimiento del
PIB per cápita a 0,4 % % y 0,8 %, respectivamente.
Estos dos momentos de desaceleración se
asocian a condiciones internacionales: la crisis
del sistema financiero internacional en el
2009, consecuencia de la recesión del sector
inmobiliario de Estados Unidos, y la caída de los
precios del petróleo desde mediados del 2014.
Por otro lado, la pobreza monetaria y la pobreza
multidimensional se reducen sistemáticamente,
con una desaceleración en la reducción de la
pobreza monetaria a partir del 2014 (gráfica 1).

Gráfica 1. Evolución del PIB per cápita y la pobreza

monetaria y multidimensional 2005-2016
100 5.000

4.788
90 4.749 4.800
4.661

80 4.516 4.600

4.356
70 4.400
4.235
US$ (2005)

60 4.200

% 49,7 4.020
48,0 47,4
50 45,0 3.912 4.000
3.806 40,3
3.894 37,2
40 3.800
34,1 32,7
3.603 30,6
28,5 27,8 28,0
30 3.600
30,4 29,4
3.417
27,0
20 24,8 3.400
21,9
20,2
17,8
10 3.200
Pobreza Monetaria Pobreza Multidimensional PIB per cápita (US$ 2005)

0 3.000
2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016
AÑO

Nota: PIB en dólares de 2005 = PIB en millones de pesos de 2005 sobre la tasa de cambio nominal promedio de 2005.
Fuente: construcción propia a partir de la Encuesta Continua de Hogares (2002-2005) - DANE y Gran Encuesta Integrada de Hogares (2008-2016)

A pesar de estas mejoras para el 2016, el
país enfrenta grandes brechas territoriales
en sus condiciones sociales y económicas:
(i) el PIB per cápita fluctúa desde valores tan
altos como $33 millones en Casanare o $28
millones en Bogotá, hasta valores tan bajos
como $5,4 millones en Vaupés o $7,3 millones
en Chocó (3); (ii) la incidencia de la pobreza
monetaria varía entre 11,2 % en Bogotá y
59,8 % en Chocó (4) y (iii) la incidencia de la
pobreza multidimensional entre 11,8 % en
Bogotá y 55,6 % en Chocó y La Guajira (4).

80
Estas grandes diferencias en las condiciones
socioeconómicas entre territorios configuran,
a su vez, diferencias en los determinantes
estructurales de la situación nutricional.
1.2 LA CONCENTRACIÓN
URBANA
El proceso de urbanización es una de las
grandes transformaciones que el país viene
experimentando desde mediados del siglo
pasado, cuando la concentración de la
población dejó de ser predominantemente
rural para convertirse en urbano. Aunque
el proceso de urbanización continúa, lo
hace a un menor ritmo. En 1990, el 68,1 %
de la población residía en las cabeceras
municipales, mientras que en el 2016 lo hacía
el 76,6 %. A pesar de ello, hoy en día más
de dos terceras partes de la población del
país viven en las cabeceras, encontrándose
grandes diferencias territoriales: Bogotá
y el departamento del Atlántico son los
más urbanos, con el 99,8 % y 95,7 % de su
población en las cabeceras, respectivamente,
mientras que Guainía, Amazonas, Vaupés y
Cauca son los menos urbanizados, con una
población urbana entre 30 % y 40 % (5).
1.3 LA FEMINIZACIÓN DE
LA FUERZA LABORAL Y LA
INFORMALIDAD DEL EMPLEO
El mercado laboral no ha sido ajeno a las
grandes transformaciones que el país ha sufrido
desde mediados del siglo pasado. En términos
de participación laboral, se da una relativa
estabilidad de la participación masculina, junto
con una creciente incorporación de la mujer al
mercado laboral: estimaciones del DANE indican
que, entre el 2001 y el 2016, la Tasa Global de
Participación (TGP) se mantenía en alrededor
del 75 % en los hombres, mientras que aumentó
de 46 % a 55 % en las mujeres, como se observa
en la gráfica 2 (6).
A pesar de que las mujeres siempre han
presentado tasas de desempleo más altas a las
de los hombres, el mayor dinamismo laboral
femenino lleva a que las mujeres representen
cada vez una mayor proporción de la población
ocupada: en el 2001 representaban el 38 %,
mientras que en el 2016 fueron el 42 % (gráfica
3) (6). Por otra parte, la informalidad disminuyó
en las 13 áreas metropolitanas: mientras que en
el 2001 el 54 % de los ocupados eran informales,
en el 2016 lo era el 47 %, siendo mayor la
informalidad en las mujeres (51 %) que en los
hombres (45 %) (7).

Gráfica 2. Tasa Global de Participación y Tasa de Desempleo

del mercado laboral 2001 - 2016

100 25

90

80 20

70
Tasa Desempleo

60 15
TGP
50
(%)

(%)
40 10

30

20 5

10

0 0
2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016
AÑO

TGP-Hombres TGP-Mujeres TasaDesempleo-Hombres TasaDesempleo-Mujeres

Fuente: DANE - Gran Encuesta Integrada de Hogares. Periodo abril-junio. Trece ciudades y áreas
metropolitanas. Informalidad según tamaño de empresa (hasta 5 trabajadores).

81
 Gráfica 3. Tasa de informalidad y porcentaje de mujeres en población ocupada

56 43

54 42

41
52
40
50
Tasa Mujeres
Informalidad 39 Ocupadas
(%) 48 (%)
38
46
37

44 36

42 35
2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016
AÑO

% Informales % Mujeres ocupadas

Fuente: DANE - Gran Encuesta Integrada de Hogares. Periodo abril-junio. Trece ciudades y áreas
metropolitanas. Informalidad según tamaño de empresa (hasta 5 trabajadores).

Paralelo a los cambios en el mercado laboral,
y estrechamente relacionados con estos,
el país vive también una transformación
educativa desde mediados del siglo pasado.
Se han dado grandes avances en educación,
especialmente en las mujeres. La asistencia
escolar aumentó significativamente en la
segunda mitad del siglo pasado y a un menor
ritmo lo hace hoy día (8). Sin embargo, todavía
se requieren esfuerzos en todos los niveles
educativos para mejorar tanto la cobertura
como la eficiencia interna del sistema.
La Tasa Neta de Escolaridad (TNE) primaria era
de 88 % en el 2014, indicando que aún no se
logra una cobertura universal de la educación
primaria. Aunque los mayores avances en la
Tasa Bruta de Escolaridad (TBE) y en la TNE
se han dado en básica secundaria, mientras
que la cobertura de la media permanece muy
rezagada. En el 2014, la TNE básica estaba en
72 %, mientras que la TNE media no llegaba
a 40 % (cuadro 1). La baja cobertura de la
educación media desencadena una muy
baja cobertura en la educación superior,
aunque se han dado aumentos de cobertura
significativos. En el 2014, la TNE superior
llegaba al 25 % cuando hace 10 años era solo
de 16 % (cuadro 1). A pesar de este avance, en
el 2014 solo una cuarta parte de la población
en edad de cursar estudios superiores lo hacía.
Estudios disponibles indican que los grandes
avances en la cobertura en educación
secundaria y superior favorecen a las mujeres:
las TNE secundaria y superior han aumentado
más en las mujeres que en los hombres. En
el 2014, la TNE secundaria era del 74 % en las
mujeres y del 70 % en los hombres, mientras
que la TNE superior era del 28,6 % en las
mujeres y 21 % en los hombres (8). Estos
grandes avances en educación en las mujeres
explican en parte su mayor aumento en la
participación en el mercado laboral, lo cual
se ha dado también de manera paralela a la
reducción de la fecundidad (8).

Cuadro 1. Tasa bruta y neta de escolaridad por nivel educativo en 1993, 2003 y 2014
Primaria Secundaria Secundaria Básica Secundaria Media Superior
AÑO
TBE TNE TBE TNE TBE TNE TBE TNE TBE TNE
1993 118,4 80,0 63,9 43,8 ND ND ND ND ND ND
2003 115,8 84,3 84,7 65,6 91,5 62,9 47,4 32,2 37,6 16,5
2014 112,0 88,4 95,0 76,9 100,4 72,1 55,2 39,4 54,3 25,0
ND: Dato no disponible
Fuente: Flórez (2016) con base en el Censo 1993, Encuesta de Calidad de Vida (ECV) 2003 y 2014

82
1.4 LA VIOLENCIA Y EL
DESPLAZAMIENTO
Estudios evidencian que el desplazamiento
forzado empezó a finales del 1980 y principios
del 1990 (9). Aunque no existe consenso
sobre las cifras de población desplazada por
la violencia, estimaciones indican que entre el
1985 y el 2013, aproximadamente 5,9 millones
de personas se desplazaron para proteger sus
vidas y las de sus familias (10). A partir del
1993, se intensificó el desplazamiento hasta
llegar a niveles máximos en la primera década
del 2000, momento en el que el fenómeno
empieza a ceder (10). Se estima que entre
el 2000 y el 2004, cerca de 2,9 millones de
personas fueron expulsadas de sus municipios
de residencia y otros 2,1 millones, entre el
2005 y el 2009, condición que disminuye de
manera contundente a 1,2 millones entre el
2010 y el 2014 y a 262 mil, entre el 2015 y el
2016 (11).
La caracterización del desplazamiento forzado
en el país indica que (i) es un fenómeno de
migración desde entornos rurales hacia
entornos urbanos, principalmente hacia las
ciudades, con una concentración de población
desplazada en periferias urbanas y sectores
marginados, con precarias condiciones de
Gráfica 4. Evolución de la tasa global de fecundidad (TGF) y
de la tasa de mortalidad infantil (TMI) entre 1990 y 2015
4,0
3,5
3,1
3,0
32,5
2,5
TGF
(hijos por
mujer)
2,0
1,5
1,0
0,5 TGF TMI
0,0
1990-1995 1995-2000
Fuente: DANE. Indicadores Demográficos: Conciliación Censal 1985-2005 y Proyecciones de Población 2005-2020
1. La TGF es el promedio de hijos que una mujer tendría durante su periodo reproductivo (15-49 años) si se comporta de acuerdo con el patrón
de fecundidad por edad y no está sujeta a mortalidad.
acceso a bienes y servicios, y, por ende, mayor
vulnerabilidad (10); (ii) el perfil de los hogares
desplazados muestra un mayor porcentaje
de hogares monoparentales con jefatura
femenina que para el total de la población
(45 % vs. 24 %) (8, 12) y, (iii) en cuanto al origen
étnico de las comunidades desplazadas, está
más concentrado en algunos grupos: cerca
del 30 % de la población desplazada es de
origen afrocolombiano o indígena; mientras
que estos grupos representan solo el 18 % de
la población colombiana (12).
1.5 LA TRANSICIÓN
DEMOGRÁFICA
El paso de altas a bajas tasas de natalidad y
mortalidad acompañado por cambios sociales y
culturales de la modernización, la industrialización
y la urbanización, conforman el proceso conocido
como transición demográfica. Colombia vivió por
lo menos dos terceras partes de dicho proceso
durante el siglo XX. En el siglo XXI, la natalidad y la
mortalidad continúan disminuyendo a un menor
ritmo (8). Entre 1990 y 1995 y, entre 2010 a 2015,
la Tasa Global de Fecundidad (TGF1) disminuyó de
3,1 a 2,4 hijos por mujer, mientras que la tasa de
mortalidad infantil bajó de 32,5 a 17,1 defunciones
de menores de un año por cada mil nacidos vivos
(gráfica 4).
50
40
2,9
2,6
2,4 30
2,4
28,4
TMI
(por mil)
24,4
19,9 20
17,1
10
0
2000-2005 2005-2010 2010-2015
AÑO
83
 La transición demográfica en el país se ha dado de se han destacado en Colombia por presentar las
manera rápida, pero no ha sido homogénea. Inició peores situaciones nutricionales.
primero en los grupos sociales más altos y en los
territorios más desarrollados. Aunque los descensos Asociada a la transición demográfica, el país
en fecundidad y mortalidad en los grupos más también ha venido experimentando una rápida
vulnerables han sido igualmente importantes, hoy transición epidemiológica, definida como el
día siguen rezagados en la etapa de la transición cambio en los patrones de las enfermedades,
demográfica en la que se encuentran, con grandes en donde las causas endógenas de muerte
diferenciales sociales y territoriales tanto en comienzan a adquirir una mayor importancia
fecundidad como en mortalidad. frente a las causas exógenas resultantes de la
acción del entorno sociocultural y su medio (8). La
Entre el 2010 y el 2015, según reportes del DANE distribución de las defunciones por grupos de edad
(13), los departamentos con menor TGF fueron: y por causas de defunción, mostrada en la gráfica
Bogotá, Valle del Cauca, Risaralda, Caldas y 5, indica que Colombia está en una fase tardía
Antioquia, con una TGF entre 1,9 y 2,1, mientras de la transición epidemiológica en la que cobran
que departamentos como La Guajira y Chocó y importancia las enfermedades degenerativas y
el grupo de Orinoquía - Amazonía tenían una crónicas que afectan especialmente a los adultos
TGF entre 3,3 y 3,4 hijos por mujer. De igual mayores, como también las enfermedades
manera, se observaron amplias brechas en la externas causadas por el hombre (homicidios,
TMI, en el mismo periodo, en Bogotá, Caldas, accidentes). Por ejemplo, entre 1990 y 2015, se dio
Quindío y Risaralda, lugares en los que dicha un aumento en las enfermedades isquémicas del
tasa se ubicó entre 12 y 13 por mil, mientras corazón en el grupo de 65 años o más, llegando
que en Chocó llegó a 65 por mil y en Nariño, a representar el 21,5 % en el último año, mientras
Cauca y en el grupo de la Orinoquía - Amazonía que en el grupo de 15 a 44 años, las causas
fue hasta de 40 por mil. Es de anotar que estos externas representaban más del 50 % del total de
departamentos y sus regiones históricamente defunciones.

Gráfica 5. Tres principales causas de defunción por edad 1990 vs 2015

32 Otras enfermedades del aparato respiratorio 1990
45-64 años 65 años o más

10,5%
28 Enfermedades de la circulación pulmonar y otras formas
de enf. corazón 12,8%
27 Enfermedad isquémica del corazón
17,3%
55 Homicidio y lesiones infligidas intencionalmente por otra
persona 8,4%
09 Tumor maligno de otros órganos digestivos y del
peritoneo 8,8%
27 Enfermedad isquémica del corazón
15,7%
47 Accidentes de transporte
15-44 años

6,5%
52 Otros accidentes, incluso los efectos tardíos
7,0%
55 Homicidio y lesiones infligidas intencionalmente por otra
persona
32 Otras enfermedades del aparato respiratorio
5-14 años

7,8%
47 Accidentes de transporte
13,4%
52 Otros accidentes, incluso los efectos tardíos
17,6%
52 Otros accidentes, incluso los efectos tardíos
1-4 años

10,5%
32 Otras enfermedades del aparato respiratorio
21,4%
01 Enfermedades infecciosas intestinales
33,9%
44 Anomalías congénitas
Me nores 1 año

11,1%
32 Otras enfermedades del aparato respiratorio
15,5%
45 Ciertas afecciones originadas en el período perinatal
42,2%

0% 5% 10% 15% 20% 25% 30% 35% 40% 45% 50%

Fuente: DANE - Estadísticas vitales

84
Consecuencia de la transición demográfica y
de la transición epidemiológica, la población
experimenta (i) una transformación de su
estructura por edad: cobra importancia relativa
la población de adultos mayores, mientras
que la infantil representa menos porcentaje
del total de la población, lo que se traduce en
un envejecimiento demográfico (gráficas 6 y
7) y (ii) un aumento en la expectativa de vida
al nacer y de las edades mayores, generando
una mayor longevidad, lo que se traduce en
un envejecimiento individual.
Los grupos sociales y las entidades territoriales
se encuentran actualmente en diversas etapas
de la transición demográfica y epidemiológica,
debido a esto tienen diferencias marcadas
en sus estructuras por edad. Esto conlleva a
necesidades disímiles de servicios sociales de
salud, educación, cuidado y protección social
entre ellas. De acuerdo con el DANE (13), en
el 2015, por ejemplo, la población menor
de 5 años representaba alrededor del 8 %
de la población total en Bogotá y Risaralda,
mientras que en departamentos como La
Guajira o Chocó sobrepasaba el 13 %.

Gráfica 6. Distribución de la población por grupos de edad y sexo en 1990

1990

80 y más
75-79
70-74
65-69
60-64
55-59
50-54
45-49
40-44
35-39
30-34
25-29
20-24
15-19
10-14
5-9
0-4
-2.500.000-2.000.000-1.500.000-1.000.000-500.000 0 500.000 1.000.0001.500.0002.000.0002.500.000

Mujeres Hombres

Fuente: DANE, Proyecciones de Población por grupos de edad y sexo, zona y departamento. 1985-2020.

Gráfica 7. Distribución de la población por grupos de edad y sexo en 2015

2015

80 y más
75-79
70-74
65-69
60-64
55-59
50-54
45-49
40-44
35-39
30-34
25-29
20-24
15-19
10-14
5-9
0-4
-3.000.000 -2.000.000 -1.000.000 0 1.000.000 2.000.000 3.000.000

Mujeres Hombres

Fuente: DANE, Proyecciones de Población por grupos de edad y sexo, zona y departamento. 1985-2020.

85
 2 TERRITORIO
La etapa de transición demográfica (TD)
en el país se evidencia por: los resultados
de la ENSIN 2015, la distribución territorial
de la población y la comparación de la
distribución por edad para diferentes
desagregaciones.
2.1 DISTRIBUCIÓN
TERRITORIAL DE LA POBLACIÓN
De acuerdo con los resultados de la ENSIN
2015, la población del país alcanzaba los 48,7
millones de personas, de las cuales el 76,9 %
residía en las cabeceras municipales; de
esta proporción, el 31,7 % vivía en las cuatro
principales ciudades (cuadro 2) .

Cuadro 2. Distribución de la población según concentración de población

% Población
Concentración % Población en % Población
Población por nivel de
de población cabecera y resto Cabecera
concentración
RESTO: centro
poblado + rural 11 218 760 23,1 % 23,1 %
disperso
CABECERA (total): 37 437 748 76,9 % 100,0 %
Cabecera entre
1 y 100.000
habitantes
8 249 923 22,0 % 17,0 %
Cabecera entre
100.001 a 1 millón 13 780 761 36,8 % 28,3 %
de habitantes
Cabecera por
encima de un
millón habitantes
- 4 ciudades
15 407 064 41,2 % 31,7 %
principales
(Barranquilla,
Cali, Medellín y
Bogotá)
TOTAL 48 656 508 100,0% 100,0 % 100,0 %

Territorialmente, gran parte de la población se poblacional, sino que transforma la estructura

ubicaba en la región Central (24,9 %), mientras
que tan solo el 2,5 % residía en el amplio territorio
de la región de la Orinoquía - Amazonía. Un 16,4
% vivía en la capital del país (Bogotá), un 21,8 %
en la región Atlántica, y un poco más de 17 % en
cada una de las regiones Oriental y Pacífica.
2.2 POBLACIÓN EN LOS
TERRITORIOS
La TD, y en particular el descenso de la
fecundidad, no solo incide en el crecimiento
por edad, envejeciéndola. Aunque el país se
encuentra en una etapa avanzada de TD, el
proceso no ha sido homogéneo, las diferentes
entidades territoriales se encuentran en
distinta etapa de la transición demográfica
y sus estructuras por edad así lo reflejan.
Entidades en etapas más avanzadas tienen
estructuras por edad más envejecidas. Las
cuatro principales ciudades tienen niveles de
fecundidad bajos (TGF alrededor de 1,6 hijos
por mujer) (14), con estructuras por edad en
las que los menores de 5 años representan

86
cerca del 7 %, mientras que subregiones acuerdo a los resultados de la ENSIN 2015,
como el Litoral Pacífico y La Guajira/Cesar/ representaron el 12 % de la población, como
Magdalena tienen TGF cercanas a 3 hijos por se presenta en la gráfica 8.
mujer (14) y los menores de cinco años de

Gráfica 8. Distribución por edad de la población según subregión

Litoral Pacífico 12,2 20,4 10,9 15,1 27,1 9,1 5,1

Guajira, Cesar, Magdalena 11,5 17,6 10,4 16 27,8 10,9 5,9

Antioquia sin Medellín 10,9 15,7 9,7 14,5 29,6 13,3 6,4

Bolívar Sur, Sucre, Córdoba 10,5 16,2 10,4 16,2 28,1 12 6,6

Tolima, Huila, Caquetá 9,7 15,1 10,2 15,6 28 13,5 7,8

Atlántic o, San Andrés, Bolívar Norte 9,1 13,6 8,9 16,7 30,4 13,5 7,8

Cauca y Nariño sin Litoral 9 13,5 9,7 15,4 31,5 12,8 8,2

Boyacá, Cmarca, Meta 9 14,3 9,1 15,7 30,2 13,8 8

Santanderes 8,5 13,6 8,9 15,8 30,8 14,2 8,1

Barranquilla A. M. 8,5 14,2 8,3 15,5 32,1 14,4 7

Caldas, Risaralda, Quindío 8 12,6 8,3 15,2 29,8 16,5 9,7

Valle sin Cali ni Litoral 7,6 12,4 9,2 13,8 31,1 16,8 9,1

Cali A.M. 7,5 11,3 7,4 16,7 33,4 15,2 8,6

Me dellín A.M. 6,7 11,5 6,9 16,5 33,1 16,5 8,9

0% 10 % 20 % 30 % 40 % 50 % 60 % 70 % 80 % 90 % 100 %

Me nor de 5 años 5 - 12 años 13 - 17 años 18 – 26 años 27 - 49 años 50 – 64 años 65 años o más

No solo el proceso de TD ha sido heterogéneo (1,14) y Orinoquía - Amazonía (1,31); mientras

entre entidades territoriales, sino también que para Bogotá fue de 0,85. Por su parte,
entre grupos sociales. Los grupos más el resto de las regiones no presentaron
vulnerables se encuentran rezagados en el diferencias estadísticamente significativas
descenso de la fecundidad, y por tanto tienen con relación al valor nacional, brecha relativa
estructuras por edad más jóvenes, con mayor igual a uno. Claramente, las poblaciones más
importancia relativa del grupo de menores de vulnerables tuvieron estructuras por edad
5 años. La gráfica 9 muestra la distribución por más jóvenes: la población que vivía en el área
grupos de edad para el país encontrada en la resto de los municipios con un valor 1,31
ENSIN 2015, por su parte, las gráficas del 10 veces el de las cabeceras, la que estaba en el
y 11 muestran el porcentaje de menores de cuartil más bajo del índice de riqueza con un
5 años según concentración de población, porcentaje 2,5 veces el del cuartil más alto, y
región, sexo y etnia del jefe de hogar e índice la población indígena con brecha relativa de
de riqueza del hogar (tabla 1). 1,31 con relación al porcentaje de la población
sin pertenencia étnica. Estos grupos son los
La razón entre el valor de cada región y el que también presentan mayores niveles de
promedio nacional, o brecha relativa, fue fecundidad, y los más rezagados en el proceso
mayor que uno para las regiones Atlántica de TD.

87
 Gráfica 9. Distribución nacional de la población por grupos de edad

50

45

40

35
30,8
30
%
25

20
15,7
14,0 14,0
15

10 8,9 8,9
7,7

0
Me nor de 5 años 5 - 12 años 13 - 17 años 18 – 26 años 27 - 49 años 50 – 64 años 65 años o más

GRUPO DE EDAD

Gráfica 10. Porcentaje de población menor de 5 años según

concentración de población y región

25

20

%
15
11,6

10,9
10,2
9,5 8,8
10 8,4 8,5 8,7
8,3 7,7
7,6

0
Cabecera de 100 000 Cabecera de 100 001 Cabecera de más de Cabecera Resto Atlántica Oriental Central Pacífica Orinoquía - Bogotá
o menos hab a 1 000.000 hab 1 millón hab. Amazonía
CONCENTRACIÓN DE POBLACIÓN REGIÓN

Gráfica 11. Porcentaje de población menor de 5 años

según índice de riqueza, sexo y etnia del jefe de hogar
25

20

15
11,5
%
11,1
10,3 9,4
9,2 8,7
10 8,1 8,5

4,8
5

0
Má s bajo Bajo Me dio Alto Hombres Mu jeres Indígena Afrodescendiente Sin pertenencia étnica
ÍNDICE DE RIQUEZA SEXO DEL JEFE DEL HOGAR ETNIA DEL JEFE DEL HOGAR

88
Las diferencias en la distribución por edad,
y en general en la etapa de la TD en que
se encuentran las entidades territoriales
y los grupos socioeconómicos, tienen
implicaciones en términos de las necesidades
de bienes y servicios de salud, educación,
cuidado, protección social, y en general a
acceso a bienes básicos que mejoren sus
condiciones de vida y su situación nutricional.
3 POBLACIÓN
Teniendo en cuenta la afirmación del
Ministerio de Salud y Protección Social (15):
“(…) el desarrollo humano y los resultados
en salud dependen de la interacción de
diferentes factores a lo largo del curso de
la vida, de experiencias acumulativas y
situaciones presentes de cada individuo
influenciadas por el contexto familiar, social,
económico, ambiental y cultural (...)” (p1).
A continuación, se describen a partir de los
resultados de la ENSIN 2015, algunos de los
determinantes poblacionales (educación,
salud, sexo y etnia) según grupos de edad
Gráfica 12. Tasa neta nacional de asistencia escolar por grupo de edad
100
92,2
90
80
72,3
70
60
%
50
40
30
20
10
0
6-10 años 11-14 años
Prima ria Básica secundaria
Por otro lado, la tasa neta de escolaridad en
todos los grupos de edad reveló grandes
diferencias entre grupos sociales y territoriales.
Las gráficas 13 y 14 muestran la tasa neta
de asistencia escolar en el grupo de edad
como punto de entrada al enfoque de curso
de vida. Se aproxima el curso de vida a través de
la distribución de edades (cohorte hipotética),
cuyos grupos intentan representar las etapas
de la infancia, la adolescencia, la juventud y la
vida adulta.
3.1 CARACTERÍSTICAS DE LA
POBLACIÓN SEGÚN ETAPAS DEL
CURSO DE VIDA
La tasa neta de asistencia escolar por grupo de
edad como se muestra en la gráfica 12, indicó
que la cobertura de educación primaria fue
casi universal: 92,2 % de la población de 6 a 10
años asistió a la escuela. Sin embargo, a mayor
edad de los individuos, la tasa fue menor,
llegando a 72,3 % en el grupo 11 a 14 años
(en básica secundaria), 40,1 % en el grupo 15
a 16 años (en secundaria media) y a menos
de 29,3 % en el grupo 17 a 21 años (superior).
Es decir, más de la mitad de la población
entre los 15 y 21 años estaba por fuera
del sistema educativo, con repercusiones
en comportamientos relacionados con la
salud, empleo e ingresos, entre otros, en los
momentos siguientes del curso de vida de
estos individuos (tabla 2).
40,1
29,3
15-16 años 17-21 años
Me dia Superior
de 11 a 14 años (básica secundaria) según
concentración de población, región, sexo,
etnia e índice de riqueza del hogar. La tasa
neta de escolaridad de las cabeceras fue 1,2
veces la del área resto. Al comparar el nivel
89
 regional con el nacional, la razón fue cercana neta de asistencia del cuartil alto con relación
a uno en todos los casos; sin embargo, las al más bajo fue 1,4 veces superior.
regiones Orinoquía - Amazonía junto con
la Pacífica, presentaron proporciones de En suma, los grupos de menor nivel de
0,9 veces frente a la proporción nacional, desarrollo social registraron las menores tasas,
evidenciando mayores brechas en estas dos siendo la población indígena la que expuso
regiones. la tasa de asistencia escolar más baja en
este grupo de edad (54,3 %), seguida de la
Al considerar las características de sexo y etnia, población en el cuartil más bajo del índice de
la tasa neta de asistencia de las mujeres fue 1,1 riqueza (61,8 %) y la población del área resto
veces la de los hombres, mientras que la tasa (62,3 %). Por el contrario, Bogotá y el cuartil
de los indígenas fue 0,7 veces la de aquellos alto del índice de riqueza fueron los grupos
sin pertenencia étnica. La brecha más amplia de mayor tasa neta de asistencia a básica
se presentó entre cuartiles de riqueza: la tasa secundaria: 83,4 % y 84,3 %, respectivamente.

Gráfica 13. Tasa neta de asistencia en básica secundaria por

concentración de población y región
100

83,4
90
77,9
76,9
75,7
80 73,6 75,1
72,3 70,5
68,9 67,1
70 65,0
62,3

%
60

50

40

30

20

10

0
Cabecera de 100 Cabecera de 100 Cabecera de más Cabecera Resto Atlántica Oriental Central Pacífica Orinoquía - Bogotá
000 o menos hab 001 a 1 000.000 de 1 millón hab. Amazonía
hab
NACIONAL CONCENTRACIÓN DE POBLACIÓN REGIÓN

Gráfica 14. Tasa neta de asistencia en básica secundaria por índice de

riqueza, sexo y etnia del jefe del hogar

100

84,3
90
79,3

80 74,5 74,8
69,9 74,2
64,0
70
61,8
54,3
60
%
50

40

30

20

10

0
Má s bajo Bajo Me dio Alto Hombres Mu jeres Indígena Afrodescendiente Sin pertenencia étnica
ÍNDICE DE RIQU EZA SEXO JEFE DEL HOGAR ETNIA JEFE DE HOGAR

90
La consulta preventiva fue una práctica común
en la población de niños y niñas menores de
5 años (81,2 %), cifra que se reduce a 47,4 %
hasta los 26 años y luego vuelve a aumentar al
53,9 % de los casos para las etapas siguientes
(gráfica 15). Este patrón es consistente con
el de mortalidad por edad que muestra una
forma de U, con baja mortalidad entre los 5 y
los 14 años (8).

Gráfica 15. Porcentaje nacional con consulta preventiva a médico

o profesional de salud según grupo de edad

100

90
81,2
80

70
61,3
60
53,9
% 47,4
50

40

30

20

10

0
0-4 años 5-17 años 18-26 años 27-64 años
GRUPO DE EDAD

En todos los grupos de edad se presentaron
brechas en el uso de la consulta preventiva,
favorables a los grupos de mayor nivel
socioeconómico.
La tabla 3 expone las prevalencias en el grupo
de edad de 0 a 4 años por concentración
de población, región, sexo, etnia e índice de
riqueza. En ella, la mayor diferencia evidenciada
fue por etnia, donde la prevalencia de consulta
preventiva en indígenas fue de 0,9 veces la
prevalencia de aquellos sin pertenencia étnica.
Esta brecha es similar a la que se exhibió en
el nivel más bajo de riqueza con relación al
alto y en el resto con respecto a las cabeceras.
Por su parte, las diferencias regionales fueron
menos marcadas: los porcentajes de consulta
preventiva entre niños y niñas de 0 a 4 años en
las regiones Atlántica, Orinoquía - Amazonía
y Central son inferiores a 1 con respecto al
porcentaje nacional. Bogotá y la región Oriental
presentaron porcentajes más altos que el
nacional mostrando brechas relativas de 1,1.
3.2 LA POBLACIÓN SEGÚN
PERTENENCIA ÉTNICA
Colombia es un país pluriétnico. De acuerdo
con los resultados de la ENSIN 2015, los
grupos étnicos representaron alrededor del
12 % de la población (gráfica 16 – tabla 4).
De ellos, el 8,2 % se autorreconoció como
afrodescendiente, mientras que la población
indígena llegó al 4,0 %..

91
 Gráfica 16. Distribución nacional de la población por etnia

100

90 87,7

80

70

60

% 50

40

30

20

8,2
10
4,0

0
Indígena Afrodescendiente Sin pertenencia étnica

A pesar de esta concentración, gran parte (10,2 %). Estos territorios se caracterizan por
de los afrodescendientes residía en el área ser de menor nivel de desarrollo económico
cabecera (75,5 %) y casi la mitad (49,0 %) en y social y por tener poblaciones de mayor
la región Pacífica, mientras que el porcentaje pobreza y vulnerabilidad.
de población indígena fue mayor en la región
Atlántica (2,0 veces el porcentaje nacional) y Las demás categorías expusieron porcentajes
en el área resto (gráfica 17 – tabla 4), además de población indígena por debajo del
de concentrarse en el cuartil más bajo del IR promedio nacional.

Gráfica 17. Porcentaje de población indígena según

concentración de población y región

25

20
*14,9

˄11,6
15
% **6,5

8,1
10

4,0 ˄4,1
5
*2,6
1,7 1,7
˄0,5 0,3 **0,4
0
Cabecera de Cabecera de Cabecera de Cabecera Resto Atlántic a Oriental Central Pacífica Orinoquía - Bogotá
100 000 o 100 001 a 1 má s de 1 Amazonía
me nos hab 000.000 hab milló n hab.
NACIONAL CONCENTRACIÓN DE POBLACIÓN REGIÓN

˄ Coeficiente de variación igual o mayor a 15 % y menor a 20 % la precisión es aceptable, * Coeficiente de variación igual o mayor a 20 % y menor a
30 %, la precisión es “regular” y por lo tanto debe ser usada con precaución, ** Coeficiente de variación igual o mayor a 30 %, la precisión es muy baja
y por lo tanto debe ser usada con precaución.

92
DETERMINANTES
INTERMEDIOS
DEL ESTADO
NUTRICIONAL

93
 4 HOGAR
El acceso a una vivienda de calidad, a agua
salubre y a servicios de saneamiento es un
derecho de todo ser humano (1). Por otra
parte, las características socioeconómicas
de los hogares, su organización (estructura
familiar) y su nivel socioeconómico
(educación, empleo, ingresos) influyen en los
procesos de alimentación en las familias y las
comunidades. Bajo este enfoque, entre los
determinantes se encuentran las condiciones
de las viviendas, acceso a servicios básicos y
las características de los hogares (educación,
empleo e ingresos).
4.1 CARACTERÍSTICAS a 1 en todas las variables consideradas, con
DE LAS VIVIENDAS
4.1.1 DÉFICIT CUALITATIVO relativas entre el déficit cuantitativo de la
Y CUANTITATIVO DE VIVIENDA
La vivienda es un bien que satisface
necesidades humanas, para lo cual debe
cumplir con unos atributos que se definen
en función de sus componentes básicos; es
decir, de su estructura, servicios públicos,
y espacio (16). Para determinar el nivel de
satisfacción de las necesidades habitacionales
de la población, el DANE (16) estima dos
indicadores: déficit cuantitativo y déficit
cualitativo. El primero indica si el número
de viviendas es suficiente para albergar a
la totalidad de la población2 y el segundo
cuantifica las viviendas que no cumplen con
unos estándares mínimos de calidad3. Los
resultados de la ENSIN 2015 indicaron que,
a nivel nacional, el 6,7 % de los hogares vivía
en déficit cuantitativo de vivienda, mientras
que el 21,2 % tenía déficit cualitativo. El
componente que más contribuyó al déficit
cuantitativo fue el de cohabitación (4,9 %),
mientras que en el déficit cualitativo fueron
importantes los hogares que vivían en déficit
de servicios y aquellos que vivían en déficit
de espacio-cocina (6,8 %). Estos déficits son
factores que se asocian a peores condiciones
de salud (2) y a mayores tasas de mortalidad,
especialmente infantil y en la niñez (17).
Las brechas socioterritoriales son importantes
en los déficits cualitativo y cuantitativo; sin
embargo, de acuerdo con lo encontrado,
fueron más marcadas en el déficit cualitativo
(tablas 5 y 6). Las brechas relativas de los déficits
cuantitativos y cualitativos fueron diferentes
excepción de sexo del jefe de hogar para el
déficit cuantitativo. Por región, las brechas
región y el promedio nacional fueron iguales
a 1 para las regiones Oriental y Orinoquía
– Amazonía (gráfica 18), comportamiento
similar a lo evidenciado en el déficit cualitativo
(gráfica 19) para las regiones Oriental, Central
y Pacífica, resaltando que la región Atlántica
se destacó por tener las mayores brechas
relativas para ambos déficits, siendo 1,6 para
el cuantitativo y 1,9 del cualitativo.
Las viviendas en el área resto de los municipios
presentaron el menor déficit cuantitativo
pero un déficit cualitativo muy alto, llegando
a ser más de dos veces la proporción nacional
y más de cinco veces el observado en las
cabeceras de más de 1 millón de habitantes.

2. El déficit cuantitativo mide hogares que (i) viven en viviendas con déficit de estructura (viviendas inadecuadas, construidas con materiales
inestables o sin paredes) o (ii) viven en déficit de cohabitación (hogares secundarios que habitan en una vivienda con otros hogares) o (iii) viven
en déficit de hacinamiento no mitigable (5 o más personas por cuarto en el área cabecera).
3. El déficit cualitativo mide hogares que (i) viven en viviendas con déficit de estructura - pisos (habitan en viviendas construidas con material
estable, pero con pisos de tierra o arena o (ii) viven en déficit de hacinamiento mitigable (con más de 3 y menos de 5 personas por cuarto para
dormir (urbano), más de 3 personas por cuarto para dormir (rural) o (iii) viven en viviendas con déficit de espacio-cocina (no cuentan con un
lugar adecuado para preparar los alimentos) o (iv) viven en déficit de servicios (déficit de acueducto o déficit de alcantarillado-sanitario o déficit
de energía o déficit de basuras (en el área cabecera).

94
 Gráfica 18. Porcentaje de hogares en déficit cuantitativo de vivienda por
concentración de población y región

25

20

15
%

10,4

10 *6,7
7,5 6,8 7,1
7,0 7,0
6,7 7,0
5,2
4,7
4,9
5

0
Cabecera de Cabecera de Cabecera de Cabecera Resto Atlántica Oriental Central Pacífica Orinoquía - Bogotá
100 000 o 100 001 a 1 má s de 1 Amazonía
me nos hab 000.000 hab milló n hab.
NACIONAL CONCENTRACIÓN DE POBLACIÓN REGIÓN

* Coeficiente de variación igual o mayor a 20% y menor a 30%, la precisión es "regular" y por lo tanto debe ser usada con precaución

Gráfica 19. Porcentaje de hogares en déficit cuantitativo de vivienda

por índice de riqueza, sexo y etnia del jefe del hogar

25

20

15 ˄10,9
12,5
%

10,5

10
7,6

6,5 6,7 6,5

5
2,7

*0,8

0
Má s bajo Bajo Me dio Alto Indígena Afrodescendiente Sin pertenencia étnica Hombres Mu jeres
Índice de Riqueza Etnia jefe de hogar Sexo jefe del hogar

Las mayores brechas en ambos tipos de alto que la proporción de hogares en el cuartil
déficits se observaron por cuartil del IR. Los medio (gráfica 20). Sin embargo, en el déficit
hogares en el cuartil más bajo presentaron un cualitativo la brecha fue enorme entre estos
déficit cuantitativo de vivienda 4,6 veces más dos grupos de hogares: 17,3 (gráfica 21).

95
 Gráfica 20. Porcentaje de hogares en déficit cualitativo
de vivienda por nivel de concentración y región
100

90

80

70

60
48,8
%
50

39,5
34,6
40

29,0
30
21,9
20,0
21,2
18,6
20
16,3 16,3

9,7
10 6,1

0
Cabecera de 100 Cabecera de 100 Cabecera de más Cabecera Resto Atlántica Oriental Central Pacífica Orinoquía - Bogotá
000 o menos hab 001 a 1 000.000 de 1 millón hab. Amazonía
hab
NACIONAL CONCENTRACIÓN DE POBLACIÓN REGIÓN

˄ Coeficiente de variación igual o mayor a 15% y menor a 20% la precisión es aceptable, * Coeficiente de variación
igual o mayor a 20% y menor a 30%, la precisión es "regular" y por lo tanto debe ser usada con precaución

Las brechas en los déficits de alcantarillado contribuyeron a la brecha en el déficit

y acueducto fueron las que más cualitativo (tabla 5).

Gráfica 21. Porcentaje de hogares en déficit cualitativo de

vivienda por índice de riqueza, sexo y etnia del jefe de hogar

100

90

80

70 62,2
51,2
60
%
50
40,5
40

30 23,8
21,2
17,5 18,7 17,3
20

10 3,6 *1,4
0
Má s bajo Bajo Me dio Alto Indígena Afrodescendiente Sin pertenencia Hombres Mu jeres
étnica
NACIONAL ÍNDICE DE RIQUEZA ET NIA JEFE DE HOGAR SEXO JEFE DEL HOGAR

* Coeficiente de variación igual o mayor a 20% y menor a 30%, la precisión es "regular" y por lo tanto debe ser usada con precaución

4.1.2 FUENTE DE AGUA PARA BEBER agua del acueducto público (77,9 %) (gráfica
22), existieron diferencias socio-territoriales
La fuente de agua para beber ha sido importantes (tabla 7), aunque no tan
considerada un factor determinante en la marcadas como las de los déficit cuantitativos
salud y bienestar de la población (2). Aunque y cualitativos de vivienda mostradas
gran parte de la población reportó tomar el previamente.

96
 Gráfica 22. Distribución nacional de hogares por fuente de agua para beber

100

90

80 77,9

70

60

% 50

40

30

20

9,5
10 5,8 6,7

0
Acueducto público Acueducto comunal o veredal Agua embotellada Otro
o pozo con bomba

La brecha relativa entre las prevalencias -Amazonía; siendo la brecha de esta última
regional y nacional de hogares que utilizaban las más baja de todas (0,6). Las mayores
el acueducto público como fuente de agua brechas socio-territoriales se observaron por
para beber fue en las regiones Central, Pacífica concentración de población, especialmente
y Bogotá igual o mayor que 1 y menor para entre el área resto y las cabeceras municipales;
las regiones Atlántica, Oriental, Orinoquía cuya brecha relativa fue de 2,9.

Gráfica 23. Porcentaje de hogares con acueducto público como fuente

de agua para beber por concentración de población y región

100
95,4 94,6

90 86,4
82,5
80,7
77,9 76,4 76,5
80
72,5
69,5
70

60

46,8
% 50

40
29,9

30

20

10

0
Cabecera de 100 Cabecera de 100 Cabecera de más Cabecera Resto Atlántica Oriental Central Pacífica Orinoquía - Bogotá
000 o menos hab 001 a 1 000.000 de 1 millón hab. Amazonía
hab
NACIONAL CONCENTRACIÓN DE POBLACIÓN REGIÓN

Por su parte, la prevalencia de este indicador se encontraron en peores condiciones,

para el cuartil más bajo del IR fue 2,1 veces exhibiendo una brecha con relación del
la prevalencia del cuartil alto. Entre los grupo sin pertenencia étnica igual a 0,5.
grupos étnicos los indígenas son los que

97
 Gráfica 24. Porcentaje de hogares con acueducto público como fuente
de agua para beber por índice de riqueza, sexo y etnia del jefe de hogar
100

90,3 90,2
90 87,2
81,8
79,8
80
75,3
68,0
70

60
42,2
% 50 44,0

40

30

20

10

0
Má s bajo Bajo Me dio Alto Hombres Mu jeres Indígena Afrodescendiente Sin pertenencia étnica
ÍNDICE DE RIQUEZA SEXO JEFE DEL HOGAR ETNIA JEFE DE HOGAR

4.2 CONDICIÓN hogares, factores que a su vez dependen de

SOCIOECONÓMICA las condiciones socioeconómicas, y por tanto
DE LOS HOGARES
4.2.1 ESTRUCTURA FAMILIAR
La estructura familiar de los hogares está
determinada por la cultura, valores, normas
sociales, y condiciones socioeconómicas
de los hogares. El tamaño de hogar está
determinado por el nivel de fecundidad,
pero también por la estructura familiar de los
se relaciona con las condiciones de salud y
nutrición de los miembros del hogar.
Se evidenció que la mayoría de los hogares
estaban constituidos por 2 a 4 personas,
el 20,6 % por 5 o más personas y el 14,7 %
unipersonales (gráfica 25). La prevalencia de
hogares pequeños está asociado a la etapa
avanzada de TD en que se encuentra el país,
pero también a la creciente importancia de
hogares monoparentales.

Gráfica 25. Distribución nacional de hogares por tamaño de hogar

100

90

80

70 64,7

60
%
50
40

30

20 14,7 16,2

10 4,4
0
Unipersonal 2 a 4 personas 5 a 6 personas 7 personas o más

98
El tamaño pequeño de los hogares, 2 a relativa, entre cabecera y resto fue 1,1, Bogotá
4 personas, mostró diferencias entre las frente a la proporción nacional 1,1, y el cuartil
categorías, por concentración de población alto sobre el cuartil más bajo 1,2 veces.
siendo mayores las proporciones en aquellos
que residían en el área cabecera, en quienes La prevalencia más alta de hogares de 5 a 6
presentan un mayor índice de riqueza, y en personas la presentó la región Atlántica donde
hogares donde el jefe de hogar reportó sin su prevalencia fue 1,4 veces la nacional (gráfica
pertenencia étnica (tabla 8). De esta forma, 26); en los hogares con jefatura masculina y
fue más común en los territorios y grupos en aquellos con jefe de hogar indígena vs los
más favorecidos socialmente, debido a que jefes sin pertenencia étnica, siendo 1,2 veces
son grupos más avanzados en su TD: la brecha más común en el primero (tabla 8).

Gráfica 26. Porcentaje de hogares de 2 a 4 y 5 a 6 personas por región

100

90

80

68,5
66,0
70 65,7
64,7 64,3 64,0
60,6
60

% 50

40

30
22,4

20 16,6
16,2 16,3 15,5
14,3
12,6

10

0
Atlántica Oriental Central Pacífica Orinoquía - Amazonía Bogotá
NACIONAL REGIÓN

2 a 4 personas 5 o 6 personas

4.2.2 EDUCACIÓN Así mismo, la educación es aún un factor más

importante cuando se refiere a la madre de los
La educación es un factor determinante en niños, quien es la principal responsable de su
la salud, no solo por los conocimientos que crianza. La ENSIN 2015 evidenció que solo el
llevan a adoptar hábitos saludables, a nivel 7,0 % de madres de niños y niñas menores de
personal y de crianza, sino porque facilita 5 años tenía un nivel de educación superior
una mejor inserción en el mercado laboral y completa o más y casi el 10 % menos de
un mayor nivel de ingresos, lo cual repercute primaria completa (gráfica 27).
sobre la situación nutricional de la población.
La ENSIN 2015 indicó niveles relativamente Esta condición fue aún peor entre los grupos
bajos de educación de los jefes de hogar de menor condición socioeconómica,
- cerca del 55 % de los jefes de hogar tiene observando mayores brechas por cuartil
menos de secundaria completa (tabla 9) - de riqueza y por etnia, especialmente en
con implicaciones sobre la capacidad para indígenas cuyas madres de niños y niñas
generar seguridad alimentaria y nutricional menores de 5 años evidenciaron una brecha
en el hogar. de 5,1 veces más con referencia a la población
sin pertenencia étnica.

99
 Gráfica 27. Distribución nacional por nivel educativo
de madres con niños y niñas menores de 5 años
100

90

80

70

60
52,5
%
50

40
30,9
30

20
9,6
10 7,0

0
Me nos primaria completa Prima ria completa a Secundaria completa a Superior completa o más
secundaria incompleta superior incompleta

Como se muestra en la tabla 9, el 19,5 % de las secundaria completa a superior incompleta

madres de niños y niñas menores de 5 años
del cuartil más bajo del índice de riqueza
tenían menos de primaria completa, mientras
que más del 30 % del cuartil alto tenían por
lo menos superior completa. El 37,9 % de
las madres indígenas reportaron menos
de primaria completa, mientras que este
porcentaje fue tan solo de 7,5 % en aquellas
madres de hijos sin pertenencia étnica. Es
decir, que el porcentaje de madres con menos
de primaria completa entre los niños y niñas
indígenas fue cinco veces el valor que entre
sus pares sin pertenencia étnica.
Las gráficas 28 y 29 muestran el porcentaje de
madres de niños y niñas menores de 5 años con
según condiciones socio-territoriales. En ellas
se evidencia que el porcentaje de mujeres
en el cuartil alto del índice de riqueza fue 1,6
veces el valor de aquellas madres del cuartil
más bajo. Las brechas son también marcadas
por concentración de población y región.
El porcentaje de madres con niños y niñas
menores a 5 años con este nivel educativo
en el área resto (34,8 %) fue 1,7 veces el
porcentaje en las cabeceras (59,4 %). La única
región que presentó una brecha importante
con relación al porcentaje nacional fue Bogotá
(1,3); el resto de las regiones exhiben brechas
relativas cercanas o iguales a uno (tabla 9).

Gráfica 28. Porcentaje de madres con hijos e hijas menores de 5 años que cuentan con
secundaria completa y superior incompleta por concentración de población y región

100

90

80
67,0
70 65,3
59,4
60 55,9 55,8 50,9 47,6
52,5 49,8 51,6
49,2
% 50

40 34,8

30

20

10

0
Cabecera de Cabecera de Cabecera de Cabecera Resto Atlántica Oriental Central Pacífica Orinoquía - Bogotá
100 000 o 100 001 a 1 má s de 1 millón Amazonía
me nos hab 000.000 hab hab.
NACIONAL CONCENTRACIÓN DE POBLACIÓN REGIÓN

100
 Gráfica 29. Porcentaje de madres con hijos e hijas menores de 5 años
que cuentan con secundaria completa y superior incompleta por
100 índice de riqueza, sexo y etnia del jefe de hogar
90

80
70,3
70
60,6 57,4
60 54,7
52,1 52,9 47,5
% 50

40 36,6
25,0
30

20

10

0
Má s bajo Bajo Me dio Alto Hombres Mu jeres Indígena Afrodescendiente Sin pertenencia
étnica
ÍNDICE DE RIQUEZA SEXO JEFE DEL HOGAR ETNIA JEFE DE HOGAR

Las madres de niños, niñas y adolescentes de 5 a 17 brechas importantes solamente por área y sexo:
años mostraron niveles educativos aún menores el porcentaje del área resto fue 1,1 veces el de la
a los de las madres de la población menor de 5 cabecera, y mucho mayor en los jefes de hogar
años, y con mayores brechas socio-territoriales: el hombres que en las mujeres, con una brecha
18,2 % tenía menos de primaria completa y menos relativa mujer/hombre de 0,6. La dedicación de las
del 5 % presentaba superior completa o más. El mujeres jefes de hogar a actividades de oficios del
porcentaje con secundaria completa a superior hogar fue relativamente alta, con un 33,1 %.
incompleta fue 2,4 veces mayor en la cabecera
(53,3 %) que en el área resto (22,3 %). A pesar de la homogeneidad en la
participación de los jefes de hogar en la
actividad económica entre territorios, se
4.2.3 EMPLEO observaron diferencias en el tipo de empleo
al cual se accede en el mercado laboral.
El acceso al mercado laboral, y en particular a El 45,7 % de los jefes de hogar ocupados
empleos de alta calidad, permite la obtención de estaban en el sector informal4, con amplias
ingresos y recursos no monetarios que repercuten brechas socio-territoriales (tabla 10). La razón
en la seguridad alimentaria, la nutrición, y en de los porcentajes de informalidad regional
general en la salud de la población. Los resultados vs nacional fue diferente a uno para todas
de la ENSIN 2015 indican que el 69,2 % de los las regiones, con excepción de la Central y la
jefes de hogar se encontraban trabajando en Oriental. La única región cuya brecha relativa
el periodo de referencia (mes pasado), con es menor a uno fue Bogotá (gráfica 30).

Gráfica 30. Porcentaje de jefes de hogar en empleo informal por

100
concentración de población y región
90

80
75,0

70 64,6
60,1
60 56,0
% 54,8

50 45,7 45,2
43,8
38,2 37,2
40

30 27,2
22,5

20

10

0
Cabecera de Cabecera de Cabecera de Cabecera Resto Atlántica Oriental Central Pacífica Orinoquía - Bogotá
100 000 o 100 001 a 1 má s de 1 millón Amazonía
me nos hab 000.000 hab hab.
NACIONAL CONCENTRACIÓN DE POBLACIÓN REGIÓN

4. Se define el sector informal como la actividad económica que está fuera de la regulación. Se usa como proxy de regulación el aporte al
régimen contributivo o al régimen especial del sistema de salud. Por tanto, un trabajador es ocupado informal si está en el régimen subsidiado
o no está afiliado al sistema de salud.

101
 La mayor brecha en informalidad del jefe de
hogar se observó por cuartil del IR donde el
porcentaje de jefes ocupados informales es
cinco veces mayor en los hogares con cuartil
más bajo que en el cuartil alto. Por etnia y
área, las brechas alcanzaron a ser del orden
de 2:1, mientras que la brecha por sexo fue la
menor, siendo mayor la informalidad entre los
jefes hombres que entre las mujeres jefas de
hogar (gráfica 31).

Gráfica 31. Porcentaje de jefes de hogar en empleo informal

por índice de riqueza, sexo y etnia del jefe del hogar
100

90
81,1

80 76,9

70

60 52,8
%

50 48,1 43,6
46,6
43,2

40

29,2
30

20
13,5

10

0
Má s bajo Bajo Me dio Alto Hombres Mu jeres Indígena Afrodescendiente Sin pertenencia étnica
ÍNDICE DE RIQUEZA SEXO JEFE DEL HOGAR ETNIA JEFE DE HOGAR

4.2.4 NIVEL DE RIQUEZA Si no existieran inequidades territoriales, cada

La posición socioeconómica es ampliamente
reconocida como uno de los principales
determinantes estructurales de la nutrición
ya que permite tener acceso a recursos,
monetarios y no monetarios, que aportan a la
seguridad alimentaria del hogar. A pesar de los
descensos en los niveles de pobreza monetaria
y multidimensional del país, evidenciada
previamente, en términos de desigualdad no
es mucho lo que se ha avanzado: “Colombia
subió del puesto 11 al 8 entre los países más
desiguales del mundo” (18). Los resultados de
la ENSIN 2015 (tabla 11) confirmaron los altos
niveles de desigualdad medida con el IR (19),
que es una medida de pobreza estructural5.
Por construcción, a nivel nacional cada cuartil
contiene alrededor del 25 % de los hogares,
dependiendo de la frecuencia de los puntajes.
entidad tendría igualmente alrededor del 25
% de sus hogares en cada cuartil, y las brechas
relativas serían igual a uno. Sin embargo, lo
que se observó son grandes brechas, siendo
las más altas aquellas relacionadas con la
concentración de población y la etnia del jefe.
El porcentaje de hogares en el cuartil más
bajo en el área resto de los municipios fue seis
veces el de los hogares en las cabeceras.
Los hogares con jefes indígenas también se
concentraron en el cuartil más bajo, 67,8 %, lo
cual es tres veces el valor para aquellos hogares
cuyos jefes se identificaron sin pertenencia
étnica. Por su parte, la región Orinoquía -
Amazonía presentó un porcentaje de hogares
en este cuartil que duplica el valor nacional.
Estas inequidades económicas se replican
en los niveles de seguridad alimentaria y
nutrición en los hogares.

5. El Índice de Riqueza ordena a los hogares según condición socioeconómica (por activos) – es más una medida estructural que coyuntural
(no mide ingresos ni consumo)-. Se calcula a partir de información de los hogares sobre tenencia de activos, acceso del hogar a servicios
básicos (acueducto, alcantarillado, energía, etc.), condiciones de la vivienda (material de pisos, paredes, servicio sanitario), hacinamiento. Utiliza
componentes principales para obtener un peso asociado a cada activo/condición del hogar.

102
 Gráfica 32. Porcentaje de hogares en el cuartil más bajo del
índice de riqueza por concentración de población y región
100

90

80
67,8
70

60

% 50 40,1

40
27,6
30 22,5
21,1
20

10

0
Hombres Mu jeres Indígena Afrodesc endiente Sin pertenencia étnica
SEXO JEFE DEL HOGAR ETNIA JEFE DE HOGAR

* Coeficiente de variación igual o mayor a 20% y menor a 30%, la precisión es "regular" y por lo tanto debe ser usada con precaución

Gráfica 33. Porcentaje de hogares en el cuartil más bajo del índice de

riqueza por sexo y etnia del jefe de hogar
100
87,0
90

80

70

60 53,4

% 50
37,3
40
31,6 *30,3
30 25,9
25,0 23,3
20 14,1
13,2
10 5,8 *4,4

0
Cabecera de Cabecera de Cabecera de Cabecera Resto Atlántic a Oriental Central Pacífica Orinoquía - Bogotá
100 000 o 100 001 a 1 má s de 1 Amazonía
me nos hab 000.000 hab milló n hab.
NACIONAL CONCENTRACIÓN DE POBLACIÓN REGIÓN

* Coeficiente de variación igual o mayor a 20 % y menor a 30 %, la precisión es “regular” y por lo tanto debe ser usada con precaución.

4.3 SEGURIDAD ALIMENTARIA “(…) para darles temprano la comida a los

niños, que no se acuesten sin comida… así
Dentro de los determinantes sociales del sea poca o mucha, pero que la comidita
estado nutricional, la seguridad alimentaria no falte así uno aguante hambre pero que
del hogar, se ubica dentro los determinantes ellos no aguanten, porque yo me preocupo
intermedios que incluyen circunstancias más por ellos que por mí” (Cita grupo focal
materiales como condiciones de vida, de AMAR, San Vicente de Chucurí. Desarrollo
trabajo, así como elementos conductuales y el cualitativo ENSIN 2015).
sistema de salud, que al presentar situaciones
de inequidad generan un impacto en la salud La seguridad alimentaria en el hogar, se
y en el bienestar de la población (20). entiende como el acceso seguro y permanente
de los hogares a alimentos suficientes en
4.3.1 SEGURIDAD ALIMENTARIA EN EL cantidad y calidad, para una vida sana y activa
HOGAR MEDIDA DESDE EL ACCESO (21). La referencia al acceso corresponde a

103
 la posesión de los recursos necesarios para
la compra o el intercambio de bienes que
permiten la obtención de una variedad de
alimentos para una dieta nutricionalmente
adecuada (22).
Es así como la seguridad alimentaria en el
hogar se constituye en un indicador trazador
de la seguridad alimentaria poblacional, siendo
una herramienta para evaluar de manera
ágil y práctica las situaciones de inseguridad
alimentaria, pero requiere de otras mediciones
complementarias para explicar de manera
completa las situaciones de inseguridad
alimentaria de una población determinada.
Como se presenta en la gráfica 34, la prevalencia
nacional de Inseguridad Alimentaria en el
Gráfica 34. Inseguridad alimentaria en el hogar en Colombia
100
90
80
70
54,2
60
45,8
% 50
40
30
20
10
0
Seguridad Alimentaria Inseguridad
Alimentaria
Con relación al comportamiento de la INSAH
respecto a la distribución de la población, se
observó una mayor prevalencia en las áreas
con menor concentración de población
(59,0 % en cabecera con 100.000 o menos
habitantes). En las cabeceras de 1.000.000
o más habitantes, cerca de la mitad de los
hogares presentaron INSAH (51,1 %). En el
caso de la población ubicada en el área resto,
el dato de la INSAH superó ampliamente la
prevalencia nacional en 9,9 p.p.
104
Hogar (INSAH) de acuerdo con la ENSIN 2015,
correspondía al 54,2 %, cifra muy alta, que
significa que 1 de cada 2 hogares presenta esta
situación. La inseguridad leve alcanzó un 31,9
% donde aparecen restricciones en la calidad
y diversidad de la dieta. De estos, el 16,3 %
eran hogares con inseguridad alimentaria
marginal, es decir, hogares que expresaron una
preocupación inicial al quedarse sin alimentos
por falta de recursos. El 13,8 % de los hogares
se encontró en inseguridad alimentaria
moderada, donde la cantidad de alimento
se vio afectada y en inseguridad alimentaria
severa estaban el 8,5 %, correspondiendo
a una situación extrema donde los adultos
del hogar han reducido la calidad y cantidad
alimentos al igual que en los hogares con
niños, niñas y adolescentes (23).
31.9
13,8
INSAH 8,5
leve
marginal
Inseguridad Leve Inseguridad Moderada Inseguridad Severa
Los resultados anteriores que se muestran
de mejor manera en la gráfica 35 y la tabla
12, indican claramente, cómo la inseguridad
alimentaria en los hogares fue mayor en las
áreas menos urbanizadas y más dispersas
del país (la prevalencia de inseguridad
alimentaria en el área resto fue 1,2 veces la
de la cabecera), mostrando una importante
relación con la pobreza, que como se muestra
en todas las estadísticas se concentra más en
los contextos rurales de Colombia.
 Gráfica 35. Inseguridad alimentaria en el hogar por concentración de población
100
90
80
70
60 54,2
51,1
50
%
40
30
20
10
0
Cabecera de más de 1 millón
hab.
NACIONAL
Se evidenció en los hogares una relación
entre la INSAH y factores como la falta
de recursos económicos, la falta de una
vivienda digna y la falta de redes de apoyo
vecinales o familiares. De las situaciones
que tuvo mayor peso en relación con la
INSAH, fue el desplazamiento forzoso,
especialmente entre familias rurales que se
ven obligadas a irse repentinamente a las
ciudades (Resultados análisis cualitativo,
ENSIN 2015)
La gráfica 36 presenta, como varía la situación
de INSAH para las regiones y departamentos
al comparar con el dato nacional. La región
Atlántica presentó la mayor prevalencia de
INSAH, 10,8 p.p. más alto que la prevalencia
nacional. En esta región, el departamento
de Sucre presentó la prevalencia más alta
(73,9 %) y el departamento de San Andrés y
Providencia la menor (46,3 %). Es importante
destacar que el departamento de La Guajira
presentó una INSAH total de 69,3 % donde la
INSAH severa alcanza el 25,5 %.
64,1
59,0
52,5
50,4
Cabecera de 100 001 a 1 Cabecera de 100 000 o menos Cabecera Resto
000.000 hab hab
CONCENTRACIÓN DE POBLACIÓN
Así mismo, en la Orinoquía - Amazonía la
prevalencia de INSAH fue 64,0 % una diferencia
de 9,8 p.p. superior al comparar con el dato
nacional; en esta región, los departamentos
de Vichada y Putumayo presentaron las cifras
más altas 70,1 % y 68,7 % respectivamente, al
contrario de Vaupés y Guainía.
En la región Pacífica (INSAH de 57,4 %), el
departamento de Chocó presentó una INSAH
total 76,8 %, y una INSAH severa de 33,5 %.
Las regiones Oriental y Bogotá sus prevalencias
no mostraron diferencias con respecto a la
presentada a nivel nacional.
En el caso de la región Central, se presentó
una prevalencia menor que el dato nacional.
Entre los departamentos de esta región
que presentaron mayor prevalencia de
inseguridad alimentaria se encontraron
Tolima con el 57,8 % y Caquetá con el 55,5 %
y los de prevalencias inferiores frente al dato
nacional Caldas y Risaralda, 14,4 p.p. y 9,5 p.p.
menos respectivamente (tabla 12).
105
 Gráfica 36. Inseguridad alimentaria en el hogar por región y departamento

100

90

76,8
73,9
80

68,5 69,3
66,2 63,9
68,7 66,7
70,1
70 65,0 64,3 58,5
64,0 63,8 61,9
58,9 58,8 59,7
59,0 61,4
57,0 55,5 57,8 57,4
56,7 53,6
60 53,6
52,0 50,7 49,0
54,2 46,3 50,8 48,2
49,2 50,2
49,3

% 50 44,7
39,8

40

30

20

10

Caldas

Región Bogotá D.C.

San Andrés y Providencia

Antioquia
NACIONAL

Región Orinoquía - Amazonía

Arauca

Casanare

Guainía

Guaviare

Región Atlántica

Atlántico

Bolívar

Cesar

Córdoba

La Guajira

Ma gdalena

Sucre

Caquetá

Valle del Cauca

Huila

Quindío

Risaralda

Región Oriental

Región Pacífica

Cauca

Chocó

Nariño
Amazonas

Putumayo

Vichada

Cundinamarca

Norte de Santander

Santander
Vaupés

Región Central

T olima

Boyacá

Me ta
DEPARTAMENTOS Y REGIONES

En el análisis del índice de riqueza y su la prevalencia nacional, respectivamente. En

relación con la INSAH se evidenció la alta cuanto al nivel alto del índice de riqueza, se
asociación entre la seguridad alimentaria y las encontró la menor prevalencia de INSAH, que,
condiciones socioeconómicas de los hogares al compararse con el nivel más bajo mostró
colombianos. Así se muestra en la gráfica una brecha de 0,5 veces, evidenciando las
37 donde se observa que en los cuartiles importantes inequidades existentes en la
más bajo y bajo se encontraron las mayores situación de la INSAH entre la población más
prevalencias: 17,0 p.p. y 8,5 p.p. por encima de pobre y vulnerable del país.

Gráfica 37. Inseguridad alimentaria en el hogar por índice de riqueza

100

90

80
71,2
70
62,7
60
54,2
49,3
% 50

40
33,0
30

20

10

0
Má s bajo Bajo Me dio Alto
NACIONAL ÍNDICE DE RIQUEZA

Teniendo en cuenta que, de acuerdo con la de los individuos que lo conformaban, se definió
metodología utilizada, la seguridad alimentaria para este determinante analizar la prevalencia
fue evaluada a nivel del hogar y no a cada uno de la INSAH con relación a la pertenencia étnica

106
del jefe de hogar. De esta forma, cuando el jefe
de hogar se autorreconoció como indígena, se
mostraron diferencias de 24,7 p.p. por encima
de los hogares con jefe de hogar sin pertenencia
étnica, presentando una brecha de 1,5 veces.
Esto muestra mayor inequidad en el acceso
a los alimentos en cantidad y calidad para la
población indígena.
Así mismo, esta situación se ve marcada en
los hogares en los que el jefe de hogar es
afrodescendiente presentando 1,3 veces la
prevalencia de los hogares sin pertenencia
étnica. Tanto para hogares donde el jefe de
hogar es indígena y los hogares con jefe
de hogar afrodescendiente, los niveles de
INSAH severa también se encontraron por
encima del grupo sin pertenencia étnica
(15,2 % y 12,9 % respectivamente), reflejando
la crítica situación en las poblaciones
étnicamente diferenciadas (tabla 12).

Gráfica 38. Inseguridad alimentaria en el hogar por etnia del jefe de hogar
100

90

77,0
80
68,9
70

60
54,2
52,3
% 50

40

30

20

10

0
Afrodescendiente Indígena Sin pertenecia étnica
NACIONAL ETNIA JEFE DE HOGAR

Complementario a lo anterior, se observó que en
los hogares con jefatura femenina la prevalencia
de la INSAH es mayor a los hogares con jefatura
masculina; situación que en el análisis de
brechas representa una prevalencia 1,1 veces
superior, observando desigualdades injustas en
el acceso de las mujeres a recursos económicos,
educación y a trabajo remunerado (24).
Frente al nivel educativo del jefe de hogar,
como se presenta en la gráfica 39 se observó
que la inseguridad alimentaria fue menor
a mayor nivel educativo presentándose en
el 67,3 % en hogares con jefe de hogar con
menos de primaria completa versus el 25,6 %
en hogares donde el jefe de hogar contaba
con educación superior completa o más.

Gráfica 39. Inseguridad alimentaria en el hogar por sexo y nivel

100
de escolaridad del jefe de hogar
90

80

70 67,3

57,6 59,3
60
54,2
52,0 49,4
% 50

40
25,6
30

20

10

0
Hombre Mu jer Me nos de primaria Entre primaria completa y Entre secundaria Superior completa o más
completa secundaria incompleta completa y superior
incompleta
NACIONAL SEXO JEFE DEL HOGAR NIVEL ESCOLARIDAD JEFE DE HOGAR

107
 4.3.1.1 TENDENCIA DE LA INSEGURIDAD 54,2 %. Sin embargo, con más del 50 % de
ALIMENTARIA EN HOGARES COLOMBIANOS hogares en inseguridad alimentaria en el país,
ENTRE 2010-2015 es evidente que aún persisten determinantes
estructurales que impiden que un hogar tenga
Como se muestra en la tabla 13, los datos el acceso suficiente, adecuado y de calidad
nacionales de INSAH presentaron una a los alimentos necesarios para una vida
disminución de 3,2 p.p. al pasar de 57,4 % al saludable y activa de todos sus integrantes.

Gráfica 40. Inseguridad alimentaria en el hogar ENSIN 2010 - ENSIN 2015

100

90

80

70

57,7
60
54,2

% 50 45,8
42,3
40

30

17,6 19,4
20 15,6 13,8
10,7
8,5
10

0
Seguridad Alimentaria Inseguridad Alimentaria Inseguridad Leve total Inseguridad Moderada Inseguridad Severa
2010 2015

Por niveles de INSAH, se evidenció que la transformación de la oferta programática

disminución de la cifra nacional se dio en dirigida a mejorar las condiciones sociales
función de la inseguridad alimentaria moderada y económicas de los hogares colombianos,
y severa, lo cual es importante, respecto a más aún cuando persisten las causas básicas
los hogares donde la severidad de la INSAH de INSAH en la población colombiana y esta
disminuyó, indicando que una proporción enfrenta nuevos desafíos, especialmente en las
de hogares dejó de experimentar situaciones regiones más pobres y vulnerables.
críticas de INSAH y pasó a seguridad alimentaria
o inseguridad leve o marginal. Al comparar la INSAH por regiones, se observó
que Bogotá presentó un aumento significativo
Este escenario expresa la necesidad de continuar de 10,1 p.p. al pasar de 40,1 % a 50,2 %. En el
con los esfuerzos llevados a cabo por las políticas resto de las regiones (sin contar Orinoquía -
públicas intersectoriales para la intervención de Amazonía que se mantuvo estadísticamente
los determinantes, en especial de los intermedios similar a la medición anterior) se observó una
y estructurales. Así mismo, refleja la necesaria disminución de la INSAH (gráfica 41).

Gráfica 41. Inseguridad alimentaria en el hogar ENSIN 2010 - ENSIN 2015 por región
100

90

80
71,9

70 65,0 64,0
60,3 61,6
58,4 56,8 57,4
60
52,0
49,3 50,2
% 50
40,1
40

30

20

10

0
Atlántica Oriental Central Pacífica Orinoquía - Amazonía Bogotá
REGIÓN
2010 2015

108
Frente a los hogares del área resto la adecuados de nutrición, salud y seguridad
prevalencia disminuyó 9,5 p.p., en hogares alimentaria.
con la jefatura femenina, pasó de 60,9 % en
el 2010 a 57,6 % en el 2015, y en el cuartil La prevalencia nacional de autoconsumo
más bajo del índice de riqueza disminuyó alcanzó apenas un 15,9 %, dato muy
7,4 p.p. (78,6 % a 71,2 %). Cabe resaltar que preocupante, en razón a que se evaluó en todo
al comparar la INSAH donde el jefe de el país, en todos los estratos socioeconómicos,
hogar es indígena y afrodescendiente, no se siendo aún más alarmante que sólo el 3,6 %
presentaron diferencias. de los hogares tienen autoconsumo diario
específicamente de frutas y verduras y el 6,4
4.3.2 AUTOCONSUMO DE ALIMENTOS % autoconsumo diario de proteína de origen
EN LOS HOGARES COLOMBIANOS animal (tabla 14). Estas prevalencias son muy
bajas, por lo que las políticas de alimentación
“nos dedicamos más es a la agricultura (…), y nutrición deben proponer dentro de sus
mejor dicho, sembramos, cosechamos, líneas estratégicas el autoconsumo para
sacamos a la plaza el mercado y de eso superar las restricciones de precios, solucionar
pues también nutrimos a nuestros hijos, el déficit nutricional y lograr autonomía (25).
por eso yo no tengo necesidad de estar
comprando (…) y como están hablando Como se evidencia en la gráfica 42, en cuanto a la
de nutrición, no tengo problemas en mi prevalencia de autoconsumo por concentración
familia de desnutrición, así crío bien a de población, se observó que, en el área resto, la
mis hijos” (Cita grupo focal, AMAR, Puerto prevalencia superó al dato nacional en 47,8 p.p.
Nariño. Desarrollo cualitativo ENSIN 2015). y en 56,3 p.p. al dato del total de cabecera. Por
región se observa, que las regiones con mayor
Garantizar la disponibilidad de alimentos en el prevalencia al compararse con la prevalencia
hogar, se convierte en un factor protector de nacional fueron la Orinoquía - Amazonía con un
la seguridad alimentaria, pues esto promueve 27,9 %, seguido de la región Oriental con 22,6
un consumo suficiente y equilibrado por parte %, y región Atlántica con 18,6 %. Las regiones
de todos los miembros de la familia y de la Pacífica y Central presentaron prevalencias por
comunidad, permitiéndoles alcanzar niveles el orden de 16 %.

Gráfica 42. Autoconsumo por región y concentración de población

100

90

80

70 63,7

60

% 50

40

27,9
30
22,6
18,6
19,2
20
15,9 16,0 16,2

10 7,4
6,1
*2,5 2,6

0
Atlántic a Oriental Central Pacífica Orinoquía - Bogotá Cabecera de Cabecera de Cabecera de Cabecera Resto
Amazonía má s de 1 000 100 001 a 1 100 000 o
000 hab. 000 000 hab. me nos hab.
NACIONAL REGIÓN CONCENTRACIÓN DE POBLACIÓN

* Coeficiente de variación igual o mayor a 20% y menor a 30%, la precisión es "regular" y por lo tanto debe ser usada con precaución

109
 Los anteriores resultados, se complementan
con los resultados del desarrollo cualitativo
de la ENSIN 2015, donde el autoconsumo
fue una práctica referida en especial por los
adultos mayores del área resto. En muy pocas
excepciones se describió como una práctica
del área cabecera.
En los hogares con índice de riqueza más bajo,
se evidenció mayor proporción de prácticas
de autoconsumo, lo cual expresa la necesidad
de los hogares en obtener alimentos de forma
distinta a la compra. Al comparar el IR más bajo
con el nivel alto, se observó una diferencia
estadísticamente significativa de 39,1 p.p.

Gráfica 43. Autoconsumo por índice de riqueza

100

90

80

70

60

% 50 44,3

40

30

20 15,9

8,3
10 5,7 5,2

0
Má s bajo Bajo Me dio Alto
NACIONAL ÍNDICE DE RIQUEZA

Los hogares con jefatura indígena presentaron
la mayor prevalencia con respecto a los
hogares sin pertenencia étnica. Esta situación
de los hogares indígenas se relaciona con
las prácticas tradicionales y alternativas
propias de estos, que en momentos de
insuficiencia alimentaria logra protegerlos
(26). En cuanto a los hogares con jefe de
hogar afrodescendiente no se presentaron
diferencias a compararlos con los hogares
con jefe sin pertenencia étnica.
Por otra parte, frente al sexo del jefe de hogar,
se observó que el hogar con jefatura masculina
tenía mayor prevalencia de autoconsumo,
7,0 p.p. por encima de los hogares donde las
mujeres son jefe de hogar.

Gráfica 44. Autoconsumo por sexo y etnia del jefe de hogar

100

90

80

70

60
50,2

% 50

40

30

18,7 16,9
20 15,9 14,9
11,7
10

0
Hombre Mu jer Indígena Afrodescendiente Sin pertenencia étnica
NACIONAL SEXO JEFE DEL HOGAR ETNIA JEFE DE HOGAR

110
 En general una justificación para la
pervivencia en el área resto de la producción
de alimentos para el autoconsumo tiene que
ver con la disponibilidad de espacio para
desarrollar estas prácticas, con la presencia
de una o varias personas que cuentan con el
conocimiento necesario, pero también con
la voluntad para mejorar la economía familiar.
En general se destina esta producción para el
autoconsumo porque no se puede producir
para comercializar debido a dificultades
logísticas, climáticas o de baja rentabilidad.
Poco a poco disminuyen prácticas de
crianza de especies menores como pollos,
reses, chivos o cerdos, que gozaban de gran
aceptación no solo por proveer de un aporte
proteico permanente a estas poblaciones,
sino por generar identidad y la permanencia
de preparaciones tradicionales. A esto se
suma la disminución en la disponibilidad
de pescados y mariscos. (Resultados análisis
cualitativo, ENSIN 2015)
Gráfica 45. Hogares que practican formas diferentes a la compra y/o
producción para obtener los alimentos para el hogar
Hogares que reciben alimentos regalados/donados
Hogares que practican la pesca
PRÁCTCAS
Hogares que practican recolección silvestre
Hogares que practican trueque
Hogares que practican la caza
4.3.3 ESTRATEGIAS PARA AFRONTAR
LA INSEGURIDAD ALIMENTARIA EN EL
HOGAR
“Yo cuando estaba criando a mis hijas, mis cinco
hijas nosotros no teníamos ni panela ni nada, y
no le estoy hablando mentiras (…) me tocaba
Otras experiencias protectoras que se
pudieron analizar en los hogares son aquellas
prácticas realizadas por los hogares para
obtener alimentos diferentes a la compra
y/o producción, las cuales logran mitigar
la dificultad de los hogares en el acceso
económico de los alimentos. Entre las
principales como se muestra en la gráfica 45
se encontraron recibir alimentos regalados
o donados y la práctica de la pesca; de las
prácticas de recolección silvestre, trueque y
caza se evidenció como práctica en un 20,9 %
de los hogares (tabla 16).
Pesca con atarraya, arpón o caña fueron
reportadas en diversas partes del país. En
este caso, las familias primero garantizan su
autoconsumo y posteriormente pueden
comercializar los excedentes. Esta práctica
es sensible a los cambios ambientales
(contaminación de fuentes hídricas) y otros
factores antrópicos. (Resultados análisis
cualitativo, ENSIN 2015)
75,8
22,7
8,0
7,3
5,6
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100
%
pedir limosna decirle a mis chinitas “tomen
agua de panela”, “mamita, tengo hambre”,
“pero que más quiere que yo haga mamita,
no puedo hacer más nada” (…) irme a pedir la
limosna y venir y hacerles de comer a mis hijas
con lo que me dieran (silencio)… irnos para
el basurero, no le digo mentiras, ¿usted sabe
111
 esos tatuquitos de jabón de loza?, esos eran La medición de las ocho estrategias de
los plásticos de nosotros mami” (Cita entrevista afrontamiento para la ENSIN 2015 reveló que a
AMAR, San Vicente de Chucurí, Desarrollo nivel nacional un 51,6 % de hogares realizaron
cualitativo ENSIN 2015). alguna de estas estrategias (tabla 17). Así
mismo, al ser estrategias que buscan disminuir
Las estrategias de afrontamiento se el riesgo y la severidad de inseguridad
consideran como actividades destinadas alimentaria en los hogares se observó que
a lograr un acceso y la disponibilidad de aquellos que habían realizado alguna de estas
alimentos cuando los medios de vida acciones, el 83,9 % presentaban inseguridad
habituales de un hogar se ven interrumpidos alimentaria distribuida en leve con el 39,8 %,
o cuando se presentan dificultades para moderado con el 27,1 % y severo de 17,0 %.
satisfacer sus necesidades básicas (27).
Estas estrategias de afrontamiento mitigan Con relación al territorio, el porcentaje de
la consecuencia de inseguridad alimentaria hogares que realizaron estas estrategias fue
en los hogares en un corto plazo, es decir, mayor en el área resto que en la cabecera.
reduce el riesgo de estar en inseguridad A nivel de las regiones como se presenta en
alimentaria o de aumentar su severidad la gráfica del país, se observó que la región
cuando se presenta una disminución Atlántica presentó la mayor prevalencia de
inmediata e inhabitual del acceso a los realización de estrategias de afrontamiento a
alimentos (28). la INSAH, seguido de la Pacífica, Orinoquía -
Amazonía y la región Central.

Gráfica 46. Estrategias de afrontamiento en los hogares

por región y concentración de población
100

90

80

70

62,0

60 55,8
53,1 53,8
52,3
50,7 50,9
51,6 49,2
48,1 50,9
% 50 44,7

40

30

20

10

0
Atlántica Oriental Central Pacífica Orinoquía - Amazonía Bogotá Cabecera de más de 1 Cabecera de 100 001 Cabecera de 100 000 Cabecera Resto
000 000 hab. a 1 000 000 hab. o menos hab.
NACIONAL REGIÓN CONCENTRACIÓN DE POBLACIÓN

El comportamiento de las estrategias de estas estrategias se realizan en hogares

afrontamiento de la INSAH por índice de donde el estatus socioeconómico impide
riqueza evidenció que a mayor nivel de IR lograr alcanzar una seguridad alimentaria
su práctica es menor, pasando de 63,9 % permanente en el hogar.
a 35,0 %, con lo que se puede afirmar que

112
 Gráfica 47. Estrategias de afrontamiento
en los hogares por índice de riqueza
100

90

80

70
63,9

60 57,6
51,6
% 50 45,3
35,0
40

30

20

10

0
Má s bajo Bajo Me dio Alto
NACIONAL ÍNDICE DE RIQUEZA

Respecto a la etnia del jefe de hogar, en
los hogares con jefe de hogar indígena y
afrodescendiente se encontraron las mayores
prevalencias frente a los hogares con jefe
sin pertenencia étnica. Ahora bien, con
relación al sexo del jefe de hogar (gráfica
48), se observa que en los hogares con
jefatura femenina la prevalencia superó en
7,8 p.p. a la encontrada en los hogares con
jefe de hogar masculino, esto se debe a
que las mujeres pueden considerarse como
“amortiguadoras de impacto”, pues son
ellas las que se encargan de garantizar la
seguridad alimentaria de su hogar llevando
a cabo estrategias de afrontamiento como
la disminución de su consumo de alimentos
para que otros miembros del hogar puedan
consumirlos (29,30).

Gráfica 48. Estrategias de afrontamiento en los hogares

por sexo y etnia del jefe de hogar

100

90

80 71,3

70 64,5

60 56,3
49,9
48,5
% 50

40

30

20

10

0
Hombre Mu jer Indígena Afrodesc endiente Sin pertenencia étnica
SEXO JEFE DEL HOGAR ETNIA JEFE DE HOGAR

113
 Al analizar de forma individual las estrategias que enviar algún niño o niña del hogar con
de afrontamiento indagadas en la ENSIN 2015 los vecinos o familiares por falta de alimentos
(tabla 19), se observó que la estrategia con mayor (gráfica 49), práctica considerada como
prevalencia realizada en los últimos siete días socialmente no aceptable. Esta prevalencia es
por los hogares fueron el consumo de alimentos alta, si se considera que es la más crítica de las
de menor calidad y/o más baratos, seguido estrategias indagadas.
de pedir prestado para comprar alimentos o
depender de un familiar, amigo o conocido para Las menores prevalencias se encontraron en
adquirir alimentos y disminuir porciones de las las estrategias de afrontamiento insostenibles
comidas para que pudiera alcanzar la comida en las cuales suman 8,5 %, es decir, aquellas donde
el hogar. Estas estrategias de afrontamiento son los hogares venden sus pertenencias e incluso
las socialmente aceptables y por tanto son a las sus bienes productivos; esta prevalencia es
que más recurren los hogares. importante, pues en aproximadamente 10 de
cada 100 hogares, aumentó su vulnerabilidad
Es importante destacar que el 8,6 % de los alimentaria (31).
hogares con menores de 18 años tuvieron

Gráfica 49. Estrategias de afrontamiento a la inseguridad alimentaria en el hogar

Consumieron alimentos de menor calidad y/o más baratos 40,7

Pidieron prestado para comprar alimentos o dependió de un familiar, amigo o conocido para adquirir
29,7
alimentos
ESTRATEGIAS DE AFRONTAMIENTO

Dismin uyeron las porciones de las comidas para que pudiera alcanzar la comida en el hogar 28,8

Hogares con menores de 18 años que tuvieron que enviar algún niño o niña del hogar con los vecinos
8,6
o familiares por falta de alimento

Vendieron o empeñaron algunos bienes o pertenencias de la familia para adquirir alimentos para el
5,2
consumo del hogar

Vendieron algunos animales para comprar o adquirir alimentos para el consumo del hogar 1,6

Consumieron las semillas de la próxima cosecha o algún animal de cría 1,2

Vendieron o empeñaron herramientas, semillas o elementos de trabajo para adquirir alimentos para el
0,5
consumo del hogar

0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50
%

Al indagar por las personas que acceden

a estos alimentos (…) la mayor parte de
5 CAMBIO
la población que compra estos cortes de ALIMENTARIO
carne más baratos, son los campesinos
de la región los días que bajan a llevar sus A partir del análisis cualitativo, se describen
cosechas, hacen intercambios entre frutas, las transformaciones alimentarias percibidas
verduras (…) (Cita diario de campo, La por poblaciones rurales y urbanas de
Plata. Desarrollo cualitativo ENSIN 2015) diversos lugares del país, en contextos
donde coexisten lo tradicional y los nuevos
“En Barranquilla te venden una cucharada comportamientos, valorando las diferentes
de aceite, porque la economía es tan baja transiciones (demográficas, nutricionales,
y es tan pobre la gente, que tú no puedes políticas, programáticas, ambientales,
comprarte un aceite de $500, entonces territoriales, culturales), e inequidades que
la gente va a la tienda y a ti te venden la han determinado el estado nutricional de la
cucharada de aceite, te venden el cuarto población colombiana.
de azúcar, (…) en Bogotá también pasa.
(Cita grupo focal, AJC Desplazados Bogotá. Los principales hallazgos cualitativos de la
Desarrollo Cualitativo ENSIN 2015)” categoría cambio alimentario en Colombia y

114
sus subcategorías se desarrollan presentando
los testimonios textuales brindados por los
participantes, teniendo en cuenta el área cultural
alimentaria donde fueron abordados. Algunos
resultados también están acompañados con
ilustraciones de nubes de palabras que resaltan
los discursos más reiterados por la gente
abordada en cada tema.
El proceso de cambio alimentario se vinculó a
una mirada al territorio colombiano a través de
la noción de áreas culturales alimentarias, desde
las cuales se entiende la alimentación en el país
como un entramado de relaciones territoriales
entre comunidades, aspectos ecosistémicos
generales de los departamentos y valores
compartidos en torno a la alimentación, que
superan la visión de que la alimentación en
Colombia puede encuadrarse en unos límites
político - administrativos.
5.1 CONTEXTO GENERAL (34, 35). De igual manera, estas tensiones entre
DEL CAMBIO ALIMENTARIO tienen implicaciones que afectan la vida
Y NUTRICIONAL EN COLOMBIA
Diversos estudios indican que las poblaciones en
el mundo han aumentado el consumo de ciertos
alimentos de alta densidad energética, así como
la cantidad total de energía, pero son débiles en
explicar sus razones. Los argumentos habituales
apelan a fenómenos macroeconómicos, como
el abaratamiento de los aceites vegetales y su
Figura 1. Nube de palabras. Aspectos
asociados al crecimiento de las ciudades
y envejecimiento rural
elevada disponibilidad. Otras explicaciones
apuntan a influencias del entorno urbano como
la amplia oferta de alimentos procesados, el papel
de los medios de comunicación masivos o los
cambios en la estructura laboral que han acelerado
la incorporación de la mujer en actividades
remuneradas y han afectado la organización
familiar para la adquisición y procesamiento de
alimentos. Sin embargo, poco se sabe sobre las
motivaciones culturales de las poblaciones para
incorporar nuevos alimentos y formas diferentes
de prepararlos y consumirlos (32).
Otros estudios desde los marcos teóricos
de la economía agrícola llaman la atención
sobre el tema medioambiental y sus efectos
en la alimentación y en los fenómenos de la
globalización alimentaria (32, 33). Para algunos
autores, uno de los problemas que tienen los
cambios alimentarios es que se manifiestan
en el marco de una serie de tensiones sociales
propias de los cambios intergeneracionales
generaciones en el marco de la globalización
cotidiana de grupos sociales con acceso reciente
al consumo como los sectores de niveles más
bajos y/o rurales en países emergentes. Estos
sectores sociales en proceso de urbanización van
dejando de consumir artículos de producción
propia o de intercambio y compran todo lo que
necesitan (36), (37).
Los cambios en la alimentación del país
se expresan en distintos roles dentro de la
sociedad y dentro de núcleos más pequeños
como el hogar. El cambio alimentario es
un proceso de transformación social que
se da en un contexto ambiental, político y
económico en el que las personas configuran
su alimentación a partir de la interacción entre
prácticas alimentarias tradicionales y nuevos
comportamientos propios de la globalización,
donde juegan un gran papel los medios de
comunicación, las nuevas tecnologías y la
industria de alimentos (20).
En la nube de palabras de la figura 1,
pueden observarse las ideas reiteradas
sobre el crecimiento de las ciudades y
el envejecimiento rural; la desaparición
paulatina de preparaciones tradicionales;
115
 el acceso a alimentos únicamente a través
del dinero; el discurso de lo saludable en
contraposición con un mayor consumo de
“químicos”, azúcar, fritos y comidas procesadas.
Así mismo transiciones epidemiológicas y
transformaciones medioambientales, fueron
percibidas por las personas en las áreas
culturales alimentarias abordadas.
Un elemento inicial y muy importante para
contextualizar el cambio alimentario desde la
perspectiva de la salud y la enfermedad, es la
percepción del incremento de la hipertensión,
de la obesidad y de la diabetes tipo I y II en
todas las áreas culturales alimentarias visitadas.
Se percibió que el incremento de estas
patologías está dándose de forma acelerada
en las cabeceras, especialmente entre la
población infantil y juvenil, en contraste con
la población adulta y los adultos mayores
del área resto, donde se relataron en menor
medida casos de estas patologías.
Otro hallazgo obtenido a través de
observaciones etnográficas y grupos focales
que da contexto al cambio alimentario en
el país es que, en la mayoría de los lugares
visitados, especialmente en el área cabecera,
se evidenció el impacto generalizado de las
motocicletas como medio de transporte,
las cuales se han convertido en un artículo
de primera necesidad. La incidencia de
las motocicletas en la forma de moverse
(asociándose a un mayor sedentarismo), en
ser una alternativa de ingreso para adquirir
la comida, o en las formas como configura
la socialización de la gente, se evidenció
como una práctica más marcada en adultos
jóvenes de las cabeceras. En áreas culturales
alimentarias como el Litoral Pacífico, la Costa
y Sabana Caribe y, la Depresión Momposina,
se percibió el mayor problema de uso y
dependencia de este vehículo, sumado a que
en estas áreas actualmente reporta un auge
de la economía del mototaxismo.
De otro lado, un elemento amplio que da
contexto al cambio alimentario son las
transformaciones en las relaciones de género.
Las percepciones de las personas muestran
que los procesos de urbanización, los nuevos
modelos de familia y la incursión de la mujer
en el mercado laboral formal o informal han
cambiado las rutinas al interior de los hogares
y ha dado una mayor beligerancia a la mujer
para asumir otros roles distintos a los de la
preparación de alimentos. Sin embargo, aún
prima un contexto de machismo, de violencias
y de discriminación hacia la mujer ya sea del
área cabecera o resto en su contexto familiar,
laboral, comunitario y político.
En el siguiente cuadro se presentan los
testimonios de los actores que permitieron
evidenciar que el cambio alimentario implica
un proceso que tiene un pasado y un presente,
que comprende en sus testimonios al menos
cinco décadas.

Cuadro 3. Testimonios de la población frente al cambio alimentario

Cambio percibido El Pasado El Presente

Inserción de tecnologías
en la vida cotidiana ha
cambiado relaciones
sociales en zonas rurales y
urbanas.
“Antes no había celulares, “Por la tecnología, los
nos reuníamos en familia muchachos ahora no
a comer (…) y había más quieren estar en una
solidaridad, más momentos chagra porque quieren
para encontrarse”. (Grupo estar con el celular o el
focal, AMAR, Área Andina y computador, chateando,
Orinoquía). en las redes sociales,
entonces ya no siembran
(…) sin embargo también
es de gran ayuda el teléfono,
aunque todo el mundo
ahora come es mirándolo”.
(Grupo focal, AJC, Puerto
Nariño).

116
 Envejecimiento y “Cuando éramos jóvenes
abandono juvenil del área recogíamos café y nos
resto. ganábamos la platica y
también cultivábamos…
Había más bienestar”. (Grupo
focal, AMAR, Área Andina
Norte).
Disminución del tamaño “Antiguamente mi nono
de las familias en el área tuvo 14 hijos y era fácil
cabecera y en el área para criar porque todo
resto alcanzaba” (Grupo focal, AJC,
Magdalena Medio).
Aumento de “Antes estas enfermedades
enfermedades crónicas les daban generalmente a
no transmisibles en personas después de los
niños y jóvenes del área 60, los 70 años”. (Entrevista
cabecera institucionales, Orinoquía).
“Hoy en día, los muchachos
del campo no quieren trabajar
y no ven oportunidades acá
(…) Usted va y encuentra
que quieren irse a la ciudad”.
(Grupo focal, AJC, Área
Andina Norte).
“Hoy en día, para criar un hijo
no alcanza (…) ya la gente
no quiere tener hijos,
ahora todos tienen es
mascotas”. (Grupo focal, AJC,
Magdalena Medio).
“Ahora se ven niños (…) o
jóvenes de 20, de 30 años
ya enfermos con diabetes,
hipertensión o están
obesos desde pequeños”.
(Entrevistas institucionales,
Orinoquía).

El aumento de personas viviendo solas en el afectan directamente la seguridad alimentaria

área cabecera, y que la población trabaje lejos y el estado nutricional de las poblaciones del
de sus hogares han promovido la reducción área resto y de sus familias.
del tiempo destinado a cocinar. Estos
cambios fueron asociados por las personas
entrevistadas con otro fenómeno percibido
como importante, que es la reducción del
número de hijos en los hogares.

La mujer trabajadora del área cabecera

empieza a preferir preparaciones rápidas
debido a la falta de tiempo que le demandan
sus actividades laborales fuera de casa.
Esto además ha generado una relación más
colaborativa entre géneros o miembros de la
familia en la preparación de los alimentos y
otras actividades asociadas.

De otro lado, los adultos mayores del área resto

percibieron dos cambios sociales fusionados.
En el pasado, había muchos más jóvenes
para las actividades campesinas, mientras
que el presente se caracteriza por un proceso
de envejecimiento del campo con pocas
oportunidades laborales para las nuevas
generaciones de población campesina,
lo que ha motivado su desplazamiento
a las ciudades en búsqueda de empleo,
generalmente informal. Estas dos dinámicas
Figura 2. Nube de palabras. Aspectos
asociados al cambio alimentario desde
una perspectiva intergeneracional
2.1 CAMBIOS EN LAS RELACIONES
ENTRE ETAPAS DEL CURSO DE VIDA
Los cambios en las relaciones entre
generaciones se hicieron visibles al indagar

117
 las perspectivas e historias de vida de adultos
mayores del área resto y adultos jóvenes de las
cabeceras. Uno de los cambios evidenciados
tiene que ver con las interacciones entre
abuelos, padres y nietos, respecto de
la transmisión de saberes en torno a la
alimentación. Así, en el pasado de las familias
se encontró el predominio de prácticas
alimentarias con gran influencia del área resto,
que en el presente han ido cambiando por
nuevas formas más rápidas de alimentarse
generalmente más asociadas a lo urbanizado,
y con una creciente valoración positiva de
la tecnología en sus diferentes matices: para
comunicarse y socializar, para escoger lo que
comen, o para trabajar.
De acuerdo con la ENSIN, se hallaron diferentes
aspectos asociados al cambio alimentario
desde una perspectiva intergeneracional. En
la nube de palabras puede verse la influencia
de dispositivos como el celular o la televisión
en la relación entre personas de diferentes
generaciones; el papel de la mujer como
puente transmisor de conocimientos entre
una generación y otra, y las tensiones entre
abuelos, padres y nietos respecto de lo que
se entiende por una alimentación adecuada.
Cuadro 4. Testimonios de la población frente a niñez – juventud, adultez y vejez
Se destaca también la mención permanente
de los participantes sobre cómo la
tecnología ha influido en su vida cotidiana,
aspecto que ha transformado las relaciones
entre una generación y otra, y el uso del
tiempo y las formas de socialización. Así, se
evidencia que en el pasado las actividades
y espacios de socialización eran más
colectivos, en la actualidad, se perciben
actitudes más individuales en los niños y
jóvenes, especialmente en las cabeceras.
Estos comportamientos son generalmente
rechazados por los adultos mayores, tanto del
área resto como de la cabecera.
Si bien la ENSIN cuenta con una agrupación
por edad, desde la perspectiva cualitativa las
principales diferencias encontradas entre las
etapas del curso de vida se pueden clasificar en
tres momentos: niñez – juventud, adultez y vejez.
La relación entre estas tres etapas generales,
desde una perspectiva intergeneracional,
delimita el proceso de cambio alimentario y
permite encontrar diferentes problemáticas y
situaciones que configuran el estado nutricional
de las personas del país. Los testimonios
respecto a estas tres etapas están consignados
en el siguiente cuadro:

Cambio Niñez – Juventud Adultez Vejez

Evidenciado
Cambio de “Ahora decirle a “La televisión “Yo escucho puro
relaciones sociales un niño o a un también da muchos radio, ahí aprendí
por exposición muchacho que consejos maternos, muchas cosas (…)
a pantallas y no tenga redes qué comida se le escucho radio
dispositivos sociales y que debe dar a los niños, desde las 4 a.m.
móviles no se meta en el qué alimentos se les (…) Vemos poca
computador (…) sirven a los nietos televisión (…)
o en el móvil es y qué alimentos solo tenemos un
imposible, ya es no (…) Hay hijas televisor”. (Grupo
parte de nuestra que viven más focal, AMAR, Área
cultura enteradas y hoy Andina, Magdalena
(…) son niños en día son más Medio, Orinoquia).
criados por la expertas y más “Yo tengo mi celular
Tablet y por enteradas que flecha y no necesito
canales infantiles uno”. (Entrevista, más, solo para llamar
de TV”. (Grupos AMAR, Área Andina). y recibir llamadas”.
focales, AJC, Área (AMAR en todas
Andina y San Andrés las áreas culturales
y Providencia). alimentarias).

118
Yo tengo mi celular flecha y no necesito más,
solo para llamar y recibir llamadas (AMAR en
todas las Áreas Culturales Alimentarias).
Otro elemento que define cambios entre las
generaciones ha sido, tanto en la cabecera
como en el resto, fue el olvido o el abandono
de los conocimientos o prácticas alimentarias
tradicionales generalmente proveídas por
los adultos mayores de las familias. Aunque
hubo referencias de este fenómeno en todo
el país, donde se concentraron las narrativas
de forma más marcada fue en el área cultural
alimentaria andina (norte, centro y sur). Esto
se explicaría por ser el área que ha vivido
los mayores procesos de urbanización,
en percepción de los participantes de
comunidades e institucionales.
Un hallazgo adicional en el contexto de
las cabeceras es que en contraste con un
pasado en el que la mujer estaba relegada
exclusivamente a las labores del hogar,
actualmente es mayor la incorporación de
ésta a los mercados laborales, por lo que
los hogares se han adaptado a estas nuevas
dinámicas, a través de una mayor participación
de la pareja; mediante un mayor apoyo de
la abuela o una adulta mayor de la familia;
o gracias a la contratación de una persona
que cuide los niños y niñas. En cualquiera
de los casos, se ha visto que el poco tiempo
destinado por los padres del área cabecera al
cuidado de los niños y niñas, influye en que
estos ocupen más tiempo frente al televisor
u otras pantallas, por lo que están más
expuestos a la publicidad de alimentos y a
prácticas sedentarias, aspecto que también
fue visible en las mediciones de tiempo
frente a pantallas realizadas en el marco de la
Encuesta.

Cuadro 5. Testimonios de la población frente a niñez – juventud, adultez y vejez

Cambio Niñez – Juventud Adultez Vejez

evidenciado
En áreas de “Los papás “Hoy en día “Yo soy la que cuida
cabecera aumenta trabajan y los nosotras las los nietos, la mamá
la inserción de niños permanecen mujeres la mayoría y el papá trabajan
la mujer en el todo el día solos trabajamos, entonces yo les
mercado laboral (…) desde que se tenemos un ritmo hago el almuercito
(formal e informal) levantan hasta que de vida más ágil, y la comida”
fuera de casa. son las 2 o 3 a.m. más rápido con (Entrevista, AMAR,
Otros miembros en el computador”. más compromisos, Sabana y Costa
del hogar y los (Grupos focales, entonces Caribe).
horarios del hogar AMAR, Área Andina). preparamos lo más
se han adaptado fácil, ya no queda
a estas nuevas tiempo de hacer
dinámicas. una preparación
tradicional”
(Entrevista,
AJC, Depresión
Momposina y
Mojana).

Por otro lado, se evidenciaron transformaciones a base de condimentos naturales, o alimentos

intergeneracionales respecto de la que toman más tiempo de preparación
configuración del gusto y las preferencias. (en ocasiones, preparados con leña), en
Así, fue usual entre AMAR una preferencia contraste con los niños, niñas y adultos
mayor por alimentos “sin químicos”, alimentos jóvenes (especialmente en cabeceras) que

119
 empiezan a valorar comidas industrializadas
y rápidas como las más ricas. Los niños, niñas
y jóvenes del área cabecera, en percepción
de sus padres y abuelos, empiezan a ser más
autónomos en sus decisiones alimentarias
y a establecer lo que les gusta comer y lo
que no, desde edades tempranas, lo que ha
complejizado aún más los momentos de
alimentación en familia.
En contraste, en el área cabecera muchos
abuelos son cuidadores de sus nietos y nietas,
por lo que aún fue posible encontrar hogares
donde pervive la influencia de los adultos
mayores en el gusto de los niños, niñas y jóvenes.

Cuadro 6. Testimonios de la población frente a niñez – juventud, adultez y vejez

Cambio
Niñez – Juventud Adultez Vejez
evidenciado
En área resto “A veces llegan los “Es raro la familia que “Ya no quieren
y cabeceras, la nietos de la ciudad y haga lo mismo que aprenderle a uno
pérdida paulatina se les da su pedazo hicieron los abuelos. nada (…) todas
de conocimientos de mariscos y 6
Por ejemplo, esas recetas y
alimentarios dicen: ¡no! mi abuelita cosas tradicionales
tradicionales Piden pollo, hacía mucha que yo preparaba
y nuevas salchicha carne, mazamorra y mi me las llevaré yo
configuraciones queso, lo que llegue mamá nunca me cuando me muera”.
del gusto. menos mariscos, enseñó a hacerlo. (Entrevista, AMAR,
eso sí no les gusta Mi mamá no lo Litoral Pacífico).
(…) les gusta sabe hacer. Y ahí se
es el sabor de va perdiendo esa
la pizza y de la cadena”. (Entrevista,
hamburguesa”. AJC, Depresión
(Grupo focal, AMAR, Momposina y
Orinoquía). Mojana).

En todo el país se evidenció un sentimiento de de alimentos, algunas poblaciones del área

nostalgia por la pérdida de ritos alimentarios que
cohesionaban a los hogares: moler el maíz para
amasijos, hacer paseos, elaborar tortas, sacrificar
animales para una preparación especial. Muchas
de estas experiencias están dejando de hacerse o
se pierden al fallecer los adultos mayores del hogar.
Esta situación es percibida con preocupación
tanto por los adultos jóvenes de las cabeceras
como por los adultos mayores del área resto.
5.2 CAMBIOS EN LA
DISPONIBILIDAD Y ACCESO A
LOS ALIMENTOS
Si bien en el país la mayoría de los relatos se
insistió en la disminución de la disponibilidad
resto han hecho apuestas por diversificar su
producción y han mejorado sus capacidades
para alimentarse; de esta forma, se resaltaron
procesos de liderazgo y movimientos sociales
en temas étnicos, agrícolas, ambientales,
de reclamación de tierras y de derechos
humanos que han protegido a las poblaciones
de fenómenos como el conflicto armado
o la ausencia del Estado. Estos procesos se
evidenciaron en narrativas de actores del área
resto especialmente en el litoral pacífico y en
la Costa y Sabana Caribe.
En todas las áreas culturales se percibió, sin
embargo, que en el pasado la participación
comunitaria era mayor, y había más voluntad de
las comunidades para apoyarse mutuamente.

6. Término utilizado en diversas zonas del país para referirse a la carne de animales de caza o silvestres.

120
La figura 3 se muestra cómo en la mayoría
áreas culturales alimentarias hubo testimonios
de disminución de la producción y el
abastecimiento de productos básicos como el
pescado, el arroz, el plátano, la carne, la yuca o
las frutas, con un aumento en sus precios. Se
evidencia también que décadas atrás había
narrativas de abundancia, de precios accesibles,
de prácticas de autoconsumo y de una
producción de alimentos más diversificada.

Adicionalmente, en algunas áreas culturales

alimentarias se narraron problemáticas
específicas respecto de la disponibilidad y
el acceso a alimentos que han generado
cambios en la alimentación de sus Figura 3. Nube de palabras. Aspectos
pobladores, las cuales se presentan en el asociados sobre cambios en acceso y
siguiente cuadro. disponibilidad de alimentos

Cuadro 7. Testimonios de cambios alimentarios en áreas culturales

Área(s) cultural(es)
Actores en los que
alimentaria(s) Voces de los
Cambio percibido se concentraron las
donde fue más actores
narrativas
visible
- Litoral Pacífico
(pesca, caza y
agricultura) “El ñame mucho se
perdió por falta de
Disminución de -Costa y Sabana agua. Las yucas se
la producción, Caribe (pesca, caza y perdieron un poco,
caza o recolección agricultura) el arroz este año
AMAR
de alimentos -San Andrés y aquí no lo cultivaron
por cambios Providencia (pesca y por falta de lluvias”.
medioambientales agricultura) (AMAR, Costa y
-Amazonía (pesca, Sabana Caribe).
caza y recolección).
Andina (agricultura)
Percepción del
-Andina
aumento del
-Orinoquía
precio de los “Vivimos en una
-Depresión
alimentos (resto isla donde nos
Momposina y
y cabecera) por AJC tienen que traer
Mojana
menores ingresos AMAR todo, y carísimo”.
-San Andrés y
familiares o por (AJC, San Andrés y
Providencia
debilitamiento de Providencia).
-Amazonía
la producción local
-Litoral Pacífico
diversificada

121
 Cambios
espaciales en
“Las plazas de
los centros de
mercado van a
comercialización -Enclaves del área
desaparecer porque
en la cabecera, cabecera (Bogotá)
los supermercados
de alimentos -Andina (Norte,
que están en
(crecimiento de Centro, Sur)
las ciudades se
supermercados -Costa y Sabana AJC
abastecen de otros
de franquicia y Caribe
lugares y no del
debilitamiento -Orinoquía
campesinado de ahí
de tiendas de -Litoral Pacífico
del sector”. (Grupo
barrio, plazas de -Magdalena Medio
focal AJC, Magdalena
mercado y ventas
Medio).
ambulantes de
frutas y verduras)

Otra situación visible en el área resto de todas contraste con alimentos como, las comidas
las áreas culturales alimentarias es la paulatina caseras, las frutas o las verduras.
desaparición de prácticas de cría de especies
menores como cerdos, pollos, cuyes, cabras, El acceso a programas de cocina en televisión
que permitían un mayor autoconsumo por o a través de internet ha permitido mayor
parte de las familias. La práctica emergente creatividad en los hogares para introducir
ha sido sustituir estos animales con la compra las verduras y generar educación alimentaria
de pollo o cortes baratos de carne (vísceras, con los niños y niñas. Se evidenció un sector
huesos), huevos, enlatados y embutidos. amplio de mamás preocupadas por promover
el consumo de frutas y verduras entre los
niños y niñas.
5.3 CAMBIOS EN LAS
PRÁCTICAS CULINARIAS Y DE
CONSUMO
Dentro de los cambios en las prácticas
culinarias y de consumo se reiteró en todas las
áreas culturales alimentarias (especialmente
en las cabeceras) la disminución del tiempo
destinado a cocinar y el debilitamiento
del hogar como lugar para preparación de
alimentos. En las ciudades actualmente las
viviendas no tienen cocinas diseñadas para
la preparación de comidas elaboradas y cada
vez son más pequeñas, con menos ventilación
o espacios para picar, pelar, o almacenar.

Una razón de la preferencia de productos Figura 4. Nube de palabras. Aspectos

“industrializados”como sopas de sobre, caldos de
gallina; productos instantáneos o “de paquete”;
comidas rápidas; o bebidas azucaradas, es que
gozan de mayor estatus entre las personas
consultadas, en especial por estar publicitados
en diferentes medios de comunicación, en
asociados a cambios en las prácticas
culinarias y de consumo
De igual manera se aprecian las verduras o las
frutas, pero en preparaciones internacionales
o “novedosas”. En el siguiente cuadro se

122
presentan algunos cambios evidenciados
como importantes por los actores, y se
Cuadro 8. Testimonios de la población frente cambios
en las prácticas culinarias y de consumo
Cambio evidenciado
En algunas comunidades
étnicas se han incluido
verduras o especias que
antes no estaban en su dieta,
como: cebolla, cilantro, ajo, dicen, si acaso sal, la sal era
sal o el consumo de algunos
dulces, leche, arroz o pastas. cogollo de Hui” (Grupo focal,
Disminución en el consumo
de algunos productos como
yuca, batata, mafafa, cubios,
hibias (ullucos), fariña o
ñame, que son sustituidos
por otros productos como
plátano, pastas, papa,
arepas o pan, en su mayoría
empacados o prelistos.
Cambios en los horarios de
alimentación en la cabecera.
Los tiempos de comida de
alimentos han cambiado
entre niños, jóvenes y
adultos y el único tiempo
que se mantiene estable es
el almuerzo.
En el área cabecera ha
disminuido el consumo
de sopas “caseras” y los
restaurantes son los lugares
donde las familias acceden
mayoritariamente a estas
preparaciones.
resaltan sus voces y el territorio donde fue
más problemático:
Territorio donde es más
Voces de los actores
fuerte el hallazgo
“Antiguamente no había
leche, no había nada, porque
vivíamos de costumbre.
Antiguamente no cocinaban
el asado y ahumado que Área resto
la miel y cogollo de Asaí y
AJC, Puerto Nariño).
“Poco a poco hemos
dejado de comer la yuca, la
cidra, el plátano, el huevo
campesino, el chachafruto,
la mafafa, la calabaza, la
Área resto
gallina campesina y el fríjol.
Ahora se come mucho arroz,
arepas, pasta o los fritos”
(Grupo focal, AMAR, Eje
Cafetero).
“El almuerzo de pronto ha
sido como generacional y ha
permanecido, pero el resto
de las comidas no. Usted
en la tarde una gaseosa,
por la noche una gaseosa
y el mecato sale, mientras Área cabecera
que anteriormente nuestros
abuelos eran las seis
comidas en una proporción
más o menos balanceada”
(Grupo focal, AJC, Eje
Cafetero).
“La sopa yo la como en
restaurantes porque en la
casa no la preparamos. En
la casa se hace solo seco, la Área cabecera
sopa se demora” (Entrevista,
AJC, Área Enclaves
Cabecera).
123
 Una situación percibida por las personas del
área cabecera fue el aumento del consumo
de alimentos fuera del hogar. Para algunas
familias, de hecho, se relacionó el acto de
“comer por fuera” con la posibilidad de
acceder no solo a comidas rápidas sino a
comidas más sanas o balanceadas (ensaladas,
verduras, granos, sopas, fruta) que las que se
preparan en el hogar.
Otro hallazgo es que en muchos hogares del
área cabecera (y en menor medida del área
resto) de todas las áreas culturales alimentarias
se empieza a desestimar el consumo de jugos
de fruta “por practicidad” y por el tiempo que
toma su preparación. En este contexto, se
empezaron a preferir las bebidas azucaradas.
Una razón adicional para el aumento de la
preferencia por estos productos es la baja
disponibilidad de agua potable, situación más
visible en áreas como Costa y Sabana Caribe;
Litoral Pacífico; San Andrés y Providencia;
y Orinoquía. Se encontró también que el
proceso de hervido o de tratar el agua, o el
riesgo de consumir agua contaminada induce
el consumo de bebidas azucaradas. El dulce
adicionado se percibe como una ventaja
complementaria de este tipo de bebidas.
5.4 CAMBIOS RELACIONADOS
CON LA OFERTA SOCIAL Y LOS
PROGRAMAS DE ASISTENCIA
Se presentaron testimonios recurrentes de
los actores institucionales de todas las áreas
culturales alimentarias sobre problemas
para implementar políticas públicas de
desarrollo social, en salud y nutrición debido
a la poca disponibilidad de recursos humanos
como médicos generales, especialistas,
nutricionistas, y otros funcionarios capacitados
para implementar políticas sociales. Esta
problemática va acompañada de la baja
financiación de algunos programas como
comedores comunitarios, huertas urbanas,
extensión rural; hogares comunitarios, o
programas de promoción y prevención
como la Estrategia de Atención Integrada a
las Enfermedades Prevalentes de la Infancia
(AIEPI) o la estrategia Instituciones Amigas
124
de la Mujer y la Infancia (IAMI); lo que genera
afectaciones en poblaciones que venían
accediendo a los servicios y en cierta medida
dependiendo de ellos.
Entre los participantes de instituciones en
áreas como Costa y Sabana Caribe; Litoral
Pacífico; Amazonía; Orinoquía y Magdalena
Medio, hubo énfasis en la crisis (financiera y
de recursos humanos) del sistema de salud,
especialmente en el primer nivel de atención.
Se plantearon también como problemas la
baja disponibilidad de nutricionistas y otros
especialistas, la alta rotación de personal,
y las dificultades que tiene el desarrollo de
procesos de atención en salud extramural e
intercultural (especialmente por las largas
distancias que deben recorrer las poblaciones
del área resto y étnicas para ser atendidos en
las Instituciones de Salud de las cabeceras).
Los actores institucionales también
insistieron en que además de las dificultades
de tipo administrativo o presupuestal, está la
dificultad de poner en diálogo el paradigma
médico y las diversas prácticas culturales
arraigadas en las poblaciones; por ejemplo,
en temas como lactancia, alimentación
complementaria o promoción de hábitos
saludables y actividad física.
Por otro lado, las personas percibieron que
los programas de asistencia, si bien han
Figura 5. Nube de palabras. Aspectos
asociados a las percepciones de cambios
relacionados con la oferta social
ayudado a muchas personas, en general
lo que van creando es una concepción
asistencialista y un círculo de dependencia en
las personas. En esta cadena, en las entrevistas
se reportó la presencia más reciente de
comedores de iglesias y Organizaciones No
Gubernamentales (ONG), especialmente en
áreas como Costa y Sabana Caribe, Andina,
Litoral Pacífico y San Andrés y Providencia, que
son actores que brindan ayudas alimentarias
de tipo asistencialista.
De otro lado, las personas percibieron que los
programas de asistencia, si bien han ayudado
a muchas personas, en general lo que van
creando es una concepción asistencialista y
un círculo de dependencia en las personas.
En esta cadena, en las entrevistas se reportó
la presencia más reciente de comedores de
iglesias y Organizaciones No Gubernamentales
(ONG) especialmente en áreas como Costa
y Sabana Caribe; Andina; Litoral Pacífico; y
San Andrés y Providencia; que son actores
que brindan ayudas alimentarias de tipo
asistencialista.
Se registró especialmente en las cabeceras
de áreas como la Andina; Eje Cafetero;
Magdalena Medio; Litoral Pacífico y Costa
y Sabana Caribe, que a través de diferentes
programas institucionales como el Programa
de Alimentación Escolar (PAE) y los Centros
de Desarrollo Infantil del ICBF, se ha logrado
promover el consumo de frutas, sin embargo,
faltan esfuerzos en la promoción del
consumo de verduras y en la adecuación
de tiendas escolares saludables. De forma
adicional, en áreas como Orinoquía; Costa
y Sabana Caribe; Depresión Momposina y
Mojana; y Magdalena Medio, se encontraron
percepciones de los actores del área resto y
cabecera sobre situaciones de corrupción y
mala administración en el PAE.
5.5 CAMBIOS
MEDIOAMBIENTALES
Y TERRITORIALES
Estos cambios refieren desde la perspectiva
de los participantes las alteraciones
medioambientales, cambios climáticos,
o transformaciones ecológicas que han
configurado cambios alimentarios en el país.
Refieren también cambios respecto de las
concepciones del ordenamiento territorial,
cambios en algunas políticas públicas
alimentarias y en las relaciones sociales
implicadas en la alimentación que se han
transformado en las regiones o municipios.
Dentro de los cambios medioambientales
encontrados, los actores percibieron una
creciente inestabilidad en los ciclos de
lluvia y sequía, lo que en algunos lugares
ha generado desastres naturales frecuentes
como desbordamiento de ríos, mortandades
de animales, o incendios forestales. De igual
manera, se reportaron amplios procesos
erosivos y de desertificación, de la mano del
secamiento de fuentes de agua en todos los
lugares abordados, lo que implica que las
comunidades deban trasladarse más tiempo
para acceder al líquido y que empiecen
conflictos por el acceso al recurso hídrico que
se vuelve limitado.
El caso más reiterativo en todo el país fue
el secamiento de nacederos de agua y de
ciénagas.
De igual manera, en el total del área resto,
de las áreas culturales alimentarias, se relató
con preocupación la crisis en la que viven,
Figura 6. Nube de palabras. Aspectos
asociados a cambios medioambientales
y territoriales
125
 el problema de tenencia de la tierra, y los
procesos de urbanización y la contaminación
de las fuentes de agua por uso excesivo de
fertilizantes químicos, y economías extractivas.
Fue reiterada la percepción de cómo antes la
agricultura tenía más estabilidad climática e
incorporaba prácticas limpias, mientras que
ahora la dependencia hacia los agroquímicos
es enorme.
En la percepción de las personas, antes
había agua limpia en abundancia y una
mayor variedad de peces, animales de caza y
alimentos producidos en las parcelas.
Una serie de situaciones ambientales y
territoriales fueron reportadas como aspectos
determinantes del cambio alimentario en
diferentes áreas culturales alimentarias, como
puede verse en el cuadro 8:

Cuadro 8. Testimonios cambios medioambientales y territoriales

Área cultural alimentaria

Cambio evidenciado Voz de los actores
más frecuente
“El cianuro. Todas esas
aguas están contaminadas
Todas las áreas culturales entonces los bocachicos
Contaminación de ríos y
alimentarias abordadas, con ya están llegando
costas y el secamiento de
mayor impacto en el área contaminados y las ciénagas
fuentes de agua.
resto. secas” (Grupo focal, AMAR,
Depresión Momposina y
Mojana).
“Son los cambios climáticos
los que han hecho esto
porque se ha prolongado el
Área resto y cabecera de: invierno, se ha prolongado
Inestabilidad de los ciclos de -Orinoquía el verano, se ha invertido,
lluvia y sequías. -Magdalena Medio tiempo que ahora era
-Andina (Norte, Centro y Sur) invierno es verano y así
sucesivamente” (Entrevista,
actor institucional, Costa y
Sabana Caribe).
Deforestación, a pequeña
o gran escala, que ha
impactado la disponibilidad Área resto de: “Tumbar 7 000 u 8 000
de especies animales y -Amazonía hectáreas o 150 000 para
de ciertos alimentos de -Orinoquía sembrar palma aceitera y
recolección. Ha afectado -Magdalena Medio los poquitos animales los
caudales, arroyos, -Litoral Pacífico acabaron o se fueron” (Grupo
nacederos y ha puesto a -Costa y Sabana Caribe focal, AMAR, Litoral Pacífico).
muchos ríos en riesgo de
desbordamiento.

126

Disminución de la
producción o comercio
por efecto de políticas
macroeconómicas o
fronterizas.
-San Andrés y Providencia
(Fallo de La Haya a favor de
Nicaragua)
-Andina Norte (Frontera con
Venezuela)
-Andina y Litoral Pacífico
(Entrada de productos
importados en los que
Colombia es autosuficiente
como pescado, maíz, arroz,
granos, leche)
“No producimos
absolutamente nada,
escasamente los pescados
y a veces tenemos que
importarlos, con La Haya
hemos perdido con los
productos del mar porque
no podemos pescar” (AJC,
San Andrés y Providencia).

Las dinámicas de narcotráfico y la presencia
de actores armados han limitado el acceso
a pescadores, agricultores y en general
a los grupos étnicos a zonas donde
tradicionalmente producían o se abastecían.
Estas economías han cambiado las formas
de producción, han aumentado el precio
de los alimentos y han generado fronteras
invisibles entre territorios o barrios vecinos.
Un fenómeno percibido en varias regiones
es también la especulación con los precios
de la tierra y economías “ficticias” producto
del dinero del narcotráfico, que ha cambiado
la economía de los municipios y la vocación
del uso del suelo, en detrimento de la
disponibilidad de alimentos y de la oferta de
empleo para la producción agrícola y pecuaria.
Los lugares donde esta situación es más visible
son el área cultural Amazonía; Andina (Norte y
Sur); Litoral Pacífico; Magdalena Medio; Costa
y Sabana Caribe; y Orinoquía.
tipo de cultivo (ejemplo: palma africana, café,
coca).
Estudiar la situación nutricional del país a través
del enfoque cualitativo permitió reconocer
que ésta se ve afectada por las migraciones y
por transformaciones en el medio ambiente,
en la organización de la unidad doméstica, o
en las formas de trabajo y comercio. Todos son
elementos que influyen en la construcción de
la cultura alimentaria y están sometidos a las
fuerzas, dinámicas, tensiones y paradojas de
la globalización (36). Estas fuerzas, traducidas
en políticas públicas y en lineamientos con
respecto al acceso de la población a la salud,
educación, bienes y servicios, se expresan en
el territorio, como espacio donde el proceso
de cambio alimentario ha ocurrido, de
generación en generación.

Los cambios en la vocación del uso del suelo

han afectado la distribución de alimentos en
el área resto, por lo que varios territorios que
tenían vocación productora de alimentos
ahora son zonas ganaderas o zonas turísticas
de personas residentes de las cabeceras. Estas
situaciones fueron enfatizadas por los actores
de las áreas culturales alimentarias Andina;
Costa y Sabana Caribe; Magdalena Medio,
Litoral Pacífico; y Orinoquía. Adicionalmente,
muchos municipios que construían su
identidad como despensas de alimentos
regionales han quedado desabastecidos
debido a la disminución de la producción
o a que los territorios se enfocan en un solo

127
 DETERMINANTES
SINGULARES
DEL ESTADO
NUTRICIONAL POR
CURSO DE VIDA

128
6 NIÑOS Y NIÑAS
EN LA PRIMERA
INFANCIA (0 A 4
AÑOS)
6.1 PRÁCTICAS DE LACTANCIA
MATERNA Y ALIMENTACIÓN
COMPLEMENTARIA
La alimentación y nutrición óptimas durante los
primeros años de vida de los niños y niñas son
particularmente importantes, ya que reducen
la morbilidad y la mortalidad, disminuyen
el riesgo de desarrollar tanto enfermedades
no trasmisibles como sobrepeso y obesidad
en edades futuras, y en general promueven
un mejor desarrollo humano. De esta forma,
la OMS establece que la lactancia materna
exclusiva es la forma ideal de aportar a los
niños y niñas los nutrientes necesarios para un
crecimiento y desarrollo saludables durante
los primeros seis meses de vida, momento
a partir de cual la leche materna se debe
complementar con la introducción progresiva
de alimentos hasta a los 23 meses de edad, con
el fin cubrir las necesidades nutricionales de los
niños y niñas (38).
Ahora bien, teniendo en cuenta que los
patrones de alimentación de los niños y
niñas son multidimensionales y cambian de
manera rápida dentro de intervalos cortos
de edad en estos primeros años de vida, es
fundamental medir, monitorear y evaluar las
prácticas de alimentación del lactante y el
niño pequeño7 para evitar la malnutrición,
y a su vez tomar intervenciones oportunas
e integrales que mejoren la salud, estado
nutricional y desarrollo de los niños y niñas,
que resulta beneficioso para los sistemas de
salud y los gobiernos en el corto, mediano y
largo plazo (38).
Por lo tanto, atendiendo a la importancia que
tiene la alimentación del lactante y el niño
7. Aunque en la mayor parte de este documento se incluye el término niños y niñas como reivindicación desde el lenguaje de la igualdad de
género, para la mayor parte de las secciones de este determinante se mantendrá el “niño pequeño”, de acuerdo con los términos establecidos
en la literatura referente.
pequeño, a nivel mundial como nacional se
han establecido una serie estrategias, entre
las que se pueden mencionar, las políticas
y sistemas de monitoreo, para promover
y evaluar las prácticas de alimentación y
nutrición en los primeros años de vida.
En el caso de los estrategias de monitoreo,
la OMS / Unicef han definido un grupo
indicadores poblacionales relacionados con
las prácticas de alimentación del lactante y del
niño pequeño, que son un conjunto de datos
observables y medibles que permiten describir
los patrones de alimentación, comparar las
prácticas, identificar poblaciones en riesgo,
orientar decisiones, y monitorear y evaluar
el progreso e impacto de las intervenciones
dirigidas a mejorar la alimentación y nutrición
de los niños y niñas en sus primeros años de
vida.
De hecho, dos años después que la OMS
publicara los indicadores para medir las
prácticas de alimentación del lactante y del
niño pequeño (38), esta misma organización
hizo una recopilación de la información
disponible a partir de las Encuestas de
Demografía y Salud conducidas entre
2002 y 2008 en 46 países del mundo (38)
incluido Colombia, con la cual se calcularon
y presentaron los indicadores relacionados
con lactancia materna y alimentación
complementaria. Los análisis más recientes
relacionados con el progreso de la lactancia
materna, son los datos presentados en el año
2017 por la OMS y la Unicef, a través de lo que
denominaron “Global breasfeeding scorecard”
(39); un reporte en el que presentaron los
perfiles por países junto con una comparación
con datos de la región y con información
mundial acerca de indicadores como inicio
temprano de la lactancia materna, lactancia
materna exclusiva en menores de 6 meses, y
lactancia materna continua al año y a los dos
años de edad.
En el caso de Colombia, se cuenta con
información sobre las prácticas de lactancia
129
 materna y alimentación complementaria
reportada en las Encuestas Nacionales de
Demografía y Salud (ENDS 1990-2010) y en la
Encuesta Nacional de la Situación Nutricional
(ENSIN 2005 y 2010), con la descripción de
un grupo de indicadores claves que dan
cuenta de la alimentación en los niños y niñas
menores de 3 años.
Bajo el enfoque de esta versión de la ENSIN,
la información que se aporta desde este
determinante singular es fundamental
para el ajuste y desarrollo de estrategias
de promoción y apoyo a la alimentación
saludable en los dos primeros años de vida
y en general en el periodo de la primera
infancia, que contribuyan a la disminución de
los problemas de salud y nutrición de mayor
prevalencia en este grupo de población y las
repercusiones a futuro.
6.1.1 INICIO DE LA LACTANCIA MATERNA
Después del nacimiento, todos los niños
y niñas deberían recibir inmediatamente
lactancia materna, siendo el calostro
(primera leche) altamente beneficioso
por su contenido de inmunoglobulinas
y anticuerpos. También porque su inicio
temprano favorece la producción de leche
materna y el establecimiento de esta práctica
a largo plazo (38).
En Colombia, según los resultados de la ENSIN
2015 el 97,2 % de los niños y niñas menores
de 3 años recibieron lactancia materna, sin
diferencias estadísticamente significativas
entre sexo, etnia, región y concentración de
población (tabla 20). Del 2,8 % de las madres
que no amamantaron, entre los motivos
que acumularon el 59,5 %, estaban desde la
perspectiva de la madre que no le bajó leche
(36 %) y desde el niño, que rehusó (23,5 %). El
otro 40,0 % de motivos para no amamantar
contiene categorías como: madre/niño
enfermo, problemas en el pezón, problemas
de succión, esposo o compañero que no
están de acuerdo con la práctica de lactancia
materna, madre tenía que trabajar, entre otros.
En relación al inicio temprano de la lactancia
materna en la primera hora de nacido, la
130
evidencia ha mostrado la importancia de
esta práctica en la reducción del riesgo de
morbilidad y mortalidad neonatal en países
de bajos y medianos ingresos (40). Bolivia con
el 78,0 % y Uruguay con 76,5 % presentan los
mejores resultados a nivel de Latinoamérica
(41). Colombia para el 2015, evidencia que el
72,6 % de las madres de niños y niñas menores
de 3 años, iniciaron la lactancia materna en la
primera hora de nacido. De acuerdo con la
tabla 20, se encontraron mejores resultados
en el cuartil de riqueza más bajo (75,1 %) al
compararlo con el cuartil de riqueza alto (67,2
%), en la población con autorreconocimiento
indígena (82,6 %) comparada la población sin
pertenencia étnica (72,3 %), en los residentes
del área resto (78,1 %) frente a los residentes
de cabecera (70,4 %) y en la región Central
(76,8 %) comparada con Bogotá (68,0 %).
Así mismo (tabla 21) al analizar el tipo de parto
se encontraron resultados más favorables en
parto vaginal (81,3 %) comparado con cesárea
(61,9 %); por peso al nacer se encontró que el
inicio temprano fue menor en el bajo peso al
nacer ya que sólo el 57,2 % que tenían esta
condición iniciaron la práctica en la primera
hora de nacido. No se encontraron diferencias
por edad de la madre al nacimiento del hijo,
nivel de escolaridad de la madre, atención
institucional del parto y número de controles
prenatales.
En cuanto al inicio de la lactancia materna
en el primer día de nacido, el 17,6 % de las
madres presentaron esta práctica, siendo
ésta 1,4 veces más frecuente en la cabecera
comparada con el resto. El 9,8 % de las madres
reportaron empezar a lactar después del
primer día.
El 29,6 % de los niños y niñas recibieron
líquidos distintos a la leche materna durante
los 3 primeros días de nacimiento, porcentaje
menor frente al resultado del 2010 (36,2 %).
Esta práctica fue 1,3 veces más frecuente en
la cabecera (31,7 %) comparada con el resto
(24,3 %), en la región Atlántica (35,1 %) frente
a la región Orinoquía - Amazonía (24,2 %) y en
los niños y niñas sin pertenencia étnica (29,9
%), comparado con los indígenas (19,0 %).
Frente a las variables de contraste (tabla 21) se
encontraron diferencias significativas cuando
el parto fue por cesárea (38,9 %) versus parto
vaginal (21,8 %) y cuando el peso al nacer
estuvo por debajo de los 2 500 gr (58,5 %).
Lo presentado expone un panorama con
grandes desafíos ya que si bien se obtuvieron
resultados positivos en los últimos cinco años,
se hacen visibles puntos clave que pueden
favorecer el inicio temprano de la lactancia
materna, por un lado: vivir en el área resto, ser
indígena, el parto vaginal, un peso al nacer
mayor a 2 500 gramos, y por otro, aquellos que
ameritan ser abordados de manera integral,
que deben contemplar estrategias para la
mujer, la familia y la sociedad en general,
enfocadas en la preparación y atención del
parto, cuyo objetivo final sea lograr que
todos los niños y niñas reciban en su primera
hora de nacido lactancia materna, que se
mantenga de manera exclusiva hasta los 6
meses evitando la introducción temprana de
otros alimentos.
6.1.2 LACTANCIA MATERNA EXCLUSIVA
DESDE EL NACIMIENTO HASTA LOS SEIS
MESES DE EDAD
La OMS, así como el consenso de diversos
grupos de expertos concluyen que la lactancia
materna de manera exclusiva durante los
primeros seis meses de edad tiene beneficios
Gráfica 50. Porcentaje de niños y niñas menores de 6 meses de edad que reciben
lactancia materna exclusiva en Colombia, 1990 a 2015
100
90
80
70
60
50
% 42,8
40
30 25,9
20
11,9 11,4
10
0
1990 1995 2000
que han sido documentados ampliamente
y los cuales involucran tanto al niño como a
la madre, en diferentes ámbitos tales como
salud, educación, económico, social, entre
otros. Este indicador forma parte de las metas
globales en nutrición de OMS 2025 (42) y
plantea que durante el decenio comprendido
entre el 2015 al 2025 se debe lograr que por
lo menos el 50 % de los niños menores de seis
meses de edad reciban leche materna como
único alimento.
De acuerdo con la gráfica 50, durante el
periodo comprendido entre 1995 al 2005, el
país experimentó un aumento significativo
de este indicador, al pasar del 11,4 % a 46,8
% de niños y niñas menores de seis meses
que recibieron lactancia materna de manera
exclusiva, sin embargo, en el último decenio
(2005 - 2015) el comportamiento favorable
cambió de forma radical y actualmente el
país se enfrenta a una reducción de cerca de
10 p.p. frente al mejor resultado logrado en
el 2005. En Colombia, para el 2015 tan sólo
el 36,1 % de los niños y niñas menores de
seis meses recibieron como único alimento
leche materna (tabla 22), resultado distante
de países como Perú (2014) 68,4 %, Bolivia
(2012) 64,3 % y Guatemala (2015) 53,2 %,
aunque relativamente mejor que países como
Argentina (2012) 32,7 %, Panamá (2013) 21,5
% y México (2012) 14,4 % (39).
46,8
36,1
2005 2010 2015
AÑO
131
 De acuerdo con las variables de equidad lactancia exclusiva, siendo los resultados más
los resultados evidenciaron que, por sexo, desfavorables cuando se comparan con la
concentración de población, índice de región Pacífica que presentó 45,9 % de niños
riqueza y etnia no se presentaron diferencias y niñas con lactancia exclusiva (tabla 22). Este
(gráficas 51 y 52). A nivel regional, se encontró podría ser uno de los determinantes de las
que en la región Atlántica el 20,5 % de los mayores prevalencias de desnutrición en esta
niños y niñas menores de 6 meses tenían región, para este grupo de edad.

Gráfica 51. Lactancia materna exclusiva por sexo, etnia e índice de riqueza

100

90

80

70 49,4

60
37,5
39,5
% 50 39,7 37,5

36,1 36,6
40 32,9 33,0

*21,8
30

20

10

0
Hombre Mu jer Indígena Afrodescendiente Sin pertenencia Má s bajo Bajo Me dio Alto
étnica
NACIONAL SEXO ETNIA ÍNDICE DE RIQUEZA

* Coeficiente de variación igual o mayor a 20% y menor a 30%, la precisión es "regular" y por lo tanto debe ser usada con precaución

Gráfica 52. Lactancia materna exclusiva por región y concentración de población

100

90

80

70

45,6
60
45,9

41,3 41,9 39,5

% 50
39,6
36,2
32,3
36,1 34,6
40
29,9

30
20,5

20

10

0
Atlántica Oriental Central Pacífica Orinoquía - Amazonía Bogotá Cabecera de más de Cabecera de 100 001Cabecera de 100 000 Cabecera Resto
1 000 000 hab a 1 000 000 hab. o menos hab.
NACIONAL REGIÓN CONCENTRACIÓN DE POBLACIÓN

132
Teniendo en cuenta otras variables
complementarias de análisis, no se
encontraron diferencias significativas por
edad de la madre al nacimiento del hijo, nivel
de escolaridad de la madre, lugar del parto,
asistencia y tipo de parto, edad gestacional ni
peso al nacer (tabla 23).
Como se puede ver en la gráfica 53, durante el
periodo de vida de 0 a 1 mes, tan sólo el 51,6
Gráfica 53. Prácticas de lactancia materna y alimentación
de niños y niñas de 0 a 35 meses
100
90
80
70
60
% 50
40
30
20
10
0
0 a1 2 a3 4 a5
No está lactando
Lacta y recibe solo agua
Lacta y recibe leche de fórmula
Lacta y recibe alimentos sólidos, semisólidos o blandos
“Hoy en día las chicas que quedan
embarazadas entre los 13, 14, 16 años, no
les van a dar (leche) porque se les dañan
los senos, que le dan estrías, dicen -o sea
que van a decir mis amigas, (…) se van a
asustar los hombres” (Cita Entrevista, AJC.
Desarrollo cualitativo, ENSIN 2015).
De acuerdo con lo anterior, el país en general
tiene grandes retos para revertir la tendencia a
la baja en estos resultados, lograr llegar a que
más del 50 % de niños y niñas menores de
seis meses de edad reciban lactancia materna
de manera exclusiva implica acciones de
la sociedad en su conjunto, no sólo de la
madre, sino de su compañero, su familia,
% de los niños y niñas estaban recibiendo
lactancia materna de manera exclusiva, y
para el periodo de 2 a 3 meses continúa en
caída vertiginosa al llegar al 33,5 %, para el
4 a 5 mes tan sólo 1 de cada 4 niños y niñas
(25,0 %) recibía lactancia materna de manera
exclusiva. Así mismo, el 15,9 % de niños y
niñas de 4 a 5 meses ya no recibían lactancia
materna (tabla 24).
6 a7 8 a9 10 a 11 12 a 15 16 a 19 20 a 23 24 a 35
GRUPOS DE EDAD EN MESES
Lactancia materna exclusiva
Lacta y recibe líquidos no lácteos
Lacta y recibe leche de vaca u otros animales
la comunidad, las instituciones de salud, el
entorno laboral, entre otros.
6.1.3 LACTANCIA
MATERNA PREDOMINANTE
EN NIÑOS Y NIÑAS MENORES
DE 6 MESES
Al realizar el análisis de los datos de las
prácticas de alimentación del lactante y el
niño pequeño por edad, se encontró, como
se muestra en la tabla 24, que un 25,4 % de los
niños que recibían leche materna durante el
primer mes de vida también recibieron leche
de fórmula. El 10,8 % de los niños y niñas
menores de 6 meses no recibieron leche
133
 materna y el 3,3 % recibió además de leche
materna otros líquidos no lácteos.
6.1.4 INFORMACIÓN SOBRE LACTANCIA
MATERNA DURANTE LA GESTACIÓN Y LA
ESTANCIA HOSPITALARIA
Se encontró que el 78,7 % de las mujeres
recibieron información relacionada con la
práctica de lactancia materna durante la
gestación, donde como se evidencia en la
tabla 25, los mejores resultados se presentaron
en el cuartil de riqueza alto (85,4 %) frente
al cuartil más bajo (70,5 %), y en la región
Bogotá (88,4 %) comparada con las regiones
Atlántica (77,3 %), Oriental (78,4 %) y Central
(79,0 %). Los resultados fueron similares frente
al porcentaje de mujeres que recibieron
información relacionada con lactancia
materna durante la estancia hospitalaria, con
un reporte nacional del 74,4 %, en donde
Bogotá obtuvo los mejores resultados con el
90,3 % en contraste con la región Atlántica en
donde sólo se dio en el 64,1 % de los casos.
6.1.5 SUCEDÁNEOS que se ha demostrado afecta de manera
DE LA LECHE MATERNA
Para esta versión de la encuesta, se incluyeron
algunas preguntas relacionadas con el
monitoreo del código internacional de
sucedáneos de la leche materna, desde
la perspectiva de la madre. Según la
información analizada, el 41,6 % de las madres
reportaron que recibieron la recomendación
de utilizar leche de fórmula y quien realizó la
recomendación fue en un 79,1 % de los casos
un profesional de la salud, seguido en un 21,7
% por pariente/amigo/pareja, como se puede
consultar en la tabla 26.
De acuerdo con las variables de equidad, la
recomendación de utilizar leche de fórmula
se presentó en mayor proporción en la región
Atlántica (45,1 %) en contraste con la región
Orinoquía - Amazonía (27,7 %), fue 1,8 veces
más frecuente en cabecera (47,6 %) que en
el área resto (26,3 %) y 1,8 veces en el cuartil
alto de riqueza (56,2 %) frente al cuartil más
bajo (30,4 %). La proporción en población
sin pertenencia étnica fue 2,0 veces que la
proporción en población indígena.
134
Así mismo se encontró que el 8,3 % de las
madres reportó que al menos recibió una
muestra gratuita de leche de fórmula, biberón
o chupo, siendo un profesional de salud quien
lo suministró el 65,5 % de las veces, seguido
de pariente/amigo/pareja en un 12,6 %, esta
condición fue más frecuente en la región
Atlántica 11,5 % y en el cuartil más alto del
índice de riqueza (12,2 %) frente al más bajo
(6,3 %) (tabla 26).
Los resultados encontrados son coherentes
con los hallazgos del monitoreo al código
realizado en Colombia en el 2015, y plantean
grandes retos, en la medida que la activa
promoción de sucedáneos de la leche
materna por parte de sus fabricantes y
comercializadores constituyen una barrera
global y de gran magnitud en la práctica de
lactancia materna (43).
6.1.6 ALIMENTACIÓN
CON BIBERÓN
La alimentación con biberón es otra práctica
negativa la lactancia materna exclusiva (44),
se ha asociado además, con condiciones
poco higiénicas que ponen a los niños y niñas
en un mayor riesgo de enfermedades (38)
y como un factor relacionado a una rápida
ganancia de peso en el primer año de vida
(45), lo que podría ser un factor de riesgo
para la obesidad infantil. Según los análisis
realizados, el 50,8 % de los niños y niñas de 0
a 23 meses en Colombia fueron alimentados
con biberón.
6.1.7 LACTANCIA MATERNA
Y ALIMENTACIÓN COMPLEMENTARIA
DE LOS SEIS MESES A LOS 2 AÑOS
DE EDAD Y MÁS
La evaluación de las prácticas de alimentación
en niños y niñas de 6 meses de edad y más,
involucra la valoración de varias dimensiones
de alimentación de manera simultánea. Estas
dimensiones incluyen la continuación de la
lactancia materna, el tiempo apropiado de
introducción de alimentos complementarios,
y la óptima calidad y cantidad de los alimentos
consumidos, entre otros.
6.1.7.1 LACTANCIA MATERNA de alimentos complementarios (47).
ADECUADA SEGÚN EDAD
La OMS recomienda que después de los 6
meses de edad se continúe dando leche
materna hasta los dos años o más junto con
la alimentación complementaria, debido
a que la leche materna además de ser una
fuente importante de energía y nutrientes
que contribuyen a un adecuado estado
nutricional del lactante y el niño pequeño
también aporta factores inmunológicos
que protegen a los pequeños de contraer
enfermedades diarreicas o respiratorias que
son muy prevalentes en la infancia (46).
En la tabla 27, se observa que el 45,5 % de los
niños y niñas de 6 a 23 meses aún recibían
leche materna, revelando que más del 50
% de los niños de este rango de edad, las
necesidades de energía y nutrientes eran
suplidas en su totalidad por otras fuentes
alimentarias.
6.1.7.2 INTRODUCCIÓN encuesta alimentos sólidos, semisólidos o
ADECUADA DE ALIMENTOS SÓLIDOS,
SEMISÓLIDOS O BLANDOS
Como ya se mencionó la lactancia materna se
debe complementar a partir de los 6 meses
de edad, momento en que las necesidades
de energía y nutrientes de los niños y niñas
empiezan a aumentar y a exceder lo aportado
por la leche materna, por lo tanto, se requiere
la introducción de alimentos complementarios
para suplir estos requerimientos (38). A esta edad
los niños y niñas tienen el desarrollo suficiente
para consumir alimentos complementarios a la
leche materna y se espera que haya una buena
introducción de alimentos sólidos, semisólidos
y blandos que favorezcan un crecimiento y
desarrollo adecuados.
A nivel global se estima que el 64 % de los
niños y niñas de 6 a 8 meses tienen una
introducción adecuada de alimentos sólidos,
semisólidos y blandos (47), según lo reportado
por Unicef se evidencia que el rango de este
indicador está entre el 15,6 % y el 96,6 % (41).
Para el caso de región de América Latina y el
Caribe se reporta que el 83 % de niños y niñas
de esta edad tienen una buena introducción
En la presente versión de la ENSIN, se encontró
que el 78,0 % de las mamás de los niños y
niñas de 6 a 8 meses reportaron haber ofrecido
alimentos como sopa espesa, puré, papilla o seco
en el día anterior a la encuesta (tabla 27). Esta
cifra indica que una alta proporción de niños y
niñas han iniciado con una buena introducción
de alimentos complementarios. Sin embargo,
se evidencia también que casi un 20 % de
los niños y niñas aún no han iniciado con la
introducción de alimentos complementarios a
la leche materna, muy importantes en esta edad
para evitar efectos adversos como el retraso en
talla y el bajo peso.
De igual forma, aunque este indicador refleja
un buen panorama entre los 6 y 8 meses,
no evidencia cuántos de estos niños y niñas
recibieron alimentos complementarios
antes de los 6 meses, para ello se estimó el
porcentaje de niños y niñas de 4 a 5 meses
de edad que recibieron el día anterior a la
blandos, encontrándose en el 24,5 % de ellos.
Esta situación indica que la introducción de
alimentos complementarios en Colombia se
realiza desde una edad temprana, situación
que afecta directamente la práctica de la
lactancia materna exclusiva.
Este hallazgo se corresponde con los
datos cualitativos que reportan, que los
momentos de introducción de alimentos
complementarios encontrados en el país,
son generalmente entre los dos y los cuatro
meses de edad.
“Desde el principio los acostumbro a comer
cualquier cosa, ya pues me concentro
más en el tetero que es el alimento, en
gelatinas, sopitas ya hasta los 6 meses, pero
después arranco yo a meterle comida” (Cita
Entrevista - AJC, Providencia. Desarrollo
cualitativo ENSIN 2015).
“No como a los 3 meses de a poquito de
a poquito, pero ya desde los 6, y ellos se
acostumbran (Cita Grupo focal - AJC,
Providencia. Desarrollo cualitativo ENSIN
2015).
135
 “Entonces la gente tiende entre 4 o 5 menores de 6 meses consumen alimentos de
meses y otros esperan hasta los 6 y hasta muy baja calidad nutricional y que a su vez no
los 4 uno ve que ya han metido alimentos son apropiados para su edad.
diferentes que la leche materna”. (Cita
Entrevista, Actor Institucional, Magangué. Las coladas (en especial de plátano)
Desarrollo cualitativo ENSIN 2015). se configuran como el alimento
complementario más utilizado junto con las
6.1.7.3 TIPOS DE ALIMENTOS leches de fórmula. De forma secundaria se
RECIBIDOS POR LOS NIÑOS Y NIÑAS narró el uso de mazamorras, caldos, cremas,
DE 0 A 9 MESES EDAD sopas y agua de panela. En ocasiones
estas preparaciones se hacen combinadas
Respecto a los tipos de alimentos que con leches de fórmula (Análisis derivado.
estaban siendo consumidos en los niños y Desarrollo cualitativo ENSIN 2015).
niñas colombianos de 0 a 9 meses de edad,
las gráficas 54 y 55, muestran los resultados En el caso de los niños y niñas de 6 a 9 meses
tanto para los niños y niñas que recibían leche de edad, la gráfica 55 muestra que los grupos
materna como los que no, desagregados por de alimentos que eran consumidos en mayor
dos grupos de edad: 0 a 5 meses y 6 a 9 meses. proporción por los niños y niñas amamantados
fueron los cereales (78,1 %) seguidos de los
En ellas se observa que el 82,6 % de los líquidos no lácteos (65,8 %) y alimentos de
niños y niñas menores de 6 meses que eran origen animal (63,9 %), mientras que los
amamantados ya estaban consumiendo niños no amamantados consumen en mayor
alimentos diferentes a la leche materna, en proporción leche de fórmula (69,3 %), seguido
donde un 31,7 % corresponde a fórmula de los cereales (68,0 %), los líquidos no lácteos
infantil. En el caso de los niños y niñas no (51,5 %) y los alimentos de origen animal (51,0
amamantados, se observó que el 23,6 % no %). A partir de estos resultados se evidenció
recibieron ni siquiera fórmula infantil (siendo cómo en la alimentación de los niños de 6 a
ésta el sucedáneo de la leche materna), un 9 meses aún hay predominio de líquidos no
24,8 % recibía “otros alimentos” (chocolates, lácteos, y del consumo de alimentos cárnicos
compotas o condimentos), un 22,9 % y frutas y verduras que osciló en rangos del 45
consumía líquidos no lácteos mientras que % al 65 %; en el caso de los niños y niñas no
un 21,2 % ingería otras leches o productos amantados se observan cifras menores que
lácteos; cifras que reflejan que los niños y niñas apenas rondan el 50 %.

Gráfica 55. Tipos de alimentos que recibieron en 24 horas, niños y

niñas amamantados y no amamantados de 6 a 9 meses de edad

Leguminosas 14,3 14,4

Fórmula infantil 30,8 69,3

Otra s frutas y verduras 31,3 42,1

Tubérculos, raíces y plátanos 42,8 44,8

Otra s leches (solas o en preparaciones) y lácteos 45,5 46,3

Otro s alimentos 51,7 50,0

Fru tas y verduras ricas en vit A 58,5 48,6

Carnes, pescados, pollo, huevos 63,9 51,0

Líquidos no lácteos 65,8 51,5

Cereales 78,1 68,0

100 80 60 40 20 0 20 40 60 80 100
%

Amamantados No amamantados

136
Así mismo, a pesar de que se reportó
previamente que más del 80 % de los niños
y niñas de 6 a 8 meses de edad tenían una
adecuada introducción alimentos sólidos,
semisólidos o blandos, se evidenció
también que los alimentos ofrecidos no son
nutricionalmente adecuados para la edad y
etapa del desarrollo de los niños y niñas.
En los análisis cualitativos se encontró
una gama de alimentos complementarios
que se reportaron en el país, tanto antes
como después de los seis meses. Estos
hallazgos mostraron que las preparaciones
más comunes son aguas (principalmente
de fríjol), sopas, cremas y papillas,
especialmente a base de tubérculos o
verduras (Análisis derivado. Desarrollo
cualitativo ENSIN 2015)
En estos mismos resultados cualitativos, se
resalta el papel de las abuelas o mujeres
mayores de las familias como personas de
influencia en las prácticas de alimentación
complementaria:
En general se introducen aguas, alimentos
o preparaciones tradicionales bajo la
creencia de que estos alimentos fortalecen
las defensas o la salud intestinal de los
bebés (Análisis derivado. Desarrollo
cualitativo ENSIN 2015)
En el análisis derivado del desarrollo cualitativo
ENSIN 2015, además de la influencia del
discurso de las abuelas o mujeres mayores,
se identificó que los horarios laborales de las
mujeres tanto de las cabeceras como del área
resto, también inciden en que se introduzcan
alimentos complementarios antes de los seis
meses.
Así mismo, la información cualitativa
evidenció que se introducen en varias partes
del país, alimentos con sal o azúcar antes de
los seis meses. También se suelen introducir
alimentos consumidos por los adultos en
bocados y tempranamente sopas y cremas
industrializadas a los bebés.
6.1.7.4 CONSUMO DE ALIMENTOS Teniendo en cuenta que la alimentación
RICOS EN HIERRO
Dada la importancia que tiene el consumo
adecuado de alimentos de origen animal en
los niños y niñas de 6 a 23 meses, para suplir
no sólo las necesidades proteicas sino además
las minerales en especial, las necesidades de
hierro, en la presente versión de la ENSIN se
midió el indicador número 8 de la OMS - Unicef
(con un ajuste: sólo consumo de alimentos
fuentes de hierro, no se incluyen alimentos
fortificados). En la tabla 27 se evidencia
que sólo el 69,3 % de los niños y niñas
colombianos de 6 a 23 meses consumieron
alimentos fuentes de hierro como carnes y
vísceras el día anterior a la encuesta, es decir
que cerca de un 30 % de los niños y niñas
en este rango de edad posiblemente no
lograron cubrir sus necesidades diarias de
este mineral, fundamental para prevenir la
anemia ferropénica y promover un adecuado
crecimiento y desarrollo.
“Los que no tienen (…) usan los frutiños,
esos alimentos, o compran puras harinas
no usan alimentos proteicos: la carne, los
huevo porque son más caros, entonces
compran salchichón, que no está como
intercambio, pero ellos se van a sentir
satisfechos de que como no hay carne le
puedo dar eso o hace un caldo de hueso”
(Cita Entrevista, Actor Institucional, La Plata.
Desarrollo cualitativo ENSIN 2015).
6.1.7.5 FRECUENCIA DE ALIMENTACIÓN
CON LECHE PARA LOS NIÑOS QUE
NO SON AMAMANTADOS
Este indicador mide la proporción de
niños y niñas de 6 a 23 meses de edad no
amamantados que recibieron al menos 2
tomas de leche al día. En Colombia, como
se muestra en la tabla 27, el 84,1 % de los
niños y niñas de esta edad cumplían con la
recomendación, siendo casi un 16 % que
no recibían el mínimo de tomas de leche
indicadas (38).
6.1.7.6 DIVERSIDAD DIETARIA MÍNIMA,
FRECUENCIA ALIMENTARIA MÍNIMA
Y DIETA MÍNIMA ACEPTABLE
apropiada para los niños de 6 a 23 meses es
137
 multidimensional (como se ha evidenciado en
lo descrito previamente), la OMS recomienda
evaluar tanto la calidad como la cantidad de
los alimentos ofrecidos a los pequeños. De
esta forma, este organismo refiere que es
importante tener un indicador compuesto
que siga la extensión en la cual, múltiples
dimensiones de la alimentación adecuada en
los niños y niñas estén siendo cumplidas.
Es así como el indicador dieta mínima
aceptable, está diseñado para combinar
estándares de diversidad dietaria y
frecuencia de alimentación por el estado
de amamantamiento. La diversidad dietaria
(un proxi de la densidad adecuada de
micronutrientes de los alimentos y de otros
líquidos diferentes a la leche materna) y la
frecuencia de alimentación (un proxi para el
adecuado consumo de energía a partir de
fuentes diferentes a la leche materna) (38),
se midieron en la presente versión de la
ENSIN con el fin de evaluar la calidad de las
dietas que están recibiendo los niños y niñas
colombianos de 6 a 23 meses de edad.
En la tabla 27, se observa que el 71,8 % de
los niños y niñas de 6 a 23 meses de edad a
nivel nacional consumían al menos cuatro
de siete grupos de alimentos al día, es decir
que contaban con una diversidad dietaria
mínima. Para el caso de los niños y niñas
no amamantados, se observó que el 76,5 %
tenían una diversidad dietaria mínima, siendo
aproximadamente 9 p.p por encima de la cifra
de los niños y niñas amamantados (67,4 %).
A nivel global, la Unicef reporta que sólo un
tercio (29 %) de los niños y niñas tiene una
diversidad dietaria mínima, condición que
por edades simples evidencia que esta cifra es
más baja en los niños y niñas más pequeños (6
a 11 meses), el grupo de edad en que es más
crítica una deficiencia de micronutrientes;
y a su vez evidenciando que la brecha entre
los niños y niñas más ricos y los más pobres
en términos de diversidad dietaria es muy
marcada (47). En el dato agrupado para la
región de América Latina y el Caribe es del 73
% (47), muy similar a lo reportado en Colombia
en la presente versión de la ENSIN.
138
En cuanto a la frecuencia de la alimentación
complementaria, evaluada a partir de la
frecuencia alimentaria mínima, en el 61,1
% de los casos, los niños y niñas de 6 a 23
meses de edad en Colombia consumieron
en el día, el número mínimo de veces de
alimentos sólidos, semisólidos o blandos
recomendados (tabla 27). De acuerdo con la
edad y la situación de lactancia, se observó
que el 58,2 % de los niños y niñas de 6 a 8
meses que eran amamantados consumieron
al menos 2 veces al día alimentos sólidos,
semisólidos o blandos, mientras que en el
caso de los niños y niñas de 9 a 23 meses
sólo el 40,6 % consumieron al menos 3 veces
al día este tipo de alimentos. Por su parte, el
78,5 % de los niños y niñas no amantados
de 6 a 23 a meses de edad consumieron al
menos 4 veces alimentos sólidos, semisólidos
o blandos dentro de los cuales también se
puede incluir 2 tomas de leche.
A nivel mundial se estima que la mitad (52 %)
de los niños y niñas de 6 a 23 meses de edad
consumen el número mínimo de comidas al
día de acuerdo con su edad (47). La Unicef
refiere que, a nivel global, incluso los niños y
niñas de los hogares más ricos, están lejos de
recibir una frecuencia alimentaria mínima. En
las bases de datos más actuales de la Unicef
que recopilan información entre 2011 y 2017
(41), se observan porcentajes que van desde
el 11,5 % (Sudán Sur) al 94,5 %, (Serbia), y en el
caso de América Latina y el Caribe se estima
que el 78 % de los niños y niñas de 6 a 23
meses tienen una frecuencia alimentaria que
cumple con los mínimos de veces.
La dieta mínima aceptable, indicador que
combina la diversidad y la frecuencia, evidenció
que, a nivel nacional, según los resultados de
la ENSIN 2015 sólo el 36,5 % de niños y niñas
de 6 a 23 meses tenían una alimentación
complementaria que cumplía con un consumo
mínimo de un grupo alimentos (4 de 7 grupos)
así como con un número mínimo de veces.
Sin embargo, es aún más desalentadora la cifra
para los niños y niñas amamantados de 6 a 8
meses, en quienes se encontró que sólo el 27,5
% de ellos tienen una dieta mínima aceptable,
y para el caso de los niños y niñas de 9 a 23
meses de edad sólo el 33,5 %. En los niños no
amamantados de 6 a 23 meses de edad se diferencias estadísticamente significativas
observó un porcentaje mayor (41,5 %) respecto entre niños y niñas, ni entre afrodescendientes
a los otros grupos (tabla 27). A nivel global se y la categoría sin pertenencia étnica. Los niños
estima que sólo 1 de cada 6 niños y niñas de 6 y niñas sin pertenencia étnica presentaron
a 23 meses (16 %) están recibiendo una dieta cifras significativamente más altas (37,4 %)
mínima aceptable (47), con cifras que van desde que los indígenas (24,7 %), cuyo porcentaje de
el 3 % hasta el 77 % y en donde 60 de los 72 cumplimiento de una dieta mínima aceptable
países con datos reportados, tienen cifras de es 0,7 veces el porcentaje de cumplimiento
dieta mínima aceptable por debajo del 50 % de los individuos sin pertenencia étnica. De
(41), lo que refleja el alarmante dato mundial y acuerdo con el índice de riqueza, se observó
la tendencia nacional. que el cuartil de riqueza alto presentó mayor
proporción (46,9 %) en comparación con
En las gráficas 56 y 57 así como en la tabla el cuartil más bajo (29,4 %), por lo tanto, los
28, se muestran el análisis del indicador de individuos en el cuartil alto tenían una dieta
dieta mínima aceptable por variables de mínima aceptable que es 1,6 veces la de los
equidad. Se evidencia que no se presentaron individuos ubicados en el cuartil más bajo.

Gráfica 56. Dieta mínima aceptable por sexo, etnia e índice de riqueza
100

90

80

70

60 46,9

% 50 42,1
37,4 31,2 37,4
35,6 37,4
40 36,5
24,7 29,4

30

20

10

0
Hombre Mu jer Indígena Afrodescendiente Sin pertenencia étnica Má s bajo Bajo Me dio Alto
NACIONAL SEXO ETNIA ÍNDICE DE RIQUEZA

Así mismo, se puede notar que los niños regiones, se observó que en Bogotá el 49,5 %
y niñas de las cabeceras presentaron una de los niños y niñas de 6 a 23 meses de edad
proporción de dieta mínima aceptable que contaban con una dieta mínima aceptable,
fue 1,3 veces la proporción de los niños y cifra significativamente diferente a la región
niñas que residen en el área resto (gráfica 57 Atlántica que presentó la cifra más baja (30,2
y tabla 28). En cuanto a las diferencias por %) (gráfica 57).

Gráfica 57. Dieta mínima aceptable por región y concentración de población

100

90

80

70

49,5
60
42,1 46,7

% 50
38,6 38,5 38,7
32,6
40 36,5 33,7
30,4 30,3
30,2
30

20

10

0
Atlántica Oriental Central Pacífica Orinoquía - Bogotá Cabecera de más Cabecera de 100 Cabecera de 100 Cabecera Resto
Amazonía de 1 000 000 hab. 001 a 1 000 000 000 o menos hab.
hab.
NACIONAL REGIÓN CONCENTRACIÓN DE POBLACIÓN

139
 Estos análisis cuantitativos que evidencian la
baja calidad de las dietas complementarias y
sus determinantes sociales se relacionan con
algunos hallazgos cualitativos que expusieron
el precio de algunos alimentos como
determinante que influye en la decisión sobre
los alimentos complementarios ofrecidos. Por
lo tanto, se encontró que, por encima de las
frutas o verduras, las familias con bajos ingresos
introducen refrescos en polvo, o embutidos o
huesos como alimentos complementarios.
Esta situación no solo afecta a los bebés sino
a todo el conjunto de hogar.
Otro hallazgo similar de los análisis cualitativos
evidenció que los bebés en muchos hogares
de bajos recursos reciban o no lactancia
materna, comen en su alimentación
complementaria lo mismo que los adultos,
con algunas variaciones en la consistencia y
tamaño de las porciones.
“¿Esos alimentos que le van a servir?, de
pronto al niño, (…) sino que, es decir, no
van a tener para comprar una docena de
tomate de árbol o una docena de moras
que le valen por decir algo 3 000 a 4 000
pesos a un sobre de Frutiño que les va a
valer 1 000 o 1 000 y pico. Entonces, ¿qué
van a decir ellos?, ¡no!, no tengo para
comprar eso y me compro es un Frutiño
y les dura toda la semana” (Cita Entrevista,
Actor Institución, Fredonia. Desarrollo
cualitativo ENSIN 2015).
6.1.7.7 CONTINUACIÓN DE LA LACTANCIA
MATERNA AL AÑO Y DOS AÑOS DE VIDA
Se ha reportado que la leche materna
puede proporcionar la mitad o más de las
necesidades energéticas de los niños y niñas
entre los 6 y 12 meses de edad, y un tercio de
ellas entre los 12 y 24 meses (38). El Colectivo
Global para la Lactancia Materna (Global
Breastfeeding Collective), una asociación de
ONG, instituciones académicas y donantes,
liderados por la Unicef y la OMS, se formó para
acelerar el progreso de las metas relacionadas
con lactancia materna. Esta iniciativa va más
allá de los objetivos de la Asamblea Mundial
de la Salud, y se pone metas para el 2030
en alineación con el periodo de tiempo de
140
los ODS (39). Para el caso de los indicadores
de continuación de la lactancia materna,
las metas del colectivo son 80 % para la
continuación al año de edad y 60 % para la
continuación a los dos años de vida (39).
Actualmente a nivel global se reporta que
la lactancia materna continua a los 12 a 15
meses es del 74 % y cae en cerca de un tercio
a los 12 a 23 meses (46 %) (47).
De acuerdo con los resultados de la ENSIN
2015, a nivel nacional el 52,2 % de los niños y
niñas entre 12 y 15 meses de edad aún recibían
leche materna mientras que a los 20 a 23 meses
de vida sólo ocurría en el 31,6 % de los casos
(tabla 28). Con respecto a la lactancia materna
continua al año de edad en la desagregación
por variables de equidad, no se presentaron
diferencias significativas entre niños y niñas,
mientras que en el área resto la proporción fue
mayor al compararse con la cabecera (48,7 %)
(tabla 28). La brecha de este indicador revela
que la proporción de lactancia materna al año
de vida en el área cabecera fue 0,8 veces la
proporción del área resto.
En el caso del índice de riqueza se observó
que el mayor porcentaje de lactancia
materna continua a los 12 a 15 meses de
edad se presentó en el cuartil más bajo (58,4
%), mientras que por etnia fue mayor en los
indígenas (78,1 %), frente a los niños y niñas
sin pertenencia étnica (51,9 %). Por último,
al comparar la cifra nacional (52,2 %) frente
a los datos regionales, se evidenció que las
regiones Orinoquía - Amazonía (71,6 %) y
Oriental (67,4 %) presentaron porcentajes
más altos de niños y niñas que continuaban
recibiendo leche materna al año.
Para el caso del indicador de lactancia materna
continua a los dos años (20 a 23 meses) no
se observaron diferencias estadísticamente
significativas entre las diferentes variables de
análisis de equidad (tabla 28).
“Si, porque aparte a los seis meses que se
les empieza a complementar con comidas,
con potecas y todo eso, entonces sí, es un
buen beneficio para ellos, para la salud
y todo…Claro porque los niños que no
comen pecho hasta los seis meses, ellos
 son más enfermitos. En cambio, mis dos
hijos hasta los dos años y mi hermana hasta
los diez. (Cita grupo focal - AJC, Bogotá.
Desarrollo cualitativo ENSIN 2015)
6.1.7.8 LACTANCIA MATERNA TOTAL
Este indicador es una medida proximal del
número total de meses en que los niños y niñas
son amamantados. De hecho, refleja la edad en
meses en que el 50 % de los niños y niñas de 0 a
35 meses no recibieron leche materna durante
el día anterior a la encuesta (38).
La gráfica 58 muestra la tendencia de la
mediana de la duración total de la lactancia
materna desde la década de los 90’s en
Colombia a partir de los reportes de la
ENDS y ENSIN, en ella se observa que hubo
un aumento progresivo hasta el año 2005
con una mediana de 15,8 meses que a 2010
tuvo un ligero aumento a 16,0 meses. No
obstante, en el año 2015 se puede notar
que la duración de la lactancia materna
total disminuyó, con una mediana de 14,0
meses; cifra que está muy lejos de la meta
mundial establecida en 24 meses o más.
Estos resultados indican que los niños y
niñas en Colombia están recibiendo los
beneficios de la lactancia materna sólo
hasta un poco más del año de vida.

Gráfica 58. Mediana de la duración de la lactancia materna

total en Colombia, 1995 a 2015

24

18 15,8 16,0
14,0
13,1
MESES

11,3
12

0
1995 2000 2005 2010 2015
AÑO

1995 a 2000: datos tomados de las versiones anteriores de la ENDS.

2005 y 2010: a partir de las bases de datos de la serie ENSIN se reprocesaron los datos aplicando la misma metodología de estimación
permitiendo la comparación directa con la medición actual del indicador.

6.1.7.9 MOTIVOS PARA SUSPENDER enfermo/débil (1,9 %) y quedó embarazada

LA LACTANCIA MATERNA (1,8 %).

Dentro de los motivos para suspender la

lactancia materna que en mayor proporción 6.2 PRÁCTICAS DE
refirieron las madres de los niños y niñas
menores de 3 años se encontraron: el niño o ALIMENTACIÓN DE INTERÉS EN
niña rehusó (25,8 %), edad de destete (21,3 %), NUTRICIÓN Y SALUD PÚBLICA
se le acabó la leche a la madre (19,5 %), madre
enferma/débil (7,0 %), madre trabajando 6.2.1 PREVALENCIA DE USO
(6,7 %), cansancio de la madre (3,1 %), niño O CONSUMO USUAL DE ALIMENTOS

141
 6.2.1.1 CEREALES, TUBÉRCULOS, prevalencia y frecuencia en el consumo de
RAÍCES Y PLÁTANOS
En Colombia (tabla 29), los niños y niñas de 3
a 4 años a nivel nacional, la mayor prevalencia
del consumo y frecuencia/día estuvo dada
por el arroz o pasta con un 99,8 % y 1,7 veces/
día respectivamente, seguido de tubérculos y
plátanos (94,6 % y frecuencia/día 0,9), pan con
91,8 % y una frecuencia/día de 0,9 y galletas
de 91,4 % y frecuencia/día de 0,8. El consumo
con la menor prevalencia se presentó en el
caso de las arepas siendo 81,5 %, con una
frecuencia/día de 0,4.
De acuerdo con las variables de equidad, en
la desagregación por sexo de ninguno de
los alimentos de este grupo se encontraron
diferencias (tabla 29). Con relación a la etnia
(tabla 30) la prevalencia de consumo de pan,
arepa, galletas, raíces, tubérculos y plátanos
fue mayor en los niños y niñas sin pertenencia
étnica comparada con los indígenas. La
frecuencia/día fue similar por pertenencia
étnica en el caso de las raíces, tubérculos y
plátanos. Con relación al consumo de arroz
o pasta y pan fue menos frecuente en la
población indígena (arroz o pasta 0,8 veces/
día, pan y galletas 0,7 y 0,8 veces/día); y en el
consumo de arepas fue menor en la población
afrodescendiente (0,2 veces/día).
Por región como se muestra en la tabla 31, no
se presentaron diferencias en la prevalencia
del consumo de arroz o pasta; con respecto
a la frecuencia día, esta fue mayor en Bogotá,
Central y región Pacífica. Para el consumo de
pan y arepa la mayor prevalencia se encontró
en las regiones Bogotá (pan 96,3 %, arepa
84,5 %) y Oriental (pan 94,2 %, arepa 88,0 %),
en cuanto a la frecuencia/día estas regiones
presentaron una frecuencia mayor en el
consumo de pan. La región de Orinoquía -
Amazonía evidenció una menor proporción
de niños y niñas que consumían pan y galletas
(81,4 % y 84,1 %), así mismo, el consumo de
galletas fue menos frecuente comparado con
las demás regiones (0,6 veces/día). En el caso
de las raíces, tubérculos y plátanos las regiones
con menor prevalencia en el consumo fueron
la Atlántica y Pacífica (92,0 % y 90,7 %) y la
región en donde se encontró una mayor
142
estos alimentos fueron Oriental (97,2 % y 1,1
veces/día), y Orinoquía - Amazonía (97,8 % y
1,2 veces/día).
Frente a la concentración poblacional, la
prevalencia y frecuencia en el consumo de
arroz o pasta fue similar. La prevalencia en el
consumo de pan, arepa y galletas en el área
resto es menor comparada con la cabecera
total (pan 89,1 %; arepa 76,6 %, galletas
88,2 %) pero la frecuencia/día fue similar. El
consumo de raíces, tubérculos y plátanos fue
más frecuente en el área resto comparada
con la cabecera (0,9 veces/día). Por cuartiles
de riqueza no se encontraron diferencias
en la prevalencia y frecuencia del consumo
de arroz o pasta, pan, raíces, tubérculos y
plátanos. En cuanto al consumo de arepa y
galletas la prevalencia fue menor en el cuartil
de riqueza más bajo (arepa 76,1 %, galletas
88,6 %) aunque la frecuencia/día es similar
(tabla 32).
6.2.1.2 VERDURAS Y FRUTAS
La prevalencia total de consumo de verduras
crudas fue de 64,5 % y de verduras cocidas
de 68,8 % con una frecuencia día de 0,4 para
cada caso, la de frutas enteras de 88,3 % y la
frecuencia/día de 0,8. El mayor consumo en
este grupo estuvo dado por las frutas en jugo
con el 91,3% y una frecuencia/día de 1,2.
Por sexo no se encontraron diferencias en
la prevalencia y frecuencia/día en ninguno
de los alimentos de esta categoría (tabla
29). Los resultados de la prevalencia por
región en el consumo de frutas enteras y
en jugo muestran que en la región Bogotá
el consumo fue mayor comparado con las
demás regiones. Las regiones que tenían
menor prevalencia en el consumo de frutas
enteras, verduras crudas y verduras cocidas
son las regiones Atlántica, Pacífica, Orinoquía
- Amazonía, sin embargo, su frecuencia/día
fue similar a las demás regiones, excepto en
la región Orinoquía - Amazonía en donde
no fue posible realizar comparaciones de la
frecuencia/día de verduras crudas y cocidas
y frutas en jugo dado los errores muestrales.
Se hace evidente en general, que el consumo
de frutas enteras y en jugo fue mayor y más
frecuente que el consumo de verduras crudas
y cocidas en los niños y niñas de 3 a 4 años en
todas las regiones (tabla 31)
Por concentración de población la prevalencia
en el consumo tanto de verduras como de
frutas fue mayor en la cabecera, comparada
con el área resto. La frecuencia de consumo
día fue similar entre las dos categorías, excepto
para las frutas en jugo en donde la frecuencia
del área cabecera fue mayor (1,3 veces/día vs
0,9 veces/día) (tabla 32).
Con relación al índice de riqueza, la menor
prevalencia en el consumo de verduras
crudas y cocidas y frutas enteras o en jugo se
encontró en el cuartil de riqueza más bajo. En
el caso de las verduras cocidas la diferencia
en la prevalencia superó los 20 puntos
porcentuales frente al cuartil alto (60,3 % vs
80,3 %). Así mismo las frutas en jugo fueron
consumidas con mayor frecuencia y por una
mayor proporción de la población ubicada en
el cuartil de riqueza alto comparado con el
cuartil más bajo (tabla 33).
6.2.1.3 LECHE Y PRODUCTOS LÁCTEOS
La prevalencia del consumo de leche fue
de 94,2 % y la frecuencia/día de 1,4, la de
quesos y otros productos lácteos de 90,4
% y la frecuencia/día de 0,6. Por sexo no se
encontraron diferencias en la prevalencia y
frecuencia/día (tabla 29).
Con respecto a la pertenencia étnica, los
niños y niñas indígenas tenían una menor
prevalencia y frecuencia en el consumo de
leche (83,6 % 0,8 veces/día) y prevalencia de
productos lácteos (75,1 %) comparado con la
población afrodescendiente y sin pertenencia
étnica en donde la prevalencia del consumo
de leche fue de 95 % y de productos lácteos
alrededor del 91 % con un consumo más
frecuente para la población sin pertenencia
étnica (leche 1,4 veces/día; productos lácteos
0,7 veces/día) (tabla 30).
En cuanto a la prevalencia en el consumo
de leche (líquida o en polvo) sola o en
preparaciones, se observó que 9 de cada 10
niños y niñas entre 3 y 4 años en todas las
regiones la consume. Respecto a la frecuencia/
día, las regiones en donde el consumo fue
menos frecuente fueron la región Atlántica,
Pacífica, y Orinoquía - Amazonía siendo
entre 1,1 y 1,2 veces/día, comparado con las
demás regiones. El consumo de productos
lácteos (queso, kumis, yogurt, queso crema
o suero costeño) fue menos prevalente y
frecuente en la región Orinoquía - Amazonía
comparado con las regiones Pacífica, Oriental,
Atlántica, Central y Bogotá, en donde, con
respecto a esta última existe una diferencia
de 22 p.p. (tabla 31). Por área, la prevalencia y
frecuencia de consumo de leche y productos
lácteos fue menor en el área resto comparado
con la cabecera, con mayor diferencia en el
consumo de productos lácteos (resto 82,4 %
y 0,4 veces/día vs cabecera 93,6 % y 0,7 veces/
día) (tabla 32).
Por cuartil de riqueza, el consumo leche y
productos lácteos fue menor y menos frecuente
en el cuartil de riqueza más bajo respecto a los
cuartiles de riqueza medio y alto. La prevalencia
y frecuencia/día del consumo de leche en el
cuartil más bajo fue de 91,7 % y 1,2 veces/día vs
97,2 % y 1,7 veces/día en el cuartil alto y para los
productos lácteos en el cuartil alto 96,4 % y 0,9
veces/ días y para el cuartil más bajo 83,9 % y 0,5
veces/día (tabla 33).
6.2.1.4 CARNES, HUEVOS
Y LEGUMINOSAS SECAS
La prevalencia nacional de consumo de
carnes de res, ternera, cerdo, chigüiro, conejo,
cabro, curí, en los niños y niñas de 3 a 4 años
fue de 90,5 % y la frecuencia/día de 0,4; la de
pollo o gallina de 93,4 % y la frecuencia/día
0,4; la de pescados o mariscos de 63,1 % y la
frecuencia/día de 0,1; la de huevos de 97,0
% y la frecuencia/día de 0,8; la de morcilla o
vísceras de 32,1 % y la frecuencia/día de 0,1;
la de granos secos o leguminosas de 94,8 %
y la frecuencia/día 0,5. Solo se encontraron
diferencias por sexo para la prevalencia del
consumo de carne de res, ternera, cerdo,
chigüiro, conejo, cabro, curí, en donde los
niños mostraron un 88,4 % de consumo
vs 92,7 % de las niñas, sin diferencias en la
frecuencia/día (tabla 29).
143
 Con respecto a la pertenencia étnica como
se muestra en la tabla 30, no se encontraron
diferencias en la prevalencia de consumo de
huevo, pero en la población indígena se observó
una menor frecuencia de consumo (0,6 veces/
día) lo que equivaldría aproximadamente a 4
veces a la semana comparado con la población
sin pertenecía étnica y afrodescendientes (0,8
veces/día), es decir casi 6 veces a la semana.
En cuanto al consumo de carne de res, ternera,
cerdo, chigüiro, conejo, cabro, curí, y de pollo
o gallina este fue mayor en la población sin
pertenencia étnica. Es así como, con respecto al
consumo de pollo o gallina la diferencia entre la
población sin pertenencia e indígenas fue de 7,7
p.p. y para el caso de carne de res y otras carnes
comparado con afrodescendientes de 8,6 p.p.
No se encontraron diferencias en la frecuencia/
día en el consumo de pollo o gallina, pero en
carne de res y otras carnes el consumo en la
población sin pertenecía étnica fue mayor
(0,5 veces/día) comparado con la población
indígena y afrodescendiente (0,3 veces/día).
En el caso de pescados y mariscos los niños
y niñas afrodescendientes presentaron una
mayor prevalencia y frecuencia de consumo
comparado con el grupo sin pertenencia étnica
con 61,5 % y 0,1 veces/día, lo que equivale a
un consumo de menos de 1 vez por semana
comparado con 2 veces a la semana en los
afrodescendientes. Respecto al consumo de
morcilla y vísceras, aunque la prevalencia en el
grupo sin pertenencia étnica no superó el 33
por ciento, la prevalencia y frecuencia/día es
mayor comparada con los afrodescendientes
(23,3 % y 0,04 veces/día). En el consumo de
granos secos o leguminosas la prevalencia
fue menor en la población indígena (88,9 %) y
no se presentaron diferencias en la frecuencia
de consumo (tabla 30)
Los resultados por región (tabla 31) muestran
que una menor proporción de los niños y
niñas de 3 a 4 años en las regiones Central,
Atlántica y Orinoquía - Amazonía consumía
huevo comparado con las demás regiones,
sin embargo, la frecuencia fue similar excepto
en la región Atlántico con 0,6 veces/día lo
que equivale a un consumo de 4 veces por
semana comparado con 6 veces/semana en
144
las demás regiones. En cuanto al consumo
de pollo o gallina la mayor prevalencia se
encontró en la región Bogotá con 97,8 % y la
menor en la región Central (89,1 %), la menor
frecuencia/día se presentó en las regiones
Central y Orinoquía - Amazonía (0,3 veces/
día). El consumo de carne de res y otras carnes
fue más prevalente y frecuente en la región
Oriental (96,0 % y 0,6 veces/día) y menos
prevalente y frecuente en la región Pacífica
(83,3 % y 0,3 veces/día).
Respecto al consumo de pescados y
mariscos se encontró una mayor prevalencia
y frecuencia de consumo en la región
Orinoquía - Amazonía (87,6 % y 0,3 veces/día)
superando en más de 12 puntos porcentuales
a las demás regiones. En el caso de morcilla y
vísceras no se encontraron diferencias entre la
prevalencia por región y el promedio nacional
(32,1 %) y la frecuencia de consumo fue similar
con 1 a 3 veces/mes. No se encontraron
diferencias en el consumo de granos secos o
leguminosas por región (tabla 31).
Por concentración poblacional no se
encontraron diferencias en la prevalencia y
frecuencia de consumo de huevo, carne de
res y otras carnes, granos secos o leguminosas.
En cuanto al consumo de pollo o gallina
y pescados o mariscos, la prevalencia y
frecuencia de consumo fue menor en el área
resto comparado con la cabecera (tabla 32).
Por cuartil de riqueza no se evidenciaron
diferencias en el consumo de huevo, morcilla o
vísceras; granos secos o leguminosas. En el caso
de la carne de res y otras carnes; pescados o
mariscos la prevalencia fue menor en el cuartil
más bajo (83,3 % y 61,2 %) comparado con
el cuartil alto (93,0 % y 73,8 %) y con el cuartil
medio en la prevalencia de consumo de pollo
o gallina (cuartil más bajo 90,2 %; cuartil medio
97,6 %). La frecuencia de consumo fue similar
por cuartiles excepto en el caso del pollo en
donde la frecuencia/día del cuartil más bajo es
menor respecto a los demás (tabla 33).
6.2.1.5 GRASAS
La prevalencia de consumo de mantequilla
(tabla 29), crema de leche o manteca de
cerdo en el grupo de 3 a 4 años fue de 28,7
% y la frecuencia/día de 0,2. Por sexo no se
encontraron diferencias. Con respecto a
la pertenencia étnica no se evidenciaron
diferencias en la prevalencia de consumo
entre los niños y niñas afrodescendientes y sin
pertenencia étnica, sin embargo, la frecuencia
de consumo es menor en la población
afrodescendiente (0,1 veces/día). Para la
población indígena no fue posible realizar
la comparación dado que la estimación no
tiene suficiente precisión (tabla 30).
Por región se observó que la mayor
prevalencia y frecuencia de consumo de
mantequilla, crema de leche o manteca
de cerdo se encontró en la región Central
con 40,8 % y 0,3 veces/día. Por índice de
riqueza se presentó una mayor prevalencia
y frecuencia de consumo en el cuartil alto
(46,5 % y 0,3 veces/día) comparado con los
demás cuartiles. En este grupo de edad la
prevalencia y frecuencia/día se ubicó con
mayor predominio en el área cabecera siendo
14,5 p.p. superior al área resto y con una
frecuencia de 0,2 veces/día (tabla 33).
6.2.1.6 AZÚCARES
La prevalencia del consumo de panela, azúcar
o miel en el grupo de 3 a 4 años fue de 94,5
% y la frecuencia/día de 1,9, la de golosinas
o dulces de 88,5 % y la frecuencia/día de 0,7,
la de gaseosas, té y refrescos de 76,1 % y la
frecuencia/día de 0,4. En la desagregación por
sexo no se encontraron diferencias (tabla 29).
Los resultados por pertenencia étnica
muestran que la población indígena de 3
a 4 años tenía una menor prevalencia en el
consumo de golosinas o dulces (69,1 %) y
panela, azúcar y miel (86,9 %) comparado
con los niños y niñas afrodescendientes y sin
pertenencia étnica. Respecto a la frecuencia/
día en el consumo de panela, azúcar y miel
no se encontraron diferencias, pero en el
consumo de golosinas o dulces en los niños
y niñas de 3 a 4 años afrodescendientes es
mayor (1 vez/día) comparado con los grupos
sin pertenencia étnica e indígenas con 0,7
veces/día y 0,4 veces/día respectivamente.
En cuanto a la prevalencia de consumo
de gaseosas, té y refrescos no light no se
encontraron diferencias entre los grupos, sin
embargo, estas fueron consumidas en menor
frecuencia en la población indígena (0,2
veces/día) (tabla 30).
Por región se observó que el consumo de
panela, azúcar o miel fue más frecuente en
la región Central (2,2 veces/día). En cuanto a
las golosinas o dulces una mayor proporción
de la población de 3 a 4 años de la región
Bogotá los consumían, encontrándose una
prevalencia de 94,2 %, siendo en esta misma
región en donde se consumían con mayor
frecuencia (0,9 veces/día). El consumo de
gaseosa, té y refrescos fue similar entre las
regiones (tabla 31).
En cuanto a la concentración de población, no
se encontraron diferencias en la prevalencia y
frecuencia de consumo de panela, azúcar o
miel. El área resto comparada con la cabecera
presentó una menor prevalencia y frecuencia/
día en el consumo de golosinas o dulces (81,9
% y 0,6 veces/día vs 91,1 % y 0,8 veces/día) y
gaseosa, té y refrescos (69,0 % y 0,3 veces/día
vs 78,9 % y 0,5 veces/día) (tabla 32).
Por cuartil de riqueza no se encontraron
diferencias en la frecuencia/día del consumo
de panela, azúcar y miel; golosinas o dulces;
gaseosa, té y refrescos. La prevalencia de
consumo de panela, azúcar y miel fue similar
dado los cuartiles de riqueza, sin embargo,
el consumo tanto de golosinas o dulces
como de gaseosa, té y refrescos fue menos
prevalente en el cuartil más bajo (85,0 % y
74,1%) comparado con los demás cuartiles
(tabla 33).
6.2.2 PRÁCTICAS ASOCIADAS
A LA ALIMENTACIÓN, DE INTERÉS
PARA LA NUTRICIÓN PÚBLICA
La prevalencia de la práctica de uso de salero
en la mesa en los niños y niñas de 3 a 4 años
fue de 5,6 % y su frecuencia/día de 0,05, lo
que equivaldría a 1,5 veces al mes, siendo una
práctica muy poco frecuente en este grupo, al
igual que el consumo de alimentos en la calle
con la misma frecuencia/día presentándose
145
 en 25,0 % de la población. La prevalencia
de llevar las comidas preparadas en la casa
para ser consumidas por fuera fue de 7,8 %
y una frecuencia/día de 0,1 es decir 1,5 veces
cada 15 días. La práctica más prevalente está
relacionada con el uso de pantallas, en donde
6 de cada 10 niños comía mientras utilizaba
algún tipo de pantalla, con una frecuencia de
0,9 veces/día. En la desagregación por sexo
no se encontraron diferencias (tabla 29).
Con respecto a la pertenencia étnica y
región, la prevalencia y frecuencia/día en la
realización de las prácticas de uso del salero
en la mesa y consumir comidas preparadas
en la casa para ser consumidas por fuera, no
fue posible realizar comparaciones entre los
grupos dado los errores muestrales. En cuanto
a la prevalencia y frecuencia de la práctica de
consumo de alimentos en la calle (puestos
ambulantes) de las estimaciones posibles de
análisis, no se presentaron diferencias por
pertenencia étnica ni por región, excepto en
las regiones Atlántica y Amazonía - Orinoquía
en donde la prevalencia fue menor con 17,5
% y 17,9 % respectivamente. En cuanto al
consumo de alimentos mientras se utiliza
algún tipo de pantalla, la prevalencia y
frecuencia/día fue considerablemente menor
en la población indígena con 32,9 % y 0,4
veces/día, comparado con los niños y niñas
sin pertenencia étnica (61,4 % y 0,9 veces/día)
y afrodescendientes (67,1 % y 1,2 veces/día).
Por región no se presentaron diferencias en la
prevalencia y frecuencia/día (tabla 30 y 31).
Por concentración poblacional, la prevalencia
y frecuencia/día en la realización de las
prácticas de uso del salero en la mesa y
consumir comidas preparadas en la casa
para ser consumidas por fuera, no fue posible
realizar comparaciones entre los grupos
teniendo en cuenta los errores muestrales.
Con respecto a la práctica de consumo de
alimentos en la calle fue menos prevalente
en el área resto comparado con la cabecera
(16,4 % vs 28,4 %), la frecuencia de realización
fue similar. Así mismo una mayor proporción
y frecuencia de la población de la cabecera
expuso utilizar pantallas mientras consumía
alimentos (66,4% y 1 vez/día vs 46,2 % y 0,6
veces/día) (tabla 32)
146
Por índice de riqueza (tabla 33) para la práctica
de uso de salero en la mesa no fue posible
realizar comparaciones de la prevalencia y
frecuencia/día entre los grupos por precisión
en las estimaciones. Respecto a la práctica
de consumir comidas preparados en la casa
en el trabajo o lugar de estudio, la mayor
prevalencia se presentó en el cuartil alto
con 21,0 %, seguido por el cuartil medio con
10,8 %. En cuanto al consumo de alimentos
en la calle, se identificó como una práctica
menos prevalente en los cuartiles más bajo
y alto con 18,4 % y 20,2 % respectivamente
a diferencia de los cuartiles bajo y medio en
donde la prevalencia fue alrededor del 32 %;
la frecuencia/día de esta práctica fue menor
en el cuartil más bajo. La práctica de comer
mientras se utiliza alguna pantalla se presentó
con menor prevalencia y frecuencia/día en el
cuartil más bajo comparado con los demás
cuartiles de riqueza (52,2 % y 0,8 veces/día).
6.2.3 OTROS CONSUMOS NO
AGRUPADOS, DE INTERÉS PARA LA
NUTRICIÓN PÚBLICA
Entre los otros consumos no agrupados de
interés, se presenta la prevalencia del consumo
de alimentos fritos, la cual en la población de
3 a 4 años fue de 90,7 % y la frecuencia/día
de 0,5 lo que equivale a 3,5 veces/semana; el
consumo de alimentos de paquete, el cual
fue de 80,0 % con una frecuencia/día de 0,4
(3 veces/semana) y alimentos de comida
rápida consumidos por el 46,3 % y frecuencia/
día de 0,1, es decir 1,5 veces en 15 días. En la
desagregación por sexo no se encontraron
diferencias (tabla 29).
Los resultados por etnia mostraron que la
prevalencia en el consumo de alimentos
de comida rápida fue mayor en los niños
y niñas sin pertenencia étnica que en los
afrodescendientes con 49,0 % y 37,0 %
respectivamente. La frecuencia/día fue
similar en ambos grupos. No fue posible
realizar comparaciones con la población
indígena dado que la estimación no tiene
suficiente precisión. El consumo de alimentos
de paquete fue similar entre los niños y
niñas sin pertenencia étnica y población
afrodescendiente, siendo en los dos casos
una proporción muy superior a la encontrada
en el consumo de indígenas; la frecuencia
día fue superior en afrodescendientes,
representando un consumo de 4 veces a la
semana. En el caso de los alimentos fritos el
consumo fue mayor por parte de la población
sin pertenencia étnica (91,3 %) y la frecuencia/
día fue similar entre los grupos (tabla 30).
Por regiones la mayor prevalencia en el
consumo de alimentos de comida rápida se
encontró en la región Bogotá con un 66,2
%, sin embargo, la frecuencia día fue similar
en las cinco regiones (tabla 31). En cuanto
al consumo de alimentos de paquete, estos
fueron consumidos en menor proporción y
frecuencia por la población de la región de
Orinoquía -Amazonía con 64,5 % y 0,2 veces/
día, la mayor frecuencia/día se encontró en la
región Atlántica con 0,6. Los alimentos fritos
presentaron un consumo más prevalente y
frecuente en la región Central con 93,0 % y
0,6 veces/día sin diferencias con las demás
regiones excepto con la región Orinoquía
- Amazonía en donde la prevalencia y
frecuencia/día fue menor con 81,4 % y 0,4
veces/día.
Como se muestra en la tabla 32, por
concentración de población, no se
encontraron diferencias en la prevalencia y
frecuencia/día en el consumo de alimentos
fritos, mientras que el consumo de comidas
rápidas y alimentos de paquete fue más
prevalente en la cabecera comparada con el
área resto; la frecuencia/día fue similar por
área para alimentos de paquete.
Por índice de riqueza se observó que la
población de 3 a 4 años clasificada en el cuartil
de riqueza más bajo consumía en menor
proporción comidas rápidas, alimentos de
paquete y alimentos fritos comparado con
los demás cuartiles, en donde el consumo
de estos alimentos fue mayor. Esta diferencia
fue más evidente para el caso de comidas
rápidas donde el 26,8 % de la población en
cuartiles más bajos de riqueza consumía
este tipo de alimentos vs 62,1 % del cuartil
alto. La frecuencia/día en el consumo de
estos alimentos no presentó diferencias por
cuartiles (tabla 33).º
6.3 INGESTA DIETÉTICA POR
RECORDATORIO 24 HORAS
6.3.1 CEREALES, TUBÉRCULOS,
RAÍCES Y PLÁTANOS
Entre los 40 alimentos más consumidos por la
población de 1 a 4 años, de acuerdo con los
alimentos reportados en el recordatorio de 24
horas sin incluir preparaciones, una cantidad
importante se encontró en el grupo de cereales,
tubérculos, raíces y plátanos, entre estos el arroz
ocupando el primer lugar con una cantidad
promedio consumida de 58,7 gramos, en tercer
lugar la papa con 111 gramos en promedio,
en octavo lugar el pan con 51,5 gramos en
promedio, el plátano en noveno lugar con 83,1
gramos; seguidos entre los lugares 11 y 35 en su
orden galletas - 11, pasta - 19, otros derivados
de cereales - 20, maíz - 21, arepa - 29, yuca -
34 y avena – 35. En la desagregación por sexo
los cereales de mayor consumo tuvieron el
mismo comportamiento, sin diferencias en la
proporción de la población que los consumió,
respecto a la cantidad promedio solo se
encontró diferencias en el consumo de pan,
siendo mayor en los niños respecto a las niñas
con 62,3 y 54,8 gramos respectivamente (tabla
34).
Por concentración de población de acuerdo
a la tabla 35 se encontraron diferencias en el
consumo promedio de arroz siendo mayor
en el área resto (66,3 gramos) comparado
con la cabecera (55,4 gramos); en el caso del
pan, galletas y otros derivados de cereales la
proporción de consumo fue mayor en los niños
y niñas que habitaban en el área cabecera con
cantidades promedio consumidas similares;
la yuca tuvo un consumo promedio similar
pero una proporción de consumo mayor en
el área resto con 19,9 % comparado con 12,6
% en la cabecera.
Como se evidencia en la tabla 36, los resultados
por etnia muestran que, aunque el arroz fue
el alimento de mayor consumo en todos los
grupos, los niños y niñas que se autoreconocen
como afrodescendientes lo consumieron en
una mayor proporción y cantidad promedio
con 92,6 % y 74,8 gramos comparado con la
147
 población sin pertenencia étnica; la población
indígena mostró una proporción de consumo
similar a la población sin pertenencia étnica
pero una cantidad promedio consumida
mayor. El pan y las galletas en todos los grupos
estuvieron entre los primeros doce alimentos
de mayor consumo, sin embargo, fueron
consumidos en menor proporción por la
población indígena con 32,6 % y 33,7 % por cada
alimento; la cantidad promedio consumida fue
similar. En el caso de la arepa fue consumida en
mayor proporción y cantidad promedio por la
población sin pertenencia étnica con 17,0 % y
57,4 gramos. Es importante mencionar que esta
categoría se refiere al alimento ya preparado,
en caso contrario el maíz ingrediente principal
de esta y otras preparaciones se reportó entre
los quince alimentos más consumidos por la
población indígena, con una proporción mayor
y una cantidad consumida similar en relación
con la población afrodescendiente y una
proporción similar y cantidad consumida mayor
respecto a la población sin pertenencia étnica.
Con relación al índice de riqueza (tabla 37),
se observó que el arroz fue el alimento de
mayor consumo en todos los grupos, con una
cantidad promedio consumida mayor en los
cuartiles más bajo y bajo con 68,8 y 56,6 gramos
respectivamente. El consumo de pan, galletas y
papa fue menor en la población clasificada en
el cuartil más bajo comparado con los cuartiles
bajo y medio; la cantidad promedio consumida
fue similar. El plátano y la pasta fueron
consumidos en una proporción similar en
todos los grupos, sin embargo, en la población
clasificada en el cuartil más bajo la cantidad
promedio consumida de plátano fue mayor
respecto a los cuartiles bajo y alto y de pasta
mayor respecto al cuartil medio. En el caso de la
yuca no se ubicó en los 40 alimentos de mayor
consumo en el cuartil alto, sin embargo, en el
cuartil más bajo se encontró en el lugar 24 con
una proporción de consumo mayor respecto a
los demás cuartiles con 19,2 % y una cantidad
promedio consumida similar a los cuartiles bajo
y medio con 54 gramos.
Por región se observa que el arroz fue el alimento
de mayor consumo en todas las regiones,
excepto en la Oriental en donde ocupó el
segundo lugar y la proporción fue menor al
148
promedio nacional. La cantidad promedio
consumida fue mayor en la región Atlántica
con 78,5 gramos comparado con el promedio
nacional (58,7 gramos), en las regiones Central
y Orinoquía- Amazonía la cantidad promedio
consumida fue menor con 52,3 y 45,6 gramos
respectivamente. Es importante tener en cuenta
que en la categoría de arroz solo se incluyó
el arroz como ingrediente, no se incluyeron
preparaciones estandarizadas de arroz con otros
ingredientes.
El plátano fue consumido en mayor proporción
en la región Orinoquía- Amazonía y menos
consumido en las regiones Bogotá y Oriental;
la cantidad promedio consumida fue menor
en la Oriental (56 g) y Bogotá (59,4 g) y mayor
en la Atlántica (110,7 g). En el caso de la papa
fue consumida por una mayor proporción de
la población en las regiones Central y Oriental
con 74,9% y 77,6% respectivamente. En las
regiones Bogotá y Oriental cerca de 6 de
cada 10 personas consumieron pan mientras
que en las regiones Atlántica y Central solo
4 de cada 10; aun así, la cantidad promedio
consumida fue similar (tabla 38).
6.3.2 VERDURAS Y FRUTAS
En la población de 1 a 4 años, de acuerdo con
los alimentos reportados en el recordatorio
de 24 horas sin incluir preparaciones, en los
alimentos de mayor consumo se encontró
entre los primeros 15 alimentos la cebolla -6,
el tomate -10 y la zanahoria -12, seguidos por
la habichuela y la arveja verde en los lugares
26 y 35, la cantidad promedio consumida
estuvo entre 13 y 27 gramos. Las frutas más
consumidas se encontraron entre los lugares 28
y 40, estas fueron el banano -28, mango – 33,
tomate de árbol - 38 y manzana - 40, con una
cantidad promedio entre 55 y 106 gramos.
En la desagregación por sexo las frutas y
verduras de mayor consumo tuvieron el mismo
comportamiento, sin diferencias en la cantidad
promedio consumida, ni en la proporción de la
población que las consumió (tabla 34).
Frente a la concentración poblacional, se
encontró que la cabecera presentó un
consumo similar respecto al área resto en
las frutas y verduras de mayor consumo,
excepto en arveja verde y banano en donde la
proporción fue mayor y la cantidad promedio
consumida de cebolla menor (tabla 35). Con
respecto a la pertenencia étnica se observó
que la población sin pertenencia étnica fue
la que reportó un consumo mayor de frutas y
verduras; encontrándose una proporción de
consumo mayor de zanahoria comparado
con la población indígena y afrodescendiente
y de tomate y banano comparado con la
población indígena. No se encontraron entre
los 40 alimentos de mayor consumo el banano,
arveja verde y manzana en la población
afrodescendiente y el mango, arveja verde,
tomate de árbol y manzana en la población
indígena (tabla 36).
Por cuartil de riqueza, se observó que
de las frutas y verduras que se ubicaron
entre los primeros 40 alimentos, las que se
consumieron en igual proporción y cantidad
promedio fueron tomate y zanahoria. En la
población clasificada en el cuartil más bajo
se consumió en menor proporción cebolla,
habichuela y banano comparado con los
demás cuartiles. En el cuartil alto el tomate de
árbol no se encontró entre los 40 alimentos
de mayor consumo (tabla 37).
Los resultados por región muestran que en la
región Bogotá se encontró una menor cantidad
promedio consumida de banano (82,7 gramos)
y una mayor cantidad consumida de habichuela
(28,2 gramos) comparado con el dato nacional.
En cuanto a la habichuela y zanahoria fueron
consumidas por una menor proporción de la
población de la región Atlántica y mayor en las
regiones Central, Bogotá y Oriental comparado
con el promedio nacional; las demás frutas
y verduras de mayor consumo tuvieron un
comportamiento similar por región. En el caso
del mango y banano fueron frutas que no se
encontraron entre los 40 alimentos de mayor
consumo en la región de Orinoquía – Amazonía
y habichuela en el caso de la región Atlántica
(tabla 38).
6.3.3 LECHE Y PRODUCTOS LÁCTEOS
De acuerdo con los alimentos reportados
en el recordatorio de 24 horas sin incluir
preparaciones, la leche y los lácteos que se
encontraron en los 40 alimentos de mayor
consumo fueron la leche líquida, queso, leche
de vaca en polvo en los lugares 7, 16 y 18, con
una cantidad promedio consumida de 286,3 g,
30,2 g y 26,1 g respectivamente; seguido por
leches fermentadas (kumis y yogurt) en el lugar
33 con 169,5 g y bebidas lácteas en el lugar 40
con 165,9 g. En la desagregación por sexo no se
encontraron diferencias (tabla 34).
Con respecto a la pertenencia étnica se observó
que en la población que se autorreconoció como
indígena, la proporción y cantidad promedio
consumida de leche de vaca líquida fue menor
respecto a la población sin pertenencia étnica
con 26,7 % y 211,2 gramos y 56,3 % y 290,1
gramos respectivamente; así mismo una
cantidad promedio consumida menor de leche
de vaca en polvo respecto a la población sin
pertenencia étnica y afrodescendiente con 16,7
gramos vs 26,5 y 28,6 gramos respectivamente.
El consumo de bebidas lácteas y leches
fermentadas fue similar entre la población
afrodescendiente y sin pertenencia étnica;
en la población indígena estos alimentos no
se ubicaron entre los alimentos de mayor
consumo. No se observaron diferencias por
etnia en el consumo de queso (tabla 36).
Por cuartil de riqueza (tabla 37), se observó que
la leche de vaca líquida se ubicó entre el lugar
5 y 10 de los alimentos de mayor consumo
en todos los cuartiles, con una proporción de
la población menor en el cuartil más bajo y
una cantidad promedio consumida similar. En
el cuartil de riqueza alto se observó que una
mayor proporción de población consumió
queso respecto a la población en el cuartil más
bajo con 45,8 % vs 27,6% respectivamente.
La leche en polvo fue consumida en menor
cantidad promedio en el cuartil más bajo con 18
gramos/día comparado con los demás cuartiles
en donde el consumo supero los 25 gramos.
Las leches fermentadas y bebidas lácteas no
estuvieron entre los 40 alimentos de mayor
consumo en el cuartil más bajo, sin embargo,
fueron consumidas en una proporción y
cantidad promedio similar entre los cuartiles
bajo, medio y alto.
Los resultados por región muestran que el
consumo de leche líquida fue menor en las
149
 regiones Orinoquía – Amazonía y Pacífica con
42,2 % y 39,5 % respectivamente y mayor en
las regiones Bogotá y Oriental con 75,1 % y 64,2
% comparado con el dato nacional (53%). En
cuanto al consumo de leche de vaca en polvo,
la menor proporción se encontró en las regiones
Bogotá y Oriental y mayor en la región Central,
la cantidad promedio consumida fue menor
en la región de Orinoquía – Amazonía con 14,5
gramos respecto al promedio nacional (26,1
gramos). En el caso del queso fue consumido
por una mayor proporción de la población de la
región Atlántica y menor de las regiones Pacífica
y Orinoquía - Amazonia. Las leches fermentadas
y las bebidas lácteas fueron consumidas en
mayor proporción por la población de la región
Bogotá (22,4 % y 17,3 %) comparado con el dato
nacional (15,2 % y 11,1 %) con una cantidad
promedio similar (tabla 38).
6.3.4 CARNES, HUEVOS Los resultados por región muestran que el huevo
Y LEGUMINOSAS SECAS.
De acuerdo a los alimentos reportados
en el recordatorio de 24 horas sin incluir
preparaciones, los alimentos del grupo de
las carnes, huevos y leguminosas que se
encontraron en los 40 alimentos de mayor
consumo (tabla 34) fueron el huevo en sexto
lugar con una cantidad promedio de 52,5 g;
carne de res y carne de pollo en los lugares
13 y 14 con una cantidad consumida de
51,4 g y 72,5 g respectivamente; seguidos
por productos cárnicos procesados - no
enlatados (embutidos) en el lugar 25 con 48,2
g en promedio y en el lugar 26 las mezclas
vegetales con una cantidad promedio
consumida de 23 g. En la desagregación por
sexo, los alimentos de mayor consumo de este
grupo se comportaron de manera similar, sin
diferencias en la proporción de la población
que los consume, ni en la cantidad promedio.
Por concentración de población no se encontraron
diferencias en la proporción y cantidad promedio
consumida de carne de res y mezclas vegetales
(tabla 35). La proporción y cantidad promedio
consumida de carne de pollo y huevo fue menor
en el área resto comparado con la cabecera con
32,2 % y 62,4 g y 56,6 % y 48,6 g respectivamente.
En el caso de los productos cárnicos no enlatados
150
(embutidos) una mayor proporción del área
cabecera los consumió con 22,5 % vs 11,0 % en la
zona resto, sin diferencias en la cantidad promedio.
Los resultados por índice de riqueza (tabla 36)
muestran que el consumo de carne de res fue
similar, mientras que la carne de pollo, huevo
y productos cárnicos fueron consumidos
por una menor proporción de la población
clasificada en el cuartil más bajo con 32,6 %,
53,9 % y 13,1 % respectivamente. Así mismo
las mezclas vegetales fueron consumidas en
mayor proporción por población del cuartil más
bajo y bajo; este alimento no se encontró entre
los 40 de mayor consumo en el cuartil alto. En
el cuartil más bajo se ubicaron en los lugares
36, 38 y 40 el pescado, fríjol y lenteja con una
cantidad promedio de 116,5 g, 26,6 g y 26,5 g;
estos alimentos no se encontraron entre los 40
de mayor consumo en los demás cuartiles.
fue uno de los alimentos de mayor consumo en
todas las regiones, sin embargo, se observó que
la región con menor proporción de población
que lo consumía fue la Atlántica con 45,0 % y en
mayor proporción en la región Bogotá con 75,3 %
comparado con el dato nacional (60,5 %). La carne
de pollo fue consumida en menor proporción en
la región Central (31,7 %) y en mayor proporción
la región Bogotá (53,8%) comparado con el
promedio nacional (39,0 %). La región Oriental
presentó la mayor proporción de consumo
de carne de res con 50,6 % y menor cantidad
promedio consumida de productos cárnicos
con 34,5 g vs 48,2 g a nivel nacional. En la región
Pacífica se observó una menor proporción de la
población que consumía carne de res (31,6%) y
mezclas vegetales (13,9%) (tabla 38).
6.3.5 GRASAS
En cuanto a las grasas, se ubicó entre los 40
alimentos de mayor consumo el aceite vegetal
en segundo lugar, con cerca del 75 % de la
población que reportó haberlo consumido el
día anterior a la encuesta, con un consumo
promedio de 8,4 gramos/día y la margarina
en el lugar 38 con una proporción de 11,4 %
y una cantidad promedio consumida de 3,4
gramos/día (tabla 34). Es importante tener
en cuenta que en el análisis no se incluyeron
preparaciones estandarizadas las cuales
pueden aportar cantidades adicionales y
otras fuentes de grasa. En la desagregación
por sexo y por concentración de población
no se encontraron diferencias en el consumo
de aceite vegetal, en el caso de la margarina
fue consumida en una mayor proporción por
la población del área cabecera con 13,6 % vs
6,1 % del área resto. Así mismo se observó
que el aceite vegetal fue consumido en
menor proporción y cantidad promedio en
los cuartiles medio y alto de riqueza, y en la
región Bogotá (6,2 g) comparado con el dato
nacional (8,4 g) y la región Atlántica (9,6 g).
6.3.6 AZÚCARES
De acuerdo con los alimentos reportados
en el recordatorio de 24 horas sin incluir
preparaciones, entre los 40 alimentos de mayor
consumo de la población de 1 a 4 años, se
encontró en el cuarto lugar el azúcar con una
cantidad promedio consumida de 19,3 gramos
(tabla 34); chocolate y panela en los lugares 15
y 17 con una cantidad promedio consumida de
9 y 49,5 gramos respectivamente; los dulces y
chocolates industrializados en el lugar 22 con
una cantidad promedio consumida de 15 g; las
bebidas carbonatadas en el lugar 23 con una
cantidad promedio de 195,1 g; en el lugar 24 el
agua de panela con 277 g y dulces y postres en
el lugar 32 con 66 g. En la desagregación por
sexo, los alimentos de mayor consumo de este
grupo tuvieron el mismo comportamiento, sin
diferencias en la cantidad promedio consumida
y la proporción de la población que los consume.
Los resultados por concentración de población
muestran que en este grupo no se encontraron
diferencias en el consumo de chocolate,
azúcar, dulces y chocolates industrializados.
En cuanto a bebidas carbonatadas, dulces y
postres la cantidad promedio consumida fue
similar, sin embargo, la población del área
cabecera presentó un mayor consumo que
la población del área resto con 22,5 % y 17,6
% respectivamente. El consumo de panela
y agua de panela fue mayor en el área resto
comparado con la cabecera (tabla 35).
Con respecto a la pertenencia étnica se encontró
que el azúcar, agua de panela y los dulces y
chocolates industrializados se comportaron de
manera similar, sin diferencias en la proporción
de la población que los consume o en la
cantidad promedio consumida. En la población
que se autorreconoció como afrodescendiente,
la proporción de consumo de panela y la
cantidad promedio consumida de chocolate
fue menor comparado con los demás grupos;
así mismo en la población sin pertenencia
étnica las bebidas carbonatadas, chocolate,
dulces y postres fueron consumidos por una
mayor proporción de la población (tabla 36).
Por índice de riqueza (tabla 37) no se encontraron
diferencias en el consumo de agua de panela,
bebidas carbonatadas, dulces y chocolates
industrializados. Se observó que la población
clasificada en el cuartil más bajo comparado
con el cuartil alto reportó un consumo mayor
de azúcar (22,5 g) y menor de dulces y postres
(53,6 g). La panela fue consumida en mayor
cantidad promedio y por una mayor proporción
de la población clasificada en el cuartil más bajo
respecto a los cuartiles medio y alto; así mismo
el chocolate, fue consumido por una menor
proporción de la población en el cuartil más
bajo respecto a los demás cuartiles.
Los resultados por región muestran que las
bebidas carbonatadas fueron consumidas
por una menor proporción de la población
en la región Pacífica (14,7 %) comparado con
el promedio nacional (21,1 %); el azúcar fue
consumido por una mayor proporción de
la población de la región Atlántica (74,7 %) y
una menor proporción de la población de la
región Oriental (49,1 %) comparado con el
dato nacional (62,2 %); la cantidad promedio
consumida fue menor en las regiones Bogotá,
Central, Oriental y Orinoquía – Amazonía
comparado con el promedio nacional. El
chocolate fue consumido en mayor cantidad
en las regiones Bogotá (11,4 g) y Oriental
(14,9 g) respecto al promedio nacional (9,0
g). El agua de panela y la panela fueron
consumidas por una mayor proporción de la
población de la región Central comparado
con el dato nacional. Los dulces y postres no se
encontraron entre los 40 alimentos de mayor
consumo de la región Atlántica y en el caso de
151
 los dulces y chocolates industrializados no se
evidenciaron diferencias por región (tabla 38).
6.4 ACTIVIDAD FÍSICA
Y COMPORTAMIENTOS
SEDENTARIOS
6.4.1 JUEGO ACTIVO
La OMS ha identificado la prevención de obesidad
en los niños como una de las prioridades del
siglo 21 (48). En Colombia, la Política Pública
Nacional de Primera Infancia establece el juego
como elemento fundamental dentro de las
estrategias de educación inicial para promover el
desarrollo integral de la primera infancia (49). Así
mismo, en el Plan Nacional de Desarrollo (PND)
2014–2018, se ratificó la importancia del juego
y la recreación, incluyéndolos en el conjunto de
atenciones básicas que potencian la educación
inicial en el marco de la estrategia De Cero a
Siempre (50). De esta forma en los lineamientos
técnicos de la Estrategia de Atención Integral de
la Primera Infancia en Colombia, se define que la
promoción de los estilos de vida saludables y el
desarrollo integral de los niños es prioritario, por
lo cual se requiere la articulación entre la familia,
el sector educativo y la sociedad (51).
Como forma de actividad física (AF) en los
primeros años de vida, el juego activo permite
mejorar todos los aspectos relacionados con
el bienestar de los niños, en particular, está
asociado con el desarrollo cognitivo, el sueño,
el desarrollo de habilidades motoras, salud
Gráfica 59. Prevalencia de niños y niñas de 3 a 5 años que cumplen con los
requerimientos de juego activo por índice de riqueza y sexo
100
90
80
70
60
% 50
40
25,6 25,2 26,3
30
20
10
0
Má s bajo Bajo
NACIONAL ÍNDICE DE RIQUEZA
152
psicosocial, indicadores cardio-metabólicos,
incremento en la densidad ósea y como
contribución a prevenir la obesidad (52–56).
Las recomendaciones de la realización de AF
en la población de preescolares tienen en
cuenta que en esta población la AF no ocurre
de una forma planeada o estructurada (56).
Específicamente, las guías Canadienses del
año 2012 recomiendan a los preescolares de
0 a 4 años acumular ≥ a 180 minutos diarios
de AF de cualquier intensidad (56).
A nivel internacional los estudios
epidemiológicos representativos a nivel
nacional realizados para estimar los niveles de
AF en población preescolar son limitados. Los
reportes de Canadá, Australia y Bélgica, donde el
nivel de AF es medido mediante acelerometría,
indican que la prevalencia de cumplir con
recomendaciones en preescolares es de 61,8
%, 93,1 % y 96 % respectivamente (57–59). En
solo 23 % de los estudios realizados en países
de alto ingreso, en los preescolares se reportan
120 minutos diarios de AF moderada (60,61).
Colombia es el primer país de América Latina en
reportar juego activo en una encuesta nacional.
En Colombia, de la población de niños y niñas
en edad preescolar solo el 25,6 % cumplía con
las recomendaciones de al menos 180 minutos
diarios de juego activo. Como reflejo de la
desigualdad por sexo e índice de riqueza, fueron
las niñas y las poblaciones en el cuartil de riqueza
más bajo quienes presentaron las prevalencias
de cumplimiento de las recomendaciones de
juego activo más bajas (gráfica 59).
32,3
30,2
21,7 20,7
Me dio Alto Niñas Niños
SEXO
Como se muestra en la tabla 39, las regiones
Atlántica, Oriental y Bogotá mostraron las
prevalencias más altas en el cumplimiento
de las recomendaciones de juego activo. Sin
embargo, no se observaron diferencias por
concentración de la población o etnia.
El análisis por variables de contraste mostró
que los hogares con mujeres cabeza
de hogar y el jefe de hogar identificado
con etnia afrodescendiente tenían una
mayor prevalencia de cumplir con las
recomendaciones de juego activo.
Adicionalmente, los niños y niñas que
contaban con televisor en el cuarto tenían
una menor prevalencia de cumplir con las
recomendaciones (tabla 40).
Como reflejo de la importancia del ambiente
para la promoción de actividad física, los
niños y niñas cuyos padres refirieron en la
encuesta contar con parques, áreas verdes,
o centros recreativos y deportivos en su
barrio, presentaron una prevalencia más
alta de cumplir con las recomendaciones de
juego activo. No se observaron diferencias
en la prevalencia de juego activo por años
de educación de la madre, tipo de hogar o
consejería en actividad física por parte de un
profesional de la salud.
6.4.2 TIEMPO EXCESIVO años, el 61,9 % pasaba tiempo excesivo frente
FRENTE A PANTALLAS
La evidencia internacional indica que los
comportamientos sedentarios se asocian de
manera negativa con la salud de los niños
y niñas en un periodo que es fundamental
para el desarrollo motor y cognitivo y para
el crecimiento (62). El tiempo excesivo frente
a pantallas se ha asociado con obesidad,
baja condición física, baja autoestima, bajo
comportamiento pro-social, irregularidad en
los horarios de sueño y disminución en el
rendimiento académico (63).
Las guías canadienses para el crecimiento
y desarrollo saludables en niños de 0 a 4
años, establecen que los cuidadores deben
minimizar el tiempo sedentario durante las
horas de vigilia, esto incluye el tiempo continuo
en comportamientos sedentarios por más de
una hora (64). La Academia Americana de
Pediatría recomienda a los padres: limitar el
tiempo total de los medios de comunicación
(medios de entretenimiento) a no más de 1 a
2 horas de programación de alta calidad por
día (65).
A nivel internacional, se encuentra poca
literatura reportando comportamiento
sedentario en este grupo de edad. Esta
evidencia indica que el tiempo excesivo
frente a pantallas tiene un rango entre 61,2 %
y 85 %. Según la Encuesta Nacional Española
2011-2012 la prevalencia de tiempo excesivo
en pantallas, en niños de 2 a 4 años, es de 61,2
% (66). En Australia, la prevalencia de tiempo
excesivo en comportamientos sedentarios es
82,7 % para el grupo de edad de 3 a 5 años.
Para Canadá la prevalencia de niños de 3 a 4
años que no cumplían con la recomendación
de tiempo frente a pantallas fue del 75,6 %
(64).
De acuerdo con los resultados de la ENSIN
2015, en la población de niños y niñas de 3 a 4
a las pantallas. Los niños y niñas que residen
en el área cabecera, quienes pertenecen al
cuartil del índice de riqueza alto (comparado
con el más bajo) y aquellos sin pertenencia
étnica tenían una mayor prevalencia de
pasar tiempo excesivo frente a las pantallas.
En la región de Bogotá el 80,0 % de los niños
y niñas en edad preescolar pasaban tiempo
excesivo frente a las pantallas, proporción
mayor al resto de las regiones (gráfica 60). No
se encontraron diferencias en la prevalencia
de tiempo excesivo frente a pantallas por
sexo.
153
 Gráfica 60. Prevalencia de niños y niñas menores de 3 a 5 años que permanecen
tiempo excesivo frente a pantallas por concentración de población y región

100

90 80,0

80
59,6
65,1 67,6
70 63,2
61,9 60,0

60
49,8 47,1
% 50

40

30

20

10

0
Atlántica Oriental Central Pacíf ica Orinoquía - Bogotá Cabecera Resto
Amazonía
NACIONAL REGIÓN CONCENTRACIÓN DE POBLACIÓN

El análisis de variables de contraste mostró yo dejo que el vea” (Cita grupo focal - AJC, La
que los niños y niñas que tenían televisión en Plata. Desarrollo cualitativo ENSIN 2015).
el cuarto presentaron mayores prevalencias
de tiempo excesivo frente a las pantallas. Por
otro lado, los niños y niñas con madres con
educación primaria incompleta, y aquellos
7 NIÑOS Y NIÑAS
con jefe del hogar identificado como DE 5 A 12 AÑOS
indígena mostraron una menor prevalencia
de tiempo excesivo frente a pantallas. Los 7.1 PRÁCTICAS DE
niños y niñas cuyos padres refirieron en la
encuesta contar con parques, áreas verdes, o
ALIMENTACIÓN DE INTERÉS EN
centros recreativos y deportivos en su barrio, NUTRICIÓN Y SALUD PÚBLICA
tuvieron una prevalencia más alta de tiempo
excesivo frente a pantallas. No se encontraron 7.1.1 PREVALENCIA DE USO
diferencias en la prevalencia de tiempo O CONSUMO USUAL DE ALIMENTOS
excesivo por sexo del jefe del hogar, tipo de
hogar o consejería en actividad física por 7.1.1.1 CEREALES, TUBÉRCULOS,
parte de un profesional de la salud. RAÍCES Y PLÁTANOS

De acuerdo con el análisis de grupos focales
desarrollados en la ENSIN 2015, se sugiere
que los canales infantiles son empleados
como una forma de distraer a los preescolares
mientras las madres realizan múltiples
actividades en el hogar.
“(…) yo lo hago por dos cosas por mi hijo
pues como él es tan hiperactivo tan cansón,
pues en vez de que este pegando pues yo
lo dejo que vea televisión a que me den
una mala noticia que se cayó que se rajó la
cabeza entonces por las dos opciones yo no
le digo nada porque desde que este quieto
En los niños y niñas escolares de 5 a 12 años,
la prevalencia de consumo de arroz o pasta
fue de 97,7 % y la frecuencia/día de 1,7, la de
pan de 93,1 % y la frecuencia/día de 0,9, la de
galletas de 86,9 % y la frecuencia/día de 0,6 y
la de arepa de 85,8 % y la frecuencia/día de
0,4. Frente a la prevalencia de consumo de
tubérculos y plátanos esta se observó en 96,2
% y la frecuencia/día 0,9. En la desagregación
por sexo no se encontraron diferencias
significativas (tabla 41).
Con relación a la variable etnia, no se
observaron diferencias en la prevalencia y

154
frecuencia/día en el consumo estos alimentos.
La prevalencia y frecuencia/día del consumo
de pan y galletas fue menor y menos frecuente
en los niños y niñas indígenas (pan 81,0 %
y 0,5 veces/día; galletas 70,4 % y 0,3 veces/
día) y el consumo de arepa fue menor en la
población afrodescendiente con 72,1 %, pero
más frecuente en la población sin pertenencia
étnica con 0,5 veces/día (tabla 42).
Al analizar por región se observó que no hay
diferencias en la prevalencia de consumo de
arroz o pasta; raíces, tubérculos y plátanos.
En cuanto al consumo de raíces, tubérculos
y plátanos es menos frecuente en la región
Atlántica con 0,7 veces/día. Para el consumo
de pan y galletas la mayor prevalencia y
frecuencia/día se encontró en las regiones
Bogotá y Oriental, mientras que la arepa fue
un alimento consumido en menor prevalencia
y frecuencia en las regiones Pacífica (76,8 % y
0,4 veces/día) y Bogotá (85,2 % y 0,3 veces/día)
comparado con las demás regiones (tabla 43).
De igual forma, por concentración
poblacional la prevalencia y frecuencia en
el consumo de arroz o pasta fue similar. La
prevalencia en el consumo de pan, arepa
y galletas en la cabecera (pan 94,1 %; arepa
86,6 %, galletas 88,5 %) fue mayor comparada
con el área resto, siendo esta diferencia
estadísticamente significativa para galletas. La
frecuencia/día se observó de manera similar
excepto en pan y galletas con 0,9 y 0,6 veces/
día respectivamente. El consumo de raíces,
tubérculos y plátanos no presentó diferencias
en la prevalencia por área, pero el consumo se
observó con mayor frecuencia en el área resto
comparada con la cabecera (1,1 veces/día vs
0,9 veces/día) (tabla 44).
Con relación al índice de riqueza no se observaron
diferencias en la prevalencia y frecuencia del
consumo de arroz, pasta, pan, raíces, tubérculos
y plátanos. En cuanto al consumo de arepa, pan
y galletas la prevalencia fue menor en el cuartil
de riqueza más bajo (arepa 82,8 %, pan 91,1 %,
galletas 83,2%). La frecuencia/día para galletas
fue mayor en los cuartiles medio y alto (0,7
veces/día). El consumo de pan y arepa presentó
una frecuencia/día similar por cuartil de riqueza
(tabla 45).
7.1.1.2 VERDURAS Y FRUTAS
Para este grupo de alimentos de interés en
nutrición y salud pública, se observó que la
prevalencia en el consumo de verduras crudas
en la población de 5 a 12 años fue de 69,9 % y
la frecuencia día de 0,4, la de verduras cocidas
de 65,3 % y la frecuencia día de 0,3; en cuanto
al consumo de frutas enteras fue de 85,4% y
la frecuencia/día de 0,6, la de frutas en jugo
89,8 % y la frecuencia/día de 1,1. Por sexo no
se encontraron diferencias en la prevalencia y
frecuencia/día (tabla 41).
Al analizar la prevalencia y frecuencia de
este grupo de alimentos por pertenencia
étnica se muestra que los niños y niñas
de 5 a 12 años que se autorreconocieron
como indígenas reportaron una menor
prevalencia y frecuencia/día en el consumo
de verduras crudas, frutas enteras y frutas
en jugo comparado con la población
afrodescendiente y sin pertenencia étnica. En
el caso de las verduras cocidas la prevalencia
y frecuencia/día fue mayor para los niños
y niñas sin pertenencia étnica (68,3 % y 0,4
veces/día) comparado con la población
afrodescendiente e indígena (tabla 42).
En cuanto al análisis por regiones se encontró
que la prevalencia y frecuencia/día del
consumo tanto de verduras cocidas y crudas
como de frutas enteras o en jugo en la
región Atlántica fue menor comparado con
las demás regiones. En cuanto al consumo
de verduras crudas y verduras cocidas
la prevalencia fue mayor en las regiones
Bogotá y Oriental, no había diferencia en
la frecuencia/día de verduras crudas, sin
embargo, para verduras cocidas se encontró
un consumo menos frecuente en las regiones
Atlántica y Pacífica con 0,2 y 0,3 veces día, lo
que equivale a 2 veces/semana vs 3 veces/
semana en las demás regiones. Cabe resaltar
que al comparar la prevalencia nacional y la
región Atlántica para verduras cocidas, se
observa una diferencia de 20,9 p.p. (tabla 43).
Respecto al consumo de frutas, las regiones
que tenían mayor prevalencia y frecuencia/día
en el consumo de frutas en jugo fueron Bogotá
(93,3 % y 1,2 veces/día) y Pacífica (93,6 % y 1,2
155
 veces/día), para frutas enteras en Bogotá (95,5 %
y 0,8 veces/día) se presentó el mayor consumo
comparado con las demás regiones y con el
consumo a nivel nacional donde se reportó
una diferencia de 10,1 p.p. En ambos casos las
regiones con menor prevalencia y frecuencia
de consumo fueron las regiones Atlántica y
Orinoquía - Amazonía. Por concentración de
población la prevalencia en el consumo tanto
de verduras como de frutas fue mayor en la
cabecera comparada con el área resto, con una
diferencia significativa, a excepción de verduras
cocidas. La frecuencia de consumo fue similar
excepto para las frutas en jugo en donde la
frecuencia de la cabecera fue mayor (1,2 veces/
día vs 0,8 veces/día) (tabla 44).
En cuanto al análisis por índice de riqueza se
observó que la prevalencia y frecuencia/día en
el consumo de frutas en jugo fue menor en los
cuartiles bajo y más bajo (84,3 % y 0,8 veces/
día y 91,5 % y 1 vez/día, respectivamente), en
el caso de las frutas enteras fue el cuartil alto el
que presenta mayor prevalencia y frecuencia
comparado con el cuartil más bajo, con una
diferencia de 10 p.p., y una frecuencia día de
0,9 y 0,5 veces/día lo que equivale a 6,3 y 3,5
veces/semana. Así mismo, tanto las verduras
cocidas como crudas fueron consumidas en
menor proporción y con menor frecuencia
por la población clasificada en el cuartil de
riqueza más bajo (57,7 % y 0,3 veces/día; 64,6
% y 0,3 veces/día) (tabla 45).
7.1.1.3 LECHE Y PRODUCTOS LÁCTEOS
Al analizar el consumo de leche (líquida o en
polvo) en este momento del curso de vida, se
observó una prevalencia de consumo de 92,9
% y una frecuencia/día de 1,0, para quesos y
otros productos lácteos como kumis o yogurt
la prevalencia fue de 88,9 % y la frecuencia/
día de 0,5. En la desagregación por sexo no se
encontraron diferencias (tabla 41).
Con respecto a la pertenencia étnica, los
niños y niñas indígenas tenían una menor
prevalencia y frecuencia en el consumo de
leche (78,4 % y 0,5 veces/día) comparado
con la población afrodescendiente y sin
pertenencia étnica en donde la prevalencia
del consumo de leche fue de 93,9 % y 93,8 %
156
respectivamente. Frente a productos lácteos
se presentó la misma situación en donde los
indígenas reportaron en el 69,6 % de consumo
y una frecuencia de 0,3 veces/día, 20 p.p de
diferencia con la población afrodescendiente
y sin pertenencia étnica (tabla 42).
En cuanto a la prevalencia en el consumo de
leche (liquida o en polvo) sola o en preparaciones,
se observó que 9 de cada 10 niños y niñas entre
5 a 12 años en todas las regiones (excepto la
región Atlántica) la consumían. La ingesta de
productos lácteos (queso, kumis, yogurt, queso
crema o suero costeño) también registró una
prevalencia de consumo y frecuencia alta en
Bogotá (94 % y 0,6 veces/día) y en la región
Atlántica (93,2 % y 0,6 veces/día) comparado
con la región Orinoquía - Amazonía (74,6 % y 0,3
veces/día) (tabla 43).
Los resultados por concentración de población
muestran que la prevalencia y frecuencia de
consumo de leche y productos lácteos fue
menor en el área resto comparado con la
cabecera, con una diferencia de 9,5 p.p., en
el consumo de productos lácteos (cabecera
91,4% y 0,6 veces/día vs resto 81,9% y 0,4
veces/día) (tabla 44). Frente a estos resultados
se observó que la población del área resto fue
la que presentó mayor desventaja en cuanto
a la frecuencia/día en el consumo de leche y
productos lácteos.
Con relación al índice de riqueza, el consumo
de leche y productos lácteos fue menor y
menos frecuente en el cuartil de riqueza más
bajo respecto a los cuartiles de riqueza medio
y alto. La prevalencia y frecuencia/día del
consumo de leche en el cuartil más bajo fue
de 90,4 % y 0,7 veces/día vs 95,1 % y 1,3 veces/
día en el cuartil alto. Para los productos lácteos
la mayor prevalencia se observó en el cuartil
medio 94,3 % y la mayor frecuencia/día en el
cuartil alto (0,8 veces/día), comparado con el
cuartil más bajo en donde la prevalencia es
83,1 % y la frecuencia/día de 0,4 (tabla 45).
7.1.1.4 CARNES, HUEVOS
Y LEGUMINOSAS SECAS.
La prevalencia de consumo de carnes (Carne
de res, ternera, cerdo, chigüiro, conejo, cabro,
curí) en los niños y niñas de 5 a 12 años fue
de 93,0 % y la frecuencia/día de 0,4; la de
pollo o gallina de 94,5 % y la frecuencia/día
0,4; la de pescados o mariscos de 59,6 % y la
frecuencia/día de 0,1; la de huevos de 97,1
% y la frecuencia/día de 0,7; la de morcilla o
vísceras de 32,6 % y la frecuencia/día de 0,05,
lo que equivale a 1,5 veces/mes; la de granos
secos o leguminosas de 94,9 % y la frecuencia/
día 0,4. Al analizar por sexo no se encontraron
diferencias (tabla 41).
No se encontraron diferencias en la
prevalencia de consumo de huevo entre
la población sin pertenencia étnica y
afrodescendiente. La población indígena
presentó una menor prevalencia y frecuencia
de consumo de huevo, pollo o gallina y granos
secos o leguminosas. Los pescados y mariscos
fueron consumidos con mayor frecuencia y
por una mayor proporción en la población
afrodescendiente (78,2 % y 0,3 veces/día),
comparado con la población indígena y sin
pertenencia étnica. En cuanto al consumo de
morcilla y vísceras en el grupo sin pertenencia
étnica fue 2,2 p.p. mayor que la prevalencia
nacional, con una frecuencia de consumo
que equivale a 1,5 veces al mes (tabla 42).
Por región los resultados muestran que los
niños y niñas de 5 a 12 años de la Atlántica
tenían un consumo de huevo menos
prevalente y frecuente con 95,0 % y 0,5
veces/día, lo que equivale a un consumo de
3,5 veces por semana comparado con las
demás regiones (entre 5 y 6 veces/semana).
En cuanto al consumo de pollo o gallina no
se encontraron diferencias por región. El
consumo de carne de res y otras carnes fue
menos prevalente en la región Pacífica (90,1
%) al compararlo con las otras regiones y 5,5
p.p. menos que la prevalencia nacional; en
cuanto a la frecuencia, su reporte fue menor
en la región Atlántica con 0,3 veces/día, lo
que equivale a 2,1 veces/semana comparado
con las regiones Oriental y Central con 0,5 y
0,6 veces/día (entre 3,5 y 4,2 veces/semana).
Respecto al consumo de pescados y mariscos
se encontró una mayor prevalencia y frecuencia
de consumo en las regiones Atlántica, Pacífica y
Orinoquía - Amazonía comparado con las demás
regiones. En el caso de la morcilla y vísceras la
menor prevalencia se encontró en la región
Pacífica (26,7 %) y una frecuencia de 0,35 veces
a la semana. Los granos secos o leguminosas
fueron consumidos en menor frecuencia y
proporción de la población en la región Atlántica
(90,5 % y 0,3 veces/día) (tabla 43).
Por concentración poblacional no se
encontraron diferencias en la prevalencia de
consumo de huevo, carne de res y otras carnes;
pollo o gallina; granos secos o leguminosas
entre cabecera y resto, sin embargo, la población
que habitaba en el área cabecera reportó una
mayor frecuencia/día en el consumo de pollo
equivalente a 2,8 veces/semana comparado
con 2,1 veces/semana de lo reportado en el área
resto (tabla 44).
Por índice de riqueza no había diferencias
en la prevalencia del consumo de huevo y
granos secos o leguminosas, sin embargo,
la frecuencia/día en el consumo de huevo
fue inferior en el cuartil más bajo (0,7 veces/
día). En el caso de la carne res y otras carnes;
pollo o gallina; pescados o mariscos la
prevalencia fue mayor en los cuartiles medio
y alto comparado con el cuartil más bajo. El
consumo de morcilla o vísceras fue menor
en el cuartil más bajo (29,4 %) y alto (27,9 %)
comparados con el consumo presentado en
el cuartil bajo; sin embargo, en la frecuencia/
día no se observaron diferencias (tabla 45).
7.1.1.5 GRASAS
La prevalencia de consumo de mantequilla,
crema de leche o manteca de cerdo en los
niños y niñas de 5 a 12 años, se observó
en un 34 % y una frecuencia/día de 0,2.
Por sexo no se encontraron diferencias. Al
analizar el consumo de estos alimentos
según la pertenencia étnica, la prevalencia y
frecuencia/día de consumo fue mayor en los
niños y niñas sin pertenencia étnica respecto
a la población afrodescendiente (35,5 % vs
27,4 %) (tabla 42).
La mayor prevalencia y frecuencia de
consumo de mantequilla, crema de leche o
manteca de cerdo se encontró en la región
Central con una prevalencia de 43,3 %, 9,3
157
 p.p. mayor que a nivel nacional. Al contrario,
la menor prevalencia y frecuencia/ día se
observó en la región Orinoquía – Amazonía
con 13,1% y 0,1 veces/día.
En cuanto al análisis por concentración
de población en este grupo de edad la
prevalencia y frecuencia/día se ubicó con
mayor predominio en el área cabecera con
37,9 % y 0,2 veces/día comparado con el área
resto cuya prevalencia fue 14,8 p.p. menos
(23,1 %,0,1 veces/día) (tabla 44). Por índice de
riqueza se observó una mayor prevalencia y
frecuencia de consumo en el cuartil alto (54,1
% y 0,3 veces/día) comparado con los niveles
más bajo (22,8 % y 0,1 veces/día) y bajo (31,4
% y 0,2 veces/día).
7.1.1.6 AZÚCARES
La prevalencia del consumo de panela, azúcar
o miel en la población de 5 a 12 años fue de
95,2% y la frecuencia fue de 1,8 veces al día, la
de golosinas o dulces de 88,8% y la frecuencia/
día de 0,9, la de gaseosas, té y refrescos de
81,8% con una frecuencia/día de 0,5 lo que
equivale a 3,5 veces/semana. Por sexo no se
encontraron diferencias en la prevalencia y
frecuencia/día del consumo de panela, azúcar
o miel; gaseosas, té y refrescos, sin embargo,
el consumo de golosinas y dulces fue más
prevalente y frecuente en las niñas (87,8 % y 1
vez/día) (tabla 41).
Con relación a los resultados por pertenencia
étnica, estos muestran que la población
indígena de 5 a 12 años tenía una menor
prevalencia en el consumo de golosinas o
dulces (75,1%), panela, azúcar y miel (86,9%)
y gaseosas, te y refrescos (70,1%) comparado
con los niños y niñas afrodescendientes y
aquellos sin pertenencia étnica. Respecto a
la frecuencia/día en el consumo de panela,
azúcar y miel no se encontraron diferencias,
pero el consumo de golosinas o dulces en los
niños y niñas de 5 a 12 años afrodescendientes
fue 1,3 veces/día mayor al compararlo con los
grupos sin pertenencia étnica e indígenas con
0,9 veces/día y 0,6 veces/día respectivamente.
En cuanto a la prevalencia de consumo de
gaseosas, té y refrescos no light la población
afrodescendiente las consumió con mayor
158
frecuencia (0,7 veces/día) comparado con
los niños y niñas sin pertenencia étnica (0,5
veces/día). Para la población indígena no fue
posible realizar la comparación dado que la
estimación no tiene suficiente precisión (tabla
42).
Por región se observó que no hay diferencias
en la prevalencia de consumo de panela,
azúcar o miel, mientras la frecuencia/días
fue superior en las regiones Central y Pacífica
comparado con las demás regiones con 2,0
y 2,2 veces/día. En cuanto al consumo de las
golosinas o dulces se presentó una mayor
proporción en la región Central con el 90,7
% (1,1 veces/día) y una menor proporción en
las regiones Atlántica y Orinoquía - Amazonía
con una prevalencia del 85,1 % y 85,7 %
respectivamente.
En la desagregación por índice de riqueza no
se encontraron diferencias en la prevalencia
del consumo de panela, azúcar y miel, sin
embargo, la frecuencia/ día fue mayor en el
cuartil más bajo con 1,9 veces/día vs 1,7 veces/
día en el cuartil alto. Respecto al consumo de
golosinas o dulces; gaseosa, té y refrescos la
prevalencia fue mayor en los cuartiles medio
y alto comparado con el cuartil más bajo
(tabla 45).
Por concentración de población, no se
encontraron diferencias en la prevalencia
de consumo de panela, azúcar o miel, pero
la frecuencia/día fue mayor en la población
residente del área resto (2,0 veces/día). En
cuanto al consumo de golosinas o dulces
y gaseosa, té y refrescos, en el área resto se
presentó una menor prevalencia y frecuencia/
día (tabla 44).
7.1.2 PRÁCTICAS ASOCIADAS
A LA ALIMENTACIÓN, DE INTERÉS P
ARA LA NUTRICIÓN PÚBLICA
El analizar el uso del salero en la mesa en los
niños y niñas de 5 a 12 años, se observó una
prevalencia de 11,4 % con una frecuencia/
día de 0,1, lo que equivale a 1,5 veces en 15
días, siendo de esta forma una práctica muy
poco frecuente en este grupo, al igual que
el consumo de alimentos en la calle con la
misma frecuencia/día presentándose en
32,9 % de la población. La prevalencia de
llevar las comidas preparadas en casa para
ser consumidas por fuera fue de 16,3 % y
la frecuencia/día de 0,1 es decir 1,5 veces
cada 15 días. La práctica más prevalente en
este grupo estaba relacionada con el uso
de pantallas, en donde cerca de 7 de cada
10 niños (67,9 % de la población) reportó
consumir alimentos mientras utilizaba algún
tipo de pantalla, con una frecuencia de 1,0
vez/día. En la desagregación por sexo no se
encontraron diferencias (tabla 41).
Con respecto a la pertenencia étnica y región
la prevalencia en la realización de las prácticas
de uso del salero en la mesa y consumir
comidas preparadas en casa para ser
consumidas por fuera no fue posible realizar
comparaciones entre todos los grupos dado
que las estimaciones no tienen suficiente
precisión. Sin embargo, se debe resaltar
que el uso de salero en la región Bogotá se
encontró 4,3 p.p. por encima de la prevalencia
nacional. Frente a la práctica de consumo de
alimentos en la calle (puestos ambulantes) no
se encontraron diferencias entre los grupos de
población afrodescendiente y sin pertenencia
étnica.
En cuanto al consumo de alimentos
mientras se utiliza algún tipo de pantalla,
la prevalencia y frecuencia/día fue menor
en la población indígena con 33,7 % y 0,5
veces/día, comparado con los niños y niñas
afrodescendientes (74,1 % y 1,3 veces/día) y
sin pertenencia étnica (69,4 % y 1,0 vez/día).
Por región la menor prevalencia y frecuencia/
día de esta práctica se encontró en la región
Orinoquía - Amazonía con 56,7 % y 0,7 veces/
día; las regiones con mayor prevalencia fueron
la región Bogotá con 75,7 % y la Oriental 70,9
% (tabla 43).
Según el índice de riqueza para la práctica
de uso del salero en la mesa, esta fue mayor
en los cuartiles medio (14,3 %) y alto (17,8
%) comparado con los cuartiles bajo (8,6 %)
y más bajo (8,7 %). Respecto a la práctica de
comidas preparadas en la casa para consumir
en el lugar de estudio, la mayor prevalencia
y frecuencia/día se presentó en el cuartil alto
con 28,8 % y 0,2 veces/día, comparado por
el cuartil más bajo (9,9 % y 0,1 veces/día). En
cuanto al consumo de alimentos en la calle
(puestos ambulantes) y comer mientras
utiliza alguna pantalla fueron prácticas menos
prevalentes en la población clasificada en el
cuartil más bajo (tabla 45).
Por concentración poblacional, la prevalencia
en la realización de la práctica de uso del
salero en la mesa no tuvo diferencias en la
desagregación por área. Las prácticas de
consumir comidas preparadas en la casa para
ser consumidas por fuera y el consumo de
alimentos en la calle (puestos ambulantes)
fueron menos prevalentes en el área resto
comparado con la cabecera (tabla 44).
7.1.3 OTROS CONSUMOS
NO AGRUPADOS, DE INTERÉS
PARA LA NUTRICIÓN PÚBLICA
La prevalencia del consumo de alimentos de
paquete fue de 82,5 % y la frecuencia/día de
0,5 (3,5 veces a la semana), la de alimentos de
comida rápida de 57,5 % y la frecuencia/día de
0,1 (1 vez por semana), la de alimentos fritos
de 92,5 % y la frecuencia día de 0,6 (4 veces
a la semana). En la desagregación por sexo
no se encontraron diferencias. Los resultados
por etnia muestran que la prevalencia en el
consumo de alimentos de comida rápida fue
mayor en los niños y niñas sin pertenencia
étnica que los afrodescendientes e indígenas
con 61,2 %, 49,2 % y 14,1% respectivamente,
aunque su frecuencia día fue similar en
los tres grupos. El consumo de alimentos
de paquete y alimentos fritos fue menos
prevalente y frecuente en la población
indígena comparado con los niños y niñas
afrodescendientes y sin pertenencia étnica
(tabla 42).
Por región la mayor prevalencia en el consumo
de alimentos de comida rápida y alimentos
de paquete se encontró en la región Bogotá.
En cuanto a la frecuencia/día del consumo
de comidas rápidas este fue similar entre
regiones, condición diferente para alimentos
de paquete donde la mayor frecuencia/
día se encontró en la región Atlántica con
0,6 veces/día, lo que equivale a 4,2 veces/
159
 semana, comparado con la región Orinoquía
- Amazonía con 0,3 veces/día, lo que equivale
a 2,1 vece/semana. El reporte de consumo
de alimentos fritos fue más prevalente y
frecuente en la región Central con 94,4 % y 0,7
veces/día (4,9 veces por semana) (tabla 43).
Por índice de riqueza se observó que la
población de 5 a 12 años clasificada en el
cuartil de riqueza alto consumía en mayor
proporción comidas rápidas (88,3 %)
comparado con los cuartiles bajo y más bajo.
En el caso de los alimentos de paquete la
prevalencia fue menor en el cuartil más bajo
(77,7 %) con una frecuencia de consumo de 2,8
veces por semana. El consumo de alimentos
fritos no mostró diferencias en la prevalencia
ni en la frecuencia/día entre los cuartiles
analizados ni por concentración de población.
En cuanto al consumo de comidas rápidas y
alimentos de paquete fue más prevalente en
la población que residía en el área cabecera,
sin embargo, no se encontraron diferencias
en la frecuencia/día (tabla 44).
7.2 INGESTA DIETÉTICA POR
RECORDATORIO 24 HORAS
7.2.1 CEREALES, TUBÉRCULOS,
RAÍCES Y PLÁTANOS
De los 40 alimentos más consumidos por
los niños y niñas de 5 a 12 años, una parte
importante perteneció al grupo de cereales,
tubérculos, raíces y plátanos. El arroz ocupó
el primer lugar con una cantidad promedio
consumida al día de 99,2 gramos, seguido de,
la papa en segundo lugar con 147,8 gramos
en promedio, en séptimo lugar el pan con 77,8
gramos, en octavo lugar el plátano con 112,2
gramos en promedio. Entre las posiciones 17
a 40 en su orden se encontraron las galletas
-17, otros derivados de cereales -19, pasta - 23,
maíz - 24, arepa – 25 y yuca – 28 (tabla 46).
En la desagregación por sexo, se encontró
que los alimentos de mayor consumo de este
grupo se comportaron de manera similar
entre niños y niñas en cuanto a la proporción
de la población que los consume y la cantidad
160
promedio respectivamente. De otro lado, los
resultados por concentración de población
evidenciaron un consumo de arroz mayor en
la población del área resto comparado con
la cabecera, en contraste del caso de pan y
galletas donde a población de la cabecera
tuvo un consumo promedio mayor. Para el
caso de la arepa, otros derivados de cereales,
pasta y yuca no se presentaron diferencias en
la cantidad de consumo promedio, pero sí en
la proporción de población que los consumió,
con un mayor consumo de arepa y otros
derivados de cereales en la cabecera, y pasta
y yuca en el área resto (tabla 47).
Por etnia se observó que, aunque el arroz fue
el alimento de mayor consumo en todos los
grupos, los niños y niñas sin pertenencia étnica
tuvieron una cantidad promedio consumida
menor (94,7 g) al compararse con la población
indígena (124,2 g) y afrodescendiente (121,6
g). Así mismo, la papa y la arepa fueron
alimentos consumidos en mayor proporción
por la población sin pertenencia étnica. No
obstante, se presentó una menor proporción
de consumo de pan, galletas y otros derivados
de cereales en la población indígena con
respecto a la población sin pertenencia étnica
(tabla 48).
Con relación al índice de riqueza, se evidenció
igualmente que el arroz fue el alimento de
mayor consumo en todos los grupos, no
obstante, la cantidad promedio consumida
fue mayor en el cuartil más bajo con
116,5g comparado con los demás cuartiles
de riqueza. De otro lado, la arepa y otros
derivados de cereales fueron consumidos en
una menor proporción de población, pero
mayor cantidad promedio por la población
clasificada en el cuartil más bajo. En cuanto al
pan y las galletas la población perteneciente
al cuartil medio y alto consumieron en
mayor proporción estos alimentos frente al
cuartil más bajo. Por el contrario, el plátano
fue consumido en mayor proporción por la
población clasificada en el cuartil más bajo
con 48,4 % y 137,8 g. En el caso de la yuca y la
avena no se ubicaron entre los 40 alimentos
de mayor consumo en los cuartiles medio
y alto, sin embargo, en el cuartil más bajo
se presentaron en los lugares 22 y 34 con
proporciones de 21,2 % y 11,6 %, y cantidades
promedio consumidas de 82,3 g y 15,0 g
respectivamente (tabla 49).
En el análisis por región, igualmente se observó
que el arroz fue el alimento de mayor consumo
en todas las regiones, sin embargo, las regiones
con mayor proporción de la población que
lo consumía fueron las regiones Atlántica y
Pacífica con 91,1 % y 94,8 % respectivamente,
comparado con el porcentaje nacional (88,3 %).
Es importante tener en cuenta que la categoría
de arroz solo incluyó el arroz como ingrediente,
no se incluyeron preparaciones estandarizadas
de arroz con otros ingredientes. Por otra parte,
el pan, fue consumido en menor cantidad
en Bogotá y la región Orinoquía - Amazonía
comparado con el promedio nacional.
Finalmente, la arepa fue un alimento consumido
por una mayor proporción de la población en
la región Central y en menor proporción en las
regiones Atlántica y Pacífica (tabla 50).
7.2.2 VERDURAS Y FRUTAS.
En la población de 5 a 12 años, de acuerdo con
los alimentos reportados en el recordatorio
de 24 horas sin incluir preparaciones, las
frutas y verduras fueron consumidas por un
bajo porcentaje de la población y en bajas
cantidades. En los alimentos de mayor consumo
se encontraron entre los lugares 3 y 40 verduras
como cebolla, tomate, zanahoria, arveja verde y
habichuela con una proporción de la población
que las consumía entre el 10,5 % y el 61,5 % y
una cantidad promedio consumida al día entre
20,6 y 36,4 gramos. Las frutas más consumidas
se encontraron en los lugares 35 y 37, las cuales
fueron el limón y mango con una cantidad
promedio de 14 g, y 142,7 g respectivamente.
En la desagregación por sexo las frutas y
verduras de mayor consumo tuvieron el mismo
comportamiento, sin diferencias entre niños y
niñas en la proporción de la población que los
consumía y en la cantidad promedio (tabla 46).
En relación con la concentración poblacional,
se evidenció que la población de la cabecera
tuvo un mayor consumo de cebolla, tomate y
tomate de árbol con respecto al área resto con
22,3 g, 38,5g y 69,7g. En contraste la población
del área resto tuvo un consumo mayor de
mango. Con respecto a la pertenencia étnica
se observó que la población sin pertenencia
étnica tuvo una mayor proporción de
consumo de zanahoria y una cantidad
promedio consumida mayor de tomate con
respecto a la población afrodescendiente e
indígena. El mango no se ubicó entre los 40
alimentos de mayor consumo en la población
indígena (tabla 48).
Por cuartil de riqueza, se observó que no hubo
diferencias en la proporción de población que
consumió frutas y verduras ubicadas entre
los primeros 40 alimentos, excepto para la
cebolla y el limón que fueron consumidos en
mayor proporción por la población clasificada
en el cuartil más bajo. La habichuela y la arveja
verde solo se encontró entre los 40 alimentos
de mayor consumo de los cuartiles medio y
alto (tabla 49).
Al comparar con los datos nacionales, se
evidenció que la población de la región Central
tuvo una mayor proporción de consumo de
zanahoria (44,5%) y la región Atlántica de
tomate de árbol (15,1%), sin embargo, para el
caso de la zanahoria en la región Atlántica la
cantidad promedio consumida fue menor al
consumo nacional. Para el caso del tomate y
el limón no se presentaron diferencias a nivel
de región en la proporción de población que
consume estos alimentos ni en la cantidad
promedio consumida. Con respecto a la
cantidad promedio consumida hay diferencias
en el consumo de Mango frente a los datos
nacionales, presentando mayor cantidad
consumida en la región Atlántica (tabla 50).
7.2.3 LECHE Y PRODUCTOS LÁCTEOS
Entre los 40 alimentos más consumidos por
la población de 5 a 12 años, de este grupo se
encontró la leche líquida en el octavo lugar
con una cantidad promedio consumida de
228,2 g, enseguida el queso en el doceavo
lugar con 41,3 g y por último la leche de
vaca en polvo en el lugar treinta y tres con
12,9 g en promedio. En la desagregación
por sexo no se encontraron diferencias. Por
concentración de población se observó una
mayor proporción de población y cantidad
promedio consumida de leche líquida en la
161
 población de la cabecera comparado con
el área resto. Así mismo, se presentaron
diferencias en la proporción de población
que consumía leche de vaca en polvo y
queso siendo menor en el área resto, pero
en cantidad promedio consumida similar al
área de cabecera. Las leches fermentadas no
se ubicaron entre los 40 alimentos de mayor
consumo en el área resto (tabla 47).
Con respecto a la pertenencia étnica, se observó
que los niños y niñas que se autorreconocieron
como indígenas y afrodescendientes tuvieron
una menor proporción de consumo de leche
líquida al compararse con la población sin
pertenencia étnica, sin embargo, la cantidad
promedio consumida fue similar en las
tres categorías de pertenencia étnica. En
contraste, la leche de vaca en polvo y queso
fue consumida en proporciones similares por
la población sin pertenencia étnica, indígenas
y afrodescendientes (tabla 48).
Los resultados por cuartil de riqueza evidenciaron
que la proporción de consumo de leche
líquida fue mayor a mayor cuartil de riqueza,
presentando 67,7 % para cuartil de riqueza alto
frente a 37,7 % en el cuartil de riqueza más bajo,
no obstante, no se presentaron diferencias en la
cantidad consumida en los diferentes cuartiles
de riqueza. La población clasificada en el cuartil
medio y alto contaron con una proporción de
consumo de queso mayor comparado con
el cuartil más bajo (43,9 %, 46,5 % y 30,5 %
respectivamente), sin diferencias en la cantidad
promedio consumida. La leche de vaca en polvo
fue consumida por una mayor proporción de
la población clasificada en el cuartil bajo con
14,9 %, pero la cantidad promedio consumida
fue similar en todos los cuartiles de riqueza. En
el caso de las leches fermentadas y bebidas
lácteas no se ubicaron entre los 40 alimentos
de mayor consumo en la población clasificada
en el cuartil de riqueza más bajo y bajo, y en los
demás cuartiles no se observaron diferencias en
el consumo (tabla 49).
Los resultados por región muestran que la
proporción de consumo de leche líquida fue
menor en la región Pacífica y región Orinoquía
- Amazonía, y mayor en la región Bogotá y
Oriental comparado con el dato nacional, sin
162
embargo, no se encontraron diferencias en la
cantidad promedio consumida. De otro lado
la región que presentó una menor proporción
de consumo de queso con respecto a la
proporción nacional fue la región Pacífica
(26,9 %) y en contraste la región Atlántica con
una proporción mayor (54,8 %). La cantidad
promedio consumida de queso fue similar
excepto en la región Central donde el consumo
fue mayor al promedio nacional con 48,6 g.
Por otra parte, se encontró que el consumo de
leche de vaca en polvo fue similar por región,
a excepción de la región Bogotá debido a que
no fue posible realizar comparaciones por la
baja precisión en sus estimaciones. Las leches
fermentadas y bebidas lácteas no se ubicaron
entre los 40 alimentos de mayor consumo
en la población de las regiones Atlántica,
Orinoquía - Amazonía y Pacífica (tabla 50).
7.2.4 CARNES, HUEVOS
Y LEGUMINOSAS SECAS.
Teniendo en cuenta los alimentos reportados
en el recordatorio de 24 horas sin incluir
preparaciones, los alimentos del grupo de
las carnes, huevos y leguminosas que se
encontraron en los 40 alimentos de mayor
consumo fueron el huevo en sexto lugar con
una cantidad promedio de 59,9 g; carne de res
y carne de pollo en los lugares once y catorce
con una cantidad promedio consumida de
76,2 g y 90,3 g respectivamente; seguidos
por los productos cárnicos procesados no
enlatados (embutidos) en el lugar dieciocho
con 62,3 g en promedio, en el lugar treinta y
dos se encontró la carne de cerdo con 93,7 g
y por último el frijol en el puesto treinta y seis
con 49,9 g. En la desagregación por sexo, los
alimentos de mayor consumo de este grupo
tuvieron el mismo comportamiento, sin
diferencias en la proporción de la población
que los consume y en la cantidad promedio
consumida (tabla 46).
Por concentración de población no se
encontraron diferencias en la proporción
de población ni en la cantidad promedio de
consumo de la carne de cerdo. El consumo
de carne de pollo y productos cárnicos
procesados (embutidos) fue menor en el área
resto con 29,0 % y 18,0 % comparado con la
cabecera con 36,3 % y 31,8 % respectivamente;
la cantidad promedio consumida fue similar
excepto para la carne de res donde la cantidad
promedio fue menor en el área resto con 64,7
gramos versus 80,2 gramos en la cabecera
(tabla 47).
Los resultados por pertenencia étnica
mostraron que en la población indígena
el huevo fue consumido por una menor
proporción y menor cantidad al compararse
con la población sin pertenencia étnica. Así
mismo, la carne de pollo fue consumida en
menor proporción por la población indígena
y afrodescendiente con 18,8 % y 23,3 %
frente a población sin pertenencia étnica con
36,7 %, sin embargo, solo se presentó una
menor cantidad promedio de consumo en la
población indígena con 74,3 g. La carne de
res fue consumida en mayor proporción por
la población sin pertenecía étnica (46,6 %)
comparado con la población afrodescendiente
(25,6 %), sin encontrar diferencias en la
cantidad promedio consumida. No fue
posible establecer diferencias para la carne
de res, carne de cerdo y productos cárnicos
procesados en la población indígena debido
a la precisión de las estimaciones (tabla 48).
Los resultados por índice de riqueza muestran
que el consumo de huevo, y productos
cárnicos procesados fue menor en la
población clasificada en el cuartil de riqueza
más bajo con 48,4 % y 18,4 % respectivamente;
y la cantidad promedio consumida fue
similar excepto para los productos cárnicos
procesados en donde la cantidad promedio
consumida fue menor en el cuartil bajo con
56,1 gramos comparado con el cuartil más
bajo con 72,8 gramos (tabla 49).
Los resultados por región muestran que el
consumo de huevo fue uno de los alimentos
de mayor consumo en todas las regiones, sin
embargo, se observó una menor proporción
de consumo en la región Atlántica (36,3 %)
y las mayores en las regiones Bogotá (64,8
%) y Oriental (63,2 %) comparado con el
dato nacional (54,0 %); la región con menor
cantidad promedio reportada fue la Atlántica
con 52,2 g. La carne de res fue consumida
en menor proporción por la población
de la región Pacífica con 31,0 % y mayor
proporción poblacional en la región Oriental
con 51,3 % comparado con el dato nacional
(43,7 %). El consumo de cerdo fue mayor en
la región Central con 19,7 % y menor en la
región Orinoquía - Amazonía con 5,4 % frente
promedio de consumo Nacional con 12,9 %.
No se presentaron diferencias por región en
la cantidad promedio consumida de carnes,
leguminosas y productos cárnicos procesados
que se encontraron en los cuarenta alimentos
de mayor consumo. Los productos cárnicos
procesados no enlatados (embutidos) fueron
consumidos en menor proporción en la
región Orinoquía - Amazonía (tabla 50).
7.2.5 GRASAS
En cuanto a las grasas, el aceite vegetal y la
margarina se ubicaron entre los 40 alimentos
de mayor consumo. El aceite vegetal en
segundo lugar, donde el 79,9% de la población
reportó haberlo consumido el día anterior a la
encuesta con un promedio de 11,7 gramos/
día; y la margarina en el puesto treinta y
nueve con una proporción de consumo de
10,6 % y cantidad promedio consumida de
5,4 g. Es importante tener en cuenta que en
el análisis no se incluyeron preparaciones
estandarizadas las cuales pueden aportar
cantidades adicionales y otras fuentes de
grasa.
Por sexo no se encontraron diferencias
tanto en la proporción de población como
en la cantidad promedio consumida. Por
concentración de población, el aceite
vegetal presentó proporciones de consumo
y cantidad promedio consumida similares
tanto en cabecera como en el área resto.
La proporción de población que consumía
margarina fue menor en área resto con 6,7 %
respecto a la cabecera (11,9 %).
Así mismo, se observó que el aceite vegetal
no presentó diferencias en la proporción
de población que consumió este alimento
y en la cantidad promedio consumida en
las tres categorías de pertenencia étnica. La
margarina no se encontró en los cuarenta
alimentos de mayor consumo de la población
afrodescendiente ni indígena (tabla 48).
163
 Con relación al índice de riqueza, la proporción
de población que consumió aceite vegetal
fue mayor en el cuartil más bajo con 83,7 %.
La margarina no se encontró como uno de
los alimentos de mayor consumo en el cuartil
más bajo.
Frente a los resultados nacionales, se observó
que la región Oriental presentó menor
proporción de consumo de aceite vegetal
con 71,2 %. La margarina hace parte de los
alimentos de mayor consumo de las regiones
Bogotá, Central y Oriental (tabla 50).
7.2.6 AZÚCARES
De acuerdo con los alimentos reportados
en el recordatorio de 24 horas sin incluir
preparaciones, entre los 40 alimentos de mayor
consumo de los niños y niñas de 5 a 12 años,
se ubicó en el quinto lugar el azúcar con una
proporción de población de 54,5 % y cantidad
promedio consumida de 18,6 g; chocolate y
bebidas carbonatadas en los lugares trece y
dieciséis con 34,9 % y 30,6 % y una cantidad
promedio consumida de 12,5 g y 287,4 g
respectivamente; los dulces y chocolates
industrializados en el lugar veinte con una
proporción de 26,7 % y cantidad promedio
consumida de 18,8 g; panela y agua de panela
en el lugar veinte uno y veinte seis con 26,0 %
y 16,9 % y una cantidad promedio consumida
de 50,4 g y 287,3 g respectivamente. Por último,
las bebidas saborizadas, dulces y postres en el
lugar treinta, y treinta y cuatro con 14,0 % y 12,0
%, y una cantidad promedio de 252,4 g y 62,2 g.
En la desagregación por sexo, los alimentos de
mayor consumo de este grupo tienen el mismo
comportamiento, sin diferencias en la cantidad
promedio consumida y la proporción de la
población que los consume (tabla 46).
Los resultados por concentración de
población mostraron que el consumo de
bebidas carbonatadas, dulces y chocolates
industrializados, bebidas saborizadas y, dulces
y postres en la población perteneciente a la
cabecera presentaron una mayor proporción
de consumo comparado con el área resto;
la cantidad promedio consumida fue similar
excepto en el consumo de dulces y chocolates
industrializados donde la población de la
164
cabecera reportó un consumo mayor en
cantidad promedio. El consumo de panela fue
mayor en el área resto con una proporción de
38,5% vs 21,5% en la cabecera (tabla 47).
Con respecto a la pertenencia étnica se encontró
que el chocolate, las bebidas carbonatadas, los
dulces y chocolates industrializados, panela y
agua de panela fueron consumidos por una
mayor proporción de la población de 5 a 12
años sin pertenencia étnica comparado con la
población indígena (tabla 48).
Por índice de riqueza se observa que la
población clasificada en el cuartil más bajo
comparado con los demás cuartiles tuvo un
consumo menor de chocolate (26,9 %), y un
mayor consumo de panela (33,3 %) y mayor
cantidad promedio consumida de azúcar (21,7
g). La población clasificada en los cuartiles de
riqueza bajo y medio en mayor proporción
reportaron un consumo de bebidas
carbonatadas (cuartil bajo 34,1 % y cuartil
medio 35,7 %). No se encontraron diferencias
por cuartil de riqueza en la proporción y
cantidad promedio consumida de dulces y
chocolates industrializados (tabla 49).
Por región se encontró que la proporción
de población que consumió chocolate fue
mayor en la región Bogotá y región Central,
comparado con los datos nacionales, así mismo,
en las regiones Atlántica (12,5 %) y Pacífica (22,9
%) se presentaron las menores proporciones de
consumo con respecto a la prevalencia nacional.
Así mismo, la cantidad promedio consumida de
chocolate fue menor en las regiones Atlántica
y Pacífica con 8,6 g y 7,2 g respectivamente. En
cuanto al azúcar, se observó que la proporción
de consumo fue mayor en la región Atlántica
con 66,1 % y menor en la región Central con
46,8 % frente al promedio nacional (54,5 %). En
el caso de las bebidas carbonatas, y bebidas
saborizadas no se presentaron diferencias en la
proporción de población y cantidad promedio
consumida a nivel de región. En la región
Atlántica una menor proporción de población
consumió panela, agua de panela y dulces
y postres comparado con el dato nacional, a
diferencia de la región central que tuvo una
mayor proporción de consumo de dichos
alimentos (panela, agua de panela y dulces y
postres). Los dulces y postres no se encontraron
entre los 40 alimentos de mayor consumo en la
región Atlántica (tabla 50).
7.3 ACTIVIDAD FÍSICA
Y COMPORTAMIENTOS
SEDENTARIOS
7.3.1 ACTIVIDAD FÍSICA
La práctica de actividad física regular durante
la niñez se asocia con el adecuado crecimiento
óseo y musculo-esquelético, el desarrollo
saludable del sistema cardiorrespiratorio, la
estabilización de los niveles de triglicéridos
e insulina, la prevención del sobrepeso y
la obesidad, y mejora la función cognitiva
incluyendo un aumento de habilidades de
percepción, cociente intelectual y mejor
desempeño académico (67–69).
Según las recomendaciones de la OMS, los
niños y niñas de 6 a 12 años deberían invertir
por lo menos 60 minutos diarios en actividades
físicas de intensidad moderada a vigorosa
(70), incluyendo al menos 3 veces por semana
algunas de las actividades dirigidas a mejorar
y mantener la fuerza muscular, la flexibilidad
y la salud ósea. La AF diaria debería ser, en su
mayor parte, aeróbica.
A nivel global los datos del Observatorio
Mundial de la Salud de la Organización Mundial
Gráfica 61. Prevalencia de niños y niñas de 6 a 12 años que cumplen con las
recomendaciones de actividad física por concentración de población e índice de riqueza
de la Salud (OMS) reportan que la prevalencia
de cumplir con las recomendaciones de
actividad física en el grupo de edad entre los
11 y 17 años es del 19,3 % con una desigualdad
marcada por sexo, donde las niñas tienen una
menor prevalencia en comparación con los
niños (16,1 % vs 22,4 %) (71). En la región de
la Américas la proporción en los escolares de
cumplimiento de las recomendaciones de
actividad física es del 18,8 %, presentándose
la misma desigualdad por sexo (12,9 % vs
24,7 %). En América Latina la prevalencia
varía entre 8,2 % en Venezuela a 18,1 % en
Costa Rica siendo constante la importante
desigualdad por sexo (71).
De acuerdo con los resultados analizados de
la ENSIN 2015, en la población en edad escolar
de 6 a 12 años como se muestra en la tabla 51,
el 31,1 % cumplía con las recomendaciones
de ≥60 minutos diarios de actividad física
moderada o vigorosa. Como reflejo de la
desigualdad por sexo, las niñas presentaron
una menor prevalencia de cumplimiento de
las recomendaciones de actividad física al
compararse con los niños (28,9 % vs 34,9 %).
Las regiones Atlántica y Orinoquía - Amazonía
evidenciaron las prevalencias más altas de
cumplimiento. Los niños y niñas que viven
en el área resto, en hogares que pertenecen
al cuartil más bajo del índice de riqueza (con
referencia al cuartil medio) y que pertenecen
a los grupos étnicos afrodescendiente e
indígenas mostraron las prevalencias más altas
de cumplimiento de las recomendaciones.
165
 El análisis de acuerdo con las variables de
contraste (tabla 52) mostró que la población en
edad escolar que vive en hogares con mujeres
jefe de hogar tenía una mayor prevalencia de
cumplir con las recomendaciones de actividad
física, contrario a lo encontrado en aquellos
que disponían de televisor en el cuarto,
quienes presentaron una menor prevalencia
de cumplimiento. En contra de lo esperado,
los niños y niñas cuyos padres refirieron en la
encuesta contar con parques, áreas verdes,
o centros recreativos y deportivos en su
barrio y aquellos que recibieron consejería en
actividad física en los últimos 12 meses tiene
una prevalencia más baja de cumplir con las
recomendaciones de actividad física.
En Colombia existe un marco normativo
amplio para la promoción de actividad física.
Específicamente, en la Constitución Política
de Colombia (1991) se establece que la
actividad física, el deporte y la recreación son
reconocidas como un derecho. Adicionalmente
la promoción de actividad física está presente
en otras políticas como la Ley de Obesidad
1355/2009, el Plan Decenal del Deporte, la
Recreación, la Educación Física y la Actividad
Física, para el Desarrollo Humano, la Convivencia
y la Paz 2009 – 2019, y el PND 2014-2018. En
este último, dentro del eje de formación de
ciudadanos integrales para la convivencia
pacífica, el gobierno nacional se compromete
a ofrecer el mayor acceso posible a programas
de actividad física que permitan contribuir a la
construcción del tejido social del posconflicto
(72). El Plan decenal de Salud Pública establece
dentro del componente modos, condiciones y
estilos de vida saludables una meta relacionada
con el sistema educativo: “A 2021, se debe lograr
incluir mínimo 300 minutos de actividad física a
la semana en actividades asociadas a: caminar,
realizar prácticas de senderismos, marchar, nadar
recreativamente, practicar danza en todas sus
modalidades, montar en bicicleta, patinar, y otras
prácticas, que semanalmente se desarrollen en
instituciones de formación de niños y jóvenes en
la totalidad del sistema educativo”.
7.3.2 FUERZA MUSCULAR
El nivel de la forma física en los niños es un
marcador de su estado de salud. Una baja
166
fuerza muscular durante la infancia y la
adolescencia es un predictor independiente
de mortalidad prematura por causas
cardiovasculares (73). Los bajos niveles
de fuerza prensil en los niños se asocian
inversamente con la presencia de factores de
riesgo cardiovascular y metabólico (74,75) y
con mayores niveles de adiposidad. Los niños
y adolescentes que tienen alto grado de
fuerza muscular presentaron un perfil lipídico-
metabólico más saludable que los que tienen
un bajo nivel de fuerza muscular (76).
Estudios internacionales indican que en el
grupo de 6-12 años, la fuerza prensil tiene un
rango de 12-25 kgF (77,78). A nivel local, un
estudio realizado en Bucaramanga, muestra
valores de fuerza prensil de 16,9 ± 4,3 kgF
en niñas y 17,6 ± 5,1 kgF en niños, de 8 y 14
años (75,79). En Bogotá, el estudio Fuprecol,
mostró valores promedios de fuerza prensil
por dinamometría de 22.2 ± 9.0 kgF en
niños y 18.5 ± 5.6 kgF en niñas con edades
comprendidas entre los 9 y 17 años (80).
Según los resultados de la ENSIN 2015, en
la población de 6 a 12 años, el promedio de
fuerza muscular medida por dinamometría
fue de 13,5 KgF ± 5,82, siendo 14,0 KgF ±
5,33 en niños y 13,1 KgF ± 6,14 en niñas.
Las regiones Central, Oriental, Orinoquía -
Amazonía presentaron los promedios de
fuerza prensil más altos con valores de 14,3
KgF, 14,6 KgF y 14,2 KgF, respectivamente
(tabla 51).
7.3.3 TIEMPO EXCESIVO
FRENTE A PANTALLAS
El tiempo excesivo frente a pantallas se ha
asociado con menores niveles de actividad
física, mayor riesgo de sobrepeso y obesidad,
un menor desempeño escolar, trastornos
del sueño, problemas de interacción social
en niños, conductas agresivas, consumo
de alcohol y cigarrillo, déficit de atención y
desórdenes relacionados con la dependencia
a pantallas (63,81,82). La asociación entre
obesidad y tiempo excesivo frente a pantallas
se ha sustentado en estudios, en parte, por la
presencia dominante de publicidad en la TV
e internet sobre alimentos ricos en azúcares
y grasas, la cual a su vez está relacionada con
un mayor consumo de estos productos (63).
Los datos de la Alianza Global de Niños
Activos y Saludables que reúne 38 países a
nivel mundial reportó que la prevalencia de
tiempo excesivo frente a pantallas (≥2 horas/
día) en niños y niñas entre 9 y13 años tiene
un rango de 54,0 % en Estonia a 98,7 % en
Hong Kong (83). La Academia Americana de
Pediatría recomienda a los padres limitar el
tiempo total de los medios de comunicación
a no más de 1 a 2 horas de programación de
alta calidad por día (84).
Gráfica 62. Prevalencia de niños y niñas de 6 a 12 años que permanecen tiempo
excesivo frente a pantallas por concentración de población e índice de riqueza
El análisis de variables de contraste (tabla 52)
evidenció que los niños que tenían televisor en
el cuarto presentaron las mayores proporciones
de tiempo excesivo frente a las pantallas. Los
escolares con madres con mayor educación,
con jefe del hogar identificado como
afrodescendiente o sin pertenencia étnica
mostraron una mayor prevalencia de tiempo
excesivo frente a pantallas. Al igual que los
resultados mostrados en la población de 3 a 5
años en contra de lo esperado, los niños y niñas
cuyos padres refirieron en la encuesta contar
con parques, áreas verdes, o centros recreativos
y deportivos en su barrio presentaron una
prevalencia más alta de tiempo excesivo frente
En la población colombiana en edad escolar
de 6 a 12 años de acuerdo con los resultados
de la ENSIN 2015, el 67,6 % pasaban ≥2 horas
frente a las pantallas. Los niños y niñas que
residen en el área resto, que pertenecen a
los cuartiles bajo, medio y alto de índice de
riqueza y aquellos sin pertenencia étnica
presentaron la mayor prevalencia de pasar
tiempo excesivo frente a las pantallas. En las
regiones de Bogotá, Oriental y Central más
del 70% de los escolares pasaban tiempo
excesivo frente a las pantallas (tabla 51).
a pantallas. Esta misma situación contraria de
tiempo excesivo se presentó en aquellos que
recibieron consejería en actividad física en los
últimos 12 meses.
El análisis cualitativo de los grupos focales
resaltó que la inseguridad en los barrios se
asocia al mayor tiempo frente a las pantallas.
“(…) Tengo dos niños… eso es casi todos
los días mira televisión, motivo y razón por
qué, prefiero que ellos miren televisión y
no estén en la calle” (Cita grupo focal - AJC,
Puerto Nariño. Desarrollo cualitativo ENSIN
2015).
167
 7.3.3.1 TENDENCIA DEL TIEMPO población. Así mismo, en la serie ENSIN
EXCESIVO FRENTE A PANTALLAS
Aunque como se mencionó en el aparte de
metodología, frente al ajuste de la pregunta
de dispositivos electrónicos que implica la
no comparabilidad estricta de la prevalencia,
esta, se presenta utilizando como puntos de
corte ≥2 horas y >2 horas, dada la relevancia
que tiene el seguimiento a este indicador.
El tiempo excesivo frente a pantallas
muestra un aumento constante en la
(2005, 2010 y 2015) se encontró que los
niños y niñas que viven en las cabeceras,
que pertenecen a hogares con mayores
ingresos y que viven en la ciudad de
Bogotá se presentaron las prevalencias más
altas de tiempo excesivo frente a pantallas.
Esta preocupante situación puede ser el
reflejo de la globalización y la transición
económica, demográfica y nutricional por
las que está cursando un país con un alto
índice de inequidad como Colombia.

Gráfica 63. Tendencia ENSIN 2005, 2010 y 2015 del tiempo excesivo
frente a pantallas en niños y niñas de 6 a 12 años en Colombia

8 ADOLESCENTES la de arepa de 83,0 % y la frecuencia/día de

0,4, la de galletas de 80,2 % y la frecuencia/
DE 13 A 17 AÑOS día de 0,5, La prevalencia de consumo de
raíces, tubérculos y plátanos fue de 96,3 % y la
8.1 PRÁCTICAS DE frecuencia/día 0,9.
ALIMENTACIÓN DE Por sexo los resultados evidencian que en la
INTERÉS EN NUTRICIÓN población de 13 a 17 años no se presentaron
Y SALUD PÚBLICA diferencias en la prevalencia de consumo
de arroz o pasta, galletas, raíces, tubérculos
8.1.1 PREVALENCIA DE USO y plátanos. La prevalencia en el consumo de
O CONSUMO USUAL DE ALIMENTOS arepa y la frecuencia/día en el consumo de
arroz o pasta fue mayor en los hombres que
8.1.1.1 CEREALES, TUBÉRCULOS, en las mujeres con 85,4 % y 80,5 % y 1,8 veces/
RAÍCES Y PLÁTANOS día vs 1,6 veces/día respectivamente. En
cuanto al consumo de pan, en los hombres
La prevalencia de consumo de arroz o pasta fue mayor y más frecuente que en las mujeres
fue de 99,5 % y la frecuencia/día de 1,7, la (94,1 % y 1 vez/día vs 90 % y 0,8 veces/día
de pan de 92,1 % y la frecuencia/día de 0,9, (tabla 53).

168
Los resultados por etnia muestran que no había
diferencias en la prevalencia y frecuencia/día en
el consumo de arroz o pasta, raíces, tubérculos
y plátanos. La prevalencia y frecuencia/día del
consumo de pan fue menor y menos frecuente
en los adolescentes hombres y mujeres
indígenas comparado con afrodescendientes y
sin pertenencia étnica (pan 83,8 % y 0,6 veces/
día), para el caso de las galletas la frecuencia día
tuvo el mismo comportamiento, sin embargo,
la proporción de consumo solo fue diferente en
aquellos sin pertenencia étnica. El consumo de
arepa fue mayor y más frecuente en la población
sin pertenencia étnica con 84,5% y 0,5 veces/día
(tabla 54).
Por región se observa que no se presentaron
diferencias en la prevalencia de consumo de
arroz o pasta, sin embargo, su consumo fue
menos frecuente en la región Oriental con 1,5
veces/día. Para el consumo de pan la menor
prevalencia y frecuencia/día se encontró en
la región Orinoquía - Amazonía comparado
con la región Oriental y para galletas, con
referencia a la región Atlántica y Bogotá. El
consumo de arepa fue menos prevalente
en la región Pacífica con respecto a todas
las regiones excepto la región Orinoquía-
Amazonía donde el consumo fue similar, la
frecuencia/día fue mayor en la región Central,
representando un consumo de casi 5 veces a
la semana. En el caso de las raíces, tubérculos
y plátanos el menor consumo se encontró
en la región Pacífica en comparación con
las regiones Atlántica y Bogotá; la menor
frecuencia/día se presentó en la región
Atlántica con 0,7 (tabla 55).
Los resultados por concentración de población
muestran que no había diferencias por área
en la prevalencia del consumo de arroz o
pasta, galletas, raíces, tubérculos y plátanos, sin
embargo, en el área resto el consumo de raíces,
tubérculos y plátanos fue más frecuente con
1,1 veces/día. El consumo de pan y arepa en
la cabecera fue mayor comparada con el área
resto (pan 93,5%; arepa 86,6%), la frecuencia/día
en el consumo de pan fue mayor en la cabecera
con 0,9 (tabla 56).
Dado el índice de riqueza no se encontraron
diferencias en la prevalencia de consumo de
arroz o pasta, galletas, raíces, tubérculos y
plátanos. En cuanto a la frecuencia/día de arroz
o pasta y raíces, tubérculos y plátanos esta
fue menor en los cuartiles de riqueza medio
y alto. El pan y la arepa fueron consumidos
en menor proporción en el cuartil de riqueza
más bajo (tabla 57).
8.1.1.2 VERDURAS Y FRUTAS
La prevalencia de consumo de verduras
crudas fue de 73,2 % y la frecuencia día de 0,4,
la de verduras cocidas de 59,0 % y la frecuencia
día de 0,3, la de frutas enteras de 82,3 % y la
frecuencia/día de 0,5, la de frutas en jugo 89,2
% y la frecuencia/día de 1,0. Por sexo no se
encontraron diferencias en la prevalencia y
frecuencia/día (tabla 53).
Los resultados por pertenencia étnica
evidenciaron que la población de 13 a
17 años sin pertenencia étnica tenía una
mayor prevalencia en el consumo de
verduras crudas y verduras cocidas con 74,6
% y 60,6 % comparado con la población
afrodescendiente e indígena, sin embargo,
su frecuencia de consumo fue similar. En
el caso de las frutas en jugo se observó una
menor prevalencia y frecuencia de consumo
en la población indígena comparado con la
población afrodescendiente y sin pertenencia
étnica. El consumo de frutas enteras fue
mayor en la población Afrodescendiente
con 89,4 % comparado con la población sin
pertenencia étnica (82,3 %) e indígena (69,7
%), siendo este último grupo el de menor
consumo (tabla 54).
Por región se encontró que la prevalencia y
frecuencia/día del consumo tanto de verduras
cocidas y crudas como de frutas enteras o en
jugo en la región Orinoquía - Amazonía fue
menor comparado con las demás regiones. El
consumo de frutas y verduras fue mayor en la
región Bogotá, en el caso de las frutas en jugo
la región Pacífica tuvo una frecuencia/día
similar a la región Bogotá (1,2 veces/día). Por
concentración de población no se presentaron
diferencias en la prevalencia y frecuencia/día
del consumo de verduras cocidas y frutas
enteras. El consumo de verduras crudas y
frutas en jugo fue más prevalente y frecuente
169
 en la cabecera comparada con el área resto
(tabla 56).
En el análisis por índice de riqueza se encontró
que la prevalencia tanto de verduras crudas
y cocidas como frutas enteras o en jugo fue
mayor en los cuartiles de riqueza medio y alto.
La frecuencia/día fue similar entre cuartiles
excepto en el caso de verduras crudas, en
donde el cuartil más bajo tuvo una menor
frecuencia (0,3 veces/día) (tabla 57).
8.1.1.3 LECHE Y PRODUCTOS LÁCTEOS
La prevalencia del consumo de leche fue de
91,6 % y la frecuencia/día de 0,8, la de quesos
y otros productos lácteos de 84,7 % y la
frecuencia/día de 0,5. En la desagregación por
sexo no se encontraron diferencias (tabla 53).
Con respecto a la pertenencia étnica, la
población de 13 a 17 años que se auto reconoce
como indígena tuvo una menor prevalencia y
frecuencia en el consumo de leche y productos
lácteos. En el caso de la leche (líquida o en polvo)
sola o en preparaciones, el consumo fue más
frecuente en la población sin pertenencia étnica
(0,8 veces/día) lo que equivale a 6 veces/semana,
comparado con la población afrodescendiente
(4 veces/semana) e indígena (3 veces/semana)
(tabla 54).
Por región, la menor prevalencia y frecuencia en
el consumo de leche se evidenció en las regiones
Atlántica, Pacífica y Orinoquía - Amazonía.
En cuanto al consumo de productos lácteos
(queso, kumis, yogurt, queso crema o suero
costeño) la región Atlántica fue la que presentó
un consumo más prevalente y frecuente con
93,2 % y 0,6 veces/día, lo que equivale a 4 veces/
semana; la menor prevalencia y frecuencia se
encontró en la región Orinoquía - Amazonía,
en donde la prevalencia fue de 61,8 % y la
frecuencia/día de 0,2, lo que equivale a 1 vez/
semana. Los resultados por concentración
de población muestran que la prevalencia y
frecuencia de consumo de leche y productos
lácteos fue menor en el área resto comparado
con la cabecera (tabla 56).
Por cuartil de riqueza, el consumo de leche
y productos lácteos fue menor y menos
170
frecuente en el cuartil de riqueza más bajo
respecto a los demás cuartiles de riqueza, con
mayores diferencias respectos a los cuartiles
medio y alto (tabla 57).
8.1.1.4 CARNES, HUEVOS
Y LEGUMINOSAS SECAS
La prevalencia del consumo de carnes de res,
ternera, cerdo, chigüiro, conejo, cabro, curí,
fue de 93,5 %, la frecuencia/día de 0,5; la de
pollo o gallina de 94,2 % y la frecuencia/día
0,4; la de huevos de 95,4 % y la frecuencia/
día de 0,7; la de pescados o mariscos 57,3 % y
la frecuencia/día 0,1; la de morcilla o vísceras
de 30,0 % y la frecuencia/día de 0,05, lo que
equivale a 1,5 veces/mes; la de granos secos
de 95,2 % y la frecuencia/día 0,5. Por sexo se
encontraron diferencias en la prevalencia de
consumo de pescados o mariscos y morcilla
o vísceras en donde los hombres reportaron
un mayor consumo que las mujeres (tabla 53).
Los resultados por pertenencia étnica
evidencian que no había diferencias en la
prevalencia y frecuencia/día en el consumo
de huevo y granos secos o leguminosas. La
población indígena presentó una menor
prevalencia y frecuencia de consumo de pollo
o gallina (87,6 % y 0,3 veces/día) y carnes (83,5
% y 0,4 veces/día). Los pescados y mariscos
fueron consumidos en menor proporción
y con menor frecuencia en la población sin
pertenencia étnica (51,5 % y 0,1 veces/día).
En cuanto al consumo de morcilla y vísceras
la prevalencia en el grupo sin pertenencia
étnica fue mayor que en la población
afrodescendiente e indígena con 31,2 %, la
frecuencia/día fue similar entre los grupos
(tabla 54).
Los resultados por región muestran que el
menor consumo de huevo en la población
de 13 a 17 años se presentó en la región
Orinoquía - Amazonía, al compararse con la
región Oriental, la menor frecuencia/día se
encontró en la región Atlántica con 0,6 lo
que equivale a un consumo de 4 veces por
semana comparado con 5 y 6 veces/semana
en las demás regiones. En cuanto al consumo
de carnes (carne de res, ternera, cerdo,
chigüiro, conejo, cabro, curí) y granos secos
o leguminosas no se encontraron diferencias
en la prevalencia por región, en cuanto a la
frecuencia/día de carnes esta fue mayor en
las regiones Central, Bogotá y Oriental, donde
equivale a un consumo entre 3 y 4 veces a la
semana, la frecuencia/día de granos secos o
leguminosas fue menor en la región Atlántica
(0,3 veces/día). El consumo de pescados o
mariscos fue más prevalente y frecuente en
las regiones Atlántica, Pacífica y Orinoquía
- Amazonía. La morcilla y las vísceras fueron
consumidas por una menor proporción de la
población de las regiones Bogotá, Pacífica y
Orinoquía - Amazonía y la menor frecuencia/
día se encontró en Bogotá con 0,03, lo que
equivale a menos de 1 vez/mes (tabla 55).
Por concentración poblacional no se
encontraron diferencias en la prevalencia
de consumo de huevo, pescado o mariscos,
morcilla o vísceras, granos secos o leguminosas
entre la cabecera y resto. El consumo de pollo
o gallina y carnes es mayor en la cabecera que
en el área resto, en donde la prevalencia en el
consumo de pollo o gallina es 95,3 % vs 91,3
% y la frecuencia/día 0,4 vs 0,3 y la prevalencia
de carnes es 94,2 % vs 91,4 % (tabla 56).
Por cuartil de riqueza se evidenció una
menor prevalencia en el consumo de carnes
y pollo o gallina en la población de 13 a 17
años clasificada en el cuartil de riqueza más
bajo al compararse con los cuartiles medio
y alto, esta situación fue similar al consumo
de huevo y granos secos o leguminosas que
fueron consumidos en menor proporción
por la población del cuartil más bajo
comparado con el cuartil medio. El consumo
de morcilla y vísceras no presentó diferencias
en la prevalencia de consumo por cuartil
de riqueza. De acuerdo con la frecuencia/
día de consumo, en todos los alimentos fue
menor para el cuartil más bajo. El consumo de
pescados o mariscos fue más prevalente en el
cuartil alto (59,1 %) comparado con el cuartil
bajo (49,4 %) (tabla 57).
8.1.1.5 GRASAS
La prevalencia de consumo de mantequilla,
crema de leche o manteca de cerdo fue
de 33,1 % y la frecuencia/día de 0,2. En la
desagregación por sexo no se encontraron
diferencias (tabla 53).
Con respecto a la pertenencia étnica la
prevalencia de consumo es mayor en la
población sin pertenencia étnica (34,4 %
y 0,2 veces/día) respecto a la población
afrodescendiente e indígena, frente a la
frecuencia/día dado los errores muestrales
solo se compara afrodescendientes y
población sin pertenencia étnica en donde
estos últimos tenían una frecuencia superior.
Por región se observa que la mayor prevalencia
y frecuencia de consumo de mantequilla,
crema de leche o manteca de cerdo se
encontró en la región Central con 40,0 % y 0,3
veces/día y la menor prevalencia se observó
en la región Orinoquía - Amazonía con 14,4
% y 0,1 veces/día. Por índice de riqueza se
presentó una menor prevalencia y frecuencia
de consumo en los cuartiles más bajo y bajo
con 23,1 % y 0,1 veces/día y 33,0 % y 0,2 veces/
día, respectivamente. En este grupo de edad
la prevalencia y frecuencia/día se ubicó con
mayor predominio en la cabecera con 36,3 %
y 0,2 veces/día comparado con el área resto
con 24,0 % y 0,1 veces/día (tabla 56).
8.1.1.6 AZÚCARES
La prevalencia del consumo de panela,
azúcar o miel fue de 93,6 % y la frecuencia/
día de 1,8, la de golosinas o dulces de 85,5 %
y la frecuencia/día de 1,0, la de gaseosas, té
y refrescos de 85,4 % y la frecuencia/día de
0,7. Por sexo se encontraron diferencias en
la prevalencia y frecuencia de consumo de
golosinas o dulces en donde las mujeres tenían
un mayor consumo que los hombres con 86,9
% y 1,1 veces/día vs 84,2 % y 0,9 veces/día; en
gaseosas, té y refrescos (en polvo, caja, botella,
no light) el consumo fue más prevalente en
los hombres que en las mujeres (88,0 % vs
82,6 %). El consumo de panela, azúcar o miel
no presentó diferencias por sexo (tabla 53).
Los resultados por pertenencia étnica indican
que la población indígena de 13 a 17 años
tenía una menor prevalencia y frecuencia/
día en el consumo de panela, azúcar y miel,
golosinas o dulces y gaseosas, te y refrescos
comparado la población afrodescendiente y
sin pertenencia étnica (tabla 54).
171

Por región se observaron diferencias en la
prevalencia de consumo de panela, azúcar
o miel al comparar la región de Bogotá con
la Central, así mismo esta región junto con la
Pacífica son las que mostraron la frecuencia/
día más alta comparada con las demás
regiones. En cuanto a las golosinas o dulces
la menor proporción de consumo de este
grupo poblacional se encontró en la región
Orinoquía – Amazonía con una prevalencia
de 73,6 %, la región en donde se consumieron
estos alimentos con mayor frecuencia son las
regiones Bogotá, Central y Oriental, siendo
entre 1 o más veces/día. El consumo de
gaseosa, té y refrescos fue similar entre las
regiones, y menos frecuente en las regiones
Pacífica y Orinoquía - Amazonía con 0,6
veces/día lo que equivale a 4 veces/semana
comparado con 5 y 6 veces/semana en las
demás regiones (tabla 55).
En la desagregación por cuartil de riqueza no
se encontraron diferencias en la prevalencia
del consumo de panela, azúcar y miel; gaseosa,
té y refrescos, sin embargo, la frecuencia/ día
en el cuartil alto para el consumo de panela,
azúcar, gaseosa, té y refrescos fue menor con
1,6 veces/día y 0,6 veces/día respectivamente.
Respecto al consumo de golosinas o dulces la
prevalencia fue menor en el cuartil más bajo
(83,3 %), sin embargo, no se evidenciaron
diferencias en la frecuencia/día. Por
concentración poblacional, no se encontraron
diferencias en la prevalencia y frecuencia de
consumo de panela, azúcar o miel. El área
resto comparada con la cabecera presentó
una menor prevalencia y frecuencia/día en el
consumo de golosinas o dulces (82,7 % y 0,9
veces/día vs 86,5 % y 1,1 veces/día) y gaseosa,
té y refrescos (79,8 % y 0,5 veces/día vs 87,4 %
y 0,8 veces/día) (tabla 56).
8.1.2 PRÁCTICAS ASOCIADAS con 21,8% y 0,2 veces/día y los menores
A LA ALIMENTACIÓN, DE INTERÉS porcentajes se observaron en las regiones
PARA LA NUTRICIÓN PÚBLICA
La prevalencia de la práctica del uso de salero
en la mesa fue de 18,4 %, la frecuencia/día de
0,2, la de comidas preparadas en la casa para
ser consumidas por fuera de ésta de 15,1 %,
la frecuencia/día de 0,1, la de consumo de
172
alimentos en la calle de 48,4 % y la frecuencia/
día de 0,2, la de comer mientras utiliza algún
tipo de pantalla de 75,1 % y la frecuencia/día
de 1,1. Por sexo se encontraron diferencias en
la práctica de llevar comidas preparadas en
casa para ser consumidas en el sitio de trabajo
o estudio en donde las mujeres presentaron
una mayor prevalencia en esta práctica que
los hombres con 17,5 % vs 12,8 % (tabla 53).
Por pertenencia étnica la práctica de uso
del salero en la mesa fue más prevalente y
frecuente en la población de 13 a 17 años sin
pertenencia étnica que la afrodescendiente
con 18,6 % y 0,2 veces/ día y 12,1% y
0,1 veces/día respectivamente. Para la
población indígena no fue posible realizar
comparaciones dado que las estimaciones
no tienen suficiente precisión. Respecto a la
práctica de consumir comidas preparadas
en la casa en el lugar de trabajo o estudio,
la prevalencia fue mayor en la población sin
pertenencia étnica con 15,7 %, comparado
con las demás etnias, sin embargo, en la
frecuencia/día no se encontraron diferencias.
Así mismo, las prácticas de consumir alimentos
en la calle (puestos ambulantes) y comer
mientras utiliza pantallas, la prevalencia y
frecuencia/día fue menor en la población
indígena con diferencias importantes,
principalmente en la práctica de comer
mientras utiliza alguna pantalla en donde la
población afrodescendiente y sin pertenencia
étnica superó en más de 20 p.p. la prevalencia
y duplicó la frecuencia/día de la población
indígena (tabla 54).
Por región se observó que no hay diferencias
en la prevalencia y frecuencia de la práctica
del uso de salero en la mesa. En cuanto a la
práctica de comidas preparadas y consumidas
en el lugar de trabajo o estudios, esta fue una
práctica más prevalente en la región Central
Atlántica (9,0 %), Pacífica (11,4 %) y Orinoquía
- Amazonía (7,7 %). La región en donde las
prácticas de consumo de alimentos en la
calle y comer mientras se utilizan pantallas
evidenció una mayor prevalencia fue la
región Bogotá. La frecuencia de consumo
de alimentos en la calle fue menor en las
regiones Oriental y Orinoquía - Amazonía
con 0,2 y 0,1 veces/día, respectivamente. La
frecuencia del uso de pantallas mientras se
consumen alimentos no presentó diferencias
por región (tabla 55).
8.1.3 OTROS CONSUMOS NO
AGRUPADOS, DE INTERÉS PARA LA
NUTRICIÓN PÚBLICA
La prevalencia del consumo de alimentos de
paquete fue de 82,7 % y la frecuencia/día de
0,5, la de alimentos de comida rápida de 67,9%
y la frecuencia/día de 0,1, la de alimentos
fritos de 94,1 % y la frecuencia día de 0,7,
la de bebidas alcohólicas fue de 14,0 %, la
frecuencia/día de 0,02, lo que equivale a 1 vez
cada 2 meses, la de bebidas energizantes de
14,4% y la frecuencia/día de 0,03, que equivale
a 2 veces cada 2 meses. En la desagregación
por sexo se encontraron diferencias en el
consumo de bebidas alcohólicas en donde
la prevalencia y frecuencia/día fue mayor en
los hombres que en las mujeres con 17,3% y
0,02 veces/día vs 10,5 % y 0,01 veces/día y un
comportamiento similar para el consumo de
bebidas energizantes 17,6 % y 0,04 veces/día
vs 10,9 % y 0,02 veces/día (tabla 53).
Los resultados por pertenencia étnica no
presentaron diferencias en la prevalencia
y frecuencia de consumo de bebidas
alcohólicas y bebidas energizantes al
comparar afrodescendientes y sin pertenencia
étnica, la estimación de consumo de
población indígena presenta coeficientes
de variación superiores al 20 % y por tanto
no se presentan. El consumo de alimentos
de comida rápida fue mayor en la población
sin pertenencia étnica comparada con los
afrodescendientes y muy superior frente a la
proporción de la población indígena, con las
siguientes prevalencias 70,7 %, 59,6 % y 30,3 %
respectivamente; sin embargo, la frecuencia/
día fue similar entre los grupos. El consumo
de alimentos de paquete y alimentos fritos
fue menos prevalente y frecuente en la
población indígena comparado con la
población afrodescendiente y sin pertenencia
étnica (tabla 54).
Por región la mayor prevalencia en el consumo
bebidas alcohólicas se encontró en la región
Central con 18,7 % comparada con las demás
regiones excepto con Orinoquía-Amazonía,
donde el consumo es similar; la menor
prevalencia se encontró en la región Atlántica
con 10,6 %. Entre las regiones con suficiente
precisión en la estimación, con respecto al
consumo de bebidas energizantes y consumo
de alimentos fritos este fue más prevalente en
las regiones Central y Bogotá. Los alimentos
de comida rápida tuvieron un consumo más
prevalente y frecuente en la región Bogotá
(86,2 % y 0,2 veces/día) comparado con las
demás regiones. Finalmente, los alimentos de
paquete fueron consumidos por una menor
proporción de la población de la región
Orinoquía - Amazonía (75,2 %) y de forma
más frecuente por la población de la región
Atlántica, donde su consumo equivale a 4
veces por semana (tabla 55).
Por índice de riqueza no se observaron
diferencias en el consumo de bebidas
alcohólicas, alimentos fritos y alimentos de
paquete. Las bebidas energizantes fueron
consumidas por una menor proporción de
la población clasificada en el cuartil más
bajo (11,6 %) comparado con los demás
cuartiles; la frecuencia/día fue similar entre
los grupos. En el caso de los alimentos de
comida rápida la prevalencia y frecuencia/
día fue considerablemente menor en el
cuartil más bajo con 45,7% y 0,1 veces/día
lo que equivale a 3 veces/mes comparado
con 6 veces/mes en los otros grupos (tabla
57). Adicionalmente, la mayor prevalencia y
frecuencia/día para las prácticas de uso de
salero en la mesa y llevar comidas preparadas
en la casa para ser consumidas en el lugar de
estudio se encontró en el cuartil de riqueza
alto. En cuanto al consumo de alimentos en la
calle y comer mientras utiliza alguna pantalla
son prácticas menos prevalentes en la
población clasificada en el cuartil de riqueza
más bajo (tabla 57).
Por concentración de población, no se
encontraron diferencias en la prevalencia y
frecuencia/día en el consumo de alimentos
fritos, alimentos de paquete y bebidas
alcohólicas, mientras que el consumo de
173
 bebidas energizantes y comidas rápidas fue
más prevalente y frecuente en la cabecera
comparada con el área resto (tabla 56). Así
mismo, no se encontraron diferencias en la
realización de las prácticas de uso del salero
en la mesa y comidas preparadas en la casa
para ser consumidas en el lugar de estudio o
trabajo. En cuanto a las prácticas de consumo
de alimentos en la calle (puestos ambulantes)
y comer mientras se utilizan pantallas son
prácticas que se reportaron estas fueron
más prevalentes y frecuentes en la cabecera
comparado con el área resto.
8.2 INGESTA DIETÉTICA POR
RECORDATORIO 24 HORAS
8.2.1 CEREALES, TUBÉRCULOS,
RAÍCES Y PLÁTANOS
De los 40 alimentos más consumidos por la
población de 13 a 17 años, de acuerdo con
los alimentos reportados en el recordatorio
de 24 horas sin incluir preparaciones, una
cantidad importante se encontró en el grupo
de cereales, tubérculos, raíces y plátanos. El
arroz ocupó el primer lugar con una cantidad
promedio consumida al día de 132,6 gramos,
en tercer lugar la papa con 176,9 g, en cuarto
lugar el pan con 96,4 g, en el lugar séptimo
lugar el plátano con 140,7 g, en el orden
diecisiete otros derivados de cereales con
92,2 g; y entre los lugares 19 y 40 en su orden
arepa (19), galletas (22), maíz (26), pasta (27) y
yuca (29) (tabla 58).
En la desagregación por sexo, no había
diferencias entre hombres y mujeres en las
proporciones de población que consumieron
los alimentos del grupo de cereales, tubérculos,
raíces y plátanos. Con respecto a la cantidad
promedio consumida de arroz, pan, plátano
y galletas, los hombres consumían en mayor
cantidad de estos alimentos en comparación
a las mujeres. No se encontraron diferencias
por sexo en el consumo de papa, arepa, pasta,
maíz, yuca y otros derivados de cereales. De
otro lado, los resultados por concentración
de población evidenciaron una menor
proporción de consumo de pan, arepa y
174
otros derivados de cereales en el área resto
comparado con la población de cabecera, y
solo en el caso del pan hubo diferencia en la
cantidad promedio consumida, siendo menor
en área resto con 86,8 g. En contraste, la
población del área resto tuvo una proporción
mayor en el consumo de papa, pasta y yuca
comparado con la población de la cabecera.
La cantidad promedio consumida de arroz y
plátano fue mayor en el área resto (tabla 60).
Por etnia se observó que, aunque el arroz fue
el alimento de mayor consumo en todos los
grupos, la población sin pertenencia étnica
tuvo una proporción de consumo menor (85,0
%) al compararse con la población indígena
(89,9 %) y afrodescendiente (90,2 %). De otra
parte, se observó que una menor proporción
de la población indígena consumió pan,
arepa y otros derivados de cereales, y
simultáneamente una mayor proporción de
consumo de pasta comparado con los demás
grupos étnicos. Se encontraron diferencias
por pertenencia étnica en la cantidad
promedio consumida de papa, plátano, y
pasta, siendo mayor la cantidad consumida
de plátano en la población indígena, y menor
la cantidad promedio consumida de papa en
la población afrodescendiente, y de pasta en
la población indígena. Por el contrario, no se
presentaron diferencias en la proporción de
población y cantidad promedio consumida
de galletas, maíz y yuca (tabla 59).
Con relación al índice de riqueza, se evidenció
igualmente que el arroz fue el alimento de
mayor consumo en todos los grupos, no
obstante, la proporción y cantidad promedio
consumida al día fue mayor en el cuartil más
bajo con 88,9 % y 153,2 g comparado con el
cuartil alto con 80,9 % y 103,0 g. De otro lado,
la población clasificada en el cuartil de riqueza
alto tuvo una proporción mayor de consumo
de pan con 64,8 % y cantidad promedio de 98,2
g respecto a los demás cuartiles. Así mismo,
la población clasificada en el cuartil más bajo
tuvo una menor proporción en el consumo
de arepa y otros derivados de cereales, y
por el contrario una mayor proporción en
el consumo de plátano y yuca con 48,5 % y
21,1 % respectivamente. También, el cuartil
más bajo presentó diferencias con una mayor
cantidad promedio consumida de plátano
(169,1 g) con respecto a los demás cuartiles
de riqueza (131,6 g cuartil bajo, 119,5 g cuartil
medio y 102,3 g cuartil alto) (tabla 62).
En el análisis por región, igualmente se
observó que el arroz fue el alimento de mayor
consumo en todas las regiones, sin embargo,
la región con mayor proporción de población
que lo consumió fue la región Pacífica con
92,4 % y con una menor proporción la
región Oriental con 79,0 % comparado con la
proporción nacional (85,7 %), así mismo, este
alimento fue consumido en mayor cantidad
en las regiones Atlántica y Pacífica con 155,7
y 149,4 g respectivamente. Es importante
tener en cuenta que la categoría de arroz
solo incluyó el arroz como ingrediente, no se
incluyeron preparaciones estandarizadas de
arroz con otros ingredientes. Por otra parte,
el pan fue consumido en menor cantidad
en las regiones Atlántica, Central, Orinoquía
- Amazonía comparado con el promedio
nacional. En la región Atlántica se evidenció
una mayor proporción de población que
reportó el consumo de maíz y yuca y en menor
proporción papa, arepa y galletas frente a
los datos Nacionales. En la región Pacífica
la proporción de población que consumió
arepa, pasta, yuca, maíz y otros derivados
de cereales fue menor con respecto a la
proporción Nacional. La cantidad promedio
consumida de plátano, en las regiones
Bogotá y Oriental fue menor a lo encontrado
en la región Atlántica que tuvo un consumo
promedio de 191,7 g (tabla 61).
8.2.2 VERDURAS Y FRUTAS
En la población de 13 a 17 años, de
acuerdo con los alimentos reportados
en el recordatorio de 24 horas sin incluir
preparaciones, las frutas y verduras fueron
consumidas por un bajo porcentaje de la
población. Entre los 40 alimentos de mayor
consumo se encontraron entre los lugares
10 y 34 verduras como cebolla, tomate,
zanahoria y lechuga con una proporción de
la población que las consumía entre 10,5% y
39,4% y una cantidad promedio consumida al
día entre 26,1 y 42,7 gramos. Las frutas más
consumidas ocuparon los lugares 36, 37 y
39, por el mango, limón y el banano con una
cantidad promedio de 172,3g, 19,8 g y 120,2
g respectivamente. En la desagregación por
sexo las frutas y verduras de mayor consumo
tuvieron el mismo comportamiento, y no
presentaron diferencias en la proporción de
población que las consume ni en la cantidad
promedio consumida (tabla 58).
En relación con la concentración poblacional,
se evidenció que la población de la cabecera
tuvo una mayor proporción de consumo
de tomate y lechuga, así como una mayor
cantidad promedio consumida de cebolla
y lechuga respecto a la población del área
resto con 27,6 g y 27,0 g respectivamente, sin
diferencias en la proporción de población y
cantidad promedio consumida de zanahoria,
banano y limón. Con respecto a la pertenencia
étnica, se observó que la población sin
pertenencia étnica tuvo una mayor cantidad
consumida de tomate al compararse con
la población indígena y afrodescendiente.
La proporción de población y la cantidad
promedio consumida de zanahoria fue similar
en las tres categorías de pertenencia étnica.
En la población indígena no fue posible
realizar comparaciones de otras frutas y
verduras de mayor consumo dado los errores
muestrales. La arveja verde no se ubicó entre
los 40 alimentos de mayor consumo en la
población afrodescendiente ni en indígena
(tabla 59).
Por cuartil de riqueza, se observó que las
frutas y verduras ubicadas entre los primeros
cuarenta alimentos no presentaron diferencias
frente a la proporción de población que
las consumió en los diferentes cuartiles de
riqueza. Por otra parte, la población del cuartil
más bajo tuvo una mayor cantidad promedio
consumida de mango y banano con 212,0 g y
143,4 g respectivamente. La cebolla y tomate
fueron consumidas en mayor cantidad en el
cuartil alto de riqueza. Por región, se evidenció
que la población de la región Atlántica tuvo
una menor proporción de consumo de
zanahoria (18,1 %) y manzana (3,2 %) con
respeto al reporte nacional, mientras que en la
población de las regiones Central y Bogotá se
presentó una mayor proporción de consumo
de zanahoria y tomate respectivamente. No
se presentaron diferencias frente a la cantidad
175
 promedio consumida de las frutas y verduras
clasificadas en los cuarenta alimentos de
mayor consumo por región, excepto para la
zanahoria con una menor cantidad promedio
en la región Atlántica con respecto al dato
Nacional (tabla 61).
8.2.3 LECHE Y PRODUCTOS LÁCTEOS
Entre los 40 alimentos más consumidos
por la población de 13 a 17 años, de este
grupo se encontraron la leche líquida en el
puesto nueve con una cantidad promedio
consumida de 233,6 g y el queso en el lugar
once con una cantidad promedio consumida
de 49,3 g. En la desagregación por sexo no se
encontraron diferencias en la proporción de
la población que consumió estos alimentos
ni en la cantidad promedio consumida. Por
concentración de población, se observó que
en la cabecera la proporción de consumo
fue mayor para el queso y para leche líquida
comparado con el área resto. Solo se evidenció
diferencias en la cantidad consumida de leche
líquida con menor consumo en el área resto
con 211,9 g (tabla 60).
Con respecto a la pertenencia étnica, se
observó que los adolescentes hombres y
mujeres que se autorreconocieron como
indígenas tuvieron una menor proporción
de consumo de queso (26,8 %) y leche
líquida (22,1 %) comparado con aquellos
sin pertenencia étnica (38,7 % y 42,2 %
respectivamente). Por otra parte, una menor
proporción de población afrodescendiente
(25,2 %) con respecto a la población sin
pertenencia étnica, reportó el consumo de
queso. La cantidad promedio consumida
de leche líquida y queso fue similar por
pertenencia étnica (tabla 59).
Los resultados por cuartil de riqueza
evidenciaron que la población clasificada
en el cuartil más bajo tuvo una proporción
menor de consumo de leche líquida y
queso comparado con los demás cuartiles
de riqueza, sin presentar diferencias en la
cantidad promedio consumida. A su vez, las
leches fermentadas se encontraron entre los
alimentos más consumidos de la población
clasificada en los cuartiles medio y alto con
176
una proporción de población de 8,9 % y
10,8 %, y una cantidad promedio consumida
similar de 192,0 g y 192,3 g respectivamente.
De otro lado, los resultados por región
muestran que la proporción de población
que consumió leche líquida fue mayor
en las regiones de Bogotá y Oriental y en
menor proporción en las regiones Central,
Orinoquía - Amazonía y Pacífica comparado
con el dato nacional, sin diferencias en la
cantidad promedio consumida. Con respecto
a la proporción de población que consumió
queso, se presentaron diferencias en la región
Atlántica con una mayor proporción (52,6 %)
y en las regiones Orinoquía – Amazonía (23,4
%) y Pacífica (27,8 %) (tabla 61).
8.2.4 CARNES, HUEVOS
Y LEGUMINOSAS SECAS
Teniendo en cuenta los alimentos reportados
en el recordatorio de 24 horas sin incluir
preparaciones, los alimentos del grupo de
las carnes, huevos y leguminosas que se
encontraron en los cuarenta alimentos de mayor
consumo fueron el huevo en quinto lugar con
una cantidad promedio de 73,1 g; carne de res
y carne de pollo en los lugares sexto y doce con
una cantidad promedio consumida de 100,0
g y 116,9 g respectivamente; los productos
cárnicos procesados no enlatados (embutidos)
en el lugar quince con 77,1 g, la carne de cerdo
en el lugar treinta con 123,3 g y el fríjol en el
lugar treinta y cinco con 69,8 g en promedio.
En la desagregación por sexo, los alimentos
de mayor consumo de este grupo tuvieron
un comportamiento similar, sin embargo,
se observó una menor cantidad promedio
consumida de carne de res y carne de pollo en
las adolescentes mujeres con 91,2 g y 105,2 g
respecto a los adolescentes hombres con 106,8
g y 127,9 g respectivamente (tabla 58).
Los resultados por etnia muestran que la
población sin pertenencia étnica tuvo una
mayor proporción de consumo de huevo y
carne res, con una diferencia de 13,5 y 14,2
p.p respecto a la población afrodescendiente.
La población afrodescendiente e indígena
consumieron una menor cantidad promedio
de huevo con 63,7 g y 62,4 g respectivamente
frente a la población sin pertenencia
étnica con 74,3 g. Por otro lado, se observó
diferencias en la proporción de población
que consumió carne de pollo y productos
cárnicos no procesados, siendo menor en la
población indígena con respecto a los otros
grupos de pertenencia étnica, no obstante,
la cantidad promedio consumida fue similar.
En el caso del fríjol, la mayor proporción de
población que consumió este alimento fue la
población indígena (tabla 59).
Por concentración de población no se
encontraron diferencias en la proporción de
población y cantidad promedio de consumo
de huevo y carne de cerdo. El consumo
de carne de pollo y productos cárnicos
procesados fue mayor en la población de la
cabecera con 37,2 % y 36,4 % comparado
con el área resto con 29,2 % y 18,7 %
respectivamente; sin embargo, la cantidad
promedio consumida de estos alimentos fue
similar. El fríjol fue consumido por una mayor
proporción de población en el área resto con
12,0 % con respecto al 8,4 % de población
de cabecera, sin presentar diferencias en la
cantidad promedio consumida. Solo la carne
de res fue consumida en mayor cantidad
promedio en la cabecera con una diferencia
de 16 g frente al área resto (tabla 60).
Los resultados por índice de riqueza mostraron
que la cantidad promedio consumida de
carne de res fue mayor en la población
clasificada en el cuartil de riqueza alto frente al
cuartil de riqueza más bajo con una diferencia
de 25,5 g; la proporción de población que
la consumió fue similar. De otro lado, el
consumo de productos cárnicos procesados
fue menor en la población clasificada en el
cuartil más bajo (20,9 %) al compararse con
los cuartiles bajo (34,8 %), medio (36,6 %) y
alto (45,7 %), sin diferencias en la cantidad
promedio consumida. A diferencia de los
demás cuartiles, en la población clasificada
en el cuartil más alto, el fríjol y la lenteja no
se ubicaron entre los 40 alimentos de mayor
consumo (tabla 62).
Al compararse con los datos nacionales,
se observó que una menor proporción de
población consumió huevo en las regiones
Atlántica y la mayor en la región Oriental; sin
presentar diferencias en la cantidad promedio
consumida por región. Por otra parte, la carne
de res fue consumida en una mayor proporción
por la población de la región Oriental y en una
menor proporción en la región Pacífica. No se
presentaron diferencias en la proporción de
población y cantidad promedio consumida
de los productos cárnicos procesados no
enlatados (embutidos) por región. En relación
con el consumo de carne de cerdo se observó
una menor proporción de población que lo
reportó en las regiones Oriental y Bogotá con
6,9 % y 8,4 % respectivamente (tabla 61).
8.2.5 GRASAS
En cuanto a las grasas, los alimentos que se
ubicaron entre los cuarenta alimentos de mayor
consumo fueron el aceite vegetal en segundo
lugar, con el 63,1 % y consumo promedio de 10,7
gramos/día y la margarina en el lugar cuarenta
con el 7,4 % y 7,1 gramos. Es importante tener
en cuenta que en el análisis no se incluyeron
preparaciones estandarizadas las cuales pueden
aportar cantidades adicionales y otras fuentes
de grasa.
En la desagregación por sexo no se observaron
diferencias en la proporción y cantidad
consumida de aceite vegetal. Con respecto a
los resultados por concentración poblacional,
se observó una mayor cantidad promedio
consumida en al área resto con 12,2 g frente
al consumo en el área cabecera con 10,2 g.
La margarina no se ubicó en los alimentos de
mayor consumo en el área resto.
De otro lado, se evidenció que la proporción
de población y cantidad promedio consumida
de aceite fue similar en todas las categorías
de pertenencia étnica. Por el contrario,
se presentaron diferencias en la cantidad
promedio consumida de aceite vegetal por
cuartil de riqueza, con un mayor consumo en
el cuartil más bajo (12,6 g) con respecto a los
demás cuartiles. La margarina no se ubicó en
los cuarenta alimentos de mayor consumo
por pertenencia étnica e índice de riqueza.
Los resultados por región mostraron que no
se presentaron diferencias en la proporción
de población que consumió aceite, y solo
177
 en la región Atlántica la cantidad promedio
consumida fue mayor frente a la cantidad
promedio a nivel nacional. La Margarina solo
se ubicó en los primeros cuarenta alimentos
de mayor consumo en las regiones Central y
Oriental (tabla 62).
8.2.6 AZÚCARES
A partir de la información del recordatorio
de 24 horas sin incluir preparaciones, se
clasificaron entre los 40 alimentos de
mayor consumo un número importante
de alimentos que pertenecen al grupo de
los azúcares. Las bebidas carbonatadas
ocuparon el octavo lugar con una cantidad
promedio consumida al día de 373,5 g; en
el lugar catorce, se ubicaron los dulces y
chocolates industrializados con 21,7 g; en el
lugar dieciséis el chocolate con 19,7 g; en los
lugares 18 y 24 el azúcar y el agua de panela
con 18,9 g y 318,3 g respectivamente; y entre
los lugares 28 y 38 en su orden: las bebidas
saborizadas - 28; dulces y postres - 31; panela
- 32 y helados - 38. En la desagregación por
sexo, los alimentos de mayor consumo de este
grupo tuvieron un comportamiento similar
(a excepción de las bebidas carbonatadas,
agua de panela y helado), donde la
cantidad promedio consumida de bebidas
carbonatadas y agua de panela fue mayor
en los adolescentes hombres con respecto a
las mujeres. En el caso del helado, fueron las
adolescentes mujeres quienes reportaron en
mayor proporción su consumo (tabla 58).
Los resultados por concentración poblacional
mostraron que la proporción de población
que consumió bebidas carbonatadas, bebidas
saborizadas, dulces y postres y helados fue
mayor en la cabecera comparado con el área
resto, sin presentar diferencias en la cantidad
promedio consumida de estos alimentos. En
contraste, el consumo de panela y agua de
panela fue mayor en el área resto con una
proporción de población de 17,4 % y 29,3
% con respecto a la población de cabecera
con 9,9 % y 19,8 % respectivamente. No se
presentaron diferencias en la proporción de
población y cantidad promedio consumida
de los dulces y chocolates industrializados,
chocolate y azúcar (tabla 60).
178
Con respecto a la pertenencia étnica, se
encontró que las bebidas carbonatadas y
bebidas saborizadas fueron consumidas
por una mayor proporción de la población
sin pertenencia étnica de 13 a 17 años
comparado con la población indígena; así
mismo, el chocolate, los dulces y postres y
la panela fueron consumidos por una mayor
proporción de población sin pertenencia
étnica frente a la población afrodescendiente.
Solo se presentaron diferencias en la cantidad
promedio consumida de chocolate en la
población indígena, con una menor cantidad
(15,6 g) frente a la población sin pertenencia
étnica (19,8 g). La proporción de población
y la cantidad promedio consumida de
azúcar, agua de panela y dulces y chocolates
industrializados fue similar en las diferentes
categorías de pertenencia étnica (tabla 59).
Por índice de riqueza, se observó que la
población clasificada en el cuartil más bajo
comparado con los demás cuartiles presentó
una proporción de consumo menor de
bebidas carbonatadas, chocolate y dulces y
postres, sin embargo, la cantidad promedio
consumida de estos alimentos no presentó
diferencias. Para el caso del consumo de
panela y agua de panela la población del cuartil
más bajo fue quien en mayor proporción
reportaron su consumo con respecto a los
demás cuartiles. De otro lado, la cantidad
promedio consumida de azúcar fue menor a
mayor índice de riqueza, con un consumo de
23,9 g en el cuartil más bajo y de 11,8 g para el
cuartil alto. La panela no se ubicó entre los 40
alimentos de mayor consumo en la población
clasificada en el cuartil alto (tabla 62).
En los resultados por región, se observó que la
proporción de población y la cantidad promedio
consumida de bebidas carbonatadas fue similar
a nivel de región, excepto en la región Pacífica
con una menor proporción de población (35,8
%) frente a la proporción nacional (42,0 %).
Con respecto a la región Atlántica y Bogotá,
una mayor proporción de población consumió
azúcar (41,7 % y 33,8 %) frente a lo encontrado
a nivel nacional (29,1 %). La panela, dulces y
postres y helados no se ubicaron entre los 40
alimentos de mayor consumo en la región
Atlántica (tabla 61).
8.3 ACTIVIDAD FÍSICA
Y COMPORTAMIENTOS
SEDENTARIOS
8.3.1 ACTIVIDAD FÍSICA
La práctica regular de actividad física
en la adolescencia es fundamental para
la prevención del exceso de peso (85).
Adicionalmente, como se mencionó en el
curso de vida de 5 a 12 años, la realización
de actividad física sigue siendo relevante
pues se asocia con el adecuado crecimiento
óseo y musculo-esquelético, el desarrollo
saludable del sistema cardiorrespiratorio, la
estabilización de los niveles de triglicéridos
e insulina, y mejora la función cognitiva
incluyendo un aumento de habilidades de
percepción, cociente intelectual y mejor
desempeño académico (85).
A nivel global, los datos del Observatorio Mundial
de la Salud de la Organización Mundial de la Salud
(OMS) reportan que la prevalencia de cumplir
con las recomendaciones de actividad física en
los adolescentes de 11 a 17 años es del 19,3 %
con una desigualdad marcada por sexo (niñas
16,1% vs niños 22,4 %) (71). En la región de la
Américas el 18,8 % de los adolescentes cumplen
con las recomendaciones de actividad física
donde las niñas tienen una menor prevalencia
de cumplir con las recomendaciones de
Gráfica 64. Prevalencia en hombres y mujeres de 13 a 17 años que cumplen con las
recomendaciones de actividad física por concentración de población e índice de riqueza
actividad física comparado con los niños (12,9 %
vs 24,7 %). En América Latina la prevalencia varía
de 8,2 % en Venezuela a 18,1 % en Costa Rica con
una importante desigualdad por sexo (71). En
Colombia, según la Encuesta Mundial de Salud
Escolar del año 2007 el 15 % de la población de
adolescentes de 13 a 15 años cumplía con las
recomendaciones de actividad física (86).
Las recomendaciones de la OMS para los
adolescentes de 13 a 17 años refieren que
deben invertir ≥ 60 minutos diarios en
actividades físicas de intensidad moderada
a vigorosa, incluyendo actividades dirigidas
a mejorar y mantener la fuerza muscular, la
flexibilidad y la salud ósea, al menos 3 veces
por semana (87). La AF diaria debería ser, en
su mayor parte, aeróbica.
De acuerdo con los resultados de la ENSIN
2015, en la población de adolescentes
(hombres y mujeres) de 13 a 17 años, el
13,4 % cumplió con las recomendaciones
de al menos 60 minutos diarios de actividad
física moderada o vigorosa. Las adolescentes
fueron quienes contaron con una prevalencia
de cumplimiento más baja (mujeres: 7,6 % vs
hombres: 18,7 %). En ese grupo poblacional,
quienes pertenecen a hogares en el cuartil
más bajo del índice de riqueza presentaron
la prevalencia de cumplimiento de las
recomendaciones de actividad física más alta
(tabla 63).
179
 El análisis de variables de contraste se
evidenciaron diferencias solamente en
adolescentes que recibieron educación
física por lo menos un día en la semana
en los últimos 7 días quienes tuvieron
una mayor prevalencia de cumplir con las
recomendaciones de actividad física.
8.3.2 FUERZA MUSCULAR
La condición física en los adolescentes es un
marcador de su estado de salud (73). Una baja
fuerza muscular durante la adolescencia es
un predictor independiente de mortalidad
prematura por causas cardiovasculares (73).
Los bajos niveles de fuerza prensil en los
adolescentes se asocian inversamente con la
presencia de factores de riesgo cardiovascular
y metabólico (88,89) y con mayores niveles de
adiposidad. Los adolescentes que tienen alto
grado de fuerza muscular presentan un perfil
lipídico-metabólico más saludable que los que
tienen un bajo nivel de fuerza muscular (90).
Estudios internacionales indican que en el
grupo de 6-19 años, la fuerza prensil tiene un
rango de 12 a 25 kgF (77,78). A nivel local, en
Bogotá, el estudio Fuprecol, mostró valores
promedios de fuerza prensil por dinamometría
de 22,2 ± 9,0 kgF en niños y 18,5 ± 5,6 kgF en
niñas con edades comprendidas entre los 9 y
17 años (80).
Para Colombia según lo encontrado en la
ENSIN 2015, la población de adolescentes
de 13 a 17 años mostró un promedio de
fuerza muscular medida por dinamometría
de 28,9 KgF ± 8,54. Las adolescentes mujeres
presentaron un promedio de fuerza muscular
más bajo comparado con los hombres (21,7
KgF ± 5,64 vs 31,7 KgF ± 7,59). Las regiones
Central, Orinoquía - Amazonía, y Oriental
presentaron los promedios de fuerza prensil
más altos (tabla 63).
8.3.3 TIEMPO EXCESIVO
FRENTE A PANTALLAS
El tiempo excesivo frente a pantallas se ha
asociado con menores niveles de actividad
física, mayor riesgo de sobrepeso y obesidad,
un menor desempeño escolar, trastornos
180
del sueño, problemas de interacción social
en niños, conductas agresivas, consumo
de alcohol y cigarrillo, déficit de atención y
desordenes relacionados con la dependencia
a pantallas (63,81,82). La asociación entre
obesidad y tiempo excesivo frente a pantallas
se puede explicar, en parte, por la presencia
dominante de publicidad en la TV e internet
sobre alimentos ricos en azúcares y grasas, la
cual a su vez está relacionada con un mayor
consumo de estos productos (63). Según
un estudio realizado en Bogotá, los niños,
niñas y adolescentes entre 9 y 17 años que
permanecieron menos de 2 horas/día frente
a pantallas de TV mostraron 1,8 veces más
chance de realizar al menos 60 minutos diarios
de actividad física moderada o vigorosa (91).
En América Latina los datos del Observatorio
Mundial de la Salud de la OMS reportaron un
rango de tiempo excesivo frente a pantallas
≥3 horas que es diferente por sexo. En la
población de 11 a 17 años las adolescentes
tienen una prevalencia de tiempo excesivo
frente a pantallas que varía entre 29,6 % en
Venezuela y 53 % en Uruguay, para el caso de
los adolescentes el tiempo excesivo frente a
pantallas ≥3 horas se encuentra entre 26,5 %
en Venezuela y 48,7 % en Uruguay (92)
En el país, según los resultados de la ENSIN
2015, en la población de adolescentes, el 76,6 %
pasaron tiempo excesivo frente a las pantallas.
Los adolescentes que residen en cabecera,
que pertenecen a los cuartiles medio y alto
del índice de riqueza y quienes se identificaron
como afrodescendientes o sin pertenencia
étnica presentaron la mayor prevalencia de
pasar tiempo excesivo frente a las pantallas. En
las regiones de Bogotá, Central y en la Pacífica
más del 75% de los adolescentes pasaron
tiempo excesivo frente a las pantallas. No se
evidenciaron diferencias en la prevalencia de
este indicador al analizar por sexo.
 Gráfica 65. Prevalencia en hombres y mujeres de 13 a 17 años que permanecen tiempo
excesivo frente a pantallas por concentración de población e índice de riqueza

El análisis de variables de contraste evidencia, frente al ajuste de la pregunta de dispositivos

similar a lo expuesto en las etapas de curso
de vida previamente analizados, que quienes
cuentan con televisor en el cuarto presentaron
mayores prevalencias de tiempo excesivo frente
a las pantallas. Con referencia al nivel educativo
de la madre, los adolescentes cuyas madres
tienen un nivel educativo por encima de primaria
incompleta, presentaron una mayor prevalencia
de tiempo excesivo frente a pantallas. Así
mismo, como sucedió en los niños y niñas de
5 a 12 años, y a diferencia de lo esperado, los
adolescentes que reportaron tener parques,
áreas verdes, o centros recreativos y deportivos
en su barrio y aquellos que recibieron consejería
en actividad física en los últimos 12 meses
tuvieron una prevalencia más alta de tiempo
excesivo frente a pantallas.
electrónicos que implica la no comparabilidad
estricta de la prevalencia, esta se presenta
dada la relevancia que tiene el seguimiento a
este indicador.
El tiempo excesivo frente a pantallas de los
adolescentes evidencia un aumento en este
indicador. Es así como en la ENSIN 2010 la
prevalencia fue de 67,0 %, y en la ENSIN 2015
76,6 %, siendo superior en 9,6 p.p.
Gráfica 66. Tendencia del tiempo excesivo
frente a pantallas en hombres y mujeres
de 13 a 17 años

El análisis de grupos focales resaltó tiempo

excesivo frente a pantallas en los adolescentes
que tienen televisión en el cuarto.

“(…) Ah no, por mi hijo se acuesta a las cuatro

de la mañana mirando televisión, que tiene
dieciséis años” (Cita grupo focal - AJC, La
Virginia. Desarrollo cualitativo ENSIN 2015).
Tanto en la ENSIN 2010 como en la ENSIN
2015 se muestra que los adolescentes que
8.3.3.1 TENDENCIA DEL TIEMPO EXCESIVO
viven en la cabecera, quienes pertenecen
FRENTE A PANTALLAS EN COLOMBIA
a hogares con mayores ingresos y aquellos
que residen en la ciudad de Bogotá tenían
Al igual que en el grupo de 5 a 12 años, como
una prevalencia más alta de tiempo excesivo
se mencionó en el aparte de metodología,
frente a pantallas.

181
 9 JÓVENES entre los grupos. Para la población indígena
no fue posible realizar comparaciones de la
Y ADULTOS frecuencia/día dado que las estimaciones no
DE 18 A 64 AÑOS contaron con suficiente precisión (CV>20 %).

Por región en la prevalencia de consumo de

9.1 PRÁCTICAS arroz o pasta no se presentaron diferencias, sin
DE ALIMENTACIÓN embargo, su consumo fue menos frecuente
DE INTERÉS EN NUTRICIÓN en las regiones Oriental y Atlántica con 1,4
veces/día; la mayor frecuencia/día se encontró
Y SALUD PÚBLICA en la región Pacífica con 1,8 veces/día. Para
el consumo de pan la menor prevalencia se
9.1.1 PREVALENCIA DE USO O CONSUMO
encontró en las regiones Central (85,1 %),
USUAL DE ALIMENTOS
Pacífica (85,5 %) y Orinoquía - Amazonía (85,7
%), y la mayor prevalencia en la región Bogotá
9.1.1.1 CEREALES, TUBÉRCULOS,
con 93,0 %. El consumo de arepa fue menos
RAÍCES Y PLÁTANOS
prevalente en la región Pacífica (80,1%) y más
prevalente y frecuente en la región Central
En los jóvenes y adultos de 18 a 64 años, se
(90,8 % y 0,8 veces/día). En el caso de las raíces,
observó una prevalencia de consumo de arroz
tubérculos y plátanos la mayor prevalencia y
o pasta de 99,2% y una frecuencia/día de 1,6,
frecuencia/día de consumo se encontró en
la de pan de 88,2 % y la frecuencia/día de 0,7,
las regiones Oriental (98,5 % y 1,1 veces/día)
la de arepa de 85,3 % y la frecuencia/día de 0,5,
y Orinoquía - Amazonía (98,8 % y 1,0 vez/día)
la de galletas de 72,6 % y la frecuencia/día de
y la menor prevalencia en la región Pacífica
0,4, La prevalencia de consumo de tubérculos y
(96,1 %) (tabla 67).
plátanos fue de 97,8 % y la frecuencia/día 0,9.
Por concentración de población, no se
Al analizar por sexo los resultados evidencian
encontraron diferencias en la prevalencia
que en la población de 18 a 64 años no había
de consumo de arroz o pasta, pan, galletas,
diferencias en la prevalencia de consumo
raíces, tubérculos y plátanos, sin embargo,
de arroz o pasta, pan, raíces, tubérculos y
en el área resto el consumo de arroz o pasta,
plátanos, sin embargo, la frecuencia/día en el
raíces, tubérculos y plátanos fue más frecuente
consumo de arroz o pasta y raíces, tubérculos
comparado con la cabecera con 1,4 y 1,2 veces/
y plátanos fue mayor en las mujeres que en
día respectivamente. El consumo de arepa fue
los hombres. Las prevalencias de consumo
más prevalente en la cabecera (86,5 %) y presentó
de arepas y galletas por sexo no presentaron
una diferencia significativa al compararse con el
diferencias (tabla 65).
área resto (80,8 %) (tabla 69).
Por pertenencia étnica (tabla 66) no se
Según el índice de riqueza, no se encontraron
observaron diferencias en la prevalencia y
diferencias en la prevalencia de consumo de
frecuencia/día en el consumo de arroz o pasta,
arroz o pasta, raíces, tubérculos y plátanos, sin
raíces, tubérculos y plátanos. La prevalencia
embargo, la frecuencia/día para el consumo
del consumo de pan fue similar por grupo, sin
de estos alimentos fue menor en el cuartil de
embargo, la frecuencia/día fue mayor en la
riqueza alto comparado con el cuartil más
población sin pertenencia étnica (0,8 veces/
bajo (arroz 1,3 vs 1,7 veces/día; tubérculos
día). El consumo de arepa fue más prevalente
0,8 vs 1,1veces/día). El pan y la arepa fueron
y frecuente en el grupo sin pertenencia
reportados en mayor proporción en el cuartil
étnica (86,2 % y 0,5 veces/día) y el de galletas
de riqueza alto con respecto al nivel más bajo,
menos prevalente en la población indígena
adicionalmente, fue en el nivel más bajo es
(66,2 %) comparado con la población
donde se presentó la menor frecuencia de
afrodescendiente (76,2 %) y sin pertenencia
consumo de estos alimentos.
étnica (72,5 %); la frecuencia fue similar

182
9.1.1.2 VERDURAS Y FRUTAS
La prevalencia de consumo de verduras crudas
en la población de 18 a 64 años fue de 80,3 %
con una frecuencia día de 0,5, la de verduras
cocidas de 72,4 % y la frecuencia día de 0,4, con
relación a frutas, las frutas enteras de 75,9 % y la
frecuencia/día de 0,5, la de frutas en jugo 89,3 %
y la frecuencia/día de 1,0 (tabla 65).
En la desagregación por sexo los resultados
evidencian diferencias significativas en el
consumo de verduras cocidas donde las
mujeres reportaron la mayor prevalencia
y frecuencia/día con el 76,3 % y 0,4 veces/
día vs 68,1 % y 0,3 veces día de consumo en
los hombres; esto mismo se presentó en el
caso de las verduras crudas con un 84,3 %
y 0,5 veces/día vs 75,8 % y 0,4 veces día. En
cuanto al consumo de frutas enteras y frutas
en jugo no se encontraron diferencias en la
prevalencia, mientras que la frecuencia/día
fue mayor en las mujeres (tabla 65).
Con relación a la pertenencia étnica se
observaron diferencias entre el consumo de
verduras cocidas al comparar la población sin
pertenencia étnica (73,9 %) con la población
afrodescendiente (56,5 %) e indígena (65,3%);
con relación a la frecuencia se encontró que
en población sin pertenencia esta fue 0,4
veces/día lo que equivale a 2,8 veces/semana
comparado con 2,1 veces/semana en la
población afrodescendiente e indígena. No
se encontraron diferencias en la prevalencia y
frecuencia/día del consumo de verduras crudas
y frutas enteras. El consumo de frutas en jugo fue
menos prevalente y frecuente en la población
indígena con 82,9 % y 0,6 veces/día comparado
con la población afrodescendiente (92,3 % y 0,9
veces/día) y sin pertenencia étnica (89,2 % y 1
vez/día) (tabla 66).
Por región (tabla 67) no se encontraron
diferencias en la prevalencia de consumo de
verduras crudas, frutas enteras o en jugo. La
frecuencia/día del consumo de frutas enteras
fue menor en la región Orinoquía - Amazonía
con 0,3 veces/día, lo que equivale a un
consumo de 2,1 veces/semana, comparado
con 2,8 – 3,5 y 4 veces/semana de las demás
regiones. Las frutas en jugo fueron consumidas
en mayor frecuencia en las regiones Pacífica
(1,2 veces/día), Oriental y Bogotá (1 vez/
día). En el caso de las verduras cocidas las
regiones con mayor prevalencia reportada
fueron Bogotá y Oriental con 82,2 % y 82,9
% respectivamente; la frecuencia/día fue
menor en las regiones Atlántica y Orinoquía
- Amazonía con 0,3 veces/día, es decir, 2,1
veces por semana. Por concentración de
población no se encontraron diferencias en la
prevalencia y frecuencia/día del consumo de
frutas enteras, sin embargo, sí se presentaron
diferencias en el consumo de verduras crudas,
verduras cocidas y frutas en jugo, donde fue
más prevalente y frecuente en la cabecera
comparada con el área resto (tabla 69).
Los resultados por índice de riqueza
evidencian que la prevalencia de verduras
crudas y cocidas fue mayor en los cuartiles de
riqueza medio y alto y fue menor en el nivel
más bajo, el cual presentó una diferencia de 9.9
p.p. al comparar con la prevalencia nacional.
La frecuencia/día fue similar entre cuartiles,
excepto en el caso de verduras crudas, en
donde el cuartil más bajo mostró una menor
frecuencia con 0,4 veces/día, lo que equivale a
un consumo de 2,8 veces/semana. En el caso
de las frutas en jugo, el consumo fue menos
prevalente y frecuente en el cuartil más bajo
(85,2 % y 0,8 veces/día) y el de frutas enteras
más prevalente y frecuente en el cuartil alto
(83,3 % y 0,6 veces/día) (tabla 68).
9.1.1.3 LECHE Y PRODUCTOS LÁCTEOS
La prevalencia del consumo de leche fue
de 86,9 % y la frecuencia/día de 0,7, es decir
4,9 veces a la semana, la de quesos y otros
productos lácteos de 82,5 % y la frecuencia/
día de 0,4. Al analizar este grupo de alimentos
por sexo los resultados evidencian que en
la población de 18 a 64 años las mujeres
reportaron una mayor prevalencia y
frecuencia en el consumo de leche con
respecto a los hombres (88,7 % y 0,8 veces/
día vs 84,9% y 0,7 veces/día). En cuanto los
productos lácteos estos de manera similar
se consumen en mayor proporción por las
mujeres (84,1 % vs 80,7 %), pero presentan
una misma frecuencia/día de consumo (0,4
veces/día) (tabla 65).
183
 Con respecto a la pertenencia étnica (tabla
66), la población que se auto reconoce como
indígena reportó una menor prevalencia
y frecuencia en el consumo de productos
lácteos con 75,9 % y 0,2 veces/día, lo que
equivale a un consumo de 1 vez/semana
comparado con 3 veces/semana en la
población afrodescendiente y sin pertenencia
étnica. La leche (líquida o en polvo) sola o
en preparaciones, fue consumida en menor
proporción por la población indígena
(75,7 %) comparado con la población
afrodescendiente (86,0 %) y sin pertenencia
étnica (87,3 %). La frecuencia de consumo
fue mayor en la población sin pertenencia
étnica comparado con la población
afrodescendiente (0,7 veces/día vs 0,6 veces/
día). No fue posible realizar comparación de la
frecuencia/día en la población indígena dado
que las estimaciones no tienen suficiente
precisión (CV>20 %).
Por región la menor prevalencia en el
consumo de leche se evidenció en las
regiones Atlántica y Pacífica con 82,6 % y
83,3 % respectivamente; la frecuencia/día
fue mayor en las regiones Oriental y Bogotá
con 0,9 veces/día y 1 vez/día. En cuanto al
consumo de productos lácteos (queso, kumis,
yogurt, queso crema o suero costeño) las
regiones en donde el consumo fue menos
prevalente y frecuentes fueron las regiones
Pacífica (76,1% y 0,3 veces/día) y Orinoquía -
Amazonía (75,6 % y 0,3 veces/día), las cuales
al compararlos con la prevalencia nacional
se observa una diferencia significativa de 6,4
y 6,9 p.p respectivamente. En cuanto a los
resultados por concentración de población
se encontraron diferencias en la prevalencia y
frecuencia de consumo de leche y productos
lácteos, siendo menor en el área resto (leche:
83,0 % y 0,6 veces/día; productos lácteos: 75,9
% y 0,3 veces/día) comparado con la cabecera
(leche: 88,0 % y 0,8 veces/día; productos
lácteos: 84,2 % y 0,4 veces/día) (tabla 69).
Con relación al índice de riqueza, el consumo
de leche y productos lácteos en la población
de 18 a 64 años fue menor y menos frecuente
en el cuartil de riqueza más bajo (leche: 82,6
% y 0,6 veces/día; productos lácteos: 76,7 % y
0,3 veces/día) respecto a los demás cuartiles
184
de riqueza; con mayores diferencias respectos
a los cuartiles medio y alto, en donde se
alcanzan diferencias de 7,6 p.p. en leche y 13,3
p.p. en productos lácteos.
9.1.1.4 CARNES, HUEVOS
Y LEGUMINOSAS SECAS
La prevalencia del consumo de carnes fue
de 94,3 %, la frecuencia/día de 0,5, la de
pollo o gallina de 95,9 % y la frecuencia/día
0,4, la de huevos de 95,5 % y la frecuencia/
día de 0,7, la de pescados o mariscos 65,3 %
y la frecuencia/día 0,1, la de granos secos de
93,8 % y la frecuencia/día 0,4, la de morcilla o
vísceras de 39,4 % y la frecuencia/día de 0,1,
lo que equivale a un consumo de 3 veces/
mes. Al analizar por sexo se encontró una
mayor prevalencia y frecuencia de consumo
de huevo en los hombres comparado con
las mujeres (96,3 % y 0,7 veces/día vs 94,7
% y 0,4 veces/día). En el consumo de carne
la frecuencia fue similar, sin embargo, la
prevalencia fue mayor en los hombres con
95,7 % vs 93,0 %. Respecto al consumo de
pescados o mariscos los hombres reportaron
una prevalencia similar pero el consumo fue
más frecuente en las mujeres con 0,2 veces/
día vs 0,1 veces/día (tabla 65).
Los resultados por pertenencia étnica evidencian
que no había diferencias en la prevalencia de
consumo de pollo o gallina, pescado o mariscos
y granos secos o leguminosas. La población
indígena presentó una menor prevalencia y
frecuencia de consumo de carne (91,0 % y 0,4
veces/día), una menor frecuencia/día de pollo
o gallina y huevo (2 veces/semana y 3,5 veces/
semana) frente a la frecuencia de la población
sin pertenencia étnica (2,8 veces/semana y
4,9 veces/semana). El pescado o mariscos
presentaron un consumo más prevalente y
frecuente en la población afrodescendiente con
80,6 % (17,2 p.p. con relación a la prevalencia
nacional) y 0,3 veces/día. La morcilla y vísceras
fueron reportadas con mayor frecuencia por la
población sin pertenencia étnica con 0,1 veces/
día (tabla 66).
Los resultados por región muestran que el
menor consumo de huevo en la población de
18 a 64 años se presentó en la región Atlántica
(92,3 %) y la menor frecuencia/día en las
regiones Atlántica y Orinoquía - Amazonía
con 0,5 y 0,6 veces/día respectivamente, lo
que equivale a un consumo aproximado de
4 veces por semana comparado con 5 veces/
semana en las demás regiones. En cuanto al
consumo de carnes (carne de res, ternera,
cerdo, chigüiro, conejo, cabro, curí) y granos
secos o leguminosas no se encontraron
diferencias en la prevalencia por región,
sin embargo, en cuanto a la frecuencia/día
de carnes esta fue menor en las regiones
Atlántica y Pacífica (0,4 veces/día) y mayor en
la región Central (0,6 veces/día). La frecuencia/
día de granos secos o leguminosas fue menor
en la región Atlántica (0,3 veces/día) y mayor
en la región Central y Orinoquía - Amazonía-
(0,5 veces/día). El consumo de pescados o
mariscos fue más prevalente y frecuente en
las regiones Atlántica, Pacífica y Orinoquía
- Amazonía. La morcilla y las vísceras fueron
consumidas por una menor proporción en
la población de la región Pacífica con 31,2%
(tabla 67).
Por concentración poblacional no se
encontraron diferencias en la prevalencia
de consumo de carnes y granos secos o
leguminosas entre la cabecera y el área resto. El
consumo de huevo presentó una prevalencia
de consumo similar por áreas, mientras que la
frecuencia/día fue mayor en la cabecera con
0,7 veces/día vs 0,6 veces/día en el área resto.
En cuanto al consumo de pollo o gallina, este
fue menos prevalente y frecuente en el área
resto (92,1 % y 0,3 veces/día). El consumo
de pescado fue menos prevalente en el área
resto, pero a la vez más frecuente con 59,2%
y 0,2 veces/día. La morcilla y vísceras fue
consumida por una mayor proporción de la
población del área resto con 34,6 % vs 40,6 %
en cabecera (tabla 69).
Por índice de riqueza no se encontraron
diferencias en la prevalencia y frecuencia/día
del consumo de granos secos o leguminosas.
Se evidenció una mayor prevalencia en
el consumo de huevo en la población de
18 a 64 años clasificada en los cuartiles de
riqueza medio y alto con 97,6 % y 96,7 %
respectivamente. El consumo de pollo o
gallina y carnes fue menos prevalente y
menos frecuente en el cuartil de riqueza más
bajo y en el caso del pescado o mariscos el
consumo fue más prevalente en el cuartil alto
(74,1 %), sin embargo, la frecuencia fue mayor
en el cuartil más bajo (0,2 veces/día) (tabla 68).
9.1.1.5 GRASAS
Para los alimentos como mantequilla, crema
de leche, manteca de cerdo, se observó
una prevalencia de consumo de 31,7 % y la
frecuencia/día de 0,2. En la desagregación
por sexo no se encontraron diferencias
significativas.
Con respecto a la pertenencia étnica (tabla 66)
la prevalencia y frecuencia/día de consumo
fue mayor en la población sin pertenencia
étnica (32,5 % y 0,2 veces/día) respecto a
la población afrodescendiente (28,4 % y
0,1 veces/día) e indígena (14,9 %). Para la
población indígena no fue posible realizar la
comparación de la frecuencia/día dado que
la estimación no tiene suficiente precisión
(CV>20 %). Por región se observa que la
mayor prevalencia y frecuencia de consumo
de mantequilla, crema de leche o manteca de
cerdo se encontró en la región Central (11,6
p.p. mayor que a nivel nacional) y la menor en
la región Atlántica con el 23,9 % y 0,1 veces/
día. En este grupo de edad la prevalencia
y frecuencia/día de consumo de estos
alimentos se ubicó con mayor predominio en
el área cabecera con 34,9 % y 0,2 veces/día
comparado con el área resto con 19,8 % y 0,1
veces/día (tabla 69).
En cuanto al índice de riqueza se observó una
menor prevalencia y frecuencia de consumo
el cuartil más bajo comparado con el cuartil
alto con 19,5 % y 0,1 veces/día y 41,7 % y 0,1
veces/día, respectivamente.
9.1.1.6 AZÚCARES
El reporte de consumo de este grupo
poblacional evidenció que la prevalencia del
consumo de panela, azúcar o miel fue de 93,4 %
y la frecuencia/día de 1,9 (13,3 veces/semana),
de golosinas o dulces un 54,1 % con una
frecuencia/día de 0,3, y gaseosas, té y refrescos
71,6 % con frecuencia de 0,5 veces/día.
185
 Al analizar por sexo se encontraron diferencias
significativas en la prevalencia y frecuencia de
consumo de golosinas o dulces en donde las
mujeres presentaron un mayor consumo que
los hombres con 56,2 % vs 51,7 %; sin embargo,
con respecto a gaseosas, té y refrescos (en
polvo, caja, botella, no light) el consumo fue
más prevalente y frecuente en los hombres que
en las mujeres (75,8 % y 0,6 veces/día vs 67,7 %
y 0,4 veces/día). El consumo de panela, azúcar o
miel no presentó diferencias por sexo.
Los resultados por pertenencia étnica indican
que no había diferencias en la prevalencia
y frecuencia/día en el consumo de panela,
azúcar y miel. La población adulta que se auto
reconoce como indígena reportó una menor
frecuencia en el consumo de golosinas o
dulces y gaseosas, té y refrescos al compararse
con la población afrodescendiente y sin
pertenencia étnica. La prevalencia encontrada
fue similar entre los grupos étnicos (tabla 66).
Con relación a la región se observó que no
había diferencias en la prevalencia de consumo
de panela, azúcar o miel; golosinas o dulces;
gaseosas, té y refrescos, sin embargo, la
frecuencia/día en el consumo de panela, azúcar
o miel fue inferior en las regiones Bogotá (1,7
veces/día), Atlántica (1,8 veces/día), y Oriental
(1,8 veces/día) y mayor en la región Central
con 2,0 veces/día. El consumo de gaseosa, té
y refrescos fue menos frecuente en la región
Orinoquía - Amazonía con 0,3 veces/día, lo que
equivale a un consumo de 2,1 veces/semana
comparado con 2,8 a 4,2 veces/semana en las
demás regiones (tabla 67).
Por concentración poblacional, no se
encontraron diferencias en la prevalencia y
frecuencia de consumo de panela, azúcar o
miel. El área resto comparada con la cabecera
presentó una menor prevalencia y frecuencia/
día en el consumo de golosinas o dulces (45,6
% y 0,2 veces/día vs 56,3 % y 0,4 veces/día), al
igual que en gaseosa, té y refrescos (63,3 % y 0,3
veces/día vs 73,8 % y 0,5 veces/día) (tabla 69).
En la desagregación por índice de riqueza
se encontró que la prevalencia y frecuencia/
día del consumo de panela, azúcar y miel fue
menor en el cuartil de riqueza alto con 90,4
186
% y 1,7 veces/día, frente al nivel más bajo
con un 95,1 % y 2,0 veces/día. El consumo
de golosinas y dulces fue menos prevalente
y frecuente en la población clasificada en el
cuartil de riqueza más bajo con 46,0 % y 0,3
veces/día. Respecto al consumo de gaseosa,
té y refrescos, estos fueron menos prevalentes
y frecuentes en el cuartil bajo con 68,0 % y 0,4
veces/día (tabla 68).
9.1.2 PRÁCTICAS ASOCIADAS A LA
ALIMENTACIÓN, DE INTERÉS PARA LA
NUTRICIÓN PÚBLICA
En los jóvenes y adultos de 18 a 64 años la
prevalencia de uso de salero en la mesa fue
de 17,6 % con una frecuencia/día de 0,2; la
de comidas preparadas en la casa para ser
consumidas por fuera de ésta de 26,0 % con
una frecuencia/día de 0,2, la de consumo de
alimentos en la calle de 40,4 % y la frecuencia/
día de 0,1, la de comer mientras utiliza algún
tipo de pantalla de 60,0 % y la frecuencia/día
de 0,8. Al analizar por sexo se encontraron
diferencias en las prácticas del uso de salero
en la mesa (19,7 % y 0,2 veces/día vs 15,8%
y 0,1 veces/día), llevar comidas preparadas
en la casa para ser consumidas en el sitio de
trabajo o estudio (32,5 % y 0,3 veces/día vs
20,0 % y 0,2 veces/día) y consumir alimentos
en la calle (puestos ambulantes) (47,6 % y
0,2 veces/día vs 33,8 % y 0,1 veces/día) en
donde los hombres reportaron en todos los
casos una mayor prevalencia y frecuencia/día
comparado con las mujeres (tabla 65).
Por pertenencia étnica no se encontraron
diferencias en la prevalencia y frecuencia de
las prácticas de uso del salero en la mesa y
consumir comidas preparadas en la casa en
el lugar de trabajo o estudio. El consumo de
alimentos en la calle fue más frecuente en la
población afrodescendiente (0,2 veces/día). Para
la población indígena no fue posible realizar
comparaciones dado que las estimaciones
no tienen suficiente precisión (CV>20 %).
Respecto a la práctica de comer mientras se
utilizan pantallas, la prevalencia fue menor en
la población indígena (28,2 % y 0,3 veces/día)
comparado con la población afrodescendiente
(67,1 % y 1,0 vez/día) y sin pertenencia étnica
(60,3 % y 0,8 veces/día) (tabla 66).
Por región se observó que las prácticas de
uso de salero en la mesa y consumir comidas
preparadas en la casa en el lugar de trabajo
o estudio presentaron una mayor prevalencia
y frecuencia/día en la región Bogotá con
27,1 % 0,2 veces/día y 39,0 % y 0,3 veces/
día respectivamente. No se encontraron
diferencias en cuanto a la práctica de consumo
de alimentos en la calle. La prevalencia y
frecuencia de uso de pantallas mientras se
consumen alimentos fue menor en la región
Orinoquía - Amazonia con 43,8 % y 0,6 veces/
día y mayor en Bogotá con 65,2 % y 0,8 veces/
día (tabla 67).
Al analizar por la variable de concentración
poblacional para el caso del uso de salero en
la mesa no se encontraron diferencias entre
el área cabecera y el área resto, sin embargo,
sí se presentan diferencias significativas en la
prevalencia del consumo de alimentos en la
calle (puestos ambulantes), siendo mayor en
15,9 p.p. en la cabecera al compararse con
el área resto. De forma similar, la práctica de
comer mientras se utilizan pantallas presentó
diferencias de 22,2 p.p siendo mayor en la
cabecera.
Por índice de riqueza no se encontraron
diferencias en la práctica de consumir
comidas preparadas en la casa en el lugar
de trabajo o estudio. La menor prevalencia
y frecuencia/día para las prácticas de uso de
salero en la mesa, consumir alimentos en la
calle y comer mientras se utilizan pantallas se
reportaron en la población clasificada en el
cuartil de riqueza más bajo.
9.1.3 OTROS CONSUMOS NO
AGRUPADOS, DE INTERÉS PARA LA
NUTRICIÓN PÚBLICA
En los jóvenes y adultos de 18 a 64 años, la
prevalencia del consumo de alimentos de
paquete fue de 51,3 % y la frecuencia/día de
0,2, la de alimentos de comida rápida de 54,5
% y la frecuencia/día de 0,1, la de alimentos
fritos de 86,2 % y la frecuencia día de 0,5, la de
bebidas alcohólicas 41,1 % y la frecuencia/día
de 0,1 (3 veces/mes). En cuanto a las bebidas
energizantes se observó una prevalencia de
12,5 % y una frecuencia/día de 0,03.
En la desagregación por sexo se encontraron
diferencias significativas en el consumo de
bebidas alcohólicas en donde la prevalencia y
frecuencia/día fue mayor en los hombres que
en las mujeres con 56,5 % y 0,1 veces/día vs 27,2
% y 0,02 veces/día, comportamiento similar
para el consumo de bebidas energizantes
con un 17,6% y 0,04 veces/día vs 7,8 % y 0,01
veces/día. Para el consumo de alimentos
fritos no se presentaron diferencias en las
prevalencias, sin embargo, la frecuencia/día
fue mayor en los hombres con 0,6 vs 0,4 en
las mujeres (tabla 65).
Los resultados por etnia muestran que no se
encontraron diferencias en la prevalencia y
frecuencia de alimentos fritos. En cuanto al
consumo de bebidas alcohólicas y consumo
de alimentos de paquete la prevalencia fue
mayor en la población afrodescendiente. El
consumo de alimentos de comida rápida fue
menos prevalente y frecuente en la población
indígena con 25,9 % y 0,04 veces/día (1 vez/
mes) (tabla 66).
Por región no se encontraron diferencias en
la prevalencia y frecuencia de consumo de
bebidas energizantes y alimentos de paquete.
En cuanto al consumo de bebidas alcohólicas,
la mayor prevalencia se encontró en la región
Bogotá con 45,6 % y la menor prevalencia
en las regiones Pacífica (36,2 %) y Orinoquía
- Amazonía (38,6 %); la mayor frecuencia se
observó en la región Oriental con 0,1 veces/
día, lo que equivale a un consumo de 3
veces/mes. Los alimentos de comida rápida
tuvieron un consumo más prevalente en las
regiones Bogotá (63,6 %) y Oriental (58,2 %),
esta última fue en la que además se presentó
la mayor frecuencia (0,1 veces/día), lo que
equivale a un consumo de 3 veces/mes. La
prevalencia de alimentos fritos se reportó
de manera similar por región, sin embargo,
este tipo de alimentos fueron consumidos
en mayor frecuencia en las regiones Central
y Pacífica con 0,6 veces/día y 0,5 veces/día
respectivamente (tabla 67).
Por concentración de población, no se
encontraron diferencias en la prevalencia y
frecuencia/día en el consumo de alimentos
fritos ni en alimentos de paquete. El consumo
187
 de: bebidas alcohólicas, bebidas energizantes
y comidas rápidas se presentaron diferencias,
siendo más prevalente y frecuente en el área
cabecera comparada con el área resto (tabla 69).
Al analizar por índice de riqueza, para
el consumo de bebidas alcohólicas se
encontraron diferencias principalmente entre
los cuartiles de riqueza más bajo y alto; en
el cuartil de riqueza más bajo la prevalencia
de consumo fue menor, sin embargo, la
frecuencia/día fue mayor con 37,8 % y 0,1
veces/día lo que equivale a 3 veces/mes;
al contrario en el cuartil alto la prevalencia
de consumo fue mayor pero la frecuencia/
día menor con 44,7 % y 0,04 veces/día lo
que equivale a 1,2 veces/mes. En cuanto
a las bebidas energizantes, estas fueron
consumidas por una mayor proporción
de la población clasificada en los cuartiles
de riqueza bajo y alto con 15,9 % y 14,8 %
respectivamente.
En el caso de los alimentos de comida
rápida la menor prevalencia y frecuencia/
día se ubicó el cuartil más bajo con 31,5 %
y 0,04 veces/día (1,2 veces/mes), condición
opuesta a lo encontrado en el cuartil alto
donde se presentó el mayor consumo 69,8%
y frecuencia (0,1 veces/día, que equivale a 3
veces/mes). Es en el cuartil medio de riqueza
en donde se observa la mayor prevalencia de
consumo de alimentos de paquete, al tiempo
que la menor frecuencia de consumo de
alimentos fritos (0,4 veces/día) (tabla 68).
9.2 INGESTA DIETÉTICA POR
RECORDATORIO 24 HORAS
9.2.1 CEREALES, TUBÉRCULOS,
RAÍCES Y PLÁTANOS
De los 40 alimentos más consumidos por la
población de 18 a 64 años, de acuerdo con los
alimentos reportados en el recordatorio de 24
horas sin incluir preparaciones, una cantidad
importante se ubicó en el grupo de cereales,
tubérculos, raíces y plátanos. El arroz ocupó
el primer lugar con una cantidad promedio
consumida al día de 111,7 gramos, en tercer
188
lugar, la papa con 170,7 gramos, el cuarto
lugar el pan con 84,1 gramos, en el lugar diez
el plátano con 135,7 gramos en promedio; y
entre los lugares 17 y 27 en su orden arepa –
17, otros derivados de cereales – 20, galletas
-23, yuca -24, maíz -26, pasta -27 (tabla 70).
En la desagregación por sexo, se observó
en los hombres una mayor proporción de
consumo de arroz, papa y yuca y una cantidad
promedio consumida mayor de arroz, pan,
papa, plátano, arepa y otros derivados de
cereales respecto a las mujeres; en el caso
de las galletas, aunque la proporción de
consumo fue mayor en las mujeres, los
hombres las consumieron en mayor cantidad
(tabla 70). De otro lado, por etnia se observó
que, aunque el arroz fue el alimento de mayor
consumo en todos los grupos, la población sin
pertenencia étnica tuvo una proporción y una
cantidad promedio consumida menor (80,6
% y 109,4 g) al compararse con la población
afrodescendiente (81,7 % y 131,8 g) e indígena
(88,8 % y 132,2 g), en esta misma población el
plátano fue consumido en menor proporción
y cantidad promedio. Al compararse con los
demás grupos, la población sin pertenencia
étnica evidenció una proporción de consumo
mayor de arepa, papa y otros derivados de
cereales y pan, este último también en una
mayor cantidad promedio con 50,5% y 83,8
g respectivamente. No se encontró diferencia
por pertenencia étnica en el consumo de
yuca (tabla 71).
En el análisis por región, igualmente se
observó que el arroz fue el alimento de
mayor consumo en todas las regiones, sin
embargo, la región con menor proporción
de la población que lo consume fue la
región Oriental con 76,0 % comparado con la
proporción nacional (80,9 %), así mismo fue
un alimento consumido en mayor cantidad
en la región Atlántica con 139,4 g y en menor
cantidad en las regiones Bogotá y Oriental con
93,9 g y 84,9 g respectivamente. Es importante
tener en cuenta que la categoría de arroz
solo incluyó el arroz como ingrediente, no se
incluyeron preparaciones estandarizadas de
arroz con otros ingredientes. Por otra parte,
el plátano y la yuca fueron consumidos por
una mayor proporción de la población en la
región Atlántica, al compararse con el dato
nacional. Las regiones con un mayor consumo
de arepa, galletas y pan fueron las regiones
Central y Bogotá; y el mayor consumo de
papa se reportó en la región Oriental con 68,2
% y 233,6 g (tabla 72).
Los resultados por concentración de
población evidenciaron que la población
de las cabeceras tuvo una proporción
de consumo mayor de pan, arepa, otros
derivados de cereales y galletas, mientras
que la población del área resto evidenció una
proporción y cantidad promedio consumida
mayor de arroz, plátano y yuca (tabla 73). Con
relación al índice de riqueza, se evidenció
igualmente que el arroz fue el alimento de
mayor consumo en todos los grupos, no
obstante, la proporción y cantidad promedio
consumida al día fue mayor en el cuartil
más bajo; en este mismo cuartil se observó
además un mayor consumo de plátano y
yuca; mientras que en la población clasificada
en el cuartil bajo, medio y alto se observó
una mayor proporción de consumo de pan,
arepa, galletas y otros derivados de cereales al
compararse con el cuartil más bajo (tabla 74)
9.2.2 VERDURAS Y FRUTAS.
En la población de 18 a 64 años, de acuerdo con
los alimentos reportados en el recordatorio
de 24 horas sin incluir preparaciones, se
ubicaron en los alimentos de mayor consumo
entre los lugares 5 y 34 verduras como cebolla
-5, tomate -9, zanahoria -16, lechuga -30,
arveja verde -33 y habichuela -34 con una
proporción de consumo entre 9 % y 49 % y una
cantidad promedio consumida al día entre 25
y 46 gramos. Las frutas más consumidas se
ubicaron en los lugares 31, 39 y 40, donde, en
su orden fueron: limón, banano y mango con
una cantidad promedio de 19,9 g, 119,2 g y
178,6 g respectivamente.
En la desagregación por sexo se observó que,
respecto a los hombres, las mujeres tuvieron
una mayor proporción de consumo de cebolla,
tomate, zanahoria y limón, mientras que en
los hombres se observó una mayor cantidad
consumida de arveja verde con 50,9 g vs 30.8
g en las mujeres (tabla 70). No se encontraron
diferencias por sexo en el consumo de
lechuga, habichuela, banano y mango. Con
respecto al grupo étnico, se observó que la
población sin pertenencia étnica tuvo una
mayor proporción de consumo de zanahoria,
arveja verde y habichuela con 31%, 10,6% y
10,2% respectivamente, al compararse con la
población afrodescendiente. Por el contrario,
no se observó diferencias en el consumo de
cebolla, limón y banano (tabla 71).
Por región se evidenció que la población de
la región Atlántica tuvo un menor consumo
de habichuela (5,0 %) y zanahoria (20,0 %)
respecto al dato nacional. De otro lado se
observó que la población de las regiones
Bogotá y Oriental presentaron una mayor
proporción de consumo de arveja verde
con 17,0 % y 19,6 % respectivamente y la
población de la Región central una mayor
proporción de zanahoria (38,3 %) y menor de
cebolla (35,6 %) (tabla 72). En relación con la
concentración poblacional, se evidenció que
la población de la cabecera tuvo una mayor
proporción de consumo de lechuga, así como
una cantidad promedio mayor de cebolla y
habichuela respecto a la población del área
resto (tabla 73).
Por cuartil de riqueza, no se observaron
diferencias en el consumo de frutas y verduras
ubicadas entre los primeros 40 alimentos,
excepto una menor cantidad promedio
consumida de habichuela en la población
clasificada en el cuartil más bajo con 25,7 g
(tabla 74).
9.2.3 LECHE Y PRODUCTOS LÁCTEOS
Entre los 40 alimentos más consumidos por
la población de 18 a 64 años, de este grupo
se encontró la leche líquida en el lugar ocho
con una cantidad promedio consumida de
225,5 gramos y el queso en el lugar catorce
con una cantidad consumida de 47,5 gramos.
En la desagregación por sexo se observó que
las mujeres tuvieron una mayor proporción
de consumo de queso y leche líquida, sin
diferencias en la cantidad consumida, excepto
en el queso, donde los hombres tuvieron un
consumo promedio menor con 30,4 g y 36,8
g respectivamente. Por concentración de
189
 población se observó una menor proporción
y cantidad promedio consumida de leche
líquida y a la vez una menor proporción de
consumo de queso en la población del área
resto al compararse con la cabecera total.
Con referencia a la pertenencia étnica, se
observó en la población afrodescendiente
una menor proporción de consumo de
leche líquida (31,1 %) al compararse con
la población sin pertenencia étnica 43,0
%). No fue posible realizar la comparación
con la población indígena dado que las
estimaciones no tuvieron suficiente precisión.
La población que se autorreconoció como
indígena reportó una menor proporción de
consumo de queso respecto a la población
afrodescendiente y aquella sin pertenencia
étnica. Por cuartil de riqueza se evidenció
que la población clasificada en los cuartiles
medio y alto tuvieron una proporción
mayor de consumo de leche líquida y queso
comparado con los cuartiles bajo y más bajo.
No se encontraron diferencias en la cantidad
promedio consumida en el grupo de los
lácteos entre los diferentes grupos étnicos y
cuartiles de riqueza (tablas 71 y 74).
De otro lado los resultados por región
muestran que la proporción en el consumo
de queso fue mayor en la región Atlántica
(46,7 %) comparado con el dato nacional
(33,9 %), sin embargo, no se encontraron
diferencias en la cantidad promedio. En
cuanto a la leche líquida fue consumida
por una proporción mayor de la población
de Bogotá y la región Oriental y una menor
proporción de la población de las regiones
Atlántica, Orinoquía-Amazonía y Pacífica
(tabla 72).
9.2.4 CARNES, HUEVOS proporción de consumo de carne de pollo (42,5
Y LEGUMINOSAS SECAS.
Teniendo en cuenta los alimentos reportados
en el recordatorio de 24 horas sin incluir
preparaciones, los alimentos del grupo de
las carnes, huevos y leguminosas que se
encontraron en los 40 alimentos de mayor
consumo fueron el huevo en sexto lugar con
una cantidad promedio de 66,2 g; carne de
res y carne de pollo en los lugares 7 y 12 con
190
una cantidad promedio consumida de 102,0
g y 122,5 g respectivamente; los productos
cárnicos procesados no enlatados (embutidos)
en el lugar 21 con 71,4 g , la carne de cerdo en
el lugar 28 con 124,8 g, el fríjol en el lugar
36 con 65,5 g y el pescado en el lugar 37 con
168,5 g en promedio. En la desagregación por
sexo, respecto a las mujeres se observó en
los hombres una mayor cantidad promedio
consumida de todos los alimentos de este
grupo excepto el pescado, en donde no hay
diferencias en el consumo (tabla 70).
Los resultados por etnia muestran que la
población afrodescendiente tuvo una menor
proporción en el consumo de huevo (32,6
%) al compararse con la población indígena
(42,7 %) y aquella sin pertenencia étnica
(46,8 %), en este mismo grupo se evidenció
el consumo de carne de res en una mayor
proporción de la población respecto a la
población afrodescendiente e indígena. No
se observaron diferencias en el consumo de
carne de pollo por grupo étnico (tabla 71).
Al compararse con los datos nacionales, se
observó que el huevo fue consumido por una
menor proporción de la población en la región
Atlántica (32,6 %) y una mayor proporción en
Bogotá (58,2 %); así mismo la región en la cual
se observó una mayor cantidad promedio
consumida de huevo fue la Oriental con 78,7
g. Por otra parte, la carne de res fue consumida
en una menor proporción por la población
de la región Pacífica (36,1 %) y en una menor
cantidad en la región Central (90 g) - región en
la que igualmente se observó que una menor
proporción de la población consumió carne de
pollo (30,1 %) y una mayor proporción carne de
cerdo (23,0 %). Adicionalmente, se observó en
la población de la región Oriental una mayor
%) y menor proporción de carne de cerdo (6,3 %)
al igual que en la región Orinoquía – Amazonía
(8,2 %). Por región no se encontraron diferencias
en el consumo de productos cárnicos no
enlatados (embutidos) y fríjol respecto al
promedio nacional (tabla 72).
Por concentración de población no se
encontraron diferencias en la cantidad de los
alimentos de mayor consumo pertenecientes
al grupo de carnes, huevos y leguminosas
secas, no obstante, la proporción de consumo
de carne de pollo y productos cárnicos
procesados fue mayor en la población de la
cabecera comparado con el área resto con
37,4 % y 24,9 % respectivamente (tabla 73).
Los resultados por índice de riqueza muestran
que el consumo de huevo y carne de pollo
fue mayor en la población clasificada en los
cuartiles de riqueza medio y alto, sin embargo,
la cantidad promedio fue similar. De otro lado
el consumo de carne de productos cárnicos
no enlatados (embutidos) fue menor en la
población clasificada en el cuartil más bajo
(11,6 %) al compararse con los cuartiles bajo
(22,8 %), medio (25,0 %) y alto (30,7 %), con
una cantidad promedio de consumo similar.
No se presentaron diferencias en el consumo
de carne de res y fríjol por cuartil de riqueza, no
obstante, a diferencia de los demás cuartiles,
en el cuartil alto no se ubicó el fríjol entre los
40 alimentos de mayor consumo (tabla 74).
9.2.5 GRASAS
En cuanto al grupo de las grasas, el único
alimento que se ubicó entre los 40 alimentos
de mayor consumo fue el aceite vegetal en
segundo lugar, con el 64,5 % de la población
de 18 a 64 años que reportó haber consumido
el día anterior a la encuesta en promedio 10,5
gramos. Es importante tener en cuenta que
en el análisis no se incluyeron preparaciones
estandarizadas las cuales pueden aportar
cantidades adicionales y otras fuentes de
grasa. En la desagregación por sexo se observó
un mayor consumo en las mujeres con 69,4
% vs 58,8 % en los hombres y una cantidad
consumida similar. Por concentración de
población se observó una mayor cantidad
consumida por parte de la población del área
resto con 13,0 g vs 9,9 g en la población de
la cabecera total. De otro lado se evidenció
que el aceite fue consumido en menor
proporción por la población clasificada en el
cuartil de riqueza medio y la región Central y
en una mayor proporción en los cuartiles más
bajo y bajo, y la región Atlántica. Por región
se encontraron entre los 40 alimentos de
mayor consumo la margarina y el aguacate
en las regiones Oriental, Central y Bogotá sin
diferencias en el consumo de aguacate y una
mayor proporción de consumo de margarina
en las regiones Central y Oriental. No se
encontraron diferencias por grupo étnico.
9.2.6 AZÚCARES
A partir de la información del recordatorio
de 24 horas sin incluir preparaciones, se
ubicaron entre los 40 alimentos de mayor
consumo un número importante de
alimentos perteneciente al grupo de los
azúcares. El azúcar ocupó el lugar once con
una cantidad promedio consumida al día
de 17,6 g; en el lugar quince se ubicaron las
bebidas carbonatas con 381,4 g; en el lugar
18 el chocolate con 17 g en promedio; en
los lugares 22 y 25 agua de panela y panela
con 360,7 g y 56,5 g respectivamente; y en los
lugares 32 y 38 en su orden: dulces y chocolates
industrializados, y bebidas saborizadas.
En la desagregación por sexo, se observó que
las mujeres tuvieron una mayor proporción
en el consumo de panela y azúcar, respecto
a los hombres, sin embargo, la cantidad
consumida fue similar. Los hombres tuvieron
una mayor proporción y cantidad consumida
de bebidas carbonatadas y agua de panela,
así como una mayor cantidad promedio
consumida de chocolate 20,3 g. Los
resultados por concentración de población
muestran que la proporción de consumo de
bebidas carbonatadas, dulces y chocolates
industrializados, bebidas saborizadas y dulces
y postres fue mayor en la población de la
cabecera comparado con el área resto, en
contraste el consumo de azúcar, panela y
agua de panela fue mayor en el área resto
con una cantidad promedio de 20,4 g, 64,4 g
y 441,4 g respectivamente.
Con respecto a la pertenencia étnica se
encontró que el azúcar fue consumido
en menor cantidad por la población sin
pertenencia étnica con 17 g en promedio,
respecto a la población afrodescendiente e
indígena con 23,1 g y 22,5 g respectivamente,
en este mismo grupo el chocolate fue
consumido por una mayor proporción de
la población (29,7 %) al compararse con
la población afrodescendiente (14,9 %) e
191
 indígena (10,8 %). Por otra parte, se observó
que las bebidas carbonatadas fueron
consumidas en menor proporción por la
población indígena, sin embargo, la cantidad
consumida fue similar por grupo étnico.
Por índice de riqueza se observó que la
población clasificada en el cuartil más bajo
comparada con los demás cuartiles tuvo
una proporción de consumo menor de
bebidas carbonatadas (24,1 %), sin embargo,
la cantidad consumida de azúcar y panela
fue mayor con 22,4 g y 66,4 g. De otro lado
la población clasificada en los cuartiles medio
y alto tuvo una proporción de consumo
mayor de chocolate con 30,8 % y 35,0 %
respectivamente, así como una menor
proporción de consumo de agua de panela.
No se observaron diferencias por cuartil de
riqueza en el consumo de dulces y chocolates
industrializados (tabla 74).
En los resultados por región, al compararse con
el dato nacional, se observó que la proporción
y cantidad promedio consumida de azúcar fue
mayor en la población de la región Atlántica
y menor en la región Central. Así mismo
el consumo de bebidas carbonatadas fue
mayor en la población de la región Atlántica
y menor en la región Pacífica con 38,2 %y
23,7 % respectivamente. Con respecto al
chocolate, panela y agua de panela fueron
alimentos consumidos en menor proporción
y cantidad promedio por la población de la
región Atlántica; en contraste se observó una
mayor proporción de consumo por parte de
la población de la región Central. En el caso
de Bogotá la población tuvo una proporción
de consumo mayor de chocolate con 38,3
% y menor proporción y cantidad promedio
de agua de panela con 6,7 % y 237,7 g, así
como una menor cantidad consumida de
azúcar (13,8 g) comparado con el promedio
nacional (17,6 g). No se observaron diferencias
por región respecto al dato nacional en el
consumo de dulces y postres; y dulces y
chocolates industrializados (tabla 72).
9.3 ACTIVIDAD FÍSICA
Y COMPORTAMIENTOS
SEDENTARIOS
192
9.3.1 ACTIVIDAD FÍSICA
La inactividad física es uno de los principales
factores de riesgo para mortalidad en el
mundo (93). Los adultos que no cumplen
con las recomendaciones tienen un mayor
riesgo de mortalidad por todas las causas
comparado con quienes cumplen con las
recomendaciones (94). A nivel mundial, se
estima que del 6 al 10% de la enfermedad
coronaria, los accidentes cerebrovasculares,
la diabetes mellitus tipo 2 y algunos tipos de
cáncer pueden ser atribuibles a la inactividad
física (95). Adicionalmente, la realización de
actividad física reduce el riesgo de sobrepeso
y obesidad (94) y evidencia reciente indica
que la inactividad física es un factor de riesgo
para demencia (96). A nivel mundial, se estima
que la inactividad física tiene un costo de 54
000 millones de dólares en costos directos en
salud (97).
La OMS recomienda que los adultos de 18 a
64 años deben realizar al menos 150 minutos
semanales de actividad física aeróbica
de intensidad moderada, o 75 minutos
semanales de actividad física aeróbica
vigorosa, o una combinación equivalente a AF
aeróbica de intensidad moderada o vigorosa.
Introduciendo al menos 2 veces por semana
algunas de las actividades dirigidas a mejorar
y mantener la fuerza muscular, la flexibilidad y
la salud ósea (94).
El 23 % de los adultos son inactivos en el
mundo (93). Frente a ello, es importante
resaltar que para el diseño de intervenciones
para la promoción de AF es fundamental
evaluar los niveles de actividad física de
acuerdo a las dimensiones de tiempo libre y
transporte (98,99).
A nivel global el cumplimiento de las
recomendaciones de actividad física en tiempo
libre en los adultos presentan prevalencias
que varían de 2,4 % a 48 % (100). El país que
reporta menor prevalencia de cumplimiento
de recomendaciones de actividad física en
tiempo libre es Etiopía y el país con mayor
prevalencia en el cumplimento Sudáfrica
(101). Los datos de Brasil indican que 21 % de
las mujeres y 29 % de los hombres cumplen
con las recomendaciones en tiempo libre
(100).
A nivel internacional la prevalencia de cumplir
con recomendaciones de actividad física en
transporte en la población de adultos tiene un
rango de 15,5 % a 60,8 %. El país que reportó
menor prevalencia de cumplimiento de
recomendaciones de actividad física como
medio de transporte fue Chile (102) y el país que
reportó la mayor prevalencia fue Irán (103).
En Colombia, según los análisis realizados de
la ENSIN 2015, en la población de adultos de
18 a 64 años solo el 51,3 % cumplía con las
Gráfica 67. Prevalencia de cumplimiento de las recomendaciones de AF
durante el tiempo libre en adultos de 18 a 64 años por sexo, índice de
riqueza y concentración de población
El análisis de variables de contraste evidenció
que los adultos con mayor nivel educativo y
quienes pertenecían a hogares unipersonales
tenían una mayor prevalencia de cumplir con
recomendaciones en tiempo libre. Así mismo,
resaltando la importancia del ambiente
para la promoción de actividad física en
tiempo libre, los adultos que refirieron tener
parques, áreas verdes, o centros recreativos
y deportivos en su barrio y que participaron
en la Ciclovía o en programas de actividad
física dirigida en el último mes, presentaron
una mayor prevalencia de cumplir con las
recomendaciones de actividad física en
tiempo libre (tabla 76).
recomendaciones de actividad física.
9.3.1.1 TIEMPO LIBRE
La prevalencia nacional de cumplimiento
de recomendaciones de AF durante el
tiempo libre fue de 22,5 %. Como reflejo
de la desigualdad por sexo, las mujeres
presentaron la prevalencia de cumplimiento
de las recomendaciones de actividad física
más bajas comparado con los hombres
(16,4 % vs 29,5 %). Los adultos que vivían en
la cabecera y que pertenecían a hogares en
los cuartiles del índice de riqueza más alto
presentaron la prevalencia de cumplimiento
de las recomendaciones de actividad física en
tiempo libre más altas (tabla 75).
En el análisis de grupos focales emergió la
importancia de la Ciclovía como un programa
para la promoción de actividad física.
“(…) Yo si procuro ir por lo menos los
domingos a Ciclovía” (Cita grupo focal -
AJC, Bogotá. Desarrollo cualitativo ENSIN
2015).
9.3.1.2 MONTAR EN BICICLETA COMO MEDIO
DE TRANSPORTE
La prevalencia nacional de cumplimiento
de recomendaciones de actividad física
montando en bicicleta como medio de
193
 transporte fue de 4,9 %. Como se ha venido
presentando en las diferentes etapas del
curso de vida, como reflejo de la desigualdad
por sexo, las mujeres tenían la prevalencia de
cumplimiento de las recomendaciones de
actividad física montando en bicicleta más
baja comparado con los hombres (2,0 % vs
8,3 %). Por autorreconocimiento étnico, los
Gráfica 68. Prevalencia de cumplimiento de las recomendaciones
de AF montando en bicicleta en adultos de 18 a 64 años por sexo,
índice de riqueza y concentración de población
El análisis de variables de contraste expuso
que los adultos con menor nivel educativo,
y que vivían en hogares unipersonales
presentaron una mayor prevalencia de
cumplir con recomendaciones montando
bicicleta como medio de transporte.
Resaltando la importancia del ambiente para
la promoción de actividad física, los adultos
que participaron en programas de actividad
física dirigida y en la ciclovía en el último mes
tuvieron una mayor prevalencia de cumplir
con las recomendaciones de actividad física
montando en bicicleta como medio de
transporte.
El análisis cualitativo de los grupos focales
resaltó la importancia que tiene la bicicleta
para la promoción de actividad física.
“(…) Ese es otro punto, pilas que mucha
gente hace el ejercicio, si coge la bicicleta
194
adultos que se identificaron como indígenas
presentaron la prevalencia de cumplimiento
montando en bicicleta como medio de
transporte más alta. En la región Central
se evidenció la prevalencia más baja en el
cumplimiento de las recomendaciones de
actividad física montando en bicicleta como
medio de transporte.
para ir a hacer el mandado para ir a las
tres cuadras, va y vuelve, el ir en esa
bicicleta es ejercicio, depende uno cómo
lo mire y dónde lo mire y para qué lo
mire (…) porque usted dijo que eso no,
los que montan la bicicleta, solamente
por ir a hacer el mandado o porque están
trabajando, si uno lo mira, allí está haciendo
ejercicio también. (Cita grupo focal - AJC,
La Virginia- Desarrollo cualitativo ENSIN
2015).
9.3.1.3 CAMINAR COMO
MEDIO DE TRANSPORTE
La prevalencia nacional de cumplimiento de
recomendaciones de AF caminando como
medio de transporte fue de 31,7 % (tabla
75). Como reflejo de la desigualdad por
sexo, las mujeres mostraron la prevalencia
de cumplimiento de las recomendaciones
de actividad física más bajas comparado con
los hombres (27,2 % vs 36,9 %). Las regiones
Oriental, Orinoquía - Amazonía, y Bogotá
presentaron las prevalencias más altas en el
cumplimiento de las recomendaciones de
actividad física caminando como medio de
transporte. Los adultos que vivían en el área
Gráfica 69. Prevalencia de cumplimiento de las recomendaciones de actividad
física caminando como medio de trasporte en adultos de 18 a 64 años por sexo,
concentración de población e índice de riqueza
El análisis de variables de contraste (tabla
76) evidenció que los adultos con menor
nivel educativo y quienes viven en hogares
unipersonales y nucleares, tenían una mayor
prevalencia de cumplir con recomendaciones
caminando como medio de transporte. Así
mismo, que, en los dominios de actividad
física presentados en este curso de vida,
los adultos que participaron en programas
de actividad física dirigida en el último mes
tienen una mayor prevalencia de cumplir
con las recomendaciones de actividad física
caminando como medio de transporte.
El análisis cualitativo de los grupos focales
rescató el caminar como medio de transporte.
“(…) yo la actividad física la hago todos los
días, camino hora y media (Cita grupo focal
- AMAR, Magangué. Desarrollo cualitativo
ENSIN 2015).
resto, aquellos que pertenecían a hogares en el
cuartil de riqueza más bajo y que pertenecían
a la etnia indígena mostraron la prevalencia
de cumplimiento de las recomendaciones de
actividad física caminando como medio de
transporte más altas.
9.3.1.4 TENDENCIA DEL CUMPLIMIENTO A
LAS RECOMENDACIONES DE ACTIVIDAD
FÍSICA EN TIEMPO LIBRE Y TRANSPORTE EN
ADULTOS HABITANTES DEL ÁREA CABECERA
Como se mencionó en el aparte de
metodología, frente a la inclusión de la
población del área resto para la submuestra
de actividad física (para la ENSIN 2015), que
implica la no comparabilidad directa de la
prevalencia con los resultados del 2010, esta
se presenta solamente en población que
habita en el área cabecera dada la relevancia
que tiene el seguimiento a este indicador.
De esta forma, la comparación de los
niveles de actividad física combinando las
dimensiones de tiempo libre y transporte
entre la ENSIN 2010 y 2015 evidencia una
disminución significativa de la prevalencia del
2010 al 2015 de 53,0 % a 51,0 %.
195
 Gráfica 70. Cumplimiento de las recomendaciones de actividad física en tiempo
libre y transporte en adultos habitantes del área cabecera 2010 - 2015
Frente a la prevalencia de AF en tiempo libre
entre la ENSIN 2010 y 2015 esta evidencia
un aumento significativo de la prevalencia
del 2010 al 2015 pasando de 19,9 % a 23,5 %.
Caso contrario al comparar montando bicicleta
como medio de transporte entre la ENSIN 2010
y 2015 donde no se evidencia cambios en la
prevalencia (2010: 5,6 % vs 2015: 5,1 %), así
mismo de acuerdo con los niveles de actividad
física caminando como medio de transporte
entre la ENSIN 2010 y 2015 se evidencia una
disminución en la prevalencia siendo de 33,8 %
en el 2010 y de 30,3 % al 2015.
Tanto en la ENSIN 2010 como en la ENSIN
2015 se evidencia la desigualdad por sexo.
Los adultos que pertenecen a hogares con
mayores ingresos realizan mayor actividad
física en tiempo libre. En contraste la actividad
física como medio de transporte es más alta
en los hogares con menores ingresos.
La comparación de los niveles de actividad
física entre la ENSIN 2010 y 2015 evidencia una
disminución significativa. Adicionalmente,
frente al compromiso de incrementar de 53
% al 57 % la cantidad de personas mayores
de 18 años que practican más de 150 minutos
196
a la semana de actividad física en tiempo
libre y como medio de transporte (50,104),
se evidenció que la meta con respecto a
este indicador no se cumplió. Aun así, es
importante resaltar que la prevalencia de
cumplir con recomendaciones de actividad
física en tiempo libre aumentó.
9.3.2 FUERZA MUSCULAR
Numerosas evidencias han destacado
la importancia del entrenamiento y la
preservación de la fuerza muscular como
indicadores de la salud cardiovascular para
todas las edades(105–107). En escritos
observacionales (108–110) se ha descrito que
la fuerza prensil es un predictor independiente
de morbimortalidad cardio-metabólica en
adultos de ambos sexos (111,112). En la
población adulta se ha reportado que los
niveles bajos de fuerza muscular se relacionan
con la presencia de dislipidemia (113), rigidez
arterial (114), obesidad (115) y con menor
capacidad cardiorrespiratoria (116).
La mayor parte de la evidencia acerca de
fuerza muscular y salud proviene de población
norteamericana (117,118) y europea (119) y la
evidencia de la población de América Latina
es limitada. En América Latina se destacan
los trabajos en población Brasilera (120). En el
meta-análisis de Bohannon et al (121) se indica
que los hombres deben alcanzar una fuerza
de prensión de 50,1 KgF en la mano derecha
y de 47,5 KgF en la mano izquierda, mientras
que en las mujeres deben alcanzar 31 KgF y
28,9 KgF, respectivamente. Recientemente, se
reportaron valores de fuerza prensil en 125 462
adultos sanos de 35 a 70 años pertenecientes a
21 países (122). En este estudio, los valores más
altos de fuerza prensil se encontraron en los
participantes provenientes de países de Europa
y América del Norte, mientras que los individuos
de Asia del Sur y África mostraron los valores
más bajos de dinamometría prensil.
En Colombia, según los resultados de la ENSIN
2015 en la población adulta, el promedio de
fuerza muscular medida por dinamometría
fue de 31,7 KgF ± 11,1, valor inferior con
relación a lo reportado en estudios de gran
escala a nivel internacional (122–124).
En las mujeres colombianas se presentó
un promedio de fuerza muscular más bajo
comparado con el de los hombres (23,6 KgF ±
5,3 vs 38,9 KgF ± 10,2, respectivamente). En las
regiones Oriental, Orinoquía - Amazonía, y la
región Pacífica se evidenciaron los promedios
de fuerza muscular más altos. Los adultos que
pertenecen a hogares del cuartil de riqueza
alto tuvieron el promedio de fuerza muscular
más bajo (tabla 75).
9.3.3 TIEMPO EXCESIVO se observó en más del 56 %. Los adultos que
FRENTE A PANTALLAS
El término de comportamiento sedentario
describe conductas, cuando el individuo está
despierto en una posición acostado, reclinado,
o sentado requieran un bajo nivel de gasto
energético el cual varia de 1,0–1,5 METs (125).
Ejemplos de estas conductas sedentarias
frente a pantallas incluyen: ver televisión,
jugar con videojuegos, celulares o tabletas,
estar sentado en el trabajo, o conducir un
automóvil entre otras. El tiempo prolongado
frente a la televisión y otras pantallas está
asociado con un riesgo mayor de diabetes
mellitus tipo 2, enfermedad cardiovascular y
mortalidad por todas las causas (126).
Datos de la OMS para la vigilancia de los factores
de riesgo de enfermedades crónicas, y de
encuestas del Eurobarómetro han permitido
estimar y comparar el tiempo dedicado a
actividades sedentarias en 66 países del
mundo (127). Los resultados de estos estudios
indican que 41,5 % de los adultos dedican 4
o más horas diarias a actividades sedentarias,
y las mayores prevalencias se presentan
en las Américas y Europa con 55,2 % y 64,1
%, respectivamente (127). Un estudio en
Manizales - Colombia, evaluó objetivamente
el sedentarismo mediante un test físico
relacionado con la frecuencia cardíaca,
indicando que la prevalencia general de
sedentarismo en adultos fue de 72,7 % (128).
En la Asamblea General de las Naciones
Unidas en septiembre de 2011 se identificó
a la inactividad física como un factor
determinante en las enfermedades crónicas
no transmisibles (ECNT) y se generó el marco
global para su prevención y control. En
esta asamblea se recalcó la importancia de
trabajar con todos los estados miembros de
las Naciones Unidas para disminuir los cuatro
factores de riesgo para las enfermedades no
trasmisibles, la inactividad física, el consumo
de alcohol y tabaco y las dietas poco
saludables (129).
En Colombia para la ENSIN 2015, el 56,9 %
de la población de adultos pasaron tiempo
excesivo frente a las pantallas, situación que,
en las regiones de Bogotá, Oriental y Pacífica
residían en la cabecera, que pertenecían
al cuartil de riqueza más alto y quienes se
autorreconocieron como afrodescendiente o
sin pertenencia étnica presentaron la mayor
prevalencia de pasar tiempo excesivo frente
a las pantallas. No se evidenciaron diferencias
en la prevalencia de tiempo excesivo frente a
pantallas por sexo (tabla 75).
197
 Gráfica 71. Prevalencia de tiempo excesivo frente a pantallas en adultos
de 18 a 64 años por sexo, concentración de población e índice de riqueza

El análisis de variables de contraste, como se 0,4, la de galletas de 79,6 % y la frecuencia/

muestra en la tabla 76, se evidencia que los
adultos que disponían de televisión en el
cuarto pasaron mayor tiempo excesivo frente
a las pantallas. Así mismo, adultos con mayor
nivel educativo, quienes reportaron tener
parques, áreas verdes, o centros recreativos
y deportivos en su barrio y aquellos que
recibieron consejería en actividad física en los
últimos 12 meses presentaron una prevalencia
más alta de tiempo excesivo frente a pantallas.
10 MUJERES
GESTANTES
10.1 PRÁCTICAS DE
día de 0,5, La prevalencia de consumo de
raíces, tubérculos y plátanos fue de 97,3 % y la
frecuencia/día 1,0.
Los resultados por pertenencia étnica
muestran que no había diferencia en la
prevalencia y frecuencia/día en el consumo
de arroz o pasta y galletas. En las mujeres en
gestación que se autorreconocieron como
indígenas se encontró una menor prevalencia
en el consumo de raíces, tubérculos y plátanos
(90,5 %), así como, una menor prevalencia y
frecuencia en el consumo de pan (79,5 % y 0,4
veces/día). En cuanto al consumo de arepa el
consumo fue menos prevalente y frecuente en
las mujeres en gestación afrodescendientes
(71,2 % y 0,3 veces/día) (tabla 77).

ALIMENTACIÓN DE INTERÉS EN Los resultados por región muestran que

NUTRICIÓN Y SALUD PÚBLICA no había diferencias en la prevalencia de
consumo de arroz o pasta, arepa, galletas,
10.1.1 PREVALENCIA DE USO O raíces, tubérculos y plátanos, sin embargo la
CONSUMO USUAL DE ALIMENTOS frecuencia del consumo de arroz o pasta fue
menos frecuente en la región Oriental (1,4
10.1.1.1 CEREALES, TUBÉRCULOS, veces/día); el de arepa menos frecuente en
RAÍCES Y PLÁTANOS las regiones Atlántica y Bogotá con 0,3 y 0,4
veces/día respectivamente; el de galletas
En las mujeres en estado de gestación la menos frecuente en la región pacífica (0,4
prevalencia de consumo de arroz o pasta veces/día) y el de raíces, tubérculos y plátanos
fue de 99,2 % y la frecuencia/día de 1,6, la menos frecuente en la región Atlántica con 0,8
de pan de 88,5 % y la frecuencia/día de 0,8, veces/día. Para el consumo de pan la mayor
la de arepa de 84,8 % y la frecuencia/día de prevalencia y frecuencia/día se encontró en la

198
región Oriental con 98,7 % y 1 vez/día (tabla
78).
De acuerdo con el índice de riqueza no se
encontraron diferencias en la prevalencia de
consumo de arepa, galletas, raíces, tubérculos
y plátanos. El consumo de arroz fue menos
frecuente en el cuartil de riqueza alto (1,3
veces/día) comparado con los cuartiles
bajo y más bajo (1,7 veces/día). Respecto el
consumo de pan la frecuencia de consumo
fue menor en el cuartil más bajo (0,7 veces/
día). Por concentración de población, no se
encontraron diferencias en la prevalencia
y frecuencia de consumo de arroz o pasta,
arepa, galletas. En el área resto las mujeres
en gestación reportaron un consumo de pan
menos frecuente comparado con las mujeres
en gestación de la cabecera (0,6 veces/día vs
0,8 veces/día), de igual forma, el consumo de
raíces, tubérculos y plátanos en el área resto
fue menor, aunque más frecuente (1,1 veces/
día vs 1,0 veces/día) (tabla 80).
9.1.1.2 VERDURAS Y FRUTAS
La prevalencia de consumo de verduras
crudas fue de 79,7 % y la frecuencia día de 0,5,
la de verduras cocidas de 66,4 % y la frecuencia
día de 0,4, la de frutas enteras de 85,4 % y la
frecuencia/día de 0,9, la de frutas en jugo 87,3
% y la frecuencia/día de 1,1 (tabla 77).
Con relación a la pertenencia étnica se evidenció
un consumo más prevalente y frecuente de
verduras cocidas y verduras crudas en las
mujeres en gestación del grupo sin pertenencia
étnica. Así mismo respecto al consumo de
frutas en jugo, la población sin pertenencia
étnica (88,9 %) reportó una mayor prevalencia
comparada con la población indígena (71,7 %);
igualmente la frecuencia/día del consumo de
frutas enteras fue mayor (1 vez/día) comparado
con la población afrodescendiente (0,6 veces/
día) e indígena (0,5 veces/día).
Por región no se encontraron diferencias en la
prevalencia de consumo de verduras crudas.
Las verduras cocidas fueron consumidas por
una menor proporción de las mujeres en
gestación de la región Atlántica; la frecuencia/
día fue menor en las regiones Atlántica y
Orinoquía - Amazonía con 0,3 veces/día (tabla
78).
Respecto al consumo de frutas enteras el
consumo fue menos prevalente y frecuente
en la región Atlántica con 77,2 % comparada
con las demás regiones (excepto para Oriental
donde la proporción fue similar), la frecuencia
día en esta región equivale a un consumo
de casi 5 veces/semana. Las frutas en jugo
fueron consumidas en mayor frecuencia en
las regiones Pacífica (1,4 veces/día) y Bogotá
(1,3 veces/día) y en menor frecuencia en
la región Orinoquía - Amazonía (0,8 veces/
día). Por concentración de población no se
encontraron diferencias en la prevalencia
y frecuencia/día del consumo de verduras
crudas, verduras cocidas, frutas enteras. El
consumo de frutas en jugo fue más frecuente
en la cabecera comparada con el área resto
(1,3 veces/día vs 0,9 veces/día) (tabla 80).
Los resultados por índice de riqueza de la tabla
79 muestran que no existieron diferencias
en la prevalencia del consumo de verduras
crudas y cocidas, sin embargo, la frecuencia/
día fue mayor en los cuartiles medio y alto con
referencia a los más bajo y bajo. En el caso de
las frutas en jugo y frutas enteras, la frecuencia/
día fue mayor en los cuartiles bajo, medio y alto
comparándose con el nivel más bajo.
9.1.1.3 LECHE Y PRODUCTOS LÁCTEOS
La prevalencia del consumo de leche fue de
92,2 % y la frecuencia/día de 1,0, la de quesos
y otros productos lácteos de 86,2 % y la
frecuencia/día de 0,5 (tabla 77).
Con respecto a la pertenencia étnica, las
mujeres en gestación que se autorreconoció
como indígenas reportó una menor frecuencia
en el consumo de productos lácteos (0,2
veces/día) comparado con el grupo sin
pertenencia étnica (0,6 veces/día). La leche
(liquida o en polvo) sola o en preparaciones
fue consumida en menor proporción por
las mujeres indígenas (8%) comparado con
las mujeres afrodescendientes (90,1%) y sin
pertenencia étnica (93,6%), así mismo su
consumo fue más frecuente en la población
199
 sin pertenencia étnica comparado con la
población afrodescendiente (1,1 veces/
día vs 0,8 veces/día). No fue posible realizar
comparaciones de la frecuencia/día en la
población indígena dado que las estimaciones
no tienen suficiente precisión (tabla 77).
Por región (tabla 78) la menor prevalencia
y frecuencia en el consumo de leche se
evidenció en la región Atlántica. En cuanto al
consumo de productos lácteos (queso, kumis,
yogurt, queso crema o suero costeño) no se
encontraron diferencias en la prevalencia, sin
embargo, el consumo fue menos frecuente en
la región Orinoquía - Amazonía con 0,3 veces/
día, lo que equivale a un consumo de 2 veces/
semana, mientras que en las regiones con
mayor frecuencia esta fue cercana a 4 veces/
semana. Los resultados por concentración
de población muestran que la prevalencia y
frecuencia de consumo de leche y productos
lácteos fue menor en el área resto comparado
con la cabecera.
Por cuartil de riqueza, el consumo de leche
en las mujeres en gestación fue menor y
menos frecuente en el cuartil de riqueza
más bajo, con mayor diferencia respecto al
cuartil medio, donde se acerca a los 11 p.p.
con respecto a la proporción de consumo.
La prevalencia y frecuencia/día del consumo
de productos lácteos fue más distante entre
el cuartil más bajo vs el cuartil alto, con una
diferencia de 19,3 p.p. en la proporción de
consumo y 0,4 veces/ día más en cuanto a la
frecuencia (tabla 79).
9.1.1.4 CARNES, HUEVOS diferencias en la prevalencia y frecuencia/
Y LEGUMINOSAS SECAS
La prevalencia del consumo de carnes fue de
92,4 %, la frecuencia/día de 0,5, la de pollo o
gallina de 89,8 % y la frecuencia/día 0,4, la de
huevos de 94,7 % y la frecuencia/día de 0,7, la de
pescados o mariscos 66,3 % y la frecuencia/día
0,2, la de granos secos de 95,1 % y la frecuencia/
día 0,4, la de morcilla o vísceras de 39,7 % y la
frecuencia/día de 0,1 lo que equivale a un
consumo de 3 veces/mes (tabla 77). en el cuartil de riqueza más bajo (90,1 %)
Los resultados por pertenencia étnica
evidencian que no había diferencias en la
200
prevalencia de consumo de huevo y pollo o
gallina. El consumo de carnes (res, ternera,
cerdo, chigüiro, conejo, cabro, curí) y granos
secos o leguminosas fue mayor en las
mujeres sin pertenencia étnica comparado
con las mujeres indígenas. El consumo de
pescado o mariscos fue reportado de manera
más prevalente y frecuente en la población
indígena (83,9 %) (tabla 77).
Por región no se encontraron diferencias en
la prevalencia de consumo de huevo, carnes
(res, ternera, cerdo, chigüiro, conejo, cabro,
curí) y pescados o mariscos. El consumo de
pollo o gallina y granos secos o leguminosas
fue muy similar en todas las regiones; sin
embargo, se evidenciaron diferencias de 9,9
p.p. entre la región Central y Oriental para el
consumo de pollo o gallina y de 8,4 p.p. entre
la región Atlántica vs Oriental y 9,7 p.p. entre
Atlántica y Pacífica para los casos de granos
secos.
Por concentración poblacional no se
encontraron diferencias en la prevalencia y
frecuencia de consumo de huevo, carnes,
pescados o mariscos y morcilla o vísceras
entre las área cabecera y resto. En cuanto al
consumo de pollo o gallina, este fue menos
prevalente y frecuente en el área resto (83,1 %
y 0,3 veces/día) comparado con la cabecera
(92,4 % y 0,4 veces/día). Los granos secos o
leguminosas fueron consumidos por una
mayor proporción de las mujeres en gestación
de la cabecera con 97,0 % vs 90,5 % (tabla 80).
Por cuartil de riqueza no se encontraron
día del consumo de huevos. Se reportó un
consumo mayor de pollo en la población
clasificada en los cuartiles de riqueza medio y
alto al compararse con el cuartil más bajo; la
mayor frecuencia/día se encontró en el cuartil
de riqueza alto comparado con el cuartil de
riqueza más bajo (0,5 veces/día vs 0,3 veces/
día).
El consumo de carnes fue menos prevalente
comparado con el cuartil de riqueza alto
(99,1 %), sin diferencias en la frecuencia/día.
Respecto al consumo de pescado o mariscos
la mayor frecuencia de consumo se encontró
en el cuartil más bajo con 0,3 veces/día.
9.1.1.5 GRASAS
La prevalencia de consumo de mantequilla,
crema de leche o manteca de cerdo fue de
31,9% y la frecuencia/día de 0,2.
Con respecto a la pertenencia étnica, no se
encontraron diferencias en la prevalencia de
consumo de mantequilla, crema de leche o
manteca de cerdo. Por índice de riqueza se
presentó una menor prevalencia y frecuencia
de consumo en los cuartiles de riqueza más
bajo y bajo comparado con los cuartiles
medio y alto.
En este grupo de edad la prevalencia
y frecuencia/día se ubicó con mayor
predominio en la cabecera con 38,5 % y
0,2 veces/día comparado con el área resto
con 15,2% y 0,1 veces/día. Por región no fue
posible comparar la prevalencia y frecuencia/
día de consumo dado que las estimaciones
no tienen suficiente precisión.
9.1.1.6 AZÚCARES
La prevalencia del consumo de panela,
azúcar o miel fue de 92,5 % y la frecuencia/
día de 1,8, la de golosinas o dulces de 61,1 %
y la frecuencia/día de 0,5, la de gaseosas, té y
refrescos de 71,8 % y la frecuencia/día de 0,4.
Los resultados por pertenencia étnica indican
que no había diferencias en la prevalencia
en el consumo de panela, azúcar y miel,
golosinas o dulces; gaseosas, té y refrescos,
sin embargo las mujeres en gestación que se
autorreconocieron como indígena tuvieron
una menor frecuencia en el consumo de
golosinas o dulces (0,2 veces/día) y gaseosas,
té y refrescos (0,3 veces/día) comparado con
las gestantes afrodescendientes (golosinas 0,5
veces/día; gaseosas 0,6 veces/día) y aquellas
sin pertenencia étnica (golosinas 0,5 veces/
día; gaseosas 0,4 veces/día) (tabla 77).
Por concentración poblacional (tabla 80) no
se encontraron diferencias en la prevalencia
y frecuencia de consumo de panela, azúcar
o miel y gaseosa, té y refrescos. El área resto
comparada con la cabecera presentó una menor
prevalencia y frecuencia/día en el consumo de
golosinas o dulces (51,3 % y 0,4 veces/día vs 65,0
% y 0,5 veces/día). Por región e índice de riqueza
no se observan diferencias en la prevalencia y
frecuencia de consumo de panela, azúcar o
miel; golosinas o dulces; gaseosas, té y refrescos
de las mujeres en gestación.
9.1.2 PRÁCTICAS ASOCIADAS
A LA ALIMENTACIÓN, DE INTERÉS
PARA LA NUTRICIÓN PÚBLICA
La prevalencia de uso de salero en la mesa
fue de 16,0 %, la frecuencia/día de 0,2, la
de comidas preparadas en la casa para ser
consumidas por fuera de ésta de 22,2 %,
la frecuencia/día de 0,2, la de consumo de
alimentos en la calle de 38,3 % y la frecuencia/
día de 0,1, la de comer mientras utiliza algún
tipo de pantalla de 60,9 % y la frecuencia/día
de 1,0.
La práctica de consumir alimentos en la calle
no presentó diferencias en la prevalencia y
frecuencia por cuartil de riqueza, mientras
que por concentración poblacional se
encontró una mayor prevalencia y frecuencia
la cabecera comparada con el área resto con
42,6 % y 0,13 veces/día vs 27,4 % y 0,06 veces/
día, lo que equivale a una frecuencia de 2
veces/mes y 4 veces/mes respectivamente.
El consumir alimentos mientras utiliza
alguna pantalla (tv, computadora, celular,
etc.) fue más prevalente y frecuente en las
mujeres en gestación afrodescendientes y sin
pertenencia étnica, mujeres clasificadas en el
cuartil de riqueza bajo (71,3 % y 1,2 veces/día)
y en quienes residían en el área cabecera (66,6
% y 1 vez/día).
9.1.3 OTROS CONSUMOS NO
AGRUPADOS, DE INTERÉS PARA
LA NUTRICIÓN PÚBLICA
La prevalencia del consumo de alimentos de
paquete fue de 58,1 % y la frecuencia/día de
0,2, la de alimentos de comida rápida de 58,5
% y la frecuencia/día de 0,1, la de alimentos
fritos de 90,8% y la frecuencia día de 0,5, la
de suplementos (vitaminas o minerales) o
201
 complementos nutricionales 75,4 % y 1,1
veces/día, las bebidas alcohólicas fue de 6,1
% y la frecuencia/día de 0,01 (tabla 77).
Los resultados por etnia (tabla 77) mostraron
diferencias en la prevalencia y frecuencia
de alimentos de paquete solo al comparar
población afrodescendiente vs sin
pertenencia étnica, en donde esta última
reportó menor consumo. En cuanto al
consumo de alimentos fritos la prevalencia
y frecuencia/día fue mayor en las mujeres en
gestación sin pertenencia étnica comparada
con las mujeres que se autorreconocieron
como indígenas (92,2 % y 0,6 veces/día
vs 77,6 % y 0,4 veces/día). El consumo de
suplementos (vitaminas o minerales) fue
menos prevalente y frecuente en las mujeres
en gestación afrodescendientes con 67,3 % y
0,9 veces/día.
Por región no se encontraron diferencias en
la prevalencia y frecuencia de consumo de
alimentos de paquete, alimentos de comidas
rápidas, alimentos fritos y suplementos,
solamente se observan diferencias en la
frecuencia de consumo de alimentos fritos,
en donde la región Central presentó la mayor
frecuencia/día con 0,7. Por índice de riqueza
no se encontraron diferencias en la prevalencia
y frecuencia de consumo de alimentos de
paquete y alimentos fritos. La prevalencia de
consumo de comidas rápidas fue menor en las
mujeres en gestación clasificadas en el cuartil
de riqueza más bajo (39,3 %) comparado con las
mujeres de los demás cuartiles, con diferencias
entre los 32,2 y 39,3 p.p., sin embargo, en la
frecuencia/día no se encontraron diferencias.
En cuanto al consumo de suplementos,
este fue más prevalente en las mujeres del
cuartil alto con 90,4 % comparado con las del
cuartil más bajo 67,9 %. Por concentración de
población solamente de observaron diferencias
en el consumo de comidas rápidas, en donde
las mujeres en gestación del área cabecera
reportaron un mayor consumo que las mujeres
del área resto (70,8 % vs 27,5 %) (tabla 80).
10.2 INGESTA DE ALIMENTOS
POR RECORDATORIO 24 HORAS
202
10.2.1 CEREALES, TUBÉRCULOS,
RAÍCES Y PLÁTANOS
De los 40 alimentos más consumidos por
las mujeres gestantes, de acuerdo con los
alimentos reportados en el recordatorio de 24
horas sin incluir preparaciones, una cantidad
importante se ubicó en el grupo de cereales,
tubérculos, raíces y plátanos. El arroz ocupó
el primer lugar con una cantidad promedio
consumida al día de 116,4 g, en tercer lugar, la
papa con 175,7 g, en octavo lugar el plátano
con 170,8 g, en noveno lugar el pan con 84,3
g en promedio, y entre los lugares 16 y 28
en su orden se encontraron las galletas – 16;
otros derivados de cereales - 17, arepa - 19,
maíz - 21, pasta – 25 y yuca - 28 (tabla 81).
En la desagregación por concentración de
población, se observó que las gestantes
de las cabeceras tuvieron una proporción
de consumo mayor de arepa con 27,8 %
comparado con 17,8 % en las gestantes del
área resto, así mismo en las mujeres gestantes
del área resto se evidenció una proporción y
una cantidad promedio consumida menor
de pan, en contraste de lo encontrado en el
consumo de arroz el cual fue consumido en
mayor cantidad promedio por las gestantes
del área resto. No se encontraron diferencias
en el consumo de papa, plátano, yuca, pasta,
maíz, galletas y otros derivados de cereales
(tabla 82).
10.2.2 VERDURAS Y FRUTAS.
En las mujeres gestantes, de acuerdo con los
alimentos reportados en el recordatorio de 24
horas sin incluir preparaciones, se ubicaron
en los alimentos de mayor consumo entre
los lugares 4 y 40 verduras como cebolla - 4,
tomate- 11, zanahoria - 14 y habichuela –
37, con una cantidad promedio consumida
al día entre 26 y 49 gramos. Las frutas más
consumidas se ubicaron en los lugares 31, 32
y 35 , estas fueron: mango, manzana y
limón con una cantidad promedio de 182,6
g, 122,6 g, 30,9 g respectivamente (tabla 81).
En la desagregación por concentración de
población, no se evidenciaron diferencias
por área en el consumo de frutas y verduras,
excepto en el consumo de tomate en donde
las gestantes de las cabeceras tuvieron una
proporción de consumo mayor comparado
con las gestantes del área resto (tabla 82).
10.2.3 LECHE Y PRODUCTOS LÁCTEOS
Entre los 40 alimentos más consumidos por las
mujeres gestantes, de este grupo se encontraron
la leche de vaca líquida en el lugar siete con una
cantidad promedio consumida de 275 g; queso
en el lugar doce con 48,4 g; la leche en polvo
en el lugar 33 con una cantidad consumida de
14,7 g y leches fermentadas (kumis, yogurt) en
el lugar 39 con una cantidad promedio de 210,3
g (tabla 81).
En la desagregación por concentración de
población, no se evidenciaron diferencias
por área en el consumo de leche de vaca
en polvo. En cuanto al consumo de queso y
leche de vaca liquida se observó una mayor
proporción de consumo en las gestantes de la
cabecera al compararse con las gestantes del
área resto con 39,9 % y 53,2 % vs 36,5 % y 27,2
% respectivamente. Las leches fermentadas
(kumis, yogurt) fueron consumidas por una
mayor proporción de las gestantes de la
cabecera, pero en menor cantidad promedio
comparado con las gestantes del área resto
(tabla 82).
10.2.4 CARNES, HUEVOS se ubicó en el lugar 34 en los alimentos de
Y LEGUMINOSAS SECAS
Teniendo en cuenta los alimentos reportados
en el recordatorio de 24 horas sin incluir
preparaciones, los alimentos del grupo de
las carnes, huevos y leguminosas que se
encontraron en los 40 alimentos de mayor
consumo en las mujeres gestantes fueron
el huevo en quinto lugar con una cantidad
promedio de 68,9 g; carne de res en el lugar
diez con una cantidad promedio consumida
de 93,9 g; la carne de pollo en el lugar 15
con una cantidad consumida de 112,6 g; los
productos cárnicos procesados no enlatados
(embutidos) en el lugar 20 con una cantidad
promedio de 78, 6 g; la carne de cerdo en el
lugar 29 con 123,8 g en promedio, el fríjol
en el lugar 36 con una cantidad promedio
consumida de 55,5 g y el pescado en el lugar
38 con una cantidad consumida de 160,9 g
(tabla 81).
En el análisis por concentración de población,
no se evidenciaron diferencias en el consumo
de carne de res, carne de pollo, carne de
cerdo y fríjol. En cuanto al consumo de huevo
y productos cárnicos no procesados, se
observó una mayor proporción de consumo
en las gestantes de la cabecera al compararse
con las gestantes del área resto con 56,3 %
y 26 % vs 46,7 % y 13,6 % respectivamente
(tabla 82).
10.2.5 GRASAS
En cuanto al grupo de las grasas, el único
alimento que se ubicó entre los 40 alimentos
de mayor consumo fue el aceite vegetal en
segundo lugar, con el 74,4 % de las mujeres
gestantes que reportó haberlo consumido el
día anterior a la encuesta, con un consumo
promedio de 13,0 gramos/día. Es importante
tener en cuenta que en el análisis no se
incluyeron preparaciones estandarizadas
fritas las cuales pueden aportar cantidades
adicionales y otras fuentes de grasa.
Por concentración de población, no se
evidenciaron diferencias en la proporción o
cantidad consumida de aceite vegetal en las
mujeres gestantes del área resto respecto a
las gestantes de las cabeceras. La margarina
mayor consumo de la cabecera con 13,2
% y 5,3 g en promedio; en el área resto, la
margarina no se clasificó entre los alimentos
de mayor consumo (tabla 82).
10.2.6 AZÚCARES
A partir de la información del recordatorio
de 24 horas sin incluir preparaciones, se
ubicaron entre los 40 alimentos de mayor
consumo un número importante de
alimentos pertenecientes al grupo de los
azúcares. El azúcar ocupó el sexto lugar con
una cantidad promedio consumida al día de
23,5 g; en el lugar 13 se ubicó el chocolate
con un consumo de 15,4 g; en el lugar 18 las
bebidas carbonatas con 327,3 g; en el lugar
23 la panela con 51,8 g; y en los lugares 27,
30 y 34 en su orden: agua de panela, dulces
y chocolates industrializados, dulces y postres
(tabla 81).
203
 En la desagregación por concentración de
población, no se evidenciaron diferencias
en la proporción de la población y cantidad
promedio consumida de azúcar, chocolate,
bebidas carbonatadas, dulces y chocolates
industrializados. Para el caso de la panela, se
presentó una mayor proporción de la población
del área resto que reportó su consumo, así como
una mayor cantidad promedio consumida de
agua de panela (tabla 82).
10.3 ACTIVIDAD FÍSICA
Y COMPORTAMIENTOS
SEDENTARIOS GESTANTES
ADULTAS
10.3.1 ACTIVIDAD FÍSICA
La práctica de actividad física regular durante la
gestación tiene múltiples beneficios (130). Las
gestantes que realizan actividad física tiene un
menor riesgo de cesárea (131–133), de diabetes
gestacional (134), mejor control del peso
durante el embarazo (135), menor prevalencia
de síntomas de ansiedad y depresión (136) y
de dolor pélvico (137). Modificando en forma
adecuada en las rutinas de ejercicio, las mujeres
gestantes pueden realizar actividad física con
mínimos riesgos para su salud y la del feto (138).
La realización de actividad física en las mujeres
en estado de gestación está determinada por
diferentes factores psico-sociales los cuales
inciden en la regularidad e intensidad de la
misma durante el transcurso del embarazo (139).
Uno de los propósitos de las gestantes es llevar
un embarazo tranquilo y saludable, ésta es una
de las razones por las cuales las mujeres cumplen
menos las recomendaciones de actividad física
durante la gestación. Una de las principales
barreras para la práctica regular de actividad
física es el riesgo de caídas, golpes o esfuerzos
inadecuados al participar de actividades físicas,
lo que puede afectar directamente al feto. Esta
barrera se han identificado en mayor proporción
en gestantes físicamente inactivas (140) y se
relaciona con experiencias negativas previas
como abortos, necesidad de tratamientos
de fertilidad y embarazo previo asociado a
acortamiento del cérvix (141). Las gestantes
también refieren otros factores que disminuyen
204
su nivel de actividad física durante la gestación
entre los que se encuentran sentirse ocupadas,
cansancio e incomodidad durante la actividad
física (esta última se incrementa con la edad
gestacional)(139).
A nivel internacional hay pocos estudios
epidemiológicos representativos a escala
nacional realizados para estimar los niveles
de actividad física en población gestante.
Los reportes de Irlanda, Estados Unidos y
Dinamarca indican que la prevalencia de
cumplir con las recomendaciones de actividad
física en gestantes es de 21,5 %, 37,8 % y 38
% respectivamente (142–144). Colombia es
el primer país de América Latina en reportar
el cumplimiento de las recomendaciones de
actividad física en la población de gestantes
a nivel nacional.
Las recomendaciones para la realización de
actividad física de la OMS y de la USDHHS
establecen la realización de 150 minutos
a la semana de actividad física aeróbica
de moderada intensidad en las mujeres
embarazadas (70) y el Colegio Americano de
Obstetras y Ginecólogos (ACOG) recomienda
que las mujeres en estado de gestación
deberían realizar por lo menos 20 a 30
minutos de AF al día en la mayoría de los días
de la semana (138).
De acuerdo con los resultados de la ENSIN
2015, en la población de gestantes de
18 a 64 años, el 36,3 % cumplía con las
recomendaciones de actividad física. Las
regiones de Bogotá, Central y Oriental
presentaron las prevalencias más altas en el
cumplimiento de las recomendaciones de
actividad física.
El análisis de variables de contraste se
evidenció que las gestantes que tienen
parques, áreas verdes, o centros recreativos y
deportivos en su barrio tienen una prevalencia
más alta de cumplir con las recomendaciones
de actividad física.
10.3.2 FUERZA MUSCULAR
La gestación es uno de los procesos vitales
naturales que involucra la mayor cantidad
de cambios en todos los sistemas corporales.
Comprende modificaciones en las respuestas
y adaptaciones fisiológicas de crecimiento
y desarrollo del feto en el interior del útero
materno y una cantidad de modificaciones de
carácter anatómico, fisiológico y psicológico
de la madre (145). En particular, los cambios
musculo esqueléticos resultantes del
embarazo son ampliamente reconocidos, y
su magnitud apenas son cuantificados (146).
Sobre este último, se ha demostrado una
disminución progresiva de la fuerza general
a medida que avanza el periodo gestacional
(147), y algunos estudios han mostraron
diferencias significativas en fuerza prensil
entre mujeres gestantes y no gestantes
(148,149). Sin embargo, existe evidencia
limitada de la fuerza prensil en la población
femenina durante la gestación, especialmente
en población latina.
En Colombia según lo evidenciado en la
ENSIN 2015 en la población de gestantes de
18 años más, el promedio de fuerza muscular
medida por dinamometría es de 23.3 KgF ±
5,2. Las regiones de la Orinoquía - Amazonía,
Pacífica y Oriental presentaron los promedios
de fuerza prensil más altos. Las gestantes que
no tenían televisión en el cuarto y que residían
en el área resto presentaron promedios más
altos de fuerza muscular.
Unidos permanecen ≥ 2 horas diarias frente
al televisor y 10,7 % permanecen ≥ 2 horas
diarias frente a un computador (sin incluir las
horas laborales) (153).
En Colombia, la ENSIN 2015 encontró que
el 61,5 % de las gestantes adultas pasaban
tiempo excesivo frente a las pantallas (tabla
83). Las gestantes que residían en la cabecera
y aquellas que pertenecían a los cuartiles más
altos del índice de riqueza presentaron la
mayor prevalencia de pasar tiempo excesivo
frente a las pantallas. En las regiones de
Bogotá, Oriental, Central y Pacífica más del
64 % de las gestantes pasan tiempo excesivo
frente a pantallas.
El análisis de variables de contraste
evidenció que las gestantes con televisión
en la habitación, con mayor nivel educativo,
con pertenencia étnica del jefe de hogar
afrocolombiana o sin pertenencia étnica
tienen prevalencias superiores a 60 %. Las
gestantes que tienen parques, áreas verdes o
centros recreativos y deportivos en su barrio
tienen una mayor prevalencia de tiempo
excesivo frente a pantallas (tabla 84).

10.3.3 TIEMPO EXCESIVO

FRENTE A PANTALLAS

La población gestante invierte más del

50 % de su día (tiempo despierta) en
comportamientos sedentarios(150). Aquellas
gestantes con producto de la gestación que
presenta macrosomía invierten 2 horas más
de comportamientos sedentarios al día (151).

El mayor tiempo en comportamientos

sedentarios durante la gestación se asocia
a mayores niveles de PCR y de colesterol
LDL (152). Sin embargo, aún es limitada la
evidencia de comportamientos sedentarios
en la población gestante.

Internacionalmente, sólo hay un estudio

con representatividad nacional que indica
que 63,2 % de las gestantes de Estados

205
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207
 Capítulo 4
Estado nutricional
por etapas del
curso de vida

209
 El estado nutricional hace parte del estado de salud de una persona
y se evalúa mediante diversos componentes (consumo de alimentos,
concentraciones de vitaminas y minerales, signos físicos, composición
corporal, medidas antropométricas, entre otros) e indicadores (directos e
indirectos). Para conocer el estado nutricional de la población colombiana,
la ENSIN utilizó dos tipos de indicadores directos: los antropométricos y
los biológicos (para vitaminas y minerales). En este capítulo se presentan
los indicadores típicamente desarrollados y se complementan con otros,
que por primera vez son medidos reconociendo su importancia para el
país.

Las mediciones antropométricas permiten a partir de sus indicadores

estimar el estado de las reservas protéicas y de tejido graso del
organismo y comparar los resultados con lo esperado en cada etapa del
curso de la vida (infantes, escolares, adolescentes, adultos y gestantes),
con sus congéneres y con individuos o grupos etarios de otras regiones
o países a través de patrones de referencia. La estimación de este tipo
de indicadores es de uso frecuente en las encuestas nutricionales que
realizan los países para obtener información que les permita tomar
decisiones o evaluar intervenciones en alimentación, nutrición o salud,
entre otros usos.

En Colombia, en las tres encuestas nacionales de nutrición ENSIN 2005,

2010 y 2015 se han utilizado en los distintos grupos etarios (0 a 64 años)
las mismas medidas corporales para evaluar el estado nutricional. Para el
2010, se recalcularon los indicadores presentados en el 2005, de acuerdo
con la resolución vigente, y no fue necesario reprocesar las bases para
ese año (con excepción de las gestantes). Adicionalmente, se incluyó
para el grupo de 13 a 17 años, por primera vez, la toma de circunferencia
de cintura.

Las mediciones biológicas determinan los niveles de vitaminas y minerales

e identifican la carencia o exceso específico de estos. Su importancia
radica en detectar estados de deficiencias subclínicas, por lo que son
importantes para complementar el análisis del estado nutricional. Un
adecuado nivel de vitaminas y minerales es fundamental para promover
y mantener la salud, nutrición y bienestar en todo el curso de vida (1).

Es preciso mencionar que la deficiencia de vitaminas y minerales

es la causa del “hambre oculta”, que, a diferencia de la carencia de
macronutrientes, no genera ningún efecto físico visible, pero puede
tener un impacto negativo en la población puesto que estos nutrientes
son responsables de muchas funciones del organismo. Estas deficiencias
representan un problema en el estado nutricional de la población y
tienen una prevalencia preocupante en la región de las Américas en
donde Colombia no se aleja de esta situación (2–5).

210
En la actualidad, la anemia representa uno de los problemas de salud
pública más difundidos a nivel mundial. Entre 1993 y 2005, la Organización
Mundial de la Salud (OMS) registró alrededor de 1,6 billones de personas
con anemia en el mundo, correspondiente al 24,8 % de la población (6).
Por su parte, la deficiencia de hierro es la causa de anemia más común
en el mundo, por lo que generalmente se asume que este déficit es
causante del 50 % de todos los casos de anemia. La anemia, a su vez,
puede ser causada por otras carencias nutricionales, entre ellas: las de
folato, vitamina B12 y vitamina A. Diferentes estudios mostraron para
México, en el 2012, una prevalencia de anemia del 11,6 % en mujeres
en edad fértil, 17,9 % en gestantes, 5,6 % en adolescentes, 10,1 % en
escolares de 5 a 11 años y 23,3 % en población menor de 5 años (7–10).
En Paraguay (11), el 11,1 % de las mujeres presentó deficiencia de hierro
sin anemia y 15,1 % de mujeres tenía anemia. De ellas, el 80 % presentó
anemia leve. En este mismo grupo, se detectó anemia ferropénica en el
33,3 % de los casos. Chile, en el 2010, reportó 10 % de anemia y el 11,1 %
de deficiencia de hierro en mujeres en edad fértil (12).

Para el caso de la deficiencia de zinc, estudios de revisión, con la

información disponible en la región, hallaron una alta prevalencia de
déficit de este nutriente en algunos países. En México se encontró
una prevalencia de 25,3 % en niños y niñas entre 6 meses y 11 años,
concluyendo que existen diferencias entre las poblaciones no indígenas
y las indígenas, siendo estas últimas las más afectadas (8, 13). La
deficiencia de vitamina A también es un problema de salud pública y
tiene mayor prevalencia en Colombia, Haití y México, países en los que
se observan prevalencias mayores al 24 %. Respecto a esta deficiencia,
se repite que los grupos indígenas y afrodescendientes son los que han
evidenciado tener las mayores prevalencias (9, 13, 14).

Para esta versión de la encuesta, se determinaron los indicadores

bioquímicos analizando los niveles de hierro, zinc, vitamina A, vitamina
B12, vitamina D y yodo, con el objetivo de determinar la prevalencia
de anemia y la deficiencia de estos nutrientes en el marco de los
determinantes en salud (15–17).

Tantos los indicadores antropométricos como biológicos se presentan

por etapa del curso de vida, analizando en cada uno de ellos las variables
de equidad (ubicación en el territorio, índice de riqueza, sexo, pertenencia
étnica) definidas para la encuesta y, para complementar los análisis, se
incluyeron variables de contraste que involucran algunos determinantes
del estado nutricional. Esto permitirá avanzar en la definición de las
acciones de mayor impacto ante los problemas nutricionales persistentes
y emergentes en el país, orientando las acciones hacia la disminución de
la inequidad entre diversos grupos e interviniendo en todos los niveles
de los determinantes sociales.

211
 NIÑOS Y NIÑAS
EN LA PRIMERA
INFANCIA
(0 A 4 AÑOS)

212
Los primeros años de vida son cruciales a lo
largo de todo el curso de vida: los niños y niñas
normalmente aumentan tres veces el tamaño
de su cerebro, desarrollan más del 80 % de
sus capacidades cognitivas, triplican su peso
y aumentan hasta en un 50 % su longitud de
nacimiento (18), por lo que las deficiencias en
el estado nutricional alteran el crecimiento,
situación que muchas veces es irreversible (2,
3). La situación nutricional de un niño o niña
y su sobrevivencia hasta los 5 años dependen
directamente de sus prácticas de alimentación
y tanto sus efectos nocivos como sus beneficios
pueden pasar de generación en generación.
Un buen comienzo se refleja en la reducción
de la morbilidad y mortalidad, y a su vez genera
consecuencias positivas para el resto de la vida
(18, 21).
La desnutrición sigue siendo una de las
principales amenazas para la supervivencia,
salud, crecimiento y desarrollo de capacidades
de los niños y niñas. La desnutrición infantil
es el resultado de la ingesta insuficiente de
alimentos (en cantidad y calidad), de la falta
de una atención adecuada, de la disminución
en la práctica de la lactancia materna y de
la aparición de enfermedades infecciosas.
Sin embargo, detrás de estos determinantes
singulares están otros intermedios y
estructurales, como: el precio de los alimentos
básicos, el desplazamiento, el deficiente
acceso a agua potable y saneamiento básico
y el círculo de la pobreza, entre otros. Todos
ellos dentro de un contexto de grandes
inequidades sociales (22).
De igual forma, en esta etapa del curso de vida
se pueden presentar deficiencias de vitaminas
y minerales, especialmente de hierro, zinc y
vitamina A (23), que pueden generar retraso
de crecimiento, afectando el desarrollo
mental y la capacidad inmunitaria de niños y
niñas (24). Esto, junto a otros factores como las
condiciones habitacionales inadecuadas y la
alta incidencia de enfermedades infeccionas,
aumenta la problemática (25).
Por otra parte, en los últimos años se ha
evidenciado en esta población un aumento
del exceso de peso. Los niños y niñas con
exceso de peso tienden a seguir con un
peso superior en la edad adulta y tienen más
probabilidades de padecer a edades más
tempranas enfermedades no transmisibles
como la diabetes y las enfermedades
cardiovasculares (26). La OMS reconoce que la
prevalencia creciente de la obesidad infantil se
debe a cambios sociales, fundamentalmente
a una alimentación inadecuada y a la escasa
actividad física, pero no está relacionada
únicamente con el comportamiento del
individuo sino también a determinantes
estructurales como el desarrollo social
y económico y las políticas en materia
de agricultura, transporte, planificación
urbana, medio ambiente, educación, así
como el procesamiento, distribución y
comercialización de los alimentos (26).
Estas problemáticas de malnutrición
(desnutrición y/o deficiencias de vitaminas
y minerales y exceso de peso) pueden
coexistir en los niños y niñas de 0 a 5 años,
presentándose una doble carga nutricional
que se relaciona con una inadecuada
dieta, tanto en calidad como en cantidad,
ocasionando un crecimiento insuficiente
con un exceso de peso (27). Esta coexistencia
representa un problema mayor para la salud
pública del país debido a las consecuencias
que pueden perpetuarse en las siguientes
etapas del curso de vida (28).
Los niños y las niñas de estas edades necesitan
oportunidades para explorar su mundo, jugar y
aprender cómo hablar y escuchar a los demás.
Por ello, la Comisión para acabar con la obesidad
infantil de la OMS aconseja mantener actividad
física, mínimo de 60 minutos diarios, que
incluya actividades relacionadas con el juego, la
comunicación y la estimulación, adecuadas para
la fase de desarrollo del niño o niña (26). Así mismo,
en la condición nutricional de estos niños juegan
un papel fundamental los hábitos alimentarios,
no solo con lo relacionado a la lactancia materna
sino con la calidad y cantidad de alimentación
que reciben a partir de los 6 meses de edad, por
lo que debe evitarse el consumo de sal, azúcares
simples y grasas saturadas y fomentarse una
alimentación saludable.
Por esta razón, para asegurar un adecuado
estado nutricional de los niños y las niñas, el
213
 país y sus territorios deben desarrollar políticas
para el abordaje de todos los factores que lo
determinan.
Como ya se mencionó, las prácticas de
alimentación del lactante y del niño pequeño
es uno de los determinantes individuales
que afecta el estado nutricional de los
niños y niñas menores de 2 años, con un
impacto en su supervivencia, de modo que
valorar, monitorear y evaluar las prácticas de
alimentación de los lactantes y los niños y
niñas pequeños es fundamental para mejorar
su nutrición, salud y desarrollo. La OMS y Unicef
mencionan que si todos los niños y niñas en
este curso de vida estuvieran amamantados
de manera óptima, cada año se salvarían las
vidas de 823.000 en el mundo (18).
Las recomendaciones internacionales están
dirigidas a que todos los niños y niñas inicien
la lactancia materna durante la primera
hora de nacidos, en la medida en la que es
una práctica que aumenta la probabilidad
del consumo de calostro (“primera leche”),
rico en factores de protección, y a mantener
la lactancia materna exclusiva. Las otras
recomendaciones son: lactancia materna
exclusiva hasta los 6 meses de edad y su
mantenimiento hasta los dos años o más,
así como una alimentación complementaria
variada que tome en cuenta la frecuencia
de alimentos, su densidad energética y
contenido nutricional, para asegurar que
se cubran las necesidades nutricionales de
los niños y niñas de acuerdo con su edad y
situación de lactancia.
La información que aporta la ENSIN 2015
es fundamental para el ajuste y desarrollo
de estrategias de promoción y apoyo a
la lactancia materna y a la alimentación
saludable en los dos primeros años de vida
y en general en el periodo de la primera
infancia, que contribuyan a la disminución de
los problemas de salud y nutrición de mayor
prevalencia en este grupo de población en
Colombia.
214
1 ESTADO
NUTRICIONAL POR
INDICADORES
ANTROPOMÉTRICOS
EN NIÑOS Y NIÑAS
DE 0 A 4 AÑOS
1.1 CARACTERÍSTICAS DEL PESO
Y DE LA TALLA DE LOS MENORES
ENTRE 0 Y 4 AÑOS
En coherencia con el dimorfismo sexual, en
todos los casos, tanto el promedio como
los percentiles de las variables peso y talla
son ligeramente más bajos en las niñas
comparados con los niños (tabla 1).
1.2 RETRASO EN TALLA
El retraso en talla o la talla baja para la edad
es un indicador del estado nutricional que
en gran medida se relaciona con el nivel de
desarrollo de un país. Su presencia en los
menores de cinco años puede representar
para los países hasta un 11,0 % del Producto
Interno Bruto (PIB) en términos de salarios
más bajos y de pérdida de productividad
económica de la población que lo padece
por la afectación de su desarrollo cognitivo
(29). Está demostrado también que los hijos
nacidos de mujeres con talla baja tienen
más posibilidades de presentar retraso de
su crecimiento lineal, configurando así un
círculo vicioso de retraso en talla familiar (30–
32). De esta manera, este tipo de desnutrición
refleja los efectos persistentes y acumulativos
de la mala nutrición, de la pobreza y de otros
déficits y riesgos que producen daños a largo
plazo y alcanzan a afectar la vida adulta en
todas sus expresiones (33–35).
A pesar del avance logrado en Colombia en la
disminución de la pobreza multidimensional
en los últimos años (36), a nivel nacional, la
ENSIN 2015 indica que aunque la prevalencia
de retraso en talla en los menores de 5 años
(10,8 %) se redujo en 2,4 p.p., no alcanzó
las metas esperadas en los Objetivos de
Desarrollo del Milenio (ODM) del 2015 que
buscaban llegar a 8,0 % de retraso en talla (37).
En la gráfica 1 se puede observar el importante
desplazamiento a la izquierda de las curvas
del puntaje Z de la talla para la edad de los
menores de cinco años de Colombia, con
respecto al patrón de crecimiento de la OMS,
el cual establece cómo deberían crecer los
niños y las niñas. De igual manera, confirma
cómo el crecimiento de los menores de 5
años de ambos sexos se aleja notoriamente
de lo esperado por la OMS.

Gráfica 1. Curvas del puntaje Z de la talla para la edad de los niños

y niñas colombianos comparadas con el patrón de crecimiento
en talla para la edad de la OMS

Con referencia a los países de la región RETRASO EN TALLA POR

Latinoamericana y del Caribe, la prevalencia
de retraso en talla de Colombia tiene un
comportamiento que está por encima de la
de países como Chile (1,8 %), Jamaica (5,7 %) y
República Dominicana (7,1 %); es similar a la de
Uruguay (10,7 %) y Paraguay (10,9 %) y es inferior
a la de Guatemala (46,5 %), Ecuador (25,2 %),
Haití (21,9 %), Bolivia (18,1 %), Perú (14,6 %), El
Salvador (13,6 %) y México (12,4 %) (38).
VARIABLES DE EQUIDAD
De acuerdo con el comportamiento de
algunas variables que miden la equidad (tabla
2), la mayor prevalencia de retraso en talla se
encontró en los hogares más pobres (14,2 %),
tal como se muestra en la gráfica 2. Además,
en esta gráfica se evidencia que la prevalencia
en los niños fue mayor comparada con la de

215
 las niñas y, en lo que respecta a la pertenencia presentaron la mayor frecuencia de retraso en
étnica, los niños y las niñas indígenas talla en Colombia, frente a las demás etnias.

Gráfica 2. Prevalencia de retraso en talla en niños y

niñas de 0 a 4 años por sexo, etnia e índice de riqueza

˄ Coeficiente de variación igual o mayor a 15 % y menor a 20 %, la precisión es aceptable. * Coeficiente de variación

igual o mayor a 20 % y menor a 30 %, la precisión es “regular” y por lo tanto debe ser usada con precaución.

Los ODS definieron como meta mundial la
disminución del retraso en talla en 40,0 % (39).
Para el caso de Colombia, de acuerdo con el
CONPES 3918 (40), quedó definida la reducción
al 8,4 % al año 2030. Para lograrla, es necesario
desarrollar y perfeccionar estrategias que
intervengan los determinantes estructurales
e intermedios y controlar el conjunto de
los factores que no favorecen un adecuado
crecimiento lineal, como el destete precoz, el
embarazo adolescente y el acceso oportuno y
frecuente a los programas de control prenatal
y de crecimiento y desarrollo, entre otros
determinantes (41, 42).
La identificación de los territorios críticos,
por su mayor prevalencia de retraso en talla
(agrupados en regiones y concentración
poblacional), es clave para fortalecer acciones
intersectoriales e interdisciplinarias de largo
plazo con impacto social y económico, en
las que se logre evolucionar a procesos de
menor asistencia alimentaria que permitan
mayor impacto en este indicador de estado
nutricional (20) de los menores colombianos.
En lo que corresponde a la concentración de
población, el retraso en talla en los menores de
5 años se ubicó con mayor predominio en el
área resto, 6,4 p.p. superior a la de la cabecera.
Este comportamiento es razonable si se tienen
en cuenta los hallazgos del informe detallado
de la Misión para la transformación del campo
colombiano 2015 (43) del Departamento
Nacional de Planeación (DNP), los cuales
relatan el empobrecimiento económico y
multidimensional de la población rural, las
condiciones inequitativas en las que habitan
sus pobladores, las grandes desigualdades al
interior de la misma área, la poca inclusión y
acceso a bienes productivos, los problemas
de calidad en salud y educación y el bajo
dinamismo en el sector agropecuario. Estas
condiciones, por supuesto, se ven reflejadas
en los análisis de la situación socioeconómica
y de población de la ENSIN 2015, en las que
se evidenció la brecha en educación, salud y
ocupación laboral de la población que habita
en el área resto vs. cabecera.
En las regiones, las prevalencias de retraso en
talla en Colombia se muestran en la gráfica
3, en la que, de acuerdo con sus resultados,

216
infortunadamente no resultaron ser una identificada en las mismas regiones desde la
novedad para el país, dado que la mayor ENSIN 2010 (ENSIN 2010: Bogotá, Atlántica y
problemática de retraso en talla ya había sido Orinoquía - Amazonía) (44).

Gráfica 3. Prevalencia de retraso en talla en niños y niñas de

0 a 4 años por región y concentración de población

˄ Coeficiente de variación igual o mayor a 15 % y menor a 20 %, la precisión es aceptable.

RETRASO EN TALLA POR años, y sus posibles consecuencias negativas

VARIABLES DE CONTRASTE
Al desagregar el retraso en talla por
subregiones, se encontraron tres con las
más altas prevalencias: La Guajira – Cesar
– Magdalena (Región Atlántica), Antioquia
sin Medellín A.M. (Región Central) y Cauca
y Nariño sin Litoral (Región Pacífica), con
16,8 %, 15,0 % y 14,4 %, respectivamente.
Con respecto al comportamiento por
departamentos, La Guajira y Vaupés fueron
los de mayor prevalencia de niños y niñas
con retraso en talla, en donde uno de cada
cuatro niños y niñas presentó este tipo de
desnutrición (tabla 3).
Así mismo, es de resaltar que el retraso en talla
fue mayor en el grupo de niños y niñas de 2 a
4 años (0 a 1 año: 8,8 % vs. 2 a 4 años: 12,2 %),
situación preocupante por el riesgo asociado
all desarrollo del cerebro y por los problemas
de aprendizaje, en muchos casos con efectos
permanentes en la vida adulta (29, 39, 45). Esta
problemática es alarmante si se toma en cuenta
la relevancia que tiene la primera infancia para
un país, especialmente en los primeros dos
en las etapas subsiguientes del curso de vida,
tal y como está plasmado en documentos
como el del Plan Nacional de Desarrollo (PND)
2014 – 2018 (46) y en estudios en los que la
oportunidad y relevancia de intervenir en los
menores de 2 años ha sido uno de los temas
clave para la toma de decisiones de la política
pública de Colombia, evidenciada, entre otros,
en la Ley 1804 sobre Política Pública de la
Primera Infancia (47).
Frente a otro tipo de determinantes (tabla
4), el retraso en talla fue significativamente
mayor entre los niños y niñas cuya fuente de
agua para beber es el acueducto comunal u
otra fuente vs. aquellos que reportaron como
fuente el acueducto público, también entre
los pertenecientes a hogares numerosos (7 o
más personas), en los niños y niñas afiliados al
régimen subsidiado y en los que tenían como
jefe de hogar a una madre con bajo nivel
educativo (menos de primaria completa). La
condición de informalidad laboral del jefe del
hogar determinó también un porcentaje de
retraso en talla mayor en 4,1 p.p. comparado
con los que tenían una condición laboral formal

217
 del jefe del hogar (12,3 % vs. 8,2 %). En contraste,
con lo referente al nivel educativo del jefe del
hogar y de la madre del niño, se evidenció
menor prevalencia de retraso en talla cuando, en
ambos casos, existía mayor nivel de escolaridad
(29). Estos resultados confirman la relación
descrita y publicada por varios investigadores
entre retraso en talla y pobreza monetaria del
hogar (30, 48), así como la relación con otros
determinantes estructurales e intermedios del
retraso en talla (29, 39).
De igual forma, los hallazgos pregestacionales
y del parto, identificados en la ENSIN 2015,
evidenciaron aspectos que no permitieron
contribuir a potencializar el crecimiento lineal
de los menores de cinco años colombianos;
entre ellos, se presentaron mayores prevalencias
de retraso en talla en los hijos de madres con
mayor cantidad de hijos (4 a 5 hijos: 15,9 % y 6
o más: 25,9 %) y con nacimientos de orden 4
en adelante. Del mismo modo, coherente con
los hallazgos de otros investigadores (29, 30, 39,
49), se rescata que los niños y las niñas cuyas
madres reportaron haber asistido a menos de
cuatro controles, en cualquier momento de la
gestación, presentan mayores prevalencias de
retraso en talla, comparados con aquellos hijos
de madres que asistieron cuatro veces o más al
control prenatal (17,4 % vs. 9,7 %). Igualmente, se
presentaron prevalencias más altas de retraso en
talla cuando se reportan nacimientos con peso
al nacer inferior a 2.500 g y con longitud menor
a 47 cm. Adicionalmente, las prevalencias de
retraso en talla de los niños nacidos a término
(37 semanas y más) fueron 5,7 p.p. menores que
las de aquellos que nacieron prematuros (<37
Gráfica 4. Tendencia nacional 1990 – 2015 de la prevalencia del retraso
en talla en niños y niñas de 0 a 4 años por concentración de población
218
semanas). Tanto los aspectos maternos como
los que tienen que ver con el saneamiento
ambiental y sus efectos, encontrados en la
ENSIN 2015, han sido descritos como factores
de riesgo de retraso del crecimiento en países
en desarrollo (50).
Finalmente, no se encontraron diferencias
significativas en las prevalencias de retraso
en talla al considerar la edad de la madre al
momento del parto y el sexo del jefe del hogar.
TENDENCIAS DEL RETRASO
EN TALLA EN COLOMBIA
El comportamiento de la tendencia del retraso
en talla en Colombia se puede observar en
la gráfica 4. Desde el 1990 es evidente la
reducción del indicador, con un máximo
descenso entre el 1990 y el 1995 de 6,6 p.p.
No obstante, el promedio entre 1990 y 2015,
aunque presentó una reducción constante de
2,5 p.p., fue muy inferior a lo logrado en los
primeros años de seguimiento. Para el último
quinquenio se logró una reducción de 2,4 p.p.
A partir de las mediciones del estado
nutricional en el 2005 en los niños y niñas
menores de 5 años, se han evidenciado cierres
paulatinos de brechas importantes entre el
área cabecera vs. el área resto; en particular,
en el periodo 2005 – 2010 (brechas resto/
cabecera por año: 2005: 1,8, 2010: 1,5, 2015:
1,7). No obstante, en el periodo 2010-2015, la
reducción de la prevalencia fue mayor en la
cabecera que en área resto, 2,6 p.p. y 1,7 p.p.,
respectivamente, lo que volvió a incrementar
esta brecha (gráfica 4).
En la revisión del comportamiento histórico
del retraso en talla por sexo, se observa en la
gráfica 5 que, aunque los niños y las niñas han
venido reduciendo sus prevalencias de retraso
Gráfica 5. Tendencia nacional 1990 - 2015 de la prevalencia del
retraso en talla en niños y niñas de 0 a 4 años, por sexo.
En cuanto a la etnia, entre el 2010 y el 2015,
se confirma que se han logrado avances
significativos en la prevalencia en la población
afrodescendiente (reducción de 3,4 p.p) y en
aquellos sin pertenencia étnica (2,6 p.p por
debajo del 2010). Es de gran relevancia rescatar
que la población indígena ya identificada
como la de mayores prevalencias de este
indicador en la actualidad es, además, la única
que no presentó avances, manteniendo la
prevalencia similar con respecto a la medición
anterior (2010: 29,5 % vs. 2015: 29,6 %). Con
referencia al cuartil de riqueza, se comprueba
que entre el 2010 y el 2015 se dio un avance
positivo en la población del cuartil más bajo
(18,1 % vs. 14,2 %) y del cuartil bajo (12,8 % vs.
10,1 %).
Finalmente, frente a los territorios,
aunque todas las regiones tuvieron un
comportamiento hacia la reducción, la única
que presentó diferencias esestadísticamente
significativas fue la Atlántica, situación que,
si bien resulta positiva, aún la ubica como
en talla, los niños siempre han presentado
prevalencias superiores frente a las niñas, con
una diferencia promedio de 2,6 p.p., desde el
2005.
una de las regiones con peores condiciones
nutricionales en Colombia. Por departamentos,
con estimaciones aceptables con respecto a
los resultados del 2010, se rescata que todos
han recorrido un camino hacia la disminución
del indicador. Los tres departamentos con
reducciónes estadísticamente significativas
fueron: Atlántico (2010: 15,5 %, 2015: 8,5 %),
Magdalena (2010: 18,0 %, 2015: 12,9 %) y
Amazonas (2010: 28,6 %, 2015: 16,6 %).
1.3 DESNUTRICIÓN AGUDA
La desnutrición aguda es el indicador
antropométrico más sensible al destete precoz,
a los cambios en la alimentación, al efecto
negativo que producen la fiebre, la infección
y la enfermedad en el apetito de un niño y a
las condiciones inadecuadas de saneamiento
de la vivienda y de su ambiente, entre otros
determinantes (42, 51, 52). Su importancia en
salud y nutrición radica, entre otros aspectos,
en que las formas severas de esta desnutrición
219
 producen la muerte de los niños (53), por tal
motivo su vigilancia y monitoreo permanentes
son clave para la supervivencia de la infancia en
Colombia (39, 54).
La prevalencia de desnutrición aguda en el
ámbito nacional (1,6 %) fue significativamente
mayor a la encontrada en el 2010 (0,9 %) (44).
Su distribución por edad muestra una mayor
concentración en los niños y las niñas menores
de 2 años. Este hallazgo puede atribuirse a los
desafíos que conlleva la transición exitosa de la
lactancia materna exclusiva a la alimentación
complementaria adecuada (55). Así mismo, el
aumento de la desnutrición infantil en este grupo
de edad podría deberse a una mayor interacción
del niño con el medio ambiente ya que puede
aumentar la exposición a enfermedades
infantiles, bien sea por el consumo de alimentos
contaminados, el consumo de fuentes de agua
no mejoradas o por un saneamiento ambiental
deficiente. Esta condición, al igual que con el
retraso en talla, no contribuye con el desarrollo
del potencial de crecimiento infantil y también
afecta su desarrollo cognitivo en el largo plazo
(39).
Al desagregar por categorías, la prevalencia
de desnutrición aguda moderada en los
menores de 5 años fue de 1,2 % y la severa,
de 0,3 %. Es preciso recalcar que, de acuerdo
con los hallazgos previos (56), este último
tipo de desnutrición incrementa el riesgo de
muerte infantil en 9 veces (22). Esta situación
de mortalidad por y asociada a la desnutrición
severa se ha estudiado en el INS en Colombia
evidenciando cifras muy preocupantes,
las cuales, en algunos casos, pueden ser
superiores, dado el subregistro que se
presenta en algunas comunidades indígenas
del país (57).
El comportamiento de este indicador
nutricional en los países de la región
Latinoamericana y del Caribe muestra que
la prevalencia de desnutrición aguda en
Colombia superó a la de Chile (0,3 %), Perú
(0,6 %), Guatemala (0,7 %), México (1,0 %),
Uruguay (1,3 %), Honduras (1,4 %), fue similar
a la de Bolivia (1,6 %) e inferior a la de El
Salvador (2,1 %), Ecuador (2,3 %), República
Dominicana (2,4 %), Paraguay (2,6 %), Jamaica
220
(3,0 %) y Haití (5,2 %) (38).
La desnutrición aguda severa en Colombia
(0,3 %), comparada con la de los países de
Latinoamérica y El Caribe, fue superior a la de
Guatemala y Perú, similar a la encontrada en
Honduras (0,3 %), México y Paraguay (0,4 %)
e inferior a las prevalencias de Haití (1,3 %),
República Dominicana (0,8 %) y Ecuador (0,7
%) (38).
A nivel mundial, la desnutrición aguda es
responsable del 4,7 % de todas las muertes de
los niños y las niñas menores de 5 años; la forma
severa de este tipo de desnutrición responde
hasta por dos millones de muertes anuales.
Los niños y las niñas gravemente desnutridos
son 11 veces más propensos a morir que sus
homólogos sanos (39, 42, 58–60).
El doble efecto de una ingesta dietética
inadecuada y de un ambiente insalubre
aumenta la susceptibilidad de esta población
a episodios diarreicos, infecciones y fiebre,
lo que a su vez reduce el apetito, inhibe la
absorción de nutrientes de los alimentos y
aumenta la necesidad calórica.
Aunque Colombia se encuentra en el grupo
de países con menos de 5,0 % de prevalencia
de desnutrición aguda, su incremento, según
lo encontrado en la ENSIN 2015, debe llamar
la atención de las entidades responsables de la
salud, el bienestar y el medio ambiente, entre
otras, para la búsqueda de su control en la
infancia y de esta manera contribuir también
con la erradicación de las muertes relacionadas
con este tipo de desnutrición (57).
DESNUTRICIÓN AGUDA
POR VARIABLES DE EQUIDAD
De acuerdo con las variables que reflejan
problemas de equidad en Colombia, para
esta versión de la Encuesta, la desnutrición
aguda presentó prevalencias por cuartiles
del índice de riqueza estadísticamente
diferentes entre los cuartiles más bajo y bajo;
para cuartiles medio y alto la estimación no
tuvo suficiente precisión (gráfica 6). Entre los
residentes en cabeceras, la prevalencia fue
de 1,4 % y para quienes habitaban en el área
resto de los territorios, fue de 1,8 % (gráfica 7), y analizadas a nivel de los territorios para
evidenciando estos resultados la existencia evaluar qué factores las están determinando.
de inequidades que deben ser estudiadas

Gráfica 6. Prevalencia de desnutrición aguda en niños y niñas de

0 a 4 años por sexo, etnia e índice de riqueza

˄ Coeficiente de variación igual o mayor a 15 % y menor a 20 %, la precisión es aceptable. * Coeficiente de variación igual o mayor a 20 %
y menor a 30 %, la precisión es “regular” y por lo tanto debe ser usada con precaución. ** Coeficiente de variación igual o mayor a 30 %, la
precisión es muy baja y por lo tanto debe ser usada con precaución.

El análisis de la prevalencia de desnutrición ni por regiones, tal como se puede ver en la

aguda no mostró diferencias en su gráfica 7. Sin embargo, la prevalencia más alta
distribución por concentración de población, se encontró en la región Atlántica.

Gráfica 7. Prevalencia de desnutrición aguda en niños y

niñas de 0 a 4 años por región y concentración de población

˄ Coeficiente de variación igual o mayor a 15 % y menor a 20 %, la precisión es aceptable. * Coeficiente de variación

igual o mayor a 20 % y menor a 30 %, la precisión es “regular” y por lo tanto debe ser usada con precaución. **
Coeficiente de variación igual o mayor a 30 %, la precisión es muy baja y por lo tanto debe ser usada con precaución.

221
 DESNUTRICIÓN AGUDA POR de control de crecimiento y desarrollo,
VARIABLES DE CONTRASTE
La desnutrición aguda en esta población
incrementa el riesgo de infección y de
morir; en especial, en aquellos que no son
alimentados con leche materna exclusiva
hasta los seis meses. A su vez, la presencia
de infecciones predispone a la desnutrición
aguda, conformando así un círculo vicioso de
desnutrición-infección-desnutrición (55). En
coherencia con esto, respecto a la presencia
de síntomas de enfermedad en los 15 días
previos a la entrevista a los cuidadores de los
niños y de las niñas con desnutrición aguda,
la ENSIN 2015 mostró que el 48,4 % de ellos
reportó algún síntoma de enfermedad, el
67,4 % refirió tener fiebre, el 71,2 % expresó
problemas respiratorios y el 42,5 % manifestó
haber tenido diarrea (tabla 2). Así mismo, es
bien conocido, y ha sido documentado, que
los problemas de acceso a agua potable, el
inadecuado saneamiento ambiental y la falta
de acceso a los servicios de salud aumentan
la intensidad, la duración y la repetición de
las enfermedades que favorecen y perpetúan
la desnutrición (42, 51, 55). De esta forma, en
lo referente al acceso a servicios de salud, la
mayor proporción de niños colombianos con
desnutrición aguda no asistía al programa
Gráfica 8. Tendencia nacional 1990 - 2015 de la prevalencia de
la desnutrición aguda, en niños y niñas de 0 a 4 años.
222
superando casi tres veces las prevalencias
encontradas con respecto a los que sí asistían
al programa (3,9 % vs. 1,3 %).
No fue posible analizar algunas variables
como tipo de afiliación al sistema de salud,
condiciones del parto (peso y longitud al
nacer), ocupación actual del jefe de hogar,
nivel educativo de la madre, entre otros
determinantes, por los errores muestrales
presentados.
TENDENCIA DE LA DESNUTRICIÓN
AGUDA EN COLOMBIA
La desnutrición aguda en el país ha tenido
un comportamiento irregular (gráfica 8).
Coherente con ello, entre el 2010 y el 2015,
se presentó un incremento significativo de
0,7 p.p. Este aumento fue similar según el área
de residencia, con el crecimiento de 0,6 p.p.
en el área cabecera y 0,8 p.p. en el área resto.
Estos hallazgos concuerdan nuevamente
con los encontrados por la misión para la
transformación del campo colombiano (43)
sobre la vulnerabilidad y el deterioro de las
condiciones en las que viven los residentes
de los territorios rurales de Colombia.
Por sexo, el comportamiento de la desnutrición niños menores de 5 años, sin diferencias por
aguda no ha presentado diferencias en sus conjunto de edades entre 0 y 1 año (3,2 %) y
prevalencias. entre 2 y 4 años (3,0 %).

1.4 DESNUTRICIÓN GLOBAL En la gráfica 9 se presenta el comportamiento

La desnutrición global es la suma de los
desequilibrios nutricionales y de salud
pasados y recientes en un niño (19) y es un
indicador nutricional que refleja alteraciones
tanto del peso como de la talla. Para Colombia
representó el 3,1 % de las niñas y de los
del puntaje Z del peso para la edad por sexo
comparado con el patrón de crecimiento
establecido por la OMS para los menores de
cinco años. Tanto para los niños como para las
niñas, las curvas se desplazan levemente a la
izquierda de la curva de la OMS.

Gráfica 9. Curvas del puntaje Z del peso para la edad de los niños y niñas de
0 a 4 años colombianos, comparadas con el patrón de crecimiento en peso
para la edad de la OMS

La prevalencia de desnutrición global de los DESNUTRICIÓN GLOBAL

países de la región Latinoamericana y del
Caribe muestra que la de Colombia estuvo
por encima de la de Chile (0,5 %), Jamaica (2,5
%) y Paraguay (2,6 %), fue similar a la de Perú
(3,1 %) e inferior a la de Guatemala (12,6 %),
Haití (11,6 %), Honduras (7,1 %), Ecuador (6,4
%), El Salvador (5,0 %), República Dominicana
(4,0 %), Uruguay (4,0 %), México (3,9 %) y
Bolivia (3,6 %) (38).
POR VARIABLES DE EQUIDAD
Con respecto a las variables que miden
equidad, la prevalencia de desnutrición global
por sexo, para el 2015, no presentó diferencias
significativas. A pesar de ello, al comparar las
prevalencias por el índice de riqueza, estas
fueron de 4,0 % para el cuartil más bajo y de
2,3 % para el bajo. No fue posible analizar los

223
 dos cuartiles adicionales dados los errores
muestrales.
De acuerdo con la etnia, este indicador
nutricional fue significativamente superior
en los niños y niñas indígenas (7,2 %), lo que
confirma una clara condición de inequidad
y de desigualdad en este grupo poblacional,
condición constante en todos los indicadores
antropométricos de la infancia descritos hasta
ahora (gráfica 10).

Gráfica 10. Prevalencia de desnutrición global en niños y

niñas de 0 a 4 años por sexo, etnia e índice de riqueza

˄ Coeficiente de variación igual o mayor a 15 % y menor a 20 %, la precisión es aceptable. ** Coeficiente de variación igual o mayor a
30 %, la precisión es muy baja y por lo tanto debe ser usada con precaución.

Por concentración poblacional, se registraron
diferencias entre quienes residían en el área
resto vs. quienes habitaban en la cabecera
con menos de 100 mil habitantes y en el área
cabecera (total), con prevalencias mayores
para el área denominada resto. En esta misma
gráfica se evidencia la desnutrición global
en los territorios de Colombia y en ella se
destacan por sus prevalencias las regiones
Atlántica (4,6 %) y Central (2,5 %). Para Bogotá,
Orinoquía - Amazonía y las regiones Oriental
y Pacífica, el coeficiente de variación es mayor
a 20 %, por lo tanto, no se presenta su análisis
(gráfica 11). De nuevo, la región Atlántica fue
la que mostró la frecuencia más elevada de
desnutrición global en Colombia, al igual que
en el retraso en talla anteriormente explicado
en este grupo poblacional.

Gráfica 11. Prevalencia de desnutrición global en niños y niñas de 0 a 4

años por región y concentración de población

˄ Coeficiente de variación igual o mayor a 15 % y menor a 20 %, la precisión es aceptable. * Coeficiente de variación igual o mayor a 20 % y menor a
30 %, la precisión es “regular” y por lo tanto debe ser usada con precaución. ** Coeficiente de variación igual o mayor a 30 %, la precisión es muy baja
y por lo tanto debe ser usada con precaución.

224
DESNUTRICIÓN GLOBAL Así mismo, es preciso mencionar que al
POR VARIABLES DE CONTRASTE
En lo que respecta a la presencia de algunos
determinantes estructurales e intermedios
(tabla 4), las mayores prevalencias de
desnutrición global se encontraron en los
niños y niñas que residían en hogares en los
que su fuente de agua para beber fue otra
diferente al acueducto público (5,0 % vs. 2,8
%), también en los niños y niñas de hogares
con 7 o más personas y en los que habitaban
en hogares cuyos jefes y madres tenían menor
nivel educativo. No se hallaron diferencias
significativas según el sexo del jefe de hogar.
Al igual que lo descrito en el comportamiento
de la prevalencia de retraso en talla, se
encontraron elementos similares que apoyan
la explicación de la presencia de desnutrición
global. Por ejemplo, en cuanto a variables
pregestacionales y del parto, se evidencia que,
de acuerdo con el intervalo de nacimiento y
la paridad de la madre, las prevalencias fueron
menores en niños nacidos del segundo/tercer
parto comparados con 4 o más, así como
cuando se tenían periodos intergenésicos
mayores a 24 meses.
Gráfica 12. Tendencia nacional 1990 – 2015 de la prevalencia de desnutrición global
en niños y niñas de 0 a 4 años por concentración de población
igual que el indicador de retraso en talla de
niños y niñas de 0 a 4 años, la prevalencia de
desnutrición global no se redujo como se
había establecido en los objetivos establecidos
en los ODM (37). Incluso, analizando el
comportamiento de este indicador por las
variables de equidad, la prevalencia supera la
meta esperada de 2,6 %.
TENDENCIA DE LA DESNUTRICIÓN
GLOBAL EN COLOMBIA
La tendencia de la prevalencia de la desnutrición
global en Colombia mostró una disminución
entre 1990 y el 2015 (gráfica 12), con mayor
reducción entre 1990 y 2010, periodo en el que
se redujo 60,1 % de la prevalencia. No obstante,
entre el 2010 y el 2015, no se presentaron
diferencias estadísticas en este grupo
poblacional en Colombia. En la misma gráfica
se evidencian las brechas por concentración de
población, las cuales se han venido reduciendo
a partir del 2005. De esta forma, entre el 2005
y el 2010, se redujo la diferencia entre las
dos categorías, pasando de 2,8 a 1,7 p.p.; sin
embargo, se mantuvo casi igual en el 2015, con
una diferencia de 1,3 p.p.
225
 Entre el 2005 y el 2015, el comportamiento
del indicador por sexo mostró diferencias
solo en las prevalencias de los niños (5,2 % vs.
3,5 % vs. 3,0 %). Así mismo, con respecto al
2010, los grupos poblacionales ubicados en
los cuartiles de índice de riqueza más bajo y
bajo evidenciaron diferencias estadísticas de
reducción, registrando para el más bajo un
comportamiento de 5,0 % en el 2010 y 4,0 %
en el 2015 y en el cuartil bajo 3,4 % vs. 2,3 %
en el 2015.
1.5 EXCESO DE PESO
(SOBREPESO Y OBESIDAD)
El exceso de peso, como indicador
antropométrico, obtenido mediante el
Índice de Masa Corporal (IMC), comprende
la presencia de sobrepeso y de obesidad en
la población. De esta manera, el indicador
nutricional también incluye el exceso de peso
infantil por masa magra y por masa grasa
(19). En la primera infancia, la prevalencia de
exceso de peso en la ENSIN 2015 fue de 6,4
%, 1,2 p.p. más alta que en el 2010 (44), con
diferencias significativas entre edades simples
del grupo de niños y niñas de 2 (8,4 %) vs. 3 y
4 años (4,9 % y 4,8 %).
Gráfica 13. Curvas del puntaje Z del IMC para la edad de los niños y niñas
de 0 a 4 años colombianos, comparadas con el patrón de crecimiento
del IMC para la edad de la OMS
226
Esta situación incremental del exceso de peso
infantil en Colombia es preocupante por su
contribución con el riesgo de enfermedades
no transmisibles en los diferentes momentos
del ciclo de la vida, tales como diabetes,
hipertensión y cáncer, entre otras. No es lo
mismo, desde el punto de vista metabólico
y fisiológico, presentar exceso de peso
en edades en las que se está en etapa de
crecimiento (hiperplasia-hipertrofia), que
llegar a tenerlo en edades en las que ya
culminó el crecimiento lineal y el desarrollo
físico (mayores de 19 años), pues el pronóstico
de recuperación del peso sano y saludable
es reservado y difícil de alcanzar si ocurre
en plena etapa de crecimiento (19, 61). La
dimensión del aumento del exceso de peso
es tal que la obesidad infanto-juvenil forma
parte de la agenda global de las entidades de
salud (62).
Las curvas del puntaje Z del IMC para los niños
y niñas de 0 a 4 años por sexo se observan
en la gráfica 13. En ella se puede ver el leve
desplazamiento hacia la derecha de las curvas
de niños y niñas colombianos con respecto al
patrón de crecimiento del IMC para la edad
de la OMS.
El comportamiento de la prevalencia del
exceso de peso en los países de la región
Latinoamericana y del Caribe muestra que la
de Colombia (6,4 %) estuvo por encima de la
de Chile (0,5 %), Jamaica (2,5 %), Paraguay (2,6
%), Perú (3,1 %), Bolivia (3,6 %), México (3,9 %)
y Uruguay (4,0 %), fue similar a la de Ecuador
(6,4 %) y El Salvador (5,0 %) y fue inferior a la de
Guatemala (12,6 %), Haití (11,6 %) y Honduras
(7,1 %) (38).
EXCESO DE PESO POR VARIABLES DE EQUIDAD
El análisis del exceso de peso frente a las
variables de equidad (tabla 2) muestra que,
en esta versión de la ENSIN, los niños (7,5 %)
tenían mayor prevalencia comparados con
las niñas (5,1 %). Por otro lado, al evaluar el
comportamiento por índice de riqueza o etnia,
no se presentaron diferencias significativas
(gráfica 14) en este indicador antropométrico.

Gráfica 14. Prevalencia de exceso de peso en niños y niñas de 0 a 4 años

por sexo, etnia e índice de riqueza

˄ Coeficiente de variación igual o mayor a 15 % y menor a 20 %, la precisión es aceptable. * Coeficiente de variación igual o mayor a 20
% y menor a 30 %, la precisión es “regular” y por lo tanto debe ser usada con precaución.

En la ENSIN 2015, las prevalencias del exceso ellas, a excepción de la Orinoquía - Amazonía
de peso por concentración de población vs. la región Central, en donde esta última fue
(gráfica 15) y por región fueron similares entre superior en 3,4 p.p.

Gráfica 15. Prevalencia de exceso de peso en niños y niñas de

0 a 4 años por región y concentración de población

˄ Coeficiente de variación igual o mayor a 15 % y menor a 20 %, la precisión es aceptable.

227
 EXCESO DE PESO POR Por concentración de población, entre
VARIABLES DE CONTRASTE los años 2005 y 2015, se pudo detectar
que era superior la prevalencia en el área
De acuerdo con los resultados (tabla 4), no se cabecera comparada con el área resto hasta
presentaron diferencias estadísticas entre los el 2010, momento en el cual la proporción
otros determinantes estudiados para analizar las de niños y niñas en el área resto aumentó
condiciones en las que se presentó el exceso de hasta igualar la prevalencia en ambas áreas.
peso en esta etapa del curso de vida. Esta situación es apremiante, pues indica
que el exceso de peso en la actualidad
TENDENCIA DEL EXCESO afecta a toda la población menor de 5
DE PESO EN COLOMBIA años en Colombia, rompiendo la lectura
histórica de exclusividad del evento en
En la evaluación de la tendencia del exceso sectores urbanizados y demuestra cambios
de peso infantil con respecto al 2005, el alimentarios y culturales en la población
incremento a nivel nacional en el 2015 se dio infantil del área resto que están afectando
en 1,4 p.p. (gráfica 16). su situación nutricional.

Gráfica 16. Tendencia nacional 2005 – 2015 de la prevalencia del

exceso de peso en niños y niñas de 0 a 4 años.

En la gráfica 17 se puede observar la tendencia niños han venido aumentando, representando

incremental del exceso de peso entre el 2005 un crecimiento en 1,8 p.p. comparadas con el
y el 2015, al igual que el comportamiento del 2010, mientras que las de las niñas han tenido
indicador nutricional por sexo. Es notorio, en un comportamiento similar entre el 2005 y el
este último caso, que las prevalencias de los 2015.

Gráfica 17. Tendencia nacional 2005 – 2015 de la prevalencia del exceso

de peso en niños y niñas de 0 a 4 años por sexo.

228
2 ESTADO
NUTRICIONAL POR
INDICADORES
BIOLÓGICOS EN
NIÑOS Y NIÑAS DE 6
A 59 MESES DE EDAD
2.1 HIERRO
El hierro es un nutriente fundamental para
el desarrollo, crecimiento y bienestar de los
niños y niñas durante la primera infancia, ya
que determina su capacidad para aprender,
jugar e interactuar con otros, permitiendo,
además, que en el futuro sean adultos sanos
y productivos. Existe amplia evidencia acerca
de las consecuencias de la deficiencia de
vitaminas y minerales en niños y niñas con
relación a sus habilidades, desarrollo cognitivo,
mortalidad y prevalencia de morbilidades a lo
largo del ciclo de vida (63–66).
2.1.1 DISTRIBUCIÓN DE LA
CONCENTRACIÓN DE HEMOGLOBINA
La media de la distribución de hemoglobina
en esta población fue 11,8 g/dL IC (11,7 – 11,8),
concentración más baja que la reportada en el
2010 (44) y cercana al punto de corte (11 g/dL),
lo que implica que aproximadamente la mitad
de los niños y niñas de 6 a 59 meses de edad
está en riesgo de anemia. El único valor medio
de hemoglobina que se encontró por debajo
del punto de corte corresponde a los de 6 a
11 meses de edad (10,5 g/dL), una condición
crítica que aumenta su vulnerabilidad. Las
concentraciones más bajas se encontraron en
los niños y niñas indígenas y afrodescendientes
y los del cuartil más bajo de riqueza. No se
hallaron diferencias en la concentración de
hemoglobina por sexo, región o concentración
de población (tabla 5).
2.1.2 ANEMIA
ANEMIA POR VARIABLES DE EQUIDAD
La anemia, definida como niveles de
hemoglobina inferiores al punto de corte
para este grupo de edad (6, 67), según los
datos de la ENSIN 2015, es un problema
de salud pública en Colombia, donde una
cuarta parte de los niños y niñas presentó
esta condición. La prevalencia nacional
(24,7 %), comparada con la información de
la ENSIN 2010, muestra una disminución
significativa de 2,8 p.p.; sin embargo, sigue
siendo preocupante la alta prevalencia de
anemia en los niños y niñas de 6 a 11 meses
de edad, que alcanza el 62,5 % y duplica lo
encontrado en los de un año de edad.
Los últimos reportes de la OMS indican que
la anemia por deficiencia de hierro afecta a
más del 35 % de los niños y niñas entre 6 y
59 meses de edad en la región. En Haití y
Bolivia se observan las mayores prevalencias
de anemia con más de 60 % de los niños
y niñas; en este grupo de países, con una
prevalencia de anemia del 47 %, también
está Guatemala. Colombia hace parte del
grupo de países con prevalencias de anemia
entre 20 % y 40 % en este grupo de edad,
junto con Ecuador (25 %), El Salvador (26 %),
Cuba (26 %), República Dominicana (28 %),
Perú (33 %) y Panamá (36 %). Otros países
de la región que reportan porcentajes
inferiores al 20 % son: Argentina (14 %),
México (19 %) y Nicaragua (19 %) y entre
los países que han podido solucionar este
problema y tener prevalencias muy bajas se
encuentran Chile (4 %) y Costa Rica (4 %)
(13, 14, 63, 66).
Como se observa en la gráfica 18, las
prevalencias de anemia fueron menores a
mayor edad, lo que implica que los niños y
niñas en sus primeros 3 años de vida tienen
mayor probabilidad de presentar esta
condición y de sufrir las consecuencias de
esta deficiencia.
Adicionalmente, con relación a la etnia, se
encontró que los niños y niñas indígenas
y afrodescendientes tenían mayores
prevalencias de anemia 34 % y 33 %,
respectivamente, en comparación con los
de sin pertenencia étnica, cuyo porcentaje
fue menor en 10 p.p. No se hallaron
diferencias por sexo.
229
 Gráfica 18. Prevalencia de anemia en población infantil de 6 a
59 meses por sexo, edad y etnia

Con respecto a la ubicación geográfica, encontró en la región Orinoquía - Amazonía

determinante para el acceso a servicios
básicos, agua segura, alimentos de calidad
y en cantidad suficiente, salud, educación,
entre otros factores fundamentales para una
buena calidad de vida de los individuos y las
comunidades, se encontraron diferencias en
las prevalencias de anemia por regiones. A
diferencia de lo reportado en la ENSIN 2010
(44), donde la región Pacífica tenía la más alta
prevalencia de anemia en esta población, en
el 2015 (gráfica 19), el mayor porcentaje se
con más de 14,5 p.p. comparado con la región
Central que presentó la menor prevalencia
(18,6 %). No se encontraron diferencias por
concentración de población.
Al analizar la prevalencia de anemia con relación
a otra importante variable de equidad, en el
índice de riqueza se encontró que la mayor
prevalencia se presentó en el cuartil más bajo
de riqueza y que este valor fue 7,6 p.p. más alto
con respecto al cuartil alto.

Gráfica 19. Prevalencia de anemia en niños y niñas de 6 a 59 meses de

edad por concentración de población, región e índice de riqueza

ANEMIA POR VARIABLES DE CONTRASTE entre la ocurrencia de anemia y aseguramiento

en salud, asistencia a control de crecimiento
Además de analizar la presencia de anemia con y desarrollo, parto institucional y asistencia al
las variables de equidad, se encontró asociación parto. Los resultados muestran que la prevalencia

230
fue mayor en los no afiliados al sistema (35,7
%) comparados con los afiliados por régimen
contributivo (22,5 %) o subsidiado (25,4 %). El
porcentaje de anemia fue menor en los niños y
niñas que asistieron a control de crecimiento y
desarrollo (24,4 %), en parto institucionalizado
(25,9 %) y en asistencia al parto por un profesional
de la salud (24,8 %), comparados con los que no
acudieron al control (36,0 %), donde no hubo
parto institucionalizado (38,0 %) o cuando el
parto no fue atendido por porfesionales de la
salud (39,8 %). La anemia, al igual que en otros
estudios (68,69), se asoció a enfermedad diarreica
(ED) e infección respiratoria aguda (IRA), donde las
prevalencias fueron 8,7 p.p. y 3,4 p,p. mayores en
los niños y niñas con ED e IRA, respectivamente,
con porcentajes mucho mayores en la población
de 6 a 11 meses de edad.
2.2 DISTRIBUCIÓN 2015 (14,8 %) fue 4,2 p.p. más alta comparada
DE LA CONCENTRACIÓN cuando se conserva la tendencia de menor
DE FERRITINA
El nivel de ferritina en población infantil de
1 a 4 años de edad, utilizado en la ENSIN
2015 como indicador del hierro disponible y
necesario para muchas funciones biológicas
(70), define la deficiencia de hierro en esta
población y determina la anemia nutricional
por carencia de este nutriente, condición que
en Colombia se monitorea a través de las
encuestas nacionales de situación nutricional,
teniendo en cuenta que se han implementado
múltiples estrategias para intervenir este
problema que tiene graves consecuencias, en
especial en la población infantil (71–73).
Gráfica 20. Prevalencia de deficiencia de hierro en niños y
niñas de 1 a 4 años por sexo, edad y etnia
Como se observa en la tabla 6, la concentración
media de ferritina fue 29,6 ug/L, los niveles fueron
más bajos en los niños (28,4 ug/L), en la población
menor de 1 año (24,2 ug/L), en los niños y niñas
indígenas (26,4 ug/L), en afrodescendientes
(27,9 ug/L), en aquellos ubicados en el área resto
(28,2 ug/L), en las regiones Atlántica (27,1 ug/L),
Orinoquía - Amazonía (26,7 ug/L) y en aquellos
que residen en hogares con índice de riqueza
más bajo (28,0 ug/L).
2.2.1 DEFICIENCIA DE HIERRO
DEFICIENCIA DE HIERRO
POR VARIABLES DE EQUIDAD
Los niveles de ferritina por debajo del punto
de corte para este grupo de edad fueron
considerados deficientes; la prevalencia de
deficiencia de hierro encontrada en la ENSIN
con la ENSIN 2010 (44). Sin embargo, aun
prevalencia a mayor edad, se observa una gran
diferencia entre los porcentajes encontrados en
la población de un año (23,7 %) y los de 4 años
de edad (7,7 %) (gráfica 20), sin diferencias por
sexo, definiendo que la edad es un determinante
importante asociado tanto al cubrimiento de los
requerimientos, como a la disminución de los
factores relacionados con la morbilidad (68).
Adicionalmente, los niños y niñas indígenas
tenían la mayor prevalencia de deficiencia de
hierro con 8,5 p.p. más, en comparación con el
porcentaje de la población infantil de 1 a 4 años
sin pertenencia étnica y 5,4 p.p. en comparación
con la población afrodescendiente (gráfica 20).
231
 A diferencia de lo encontrado para anemia,
se hallaron diferencias relacionadas con la
concentración de población, siendo cerca
de 2 p.p. mayor en la población infantil
ubicada en el área resto, comparada con la
prevalencia encontrada en cabecera (gráfica
21). Por regiones, al igual que para la ENSIN
2010, las mayores prevalencias se hallaron
en las regiones Atlántica (20,2 %) y Pacífica
(15,3 %). Sin embargo, en esta ocasión el
porcentaje para la región Atlántica fue mayor
en 6,8 p.p. que el encontrado en el 2010. La
diferencia en las prevalencias por regiones
fue muy marcada, más de 10 p.p., entre la
mayor (Atlántica) y los menores porcentajes
encontrados en la Oriental (8,0 %) y Bogotá (9,6
%), mostrando que los niños y las niñas que
vivían en estas regiones estaban expuestos a
condiciones que determinan esta deficiencia.
Lo mismo se observa en el análisis por
índice de riqueza, donde la prevalencia de
deficiencia de hierro fue 3,4 p.p. mayor para
los del cuartil de riqueza más bajo comparado
con el más alto (tabla 6).

Gráfica 21. Prevalencia de deficiencia de hierro en niños y niñas de 1 a

4 años por concentración de población, región e índice de riqueza

˄ Coeficiente de variación igual o mayor a 15 % y menor a 20 %, la precisión es aceptable. * Coeficiente de variación igual o mayor a
20 % y menor a 30 %, la precisión es “regular” y por lo tanto debe ser usada con precaución.

La anemia por deficiencia de hierro es un tenían mayor ocurrencia de deficiencia de

problema que afecta a la población en todo el
mundo. En Europa, el 12,1 % de la población
infantil menor de 5 años tiene anemia, en Asia
el 19 %, en África el 20,2 % y en Latinoamérica
y el Caribe, en promedio, alcanza el 12,7 %
(1,7). Para Colombia, la prevalencia de anemia
por deficiencia de hierro fue del 26,1 %, mayor
en niños (27,2 %), en la población de 1 año de
edad (32,0 %), en aquellos que residían en el
área resto (30,3 %) y en la región Atlántica (35,4
%), en los pertenecientes al cuartil de riqueza
más bajo (30,4 %) y por etnia, en los indígenas
(39,5 %). A diferencia de lo encontrado para
anemia, en los análisis de la deficiencia de
ferritina por otras variables de contraste
analizadas, no se halló ninguna asociación.
Este análisis mostró que en esta población
los indígenas y los de la región Atlantica
hierro, lo que aumenta su vulnerabilidad y
requiere la implementación de estrategias de
intervención focalizadas y constantemente
monitoreadas.
2.3.1 VITAMINA A
La vitamina A es esencial para el crecimiento, la
reproducción y la inmunidad. La concentración
sérica de retinol es el biomarcador utilizado
para medir deficiencia de vitamina A debido
a que es regulado homeostáticamente por la
reserva hepática. Su deficiencia está asociada
a daño en la córnea, ceguera nocturna, falla
en la diferenciación de varias líneas celulares
y aumento de la morbilidad y mortalidad por
infecciones, especialmente en la población
infantil (74–77).

232
2.3.1.1 DISTRIBUCIÓN DE deficiencia de esta vitamina. La prevalencia
LA CONCENTRACIÓN DE VITAMINA A
La concentración media de vitamina A (24,3
ug/dL) fue muy cercana al punto de corte
(44,78), esto aumenta el riesgo de deficiencia
en esta población que es afectada de manera
frecuente por condiciones como la infección
respiratoria aguda (IRA) y la enfermedad
diarreica (ED), principales causas de morbi-
mortalidad en esta etapa del curso de vida
(68,69), por lo que se hace importante
cubrir los requerimientos de esta vitamina.
Los niveles más bajos se encontraron en la
población afrodescendiente (22,1 ug/dL), en
la ubicada en el cuartil de riqueza más bajo
(23,5 ug/dL) y en la región Atlántica (22,8 ug/
dL). No se encontraron diferencias por sexo,
edad o concentración de población (tabla 7).
2.3.1.2 DEFICIENCIA DE VITAMINA A
DEFICIENCIA DE VITAMINA no reportan este problema en los niños y
A POR VARIABLES DE EQUIDAD
Los niveles de vitamina A por debajo del punto
de corte fueron considerados para definir
fue del 27,3 % a nivel nacional, mayor 2,3 p.p.
a la reportada en la ENSIN 2010 (44), menor
que el porcentaje global (33,3 %) y mayor de
lo reportado para la región (15,6 %) (1,9), lo
que implica que en Colombia uno de cada
cuatro niños y niñas tenía bajos niveles de
esta vitamina. No se presentaron diferencias
por sexo y como se observa en la gráfica 22,
las prevalencias más altas se encontraron
en la población de 1 año (29,9 %), en los
afrodescendientes (39,4 %) y en los indígenas
(33,5 %) (tabla 7).
Este porcentaje es comparable con países
como Haití y México, donde las prevalencias
son altas entre 25 % y 32 %. Otros países como
Panamá, Brasil, Perú, Honduras, Argentina o
Ecuador tienen deficiencias moderadas entre
9 % y 18 %, mientras que Costa Rica, Cuba
y El Salvador presentan deficiencias leves
entre el 2 % y 4 %. Guatemala y Nicaragua
niñas de su territorio. Europa, Asia y África
también muestran deficiencias de vitamina A
del 14,9 %, 33,5 % y 41,6 %, respectivamente
(1,9,14,79–82).

Gráfica 22. Prevalencia de deficiencia de vitamina A en niños y niñas de

1 a 4 años por sexo, edad y etnia

Al hacer el análisis por territorio y otros cuartil de riqueza más bajo (31,1 %), la ubicada
indicadores de equidad (gráfica 23), la en cabecera (27,9 %) y los residentes de la
población más afectada se encontró en el región Atlántica (35,8 %).

233
 Gráfica 23. Prevalencia de deficiencia de vitamina A en niños y niñas de 1 a 4 años
por concentración de población, región e índice de riqueza
Este panorama es similar a los reportes
anteriores en el país. Los resultados alertan e
imponen un reto de intervención inmediata
en todo el territorio, pero con especial
urgencia en las poblaciones más afectadas
y con mayor vulnerabilidad, evitando
consecuencias irreversibles y de gran impacto
negativo en la salud, nutrición y bienestar de
los niños y niñas menores de 5 años.
DEFICIENCIA DE VITAMINA A POR VARIABLES
DE CONTRASTE
Al analizar la deficiencia de vitamina
A por otras variables, se encontró con
mayor frecuencia cuando el parto no fue
institucionalizado (44,3 %) o fue atendido por
profesionales distintos de la salud (50,0 %),
comparado con partos institucionalizados
(26,3 %) o atendidos por profesionales de la
salud (27,3 %). Igualmente, se evidenció que
los porcentajes de anemia fueron mayores
en niños y niñas cuyas madres tenían menor
nivel de escolaridad (33,1 %) comparados con
las que alcanzaban escolaridad superior (20,1
%), en los que tenían régimen subsidiado
(30,5 %) o no estaban afiliados al sistema
(31,7 %), frente a los asegurados por régimen
contributivo (21,1 %) y en los hogares con siete
234
o más personas (30,8 %), en comparación con
hogares que tenían de dos a cuatro personas
(25,0 %). Adicionalmente, se encontró que la
prevalencia fue mayor en los niños y niñas que
tenían ED (31,9 %) e IRA (30,3 %) al momento
de la encuesta, comparados con los que no
presentaban estas condiciones (26,2 % y 23,3
%, respectivamente).
2.4.1 ZINC
El Zinc es el más abundante de los elementos
traza involucrado en el metabolismo
humano. Por sus propiedades estructurales y
químicas, es un elemento ideal para participar
como mediador en funciones regulatorias
catalíticas, estructurales y celulares. Más
de 100 enzimas específicas requieren zinc
para su función catalítica y juega un papel
fundamental en la perpetuación del material
genético, transcripción de ADN, traducción
de ARN y división celular. Su deficiencia está
asociada en población infantil con retraso en
el crecimiento y aumento de la morbilidad por
infecciones comunes. Una buena nutrición
de zinc previene la mortalidad infantil (63, 66,
74, 83, 84).
2.4.1.1 DISTRIBUCIÓN DE LA 2.4.1.2 DEFICIENCIA DE ZINC
CONCENTRACIÓN DE ZINC
En Colombia, la concentración media fue
de 74,8 ug/L IC (73,3 – 76,2), encontrando
los niveles más bajos de este mineral en la
población que residía en al área resto (74,0
ug/L), quienes se autorreconocieron como
indígenas (74,4 ug/L), sin pertenencia étnica
(74,6 ug/L) y en la población con cuartil de
riqueza más alto (73,7 ug/L), sin encontrar
diferencias por sexo o edad. Resalta el hecho
de hallar las concentraciones más altas en
los niños y niñas afrodescendientes (75,9
ug/L) y en los pertenecientes a las regiones
Pacífica y Central con 77,8 ug/L y 76,3 ug/L,
respectivamente (tabla 8).
Gráfica 24. Prevalencia de deficiencia de zinc en
niños y niñas de 1 a 4 años por sexo, edad y etnia
Con un comportamiento similar al reportado
en la ENSIN 2010, las mayores deficiencias,
como se muestra en la tabla 8, se encontraron
en la población ubicada en el área resto
(37,2 %), en el cuartil más alto de riqueza
(37,7 %) y en las regiones Atlántica (40,7 %)
y Orinoquía - Amazonía (39,7 %); regiones
en las que históricamente los niños y niñas
DEFICIENCIA DE ZINC POR
VARIABLES DE EQUIDAD
Niveles por debajo del punto de corte fueron
considerados como deficiencia para el análisis
de este mineral (44, 85, 86). El 36,0 % de la
población infantil de 1 a 4 años en Colombia
presentó deficiencia de zinc de 7,3 p.p. por
debajo de lo reportado en la ENSIN 2010
(43,3 %) (44). Sin embargo, la prevalencia en
promedio fue más alta que la reportada en la
región que es cercana alrededor del 10 % y a
nivel gobal del 18 % (1, 8, 79, 87, 88).
Como se observa en la gráfica 24, se
encontraron los mayores porcentajes en niños
(36,4 %) y en la población sin pertenencia
étnica (36,5 %).
menores de 5 años han tenido mayor riesgo
de deficiencias de vitaminas y minerales. Aun
cuando la prevalencia más baja se encontró
en los niños y niñas ubicados en la región
Pacífica (27,2 %), no deja de catalogarse como
un problema grave que una cuarta parte de la
población en este territorio tenga deficiencia
de zinc (gráfica 25).
235
 Gráfica 25. Prevalencia de deficiencia de zinc en niños y niñas de 1 a
4 años por concentración de población, región e índice de riqueza
Aun cuando la prevalencia de deficiencia de
zinc ha disminuido, continúa siendo un grave
problema de salud pública que en Colombia
uno de cada tres niños y niñas todavía presente
deficiencia de zinc. Por tanto, urge implementar
acciones que contribuyan a la superación de
esta deficiencia en la población menor de 5
años. Esta cifra es alta comparada con algunos
porcentajes reportados por países como México
con 27,5 % y Ecuador con 28,8 % y es similar en
Guatemala con 34,9 %.
DEFICIENCIA DE ZINC POR VARIABLES DE
CONTRASTE
Los análisis de la deficiencia de zinc frente
a variables de contraste mostraron que las
mayores prevalencias se presentan en los niños
y niñas pertenecientes a hogares con siete o más
personas (40,2 %) comparado con los hogares
con dos a cuatro personas (33,4 %) y en niños y
niñas con ED (38,1 %) e IRA (38 %), frente a los que
no presentan ED (35,5 %) o no tienen diagnóstico
de IRA (33,4 %). No se encontraron asociaciones
con ninguna otra variable de contraste.
2.5.1 VITAMINA D
La vitamina D, presente en pescados
grasos, leche entera y huevos, promueve el
236
crecimiento y mineralización de los huesos,
aumenta la absorción intestinal de calcio y,
junto con la hormona paratiroidea, moviliza
el calcio desde el hueso y aumenta la
reabsorción tubular renal de calcio y fosfato.
Fortalece al sistema inmune ayudando
a prevenir infecciones, participa en la
reproducción, interviene en la secreción de
insulina del páncreas y en la diferenciación
de los queratocitos. Su deficiencia puede
conducir a una pérdida de densidad ósea
y posterior osteoporosis y fracturas. La
deficiencia severa de la vitamina D también
puede conducir a otras enfermedades. En la
población infantil, puede causar raquitismo;
en adultos, la deficiencia severa conduce a
la osteomalacia, que causa huesos débiles,
dolor en los mismos y debilidad muscular,
además de estar asociada a diabetes,
hipertensión, cáncer y enfermedades
autoinmunes como la esclerosis múltiple
(89–91).
2.5.1.1 DISTRIBUCIÓN DE
LA CONCENTRACIÓN DE VITAMINA D
Es la primera vez en la serie de encuestas
nacionales de Colombia que se analiza
la vitamina D, encontrándose que su
concentración media fue 63,8 nmol/mL,
sin diferencias por sexo, edad o etnia. La
concentración más baja se presentó en la
población ubicada en el área cabecera (62,3
nmol/mL) y en la región Bogotá (51,3 nmol/
mL). Las concentraciones más altas se dieron
en la población ubicada en la región Atlántica
y en el cuartil más bajo de riqueza con 73,2
nmol/mL y 67,6 nmol/mL, respectivamente
(tabla 9).
2.5.1.2 INSUFICIENCIA cada tres niños y niñas no tenía los niveles
Y DEFICIENCIA DE VITAMINA D
INSUFICIENCIA Y DEFICIENCIA DE VITAMINA
D POR VARIABLES DE EQUIDAD
En esta Encuesta, y para este grupo de
edad, fueron considerados insuficientes y
deficientes los niveles de vitamina D inferiores
al punto de corte respectivo. Los resultados
evidencian que una tercera parte de los niños
y niñas en Colombia presentaba deficiencia
de vitamina D, cifra similar a lo encontrado
Gráfica 26. Prevalencia de deficiencia de vitamina D
en niños y niñas de 1 a 4 años por sexo, edad y etnia
Como se presenta en la gráfica 27, con
relación a los indicadores de equidad, se
encontró que la prevalencia fue más alta en
la población ubicada en el área cabecera
(33,6 %) y la que habita en la región Bogotá
(53,8 %), preocupando que más de la mitad
de la población infantil de 1 a 4 años de
edad, ubicada en la capital del país, registre
en Guatemala, Brasil y Argentina, y superior a
lo reportado por Ecuador, Mexico y Chile con
resultados promedio del 25 % (1, 91–94). Sin
embargo, es muy importante tener en cuenta
los variados puntos de corte utilizados para
definir deficiencia (89 ,90, 95).
A nivel nacional, como se muestran en la tabla
9, los resultados evidencian una prevalencia
de insuficiencia del 35,2 %, donde uno de
suficientes para responder a las necesidades,
sin encontrar diferencias por sexo, etnia,
región o concentración de población. Las
prevalencias más altas se encontraron en la
población de 3 y 4 años de edad (38,7 % y
41,5 %, respectivamente) y la más baja en los
pertenecientes al cuartil alto de riqueza (26,3
%). Respecto a la deficiencia, se encontró a
nivel nacional una prevalencia de deficiencia
de 31,4 %, sin diferencias por sexo o etnia, con
la prevalencia más alta en la población de un
año de edad (42,6 %) (gráfica 26).
deficiencia de vitamina D; en contraste, el
porcentaje más bajo (17,2 %) se halló en
la región Atlántica. Respecto al índice de
riqueza, se encontró que los niños y niñas del
nivel alto presentaron la mayor prevalencia
(45,9 %), casi duplicando lo encontrado en el
cuartil más bajo (25,2 %).
237
 Gráfica 27. Prevalencia de deficiencia de vitamina D en niños y niñas de 1 a 4
años por concentración de población, región e índice de riqueza
Los resultados indican que existe un problema
grave de salud pública frente a la deficiencia
de vitamina D en los niños y niñas de 1 a 4
años de edad, con especial afectación en los
de 1 año de edad, en la población indígena, en
la perteneciente al cuartil alto de riqueza y la
ubicada en Bogotá. Se hace necesario revisar,
además de hábitos de consumo de alimentos
fuente de vitamina D, temas relacionados con
el uso adecuado de bloqueadores.
No se encuentran muchos reportes de
evaluación de la situación de vitamina D en
este grupo poblacional en países de la región,
siendo un problema emergente que no
había sido considerado por las condiciones
climáticas. Sin embargo, los resultados
evidencian que hay que profundizar los análisis
para definir los determinantes e intervenir el
problema de manera eficiente. México reportó
que una cuarta parte de la población menor
de 5 años tenía deficiencia de vitamina D,
Ecuador y Guatemala reportaron prevalencias
nacionales de 20 % y 46 %, respectivamente;
Argentina presentó un 40 % en población
infantil y Brasil del 10 % al 48 %. Los países
desarrollados han implementado estrategias
de suplementación en ciertas épocas del año,
para evitar que se registre esta deficiencia.
DEFICIENCIA DE VITAMINA D yodo en la población, como la yodación de
POR VARIABLES DE CONTRASTE
Además de analizar la deficiencia de vitamina
D con las variables de equidad, se encontraron
238
datos muy interesantes y contrarios a lo que
sucede para otras vitaminas. Los resultados
mostraron que la prevalencia fue mayor en
los afiliados al régimen contributivo (38,6 %),
comparados con los del régimen subsidiado
(26,8 %) y los no afiliados al sistema (29,3
%). Así mismo, el porcentaje de deficiencia
de vitamina D fue mayor en los niños y
niñas cuyas madres tenían mayor nivel de
escolaridad (44,6 %), comparados con las de
menores niveles (23,7 %).
2.6.1 YODO
El yodo es un elemento esencial que no puede
ser sintetizado por el organismo, eso hace que
alimentos como los pescados y mariscos sean
la única fuente disponible. El contenido de
yodo de los alimentos depende de la cantidad
del mismo en el suelo y su degradación. El
término Desórdenes por Deficiencia de Yodo
(DDY) se utiliza para definir un grupo de
enfermedades que resultan de una pérdida
relativa de yodo en la dieta, tales desórdenes
incluyen múltiples defectos en cualquier
etapa de la vida (96–103).
Desde 1963, Colombia inició la
implementación de estrategias para disminuir
los problemas asociados a la deficiencia de
sal que para 1993 alcanzó universalidad. En
1998, Unicef y la OMS declararon a Colombia
país libre de desórdenes por deficiencia de
yodo, después de un gran esfuerzo conjunto
del Estado, los gobiernos de la época y sus
instituciones.
Algunos estudios realizados puntualmente
en poblaciones específicas han reportado
exceso en la concentración de yodo (102,103),
por lo cual, en esta versión de la ENSIN, se
decidió por primera vez incluir la medición
de los niveles de yodo en orina (104–106) en
la población colombiana, con el fin de definir
las acciones que en materia de salud pública
sean necesarias implementar, para evitar
tanto la deficiencia como el exceso.
años de edad (357 ug/L), en la población
indígena (331 ug/L), en la ubicada en el
área resto (340 ug/L) y en la región Pacífica
(334 ug/L). Las concentraciones más altas se
presentaron en la región Atlántica (388 ug/L)
y en las poblaciones afrodescendiente y sin
pertenencia étnica con 364 ug/L y 367 ug/L,
respectivamente (tabla 10).
2.6.1.2 SITUACIÓN DE YODO URINARIO
SITUACIÓN DE YODO URINARIO POR
VARIABLES DE EQUIDAD

2.6.1.1 DISTRIBUCIÓN DE LA En yodo se analiza tanto la deficiencia como el

CONCENTRACIÓN DE YODO EN ORINA
Se encontró que la mediana de la
concentración de yodo en orina en el país
fue 365 ug/L, con los niveles más bajos en
niñas (356 ug/L), en los niños y niñas de 2
exceso. En Colombia, la prevalencia nacional
de deficiencia de yodo fue de 8,1 % y aunque
este porcentaje es pequeño, se requiere
ubicar y atender a esta población para evitar
consecuencias futuras en su salud.

Gráfica 28. Prevalencia de deficiencia de yodo urinario en

niños y niñas de 1 a 4 años por sexo, edad y etnia

˄ Coeficiente de variación igual o mayor a 15 % y menor a 20 %, la precisión es aceptable.

Cómo se observa en las gráficas 29 y 30,
las prevalencias más altas de deficiencia se
presentaron en la población indígena (16,6 %),
en la que este porcentaje duplica al encontrado
en afrodescendientes o sin pertenencia étnica,
en los de los cuartiles más bajos de riqueza (9,8
%), en la población ubicada en el área resto (10,7
%) que es 3,7 p.p. mayor que en los ubicados en
cabecera y en quienes habitaban en la región
Oriental (10,3 %).

239
 Gráfica 29. Prevalencia de deficiencia de yodo urinario en niños y niñas de 1 a 4
años por concentración de población, región e índice de riqueza

* Coeficiente de variación igual o mayor a 20 % y menor a 30 %, la precisión es “regular” y por lo tanto debe ser usada con precaución.

Otra es la situación en relación con el De acuerdo con los resultados de la

porcentaje de exceso de yodo. Como se
observa en la tabla 10, el 63,8 % de la población
infantil de 1 a 4 años presentó exceso de
yodo en orina; estos datos concuerdan con
los estudios previos realizados de manera
puntual y en regiones específicas del país
(102, 103), en los cuales se evidenció el exceso
de yodo. Igualmente, la OMS, en uno de sus
reportes (107), incluye a Colombia en el grupo
de países con exceso de yodo urinario, junto
con Brasil, Guatemala, República Dominicana
y parte de Argentina (107–109).
ENSIN 2015, las prevalencias más altas se
encontraron en los niños (65,1 %), en las
niñas y niños de 3 años de edad (66,2 %),
en los afrodescendientes y en aquellos
sin pertenencia étnica, que registraron
porcentajes similares (64,9 % y 64,3 %,
respectivamente). Llama la atención que
la prevalencia de exceso de yodo en la
población indígena fue alrededor de 10 p.p.
menor que el de las otras etnias reportadas.

Gráfica 30. Prevalencia de exceso de yodo urinario en

niños y niñas de 1 a 4 años por sexo, edad y etnia

240
Al realizar el análisis por las demás variables
de equidad (gráfica 31), se encontró que el
69,1 % de la población ubicada en la región
Atlántica presentó exceso de yodo en orina,
10 p.p. mayor a la prevalencia más baja vista
en la región Pacífica (58,6 %). Los niños y niñas
de hogares ubicados en la cabecera tenían
mayor prevalencia de exceso de yodo (66,3
%) comparado con los del área resto (57,9
%). A diferencia de lo encontrado para la
deficiencia, el exceso de yodo fue mayor en el
cuartil medio de riqueza (68,6 %).
Gráfica 31. Prevalencia de exceso de yodo urinario en niños y niñas de
1 a 4 años por concentración de población, región e índice de riqueza
En el país se tiene un grave problema de
exceso en más de la mitad de la población, lo
que hace necesario estudiar los determinantes
e implementar estrategias de intervención
que permitan disminuir estos niveles (110–
113). Además, se debe revisar la estrategia
de fortificación de sal con yodo, fortalecer el
sistema de monitoreo de la yodación de sal
en Colombia y realizar investigaciones de
otras fuentes de yodo consumidas.
En este periodo del curso de vida, en
condiciones adecuadas, los niños y niñas
triplican el tamaño de su cerebro, desarrollan
más del 80 % de sus capacidades cognitivas,
La prevalencia en Colombia es muy alta,
triplica la encontrada en países como México,
que reportó 18 % para este grupo de edad.
Sin embargo, no hay muchos estudios de
yodo en países de la región.
En los análisis de la situación de yodo por
otras variables de contraste analizadas no se
encontró ninguna asociación.
triplican su peso y aumentan hasta en un 50
% su longitud respecto al nacimiento (56), por
lo que las deficiencias en el estado nutricional
alteran el crecimiento y desarrollo, situación
que muchas veces es irreversible (114,115) y se
vuelve un acumulado en el trayecto del curso
de vida de la persona. Todas las situaciones a las
que se enfrentan los niños y niñas en esta etapa,
además de ser formativas, pueden resultar vitales
para reducir las condiciones sociales precarias
como pobreza, poca productividad económica
y desigualdad, por lo que invertir en la primera
infancia tiene resultados muy positivos para la
calidad y potencialidades de vida del individuo
y la rentabilidad para el país (22).
241
 Por esta razón, y con la claridad de la
importancia de que este grupo de edad
tenga un adecuado estado de salud, nutrición
y desarrollo, el país se abocó a construir la
estrategia De Cero a Siempre, asumida
como Ley 1804 el 02 de agosto del 2016, en la
que se establece un abordaje integral de los
temas relacionados con la primera infancia
y las necesidades de los niños, niñas y de las
familias, incluidas la alimentación y nutrición.
Sin embargo, a pesar de que como estrategia
se ha venido implementando desde el 2011,
las acciones desarrolladas para abordar la
malnutrición en el país siguen limitándose
a los determinantes del ámbito singular
con programas de entrega de alimentos,
atención a la desnutrición y promoción de
la lactancia materna, que, aunque sin duda
son muy importantes para hacer frente a
la problemática, no deben ser los únicos a
intervenir.
De acuerdo con lo encontrado en la presente
ENSIN, en cuanto a la situación nutricional,
aunque Colombia está en el grupo de países
con menos del 5 % de la prevalencia de
desnutrición aguda, su incremento al igual
que el aumento en la deficiencia de hierro,
la alta prevalencia de anemia y deficiencia de
zinc y vitamina D, deben llamar la atención de
las entidades responsables y de la sociedad,
para la búsqueda de su manejo y control.
Los datos reflejan que las acciones
implementadas para mejorar la condición
nutricional no son suficientes; por ello,
para lograr mantener la disminución en los
indicadores de déficit de talla y anemia, y lograr
reducir la prevalencia de desnutrición aguda y
la deficiencia de hierro, Zinc y vitaminas A y D,
es necesario abordar la seguridad alimentaria
y nutricional con estrategias más integrales e
intersectoriales que afecten los determinantes
intermedios y estructurales. Las acciones que
se planteen requieren ser abordadas desde
la primera infancia y deberán contemplar las
prevalencias actuales de exceso de peso en este
grupo poblacional que han venido en aumento,
teniendo en cuenta su contribución para el
desarrollo de enfermedades no transmisibles
como diabetes, hipertensión y cáncer, en
diferentes momentos del curso de vida.
242
Con respecto al análisis de equidad, los datos
muestran que el retraso en talla afecta más a
la población del área resto, a los que residen
en Bogotá y en la Orinoquía - Amazonía,
dejando claro cómo el territorio en sí se
transforma en un determinante del estado
nutricional por sus características de acceso
a servicios básicos y de salud, agua potable,
oportunidades laborales y a educación.
Los indicadores antropométricos para la
deficiencia muestran, por lo general, una
condición más severa en la población
indígena, en la de los cuartiles de riqueza
más bajo y bajo, en la región Atlántica y
en la población que vive en el área resto;
concentrándose siempre los mayores niveles
de inequidad en la población indígena, lo que
confirma la desigualdad constante en este
grupo poblacional.
El comportamiento del exceso de peso en este
grupo de edad muestra mayores prevalencias
en niños que en niñas, en los índices de riqueza
medio y alto y en la región Central. Estas
tendencias deben estudiarse para encontrar
otros determinantes asociados y así poder
establecer estrategias para la prevención y
control de este problema nutricional que está
en aumento.
Las deficiencias de vitaminas y minerales
tienen un impacto negativo en la salud,
nutrición y bienestar de los niños y niñas
menores de 5 años. La anemia por deficiencia
de hierro afecta a una cuarta parte de los niños
y niñas del país, y aunque ha disminuido con
respecto al 2010, sigue siendo preocupante
su alta prevalencia en el grupo de 6 a 11
meses de edad. Esto es un problema de salud
pública que no ha sido posible controlar a
pesar de los múltiples esfuerzos del gobierno
nacional, lo que evidencia la necesidad
de evaluar un cambio de estrategia o de
intensificar las acciones actuales, sobre todo
en las poblaciones que presentan las mayores
brechas de equidad, como son los indígenas
y afrodescendientes, los residentes en la
región Atlántica, la población más pobre, los
habitantes del área resto y los niños y niñas de
6 a 11 meses. Estas condiciones son similares
con respecto a la deficiencia de vitamina A.
La deficiencia de vitamina D presenta una alta salud, crecimiento y desarrollo de capacidades
prevalencia en los niños y niñas de 1 año, en la de los niños y las niñas del país.
población indígena, la perteneciente al cuartil
más alto de riqueza y la ubicada en Bogotá. Dado que el curso de vida de una persona
Ante estos datos, se hace necesario revisar inicia en la primera infancia, lo que se haga o
además de los hábitos inadecuados en el de deje de hacer en esta etapa para proteger su
consumo de alimentos fuente de vitamina D, salud y nutrición tendrá grandes impactos en
el uso de bloqueadores y la exposición solar. las condiciones de calidad de vida y salud en
Aproximadamente una tercera parte de la las etapas de vida posteriores.
población de 1 a 4 años presenta deficiencia
de zinc. Se resalta que se registra un
comportamiento similar por etnia, pero no
por otras variables de equidad como el índice
de riqueza y territorio, donde las poblaciones
más afectadas son las de los cuartiles altos de
riqueza, los residentes del área resto y los de
las regiones Atlántica y Orinoquía – Amazonía;
comportamiento similar a lo reportado en la
ENSIN 2010.

Con respecto al yodo, se analizó tanto la

deficiencia como el exceso, encontrando que,
aunque la deficiencia es baja, hay brechas
mayores en la población indígena. Frente al
exceso, se encontró que aproximadamente
seis de cada diez niños y niñas entre 1 a 4 años
presentan esta condición, con datos similares en
todas las variables de equidad. La alta prevalencia
de exceso de yodo que actualmente enfrenta el
país es un grave problema que hace necesario
estudiar sus determinantes e implementar
estrategias que permitan disminuir estos
niveles. Además, debe ser revisada la estrategia
de fortificación de sal con yodo, fortalecer el
sistema de monitoreo de la yodación de sal
en Colombia y realizar investigaciones de otras
fuentes de yodo.

En general, las brechas de equidad presentes

en la situación nutricional por déficit muestran
una tendencia a mayores inequidades en la
población indígena y afrodescendiente, en la
población de los cuartiles de riqueza menores,
del área resto y en la que reside en la región
Atlántica. Estos hallazgos concuerdan con
el determinante de seguridad alimentaria
en el hogar, que es más crítico en estas
mismas condiciones, lo que amerita su
análisis e intervención inmediata, dado que
la desnutrición y la deficiencia de vitaminas
y minerales siguen siendo algunas de las
principales amenazas para la supervivencia,

243
 NIÑOS Y
NIÑAS DE 5
A 12 AÑOS

244
La edad escolar es una fase crucial durante
la cual los niños y niñas experimentan
un crecimiento continuo por un periodo
bastante largo; además, es una etapa en
la que se consolidan las preferencias de
alimentos en la dieta, hábitos alimentarios y
la adaptación progresiva a la alimentación del
adulto. La malnutrición es un indicador clave
de reconocimiento de la salud y desarrollo de
esta población.
Aunque el proceso educativo tiene múltiples
determinantes, el estado nutricional es uno
de ellos. Varios estudios han demostrado
que los niños y niñas de 5 a 12 años con
desnutrición presentan mayor dificultad para
aprender, para poner atención y para lograr un
desarrollo intelectual adecuado, además de
un menor rendimiento escolar (116, 117). Este
rendimiento escolar y la función cognitiva en
los niños y niñas en edad escolar también se
ven afectados por la deficiencia de vitaminas
y minerales, especialmente de hierro,
causante de anemia y para la cual estudios
han demostrado la asociación de una baja
participación escolar y de adquisiciones de
capacidades individuales y para el desarrollo
social (118–120). Así mismo, se pueden
presentar deficiencias de zinc, responsable de
consecuencias severas sobre el crecimiento,
alteraciones inmunitarias, afecciones
cutáneas, problemas de aprendizaje, entre
otros (121, 122).
En el otro extremo, en esta población se tiene
la presencia de exceso de peso, el cual ha sido
considerado por la OMS como uno de los
problemas de salud pública más graves de
principios del Siglo XXI (123), que predispone
a los niños y niñas a sufrir enfermedades
metabólicas, cardiovasculares, ciertos tipos
de cáncer y trastornos ortopédicos, además
de asociarse a problemas emocionales y de
autoestima (37, 39, 124, 125). Algunos de los
determinantes directos del exceso de peso
son el ejercicio, juegos activos y los hábitos
alimentarios en el hogar y el ambiente (39).
Lo más importante es lograr cambios en los
determinantes estructurales creando políticas
intersectoriales para el control de la obesidad,
que incorporen acciones que favorezcan
las dietas saludables y la actividad física,
exijan el etiquetado nutricional, establezcan
impuestos a alimentos altamente calóricos y
con bajo contenido de nutrientes y subsidios
de los alimentos saludables (126).
3 ESTADO
NUTRICIONAL POR
INDICADORES
ANTROPOMÉTRICOS
EN NIÑOS Y NIÑAS
DE 5 A 12 AÑOS
3.1 CARACTERÍSTICAS DEL PESO
Y DE LA TALLA DE LOS MENORES
ENTRE 5 Y 12 AÑOS
En la tabla 11 se pueden observar los
promedios y los percentiles del peso de esta
población. En ellos, las niñas presentaron
un incremento de peso mayor que el de
los niños. Estos cambios, de acuerdo con la
mediana presentada en el peso de las niñas,
son coherentes con el inicio de su etapa
puberal y pueden verse a partir de los 10 años.
Similar comportamiento sucede con la talla,
en la que el incremento entre las niñas fue
mayor. Este comportamiento dismórfico es
normal, pues las niñas empiezan su proceso
de maduración sexual primero que los niños.
También se observa a partir de los 9 años en
la tabla 11.
3.2 RETRASO EN TALLA
Entre los 5 y 12 años se presenta una
condición de acumulación de episodios
desde la primera infancia, que se manifiesta,
entre otros indicadores, en el retraso en talla
de este grupo poblacional, que para Colombia
alcanzó el 7,4 %, sin presentar diferencias por
edades simples entre los 5 y los 11 años y 11
meses. Esta situación, a nivel internacional,
con excepción de Costa Rica (3,6 %) (127),
revela que Colombia todavía no ha llegado a
las cifras de retraso en talla que ha alcanzado
245
 la población en edad escolar de algunos de
los países de Centroamérica y El Caribe. Entre
ellos, se destacan países como: Guatemala
(37,6 %) (128), Honduras (36,2 %), Nicaragua
(22,0 %), Panamá (21,2 %), El Salvador (15,5
%), Belice (12,2 %) y República Dominicana
(8,1 %) con prevalencias superiores a las de
Colombia (129).
RETRASO EN TALLA POR inequidades entre niños y niñas indígenas, entre
VARIABLES DE EQUIDAD
El retraso en talla es uno de los principales
factores de la transmisión intergeneracional
de la pobreza y la desigualdad entre grupos
poblacionales, por lo tanto su análisis
intersectorial es indispensable para lograr
su control (130, 131). De acuerdo con
los resultados de estudios previos sobre
desarrollo cognitivo, la persistencia de
este tipo de desnutrición desde la primera
infancia limita y condiciona la producción
intelectual de la población. Esta situación
es preocupante, dado que, de acuerdo con
los resultados de la Encuesta Longitudinal
Colombiana (ELCA) 2016, tan solo el 7 % de
los niños y las niñas que fueron identificados
con riesgo o con retraso en talla cuando eran
menores de 5 años logró en la edad escolar
recuperar su estado nutricional, revelando un
mayor porcentaje de persistencia del riesgo o
de retraso en talla en esta edad (45).
Al analizar el comportamiento del retraso en talla
por las variables de equidad, definidas para esta
versión de la ENSIN, se identificaron importantes
los que habitaban en hogares más pobres y en
los que vivían en el área resto (gráfica 32). Con
respecto a los niveles de riqueza, se encontró
una proporción significativamente más alta en
los niños y en las niñas del cuartil más bajo de
riqueza (11,2 %), comparado con los cuartiles
bajo y medio (tabla 12).
Por pertenencia étnica, los niños y las niñas
indígenas presentaron una prevalencia de
retraso en talla ocho veces más alta que
la de los afrodescendientes y casi cinco
veces mayor que aquellos sin pertenencia
étnica. En cuanto al sexo, en este grupo de
edad, el retraso en talla presentó diferencias
significativas, siendo mayor en los niños que
en las niñas (tabla 12).

Gráfica 32. Prevalencia de retraso en talla en niños y niñas

de 5 a 12 años por sexo, etnia e índice de riqueza

* Coeficiente de variación igual o mayor a 20 % y menor a 30 %, la precisión es “regular” y por lo tanto debe ser usada con precaución.

246
Como puede observarse en la gráfica 33,
las prevalencias de retraso en talla en el
área resto superaron notablemente las de la
cabecera en 6,3 p.p., condición que mantiene
las brechas ya descritas en el grupo de 0 a 4
años. Así mismo, en esta gráfica se muestra el
comportamiento por región del indicador, en
el que solamente se evidencian diferencias
significativas entre las regiones Atlántica vs.
Oriental y Atlántica vs. Central, con la mayor
prevalencia en la región Atlántica para los
dos casos. Las prevalencias entre las demás
regiones fueron similares.

Gráfica 33. Prevalencia de retraso en talla en niños y niñas de 5 a

12 años por región y concentración de población

˄ Coeficiente de variación igual o mayor a 15 % y menor a 20 %, la precisión es aceptable.

RETRASO EN TALLA Adicionalmente, como resultado del análisis

POR VARIABLES DE CONTRASTE
Al desagregar el retraso en talla por subregiones
(tabla 13), las prevalencias más altas (con
diferencias entre ellas) se presentaron en: La
Guajira – Cesar – Magdalena (región Atlántica),
Antioquia sin Medellín A.M. y Tolima, Huila
Caquetá (región Central), con 12,4 %, 10,2
%, y 7,8 %, respectivamente. Con respecto al
comportamiento por departamentos del país
con estimaciones aceptables, Vaupés (38,8 %),
Amazonas (19,7 %) y La Guajira (19,6 %) son
tres de los que mayor prevalencia de retraso
en talla presentaron, condición similar a los
hallazgos descritos en la primera infancia.
Es necesario destacar la alta prevalencia
de retraso en talla encontrada en Vaupés,
departamento en el que aproximadamente
dos de cada cinco niños y niñas en este grupo
de edad tenían retraso en talla.
de los distintos determinantes del retraso en
talla en este grupo poblacional, se observó,
como se evidencia en la tabla 14, que la
mayor prevalencia se presentó en niños y
niñas que tenían las siguientes características:
hogares que utilizaban como principal
fuente de agua para beber “Otro” (pozo, agua
lluvia, manantial, río/quebrada, pila pública,
carrotanque, donación, aguatero, manantial,
otra fuente: 14,4 %) y acueducto comunal
(9,3 %), hogares de gran tamaño (7 personas
o más: 11,5 % vs. 5 a 6 personas: 8,3 % y 2 a 4
personas: 5,4 %) y hogares cuyo jefe y cuyas
madres no alcanzaron a completar el ciclo de
primaria.
Las prevalencias de los niños y niñas con jefe
de hogar con actividad económica formal
fueron menores en 5,3 p.p. que las de aquellos
que trabajaban informalmente. Por otra parte,

247
 de acuerdo con la vinculación al sistema de se evidencia que la mayor reducción se dio
seguridad social en salud, como aproximación en el quinquenio 2005 – 2010, con una caída
al cuidado y bienestar, se evidenció una aproximada de 4,8 p.p. A partir del año 2010,
menor proporción de niños y niñas afiliados aunque se observa un avance en la reducción
al régimen contributivo con retraso en talla, de la prevalencia nacional, esta solo fue de 1,7
comparados con los asegurados por el p.p. En la ENSIN 2015, aproximadamente, siete
régimen subsidiado y con los no afiliados. No de cada cien niños y niñas en edad escolar
se presentaron diferencias en la prevalencia tenían retraso en talla, a diferencia del 2005,
al analizar el retraso en talla por edad de la año en el que la cifra fue de casi el doble.
madre al momento del parto, ni por el sexo
del jefe del hogar. De acuerdo con el comportamiento del retraso
en talla por concentración de población, entre
TENDENCIA DEL RETRASO el 2010 y el 2015, solo la reducción se dio en
EN TALLA EN LA POBLACIÓN el área cabecera, manteniendo así la brecha
DE 5 A 12 AÑOS EN COLOMBIA histórica entre las dos áreas, la cual, desde el
2010, es superior en 6,3 p.p. con respecto al
El comportamiento del retraso en talla a nivel área resto (gráfica 34).
nacional se muestra en la gráfica 34, en la que

Gráfica 34. Tendencia nacional 2005 – 2015 de la prevalencia del retraso en talla en
niños y niñas de 5 a 12 años por concentración de población.

El análisis de resultados con respecto a la ENSIN
2010 vs. 2015, por regiones, subregiones y
departamentos, mostró avances positivos en
la reducción de este indicador en las regiones
Atlántica y Oriental; en las subregiones Bolívar
Sur, Córdoba, Sucre, Boyacá, Cundinamarca,
Meta, santanderes y en la subregión de Caldas,
Risaralda, Quindío. A nivel departamental, de
acuerdo con la calidad de las estimaciones, se
presentaron reducciones en las prevalencias
de mayor a menor en: Amazonas (-9,7 p.p.),
Magdalena (-6,5 p.p.), Meta (-5,6 p.p.), Vichada
(-5,3 p.p.), Sucre (-4,6 p.p.), Cundinamarca (-3,7
p.p.) y Tolima (1,7 p.p.).
Adicional a lo descrito previamente sobre
Vaupés, como departamento de mayor
prevalencia de retraso en talla en el 2015, se
destaca también que con respecto al 2010
es el único departamento que evidenció
diferencias estadísticas de incremento, pues
pasó de 28,7 % a 38,8 %. Urge entonces

248
implementar acciones integrales que
contribuyan para revertir esta situación.
Al analizar la tendencia de la prevalencia
de retraso en talla por sexo, entre el 2005 y
el 2010, las niñas presentaban un avance
superior con respecto a los niños (gráfica
Gráfica 35. Tendencia nacional 2005 – 2015 de la prevalencia del retraso
en talla en niños y niñas de 5 a 12 años por sexo.
De acuerdo con la pertenencia étnica de los
niños y de las niñas en edad escolar, se mostró
un avance en la población afrodescendiente
con una reducción de 3,0 p.p. y en quienes se
autorreconocieron como sin pertenencia étnica
(disminución de 1,9 p.p.). Se destaca que para
los niños y las niñas indígenas no se presentaron
diferencias significativas, agravando la situación
nutricional en este grupo de población (2010:
27,4 % vs. 2015: 29,5 %) y alertando sobre un
posible riesgo mayor en este grupo etario.
Así mismo, en cuanto al índice de riqueza, los
cuartiles más bajo, bajo y medio presentaron
una reducción estadísticamente significativa
en la prevalencia del indicador con respecto
al 2010.
35). A pesar de ello, esta diferencia ya no se
evidenció en el 2015, pues este indicador se
redujo especialmente en los niños. Aun así,
las niñas dentro del histórico de evolución
muestran prevalencias inferiores a las de los
niños entre el 2005 y el 2015, tal como se
describió en los menores de 5 años.
3.3 EXCESO DE PESO
(SOBREPESO Y OBESIDAD)
A nivel mundial, el sobrepeso y la obesidad
(exceso de peso) están vinculados con
un mayor número de muertes que la
desnutrición de cualquier tipo. En general,
hay más personas con obesidad que con
peso o talla inferior al normal. Esto ocurre en
todas las regiones del mundo, excepto en
algunas partes de África subsahariana y Asia
(79). Las cifras de niños con sobrepeso han
aumentado considerablemente, según las
estimaciones del 2013 de la Unicef, la OMS y el
Banco Mundial (132), entre el 2000 y el 2013,
el número de niños con sobrepeso aumentó
de 32 a 42 millones.
249
 Frente al incremento mundial del sobrepeso
infantil (39, 133), Colombia no es ajena. En
este grupo de población se incrementó el
exceso de peso al pasar de 18,8 % en la ENSIN
2010 a 24,4 % en la ENSIN 2015 (aumento de
6,9 p.p.).
Al comparar la prevalencia nacional de exceso
de peso en este grupo poblacional con la de
otros países, la de Colombia fue menor que
la de España (41,3 %) (134), México (34,4 %) y
Chile (40,0 %) (79, 135), pero mayor que la de
Costa Rica (21,4 %) (136). La menor prevalencia
mostrada en Colombia no significa que
no sea necesario su seguimiento y control,
especialmente por la velocidad en la cual se
ha dado su incremento.
Gráfica 36. Prevalencia de exceso de peso en niños y niñas de 5 a 12 años
por sexo, etnia e índice de riqueza
Las prevalencias de exceso de peso a nivel
territorial evidenciaron que en Bogotá se
presentó la mayor prevalencia y en la región
Atlántica la menor. Por concentración
poblacional existieron diferencias de 7,6
p.p. por concentración de población al
comparar cabecera vs resto, encontrándose
más alta en la cabecera (gráfica 37). Entre las
desagregaciones de cabecera, se encontró
la mayor prevalencia en las 4 principales
250
EXCESO DE PESO POR
VARIABLES DE EQUIDAD
En contraste con el retraso en talla, la mayor
prevalencia de exceso de peso en este
grupo de edad se presentó (tabla 12) entre
los que no tenían pertenencia étnica y en
los afrodescendientes comparados con los
indígenas (25,4 % vs. 20,8 % vs 14,4 %). Así
mismo, la prevalencia también fue mayor
en los hogares del cuartil alto del índice de
riqueza con referencia al más bajo.
En esta misma tabla se evidencia que al
desagregar el exceso de peso en los niños y
en las niñas de 5 a 12 años por sexo, no se
observan diferencias en las prevalencias
(niños: 25,3 % vs. niñas: 23,5 %).
ciudades de Colombia (Barranquilla, Cali,
Bogotá y Medellín), en comparación con
quienes habitan en territorios de 1 a 100.000
habitantes (29,0 % vs. 23,4 %, respectivamente).
Aun así, hasta los que presentaron la menor
prevalencia por la categoría cabecera
alcanzaron mayor cantidad de niños y niñas
en edad escolar con exceso de peso, frente a
los del área resto (23,4 % vs. 18,9 %).
 Gráfica 37. Prevalencia de exceso de peso en niños y niñas de 5
a 12 años por región y concentración de población
EXCESO DE PESO similares: se observó que al desagregar esta
POR VARIABLES DE CONTRASTE
De acuerdo con las demás variables que
aportan al análisis de determinantes del
exceso de peso en este grupo de edad, a nivel
territorial se observó que las tres subregiones
de mayores prevalencias de exceso de peso
(con diferencias entre ellas) fueron: Cali A.M.,
Medellín A.M. y Caldas, Risaralda, Quindío.
En lo que respecta al comportamiento
departamental del exceso de peso, los cinco
primeros con las prevalencias más altas fueron
San Andrés y Providencia (37,9 %), Guainía
(34,5 %), Valle del Cauca (29,9 %), Risaralda
(29,6 %) y Quindío (29,2 %), en contraste
con los cinco con menor proporción que se
encontraron en Sucre (17,3 %) Chocó (15,9
%), Cesar (14,9 %), Magdalena (14,3 %) y La
Guajira (13,4 %).
Adicionalmente, se evidenció que, opuesto
al comportamiento descrito con el retraso
en talla en el mismo grupo de edad, a mayor
cantidad de personas en el hogar fue menor
la proporción de niños con exceso de peso. La
mayor diferencia en la prevalencia de exceso
de peso en los niños y las niñas de 5 a 12 años
se presentó en los hogares de 2 a 4 personas
(29,3 %), comparados con los de 7 o más (17,0
%), con diferencias significativas en 12,3 p.p.
Por nivel educativo del jefe del hogar y de
la madre, se presentaron comportamientos
categoría existe mayor prevalencia de exceso
de peso en niveles iguales o superiores a
primaria completa.
Por etnia del jefe del hogar, la menor
prevalencia de exceso de peso se presentó en
la población en edad escolar que habitaba en
hogares con jefe indígena, en comparación
con las otras etnias indagadas. En contraste
con el retraso en talla, las ocupaciones del
jefe del hogar informal y desempleado
presentaron las menores prevalencias de
exceso de peso cuando se compararon con
los ocupados formalmente.
Una situación similar al contraste del
comportamiento del retraso en talla, descrita
anteriormente se registró al comparar
por régimen contributivo o especial vs.
subsidiado y no afiliado. En los dos últimos,
las prevalencias de exceso de peso fueron
inferiores con respecto a quienes contaban
con afiliación al régimen contributivo (20,5 %
- 15,8 % vs. 30,6 %). En relación con el sexo del
jefe del hogar, no se presentaron diferencias
en la prevalencia de exceso de peso.
TENDENCIA DEL EXCESO
DE PESO EN LA POBLACIÓN
DE 5 A 12 AÑOS EN COLOMBIA
El exceso de peso en este grupo de edad ha
venido aumentando exponencialmente desde
251
 el 2005 en los niños y las niñas colombianos.
El incremento de la prevalencia entre el 2005 y
2010 fue de 4,4 p.p. y entre el 2010 y el 2015,
de 5,6 p.p. (gráfica 38). Este aumento se ha
presentado probablemente en la población con
estado nutricional normal y con retraso en talla,
dado que las prevalencias de delgadez en este
grupo etario, a partir del 2010, no han tenido
cambios sustanciales en el indicador.
El comportamiento del indicador por
concentración de población mostró que,
aunque la población del área resto presentó
menores prevalencias, su crecimiento desde
el 2005 ha sido de 10,3 p.p., comparado con
el de la población de la cabecera en 9,4 p.p.,
condición que debe llamar la atención en las
intervenciones que se diseñen para controlar
este problema de salud pública en Colombia
(gráfica 38).

Gráfica 38. Tendencia nacional 2005 – 2015 de la prevalencia del exceso de

peso en niños y niñas de 5 a 12 años por concentración de población

Por sexo, desde el 2005, el exceso de peso en p.p.). Sin embargo, para el 2015, el aumento
los niños viene presentando un crecimiento en las niñas fue de 6,2 p.p. (gráfica 39). Esto
lineal de 5 p.p. por quinquenio. Para el ocasionó que para ese año las prevalencias
caso de las niñas, entre el 2005 y el 2010, el de exceso de peso por sexo fueran similares
crecimiento de la prevalencia fue menor en (niños: 25,3 % vs. niñas: 23,5 %).
ellas con respecto a los niños (3,6 p.p. vs. 5,0
Gráfica 39. Tendencia nacional 2005 – 2015 de la prevalencia del exceso de peso en
niños y niñas de 5 a 12 años por año de medición y sexo

252
A nivel de regiones, entre el 2010 y el 2015,
se destaca que, en todas, excepto en Bogotá,
se presentó un incremento estadísticamente
significativo de la prevalencia de exceso de
peso. La región de Orinoquía - Amazonía fue
la que tuvo el más alto aumento con 8,5 p.p.
por encima de la prevalencia encontrada en el
2010. A nivel departamental, el 62,5 % de los
territorios presentó mayores prevalencias con
referencia al 2010, destacándose incrementos
superiores a 10 p.p. en los departamentos
de Guainía (15,2 p.p.), Putumayo (14,0 p.p.) y
Risaralda (11,1 p.p.) (gráfica 40).
De acuerdo con la pertenencia étnica
de los niños y niñas en edad escolar, se
evidenció un incremento en quienes se
autorreconocieron como afrodescendientes
(aumento de 5,7 p.p.) y en población sin
pertenencia étnica (aumento de 6,1 p.p.),
mientras que en los niños y las niñas
indígenas no se encontraron diferencias.
En cuanto al índice de riqueza, todos
los cuartiles presentaron un aumento
significativo entre 5,2 p.p. y 7,5 p.p.; el
mayor incremento del indicador se vio en
los cuartiles más bajo y bajo.

Gráfica 40. Evolución del exceso de peso 2010 y 2015 en

niños y niñas de 5 a 12 años por departamento y región

253
 Dos elementos adicionales deben considerarse
en el análisis del comportamiento del exceso
de peso de este grupo de edad. El primero, es
que está incluido el grupo de 10 a 12 años que
atraviesa por un periodo de desarrollo puberal
y, por tanto, de brote adiposo, en especial en
las niñas. El segundo, radica en que si bien el
retraso en talla ha disminuido 6,5 p.p. desde el
2005, en este grupo etario, la baja talla de los
niños puede sobrestimar el sobrepeso de este
grupo poblacional. Por las razones expuestas,
se analizó la presencia simultánea de exceso
de peso (sobrepeso y obesidad) y de retraso
en talla, separado por sexo. De esta forma, se
evidenció que el porcentaje de población de 5
a 12 años con exceso de peso y retraso en talla
fue del sólo 3,0 % y al desagregarlo por sexo,
esta condición de malnutrición fue superior
en los niños (3,9 %) que en las niñas (1,9 %).
Lo anterior confirma la tendencia positiva del
exceso de peso en ambos sexos por otras
razones en las que se debe profundizar.
3.4 SOBREPESO
Del total de la prevalencia de exceso de peso
(24,4 %), la de sobrepeso correspondió al
69,0 % del exceso. Las mayores prevalencias
de sobrepeso en el país se presentaron en la
cabecera frente a las del área resto, con una
diferencia de 3,2 p.p. Al considerar el sexo, no se
evidenciaron diferencias estadísticas (tabla 12).
Al comparar la prevalencia de sobrepeso de
los niños y niñas de 5 a 12 años en Colombia
con la de otros países, esta se presentó por
debajo de la de Brasil (niñas: 20,2 %, niños:
18,2 %), Chile (24,6 %) y México (niñas: 20,2 %,
niños: 19,5 %) (137).
La mayor prevalencia de sobrepeso en
Colombia se encontró en la población
sin reconocimiento étnico frente a la de
los afrodescendientes y los indígenas.
Adicionalmente, por cuartiles de riqueza,
quienes habitaban en hogares con niveles
más bajos de riqueza presentaron las menores
prevalencias al compararse con los niveles
bajo, medio y alto.
Después de realizar el análisis de los
determinantes del sobrepeso en este grupo
254
etario, se destaca que a mayor cantidad de
personas en el hogar menor fue la proporción
de niños en edad escolar con sobrepeso. Esta
condición se evidenció con más fuerza al
contrastar las prevalencias entre los hogares
de 2 a 4 personas (19,1 %) y los de 7 o más
(12,3 %), con diferencias de 6,8 p.p. entre los
dos. La variable sexo del jefe del hogar no
aportó diferencias en el comportamiento del
sobrepeso.
Por nivel educativo del jefe del hogar y de
la madre, se evidenciaron comportamientos
similares entre ellos: a mayor nivel educativo
mayor la prevalencia de sobrepeso. Así mismo,
la ocupación informal del jefe del hogar
mostró una menor prevalencia de sobrepeso
comparado con los que están ocupados
formalmente.
A estas condiciones de sobrepeso, contrarias
a las del comportamiento del retraso en
talla, se suma que, por régimen de salud,
los niños y las niñas en edad escolar que se
encontraban afiliados al régimen contributivo
o especial presentaron mayores prevalencias
de sobrepeso, comparados con los que
no estaban afiliados y con los del régimen
subsidiado.
Frente a la tendencia del indicador de
sobrepeso se evidenció, al igual que en el
comportamiento del exceso de peso, que
hubo un comportamiento creciente en
Colombia, principalmente entre el 2010 y el
2015 (3,8 p.p.), sin cambios significativos por
sexo.
Sobresale en el análisis por tendencia de este
indicador, la velocidad en que aumentó el
sobrepeso en los habitantes del área resto,
el cual se ha duplicado desde el 2005. Esta
situación debe llamar la atención ya que, si
bien la prevalencia de niños y niñas entre 5
y 12 años que residían en el área resto fue
inferior en el 2015 comparada con la de
cabecera, la velocidad de aumento de esta por
quinquenio fue mayor (gráfica 41). Este estado
es preocupante especialmente en este tipo de
población, en la que se presentaron también
las mayores prevalencias de retraso en talla,
inadecuadas condiciones de calidad de vida
y menores niveles educativos. Lo anterior, sin
lugar a duda, agudiza la situación y los pone
Gráfica 41. Tendencia nacional 2005 – 2015 de la prevalencia del sobrepeso
en niños y niñas de 5 a 12 años por concentración de población
A nivel departamental, el total de aumento del
exceso de peso que corresponde a sobrepeso
representó el 61,5 %. De los departamentos
con estimación aceptable para el indicador de
sobrepeso se resalta un incremento significativo,
entre el 2010 y el 2015, superior a 5 p.p. en
Guainía (11,6 p.p.), Putumayo (9,8 p.p.), Córdoba
(7,9 p.p.), Risaralda (6,3 p.p.), Cundinamarca (5,8
p.p.), Norte de Santander (5,7 p.p.), Caldas (5,5
p.p.), Quindío y Huila (5,1 p.p.).
3.5 OBESIDAD
La obesidad, al igual que el sobrepeso, en el
último quinquenio, ha tenido un crecimiento
incremental en este grupo etario, aunque los
aumentos en la prevalencia de la obesidad son
superados por los del sobrepeso entre el 2005 y
el 2015. Del total del exceso de peso, la obesidad
en el grupo de población en edad escolar, a
nivel nacional, correspondió a 31,0 %.
Al igual que con el sobrepeso de este grupo
poblacional, la prevalencia de obesidad
en mayor condición de vulnerabilidad en la
vida adulta.
en Colombia (7,6 %) fue inferior a la de
algunos países de Latinoamérica como Brasil
(niñas:11,8 %, niños: 16,6 %), Chile (13,1 %) y
México (niñas: 11,8 %, niños: 17,4 %) (137).
Por sexo, los niños presentaron mayores
prevalencias de obesidad que las niñas, con
diferencias de 2,5 p.p. A nivel territorial, su
mayor presencia se dio en la cabecera vs.
el área resto, con una diferencia de 4,3 p.p.
(8,7 % vs. 4,4 %). El análisis de la prevalencia
de obesidad por etnia no mostró diferencias
estadísticas entre afrodescendientes y la
población sin reconocimiento étnico.
Al igual que el sobrepeso, por cuartiles de
riqueza, los niños y las niñas que habitaban en
los hogares con niveles más bajos de riqueza
fueron quienes presentaron las menores
prevalencias de obesidad al compararse con
los niveles medio y alto. La mayor diferencia
se encontró entre el índice de riqueza alto
(12,7 %) en comparación con los de nivel más
bajo (4,5 %).
255
 Los resultados obtenidos por otros
determinantes de la obesidad guardan relación
con los análisis previos de sobrepeso en este
grupo poblacional: a mayor tamaño del hogar,
menor fue la prevalencia de obesidad. De
manera similar, no existieron diferencias por
sexo del jefe del hogar, y, de acuerdo con la
educación del jefe y de la madre, las menores
prevalencias se presentaron en aquellos con
más bajos niveles educativos. Con respecto a
la afiliación a un sistema de seguridad social, la
mayor prevalencia de obesidad se encontró en
Gráfica 42. Tendencia nacional 2005 – 2015 de la prevalencia nacional de la obesidad
en niños y niñas de 5 a 12 años por concentración de población
Respecto al reconocimiento étnico y cuartiles
de riqueza se evidenciaron aumentos de la
prevalencia en la población sin pertenencia
étnica (incremento de 5,7 p.p) y en los
afrodescendientes (incremento de 6,1 p.p); en
los indígenas no se presentaron diferencias
estadísticamente significativas. De acuerdo
con los cuartiles de riqueza, todos mostraron
incrementos en este indicador.
Teniendo en cuenta los coeficientes de
variación en los dos periodos de tiempo y
las pruebas de diferencias estadísticas entre
las prevalencias, fue evidente un incremento
significativo del indicador, entre el 2010
y el 2015, para los departamentos de San
Andrés y Providencia (5,8 p.p.), Tolima (5,2
p.p.), Risaralda (4,8 p.p.), Antioquia (4,3 p.p.),
Atlántico y Guainía (3,6 p.p.).
256
los niños y niñas afiliados al régimen contributivo
vs. subsidiado y no afiliado (tabla 14).
La gráfica 42 muestra la tendencia de la
prevalencia de obesidad en los niños y
niñas de 5 a 12 años, de acuerdo con la
concentración de la población. En ella se
puede observar el incremento quinquenal del
indicador, duplicándose al 2015 la prevalencia
inicial en cabecera (2005: 4,4 % vs. 2015: 8,7 %)
y triplicándola en el área resto (2005: 1,4 % vs.
2015: 4,4 %).
4 ESTADO
NUTRICIONAL POR
INDICADORES
BIOLÓGICOS EN
NIÑOS Y NIÑAS DE 5
A 12 AÑOS
La edad escolar es una fase crucial durante la cual
los niños y niñas experimentan un crecimiento
continuo por un periodo bastante largo. Además,
es una etapa en la que se consolidan las preferencias
de alimentos en la dieta, hábitos alimentarios y
la adaptación progresiva a la alimentación del
adulto. La malnutrición, por tanto, es un indicador
clave de la falta de reconocimiento de la salud y
desarrollo de esta población.
4.1 HEMOGLOBINA
4.1.1 DISTRIBUCIÓN DE LA
CONCENTRACIÓN DE HEMOGLOBINA
La media de la distribución de hemoglobina
en esta población fue 13,0 g/dL, concentración
1 g/dL mayor al punto de corte que para
esta población es 12 g/dL, lo que implica
que aproximadamente una cuarta parte
de los niños y niñas de 5 a 12 años de edad
estaba a riesgo de anemia; no se encontraron
concentraciones promedio por debajo del
punto de corte. Las concentraciones más
bajas se hallaron en los niños y niñas de
menor edad y las más altas, en los de 10 a
12 años. La población en edad escolar sin
pertenencia étnica fue la que presentó la
mayor concentración promedio (13,1 g/dL),
en comparación con los indígenas (12,4 g/
dL) y afrodescendientes (12,6 g/dL). Estos
resultados muestran una profunda diferencia
en la vulnerabilidad a presentar anemia. Con
referencia al territorio, la población con los
niveles promedio más bajos se encontraron
en las regiones Orinoquía - Amazonía (12,5 g/
dL), Pacífica (12,7 g/dL) y Atlántica (12,8 g/dL).
Y, por cuartil de riqueza, los del más bajo con
Gráfica 43. Prevalencia de anemia en niños y niñas de 5
a 12 años por sexo, edad y etnia
˄ Coeficiente de variación igual o mayor a 15 % % y menor a 20 %, la precisión es aceptable.
12,8 g/dL. No se observaron diferencias en la
concentración de hemoglobina por sexo o
concentración de población (tabla 15).
4.1.2 ANEMIA
ANEMIA POR VARIABLES DE EQUIDAD
La anemia, definida por las bajas
concentraciones de hemoglobina en esta
población (6,67), no fue una condición
frecuente a nivel nacional. La prevalencia en
el país fue del 8,0 %, igual a la reportada en
la ENSIN 2010 (8,1 %) y con comportamientos
similares: sin diferencias por sexo y
porcentajes que son menores a mayor edad,
siendo la prevalencia más alta en los de
5 años (15,5 %) y la más baja en los niños
y niñas de 11 (4,5 %) y 12 (4,9 %) años (44).
Adicionalmente, se encontraron prevalencias
aproximadamente tres veces más altas en
indígenas y afrodescendientes comparadas
con el porcentaje de aquellos sin pertenencia
étnica, que fue de 6,5 % (tabla 15, gráfica 43).
Estos resultados fueron concordantes con los
reportados para la región con prevalencias
similares (1, 7, 63).
257
 Como se observa en la gráfica 44, y a diferencia
de lo registrado en otras poblaciones, la
prevalencia de anemia en la población de 5
a 12 años que residía en la cabecera fue 3,6
p.p. menor al compararse con lo encontrado
en el área resto que alcanzó un 10,6 %. Por
regiones, también se evidenciaron diferencias
de similares magnitudes: las prevalencias
más altas se dieron en las regiones Orinoquía
- Amazonía (11,9 %) y Pacífica (13,3 %) y la
más baja en la Oriental (3,8 %). Por índice de
riqueza, el cuartil más bajo mostró la mayor
prevalencia (11,2 %) y el menor porcentaje se
encontró en el cuartil medio (5,7 %).

Gráfica 44. Prevalencia de anemia en niños y niñas de 5 a 12 años

por concentración de población, región e índice de riqueza

˄ Coeficiente de variación igual o mayor a 15 % y menor a 20 %, la precisión es aceptable. * Coeficiente de variación igual o mayor
a 20 % y menor a 30 %, la precisión es “regular” y por lo tanto debe ser usada con precaución.

Las brechas encontradas por edad, etnia,
concentración de población y región
son muy importantes al momento de las
intervenciones, requiriendo estrategias
diferenciales que identifiquen las causas
particulares y el seguimiento que permita
verificar su efectividad.
ANEMIA POR VARIABLES DE CONTRASTE
Además de analizar la presencia de anemia
con las variables de equidad, se estableció
una asociación entre la ocurrencia de anemia
y el aseguramiento en salud. Los resultados
muestran que la prevalencia fue mayor en
los no afiliados al sistema (9,8 %) que en los
afiliados por régimen contributivo (5,6 %),
en la población perteneciente a hogares
conformados por siete o más personas (11,4
%) frentea los de dos a cuatro personas (6,8 %)
y en hogares con jefe de hogar desempleado
(8,0 %) en comparación con aquellos que
contaban con ocupación formal (5,8 %). La
anemia se asoció a ED e IRA y las prevalencias
fueron 4,7 p.p. y 2,0 p.p. mayores en los niños
y niñas con ED e IRA, respectivamente.
4.1.3 HIERRO
4.1.3.1 DISTRIBUCIÓN DE LA
CONCENTRACIÓN DE FERRITINA
El nivel de ferritina en población de 5 a 12
años de edad, como indicador del hierro
(71,138) disponible y necesario para muchas
funciones biológicas, define la deficiencia de
hierro en esta población y determina la anemia
nutricional por carencia de este nutriente,
condición que en Colombia se monitorea a
través de las encuestas nacionales de situación

258
nutricional, teniendo en cuenta que se han
implementado múltiples estrategias para
intervenir este problema que tiene graves
consecuencias, en especial en esta etapa del
curso de vida (71–73).
Como se observa en la tabla 16, la
concentración media de ferritina fue 38,5
ug/L, sin encontrar diferencias por edad
o sexo. Los niveles fueron más bajos en la
población indígena (34,9 ug/L) seguida por
la afrodescendiente (36,8 ug/L), en aquellos
ubicados en el área resto (37,8 ug/L), en las
regiones Orinoquía - Amazonía (34,0 ug/L),
Atlántica (34,7ug/L) y Pacífica (35,0 ug/L) y en
los del cuartil de riqueza más bajo (37,1 ug/L).
4.1.3.2 DEFICIENCIA DE HIERRO
DEFICIENCIA DE HIERRO POR
VARIABLES DE EQUIDAD
Gráfica 45. Prevalencia de deficiencia de hierro en niños y niñas de 5 a 12 años
por sexo, edad y etnia
˄ Coeficiente de variación igual o mayor a 15 % y menor a 20 %, la precisión es aceptable.
Como se observa en la gráfica 46, no se
encontraron diferencias por concentración
de población, pero sí por región, siendo las
regiones Atlántica y Orinoquía - Amazonía
las de mayores prevalencias, 12,4 % y 11,5 %,
respectivamente; porcentajes que duplican
la prevalencia más baja observada en la
A nivel nacional, la deficiencia de hierro en esta
población fue baja (8,8 %), porcentaje similar
al de otros datos de la región (139–142). Sin
embargo, aumentó de manera significativa
en comparación con lo reportado en el 2010,
año en el que el porcentaje fue de 3,5 %.
Como se muestra en la gráfica 45, en el 2015
no se encontraron diferencias por sexo y al
realizar el análisis por edad, se observó que las
poblaciones en edad escolar de 5 y 12 años
registraron las prevalencias más altas 11,6 % y
12,1 %, respectivamente, comparadas con la
más baja hallada en los niños y niñas de 10
años (5,5 %). Adicionalmente, la prevalencia en
los indígenas fue mayor en aproximadamente
4,0 p.p. con respecto a población en edad
escolar afrodescendiente y sin pertenencia
étnica (tabla 16).
región Bogotá de 6,0 %. Respecto al análisis
por índice de riqueza, se encontró que la
prevalencia en la población en edad escolar
del cuartil más bajo (10,1 %) fue mayor en 2,6
p.p. con relación al porcentaje encontrado
para el cuartil más alto.
259
 Gráfica 46. Prevalencia de deficiencia de hierro en niños y niñas de 5 a 12 años por
concentración de población, región e índice de riqueza

˄ Coeficiente de variación igual o mayor a 15 % y menor a 20 %, la precisión es aceptable. * Coeficiente de variación igual o mayor a 20 % y menor a
30 %, la precisión es “regular” y por lo tanto debe ser usada con precaución.

La anemia por deficiencia de hierro total en 4.1.4 VITAMINA B12

este grupo fue del 17,7 %, sin diferencias por
sexo, etnia, concentración de población o
índice de riqueza y con porcentajes mayores
en la población de 12 años (36,1 %) y en la
ubicada en la región Atlántica (23,4 %).
Esta condición es un problema moderado
de salud pública que se instaura en la
población antes de los 5 años y que se va
prolongando al grupo de 5 a 12 años, por lo
que debe atenderse para prevenir la anemia,
la deficiencia de hierro y la anemia por
deficiencia de hierro.
DEFICIENCIA DE HIERRO POR DE VITAMINA B12
VARIABLES DE CONTRASTE
Además de analizar la presencia de deficiencia
de hierro con las variables de equidad, se
encontró relación entre valores bajos de
ferritina y aseguramiento en salud, donde
la prevalencia fue mayor en los afiliados
al sistema por regimen subsidiado (9,5 %)
comparados con los afiliados por régimen
contributivo (7,7 %).
La vitamina B12 es un cofactor de varias
enzimas, participa en el metabolismo de
la homocisteina y es fundamental en la
síntesis de ADN. Su disminución afecta la
función neurológica produciendo neuropatía
periférica y la síntesis de glóbulos rojos
generando anemia megaloblastica. La
deficiencia o depleción de esta vitamina
está asociada con incrementos del riesgo
de defecto del tubo neural, pérdida ósea e
inflamación (143, 144).
4.1.4.1 DISTRIBUCIÓN DE LA CONCENTRACIÓN
En Colombia, a través del Decreto 1944 de
1996, se reglamentó la fortificación de harina
de trigo con hierro y vitaminas del complejo
B como una intervención en salud pública.
Entre los nutrientes adicionados está la
vitamina B12.
De acuerdo con los resultados, la concentración
media de vitamina B12 fue 539,5 pg/mL, lo
que refleja buenos depósitos de vitamina

260
B12 en la población en general. Los niveles
fueron más bajos en niños (524,1 pg/mL), en
la población indígena (502,3 pg/mL), en la
ubicada en el área resto (514,6 pg/mL) y en
las regiones Pacífica (512,7 pg/mL) y Atlántica
(513,4 pg/mL). Por edad, se observa una clara
disminución de la concentración de vitamina
B12 a mayor edad, el nivel promedio de los
niños y niñas de 5 años fue de 579,4 pg/mL y
en los de 12 años de 479,4 pg/mL. Lo contrario
se presentó por índice de riqueza, donde la
población del cuartil más alto presentó el
promedio de concentración más alto (579,2
pg/mL) y los niños y niñas pertenecientes
al cuartil más bajo, la menor concentración
promedio (508,9 pg/mL) (tabla 17).
4.1.4.2 DEFICIENCIA DE VITAMINA B12
DEFICIENCIA DE VITAMINA en el grupo de 12 años de edad (2,7 %) y en
B12 POR VARIABLES DE EQUIDAD
El 6,8 % de la población de 5 a 12 años registró
riesgo de deficiencia (depleción) de vitamina
B12. Los porcentajes fueron mayores en niños
(7,9 %), en la población de 12 años (10,7 %), en
afrodescendientes (9,4 %), en la ubicada en el
área resto (7,7 %) y en la región Atlántica (8,5
%) (tabla 17).
Como se muestra en la gráfica 47, la
prevalencia plena de deficiencia de vitamina
B12 en población de 5 a 12 años en Colombia
fue muy baja, solo el 1,5 % presentó
niveles por debajo del punto de corte. Esta
prevalencia fue similar a la encontrada por
otros estudios en Colombia y en otros países
de la región (145–149). Para esta versión de
la ENSIN, no se hallaron diferencias por sexo,
concentración de población o índice de
riqueza. Las prevalencias más altas se dieron
los afrodescendientes (2,9 %) (tabla 17).

Gráfica 47. Prevalencia de deficiencia de vitamina B12

en niños y niñas de 5 a 12 años por sexo, edad y etnia

˄ Coeficiente de variación igual o mayor a 15 % y menor a 20 %, la precisión es aceptable. * Coeficiente de variación

igual o mayor a 20 % y menor a 30 %, la precisión es “regular” y por lo tanto debe ser usada con precaución. **
Coeficiente de variación igual o mayor a 30 %, la precisión es muy baja y por lo tanto debe ser usada con precaución.

La prevalencia fue mayor en los niños y niñas
de 5 a 12 años ubicados en la región Pacífica
(2,7 %), en comparación con los ubicados en
la Orinoquía – Amazonía que mostraron la
prevalencia más baja (1,1 %). Por índice de
riqueza, la población perteneciente al cuartil
más bajo fue la que tuvo la mayor prevalencia
(1,9 %), siendo 0,8 p.p. mayor comparada con
los del cuartil medio, como se observa en la
gráfica 48.
En los análisis de la deficiencia de vitamina B12
por otras variables de contraste analizadas, no
se encontró ninguna asociación.

261
 Gráfica 48. Prevalencia de deficiencia de vitamina B12 en niños y niñas de 5 a 12 años
por concentración de población, región e índice de riqueza

˄ Coeficiente de variación igual o mayor a 15 % y menor a 20 %, la precisión es aceptable. * Coeficiente de variación igual o mayor a 20 % y menor a
30 %, la precisión es “regular” y por lo tanto debe ser usada con precaución. ** Coeficiente de variación igual o mayor a 30 %, la precisión es muy baja
y por lo tanto debe ser usada con precaución.

Reportes de otros países de la región los afrodescendientes y en la población con

mostraron prevalencias bajas. Por ejemplo,
México y Costa Rica tuvieron entre el 3 % y
el 9 %. En cambio, otros países reflejaron
deficiencias con porcentajes, entre el 15 % y
el 30 %, como Cuba, Ecuador, Argentina, Chile
y Guatemala. Los resultados en Colombia
fueron muy positivos: se pudo determinar
que no existe un problema de salud pública
frente al estado nutricional de la población de
5 a 12 años de edad, con relación a la vitamina
B12, por lo que se debe seguir promoviendo
una alimentación adecuada para mantener
estos niveles y su monitoreo a nivel nacional.
4.1.5 VITAMINA D
4.1.5.1 DISTRIBUCIÓN DE LA CONCENTRACIÓN
DE VITAMINA D
Es la primera vez en la serie de encuestas
nacionales de Colombia que se analiza la
vitamina D (89, 91). Los resultados evidenciaron
que en la población de 5 a 12 años de edad la
concentración media de vitamina D fue 65,9
nmol/mL. Los niveles más bajos estuvieron
en las poblaciones sin pertenencia étnica
(65,2 nmol/mL), en las ubicadas en cabecera
(64,2 nmol/mL), en la región Bogotá (54,3
nmol/mL) y en las pertenecientes al cuartil
de riqueza alto (60,2 nmol/mL). Así mismo,
las concentraciones más altas se presentaron
en la población de la región Atlántica, en
cuartil más bajo de riqueza con 73,1, 70,5 y
70,5 nmol/mL, respectivamente (tabla 18).
4.1.5.2 INSUFICIENCIA Y DEFICIENCIA DE
VITAMINA D
INSUFICIENCIA Y DEFICIENCIA DE VITAMINA
D POR VARIABLES DE EQUIDAD
La prevalencia de insuficiencia de vitamina D
fue del 45,6 %, sin diferencia por sexo ni por
edad simple y fue mayor en la población sin
pertenencia étnica (46,4 %) con respecto a los
afrodescendientes. Por ubicación geográfica,
las prevalencias más altas se encontraron en
la región Oriental (48,9 %).
Para el caso de la deficiencia, como se muestra
en la tabla 18, uno de cada cinco niños y
niñas de 5 a 12 años presentó esta condición
(21,8 %), sin diferencias por rangos de edad.
Las mayores prevalencias de deficiencia se
encontraron en las niñas (24,7 %) y en los
denominados sin pertenencia étnica (22,7 %)
(gráfica 49).
La cifra nacional es mayor comparada con lo
reportado para esta población en países de la
región (1, 91–94). Sin embargo, su prevalencia
es similar a México, que encontró un 24 % de
deficiencia en escolares.

262
 Gráfica 49. Prevalencia de deficiencia de vitamina D en niños y niñas de
5 a 12 años por sexo, edad y etnia

Por indicadores asociados con el territorio
(gráfica 50), las prevalencias más altas se
encontraron en la población ubicada en
cabecera (23,9 %) y en la región Bogotá (43,0 %);
porcentaje que duplica al encontrado a nivel
nacional. Por índice de riqueza, a diferencia
de lo hallado para otros nutrientes, los
porcentajes de deficiencia fueron superiores
a mayor cuartil: 16,3 % de deficiencia en los
pertenecientes al cuartil más bajo de riqueza
y 30,8 % en el cuartil alto.
En los análisis de la deficiencia de vitamina D
por otras variables de contraste analizadas, no
se encontró ninguna asociación.

Gráfica 50. Prevalencia de deficiencia de vitamina D en niños y niñas de 5 a 12 años

por concentración de población, región e índice de riqueza

263
 Estos resultados indican que, en Colombia,
se tiene un problema moderado de salud
pública frente a la deficiencia de vitamina
D en la población en edad escolar de 5 a 12
años, con especial afectación en la población
perteneciente al cuartil alto de riqueza y la
ubicada en Bogotá. Se hace necesario revisar
además de hábitos de consumo de alimentos
fuente de vitamina D, temas relacionados con
el uso adecuado de bloqueadores.
4.1.6 YODO
4.1.6.1 DISTRIBUCIÓN DE LA CONCENTRACIÓN
DE YODO EN ORINA
Se encontró que la mediana de la
concentración de yodo en orina fue 406,8
ug/L con los niveles más bajos en niñas (394,8
ug/L), en la población en edad escolar de
menor edad (392,5 ug/L), en los indígenas
(349,3 ug/L), en los ubicados en el área resto
(393,7 ug/L) y en la región Pacífica (381,2 ug/L).
Gráfica 51. Prevalencia de deficiencia de yodo urinario en niños
y niñas de 5 a 12 años por sexo, edad y etnia
˄ Coeficiente de variación igual o mayor a 15 % y menor a 20 %, la precisión es aceptable. * Coeficiente de variación igual
o mayor a 20 % y menor a 30 %, la precisión es “regular” y por lo tanto debe ser usada con precaución.
Así mismo, como se muestra en la tabla 19,
las prevalencias más altas de deficiencia
estuvieron en la población ubicada en la región
Orinoquía - Amazonía (7,4 %) frente a los de la
región Central (3,9 %) y en los pertenecientes
al cuartil de riqueza más bajo (5,8 %) en
264
Las mayores concentraciones se presentaron
en la región Atlántica, en los pertenecientes
al cuartil alto de riqueza y en la población sin
pertenencia étnica (tabla 19).
4.1.6.2 SITUACIÓN DE YODO URINARIO
SITUACIÓN DE YODO URINARIO
POR VARIABLES DE EQUIDAD
Como se observa en la gráfica 51, la
prevalencia nacional de deficiencia de yodo
en esta población fue del 4,4 %, sin diferencias
por sexo, pero sí por edades simples, donde la
población de 5 y 7 años presentó prevalencias
cercanas al doble del porcentaje encontrado
en los de 12 años (3,0 %). En la población
indígena se encontró la prevalencia más alta,
14,6 %, cifra aproximadamente cuatro veces
más alta frente a lo reportado para aquellos
sin pertenencia étnica (3,8 %), situación
que deberá ser intervenida para evitar
consecuencias en su salud.
comparación con los de los cuartiles bajo (3,8
%) y medio (2,9 %). La población ubicada en
el área resto mostró una prevalencia de 6,4
%, porcentaje que duplica al encontrado en
niños y niñas de cabecera (gráfica 52).
 Gráfica 52. Prevalencia de deficiencia de yodo urinario en niños y niñas de 5 a 12
años por concentración de población, región e índice de riqueza

* Coeficiente de variación igual o mayor a 20 % y menor a 30 %, la precisión es “regular” y por lo tanto debe ser usada con precaución. **
Coeficiente de variación igual o mayor a 30 %, la precisión es muy baja y por lo tanto debe ser usada con precaución.

Respecto al porcentaje de exceso de yodo, 71,6 %, respectivamente) y en las poblaciones

como se observa en la tabla 19 y gráfica 53, el
75,2 % de la población de 5 a 12 años registró
exceso de yodo en orina, sin diferencias
por sexo. Las prevalencias más altas se
encontraron en los de 12 años de edad (79,0
%) comparados con los de 5 y 7 años (72,2 % y
afrodescendiente (72,0 %) y sin pertenencia
étnica (76,5 %) que tienen 12,3 p.p. y 17,9 p.p.
más de lo encontrado en los indígenas (59,3
%). Esta situación implica un reto prioritario
para intervenir este problema que hace aún
más vulnerable a esta población.

Gráfica 53. Prevalencia de exceso de yodo urinario en niños y

niñas de 5 a 12 años por sexo, edad y etnia

Por indicadores relacionados con el territorio
(gráfica 54), se encontró que el 79,6 % de la
población ubicada en la región Atlántica
presentó exceso de yodo en orina, siendo
10,3 p.p. mayor a la prevalencia más baja de
la región Pacífica (69,3 %). Los niños y niñas de
hogares ubicados en cabecera tenían mayor
prevalencia de exceso de yodo (77,2 %), en
comparación con los del área resto (70,2 %). A
diferencia de lo observado para la deficiencia,
el exceso de yodo en orina fue mayor en los
cuartiles medio y alto de riqueza, con 78,4 % y
78,1 %, respectivamente.

265
 Gráfica 54. Prevalencia de exceso de yodo urinario en niños y niñas de 5
a 12 años por concentración de población, región e índice de riqueza
En los análisis de la situación de yodo por
otras variables de contraste analizadas, no se
encontró ninguna asociación.
El último reporte de la OMS del 2013 mostró
cómo mundialmente en tres décadas se redujo
de manera considerable la deficiencia de yodo
y su magnitud: de 101 países con deficiencia
en 1993, solo 31 en el 2013 presentaron esta
condición. Aunque Colombia hace parte de
esos países que superaron la deficiencia de
yodo, en ese mismo reporte aparece, junto
con Brasil, en el grupo de países del mundo
con exceso.
Esta es la primera vez que se mide yodo urinario
en la ENSIN y se puede concluir que existe un
problema de exceso en la ingesta de yodo, por lo
que es urgente intervenir esta situación en esta
población. Se hace necesario estudiar las causas
e implementar estrategias de intervención que
permitan disminuir los niveles en esta población
que es la más vulnerable por indicadores
de equidad. Además, debe ser revisado y
fortalecido el monitoreo de la yodación de sal
en Colombia y realizar investigaciones de otras
fuentes de yodo.
Colombia afronta actualmente un proceso
de transición demográfica, epidemiológica y
266
nutricional. En el país coexisten importantes
prevalencias de retraso en talla, anemia y
deficiencia de hierro en la población menor de
12 años, con altas prevalencias de sobrepeso
y obesidad.
En edad escolar, un poco más de siete de
cada cien niños y niñas presenta retraso en
talla, problemas leves de salud pública en
cuanto a anemia y deficiencia de hierro y un
grave problema en cuanto a la deficiencia
de vitamina D, condición que se presenta en
aproximadamente uno de cada dos niños y
niñas en este grupo de edad.
El retraso en talla es uno de los principales
factores de la transmisión intergeneracional
de la pobreza y la desigualdad entre grupos
poblacionales; por tanto, su análisis e
intervención intersectorial es fundamental
para lograr su control (130, 131). Los resultados
evidencian que el retraso en talla es mayor
en los niños, en la población indígena, en
quienes habitan en hogares más pobres, en
los que residen en el área resto y en la región
Atlántica; condición que mantiene las brechas
ya descritas en el grupo de 0 a 4 años.
En el otro extremo, el exceso de peso en
este grupo se incrementó con respecto a
la ENSIN 2010 y afecta a dos de cada diez
individuos, mostrando que existe un mayor
problema en el exceso que en la deficiencia.
La mayor prevalencia se presenta entre los
niños y niñas sin pertenencia étnica, en los
afrodescendientes, en la población del cuartil
alto del índice de riqueza, en la región Bogotá
y en las cabeceras. Aunque el aumento
de este indicador ha sido mayor en el área
cabecera que en el resto, la velocidad de
crecimiento que se observa en esta última
debe llamar la atención en las intervenciones
que se diseñen para controlar este problema
de salud en Colombia.
Con respecto a la información de los indicadores
por vitaminas y minerales, se determina que
ocho de cada cien niños y niñas de 5 a 12 años
tienen anemia. Las menores concentraciones
de hemoglobina y las mayores prevalencias
de deficiencia de hierro se encontraron en la
población indígena, en los de los cuartiles de
riqueza más bajo y en las regiones Orinoquía
- Amazonía y Pacífica para hemoglobina y
Orinoquía - Amazonía y Atlántica para deficiencia
de hierro. La concentración media de vitamina
B12 refleja buenos depósitos en esta etapa del
curso de vida.
Las mayores deficiencias de vitamina D
se hallaron en las niñas, en la población
sin pertenencia étnica, en la ubicada en la
cabecera y en la región Bogotá. Por índice de
riqueza, a diferencia de lo encontrado para
otras deficiencias, los porcentajes son mayores
a mayor cuartil de riqueza. Esta situación,
como se planteó para la población menor de
5 años, deberá ser estudiada para entender
los hábitos de consumo de alimentos fuente
de vitamina D, el uso de bloqueadores y la
exposición solar en esta población, con el fin
de implementar estrategias de control.
En general, la deficiencia de yodo en este
grupo poblacional es baja; sin embargo, se
destaca el hecho de que son los indígenas
quienes superan el valor nacional, situación
que deberá ser intervenida para evitar
consecuencias en su salud. Así mismo, se
encontró que las prevalencias más altas de
deficiencia se presentaron en la población
ubicada en la región Orinoquía - Amazonía, en
el cuartil de riqueza más bajo y en el área resto.
Con respecto al exceso, tres cuartas partes de
la población infantil de 5 a 12 años presenta
exceso de yodo en orina, lo que indica un
grave problema que hace necesario estudiar
sus determinantes e implementar estrategias
de intervención que permitan disminuir
estos niveles. Además, debe ser revisado y
fortalecido el monitoreo de la yodación de
sal en Colombia y realizar investigaciones de
otras fuentes de yodo.
Lo expuesto en esta etapa del curso de vida
indica la necesidad de plantear estrategias
integrales, dirigidas a abordar en forma
efectiva los tipos de malnutrición existentes,
interviniendo las poblaciones que están
siendo más afectadas por estos problemas
nutricionales y teniendo presente que en
este grupo de edad la alimentación de
los niños y niñas está influenciada por los
hábitos alimentarios de los adultos que, ante
la carga de responsabilidades, tienen poco
tiempo para preparar alimentos en casa por
lo que con frecuencia recurren a alimentos
procesados, frituras y dulces (150, 151).
Las brechas de equidad expuestas deben
analizarse para intervenirse en el corto plazo.
Las políticas de alimentación y nutrición
que se desarrollan en la actualidad en el
país para este grupo poblacional se centran
básicamente en los programas de asistencia
alimentaria desde el sistema educativo, las
cuales resultan ser insuficientes para resolver
estas problemáticas. Así mismo, es claro que
las acciones que se han desarrollado para
controlar el exceso de peso no han dado los
resultados esperados, ya que varios países
han avanzado en este tema y Colombia debe
aprender de sus experiencias para lograr
frenar y disminuir la problemática.
De acuerdo con resultados de estudios sobre
desarrollo cognitivo, la persistencia de la
malnutrición en este grupo de edad limita y
condiciona su producción intelectual actual y
en el futuro (39).
267
 ADOLESCENTES
DE 13 A 17 AÑOS

268
La adolescencia es una etapa en la que se
presenta un incremento de las necesidades
energéticas, proteicas y de vitaminas y
minerales que supera cualquier otra época
de la vida. En este periodo coexisten un
elevado ritmo de crecimiento y fenómenos
de maduración importantes que afectan el
tamaño, forma y composición del organismo,
por lo que la nutrición juega un papel crítico
en el desarrollo del adolescente. El consumo
de una dieta inadecuada puede influir
desfavorablemente sobre el crecimiento
somático y la maduración sexual produciendo
malnutrición por exceso o por déficit (19).
En esta edad, el déficit de peso puede
producir alteraciones inmunológicas y las
complicaciones derivadas de las mismas, en
casos muy severos, pueden llevar a pérdida
de la masa ósea, así como a problemas de
socialización y de autoestima (130).
En cuanto a la deficiencia de vitaminas y
minerales, en este curso de vida se presenta
en mayor prevalencia la deficiencia en
hierro, calcio y zinc, los cuales representan
especial importancia en la última fase de
crecimiento. Es así como la deficiencia de
zinc afecta el desarrollo de los adolescentes
específicamente en su maduración sexual,
además de la deficiencia de hierro que suele
presentarse en mayor proporción en las
mujeres adolescentes debido a las pérdidas
sanguíneas en la menstruación. Así mismo,
en esta etapa se observan deficiencias de
ácido fólico que constituyen un problema de
salud, el cual se incrementa al entrar a la edad
reproductiva (152, 153).
Al igual que en la etapa escolar, en este
grupo de edad el problema que se ha venido
agudizando en los últimos años es la obesidad.
El adolescente obeso puede presentar
enfermedades crónicas, como: diabetes
tipo 2, enfermedades cardiovasculares o
tumoraciones diversas y es susceptible a
padecer también alteraciones del sistema
inmunitario (130).
En estas problemáticas influyen determinantes
de la condición nutricional como son los
factores culturales, económicos, el ambiente,
el entorno social, la influencia de los grupos
de pares y los mensajes procedentes de
los medios de comunicación. Afrontar los
problemas de alimentación y nutrición de
esta población debe realizarse o abordarse de
manera intersectorial interviniendo todos sus
determinantes.
5. ESTADO
NUTRICIONAL POR
INDICADORES
ANTROPOMÉTRICOS
EN ADOLESCENTES
DE 13 A 17 AÑOS
La adolescencia representa la última opción
de crecimiento lineal antes de que las niñas
tengan su menarquia y los niños logren la
voz de adulto. Previo a estos dos procesos de
maduración sexual, ocurre el último estirón de
la talla y se termina el proceso más importante
de crecimiento lineal del adolescente. Por ello,
cuando se presenta retraso en talla previo a
estos procesos fisiológicos, el adolescente
tiene todavía opciones de crecer (19).
El dimorfismo sexual en la composición del cuerpo
humano es evidente a partir de la vida fetal, pero
emerge principalmente durante la pubertad. Al
nacer, los hombres tienen una masa grasa similar a
la de las mujeres, pero son más largos y tienen una
masa magra mayor. Tales diferencias permanecen
detectables durante la infancia; sin embargo, las
mujeres ingresan a la pubertad más temprano y
experimentan una transición puberal más rápida,
mientras que los niños tienen un período de
crecimiento sustancialmente más largo. Después
de ajustar por dimorfismo en tamaño (talla), los
hombres adultos tienen mayor masa magra total y
masa mineral ósea y una masa grasa más baja que
las mujeres. Estas diferencias en todo el cuerpo
se complementan con grandes cambios en la
distribución de los tejidos magro y adiposo (154).
La regulación de la distribución del tejido
adiposo es un problema importante en vista
de las estrechas asociaciones epidemiológicas
269
 y metabólicas entre la acumulación
centralizada de la grasa y la enfermedad, ya
que en la acumulación de la grasa visceral
se encuentran múltiples perturbaciones
endocrinas que ejercen efectos profundos
sobre el metabolismo y la distribución del
tejido adiposo (154).
Así mismo, la pubertad se asocia con
el desarrollo de los caracteres sexuales
secundarios. El comienzo puberal más
temprano está influenciado por cambios
seculares y, según algunos investigadores,
puede estar relacionado con contaminantes
ambientales, como podrían ser ciertos
productos químicos que al unirse al receptor
de los estrógenos pueden actuar como tales
y acelerar el proceso (154–157).
En la evaluación del crecimiento de los
adolescentes deben tenerse en cuenta
factores ambientales y de salud y los cambios
hormonales originados en la etapa de la
adolescencia, pues en ella aumentan también
las necesidades nutricionales, debido al
desarrollo y al crecimiento. Por ejemplo, más
del 20,0 % del crecimiento total de la talla y
hasta un 50,0 % de la masa ósea del adulto
se alcanzan en la adolescencia. Ello se refleja,
por ejemplo, en un aumento del 50,0 % de las
necesidades de calcio (158, 159).
De otro lado, en esta importante etapa de
crecimiento y desarrollo se presentan algunos
cambios en el estilo de vida, influenciados por el
ambiente obesogénico, los cuales contribuyen
a modificar la alimentación y la actividad física,
tales como el reemplazo de la leche por bebidas
gaseosas, el consumo de bebidas alcohólicas
y el sedentarismo, ocasionado por la práctica
frecuente de juegos de video, entre otros
aparatos electrónicos de uso común que no
promueven la actividad física (160).
5.1 CARACTERÍSTICAS DEL
PESO, DE LA TALLA Y DE LA
CIRCUNFERENCIA DE LA
CINTURA EN HOMBRES Y
MUJERES ADOLESCENTES
ENTRE 13 Y 17 AÑOS
270
En la tabla 20 se pueden observar los
promedios y los percentiles del peso de los
adolescentes colombianos. De acuerdo con la
mediana, la ganancia de peso entre los 13 y 17
años de las adolescentes fue de 5,9 kg, siendo
menor que la de los adolescentes (15,0 kg).
Estos cambios en el peso de los adolescentes
de sexo masculino concuerdan con su
proceso de maduración sexual, el cual ocurre
posterior al de las mujeres adolescentes.
Adicionalmente, las adolescentes presentaron
un incremento en la mediana de la talla
entre los 13 y los 17 años en 2,1 cm, mientras
que los adolescentes de sexo masculino lo
hicieron en 13,7 cm en el mismo periodo de
tiempo. Este comportamiento es contrario al
descrito previamente en los niños y niñas de
5 a 12 años, en quienes el mayor aumento de
talla se observó en las niñas por el inicio de su
pubertad.
En el caso de la circunferencia de la cintura, el
incremento fue de 4,5 cm en las mujeres y 7,0
cm en los hombres durante el lapso de edad
estudiado. La diferencia evidenciada en los
hombres es coherente con su mayor aumento
de peso con respecto al de las mujeres de la
misma edad.
5.2 RETRASO EN TALLA
Igual que lo expuesto para el grupo de
población de 5 a 12 años, el retraso en talla
en la adolescencia es el resultado del efecto
acumulativo deficiente, en gran medida
potenciado durante los dos primeros años de
vida (161).
Por tanto, aunque entre los 13 y 17 años se
logra la mayor proporción de la talla definitiva
de una persona, las condiciones nutricionales
deficientes y las infecciones repetidas durante
la primera infancia, que son complejas de
contrarrestar posteriormente, determinarán una
baja talla, la cual, de acuerdo con lo expuesto
en varios textos, determina una menor
productividad económica en la adultez (161, 162)
con pérdidas aproximadas de productividad de
1,4 %, por cada 1 % perdido de estatura adulta
(163). Se calcula que, al llegar a la edad adulta,
los niños con retraso del crecimiento tienen
un 20 % menos de ingresos que los que no
sufrieron de este tipo de desnutrición (164). De
esta manera, la acumulación de estos episodios
en la población colombiana se manifiesta en el
indicador de retraso en talla en los adolescentes,
el cual alcanzó el 9,7 % (gráfica 55).
A nivel internacional, la medición y seguimiento
de la situación nutricional de este grupo de edad
no tiene la misma rigurosidad de obtención
y reporte, como sucede con los menores de 5
años, tal vez por el mayor impacto en el grupo
en mención y por la escasez de recursos que
obliga a priorizar a los más vulnerables, así
como la visualización del exceso de peso como
problema principal de este grupo. Al revisar las
publicaciones particulares por país se encuentra
a Perú en población de 10 a 19 años con 28,5
% de retraso en talla (165) y a Ecuador con un
reporte de 17,9 % en población de 12 a 14 años
y de 20,8 % en el grupo de 15 a 19 años (166).
Gráfica 55. Prevalencia de retraso en talla en adolescentes
de 13 a 17 años por sexo, etnia e índice de riqueza
˄ Coeficiente de variación igual o mayor a 15 % y menor a 20 %, la precisión es aceptable.
En cuanto a la concentración poblacional,
las proporciones de retraso en talla fueron
superiores en el área resto con una prevalencia
que duplica a la de la cabecera (15,7 % y 7,6
%). Sin embargo, no se presentaron diferencias
RETRASO EN TALLA POR
VARIABLES DE EQUIDAD
Con relación a los niveles de riqueza de los
hogares de los adolescentes colombianos, se
presentó una proporción significativamente
más baja en los del cuartil alto de riqueza
(4,6 %), situación contraria al cuartil más bajo,
donde se encontró la mayor prevalencia de
retraso en talla (14,9 %) (gráfica 55).
Por sexo, el retraso en talla fue de 10,6 %
en los hombres y de 8,7 % en las mujeres,
con diferencias significativas. Con respecto
a la etnia, los adolescentes indígenas
presentaron una prevalencia de retraso
en talla ocho veces más alta que la de los
afrodescendientes y casi cinco veces mayor
que la de la población sin pertenencia
étnica (tabla 21).
significativas por concentración de población en
las distintas categorías de cabecera. Al analizar
este indicador por categoría de región, tampoco
se evidenciaron diferencias significativas, tal
como se muestra en la gráfica 56.
271
 Gráfica 56. Prevalencia de retraso en talla adolescentes de 13 a 17
años por región y concentración de población

˄ Coeficiente de variación igual o mayor a 15 % y menor a 20 %, la precisión es aceptable. * Coeficiente de variación

igual o mayor a 20 % y menor a 30 %, la precisión es “regular” y por lo tanto debe ser usada con precaución.

RETRASO EN TALLA POR Así mismo, la mayor prevalencia se presentó

VARIABLES DE CONTRASTE
Como resultado del análisis de los distintos
determinantes del retraso en talla en este
grupo poblacional, se observa que al
desagregar el retraso en talla por subregiones
(tabla 22) se encontraron las primeras dos con
las más altas prevalencias y con estimaciones
aceptables en: La Guajira – Cesar – Magdalena
(Región Atlántica) con 14,8 % y Boyacá,
Cundinamarca y Meta (Región Oriental) con
11,1 %. Con respecto al comportamiento por
departamentos del país con estimaciones
aceptables, Vaupés (46,9 %), Guainía (37,2
%) y La Guajira (24,5 %) fueron tres de los
departamentos con mayor prevalencia de
retraso en talla en los adolescentes, territorios
que han venido mostrando que, en ellos, el
retraso en talla en Colombia es un problema
de salud pública en las diferentes etapas del
curso de vida y desde los primeros estudios
nutricionales del país.
en adolescentes que residían en hogares que
utilizan como principal fuente de agua para
beber “Otro” (pozo, agua lluvia, manantial,
río/quebrada, pila pública, carrotanque,
donación, aguatero, manantial, otra fuente:
17,5 % y el acueducto comunal: 14,0 %), en
aquellos que hacían parte de hogares de gran
tamaño (7 personas o más: 14,4 % vs. 5 a 6
personas: 10,6 % y 2 a 4 personas: 7,6 %) y en
los que vivían en hogares cuyo jefe de hogar
y madre no alcanzaron a completar el ciclo de
primaria (tabla 23).
Al revisar las prevalencias de los adolescentes
con jefe de hogar con actividad económica
formal vs. informal, se presentaron diferencias
significativas en el retraso en talla de 5,2 p.p.,
siendo menor la prevalencia en la actividad
formal. Ahora bien, de acuerdo con la
vinculación al sistema de seguridad social
en salud, como aproximación al cuidado y
bienestar, se segistró una menor proporción
de adolescentes afiliados al régimen

272
contributivo con retraso en talla comparados
con los asegurados por el régimen subsidiado.
No se hallaron diferencias en la prevalencia al
analizar el retraso en talla por la edad de la
madre al momento del parto, ni por el sexo
del jefe del hogar.
TENDENCIA DEL RETRASO EN TALLA EN
POBLACIÓN DE 13 A 17 AÑOS EN COLOMBIA
El comportamiento del retraso en talla a nivel
nacional muestra una reducción entre el 2005
y el 2015 con una caída aproximada de 4,1 p.p.
De acuerdo con el comportamiento del retraso
Gráfica 57. Tendencia nacional 2005 – 2015 de la prevalencia de retraso en talla en
adolescentes de 13 a 17 años por concentración de población.
Con respecto al comportamiento del
retraso en talla de los adolescentes por
regiones, subregiones y departamentos,
entre la ENSIN 2010 vs. 2015, se presentaron
avances significativos en la reducción de
este indicador solo en las regiones Central
y Orinoquía - Amazonía en las subregiones
Bolívar Sur, Córdoba, Sucre ( -4,5 p.p.), Caldas,
Risaralda, Quindío ( -4,8 p.p.) y en la subregión
Litoral Pacífico ( -9,8 p.p.). En esta última, se
observó la mayor reducción de la prevalencia.
A nivel departamental, Huila fue el único que
presentó una reducción estadísticamente
significativa. Es preocupante que los
departamentos de Guainía y Vaupés muestren
en talla por concentración de población,
el área resto con referencia a la proporción
inicial del 2005 (20,8 %) no ha presentado
el mismo avance que la población de la
cabecera. La reducción relativa entre el 2005
y el 2015 del área resto fue de 24,5 % vs. 30,9
% de la cabecera, con el agravante de que en
el último quinquenio la reducción en el área
resto no presentó diferencias significativas.
De esta manera, el retraso en talla a través del
tiempo ha permitido vislumbrar cómo se ha
mantenido la brecha histórica entre las dos
áreas en este grupo de edad (gráfica 57).
un aumento de su prevalencia (17,5 p.p. y 16,5
p.p. respectivamente). Vale recordar que en el
Vaupés ya se había descrito un incremento
en la prevalencia para este indicador para los
niños y niñas de 5 a 12 años.
Al analizar la tendencia de la prevalencia
de retraso en talla por sexo, las mujeres,
aunque históricamente han tenido menores
prevalencias en este grupo de edad, han
reducido en menor proporción su indicador
entre el 2005 y el 2015 con referencia a los
adolescentes de sexo masculino (17,0 % de
reducción vs. 39,6 %).
273
 De acuerdo con la pertenencia étnica de
los y las adolescentes, se evidenció un
avance en quienes se autorreconocieron
como afrodescendientes y en la población
sin pertenencia étnica; sin embargo, para
el grupo poblacional reconocido como
Gráfica 58. Tendencia nacional 2010 – 2015 de la prevalencia
del retraso en talla en adolescentes de 13 a 17 años por etnia
Adicionalmente, en cuanto al índice de
riqueza, solo los cuartiles más bajo y bajo
tuvieron una reducción del indicador siendo
estadísticamente diferente para el último
quinquenio (más bajo 2010: 18,8 % vs. 2015:
14,9 %, y bajo 2010: 10,7 % vs. 2015: 8,3 %).
5.3 EXCESO DE PESO
(SOBREPESO Y OBESIDAD)
El exceso de peso en este periodo de
crecimiento configura un riesgo mucho mayor
de presentar en la vida adulta enfermedades
no transmisibles y obesidad persistente.
El exceso de peso en los adolescentes
colombianos se incrementó al pasar de 15,5
% en la ENSIN 2010 a 17,9 % en la ENSIN 2015
(aumentó 2,4 p.p.). Al comparar la prevalencia
nacional de exceso de peso en este grupo
poblacional con la de otros países, la de
Colombia fue similar a la de Cuba con 19,0
274
indígena, además de ser la etnia con
mayores prevalencias de desnutrición, no se
encontraron diferencias que demostraran
un avance positivo en la reducción de este
indicador (gráfica 58).
% en la población entre 15 y 19 años (167)
e inferior a los datos reportados en Perú en
el 2011 (20,6 %) en el grupo de 10 a 19 años
(168) y en Ecuador 26 % para la población de
12 a 19 años (166). Es preciso tomar acciones
inmediatas que impidan el avance de las
prevalencias en este grupo de edad.
EXCESO DE PESO POR VARIABLES
DE EQUIDAD
Por sexo, se pueden observar en la tabla
21 diferencias de 6,3 p.p., con mayor
proporción de exceso de peso en las mujeres
adolescentes (21,1 %). Así mismo, por cuartiles
de riqueza, el exceso de peso se encontró en
menor proporción en el cuartil más bajo al
compararse con los cuartiles medio y alto.
Con respecto a la etnia autorreferida por los
adolescentes, tal como se puede observar en
la gráfica 59, la prevalencia de exceso de peso
fue similar.
 Gráfica 59. Prevalencia de exceso de peso en adolescentes de
13 a 17 años por sexo, etnia e índice de riqueza

La prevalencia de exceso de peso a nivel se comparó cabecera vs. resto, siendo en

regional se puede observar en la gráfica cabecera donde se encontró la prevalencia
siguiente. Por concentración poblacional se más alta (gráfica 60). Entre las desagregaciones
presentaron diferencias de 3,1 p.p. cuando de cabecera no había diferencias significativas.

Gráfica 60. Prevalencia de exceso de peso en adolescentes de 13 a

17 años por región y concentración de población

˄ Coeficiente de variación igual o mayor a 15 % y menor a 20 % la precisión es aceptable.

EXCESO DE PESO POR %) y Antioquia sin Medellín A.M. (21,0 %). Este
VARIABLES DE CONTRASTE
De acuerdo con el comportamiento de
las demás variables que aportan al análisis
de determinantes del exceso de peso en
este grupo de edad, a nivel territorial se
observa que las tres subregiones de mayor
prevalencia de este indicador antropométrico
fueron Cali A.M. (23,4 %), Medellín A.M. (21,0
indicador nutricional a nivel departamental
mostró las prevalencias más altas en cinco
departamentos: Guainía (30,8 %), Arauca
(30,0 %), San Andrés y Providencia (28,1 %),
Amazonas (28,1 %) y Meta (25,1 %). Se descata
que el departamento de Guainía presenta en
este mismo grupo de edad una proporción
similar de retraso en talla configurando un
fenotipo especial de adolescentes bajos con

275
 exceso de peso como producto de la doble
carga de malnutrición.
Adicionalmente, similar al comportamiento
del exceso de peso descrito para la población
de 5 a 12 años, a mayor cantidad de personas
en el hogar fue menor la proporción de
adolescentes con exceso de peso. De otro lado,
no existieron diferencias estadísticamente
significativas por nivel de educación del
jefe del hogar y de la madre, por ocupación
del jefe del hogar, por tipo de régimen de
afiliación a salud ni por etnia del jefe de hogar.
TENDENCIA DEL INDICADOR DE EXCESO población del área resto presentó menores
DE PESO EN POBLACIÓN DE 13 prevalencias que aquella que habitaba en el
A 17 AÑOS EN COLOMBIA
El exceso de peso en este grupo de edad
ha venido aumentando en los últimos tres
quinquenios, aunque con menor velocidad
que en los grupos etarios previamente
descritos: el aumento promedio anual fue
de 0,5 p.p., desde el 2005 (gráfica 61). Sin
embargo, es preciso llamar la atención sobre
este tema dado que en este incremento la
obesidad ha venido ganando protagonismo
en el indicador: la proporción de exceso de
peso dada por el sobrepeso ha pasado de 82,4
% en el 2005 a 77,8 % en el 2015 y la obesidad
responde del 15,6 % a 22,2 % para los mismos
periodos de tiempo referidos.
Por concentración de población, aunque la
área cabecera, su crecimiento desde el 2005
a la fecha ha tenido un ritmo similar (5,3 p.p.
en el área cabecera y 5,4 p.p. en el área resto)
(gráfica 61).

Gráfica 61. Tendencia nacional 2005 – 2015 de la prevalencia de exceso de

peso en adolescentes de 13 a 17 años por concentración de población

Desde el 2005, el exceso de peso en cuya proporción de crecimiento ha sido

los adolescentes viene presentando un
incremento en ambos sexos. No obstante,
a pesar de que son las mujeres las que han
mostrado las mayores prevalencias, en el
histórico de la medición son los hombres
mayor con respecto al 2005. De esta forma,
los hombres han crecido en el indicador 71,2
%, mientras que las mujeres lo han hecho un
33,3 % (gráfica 62).

276
 Gráfica 62. Tendencia nacional 2005 – 2015 de la prevalencia del exceso
de peso 2005, 2010 y 2015 en adolescentes de 13 a 17 años por sexo.

Es importante rescatar que de acuerdo con y Central presentaron un incremento en el

las metas del PND 2014 – 2018 (46), Colombia
se había propuesto reducir en 0,5 puntos
porcentuales la prevalencia de exceso de
peso en la población de 5 a 17 años (línea
de base 17,5 % ENSIN 2010). No obstante, de
acuerdo con estos resultados, y en oposición
a la meta, la prevalencia aumentó a 22,0 %.
A nivel de las regiones colombianas, las
regiones Atlántica, Orinoquía - Amazonía
indicador de exceso de peso, destacándose
los mayores aumentos en Orinoquía -
Amazonía (creció 9,1 p.p.) y en la región
Central (creció 4,5 p.p.). A nivel departamental,
todos los departamentos mostraron un
comportamiento creciente. De ellos, los de
mayor crecimiento fueron: Amazonas (13,7
p.p.), Arauca (11,2 p.p.), Casanare (8,4 p.p.),
Caquetá (7,9 p.p.), Guainía-Huila (7,2 p.p.) y
Quindío (7,3 p.p.) (gráfica 63).

277
 Gráfica 63. Evolución del exceso de peso 2005 - 2015 en
adolescentes de 13 a 17 años por departamento y región.

De acuerdo con la pertenencia étnica de
los adolescentes, entre el 2010 y el 2015, se
destaca un incremento solo en la población
sin pertenencia étnica. En cuanto al índice de
riqueza, los adolescentes de los cuartiles más
bajo y medio fueron los que presentaron un
aumento significativo de 3,8 p.p. y 5,1 p.p.,
respectivamente.
Dado el incremento de la adiposidad que se
presenta en este grupo de edad, se estimó la
prevalencia de exceso de peso y de retraso en talla

278
(doble carga de malnutrición) y se encontró una
prevalencia de 7,9 %, sin diferencias estadísticas
entre hombres y mujeres, representando casi
el doble de lo descrito en la población en edad
escolar (5 a 12 años).
5.4 SOBREPESO
Del total de la prevalencia de exceso de peso
en los adolescentes (17,9 %), la de sobrepeso
corresponde a 13,9 %; es decir, más del 70 %
del total de los adolescentes colombianos
con exceso de peso tenía sobrepeso y el
porcentaje restante obesidad. Las prevalencias
de sobrepeso en el país no presentaron
diferencias entre cabecera y área resto, ni por
autorreconocimiento étnico, ni por cuartiles
de riqueza. Las diferencias encontradas se
dieron al considerar la variable sexo, en la
que las prevalencias fueron más altas en las
mujeres con una diferencia de 6,2 p.p. con
relación a los hombres.
Teniendo en cuenta las variables
complementarias que dan cuenta de la
situación nutricional por sobrepeso en este
Gráfica 64. Tendencia nacional de la prevalencia del sobrepeso
2005, 2010 y 2015 en adolescentes de 13 a 17 años por sexo.
Esta situación, como ya se expuso en el
indicador de exceso de peso, debe llamar la
atención del Estado. Si bien la prevalencia de
grupo de edad, ninguna de ellas, ni las de sus
categorías, presentó diferencias estadísticas
en el exceso de peso en los adolescentes.
En comparación con otros países, Colombia
supera en prevalencia de sobrepeso a Brasil
(mujeres: 15,4 % y hombres: 15,7 %), pero
está por debajo de Chile (24,4 %) y de México
(mujeres: 23,7 % y hombres: 19,6 %) (137).
TENDENCIA DEL SOBREPESO EN POBLACIÓN
DE 13 A 17 AÑOS EN COLOMBIA
Frente a la tendencia del sobrepeso, a pesar de
que en el último quinquenio no se encontró
un aumento significativo, desde el 2005 se
observa un comportamiento incremental de
31,8 % con referencia a la prevalencia actual
(10,6 % vs. 13,9 %) (gráfica 64).
Este mismo comportamiento se registró luego
de analizarse la prevalencia desagregada
por concentración de población, la cual,
desde el 2005, ha venido aumentando en el
área cabecera y mucho más en la población
del área resto, revelando en esta última un
crecimiento de 31,0 % con respecto a su
medición inicial.
adolescentes que residen en el área resto es
inferior a la del área cabecera, la velocidad
de incremento quinquenal ha sido mayor
279
 (gráfica 65), especialmente en este tipo de
población, en la que se presentaron también
las mayores prevalencias de retraso en talla y
las peores condiciones de calidad de vida y de
Gráfica 65. Tendencia de la prevalencia nacional del sobrepeso 2005, 2010 y 2015 en
adolescentes de 13 a 17 años por concentración de población
A nivel territorial, el sobrepeso ha aumentado
en el último quinquenio con diferencias
estadísticamente significativas: solo en la
región de Orinoquía - Amazonía (13,3 % vs.
18,3 %). En los departamentos también se
evidenciaron marcadas diferencias: Chocó
(9,8 % vs. 15,5 %), Quindío (11,7 % vs. 17,5 %),
Guainía (18,0 % vs. 26,1 %) y Amazonas (12,5
% vs. 23,6 %). De las prevalencias encontradas
se destaca que todas fueron incrementales
y que ninguno de estos departamentos
logró controlar o reducir las prevalencias de
sobrepeso en la población de 13 a 17 años,
descritas desde la ENSIN 2010.
5.5 OBESIDAD
La obesidad en los adolescentes se
incrementó en el último quinquenio. Del total
del exceso de peso, la obesidad en el grupo
de adolescentes a nivel nacional corresponde
aproximadamente a la quinta parte del exceso
280
educación; situación que se agudiza y que los
pone en mayor condición de vulnerabilidad
para la vida adulta.
de peso. Al realizar la comparación de la
prevalencia de obesidad de los adolescentes
colombianos con la de algunos países, solo es
similar a la que se encontró en las niñas de
Brasil en el 2009; por lo demás, es inferior a la
de los niños brasileros (5,8 %), a la de Chile (6,6
%) y México para ambos sexos (niñas:12,1 %,
niños: 14,5 %) (137).
El análisis de este indicador por sexo no
mostró diferencias significativas (hombres: 3,9
%, mujeres: 4,0 %). A nivel territorial, su mayor
presencia se dio en la cabecera vs. el área
resto con una diferencia de 1,9 p.p. (4,5 % vs.
2,6 %). Por cuartiles de riqueza, los hombres
y las mujeres que habitaban en hogares con
niveles más bajos de riqueza fueron quienes
presentaron las menores prevalencias al
compararse con los niveles medio y alto,
mostrando la mayor diferencia entre el grupo
de adolescentes que habitaba en los hogares
con nivel de riqueza alto en comparación con
los de nivel más bajo (alto: 6,1 % vs. más bajo:
2,7 %).
Los resultados por otros determinantes de la
obesidad evidenciaron diferencias solamente
entre las variables de actividad económica
del jefe del hogar, con mayor prevalencia en
aquellos adolescentes cuyo jefe de hogar era
ocupado formal vs. informal, y por el nivel
educativo de la madre, entre las categorías
menos de primaria vs. secundaria completa
– superior incompleta, siendo estas últimas
las que presentaron la mayor proporción. Así
mismo, la mayor prevalencia de obesidad se
Gráfica 66. Tendencia nacional 2005 – 2015 de la prevalencia de obesidad
en adolescentes de 13 a 17 años por concentración de población
El crecimiento de las prevalencias de obesidad
por sexo también fue similar (mujeres: 2005:
2,0 % vs. 2010: 3,1 % vs. 2015: 4,0 %. hombres:
2005: 1,9 % vs. 2010: 2,4 % vs. 2015: 3,9 %).
A nivel de territorios, en el último quinquenio,
las regiones Atlántica y Central presentaron
incrementos en el indicador con diferencias
significativas. Teniendo en cuenta los
coeficientes de variación en los dos periodos
encontró en los niños afiliados al régimen
contributivo vs. subsidiado.
TENDENCIA DE LA OBESIDAD EN POBLACIÓN
DE 13 A 17 AÑOS EN COLOMBIA
En la gráfica 66 se puede observar la tendencia
positiva de la prevalencia nacional de la
obesidad en los adolescentes colombianos,
en la cual el crecimiento nacional desde el
2005 ha sido de 2,0 p.p., con mayor aumento
en el área cabecera comparada con el área
resto (2,2 p.p. vs. 1,3 p.p.).
de tiempo, no fue posible hacer inferencias
sobre los departamentos para este indicador.
Dados el contexto y la acumulación evidente
de la malnutrición en este grupo de edad,
es urgente la toma de decisiones que hagan
visible la problemática alimentaria y nutricional
de los adolescentes colombianos y que
logren controlar el avance de las condiciones
adversas para lograr un adecuado estado
nutricional y de salud en la vida adulta (169).
281
 6 ESTADO Los bajos niveles de hemoglobina por debajo
del punto de corte fueron considerados
NUTRICIONAL como anemia para este grupo de edad. Esta
POR INDICADORES deficiencia se presentó en uno de cada diez
adolescentes, cifra que a nivel internacional
BIOLÓGICOS EN es comparable únicamente con Chile (8 %)
ADOLESCENTES donde es 2.4 p.p mayor y otros países de
la región como México, Guatemala o Perú
DE 13 A 17 AÑOS donde, al contrario, la prevalencia reportada
es menor (170–173).
6.1 HEMOGLOBINA
La prevalencia actual de anemia no mostró
6.1.1 DISTRIBUCIÓN DE LA diferencias con la información de la ENSIN 2010
CONCENTRACIÓN DE HEMOGLOBINA (44). No obstante, en esta medición existieron
marcadas diferencias por sexo, encontrando
Como se observa en la tabla 24, la concentración que el porcentaje para las mujeres (13,4 %)
media de hemoglobina fue de 13,9 g/dL, con fue el doble, posiblemente asociado a los
unos niveles promedio más bajos en las mujeres mayores requerimientos en las niñas de 13 a
(13,2 g/dL), en los de menor edad (13,5 g/dL), 17 años por el inicio de su periodo menstrual.
en los ubicados en el área resto (13,7 g/dL), en Adicionalmente, se observó una tendencia
la región Orinoquía - Amazonía (13,3 g/dL) y en distinta a la encontrada en población menor
los pertenecientes al cuartil más bajo de riqueza de 13 años. Actualmente, las prevalencias
(13,6 g/dL). Por etnia, son los denominados sin son más altas a mayor edad y aunque no se
pertenencia étnica los que tenían los niveles encontraron diferencias en las prevalencias
más altos (14,0 g/dL). de anemia entre la población adolescente
indígena (22,4 %) y afrodescendiente (21,8 %),
6.1.2 ANEMIA los porcentajes son casi tres veces superiores
en comparación con la prevalencia en
ANÁLISIS POR VARIABLES DE EQUIDAD aquellos sin pertenencia étnica (gráfica 67).

Gráfica 67. Prevalencia de anemia en población de 13 a 17

años por sexo, edad y etnia

˄ Coeficiente de variación igual o mayor a 15 % y menor a 20 %, la precisión es aceptable.

282
Como se muestra en la gráfica 68, se
presentaron diferencias por concentración
de población. La prevalencia de anemia en la
población ubicada en el área resto fue mayor
en 5,5 p.p. en comparación con la encontrada
en el área cabecera. Las prevalencias más
Gráfica 68. Prevalencia de anemia en población de 13 a 17 años por
concentración de población, región e índice de riqueza
˄ Coeficiente de variación igual o mayor a 15 % y menor a 20 %, la precisión es aceptable. * Coeficiente de variación igual o
mayor a 20 % y menor a 30 %, la precisión es “regular” y por lo tanto debe ser usada con precaución
Los resultados mostraron que uno de cada
diez adolescentes presentaba anemia y
que las poblaciones de sexo femenino,
afrodescendientes, indígenas, pertenecientes
a hogares ubicados en el cuartil más bajo de
riqueza y de la región Pacífica fueron más
vulnerables a tener esta condición.
ANEMIA POR VARIABLES DE CONTRASTE
Además de analizar la presencia de anemia con
las variables de equidad, se encontró asociación
entre la ocurrencia de anemia y el aseguramiento
en salud, donde se observó que la prevalencia
fue mayor en la población adolescente no
afiliada al sistema (18,7 %) comparada con
la afiliada por régimen contributivo (7,7 %)
o regimen subsidiado (11,7 %). El porcentaje
de anemia fue mayor en los hogares donde
el jefe de hogar era desempleado (10,1 %),
frente a aquellos que tenían jefe de hogar con
ocupación formal (8,3 %).
bajas se registraron en la población de la
región Central (8,3 %) y en los adolescentes
del cuartil de riqueza medio (8,0 %), en el que
este porcentaje fue casi dos veces mayor en
comparación con el del cuartil más bajo.
6.2 HIERRO
6.2.1 DISTRIBUCIÓN DE LA
CONCENTRACIÓN MEDIA DE FERRITINA
Como se observa en la tabla 25, la
concentración media de ferritina fue 39,7
ug/L con niveles mucho más bajos en
mujeres (33,2 ug/L), en la población de 13
años y en la autorreconocida como indígena
(33,8 ug/L). De acuerdo con los análisis, según
indicadores relacionados al territorio, la media
de concentración fue más baja en aquellos
ubicados en la región Atlántica (34,7ug/L) sin
diferencias por concentración de población.
Respecto al índice de riqueza, fueron los
adolescentes pertenecientes al cuartil alto
de riqueza (42,1 ug/L), los que presentaron
los mayores niveles, sin diferencias en la
concentración para los otros tres cuartiles.
283
 6.2.2 DEFICIENCIA DE HIERRO
DEFICIENCIA DE HIERRO presentaron un porcentaje casi tres veces mayor
POR VARIABLES DE EQUIDAD
La deficiencia de ferritina como indicador de
bajos niveles de hierro (70,138) fue analizada
frente a variables de equidad para determinar
las acciones con relación a la anemia y,
en especial, con la anemia nutricional por
deficiencia de hierro para esta población.
La prevalencia nacional de deficiencia de
hierro fue del 15,3 %, porcentaje similar a lo
reportado en países como México, Uruguay y
Chile con valores entre el 8 % y 20 % y menor
en comparación con Guatemala, Cuba, Perú y
Venezuela, con prevalencias entre el 30 % y 50
% (170–173).
En la medición actual se encontraron marcadas
diferencias por sexo, donde las adolescentes
(22,7 %), en comparación con los hombres
(gráfica 69). Adicionalmente, si se compara
con la información de la ENSIN 2010 (14,9
%) (44), se encontró que la prevalencia para
adolescentes mujeres en el 2015 se incrementó
significativamente en 7,8 p.p. Respecto a la
edad, no se evidenciaron diferencias entre los
adolescentes de 14 a 17 años, solo se encontró
una prevalencia más baja en los adolescentes
de 13 años. En contraste, los adolescentes
indígenas presentaron una prevalencia alta de
deficiencia de hierro (26,0 %), que duplica la
encontrada para la población sin pertenencia
étnica y fue mayor en 8,3 p.p. en comparación
con los adolescentes afrodescendientes.

Gráfica 69. Prevalencia de deficiencia de hierro en

adolescentes de 13 a 17 años por sexo, edad y etnia

Como se evidencia en la gráfica 70, aunque no
se encontraron diferencias por concentración
de población, sí se presentaron por región:
la prevalencia más alta se halló en la región
Atlántica, en la que uno de cada cinco
adolescentes presentó esta deficiencia y fue
casi dos veces mayor (21,6 %), en comparación
con la encontrada para los adolescentes de
la región Oriental (10,6 %). Con relación al
análisis por índice de riqueza, se encontró
que la prevalencia de deficiencia de hierro
en los adolescentes del cuartil más bajo fue
mayor en 6,1 p.p. en comparación con los
adolescentes del cuartil alto.

284
 Gráfica 70. Prevalencia de deficiencia de hierro en adolescentes de 13 a 17 años por
concentración de población, región e índice de riqueza
* Coeficiente de variación igual o mayor a 20 % y menor a 30 %, la precisión es “regular” y por lo tanto debe ser usada con precaución.
Los análisis mostraron que la deficiencia
de hierro, al igual que la anemia, fue más
frecuente en las mujeres adolescentes, en
las poblaciones afrodescendiente, indígena
o que pertenecían a hogares del cuartil más
bajo de riqueza y ubicados en las regiones
Atlántica y Oriental.
DEFICIENCIA DE HIERRO POR fueron los más vulnerables a esta condición y
VARIABLES DE CONTRASTE
Además de analizar la presencia de
deficiencia de hierro con las variables de
equidad, se encontró asociación entre bajos
niveles de ferritina y aseguramiento en
salud, donde la prevalencia fue mayor en los
afiliados al sistema por régimen subsidiado
(17,0 %) comparados con los afiliados por
régimen contributivo (13,1 %). Igualmente,
el porcentaje de anemia también fue mayor
en la población adolescente perteneciente
a hogares en los que el jefe del hogar estaba
desempleado (20,5 %) en comparación con
los de ocupación formal (12,3 %) y en hogares
conformados por siete o más personas (18,9
%), frente a los integrados por dos a cuatro
personas (14,8 %).
Aunque en este grupo de población la
deficiencia de hierro no es un problema
de salud pública, es necesario analizar a
profundidad qué pasa particularmente con
los adolescentes indígenas, los del cuartil más
bajo de riqueza y los ubicados en las regiones
Atlántica, Pacífica y Orinoquía - Amazonía que,
según el análisis por indicadores de equidad,
presentan prevalencias más altas.
6.3 VITAMINA B12
6.3.1 DISTRIBUCIÓN DE LA
CONCENTRACIÓN DE VITAMINA B12
La concentración media de vitamina B12 fue
435,3 pg/mL, lo que refleja buenos depósitos
en la población adolescente en general
(143,144), que al igual que toda la población
es beneficiaria de la estrategia de fortificación
de harina con hierro y vitaminas del complejo
B, entre las cuales está dicha vitamina.
El comportamiento de los niveles fue muy
similar a lo encontrado en la población de 5 a
285
 12 años: donde, son más bajos en niños (410,6 presentaron la menor concentración promedio
pg/mL), en la población ubicada en el área resto (425,0 pg/mL) (tabla 26).
(421,0 pg/mL) y en las regiones Pacífica (408,0
pg/mL) y Atlántica (424,2 pg/mL). Sin embargo, 6.3.2 DEFICIENCIA DE VITAMINA B12
de manera distinta, se evidenció en la población
denominada sin pertenencia étnica la menor DEFICIENCIA DE VITAMINA
concentración media (434,2 pg/mL). Por edad, B12 POR VARIABLES DE EQUIDAD
igualmente se mantiene la tendencia encontrada
en población en edad escolar, presentándose Como se puede observar en la gráfica 71, la
una menor concentración de vitamina B12 a prevalencia de deficiencia de vitamina B12
mayor edad. De esta forma, adolescentes de en esta población fue muy baja (3,5 %); no
13 años tenían un nivel promedio de 465,5 pg/ obstante, fue más del doble, que la hallada en
mL y los de 17 años, 418,4 pg/mL. Lo contrario la población en edad escolar de 5 a 12 años de
se presentó por índice de riqueza, en el que la edad. El porcentaje de deficiencia fue dos veces
población del cuartil alto tenía el promedio mayor en los hombres (4,7 %), en comparación
de concentración más alto (457,0 pg/mL) y con el de las mujeres adolescentes y con los de
adolescentes pertenecientes al cuartil más bajo mayor rango de edad (4,2 %).
Gráfica 71. Prevalencia de deficiencia de vitamina B12
en adolescentes de 13 a 17 años por sexo, edad y etnia

˄ Coeficiente de variación igual o mayor a 15 % y menor a 20 %, la precisión es aceptable. * Coeficiente de variación

igual o mayor a 20 % y menor a 30 %, la precisión es “regular” y por lo tanto debe ser usada con precaución. **
Coeficiente de variación igual o mayor a 30 %, la precisión es muy baja y por lo tanto debe ser usada con precaución.

Por otros indicadores de equidad, no se porcentaje más alto se presentó en la Pacífica

encontraron diferencias por concentración de siendo 2 p.p. más alto que la prevalencia
población o cuartil de riqueza. Por región, el nacional (gráfica 72).

Gráfica 72. Prevalencia de deficiencia de vitamina B12 en adolescentes de 13 a 17 años

por concentración de población, región e índice de riqueza

˄ Coeficiente de variación igual o mayor a 15 % y menor a 20 %, la precisión es aceptable. * Coeficiente de variación igual o mayor a 20 % y menor a
30 %, la precisión es “regular” y por lo tanto debe ser usada con precaución. ** Coeficiente de variación igual o mayor a 30 %, la precisión es muy baja
y por lo tanto debe ser usada con precaución.

286
En los análisis de la deficiencia de vitamina B12
por otras variables de contraste analizadas no
se encontró ninguna asociación.
Los resultados son positivos: indican que no
existe un problema de salud pública frente
al estado nutricional de los adolescentes
con relación a la vitamina B12, por lo que se
debe seguir promoviendo una alimentación
adecuada para mantener estos niveles.
6.4 VITAMINA D
6.4.1 DISTRIBUCIÓN DE LA
CONCENTRACIÓN DE VITAMINA D
Es la primera vez en la serie de encuestas
nacionales de Colombia que se analiza la
vitamina D. Se halló una concentración media
de 67,5 nmol/mL, en la que los niveles fueron
mayores en los hombres (71,8 nmol/mL)
comparados con las mujeres adolescentes
e independiente de los rangos de edad.
Las concentraciones promedio más bajas
se dieron en las poblaciones indígena (68,2
nmol/mL), en las ubicadas en cabecera (66,4
Gráfica 73. Prevalencia de deficiencia de vitamina D en adolescentes de 13
a 17 años por sexo, edad y etnia
˄ Coeficiente de variación igual o mayor a 15 % y menor a 20 %, la precisión es aceptable.
En la gráfica 74 se puede observar que la
prevalencia más alta de deficiencia de vitamina
D se presentó en la población ubicada en
cabecera (21,0 %) y en la perteneciente al
nmol/mL), en las de la región Bogotá (54,8
nmol/mL) y en las del cuartil de riqueza alto
(62,3 nmol/mL). Las concentraciones más
altas se obtuvieron en la región Atlántica, en
los afrodescendientes y en el cuartil más bajo
de riqueza con 76,9, 73,6 y 72,3 nmol/mL,
respectivamente (tabla 27).
6.4.2 DEFICIENCIA DE VITAMINA D
DEFICIENCIA DE VITAMINA D POR VARIABLES
DE EQUIDAD
En Colombia, uno de cada cinco adolescentes
presentó deficiencia de vitamina D,
porcentaje similar al encontrado en México
en adolescentes (18,0 %) y a otros países de
la región (1,92–94). Las prevalencias fueron
más altas en la población de 13 años y en
el grupo de mujeres (25,7 %), siendo 10,3
p.p. mayor al compararse con los hombres.
Se observó una clara diferencia por etnia. La
mayor prevalencia de deficiencia se encontró
en la población indígena (23,1 %) y, la menor,
en los afrodescendientes (gráfica 73).
cuartil de riqueza alto (25,6 %). Es alarmante la
alta proporción encontrada para la población
ubicada en la región Bogotá (39,1 %) que es el
doble comparada con el dato nacional (20,4 %).
287
 Gráfica 74. Prevalencia de deficiencia de vitamina D en adolescentes de
13 a 17 años por concentración de población, región e índice de riqueza
DEFICIENCIA DE VITAMINA D POR tengan su menarquia y los niños logren la voz
VARIABLES DE CONTRASTE
Además de analizar la ocurrencia de
deficiencia de vitamina D con las variables
de equidad, se estudió su asociación con
otras variables y se estableció una situación
contraria a lo ocurrido para otras vitaminas:
la prevalencia fue mayor en la población
adolescente afiliada al sistema por el régimen
contributivo (23,8 %), en comparación con la
afiliada por régimen subsidiado (18,1 %) o la no
afiliada (20,3 %). De igual modo, el porcentaje
de deficiencia fue mayor en la población
perteneciente a hogares conformados por
dos a cuatro personas (22,0 %) o cuando el
jefe de hogar tenía una ocupación formal
(23,6 %), frente a hogares conformados por
siete personas o más (16,0 %) o con jefes de
hogar desempleados (17,3 %).
Los resultados indican que en Colombia
se tiene un problema moderado de salud
pública frente a la deficiencia de vitamina D
en los adolescentes, con especial afectación
en la población indígena, la perteneciente al
cuartil alto de riqueza y la ubicada en Bogotá.
Se hace necesario revisar además de hábitos
de consumo de alimentos fuente de vitamina
D, temas relacionados con el uso adecuado
de bloqueadores.
La adolescencia representa la última opción
de crecimiento lineal antes de que las niñas
288
de adulto.
El retraso en talla en la adolescencia es el
resultado del efecto acumulativo de un
estado nutricional deficiente, en gran medida
potenciado durante los dos primeros años de
vida (161). En este grupo poblacional se suma
la carga nutricional de las etapas del curso de
vida previas con la pubertad, el crecimiento
lineal, el aumento de masa esquelética y
muscular, entre otros cambios fisiológicos
cuyas alteraciones generan situaciones
irreversibles (117).
Como se expuso en el grupo de población
en edad escolar, en los adolescentes surgen
condiciones en las cuales cohabitan la
deficiencia y el exceso. Actualmente, tanto la
anemia como el retraso en talla lo padece casi
uno de cada diez adolescentes y cerca de tres
de cada veinte tienen deficiencia de hierro,
mientras que el exceso de peso afecta a casi
dos de cada cinco.
En este grupo, en el que adicionalmente las
necesidades nutricionales son mayores, las
deficiencias tienen un alto impacto en el
desarrollo y en el rendimiento intelectual, en la
respuesta inmunológica y en complicaciones
derivadas de las mismas.
En las mujeres de este grupo de edad, el estado
nutricional tiene gran relevancia en la medida
en la que tanto el retraso en talla, el bajo o exceso
de peso como las condiciones nutricionales
previas al embarazo determinarán, en gran
parte, el crecimiento y desarrollo del recién
nacido, las complicaciones gestacionales y
del posparto, configurándose el círculo de
condiciones nutricionales no adecuadas que
se perpetuarán en los niños producto de
estas gestaciones.
El análisis de los indicadores de equidad
muestra que el retraso en talla es mayor en
los hombres mientras que la anemia y el
déficit de hierro en las mujeres duplica el
dato de los hombres, posiblemente asociado
al inicio de la menstruación, lo que indica
que esta población necesita mayores aportes
alimentarios de este nutriente. Por índice de
riqueza y concentración de población, los
tres indicadores son mayores en la población
más pobre y en la que vive en el área resto.
Por regiones, el retraso en talla y la anemia
son mayores en la Orinoquía - Amazonía
mientras que la deficiencia de hierro es mayor
en la región Atlántica. Por grupos étnicos, la
anemia y la deficiencia de hierro son mayores
en población indígena y afrodescendiente.
En la población indígena, con respecto a la
población sin pertenecía étnica, el retraso
en talla y la anemia presentan una brecha
importante: la anemia es casi tres veces
superior, lo que evidencia un acumulado de
inequidades que resultan en brechas cada
vez mayores en esta población y por ende de
todas las problemáticas asociadas.
Para el exceso de peso, los análisis de equidad
muestran que este indicador es mayor en
mujeres, en los cuartiles de riqueza medio
y alto y en la región Orinoquía – Amazonía;
sin embargo, se evidencia que este es un
problema de todas las condiciones sociales y
territorios.
La deficiencia de vitamina B12 en esta población
es muy baja, por lo que no se presentan mayores
inequidades en su distribución.
La deficiencia de vitamina D está presente
en uno de cada cinco adolescentes y su
análisis por variables de equidad es similar
a lo hallado en población en edad escolar,
siendo mayor en mujeres, en las poblaciones
indígena, afrodescendiente y en la que vive
en las cabeceras, así como en los hogares con
cuartil alto de riqueza, con la particularidad
de la alta prevalencia encontrada en Bogotá
que evidencia su presencia en una relación
de cuatro de cada diez adolescentes. Lo
anterior amerita las mismas recomendaciones
realizadas a la población en edad escolar
respecto a la investigación a profundidad
de los hábitos alimentarios, el uso de
bloqueadores y la exposición solar.
Las brechas de equidad aumentan en esta
edad como resultado de la acumulación de
episodios que no han logrado superarse,
lo que plantea la necesidad de analizar y
fortalecer las acciones para su control frente a
los determinantes intermedios y estructurales
de estos problemas para lograr incidir en su
disminución.
Los datos dejan claro en dónde se ubican
las inequidades y por tanto hacia dónde
hay que orientar y fortalecer el análisis de
determinantes y las intervenciones
JÓVENES Y ADULTOS DE 18 A 64 AÑOS
La adultez constituye el período más
extenso en el curso de vida, en el que se
consolida gran parte del capital humano
(educación y experiencia). En esta etapa
aumenta la autonomía, pero también las
responsabilidades: procreación y cuidado
de la familia, educación y transmisión
de las pautas normativas de la sociedad,
trabajo y producción, dirección y gestión
de la sociedad política y búsqueda de
elementos trascendentes que aportan
sentido a la existencia (62, 167). La carga de
responsabilidades afecta, en muchos casos,
los hábitos alimentarios; menor tiempo
programado para la alimentación, más
comidas fuera del hogar, mayor consumo
de alimentos procesados y menor ingesta
de comidas preparadas en casa. La oferta de
alimentos procesados, frituras y dulces y una
vida más sedentaria propician el desarrollo
de obesidad, muchas veces asociada a
deficiencias nutricionales (167).
289
 Sin embargo, la edad cronológica no es un
criterio determinante para definir la adultez,
ya que es variable y depende más de la
madurez psicológica y del momento en el que
se asumen responsabilidades propias y un rol
funcionalmente productivo en la comunidad
(174). Adicionalmente, el concepto del curso
de vida plantea a la edad adulta como un
cúmulo de lo bueno y de lo malo, acontecido
en las etapas previas de la vida (175, 176).
La condición nutricional del adulto influye
en su funcionamiento integral, esto es en
su rendimiento físico, capacidad intelectual,
resistencia a enfermedades, estado psíquico y,
por ende, en su desempeño social. Una buena
nutrición es indispensable para mantener
el estado de bienestar y evitar o mitigar
las enfermedades del sistema circulatorio,
principal causa de muerte en el país (177). Por
ello, es indispensable la promoción de una
vida saludable que incluya alimentación sana,
actividad física y cuidado de la salud.
7. ESTADO
NUTRICIONAL de los costos en los servicios sanitarios.
POR INDICADORES
ANTROPOMÉTRICOS
EN JÓVENES Y
ADULTOS DE 18 el desequilibrio entre las calorías ingeridas
A 64 AÑOS
La edad adulta está comprendida entre el
término de la pubertad y el inicio de la vejez.
En esta etapa, la población tiene una alta
responsabilidad social pues recae la mayor
capacidad de producción y servicios. A nivel
corporal, el crecimiento óseo (el desarrollo
mineral óseo continua aproximadamente
hasta los 30 años) y la maduración sexual
biológica se han completado. Es un periodo
muy largo y la alimentación en esta etapa
es más compleja porque, en las grandes
ciudades, generalmente se hace fuera de
casa. Por lo tanto, los hábitos alimentarios
y estilos de vida que aparentemente estan
consolidados pueden verse alterados por el
290
ambiente al que el individuo está expuesto.
A partir de los 30 años se produce pérdida de
masa ósea y muscular y hay ganancia de masa
grasa, lo cual aumenta el riesgo de exceso de
peso y de las enfermedades no trasmisibles
asociadas, si no se compensa con actividad
física y con una buena alimentación.
De acuerdo con la FAO, a nivel mundial, la
mayoría de la población vive en países en
los que el sobrepeso y la obesidad cobran
más vidas de personas que la insuficiencia
ponderal. Para el 2016, el 39 % de las personas
adultas de 18 o más años tenía sobrepeso y el
13 % eran obesas (178). La preocupación por la
creciente prevalencia de obesidad se debe a su
asociación con las principales enfermedades
no trasmisibles que afectan la salud de la
población. Al menos tres cuartas partes de los
casos de diabetes mellitus tipo 2, un tercio de
los casos de ictus y enfermedades coronarias,
la mitad de los casos de hipertensión y una
cuarta parte de las osteoartritis pueden ser
atribuidos al exceso de peso (179). Además
de la preocupación existente en términos de
salud pública, prevenir la obesidad también
es importante para evitar una futura escalada
Tal como lo presenta la OMS en el 2014, la
obesidad es un problema multifactorial que,
entre otras muchas causas, tiene que ver
con el sedentarismo, el estilo de vida y con
y gastadas provocado por un cambio en los
factores ambientales (180, 181).
La obesidad es un fenómeno cada vez más
generalizado en la región de América Latina.
Según las últimas cifras, 24 países de América
Latina y el Caribe presentan una proporción
de personas obesas en valores cercanos o
superiores al 20,0 %. En Antigua y Barbuda,
Argentina, Trinidad y Tobago y Uruguay, por
ejemplo, cerca del 29,0 % de la población
es obesa; Chile, en tanto, alcanza el 30,0 % y
Bahamas el 32 %. Por el contrario, las menores
proporciones se encuentran en Haití con
11 % de la población y Bolivia, Guatemala,
Honduras, Paraguay, Nicaragua y Ecuador
con estimaciones inferiores al 20,0 %. En
general, a nivel regional, todos los países han
incrementado sus tasas de obesidad entre los
años 1980 y 2014, siendo un fenómeno más
extendido en las mujeres (178).
Por toda esta complejidad, en esta etapa no
solo se debe cuidar la salud sino también
realizar esfuerzos para modificar hábitos y
prevenir enfermedades o corregir las que ya
existen, además de las intervenciones que
debe hacer el Estado para su prevención
durante todo el curso de la vida.
7.1 CARACTERÍSTICAS DEL
PESO, DE LA TALLA Y DE LA
CINTURA DE LOS ADULTOS
ENTRE 18 Y 64 AÑOS
En la tabla 28 se puede observar que, según
la mediana, el mayor peso alcanzado se dio
hasta los 47 años en las mujeres y 42 en los
hombres. La circunferencia de la cintura fue
mayor a mayor edad, en ambos sexos. La
excepción se presentó en la talla, pues esta
fue menor a mayor edad. Para las tres medidas
corporales los valores en las mujeres siempre
fueron inferiores a los de los hombres, tanto
en el promedio como en la mediana.
7.2 EXCESO DE PESO
(SOBREPESO Y OBESIDAD)
Según lo planteado por la FAO en
su último informe del 2018 (178), “el
sobrepeso y la obesidad representan un
desequilibrio entre la ingesta de alimentos
y el gasto energético, con una subsecuente
acumulación de grasa corporal que
representa un riesgo para la salud. Las
causas de este fenómeno en la región
son múltiples, y entre ellas se encuentra
el cambio en los patrones alimentarios,
con un aumento de la disponibilidad de
productos ultraprocesados (con altos
contenidos de azúcar, grasa y sal) y una
disminución de las preparaciones culinarias
tradicionales, preparadas con alimentos
frescos y saludables (FAO y OPS, 2017).
Lo anterior, sumado a estilos de vida más
sedentarios, jornadas laborales extensas,
desregulación del mercadeo y publicidad
de productos alimenticios no saludables,
incentivos fiscales y otras fallas de mercado
que favorecen productos que promueven la
ganancia de peso, además de los procesos
de urbanización sin un planeamiento
para una movilidad más activa y menos
motorizada, conforman un contexto que
facilita el aumento del sobrepeso y la
obesidad actualmente”.
Coherente con la tendencia mundial
publicada por entidades de salud en el ámbito
internacional, desde el 2005, las prevalencias
de exceso de peso de la población adulta
colombiana se han incrementado en 10,6 p.p.,
pasando de 45,9 % en el 2005 a 56,5 % en el
2015.
Al comparar la prevalencia nacional de exceso
de peso en este grupo poblacional con
grupos de edades similares de ambos sexos
en el continente americano, se encuentra
5,5 p.p. por debajo de la prevalencia global
de la región (62,0 %) (182). Al diferenciarla
por sexo, se evidencia que en hombres (52,8
%), Colombia presentó menor prevalencia
que América del Norte (72,4 %), Chile (64,7
%), México (63,6 %) y las Américas (62,6 %),
prevalencias similares a las de El Salvador (52,2
%), mayor que República Dominicana (49,4 %),
Caribe Latino (40,1 %) y Haití (30,9 %). En las
mujeres (59,6 %) se registraron prevalencias
inferiores al compararlas con México (65,2 %)
y América del Norte (62,6 %), proporciones
similares a las de la región de Las Américas
(59,9 %) y superiores a las de Guatemala (57,1
%), Bolivia (57,3 %), Brasil (53,0 %) y Paraguay
(51,3 %) (183).
EXCESO DE PESO POR VARIABLES
DE EQUIDAD
Las prevalencias de exceso de peso a
nivel territorial en Colombia evidenciaron
diferencias significativas al compararse
la región Pacífica, que presentó la mayor
prevalencia con respecto a la Atlántica,
Oriental, Bogotá y Central. Por concentración
poblacional, los adultos que habitaban en el
área resto presentaron prevalencias inferiores
en 4,8 p.p. con respecto los de la cabecera
(gráfica 75).
291
 Gráfica 75. Prevalencia de exceso de peso en hombres y mujeres
de 18 a 64 años por región y concentración de población

Por sexo (tabla 29), se hace evidente la alta
prevalencia que presentaron las mujeres
con respecto a los hombres, diferencia que
mantienen desde la edad escolar y que es
coherente con los resultados de las versiones
anteriores de la ENSIN y con los reportes de la
OMS sobre exceso de peso (182).
Por cuartiles de riqueza, se refuerzan las
consideraciones reportadas en la literatura
frente a la no exclusividad de la situación
para países en desarrollo (184), ni por grupos
poblacionales, ni individuales entre ricos o
pobres. Es así como en Colombia, aunque
la mayor prevalencia de exceso de peso se
presentó en individuos que habitaban en
hogares con índice de riqueza alto y medio,
todos los niveles presentan exceso de peso
en por lo menos uno de cada dos individuos
(gráfica 76).
No se mostraron diferencias para este indicador
por etnia al compararse los afrodescendientes
con el grupo sin pertenencia étnica; sin embargo,
sus prevalencias fueron mayores que las del
grupo indígena. Aun así, es necesario rescatar
que, a pesar de su baja prevalencia con respecto
a las demás etnias, en el grupo de indígenas
existía por lo menos uno de cada dos adultos
que tenía sobrepeso u obesidad, evidenciando
la duplicidad de cargas nutricionales en esta
población en la que conviven problemas de
déficit en menores de 5 años con exceso de
peso en los adultos.

Gráfica 76. Prevalencia de exceso de peso en hombres y mujeres

de 18 a 64 años por sexo, etnia e índice de riqueza

292
EXCESO DE PESO quienes estaban en régimen contributivo o
POR VARIABLES DE CONTRASTE
De acuerdo con las demás variables que
aportan al análisis de determinantes del exceso
de peso en este grupo de edad (tablas 30 y 31),
a nivel territorial no se presentaron diferencias
entre las subregiones. No obstante, los cinco
primeros departamentos con prevalencias más
altas fueron: Amazonas (72,4 %), San Andrés y
Providencia (65,6 %), Vichada (65,3 %), Guainía
(64,1 %) y Meta (61,8 %). En la mayoría de estos
departamentos se evidenció desde el grupo
de 5 a 12 años y de adolescentes, las mayores
prevalencias en este indicador.
Dentro de las variables que presentaron mayor
relación con el exceso de peso en la población
adulta se destaca la situación nutricional del
cónyuge cuando este tenía exceso de peso,
evidenciando una mayor probabilidad de
sobrepeso u obesidad. De esta forma, el 65,5 %
de la población con exceso de peso tenía una
pareja con sobrepeso y 71,2 % con obesidad, al
contrario del 41,1 % que, teniendo exceso de
peso, tenía una pareja con delgadez.
De las variables de actividad económica se
resalta que los empleados formales (59,2
%) presentaron las mayores prevalencias de
exceso de peso al compararse con aquellos con
ocupación informal (53,9 %) y aún más con los
desempleados (48,3 %). Esta situación fue similar
a la variable de afiliación al sistema de seguridad
social, en la que, de forma descendente, las
mayores prevalencias se encontraron en
Gráfica 77. Tendencia nacional 2005 – 2015, de la prevalencia del exceso de peso en
hombres y mujeres de 18 a 64 años por concentración de población
especial (59,2 %), seguidos de los de régimen
subsidiado (54,1 %) y en menor proporción
los no afiliados (50,8 %). Estas dos variables
relacionadas con la condición socioeconómica
de la población revelan que a pesar de ser las
poblaciones vulnerables las que presentan
menores prevalencias, el exceso de peso estaba
presente en casi la mitad de cada grupo.
En variables como el nivel educativo y en el
tamaño del hogar no se encontraron relaciones
significativas con el exceso de peso.
TENDENCIA DEL EXCESO
DE PESO EN POBLACIÓN DE 18
A 64 AÑOS EN COLOMBIA
El exceso de peso en este grupo de edad se
comportó de manera similar al de las etapas
previas de la vida, en las cuales aumentó la
prevalencia en la última década. El promedio de
aumento es de 1,1 p.p. por año, el doble que el
encontrado en los adolescentes y similar al de la
población en edad escolar.
Así mismo, y de manera constante, igual a como
sucedió en las etapas del curso de vida previas,
quienes habitaban en el área resto presentaron
menores prevalencias de exceso de peso que
aquellos que habitaban en el área cabecera. A
pesar de ello, su velocidad de aumento desde
el 2005 fue mayor, creciendo 0,87 p.p. más por
quinquenio que lo observado en la población
residente en la cabecera (gráfica 77).
293
 Por sexo (gráfica 78), desde el 2005, el exceso
de peso en los adultos colombianos ha
mostrado marcadas y sostenidas diferencias
entre hombres y mujeres, siendo las mujeres
las que presentaron la mayor proporción. Sin
Gráfica 78. Tendencia nacional 2005 – 2015 de la prevalencia de
exceso de peso en hombres y mujeres de 18 a 64 años por sexo
De acuerdo con las metas del PND 2014 – 2018
(46), Colombia se había propuesto reducir en
1,2 puntos porcentuales la prevalencia de
exceso de peso en la población (línea de base
51,2 % ENSIN 2010). No obstante, de acuerdo
con estos resultados y en oposición a la
meta, la prevalencia aumentó en 6,3 p.p. Esta
misma situación ocurrió con lo expuesto en
el PDSP, en donde se estableció como meta
una reducción en hombres que llevara a 35,9
% (línea de base 2010: 45,6 %) y a mujeres
al 44,6 % (línea de base 2010: 55,2 %) (185);
sin embargo, el indicador se comportó de
manera contraria con un incremento de la
prevalencia en los hombres a 52,8 % y en las
mujeres a 59,6 %.
294
embargo, en el último quinquenio (2010 –
2015) fueron los hombres quienes mostraron
una velocidad de aumento de la prevalencia
mayor que las mujeres (7,2 p.p. vs. 4,4 p.p.).
A nivel de regiones, todas mostraron un
incremento estadísticamente significativo
(gráfica 79). El mayor aumento en los últimos
5 años se presentó en la región Atlántica (7,8
p.p.) y el menor, en la Oriental (2,4 p.p.). A nivel
departamental, 28 de los 32 departamentos
registraron tendencias al incremento,
independiente de si son estadísticamente
diferentes con respecto al 2010. De estos 28
territorios, la mayoría (19 departamentos) tuvo
diferencias significativas con mayores aumentos
en: Amazonas (26,6 p.p.), Córdoba (10,8 p.p.),
Magdalena (10,3 p.p.), Putumayo (10,2 p.p.)
y Bolívar (9,0 p.p.). Estos territorios han sido
identificados previamente con alteraciones
nutricionales en su población (gráfica 79).
Gráfica 79. Evolución del exceso de peso 2005 - 2015 en
adultos de 18 a 64 años por departamento y región

295
 De acuerdo con la pertenencia étnica de los
adultos, entre el 2010 y el 2015, se presentó un
incremento en las poblaciones sin pertenencia
étnica y afrodescendientes; este último fue el
de mayor aumento del indicador (7,5 p.p.). En
cuanto al índice de riqueza, todos los grupos de
población organizada por cuartiles registraron
un incremeto significativo con respecto al 2010.
En ellos, los niveles más bajo y medio fueron los
de mayor aumento en la prevalencia de exceso
de peso (7,9 p.p. y 7,0 p.p., respectivamente).
enfermedades no transmisibles, las cuales, a
su vez, son la primera causa de muerte en el
país (186). En la ENSIN 2015 se encontró una
prevalencia de sobrepeso de 37,8 %, la cual,
dentro del total del exceso de peso, refleja la
mayor carga del indicador representando el
66,9 % de la prevalencia de exceso de peso
en los adultos. Su comportamiento fue similar
en hombres (38,4 %) y en mujeres (37,2 %) y
superior en los hogares con cuartiles de riqueza
alto (40,5 %) vs. medio y vs. más bajo (gráfica 80).

7.3 SOBREPESO Se evidenciaron prevalencias mayores de

El sobrepeso en los adultos, ocasionado por
la acumulación de grasa corporal, presentó
una tendencia al aumento en Colombia,
constituyendo un riesgo para la aparición de
sobrepeso al comparar las poblaciones sin
pertenencia étnica vs. afrodescendiente y los
grupos por concentración poblacional menor
a 100 mil habitantes vs. la población del área
resto.

Gráfica 80. Prevalencia de sobrepeso en adultos de 18 a 64

años por sexo, etnia e índice de riqueza

En el contexto regional colombiano, la
prevalencia de sobrepeso (37,8 %) comparada
con la de otros países, muestra que está cerca
de la de Haití (38,5 %), pero aún distante de la
de países con problemáticas mayores como
Estados Unidos (67,3 %), México (64,4 %),
Costa Rica (60,4 %), Brasil (54,1 %), Perú (58,2
%), Cuba (58,6 %) y Ecuador (54,1 %) (187).
A nivel regional, hubo diferencias al comparar
la prevalencia de las regiones Atlántica vs.
Bogotá, Pacífica y Central (gráfica 81).

Gráfica 81. Prevalencia de sobrepeso en adultos de 18 a 64

años por región y concentración de población

296
Con respecto a las variables complementarias
que dan cuenta de la situación nutricional por
sobrepeso en este grupo etario, se destaca
que los hogares con menos de 4 personas
presentaron menores prevalencias, así como
quienes reportaron tener un empleo informal
o estar desempleados y las personas cuyo
aseguramiento en salud correspondía al
régimen subsidiado o no se encontraban
afiliados al momento de la Encuesta.
Frente a la tendencia del indicador de
sobrepeso, este ha venido aumentando de
manera paulatina por quinquenio, con un
incremento para el periodo 2010 – 2015
de 3,1 p.p. Este mismo comportamiento se
presentó en el análisis por concentración
de población, el cual, desde el 2005, mostró
diferencias significativas en cada medición,
hallándose entonces un aumento de 5,0 p.p.
en el área cabecera, con cifras aún mayores
en la población del área resto que viene
registrando un aumento de la prevalencia
en los últimos dos quinquenios de 7,2 p.p.
Para el 2015, este comportamiento no tuvo
diferencias significativas.
Con respecto al sexo, tanto los hombres
como las mujeres han venido aumentando
las prevalencias de sobrepeso; no obstante,
los hombres son quienes han tenido una
mayor velocidad de incremento del indicador,
especialmente en el último quinquenio, pues
pasó de 34,1 % a 38,4 % vs. las mujeres, en las
que el cambio fue de 35,0 % a 37,2 %.
7.4 OBESIDAD
La obesidad, condición física que refleja
una gran acumulación de grasa corporal, es
considerada hoy como una epidemia global y
uno de los problemas que genera los mayores
costos para las personas y para el sistema de
salud colombiano. La acumulación de grasa,
cuya capacidad energética es dos veces
superior a la de las proteínas o los carbohidratos,
es una forma de almacenamiento energético
para necesidades futuras. Sin embargo,
cuando estas reservas grasas son excesivas, se
traducen potencialmente en serios problemas
de salud. Una persona es catalogada como
obesa cuando tiene un índice de masa
corporal igual o superior 30 kg/m2. Es
abundante la evidencia que demuestra que
las personas cuyo peso sobrepasa en más
de un 30 % su peso saludable corren mayor
riesgo de padecer graves enfermedades (188).
En Colombia, la ENSIN 2015 evidenció que
casi uno de cada cinco adultos tenía obesidad
(18,7 %), siendo más frecuente en las mujeres
(22,4 %) que en los hombres (14,4 %) (gráfica
82). Y al igual que el sobrepeso, presentó
una tendencia incremental con respecto a
la ENSIN 2010. Esta condición se repite en
la determinación de la obesidad mórbida
(IMC40 kg/m2), con una estimación en el
ámbito nacional de 1,1 %, pero desagregada
por sexo, en la que se mostraron diferencias
significativas al destacarse la prevalencia en las
mujeres con 1,5 % frente a la de los hombres
con 0,5 %. Estudios realizados en otros países
han encontrado una tendencia creciente
de la prevalencia de obesidad mórbida, que
aumenta más rápidamente que la prevalencia
de grados más leves de obesidad (189). En
España, por ejemplo, se encontró también
una mayor prevalencia de obesidad mórbida
en las mujeres (190).
Al realizar el análisis por grupo étnico, la
mayor proporción de adultos obesos se halló
en la población afrodescendientes (22,9 %)
frente a la indígena (14,8 %) y a la población
sin pertenencia étnica (18,5 %) en este grupo
de edad. Por cuartiles del índice de riqueza se
observaron valores menores en el más bajo
(16,8 %) con respecto al resto de cuartiles.
297
 Gráfica 82. Prevalencia de obesidad en adultos de
18 a 64 años por sexo, etnia e índice de riqueza

La obesidad en el mundo ha crecido de En la gráfica 83 se muestran las prevalencias

manera descontrolada (124). La prevalencia
de obesidad en Colombia (18,8 %) es similar
a la de Ecuador (18,7 %), Honduras (18,2 %)
y Guatemala (18,6 %) e inferior en su orden
a las de Brasil (20,0 %), Perú (21,1 %), Costa
Rica (24,3 %), Venezuela (24,8 %), Cuba (25,2
%), Chile (27,8 %), México (28,1 %) y Estados
Unidos (33,7 %) (187).
de obesidad en los adultos colombianos a
nivel territorial: Orinoquía - Amazonía (21,8
%), Pacífica (21,0 %), Atlántica (19,9 %), Central
(17,9 %), Oriental (17,5 %) y Bogotá (16,7 %).
Por concentración de población existieron
diferencias significativas entre las estimaciones
de la obesidad en la población del área
cabecera y en todas sus desagregaciones vs.
resto (gráfica 83).

Gráfica 83. Prevalencia de obesidad en adultos de 18 a

64 años por región y concentración de población

298
Al analizar las variables de contraste con
respecto al comportamiento de la obesidad
en este grupo de edad se evidenció que
las mayores prevalencias de obesidad se
encontraron en quienes contaban con
educación primara incompleta (21,3 %) y
entre los que cursaron primaria completa y
secundaria incompleta (21,4 %). En cuanto a la
actividad económica, los ocupados formales e
informales se comportaron de manera similar,
siendo su prevalencia significativamente
superior al compararse con los desempleados
(13,4 %).
Si se tiene en cuenta la condición nutricional
del cónyuge, en el 21,4 % de quienes tenían
obesidad, su pareja presentaba sobrepeso y
Gráfica 84. Tendencia nacional 2005 – 2015 de la
prevalencia de obesidad de 18 a 64 años por sexo
A nivel territorial, la proporción de crecimiento
con respecto al 2005 fue mayor en el área
resto que en la población de la cabecera,
presentando valores relativos de 39,1 % y
34,3 %, respectivamente, concordante con los
resultados del análisis de la etapa del curso de
vida previo en los que se evidenció un fuerte
crecimiento de la obesidad en el área resto.
Por regiones, entre el 2010 y 2015, se estableció
que casi todas tuvieron un incremento
estadísticamente significativo a excepción
en el 28,0 % de ellos, su pareja tenía la misma
condición nutricional.
La tendencia del indicador de obesidad en
Colombia revela su participación en el exceso
de peso, el cual ha tomado mayor fuerza desde
el 2005, año en el que la obesidad representaba
el 29,1 % dentro del exceso de peso mientras,
al 2015 representa el 33,1 % de este. Si se tiene
en cuenta este comportamiento, se evidencia
entonces que, en valores relativos con respecto
a la estimación encontrada en el 2005, la
obesidad ha crecido en el país 36,0 %, condición
que, al analizarse por sexo, en el mismo periodo
de tiempo, muestra un mayor crecimiento en los
hombres (64,0 %) con respecto a la prevalencia
de las mujeres (33,2 %) (gráfica 84).
de la Oriental, que se comportó de manera
similar a lo hallado en el 2010. Ninguno de
los departamentos logró una reducción
significativa de este indicador; por el contrario,
12 de los 32 departamentos tuvieron
aumentos de la prevalencia estadísticamente
importantes y los otros 20 se mantuvieron
dentro de la estimación presentada en el
2010. Los incrementos de mayor magnitud se
dieron en Vichada (7,0 p.p.), Magdalena (6,9
p.p.), Amazonas (14,4 p.p.), y Putumayo (9,1
p.p.) con respecto al quinquenio anterior.
299
 7.5 OBESIDAD ABDOMINAL
La Circunferencia de la Cintura (CC) constituye
el principal predictor de la obesidad
abdominal, un estado que varios autores han
reportado como favorecedor de la resistencia a
la insulina y la aterosclerosis, dado que el tejido
adiposo visceral es más resistente a la insulina
que el tejido subcutáneo, lo que provoca una
hiperinsulinemia que, a largo plazo, produce
disfunción de las células β del páncreas, y
por tanto la aparición de diabetes mellitus
y un aumento del riesgo cardiovascular.
Dos estudios epidemiológicos, ejecutados
en más de 20 países de medianos y bajos
ingresos, incluido Colombia, han señalado
que la obesidad abdominal es el factor más
preponderante en los países latinoamericanos
y es el que mejor explica la ocurrencia de un
primer Infarto Agudo de Miocardio (IAM) o de
un primer Accidente Cerebro Vascular (ACV)
isquémico o hemorrágico (191, 192).
Así mismo, en Colombia, las ausencias al
trabajo por enfermedades catalogadas como
no laborales, de acuerdo con el Sistema
General de Riesgos Laborales del país (193),
ocupan las tres cuartas partes del ausentismo
total en la industria general y son un problema
no resuelto por los gobiernos y las empresas
en todo el mundo (194, 195); para el caso de la
CC en la literatura biomédica existen estudios
que han demostrado que su incremento de
se asocia con mayor morbilidad o mortalidad,
por múltiples causas, pero solo unos pocos
estudios han investigado la relación entre
la obesidad abdominal y las ausencias por
enfermedad (196).
De acuerdo con el sexo, las mujeres en
Colombia son quienes de manera histórica
y permanente presentan las mayores
proporciones de obesidad abdominal,
situación que de manera similar se ha descrito
en estudios internacionales (197, 198).
7.5.1 OBESIDAD ABDOMINAL abdominal cuando la pareja tiene exceso de
EN MUJERES
En Colombia, la obesidad abdominal en
mujeres de 18 a 64 años se encontró en el
300
59,6 % de la población. El comportamiento
del indicador ha mostrado un aumento
significativo y de gran relevancia entre el 2005
y el 2010 de más de 10 p.p.; sin embargo, en el
2015 se observa una reducción, que no es de
la misma dimensión del aumento en el primer
periodo, pero es estadísticamente diferente
en 2,4 p.p., pasando de 62,0 % a 59,6 %.
Al desagregar el indicador por las variables de
equidad se evidenció una mayor prevalencia
en las mujeres que residían en el área resto
vs. cabecera y todas sus desagregaciones y
en quienes habitaban en hogares de cuartiles
de riqueza más bajo en comparación con
los demás cuartiles, circunstancia similar a
lo descrito ya en otros estudios (199). Esta
condición expone a los más vulnerables a
un mayor riesgo en su salud y se suma a
las reducidas oportunidades de acceso y
vinculación al sistema de salud y sus servicios.
Por autorreconocimiento étnico no se
mostraron diferencias estadísticamente
significativas, situación que evidencia la
exposición de todos los grupos étnicos en
el país a los riesgos de este indicador. A nivel
regional, la Atlántica (63,0 %) presentó una
prevalencia mayor que la nacional y que la de
las regiones Orinoquía - Amazonía, Bogotá,
Central y Pacífica.
De acuerdo con las variables que ayudan a
explicar la situación de obesidad abdominal
en las mujeres, se destaca la mayor presencia
en las poblaciones consideradas de mayor
vulnerabilidad como las de niveles más
bajos de educación (menos de primaria
incompleta), en quienes tenían como principal
actividad económica una ocupación de
informalidad y en personas que se reportaron
con aseguramiento en salud por el régimen
subsidiado (tabla 30).
Así mismo, el estado nutricional del cónyuge
evidenció mayor presencia de obesidad
peso (sobrepeso y obesidad).
La tendencia del indicador evidenció una
condición de relevancia que deberá ser
puesta en la agenda pública colombiana
debido a las repercusiones en la salud
que tiene esta condición nutricional. De
acuerdo con los resultados de la ENSIN,
aunque se presentó una leve reducción
de este indicador en las mujeres entre
los años 2010 y 2015, al desagregarse por
concentración de población, las mujeres del
área resto presentaron mayores prevalencias
comparadas con quienes habitaban en la
cabecera, manteniendo casi de manera
exacta la condición del 2010.
A nivel territorial, se presentaron avances
positivos de reducción en el último quinquenio
en la región Pacífica (-5,9 p.p.), en la Oriental
(-4,3 p.p.) y en Orinoquía – Amazonía (-4,1
p.p.); en las demás regiones no se registraron
diferencias significativas. Por departamentos,
las reducciones de mayor a menor se dieron
en: Tolima (-16,5 p.p.), Arauca (-16,3 p.p.),
Cundinamarca (-14,1 p.p.), Guaviare (-12,1 p.p.),
Valle del Cauca (-9,2 p.p.), Atlántico (-7,1 p.p.),
Quindío (-6,4 p.p.), Caldas (-5,3 p.p.) y Norte
de Santander (-5,2 p.p.). Los departamentos
que tuvieron incrementos estadísticamente
diferentes con respecto al 2010 fueron
Amazonas (14,8 p.p.) y Córdoba (14,4 p.p.).
Por etnia y cuartiles de riqueza, se encontraron
reducciones de la prevalencia de obesidad
abdominal en las poblaciones sin pertenencia
étnica (-2,8 p.p) y en las de los cuartiles
de riqueza bajo (-3,7 p.p.) y alto (-6,0 p.p.),
manteniéndose similares las prevalencias del
cuartil más bajo y medio con respecto al 2010.
7.5.2 OBESIDAD ABDOMINAL descrito en la población del área cabecera
EN HOMBRES
La prevalencia de obesidad abdominal en
los hombres adultos colombianos fue de
39,3 %. Con referencia al histórico nacional,
la prevalencia se redujo desde el 2005; sin
embargo, no presentó diferencias significativas
con respecto a la medición del 2010.
Al desagregar el indicador por las variables
de equidad, contrario a la situación de las
mujeres, se presentó una mayor prevalencia
en los hombres que residían en el área
cabecera y sus desagregaciones. No así en
lo relacionado con el índice de riqueza, pues
al igual que en las mujeres fue más alta la
prevalencia en los hombres que habitaban en
hogares de cuartiles de riqueza más bajo.
En los hombres de Colombia, la obesidad
abdominal por etnia fue significativamente
menor en la población indígena comparada
con los afrodescendientes y sin pertenencia
étnica: 28,5 % vs. 38,2 % vs. 39,9 %,
respectivamente. Por región, al igual que
en las mujeres, la prevalencia de obesidad
abdominal en la Atlántica superó la
prevalencia nacional.
De acuerdo con las variables complementarias
de la situación de obesidad abdominal, se
observaron prevalencias más altas en aquellos
con niveles educativos de la categoría superior
completa o más. Adicionalmente, al contrario
de las mujeres, quienes refirieron tener una
ocupación formal y aseguramiento en salud
por el régimen contributivo o especial tuvieron
mayor obesidad abdominal (tabla 31).
En concordancia con lo sucedido en el grupo
de las mujeres, el estado nutricional del
cónyuge evidenció la mayor presencia de
obesidad abdominal cuando la pareja tenía
exceso de peso (sobrepeso y obesidad).
El histórico del indicador, al igual que en
las mujeres, revela la condición de mayor
vulnerabilidad en la población del área resto.
En los hombres residentes en el área rural el
porcentaje de aumento de la prevalencia
desde el 2005 fue tres veces más alto que el
(10,2 % vs. 39,7 %).
A nivel territorial, se presentó un aumento
estadísticamente significativo en la región
Atlántica y en los departamentos de Córdoba
(11,8 p.p.), Amazonas (10,9 p.p.), Meta (9,9 p.p.)
y Sucre (8,9 p.p.). La reducción de la prevalencia
se presentó en la región Bogotá (-4,6 p.p.) y
en los departamentos de Guainía (-13,4 p.p.),
Arauca (-11,0 p.p.), Tolima (-8,6 p.p.), Caquetá
(-8,0 p.p.), Guaviare (-7,8 p.p.), Vaupés (-7,2
p.p.), Quindío (-7,2 p.p.) y Risaralda (-6,8 p.p.).
Por etnia y cuartiles del índice de riqueza, la
prevalencia de los afrodescendientes pasó de
301
 34,4 % a 38,2 %, sin diferencias significativas
en las demás etnias. En cuanto a los cuartiles
del índice de riqueza, el nivel bajo se aumentó
la prevalencia entre el 2010 y el 2015 en 4,6
p.p. (2005: 27,2 % y 2010: 31,8 %) y el nivel alto
redujo su proporción de 50,6 % a 46,9 %.
La condición nutricional de esta etapa del curso
de vida influye en su funcionamiento integral;
es decir, en su rendimiento físico, capacidad
intelectual, resistencia a enfermedades, estado
psíquico y, por ende, en su desempeño social.
La buena nutrición y promoción de estilos de
vida saludable son conductas factores que
propician un adecuado estado de bienestar y
evitan o mitigan las enfermedades del sistema
circulatorio, principal causa de muerte de este
grupo de edad en el país (177).
Desde los resultados de la ENSIN 2010, se
evidenció que, en este grupo poblacional,
la mayor carga nutricional está dada
principalmente por el exceso de peso, en
donde la delgadez muestra proporciones
muy bajas, condición que se mantiene para
el ENSIN 2015. El exceso de peso ha venido
aumentando casi un punto porcentual por
año, lo que ha llevado a que en la actualidad
más de la mitad de las personas de estas
edades lo presente.
La obesidad, condición que refleja una
gran acumulación de grasa corporal, es
considerada hoy como una epidemia global y
uno de los problemas que genera los mayores
costos para las personas y para el sistema
de salud. La ENSIN 2015 midió su presencia
en la población mediante dos indicadores:
el IMC y la circunferencia de la cintura. Los
datos muestran que casi uno de cada cinco
adultos tiene obesidad por IMC con una
gran diferencia por sexo, donde las mujeres
presentan datos muchos más altos tanto de
IMC como de obesidad abdominal, por lo
tanto, acumulan un mayor riesgo de enfermar
y morir.
Esta situación debe ser controlada en
el país dada su gran relación con el
desarrollo de enfermedades crónicas, las
cuales se consideran como las principales
problemáticas de salud pública mundial,
302
con gran responsabilidad frente al acelerado
aumento en la morbilidad y mortalidad de
este grupo de edad.
Aunque hay diferencias entre los indicadores
de equidad, siendo más alta la problemática en
mujeres, en afrodescendientes, en los hogares
con cuartiles de riqueza medio y alto, en la
población de la región Pacífica y en aquellos
que habitan en el área cabecera, se evidencia
que en todos los casos las prevalencias de
exceso de peso y obesidad son muy altas, lo
que implica que estamos ante un problema
nutricional que está afectando a todo el país,
situación que concuerda con lo reportado en
la literatura frente a la no exclusividad de la
situación en países en desarrollo.
Uno de los determinantes del exceso de
peso, aunque no el único ni siempre el más
importante, es el sedentarismo. La promoción
de la actividad física ha sido reconocida
como una inversión vital en la prevención
de enfermedades no transmisibles; sin
embargo, para que la actividad física se
traduzca en beneficios en salud, se requiere
que se realice cumpliendo con los requisitos
en intensidad, duración y frecuencia (26).
Según lo reportado a través de la ENSIN,
solo la mitad de los adultos cumple con las
recomendaciones de actividad física, lo que
indica la necesidad de promover y apoyar las
acciones que fortalezcan los espacios verdes
para la práctica de la actividad física y los
programas institucionales que incentiven el
ejercicio. Sin embargo, esto no es suficiente
si se quiere incidir en el exceso de peso;
por ende, hay que desarrollar estrategias
que influyan en todos sus determinantes
incluyendo acciones frente a la promoción y
favorecimiento de la producción y consumo
de alimentos saludables, control del mercado
y de la publicidad en alimentos de bajo
valor nutricional y alto nivel calórico, entre
muchas otras prácticas que requieren ser
analizadas en el contexto colombiano para su
implementación integral.
Ya en esta edad, el daño acumulado es casi
irreversible y representa un alto costo social y
económico. Por esta razón, las intervenciones
para el control de la malnutrición (por
déficit o por exceso) deben iniciar desde la
primera infancia, pero además deben tener
continuidad a lo largo de la vida para evitar
menores potencialidades en el desarrollo
físico y cognitivo que implicarán condiciones
más precarias de calidad de vida y salud en la
población.

303
 MUJERES EN
EDAD FÉRTIL (MEF)
DE 13 A 49 AÑOS

304
8 ESTADO
NUTRICIONAL reportó un 25 % de mujeres entre 15 – 49
POR INDICADORES
ANTROPOMÉTRICOS
La situación nutricional de las mujeres en edad
fértil es de particular importancia debido a las
consecuencias que puede tener en el corto y en
el largo plazo. A nivel internacional, la medición
y seguimiento de la situación nutricional en este
grupo de edad está mayormente asociado con
su relación con el hijo o hija biológica menor de
5 años y suele ser el marco de definición de la
población objeto de análisis en los reportes. Así
mismo, los análisis suelen enfocarse en la falta o
en el exceso de peso en este grupo poblacional,
omitiendo la importante relevancia ya descrita que
tiene la presencia de baja talla en todo el grupo y el
retraso en talla de las menores de 18 años.
8.1 TALLA INFERIOR A 145
CENTÍMETROS
La presencia de baja talla en las MEF se
relaciona con mayor riesgo de complicaciones
en el embarazo, necesidad de asistencia en el
parto y de dificultades en el mismo, mayor
riesgo de tener hijos con bajo peso al nacer
o restricción del crecimiento intrauterino con
las implicaciones de mortalidad infantil y de
enfermedades en el transcurso de su vida (19).
En Guatemala, según la VI Encuesta Nacional
de Salud Materno Infantil 2014 – 2015, se
años, madres de niños y niñas menores de
5 años con estatura inferior a 145 cm (200);
mientras que en mujeres del mismo rango de
edad, el porcentaje en Perú fue del 8,2 % (201).
En Colombia, ampliando el grupo de estudio
de 13 a 49 años, la proporción de baja talla
fue aún menor (2,6 %). No obstante, al evaluar
el retraso en talla de las madres adolescentes
cuyo crecimiento lineal no ha terminado, la
baja talla estuvo presente en Colombia en el
18,8 % de los casos.
8.2 RETRASO EN TALLA EN MEF
ENTRE 13 Y 17 AÑOS
El retraso en talla en las mujeres de 13 a 17 años
en Colombia se encontró en el 8,7 % de los casos
(tabla 32). El grupo con mayores inequidades
correspondió a las que habitaban en el área resto
comparadas con las de cabecera, siendo 2,2 veces
más alta la prevalencia. En mujeres indígenas,
comparado con las adolescentes sin pertenencia
étnica, el retraso en talla fue 4,7 veces superior y en
las mujeres que habitaban en hogares cuyo cuartil
de riqueza era el más bajo, fue 1,9 veces mayor que
las de cuartil bajo y aún más distante al compararse
con las adolescentes del cuartil de riqueza medio
(2,3 veces mayor) (tabla 32).
En las otras categorías de cabecera y en las
distintas regiones no se encontraron diferencias
significativas en el retraso en talla (gráfica 85).

Gráfica 85. Prevalencia de retraso en talla en mujeres adolescentes entre

13 y 17 años por concentración de población, etnia e índice de riqueza.

˄ Coeficiente de variación igual o mayor a 15 % y menor a 20 %, la precisión es aceptable. * Coeficiente de variación igual o mayor a 20
% y menor a 30 %, la precisión es “regular” y por lo tanto debe ser usada con precaución.

305
 De acuerdo con las variables que
complementan el análisis de este indicador
(tabla 33), se rescata que, coherente con el
retraso en talla evidenciado en los menores de
5 años, a mayor tamaño del hogar se encontró
mayor cantidad de mujeres con crecimiento
lineal inadecuado, siendo un poco más de 1,8
veces mayor la prevalencia de hogares de 7
personas o más comparada con los hogares
de 2 a 4 personas (12,5 % vs. 6,8 %).
Con respecto a los hallazgos de la ENSIN 2010,
se evidenciaron avances importantes en el
retraso en talla a nivel nacional, reduciéndose
el valor absoluto en un 19,3 %, lo cual indica
que pasó de 10,8 % a 8,7 %. Sin embargo,
las diferencias estadísticas con respecto al
2010 solo se dieron en algunos grupos de
mujeres de 13 a 17 años: en la población de
la cabecera en la que pasó de 8,7 % a 6,7 %,
en las regiones Orinoquía - Amazonía (2010:
16,8 % vs. 2015: 11,0 %) y Central (2010: 9,7 %
vs. 2015: 6,5 %) y en mujeres sin pertenencia
étnica (2010: 10,1 % vs. 2015: 7,7 %).
Al analizar los resultados por índice de
riqueza solo se evidenciaron descensos en la
prevalencia del indicador en aquellas mujeres
que habitaban hogares con cuartiles de
riqueza más bajo (2010: 17,3 % vs. 2015: 13,6
%) y medio, en donde este último pasó de 8,2
% en el 2010 a 5,8 % en el 2015. Esta variable
de equidad evidencia, además, la reducción
diferencial en valores absolutos para el cuartil
más bajo de 21,3 % comparado con el nivel
medio que logró una disminución de 29,6 %.
8.3 DELGADEZ hijos menores de 5 años, la prevalencia se
Y EXCESO DE PESO 51,8 % (sobrepeso: 33,9 % y obesidad: 17,9 %).
(SOBREPESO Y OBESIDAD) Para el grupo de MEF sin tener como referencia
EN MEF
Ya que se considera que las condiciones
nutricionales previas al embarazo
determinarán en gran parte la ganancia de
peso y las complicaciones gestacionales y
del posparto, la relevancia de su seguimiento
e intervención en la edad fértil se hace
fundamental para buscar su prevención.
8.3.1 DELGADEZ EN MEF
306
Se ha reportado que el bajo índice de masa
corporal está asociado con un retraso del
desarrollo fetal. Los niños que nacen con
bajo peso tienen mayor riesgo de morir en el
periodo neonatal y de padecer enfermedades
no transmisibles, como diabetes de tipo 2 y
afecciones cardiacas en la edad adulta. En
Colombia, el bajo peso en las mujeres en
edad fértil de 13 a 49 años se encontró en una
proporción reducida, siendo a nivel nacional
de 2,6 % (tabla 34), cifra menor en el grupo de
13 a 17 años (1,7 %) (tabla 32) vs. en las de 18
a 49 (2,7 %) (tabla 35).
8.3.2 EXCESO DE PESO (SOBREPESO Y
OBESIDAD) EN MEF
El exceso de peso en este periodo de
crecimiento configura un riesgo mucho mayor
de presentar en la vida adulta enfermedades
no transmisibles y de obesidad persistente.
Además de la relación establecida con este
tipo de enfermedades independientemente
de encontrarse en edad fértil, las MEF que
presentan malnutrición por exceso pueden
desarrollar durante el embarazo, con mayor
probabilidad, enfermedades como diabetes
gestacional, preclampsia e hipertensión.
Para este indicador a nivel internacional,
Perú reporta prevalencias superiores a las de
Colombia, con un 58,1 % de la población con
exceso de peso distribuido en 36,9 % para
el sobrepeso y en 21,2 % para obesidad. En
Guatemala, las prevalencias presentan un
51,9 % de MEF con exceso de peso, 31,9 %
con sobrepeso y 20,0 % con obesidad (200).
En Colombia, solo en las MEF que tienen
comporta semejante a la de Guatemala, con
si tenía o no un hijo biológico, el exceso de
peso fue de 49,7 % (tablas 33 y 36), rescatando
que, de todos los grupos de edad analizados
por los indicadores antropométricos, fue el
único que mostró una reducción significativa
del exceso de peso para el 2015 (9,4 p.p.)
comparado con los resultados de la ENSIN
2010 (59,1 %).
La prevalencia actual de exceso de peso fue
mayor en las mujeres de 18 a 49 años en
quienes al menos una de cada dos presentó
exceso de peso, en comparación con el
grupo de 13 a 17 años en quienes fue mucho
menor con una relación de una de cada
cinco. Al analizar la frecuencia de sobrepeso
y de obesidad en los dos grupos de edad,
Gráfica 86. Prevalencia nacional de exceso de peso (sobrepeso
y obesidad) en mujeres en edad fértil por grupos de edad
EXCESO DE PESO (SOBREPESO Y OBESIDAD)
EN MEF ENTRE 13 Y 17 AÑOS
Tal como se mencionó en este grupo de edad,
el exceso de peso estuvo principalmente dado
por el sobrepeso, con un peso porcentual para el
indicador de 81,1 % del total del exceso de peso.
A nivel territorial, no se presentaron diferencias
significativas por concentración de población,
aun al comparar cabecera y resto. Por regiones,
la Orinoquía - Amazonía presentó la mayor
prevalencia al compararse con la estimación
nacional con aproximadamente 11 p.p. más.
Las demás regiones colombianas tuvieron
prevalencias similares al dato nacional. A
nivel departamental (tabla 37), se rescata
que la mayoría de los territorios se comportó
de manera similar al indicador nacional, con
excepción del Cesar (13,0 %) que fue el único
que se encontró por debajo de la estimación.
Los 5 departamentos que la superaron fueron
en su orden: Amazonas (54,7 %), Guainía (46,4
%), Putumayo (35,0 %), Vaupés (32,3 %) y
Vichada (27,9 %).
siguen siendo las mujeres entre 18 y 49 años
las que presentaron mayor carga de exceso
de peso por obesidad: el 19,8 % de ellas tuvo
obesidad, en comparación con el 4,0 % de las
adolescentes (tablas 32, 35), (gráfica 86).
Para las demás variables de equidad y
para las otras que aportan al análisis de
determinantes, como los cuartiles de riqueza,
la identificación étnica, el tamaño del hogar,
la actividad económica del jefe del hogar y
el aseguramiento en salud, no se hallaron
diferencias entre las categorías (tabla 33).
EXCESO DE PESO (SOBREPESO Y OBESIDAD)
MUJERES ENTRE 18 Y 49 AÑOS
En este grupo de edad, del total de la
prevalencia de exceso de peso, la distribución
de sobrepeso y obesidad fue de 64,1 % y 35,9
%, respectivamente, siendo casi el doble de la
carga que presentó la obesidad en las mujeres
adolescentes.
A nivel territorial, se muestra una mayor
proporción de mujeres de este grupo de
edad en el área resto con exceso de peso vs.
la cabecera, superando a esta última en 2,6
p.p., sin diferencias entre las categorías de
cabecera. A nivel regional, la región Oriental
presentó una menor prevalencia con
307
 respecto a la estimación nacional, contrario superó la estimación del país en 5,9 p.p.
a lo que sucedió con la región Pacífica que (gráfica 87).

Gráfica 87. Prevalencia nacional de exceso de peso (sobrepeso y obesidad) en mujeres

en edad fértil de 18 a 49 años por concentración de población y región

Con referencia a la etnia, las mujeres de 18 a

49 años sin pertenencia étnica presentaron
9 ESTADO
prevalencias inferiores de exceso de peso NUTRICIONAL
al compararse con las afrodescendientes.
Por cuartiles de riqueza, el cuartil alto fue el
POR INDICADORES
único que presentó diferencias, mostrando BIOLÓGICOS EN
las prevalencias de menor valor con respecto
a las demás categorías. Sin embargo, debe
MUJERES EN EDAD
rescatarse que independientemente de la FERTIL DE 13 A 49
etnia y del índice de riqueza, las prevalencias
siempre superaron el 50 %. AÑOS
A nivel departamental (tabla 38), en 22 de 9.1 HEMOGLOBINA
ellos, las prevalencias se comportaron de 9.2 DISTRIBUCIÓN DE
manera similar a la estimación nacional, tres LA CONCENTRACIÓN DE
de ellos presentaron proporciones menores
(Sucre: 46,9 %, Vaupés: 49,1 % y Norte de HEMOGLOBINA
Santander: 47,5 %) y siete superaron la
estimación nacional: Amazonas (71,2 %), Como se observa en la tabla 39, la
Guainía (68,4 %), Vichada (66,4 %), Cauca (63,2 concentración media de hemoglobina fue
%), Caquetá (62,3 %), Nariño (61,0 %), y Valle de 13,2 g/dL, sin diferencias por rangos de
del Cauca (60,6 %). edad, concentración de población o índice de
riqueza. Sin embargo, sí se presentaron niveles

308
promedio considerablemente más bajos en
las mujeres afrodescendientes e indígenas
con 12,6 g/dL y 12,7 g/dL, respectivamente,
y las ubicadas en las regiones Orinoquía -
Amazonía (12,7 g/dL) y Atlántica (12,9 g/dL).
9.2.1 ANEMIA
ANEMIA POR VARIABLES DE EQUIDAD
Los niveles de hemoglobina por debajo del
punto de corte para estas mujeres fueron
considerados como anemia para el grupo de
edad (6,67). Esta deficiencia se presentó en el
15,5 % de las mujeres en edad fértil, mostrando
que aun cuando fue baja, su prevalencia fue
el doble comparada con la información de
la ENSIN 2010 (44) y es un problema leve de
salud pública.
Colombia hace parte del grupo de países con
prevalencias bajas, como: Chile, El Salvador,
Costa Rica, Ecuador, Nicaragua y Perú, con
porcentajes entre 5 % y 18 %. Otros países
no han podido disminuir este problema y
tienen prevalencias entre 20 % y 40 %, como:
Guatemala, Brasil, República Dominicana y
Bolivia. Países como Panamá y Haití tienen
un grave problema de salud pública con
prevalencias superiores al 40 % (1, 7, 11, 14,
63, 202).
Para el 2015, la tendencia fue similar frente al
comportamiento de las prevalencias siendo
más altas a mayor edad, en mujeres indígenas
(28,4 %) y afrodescendientes (24,5 %), donde
los porcentajes fueron el doble comparados
con las mujeres sin pertenencia étnica (gráfica
88).

Gráfica 88. Prevalencia de anemia en mujeres en

edad fértil de 13 a 49 años por edad y etnia

˄ Coeficiente de variación igual o mayor a 15 % y menor a 20 %, la precisión es aceptable.

Para otras variables de equidad, no se
presentaron diferencias por concentración de
población y se encontró que las prevalencias
más altas estaban en las mujeres pertenecientes
al cuartil de riqueza más bajo (19,4 %) y en las
ubicadas en las regiones Orinoquía - Amazonia
(21,5 %) y Atlántica (19,5 %), con un resultado
más alentador para las mujeres de la región
Oriental, donde una de cada diez tenía anemia
(gráfica 89). Es importante continuar con los
esfuerzos para prevenir y erradicar la anemia en
este grupo poblacional.

309
 Gráfica 89. Prevalencia de anemia en mujeres en edad fértil de 13 a
49 años por concentración de población, región e índice de riqueza
˄ Coeficiente de variación igual o mayor a 15 % y menor a 20 %, la precisión es aceptable.
Los análisis mostraron que la anemia fue
más frecuente en las mujeres en edad fértil
afrodescendiente y en la población perteneciente
a hogares ubicados en las regiones Atlántica,
Pacífica y Orinoquía – Amazonía.
ANEMIA POR VARIABLES DE CONTRASTE
No se encontró ninguna asociación al realizar
los análisis con otras variables de contraste
como ocupación del jefe del hogar, número
de personas por hogar o afiliación al sistema
de seguridad social en salud.
9.3 HIERRO
9.3.1 DISTRIBUCIÓN DE LA
CONCENTRACIÓN DE FERRITINA
Como se muestra en la tabla 40, la concentración
media de ferritina en este grupo de mujeres fue
de 40,2 ug/L, valor que está alejado del punto
de corte que garantice la reserva suficiente de
hierro para responder a la creciente demanda
de este nutriente, tanto para las diferentes
funciones biológicas en las cuales participa,
como para la preparación ante un embarazo,
donde es aún mayor la necesidad.
Por rangos de edad se hallaron diferencias,
donde los niveles fueron más bajos en mujeres
310
de 13 a 17 años 33,2 ug/L, comparados con
los encontrados en mujeres de 43 a 49 años
de edad (44,7 ug/dL). Las concentraciones
más bajas se registraron en mujeres
afrodescendientes e indígenas y en las de
las regiones Atlántica y Pacífica; y los niveles
más altos, en las de la región Oriental y en las
mujeres sin pertenencia étnica.
9.3.2 DEFICIENCIA DE HIERRO
DEFICIENCIA DE HIERRO POR
VARIABLES DE EQUIDAD
Al igual que lo sucedido con la anemia, la
prevalencia de deficiencia de hierro en este
grupo fue de 23,8 %, aumentando en 6,7
p.p. En comparación con los resultados de la
ENSIN 2010 (44), este porcentaje fue similar a
los encontrados en la región (202–204).
Adicionalmente, se observó una mayor
prevalencia a mayor edad, con un 22,7 %
en mujeres de menor edad a un 28,7 % en
mujeres de 38 a 49 años, mostrando que la
edad es un determinante en la ocurrencia de
anemia en estas mujeres. Respecto a la etnia,
el 27,3 % de las mujeres afrodescendientes
y el 27,0 % de las indígenas presentaron
deficiencia de hierro (gráfica 90).
 Gráfica 90. Prevalencia de deficiencia de hierro en
mujeres en edad fértil de 13 a 49 años por edad y etnia

Respecto a las variables de equidad, aunque no
se encontraron diferencias por concentración
de población, en la gráfica 91 se observa
que la prevalencia más alta se presentó en
las mujeres ubicadas en la región Atlántica
con un porcentaje de deficiencia del 32,1 %,
valor que superó en 8,3 p.p. a la prevalencia
nacional. Con relación al índice de riqueza,
las mujeres pertenecientes al cuartil de
riqueza más bajo tuvieron el porcentaje más
alto de deficiencia (25,3 %) con tendencia al
incremento a mayor nivel del cuartil.

Gráfica 91. Prevalencia de deficiencia de hierro en mujeres en edad fértil de 13 a 49

años por concentración de población, región e índice de riqueza

DEFICIENCIA DE HIERRO POR La deficiencia de hierro en mujeres en

VARIABLES DE CONTRASTE
En los análisis de la deficiencia de hierro por
otras variables de contraste no se encontró
ninguna asociación.
edad fértil es un problema moderado de
salud pública que debe ser intervenido con
urgencia por el riesgo que esto implica para las
gestantes. Iniciar un embarazo con deficiencia
de hierro aumenta la vulnerabilidad de la

311
 madre y del recién nacido a la deficiencia de
hierro y a padecer las consecuencias de esta;
todas evitables con intervenciones oportunas
en las mujeres en edad fértil.
Los datos demuestran (tabla 39) que la mitad
de las mujeres en edad fértil con anemia
presentaba simultáneamente deficiencia de
hierro. La anemia por deficiencia de hierro
en este grupo poblacional fue del 52,3 %, sin
diferencias por concentración de población o
etnia. Las prevalencias más altas se registraron
en las mujeres de 43 a 49 años de edad (65,3
%), en las ubicadas en las regiones Atlántica
y Central (56,5 %) y en las pertenecientes al
cuartil más alto de riqueza (60,0 %).
El comportamiento de los niveles continúa
siendo muy similar al encontrado en la
ENSIN 2010 (44) . Para esta versión, no se
hallaron diferencias por concentración de
población o por rango de edad, excepto en
las mujeres de 13 a 17 años que presentaron
la concentración media más alta. Los niveles
más bajos se encontraron en las mujeres sin
pertenencia étnica, en las pertenecientes al
cuartil de riqueza más bajo y en las ubicadas
en la región Pacífica (tabla 41).
9.4.2 DEFICIENCIA DE VITAMINA B12
DEFICIENCIA DE VITAMINA B12
POR VARIABLES DE EQUIDAD

9.4 VITAMINA B12 Como se muestra en la tabla 41, la prevalencia

9.4.1 DISTRIBUCIÓN DE LA
CONCENTRACIÓN DE VITAMINA B12
La concentración media de vitamina B12 fue
440,5 pg/mL, lo que refleja buenos depósitos
de vitamina B12 en mujeres en edad fértil de 13
a 49 años de edad (143, 144), que, al igual que
toda la población en Colombia, es beneficiaria
de la estrategia de fortificación de harina de
trigo con hierro y vitaminas del complejo B,
entre las cuales está la vitamina B12.
de riesgo de deficiencia (depleción) de vitamina
B12 fue del 14,7 %, valor 5,6 p.p. inferior en
comparación con la información de la ENSIN
2010 (22). Sin embargo, los porcentajes más
altos se presentaron en las mujeres entre 33 y
37 años de edad (17,6 %), en las ubicadas en la
región Pacífica (19,7 %) y en las pertenecientes
al cuartil de riqueza más bajo (16,3 %).
La prevalencia de deficiencia en esta
población fue de 3,5 % (gráfica 92), porcentaje
más bajo que el reportado en la ENSIN 2010.
Esta prevalencia es comparable únicamente
con resultados de países como Chile, que
tuvo una prevalencia menor al 10 % (10).

Gráfica 92. Prevalencia de deficiencia de vitamina B12 en mujeres

en edad fértil de 13 a 49 años por edad y etnia

˄ Coeficiente de variación igual o mayor a 15 % y menor a 20 %, la precisión es aceptable. * Coeficiente de variación igual o mayor a 20 % y menor a
30 %, la precisión es “regular” y por lo tanto debe ser usada con precaución. ** Coeficiente de variación igual o mayor a 30 %, la precisión es muy baja
y por lo tanto debe ser usada con precaución.

312
Respecto a las demás variables de equidad, afrodescendientes y los pertenecientes al cuartil
no se presentan análisis teniendo en cuenta más bajo de riqueza, con 73,2, 70,2 y 70,1 nmol/
los altos coeficientes de variación. mL, respectivamente (tabla 42).

DEFICIENCIA DE VITAMINA 9.5.2 INSUFICIENCIA Y DEFICIENCIA DE

B12 POR VARIABLES DE CONTRASTE VITAMINA D

En los análisis de la deficiencia de vitamina INSUFICIENCIA Y DEFICIENCIA DE VITAMINA

B12 por otras variables de contraste, no se
encontró ninguna asociación.
Los resultados son positivos: muestran que
no hay un problema de salud pública frente
al estado nutricional de las mujeres en edad
fértil de 13 a 49 años, con relación a la vitamina
B12, por lo cual se debe seguir promoviendo
una alimentación adecuada para mantener
los niveles adecuados de esta vitamina.
9.5 VITAMINA D
9.5.1 DISTRIBUCIÓN DE LA
CONCENTRACIÓN DE VITAMINA D
Esta es la primera medición de los niveles de
vitamina D en una muestra representativa a
nivel nacional. En esta Encuesta se encontró que
la concentración media de vitamina D fue 64,0
nmol/mL en la población de mujeres en edad
fértil de 13 a 49 años, sin diferencias por rangos
de edad. Los niveles más bajos se hallaron en las
poblaciones sin pertenencia étnica (63,3 nmol/
mL), en las ubicadas en cabecera (63,1 nmol/
mL), en la región Bogotá (52,7 nmol/mL) y en
las del cuartil de riqueza alto (58,4 nmol/mL).
Las concentraciones más altas se presentaron
en la población de la región Atlántica, los
D POR VARIABLES DE EQUIDAD
La insuficiencia de vitamina D se presentó
en el 46,9 % (tabla 42) de las mujeres en
edad fértil, lo que indica un alto riesgo de
deficiencia de esta vitamina en este grupo
poblacional. La prevalencia de insuficiencia
fue mayor en las mujeres indígenas (49,5 %),
en las ubicadas en cabecera (47,3 %), las de la
región Central (53,6 %) y las pertenecientes al
cuartil alto de riqueza (50,6 %).
Respecto a la deficiencia, una cuarta parte de
las mujeres en edad fértil presentó niveles de
vitamina D por debajo del punto de corte y las
mayores prevalencias se hallaron en las mujeres
de los rangos de menor (13 a 17 años) y mayor
(43 a 49 años) edad, con porcentajes de 25,7
% y 30,2 %, respectivamente. Se observó una
clara diferencia por etnia, donde el 25,0 % de
las mujeres sin pertenencia étnica presentó
deficiencia de vitamina D, valor mayor en 10 p.p.
que el encontrado para las indígenas y 8 p.p.
frente a las afrodescendientes (gráfica 93). Estos
porcentajes son similares a los encontrados en
los adultos en Guatemala (47 %), Argentina (27
% a 56 %) y Brasil (50 %) en MEF y es más alto que
los reportados por México (20 %) o Chile (27 %)
en MEF (1, 91, 93, 94).

Gráfica 93. Prevalencia de deficiencia de vitamina D en mujeres

en edad fértil de 13 a 49 años por edad y etnia

˄ Coeficiente de variación igual o mayor a 15 % y menor a 20 %, la precisión es aceptable.

313
 Como se observa en la gráfica 94, con
relación a otros indicadores, la prevalencia
de deficiencia de vitamina D fue mayor en
las mujeres ubicadas en cabecera (25,4 %), las
de la región Bogotá donde casi la mitad (46,5
Gráfica 94. Prevalencia de deficiencia de vitamina D en mujeres en edad fértil
de 13 a 49 años por concentración de población, región e índice de riqueza
DEFICIENCIA DE VITAMINA 9.6 YODO
D POR VARIABLES DE CONTRASTE
Además de analizar la ocurrencia de
deficiencia de vitamina D con las variables de
equidad, se encontró una situación contraria
a lo ocurrido para otras vitaminas, donde
la prevalencia fue mayor en las mujeres en
edad fértil afiliadas al sistema por el régimen
contributivo (29,8 %), en comparación con
las afiliadas por régimen subsidiado (18,4 %)
o las no afiliadas (21,0 %). El porcentaje de
deficiencia de vitamina D también fue mayor
en la población perteneciente a hogares con
jefe de hogar que tenía una ocupación formal
(29,2 %), frente a hogares cuando el jefe de
hogar era desempleado (24,8 %).
Los resultados indican que hay un problema
moderado de salud pública frente a la
deficiencia de vitamina D en las mujeres
en edad fértil en Colombia, con especial
afectación en la población sin pertenencia
étnica, la perteneciente al cuartil alto y la
ubicada en Bogotá. Se hace necesario revisar,
además de hábitos de consumo de alimentos
fuente de vitamina D, temas relacionados con
el uso adecuado de bloqueadores.
314
%) de la población de mujeres en edad fértil
presentó deficiencia de esta vitamina y en las
pertenecientes al cuartil alto de riqueza con
31,9 %; valor superior en 7,8 p.p. con respecto
a la prevalencia a nivel nacional, 24,1 %.
9.6.1 DISTRIBUCIÓN DE LA
CONCENTRACIÓN DE YODO EN ORINA
Se encontró que la mediana de la
concentración de yodo en orina fue 379
ug/L, con los niveles más bajos en mujeres
de 33 a 42 años de edad y en la población
indígena (357,1 ug/L) y sin diferencias por
concentración de población o cuartil de
riqueza. En la región Orinoquía - Amazonía
la concentración fue la más baja, 366,5 ug/L.
Las concentraciones más altas se presentaron
en la región Atlántica y en la población sin
pertenencia étnica con 386,1 y 380,1 ug/L,
respectivamente (tabla 43).
9.6.2 SITUACIÓN DE YODO URINARIO
YODO URINARIO POR
VARIABLES DE EQUIDAD
La prevalencia nacional de deficiencia de
yodo en esta población fue del 4,9 %, cifra
similar a la del grupo de MEF sin pertenencia
étnica (único grupo con coeficientes de
variación aceptables) (gráfica 95).
 Gráfica 95. Prevalencia de deficiencia de yodo urinario en
mujeres en edad fértil de 13 a 49 años por edad y etnia

˄ Coeficiente de variación igual o mayor a 15 % y menor a 20 %, la precisión es aceptable. * Coeficiente de variación

igual o mayor a 20 % y menor a 30 %, la precisión es “regular” y por lo tanto debe ser usada con precaución. **
Coeficiente de variación igual o mayor a 30 %, la precisión es muy baja y por lo tanto debe ser usada con precaución.

Como se observa en la gráfica 96, se pertenecientes al cuartil de riqueza más bajo

encontró que las prevalencias más altas de (5,2 %) y en las del área resto (5,2 %).
deficiencia se presentaron en las poblaciones

Gráfica 96. Prevalencia de deficiencia de yodo urinario en mujeres en edad fértil

de 13 a 49 años por concentración de población, región e índice de riqueza

˄ Coeficiente de variación igual o mayor a 15 % y menor a 20 %, la precisión es aceptable. * Coeficiente de variación

igual o mayor a 20 % y menor a 30 %, la precisión es “regular” y por lo tanto debe ser usada con precaución.

315
 Respecto al porcentaje de exceso de yodo,
como se observa en la gráfica 97, el 70,5 % de
la población de mujeres en edad fértil de 13
a 49 años presentó exceso de yodo en orina.
Las prevalencias más altas se encontraron en
las de menor edad (13 a 17 años) con un 75,5
%, en las afrodescendientes y en las MEF sin
pertenencia étnica que tuvieron porcentajes
similares: 71,7 % y 70,5 %, respectivamente.

Gráfica 97. Prevalencia de exceso de yodo urinario en mujeres

en edad fértil de 13 a 49 años edad y etnia

Por indicadores relacionados con el territorio
(gráfica 98), se encontró que el 72,3 % de la
población ubicada en la región Atlántica
presentó exceso de yodo en orina, 7,1 p.p.
mayor a la prevalencia más baja hallada en
la región Orinoquía - Amazonía (65,2 %). Las
mujeres ubicadas en cabecera tenían mayor
prevalencia de exceso de yodo (70,9 %) que las
del área resto. A diferencia de lo encontrado
para la deficiencia, el exceso de yodo en orina
fue mayor en el cuartil medio de riqueza, con
74,8 %.

Gráfica 98. Prevalencia de exceso de yodo urinario en mujeres en edad fértil de 13

a 49 años por concentración de población, región e índice de riqueza

316
SITUACIÓN DE YODO enfermedades no trasmisibles como la
POR VARIABLES DE CONTRASTE
En los análisis de la situación de yodo por
otras variables de contraste no se encontró
ninguna asociación.
Claramente se tiene un grave problema de
exceso en las mujeres en edad fértil, por lo
que es fundamental estudiar las causas e
implementar estrategias de intervención
que permitan disminuir estos niveles en
esta población que es la menos vulnerable
por indicadores de equidad. Además, debe
ser revisado y fortalecido el monitoreo de
la yodación de sal en Colombia y realizar
investigaciones de otras fuentes de yodo.
La situación nutricional de las mujeres en edad
fértil es de particular importancia debido a las
consecuencias que puede tener en el corto y
largo plazo, tanto para ellas como para el hijo
(a) que puedan llegar a tener.
La presencia de talla baja se relaciona con mayor
riesgo de complicaciones en el embarazo y el
parto y mayor riesgo de tener hijos con bajo
peso al nacer o de mortalidad neonatal (19).
Según muestra la ENSIN 2015, la talla baja
está presente en casi una de cada diez niñas y
adolescentes de 13 a 17 años, con una mayor
proporción en las que viven en el área resto,
en las del cuartil de riqueza más bajo y en la
población indígena, quienes cuadriplican el
valor nacional. Esta situación concuerda con
los datos de malnutrición de etapas anteriores
de la vida, lo que deja clara la gran brecha de
equidad en la condición nutricional de este
grupo poblacional, la cual puede estar jugando
un papel importante en la determinación de las
altas tasas de mortalidad materna e infantil en la
población indígena del país (205).
Frente al exceso de peso, en la ENSIN 2015
se encontró que, aunque el problema ha
disminuido con respecto al 2010, actualmente
la mitad de las mujeres en edad fértil presenta
esta condición, de las cuales dos de cada
diez padecen obesidad, con una prevalencia
menor en el grupo de edad de 13 a 17
años. Si se tiene en cuenta que la obesidad
y el sobrepeso son un factor de riesgo de
diabetes, la hipertensión y el lupus, las cuales
pueden incidir en una mayor probabilidad
de cesáreas y de inducciones del parto (206–
209), el país enfrenta un grave problema que
amerita acciones inmediatas para su control,
con el fin de disminuir la carga económica y
social que representa esta problemática.
La anemia pregestacional hace muy probable
la presencia de este problema de salud en
el embarazo y se asocia con complicaciones
en la madre, en el feto y en el recién nacido,
relacionándose con mayor morbimortalidad
fetal y perinatal (210). En la ENSIN 2015,
aproximadamente una de cada cinco de las
mujeres en edad fértil presentó anemia y cerca
de una cuarta parte, deficiencia de hierro. Estas
dos condiciones nutricionales han aumentado
con respecto a la ENSIN 2010 y aunque ambas
cifras se ubican como un problema leve de salud
pública, su crecimiento debe llamar la atención
de las autoridades de salud para su intervención.
Por variables de equidad encontramos que
la anemia se duplica en mujeres indígenas y
afrodescendientes, con respecto a aquellas sin
pertenencia étnica; en los otros indicadores de
equidad, la anemia y la deficiencia de hierro son
mayores en las mujeres del cuartil de riqueza
más bajo y en las de las regiones Orinoquía -
Amazonía y Atlántica. Estos datos concuerdan
con lo encontrado en los grupos de edad
anteriores (salvo para algunas regiones).
Para la deficiencia de vitamina B12, los datos
de la ENSIN 2015 demuestran que esta ha
disminuido con respecto al 2010; sin embargo,
la estimación de este indicador es tan baja que
no representa un problema de salud para la
población. Por el contrario, casi la mitad de las
mujeres en edad fértil presenta insuficiencia
de vitamina D, con los niveles más altos en las
mujeres indígenas, las ubicadas en cabecera, en
la región Central y las que habitan en hogares
con cuartil de riqueza alto. Los resultados son
preocupantes y deben tomarse medidas para
solucionar esta problemática.
La deficiencia de yodo es baja, excepto en
la población indígena que duplica el dato
nacional. Sin embargo, el exceso en la ingesta
de yodo se presenta en más del 70 % de
317
 las mujeres en edad fértil, con valores muy
similares en todas las variables de equidad,
generando un problema de gran importancia
si se considera que esta condición puede
producir un deterioro significativo de la
función tiroidea que en estado de gestación
puede causar hipotiroidismo neonatal
transitorio y afectar el desarrollo cerebral del
recién nacido (212).

318
GESTANTES DE
10 A 49 AÑOS

319
 10 ESTADO
NUTRICIONAL embarazo, necesidad de asistencia en el
POR INDICADORES
ANTROPOMÉTRICOS
La situación nutricional durante la gestación
está directamente relacionada con el estado
nutricional previo a la concepción (213–216).
Las mujeres que presentan deficiencias
previas de peso o ganancia insuficiente
durante el embarazo afectarán el crecimiento
fetal y aumentarán, además, el riesgo de bajo
peso al nacer, de mortalidad e inclusive, de
enfermedades crónicas en la vida adulta
(217). Por el contrario, si el incremento de
peso es exagerado puede aumentar el riesgo
de preeclampsia, de diabetes gestacional,
de macrosomía fetal y de retención del peso
materno posparto, si además la madre no
lacta al bebé el tiempo requerido propuesto
por la OMS (218, 219). Estas son algunas de las
principales razones por las cuales la vigilancia
del estado nutricional de las embarazadas en
los servicios de salud es de vital relevancia
para el binomio madre-hijo (220).
10.1 BAJO PESO GESTACIONAL
El bajo peso gestacional se relaciona con
un mayor riesgo de complicaciones en el
parto, riesgo más alto de tener hijos con
bajo peso al nacer o retraso de crecimiento
intrauterino con las implicaciones posteriores
de mortalidad infantil y enfermedades en el
transcurso de su vida (221).
En Colombia, 14,2 % de la población que refirió
estar en embarazo al momento de la Encuesta
tenía bajo peso para su edad gestacional, sin
encontrarse diferencias estadísticas de acuerdo
con el área donde residía. La situación identificada
en las gestantes adolescentes debe generar
alertas en salud pública, debido a que es necesario
reconocer la alta vulnerabilidad de este grupo
de mujeres, quienes además de satisfacer las
necesidades propias, deben también compensar
las de su hijo para crecer y desarrollarse (222).
En el cuadro 1 se observa que las adolescentes
presentaron prevalencias de bajo peso gestacional
más altas que las gestantes adultas, condición que
se detectó desde la ENSIN 2005 con 33,2 % y que
se volvió a identificar en la ENSIN 2010 con 28,6 %.
Coherente con este comportamiento diferencial
entre gestantes adolescentes y adultas, Bolzán y
col, en el 2011, publicaron que el IMC gestacional
fue más alto entre las embarazadas adultas durante
toda la gestación (223).

Cuadro 1. Bajo peso de gestantes colombianas por

grupos de edad y concentración de población

Bajo peso Bajo peso Bajo peso

Categoría
10 a 49 años menores de 18 años 18 a 49 años

na % ICb na % ICb na % ICb

Nacional 1109 14,2 11,7 17,2 127 *21,4 14,0 31,4 982 13,5 10,8 16,7

Concentración de población

Cabecera 807 13,3 10,4 16,9 85 *22,5 12,6 36,8 722 12,4 9,5 16,1

Resto 302 11,6 23,0 42 *19,7 10,6 33,6 260 10,8 23,3

a Número total de individuos en cada categoría sin ponderar. No es correcto calcular los porcentajes con base en los "n" presentados en esta tabla;
estos se calculan a partir de una muestra compleja en la cual se tienen en cuenta ponderaciones de casos y etapas de diseño.
b Intervalo de confianza del 95 %.
˄ Coeficiente de variación igual o mayor a 15 % y menor a 20, % la precisión es aceptable.
* Coeficiente de variación igual o mayor a 20 % y menor a 30 %, la precisión es “regular” y por lo tanto debe ser usada con precaución.

320
10.2 EXCESO DE PESO
GESTACIONAL (SOBREPESO Y
OBESIDAD)
Aunque la mayor parte de la importancia
de la nutrición materna en la evolución del
embarazo se ha orientado principalmente
a analizar la relación con el déficit de peso
materno y con las complicaciones maternas
y perinatales, recientemente el exceso de
peso descrito en gran parte de la población
colombiana se ha hecho presente también
en las mujeres embarazadas. Este tipo de
malnutrición materna también representa
diversos problemas asociados con el peso
al nacer y la salud futura del recién nacido
(224), al igual que problemas de salud para la
madre debido a la retención del peso de cada
embarazo, dada la baja frecuencia y duración
de la lactancia materna entre las gestantes
colombianas (225, 226).
En el total de mujeres gestantes colombianas,
el exceso de peso representó el 40,0 %, sin
encontrarse diferencias significativas entre
quienes habitaban en la cabecera y en el área
resto (cuadro 2).

Cuadro 2. Exceso de peso de gestantes colombianas

por grupos de edad y concentración de población

Exceso de peso Exceso de peso Exceso de peso

Categoría
10 a 49 años menores de 18 años 18 a 49 años

na % ICb na na % ICb % na

Nacional 1109 40,0 35,4 44,9 251 *15,9 8,6 27,4 982 42,6 37,6 47,8

Concentración de población

Cabecera 807 41,6 35,8 47,6 85 **16,5 8,1 30,8 722 43,9 37,7 50,3

Resto 302 36,2 29,2 43,7 42 **14,7 4,4 39,0 260 39,2 31,9 47,0

a Número total de individuos en cada categoría sin ponderar. No es correcto calcular los porcentajes con base en los "n" presentados en esta tabla;
estos se calculan a partir de una muestra compleja en la cual se tienen en cuenta ponderaciones de casos y etapas de diseño.
b Intervalo de confianza del 95 %.
* Coeficiente de variación igual o mayor a 20 % y menor a 30 %, la precisión es “regular” y por lo tanto debe ser usada con precaución.
** Coeficiente de variación igual o mayor a 30 %, la precisión es muy baja y por lo tanto debe ser usada con precaución.

10.3 TENDENCIA DE LOS orientar la toma de decisiones y el diseño

INDICADORES DE BAJO PESO Y
EXCESO DE PESO GESTACIONAL
En las mediciones anteriores de las ENSIN 2005
y 2010 se incluyeron gestantes solo a partir de
los 13 años. Dado el comportamiento actual
de la fecundidad en Colombia, la ENSIN 2015
permitió la inclusión de las gestantes desde
los 10 años, haciendo los datos parcialmente
diferentes. Sin embargo, es relevante
presentar las diferencias encontradas con
las mediciones anteriores de la ENSIN para
de intervenciones, dadas las tendencias
encontradas, en especial, en el exceso de
peso gestacional.
Para el indicador de bajo peso de las
gestantes (total) no se evidenciaron cambios
estadísticamente significativos con respecto al
2010 (15,1 %). Sin embargo, con respecto a las
mediciones anteriores de la ENSIN, se hallaron
prevalencias más altas en el exceso de peso
con cambios estadísticamente significativos
frente al 2010 (34,6 %), mostrando un aumento
en casi 6 p.p. en el 2015 (gráfica 99).

321
 Gráfica 99. Tendencia nacional 2010 – 2015 de la
prevalencia de bajo y exceso de peso por IMC gestacional

11 ESTADO más bajos en las mujeres ubicadas en las

NUTRICIONAL una concentración media de 11,4 g/dL.
POR INDICADORES
BIOLÓGICOS
EN MUJERES
GESTANTES Los niveles de hemoglobina por debajo del
DE 13 A 49 AÑOS
11.1 HEMOGLOBINA
11.1.1 DISTRIBUCIÓN DE LA
CONCENTRACIÓN DE HEMOGLOBINA
Como se observa en la tabla 44, la
concentración media de hemoglobina fue
de 11,8 g/dL, valor muy cercano al punto
de corte para este grupo, sin diferencia por
rangos de edad, excepto en las gestantes de
33 a 37 años que tuvieron los niveles más altos,
12,2 g/dL. No se presentaron diferencias por
etnia ni por concentración de población. Sin
embargo, sí se registraron niveles promedio
regiones Orinoquía - Amazonía y Pacífica con
11.1.2 ANEMIA
ANEMIA POR VARIABLES DE EQUIDAD
punto de corte para estas mujeres fueron
considerados como anemia para el grupo
de edad (6,67). Esta deficiencia se presentó
en el 26,2 % de la población gestante de la
muestra, porcentaje mayor en 8,3 p.p. con
respecto a la cifra reportada en la ENSIN 2010
(44) y en comparación con la cifra global
que es del 19,2 % y de la región 15,2 % (1, 7,
79), evidenciando que una de cada cuatro
mujeres gestantes en Colombia presentó
esta condición, lo que implica un problema
moderado de salud pública, que afecta más a
las gestantes de 28 a 32 años de edad (30,8 %)
y a las afrodescendientes (40,2 %), porcentaje
que duplica el encontrado en las gestantes
sin pertenencia étnica (gráfica 100).

322
 Gráfica 100. Prevalencia de anemia en mujeres
gestantes de 13 a 49 años por edad y etnia

˄ Coeficiente de variación igual o mayor a 15 % y menor a 20 %, la precisión es aceptable. * Coeficiente de variación

igual o mayor a 20 % y menor a 30 %, la precisión es “regular” y por lo tanto debe ser usada con precaución. **
Coeficiente de variación igual o mayor a 30 %, la precisión es muy baja y por lo tanto debe ser usada con precaución.
(†) Estimaciones calculadas para subpoblaciones con tamaños menores a 25 observaciones sin ponderar, ([)
Estimaciones calculadas para subpoblaciones con tamaños entre 25-49 casos sin ponderar.

Como se muestra en la gráfica 101, al realizar
los análisis por otros indicadores de equidad
se encontraron las prevalencias más altas en
gestantes ubicadas en el área cabecera (26,9
%) y en las del cuartil de riqueza más bajo (28,7
%). Por región geográfica, las gestantes de la
región Pacífica fueron las que presentaron el
mayor porcentaje (42,0 %), casi dos veces la
prevalencia nacional y concordante con el
dato de anemia en mujeres en edad fértil de
esa región que tuvo uno de los porcentajes
más altos.

Gráfica 101. Prevalencia de anemia en mujeres gestantes de 13 a 49

años por concentración de población, región e índice de riqueza

* Coeficiente de variación igual o mayor a 20 % y menor a 30 %, la precisión es “regular” y por lo tanto debe ser usada con precaución. **
Coeficiente de variación igual o mayor a 30 %, la precisión es muy baja y por lo tanto debe ser usada con precaución.

323
 Los resultados muestran que la ubicación
geográfica, el índice de riqueza y la etnia
fueron determinantes en la ocurrencia de
anemia, haciendo a las poblaciones con
indicadores más bajos más vulnerables a esta
condición. Se hace imprescindible indagar a
profundidad las causas.
de equidad, no se encontraron diferencias
por concentración de población, pero sí por
región, donde las mujeres de la Orinoquía –
Amazonía presentaron los niveles más bajos
de ferritina (20,2 g/dL).
11.2.2 DEFICIENCIA DE HIERRO

11.2 HIERRO DEFICIENCIA DE HIERRO

11.2.1 DISTRIBUCIÓN DE LA
CONCENTRACIÓN DE FERRITINA
Como se muestra en la tabla 45, la
concentración media de ferritina en este
grupo de mujeres fue de 29,3 ug/L y un poco
menos de la mitad de estas gestantes tenía
valores por debajo del punto de corte para el
grupo. Los niveles promedio fueron mayores
a medida que el rango de edad fue mayor, las
gestantes de 13 a 17 años tenían 27,2 ug/L y
las de 33 a 37 años, 35,2 ug/L, lo que aumenta
el riesgo en estas gestantes de mayor edad.
La misma situación la presentaron las
gestantes afrodescendientes, con el nivel
más bajo por etnia, 24,9 ug/L. Por indicadores
POR VARIABLES DE EQUIDAD
Al igual que lo sucedido en la anemia, la
prevalencia de deficiencia de hierro en este
grupo fue del 44,5 %, 7,3 p.p. más alta que lo
reportado en la ENSIN 2010.
Para la ENSIN 2015, una de cada dos gestantes
presentó deficiencia de hierro, condición que
se considera como grave debido al aumento
de los requerimientos que son necesarios en
esta etapa fisiológica para suplir la necesidad
de hierro de la madre y de su hijo. Esta
situación se convierte en un problema severo
de salud pública, que fue más prevalente en
las gestantes afrodescendientes (47,3 %) y en
las de 23 a 27 años (51,8 %) (gráfica 102).

Gráfica 102. Prevalencia de deficiencia de hierro en

mujeres gestantes de 13 a 49 años por edad y etnia

˄ Coeficiente de variación igual o mayor a 15 % y menor a 20 %, la precisión es aceptable. * Coeficiente de variación igual o mayor a 20 % y menor a
30 %, la precisión es “regular” y por lo tanto debe ser usada con precaución. (†) Estimaciones calculadas para subpoblaciones con tamaños menores a
25 observaciones sin ponderar. ([) Estimaciones calculadas para subpoblaciones con tamaños entre 25-49 casos sin ponderar.

Como se muestra en la gráfica 103, respecto 54,4 % de la región Orinoquía - Amazonía,

a indicadores del territorio, el 45,1 % de las seguidas por el 51,4 % de mujeres
gestantes ubicadas en el área cabecera y el gestantes de la región Atlántica, tenían esta

324
deficiencia. Además, por índice de riqueza las tuvieron la prevalencia más alta de deficiencia
pertenecientes al cuartil medio fueron las que de hierro (46,3 %).

Gráfica 103. Prevalencia de deficiencia de hierro en mujeres gestantes de 13 a

49 años por concentración de población, región e índice de riqueza

˄ Coeficiente de variación igual o mayor a 15 % y menor a 20 %, la precisión es aceptable. * Coeficiente de variación igual o
mayor a 20 % y menor a 30 %, la precisión es “regular” y por lo tanto debe ser usada con precaución.

Los datos en la tabla 44 muestran un panorama
grave frente a la anemia por deficiencia de
hierro que aumentó en 2,8 p.p., con respecto
a la ENSIN 2010. Para esta versión, el 59,2 % de
las gestantes presentó anemia por deficiencia
hierro, con mayor afectación en las mujeres
de 33 a 37 años de edad (69,8 %), 10,6 p.p. por
encima de la prevalencia nacional. Por etnia,
fueron las identificadas como sin pertenencia
étnica (62,0 %) e indígenas (59,8 %) las que
tuvieron los mayores porcentajes. El análisis
por ubicación geográfica mostró que las
gestantes en la región Atlántica tuvieron
una prevalencia de anemia por deficiencia
de hierro del 70,7 %, valor que fue 1,2 veces
al encontrado en la región Pacífica (57,7 %).
El 78,1 % de las gestantes pertenecientes al
cuartil medio de riqueza también presentó
esta condición.
El grupo de las mujeres gestantes de 13 a
49 años fue el más afectado por anemia,
deficiencia de hierro y anemia por deficiencia
de hierro, requiriendo una intervención
urgente y estructurada pensando en su
condición fisiológica. Prevenir y disminuir
estas deficiencias en las gestantes, previene
y disminuye estas condiciones y sus
consecuencias en la población infantil.
11.3 VITAMINA B12
11.3.1 DISTRIBUCIÓN DE LA
CONCENTRACIÓN DE VITAMINA B12
La concentración media de vitamina B12 fue
de 347,4 pg/mL, cerca de 100 pg/mL menos
que la encontrada en las mujeres en edad fértil,
lo que claramente refleja menos depósitos de
vitamina B12 en mujeres gestantes de 13 a 49
años, que, al igual que toda la población en
Colombia, es beneficiaria de la estrategia de
fortificación de harina de trigo con hierro y

325
 vitaminas del complejo B, entre las cuales está
la vitamina B12. En esta Encuesta (tabla 46) no
se hallaron diferencias en la concentración
media por concentración de población, pero
sí en las mujeres sin pertenencia étnica (342,1
pg/mL), en las pertenecientes al cuartil de
riqueza más bajo (339,4 pg/mL) y en aquellas
ubicadas en la región Central (333,8 pg/mL)
donde se presentaron las concentraciones
más bajas.
11.3.2 DEFICIENCIA DE VITAMINA B12
DEFICIENCIA DE VITAMINA B12
POR VARIABLES DE EQUIDAD
Como se muestra en la tabla 46, una de cada
tres gestantes tenía riesgo de deficiencia
(depleción) de vitamina B12. La prevalencia a
nivel nacional fue del 33,9 %, valor superior al
encontrado en mujeres en edad fértil en 14,2
p.p., pero inferior en 7,4 p.p., en comparación
con la información de la ENSIN 2010. Los
porcentajes más altos se presentaron
en las mujeres identificadas como sin
pertenencia étnica (35,9 %), 8 p.p. más que en
afrodescendientes. Por ubicación geográfica,
las gestantes de la región Oriental tuvieron la
mayor prevalencia (40,4 %) y las de la región
Pacífica la menor (27,8 %). Fueron las gestantes
pertenecientes al cuartil de riqueza más bajo
las que presentaron la mayor prevalencia de
riesgo de deficiencia de vitamina B12 por
depleción (33,4 %).
La prevalencia de deficiencia en esta
población presentó la prevalencia más alta
(11,6 %), en comparación con otros grupos
poblacionales valorados, pero fue menor en 8
p.p. con respecto a la ENSIN 2010. Aun así, las
prevalencias fueron bajas (gráfica 104).

Gráfica 104. Prevalencia de deficiencia de vitamina B12 en

mujeres gestantes de 13 a 49 años por edad y etnia

˄ Coeficiente de variación igual o mayor a 15 % y menor a 20 %, la precisión es aceptable. * Coeficiente de variación igual o mayor a 20 % y menor a
30 %, la precisión es “regular” y por lo tanto debe ser usada con precaución. (†) Estimaciones calculadas para subpoblaciones con tamaños menores a
25 observaciones sin ponderar. ([) Estimaciones calculadas para subpoblaciones con tamaños entre 25-49 casos sin ponderar.

326
No se encontraron diferencias por concentración de población (gráfica 105).

Gráfica 105. Prevalencia de deficiencia de vitamina B12 en mujeres gestantes de 13

a 49 años por concentración de población, región e índice de riqueza

˄ Coeficiente de variación igual o mayor a 15 % y menor a 20 %, la precisión es aceptable. * Coeficiente de variación igual o mayor a 20 % y
menor a 30 %, la precisión es “regular” y por lo tanto debe ser usada con precaución. ** Coeficiente de variación igual o mayor a 30 %, la precisión
es muy baja y por lo tanto debe ser usada con precaución.

El grupo de mujeres gestantes fue el único de 13 a 17 años de edad (64,5 nmol/mL),

en donde se presentó riesgo de deficiencia
(depleción) y deficiencia de vitamina B12
como un problema de salud pública, situación
que no solamente afecta el estado nutricional
de la madre, sino que repercute en el de su
hijo o hija, por lo cual se debe intervenir con
urgencia a través de estrategias integrales
que aborden los principales determinantes y
que permitan reducir esta deficiencia.
11.4 VITAMINA D
11.4.1 DISTRIBUCIÓN DE LA
CONCENTRACIÓN DE VITAMINA D
Esta es la primera medición de los niveles
de vitamina D en una muestra de gestantes
a nivel nacional, encontrándose que para
esta población la concentración media de
vitamina D fue 59,6 nmol/mL, siendo menor
que la de mujeres en edad fértil. Los niveles
más altos se presentaron en las gestantes
en las que habitaban la región Atlántica
(68,0 nmol/mL), en las afrodescendientes
(65,2 nmol/mL) y en las de cuartil más bajo
de riqueza (63,2 nmol/mL). Por el contrario,
las concentraciones promedio más bajas se
hallaron en las de 33 a 37 años (56,7 nmol/
mL), en las indígenas (57,4 nmol/mL), en las
gestantes ubicadas en cabecera (58,2 nmol/
mL), en la región Bogotá (41,6 nmol/mL) y en
las pertenecientes al cuartil de riqueza alto
(51,1 nmol/mL) (tabla 47).
11.4.2 INSUFICIENCIA Y DEFICIENCIA DE
VITAMINA D
INSUFICIENCIA Y DEFICIENCIA DE VITAMINA
D POR VARIABLES DE EQUIDAD
Como se muestra en la tabla 47, la insuficiencia
de vitamina D se presentó en el 45,0 % de las
mujeres gestantes, lo que indica un alto riesgo
de deficiencia en este grupo poblacional. No
se presentaron diferencias por etnia, pero

327
 sí por rango de edad, donde las mayores
prevalencias de insuficiencia se encontraron
en las de 13 a 17 años (55,2 %). La insuficiencia
de vitamina D también fue más alta en las
mujeres gestantes ubicadas en el área resto
(49,2 %), en las de la región Atlántica (51,3 %),
siendo 30 p.p. mayor en comparación a lo
encontrado en Bogotá (20,2 %) y en aquellas
del cuartil más bajo de riqueza (48,6 %), valor
superior en 10,9 p.p. con relación a las del
cuartil medio (36,1 %).
Respecto a la deficiencia, una tercera parte
de las mujeres gestantes presentó niveles de
vitamina D por debajo del punto de corte.
La mayor prevalencia por rangos de edad se
encontró en las mujeres de 33 a 37 años (42,8
%) (gráfica 106).

Gráfica 106. Prevalencia de deficiencia de vitamina D

en mujeres gestantes de 13 a 49 años por edad y etnia

Como se observa en la gráfica 107, con
relación a otras variables, la prevalencia de
deficiencia de vitamina D fue 13 p.p. mayor
en las mujeres ubicadas en cabecera (36,3
%) comparada con las ubicadas en el área
resto. Por ubicación geográfica, el 77,5 % de
las gestantes en la región Bogotá presentó
deficiencia de esta vitamina, al igual que más
de la mitad de las pertenecientes al cuartil
más alto de riqueza (50,6 %), valor superior en
17,8 p.p. con respecto a la prevalencia a nivel
nacional (32,8 %).

Gráfica 107. Prevalencia de deficiencia de vitamina D en mujeres en edad fértil

de 13 a 49 años por concentración de población, región e índice de riqueza

˄ Coeficiente de variación igual o mayor a 15 % y menor a 20 %, la precisión es aceptable. ** Coeficiente de variación igual o mayor a
30 %, la precisión es muy baja y por lo tanto debe ser usada con precaución.

328
DEFICIENCIA DE VITAMINA D tiene mayor riesgo de morir en el periodo neonatal
POR VARIABLES DE CONTRASTE
Además de analizar la ocurrencia de deficiencia de
vitamina D por las variables de equidad, el análisis
por variables de contraste mostró una situación
contraria a lo ocurrido en otras vitaminas: la
prevalencia fue mucho mayor en las mujeres
gestantes afiliadas al sistema por el régimen
contributivo (44,9 %), en comparación con las
afiliadas por régimen subsidiado (25,7 %) o las no
afiliadas (13,8 %). El porcentaje de deficiencia de
vitamina D también fue mayor en las gestantes
pertenecientes a hogares con jefe de hogar que
tenía una ocupación formal (43,9 %), frente a jefe
de hogar desempleado (32,0 %).
Los resultados indican un problema grave de
salud pública frente a la deficiencia de vitamina
D en las mujeres gestantes en Colombia, con
especial afectación en las poblaciones sin
pertenencia étnica, la del cuartil más alto y la
ubicada en Bogotá. Se hace necesario revisar
además de hábitos de consumo de alimentos
fuente de vitamina D, temas relacionados con el
uso adecuado de bloqueadores.
Asegurar un buen estado nutricional de la gestante
evita complicaciones en el embarazo y el parto es
la vía para interrumpir el ciclo intergeneracional
de malnutrición y para acabar con el retraso del
crecimiento de los recién nacidos.
Según los datos de la ENSIN 2015, el 14,2 % de
las gestantes presenta bajo peso para su edad
gestacional y cuatro de cada diez 10 registran
exceso de peso, siendo ambos extremos
condiciones que ponen en riesgo la salud y la
vida, tanto de la gestante como del recién nacido.
Las mujeres cuyo estado nutricional es deficiente
en el momento de la concepción tienen mayor
riesgo de enfermedad y muerte. Su situación
nutricional y de salud depende, en gran medida,
de la alimentación y, por tanto, es poco probable
que puedan responder al aumento de las
necesidades de nutrientes durante el embarazo.
La baja talla de las gestantes también se asocia
a un mayor riesgo de complicaciones en el
embarazo, a la necesidad de asistencia en el parto
y a la insuficiencia ponderal del niño. El déficit de
peso en la gestación se asocia con retraso del
desarrollo fetal que afecta el peso al nacer, el cual
y de padecer enfermedades no transmisibles
como diabetes de tipo II y afecciones cardiacas
en la edad adulta. En lo que corresponde al
exceso de peso, la obesidad incrementa el riesgo
de aborto espontáneo durante el embarazo,
diabetes gestacional, hipertensión gestacional,
preeclampsia, parto prematuro de indicación
médica, alteraciones del trabajo de parto y mayor
tasa de cesárea (227).
Con respecto al estado nutricional de las gestantes
por indicadores de vitaminas y minerales, se
encontró que la anemia y la deficiencia de hierro
han ido en aumento en el país, con respecto a la
ENSIN 2010: un poco más de la cuarta parte de
ellas presentan anemia y casi la mitad, deficiencia
de hierro, siendo mayor la anemia en la población
afrodescendiente, en la región Pacífica, en la de
cabecera y en el cuartil más bajo del índice de
riqueza. Para el caso de la deficiencia de hierro,
las inequidades son las mismas, salvo en el caso
de regiones donde es más alta como en la región
Orinoquía - Amazonía.
Aunque la prevalencia nacional de anemia se
clasifica como problema moderado de salud
pública, los datos más altos en esta población
indican una clara inequidad relacionada con la
ubicación geográfica, el índice de riqueza y la etnia.
La anemia en el embarazo produce disminución
en la capacidad de transportar oxígeno, la cual
tiene gran importancia durante el período
gestacional, dado que el feto es dependiente del
transporte de oxígeno para suplir sus necesidades,
por lo que suele relacionarse con bajo peso del
recién nacido, parto prematuro y aumento de
la morbi-mortalidad perinatal y anormalidades
fetales (210, 228, 229).
Con respecto a la deficiencia de vitamina D, se
muestra que una de cada tres mujeres gestantes la
presenta, concentrando las mayores deficiencias
la población indígena, quienes viven en el área
cabecera, en los cuartiles de riqueza medio y alto
y aquella ubicada en Bogotá.
Las condiciones encontradas ameritan
intervenciones estructurales por parte del
gobierno nacional para controlarlas y disminuirlas,
intensificando acciones en las poblaciones con
mayores inequidades.
329
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333
 ANEXO 1. PROFESIONALES
ENCARGADOS DEL
DESARROLLO DEL OPERATIVO
DE CAMPO
SUPERVISORES
Aldemar Rodrigo Durán Espinoza
Ana Elvia Valderrama Gamboa
Ariel Monje Carvajal
Blanca Inés Moya Olaya
Claudia Chaparro Cortés
Claudia Viviana González Díaz
David Ricardo Vega Angarita
Dedwin José García Ramos
Diana del Pilar Millán
Diana Marcela León Hernández
Dolly Martínez
Edgar Fernando Barbosa Morales
Edgar Ramírez Falla
Elizabeth Sandoval Rodríguez
Elvis Ricardo Romero Cruz
Fernando Arturo Morales
Giovanny Alexander Rubiano Pinilla
Haiddanec Baquero Sogamoso
Isabel del Pilar Orjuela Ramírez
Jacob Murillo González
Janssen Jeffreys Gómez Gualdrón
Javier Mauricio Barrera
Juliet Nathaly Ramos Gallo
Karen Tatiana Munevar Castellanos
Leidy Ester Acosta
Lucentih Sinisterra García
Luz Marina Devia
Luz Marina Gutiérrez Paez
María Consuelo Rodríguez
María Eugenia Hidalgo Mora
Maritza Sepúlveda Arias
Marta Lucía Cuellar Cárdenas
Martha Constanza Combariza
Nancy Roja
Patricia Eugenia Kwan
Patricia Vásquez
Sonia Arias
Sonia Patricia Rincón Pabón
Stella Castillo Mosquera
Yamile Trujillo Niño
Yamile Trujillo Niño
Yolima Nieto Ochoa
Yulieth del Carmen Morelo Herrera
334
ENCUESTADORAS
Addis Adriana Rodríguez
Adelina Lizeth Villamayor Vega
Adriana Elizabeth Paredes Perdomo
Adriana Patricia López Bautista
Ana Judith Guzmán Delgado
Ana Lucia Quintero Orozco
Ana Rosa Caicedo
Andrea Marcela Ramos Tovar
Ángela María Piracoca
Angélica María Ortiz Ruiz
Aura Elisa Romo Asa
Betty Rubio Gómez
Carmen Alicia Guana Romero
Carol Hosman Ramos
Catalina Cardona Mejía
Clara Zenaida León Castro
Cristina Torres Cardozo
Diana Carolina Panesso
Diana del Pilar Millán
Diana Karime Arias
Diana Milena Hoyos
Diana Patricia Guevara Díaz
Eliana Vallejo
Geraldine Lorena Calleja Castro
Haidy Machuca Cárdenas
Jane Angélica Rodríguez Romero
Jaqueline Pinto Bustos
Juliana Charry Salazar
Katherine Escobar
Lady Jessica Cortes Romero
Lady Yuliana Zapata Zapata
Laura Lizeth Tangarife Rojas
Leyla Luz Mora Riaño
Lina Calderón Sánchez
Lina Marcela Ramírez Solano
Lucero Legarda Salazar
Luisa Sara Gonzales
Luz Dennis Rincón Monroy
Luz Mary Idarraga
Luz Miriam Rojas Plaza
Luz Patricia Riaño
Luz Patricia Riaño Santiesteban
Marcela Cano Ospina
Marcela Cano Ospina
Margarita del Pilar Astaiza
Margarita María Mora Martínez
María Alejandra Cortez
María Andrea Chabur
María Cristina Bolívar Garzón
María de la Paz Rueda Rodríguez
María del Pilar Novoa Bautista
María Dioselina Niño
María Esperanza Castellanos Cruz
María Paula Moreno
Marina de Jesús Soleno Balciero
Maritza Judith Roa Gómez
Marta Acevedo Sora
Marta Cecilia Hernández
Martha Alejandra Herrera
Martha Hernández
Martha Mercedes Rocha
Mónica Jhadira Guerrero Pinzón
Mónica Liliana Carreño
Myriam Herrera Hernández
Nancy Ruiz Ávila
Nohora Mayerli Rativa
Norma Arciniegas Pinzón
Odilia Amanda
Olga Lucía Cruz Ramos
Omaira Cifuentes
Omaira Cifuentes Angarita
Patricia Herrera Cristancho
Patricia Paola Parra
Paula Andrea Roa Quintero
Rita Constanza Perdomo
Sandra Eunice Navarrete
Sandra Patricia Mejía Devia
Sandra Ximena Martínez
Yolanda Beatriz González
Yulli Andrea Castellanos
Yulli Maily Forero Rivera
NUTRICIONISTAS DIETISTAS
Adriana Carolina Méndez Reyes
Adriana Lucia Heredia Rojas
Adriana Patricia Rangel Reyes
Ana Beatriz García Medina
Ana Lucía León Acevedo
Ana Lucia Maturana Ruiz
Andrea Lorena Alarcón Cañón
Ángela María Acosta Gil
Ángela Patricia Zapata Castrillón
Ángela Sofía García
Angélica Deyanira Rodríguez Melgarejo
Angélica Garzón
Angélica María Barraza Martínez
Angélica María Garzón Beleño
Angélica Rodríguez Melgarejo
Bárbara Ester Sánchez
Bianka Reina Hadad
Carol Byviamm Romero
Cindy Paola Rebolledo
Claudia Yaneth Ascuntar
Cristian Javier Cely Segura
Daniel Alejandro Jaime Casallas
Daniela Ballen
Daniela Carolina Silva Carrillo
Dayana Milena Fonseca
Deisy Katherine Torres
Diana Carolina Foranda
Diana Katherine Acosta
Diana Katherine Ospina
Diana Marcela Oliveros
Dianis Marcela Villegas Gómez
Edgar David Gaviria Serrano
Elsa Jeovana Murcia Villamil
Geraldín Gonzales Hernández
Geraldine Lorena Calleja Castro
Gina Paola Piñeros Hernández
Harby Johan Delgado
Irina Paola Gómez
Isabella Ortega Maya
José Luis Penagos
Juan Felipe Pareja Galeano
July Alejandra Gómez
Karen Sulena López Bejarano
Karen Viviana Patiño Torres
Karla Stefanny García Rodríguez
Katherine Amado Duarte
Lady Diana Herreño Ortiz
Laura Alejandra Rodríguez
Laura Catherine Arévalo
Laura María Tovar
Leidy Milena Español
Leidy Viviana Revelo Rosero
Leidy Viviana Sandoval Jiménez
Lilibeth Paola Gómez
Lina María Suarez
Linda Rosa Navarro Mendoza
Lizeth Pamela Piraban Gómez
Lorena Juliette González Capell
Luz Nathaly Piñeros
Madelein María Bello Lugo
Maira Alejandra Padilla
Marcela Gaviria Noreña
Marcela Romano
María Fernanda Buitrago
María Lizeth Lafaure
María Paula Pedraza
Maylin Johana Quintana Olave
Melizza Paola Fontalvo
Mhayer Jineth Egoavil Cardoza
335
 Miriham Jaimes Rodríguez
Narquy Ortega Burbano
Nathaly Stefany Fandiño
Nini Jhoana Blanco Videz
Paula Andrea Quintana Flórez
Sandra Isabel Hernández
Sandra Milena Montoya Mogollón
Sergio Mario Camargo Padilla
Sindy Carolina Castillo
Stefanía León Vergara
Tania Paola Barceló
Vivian Andrea Díaz Moreno
Viviana Margarita Pérez Flores
Yesica Andrea Sandoval
Zobeida Ferreira Villalba
NUTRICIONISTAS DIETISTAS CRÍTICAS
RECORDATORIO DE 24 HORAS
Angélica Alexandra Alarcón Niño
Daniela Stefani Alarcón Mejía
Diana Carolina Restrepo Marín
Leidy Yaneth Loaiza
Lina María Suarez Latorre
Nancy Paola Murcia Moreno
Paula Alexandra Erazo Ramos
Sandra Milena Montoya Mogollón
Sandra Milena Rodríguez Rodríguez
BACTERIÓLOGOS
Adriana Castillo Castañeda
Amparo de Jesús Cardales García
Ana María Olarte Cárdenas
Ana Milena Solis
Ana Paulina Arieta
Anangely del Pilar Riveros
Andrés Riveyro Montero Luna
Carlos Gómez
Carlos Mario Gómez Pinedo
Eder Carreño Gil
Edith Jovana Mendoza
Eduard Esneider Barreiro Carvajal
Eliana Katherine Chiquillo Sanabria
Erlin José Guardó Martínez
Fabio Alonso Vislar
Gina Katerine Jimenez Contreras
Gustavo Gómez
Hassbleidy Castellanos
Ingrid Carolina Montañez
Jennifer Paola Herazo Ávila
336
Jessica Johana Gómez
Jhon William Sanabria
Jorge Andrés Zambrano Avendaño
Juana María Serna
Julieth Carolina Bogotá
Karen Panche Castellanos
Kate Vivian Cortes Nemogá
Katherine Orosco
Leydi Carolina González Gómez
Liliana Cecilia Flórez
Liliana Lastra Jiménez
Liliana Patricia Álvarez
Lizet Julián Romero Heredia
Lorenzo Salamanca
Lupe Guerrero Ospino
Maira Yolima Contreras Albarracín
Marcela Hernández Puentes
Marcela Patricia Doria
Margarita Rosa Salcedo Correa
María Anselma Lozano García
María Elena Pantoja
María Paulina Antía Suárez
Mario Ardila
Marlon Carmona
Mary Rosa Guerrero Morelo
Merlyn Bohórquez
Mónica Alejandra Becerra Solano
Olga Marcela Medina
Olivia Rosa Vargas
Oscar Mauricio Quintana Albarracín
Paola Judith Arregoces
Richard Galvis Martínez
Sandra Milena Garzón
Sandra Milena Lazo Arnedo
Vanessa Montoya Bedoya
Tatiana Ramírez Manotas
Yeny Carolina Rey Carrillo
Yojaira Lucelys Iriarte Quiros
Yuli Consuelo Camacho Quintero
Yurai Katherine Fernández León
Yuslemi Durán Acosta