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Resumen: Las arcillas dispersivas constituyen un tipo de suelo frecuente en la naturaleza. Sus
propiedades físico-químicas les confieren un comportamiento inestable en presencia de un flujo
hidráulico. En Cuba, varias presas de tierra están limitadas en su utilización por la presencia de este tipo
de suelo en la cortina, y una de ellas falló de forma catastrófica por esta causa. Hasta el presente no
existe un método geotécnico reconocido para estabilizar estos suelos. En función de la naturaleza
electroquímica del fenómeno de dispersividad, se ensaya su estabilización mediante el aditivo “zeolita
micronizada”, de origen natural y que cuenta entre sus numerosas propiedades la de realizar con facilidad
el “intercambio iónico”. Se estudian el efecto de dos dosificaciones del aditivo en un suelo dispersivo
creado en el laboratorio a partir de la arcilla bentonita. El grado de dispersividad de las muestras
estudiadas se determina a través del Ensayo de Pinhole. Se concluye sobre la efectividad del aditivo en
este tipo de mejoramiento de suelos.
Palabras claves: arcillas dispersivas, estabilización, Pinhole, zeolita.
I. INTRODUCCIÓN
Los suelos arcillosos son considerados resistentes a la erosión que ocasiona el flujo de agua a través
de los mismos. Esto se debe a la baja permeabilidad que los caracteriza. Sin embargo, algunos suelos
arcillosos demuestran una marcada tendencia hacia la dispersión o defloculación en presencia de agua
relativamente pura y son susceptibles de ser arrastrados, creando conductos que facilitan el flujo de
filtración. La tendencia a la erosión por dispersión de estos suelos está en función de la mineralogía y las
propiedades químicas de la arcilla que contiene, así como del tipo y cantidad de sales disueltas en el
agua de los poros y en el agua que se infiltra [26]. La principal diferencia entre las arcillas dispersivas y
las que ordinariamente resisten la erosión interna radica en el tipo de cationes disueltos en el agua
intersticial, adheridos a la doble capa de difusión de la partícula. En las dispersivas predominan los
+ 2+
cationes de Sodio (Na ), mientras que en las ordinarias predominan los cationes de Calcio (Ca ), Potasio
+ 2+
(K ) y Magnesio (Mg ) [15], [25].
+ +
Los cationes de Sodio (Na ) tienen valencia 1 , por lo que la fuerza electrostática que lo fijan a la
2+
partícula sólida de arcilla es menor que la que ocurre en el caso de los cationes de Calcio (Ca ), y
2+ +
Magnesio (Mg ), con valencia 2 , como se muestra en la Fig. 1.1. Además, se necesita un mayor
número de cationes de Sodio para satisfacer la carga electrostática de la partícula de arcilla. Por tal
+ 2+
razón, los cationes (Na ) son más propensos a ser arrastrados por el agua que los cationes (Ca ) y
2+
(Mg ).
+
En comparación con el Potasio (K ), los cationes de Sodio tienen menor radio, por lo que tienen mayor
tendencia hacia la interacción ión-dipolo con las moléculas de agua. Por tanto, aunque los cationes de
+ + +
Sodio (Na ) y Potasio (K ) tienen igual valencia 1 , los primeros son arrastrados con mayor facilidad.
Con la salida de los cationes de Sodio disminuyen las dimensiones de las partículas de arcilla y las
fuerzas que las enlazan, formándose oquedades que facilitan su arrastre. El flujo de agua con bajo
contenido de sales activa y acelera el proceso, incluso con cargas hidráulicas muy bajas, creando
pequeños conductos que con el tiempo se convierten en grandes sifones y ocasionan pérdidas de
volúmenes de agua e inestabilidad en las masas de suelo. El agua remanente es turbia, cargada con una
suspensión coloidal de partículas de arcilla entre las que median fuerzas electrostáticas de repulsión [13].
Los cationes de sodio disuelto no son tan efectivos como los de otros elementos al neutralizar la carga de
los coloides, por lo que las partículas de arcilla continúan repeliéndose y la suspensión es estable [7]. En
presas de tierra construidas con estas arcillas se origina el “sifonamiento mecánico”, una de las causas
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Fig. 1.1: Comportamiento de los iones de Sodio y Calcio adheridos a la partícula de arcilla [14].
Las arcillas dispersivas son conocidas por los ingenieros agrónomos desde el siglo XIX, aunque el
fenómeno de dispersividad no fue interpretado hasta mediados del siglo XX [24], [27]. La importancia de
este fenómeno para la ingeniería civil e hidráulica fue reconocida por primera vez en la década de 1960`,
cuando se investigó en Australia el fallo por sifonamiento de pequeñas presas homogéneas de arcilla [1],
[23]. Desde tal fecha hasta el presente se ha reconocido este fenómeno como el origen de numerosas
fallas en obras hidráulicas. Países como Australia, Tasmania, México, Trinidad, Vietnam, Sudáfrica,
Tailandia, Israel, Ghana, Kenya, Brasil, Venezuela y varias regiones del sur de los Estados Unidos, han
experimentado problemas con las arcillas dispersivas. En Zimbabwe, más del 60% de los suelos han sido
identificados como dispersivos [8].
En Cuba se ha encontrado arcilla dispersiva en la provincia de Camagüey [9], específicamente utilizada
en los terraplenes de las presas Buen Tiempo [10], Caonao, Dique Barroso, San Juan de Dios, y Las
Cabreras [11], [12]. Esta última falló completamente, en junio de 1993, debido al fenómeno de
sifonamiento mecánico [2], mientras que las otras se mantienen fuera de explotación. En Granma, la
presa Cauto El Paso tiene arcillas dispersivas en 9km de su dique izquierdo [6], por lo que se mantiene
unos metros por debajo del nivel de agua para el cual fue diseñada, perdiéndose así la explotación de
varios millones de metros cúbicos.
En el caso de las presas cubanas, ya construidas, es de sumo interés encontrar una solución para
poner en explotación estas obras. Sustituir el volumen de suelos con el que se construyeron los diques
por otros provenientes de préstamos distantes resulta costoso, por lo que debe estudiarse la variante de
reutilizar el mismo material eliminando su dispersividad. En este caso, se trata de mitigar la ocurrencia de
un fenómeno químico perjudicial en el suelo y no de mejorar sus propiedades mecánicas, por lo que se
emplea el término “estabilización”, en lugar de “mejoramiento”.
La naturaleza electroquímica del fenómeno de dispersividad conduce a buscar métodos y/o aditivos
que trabajen de esta forma, de ahí que el proceso que se ajusta al mejoramiento de los suelos
dispersivos es la “estabilización química”. Como ya se ha explicado, generalmente la dispersividad está
+
dada por la presencia de cationes de Sodio (Na ) adheridos a las partículas de arcilla. Sustituir estos
2+
cationes inestables por otros de mayor estabilidad, como son los cationes de Calcio (Ca ), Magnesio
2+ 3+
(Mg ) o Aluminio (Al ) conferirá estabilidad al suelo, eliminando el problema de dispersión.
Con base en este razonamiento, puede encontrase en la literatura algunos estudios relacionados con la
estabilización de suelos dispersivos mediante aditivos que propicien el intercambio catiónico. A
continuación se mencionan tres ejemplos de los más utilizados.
El Sulfato de Aluminio Hidratado Al2(SO4)3·18H2O se cita en la literatura como de uso común. Al
respecto, es relevante y muy completo el estudio realizado por Ouhadi y Goodarzi [22]. Estos
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investigadores realizaron un aporte singular, pues en sus estudios parten de un material no dispersivo: la
arcilla bentonita. Mediante ensayos químicos y utilizando Sulfato de Sodio NaSO4 como agente
dispersante, convierten la bentonita en dispersiva, lo cual corroboran mediante ensayos de doble
hidrómetro, y un análisis químico detallado que demostró el enriquecimiento de la bentonita con cationes
de Sodio, suspendidos en el agua intersticial, y adheridos eléctricamente a las partículas de arcilla.
El suelo dispersivo así obtenido es sometido luego a un nuevo proceso de intercambio catiónico
mediante la adición de Sulfato de Aluminio Hidratado, induciéndose la sustitución de los cationes de
Sodio por cationes de Aluminio.
El estudio arrojó que, en general, la adición de un 1,5% de Sulfato de Aluminio Hidratado estabilizó
satisfactoriamente muestras de suelo dispersivo. Como efecto secundario se reduce en más de un 50%
el Límite Líquido, y con ello el Índice Plástico del suelo estabilizado. La permeabilidad también disminuye,
en razón directa al incremento de aditivo. En este caso, es necesario valorar el costo de obtener el
Sulfato de Aluminio Hidratado en cantidades industriales para ser aplicado en obras, y las consecuencias
que puedan acarrear los efectos secundarios de este tipo de estabilización, en particular, la disminución
del Índice Plástico en suelos destinados a la construcción de presas de tierra.
Al igual que en muchos otros casos, el cemento Pórtland también ha sido utilizado para estabilizar los
suelos dispersivos. Al respecto, puede citarse el estudio realizado por Indraratna et al., y publicado online
en el 2008 [16].
De dicho estudio se infiere que la estabilización de suelos dispersivos con cemento Pórtland está
estrechamente relacionada con el proceso de compactación de la mezcla suelo-aditivo, obteniéndose
resultados satisfactorios cuando se alcanzan grados de compactación superiores al 95% del peso
específico seco máximo alcanzado en el laboratorio, aunque no menciona a qué energía de
compactación se refiere. Esta relación hace pensar en que el proceso de estabilización no está dado por
un fenómeno de intercambio catiónico, sino por el efecto aglomerante del aditivo. También en este caso
se requiere un análisis económico en relación al costo que puede tener la estabilización de materiales
dispersivos locales con cemento Portland, en comparación con la utilización de otros aditivos.
En el caso del tratamiento de los suelos dispersivos con cal se ha realizado utilizando este aditivo en
tres estados diferentes, a saber: cal viva u Óxido de Calcio (CaO), cal hidratada o Hidróxido de Calcio
(Ca(OH)2), y lechada de cal (suspensión de cal hidratada en agua).
La cal viva se utiliza en aquellos casos en que es necesario “secar” el suelo, es decir, disminuir su
humedad, con fines de compactación u otro uso. El proceso de hidratación de la cal viva genera gran
cantidad de calor, que contribuye a secar el suelo. Sin embargo, si este es atravesado por una red de
flujo, el efecto de secado se pierde, la cal viva se convertirá en hidrato y, más tarde, en una suspensión.
La cal hidratada, o Hidróxido de Calcio, es prácticamente insoluble, de ahí que al ser mezclado con
agua no forme una disolución, sino una suspensión (lechada de cal) en la cual existen muy pocos
cationes libres de Calcio, necesarios en el proceso de intercambio catiónico que debe tener lugar para
estabilizar los suelos dispersivos. Es presumible un débil resultado en este proceso de estabilización. Sin
embargo, ocurre un proceso de migración de iones de Calcio desde las partículas de cal hidratada hacia
las partículas de arcilla, desplazando allí los iones menos estables. Este proceso se conoce como
“floculación y aglomeración”, tiene lugar en el transcurso de varias horas, como resultado el suelo se
hace granular y friable, y como efecto secundario ocurre una reducción drástica del Índice Plástico [17].
Este fenómeno ha sido aprovechado en el mejoramiento de los suelos dispersivos que se encuentran
en cortinas de presas ya construidas, sin necesidad de removerlas. Experiencia de ello se tiene en
Sudáfrica [3], [4], [5], donde algunas micropresas han sido reparadas mediante la estabilización de sus
terraplenes, que contenían material dispersivo, por medio de la cal. El proceso fue bien simple: se vertió
suficiente Hidróxido de Calcio en el volumen de agua embalsada de las micropresas para crear una
suspensión, que luego fue arrastrada por la red de flujo que atraviesa el terraplén. De esta forma, y en el
lapso de tiempo en que el agua atraviesa la masa de suelo, se produce el intercambio catiónico y por
consiguiente la estabilización de la arcilla dispersiva. Lógicamente, este método es aplicable a presas
pequeñas, y deja pendiente una interrogante acerca del método de aplicación, en aquellos casos en que
resulta imposible, por cuestiones de volumen, crear una suspensión en el agua embalsada.
El aditivo que se estudia en la presente investigación, la zeolita, ha llamado la atención por su
propiedad de “intercambio iónico”. Se pretende utilizar esta propiedad para desplazar los cationes de
+
Sodio (Na ).
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(a) (b)
Fig. 2.1 Bentonita en forma de roca (a) y triturada (b).
Entre sus propiedades más significativas se enumeran el aumento significativo de volumen (gran
expansividad) al cambiar el contenido de agua, la capacidad de absorción de iones y el elevado
comportamiento plástico.
Existen tres tipos fundamentales: la Bentonita Sódica o altamente expansiva, que contiene un alto nivel
de iones de Sodio, se hincha al mezclarse con el agua y también se le conoce como “Wyoming
Bentonita” o “Western Bentonita”; la Bentonita Cálcica o poco expansiva, en la cual el catión
predominante es el Calcio, no exhibe la capacidad de hinchamiento de la Bentonita Sódica pero tiene
propiedades absorbentes y también es llamada “Southern Texas Bentonita o Mississippi Bentonita”; y las
Bentonitas Intermedias o moderadamente expansivas, que constituyen un término medio de las dos
anteriores, puede presentar cualquiera de los iones mencionados, pero en menor concentración.
En la presente investigación se utilizó la bentonita triturada procedente del Yacimiento “Managua”
ubicado en Ciudad de La Habana, clasificada como intermedia o moderadamente expansiva, y
constituida fundamentalmente por Montmorillonitas. A este material se le aplicaron los ensayos
geotécnicos elementales para caracterizar cualquier suelo, a saber: Granulometría (Tamizado e
Hidrómetro), determinación del Peso Específico Relativo de la fase sólida y Límites de Consistencia. Los
resultados se muestran en las Tablas 2.1, 2.2 y Fig. 2.2.
Fig. 2.2 Gráfico de las Curvas Granulométricas de las muestras y el promedio de la arcilla
bentonita (según NC-20:1999, [20]).
Para convertir la bentonita en dispersiva se utiliza como agente dispersante el Cloruro de Sodio (NaCl)
o sal común, en dos dosificaciones para buscar un grado de dispersividad útil a la investigación:
Primera Dosificación de Dispersante: En un recipiente con 5 litros de agua destilada se añadió la
dosificación de 250 meq/l (14,75 g/l) de sal y mediante agitación mecánica se disolvió. Posteriormente se
agregaron 1500g de bentonita, agitando la mezcla para alcanzar la total saturación, y permaneciendo
luego en reposo, por 96 horas aproximadamente, para garantizar que las partículas de arcilla absorban
cationes de Sodio. Una vez trascurridas las 96 horas se procedió al secado de la muestra en la estufa a
60ºC para su análisis mediante el Ensayo Pinhole (NC 54-370 (1987)) [21] y verificar el éxito de la
conversión. Este ensayo se aplicó a cinco muestras de suelo tratado, para obtener una mejor correlación
estadística de los resultados, resumidos en la Tabla 2.3.
Volúmenes
Carga de Tiempo Gasto
de agua
agua (mm) (min) (ml /seg.)
(ml)
5 228 0,76
50
10 426 0,71
Fig. 2.3 Tamaño del orificio en la muestra de bentonita antes y después de someterse al ensayo
de Pinhole, con la primera dosificación de NaCl, dando como resultado un suelo ND4.
Fig. 2.4 Color del agua remanente del ensayo Pinhole, en la muestra con la primera dosificación
de NaCl, dando como resultado un suelo ND4.
Volúmenes de
Carga de Tiempo Gasto
agua
agua (mm) (min) (ml /seg.)
(ml)
5 490 1,63
50
10 1152,4 1,92
En este caso el suelo se puede denominar como un D1 (Altamente dispersivo) ya que el agua se
encuentra visiblemente turbia, los gastos están en el rango correspondiente para esta denominación y el
diámetro del agujero al final del ensayo aumentó su diámetro aproximadamente 3 veces, tal como se
muestra en las Fig. 2.5 y 2.6.
A partir de los resultados obtenidos en la elaboración del suelo dispersivo, se toma la arcilla bentonita
tratada con la segunda dosificación (500 meq/l) como la más acertada, ya que se logra con esta un
mayor grado de dispersión en la muestra, que luego se procederá a estabilizar.
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Fig. 2.5 Tamaño del orificio en la muestra de bentonita antes y después de someterse al ensayo
de Pinhole con la primera dosificación de NaCl, dando como resultado un suelo D1.
Fig. 2.6 Color del agua remanente del ensayo Pinhole, en la muestra con la segunda dosificación
de NaCl, dando como resultado un suelo D1.
(a) (b)
Fig. 2.7 Zeolita en forma de piedra (a) y sometida a un proceso de trituración (b)
A este material se le hicieron los ensayos geotécnicos elementales para su caracterización, cuyos
resultados se muestran en las tablas 2.5 y 2.6 y Fig. 2.8.
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Fig. 2.8 Gráfico de las Curvas Granulométricas e Hidrómetro de las muestras y el promedio de la
zeolita (según NC-20:1999, [20]).
III. RESULTADOS
Se estudia el efecto estabilizador de dos dosificaciones de zeolita sobre la bentonita dispersiva D1.
Tabla 3.1 Resultados del Pinhole en la bentonita D1 con dosificación de 5% en peso seco de
zeolita.
Volúmenes
Carga de agua Tiempo Gasto
de agua
(mm) (min) (ml/seg.)
(ml)
50 10 421,2 0,70
180 5 850,2 2,83
1020 5 1228,8 4,10
A partir del análisis de los gastos para cada carga hidráulica aplicada, el color del agua y el diámetro del
agujero en cada muestra, según la norma del Ensayo de Pinhole el suelo estabilizado clasifica como ND2
(Suelo No Dispersivo). Ver Fig. 3.1 y 3.2.
Fig. 3.1 Tamaño del orificio (suelo con dosificación de 5% en peso seco de zeolita).
Fig. 3.2 Color del agua remanente del Pinhole (suelo con dosificación de 5% en peso seco de
zeolita).
Segunda Dosificación: A una muestra de suelo dispersivo D1 en estado seco se le adiciona el 10%
de su peso seco de zeolita y se procede a homogeneizar manualmente. Se añade agua hasta alcanzar la
humedad óptima del Próctor Estándar (38%), y se deja reposar por 72 horas (3 días) para permitir el
intercambio catiónico.
Al ensayarse en el Pinhole el suelo estabilizado con 10% de zeolita, se observó un comportamiento
dispersivo muy evidente, siendo imposible alcanzar cargas hidráulicas superiores a los 50 mm. En la
Tabla 3.2 se observan los resultados de este ensayo.
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Tabla 3.2 Resultados del Pinhole en la bentonita D1 con dosificación de 10% en peso seco de
zeolita.
Volúmenes de
Carga de Tiempo Gasto
agua
agua (mm) (min) (ml /seg.)
(ml)
5 475 1,58
50
10 860 1,43
En este caso el suelo dispersivo tratado con 10% de zeolita clasifica como D1 o D2 (Dispersivo),
coincidiendo con esta clasificación los valores de gasto, la dimensión del agujero y la turbidez del agua,
como se muestra en las Figuras 3.3 y 3.4.
Fig. 3.3 Tamaño del orificio (suelo con dosificación de 10% en peso seco de zeolita).
Fig. 3.4 Color del agua remanente del Pinhole (suelo con dosificación de 10% de zeolita).
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