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Barrancabermeja: Cartografías regionales y locales

del conflicto social y político armado1


FABIÁN ORLANDO RAMÍREZ
FELIPE OSORIO VIEIRA
Geógrafos investigadores DABS - Distrito Capital
Universidad Externado de Colombia

E
n este artículo se busca identificar, relacionar y explicar geográficamente
la forma y la intensidad como la espacialidad de los actores del capita-
lismo y de la guerra, así como las determinantes del entorno físico
están definiendo la dinámica del conflicto armado regional y local. Se pre-
tende hacer un aporte a los procesos de re-conocimiento de la memoria his-
tórica colectiva de los diferentes actores que han participado en la construc-
ción de territorialidad al interior del espacio del Magdalena Medio, ya que
desde una perspectiva geo-histórica se permiten fortalecer procesos que favo-
recen el empoderamiento social, así como contribuir mediante un análisis
crítico a la deconstrucción de la comprensión y del análisis de la realidad de la
región en un estadio de conflicto social y político armado globalizado.
El espacio geográfico como producto social al momento de su com-
prensión demanda investigar los procesos políticos a través de los cuales se
organiza y se transforma. Es de interés analizar no sólo cómo se distribuyen
los objetos y las acciones en el espacio sino porqué lo hacen de una manera
u otra, en un aproximación hacia el entendimiento de la realidad, con el fin
de esbozar planteamientos que sean útiles al momento de incidir en el
curso de la dinámica socio-espacial y capaces de subvertir las problemáticas
identificadas al momento de su análisis. Para esto se indagaron las relacio-
nes entre sociedad y espacio en el proceso histórico y se consideraron múl-
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tiples variables dentro de un sistema complejo de relaciones a niveles abs-


tractos y concretos. Lo anterior, para establecer las probabilidades de mo-
dificar las tendencias de dichas prácticas e identificar las estrategias para
hacerlo, ya que el espacio geográfico, como resultado de la interacción en-
tre sujetos políticos puede mutar hacía estados de inclusión, participación
y reconocimiento.

Configuración territorial de la región del Magdalena Medio


Una mirada retrospectiva hacia una de las áreas que actualmente confor-
man la región del Magdalena Medio, con base en documentación de archivo
histórico y análisis histórico geográficos, evidencia que estas áreas se encon-
traban sujetas al dominio territorial por parte de comunidades indígenas que
presentaban patrones de emplazamiento tipo nucleado en la vertiente occi-
dental de la cordillera Oriental.
Las áreas donde había asentamientos que pueden reconocerse como pun-
tos estratégicos2 se ubican en las zonas donde estaban dadas ciertas caracterís-
ticas físico-bióticas como cauces de ríos y sus partes altas y bajas de los ríos,
riberas, zonas de transición entre el valle y la cordillera (estribaciones del
piedemonte de la serranía de los Yariguíes o de los cobardes), que se extiende
de los 500 a los 3.000 m.s.n.m. y algunas áreas localizadas en la formación
de selva entre el río y el gradiente de altura de las colinas altas. Éstas se con-
vierten en sitios donde la territorialización se torna indispensable, al momen-
to que estas etnias demarcaran sus limites territoriales.
El exterminio total de los Yariguíes se dio en la primera década de 1900 en
el proceso de colonización del Carare-Opón y significaría la desterritorialización
total de población indígena. Este nuevo dominio territorial jalonaría una nue-
va colonización basada en las necesidades imperiosas de conectar aquellas áreas
productivas y funcionales al perímetro del área de influencia de los hasta el
momento incipientes puertos sobre el Río Magdalena.

Configuración territorial de la conquista y colonia española


Los primeros conflictos alrededor del control territorial son dinamizados
por intereses colonialistas3 . El territorio conquistado por el proyecto mer-
cantil español inicia con la implantación de nuevas configuraciones espacia-
les, que no solo significarían la creación de nodos poblacionales y producti-
vos, como ciudades, puertos, villas y parroquias agrupadas bajo la figura de
provincias, sino que paralelamente a los violentos procesos de articulación de
estos nodos, se consolida un control socioespacial de la población, lo cual se

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Corema 1. El medio natural

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Corema 2. Grupos de la etnia Yariguíe al momento de la conquista

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Fuente: “Génesis de Barrancabermeja”, Aprile, J, 1997
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tradujo en la irrupción de una configuración espacial basada en la creación de


relaciones sociales de dependencia colonial.
El principal objetivo de esta ocupación fue explorar, someter y saquear.
Se trataba de un proyecto político que obedecía a las especificidades propias
del sistema mundo de entonces, una exploración del continente a la cabeza
de grandes poderes marítimos, que buscaba la conquista de territorios para
expandir sus excedentes comerciales, sus formas de gobierno, economía y
dominio territorial.
La empresa española implantó su control político y reordenó a la pobla-
ción en las áreas de influencia de las principales redes de ciudades4 que se
fundaron en las primeras provincias y decretadas sus respectivas jurisdiccio-
nes. La búsqueda de caminos que permitieran la comercialización de diversos
productos como oro, plata, esmeraldas, tagua, madera, quina, tabaco y añil
provocó la exploración y penetración del territorio. Es así como se inició la
apertura de caminos buscando la salida al Río Magdalena, principal vía de
comunicación del interior del país con los puertos de la costa atlántica.
La llegada y consolidación del proyecto español y la necesidad de articu-
lar espacialmente los nodos de control y comerciales se ve retardada en parte
por las condiciones topográficas y geográficas del valle del Río Magdalena,
sumado a la capacidad aborigen de resistencia.
Según Fabio Zambrano5 , hay una relación entre colonización y control
territorial por parte del Estado al interior de las zonas aledañas al Magdalena
Medio, especialmente aquellas situadas a lo largo del cauce del Río hasta la
cordillera, es decir la zona del valle medio, donde se identifica una coloniza-
ción de aluvión, donde los nodos poblacionales adyacentes al valle del río, se
encuentran retirados de los lugares con mayor conectividad, que son los cen-
tros políticos y dónde hay un efectivo control territorial del Estado. En estos
lugares las condiciones de orden son totalmente disímiles dada su condición
de espacios marginales, segregados y no conectados al sistema de ciudades y
poblados.

Configuración territorial en la conquista republicana


El período colonial abarcó de 1492 – 1810, temporalidad en la cual la
resistencia indígena fue efectiva en la defensa de su territorio, su hábitat y su
cultura del colonizador español. Aunque no fue esta la causa definitiva de su
desaparición, ya que terminada la conquista este territorio era visto como
inhóspito y agreste y con bajas densidades poblaciones.

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Corema 3. Formación espacial regional a partir del poblamiento de montaña

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Al momento de la abolición de la corona española, el control territorial


hacía las zonas menos articuladas espacialmente aumentaría, ya que las nue-
vas reglas en materia librecambista adoptadas por la Republica y las nuevas
reglas en materia de libre circulación6 encajarían a estos territorios no articu-
lados como aptos para el sostenimiento de su proyecto mercantil.
El proyecto republicano, al igual que el de la conquista se yuxtapuso
sobre la base de la utilización de la violencia para acceder al control sobre el
territorio, la movilidad socioespacial y sus recursos. El proceso de configura-
ción territorial de la zona periférica de la actual ciudad de Barrancabermeja
puede caracterizarse por la confluencia de caminos de herradura, desde el eje
Vélez-Puerto Santander hacía el occidente en busca de Barranca, Puerto
Wilches y Puerto Carare, donde es de resaltar la consideración estratégica que
comienza a tener esta porción del territorio, en función de ser pivote de la
conformación de redes de comunicación, transporte y comercialización úti-
les al proyecto republicano7 .
Es así como se llevan a cabo la ampliación y modificación de las primeras
redes de comunicación y transporte sugeridas por las expediciones de recono-
cimiento al interior de varias provincias. El poblamiento de esta región se
configura a partir de oleadas migratorias de colonización, que vienen desde la
Colonia, con el particular interés de obtener una nueva salida al Río Magda-
lena y articular la comercialización proveniente de las intermitentes bonanzas
de quina y añil (siglo XIX).
Como presenta Moncayo (1990, 20) aunque la formación espacial capi-
talista, entendida como la forma social constitutiva consistente en la relación
de la espacialidad física con la dualidad de la producción inmediata y de la
reproducción de la fuerza de trabajo, ya había irrumpido en la sociedad co-
lombiana al momento de la independencia de las relaciones mercantiles y
comerciales con la metrópoli española, dentro del proceso de reorganización
de las colonias hispanoamericanas, fenómeno que obedecía a nuevas condi-
ciones impuestas por el proceso general de desarrollo del sistema capitalista
monopólico. Es así como el período en el cual la configuración territorial de
la región, en cuanto al emplazamiento de infraestructura, adquiere mayor
dinamismo debido a los contextos político-económicos del periodo corres-
ponderá a la segunda mitad del siglo XIX (Aguilera 1998, 9).
El proceso de integración espacial de lo que actualmente se reconoce como
región del Magdalena Medio no se desarrolló a la par de aquellos a los cuales
asistían las zonas aledañas a los principales núcleos poblacionales ubicados en
la cordillera central, en parte determinados por las condiciones de marginalidad

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Corema 4. Poblamiento y formación espacial. Siglos XVI-XIX

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que le imponía la falta de una red de transporte suficientemente capaz de


integrar tales zonas
Podríamos aludir a este proceso tardío de integración espacial como par-
te del desarrollo geográficamente desigual. Milton Santos (1990, 130) anota
que el espacio geográfico es entonces un verdadero campo de fuerzas cuya
aceleración es desigual, siendo la principal razón el hecho de que la evolución
espacial no se realiza de forma idéntica en todos los lugares, ya que estas
porciones de territorio no se articulan con las mismas características que pre-
sentaban las zonas del país que se caracterizaban por una mayor articulación
espacial, como sería el caso de las regiones de influencia de los poblados,
villas y ciudades que se localizaban en las partes montañosas del territorio de
la Nueva Granada.

Configuración urbana
La configuración espacial de la ciudad-región va a estar determinada por esa
connotación manifestada en la dinámica que le imprimen los procesos de pro-
ducción de petróleo y propiciando la confluencia de una gran cantidad de pobla-
ción proveniente de diversos lugares y, dadas las condiciones, de actores armados.
Personas provenientes del extranjero, sobre todo de Estados Unidos y de Europa
y oriundas de zonas del centro, norte y noroccidente del país (departamentos de
Antioquia, Boyacá y Cundinamarca) proveerían la gran demanda de trabajo que
se requería para la exploración, explotación y transporte del crudo, los alojamien-
tos de los ingenieros y los de ellos mismos, además de un considerable número
de batallones militares cuya misión era proteger las inversiones de los intereses
transnacionales. Muchas de estas personas saldrían de sus regiones por las pugnas
políticas como factor de desplazamiento.
El crecimiento urbano se da de forma desordenada aunque manteniendo
cierto patrón, respetando una trama urbana incipiente materializando la rela-
ción entre especialización de mano de obra y dotación en cuanto infraestruc-
tura de los espacios dedicados a albergar a los trabajadores. Se conforman
asentamientos dedicados a albergar por una parte a los ingenieros, técnicos y
administrativos y por otra, los trabajadores menos calificados. Aparecen los
primeros negocios dedicados a la venta e intercambio de algunos productos y
se dota el espacio de lugares dedicados a suplir los vicios y juergas de los
trabajadores, esta segregación socioespacial se marca al interior del primer
desarrollo de la ciudad de Barrancabermeja.
Con la apertura y el inicio de la explotación del primer pozo se produce
un cambio fundamental en los procesos productivos de la región afectando

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Corema 5. Formación espacial regional, fin siglo XIX

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directamente las actividades económicas que ya estaban establecidas, como la


incipiente agricultura, sobre todo de plátano, la agricultura extractiva de los
productos de la selva, la pesca y la explotación maderera. Esto produjo una
nueva oleada de migrantes que vendrían a conformar el sector terciario de la
ciudad, financiado con el trabajo del secundario.
En los últimos años, el proceso de urbanización ha estado ligado directa-
mente a la dinámica del conflicto armado, y a uno de sus objetivos; el despla-
zamiento de población, sobre todo rural. Barrancabermeja, como nodo princi-
pal de la región, juega un papel determinante en los procesos de las dinámicas
regionales de desplazamiento al ser el centro receptor de la gran cantidad de
campesinos que han debido salir de sus tierras, principalmente de la zona norte
de Barrancabermeja y el sur de Bolívar. Estas familias llegan a ocupar terrenos
aislados y sin servicios reproduciendo las mismas dinámicas de exclusión y
problemática social que vivieron los primeros obreros que llegaron a la ciudad.
En la actualidad la ciudad es epicentro receptor y expulsor de comunida-
des que de forma masiva son desterritorializadas, en su mayoría del sur de
Bolívar, de Cimitarra y de la parte rural del municipio de Barrancabermeja y
se asientan en los cinturones de miseria de la ciudad debido a la espacialidad
de los actores armados.
Retomando a Erazo (2001), los procesos de expansión, incluyendo la
segregación y la presión sobre las penínsulas y las ciénagas, se resumen en la
siguiente gráfica (Corema 6, Mapa 1 y Corema 7).

Caracterización del conflicto armado


El fenómeno de guerra, conflicto armado o disputa por el control de los
espacios depende de unas especificidades territoriales en el orden de lo políti-
co, lo económico y lo cultural. Adicionalmente, la materialización de este
conflicto afecta directamente las dinámicas territoriales, las redes que las con-
figuran y la funcionalidad del territorio, la apropiación, administración y
destinación de los recursos públicos y privados, la administración de los dife-
rentes canales para el acceso a los poderes locales y el control de la movilidad
y la distribución espacial de la población.
En el conflicto que se identifica en la región se entrecruzan conflictos
sociales que atienden a la inequidad devenida del modelo de Estado impues-
to, en esta medida el apoyo de la población se da por la capacidad de coac-
ción de los actores armados, sumado a las condiciones económicas, políticas
y sociales de segregación que impone el contexto nacional y global. Se pre-
senta un conflicto que esta carburado por flujos económicos pertenecientes a

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Corema 6. Dinámica actual y estructura económica

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Mapa 1. Metamorfosis Urbana

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Corema 7. Procesos de expansión en Barrancabermeja

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actividades legales e ilegales en las cuales los actores armados pugnan por sus
excedentes. El conflicto se materializa en la pugna por el control territorial
donde tienen lugar estos flujos y procesos económicos dando paso a un mer-
cado de violencia, donde se impone un sistema de relaciones y prácticas so-
ciales que responden a una lógica económica, en el contexto de un conflicto
armado. En este, los actores individuales y colectivos se enfrentan a la acu-
mulación de capitales de distinto tipo- económico, social, político, territo-
rial- por medio de la estrategia del ejercicio de la violencia.
La globalización, como internacionalización del conflicto donde la inter-
conexión en las decisiones políticas y económicas están influenciadas por
agentes internacionales, como la puesta en marcha entre Colombia y el Con-
greso de Estados Unidos del Plan Colombia en forma bilateral. Señalan
Marchal y Messiant (2002: 21) que la economía de las nuevas guerras es
mundial, dispersa, transnacional y moviliza a la vez el mercado negro, el
saqueo, la ayuda externa, la diáspora y la ayuda humanitaria. El carácter
geopolítico que representan zonas del territorio colombiano para la consoli-
dación de los proyectos que sostiene la economía-mundo en cabeza de las
potencias mundiales, se convierte en un carburante y detonante más, para la
ya de por si conflictiva situación nacional.
Es así como en Barrancabermeja, la creación de más de 100 ONG, han
permitido a los paramilitares incidir y controlar la financiación y gestión de
recursos en programas alrededor del Plan Colombia. En términos del con-
trol social y económico, el Plan Colombia no es distinto a otras operaciones
económicas en la zona y los paramilitares dijeron en Barrancabermeja que
tomarían control de los proyectos sociales del plan en la ciudad8 . Puede
afirmarse que muchas veces los recursos que el Estado destinó para ciertos
proyectos se desvió para financiar a los grupos armados, particularmente a
los que controlan el territorio en donde se ubican los diferentes proyectos o
inversiones mediante varias modalidades, una de ellas el cobro de porcentajes
a los contratistas o la obligación de contratar servicios de seguridad. De igual
forma ocurre con las inversiones privadas.
Por lo tanto podría señalarse que al conflicto actual, considerando que
coincide en algunos aspectos con las características de una guerra civil, puede
añadírsele que está determinado por agentes externos insertos en una econo-
mía política global. Igualmente las estrategias de los actores deslindan con las
prácticas de guerra regular, haciendo del conflicto una pugna degradante en
materia de la forma como se aplican los medios para acceder, imponer y
hacer prevalecer el control territorial.

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Espacialidad de los actores del conflicto


Al abordar la espacialidad de los actores armados y los movimientos so-
ciales que tienen como escenario de acción la región del Magdalena Medio y
su ciudad-región Barrancabermeja, se está indagando por los medios y resul-
tados de las acciones georreferenciadas de tales fracciones de la sociedad y por
todas aquellas posibles configuraciones espaciales que adoptan los diversos
elementos de estos sistemas, por las posiciones relativas de uno respecto a
otro, por los agentes determinantes en su génesis. En este estudio se ahondó
en las relaciones de estabilidad y sus posibilidades de variación y transforma-
ción, lo cual apuntó a descifrar las lógicas racionales que rigen los procesos
que animan la espacialidad de los actores armados y los movimientos socia-
les, entendiendo la espacialidad como un resultado del estar en; y los medios
que propician el estar en. Los actores armados identificables corresponden a
las fuerzas armadas estatales, los grupos paraestatales o paramilitares y los
aparatos guerrilleros pertenecientes al ELN (Ejercito de Liberación Nacio-
nal) y FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia).
Analizando cuales son los medios y resultados que determinan el rol de
los actores armados en el desarrollo del actual conflicto interno y haciendo
énfasis en las motivaciones estratégicas que guían sus prácticas colectivas
vigentes, donde determinados por contextos locales, regionales, y globales,
puede explicarse como estos actores asisten al escenario de la disputa por el
control territorial, guiados por la lógica de la acumulación económica que
les ofrecen las diferentes fuentes de recursos que pueden llegar a controlar
para sobrellevar la financiación de sus proyectos político-militares. La
espacialización de las acciones registradas por diferentes entidades y organi-
zaciones promotoras de los derechos humanos presenta cartográficamente
la intensidad y el tipo de acciones que puede servir como un acercamiento
para inferir las diferentes configuraciones espaciales propias de los actores
armados y los movimientos sociales.
Lo cual significa ahondar en las relaciones que se dan entre actores arma-
dos, estrategias de expansión territorial, desterritorialización de población, y
de zonas controladas por los aparatos armados, movimientos sociales y
especificidades de los sistemas territoriales donde se insertan. Presentamos
algunas referencias pertinentes a la génesis de cada actor armado, con el fin de
destacar los cambios con respecto a las actuales estrategias de expansión terri-
torial que animan la puesta en escena de sus proyectos político-militares,
haciendo énfasis en que dichas estrategias deslindan la intencionalidad que en
algún momento guiaran sus propuestas reivindicativas9 .

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Siguiendo a Agudelo (2001, 3) los movimientos sociales se pueden conce-


bir como respuestas concertadas de sectores de la sociedad que, desarrollando
acciones colectivas, defienden una causa o procuran una reivindicación de sus
intereses. Por lo tanto, aquel que atenta contra sus intereses, que se oponen a
ellos o que no le garantizan sus derechos es, por definición, el adversario. En
cuanto a la definición del adversario, y para el caso de Barrancabermeja, en la
génesis de la USO y de aquellos sectores de habitantes que exigían la dotación
de infraestructura para los terrenos de los barrios que apropiaban, el Estado era
el adversario definido. Actualmente las reivindicaciones de los pobladores han
mutado al plano de los derechos humanos, exigiendo respeto y derecho a la
vida y la libertad. Esto indica que los adversarios son las organizaciones arma-
das que tienen el control sobre el territorio y la población.
Como principales reivindicaciones que aglutinaron estos nacientes mo-
vimientos sociales, se encuentran la demanda por servicios públicos y el res-
peto de derechos laborales, que convertirían en la razón de ser de las primeras
protestas sociales. Por lo tanto el terreno en el que se desarrolla la espacialidad
de los movimientos sociales, sería uno que presenta un balance favorable en
algunos aspectos para el desarrollo de estos.
La espacialidad de los movimientos sociales se encuentra determinada
por la necesidad y el derecho de aglutinarse en una fuerza que pueda ejercer
presión para buscar la solución a una problemática determinada–o varias-
ante el que se considera el adversario. En el caso de la región, éste ha estado
históricamente representado en las multinacionales, el estado, la fuerza pú-
blica, los grupos armados y los círculos que detentan el poder local.
El estudio de los movimientos sociales debe tener un componente espa-
cial muy importante ya que la acción colectiva se mantiene vigente a través
relaciones en forma de redes en el espacio ligadas entre sí mulitescalarmente
(Bosco, 2001: 307). En su conformación, las redes de resistencia poseen dos
características fundamentales que son una fuerte y clara orientación cultural y
política. Un distintivo particular de los movimientos sociales es la utilización
del espacio para mantener y reafirmar sus orientaciones y su código moral.
Se observó a los movimientos sociales y sus prácticas espaciales desde la
perspectiva del “lugar” y encaminadas hacia la construcción de identidades
colectivas. Esta óptica proviene, en gran medida de la geografía cultural que
centra su atención en las maneras como los símbolos, los rituales, los com-
portamientos y las prácticas sociales del día a día tienden a compartirse o a
convertirse en significados comunes que están ligados al lugar. Adicional-
mente, Harvey (1989) en Oslender (1999) recuerda que las prácticas espacia-

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Corema 8. Presencia y dinámica de las Fuerzas Armadas en el Magdalena Medio

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Mapa 2. Espacialidad de las acciones de los grupos paramilitares

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Corema 9. Cultivos de coca en el norte del país y corredores estratégicos

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Corema 10. Temporalidad de la presión paramilitar
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Corema 11. Actividades económicas y seguridad paramilitar

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Mapa 3. Acciones guerrilleras UC - ELN

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Corema 12. Núcleos de expansión de las FARC-EP y de la UC-ELN

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Mapa 4. Emplazamiento de los grupos guerrilleros. 2001
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les “toman sus significados bajo especificas relaciones sociales de clase, géne-
ro, comunidad, etnia o raza, y están remodeladas en el curso de la acción
social”. En sentido similar Fals Borda (2000) señala que el “lugar” o
“bioespacio” es el terreno donde se desarrollan las luchas en defensa de la
identidad propia.
Al analizar a los movimientos sociales desde la perspectiva del lugar se
debe entender la ciudad, el escenario donde se aglutinan estas expresiones
colectivas, como espacio construido formado de lugares; significa aproxi-
marse a la ciudad desde la morfología urbana, siendo esta última la expresión
espacial, la configuración, la forma, pero con una característica particular: no
solo como la expresión dimensional y volumétrica fría, sino como la expre-
sión de la vivencia y la esencia del morar, en donde la volumetría, la forma
adquiere un significado.
La perspectiva de lugar, que se adopta Agnew (1987) en Oslender (1999)
hace énfasis en que tal espacio particular, se constituye de tres elementos 1)
localidad, que hace referencia a los marcos formales e informales dentro de
los cuales están constituidas las interacciones sociales cotidianas. 2) la ubica-
ción, definida como el espacio geográfico concreto que incluye la localidad
que esta afectada por procesos económicos y políticos que operan dentro de
un marco más amplio regional y global, prestando atención al orden macro
de una región. 3) el sentido de lugar, que expresa la orientación subjetiva que
se deriva del vivir en el lugar particular. La extrapolación de estos tres elemen-
tos permite entender por qué ciertos movimientos emergen precisamente en
el marco de la localidad, corroborando que sus dinámicas y prácticas espacia-
les son en gran medida determinadas por las especificidades de los contextos
sociogeográficos en los cuales se sumergen.
Haciendo referencia a los movimientos sociales identificados durante el
reconocimiento a campo, y recogiendo todas aquellas anotaciones derivadas
de las especificidades regionales y locales que configuran el espacio conflicti-
vo de la región y su epicentro, puede señalarse que los marcos formales e
informales dentro de los cuales están constituidas las interacciones sociales
cotidianas presuponen la existencia de marcos tanto legales, como ilegales.
Esto indica que si bien el Estado y el gobierno local, por medio de sus
políticas públicas auspician la participación de los habitantes en los escena-
rios políticos, económicos y culturales, y por otra parte la presencia y
territorialización de las organizaciones paramilitares por medio de la regula-
ción de las actividades inherentes a las dinámicas del puerto petrolero, han
condicionado tal participación mediante la represión, la amenaza y el terror.

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La ubicación, que hace referencia a las dinámicas políticas y económicas


de la región y su epicentro Barrancabermeja, esta permeada por la presencia
de procesos productivos asociados a una economía de enclave. La segunda
dinámica económica en nivel de importancia en el municipio, lo constituye
el estado local, que mueve un alto porcentaje de recursos por impuesto predial,
de renta y complementarios, en la ejecución de obras de infraestructura. Otro
renglón económico lo componen las actividades ligadas al comercio infor-
mal y otras actividades que demandan mano de obra no calificada (42%), en
esto no se incluye la población que obtiene remuneración de actividades como
el robo de gasolina y el pago de salarios a los integrantes de las organizaciones
paramilitares.
La configuración territorial de la ciudad de Barrancabermeja, ligada a la
consolidación de una economía tipo enclave, posibilitó la conformación de
una clase social con posibilidades de subvertir por medio de la lucha popular
en las arenas de las reivindicaciones aspectos relevantes a las condiciones ma-
teriales de los habitantes urbanos y trabajadores del puerto petrolero. Este
Mapa 5. Movimientos sociales e imaginarios de lucha

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espacio generado a partir del emplazamiento de la infraestructura necesaria


para reproducir algunas fases del proceso productivo del petróleo, incuba, en
parte gracias al trabajo emprendido por el Partido Comunista en la ciudad, y
posteriormente al arribo de los años 70 del ELN a un ambiente contestata-
rio, en el cual dicho acumulado histórico permitiría un marcado auge y con-
solidación de movimientos sociales que responderían en sus dinámicas, a las
especificidades propias que enmarcan los contextos regionales y locales.
Como amalgama de los dos elementos extrapolados anteriormente, se
identifica el sentido del lugar, que señala los sentimientos, subjetividades y
formas individuales y colectivas de percepciones de la vida social. En referen-
cia a lo anterior se encontró que dichas percepciones, símbolos, códigos, y
referentes de identidad se encuentran mediatizados por la situación exacerba-
da del conflicto social y armado de la ciudad. Es así como en el imaginario de
los habitantes de las comunas nor y surorientales, el conflicto armado y la
segregación socioespacial se encuentran como referentes de identidad, los cuales
por medio de la resistencia, es decir desde las experiencia vivida, buscan
remplazar todas aquellas imágenes, símbolos, lenguajes, códigos y señales
que les ha dejado el conflicto, por medio de la inclusión y la participación
ciudadana.
Para las organizaciones y movimientos sociales de la Región y la ciudad el
reto es constituir con el conjunto de las organizaciones sociales, instituciones
democráticas y todos los sectores que le apuesten a una convivencia donde la
violencia en todas sus variables expresiones sea reducida sustancialmente y
a la solución incruenta del conflicto, una coordinación de acciones en este
propósito que facilite la participación de la población civil, el intercambio
de ideas, propuestas y saberes respecto a la paz deseada y finalmente lograr
el compromiso del Estado y de los actores sociales involucrados en el con-
flicto. El marco de referencia de esta iniciativa es la defensa de la integridad
de la vida, la paz con justicia social, y la consecución de un modelo inclu-
yente de desarrollo, y de relaciones no autoritarias del Estado para con la
población civil.

La percepción espacial de la realidad


La geografía de la percepción permite dar cuenta de la forma como se
presenta y representa la valoración del espacio por parte de sus constructores
y facilita la ubicación y diferenciación de los lugares, al plasmar gráficamente
las valoraciones que cada sujeto tiene de espacio. El espacio de la percepción
según Santos (1990, 188) está definido por los lugares que le son familiares

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Mapa 6. Espacialidad de las acciones contra actores sociales

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y por las parcelas de territorio que deben recorrer entre esos diferentes luga-
res, de donde se reconoce la existencia de la escala espacial con significado
particular para cada individuo.
Al realizar este ejercicio, la ciudad, el espacio urbano se reviste de un
sentido similar al expuesto en el aparte que hace referencia a los movimientos
sociales desde la perspectiva del lugar; ya que lo que pretendemos es detectar
cuales son los referentes de identidad que los habitante tienen del espacio.
Como señala Gómez (2000) los espacios que atravesamos todos los días
están provistos de diferentes lugares, porque el habitar se produce en la coti-
dianidad; en tiempos determinados y presentes referidos a usos, objetos y
lenguajes también determinados. Esto indicará que el habitar, es decir, ese
apropiar, construir, relacionarse en el lugar, expresará las distintas facetas de la
condición subjetiva del ser.
Como Castro (1997) señala, existen dos aspectos básicos en el desenvolvi-
miento espacial y geográfico de nuestra vida cotidiana: uno es el de la construc-
ción de los escenarios de comportamiento y el otro es el que parece por do-
quier caracterizando nuestra forma de vida, la conducta del desplazamiento.
Estos dos aspectos llenan de contenido geográfico nuestra vida cotidiana, defi-
niendo lo que bien pudiéramos denominar el hábitat espacial configurador de
la misma”10 . Este ejercicio, al tiempo que nos condujo hacia el acercamiento
de una lectura espacial del conflicto por parte de algunas fracciones de sus po-
bladores, nos permitió corroborar la hipótesis que presentábamos en la cual, al
interior del aglomerado urbano es posible identificar y caracterizar tres espacios
altamente diferenciales que guardan estrecha relación con la configuración de la
ciudad. Partimos de la premisa en la cual el desarrollo del conflicto armado,
que tiene como característica la disputa por el control de territorios a diferentes
escalas, desde las regionales y departamentales, hasta las locales (barrios, comu-
nas) influye en las prácticas espaciales de sus habitantes.
El conflicto que tiene como escenario inmediato el espacio urbano, espe-
cíficamente en la ciudad de Barrancabermeja, se caracteriza por la
territorialización de los espacios por parte de los actores en disputa. El con-
trol sobre el territorio, los elementos que lo estructuran, los flujos y redes
que lo dinamizan, se ejerce por medio de acciones violentas y represivas; estas
pueden darse por medio de panfletos o volantes anunciando la llegada de
uno u otro actor al escenario de la contienda, la escritura en paredes, por
medio de grafitos, la imposición obligatoria de censos y normas obligatorias
de comportamiento, el vedo de movilidad espacial a determinados lugares y
de determinados grupos sociales, la eliminación de sujetos, la realización de

188
FABIÁN ORLANDO RAMÍREZ Y FELIPE OSORIO VIEIRA

masacres, en últimas la concreción de actos terroristas, los cuales persiguen el


control hegemónico del territorio.
Observadas desde la semiología11 , estas acciones cargan y reordenan los
significados, símbolos, códigos y señales del espacio en la cotidianidad de los
habitantes; convirtiéndolo en el medio geográfico maleable en el cual se da la
vida social. Una aproximación a la identificación de estos elementos se logra
por medio de la representación en mapas mentales. La interiorización de la
información geográfica en mapa o imagen mental, es una actividad
propositiva, es decir, no es un resultado azaroso, ni una acumulación de in-
formación sin orden. Otra manifestación de esta actividad propositiva es la
de suscitar un marco de referencia para entender e interpretar nuestro entor-
no espacial12 .

Elaboración de los mapas cognitivos


De facto partimos que cada ser o individuo es poseedor de información
espacial acumulada durante su vida que es capaz de comunicar y que hace
referencia al conocimiento del entorno geográfico. Un medio para acceder a
esa información, acertando en la forma como se induce su exteriorización, es
la elaboración de mapas cognitivos13 . La información espacial se relaciona

Foto 1. Territorialización simbólica. Av. Ferrocarril, frente al parque Camilo Torres

189
Barrancabermeja: Cartografías regionales y locales del conflicto social y político armado

con la percepción, vivencia y apropiación del espacio que cada habitante tie-
ne con respecto a su territorio, en el lugar donde hace su espacialidad y pre-
tende conocer la imagen cognitiva que los habitantes hacen de su espacio
geográfico por medio de la experiencia cotidiana14 .
Una abstracción gráfica adquiere sentido y funcionalidad de mapa en la
medida que su comprensión es correcta y muestra la correspondencia entre
los símbolos y la realidad. Lo que se pretende con este ejercicio es dimensionar
por medio de la expresión gráfica, la influencia del conflicto social y armado
en la cotidianidad de sus pobladores, además de conocer algunos elementos
de identidad de una mínima muestra poblacional, que representa dos frac-
ciones de habitantes que componen los barrios nor y surorientales de
Barrancabermeja.
Nos interesa conocer cómo es representada la imagen de la ciudad para
algunos de sus habitantes, por medio de la utilización de mapas mentales:
“La mente puede guardar memoria del entorno en el que las palabras se dije-
ron y las emociones se vivieron”15 . Con la elaboración de estos, se conoció
cuáles elementos de la ciudad se encuentran como referentes espaciales de
identidad, cuáles podrían identificarse como hitos, nodos o límites y cuales
son los lugares cargados de significado en función del habitar. En este contex-
to el habitar16 hace referencia al morar, al construir, al apropiar, al despertar
relaciones de identidad.
Es preciso tener presente al momento de compartir este tipo de conoci-
miento con la comunidad su pertenencia a diferentes sectores de la población
en la estructura social, ya que dependiendo de la forma y los medios como
estas personas participan de la construcción del espacio, así mismo reprodu-
cirán los hábitos que reflejarán las estructuras de significación interiorizadas y
reproducidas. En términos de Bourdieu (1990) hacemos cultura y habita-
mos en tanto, recibimos según nuestra particular historia, un capital cultural
que nos permite habitar de una forma especifica.
Para este estudio de caso la población con la cual compartimos vivencias,
información, formas de representación del espacio de los territorios que ha-
bitamos la conformaban 75 mujeres y 7 hombres. El 45% de las mujeres
eran madres cabeza de familia, otro 40% mujeres de la tercera edad y por
último un 20% compuesto por niños y adolescentes.
Las mujeres al igual que la gran mayoría de los pobladores de la ciudad,
eran de extracción popular y pertenecían a algunos de los barrios que confor-
man la “comuna nororiental”, una de las zonas periféricas de Barrancabermeja.
Estas mujeres hacen parte de uno de los frentes de acción de la OFP. El sitio

190
FABIÁN ORLANDO RAMÍREZ Y FELIPE OSORIO VIEIRA

donde se llevo a cabo este taller fue la casa de la OFP donde se realizan los
trabajos comunitarios por parte de la organización del barrio Primero de Mayo.
El espacio se dispuso de tal forma que todos tuviéramos la posibilidad de ob-
servarnos y oírnos. El otro grupo poblacional con el que se desarrolló esta
actividad fue un colectivo juvenil de danza proveniente de la comuna 7.
Gracias a la ayuda de La Casa de la Mujer y con colaboración del equipo
apoyo de la OFP se consiguió reunir a las personas que estaban adelantando
talleres y capacitación en la dicha sede. Estando ubicados y listos para comen-
zar la dinámica nos identificamos como estudiantes de geografía de la Uni-
versidad Nacional de Colombia, que estaban reconociendo en la ciudad y sus
habitantes, la situación que estaban atravesando. Justificamos que una forma
de conocer las relaciones entre la ciudad y sus pobladores era por medio de
una dinámica de elaboración de mapas.
Explicamos abiertamente y sin temor que el tema de nuestro trabajo era el
conflicto armado o guerra contra la vida. Expusimos algunas de nuestras impre-
siones basadas en el conocimiento que teníamos de la ciudad, y que la presenta-
ban como un espacio conflictivo y cuna de un representativo movimiento social,
obrero y sindical, así como que en su interior se localizara uno de los más impor-
tantes centros petroleros del país, la persistencia a lo largo de la historia de un
poblamiento jalonado por oleadas migratorias de población en periodos carga-
dos de violencia política. Hicimos énfasis en la oportunidad que se estaba gestando
y consolidando con las acciones de resistencia por medio del empoderamiento
que estaban alcanzando todas las personas a las cuales nos dirigíamos.
Al momento de la elaboración de los mapas mentales, es preciso conside-
rar el tipo de población con la cual se pretende intercambiar conocimiento,
caracterizarla con el fin de posibilitar la emergencia de un lenguaje común
que cree relaciones de confianza y empatía y se vea retribuido en el diálogo
cartográfico. Al respecto De Castro (1997) señala “El procedimiento por
excelencia es la conversación. Conversar no solo permite como su nombre lo
índica, el converger de las distintas versiones que de la realidad aportan to-
dos, sino y sobre todo, el intercambio amigable y el reconocimiento mutuo
de experiencias y saberes en torno a la vivencia en el territorio.”
Una idea central en la metodología para la elaboración de mapas menta-
les es, no forzar a los sujetos en cuanto lo que se persigue conocer, y esto fue
algo que tratamos de seguir al máximo. “Acontece con frecuencia que pues-
tos a hurgar en la memoria tratamos de hurgar una introspección. Pero toda
introspección supone que extendemos la mirada de nuestra mente sobre la
superficie de la memoria, lo cual es lo mismo que activar la conciencia de

191
Barrancabermeja: Cartografías regionales y locales del conflicto social y político armado

Mapa mental 1. Referentes de identidad

192
FABIÁN ORLANDO RAMÍREZ Y FELIPE OSORIO VIEIRA

Mapa mental 2. Las tres ciudades

Mapa mental 3. Grupo de danza. Se centra en la infraestructura de la ciudad.

193
Gráfico 1. Elementos referentes de identidad identificados con la muestra poblacional perteneciente a la OFP (hitos, nodos, límites y bordes)

194
Barrancabermeja: Cartografías regionales y locales del conflicto social y político armado
Gráfico 2. Elementos referentes de identidad identificados con la muestra poblacional perteneciente al grupo “Sembrando Huellas” (hitos, nodos,
límites y bordes)
FABIÁN ORLANDO RAMÍREZ Y FELIPE OSORIO VIEIRA

195
Barrancabermeja: Cartografías regionales y locales del conflicto social y político armado

nuestra mente”17 . En ningún momento se pidió que localizaran o ubicaran


lugares específicos, o lugares comunes, el barrio, o lugares cargados de dife-
rentes significados, como el miedo, o la tranquilidad, la segregación, el ocio,
el comercio, etc.
Fue un común elemento de identidad encontrar actores armados, delin-
cuentes, o malos como se referían en sus dibujos, el negocio de venta ilegal
de gasolina, la presencia y accionar de los actores armados, la diferenciación
que hacen de los barrios nororientales con respecto a la ciudad, la ubicación
de un puente que divide a la ciudad en dos territorios completamente distin-
tos, la cercanía y actividad del puerto, el rió Magdalena, el símbolo de la
flama en las refinerías, la cuidad que enmarca el complejo petrolero, y parti-
cularmente la condición de excluidos respecto al resto de la ciudad.
Igualmente encontramos que la ciudad aparece para estos habitantes como
una ciudad que alberga en su interior tres ciudades más. Es decir se pudo
observar como estas personas identifican 3 espacios: una ciudad que tiene
como centro la actividad industrial petrolera y cuyo límite lo compone la
cerca de alambrado que la separa del resto de la ciudad. Como ellos afirman
esta es otra ciudad, cuenta con todos los medios para que allí se pueda vivir
sin necesidad que sus habitantes salgan. Otra ciudad la compone el área que
agrupa la prestación de servicios, donde se localizan las principales activida-
des comerciales. Por último otra ciudad compuesta por las comunas que
conforman los barrios nor y surorientales. De esta manera se pudo ver como
la segregación socioespacial se encuentra determinando las percepciones y
prácticas espaciales para este grupo poblacional.
Similar ejercicio se realiza con un grupo juvenil de Danzas folklóricas
residentes en la comuna 7. Esta labor se hizo en el marco de la realización de
talleres de danza acrobática aérea impartidos por uno de los investigadores.
Encontramos un elemento característico en los mapas de este grupo: la
negación de los referentes y elementos que dan cuenta del conflicto armado.
Como explicaron estos jóvenes, ellos no quieren que se les estigmatice en
relación al conflicto armado que se vive en sus barrios. Dijeron estar saciados
de ver como a diario asesinan a sus amigos. Por esto decidieron agruparse en
torno a la resistencia cultural por medio de la danza, el teatro y la acrobacia,
aprovechando el proceso que iniciaron años atrás con el impulso brindado
por la OFP, sin olvidar el pasado, pero pensando en el futuro.
Los hitos comunes encontrados a sus mapas mentales hacen referencia a
la infraestructura petrolera. En cuanto nodos, encontramos la casa, el cole-
gio, los parques y el kiosco donde realizan las jornadas de entrenamiento,

196
FABIÁN ORLANDO RAMÍREZ Y FELIPE OSORIO VIEIRA

como limites se encontró el río, las ciénagas y los barrios, que señala, al igual
que en el caso anterior, la segregación socioespacial. En cuanto los lugares que
identifican puede verse la importancia que tiene estos como escenarios don-
de recrean los referentes de identidad que buscan generar en torno a la resis-
tencia cultural y el derecho a la vida.

Conclusiones
Más que un periodo la violencia sociopolítica es una constante que mol-
dea y modela territorios, actuando como proceso reconfigurador de espacios
locales, regionales y nacionales. Su manifestación se da en variados métodos
de segregación por parte de grupos de la sociedad que se oponen a proyectos
de vida disímiles inconvenientes y/o a sus intereses y donde la acción violenta
es una posibilidad que los actores sociales y armados no descartan al momen-
to de dirimir sus conflictos e intereses encontrados. Su comportamiento se
da con relación a las dinámicas regionales de los territorios y tal situación no
es posible abordarla sin conocer los procesos de poblamiento o las dinámicas
sociales de tales espacios.
Las acciones político-militares que en los contextos históricos propios a
la génesis de los grupos insurgentes, tuvieron connotaciones reivindicativas
por parte de sectores excluidos de la sociedad nacional, actualmente se ani-
man por la lógica económica donde los flujos que carburan la guerra se
globalizan en la medida que dependen de fuerzas exógenos, como el
narcotráfico, las acciones cívico-militares que se desprenden de las ayudas
internacionales y los intereses geopolíticos que representa la diversidad de los
territorios colombianos para las economías de las naciones del llamado pri-
mer mundo.
El escalamiento y degradación del actual conflicto social armado colom-
biano obedece en gran razón a la pugna por el control de espacios regionales
y locales en los cuales los actores armados establecen las redes económicas
que financian sus aparatos militares. Los contextos en los cuales se desarrolla
tal conflicto hacen que la dependencia de factores externos sea cada vez ma-
yor, permitiendo de esta manera que los flujos que dinamizan la actual dis-
puta territorial se interrelacionen con factores como la demanda mundial de
alcaloides, el financiamiento de la guerra con base en prestamos internacio-
nales, la ayuda humanitaria, el control geoestratégico del territorio por parte
de intereses extranjeros y la consolidación de políticas de corte neoliberal.
El poblamiento primigenio de la región del Magdalena Medio estuvo
determinado por condicionantes de tipo físico-geográfico, que permitieron

197
Barrancabermeja: Cartografías regionales y locales del conflicto social y político armado

que dicho poblamiento presentara patrones de segregación espacial. Poste-


riormente las oleadas migratorias resultantes de los diversos conflictos que
tienen como escenario la región, jalonaron un poblamiento tipo aluvión re-
lacionado con el ejercicio de la violencia socio-política.
Actualmente la configuración tanto de la región, como su ciudad región
en materia de dinámicas poblacionales obedece a la desterritorialización de
población por causa de la disputa territorial de parte de los actores armados.
La ciudad de Barrancabermeja, ligada a la configuración territorial de la re-
gión del Magdalena Medio, congrega en su espacio urbano una serie de ma-
terializaciones que permiten comprender y a su vez expresar los diferentes
matices que han adoptado las disputas territoriales, violencias, conflicto ar-
mado o guerra sucia que se distribuye ampliamente a lo largo del territorio
nacional.
En la espacialidad del conflicto armado las estrategias utilizadas por los
actores en conflicto se sobreponen a las posibilidades que pueden llegar a
tener las expresiones de las comunidades organizadas como la sociedad civil,
los sindicatos, los movimientos políticos, la iglesia, las cooperativas, los tra-
bajadores, comerciantes, campesinos, madres comunitarias, organizaciones
juveniles y diferentes redes sociales que se conforman en busca del respeto de
sus vidas y el cambio de las condiciones materiales de la misma. Es así como
los sectores de la sociedad que mayormente se encuentran afectados por la
disputa territorial son los pertenecientes a la sociedad civil, repuntando en las
cifras, campesinos, trabajadores, líderes cívicos, sociales, y sindicales, así como
trabajadores denunciante de violaciones a los DH y DIH.
La espacialidad está determinada según las especificidades tanto físicas
como sociales de los espacios donde se inserta y es entendida como los me-
dios y los resultados de la pugna por el poder territorial para acceder al con-
trol de espacios económicamente aptos para la consolidación de los proyec-
tos político-militares de los actores armados. La situación de la región y su
epicentro regional en materia de infracciones al derecho humanitario si bien
es explicable como causa y consecuencia de la disputa territorial entre los
actores en conflicto, una mayor comprensión de tal situación puede verse a la
luz del actual proceso de territorialización paramilitar que toma una mayor
fuerza en los últimos tres años, lo cual provoca un aceleramiento en la expan-
sión territorial de las infracciones al DH y al DIH.
La actual disputa territorial utiliza como estrategia la desterritorialización
de población y el desvertebramiento de la capacidad de asociación de las
comunidades por medio del asesinato de sus líderes. Esta dinámica de guerra

198
FABIÁN ORLANDO RAMÍREZ Y FELIPE OSORIO VIEIRA

le da a los actores sociales, a la sociedad civil, a los movimientos sociales, a las


asociaciones gremiales, las organizaciones no gubernamentales y diferentes
formas de expresión de la sociedad civil la posibilidad de realizar actos de
resistencia civil como estrategia para hacer frente a las prácticas colectivas que
ejercen los actores armados.
Estas prácticas responden a una racionalidad que se enmarca dentro de las
lógicas de acumulación propias de los mercados de violencia insertos en eco-
nomías de guerras, para lo cual los agentes del intercambio pugnan por di-
ferentes tipos de capitales, social, político, económico y territorial, tanto en
escalas regionales, locales y micro locales.
La dinámica del conflicto social y armado permea la cotidianidad de los
lugares en donde sus manifestaciones pueden hacerse evidentes por medio de
los testimonios que ofrecen sus habitantes. Es así, como por medio de la
elaboración de mapas mentales o cognitivos se obtuvieron algunas imágenes
de la forma como el conflicto regional y local impregna los espacios inme-
diatos de sociabilizaciòn de los habitantes de los barrios en los cuales la segre-
gación socio espacial es mayor.
Al identificar algunos de los referentes simbólicos asociados a la identi-
dad de los pobladores del puerto, puede establecerse que si bien el proceso de
violencia sociopolítica y la segregación espacial producida por la misma, a la
vez que estructuran elementos de identidad se encuentra auspiciando formas
de resistencia las cuales igualmente se asocian a los referentes de identidad de
la población Barranqueña. Permitiendo así el nacimiento, consolidación y
proyección de variadas expresiones sociales de resistencia en torno al derecho
a la vida.
Con base a la experiencia pedagógica, y las metodologías que se despren-
den del trabajo lúdico- pedagógico adelantado con población infantil y juve-
nil desplazada en el marco de la anterior investigación, fue posible proponer
e implementar el diseño de proyectos de desarrollo local comunitarios. Tales
proyectos permiten recrear en la población objetivo los sentidos de pertenen-
cia, participación, confianza, reconocimiento y trabajo colectivo, lo cual re-
vierte en los procesos de reconstrucción de tejido social.

Notas
1
Investigación de pregrado en geografía evaluada como meritoria. Universidad Nacional de
Colombia. Departamento de geografía. 2004.
2
Vease: Harris, M.(1996: 23) en González, M.( 2000, 44) donde la territorialidad de la etnia
Yariguíe, en el marco de la delimitación espacial se apoyaba en una eficiente capacidad
productiva, en una obligada red de distribución de recursos y en un claro ejercicio de autoridad

199
Barrancabermeja: Cartografías regionales y locales del conflicto social y político armado

local y regional bajo la autoridad de un “gran hombre” que llevó a la etnia Yariguíe a dominar
un vasto territorio del Magdalena Medio, basado en su eficiencia para distribuir los excedentes
lo que generó adhesiones sociales y familiares, reportándole mayor poder”
3
La conquista se apoya en la consecución de la mano de obra. Para lo cual se obliga a los indios
al trabajo esclavizado, este es capturado y posteriormente obligado a salir de su tierra raigal y
a desvincularse de su trabajo productivo habitual, es un aniquilamiento de mano de obra, por
la guerra o trabajo. Como constata Delgado (1976; 93) la producción de la conquista se
caracteriza por obedecer a una economía de guerra; una guerra que aplasta la producción al
tiempo que ella nace, por las necesidades de la pacificación de las tribus. Siendo así, la antitesis
de una economía de progreso nacional, de desarrollo.
4
En Romero (1976) Las ciudades y las ideas. La función de la ciudad colonial, según su
política fue asegurar el dominio de las zonas periféricas en las que se ostentaba control económico,
político y militar, guardar la pureza racial del blanco y promover el desarrollo de la región.
5
En estos espacios el poblamiento estuvo a cargo de aquéllos que se pueden agrupar como los
excluidos de la sociedad mayor, es decir, de cimarrones, indios insumisos, blancos pobres,
fugitivos de la justicia y mestizos. Fueron ellos los que adelantaron una colonización de
aluvión donde había un bajo control moral, a causa de la poca o nula presencia de la iglesia
católica y donde la hacienda ejercía una débil influencia. Zambrano, P. 1995; 255. Uribe, T.
La territorialidad de los conflictos y la violencia en Antioquia. Gobernación de Antioquia.
Realidad Social N°1. Medellín), Alonso ,A. (1997, 23)
6
Compartiendo lo planteado por Arrubla M, (1969; 71) según lo cual, si bajo el dominio
mercantilista español los metales precioso eran el principal articuló de exportación colonial, en
el nuevo sistema de dominación imperialista -fundado en el libre cambio- las materias primas
y productos agrícolas alimenticios iban a pasar al primer plano, brindando así la oportunidad
a los terratenientes y grandes comerciantes criollos de desempeñar un papel más orgánico en
el comercio exterior. Ver Aguilera, P. (1985, 9-12) Posada, F. (1963;16)
7
Como presenta el Informe de Aquileo Parra en: Aprile, G.(1991;29) “La vía de
Barrancabermeja se halla en perfecto estado de tránsito; en el año último se hicieron en ella
muy costosas reparaciones; nuevos pobladores habían empezado a descuajar esas selvas; se
aumentaban los establecimientos agrícolas; Había establecido más potreros el empresario y los
transeúntes con sus recuas encuentran allí actualmente toda clase de recursos”
8
Loingsigh, G (2002,18) La estrategia integral del paramilitarismo en el Magdalena Medio de
Colombia
9
Ver: Vargas, V. en: Álvarez (2001:339) sugiere como estas organizaciones inicialmente
estaban orientadas por determinadas ideologías políticas que se constituían en paradigmas y
referentes de su acción.
10
Para el autor, el escenario haciendo alusión a la puesta en escena de una obra teatral, este se
convierte en el lugar de encuentro de los habitantes urbanos. Ver: DE CASTRO, Constancio
(1997): La geografía en la vida cotidiana. De los mapas cognitivos al perjuicio regional.
Ediciones del Serbal, Barcelona, España. Página 11.
11
Mesa, Nhora, Valderrama, Martha (comp). 1994. La Ciudad: Reflexiones Semiológicas.
Centro de Investigaciones Nº 2. Facultad de Arquitectura. U.N. Medellín, 1998.
12
Castro de, Constancio (1997) La geografía en la vida cotidiana De los mapas cognitivos al
perjuicio regional. Ediciones del Serbal. Barcelona, España. Página 35.

200
13
Un mapa es un modelo convencional bidimensional, estático mediatizado por procesos
cognitivos sofisticados, a la vez que poco conocidos. Independientemente de la compatibilidad
analógica entre mapas y mapas mentales y debido al uso mapas cognitivos para categorizar las
representaciones espaciales de los individuos para con su entorno, se hará uso de tal concepto.
Los mapas cognitivos obedecen más a una representación bidimensional, con información
conceptual y proposicional. Como muestran Dows (1981) en Zimmerman, M. (1987: 249)
y Downs y Stea (1997) el mapa cognitivo es mas bien un proceso constructivo de razonamiento
espacial que nos permite resolver multitud de problemas de localización, orientación
comprensión y desplazamiento.
14
En el proceso de elaboración de los mapas cognitivos, la población con la cual se busca
intercambiar conocimiento debe conocer el objetivo de tal ejercicio, igualmente, no se debe
presionar en ninguna forma la elaboración gráfica individual.
15
Restrepo, María Cecilia. et all (1999). Cartografía Social, Terra Nostra. Nº 5. Facultad de
ciencias económicas y administrativas de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia,
sede Tunja. Página 15.
16
Mesa, Maria Elena, comp. (1993). La Forma y la Morfología Urbano-Regional. Capitulo II
Documentos Centro de investigaciones. Compiladora Arquitecta Maria Elena Mesa, Medellín.
Agosto de 1993. En este sentido, la elaboración del habitar está basada en el morar y el
construir a partir del espacio en su esencia en el morar, a la relación del hombre con el espacio
y a la relación de los lugares y el espacio.
17
De Castro, 1997: 33.
Barrancabermeja: Cartografías regionales y locales del conflicto social y político armado

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