colgando en el, rímel, lagrimas y dolores la vi colgada de una esquina; su piel confundiose con el fulgor del farol.
Vi su rostro mellado por besos de níquel y algodón
su mirada, tierna, vacía, perdida le gritaba a la soledad de las calles mientras el silencio le muerde en vientre comiéndose hijos y el grito miserable de ayuda.
Vi su rostro rogándome silencio
y sus labios rogaban un billete para alquilar sus sueños, su piel su cuerpo cansado, cuerpo inerte sin alma, sin espíritu, sin luz mas que la de un cigarrillo y el aroma barato de perfume, alcohol y ron.
Vi su rostro y no vi a una puta
vi a un país sangrado vi un grito prisionero vi a mi alma sin ganas de vivir.