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ANALISIS AMBIENTAL

Valoración económica ambiental

JULIO DEL 2019


UNIVERSIDAD NACIONAL DE PIURA
Piura – Perú
“Año de la lucha contra la corrupción e impunidad”

Universidad Nacional de Piura


Facultad- ciencias
Escuela profesional de biología

Tema: Análisis ambiental y valoración económica ambiental

Curso: Economía ambiental

Integrantes:: Gonzales

Hidalgo Atoche

Nuñez

Eva Neira Pacherres

Ciclo: 2019 - i

Docente:

Piura- 23 de Julio de 2019

1
Índice
INTRODUCCIÓN ........................................................................................................................ 3
I. PALABRAS CLAVES: ........................................................................................................ 4
Recursos naturales: ................................................................................................................ 4
Recursos naturales renovables: ............................................................................................. 4
Recursos no renovables ......................................................................................................... 4
Desarrollo sostenible ............................................................................................................. 4
Viabilidad económica ............................................................................................................ 5
Equidad social ....................................................................................................................... 5
El ambiente............................................................................................................................ 5
II. ANALISIS AMBIENTAL ................................................................................................ 6
1. Antecedentes: .................................................................................................................... 6
2. Servicios ambientales ........................................................................................................ 8
3. Contaminación ambiental .................................................................................................. 9
4. La contaminación ambiental como problema social ......................................................... 9
5. El efecto invernadero y el cambio climático ................................................................... 10
6. El desarrollo sostenible: economía – sociedad y ambiente. ............................................ 11
7. Prioridades ambientales................................................................................................... 11
III. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA DE LA VALORACION ECONOMICA
AMBIENTAL ............................................................................................................................. 15
1. Finalidad u objetivo del análisis económico ambiental ................................................... 15
2. El análisis económico ambiental ..................................................................................... 16
IV. VALORACIÓN ECONÓMICA AMBIENTAL ............................................................. 18
Métodos de valoración económica de los servicios ambientales: ........................................... 19
1. Métodos de valoración directos: ..................................................................................... 20
a. Precios de mercado: .................................................................................................... 20
b. Mercados Experimentales: .......................................................................................... 20
c. Valoración Contingente: ............................................................................................. 20
2. METODOS DE VALORACION INDIRECTOS ....................................................................... 21
a. Costos evitados: .......................................................................................................... 21
b. Coste del viaje ............................................................................................................. 22
c. Precios hedónicos........................................................................................................ 23
d. Métodos basados en atributos ................................................................................... 26
e. Métodos basados en la oferta de bienes .................................................................... 26
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS ...................................................................................... 27

2
INTRODUCCIÓN

Las actividades productivas formales que se desarrollan en el país, cuentan con el amparo de la
Constitución Política del Perú, que en el Título III Del Régimen Económico, Capítulo II Del
Ambiente y Los Recursos Naturales en su artículo 66° establece que Los recursos naturales,
renovables y no renovables, son patrimonio de la Nación y que el Estado es soberano en su
aprovechamiento, para lo cual por ley orgánica se fijan las condiciones de su uso y de su
otorgamiento a particulares. Señala igualmente que la concesión otorga derechos reales.
Asimismo, en los artículos 67°, 68° y 69° establece las pautas para el aprovechamiento
sostenible de los recursos naturales, haciendo énfasis en la promoción del desarrollo sostenible
de la Amazonía en el marco de una legislación específica.

De otro lado, la Ley Orgánica para el Aprovechamiento Sostenible de los Recursos Naturales,
que constituye una norma de desarrollo constitucional, regula el régimen de aprovechamiento
sostenible de éstos recursos en tanto que patrimonio de la Nación, para lo cual establece las
condiciones y las modalidades de otorgamiento a particulares, al amparo de la Constitución
Política del Perú, en concordancia con el Código del Medio Ambiente y los Recursos
Naturales3 y los convenios internacionales ratificados por el Perú.

Asimismo, en los Artículos 7° y 8° de la misma norma se explicita que es responsabilidad del


Estado promover el aprovechamiento sostenible de los recursos naturales, a través de las Leyes
especiales sobre la materia, las políticas del desarrollo sostenible, la generación de la
infraestructura de apoyo a la producción, fomento del conocimiento científico tecnológico, la
libre iniciativa y la innovación productiva, así como también se establece que el Estado velará
para que el otorgamiento del derecho se realicen en armonía con el interés de la Nación, el bien
común y dentro del marco legal que para ello se dicten.

En esta perspectiva y de acuerdo a lo que se establece en el artículo 19 de la mencionada ley,


para el otorgamiento de los derechos para el aprovechamiento sostenible de los recursos
naturales, se señala que se otorgan a los particulares mediante las modalidades que establecen
las leyes especiales para cada recurso natural.

El Análisis Ambiental del Perú fue realizado por un equipo de especialistas nacionales e
internacionales liderados por el Banco Mundial para atender la solicitud del Consejo Nacional
del Ambiente (CONAM) en mayo del 2006, pero dicho análisis fue publicado en el 2017 por el
Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF).

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I. PALABRAS CLAVES:
Recursos naturales:
Los recursos naturales son aquellos elementos
proporcionados por la naturaleza sin
intervención del ser humano y que pueden ser
aprovechados por el mismo para satisfacer sus
necesidades

Recursos naturales renovables:


Son aquellos recursos naturales cuya
existencia no se agota por la utilización que
hacen los seres humanos. Lo cual puede
ocurrir por dos motivos:

 Porque su utilización no modifica sustantivamente el estado natural de los mismos:


energía solar, energía eólica, energía hidráulica, energía biotermal, etc. Son reconocidos
como recursos perpetuos.

 Se regeneran lo suficientemente rápido para que puedan seguir siendo utilizados sin que
se agoten: peces, bosques, biomasa en general, etc. Este tipo de recursos naturales
renovables pueden dejar de ser renovable si se los utiliza en exceso, de manera que su
tasa de explotación es mayor que la tasa de regeneración: recursos críticos.

Recursos no renovables
Son aquellos que existen en cantidades fijas o bien aquellos cuya tasa de regeneración es menor
a la tasa de explotación. A medida que los recursos naturales no renovables son utilizados, se
van agotando hasta acabarse. Ejemplos de recursos naturales no renovables son el petróleo, los
minerales y el gas natural.
El petróleo así como los minerales y el gas juegan un rol fundamental en la economía nacional,
ya que actualmente el sistema económico en Perú, depende en gran medida de estas actividades
y de sus productos. En consecuencia siendo estos recursos no renovables, significa que algún
día se terminarán. Es por esto que se están investigando por ejemplo, energías alternativas para
reemplazar al petróleo. Algunas alternativas serían los biocombustibles, la energía solar, la
energía eólica y la utilización del hidrógeno como combustible.

También preocupa actualmente el impacto ambiental que tienen estas actividades económicas,
principalmente debido al fenómeno conocido como "calentamiento global", que ocasionaría un
aumento de la temperatura en todo el planeta, con terribles consecuencias para los ecosistemas.

Desarrollo sostenible
Su definición se formalizó por primera vez en el documento conocido como el Informe
Brundtland de 1987, denominado así por la primera ministra noruega Gro Harlem Brundtland.
Es a partir de este informe cuando se acató el término inglés sustainable development, la
diferencia es sustantiva ya que «desarrollo sostenible» implica un proceso en el tiempo y
espacio y va de la mano de la eficiencia, lo cual le permite además ser eficaz. Mientras que el
«desarrollo sustentable» implica una finalidad (aquí/ahora) y va de la mano de la eficacia, pero
no necesariamente de la eficiencia. Por tanto, un verdadero desarrollo sostenible implica por
añadidura sustentabilidad, pero la sustentabilidad no implica necesariamente sostenibilidad.

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Viabilidad económica

Se da cuando la actividad que se mueve hacia la sostenibilidad ambiental y social es


financieramente posible y rentable.

Equidad social

Basada en el mantenimiento de la cohesión social y de su habilidad para trabajar en la


persecución de objetivos comunes. Supondría, tomando el ejemplo de una empresa, tener en
cuenta las consecuencias sociales de la actividad en todos los niveles: los trabajadores
(condiciones de trabajo, nivel salarial, etc.), los proveedores, los clientes, las comunidades
locales y la sociedad en general.

El ambiente

El ambiente puede ser definido de manera simplificada como el entorno dentro del cual se
realizan todo tipo de actividades humanas y dentro del cual opera la sociedad en sus diversas
dimensiones económicas, culturales, políticas y organizativas. De esta forma la comprensión de
las relaciones existentes entre las actividades humanas y el medio natural-incluyendo los
impactos positivos y negativos resultantes de las mismas- es obligatoria para efectos de la
definición de una adecuada política ambiental.

Calidad ambiental

Es la compatibilidad entre la actividad considerada y la preservación de la biodiversidad y de


los ecosistemas, evitando la degradación de las funciones fuente y sumidero. Incluye un análisis
de los impactos derivados de la actividad considerada en términos de flujos, consumo de
recursos difícil o lentamente renovables, así como en términos de generación de residuos y
emisiones. Este último pilar es necesario para que los otros dos sean estables.

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II. ANALISIS AMBIENTAL

El análisis económico ambiental está orientado a la generación de información económica


respecto a los niveles de bienestar de los agentes económicos que participan en el
aprovechamiento de los recursos naturales, la identificación y cuantificación de externalidades,
para la provisión de información técnica de sustento en la toma de decisiones vinculadas con la
asignación y acceso a los recursos naturales y servicios ecosistémicos.

Área técnica responsable de conducir y promover la elaboración de estrategias y/o


mecanismos vinculados con el análisis económico ambiental, para la generación de información
técnica de soporte en la toma de decisiones vinculadas con el aprovechamiento sostenible de los
recursos naturales y la conservación de los ecosistemas, como fuentes de provisión de servicios
ecosistémicos, bajo el enfoque de Crecimiento Verde. Asimismo, elabora instrumentos
metodológicos para la implementación de la iniciativa pública en gestión ambiental en los tres
niveles de gobierno.

Promueve el fortalecimiento de capacidades a instituciones en los tres niveles de gobierno, a


través de la capacitación y asistencia técnica, en alianza con la Academia, instituciones de
investigación, entidades públicas y privadas.

1. Antecedentes:

Perú es uno de los países con mayor diversidad ecológica en el mundo, dotado de un
extenso y variado territorio con una enorme cantidad de recursos naturales. Sin embargo, los
recursos naturales no han sido usados para desarrollar una economía resistente y variada. En
lugar de eso, a través de su historia, ha habido un patrón según el cual un determinado recurso
desencadena un auge económico que es rápidamente seguido por la reducción de los recursos y
el colapso (Castro 2005).

Algunos de los recursos que han experimentado estos ciclos de auge y colapso son el
guano de las islas (1850s - 1870s), salitre (1860s - 1870s), el caucho (1890s - 1910) y la
anchoveta (1960s - 1970s). El auge del sector agro-industrial duró más de siete décadas hasta
que finalmente colapsó cuando se introdujo la Reforma Agraria de 1969 que redistribuyó los
derechos de propiedad de la tierra. Las actividades mineras han permanecido como el pilar de la
economía nacional desde tiempos de la colonia, pero no han estado libres de problemas,
incluyendo una disminución en la producción de minerales durante el final del siglo XVIII que
tuvo amplias implicaciones económicas. Las causas de estos ciclos perniciosos son múltiples,
pero queda claro que están incluidas las fallas institucionales y políticas; y también los
indefinidos derechos sobre la propiedad.

Hasta hace poco, el desarrollo de las actividades económicas y la adopción de patrones


para el uso de la tierra ocurrían en ausencia de salvaguardas ambientales adecuadas. Aunque los
recursos minerales han sido extraídos por siglos fue sólo en los comienzos de la década del 90
que el Gobierno del Perú (GdP) tomó los primeros pasos para dirigir los impactos sociales y
ambientales del sector minero.

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En este contexto los efluentes y los materiales generados por las actividades mineras no
eran desechados adecuadamente y generaron impactos significativos en el ecosistema y en la
salud pública. Los efectos negativos de la minería son todavía materia de preocupación como lo
indica evidencia bien documentada en el reporte Riqueza y Sostenibilidad: Dimensiones
Sociales y Ambientales de la Minería en el Perú (Banco Mundial, 2005).

Por ejemplo, un estudio llevado a cabo por el Ministerio de Salud en varias localidades
de Trujillo, descubrió que, como resultado de la contaminación del agua proveniente de las
actividades industriales y mineras, el 23,5 por ciento de la población analizada tenía niveles de
cadmio en la sangre que excedían los estándares internacionales (DIGESA, 2001). Las
insostenibles prácticas agrícolas estaban asociadas con lo más significativos problemas
ambientales durante los 1940s-1970s, cuando la mayor parte de la población peruana era rural.
En 1940, 65 por ciento de la población vivía en la sierra (Pulgar Vidal, 2006).

La alta densidad poblacional en un área con escasa tierra agrícola contribuyó a una
disminución en el tamaño de la hacienda y a la intensificación de prácticas que condujeron
eventualmente a la pérdida de la fertilidad del suelo, reducción de las cosechas, erosión y
finalmente a la migración a otros lugares.

El Perú ha respondido a los retos ambientales desarrollando y fortaleciendo


continuamente un marco de gestión ambiental. El Código Nacional para el Ambiente y los
Recursos Naturales fue adoptado en 1990 después de un extenso consenso entre los grupos de
interés. El capítulo XII del Código contenía normas para regular la evaluación, reforzamiento y
monitoreo del manejo de los recursos naturales, por ello constituía un primer esfuerzo para
integrar las diferentes acciones para controlar la contaminación del agua, aire, ruido, así como la
visual que eran manejadas independientemente por diferentes entidades.

En 1994 el Consejo Nacional del Ambiente (CONAM) fue establecido como un cuerpo
coordinador con mandato para proponer, manejar y evaluar la política nacional ambiental. Otros
instrumentos legales y entidades para dirigir áreas específicas han sido creados. Estos abarcan
desde bosques y biodiversidad hasta la regulación de las actividades sectoriales y la integración
de un sistema nacional ambiental. Sin embargo, el desarrollo del sector ambiental ha obtenido
tenaz resistencia por sectores que perciben que la protección del ambiente es un obstáculo para
el crecimiento económico. Tal resistencia condujo en 1991 a la abolición del capítulo XII del
Código, a través de la aprobación de la Ley Marco Para el Crecimiento de la Inversión Privada,
el cual formalizaba la distribución del manejo ambiental entre ministerios sectoriales.

Los eventos recientes que han resaltado las consecuencias de la degradación ambiental y
la reducción de los recursos naturales han revigorizado los esfuerzos para fortalecer un marco de
gestión ambiental en el país. Los legados mineros ambientales y los conflictos sobre las
concesiones mineras han sido ampliamente cubiertos por los medios de prensa y han llegado a
ser el emblema de movimientos indígenas y sociales. El efecto devastador de los desastres
naturales asociados con el fenómeno de El Niño en 1998 y el colapso de la pesca de la
anchoveta y merluza en años recientes han ocasionado respuestas institucionales para estos
problemas.

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El marco de gestión ambiental peruano ha evolucionado continuamente en décadas
pasadas. Para obtener una mejor comprensión de los desafíos institucionales, el AAP examinó
los hitos en la evolución de la Gestión ambiental en el Perú durante 1950-2005. El análisis
enfoca cuatro áreas amplias: (a) conservación y manejo de los recursos naturales, (b)
conservación de la biodiversidad, (c) gestión ambiental sectorial y control de la contaminación;
y (d) saneamiento ambiental.

La conservación de la biodiversidad es regulada por varios instrumentos legales,


incluyendo la Convención sobre la Diversidad Biológica, ratificada en 1993 y la Ley Sobre la
Conservación y Aprovechamiento Sostenible de la Diversidad Biológica aprobada en 1997. El
Fondo para las Áreas Naturales protegidas por el estado (PROFONANPE) fue establecido en
1992 para incrementar los fondos para la conservación de las áreas protegidas.

2. Servicios ambientales

Al conjunto de elementos que el ser humano obtiene de la naturaleza y a las múltiples


funciones que desempeñan los ecosistemas naturales proveyendo estabilidad climática, belleza
paisajística, equilibrio ecológico, espacios de recreación, ente otros, se les denomina servicios
ambientales o servicios ecosistémicos, pues de ellos se benefician las sociedades humanas para
lograr desarrollo y bienestar.

Desde nuestro origen, los seres humanos hemos dependido, directa o indirectamente, de
los ecosistemas naturales, pues hacemos uso de ellos para resolver nuestras necesidades básicas
y para nuestro desarrollo. De los ecosistemas obtenemos alimentos, agua, madera, fibras, tintes,
combustibles, energía y minerales, entre muchos otros productos que satisfacen nuestras
necesidades. A estos bienes que se extraen de la naturaleza les hemos llamado históricamente
recursos naturales. En otras palabras, la disponibilidad y la existencia de los recursos naturales
dependen de que los procesos naturales que los producen, tales como los ciclos de nutrientes, la
formación de suelo, el ciclo del agua y la polinización de las plantas, entre muchos otros, se
lleven a cabo sin interrupción (Carabias et al., 2009).

Además de los recursos naturales, que generalmente podemos reconocer y apreciar


fácilmente como miembros de la sociedad moderna, la presencia misma de los ecosistemas
también brinda a la sociedad un conjunto de beneficios importantes que son menos tangibles.
Entre ellos podemos mencionar la purificación del aire y del agua, la regulación de los ciclos
hidrológicos y el mantenimiento del equilibrio de gases en la atmósfera que determina el clima
regional. De hecho, la humanidad no sólo ha obtenido de los ecosistemas naturales una gran
cantidad de bienes materiales necesarios para su desarrollo y bienestar social, sino que también
ha encontrado en la naturaleza los elementos necesarios para su bienestar espiritual y cultural
(Carabias et al., 2009).

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Tabla 01: Clasificación de los servicios ambientales, fuente Millenium Ecosystems
Assement 2006, Ecosystems and human Well-being. Island Press, Washington, DC.

3. Contaminación ambiental

Consideramos contaminación a toda perturbación del medio ambiente que resulte perjudicial
para los seres humanos u otros organismos vivos. El agente causal puede ser de origen químico,
físico o biológico y afectar al aire, al agua o a los suelos.

El concepto de contaminación, o polución, es subjetivo porque en muchos casos aquello que


resulta contaminante para algunas culturas puede no serlo para otras. Pero en general, en estos
tiempos, en todas las sociedades existen problemas ambientales causados por contaminantes y la
ecología, como ciencia, se encuentra involucrada e interesada; la contaminación está muy
relacionada con el flujo de energía y la circulación de la materia en los ecosistemas.

Desde el punto de vista de la teoría ecológica la contaminación es una circulación


defectuosa, o interrumpida, de algún material de los ecosistemas. Para Margalef (1981) la
contaminación es una “enfermedad” del transporte, es una utilización incompleta de alimentos,
otros materiales y también energía que la organización social transporta desde lugares más o
menos distantes hasta otros sitios donde son requeridos. Aquellos materiales que sobran, que no
son utilizados o que fueron transformados y ya no sirven, no son devueltos al lugar de
procedencia, no se paga el costo del transporte (Malacalza, 2013).

4. La contaminación ambiental como problema social

En la primera etapa del Homo sapiens, que duró unos 150.000 años, las poblaciones
humanas cazadoras-recolectoras y nómades, deben haber tenido una relación con el medio
ambiente muy parecida a la de otras poblaciones de primates: explotar un área y migrar a otra
cuando los recursos escaseaban.

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En la segunda etapa, que se inicia cuando el hombre comienza a cultivar la tierra y se hace
sedentario, la densidad de las poblaciones aumenta, aparecen las ciudades y caminos y por éstos
se transportan alimentos y otros materiales que demanda el cambio cultural (Malacalza, 2013).

La tercera etapa, de la revolución científico-tecnológica, se inició hace unos 200 años con la
industria subsidiada con mucha energía de alto costo y bajo precio: los hidrocarburos ya
mencionados. Es la civilización a la que pertenecemos (aunque algunos pertenecen mucho más
que otros) que se caracteriza por la gran generación de bienes y servicios. Pero no sólo ha
producido bienes en cantidad, también ha introducido “disturbios” a toda la biosfera. Estos son
disturbios cuyos costos no son incorporados al precio del bien producido, los costos ambientales
derivados de la producción industrial no se transfieren al consumidor del producto mediante el
precio, sino que son cargados a toda la población, sea o no consumidora. Los no consumidores
no sólo no acceden a los beneficios sino que pagan parte de los perjuicios. Se habla entonces de
un pasivo ambiental, de deuda ambiental que paga el conjunto de la sociedad y especialmente
los más desprotegidos quienes no pueden migrar o pagar para protegerse (Malacalza, 2013).

5. El efecto invernadero y el cambio climático

Sabemos que los ecosistemas tienden a mantenerse en equilibrio dinámico, en el que las
perturbaciones menores son automáticamente compensadas. Se observa tal estado estable en la
presencia y tamaño de las poblaciones, y también en el entorno físico y químico que las
contiene. Pero puede suceder que las actividades de la población humana originen cambios en
ese estado estable, y lleven al sistema a un punto de gran inestabilidad y aumento de la
velocidad del flujo de energía. En efecto, el ser humano puede provocar involuntariamente esos
cambios por usar combustibles fósiles (petróleo, carbón y gas) para obtener energía para la
industria, el transporte, la calefacción y refrigeración; también para realizar agricultura y
explotación forestal (Malacalza, 2013).

Con esas actividades la población humana puede beneficiarse, pero también puede recibir
algunos perjuicios de los que no podrá escapar fácilmente, como de aquellos originados por el
calentamiento global del planeta. El sistema climático del planeta depende de una serie de
factores íntimamente entrelazados. Uno de los elementos más importantes, es el balance
energético entre la energía recibida del sol y la irradiada de vuelta al espacio. En ausencia de
atmósfera, la temperatura promedio de la tierra debería ser de aproximadamente -16°C (2550
Kelvin). Pero la temperatura promedio real de +15°C (2880 Kelvin), debido a que distintos
gases de la atmósfera absorben la radiación emitida por la tierra. Entre estos gases, los más
importantes son el vapor de agua, el CO2, el metano, los CFC (clorofluorocarbonos) y los
óxidos de nitrógeno, los que son llamados “gases de efecto invernadero”, los GEI. Todos estos
gases son liberados a la atmósfera por procesos naturales, pero las actividades humanas de los
últimos 100 años están influyendo mucho en la velocidad de esa liberación (Malacalza, 2013).

Según el panel intergubernamental de cambio climático de las naciones unidas para el medio
ambiente del 2013, mencionan que el CO2 está aumentando muy rápidamente y es el gas que
más impacto está teniendo en el cambio climático. De acuerdo con muestras de aire atrapado en
hielos de la Antártida y de Groenlandia, el nivel actual de CO2 atmosférico de 370 ppm (partes
por millón) de aire es el más alto de, al menos, los últimos 420.000 años y posiblemente el más
alto de los últimos 20 millones (ONU, 2013).

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6. El desarrollo sostenible: economía – sociedad y ambiente.

El desarrollo sostenible es un concepto relativamente nuevo, que en esencia trata de satisfacer


las necesidades de las generaciones presentes, sin comprometer las posibilidades de las
generaciones futuras para atender sus propias necesidades. En forma esquemática, el desarrollo
sostenible puede ser mejor entendido como la satisfacción de necesidades a través del buen uso
de los recursos naturales, procurando un crecimiento económico con justicia social y calidad
ambiental.

En esta perspectiva el propósito del desarrollo sostenible se orienta hacia el diseño y aplicación
de iniciativas viables en lo económico, equitativas en lo social y soportables en lo ambiental,
siendo fundamental el equilibrio de las personas, empresas y comunidades, respecto a estos tres
elementos como garantía de no afectación a la satisfacción de necesidades de las generaciones
futuras.

Figura 01. Esquema del desarrollo sostenible

El concepto de desarrollo sostenible refleja una creciente conciencia acerca de la contradicción


que puede darse entre desarrollo, primariamente entendido como crecimiento económico y
mejoramiento del nivel material de vida, y las condiciones ecológicas y sociales para que ese
desarrollo pueda perdurar en el tiempo.

Esta conciencia de los costos humanos, naturales y medioambientales del desarrollo y el


progreso ha venido a modificar la actitud de despreocupación o justificación que al respecto
imperó durante mucho tiempo. La idea de un crecimiento económico sin límites y en pos del
cual todo podía sacrificarse vino a ser reemplazada por una conciencia de esos límites y de la
importancia de crear condiciones de largo plazo que hagan posible un bienestar para las actuales
generaciones que no se haga al precio de una amenaza o deterioro de las condiciones de vida
futuras de la humanidad.

7. Prioridades ambientales

Estos esfuerzos constituyen los pasos iniciales de las reformas que el Perú necesita realizar para
enfrentar los urgentes problemas de saneamiento ambiental y vulnerabilidad a los desastres
naturales y asegurar que el medio ambiente este salvaguardado mientras la descentralización
progresa, nuevos desarrollos ocurren en la Amazonía peruana y otras áreas sensibles; y nuevos
patrones de uso de la tierra son adoptados.

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La conservación de la biodiversidad ha sido una de las principales prioridades ambientales en el
Perú. El Sistema Nacional para las Áreas Naturales Protegidas (SINANPE) actualmente
comprende 76 áreas protegidas, cubriendo poco mas de 19 millones de hectáreas, representando
14.8 por ciento del área total del país. La conservación de la biodiversidad es regulada por
varios instrumentos legales, incluyendo la Convención sobre la Diversidad Biológica, ratificada
en 1993 y la Ley Sobre la Conservación y Aprovechamiento Sostenible de la Diversidad
Biológica aprobada en 1997. El Fondo para las Áreas Naturales protegidas por el estado
(PROFONANPE) fue establecido en 1992 para incrementar los fondos para la conservación de
las áreas protegidas.

La gestión sectorial ambiental se ha desarrollado de manera desigual entre sectores. El marco


institucional peruano asigna las principales responsabilidades reguladoras del control de la
contaminación y manejo ambiental a las unidades creadas en cada autoridad del sector. El sector
Energía y Minas encabeza estos esfuerzos desarrollando normas sectoriales basadas en el uso de
Evaluaciones de Impacto Ambiental (EIA), Gestión Ambiental y Planes de Adecuación y
Manejo Ambiental (PAMAs), y Límites Máximos Permisibles (LMPs) y estableciendo una
entidad independiente para reforzar las normas ambientales en los subsectores de electricidad y
de hidrocarburos. También han sido establecidas unidades ambientales en los Ministerios de
Producción, de Transportes y Comunicaciones, de Vivienda, Construcción y Saneamiento.

A pesar de estos esfuerzos, el acercamiento sectorial del Perú a la gestión ambiental y al control
de la contaminación, ha evidenciado debilidades significativas, incluyendo una amplia variación
a través de sectores en términos de desarrollar regulaciones apropiadas para salvaguardar el
ambiente y una limitada capacidad institucional para aplicar esas regulaciones efectivamente.
Más aún, la carencia de una coordinación general y de claridad en la aprobación de procesos
ambientales, afectan generalmente la confianza en las inversiones y debilitan la competitividad
del país a largo plazo.

Los impactos negativos en la salud representan más del 70 por ciento de los costos de la
degradación ambiental. Aumentos en la morbilidad y la mortalidad resultantes de la
contaminación atmosférica urbana y la exposición al plomo, inadecuado abastecimiento de
agua, sanidad e higiene; y contaminación del aire en locales cerrados tienen un costo estimado
de 5,85 billones de soles.

Un estudio fue conducido como parte del AAP para identificar los problemas ambientales que
están asociados con los costos económicos más significativos (Larsen y Strukova 2006a). El
estudio estimó que el costo económico de la degradación ambiental, reducción de los recursos
naturales, desastres naturales, servicios ambientales inadecuados (tales como sanidad
inadecuada) sumaban 8.2 billones de soles, equivalentes al 3.9 por ciento del producto bruto
interno en 2003. El análisis muestra que los problemas asociados con la degradación ambiental
de mayor costo son, en orden decreciente: el inadecuado abastecimiento de agua; la sanidad e
higiene; la contaminación atmosférica urbana; los desastres naturales; la contaminación por
plomo; contaminación de aire en locales cerrados y la degradación del suelo agrícola. Los
costos de la deforestación y la inadecuada recolección de desechos sólidos en los hogares son
sustantivamente menores que las categorías anteriores. Es importante notar que estos estimados
están basados en suposiciones muy conservadoras que apuntan a reducir las dudas relacionadas
con datos restringidos.

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Figura 02: Costos de Degradacion Anual porcentual del PBI

El costo de la degradación ambiental en el Perú es más alto que en otros países con niveles de
ingreso similares. Estudios del costo de la degradación ambiental llevados a cabo en Colombia,
un país de América Latina con nivel de ingreso medio-alto, y en otros países de África del Norte
y el Medio Oriente con niveles de ingreso bajo-medio, demuestran que el valor monetario de la
elevada morbilidad y mortalidad típicamente se encuentra debajo del 2 por ciento del PBI en
estos países, cuando en Perú es del 2.8 por ciento del PBI.

La carga de estos costos recae más duramente en los grupos vulnerables. Los pobres son
expuestos a los más altos riesgos ambientales que los grupos con más altos ingresos y carecen
de los recursos para mitigar esos riesgos. Los impactos en la salud ambiental a menudo tienen
repercusiones más severas para los pobres que para los no pobres, debido a que los últimos
tienden a tener más recursos para hacer frente a tales eventos, mejor acceso a los servicios de
salud y mejor salud en general. Los impactos ambientales y desastres naturales también pueden
resultar en pérdida de ingresos o bienes que es más perjudicial para los pobres que para los que
no lo son. Se estima que el impacto de la degradación ambiental para los pobres en relación a
los no pobres es 20 por ciento más alto en términos de impacto por cada mil personas y 4.5
veces más alto en términos de impacto por unidad de ingreso.

Es importante resaltar la importancia de la degradación ambiental como una barrera para reducir
la desigualdad.

Figura 03: Costos de


Degradación Ambiental,
Salud y Calidad de vida.

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Los impactos de la contaminación atmosférica urbana sobre los ingresos son más severos para
los pobres que para los no pobres. El impacto de salud en relación al ingreso es un indicador útil
debido a que la enfermedad y mortalidad prematura resultan en tratamientos costosos y pérdida
de ingresos, sumados al dolor, sufrimiento y restricción de actividades. Basados en este
indicador, los impactos de salud están entre 75 y 300 por ciento más altos entre los pobres.

Los impactos de enfermedades transmitidas por agua son varias veces más altos para los pobres
que para los no pobres. Tanto la mortalidad infantil y como la prevalencia de diarrea infantil
tienen una fuerte correlación con la pobreza. Datos oficiales indican que la tasa de mortalidad
infantil en el 20% más pobre de la población fue cinco veces más alto que el 20% más rico
mientras que la prevalencia de diarrea infantil entre el primer grupo fue cinco veces más alto
que para el último grupo. Basados en estos datos y en la mayor cantidad relativa de niños en la
población pobre, se estima que los impactos en la salud por cada mil personas son tres veces
más altos en la población pobre que en la población no pobre. La diferencia es aún más alta en
términos de impactos relativos a los ingresos, con impacto en la población pobre de 10 veces
más alto que en los no pobres.

Los impactos de la contaminación en locales cerrados se concentran altamente entre los pobres.
Alrededor del 10 por ciento de la población urbana y más del 85 por ciento de la rural usa
combustibles sólidos para cocinar y para calefacción. Aunque no hay datos disponibles de
porcentajes de población pobre y no pobre que usa combustibles sólidos, es razonable asumir,
basados en tasas de pobreza urbana y rural de 40 y 65 por ciento respectivamente, que casi el 10
por ciento de la población urbana y alrededor del 65 por ciento de la población rural que usa
combustibles sólidos son pobres. Bajo estas suposiciones, un estimado del 80 a 85 por ciento del
total de efectos a la salud estaría entre los más pobres. Este índice podría ser aún más alto en los
casos plausibles donde hogares pobres usan estufas contaminantes y tienen peores condiciones
de salud en general.

Las prioridades identificadas por el análisis del costo de la degradación ambiental son
consistentes con las percepciones públicas. La contaminación del agua y del aire fueron
identificados como los problemas ambientales más preocupantes en una encuesta nacional sobre
conciencia ambiental conducida en 1997. En esa oportunidad 85 por ciento de los encuestados
pensaban que los problemas ambientales deberían ser resueltos cuanto antes (Instituto Cuanto,
1998). En una encuesta diferente, realizada en 2004 en la Región Lima y Callao, 80 por ciento
de los encuestados identificaron a la contaminación del aire como el principal problema
ambiental en el área (GEO, 2004).

Responder a los problemas de saneamiento ambiental y vulnerabilidad a los desastres naturales,


los cuales están asociados a los costos más altos de la degradación ambiental en el Perú,
requerirá establecer agencias especializadas con responsabilidades claras; y adecuados recursos
para tratar estas prioridades. La estructura organizacional existente del Gobierno del Perú es
inadecuada para reducir la vulnerabilidad a los desastres naturales, puesto que no hay una
entidad nacional que articule y conduzca la implementación de una estrategia de largo plazo
para incorporar la prevención de desastres y la evaluación de riesgos al desarrollo planificado a
nivel nacional y regional.

En términos de salud ambiental, los recursos limitados de DIGESA y su relativa baja jerarquía
constituyen severos obstáculos para resolver los graves problemas de saneamiento ambiental. El
AAP por lo tanto recomienda el establecimiento de las siguientes agencias en el corto plazo:

14
a. Una agencia autónoma de Salud Ambiental dentro del Ministerio de Salud con
responsabilidad para regular los parámetros de calidad ambiental que afecten la salud,
incluyendo: (i) emisiones de PM2.5, plomo, y contaminantes tóxicos; (ii) calidad en el
combustible para abordar la calidad del aire, y (iii) parámetros para la calidad del agua
tal como: calidad bacteriológica, contaminantes orgánicos persistentes, compuestos
orgánicos volátiles y metales pesados.

b. Una agencia autónoma con responsabilidades para el diseño y la adopción de medidas


no estructurales para prevenir los desastres naturales.

III. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA DE LA VALORACION


ECONOMICA AMBIENTAL

El análisis económico de problemas ambientales y de los recursos naturales tiene ya una


amplia trayectoria dentro del desarrollo de la teoría económica. Las bases de lo que después
sería catalogado como la teoría de las externalidades formuladas por Coase (1960), la teoría
sobre las relaciones entre la escasez de los recursos naturales y el crecimiento económico de
Barnett y Morse (1963), la presentación de una teoría económica sobre política ambiental por
Baumol y Oates (1975) y la formalización matemática sobre las condiciones de
sobreexplotación y el análisis bioeconómico de los recursos naturales renovables de Clark (1973
y 1976), marcaron hitos fundamentales en el desarrollo de la teoría económica aplicada al
análisis de las relaciones entre el sistema económico y el ambiente natural.

Durante mucho tiempo estos aspectos fueron tratados únicamente por economistas
altamente especializados. Hoy en día la situación en el ambiente académico ha cambiado
sustancialmente. La enseñanza de la economía se está poniendo a tono con la importancia que
estos temas adquieren, con cada vez mayor fuerza, en el mundo moderno. Un simple indicador
de esta nueva situación es la inclusión del tema del ambiente y de los recursos naturales en los
textos de economía y la mayoría de los textos modernos de microeconomía, que son una
muestra palpable: incluyen ahora un detallado capítulo sobre bienes públicos, en donde se
aplican principios básicos de la teoría económica al análisis de este tipo de problemas.

1. Finalidad u objetivo del análisis económico ambiental

El análisis económico ambiental está orientado a la generación de información


económica respecto a los niveles de bienestar de los agentes económicos que participan en el
aprovechamiento de los recursos naturales, la identificación y cuantificación de externalidades,
para la provisión de información técnica de sustento en la toma de decisiones vinculadas con la
asignación y acceso a los recursos naturales y servicios ecosistémicos.

Promueve el fortalecimiento de capacidades a instituciones en los tres niveles de


gobierno, a través de la capacitación y asistencia técnica, en alianza con la enseñanza
académica, instituciones de investigación, entidades públicas y privadas. Gracias a este
intercambio frecuente con profesionales e investigadores se ha logrado desarrollar instrumentos
metodológicos como guías y manuales de valoración económica de los recursos, bienes y
servicios naturales y/o ambientales.

15
La valoración económica es un instrumento al servicio de la política ambiental mediante
el cual se pretende imputar valores económicos a los bienes y servicios ambientales. La
valoración económica resulta necesaria para lograr dos objetivos económicos prioritarios en
todo el sistema económico: la eficiencia económica y el crecimiento sostenible

2. El análisis económico ambiental

Desde una perspectiva económica, buena parte de los impactos del hombre sobre la
naturaleza -y muy especialmente los impactos negativos- tienen una particularidad común:
quienes se ven afectados por ellos no perciben una contraprestación adecuada y voluntaria por
soportar la situación indeseable a la que se ven sometidos. Esta situación se expresa en que unos
actores sociales asumen comportamientos que tienen repercusiones indeseables para otros y
sacan provecho propio --es decir obtienen beneficios derivados de estos comportamientos- sin
compensar al perjudicado.

Tradicionalmente las autoridades ambientales han privilegiado instrumentos de política


con una alta participación del Estado en la toma de decisiones. Se le da un gran peso a la
normatividad de obligatorio cumplimiento -también denominada como de comando y control y
expresada, por ejemplo, en los estándares y los límites permisibles de emisión y vertimientos- la
cual se conjuga usualmente con la inversión de recursos públicos en acciones remediales del
daño causado en el pasado.

Sin desconocer la importancia que este tipo de instrumentos pueden tener bajo
determinadas circunstancias, de todas formas, es conveniente reconocer las múltiples
dificultades de su aplicación cuando se conciben como instrumentos aislados. Por una parte, las
medidas de comando y control demandan un sofisticado sistema de toma de decisiones de
carácter técnico por parte del Estado, para establecer cuál debe ser el comportamiento adecuado
de cada uno de los actores que originan las externalidades ambientales. Adicionalmente se
presenta una marcada tendencia a formular opciones de un elevado costo económico y social,
toda vez que no se recurre a la iniciativa privada que se orienta a minimizar los costos de sus
propias acciones. Y finalmente, como resultado de la complejidad del sistema de comando y
control, se obtiene usualmente una escasa efectividad de las normas y un alto incumplimiento de
las mismas.

Teniendo en cuenta estas circunstancias -y asumiendo el concepto de externalidades


como punto de referencia- es recomendable aportar elementos de juicio que complementen los
instrumentos convencionales de política ambiental con instrumentos de tipo económico.

En esencia los instrumentos económicos están orientados a propiciar comportamientos


voluntarios de los distintos actores económicos, de manera consistente con los objetivos de la
política ambiental. Para ello se recurre a enviar señales de mercado que tiendan a internalizar
dentro de las decisiones económicas las externalidades ambientales que se generan cuando
dichas decisiones se toman sin este tipo de intervención. Como ejemplo, en el uso de pesticidas,
estas medidas podrían estar orientadas hacia la incorporación de los costos del daño ambiental
dentro del precio de mercado de los insumos tóxicos. De esta forma se incentivaría a los
agricultores a cambiar hacia otros insumos menos contaminantes y a desarrollar tecnologías
menos dependientes de dichos insumos tóxicos, toda vez que el mayor precio de estos últimos
colocaría a sus usuarios en condiciones poco competitivas en el mercado.

16
Pero igualmente es posible identificar la existencia de externalidades positivas. En
términos generales, una forma de aplicar instrumentos económicos con criterios de equidad se
puede implementar de manera diferencial, dependiendo del sector social involucrado. En el caso
los tomadores de decisiones de más alto nivel de ingreso y mayor capacidad de pago, se deben
privilegiar aquellos instrumentos que incorporan los costos ambientales dentro de su propia
estructura de costos. Es decir, obligar a quienes tengan mayor capacidad de pago a incorporar --
dentro de su propia estructura de costos privados- los costos sociales de sus propias acciones
que deterioran el ambiente y generan costos sociales. De manera simultánea se debe estimular a
los sectores de bajos ingresos para que tome decisiones favorables al ambiente -retribuyéndoles
económicamente-comportamientos ambientalmente sanos. De esta forma, mediante la
trasferencia de recursos públicos se puede compensar los costos adicionales en que deben
incurrir estos sectores para tomar decisiones que disminuyen el daño ambiental y que por tanto
incrementan el bienestar social (Clark, 1976).

La economía ambiental, para aplicar su lógica coste-beneficio a los bienes «libres» que
integran ese medio ambiente, tiene que empezar por valorarlos, ya sea implantando la propiedad
y el mercado sobre ellos o simulando dicho mercado para imputarles valores teóricos apoyados
sobre el cálculo de «costes de oportunidad», «precios sombra», «valores de contingencia», etc.
Sin embargo, la economía ecológica ha de preocuparse, en primer lugar, de la naturaleza física
de los bienes a gestionar y la lógica de los sistemas que los envuelven, considerando desde la
escasez objetiva y la renovabilidad de los recursos empleados, hasta la nocividad y el posible
reciclaje de los residuos generados, a fin de orientar con conocimiento de causa el marco
institucional para que éste arroje ciertas soluciones y no otras en costes, precios y cantidades de
recursos utilizados, de productos obtenidos y de residuos emitidos.

Por ejemplo, con objeto de orientar de modo eficiente y «sostenible» la gestión del agua
en un territorio, la economía ecológica empezaría por recabar información acerca del ciclo
hidrológico y de los habitantes de ese territorio, para extraer después las recomendaciones
oportunas sobre los derechos de propiedad y la normativa de uso del recurso, que afectarán a la
parte del mismo sujeta a venta o facturación y a los precios, tasas, cánones o multas que se
hayan de cobrar por el uso y deterioro del recurso.

Figura 04: Objeto del enfoque eco integrador y relación con el enfoque económico tradicional.

17
En términos del análisis formal, la valoración de los beneficios de aplicar un
instrumento ambiental se constituye en un elemento de juicio para la toma de decisiones en la
asignación eficiente de recursos. Dentro de este tipo de análisis, es necesario identificar -en
términos monetarios-la magnitud del beneficio derivado de mejorar la calidad del ambiente-
beneficio marginal- para compararla con el costo económico de dicha mejora -costo marginal
(Clark, 1973). Esto obliga a aplicar alguna de las técnicas de valoración disponibles para tal
efecto.
La utilidad que arroja el análisis comparativo entre los costos de mejorar la calidad del
ambiente y los beneficios de dicha mejora. En términos de los costos, éstos usualmente se
pueden expresar de manera directa en términos económicos, toda vez que sus principales
componentes se expresan directamente en algún mercado. En contraste, los beneficios
ambientales hacen referencia de manera prioritaria a aspectos de bienestar ambiental y social
que no tienen precios de mercado y que ameritan la aplicación de las técnicas de valoración
arriba enunciadas.
La presencia de externalidades y bienes públicos suele llevar a fallos de mercado. Pero
se debe explicar cómo estimar el valor que tiene para la sociedad un bien público, o el coste o
beneficio externo de una determinada acción económica. La externalidades y bienes públicos
suelen carecer de mercados donde poder observar su «precio». La economía ha desarrollado
distintos métodos que se pueden dividir en métodos de preferencias reveladas y los de
preferencias declaradas. Los primeros son procedimientos de estimación de valores que se basan
en precios observables en mercados de bienes que nos van a ayudar a obtener el valor del bien
(de no mercado) que queremos valorar. Y los segundos, son métodos directos, donde se
declaran las preferencias, valorando los bienes que no tienen mercado, con la construcción de
uno (o la simulación de este).

IV. VALORACIÓN ECONÓMICA AMBIENTAL

Actualmente hay dos ramas de la economía que se dedican a tratar cuestiones


vinculadas al medio ambiente, ellas son: la economía ambiental y la economía ecológica. Este
trabajo se concentrará en explorar los enfoques y los métodos de análisis de la primera, dejando
el estudio de la segunda para ser desarrollado en documentos posteriores. La Economía
Ambiental suele desarrollar análisis que se realizan desde la teoría neoclásica y estudios que se
enmarcan en lo que es conocido como la «Economía de los Recursos Naturales». La idea
principal de este enfoque consiste en que los problemas ambientales surgen de lo que se es
conocido como fallas de mercado. Es decir, situaciones en las que el mercado no funciona como
un asignador óptimo de recursos. El medio ambiente en general, y muchos recursos naturales
están vinculados con los conceptos de: externalidad, bien público y recursos comunes. La
presencia de estas fallas de mercado está generalmente asociada a la ausencia de mercados para
estos bienes y servicios ambientales.
Tal como plantea Arrow (1986) cuando no existe mercado, hay un vacío de información
para la toma de decisiones de los individuos, que ha de completarse con algún tipo de conjetura.
El problema es que dichas conjeturas difícilmente se relacionan con la realidad asociada al
fenómeno bajo estudio, y por consiguiente, la toma de decisiones que se deriva de las mismas
resulte en una asignación no óptima de recursos. Ante este tipo de situaciones la tarea de la
economía ambiental radica en proporcionar análisis e instrumentos que permitan corregir tales
desvíos. Este tipo de estudios apunta principalmente a la valoración directa o indirecta en
términos monetarios de los cambios operados en la calidad de algún bien o servicio ambiental.

18
En este sentido, se reconocen dos tipos de enfoques para realizar el análisis económico
de impactos ambientales. En primer lugar, se considera la posibilidad de utilizar el criterio
costo-beneficio estándar, comparando los beneficios y los costos asociados a una acción
particular para determinar si vale la pena o no encarar la misma. Este enfoque se utiliza
generalmente al comparar distintas alternativas o proyectos, para lo cual es preciso identificar
los impactos ambientales asociados y asignar un valor económico a los resultados que se
deriven de los mismos. Un ejemplo de ello puede ser el análisis de distintas tecnologías de
tratamiento de agua y las mejoras en la salud de la comunidad que las mismas pueden generar.
No obstante, en algunos casos puede no ser factible o deseable encarar un análisis costo-
beneficio tradicional. Por ejemplo, existen algunas áreas naturales que son consideradas únicas
en el mundo, y que por tal razón, se conviene en que deben ser conservadas sin considerar el
costo de ello. Por otra parte, puede haber casos en los que exista un elevado nivel de
incertidumbre sobre los beneficios que pueden proveer los bienes y servicios ambientales bajo
estudio, tanto en el presente como en el futuro, lo que genera problemas significativos a la hora
de asignar valores monetarios apropiados. Cuando la pérdida de estos servicios ambientales
pueda ser irreversible, es deseable optar por una estrategia que minimice las pérdidas asociadas
al daño ambiental a menos que el costo social de la misma sea excesivamente alto. Esta
perspectiva es conocida como «estándares mínimos de seguridad» (safe minimum standards).
En estos casos, se aplica una variante del análisis costo beneficio tradicional, el enfoque costo-
eficiencia que consiste en encontrar la manera más eficiente de alcanzar un objetivo ambiental
particular. Es importante destacar que este enfoque indica cuál es la alternativa más eficiente,
pero no evalúa si los beneficios esperados justifican los costos en los que debe incurrirse. La
respuesta a este último interrogante descansa en elementos de juicio informados y en el sentido
común de aquél que realiza el estudio (Banco Mundial, 1998).
En cierto sentido, puede afirmarse que una de las tareas más arduas con la que debe
enfrentarse la economía ambiental consiste en realizar los ejercicios de valoración económica de
los impactos ambientales asociados a diversas acciones o proyectos, a partir de los cuales
posteriormente se encaran los análisis costo-beneficio o costo-eficiencia previamente expuestos.

Métodos de valoración económica de los servicios ambientales:

Los métodos de valoración ambiental pretenden obtener la disposición a pagar por un


cambio positivo en un bien ambiental (o la disposición a aceptar una compensación por un
cambio negativo). Se distinguen por la manera en que obtienen del consumidor esta medida de
valor. Así, una forma típica de clasificar los métodos de valoración es en función de dos
aspectos: si la valoración procede de un comportamiento observado en el mercado, o de un
comportamiento hipotético.

Método de valoración Comportamiento observado Comportamiento hipotético


Directos (preferencias Precios de mercado Valoración contingente
expresadas) Mercados simulados
(experimentales)
Indirectos (preferencias Método del coste del viaje Métodos basados en atributos
reveladas) Precios o salarios hedónicos
Costes evitados
Basados en función de oferta Función de producción
Precios sombra

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A continuación se describe cada uno de estos métodos:

1. Métodos de valoración directos:


Son aquellos que utilizan las preferencias expresadas directamente por los individuos, bien
acudiendo a los mercados reales, o bien mediante mercados experimentales o hipotéticos, acerca
de su disposición a pagar por los bienes ambientales. Los métodos más usuales son:

a. Precios de mercado:
El primero de los métodos es el más sencillo, aunque también es el más inusual: en los en
que el bien ambiental se intercambia en un mercado, solo hace falta observar los precios del
mercado para obtener una estimación del valor marginal de dicho bien.

Evidentemente es inusual porque los bienes ambientales no se suelen intercambiar en los


mercados.

Por otra parte hay que tener en cuenta que las cosas no parecen tan fáciles como parecen,
aunque el bien se intercambie en un mercado, su precio no tiene por qué corresponder con su
valor marginal. Esto solo ocurriría en un mercado perfecto en competencia perfecta, sin
intervención de los reguladores, y sin fallos de mercado. Desgraciadamente, esta no es la
situación habitual.

b. Mercados Experimentales:
Otra posibilidad es, ante la ausencia de un mercado, simular uno: definir un
producto a intercambiar, asignar los papeles de vendedores y compradores, y disponer
de los mecanismos necesarios para aclarar el mercado. Esta es la línea de investigación
conocida como economía experimental, iniciada por Vernon Smith, y que se ha
utilizado profusamente para diseñar mercados, pero también para el estudio de políticas
de regulación ambiental y en algunos casos para estimar valores ambientales.

Como decimos, para la valoración ambiental lo que se trata de identificar en este


mercado experimental es la disposición a pagar de los compradores por el bien
ambiental. Para ello será necesario por tanto simular una cierta disposición del recurso
en cuestión, una renta de partida de los individuos, y un mecanismo adecuado de
asignación del recurso a los compradores.

c. Valoración Contingente:
Es uno de los métodos de valoración ambiental más aplicado.

La idea básica de este método consiste en valorar los beneficios derivados de una mejora
ambiental por la cantidad monetaria que los beneficiarios potenciales de dicha mejora estarían
dispuestos a pagar por la misma.

De una manera análoga, los costes derivados de un daño ambiental se valoran por la
cantidad monetaria que los perjudicados potenciales por dicho daño aceptarían como
compensación.

Normalmente para los bienes de los que nos ocupamos no existe un mercado. La
valoración contingente propone preguntar de manera más o menos directa a los afectados las

20
cantidades monetarias que ellos pagarían por un determinado beneficio ambiental, o que
estarían dispuestos a aceptar como compensación por un cierto daño ambiental, en caso de que
existiera este hipotético mercado.

Supongamos que se trata de valorar una mejora ambiental, tal como un incremento de
accesibilidad a un parque natural:

El analista comienza ofreciendo a un posible afectado una determinada cantidad inicial.

El afectado responde indicando si el estaría dispuesto o no a pagar esa cantidad de


dinero por la comentada mejora.

Si la respuesta es afirmativa, la comentada cantidad se tomara como una estimación por


defecto del valor de la mejora.

Seguidamente se incrementa la cantidad inicial, preguntando nuevamente al interesado


si estaría dispuesto a pagar o no por dicha mejora. El procedimiento se continúa hasta que se
obtiene una respuesta negativa, esta respuesta nos indica la estimación por exceso de valor de la
mejora ambiental. Mientras que la primera respuesta afirmativa y la última respuesta positiva
nos mide la estimación por defecto.

En caso de que la primera respuesta sea negativa, el procedimiento aplicativo es el


mismo pero procediendo a realizar sucesivas disminuciones de la oferta inicial.

2. METODOS DE VALORACION INDIRECTOS

Los métodos de valoración indirectos buscan inferir la valoración que hacen los
consumidores a través de las decisiones que toman en su búsqueda de la utilidad. En especial,
las basados en comportamientos observados están fundamentados en el supuesto de que
existe completamente o sustitución entre los bienes ambientales y los bienes para los que, si
existe un mercado, y que ambos bienes se combinan para proporcionar una cierta utilidad.
Según que esta relación sea de complementariedad o sustitución, se distinguirá entre los
hipotéticos, tendremos los métodos basados en atributos.

a. Costos evitados:
El método de los costes evitados se utiliza cuando el bien ambiental y el bien de
mercado son sustitutivos. Se suele utilizar más en efectos sobre la vida humana. Un ejemplo,
aunque más centrado en recursos naturales: ante un empeoramiento en la calidad del agua
potable, la población puede comenzar a equipar sus viviendas con depuradores de agua Se
sustituye un coste monetario por un coste ambiental.

La premisa fundamental, es que los individuos están dispuestos a cambiar su


comportamiento, e invierten dinero para evitar consecuencias negativas de una degradación
ambiental o de un mayor riesgo. Su aplicación por tanto está limitada a los casos en que los
servicios provistos por los recursos ambientales tienen una influencia directa en los individuos

21
, y que además pueden adoptar medidas defensivas para evitar o reducir los impactos
negativos resultantes de la degradación.

b. Coste del viaje


El método del coste del viaje ha sido profusamente utilizado, tanto para valorar
espacios naturales desde un punto de vista recreativo, como para valorar mejoras realizadas
en dichos espacios naturales. La idea básica del método del coste del viaje consiste en utilizar
la información relacionada con la cantidad de tiempo (costo de oportunidad) y de dinero
(costo real) que una persona o familia emplea en visitar un espacio natural como un parque o
un lago.

El método del coste del viaje ha sido utilizado de una manera profusa en los últimos
años, muy especialmente en el terreno forestal. A título ilustrado, y de una manera muy
resumida, se comentan los resultados obtenidos por Merlo (1992 , pp. 435-443) al aplicar esta
metodología a la valoración desde el punto de vista recreativo del valle de la Resondra en
Italia, en el año 1982. En la figura 4 está representada la correspondiente función de demanda
de servicios recreativos obtenida por un sistema de encuestas a los visitantes a dicho espacio
natural.

Figura 05: Representación de la utilidad percibida por el visitante

El área encerrada pro dicha curva, 22 millones de liras, nos subroga el valor monetario del flujo
anual de servicios que, desde un punto de vista recreativo, proporciona el valle de la Rosandra,
en base a la información proporcionada por los propios visitantes. Es decir, según los cálculos
de Merlo, basados en el método del coste de viaje, se estima que, en el año 1982, el flujo de

22
los servicios recreativos proporcionados anualmente por el valle de la Rosandra era valorado
por sus beneficiarios en una cantidad en torno a los 22 millones de liras.

Conviene incidir en que la idea básica que subyace a este tipo de enfoque es que, en un
contexto de preferencias y rentas iguales, así como de iguales posibilidades de acceso a otro
espacio recreativo alternativo, los visitantes potenciales revelan una relación inversa entre el
número de visitas y el coste del viaje. Por tanto, la correspondiente curva de demanda
conserva su forma típica: i,e., su pendiente es negativa.

Este tipo de esquema analítico permite, con bastante facilidad conceptual, valorar los efectos
de una mejora o de un daño en un espacio recreativo. Así, en el caso de una mejora (e.g.,
instalación de un invernadero de plantas tropicales en un jardín botánico) es razonable
suponer que, para un mismo coste unitario de la visita, el número de visitantes dispuestos a
asumir dicho coste sea mayor, por lo que la corresponde curva de demanda se desplazará
hacia arriba (figura 6)

Figura 06: valor de la mejora o daño en un


espacio recreativo

El incremento de área ABB”A”


subroga el valor monetario de la
correspondiente mejora. De una manera análoga, en el caso de un daño parece razonable que
para un mismo coste unitario de la visita el número de la visitante dispuestos a asumir dicho
coste sea menor, por lo que la correspondiente curva de demanda se desplazará hacia abajo .
El descenso del área A´B´BA subroga el valor monetario del correspondiente daño.

c. Precios hedónicos

Con este método, sugerido inicialmente por Griliches (1971), partimos nuevamente de
un activo o cualidad ambiental sin mercado, la idea del método del precio o de las variables
hedónicas consiste en determinar en qué manera el placer o molestia de consumir el activo
ambiental.

Una vez planteado el propósito básico perseguido, con el enfoque hedónico pasamos a
detallar su funcionamiento. Así, con este enfoque se pretende determinar qué porcentaje del
valor de los bienes con mercado está determinado por el nivel que alcanza la variable
hedónica.

El primer paso en la mecánica operativa del método de la variable hedónica consiste


en determinar una relación entre el precio estadístico de compraventa del bien subrogado con

23
mercado y una serie de variables que explican dicho precio además de una variable adicional,
que es la variable ambiental. Por ejemplo, en el caso de la valoración del nivel de ruido por
medio del precio de las viviendas las variables explicativas podrían ser: superficie de los pisos,
números de habitaciones, índice de confort, etc. y la variable ambiental un índice del nivel de
ruido. En general, tendremos una función del tipo:

P=f(X1,X2, ..., Xn, Z) (2)

Donde P es el precio estadístico de compraventa del bien con mercado; X1,X2,…,Xn


son los valores de las variables económicas y Z es el valor de la variable o cualidad ambiental
sin mercado.

A partir de una muestra representativa de viviendas, se procederá a ajustar


estadísticamente la expresión. Una vez estimada dicha expresión, resulta inmediato obtener la
disposición a pagar por una reducción marginal del daño ambiental o por un incremento
marginal en un beneficio ambiental. En efecto, dicha disposición marginal a pagar “W” será
igual a la derivada parcial del precio con respecto a la variable ambiental “Z”, esto es W=
OP/OZ. Para exponer como a partir de la disposición marginal a pagar obtendremos la
disposición total a pagar como subrogado del valor monetario del activo o cualidad ambiental
vamos, a título indicativo, a ensayar dos formar funcionales para la expresión (2), comencemos
con una estructura lineal, tal como:

P= a1x1+a2x+…+anxn+bZ (3)

De la expresión (3) se deduce que W= OP/OZ = b; es decir, la disposición marginal a


pagar es constante, o dicho con otras palabras, no depende del nivel de ruido es Z0 y debido,
por ejemplo, a la instalación de una pantalla acústica, dicho nivel de ruido se reduce a Z1, el
valor monetario de dicha mejora ambiental se subroga por el área del rectángulo Z, ABZ0 de la
figura (6).

Figura 07: valoración hedónica, disposición a pagar constante

24
Supongamos ahora que la ecuación básica (2) no es lineal, sino que, por ejemplo, es de
tipo potencial, tal como:

En tal caso, la disposición marginal a pagar W no es constante, sino que depende del
nivel alcanzado por el activo o cualidad ambiental. En efecto, derivando con respecto, es de
tipo potencial, tal como:

En tal caso, la disposición marginal a pagar W no es constante, sino que depende del
nivel alcanzado por el activo o cualidad ambiental, en efecto, derivando con respecto a Z,
obtenemos la siguiente expresión para disposición marginal a pagar:

Por tanto, en este caso, la disposición marginal a pagar no es constante, sino que
depende del nivel que alcance la variable ambiental; es decir, W = W(Z). para determinar dicha
relación funcional se procede de la siguiente manera. Para cada elemento de la muestra se
sustituye los datos correspondientes en la función ajustada (5), obteniendo de esta forma un
valor de W. Este valor representa la predicción de la disposición marginal a pagar que hace el
modelo (5) para cada elemento de la muestra o vivienda. Seguidamente, se procede a realizar
un ajuste estadístico entre los pares de valores (Wi, Zi), obteniéndose de esta manera la
función W = W(Z) que estábamos buscando.

En la figura 6 hemos representado la hipotética curva W=W(Z). el carácter convexo


hacia el eje de abscisas de la curva trata de indicarnos el carácter creciente de la disposición
marginal a pagar. En efecto, es bastante usual que para un valor muy desfavorable da la
variable ambiental, a una mejora marginal, le corresponde una disposición marginal a pagar,
mayor que si la misma mejora se hubiera Producido para un valor más favorable de la variable
ambiental.

Una vez conocida la función W=W(Z) la tarea de determinar el valor monetario de una
mejora ambiental es inmediata. Así, si es nuestro ejemplo la instalación de la pantalla acústica
reduce el nivel de ruido Z0 a Z1, el valor monetario de dicha mejora ambiental se subroga por
el área Z, ABZ0 de la figura 6. Expresado en términos analíticos, el valor monetario de los
beneficios ambiental derivados de la instalación de la pantalla acústica queda subrogado por:

El método de las variables hedónicas se ha aplicado profusamente a valorar cualidades


ambientales como el nivel de ruido generado por el tráfico automovilístico, el tráfico aéreo,
contaminación atmosférica, etc. Los activos con mercado con los que se trabaja habitualmente
son las viviendas. Los resultados obtenidos son bastantes atractivos, no obstante, el existo del
método depende fundamentalmente de que la variable ambiental explique un porcentaje
significativo de valor de los bienes con mercado. En efecto, si por ejemplo el valor de mercado
de las viviendas se ve muy escasamente afectada por el ruido, el valor monetario de los
beneficios ambientales derivados de, por ejemplo, la instalación de una pantalla acústica,
serán prácticamente cero, lo cual no deja de ser paradójico.

25
Vamos a profundizar en esta aparente paradoja por medio de un ejemplo tomado de
la realidad, en el madrileño parque de la fuente del Berro, y en la colonia de casas colindantes,
el nivel de ruido procedente del tráfico de la autovía M-30 alcanzada niveles poco soportables.
Para reducir dicho nivel de ruido, el ayuntamiento de Madrid procedió a instalar una pantalla
acústica. El indudable “beneficio ambiental”, tanto para los residentes en la colonia como para
los que pasean por el parque depende, según el método del precio hedónico, de la mayor o
menor sensibilidad del precio de mercado de las viviendas a diferentes niveles de ruido. Lo
cual, insistimos, resulta bastante paradójico.

d. Métodos basados en atributos


Los principales métodos basados en atributos son los experimentos de elección, la ordenación
contingente, y el análisis conjunto. Ambos están basados en mercados hipotéticos, y por tanto
requieren la realización de cuestionamientos, al igual que la valoración contingente.

El primero de ellos está basado en la teoría de demanda de características, y por tanto parte
de la base de que el valor de un bien se explica mejor en función de sus atributos por
separado. Así, se presentan a los entrevistados distintos conjuntos de atributos, y se le pide
que elija entre ellos.

Finalmente, el análisis conjunto trata de obtener funciones de valoración para los distintos
atributos que componen un bien, tanto de forma separada como en sus potenciales
combinaciones alternativas.

e. Métodos basados en la oferta de bienes


Estos métodos nos permiten valorar los llamados en los apartados correspondientes beneficios
indirectos de los bienes ambientales, es decir, los que no inciden directamente sobre la
función de la utilidad del consumidor, sino a través de su influencia en la producción de otros
bienes comercializables. Una ventaja de estos métodos es que, al no requerir elicitar las
preferencias de los consumidores, requieren muchos menos esfuerzos, sobre todo en el caso
de evaluación de bienes ambientales complejos.

26
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