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Tendinopatía de Cintilla Iliotibial.

Enrique García-Torralba Iglesias.


Especialista en Fisioterapia Traumatológica y Deportiva. Fisioterapeuta Colegiado nº 1209 Madrid
quiquetorralba@gmail.com / www.quiquetorralba.blogspot.com

Seguimos hablando de la rodilla del corredor y de sus lesiones. Y esta vez lo hacemos de un dolor en su cara
externa, la mayoría de las veces inespecífico (no podemos tocarnos un punto exacto). Sordo, profundo, como
si fuera en el hueso y lo suficientemente intenso como para hacernos parar de correr a los pocos minutos.

Parece el principio de una película de terror, y puede llegar a serlo si no somos prudentes, pues estamos
hablando de una de las lesiones mas persistentes que podemos padecer corriendo. Digo persistente y no
grave pues no atenta contra nuestra integridad física como lo haría una hernia de disco por ejemplo, pero si
puede tenernos en dique seco durante unos cuantos meses, reaparecer cuando ya no la esperábamos, y
vuelta a empezar. Podríamos calificarla de desesperante, y los que la hayan padecido entenderán muy bien
por que lo digo.

El motivo de esta persistencia es muy simple, y es que no se trata de una causa concreta sino de varias
combinadas las que inducen esta lesión. Muy particularmente en corredores.

DEFINICIÓN

La cintilla iliotibial no es otra cosa que el extremo distal o inferior de la Fascia Lata, gran banda fibrosa que
recorre el muslo por su parte externa desde la zona glútea hasta la rodilla, que pasando por encima de esta
llega a insertarse en el Tubérculo de Gerdy situado en la zona antero externa de la meseta tibial, justo debajo
de la articulación con el fémur.

La fascia lata y por consiguiente la cintilla iliotibial, están sometidas a una importante tensión durante la
bipedestación, que aumenta considerablemente durante la marcha y la carrera estabilizando la rodilla y la
cadera lateralmente. En su extremo superior sirve de inserción a los músculos glúteos y al Tensor de la Fascia
Lata que tiran con fuerza de ella hacia arriba tensando toda la estructura y transmitiendo esa tensión hasta la
rodilla. Como ahora veremos, este va a ser uno de los factores implicados en la lesión, como también lo va a
ser la tensión que se produce desde abajo cuando la tibia rota internamente como consecuencia de la
pronación normal del pie durante la fase de impulso de la marcha y de la carrera.

Y es que aunque se trata de una estructura extremadamente fuerte capaz de soportar tensiones enormes,
como en otras ocasiones un exceso de esta tensión puede llegar a ser lesivo. De hecho es normalmente este
exceso, el inductor de la mayoría de lesiones que vamos a tratar en estas páginas.

En el caso concreto de esta estructura, y pese a ser mucho más grande y fuerte que otras, tiene lo que
podríamos llamar un punto débil que se encuentra justo encima de la prominencia ósea que forma el cóndilo
femoral externo en la rodilla donde prácticamente apoya la cintilla iliotibial. Aunque está preparada para la
repetida fricción que se va a producir durante la flexo extensión de la rodilla imprescindible para la marcha y la
carrera (ya que cuenta con pequeñas bolsas serosas llenas de líquido situadas entre la cintilla y el cóndilo
para amortiguar el exceso de roce) van a ser otros los factores que aumentando la tensión, aumenten
también ese roce entre las dos estructuras. Y será esa, y no otra, la causa final de la afectación del tracto
iliotibial.

Debemos entender antes de ninguna otra explicación que aunque la tensión aumente, no se va a dar ningún
roce de no existir este movimiento de flexo extensión de rodilla. Que va a ser una combinación de ambos
factores la que desencadene la lesión. Que por lo tanto si no andamos, saltamos o corremos, difícilmente
padeceremos el Síndrome de la Banda Iliotibial como también podemos llamarla. Y finalmente que va a ser el
apoyo e impulso del pie en el suelo el último eslabón de la cadena lesional, lo que hace que sea esta una
lesión mucho mas frecuente entre corredores que entre otros deportistas, siendo poco habitual, aunque no
imposible, encontrarla en un ciclista por ejemplo, y en caso de que así sea habría que buscar probablemente
el origen fuera de esa práctica deportiva, en el calzado de diario por ejemplo.
¿ Cuales pueden ser entonces los factores que por medio del aumento de la tensión, incrementen esa
fricción?

Alteraciones estructurales. Un exceso de Varo en la rodilla ( ), va a aproximar el cóndilo a la cintilla


provocando un continuo apoyo sobre este y aumentando la fricción durante la marcha. En cambio, un exceso
de Valgo ) ( , va a hacer que estas dos estructuras se separen, lo que en principio nos prevendría de padecer
esta síndrome; si no fuera por el importante acortamiento de la fascia lata que suele acompañarlo, y que está
predisponiendo a la cintilla, por ese exceso de tensión, a la lesión.

De lo que volvemos a deducir, igual que en anteriores patologías, que una alteración de la morfología o
estructura corporal, ya sea por exceso o por defecto, va a suponer una situación de desventaja a la hora de
lesionarnos corriendo.

Por el mismo motivo hemos comentado antes la importancia que va a tener el control de la pronación por
medio del calzado, de plantillas o de la correcta elección del terreno de entrenamiento, en la prevención de
esta dolencia. Ya que fisiológicamente siempre se va a producir una pronación del pie durante el impulso, en
mayor o menor medida, o lo que viene a ser lo mismo; que cuando nos impulsamos con cada pie andando o
corriendo, justo antes de que este se despegue del suelo, lo vamos a hacer con la parte interna (con el dedo
gordo). Aunque no todos impulsamos igual, incluso determinados individuos tienden a hacerlo más tirando
hacia el borde externo (supinadores) ,siendo esto bastante menos frecuente.

Pues bien, esta pronación siempre irá acompañada de una rotación interna de tibia, mayor cuanto mas
pronunciada sea la pronación. Y esta rotación interna de la tibia va a provocar directamente una tracción de la
cintilla iliotibial hacia abajo, además de desplazar su inserción de modo que esta apoye más sobre el cóndilo.
Lo que nos conduce irremediablemente hacia un aumento del estrés de la estructura.

Este factor va a ser decisivo tanto en la prevención como en el tratamiento de la tendinopatía del tracto
iliotibial.

Una contractura o acortamiento de la musculatura glútea y del Tensor de la Fascia Lata van a tener
resultados parecidos, pues traccionan directamente de la fascia hacia arriba con el consiguiente aumento de
tensión.

¿Que deberíamos hacer para prevenirla?

En este apartado me temo que voy a repetirme un poco a lo largo de esta serie de artículos, ya que van a ser
las mismas pautas las que generalmente nos ayuden a prevenir lesiones.

No abusar de terrenos duros ni de cuestas, utilizar un calzado adecuado, y utilizarlo adecuadamente, vigilar
desgastes, descansar, estirar, etc…

Foto 4. Aunque en general siempre sería recomendable estirar por lo menos tras la sesión de entrenamiento
como herramienta para prevenir disgustos, particularmente esta lesión va a ser muy sensible a esta práctica.

Será por lo tanto importante realizar una batería lo más completa posible de estiramientos, como los que
describimos hace un par de números en el artículo especialmente dedicado a ellos. Cuádriceps, Isquiotibiales,
Gemelos y Soleo, Adductores… y en este caso los Glúteos cobrarán una especial relevancia, ya que serán
vitales en esta lesión.

Foto 5. A todos estos estiramientos, hoy vamos a intentar añadir uno específico para la Fascia Lata. Y digo
intentar porque no es fácil encontrar la postura, ni llegar siquiera a sentir la tensión.

No va a ser por lo tanto un estiramiento fácil para muchos, no obstante si es fácil intentarlo. Y aunque existen
infinidad de ejercicios para intentar estirar esta zona, este es el que a mi entender resultará mas sencillo para
la mayoría. Así, partiendo de la posición de la foto intentaremos, relajando la zona de la rodilla, empujar con
nuestra cadera hacia fuera, hacia el lateral, mientras la relajamos todo lo que podamos, apoyándonos en el
suelo con la otra pierna y en una pared con la mano del lado que intentamos estirar.

Planeta Running nº6 Octubre de 2008

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