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de indios, México, Ediciones

México, Editorial Poma,


EL ULLAMALIZTLl EN EL SIGLO XVI
y I~ medicina de los gober­
: fJStcotrópicos de origen ve­
MERCEDES DE LA GARZA y ANA LUISA IzQUIERDO
culturales, Xavier Lozoya, ed.

p'aez, "La Magia en el Códice


Por el complejo simbolismo religioso del juego de pelota en Meso­Meso-
américa, que se hace expreso en las tradiciones míticas, en ciertos
México, UNAM, Instituto ritos asociados con la guerra, en los códices (con excepción de los
11; p. 267-301.
mayas) y en los propios campos de juego, que se ubican en sitios
naturaleza y virtudes medici­ destacados de diversos centros ceremoniales, con la dignidad de ver­
ver-
Nueva España, Morelía, Méxi. daderos templos, parece evidente que la práctica del juego entre los
, 1888.
hombres tuvo en algún momento un importante sentido ritual.
Haciendo una breve síntesis de la principal significación simbólica
del juego, podemos señalar que, como sostiene Krickeberg, 1 el juego
representaba esencialmente contradicciones naturales.
naturales, como la opo­
opo-
sición de puntos cardinales, los momentos de desaparición y reapari­
reapari-
ción de un astro y, particularmente, la lucha de las fuerzas luminosas
contra las fuerzas oscuras, encamadas en los astros, que son seres
divinos.
Este significado del juego de pelota, que se revela sobre todo en
los códices, así como su asociación simbólica con el sacrificio por de­
de-
capitación, están claramente manifiestos en la tradición religiosa
azteca, en la cual encontramos la siguiente narración mítica: cuan­
cuan-
do los aztecas, en su peregrinación, llegan a Coatépec, su dios
Huitzilopochtli (el Sol) establece su campo de juego de pelota (Tea­
(Tea-
tlachco) y ahí pelea a la media noche con sus tíos, los Centwn­
Centwn-
huitznáhuac, los mata y se los come, y después degüella a su madre
adoptiva, Coyolxaucíhuatl y se come su corazón. Verosímilmente
los Centzonhuitznáhuac representan a las estrellas y CoyoIxaucíhuatl
a la Luna, por lo que el mito parece significar efectivamente la pugna
del Sol, astro de la luz, contra las estrellas y la Luna, astros de la
oscuridad, lucha que siempre termina con la victoria del Sol en
el cielo nocturno, 10lo cual le permite efectuar su recorrido por el
cielo.
1 191-313.
Krickeberg, "El juego de pelota ... ", p. 191·313.
EL ULLA
316 MERCEDES DE LA OAllZA Y ANA LUISA IZQUIBIlDO

mientras que algunos de


El mismo sentido de lucha de los seres luminosos contra los seres nia llevan yelmos de jag
oscuros, y el triunfo de los primeros, se expresa en el mito de Hu­ Hu- los relieves parecen referi:
nahpú e Ixbalanqué, que fonna parte de la cosmogonía en el Popol lleros águilas y caballerc
Vuh de los quichés (lo que nos confirma
confinna la comunidad mesoameri­
mesoameri- celestes, la guerra se aso<
cana de creencias religiosas). Estos dioses, después de jugar a la Por el carácter guerre
pelota con los dioses del inframundo y derrotarlos, se convierten en relieves, es claro que ellOli
el Sol y la Luna. A diferencia del mito azteca, aquí no hay oposi- o~i­
de juego de pelota, como
ción entre el Sol y la Luna, sino que la pugna se da entre los dioses la guerra tenía entre los
celestes, principios luminosos y vitales, y los del inframundo, que los dioses, simbolizada po
representan la oscuridad y la muerte, por 10 lo que el mito significa parecen ser la expresiÓI
también la lucha de la vida contra la muerte y el triunfo de la efectuadas en los camp~
primera. que los aztecas realizaba
mito azteca como en el quiché, el juego de pelota
Así, tanto en el OOto el T eotlachco, campo S3.@
movimiento del Sol
parece simbolizar la pugna que hace posible el moviIniento dios de las batallas, Payx
en el cielo. Sin embargo, por las múltiples deidades que aparecen en Esta ceremonia se inie
la:; códices jugando a la pelota, se puede pensar que el juego también la ciudad, llevando la in
significaba la lucha y el consecuente movimiento de los otros astros, templo de Huitzilopochtl:
derro-
desde su salida hasta su puesta, los cuales pueden ganar o ser derro­ necer bajaban al ídolo e
tados en el cielo nocturno. 2 ñados por varios cautivO!
Según esta interpretaci6n, cam~ de juego simbolizarian el
interpretación, los campos taban cuatro cautivos, d
cielo, sobre todo el nocturno; los anillos de piedra, los sitios de salida honra del dios OappátZA
y puesta de los astros en el horizonte; la pelota, el astro, y el acto [según parece, éstos era
del juego, el movimiento del astro. 3 Por ello, el juego realizado por habiéndolos muerto arra
los hombres sería, según infiere Krickeberg, "una repetición del todo el suelo con la sal
divino, constituyendo simultáneamente una magia por analogía, do--". G Una vez reali:
para apoyar la lucha de la luz contra la oscuridad, del sol contra la solemne representación b
luna y las estrellas". ~ de ellos. 6
campos de juego
Por otra parte, los relieves que aparecen en los campa; Por tanto, así como e
de Tajín y de Chichén Itzá nos presentan a una serie de personajes juego la pugna de los di
religio-
ataviados como jugadorcs-guerreros, efectuando una ceremonia religio­ das en las canchas sagr.
sa de saerif"tci.ohumauo: en el de Tajín por decapitación o por e.,"{trac­
e.,"{trac- que, como dice Kri~eb
ción del corazón y en el de Chichén Itzá por decapitación. Esto nos la cósmica. Las 'águilas'
muestra la relación simbólica entre el juego y la guerra, una relación guerrero en la ~erra~ ~
lógica, ya que ambos representan la oposición de fuerzas contrarias. fuerza y sobreVIvenCla
En los relieves de Tajín destaca la presencia de un hombre-águila, Por el rico simbolism
y en Chichén Itzá aparece el jaguar como representación principal de señalar, se ha consí
del templo colocado sobre uno de los muros del campo de juego, 11 Sahagún, HiswM•••• vol
G Códice Florentino, vol. I
2 Ibídem, p. 251.
Torquemada, Monarqma.
3 lbidem, p. 224.
Krickeberg, op. cit., p. :
4 Ibídem, p. 222.

A LUISA IZQunmoo EL ULLAMALIZTLI EN EL SIGLO XVI 317

es luminosos contra los seres mientras que algunos de los guerreros que participan en la ceremo-
ceremo­
expresa en el mito de Hu­ nia llevan yelmos de jaguar. Por tanto, en estos campos de juego
de la cosmogonía en el Popol los relieves parecen referirse a las órdenes militares nahuas de caba-
caba­
la comunidad mesoameri­ lleros águilas y caballeros jaguares, y como ambos animales eran
'oses, después de jugar a la celestes, la guerra se asocia también con la lucha astral.
astral,
. derrotarlos, se convierten en Por el carácter guerrero de los jugadores representados en estos
azteca, aquí no hay opooi­ relieves, es claro que ellos no aluden a la culminación de un partido
pugna se da entre los dioses de juego de pelota, como se ha supuesto, sino al sentido sagrado que
y los del inframundo, que la guerra tenía entre los nahuas, en su vinculación con la guerra de
por lo que el mito significa los dioses, simbolizada por el juego de pelota. Y además, los relieves
, muerte y el triunfo de la parecen ser la expresión plástica de ciertas ceremonias guerreras
efectuadas en los campos de juego, que debieron ser semejantes a la
el quiché, el juego de pelota que los aztecas realizaban el último día del mes Panquetza.liztli
Panquetzaliztli en
'bIe el movimiento del Sol el Teotlachco,
TeotIachco, campo sagrado de juego en Tenqchtitlan, dedicada al
deidades que aparecen en dios de las batallas, .Paynal (una advocación de Huitzilopochtli).
peosar que el juego también Esta ceremonia se iniciaba con una procesión por varios sitios de
vimiento de los otros astros, la ciudad, llevando la imagen de Paynal, que después era subida al
pueden ganar o ser derro­ templo de Huitzilopochtli, donde el rey hacía una ofrenda. Al ama- ama­
necer bajaban al ídolo e iban directamente al Teotlachco acompa-
acompa­
de juego simbolizarían el ñados por varios cautivos de guerra para ser sacrificados. "Allí ma- ma­
de piedra, los sitios de salida taban cuatro cautivos, dos a honra del dios Amápan y otros dos a
la pelota, el astro, y el acto honra del dios Oappátzan, cuyas estatuas estaban junto al tlachco
ello, el juego realizado por [según parece, éstos eran los dioses del juego y de la pelota]; en
eberg, "una repetición del habiéndolos muerto arrastrábanlos por el tlachco --ensangrentábase
-ensangrentábase
.. una magia por analogía todo el suelo con la sangre, que de ellos salía yéndolos arrastran-
arrastran­
oscuridad, del sol contra I~ do--". ~ Una vez realizada esta acción, los guerreros hacían una
solemne representación bélica, en la cual incluso podía morir alguno
en los campos de juego de ellos. 6
a una serie de personajes Por tanto, así como en los códices se expresa con la imagen del
do una ceremonia religio­ juego la pugna de los dioses, en los relieves y las ceremonias realiza-
realiza­
decapitación o por extrae­ das en las canchas sagradas se expresa la pugna entre los hombres,
, por decapitación. Esto nos que, como dice Krickeberg, "no es más que un reflejo y un eco de
y la guerra, una relación formaban por ello el equipo
la cósmica. Las 'águilas' y los 'jaguares' fonnaban
.ci6n de fuerzas contrarias. guerrero en la tierra, es decir, el núcleo del pueblo que aseguraba
cia de un hombre-águila, fuerza y sobrevivencia". 7
o representación principal Por el rico simbolismo religioso del juego de pelota que acabamos
bluros del campo de juego, de señalar, se ha considerado como un hecho que la práctica del
11 Sahagún, Hiswria ••.
...,, vol. p. 210.
1,
G Códice Florentino, vol. I1I,p. 133-134; SahagÚn, op. cit., vol. 1, 128·210;
p. 128-210;
282,283.
Torquemada, Monarquía ... , vol. n, p. 282-283.
Krickeberg, op. cit., p. 265-266.
265·266.
EL ULLAMALl
318
318 MERCEDES DE
MERCEDES DE LA
LA GARZA
GARZA Y
Y ANA
ANA LUISA
LUISA IZQUIERDO
IZQUIERDO

cancha. 9 Otra forma de llall


los hombres
juego entre los hombres tuvo un sentido ritual. Incluso,
Incluso, con base maliztli lQ que designaba al hj
en los relieves antes mencionados y sin tomar en cuenta su relación ñoles como "juego de pelota
con las ceremonias guerreras realizadas en los campos, se ha hablado nombre que se difundi6 am
frecuentemente de la decapitación de jugadores al final del juego. las Antillas.
Pero al investigar en las fuentes escritas, que son las que describen En Mesoamérica, durante j
la práctica del juego, cuáles fueron las características de éste, en qué patrón de construcción. El
ocasiones se llevaba a cabo, quiénes lo realizaban y con qué finali-
finali­
dad, hemos encontrado que hay notables diferencias de significación
mismo, fue básicamente, una.
en fOIma de 1, de la IlllSm:
entre lo que el juego expresa como símbolo religioso y lo que repre-
repre­ códices. 11 Durán los descrit
sentaba la práctica del mismo entre los hombres, por 10 menos en
Eran estos juegos de pelot
el momento de la Conquista; o sea, entre 10 que podríamos llamar
y labrada la traza que en
"el juego de los dioses" y el "juego de los hombres". El testimonio
dio y a los cabos, ancho;
de los cronistas que hemos consultado parece revelar que, indepen-
indepen­
dientemente del sentido sagrado que tenían algunos campos de juego, para que, entrándose ~.
aprovechar de ella e hiere!
actualiza­
el acto mismo de jugar no sólo no era en ese momento la actualiza-
y medio, o dos estados tcJ
ción o el rito correspondiente al "juego de los dioses", como dice
por de afuera, plantaban
Krickeberg, sino que tampoco era propiamente un rito; según estos
o unos árboles de frisole
textos se trataba más bien de una actividad profana que tenía como
fofa y liviana .. , Todas 1
finalidad la diversión y que formaba parte de "los pasatiempos y
de efigie de piedra puesU
recreaciones de los señores",8 constituyendo una manera de demos- demos­
trar sus aptitudes y su poder en tiempos de paz. Por ello, las espe­espe- Las dimensiones de los r
culaciones, apoyadas en mitos y relieves, sobre si se decapitaba al plica el texto, y pod~~ (
perdedor o al ganador parecen carecer de fundamento. que existen er: los edi~lCIOS
clásico; ademas, el IlllSmo
No podemos negar la posibilidad de que el jugar a la pelota haya madas de las canchas de :M
tenido un importante significado ritual, incluyendo algún tipo de cincuenta y de a dosciento
sacrificio humano, como la mayor parte de los ritos nahuas, pero Los juegos de pelota de
los datos que hemos encontrado nos señalan que se había convertido Templo Mayor, debieron se
en una actividad profana y sólo conceden un carácter sagrado a los calco. Su "disposición y fo
campos de juego ubicados en los centros ceremoniales, al señalar des gruesas, y subiendo v:
que en ellos se efectuaban algunos ritos asociados con la actividad chando el juego de lo altt
guerrera. los muros en talud que del
estas banquetas inclinadas
La práctica del juego de pelota mento vertical, cuya altura
a la longitud de un hombr
9 Ibídem.

El juego de pelota era llamado por los nahuas tlachtli; la palabra 10 Motolinía, Memoriales ..• , p.
es un adjetivo verbal referente a la acción misma de un modo gené­
gené- 11 Códíce Borgia, Uro. XXI: ~(
12 Durán, Historia de las IndU
rico, aunque los cronistas dicen que de esta manera se referían a la 13 Ibidem.

14 Motolinía, op. cit., p. 380.

88 Sahagún, op. cit.,


Sahagún, op. cit., vol.
vol. n, p. 299.
Ir, p. 299.
LUISA IZQUIERDO EL ULLAMALIZTLI EN EL SIGLO XVI 319

ritual. Incluso, Con base cancha. 9 Otra forma de llamarle era con el sustantivo verbal ulla..
ulla--
tomar en cuenta su relación maliztli 10 que designaba al hecho en sÍ,
sí, traducido por algunos espa­
espa-
en los campos, se ha hablado ñoles como "juego de pelota de viento". Otros le llamaron batey,
jugadores al final del juego. nombre que se difundió ampliamente porque así era llamado en
que son las que describen las Antillas.
características de éste, en qué En Mesoamérica, durante el Posclásico, va a predominar un cierto
realizaban y con qué finali­ patrón de construcción. El modelo de tlachco, o sea, del edificio
diferencias de significación mismo, fue básicamente, una construcción que limitaba una cancha
religioso y lo que repre­ en forma de 1, I, de la misma manera que la representaban en los
hombres, por lo menos en códices. 11 Durán los describe así:
lo que podríamos llamar Eran estos juegos de pelota en unas partes mayores que en otras,
los hombres". El testimonio y labrada la traza que en la pintura vimos: angosto por el me­ me-
parece revelar que, indepen­ dio y a los cabos, ancho; hechos de propósito aquellos rincones,
algunos campos de juego, para que, entrándose allí la pelota, los jugadores no se pudiesen
en ese momento la actualiza­ aprovechar de ella e hiciesen falla. La cerca de altor tenía estado
de los dioses", como dice y medio, o dos estados toda a la redonda; alrededor de la cual,
I»amente un rito; según estos por de afuera, plantaban por superstición unas palmas silvestres,
profana que tenía como o unos árboles de frisoles colorados que tenían la madera muy
de "los pasatiempos y fofa y liviana. .. Todas las paredes a la redonda eran almenas o
una manera de demos­ de efigie de piedra puesta a trechos. 12
de paz. Por ello, las espe­ Las dimensiones de los recintos debieron ser variables, como ex­ ex-
sobre si se decapitaba al plica el texto, y podemos constatarlo en las diferencias de tamaño
de fundamento. que existen en los edificios que conservamos del Clásico y del Pos­ Pos-
clásico; además, el mismo Durán asienta que las medidas aproxi­ aproxi-
el jugar a la pelota haya madas de las canchas de México eran "de a cien pies y de a ciento
incluyendo algún tipo de cincuenta y de a doscientos", 13 los de mayor tamaño.
de los ritos nahuas, pero
Los juegos de pelota de Tenochtitlan, incluidos en el recinto del
que se había convertido
Templo Mayor, debieron ser muy semejantes a los de Tula y Xochi­Xochi-
un carácter sagrado a los
calco. Su "disposición y forma era que hacía una calle de dos pare­
pare-
ceremoniales, al señalar
des gruesas, y subiendo van saliendo las paredes afuera y ensan­ ensan-
asociados con la actividad
chando el juego de lo alto". 14 ESta descripción parece referirse a
los muros en talud que delimitaban la zona de juego. Cada una de
estas banquetas inclinadas estaba unida a una plataforma de para­ para-
mento vertical, cuya altura, dada por Durán en estados, corresponde
a la longitud de un hombre de estatura regular y medio tanto más, o
nahuas tlachtli; la palabra 9 Ibidem.
10 Motolinía, Memoriales ... , p. 380.
misma de un modo gené­ 11 Códice Borgia, lám. XXI: Códice Borbónico, lám. XIX.
manera se referían a la 12 Durán, Historia de las Indias ...,
... , vol. 1, p. 206·207.
13 Ibídem.
]4 ~1otolinia, op. cit., p. 380.
320 MERCEDES DE LA GARZA Y ANA LUISA IZQUIERDO EL ULLAJol

bien a dos medidas de este patrón, aproximadamente. La parte tlécotl, pintada con una (
superior de estas construcciones servía de tribuna a la que se ascen· debía ser precisamente esa
día por medio de una escalera, que conducía a un espacio, realmente en dos contrapartes, limiu
estrecho, que debió impedir la estancia de muchos espectadores. nentes. Así, las pinturas d
En cada uno de sus extremos, el patio angosto se abría en uno
transversal más amplio, limitado en sus costados por los mismos edi· Es posible que el simbol
ficios, pero con un remetimiento más ancho que los taludes. La en sus pinturas, de tal fa
cancha quedaba cerrada por unos muros más bien bajos, en relación que tomaban parte en lo!
a los laterales. día podemos apreciar algu
tlachtli de Teotenango.
La forma arquitectónica con que construian las canchas de juego
de pelota en el Altiplano, en el siglo XVI, parece ser el resultado de Ahora bien, entre los el
las diversas transformaciones que los campos sufrieron a través del tanto por su valor simból
tiempo, cuyo antecedente, con un patrón más o menos semejante, en los encuentros, están 1
puede ser la cancha de Monte Albán, delimitada en todas sus partes. como les llama Motolinía.
Por ser tan remoto el origen de las formas que seguían los campos medio de las paredes esta'
que conocieron los españoles, no podemos saber por qué fueron pre­ pre- piedras poco menos que
cisamente asi, aunque debido al simbolismo, que antes menciona­
menciona- entraba dentro en la pare
mos, su composición debe tener algún vínculo con sus conceptos de estas piedras tenía en
"1~
cosmológicos. podía caber 1a pelota.
Varias estructuras de juego de pelota eran necesarias en todos los colocado exactamente en
pueblos que se preciaban de tener alguna importancia, por ejemplo, que dividía el campo, cOi
en el Tajín hubo siete, y en aquellos de menor categoría y escasa de los códices. De diáme!
población, es posible que las canchas se limitaran de otra forma. Al ban decoradas. Posiblem
respecto, Durán afirma: biertos de estuco y despu
de Xochicalco y Teoten
es de saber que en todas las ciudades y pueblos que tenían algún como aquellos de Tepea
lustre y punto de policía y gravedad para la autoridad, así de la Posclásico tardío los moti
república como de los señores para no ser menos los unos de los mas asociadas a los ~
otros, edificaban juegos de pelota, muy cercados de galanas cercas bolismo del juego.
bien labradas. Todo el suelo de dentro muy liso y encalado, con El tlachco que conoci
muchas pinturas de efigies de ídolos y demonios, a quienes aquel piedras fijadas en la p
juego era dedicado, y a quienes los jugadores tenían por abogados dos tenían cada una UIl
en aquel ejercicio. 111 abrazado de un ídolo, .e:
figura de un mono, la (
Como es claro, las estructuras estaban encaladas y pintadas, y celebraba una vez en e
aunque el fraile nos sugiere que la decoración estaba en el piso de el Altiplano ya que en
las canchas, la representación que acompaña a su obra, las de las una figura de mono labJ
códices y otros autores nos dicen que lo único que había sobre el 16 Códice Florentino, vol. I:
piso pulido era una línea transversal de color negro o verde llamada 17 Motolinía, op. cit., p. 381
18 Krickeberg, op. cit., p. ~
15 Durán, op. cit., vol. l, p. 206. 19 Durán, op. cit., p. 207.
A LUISA IZQUIERDO
EL ULLAMALIZTLI
ULLAMALlZTLI EN EL SIGLO XVI 321
. proximadamente, La parte
tribuna a la que se aseen­ tlécotl, pintada con una cierta hierb~ car~cter ~~~co,
hierba de carácter mágico, porque
ucía a un espacio, realmente debía ser precisamente esa y no otra. 16 Esta línea diVldla
dividía el campo
de muchos espectadores. ~~o. de opo­
en dos contrapartes, limitando el territorio de cada grupo opo-
,tio angosto se abría en uno nentes. Así, las pinturas debieron cubrir el resto del edifIClo,
edificio.
costados por los mismos edi­ Es posible que el simbolismo del juego de p~lota
pelota se pudiera "lee.r"
"leer"
ancho que los taludes. La en sus pinturas, de tal forma que éstas aludieran a los personaJes
personajes
más bien bajos, en relación que tomaban parte en los mitos vinculados a éL él. Todavía hoy en
día podemos apreciar algunos restos de pintura en los cabezales del
Ían las canchas de juego tlachtli de Teotenango.
1 parece ser el resultado de Ahora bien, entre los elementos más importantes de este edificio,
, pos sufrieron a través del tanto por su valor simbólico como por el papel que desempeñaban
n más o menos semejante, en los encuentros, están los anillos o tlachtemalácatl, el "corazón",
, 'tada en todas sus partes,
como les llama Motolinía. Se "ponían en el medio del juego y en el
as que seguían los campos medio de las paredes estado y medio alto a la parte de dentro unas
saber por qué fueron pre­ piedras poco menos que piedras de molino: tenían un pezón que
, o, que antes menciona- entraba dentro en la pared cada una, por do se tenían: cada una
vínculo con sus conceptos de estas piedras tenía en el medio un agujero por do a mala vez
podía caber ·la pelota". 17
17 Cada uno de los tlachtemalácatl estaba
,eran necesarias en todos los colocado exactamente en el sitio que marcaba la línea transversal
. importancia, por ejemplo, que dividía el campo, como lo podemos ver en las representaciones
e menor categoría y escasa de los códices. De diámetro variable, ambas caras de los anillos esta­
esta-
• 'taran de otra forma. Al ban decoradas. Posiblemente los de Tenochtitlan habían sido recu­ recu-
biertos de estuco y después pintados como estuvieron adornados los
de Xochicalco y Teotenango. O también trabajados con relieves
y pueblos que tenían algún como aquellos de Tepeaca y Tepoztlán. 18 En general durante el
la autoridad, así de la Posclásico tardío los motivos representados se caracterizaron por for­
for-
ser menos los unos de los mas asociadas a los astros y a la guerra, concordando con el sim­ sim-
cercados de galanas cercas bolismo del juego.
muy liso y encalado, con
El tlachco que conoció Durán en la capital mexica tenía "dos
"demonios, a quienes aquel
, ores tenían por abogados piedras fijadas en la pared, frontera la una de la otra. Estas
dos tenían cada una un agujero en medio, el cual agujero estaba
abrazado de un ídolo, el cual era dios del juego. Tenía la cara de
encaladas y pintadas, y figura de un mono, la cual fiesta, como en el calendario vemos, se
'6n estaba en el piso de celebraba una vez en el año".19 Un relieve así no· es extraño en
paña a su obra, las de los el Altiplano ya que en Calixtlahuaca fue encontrado un anillo con
, 6nico que había sobre el una figura de mono labrada, cuya representación, según Krickeberg,
or negro o verde llamada 16 Códice Florentino, vol. IX, P. 29.
11 Motolinía. op. cit., p. 380.
18 Krickeberg, op. cit., p. 268.
19 Durán, op. cit., p. 207.
322 MERCEDES DE LA GARZA Y ANA LUISA IZQUIERDO EL ULLAll

puede asociarse a Quetzalcóatl o a la encarnación de "una conste­conste- De manera muy precisa,


lación del cielo septentrional". 20
de goma de uUi, que es
Si bien los anillos eran el "corazón" del juego de pelota, no eran
el elemento principal para la realización de un juego, ya que sólo
que punzado llora unas
presto son cuajadas, las
en ocasiones excepcionales la pelota atravesaba el anillo.
vuelven negras más que
El tlachco se completaba con la presencia de imágenes de dioses,
y hacen pelotas que, al
asociados tanto al juego de pelota, como a los rituales que se esce­
esce-
para la mano, botan y &1
nificaban en él, confiriéndole al edificio un papel especifico en las
tas de viento. 21
celebraciones y diferenciándolo del resto. En la cancha del recinto
ceremonia~ de Tenochtitlan, como hemos dicho antes, estaban colo­
ceremonial colo-
El caucho del que fabi
cadas las imágenes
nnágenes de Amápan y Oappátzan, los dioses del juego y
de la pelota, precisamente sobre los muros de los cabezales.:.Il extraído de un árbol llam
tem-
El Tezcatlachco, situado junto al Tzompantli, y entre varios tem­ plano, por 10 que se obtel
plos, se diferenciaba por su situación y porque verosímilmente debió como Tlacotalpan, Cosam
estar presidido por Huitznáhuac, el dios de los esclavos destinados a varias regiones. 28
la muerte en cuyo honor se sacrificaba ahí. 22 Al parecer, entre la:¡ n.
En los tlachcos de los mercados y de los barrios
barrios, además de los exclusivamente masculino;
pudieron haber colocado
dioses del juego de Oappátzan y Amápan, pudieron' mujeres, en un lugar no
estrecha-
las imágenes de otros dioses que estaban vinculados muy estrecha­ y por la palabra batey COl
mente con los juegos en general como Xochipilli, en su advocación ñola. 21J
de Macuilxóchitl, Omacatl y Ometochtli. 23 Tanto el competir com'
Además de la estructura que definía el campo para concertar los ban relegados a la nobIez
encuentros, el objeto más importante para poderlo celebrar era la braci6n en la que se wúa:
pelota, que los na~uas
p.elota, rela-
nahuas llamaban ullamaloni. 2. A pesar de las rela­ do unos y mirando los O'
ciones que los cronIStas
CIOnes cronistas establecen con pelotas para bolos o de viento, El carácter público y 1
contorno de unos 50 cm. aproximadamente, creemos que
con un _contorno palabras de Durán, cuanj
tamaño fue menor y además bastante variable, ya que hay anillos
su tamano gente cuando había jue¡
cuya apertura es de escasos 16 cm. de diámetro, Inientras otros son ocupación de la guerra, 1
mucho mayores, 10 suficiente para que pudiera cruzar una pelota del les daba lugar". 30 Así,'
"tamaño de una media cabeza de hombre". 25 auténtica diversión popl
~~
El uso de pe~otas d~bió ser tan común en Tenochtitlan que el
pelotas debió graba el mercado, y ~
Cod%ce
Códice MendoCtno
Mendocino reglStra
registra que cada seis meses recibían como tri­tri- En 10 que se refiere a
buto "diez y seis Inil pellas de ule", lI6 aunque de.bemos tomar en el ullamaliztli es necesaI
cuenta que las adquirían para darles varios usos, incluyendo el muy guna mención de que
común entre ellos de ofrendarlo en fonna de gotas a los dioses. un carácter ritual ni de
mécac, varios pipiltin }
20 Krickeberg, op. cit., p. 272.
21 orqu~mada, op. cit., vol. JI, p. 553.
T orquemada, iban a esa escuela, eran
22 SahÍlgún, op. cit., vol. 1, p. 236.
Sahagun,
23 Dui"án, op. cit., vol. 1, p. 200. 27 López de Gómara, Cr~
24 Malina, rocabularÚJ ••• , p. 94. 28 Códice Mendocino, lám.
25 Pomar, Relación. •.• , p. 179. 29 Las Casas, Apologética ••
26 Códice Mendocino, lám. XLVIII. so Durán, op. cit., vol. JI, p
LUISA IZQUIERDO
EL ULLAMALIZTLl EN EL SIGLO XVI 323
encarnación de "una conste-
De manera muy precisa, Gómara relata que las pelotas se hacían
del juego de pelota, no eran de goma de ulli~ que es un árbol que nace en tierras calientes, y
de un juego, ya que sólo que punzado llora unas gotas gordas y muy blancas, y que muy
..._-- - _. el anillo.
presto son cuajadas, las cuales juntas, mezcladas y tratadas, se
de imágenes de dioses, vuelven negras más que la pez y no tiznan. De aquello redondean
a los rituales que se esce­ y hacen pelotas que, aunque pesadas, y por consiguiente duras
un papel específico en las para la mano, botan y saltan muy bien, y mejor que nuestras pelo-
pelo­
En la cancha del recinto tas de viento. 21
dicho antes, estaban colo-
1114,I.Z(IJII. los dioses del juego y
El caucho del que fabricaban pelotas tan duras y tan ágiles, era
de los cabezales. 21 extraído de un árbol llamado ulquauitl que no se daba en el Alti- Alti­
""'''V<UUJU. y entre varios tem­
plano, por lo que se obtenía de sitios de la cuenca del Papaloapan
ve~ntilmente debió como TIacotalpan,
Tlacotalpan, Cosamaloapan, Mixtlán y Tuxtepec, y de otras
de los esclavos destinados a varias regiones. 28
ahí. 22
Al parecer, entre los nahuas el juego de pelota fue un ejercicio
los barrios, además de los exclusivamente masculino; sin embargo, Las Casas vio partidos entre
pudieron haber colocado mujeres, en un lugar no preciso, pero que según podemos deducir,
vinculados muy estrecha­ Espa­
y por la palabra batey con que lo designa, debe referirse a La Espa-
en su advocación ñola. 2l/
Tanto el competir como el mirar la realización del juego no esta-
esta­
campo para concertar los ban relegados a la nobleza, sino al contrario, se trataba de una cele-
cele­
poderlo celebrar era la bración en la que se unían macehualtin y pipiltin~
pipiltin, ya sea participan-
participan­
2' A pesar de las rela­ do unos y mirando los otros, o viceversa.
para bolos o de viento, El carácter público y popular de los partidos es manifiesto en las
creemos que palabras de Durán, cuando explica que los campos "se henchían de
ya que hay aniDos gente cuando había juego general de señores, que era cuando la
~metro. mientras otros son ocupación de la guerra, por treguas o por algunas causas, cesaban y
cruzar una pelota del les daba lugar". 30 Así, el juego de pelota debió ser una forma de
25
auténtica diversión popular, un espectáculo para todos que ale.
en Tenochtitlan que el graba el mercado, y servía de lucimiento a los señores.
meses recibían como tri­ En lo que se refiere a la identidad precisa de los que practicaban
aunque debemos tomar en el ullamaliztli es necesario apuntar que en las fuentes no hay nin- nin­
usos, incluyendo el muy guna mención de que los sacerdotes concertaran encuentros· con
de gotaB a los dioses. un carácter ritual ni de predicción. Pero como egresados del Cal- Cal­
mécac, varios pipiltin y algunos "plebeyos", que por sus virtudes
iban a esa escuela, eran entrenados para el juego de pelota, ya que

21 López de Gómara, Crónicas •.• , vol. 1, p. 224.


28 lám:- XLVlIl.
Códice Mendocino, lám.
29 Apologética•..
Las CasaB, Apologética vol. n, ~). 350.
•.. , \"01.
80 Durán, op. cit., voL
vol. lI,
JI, p. 207.
EL ULLAMJ
324 MERCEDES DE LA GARZA Y ANA LUISA IZQUillRDQ

Pomar refiere que además de las enseñanzas propias de su condi~ y los hacían privados en su
ci6n, algunos "se iban a la casa de canto y bailes a deprender a lares •lIlSlgmas
• • " 85
.
cantar y a bailar. Otros al juego de pelota que se ha dicho". 31 Sin embargo, la mayoría
menos suerte, ya que tenía
Soberanos como Moctezuma parecen haber jugado para hacer prestado y en constante po
público alarde de su fuerza vital, manifestando a todo el pueblo BU comunidad. Al parecer, és
poder; y en muchas ocasiones se expresaban los intereses políticos bajo trataban de mantener.
en las competencias. Podemos citar al caso de Xihuiltémoc, señor de ticipaban en los encuentre
Xochimilco, que por ser magnífico jugador de pelota fue asesinado. barrios, y como podemos
El hecho ocurrió de la siguiente manera: Axayácatl, después de la manera de vivir era reprot
conquista de TIatelolco, quiso festejar el triunfo; para ello acordó sejaban a los hijos no estar
un torneo en el que se enfrentaría con su aliado el señor de Xochi­
Xochi- en el vicio de dedicarse al
milco; éste sin darse cuenta de lo que implicaba políticamente que Los ollamanime portabal
un kuey tlatoani se viera en el ridículo de perder, compitió poniendo del que las fuentes nos i:nI
Tenoch-
todo su brío en la búsqueda del triunfo. Al ver el señor de Tenoch­ y otras representaciones pi;
titlan que perdía, apostó el mercado y la laguna de la ciudad de santísimo cuadro pintado
Xihuilté-
México contra un jardín que su contrincante poseía, pero Xihuilté­ estando de paso en Espafu
moc ganó, y lleno de júbilo se retiró a su señorío. Al otro día indios que Cortés había n~
Axayácatl le mandó unos Boldados, quienes le explicaron que eran Realmente la indumen1
enviados por su soberano a darle la renta de la laguna y del mel'~ sólo de lo necesario para:
cado, y estando en eso, con una cuerda disimulada con flores, lo suficientemente dura com
ahorcaron. 32 mucho impulso, lastimara
Para estos encuentros, tanto los soberanos como los demás nobles En los códices, los diO!
tuvieron que entrenarse y practicar con una cierta frecuencia, en sin embargo en la expresi
encuentros informales con otros pipiltin. Se dice que muchos prin­
prin- del Códice Mendocino y
cipales se reunían y se divertían entrenando, de tal manera que unos hombres efectuando el ej
iban sustituyendo a los que se cansaban y así durante varias horas. S3 A veces golpeaban la
Los soberanos no sólo jugában públicamente a la pelota, sino que impulsar la cadera con .
muchos eran tan aficionados que además de/ administrar ellos el que se veían obligados a
campo, teman sus propios jugadores que tomaban parte en nombre observamoo en algunos l'
de ellos. 3' Estos ollamanime· incluso eran buscados por los señores en las representaciones e
en· otros pueblos y traídos para montar grandes espectáculos públicos los códices de las que es
que terminaban con música y fiesta. O sea que para algunos el Cada oUamani iba Ve!
juego era una actividad profesional, por lo que debían ganar lo su­su- cual se su jetaba con COl
ficiente para subsistir y lOgrar una cierta posición sociaI, aunque
jaguar tiesos, a veces adc
no· fueran pipiltin. Así, h:abía "tan diestros y excelentes jugadores que protegía las nalgas,
que, además de ser tenidos en estima, los reyes les hacían mercedes,
35 DuÑn op. cit., vol. 1, p.
31 Pomar, op. cit., p. 179. 36 Códic~ MendociM, tám.
32 Ixtli1xóchitl, ... t, vol. 1)
Ixtlilxóchitl, Obras .... 1, p. 144. S1 Krickeherg, op. cit., P. 1;
83 Durán, op. cit., voL 1, p 208. S3 Durán, op. cit., vol. 1, p.
34 Códice Florentino, vol. IX, p. 299. 39 1bidem, p. 208; Sahagún
A LUISA IZQUIERDO EL ULLAMALIZTLl EN EL SIGLO XVI 325
fianzas propias de su condi­ y los hacían privados en su casa y corte y eran hombres con particu­
particu-
anto y bailes a deprender a lares insignias". 35
elota que se ha dicho". 31 Sin embargo, la mayoría de los jugadores profesionales corrían con
menos suerte, ya que tenían fama de gente sin oficio que vivía de
n haber jugado para hacer
prestado y en constante pobreza, por lo que eran mal vistos por la
restando a todo el pueblo su
comunidad. Al parecer, éstos, que abandonando su milpa o su tra­ tra-
esaban los intereses políticos
bajo trataban de mantenerse del tlachtli, eran macehualtin que par­ par-
aso de Xihuiltémoc, señor de
ticipaban en los encuentros organizados en los mercados y en los
Idor de pelota fue asesinado.
barrios, y como podemos percibir en los textos, eran gente cuya
a: Axayácatl, después de la
manera de vivir era reprobada socialmente; incluso los padres acon­acon-
el triunfo; para ello acord6
sejaban a los hijos no estar ociosos porque corrían el peligro de caer
su aliado el señor de Xochi­
en el vicio de dedicarse al tlachtli o al patolli. 36
implicaba políticamente que
le perder, compiti6 poniendo Los ollamanime portaban en las competencias un atavío adecuado
del que las fuentes nos informan y que podemos ver en los c6dices
códices
Al ver el señor de Tenoch­
y otras representaciones plásticas. Además, contamos con un intere­
intere-
vla laguna de la ciudad de
santísimo cuadro pintado por el saj6n sajón Christoph Weiditz, quien
itante poseía, pero Xihuilté­
estando de paso en España en 1528 presenci6
presenció un torneo entre varios
~a su señorío. Al otro dia
indios que Cortés había llevado para darle espectáculo a Carlos V. If
lmes le explicaron que eran
lta de la laguna y del mer­ Realmente la indumentaria debi6
debió ser bastante escasa constando
ra disimulada con flores, lo sólo de lo necesario para protegerse al golpear la pelota, que era lo
suficientemente dura como para que, a pesar de que no recibiera
I

anos como los demás nobles mucho impulso, lastimara la piel desnuda.
. una cierta frecuencia en c6dices, los dioses que juegan a la pelota están calzados,
En los códices,
, Se dice que muchos ~rin- sin embargo en la expresiva pintura de Weiditz, en la lámina LXX
de tal manera que unos del C6dice Mendocino y en el dibujo de Durán,38 que representan
así durante varias horas. 33 hombres efectuando el ejercicio, están descalzos.
a la pelota, sino que A veces golpeaban la pelota con la rodilla o la hincaban para
de administrar ellos el impulsar la cadera con la que respondían al lanzamiento, por 10 lo
parte en nombre que se veían obligados a usar un protector de rodilla como los que
buscados por los señores observamos en algunos relieves de otros pueblos mesoamericanos, o
espectáculos públicos en las representaciones de dioses en juegos de pelota pintados en
sea que para algunos el c6dices de las que es un ejemplo la lámina XXI del Borgia.
los códices
que debían ganar lo su­ Cada ollamani iba vestido solamente con un máxtlatl, encima del
posición social, aunque cual se sujetaba con correas unos paños de cuero de venado o de
y excelentes jugadores jaguar tiesos, a veces adornados, llamados quezéhuatl. Esta cubierta,
les hacían mercedes, que protegía las nalgas, se ponía perfectamente ajustada. 39 Com­Com-
83
33 Durán, op. cit., vol. 1, p. 206.
M Códice Mendocino, lám. LXX.
Krickeberg, op. dt., P. 191.
31 K.rickeberg,
88 Durán, op. cit., vol. 1, p. 206.
M
Sil Ibídem, p. 208; Sahagún, op. cít., vol. JI, p. 300.
326 MERCEDES DE LA GARZA Y ANA LUISA IZQUIERDO EL ULLAHAI

pletaba SU equipo de juego con un indispensable guante, el mayé­ mayé- dioses que de cada cosa ten
huatl que le cubría la palma con la que se apoyaba muchas veces al representado en los discos
en el suelo para golpear con impulso. 40 pán. ) Terminada la oraci~
El u.llamaliztliJ como todas las actividades de los nahuas, sólo incienso y lo encendía ante 11
podía llevarse a cabo después de la realizaci6n de ciertas ceremonias iba a traer comida y bebida
religiosas; unas tenían por objeto sacralizar el lugar, y otras, pro­ pro- la mañana, comía aquellos
piciar la actuaci6n de los jugadores. jugar, con la confianza de
terminaba la construcci6n de un campo para el juego
Cuando se tenninaba propiciatorio que habia rea1
de pelota, debía realizarse un acto que podríamos llamar de inau­ inau- Además, es posible que e
guraci6n, para que el sitio pudiera ser utilizado, del mismo modo un baño de vapor, ya que, a
que se bendecía una casa o una milpa. Esta ceremonia se realizaba de Piedras Negras, de Chicll
un día de buen signo, es decir, con influencias positivas de los dinses, han aparecido construccion€
determinado de acuerdo con el Tonalpohualli. Se iniciaba a media
detenninado Después de estas ceremonl
noche con ciertos ritos realizados en el centro del campo, que eran pados los contrincantes y 04
seguidos por la colocaci6n de los aros, y en la mañana situaban las según su rango y éxito com<
imágenes de Amápan y Oappátzan adornadas sobre la parte central requisitos con que se iba
de los muros más bajos del edificio, la una frente a la otra. En número de jugadores parU<
seguida entonaban cantares dedicados a estos dioses y enviaban se iniciaría la competen&,
un mensajero a los templos para hacer saber a los sacerdotes que c6mo y cuándo le iban a pe
el campo estaba terminado y ya podía ser sacralizado. Entonces, versiones acerca de c6mo s
varios sacerdotes se dirigían al sitio, y uno de ellos "decía ciertas Con la dirección de un I
palabras; hechaba cuatro veces la Pelota, por el Juego y con esto capitán, el equipo se comp<
decían, que quedaba consagrado, y podían jugar en él, y hasta en­ en- Era muy frecuente, sobre ti
tonces no: esto se hacía con mucha autoridad, y atenci6n; porque que los contrincantes sólo
decían, que iba en ello, el descanso, y alivio de los corazones". 41 en los mercados "iban a j\
Los jugadores, por su parte, realizaban ritos propiciatorios antes dos a tres ... " 46 o sea, no I
de jugar. Dice Torquemada que: "El Dueño del Trinquete (que les. Aunque .quizá podría
era siempre señor) no jugaba a la Pelota, sin hacer primero ciertas nahuas los contendientes 1
ceremonias, y ofrendas al Idolo del Juego." 42 Y Durán afirma que Como el campo estaba «
todos aquellos que iban a jugar, celebraban la noche anterior la versal, unos jugadores se c'
siguiente ceremonia: tomaban la pelota, el protector de cadera y curando quedar el capitáIl
los guantes, y los colocaban en un plato, que colgaban de un palo; otro al fondo de la cancb
hecho esto, se situaban en cuclillas delante del palo, adoraban a los uno de los competidores d
objetos y oraban suplicando a la pelota que les fuera favorable. En poner en acción la pelota,
esta súplica "invocaban los cerros, las aguas y fuentes, las quebra­quebra- Iniciaba el juego d eqt
das, los árboles, las fieras y culebras, el sol, la luna y las estrellas, las por alguna suerte o acept
nubes, los aguaceros y, finalmente, todas las cosas creadas y a los 43 Durán, op. cit., vol. 1, p. 21:
44 Stem, The Rubber-ball Bam
IJ) Códice Féjervó,ry.Mayer, lám. XXXIX.
43 Pomar, op. cit., p. 179.
41 Motolinía, op. cit., p. 380. Yid. Torquemada, op. cit., vol. 1, p. 225.
*6 Motolinía, op. cit., p. 381-3
42 Torquemada, op. cit., vol. 11, p. 55.'1.
*1 Durán, op. cit., vol. l. p. ~
fA LUISA IZQUIERDO
EL ULLAMALlZTLI EN EL SIGLO XVI 327
4fupensable guante, el mayé~
dioses que de cada cosa tenían inventado". (Este acto se asemeja
lue se apoyaba muchas veces
!'O al representado en los discos del campo de juego de pelota de Co- Co­
pán. ) Terminada la oración, el jugador tomaba un puñado de
lvidades de los nahuas, sólo incienso y lo encendía ante los implementos; mientras el copal ardía,
lización de ciertas ceremonias iba a traer comida y bebida que colocaba como ofrenda, y llegada
.rlzar el lugar, y otras, pro­ la mañana, comía aquellos alimentos y se iba a buscar con quién
jugar, con la confianza de que ganaría el juego, gracias al ritual
~ de un campo para el juego propiciatorio que había realizado. u
~ podríamos llamar de inau~ Además, es posible que el jugador se purificara ritualmente con
~ utilizado, del mismo modo un baño de vapor, ya que, asociadas a los campos de juego de pelota
, Esta ceremonia se realizaba de Piedras Negras, de Chichén Itzá, de Teotenango y de otros sitios,
iencias positivas de los diost8, han aparecido construcciones de dichos baños. ," 4'
~hualli. Se iniciaba a media equi­
Después de estas ceremonias propiciatorias, ya perfectamente equi-
'centro del campo, que eran pados los contrincantes y ocupando el tlachco que les correspondía
, en la mañana situaban las según su rango y éxito como ollamanimeJ era necesario establecer los
macias sobre la parte central requisitos ton que se iba a efectuar el partido. Concertaban el
~ una frente a la otra. En número de jugadores participantes, cuál sería la pelota con la que
ra estos dioses y enviaban se iniciaría la competencia, a cuántos tantos finalizaría el juego y
1, saber a los sacerdotes que cómo y cuándo le iban a pegar a la pelota; de ahí que haya diversas
~ ser sacralizado. Entonces, versiones acerca de cómo se jugaba.
;uno de ellos "decía ciertas Con la dirección de un "principal", 45 que hacía las funciones de
por el Juego y con esto capitán, el equipo se componía de un número variable de jugadores.
jugar en él, y hasta en­ Era muy frecuente, sobre todo en el caso de juegos entre soberanos,
y atención; porque que los contrincantes sólo fueran dos; en los partidos concertados
de los corazones". 41 en los mercados "iban a jugar dos a dos y tres a tres y a las veces
ritos propiciatorios antes dos a tres ... " 40 igua­
48 o sea, no era necesario que los equipos fueran igua-

del Trinquete (que les. Aunque .quizá podrían tomar parte más jugadores, entre los
sin hacer primero ciertas nahuas los contendientes no fueron numerosos.
4~ y Durán afirma que Como el campo estaba dividido en dos partes por una raya trans-trans­
la noche anterior la versal, unos jugadores se colocaban en un lado y otros en otro, pro-pro­
el protector de cadera y curando quedar el capitán y los más diestros cerca de la línea y el
colgaban de un palo; otro al fondo de la cancha. 47 '7 Cuando el encuentro era entre dos,
del palo, adoraban a los uno de los competidores debió ponerse al fondo de la cancha para
les fuera favorable. En poner en acción la pelota, y el otro al frente para recibirla.
y fuentes, las quebra­ Iniciaba el juego el equipo cuya pelota había sido elegida, quizá
la luna y las estrellas, las por alguna suerte o aceptando empezar con la del equipo invitado.
las cosas creadas y a los
43 Durán, op. cit., vol. 1, p. 209.
44 Stern, The Rubber.ball games • .• , p. 42.
cit., vol. 1, p. 225. 43 Pomar, op. cit., p. 179.
46 Motolinía,
Motolinía. op. cit., p. 381..:l82.
47 Dnrán, op. cit., vol. l, p. 207.
328 MERCEDES DE LA GARZA Y ANA LUISA IZQUIERDO EL tILLAl

Considerando la narración del Popol V uh como un reflejo de las Cumplido el primer juc
normas con que los quichés emprendían estos partidos, podemos ase­ ase- el tanto continuaban silVÍ4
verar que también podía dar principio a la acción el equipo retador, saque correspondía al eql
en este caso los señores de Xibalbá, quienes habían desafiado a los usar su pelota, según lo p
héroes Hunaphú e Ixbalanqué. 48 en la narración del encul
El servicio era realizado con la mano, desde el fondo del campo, Durante los partidos, SI
y la pelota tenía que atravesar la línea central. Para que contara oficiales, había un continl
un tanto a favor del equipo iniciador era necesario que los contrin­
contrin- diversión, por cansancio
cantes no contestaran el saque, que dejaran morir la pelota de su había y muy graves. 56
lado, o que le pegaran con la mano o con alguna otra parte del En ocasiones, el equi¡
cuerpo no permitida. También ganaba una "raya" a su favor si, superioridad dándole ven
al no poder contestar los contrarios el servicio, la pelota golpeaba alguno se atravesaba al c:
en los muros de los cabezales de su cancha, pasaba por encima, en su ayuda. ~7
pegaba en el anillo o hacían "chaza" (detener la pelota). 49 El partido transcurría
invocaciones que los ju~
Los cronistas lo relacionaron con el juego español practicado por
mitieran ganar, así corno
los campesinos llamado "chueca", ya que la intención principal era
emocionantes, y termina:
que la pelota pasara de un lado a otro del campo en un boleo con­ con-
habían decidido con ante
tinuo entre los contendientes procurando, de alguna forma,
fonna, que al
bién era válido jugar a
atravesar lo hiciera por el anillo correspondiente. Los que fueron
lo habían concertado.
testigos de este juego dicen que eran tan hábiles que a veces trans­
trans-
Había otra forma más
curría un largo rato yendo la pelota de un sitio a otro sin que hu­hu-
Torquemada narra en f(
biera ninguna falta. 50
Lo más propio era pegarle "con el cuadril"; n para ello recibían ponían en las paredes
la pelota de espaldas, muchas veces "cuando venía junto al suelo, con su agujero en nu
de presto, poniendo la mano derecha en tierra, dabanle con la pun­
pun- apenas cabía la Pelota
ta de la nalga". u Si bien la forma más ortodoxa de jugar era ésta, y como Victoria rara
cuando ya lo habían acordadó, antes de iniciar el torneo, podían Capas de quantos mi:
contestarla con la rodilla. 68
68 Algunas veces era válido golpear la de Jugadores; y era (
pelota con los hombros, los codos y la cabeza. 54 Estaba prohibido la Piedra, luego la <:
darle con cualquier otra parte del cuerpo como el pie o la mano, grandísima Fíesta, y 1
cuando no era servicio. Antes de darle, estaba permitido un solo cedor; pero era Oblil
normas más estrictas del juego, sin embargo se podía
bote, según las nonnas . Trinquete, y Piedra
permitir que fueran d06dos y hasta tres. 56 que ese debía ser lal
tanta ventura había
48 Popol Jluh, p. 84.
49 Motolinía, op. cit., p. 381.382.
50 Durán, op. cit., vol. 1, p. 206. Esto nos hace imagin
51 Motolinía, op. cit., p. 38l. y a unos jugadores a:nsiJ
62 Las Casas, op. cit., vol. lI, p. 320.
53 Durán, op. cit., vol. 1, p. 206. ~6 Durán, op. cit., vol. 1, p,
u Anglena, Décadas ••• , vol. lI, p. 547. n MotolinÍa, op. cit., P. 31
55 Hernández, Antigüedades •••... , vol. l, p. 93. 58 Torquemada, op. cit., 'fO
EL ULLAMALIZTLI EN EL SIGLO XVI 329

uh como un reflejo de las Cumplido el primer juego, si loo que habían comenzado ganaban
estos partidos, podemos ase­ el tanto continuaban sirviendo;
sixviendo; en caso de que hubieran perdido, el
Ja acción el equipo retador, saque correspondía al equipo contrario y hasta podían comenzar a
'enes habían desafiado a los usar su pelota, según 10
lo podemos entrever en las crónicas y constatar
en la narración del encuentro contenida en el Popel V uh.
, desde el fondo del campo, Durante los partidos, sobre todo en aquelloo más infonnales y no
central. Para que contara oficiales, había un continuo cambio de jugadores, ya sea por simple
a necesario que los contrin­ diversión, por cansancio o por algún accidente, que también los
jaran morir la pelota de su había y muy graves. 86
con alguna otra parte del En ocasiones, el equipo que iba ganando querla
quería demostrar su
. una "raya" a su favor si, superioridad dándole ventaja al equipo perdedor, de tal forma
fonna que
servicio, la pelota golpeaba alguno se atravesaba al campo contrario haciendo alarde de que iba
cha, pasaba por encima, en su ayuda. 51
detener la pelota). "9 El partido transcurría entre la algarabía de los espectadores, las
ego español practicado por invocaciones que los jugadores hacían a los dioses para que les per­
per-
e la intención principal era mitieran ganar, así como los momentos de silencio en las partes más
del campo en un boleo con­ terminaba cuando se cumplía con los tantos que
emocionantes, y tenninaba
, de alguna fonna, que al habían decidido con anterioridad, dos a dos, tres a tres, o más; tam­
tam-
diente. Los que fueron bién era válido jugar a un número desigual de "rayas" cuando así
hábiles que a veces trans­ lo habían concertado.
un sitio a otro sin que hu­ Había otra forma más significativa de terminar
tenninar el encuentro, que
Torquemada narra en forma
fonna muy esclarecedora y expresiva:
• "; 61 para ello recibían

ando venía junto al suelo, ponían en las paredes de los lados unas Piedras, como de Molino
'. tierra, dabanle con la pun­ con su agujero en medio que pasaba a la otra parte, por donde
ortodoxa de jugar era ésta, apenas cabía la Pelota, y el que la metia por ahí, ganaba el Juego,
e iniciar el torneo, podían y como Victoria rara, y que pocos la alcanzaban, eran suias suÍas las
. es era válido golpear la Capas de quantos miraban el Juego, por costumbre antigua y Leí
~beza.~' Estaba prohibido
de Jugadores; y era cosa donosa que en embocando la Pelota por
como el pie o la mano, la Piedra, luego la Gente por salvar sus capas, daba a huir con
"estaba pennitido un solo grandísima Fiesta, y risa, y otros a cogerles las capas, para el ven­
ven-
• ego, sin embargo se podía cedor; pero era obligado a hacer ciertos Sacrificios al ídolo del
Trinquete, y Piedra por cuio agujero metió la Pelota. Decian
que ese debía ser ladrón o adúltero o que morirla
moriría pronto, pues
habia tenido. 88
tanta ventura había
r Esto nos hace imaginar un espectáculo lleno de alegría y emoción,
y a unos jugadores ansiosos de lograr tal hazaña, porque eso, además
56 Durán, op. cit., vol. 1, p. 208.
57 Motolinía, Op. cit~, p" 38l.
68 Torquemada, Op. cit., vol. n, p. 553.
EL uLLA)l.
330 MERCEDES DE LA GARZA Y ANA LUISA IZQUIERDO

Las apuestas se presentat


de aportarles premios, les beneficiaba, ya que eran considerados por lIo, exhibiendo lo que que
los señores como gente especial y hasta iban como invitados a vivir se quería aumentar la afer
a sus palacios, de tal forma que su destreza los hacía ricos y les daba bra, de tal forma que al ~
gran prestigio, a pesar de que los augurios que conllevaba un hecho ñaba a su casa al perdedor
así, ponían en duda su conducta moral. no pagara de esta maner
Esta atractiva práctica que reunía a todo el pueblo, para el que quedaba reducido a la COIl
era motivo de solaz, así como ocasión de entretenimiento para los al precio equivalente a lo
pipiltin, también vinculaba a macehualtin y "nobles" en la bús- bús­ Hemos visto cómo las fi
queda de ganar bienes. fueron variadas: mostrar
Entre los nahuas, la celebraci6n de un tlachtli era la oportunidad de la pelota, como una PI
adecuada para que corrieran las apuestas, unas realizadas por los co; divertirse, y hasta vÍ\
mismos jugadores, otras por los principales patrocinadores de los olla-
olla­ otro de los objetivos peI'Sl
manime, que habían arreglado el encuentro, o por los que iban arriesgar bienes con el al
solamente como espectadores del juego. una intención no s610 ma
No s610 las personas de rango, sino hasta los tlatoani, en encuen-
encuen­ Aunque, según parece,
tros con personajes de su misma jerarquía, ponían en juego su poder lización de juegos de pele
al apostar sus dominios. Recordemos el encuentro en el que Axayá-Axayá­ ocasión de algunas cerem
cad iba perdiendo frente a Xihuiltémoc: el primero apostó el mer- mer­ mada, al describir el Te2
cado y la laguna de la ciudad de México contra un jardín que el dios Huitznáhuac, pero 1
segundo tenía en Xochimilco. el que caía el signo llam
escla­
Todos los pipiltin, siempre que jugaban, arriesgaban "joyas, escla- nombre jugaban en él a 1
vos, piedras ricas, mantas galanas, aderezos de guerra, ropa y ade- ade­ día de los Sacrificios." 65
rezos de mujeres. Otros jugaban las mancebas, lo cual se ha de Esta es la única mencil
entender que era, como dejo dicho, entre gente muy principal de se- se­ asociación entre la práct
ñores y capitanes y hombres de valor y estima". 59 no indica que esta prácti
Cuando los jugadores profesionales se enfrentaban, ellos mismos rece como esos juegos de
ponían objetos por su triunfo, que perdían si eran vencidos, de ahí a las fiestas de los Santo!
que "jugaban por vía de interés y vicio, poniendo toda su felicidad sagrado y lo profano, siIl
y conato en no perder, sino ganar, como hombres tahures ... " 60 propio.
También los espectadores participaban apostando cualquier cosa, Concluyendo, quereme
aunque a veces no había equidad, ya que algunos ponían unas "bra- "bra­ simbolismo religioso del
gas remendadas" 61 o "un paño viejo de tocar", 62 mientras que otros las construcciones, los m
presentaban objetos valiosos de oro o piedras semipreciosas, así como hemos descrito aquí; es
esclavos. Todo era válido y se llegaba a tales excesos que se ponía "juego de los hombres"
en juego a la esposa, a los hijos y hasta a ellos mismos. 63 como la recreación tem
actividad profana.
59 Durán, op. cit., \"01. 1, p. 208.
60 Ibidem.

61 Códice Florentino, vol. IX, p. 29.


6< I bidem, p. 209·210.
62 Las Casas, Apologética .•. , vol. n, P. 350.
65 Torquemada, vol. 11, p. 1
63 Durán, op. cit., vol. 1, p. 209.

JISA IZQUIERDo EL ULLAMALIZTLI EN EL SIGLO XVI 331

Ile eran considerados por Las apuestas se presentaban antes del juego y durante su desarro­
desarro-
n como invitados a vivir llo, exhibiendo lo que querían arriesgar. Cuando en un momento
los hacía ricos y les daba se quería aumentar la oferta, se hacía el compromiso s610 s6lo de pala­
pala-
lue conllevaba un hecho bra, de tal forma que al acabar el partido, el beneficiado acompa­
acompa-
ñaba a su casa al perdedor y ahí le tenía que pagar. En caso de que
) el pueblo, para el que no pagara de esta manera y que su familia tampoco lo hiciera,
entretenimiento para los quedaba reducido a la condición de "esclavo" y era sujeto de venta
y "nobles" en la bús­ al precio equivalente a lo que debía. u
Hemos visto cómo las finalidades para celebrar el juego de pelota
rchtli era la oportunidad fueron variadas: mostrar el vigor físico y la destreza en el manejo
unas realizadas por los de la pelota, como una prueba de poder; dar un espectáculo públi­ públi-
atrocinadores de los olla­ co; divertirse, y hasta vivir de su ejercicio profesional. E incluso,
ro, o por los que iban otro de los objetivos
objetiva; perseguidos en la celebración de partidos era
arriesgar bienes con el anhelo de obtener beneficios, movidos por
los tlatoani, en eneuen. una intención no sólo materialista, sino hasta frívola.
IOnían en juego su poder Aunque, según parece, no había fechas determinadas para la rea­ rea-
llentro en el que Axayá­ lización de juegos de pelota, a veces se efectuaban competencias en
: primero apost6 el mer­ ocasión de algunas ceremonias religiosas, según lo expresa Torque­
Torque-
contra un jardín que el mada, al describir el Tezcatlachco:
TezcatIachco: "Sacrificaban en este lugar al
dios Huitznáhuac, pero no tenía día señalado en el Año, sino en
rriesgaban "joyas, escla­ el que caía el signo llamado Umacatl, y según la significación del
de guerra, ropa y ade­ nombre jugaban en él a la pelota los Señores y Principales, el mismo
día de los Sacrificios." 65
ebas, lo cual se ha de
lte muy principal de se­ Esta es la única mención que hemos encontrado relativa a alguna
ma".69 asociación entre la práctica del juego '! una ceremonia religiosa, .y
no indica que esta práctica fuera ella misma un rito, sino que apa­ apa-
frentaban, ellos mismos
rece como esos juegos de las "ferias" que se celebran acompañando
ñ eran vencidos, de ahí
a las fiestas de los Santos en la actualidad, en las que se mezclan lo
tiendo toda su felicidad
sagrado y lo profano, sin que ninguno de los dos pierda su carácter
tnbres tahures ... " 60
propio.
ostando cualquier cosa, Concluyendo, queremos reiterar el notable contraste entre el rico
:unos ponían unas "bra­ simbolismo religioso del juego de pelota expresado en los códices,
",' 61 •
.• nuentras que otros las construcciones, los mitos y los ritos, yy la práctica del juego que
semipreciosas, asi como hemos descrito aquí; es decir, entre el "juego de los dioses" y el
es excesos que se ponía "juego de los hombres", que no se presenta en las fuentes escritas
os mismos. 63
como la recreación terrenal de la dinámica cósmica, sino como una
actividad profana.

R< I bidem, p. 209.210.

G,j Torquemada, vol. 11, p~ 152.

EL U
332 MERCEDES DE LA GARZA Y ANA LUISA IZQUIERDO

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