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Antiguamente los discos de vinilo venían grabados de los dos lados: A y B. En el primero
las bandas ubicaban su mejor tema, es decir, el corte de difusión y en el lado B venían los
temas más alternativos. Esta pieza se concibe como un LP (Long Play), es el Álbum
‘Cangrejo’, con sus dos lados: A y B. Se sugiere que se reproduzca en el orden planteado
en el álbum (A luego B), pero igual es decisión de cada creador encontrar la manera de
reproducir cada una de las canciones (escenas).
Lado A
I. Mal bicho
La sala de espera de un hospital. Pablo y Lucía sentados uno al lado del otro. Atrás,
diagonal a ellos está Cangrejo, sentado en otra silla. La luz ilumina las caras de los tres.
Lucía y Pablo cantan un fragmento del tema “Death Disco” de Jhonny Rotten.
Se ilumina el resto del espacio. Pablo cierra los ojos. Se acomoda en la silla para
descansar mejor. Lucía se pone a arreglar los papeles de una carpeta.
CANGREJO: (Gritando) Cuando ella entró ese día al apartamento donde vivían sonaba
esto… estaba a todo volumen, le bajó unos tantos decibeles —resistible a los
oídos— (Lucía hace la acción y queda la canción sonando muy bajo, Cangrejo
sigue narrando). Luego vio que la mesa estaba preparada, Pablo en la cocina…
PABLO: (Asomando su cabeza por un lateral) ¡Hola Lu! Ya salgo…
CANGREJO: Pablo sale a los dos minutos con un recipiente en el que hay unos espaguetis
que huelen fantástico, se dan un besito y se disponen a comer.
Cangrejo se hace al costado opuesto de la mesa donde están Pablo y Lucía comiendo.
Siguen comiendo.
PABLO: (Con tono sereno) El bicho volvió a despertarse Lu. Salió el resultado del último
TAC, el de la semana pasada… se ve un pequeño tumor en el pulmón… según me
indicaron.
Silencio.
PABLO: Hablé luego con la Doc. Le dije que no iba a dejar que esto me joda los planes…
¡Con todo lo que tengo programado para este año! Ni de riesgos. Ella me dijo que
no me preocupara, que estaría todo bien… Me van a atender en la misma clínica
porque la sentencia me cobija no sé por cuántos años, según me dijeron… en fin,
por eso no hay lio. La semana entrante me tienen que operar…
Silencio.
PABLO: ¡Oye guapa! Tranquila ¿Eh? No sé si vaya a estar todo bien, pero… hare lo mejor
que pueda para que el bicho muera en vez de que me mate a mí.
LUCÍA: Ok.
PABLO: Lo sé, es como un baldado de agua fría, lo sé. A mí también me dio un poco duro
pero… somos fuertes ¿cierto, mi palomita?
LUCÍA: Claro que sí, amor. Claro que sí.
PABLO: Bueno, voy hasta donde Sebas; debo contarle… supongo que tendremos que
reorganizar los planes de producción. ¿Vienes conmigo?
LUCÍA: No, me quedo. Estoy cansada y… ustedes van a hablar de sus cosas… Yo arreglo
la cocina.
PABLO: Vale. Nos vemos ahorita. ¡¡¡Love you Lu!!!
LUCÍA: Love you...
Lucía espera que Pablo salga. Suspira. Se levanta rápidamente y se dirige a la cocina de
donde saca un balde y una bolsa de basura, en la que empieza a arrojar todo lo que está en
la mesa: los platos con comida, los cubiertos, el recipiente con lo que quedó de los
espaguetis, los individuales, las servilletas, las copas. Bebe de la botella un largo sorbo de
vino y arroja el resto en el balde junto con la botella. Cierra la bolsa y la saca del
apartamento.
CANGREJO: Así empieza este álbum. Yo soy Cangrejo. No voy a hablarles mucho de mí,
ya me irán viendo de tanto en tanto… Bienvenidos a esta historia…
Cangrejo silba mientras ve todo lo que hace Lucía. Lucía vuelve rápidamente, toma el
balde y se lo lleva hacia la cocina. Se escucha cómo arroja el líquido que hay en él. Vuelve
a la sala y, de forma cada vez más acelerada vuelve a transformar el lugar, esta vez ella
sola, volviendo a las dos sillas en la sala de espera del hospital en las que estaban al
comienzo de la escena. Una vez transformado el espacio saca a Pablo por un lateral, lo
sienta y ella se hace junto a él. Atrás de ellos, en diagonal, se sienta Cangrejo quien ya ha
dejado de silbar. La disposición es igual que al principio de la escena.
Suena una voz del altavoz que dice: “Señor Pablo Miranda, consultorio 26,
anestesiología”.
Lucía está de pie en la antesala de una oficina con una carpeta en sus manos. Llega en
seguida Cangrejo silbando la melodía de ‘Perfect day’ de Lou Reed. Se hace frente a
Lucía. Ella no lo reconoce. Cangrejo se queda mirándola un rato y cuando ve que ella está
un poco incómoda le habla.
Lucía no responde.
Lucía mira hacia la puerta, da vueltas, mira a Cangrejo, mira a distintos puntos, se toma
la cabeza, muy desconfiada.
Silencio.
1
En Colombia EPS significa Entidad Promotora de Salud.
CANGREJO: No lo sé. Digo, creo que eso es lo que hay que averiguar. Y… fresca… no
haga drama, que no está loca.
LUCÍA: Ah entonces… ¿Viene a ayudarme a encontrar la respuesta?
CANGREJO: Tal vez.
LUCÍA: (Para sí) Quiero un cigarrillo.
CANGREJO: Fumar es malo para la salud. Se lo digo yo, que sé del tema.
LUCÍA: Pff, qué pendejada… por favor… ¡No lo puedo creer!
CANGREJO: Ay mujer, conmigo usted puede decir lo que se le venga en gana. Puede hacer
preguntas, claro. No sé si vaya a tener respuestas, pero… puede hacerlas. Quizás solo con
el hecho de hacerse preguntas ya libera algo… no lo sé. En realidad, es usted la que me ha
llamado…
LUCÍA: Eso es estúpido.
CANGREJO: Sí, claro. Como la cantidad de historias que usted escribe y las que ha leído.
¿Y qué? Igual nada es demasiado importante… “Poblamos sueños, somos sombras
vagando a través de florestas imposibles, en las que los árboles son casas, costumbres,
ideales y filosofías”.
LUCÍA: (Sorprendida) Esa frase es de Pessoa.
CANGREJO: ¡Exactamente!
LUCÍA: Pessoa es mi escritor favorito. (Silencio) Usted produce ruido; un ruido terrible.
Mis oídos a veces no lo soportan. Sin embargo, estoy aquí tratando de sacar música de todo
esto. Usted no solo se come un cuerpo, se come también las almas… entra a la casa y la
desordena. Yo pongo de nuevo las cosas en su sitio… pero eso a usted no le gusta…
vuelve, vuelve a remover todo…
CANGREJO: Mire, deje el dramatismo… aquí no se haga la literata…
LUCÍA: Si le parezco tan dramática, ¿qué hace aquí? ¿Para qué me pide que hable
entonces? Siga en lo suyo y no me moleste más. ¿A qué viene?
CANGREJO: Hey tranquila, tranquila. Está bien. Disculpe. Me callo y escucho. Para eso
vine, creo. Respire, lo necesita.
LUCÍA: Lo necesito, sí.
(Silencio)
De adentro de la puerta de la oficina suena una voz que dice: ‘Siga señora Lucía’. Ella
entra. El cangrejo queda afuera solo.
CANGREJO: (Al público) ¡Hora de mi monólogo! Se supone que estoy en este lugar
cumpliendo una función: ¡una función dramática en esta historia! ¿Dramática o poética? No
lo sé. No importa. Pero… ¿cómo les explico? ¿Cómo hago ahora para hacer el puente, para
hacer de vía entre… entre lo que le pasa a Lucía y ustedes? ¿Ah? (Pausa). Por ejemplo, en
este momento… ¿cómo les narro lo que está sucediendo allá adentro? ¿Cómo hago para
contarles esa escena? ¿Ah? Se supone que soy yo quien lo debe hacer… pero… creo que ya
se sabe qué pasará ¿No? ¡¿No?!
Silencio. Respira. Toma impulso y saca de su maletín una serie de objetos que le ayudarán
a narrar los sucesos.
CANGREJO: Bien. Bien. (Organizando un espacio y unos personajes con los objetos que ha
sacado) Adentro están los coordinadores del programa en el que trabaja Pablo Miranda
como profesor y a quien le suspendieron el contrato que tenía, para no pagarle la
incapacidad médica. En fin, están esos dos coordinadores con un abogado. Así… (Pone a
los coordinadores atrás y el abogado adelante) Entra Lucía (la representa con otro de los
objetos). Ella ha tenido que leer mucho estas últimas semanas. Por recomendación de un
abogado amigo, ella ha tenido que leerse una serie de leyes:
Cangrejo cambia la voz, habla el abogado y lo representa con el objeto designado para él.
Cuando el Cangrejo está diciendo las últimas frases vamos viendo la acción: La puerta
que se abre, la voz del hombre y a Lucía cerrando la puerta y dirigiéndose al Cangrejo.
Ella sale. El cangrejo la ve salir y recoge sus cosas. Sale por el mismo lado por el que
Lucía se fue. Se va silbando la misma melodía del comienzo de esta escena.
Pablo en la sala del apartamento, pasaron pocos días después de la operación, un par de
semanas. Pablo con su PC en las piernas, Entra Lucía. Cangrejo está de pie justo detrás de
Pablo.
Cangrejo no responde.
Cangrejo narra lo que sigue y Lu le escucha como abstraída y repite algunas palabras.
CANGREJO: Intentas cuidarte, pero cada vez se hace más difícil. Has perdido la cuenta de
los días. En un principio un cuaderno escolar te permitía registrar los descubrimientos de
cada enfrentamiento, pero después de tanto tiempo, su uso se te hizo inútil. Poco importa si
hoy de nuevo tienes que sacarte las botas, reventar las ampollas o sanarte las heridas.
Mañana tampoco tendrás un poco de sosiego y el enemigo guarda silencio porque planea
como puede ser la mejor forma de ganar terreno…
Lucía va a salir.
PABLO: (Cantando) Sometime I feel // like I don't have a partner // sometime I feel // like
my only friend // is the city I live in // the city of angels // lonely as I am // together we
cry… (Dejando de cantar) Ahhhhhh no quiero que sea lunes, no quiero lavarme los
dientes, no quiero ver televisión, ni oír los estúpidos locutores de la radio. Quiero solo mi
tocadiscos y poner a Bob Marley. Quisiera ir a un buen concierto y detener el tiempo allí.
No quiero que llegue la navidad. No quiero volverme tan loco, no quiero vivir paranoico,
no quiero esta pena en mi corazón... No me gusta el verbo ‘luchar’. Maldita sea, ¿dónde
queda lo que se esfumó? Tendrá que salir una canción de toda esta mierda, de tanta puta
fragilidad... ¡Rabia! Quizás así deba llamarla…
IV. La resistencia
Entra Pablo.
PABLO: No, imposible. Que mañana ya tiene cosas que hacer. Mi mamá no quiere ayudar,
Lu. A ella esto le da muy duro… y bueno… ya tiene 65 años… está cansada.
LUCÍA: Entiendo... No hay lio. Mañana yo hago esos trámites y ya veremos cómo nos
organizamos para las demás cosas… igual… ya pedí el permiso. (Mira a Cangrejo, este
niega con la cabeza).
PABLO: Eso. Así se habla mi guerrera. ¿Vamos a dormir?
LUCÍA: Sí. Vamos.
CANGREJO: (Al público) Bueno… Ya les dije que aquí cumplo una función dramática, ¿no?
Así que mmm al grano… adentro, en su cuarto Pablo y Lucía se van a acostar… momento
de intimidad ¿Eh? —Hay que ponerle picante a esta historia… sino se nos vuelve todo
terriblemente serio y eso… no me gusta—. Así que nuestros dos personajes intentan soltar
la tensión con un poco de erotismo.
Pablo y Lucía entran en traje de pijama y con dos almohadas. Se miran, se acarician,
cambian de posiciones, se abrazan, se rechazan. Esto es una partitura física que comienza
lento y poco a poco se empieza a acelerar y a ponerse más intensa.
CANGREJO: (Ordenando) ¡Ay, así no. Fuera! Se supone que debía ser erótico…
Pablo y Lucía recogen sus cosas y vuelven a salir.
CANGREJO: (Al público) Me tocó volver a empezar… “Cada hombre carga con su destino a
lo largo de toda su vida y cuando trata de sacudírselo de los hombros le vuelve a caer con
un peso aún mayor y más extraño…” No sé por qué me está rondando esta frase. Debe ser
porque creo que uno decide parte de su destino… y puede cambiarlo si quiere. Lanzar una
pregunta es como lanzar una piedra y hoy he lanzado varias... ¿Le di muy duro a Lucía? Tal
vez. Ahora ella intenta dormir al lado de su marido, pero no puede. Siente culpa. Cree que
fue muy dura con él. Ella cree que no debió decirle todo lo que le dijo. Ella debe ser una
buena mujer, así la educaron. Y siente culpa. Es increíble esto, ¿no? Una mujer puede tener
los títulos del mundo… pero cuando la moral prima… no hay títulos que liberen... Eso es lo
que le pesa. Y no lo quiere aceptar. En fin… vamos a ver hasta dónde puedo hacer mi
trabajo…
Cangrejo Sale.
V. Cráter
Silencio.
Lucía sale hacia la cocina. Pablo se queda allí, pero le empiezan a dar arcadas. Sale
corriendo hacia el baño. Lucía entra con el vaso y se queda escuchando a Pablo. Se pone a
llorar. Rápidamente contiene su llanto, se seca las lágrimas y respira.
Lucía pone el vaso de agua en la mesa. Cangrejo entra, la mira todo el tiempo. Lucía va
hacia el tocadiscos y pone un LP, el primero que encuentra. Ella llora, se tapa la boca,
respira profundo, se seca las lágrimas… está como ida… Pablo sale del baño, observa a
Lucía, ella no nota que él ya está allí. Pablo se sienta en una silla del comedor y se toma el
vaso con agua.
Pablo va a salir.
Lucía entra hablando por teléfono con una pila de libros. Está empacando todas las cosas
del apartamento. Muchas cajas de cartón en el suelo.
LUCÍA: (Hablando por teléfono) Sí. Ok. Pero es que yo llevé esos documentos la semana
pasada… por supuesto. Yo sé, pero Ernesto podría colaborar con eso, ¿no? Claro, pero
Ernesto es el que sabe de esas cosas… ¡Yo tengo que acabar de empacar todo aquí! Ok. Ok.
No. No me estoy alterando, solo quiero que entiendas. Mira Julita, hagamos una cosa: yo
acabo de empacar y si me queda tiempo voy. Si no, mañana. O pasado mañana, cuando
pueda… lo urgente esta semana es entregar el apartamento. Ok. Por eso te digo que Ernesto
podría ayudar con eso… (Respira) Mira no voy a seguir discutiendo porque hay mucho que
hacer. Te llamo más tarde a ver cómo voy. ¿Ok? Adiós. (Cuelga).
Lucía va hacia la cocina. Entra Cangrejo con un Ukulele y se sienta sobre una de las
cajas. Lucía entra con un vaso con agua que viene bebiendo. Cangrejo toca ‘Somewere
over the rainbow’.
CANGREJO: Uh uh uh uh.
LUCÍA: ¡Lo que me faltaba!
CANGREJO: Somewhere over the rainbow // Way up high // And the dreams that you
dreamed of // Once in a lullaby…
LUCÍA: (Mientras sigue empacando) Usted tiene el poder de aparecer en unos momentos…
¿Es a propósito, verdad?
CANGREJO: (Sin dejar de tocar) ¡Por supuesto!
LUCÍA: (Para ella) Nada que hacer. Lidiar con mi locura. (Al Cangrejo) Y ese ukulele
¿qué? ¿Ahora se las da de músico también?
Cangrejo empieza a tocar la canción ‘Mi gran loco y dulce amor’, de Lukas. Lucía lo
detiene.
Silencio.
Silencio.
Mientras Lucía lee, Cangrejo vuelve a tocar su ukulele. Cambia la luz y pareciera que
Lucía y Pablo están ahora en otro lugar, más cálido y sentados uno al lado del otro.
LUCÍA: (Abre una página al azar y lee) “Puse en mi bandeja cuanto tenía, y te lo di. // ¿Qué
traeré a tus pies mañana? // (A Pablo) Te dediqué varios de este libro.
PABLO: No lo recuerdo.
LUCÍA: Abre una página al azar… a ver cuál te sale.
PABLO: (Leyendo) Dice, ‘No puedo ofrecerte una sola flor’. (A Lucía) ¿Sigo?
LUCÍA: Sí.
PABLO: (Leyendo) No puedo ofrecerte una sola flor… (A Lucía) No, Lu. Lee tú. A ti te
suena mejor. Y además me arden los ojos.
LUCÍA: (Leyendo) No puedo ofrecerte una sola flor // de todo el tesoro de la primavera, // ni
una sola luz de estas nubes de oro. // Pero abre tus puertas y mira; y coge, // entre la flor de
tu jardín, //el recuerdo oloroso de las flores // que hace cien años murieron. //¡Y ojalá
puedas sentir en la alegría de tu corazón // la alegría viva que esta mañana de abril te
mando, // a través de cien años, cantando dichosa!
Se da cuenta que Pablo se queda dormido. Lucía le hace gestos a Cangrejo para que deje
de tocar, se miran. Cambia la luz. Hablan en voz baja.
CANGREJO: Diez, nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres, dos, uno…
LUCÍA: ‘Nunca de repente llegan las ideas que nos trastornan; lo repentino ahoga unos
momentos, pero nos deja, al marchar, largos años de vida por delante. Los pensamientos
que nos enloquecen con la peor de las locuras, la de la tristeza, siempre llegan poco a poco
y como sin sentir invade la niebla los campos…’
CANGREJO: Una cita de Cela… ¿Y sobre eso qué tiene que decir?
LUCÍA: Que… esta vida ya no es placentera… Que... me he resignado quizás a vivirla
porque… no sé… Tal vez me siento vieja… porque… soy excesivamente responsable…
CANGREJO: Políticamente correcta…
LUCÍA: Sí… Demasiado…
CANGREJO: ¿Y? Siga… va muy bien.
LUCÍA: Mi voz está desgastada… Me cuesta mucho aceptar esto que me pasa y no
pretender explicarlo… salir bien librada… Ahora me dan miedo estas palabras inmensas
que nos hacen tan infelices…
CANGREJO: Ay no, deje de hablar con autores… iba muy bien… estaba empezando a
hablar por usted misma… no lo abandone…
LUCÍA: Siento… que por mucho tiempo me alimenté de fantasías… y bueno… cuando
apareció usted de nuevo… salió a flote… mi… mi… agotamiento.
CANGREJO: Muy bien Lucía… ¡Muy bien! Ahora dígaselo.
LUCÍA: ¿Qué?
CANGREJO: Dígale lo que realmente le salió a él en el poema de Tagore. ¿Cree que no me
lo sé?
LUCÍA: (A Pablo) No puedo… no puedo, Pablo, ofrecerte ya ni una sola flor de todo el
tesoro de la… de mi primavera.
Una especie de sótano de la casa de la mamá de Pablo. Hay muchas cajas y discos. El
tocadiscos de las escenas anteriores ahora está allí. Tiene también un álbum de fotos.
Pablo ha estado viendo su álbum y escuchando música. Llega Lucía.
Lucía y Pablo siguen la discusión solo que no se entienden las palabras, pero sí los gestos.
Ellos hacen una especie de jerigonza. Cangrejo al público.
CANGREJO: Señoras y señores esto se veía venir, pero en esta batalla no esperábamos el
giro tan dramático que tuvo Lucía… digno de una literata. En este punto ambos se han
puesto las botas y han alistado sus morteros. Esto es bombazo que va y bombazo que
viene… ha dejado de ser una guerra fría y ambos se enfrentan con un arsenal de mentiras.
Ambos se justifican. Ambos quieren salir bien librados. En esta batalla Lucía es más pila
que Pablo y sabe por dónde ofender, pero… yo la verdad no me esperaba que la cosa se
pusiera de este modo… ¡Y menos esperaba que Lucía volteara así las cosas!
III. Levedad
Lucía y cangrejo en la calle. Comen helado.
CANGREJO: Usted es más cabrona de lo que pensé. ¡He aquí a una mujer arremetiendo
contra su calzado cuando el culpable es el pie!
LUCÍA: No me joda más.
CANGREJO: No, en serio. Es que todavía no me lo creo. La frase fue fulminante: ‘Te amas
mucho a ti mismo. En eso eres igual a tu mamá’. ¿De qué obra la sacó?
LUCÍA: De ninguna.
CANGREJO: Nooo, usted no habla nunca con sus propias palabras, ya me la tengo pillada.
LUCÍA: Nadie lo hace. Usted habla con las mías, por ejemplo.
CANGREJO: Buena jugada. Pero eso no lo quita lo cabrona.
LUCÍA: ¿Qué quería entonces?
CANGREJO: Que le dijera la verdad.
LUCÍA: ¿En serio?
CANGREJO: El hombre es un buen tipo. Un tanto inmaduro, sí. Pero un buen tipo.
LUCÍA: Quería entonces que me parara en frente de él a decirle: Hola Pablo. Como ves soy
una mujer muy joven aún, 35 años no es tanto, y pues… la verdad… quisiera tener una vida
normal en la que me pueda comer un helado tranquilamente, y no tener que cuidar a un
enfermo solo porque es mi obligación, porque… ese es el ‘deber ser’ de una esposa, porque
tu pinche madre no sabe ser mamá y entonces me toca a mí, pero es que… ¡Juemadre! Es
una carga, Pablo. Porque resulta que no-quiero-hacerlo, porque es que el amor que te tengo
no es suficiente… ¿Me entiendes? El problema es… que… no quiero ser una hijueputa,
porque ¡Dios mío! ¿Qué pensará la gente? Además, yo siempre he sido una buena mujer…
y no quiero ser una rata… pero… es que… ¡NO TE AMO! Y pues sí, debo aceptar que esto
se me ha vuelto una carga… porque no te amo. ¡No te amo! El cangrejo me dejó ver que en
realidad mi amor no es suficiente como para seguir cuidándote, porque esto va a volver a
suceder, querido. Tú y yo lo sabemos, va a volver… ¿Entonces? ¿Tengo que quedarme
contigo por un compromiso? ¿Por qué nos paramos frente a un altar y nos dieron una
bendición? Ay Pablo… intento explicártelo, pero no puedo entenderlo por ti. ¿Entonces?
¿Qué más podemos hacer? (Pausa. A cangrejo) ¿Así o más dramática? ¿Era eso lo que
tenía que decirle?
CANGREJO: Tal vez.
LUCÍA: ¡No lo entiendo bicho baboso!
CANGREJO: Es que fue muy duro… decirle que el problema es que él se ama mucho a sí
mismo… es fuerte ¿No? Echarle la culpa a Pablo por algo que le pasa a usted… es…
¡tenaz!
LUCÍA: Lo pienso así… No es una excusa. En parte… es lo que pienso. A mí se me acabó
el amor, es verdad, pero a él también. Mire, él cree que me ama. En realidad, ama la
seguridad que le brindo. Pero eso podría pasar con cualquiera que sea ‘buena mujer’. ¡Eso
es lo que usted me ha ayudado a descubrir!
CANGREJO: ¿Yo?
LUCÍA: Sí. Esa fue su misión.
CANGREJO: Vaya, yo suponía que tenía que dejarle ver la falta de amor, pero…
LUCÍA: Nada. Ya está hecho. Y no tiene reversa.
CANGREJO: Y… ¿Está bien?
LUCÍA: Sí. Me siento… liviana.
CANGREJO: ¿Qué va a pasar con Pablo?
LUCÍA: No sé… Tal vez su mamá no se lo aguantará más, entonces tendrá que sacar dinero
de su pensión para pagarle un aparta-estudio y ya.
CANGREJO: ¿Y ya? ¿Está segura?
LUCÍA: ¡Ay no me joda!
CANGREJO: ¡Es solo una pregunta!
LUCÍA: Pues sí. Estoy segura. Y no es ‘solo’ una pregunta… lanzar una pregunta es…
como lanzar una piedra…
CANGREJO: Esa frase es mía.
LUCÍA: No es verdad. Debimos leerla en algún lugar.
CANGREJO: ¿Debimos?
LUCÍA: Sí, debimos.
CANGREJO: Bien.
LUCÍA: Bien.
Lucía leyendo.
LUCÍA: Nunca he tenido nada importante que decir, Pablo. Entonces escribo esta carta
como síntoma de mi silencio…
Anoche soñé que apagaba mis oídos y que funcionaba. Puse entonces en mi tocadiscos
interno tu canción Desvanecer y estuve muy tranquila… después de mucho tiempo creo
que pude dormir más de tres horas seguidas… y fui feliz. Este sueño, Pablo, me revela lo
único que deseo desde que me enteré que el bicho había vuelto: desaparecer, desvanecerme,
salir corriendo. La verdad Pablo es que desde hace tiempo ya no te amo. Desde hace tiempo
he estado a tu lado apoyándote, pero sin sentir amor. Tampoco es lástima. Creo que debía
estar contigo. Por lo vivido, por lo sufrido, por lo amado. Pero ese estar ahí se convirtió
también en una carga… como si llevara el mundo sobre mí… Y eso ha hecho que este lugar
se torne agresivo, lejano. Tengo que correr, Pablo, tengo que correr todo lo que pueda.
Quisiera volver a sentir que tengo una vida. Un futuro. Seguro me preguntarás “Pero Lu,
¿Por qué no pensar en un futuro juntos?” A lo que responderé: No lo sé, Pablo.
Simplemente no tengo ganas. Estoy cansada. Muy cansada.
Fuiste mi amor, Pablo. Pero no hay amor que aguante tanto peso. Tanta impotencia. Tanto
dolor silencioso. Yo sé que tú tampoco me amas. Creo que también necesitabas de mí
porque tu mamá no sabe cómo ser una buena madre. Pero lo sé. Lo sé perfectamente. Y está
bien. No pasa nada. Algún día nos volveremos a reunir como buenos amigos y nos reiremos
de esta situación. Y seguro tu tendrás hijos y una finca y un gran estudio en el que
combinas el rock and roll con los sonidos de la naturaleza y todas las locuras que se te
ocurren siempre... Y yo seré la vieja decrépita, el ratón de biblioteca, que vivirá años y años
con libros y sin macho. Y que se reirá de tu vida y de tus sueños. Terminaré contándote mis
aventuras de viajes y amantes fugaces. Y tú me tomarás la cabeza y despeinándome me
dirás: ¡Hey Lu! ¡Siempre supe que eras pilla! Y nos reiremos mucho. Como el primer día
que salimos… ¿recuerdas? ¡Fue un fiasco! Pero en ese momento ya habremos sido todo. Ya
nada importará. En este punto Pablo mío, no hay drama. No hay dolor. Sí una nostalgia…
del tiempo, de ciertos momentos… no lo sé. Pero drama no.
Cangrejo cumplió su misión. Cangrejo… de él también hablaremos después. Y de él
también nos reiremos… así que bueno, a la larga no fue una canción tan triste ¿No? Me voy
a seguir mi presente. Porque… Pablo querido, solo tenemos este momento… eso lo
sabemos bien: el ahora es un momento sin duración… Hasta pronto. Hasta siempre.
Lucía Coloca esa carta en la parte superior de una pila de hojas. Las pone dentro de un
sobre y lo cierra. Entra Pablo.
V. Bonus track
Aparece una pantalla de T.V. en la que están ‘Los Remembers’ y Pablo como vocalista.
VOZ DE PRESENTADOR: Así es señoras y señores, hoy les traemos a ‘Los Remembers’ y su
éxito ‘Tu amor es un mal bicho’, del álbum ‘Cáncer’.
PABLO: Buenas noches, muchas gracias por la invitación. Esta canción está dedicada a una
mujer que… bueno… me dolió más que el bicho que tuve adentro, pero que… como todo
en la vida, también se superó… Ella me hizo un libro, yo le hice esta canción… Así que…
donde quiera que estés Lu… (Con grito rockero) ¡Que te jodaaaaaassss!
Fin.