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Cangrejo

Sirley Martínez Santos

A Ana y a Max por darme impulso siempre.


A Andrea, a su mami Yolanda y a mi Gato Gus, por permitir que me robara muchas de sus
palabras…
Cangrejo fue leída el 21 de noviembre de 2017 en la Casa del Teatro Nacional, con el
siguiente reparto: Jhossye Velasco como Cangrejo, Natalia Suárez como Lucía y Anderson
Balsero como Pablo.
Agradecimientos
A Andrea Duarte, a Gustavo García, a mis compañeros: Katalina, Andy, Daniel y Mauricio.
A Sebastián Illera, a Catalina Botero y a todos los predecesores de la Clínica de
dramaturgia de Bogotá.
Personajes

Pablo Miranda: músico.


Lucía Villa: literata.
Cangrejo.
Nota de la autora

Antiguamente los discos de vinilo venían grabados de los dos lados: A y B. En el primero
las bandas ubicaban su mejor tema, es decir, el corte de difusión y en el lado B venían los
temas más alternativos. Esta pieza se concibe como un LP (Long Play), es el Álbum
‘Cangrejo’, con sus dos lados: A y B. Se sugiere que se reproduzca en el orden planteado
en el álbum (A luego B), pero igual es decisión de cada creador encontrar la manera de
reproducir cada una de las canciones (escenas).
Lado A

I. Mal bicho

La sala de espera de un hospital. Pablo y Lucía sentados uno al lado del otro. Atrás,
diagonal a ellos está Cangrejo, sentado en otra silla. La luz ilumina las caras de los tres.
Lucía y Pablo cantan un fragmento del tema “Death Disco” de Jhonny Rotten.

AMBOS: Seeing in your eyes / Lo he visto en tus ojos


Words can never say the way / Las palabras nunca pudieron decirme el camino
Told me in your eyes / Dímelo con tus ojos
Never no more hope away / Nunca habrá esperanza a distancia
Final in a fade / El final en un desvanecimiento
Seeing in your eyes / Lo he visto en tus ojos
Seeing in your eyes / Lo he visto en tus ojos

Se ilumina el resto del espacio. Pablo cierra los ojos. Se acomoda en la silla para
descansar mejor. Lucía se pone a arreglar los papeles de una carpeta.

CANGREJO: Ella es Lucía. Y él es Pablo, su esposo. Rockero hasta el tuétano. Bueno…


hace una semana recibieron una noticia que… los tiene aquí… entre este mundo
de gente y todo este ruido, soportando la ‘simpatía arrolladora’ de los
funcionarios y con ese olor tan particular que tienen estos sitios… Sí... Si me
entraran completamente cubierto y me taparan los oídos yo reconocería cualquier
hospital por el olor… todos huelen igual... Y he estado en muchos hospitales…
así que puedo afirmar que todos huelen a lo mismo… Sí. Pero ya me desvié… la
cosa es que cuando a Pablo le dieron la noticia Lucía no estaba con él, así que
tuvo que contársela luego… en casa…
Lucía y Pablo se ponen de pie, reconstruyen el espacio y el lugar es ahora su
apartamento… Pablo es quien pone a alto volumen en el tocadiscos la canción ‘Walk On
The Wild Side de Lou Reed’, arregla la mesa y sale por un lateral. Lucía acomoda el resto
del espacio.

CANGREJO: (Gritando) Cuando ella entró ese día al apartamento donde vivían sonaba
esto… estaba a todo volumen, le bajó unos tantos decibeles —resistible a los
oídos— (Lucía hace la acción y queda la canción sonando muy bajo, Cangrejo
sigue narrando). Luego vio que la mesa estaba preparada, Pablo en la cocina…
PABLO: (Asomando su cabeza por un lateral) ¡Hola Lu! Ya salgo…
CANGREJO: Pablo sale a los dos minutos con un recipiente en el que hay unos espaguetis
que huelen fantástico, se dan un besito y se disponen a comer.

Cangrejo se hace al costado opuesto de la mesa donde están Pablo y Lucía comiendo.

LUCÍA: (A Pablo) Está delicioso… ¿Y eso?


PABLO: Nada… es que tú estás sola… yo estoy solo… y… no sé… pensé que quizás…
LUCÍA: ¡Bobo!

Siguen comiendo.

PABLO: (Con tono sereno) El bicho volvió a despertarse Lu. Salió el resultado del último
TAC, el de la semana pasada… se ve un pequeño tumor en el pulmón… según me
indicaron.

Silencio.

PABLO: Hablé luego con la Doc. Le dije que no iba a dejar que esto me joda los planes…
¡Con todo lo que tengo programado para este año! Ni de riesgos. Ella me dijo que
no me preocupara, que estaría todo bien… Me van a atender en la misma clínica
porque la sentencia me cobija no sé por cuántos años, según me dijeron… en fin,
por eso no hay lio. La semana entrante me tienen que operar…

Silencio.

PABLO: ¡Oye guapa! Tranquila ¿Eh? No sé si vaya a estar todo bien, pero… hare lo mejor
que pueda para que el bicho muera en vez de que me mate a mí.
LUCÍA: Ok.
PABLO: Lo sé, es como un baldado de agua fría, lo sé. A mí también me dio un poco duro
pero… somos fuertes ¿cierto, mi palomita?
LUCÍA: Claro que sí, amor. Claro que sí.

Pablo acaba de comer y se levanta.

PABLO: Bueno, voy hasta donde Sebas; debo contarle… supongo que tendremos que
reorganizar los planes de producción. ¿Vienes conmigo?
LUCÍA: No, me quedo. Estoy cansada y… ustedes van a hablar de sus cosas… Yo arreglo
la cocina.
PABLO: Vale. Nos vemos ahorita. ¡¡¡Love you Lu!!!
LUCÍA: Love you...

Lucía espera que Pablo salga. Suspira. Se levanta rápidamente y se dirige a la cocina de
donde saca un balde y una bolsa de basura, en la que empieza a arrojar todo lo que está en
la mesa: los platos con comida, los cubiertos, el recipiente con lo que quedó de los
espaguetis, los individuales, las servilletas, las copas. Bebe de la botella un largo sorbo de
vino y arroja el resto en el balde junto con la botella. Cierra la bolsa y la saca del
apartamento.

CANGREJO: Así empieza este álbum. Yo soy Cangrejo. No voy a hablarles mucho de mí,
ya me irán viendo de tanto en tanto… Bienvenidos a esta historia…
Cangrejo silba mientras ve todo lo que hace Lucía. Lucía vuelve rápidamente, toma el
balde y se lo lleva hacia la cocina. Se escucha cómo arroja el líquido que hay en él. Vuelve
a la sala y, de forma cada vez más acelerada vuelve a transformar el lugar, esta vez ella
sola, volviendo a las dos sillas en la sala de espera del hospital en las que estaban al
comienzo de la escena. Una vez transformado el espacio saca a Pablo por un lateral, lo
sienta y ella se hace junto a él. Atrás de ellos, en diagonal, se sienta Cangrejo quien ya ha
dejado de silbar. La disposición es igual que al principio de la escena.

PABLO: (Despertándose) ¡Tengo la banda sonora Lu!


LUCÍA: ¿Qué?
PABLO: La banda sonora de este momento. Mira (cantando) ‘Resistiré para seguir viviendo
// Soportaré los golpes y jamás me rendiré // Y aunque los sueños se me rompan en pedazos
// Resistiré, Resistiré... //’ (A Lucía) ¿Te acuerdas de esa canción Lu?

Cangrejo se tapa los oídos con las manos.

LUCÍA: Sí, claro. La efervescencia adolescente.


PABLO: Sííí.
LUCÍA: Ok. ¿Y?
PABLO: ¿Y qué?
LUCÍA: La canción.
PABLO: Nada. Solo eso, una banda sonora para el momento. ¿Todo bien?
LUCÍA: Si. ¿por qué? ¿Me veo mal?
PABLO: No. Para nada. Un poco cansada. Pero eres lo más lindo de este planeta Lu...
(Pablo se acerca a Lucía. La besa. Ella no se opone, pero tampoco se ve muy animada)
Anoche soñé con el Cangrejo.
LUCÍA: ¿Con el Cangrejo?
PABLO: Tal vez fue por el cuento de esa señora… ¿Arciniegas? El que tenías en el cuarto…
LUCÍA: ¿Lo leíste?
PABLO: Sí. Bueno… La mitad. Estaba aburrido y cogí el libro. Empecé a leerlo, pero llegó
un punto en que me dio entre asco y… no sé…
LUCÍA: ¿Miedo?
PABLO: No, miedo no. No sé… como una turbación rara… pero estaba entretenido…
LUCÍA: ¿Qué soñaste?
PABLO: Algo casi igual al cuento. Que me sacaban al bicho y me lo entregaban en un
frasquito. Pero luego tenía que sacarlo porque empezaba a crecer. Y crecía y crecía. Se
volvía como mi mascota. Pero una mascota rara, variable. Por ratos era mi amigo y por
ratos me empezaba a joder. Después iba a comerse mis cosas… ¡Se me comió la guitarra!
Entonces me tocó matarlo.
LUCÍA: ¿Cómo lo matabas?
PABLO: Lo partí en dos.
LUCÍA: Menos mal no acabaste de leer el cuento.
PABLO: ¿Por qué?
LUCÍA: No. Dejémoslo así.
PABLO: ¡Cuéntame!
LUCÍA: Después de la cirugía.
PABLO: No, Lu. Dale.

Suena una voz del altavoz que dice: “Señor Pablo Miranda, consultorio 26,
anestesiología”.

CANGREJO: (Destapándose los oídos) ¡Justo a tiempo!


LUCÍA: Algo está pasando.
PABLO: ¿De qué hablas?
LUCÍA: Llamaron antes de lo que esperábamos. Eso no es normal en este hospital, siempre
nos hacen esperar.
PABLO: Lu… Vamos, ¿no?
LUCÍA: Si, vamos.
Lucía y Pablo se levantan para salir. Lucía cruza la mirada con Cangrejo; él le hace un
gesto de saludo. Ella lo ignora. Cangrejo sale.

II. A Perfect day

Lucía está de pie en la antesala de una oficina con una carpeta en sus manos. Llega en
seguida Cangrejo silbando la melodía de ‘Perfect day’ de Lou Reed. Se hace frente a
Lucía. Ella no lo reconoce. Cangrejo se queda mirándola un rato y cuando ve que ella está
un poco incómoda le habla.

CANGREJO: Bonito suéter.

Lucía no responde.

CANGREJO: ¿Cómo va todo?


LUCÍA: ¿Perdón?
CANGREJO: que ¿Cómo-va-todo?
LUCÍA: ¿Nos conocemos?
CANGREJO: Si, supongo… Yo soy ‘Cangrejo’.
LUCÍA: ¿Qué?
CANGREJO: ‘Cangrejo’. Así me llaman… ¿No? y me gusta. ¡Me gusta! Nos cruzamos hace
unas semanas en el hospital.

Lucía mira hacia la puerta, da vueltas, mira a Cangrejo, mira a distintos puntos, se toma
la cabeza, muy desconfiada.

LUCÍA: ¿Quién es usted? ¿Qué quiere?


CANGREJO: ¿Perdón?
LUCÍA: ¿Que qué quiere? Dije.
CANGREJO: ¿Yo? Nada. Cálmese.
LUCÍA: ¿Cómo así que usted es Cangrejo? ¿De qué está hablando?
CANGREJO: Usted sabe de qué hablo. ¿No me pusieron así? ¿Acaso Pablo y usted no me
llaman ‘Cangrejo’?
LUCÍA: (Para sí) Necesito concentrarme. (A Cangrejo) ¿Qué quiere? Diga ¿Quién es usted
realmente?
CANGREJO: Ya le dije. Mire, a veces la gente necesita desahogarse… Yo sé que usted lo
necesita, así que, si quiere hablar, decir algo… conmigo puede hacerlo. Soy muy bueno
escuchando. Bueno, a veces las personas tienen ganas de patearme y mandarme a la mierda,
pero… Nunca lo hacen.
LUCÍA: (Para sí) Esto es importante… debo estar concentrada. No me puedo dejar joder
por… lo que quiera que sea este...
CANGREJO: Tómese su tiempo, tranquila.
LUCÍA: (Para sí) Me estoy enloqueciendo. No, ¡no! (A cangrejo) ¿Dónde está la cámara?
CANGREJO: ¿Cámara?
LUCÍA: Si, ¡la cámara escondida! ¿Dónde está?
CANGREJO: ¿De qué me habla?
LUCÍA: ¡No se haga el pendejo! Seguro que esto es una broma, pero mire… yo no estoy
para bobadas. No quiero que me jodan la vida. En unos minutos tengo una cita importante
aquí adentro y necesito concentrarme, no me puedo dejar distraer por… (Pausa) ¡Ah, ya sé!
Es una estrategia, ¿verdad? Me quieren joder antes de entrar a hablar con los abogados…
¡Claro! Usted viene de parte de ellos…
CANGREJO: No. ¡No! Mire… yo sé a qué viene… pero no vengo de parte de nadie.
Tampoco es una cámara escondida. No es nada de eso. No sea tan dramática. Entiéndalo de
una vez: soy el cangrejo de Pablo. El Cangrejo, el bicho… Como me quiera llamar…
LUCÍA: No. No, de verdad no entiendo nada…
CANGREJO: No trate de entender. No es necesario entender…
LUCÍA: A ver, si usted es lo que dice ser. ¿Por qué carajos se me aparece a mí y no a él?
CANGREJO: Él ya me lleva adentro… y me lleva más o menos bien. En cambio, usted me
odia. Creo que me necesita más usted.
LUCÍA: ¿Lo necesito?
CANGREJO: Bueno… no sé si la palabra es necesitar, pero… yo creo que usted requiere
soltar, liberarse, decirme todo lo que lleva adentro… en fin. Vine porque creo que —en
serio— necesita desahogarse.
LUCÍA: ¡Qué considerado!
CANGREJO: Usted necesita hacer resiliencia.
LUCÍA: ¿Qué? Ya entiendo... ¡Ya entiendo! Lo enviaron de la EPS1… ¿Es una especie de
campaña? ¿No? Ahora me van a hacer terapia para transitar el trauma… Pero… ¿Por qué
hoy? ¿Por qué aquí? Mire si quiere váyase y cuando salga de acá llamo a la Doc y hablo
con ella de este asunto, porque no estoy de acuerdo con la manera en que lo están haciendo
ya que…
CANGREJO: No, mujer, ¡no! Ya le dije. No vengo de parte de nadie. Nadie me mandó. Sé
que le cuesta creer eso, si yo fuera usted tampoco lo creería, pero ya se dará cuenta. Me va
a estar viendo de tanto en tanto… yo tampoco sé por cuánto tiempo… el caso es que aquí
estoy. Soy el Cangrejo, punto.

Silencio.

LUCÍA: ¿Por qué?


CANGREJO: ¿Por qué, qué?
LUCÍA: Digamos que usted sí es… el bicho… entonces respóndame ¿por qué volvió?
CANGREJO: A ver mujer… eso usted ya lo sabe… ya se lo han dicho. Se lo han dicho y se
lo han explicado y recontra explicado. ¿Quiere que le repita lo mismo? No. ¿Verdad? A
ver… esfuércese. No me haga preguntas bobas.
LUCÍA: Me lo han dicho, sí. Pero creo que es algo más que un oncogén. Yo sé que hay algo
más de fondo… ¿Qué es lo que tengo que aprender?
CANGREJO: ¿Usted? ¿Y si no es usted sino Pablo?
LUCÍA: Todos. Él y yo. Pero el punto es que usted está aquí conmigo. O al menos eso es lo
que parece, por eso se lo pregunto. Aunque en realidad creo que enloquecí.

1
En Colombia EPS significa Entidad Promotora de Salud.
CANGREJO: No lo sé. Digo, creo que eso es lo que hay que averiguar. Y… fresca… no
haga drama, que no está loca.
LUCÍA: Ah entonces… ¿Viene a ayudarme a encontrar la respuesta?
CANGREJO: Tal vez.
LUCÍA: (Para sí) Quiero un cigarrillo.
CANGREJO: Fumar es malo para la salud. Se lo digo yo, que sé del tema.
LUCÍA: Pff, qué pendejada… por favor… ¡No lo puedo creer!
CANGREJO: Ay mujer, conmigo usted puede decir lo que se le venga en gana. Puede hacer
preguntas, claro. No sé si vaya a tener respuestas, pero… puede hacerlas. Quizás solo con
el hecho de hacerse preguntas ya libera algo… no lo sé. En realidad, es usted la que me ha
llamado…
LUCÍA: Eso es estúpido.
CANGREJO: Sí, claro. Como la cantidad de historias que usted escribe y las que ha leído.
¿Y qué? Igual nada es demasiado importante… “Poblamos sueños, somos sombras
vagando a través de florestas imposibles, en las que los árboles son casas, costumbres,
ideales y filosofías”.
LUCÍA: (Sorprendida) Esa frase es de Pessoa.
CANGREJO: ¡Exactamente!
LUCÍA: Pessoa es mi escritor favorito. (Silencio) Usted produce ruido; un ruido terrible.
Mis oídos a veces no lo soportan. Sin embargo, estoy aquí tratando de sacar música de todo
esto. Usted no solo se come un cuerpo, se come también las almas… entra a la casa y la
desordena. Yo pongo de nuevo las cosas en su sitio… pero eso a usted no le gusta…
vuelve, vuelve a remover todo…
CANGREJO: Mire, deje el dramatismo… aquí no se haga la literata…
LUCÍA: Si le parezco tan dramática, ¿qué hace aquí? ¿Para qué me pide que hable
entonces? Siga en lo suyo y no me moleste más. ¿A qué viene?
CANGREJO: Hey tranquila, tranquila. Está bien. Disculpe. Me callo y escucho. Para eso
vine, creo. Respire, lo necesita.
LUCÍA: Lo necesito, sí.
(Silencio)

CANGREJO: Y de verdad… ¿Usted cree que va a lograr algo allá adentro?


LUCÍA: ¿Qué? Debo intentarlo, ¿no?
CANGREJO: ¿Pero en serio cree que la van a escuchar?
LUCÍA: ¿Ahora de qué carajos me habla?

De adentro de la puerta de la oficina suena una voz que dice: ‘Siga señora Lucía’. Ella
entra. El cangrejo queda afuera solo.

CANGREJO: (Al público) ¡Hora de mi monólogo! Se supone que estoy en este lugar
cumpliendo una función: ¡una función dramática en esta historia! ¿Dramática o poética? No
lo sé. No importa. Pero… ¿cómo les explico? ¿Cómo hago ahora para hacer el puente, para
hacer de vía entre… entre lo que le pasa a Lucía y ustedes? ¿Ah? (Pausa). Por ejemplo, en
este momento… ¿cómo les narro lo que está sucediendo allá adentro? ¿Cómo hago para
contarles esa escena? ¿Ah? Se supone que soy yo quien lo debe hacer… pero… creo que ya
se sabe qué pasará ¿No? ¡¿No?!

Silencio. Respira. Toma impulso y saca de su maletín una serie de objetos que le ayudarán
a narrar los sucesos.

CANGREJO: Bien. Bien. (Organizando un espacio y unos personajes con los objetos que ha
sacado) Adentro están los coordinadores del programa en el que trabaja Pablo Miranda
como profesor y a quien le suspendieron el contrato que tenía, para no pagarle la
incapacidad médica. En fin, están esos dos coordinadores con un abogado. Así… (Pone a
los coordinadores atrás y el abogado adelante) Entra Lucía (la representa con otro de los
objetos). Ella ha tenido que leer mucho estas últimas semanas. Por recomendación de un
abogado amigo, ella ha tenido que leerse una serie de leyes:

Cangrejo cambia la voz, como si hablara Lucía. Y con el objeto la representa.


CANGREJO VOZ LUCÍA: (Al público) Leí el Artículo 23 del Código Sustantivo del Trabajo,
el Artículo 23 del Decreto 1703 de 2002, el Artículo 3 del Decreto 510 de 2003, la
Sentencia de mayo 4 de 2001 de la Corte Suprema de Justicia y la Sentencia de septiembre
6 de 2001 también de la Corte Suprema de Justicia. Vengo absolutamente preparada.
CANGREJO: (Sigue narrando) Adentro solo habla el abogado. A los otros no los dejan
pronunciar ni una sola palabra. Esos otros son los ‘testigos mudos’. Adentro el abogado le
dice a Lucía…

Cangrejo cambia la voz, habla el abogado y lo representa con el objeto designado para él.

CANGREJO VOZ ABOGADO: Señora, lamentamos mucho todo lo que ha sucedido. En


verdad la institución lo lamenta profundamente. Pero no hay nada que hacer. Las leyes son
claras, señora, el contrato tiene unos parágrafos muy claros que Pablo tuvo que leer en el
momento en el que lo firmó. Usted tiene que entender eso.
CANGREJO: (Al Público) Lucía habla en su defensa de los derechos de Pablo. La escuchan.
Lucía argumenta. Se mantiene firme. Está segura. Los mira a los ojos. Expone sus tesis.
Muestra los documentos que lleva. Cita las normas.
CANGREJO VOZ ABOGADO: Pues mire señora, si usted quiere puede presentar una acción
legal que puede demorarse años en dar curso. Usted puede hacerlo. Está en su derecho, pero
pues… lamentablemente de parte de la institución, no hay nada que hacer. Pablo no tiene
ya nada que ver con nosotros.
CANGREJO VOZ LUCÍA: Si Pablo no tiene nada que ver con la institución, entonces ¿por
qué a mi casa llegan cartas en las que se le solicita que firme las actas de suspensión? ¿Por
qué nos llega esta correspondencia? Porque no les hemos firmado nada, ¿verdad? Y no
pensamos hacerlo. No les vamos a firmar nada.
CANGREJO: El abogado se encoge de hombros. El abogado dice que es normal. Que es
parte de los trámites normales y que con la firma de Pablo o no la suspensión está hecha.
(Pausa). Lucía se da cuenta de que estar allí es como querer tumbar una pared a empujones.
Así que se despide. Va a salir cuando uno de los testigos mudos le dice en voz baja:
‘Saludos a Pablo’.

Cuando el Cangrejo está diciendo las últimas frases vamos viendo la acción: La puerta
que se abre, la voz del hombre y a Lucía cerrando la puerta y dirigiéndose al Cangrejo.

LUCÍA: ¡Hijo de puta!

Ella sale. El cangrejo la ve salir y recoge sus cosas. Sale por el mismo lado por el que
Lucía se fue. Se va silbando la misma melodía del comienzo de esta escena.

III. Under the bridge

Pablo en la sala del apartamento, pasaron pocos días después de la operación, un par de
semanas. Pablo con su PC en las piernas, Entra Lucía. Cangrejo está de pie justo detrás de
Pablo.

LUCÍA: (A Cangrejo) ¿Qué hace aquí?

Cangrejo no responde.

PABLO: Uch, se dice ‘hola mi amor’


LUCÍA: (A Pablo) Perdón amor… hola.
PABLO: Perdonada. ¿Qué le pasó a mi pajarita que viene toda malgeniada?
LUCÍA: ¿Qué hace él aquí?
CANGREJO: Él no me ve, querida.
PABLO: ¿Él? ¿Quién? (ríe)
LUCÍA: Él… ¿Qué dije? Ay Perdón, vengo muy cansada… Ya no sé ni lo que digo… lo
que quise decir es que… ¿qué haces aquí? ¿Por qué no estás en el cuarto? (Mira a cangrejo.
Se sienta cerca a Pablo).
PABLO: Te ves agotada nena... mira, lo que pasa es que me aburrí en el cuarto y me vine
para acá a esperar a mi pichoncita.
LUCÍA: ¿Y tu mamá?
PABLO: Se fue como desde las tres…
LUCÍA: Me había dicho que se iba a quedar contigo hasta que yo llegara…
PABLO: Se acordó que tenía que hacer no sé qué cosas con Ernesto… y bueno, para mí
mejor. Con mi mamá no hablo de nada… es muy raro estar con ella... Y esa mirada de
lástima que me pone… ¡Es un fastidio!
CANGREJO: En eso tiene razón. (Cangrejo se pone a ojear los LP´s de Pablo).
LUCÍA: Y ¿Sebastián vino a visitarte?
PABLO: Me dejó metido. Es lo de siempre Lu, dicen que me van a venir a ver y nunca
llegan… es como si les diera cosa. Me siento como un bicho raro al que nadie se le quiere
acercar. Esta vez es peor… la vez pasada sentí más apoyo de todos… pero ahora… no sé…
LUCÍA: Pablo, no digas eso, la gente tiene cosas que hacer.
PABLO: Si, claro. Y mientras tanto ‘el enfermito’ que duerma, eso es mejor. Todos hacen
sus cosas importantes… el viejo Richie ya hasta tiene otra banda.
CANGREJO: ¡Está dramático!
LUCÍA: ¿Ricardo tiene otra banda? ¿Cómo así?
PABLO: Sí. Publicó unas fotos en el Facebook. Dentro de poco ni banda tendré. La gente es
la cagada Lu. Si estás bien, ahí te llegan. Pero cuando los necesitas aparecen todas las
excusas. En realidad, uno está solo.
CANGREJO: ¿Oyó eso Lucía?
LUCÍA: ¿Qué?
PABLO: Nada Lu. Es un día de mierda, nada más.
CANGREJO: El imbécil se deprime porque uno de los tarados de su banda no viene a verlo,
pero no te ve a ti.
LUCÍA: ¿Y yo?
PABLO: Lu, ya te dije… no me siento bien. Es solo eso.
CANGREJO: (imitando a Pablo) Ni mi siinto biin, is sili isi.
LUCÍA: ¡Qué injusto!
PABLO: Lu… mira…
LUCÍA: No Pablo, es en serio, ¿sabes cómo fue mi día hoy? ¿Sabes todo lo que toca hacer
para que a ti medianamente te puedan atender? ¿Si estuvieras solo podrías estar contando el
cuento como lo haces?
PABLO: ¡Hay días buenos y días malos, Lu! No sé… la moral se me bajó. Tengo derecho,
¿no? No puedo estar así y sonreír todo el tiempo. ¡Qué putas! ¿Debo ser una máquina o
qué? Y que vaina que hayas tenido un mal día, me parece la cagada que por mi culpa tengas
que hacer tantas cosas. Pero si quieres deja así… al fin y al cabo ¿qué importa?
CANGREJO: ¡Eso! Está sacando los trapitos al sol.
LUCÍA: Sí, ¡qué importa! ¡Qué mierdas importa lo que hago por ti! Mejor me dedico a lo
mío y punto. (Saca una libreta de su bolso y se pone a escribir).
CANGREJO: Ay ay ay Lu... La seguridad de una casa tibia es siempre sospechosa.
¡Piénselo! Arrojarse es abandonar la certeza de lo que en ocasiones nos oprime y por
desventura nos sume en aquella naturaleza propia de nuestra raza: la costumbre.

Lucía mira a Cangrejo y vuelve a escribir.

PABLO: Lu, lo siento.


CANGREJO: Y así querida Lu, desprenderse no solo es un acto noble sino vitalmente
necesario para la salud del espíritu, la razón, el alma y el corazón.
LUCÍA: (Dejando de escribir) ¿Qué?
PABLO: ¡Que lo siento mucho Lu!
CANGREJO: ¡Desprenderse, Lu!
LUCÍA: No. No sé… Hoy estamos down.
PABLO: De verdad lo siento pichoncita… (Le dan arcadas, se va al baño a vomitar).

Cangrejo narra lo que sigue y Lu le escucha como abstraída y repite algunas palabras.
CANGREJO: Intentas cuidarte, pero cada vez se hace más difícil. Has perdido la cuenta de
los días. En un principio un cuaderno escolar te permitía registrar los descubrimientos de
cada enfrentamiento, pero después de tanto tiempo, su uso se te hizo inútil. Poco importa si
hoy de nuevo tienes que sacarte las botas, reventar las ampollas o sanarte las heridas.
Mañana tampoco tendrás un poco de sosiego y el enemigo guarda silencio porque planea
como puede ser la mejor forma de ganar terreno…

Pablo regresando del baño.

PABLO: ¿Cómo te fue con lo de las citas?


LUCÍA: (Volviendo en sí) ¿Ah?
PABLO: Las citas, ¿te las dieron?
LUCÍA: Sí...
PABLO: ¿Y no hubo lío?
LUCÍA: Pues… Siempre hay lio, Pablo. Cada jornada es una batalla… un nuevo golpe de
mortero para este pecho ahuecado…
PABLO: ¿De qué hablas?
LUCÍA: Nada… es que hoy una señora trató de hacerme firmar un papel para que
renunciáramos a seguir tu tratamiento ahí, en esa clínica. Supuestamente porque te darían
una mejor atención en un hospital del Estado…
PABLO: ¡Sistema de mierda! ¡Nos quieren sacar! ¿Y qué pasó?
LUCÍA: Tu oncóloga se dio cuenta y me rescató. Me dijo que no firmara nada sin que ella lo
leyera antes.
PABLO: ¡La Doc. es lo máximo!
LUCÍA: Si, así es.
PABLO: Pero te asignaron las citas ¿Verdad?
LUCIA: (Seca) Ya te dije que sí.
CANGREJO: (Como un susurro a Lucía) Una balsa por fortuna se tambalea cuando el peso
no es justo, Lucía. Entre tanto silencio resulta difícil comprender si esta isla es un lugar
temporal que ambos pueden visitar o una esfera odiosa a la cual usted se condena por puro
temor.

Lucía va a salir.

PABLO: Lu, tengo miedo.

Lucía lo mira, se devuelve, le da un beso en la frente a Pablo y luego sale.

PABLO: (Cantando) Sometime I feel // like I don't have a partner // sometime I feel // like
my only friend // is the city I live in // the city of angels // lonely as I am // together we
cry… (Dejando de cantar) Ahhhhhh no quiero que sea lunes, no quiero lavarme los
dientes, no quiero ver televisión, ni oír los estúpidos locutores de la radio. Quiero solo mi
tocadiscos y poner a Bob Marley. Quisiera ir a un buen concierto y detener el tiempo allí.
No quiero que llegue la navidad. No quiero volverme tan loco, no quiero vivir paranoico,
no quiero esta pena en mi corazón... No me gusta el verbo ‘luchar’. Maldita sea, ¿dónde
queda lo que se esfumó? Tendrá que salir una canción de toda esta mierda, de tanta puta
fragilidad... ¡Rabia! Quizás así deba llamarla…

Pablo toma su guitarra y comienza a escribir y a probar acordes. Oscuro.

IV. La resistencia

La escena inicia con un momento onírico de Pablo. Él está tocando en su guitarra la


melodía de Nothing else matters de Metallica. Lucía sentada escribiendo en su libreta. Hay
una luz tenue.
PABLO: (Habla sin dejar de tocar) La moderación cuesta trabajo. Siempre pensé que el
lema de la vida era: ‘Todo con exceso, nada con medida’. El Mood del verdadero Rock
star…
No soy el Ángel de la Salvación,
No doy lecciones de moderación
Soy el tipo que el amor ha cambiado
Y que permanece callado
Porque la música son sus palabras…
(A Lucía) Tú mi Lu, tú llegaste para dar orden a mi vida. Me entiendes. Me estabilizas.
Melómana increíble, sueño de los dioses. Nada más importa Lu. Así como lo dice esta
canción… nunca antes me abrí de esta manera… era un puto, sí. Como todo el mundo voy
buscándome mi Lu. A veces no siento conexión con la gente, con las cosas… eso me ha
hecho terco quizás. Busco confianza y la encuentro en ti. Cada día hay algo nuevo para
nosotros y nos toca abrir la mente… cambiar… moderarse… pero nada más importa…
perdona que te hable con canciones siempre. Yo no tengo más que decir que lo que digo
con la música… La vida es nuestra, la vivimos a nuestro modo… y nada más importa.

Cambio de luz. Pablo deja de tocar. Cangrejo aparece por un lateral.

PABLO: ¡Cómo me gusta este tema!


LUCÍA: Sí. Es bueno. Un clásico.
PABLO: Ojalá yo tuviera un clásico.
CANGREJO: ¡Empezó Peter Pan!
LUCÍA: (A cangrejo) ¿Qué?
PABLO: Un tema que pegara Lu. Ojalá en este país la gente escuchara más Rock. La escena
del rock colombiano es patética y limosnera. Sino mira lo que pasa en Rock al Parque. Da
vergüenza… es como un ‘De todito’ donde lo que menos hay es rock.
CANGREJO: ¡Pero falta una banda como ‘Los Remembers’ para salvar el rock nacional!
LUCÍA: Falta que tu saltes a la fama para que eso mejore.
PABLO: El problema Lu son las roscas. Para saltar a la fama hay que estar en una rosca. Y
hacer Rock fusión y esas bobadas, que es lo que pega.
CANGREJO: Que patético. ¡Estar en los cuarenta y andar pensando todavía en la fama!
LUCÍA: ¿Y por qué no hacer fusión?
PABLO: ¿Me estás hablando en serio?
LUCÍA: Es una posibilidad ¿No? Si eso está pegando… es por algo.
CANGREJO: Además el nombre de la banda de Pablo es ya una fusión.
PABLO: ¡Ni por el putas!
LUCÍA: Es el nombre, Pablo. El nombre de la banda. Yo escucho ‘Los Remembers’ y no
pienso en una banda de rock.
CANGREJO: ¡Exacto!
PABLO: ¿Qué?
LUCÍA: Es lo que pienso.
PABLO: No, no, no, no. El nombre de mi banda tiene que ver con aquellos que no pierden
su origen, que recuerdan cuál es su casa. Y tiene además esa combinación de español ‘Los’
con Inglés ‘Remembers’, para notar que es de aquí y de allá… ay no sé, ya estoy diciendo
bobadas… el nombre me suena, eso es todo.
CANGREJO: (Burlón) ¡No soy de aquí… ni soy de allá… no tengo la la ri...!
LUCÍA: Tal vez hay que intentarlo.
PABLO: No, gracias.
CANGREJO: ¡Peter Pan! Se lo dije. El niño que nunca crece. Pero no es el de Disney ¿eh?
No. Es el de la novela, el que tiene una personalidad inmadura, egocéntrica, egoísta y a
veces cruel, porque vive haciendo lo que le da la gana sin ninguna responsabilidad real, es
por eso que le tiene un miedo terrible a hacerse adulto. Y usted, Lu, es como una especie de
campanita, con el problema de que no tiene suficiente polvo mágico para hacer que este
vuele.
LUCÍA: (A Cangrejo) ¿Adolescencia eterna?
PABLO: ¿Qué?
CANGREJO: Sí.
LUCÍA: (A Pablo) Nada, aquí pensando en voz alta.
PABLO: ¿Y qué es lo que piensas?
LUCÍA: Que…
CANGREJO: Dígale.
LUCÍA: Que… los hombres nunca crecen. Son adolescentes hasta los cuarenta… a veces
hasta más viejos.
PABLO: ¿Soy adolescente de cuarenta?
LUCÍA: ¿Es una pregunta o una afirmación?
CANGREJO: ¡Uy, bien Lu!
PABLO: Pero si fue lo que dijiste.
LUCÍA: Yo no dije que tú, pero si te sientes aludido…
PABLO: Claro que era para mí, no soy bobo.
CANGREJO: Sí es bobo.
LUCÍA: Ay Pablo ya, dejemos así. Es una bobada que pensé por un momento. Ya.
CANGREJO: ¡Ay noooo, iba bien Lucía!
PABLO: Si fuera adolescente estaría aun viviendo en la casa de mi mamá. ¿No? No
trabajaría, no haría nada con mi vida… ahorita tengo que quedarme en la casa por el bicho,
pero no porque quiera. Es ofensivo Lu. Es ofensivo.
CANGREJO: Sí. Pero es lo que piensa.
LUCÍA: Shhhhhhh.
PABLO: ¿Me estás callando?
LUCÍA: No, Pablo. No. Perdón. Lo siento… Estoy estresada... Hoy tuve que pedir otro
permiso en la universidad para poder llevar mañana los papeles que necesitan en el hospital
para autorizar tus quimios… Y la cara que me hicieron… de seis meses que llevo como
editora en la universidad ya van dos en los que prácticamente no he estado…
PABLO: Bueno, pero es una calamidad familiar… no te pueden echar por eso…
CANGREJO: Sí pueden.
LUCÍA: Sí pueden, Pablo.
CANGREJO: Dígale que estaba feliz con ese puesto y que le duele mucho no poder
cumplir… ¡Dígale!
PABLO: Pero no es justo.
CANGREJO: ¿Cuándo va a volver a tener un puesto como este, Lucía? ¿Ah?
LUCÍA: La vida no es justa, Pablo.
CANGREJO: Dígale que necesita que SU mami se haga cargo de él para que usted pueda
trabajar tranquilamente en lo que le gusta… ¡Dígale!
PABLO: Pues entonces yo los llevo… dime que tengo qué hacer y yo mismo voy mañana…
y tú vas a trabajar.
LUCÍA: Tú tienes que estar en la casa, Pablo. Fue lo primero que nos dijo la Doc. Al menos
unos días más… Podríamos intentar convencer a tu mamá. Ella o Ernesto podrían
colaborarnos más…
PABLO: Pues… voy a llamarla. No me gusta la idea… tú sabes cómo es la cosa con ella,
pero… bueno. Si necesitamos ayuda pues…
LUCÍA: Sí. Eso estaría muy bien. Gracias.

Pablo Sale hacia el cuarto.

CANGREJO: No, Lu. Me decepciona. ¿En serio Nothing else matters?


LUCÍA: ¿De qué habla?
CANGREJO: La canción que estaba tocando Pablo… ¿Nada más importa? A ver… con
plastilina… si él llama a su mamá y ella acepta, ¿todo se soluciona?
LUCÍA: Pues… sí.
CANGREJO: Ok. Va a salir.
LUCÍA: (Deteniendo a Cangrejo) ¿Por?
CANGREJO: Porque no estoy tan seguro.
LUCÍA: ¿Por?
CANGREJO: Porque creo que hay muchas más cosas que sí importan. Mire. Usted tiene el
empleo que quería y no lo puede ejercer. Quiere escribir, pero no puede porque no le queda
tiempo ni el cansancio la deja. Quiere tener una vida normal y no puede por andar de un
lado a otro llevando papeles, peleando con la EPS, sintiendo la humillación de tener que
rogarle a un sistema que cumpla con lo que debe. Usted quería pasar papeles para hacer el
doctorado afuera y tampoco se puede. Y a todo eso súmele que la mamita de Pablo es una
inepta que no quiere apoyar a su hijo… ¿Por qué putas tiene que asumir todo esto, Lucía?
¡Cuidar a un enfermo es una cagada! Creo que todo eso sí importa, pero usted lo calla.
LUCÍA: Soy responsable de Pablo.
CANGREJO: ¿Le toca hacer todo esto solo por ser la esposa?
LUCÍA: Sí, claro. Me toca. Si no lo hago yo… ¿quién más?

Entra Pablo.

PABLO: No, imposible. Que mañana ya tiene cosas que hacer. Mi mamá no quiere ayudar,
Lu. A ella esto le da muy duro… y bueno… ya tiene 65 años… está cansada.
LUCÍA: Entiendo... No hay lio. Mañana yo hago esos trámites y ya veremos cómo nos
organizamos para las demás cosas… igual… ya pedí el permiso. (Mira a Cangrejo, este
niega con la cabeza).
PABLO: Eso. Así se habla mi guerrera. ¿Vamos a dormir?
LUCÍA: Sí. Vamos.

Pablo y Lucía Salen.

CANGREJO: (Al público) Bueno… Ya les dije que aquí cumplo una función dramática, ¿no?
Así que mmm al grano… adentro, en su cuarto Pablo y Lucía se van a acostar… momento
de intimidad ¿Eh? —Hay que ponerle picante a esta historia… sino se nos vuelve todo
terriblemente serio y eso… no me gusta—. Así que nuestros dos personajes intentan soltar
la tensión con un poco de erotismo.

Pablo y Lucía entran en traje de pijama y con dos almohadas. Se miran, se acarician,
cambian de posiciones, se abrazan, se rechazan. Esto es una partitura física que comienza
lento y poco a poco se empieza a acelerar y a ponerse más intensa.

CANGREJO: (Ordenando) ¡Ay, así no. Fuera! Se supone que debía ser erótico…
Pablo y Lucía recogen sus cosas y vuelven a salir.

CANGREJO: (Al público) Me tocó volver a empezar… “Cada hombre carga con su destino a
lo largo de toda su vida y cuando trata de sacudírselo de los hombros le vuelve a caer con
un peso aún mayor y más extraño…” No sé por qué me está rondando esta frase. Debe ser
porque creo que uno decide parte de su destino… y puede cambiarlo si quiere. Lanzar una
pregunta es como lanzar una piedra y hoy he lanzado varias... ¿Le di muy duro a Lucía? Tal
vez. Ahora ella intenta dormir al lado de su marido, pero no puede. Siente culpa. Cree que
fue muy dura con él. Ella cree que no debió decirle todo lo que le dijo. Ella debe ser una
buena mujer, así la educaron. Y siente culpa. Es increíble esto, ¿no? Una mujer puede tener
los títulos del mundo… pero cuando la moral prima… no hay títulos que liberen... Eso es lo
que le pesa. Y no lo quiere aceptar. En fin… vamos a ver hasta dónde puedo hacer mi
trabajo…

Cangrejo Sale.

V. Cráter

Lucía y Pablo entran a su apartamento.

LUCÍA: Esto está hecho un desastre… descanso un rato y arreglo un poco.


PABLO: Deja así, no hay tanto lio. Llamas a Nubia y que arregle todo.
LUCÍA: Nubia no viene más.

Silencio.

LUCÍA: ¿Cómo estás?


PABLO: Tengo un poco de nauseas.
LUCÍA: Ay no. Y justo en la farmacia no había Lorazepam… voy a llamar a tu mamá a ver
si me presta algo… yo me quede ya sin plata.
PABLO: Deja así Lu. No pasa nada… ya sé cómo es esto… si me dan ganas pues vomito,
¿Qué más vamos a hacer? Odio esto, pero… cuando no hay plata… toca acomodarse, ¿no?
(Pausa) ¿Me regalas mejor un vaso con agua?
LUCÍA: Sí, claro.

Lucía sale hacia la cocina. Pablo se queda allí, pero le empiezan a dar arcadas. Sale
corriendo hacia el baño. Lucía entra con el vaso y se queda escuchando a Pablo. Se pone a
llorar. Rápidamente contiene su llanto, se seca las lágrimas y respira.

LUCÍA: ¿Necesitas ayuda?


PABLO: (Desde el baño) No.
LUCÍA: (Conteniendo el llanto) ¿Te paso el vaso con agua?
PABLO: No.
LUCÍA: Ok. Voy a poner música… ¿Quieres escuchar algo en particular?
PABLO: No.
LUCÍA: ¿Pero puedo poner música?
PABLO: Puedes hacer lo que se te dé la gana, Lu. (Se escucha que vomita de nuevo).
LUCÍA: Está bien.

Lucía pone el vaso de agua en la mesa. Cangrejo entra, la mira todo el tiempo. Lucía va
hacia el tocadiscos y pone un LP, el primero que encuentra. Ella llora, se tapa la boca,
respira profundo, se seca las lágrimas… está como ida… Pablo sale del baño, observa a
Lucía, ella no nota que él ya está allí. Pablo se sienta en una silla del comedor y se toma el
vaso con agua.

LUCÍA: (Se detiene al ver a Pablo) ¿Lo apago?

Pablo se encoge de hombros. Lucía apaga el tocadiscos.

LUCÍA: Mejor en silencio. ¿Quieres ir a dormir?


Pablo asiente con la cabeza.

LUCÍA: Bueno, vamos… (Intenta ayudar a Pablo a levantarse).


PABLO: Lu, puedo solo. No hay lio.
LUCÍA: Está bien. Ya sé que no debo tratarte como un niño… perdón…

Pablo se levanta. Va a salir, pero se detiene un momento.

PABLO: ¿Cómo así que renunciaste?


LUCÍA: ¿Qué? ¿Quién te contó? ¿Tu mamá?
PABLO: Sí. ¿Por qué no me contaste?
LUCÍA: Ah bueno… no había tenido tiempo.
PABLO: Mentirosa.
LUCÍA: Pablo…
PABLO: No me trates como niño. Cuéntame, ¿por qué renunciaste?
LUCÍA: Pablo… me pidieron que pasara la carta, que era mejor que yo misma renunciara,
así no quedaba en mi hoja de vida que me habían despedido. ¿Y qué más podía hacer?
¿Ah?, igual… yo tengo que cuidarte. ¿Quién más sino yo te va a cuidar? ¿Tu mamá?
PABLO: Y ¿cómo vamos a hacer?
LUCÍA: ¿De qué?
PABLO: Con los gastos Lu. ¡Con los gastos!
LUCÍA: Ya se me ocurrirá algo. No te preocupes. Además, vamos a tener por unos días lo
de mi liquidación…
PABLO: ¿Por qué siempre quieres arreglarlo todo sola? Podrías contar conmigo también
¿No? ¡No estoy lisiado!

Pablo va a salir.

LUCÍA: ¿Para dónde vas?


PABLO: Lu, puedo salir. No soy un lisiado, ya te dije.
LUCÍA: Sí, pero…
PABLO: A caminar Lu. Hay que pensar que vamos a hacer y aquí… no puedo pensar. No
quiero pelear. En este momento hay que buscar soluciones. Caminando pienso mejor.
LUCÍA: Pablo estabas vomitando hasta hace unos minutos, ¿cómo vas a salir así?
PABLO: Lu. Si te digo que puedo, es porque puedo. Si me dan ganas de vomitar, vomito. Si
me canso me siento. Punto. No pasa nada. Te repito por enésima vez que no estoy
discapacitado. Y si lo estuviera, ¿qué? ¡Igual podría conmigo mismo!

Pablo sale. Lucía se queda absorta mirando hacia la puerta.

CANGREJO: (representando a Vladimir de ‘Esperando a Godot’, de Beckett): No perdamos el


tiempo en vanos discursos. ¡Hagamos algo ahora que se nos presenta una ocasión!
Representemos dignamente por una vez la calaña en que nos ha sumido la desgracia…
Lucía: No he escuchado, Vladimir.
CANGREJO: Estragón, Es cierto que, si sopesamos el pro y el contra, quedándonos de
brazos cruzados, honramos igualmente nuestra condición. El tigre se precipita en ayuda de
sus congéneres sin pensarlo. O bien se esconde en lo más profundo de la selva. Pero el
problema no es este. ¿Qué hacemos aquí?
LUCÍA: ¿Esperar a Godot?
CANGREJO: No.
LUCÍA: ¿Entonces?
CANGREJO: Hay un volcán adentro Lucía y usted lo está conteniendo. Pero el cráter está
abierto, muy abierto. Nada qué hacer. En algún momento va a explotar. Por eso es bueno
que me deje hacer mi trabajo.
LUCÍA: No entiendo.
CANGREJO: Está muy bien que no lo haya detenido. Está muy bien que él quizás agarre
una gripe, está muy bien que no pueda tomar sus pastillas y entonces le agarre la
vomitadera en la calle y se debilite. Está muy bien que esto suceda porque puedo hacer mi
trabajo y liberarla de culpas. Pablo no entiende nada y nunca va a entender. ¡Que se muera!
¡Deje que se muera, Lucía!
LUCÍA: (Mirando hacia la puerta) ¿Dejar que se muera?
CANGREJO: ¡Que lo coja el vómito en la calle y le dé un ataque!
LUCÍA: (Ida) Que se muera…
CANGREJO: ¡Que no la joda más!
LUCÍA: (Tomando impulso) Que se muera.
CANGREJO: ¡Que aprenda a valorar lo que tiene, si no en esta vida pues en la otra!
LUCÍA: (Más segura) Que se muera.
CANGREJO: ¡Déjeme hacer mi trabajo Lu!
LUCÍA: (Efusiva) ¡Que se muera!

La luz cambia. Lucía se queda en medio de la sala inmóvil y lentamente va abriendo su


boca hasta hacer el gesto de un grito mudo. La luz se va lentamente.
Lado B

I. Ni una sola flor

Lucía entra hablando por teléfono con una pila de libros. Está empacando todas las cosas
del apartamento. Muchas cajas de cartón en el suelo.

LUCÍA: (Hablando por teléfono) Sí. Ok. Pero es que yo llevé esos documentos la semana
pasada… por supuesto. Yo sé, pero Ernesto podría colaborar con eso, ¿no? Claro, pero
Ernesto es el que sabe de esas cosas… ¡Yo tengo que acabar de empacar todo aquí! Ok. Ok.
No. No me estoy alterando, solo quiero que entiendas. Mira Julita, hagamos una cosa: yo
acabo de empacar y si me queda tiempo voy. Si no, mañana. O pasado mañana, cuando
pueda… lo urgente esta semana es entregar el apartamento. Ok. Por eso te digo que Ernesto
podría ayudar con eso… (Respira) Mira no voy a seguir discutiendo porque hay mucho que
hacer. Te llamo más tarde a ver cómo voy. ¿Ok? Adiós. (Cuelga).

Lucía va hacia la cocina. Entra Cangrejo con un Ukulele y se sienta sobre una de las
cajas. Lucía entra con un vaso con agua que viene bebiendo. Cangrejo toca ‘Somewere
over the rainbow’.

CANGREJO: Uh uh uh uh.
LUCÍA: ¡Lo que me faltaba!

Cangrejo sigue cantando.

CANGREJO: Somewhere over the rainbow // Way up high // And the dreams that you
dreamed of // Once in a lullaby…
LUCÍA: (Mientras sigue empacando) Usted tiene el poder de aparecer en unos momentos…
¿Es a propósito, verdad?
CANGREJO: (Sin dejar de tocar) ¡Por supuesto!
LUCÍA: (Para ella) Nada que hacer. Lidiar con mi locura. (Al Cangrejo) Y ese ukulele
¿qué? ¿Ahora se las da de músico también?

Cangrejo deja de tocar.

CANGREJO: (Mirando el espacio) ¿En este apartamento solo hay libros?


LUCÍA: Libros y discos. Mire, hagamos una cosa, usted toca calladito, me armoniza el
momento y yo sigo empacando. ¿Vale?
CANGREJO: Vale. (Toca y canta) I want to love you and treat you right.
LUCÍA: (Para ella) Ay nooo.
CANGREJO: I want to love you, every day and every night // We'll be together…
CANGREJO: (Cortando súbitamente la canción) No. ¿Verdad?
LUCÍA: ¿Perdón?
CANGREJO: ¿Es amor lo que siente?
LUCÍA: ¿Qué? (Pausa) Por supuesto…
CANGREJO: (Interrumpiéndola) No hay lío. A ver… qué más podemos tocar…

Cangrejo empieza a tocar la canción ‘Mi gran loco y dulce amor’, de Lukas. Lucía lo
detiene.

LUCÍA: No. Eso no. Nada hippie por favor.


CANGREJO: Pensé que le gustaba.
LUCÍA: En alguna época, ya no. Toque alguna melodía, pero sin cantar… no letras, no
ideas. Solo la música, ¿vale?
CANGREJO: Como quiera, aunque el sonido también está cargado de pensamiento…
LUCÍA: Gracias.
CANGREJO: El Ukulele es el instrumento de moda. Hacer covers con Ukulele. Debería
decirle a Pablo que se haga un par de cosas… éxito seguro en el mercado. Así no tendrían
que dejar el apartamento.
LUCÍA: Tan chistoso.
CANGREJO: No, en serio. Pablo pudo haber sido menos… tradicional y rígido y empezar a
hacer algo un poco más comercial. ¡Con el talento que tiene! Pero pues no se vive solo de
falsos principios… Aquí toca venderse un poco si se quiere lograr algo… abrirse mercado,
y más en este país… porque el fuerte no es el Rock. Haber empezado primero con algo
mucho más comercial y luego del reconocimiento… ¡hacer lo que quiera!
LUCÍA: ¡Que estúpido!
CANGREJO: ¿Estúpido? Pero si usted lo ha pensado… de hecho se lo insinuó alguna vez…
con lo del nombre de la banda… ¿No se acuerda? (Pausa) ¿En realidad le parece que es
estúpido lo que digo? A ver… Si en este país no se tiene una posición y contactos… o
contactos e imagen que te den una posición… o imagen y contactos y posición… o bueno,
solo una buena apariencia, una mente abierta y contactos… en fin, si no se tiene eso… es
muy difícil que solo con talento y creaciones experimentales a lo Pink Floyd se pueda hacer
billete en esta época.
LUCÍA: ¡El dinero no lo es todo!
CANGREJO: ¡Ay sí! ¡Qué correcta!
LUCÍA: ¿Qué le pasa?
CANGREJO: Que se necesita la plata para vivir. ¡Que si Pablo hubiese aceptado participar
en el concursito ese que le ofrecieron hace un par de años para darse a conocer tocando
canciones ‘comerciales’ seguramente tendrían mucho más dinero de reserva y no tendrían
que estar empacando en este momento para irse a vivir con la mamita de Pablo porque no
les queda de otra! Era eso, nada más. Es solo lo que pienso. Ahora si toco y me callo. Pero
como dice un amigo por ahí… ¡No toco por tocar… es porque toca!

Cangrejo se pone a tocar la melodía de una canción.

LUCÍA: ¿Por qué no sé ya nada? ¿Por qué ya no volar?


¿Por qué ese no querer decirle nada al mundo?
¿Por qué una vida tan circular, dando vueltas sin sentido?
¿Por qué no tomar otro rumbo, atreverse a desertar?
Entra Pablo. Lucía calla. Cangrejo detiene la canción.

PABLO: ¿Qué piaba mi pajarito?


LUCÍA: Nada... Yo y mis intentos fallidos de ser cantautora.
PABLO: Lu eres poeta, la composición está contigo.
LUCÍA: Hace mucho no hago poesía, Pablo.

Silencio.

LUCÍA: ¿Cómo te fue?


PABLO: Bien. Bueno, lo de siempre. La Doc te preguntó. (Lucía lo mira) Hey, tranquila, no
me mires mal, no es un reclamo. Yo le dije que estabas empacando. Le conté.

Silencio.

LUCÍA: Te ves bien. Es un alivio, tenía un poco de cargo de conciencia.


PABLO: Con el arreglo del catéter y la medicina a tiempo todo va muy bien. ¿Qué falta?
LUCÍA: Parte de tus discos, tus aparatos, todos tus juguetes. Me dijiste que no los tocara y
así lo hice…
PABLO: Bueno… no tengo demasiada energía así que a la larga te tocará empacarlos a ti, lo
siento pajarita… Yo no creo que pueda.
CANGREJO: Típico. Hubiera dicho antes.
LUCÍA: Ok. ¿Quieres algo?
PABLO: No. ¿Tú comiste algo?
LUCÍA: No. Pero no hay lio. Llamó tu mamá. Me pide que lleve esos papeles que pidieron
para la entrega del nuevo medicamento, pero… ¿Cómo hago? Le dije que si Ernesto podía
hacernos el favor, pero me dijo que no. Que él no podía. Así que, apenas quede un poco
libre de todo esto, los llevo.
PABLO: Ernesto es un imbécil.
LUCÍA: Pensé que te caía bien. No te había escuchado hablar así de él.
PABLO: Nunca te lo había dicho. El tipo no es mala onda… bueno, no siempre, pero es un
imbécil.
CANGREJO Y LUCÍA: ¡Caray!
PABLO: Él si disfrutó lo poco que mi papá dejo.
LUCÍA: Bueno, pero con tu mami ha sido un buen tipo.
PABLO: Más o menos… lo que pasa es que mamá se aferró a él. Se sentiría vieja… o fea…
no sé.
LUCÍA: Ese es un tema que jamás habíamos tocado. Me sorprende…
PABLO: Bueno, hay cosas que no vale la pena hablar. El caso es que a él especialmente no
le debe causar gracia que vayamos para allá.
LUCÍA: Pero cuando hablamos con tu mamá no dijo nada. Y se mostró bastante solidario…
al contrario, yo pensé que era tu mamá la que no quería que…
PABLO: (Interrumpiéndola) Ninguno de los dos, en realidad. Pero les tocó.
CANGREJO: Va a estar buena la estadía allá… ¿Cierto, Lucía?
LUCÍA: Esto será temporal, Pablo. Apenas pueda volver a trabajar…
PABLO: Yo sé que es temporal. Claro, si no hubieras renunciado y me hubieses pedido más
colaboración quizás no estaríamos en estas, pero… no hay lio. Vamos a hacer lo posible
porque pase rápido todo esto.
CANGREJO: ¿Vamos? A él le toca primero recuperarse, así que adivine a quién es la que le
toca hacer lo posible por no durar mucho donde la suegris.

Silencio. Lucía sigue empacando libros.

LUCÍA: (Encontrando un libro) ¡Mira! ¡Hasta que por fin apareciste!


PABLO: ¿Qué?
LUCÍA: El libro de Tagore… pensé que lo había perdido…

Mientras Lucía lee, Cangrejo vuelve a tocar su ukulele. Cambia la luz y pareciera que
Lucía y Pablo están ahora en otro lugar, más cálido y sentados uno al lado del otro.
LUCÍA: (Abre una página al azar y lee) “Puse en mi bandeja cuanto tenía, y te lo di. // ¿Qué
traeré a tus pies mañana? // (A Pablo) Te dediqué varios de este libro.
PABLO: No lo recuerdo.
LUCÍA: Abre una página al azar… a ver cuál te sale.

Pablo abre al azar una página del libro.

PABLO: (Leyendo) Dice, ‘No puedo ofrecerte una sola flor’. (A Lucía) ¿Sigo?
LUCÍA: Sí.
PABLO: (Leyendo) No puedo ofrecerte una sola flor… (A Lucía) No, Lu. Lee tú. A ti te
suena mejor. Y además me arden los ojos.

Pablo se acomoda en las piernas de Lucía, ella toma el libro.

LUCÍA: (Leyendo) No puedo ofrecerte una sola flor // de todo el tesoro de la primavera, // ni
una sola luz de estas nubes de oro. // Pero abre tus puertas y mira; y coge, // entre la flor de
tu jardín, //el recuerdo oloroso de las flores // que hace cien años murieron. //¡Y ojalá
puedas sentir en la alegría de tu corazón // la alegría viva que esta mañana de abril te
mando, // a través de cien años, cantando dichosa!

Se da cuenta que Pablo se queda dormido. Lucía le hace gestos a Cangrejo para que deje
de tocar, se miran. Cambia la luz. Hablan en voz baja.

CANGREJO: ¿Qué espera?


LUCÍA: ¿De qué?
CANGREJO: Para salir corriendo.
LUCÍA: ¿Qué?
CANGREJO: A ver… usted no me dejó hacer mi trabajo, Pablo sigue su tratamiento.
¿Entonces? ¿Por qué no se va?
LUCÍA: No lo sé. No puedo.
CANGREJO: ¿A que le teme?
LUCÍA: ¿Yo?
CANGREJO: Ay Lu, Lu… más pilita… a ver sumercé linda… hable… conmigo puede
hacerlo, ya sabe… ¡Responda!
LUCÍA: Ay… no sé… Al escarnio social... supongo. Mire, Yo no soy una mala mujer. No
puedo dejarlo solo… Yo soy la esposa… Es eso.
CANGREJO: Qué discurso tan pendejo.
LUCÍA: No lo es. Si usted estuviera en mis zapatos no le sería tan fácil.
CANGREJO: Verbalice todo lo que piensa. Y luego reflexione. Acuérdese de lo que dice
Camus: ‘Quizá no estaba seguro de lo que me interesaba realmente, pero en todo caso,
estaba completamente seguro de lo que no me interesaba’. Usted ya sabe qué es lo que ¡no!
quiere. Mire, yo cuento hasta diez. Usted respira y luego saca todo lo que tiene allí. ¿Lo
verbaliza, Vale?

Lucía asiente con la cabeza.

CANGREJO: Diez, nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres, dos, uno…
LUCÍA: ‘Nunca de repente llegan las ideas que nos trastornan; lo repentino ahoga unos
momentos, pero nos deja, al marchar, largos años de vida por delante. Los pensamientos
que nos enloquecen con la peor de las locuras, la de la tristeza, siempre llegan poco a poco
y como sin sentir invade la niebla los campos…’
CANGREJO: Una cita de Cela… ¿Y sobre eso qué tiene que decir?
LUCÍA: Que… esta vida ya no es placentera… Que... me he resignado quizás a vivirla
porque… no sé… Tal vez me siento vieja… porque… soy excesivamente responsable…
CANGREJO: Políticamente correcta…
LUCÍA: Sí… Demasiado…
CANGREJO: ¿Y? Siga… va muy bien.
LUCÍA: Mi voz está desgastada… Me cuesta mucho aceptar esto que me pasa y no
pretender explicarlo… salir bien librada… Ahora me dan miedo estas palabras inmensas
que nos hacen tan infelices…
CANGREJO: Ay no, deje de hablar con autores… iba muy bien… estaba empezando a
hablar por usted misma… no lo abandone…
LUCÍA: Siento… que por mucho tiempo me alimenté de fantasías… y bueno… cuando
apareció usted de nuevo… salió a flote… mi… mi… agotamiento.
CANGREJO: Muy bien Lucía… ¡Muy bien! Ahora dígaselo.
LUCÍA: ¿Qué?
CANGREJO: Dígale lo que realmente le salió a él en el poema de Tagore. ¿Cree que no me
lo sé?
LUCÍA: (A Pablo) No puedo… no puedo, Pablo, ofrecerte ya ni una sola flor de todo el
tesoro de la… de mi primavera.

II. Desazón suprema

Una especie de sótano de la casa de la mamá de Pablo. Hay muchas cajas y discos. El
tocadiscos de las escenas anteriores ahora está allí. Tiene también un álbum de fotos.
Pablo ha estado viendo su álbum y escuchando música. Llega Lucía.

LUCÍA: Supuse que estabas aquí ¿Qué haces?


PABLO: Nada, aquí meditando.
LUCÍA: Genial, no hay un mejor lugar para hacerlo…
PABLO: ¿Cómo vas?
LUCÍA: Bien.
PABLO: Bien. Bien, ¡Bien!
LUCÍA: ¿Qué fue eso?
PABLO: Nada, repetí tres veces bien. Es muy fácil mira: Bien. Bien. Bien.
LUCÍA: No entiendo el chiste.
PABLO: No era un chiste.
LUCÍA: Ok.
PABLO: Ok.
LUCÍA: ¿Estás bien?
PABLO: Si, ¿por qué? ¿Me veo mal?
LUCÍA: No. No sé… ¿Tu mamá está?
PABLO: No sé… llevo ya rato aquí. Y tú vienes de afuera.
LUCÍA: No vi a nadie. Pero como ellos a veces se encierran… ¿Pasó algo?
PABLO: No, ¿por qué?
LUCÍA: Estás… agresivo…
PABLO: ¿Te parece?
LUCÍA: Sí. Y bueno yo…
PABLO: Estoy mamado Lu. Solo eso. Mamado de esta casa. Eso es todo.
LUCÍA: Te entiendo. (Toma en su mano el álbum de fotos de Pablo) Uy este álbum hace
tiempo que no lo veía...
PABLO: Lo encontré en una de nuestras cajas. Menos mal no se han dañado… tenemos
todo arrumado aquí… entre esta humedad… (Lucía chequeando las fotos del álbum)
Apenas lo abrí salió la foto en la que estoy con mi papá en el carro… puse entonces la
canción de Serrat.
LUCÍA: ¿Cuál?
PABLO: Esos locos bajitos. Esa canción me la cantó una vez mi papá… él decía que yo era
un loco bajito… A mi papá le encantaba Serrat.
LUCÍA: No sabía.
PABLO: Y también le encantaba el tango… esa vez en el carro, el día que nos tomaron esa
foto, puso un cassette donde tenía la canción ‘Garúa’ de Goyeneche… canté mucho esta
canción cuando se fue mi viejo, Lu… Ay qué noche tan llena de hastío y de frío… parece
un pozo de sombras la noche… ¿Sabes?, creo que el rock argentino está cargado de la
melancolía del tango… Buenos Aires tiene ese aire que… produce calambres en el alma…
LUCÍA: Sí… es bien nostálgica…
PABLO: Ay Lu, no sé si te conté que cuando fui a la ciudad de la furia deseaba encontrar a
mi papá en alguna de esas callecitas… pero él nunca la conoció… ¡Cómo le habría
gustado! Pfff, esta puta casa me trae recuerdos… No estoy cómodo aquí. Espero que pronto
nos podamos ir…
LUCÍA: Claro que sí, Pablo… ¿subimos?
PABLO: No. Es este sitio me siento bien. Arriba todo es de mamá y Ernesto… no hay nada
mío allí.
LUCÍA: Vale. (Pausa. Mirando el tocadiscos) ¿Qué tienes aquí?
PABLO: El “Beggars Banquet”
LUCÍA: ¿Ya lo escuchaste o apenas lo pusiste?
PABLO: No lo he puesto a sonar… es que Simpathy es una canción que me gusta oír a todo
taco… y aquí… no puedo subir el volumen…
LUCÍA: (mirando otra foto) Los 90’s… qué época… no necesitábamos más que la radio…
¿Te conté que en la emisora HJCK escuché que por esa canción murió el hipismo?
PABLO: Sí. Por el concierto de Altamont del 69.
LUCÍA: Cuando el rock and roll dejó de ser Peace and love…
PABLO: Sí. Así es… Lu, hace mucho no hablábamos de música…
LUCÍA: Mucho…
PABLO: De algo tendrá que servir estar aquí de arrimados… nos toca estar muy unidos Lu.
Pronto me voy a recuperar y vamos a volver a hacer nuestra vida normal. (Lucía baja la
cabeza) ¿Qué?
LUCÍA: Nada.
PABLO: Habla Lu. Ahora casi no dices nada. Solo miras papeles y escribes en tu libretica…
pero no dices nada. Dime, ¿qué pasa?
LUCÍA: Que va a volver Pablo. El bicho volverá.
PABLO: Es una posibilidad, claro. Pero por lo pronto ya lo tenemos de un ala… la Doc dijo
que vamos bien. Claro, falta el próximo examen y ahí sabemos si necesito más colores en el
catéter...
LUCÍA: Sí…
PABLO: Parece que no te anima mucho la idea de volver a tener una vida normal.
LUCÍA: ¿Normal?
PABLO: ¡Ay Lu! ¿Qué pasa? Hay que pensar en lo bueno, en que ya casi estoy limpio. Lo
siento, lo sé. Y dejar pasar esto. Ya. Vivir en el presente mi amor.
LUCÍA: (Entre dientes) ¿Y cuándo vuelva a aparecer?
PABLO: ¿Qué dijiste?
LUCÍA: Nada.
PABLO: Dilo Lu.
LUCÍA: No.
PABLO: Estás muy rara. Vamos Lu, en serio, ¿qué pasa?, ¿qué necesitas?
LUCÍA: Que… estoy cansada Pablo. Hoy… he corrido un montón con lo de la demanda que
puse en tu trabajo, llevando papeles de un lado a otro, llevé dos hojas de vida, tuve una
entrevista, no me dijeron nada en particular, luego tu mamá me pidió que le comprara unas
cosas para la cena…
PABLO: ¿Ves? Tú te quieres ir tan pronto como yo. ¡Presentaste una entrevista de trabajo
hoy! ¡Cantamos el mismo tono mi pajarito! Mañana voy y hablo con Sebas para retomar la
producción del disco. Yo sé, muñeca, que ha sido bien difícil soportar a mamá. Y a Ernesto.
Por ahora nos tocó así... Pero mira… pronto nos vamos… lo veo venir. (Pablo se acerca a
Lucía. La abraza. Ella no tiene muchas ganas, pero le responde al abrazo) ¡ah! Y Si
vuelve a aparecer el bicho vamos a seguir teniendo los cojones para enfrentarlo. Somos
capaces de romper el mundo mi Lu hermosa.

La besa y la abraza. Aparece Cangrejo y mirando a Lucía niega con la cabeza.

PABLO: Lu, ánimo. Te amo. Nos amamos y eso es lo que importa.


LUCÍA: No es verdad.
PABLO: ¿Qué?
CANGREJO: ¡Eso, por fin le va a decir!
LUCÍA: Tú no me amas.
PABLO: ¿Qué?
CANGREJO: ¿Qué?
LUCÍA: Te amas mucho a ti mismo. En eso eres igual a tu mamá.
CANGREJO: ¿Qué?
PABLO: No te entiendo.
CANGREJO: Uy denso...
PABLO: Lu, ¿qué quieres decir? No entiendo…
LUCÍA: Lo que oíste.
PABLO: ¿Qué soy un egoísta? ¿Eso es lo que quieres decir?
LUCÍA: Interprétalo como quieras.
PABLO: ¡No me jodas!
LUCÍA: ¡No me jodas más tú!
PABLO: ¡No entiendo qué mierdas te pasa! ¿Me lo puedes explicar? ¿Por qué me estás
haciendo esto?
CANGREJO: Sáquele todo de una vez. ¡Vamos Lucía!

Lucía y Pablo siguen la discusión solo que no se entienden las palabras, pero sí los gestos.
Ellos hacen una especie de jerigonza. Cangrejo al público.

CANGREJO: Señoras y señores esto se veía venir, pero en esta batalla no esperábamos el
giro tan dramático que tuvo Lucía… digno de una literata. En este punto ambos se han
puesto las botas y han alistado sus morteros. Esto es bombazo que va y bombazo que
viene… ha dejado de ser una guerra fría y ambos se enfrentan con un arsenal de mentiras.
Ambos se justifican. Ambos quieren salir bien librados. En esta batalla Lucía es más pila
que Pablo y sabe por dónde ofender, pero… yo la verdad no me esperaba que la cosa se
pusiera de este modo… ¡Y menos esperaba que Lucía volteara así las cosas!

Pablo le da una cachetada a Lucía, ella sale corriendo.

CANGREJO: ¡Ah lo que faltaba! El toque de fina coquetería.

Cangrejo sale. Pablo se queda perplejo.

III. Levedad
Lucía y cangrejo en la calle. Comen helado.

CANGREJO: Usted es más cabrona de lo que pensé. ¡He aquí a una mujer arremetiendo
contra su calzado cuando el culpable es el pie!
LUCÍA: No me joda más.
CANGREJO: No, en serio. Es que todavía no me lo creo. La frase fue fulminante: ‘Te amas
mucho a ti mismo. En eso eres igual a tu mamá’. ¿De qué obra la sacó?
LUCÍA: De ninguna.
CANGREJO: Nooo, usted no habla nunca con sus propias palabras, ya me la tengo pillada.
LUCÍA: Nadie lo hace. Usted habla con las mías, por ejemplo.
CANGREJO: Buena jugada. Pero eso no lo quita lo cabrona.
LUCÍA: ¿Qué quería entonces?
CANGREJO: Que le dijera la verdad.
LUCÍA: ¿En serio?
CANGREJO: El hombre es un buen tipo. Un tanto inmaduro, sí. Pero un buen tipo.
LUCÍA: Quería entonces que me parara en frente de él a decirle: Hola Pablo. Como ves soy
una mujer muy joven aún, 35 años no es tanto, y pues… la verdad… quisiera tener una vida
normal en la que me pueda comer un helado tranquilamente, y no tener que cuidar a un
enfermo solo porque es mi obligación, porque… ese es el ‘deber ser’ de una esposa, porque
tu pinche madre no sabe ser mamá y entonces me toca a mí, pero es que… ¡Juemadre! Es
una carga, Pablo. Porque resulta que no-quiero-hacerlo, porque es que el amor que te tengo
no es suficiente… ¿Me entiendes? El problema es… que… no quiero ser una hijueputa,
porque ¡Dios mío! ¿Qué pensará la gente? Además, yo siempre he sido una buena mujer…
y no quiero ser una rata… pero… es que… ¡NO TE AMO! Y pues sí, debo aceptar que esto
se me ha vuelto una carga… porque no te amo. ¡No te amo! El cangrejo me dejó ver que en
realidad mi amor no es suficiente como para seguir cuidándote, porque esto va a volver a
suceder, querido. Tú y yo lo sabemos, va a volver… ¿Entonces? ¿Tengo que quedarme
contigo por un compromiso? ¿Por qué nos paramos frente a un altar y nos dieron una
bendición? Ay Pablo… intento explicártelo, pero no puedo entenderlo por ti. ¿Entonces?
¿Qué más podemos hacer? (Pausa. A cangrejo) ¿Así o más dramática? ¿Era eso lo que
tenía que decirle?
CANGREJO: Tal vez.
LUCÍA: ¡No lo entiendo bicho baboso!
CANGREJO: Es que fue muy duro… decirle que el problema es que él se ama mucho a sí
mismo… es fuerte ¿No? Echarle la culpa a Pablo por algo que le pasa a usted… es…
¡tenaz!
LUCÍA: Lo pienso así… No es una excusa. En parte… es lo que pienso. A mí se me acabó
el amor, es verdad, pero a él también. Mire, él cree que me ama. En realidad, ama la
seguridad que le brindo. Pero eso podría pasar con cualquiera que sea ‘buena mujer’. ¡Eso
es lo que usted me ha ayudado a descubrir!
CANGREJO: ¿Yo?
LUCÍA: Sí. Esa fue su misión.
CANGREJO: Vaya, yo suponía que tenía que dejarle ver la falta de amor, pero…
LUCÍA: Nada. Ya está hecho. Y no tiene reversa.
CANGREJO: Y… ¿Está bien?
LUCÍA: Sí. Me siento… liviana.
CANGREJO: ¿Qué va a pasar con Pablo?
LUCÍA: No sé… Tal vez su mamá no se lo aguantará más, entonces tendrá que sacar dinero
de su pensión para pagarle un aparta-estudio y ya.
CANGREJO: ¿Y ya? ¿Está segura?
LUCÍA: ¡Ay no me joda!
CANGREJO: ¡Es solo una pregunta!
LUCÍA: Pues sí. Estoy segura. Y no es ‘solo’ una pregunta… lanzar una pregunta es…
como lanzar una piedra…
CANGREJO: Esa frase es mía.
LUCÍA: No es verdad. Debimos leerla en algún lugar.
CANGREJO: ¿Debimos?
LUCÍA: Sí, debimos.
CANGREJO: Bien.
LUCÍA: Bien.

Silencio. Comen de su helado.

LUCÍA: A veces me pregunto si no sería mejor que nos separásemos.


CANGREJO: No irías lejos.
LUCÍA: ¿En serio? Podría llegar a estar de acuerdo usted… pero… luego estaríamos los dos
equivocados.
CANGREJO: ¿Nos estamos despidiendo?
LUCÍA: Algo así.
CANGREJO: ¿Y entonces? ¿Para dónde vamos a coger?
LUCÍA: ¿Vamos? No. Esto definitivamente es una despedida.
CANGREJO: ¿Por qué?
LUCÍA: Mire, me marcho ahora para tratar de encontrarme con… conmigo, con la vida en
su plenitud… con la tranquilidad… con el interés profundo… quizás con el amor otra vez...
no sé. Pero de lo anterior no quiero llevarme nada. Quiero escuchar otras voces…
CANGREJO: Entiendo. Pero puedo seguir siéndole útil. Piénselo.
LUCÍA: No hay nada que pensar bichiruchi.
CANGREJO: Ay, nos queríamos en una ‘dialéctica de imán y limadura, de ataque y defensa,
de pelota y pared...’ supongo que eso ya no es sano.
LUCÍA: Así es.
CANGREJO: Entonces va a tener que matarme
LUCÍA: ¿Qué?
CANGREJO: Que me mate.
LUCÍA: ¿Por qué? ¿No se puede ir así no más?
CANGREJO: No. Usted me creó, usted me mata.
LUCÍA: No sé cómo…
CANGREJO: Yo le ayudo… ¡Ah soy sensacional! Hasta para esto sirvo.
LUCÍA: ¿Qué hago?
CANGREJO: ¿Recuerda de dónde me sacó?
LUCÍA: ¿Del cuento de Arciniegas?
CANGREJO: Exacto.
LUCÍA: ¿Dónde está?
CANGREJO: En su bolso. Yo lo puse allí. Con otras cosas.
LUCÍA: Ok. ¿Y se supone que lo debo romper o algo así?
CANGREJO: Sí, yo creo.

Lucía saca de su bolso el libro. Lo va a romper y se arrepiente. Saca entonces su libreta y


empieza a escribir.

CANGREJO: ¿Qué hace?


LUCÍA: Matándolo como una escritora podría hacerlo.
CANGREJO: ¿Qué? ¿Cómo?
LUCÍA: Escribiendo el ¡final! de su personaje. (Va a escribir).
CANGREJO: (Interrumpiéndola) No, espere. Déjeme hacer mi último soliloquio…
LUCÍA: ¿Una despedida?
CANGREJO: Sí.
LUCÍA: Está bien. Hágale.
CANGREJO: (Al Público) Bueno… esto no será en realidad un soliloquio porque ella está
presente, pero… Ok. Sé que debo aceptar mi destino. Tenía aquí una función dramática o
poética… nunca lo supe en realidad… y no sé si sea importante… solo quiero decirles
que… es raro saber que voy a desaparecer… no solo de la vida de Lucía, también de la de
Pablo… y bueno… es difícil porque ya me había dado confianza así que… creo que me voy
a extrañar. Sí, suena terriblemente ególatra esto, pero… me gustó mucho conocerme… y…
me quedan muchas dudas… creo que ese es mi dilema en este momento… yo sé, yo sé que
no soy un Hamlet, pero… ¿Cumplí mi función? ¿Era esta mi labor? ¿Fui o no fui? ¿Quién
he sido en realidad? Ahhhh ya me puse filosófico… qué raro… quisiera vivir un poco más,
pero… sé que esto debe pasar… solo que se siente… extraño. Nada más. Así como así
usted me deja aquí sonriendo… como si fuera la primavera y yo muriendo… yo
muriendo… ah está bien… está bien Lucía, no me mire así. Me intimida y eso no me deja
hablar fluidamente. Como se debe. Ya. Ya sé que no me debo alargar más. Como un
estoico acepto mi destino... Adiós. Un gusto conocerla Lucía… espero haberla ayudado…
a… algo… lo que sea…
LUCÍA: Sí. Me ha sido usted muy útil. Adiós Cangrejo.

Cangrejo desaparece mientras Lucía termina de escribir en su libreta, la cierra y la


guarda.

IV. Canción de Pablo o ‘el ahora es un momento sin duración’

Lucía leyendo.

LUCÍA: Nunca he tenido nada importante que decir, Pablo. Entonces escribo esta carta
como síntoma de mi silencio…
Anoche soñé que apagaba mis oídos y que funcionaba. Puse entonces en mi tocadiscos
interno tu canción Desvanecer y estuve muy tranquila… después de mucho tiempo creo
que pude dormir más de tres horas seguidas… y fui feliz. Este sueño, Pablo, me revela lo
único que deseo desde que me enteré que el bicho había vuelto: desaparecer, desvanecerme,
salir corriendo. La verdad Pablo es que desde hace tiempo ya no te amo. Desde hace tiempo
he estado a tu lado apoyándote, pero sin sentir amor. Tampoco es lástima. Creo que debía
estar contigo. Por lo vivido, por lo sufrido, por lo amado. Pero ese estar ahí se convirtió
también en una carga… como si llevara el mundo sobre mí… Y eso ha hecho que este lugar
se torne agresivo, lejano. Tengo que correr, Pablo, tengo que correr todo lo que pueda.
Quisiera volver a sentir que tengo una vida. Un futuro. Seguro me preguntarás “Pero Lu,
¿Por qué no pensar en un futuro juntos?” A lo que responderé: No lo sé, Pablo.
Simplemente no tengo ganas. Estoy cansada. Muy cansada.
Fuiste mi amor, Pablo. Pero no hay amor que aguante tanto peso. Tanta impotencia. Tanto
dolor silencioso. Yo sé que tú tampoco me amas. Creo que también necesitabas de mí
porque tu mamá no sabe cómo ser una buena madre. Pero lo sé. Lo sé perfectamente. Y está
bien. No pasa nada. Algún día nos volveremos a reunir como buenos amigos y nos reiremos
de esta situación. Y seguro tu tendrás hijos y una finca y un gran estudio en el que
combinas el rock and roll con los sonidos de la naturaleza y todas las locuras que se te
ocurren siempre... Y yo seré la vieja decrépita, el ratón de biblioteca, que vivirá años y años
con libros y sin macho. Y que se reirá de tu vida y de tus sueños. Terminaré contándote mis
aventuras de viajes y amantes fugaces. Y tú me tomarás la cabeza y despeinándome me
dirás: ¡Hey Lu! ¡Siempre supe que eras pilla! Y nos reiremos mucho. Como el primer día
que salimos… ¿recuerdas? ¡Fue un fiasco! Pero en ese momento ya habremos sido todo. Ya
nada importará. En este punto Pablo mío, no hay drama. No hay dolor. Sí una nostalgia…
del tiempo, de ciertos momentos… no lo sé. Pero drama no.
Cangrejo cumplió su misión. Cangrejo… de él también hablaremos después. Y de él
también nos reiremos… así que bueno, a la larga no fue una canción tan triste ¿No? Me voy
a seguir mi presente. Porque… Pablo querido, solo tenemos este momento… eso lo
sabemos bien: el ahora es un momento sin duración… Hasta pronto. Hasta siempre.

Lucía Coloca esa carta en la parte superior de una pila de hojas. Las pone dentro de un
sobre y lo cierra. Entra Pablo.

PABLO: Entonces, ¿te vas?


LUCÍA: Así es.
PABLO: Ok. Vale. (Pausa) ¿Y esos sobres?
LUCÍA: El libro que escribí.
PABLO: ¿Escribiste un libro?
LUCÍA: Una novela… demasiado insomnio en estos últimos meses…
PABLO: ¿Cómo se llama?
LUCÍA: Cangrejo.
PABLO: ¿Y yo aparezco allí?
LUCÍA: Claro.
PABLO: ¿Y te lo van a publicar?
LUCÍA: No lo sé. Te dejo una copia a ti y otra la llevo para empezar a moverla. Vamos a
ver…
PABLO: Pues no sé si quiera leerla.
LUCÍA: Está bien. No pasa nada si no lo haces.
PABLO: Vete entonces.
LUCÍA: Cuídate mucho, Pablo. Hasta…
PABLO: Adiós.
LUCÍA: Adiós Pablo.

Lucía sale. Pablo deja el sobre y se va por el otro lado.

V. Bonus track

Aparece una pantalla de T.V. en la que están ‘Los Remembers’ y Pablo como vocalista.

VOZ DE PRESENTADOR: Así es señoras y señores, hoy les traemos a ‘Los Remembers’ y su
éxito ‘Tu amor es un mal bicho’, del álbum ‘Cáncer’.
PABLO: Buenas noches, muchas gracias por la invitación. Esta canción está dedicada a una
mujer que… bueno… me dolió más que el bicho que tuve adentro, pero que… como todo
en la vida, también se superó… Ella me hizo un libro, yo le hice esta canción… Así que…
donde quiera que estés Lu… (Con grito rockero) ¡Que te jodaaaaaassss!

Suenan las guitarras. Oscuro.

Fin.

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