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EN EDUCACIÓN PRIMARIA
Autora: Miryan Santos Pizarro
El concepto de deporte ha ido variando con el discurrir del tiempo y en función
de la evolución de las sociedades en que se ha desarrollado.
Si tuviéramos que destacar unos rasgos o una virtud común, o por lo menos
predominante, veríamos la persistencia de lo que es esencial en el juego: alegría, diversión,
pasatiempo, representación de algo ficticio… Pero la observación de la forma en que se
desarrolla el deporte nos lleva a incorporar el “sentido agonístico” de su realización.
Para completar la idea anterior, se exponen varias definiciones, que no todas
concuerdan exactamente. Según las tendencias de las diferentes “escuelas” de donde
dimanan, las definiciones recalcan uno u otro de los diversos factores que conforman la
acción deportiva:
El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española entiende por deporte:
“Actividad lúdica, sujeta a reglas fijas controladas por organismos internacionales, que se
practica en forma de competición individual o colectiva, y que pone en juego cualidades
tales como la movilidad física, la fortaleza y la habilidad de los competidores”.
P. PARLEBAS, define el deporte como “conjunto de situaciones motrices codificadas
en forma de competición y con un carácter institucional”. Son tres los principales
componentes que aparecen en esta definición:
- Situación motriz: es el conjunto de datos objetivos (espacios, instrumentos, reglamentos)
que caracterizan la acción motriz de uno o varios sujetos, que en un medio físico dado
realizan una acción táctica. Dentro de las situaciones motrices se distinguen:
Situación Psicomotriz: Es aquella que es realizada para un solo sujeto y, por lo tanto, no
existe comunicación práctica.
Situación Sociomotriz. Es aquella que es realizada con otros sujetos, por lo tanto, hay
presencia de comunicación práctica. Es directa cuando se realiza con un compañero/s o
adversario, e indirecta por medio de los gestos o conductas motrices.
- Competición reglada. Reglas codificadas y estandarizadas.
- Situación motriz institucionalizada. Por medio de instituciones oficiales que dirigen
el deporte (CONSEJO SUPERIOR DE DEPORTES, FEDERACIONES
INTERNACIONALES, COMITÉ OLIMPICO INTERNACIONAL…).
CAGIGAL, J.M. (1981), lo define como “Diversión liberal, espontánea,
desinteresada, expresión del espíritu y del cuerpo, generalmente en forma de lucha, por
medio de ejercicios físicos más o menos sometidos a reglas”. En esta definición aparecen
los conceptos de ejercicio físico, lucha y reglas como características del deporte.
A través de un análisis de las definiciones expuestas, quedan patentes algunas
características esenciales de la actividad física para ser considerada deporte: participación
física, búsqueda del máximo rendimiento, gratuidad y reglamentación.
Clasificaciones más rigurosas son las que exponemos a continuación de
MATVEIVEV, SÁNCHEZ BAÑUELOS Y P. PARLEBAS:
MATLEIVEV, L.P. (1981), utiliza en su clasificación un criterio basado en el tipo de
esfuerzo físico requerido para cada deporte, estableciendo cinco grupos.
Deportes acíclicos, son aquellos en los que predomina la fuerza veloz y los movimientos
de máxima intensidad.
Saltos (gimnasia, trampolín, esquí, longitud)
Lanzamientos (jabalina, disco, peso y martillo)
Halterofilia
Velocidad (sprint)
Deportes con predominio de la resistencia.
Movimientos de intensidad submáxima (medio fondo, natación 100 y 400 metros.
Movimientos de intensidad superior y media (5000 y más metros y 800 y 1500 en
natación)
Deportes de equipo.
Deportes de considerable intensidad, pero con la posibilidad de ser abandonado de tiempo
en tiempo (baloncesto, hockey hielo)
Deportes de considerable duración con pocas interrupciones (fútbol, hockey hierba).
Deportes de combate; en ellos se da enfrentamientos directo entre individuos (esgrima,
boxeo, lucha).
Deportes complejos y pruebas múltiples; son aquellos en los que se solicita al deportista
esfuerzos muy diversos y amplios (penthalon moderno, decathlon, gimnasia deportiva).
SANCHEZ BAÑUELOS, F. (1984), distingue entre deportes básicos y deportes complejos.
1) Deportes básicos:
Se encuentran relacionados con las habilidades y destrezas básicas y se suelen
desarrollar en un entorno estable. La exigencia respecto a los mecanismos de percepción y
decisión suele ser escasas, frente a los mecanismos de ejecución que suele ser elevada.
Estos deportes generalmente son individuales, tales como el atletismo, la natación, tiro con
arco…
2) Deportes complejos:
Se desarrollan en entornos cambiantes y el control del movimiento es la regulación
externa. Generalmente estos deportes implican actividades con un mayor número de
componentes de ejecución, y el orden secuencial de las mismas puede ser variable de una
situación a otra. Las exigencias en los tres mecanismos, percepción-decisión-ejecución, son
bastante elevadas. Por ejemplo, el baloncesto, balonmano, voleibol….
PARLEBAS, P. realiza una clasificación muy interesante y moderna cuyo principio
está en la consideración de cualquier situación motriz como un sistema de interacción
global entre un individuo que se mueve, el entorno físico y los otros participantes.
El factor que determina cualquier situación es la noción de incertidumbre
(inseguridad, inquietud). Esta incertidumbre puede ser debida bien al entorno físico que
rodea a la actividad motriz, o a los adversarios o compañeros.
Las situaciones en las que no existe incertidumbre, aquellas en las que el individuo
actúa en solitario (lanzamiento de jabalina, salto de altura, etc.) se denominan situaciones
“psicomotrices”. Aquellas en las que existe incertidumbre, debida al medio físico o a los
compañeros o adversarios (deportes de equipo, lucha, frontón), son denominadas
situaciones “sociomotrices”.
Los criterios básicos de esta clasificación son la utilización de tres factores
relacionados con la incertidumbre, en la relación entre el medio, el compañero y el
adversario.
I) Incertidumbre provocada por la relación del participante con el medio exterior o entrono
físico.
P) Incertidumbre en la interacción con el compañero/s o comunicación motriz.
A) Incertidumbre en la interacción con el adversario/s o contracomunicación motriz.
Ello hace que cada situación pueda ser caracterizada en función de la existencia o no
de incertidumbre en uno o varios de los parámetros considerados (la ausencia de
incertidumbre se señala con un trazo encima del parámetro considerado).
1ª Categoría PAI.
No existe ningún tipo de interacción. EL practicante está solo en un medio estable
(ejemplo: natación en piscina, carrera de atletismo en pista…).
2ª categoría PAI.
La incertidumbre se sitúa en el medio físico (ejemplo esquí alpino, actividades al aire
libre, escalada en solitario).
3ª Categoría PAI.
La incertidumbre se plantea en la relación con el compañero (ejemplo patinaje por
parejas, remo…).
4ª Categoría PAI.
La incertidumbre se sitúa en el medio físico, pero la actividad se realiza en
cooperación con un compañero (ejemplo el alpinismo en cordada, la vela con compañero).
5ª Categoría PAI.
La incertidumbre se sitúa en el adversario.
6ª Categoría PAI.
La incertidumbre se sitúa en el adversario y en el medio, que es fluctuante (ejemplo
esquí de fondo).
7ª Categoría PAI.
Es una situación en la que tanto la relación con el compañero como con el adversario
se sitúan en un medio fluctuante (ejemplo juegos populares por equipos).
8ª Categoría PAI.
El medio es estable y la incertidumbre se sitúa en el compañero y en el adversario
(ejemplo la mayor parte de los deportes de equipo: baloncesto, fútbol, voleibol…).
Los deportes colectivos más frecuentes que nos podemos encontrar en la escuela son:
VOLEIBOL EL BALONCESTO
1.- Origen e historia.
2.- Técnica individual de ataque:
- Dominio del balón
- Posición básica de ataque
- Desplazamientos: cambios ritmo
- Paradas
- Dribling
- Recepción del balón
1.- Origen e historia - Pases: pecho, picado, gancho…
2. -Posiciones básicas, media, alta, baja - Tiros: estático, suspensión
3.- Desplazamientos: - Fintas
- Doble paso - rebote
- Pasos laterales 3.- Técnica individual defensiva.
- Carrera - Posición básica y desplazamiento
4.- El saque: - Marcaje
- De abajo - Interceptación de balón
- De tenis - Tapones
- Flotante - Bloqueos
5.- Toque de dedos - Defensa individual
6.- El remate 4.- Técnica colectiva de ataque:
7.- El bloqueo - Bloqueos, pase-recepción, pantalla
8.- El toque de antebrazo. 5.- Técnica colectiva de defensa:
9.- Las caídas y planchas. - Defensa de bloqueo
10.- Táctica defensiva: 3.1.2-3.2.1. - Ayuda y recuperación
11.- Táctica de recepción: 6.- Táctica individual de ataque:
- W (uve doble) - Cortes, pantalla
- Semicírculo 7.- Táctica individual de defensa:
- Ayuda
8.- Táctica colectiva de ataque:
- acciones de ataque
- Contraataque
- Sistemas de ataque
9.- Tácticas colectivas de defensa:
- Zonas, individual, mixtas.
- Defensa de contraataque
BIBLIOGRAFÍA:
- BLÁZQUEZ, D. (2001): La Educación Física. Barcelona.Inde.
- CAGIGAL, J.M. (1979): Cultura intelectual y cultura física. Buenos Aires. Kapelus
Es un hecho innegable que el deporte es uno de los prácticas culturales que más se ha
extendido en las últimas décadas en nuestra sociedad. Su grado de aceptación y
seguimiento por parte de las masas sociales lo han convertido en un entretenimiento que
está al alcance de todas las personas. Esto es debido, tanto al número de practicantes como
a seguidores incondicionales que no lo practican. En definitiva, consumidores deportivos
que sustentan un negocio creciente que no en todos los momentos históricos fue tan cercano
como en el momento actual.
El deporte ha sido manejado como una práctica con la que se han delimitado las
diferencias de sexo y clase social durante décadas. Como hemos mostrado anteriormente,
en la actualidad la realidad deportiva es muy diferente a la de hace algunos años (o siglos)
atrás. Este cambio es debido a una serie de sucesos que han facilitado el acceso a la práctica
y el consumo deportivo. Algunos de estos sucesos son, entre otros, la creación de empresas
que facilitan y acercan los servicios deportivos a los ciudadanos y ciudadanas o la lucha por
la igualdad de oportunidades entre sexos y clases sociales.
El deporte, a simple vista anodino por tener como base el juego, propio de la edad
infantil, ha jugado en el pasado y juega en el presente un papel crucial para transmitir una
serie de valores sociales. Diversos autores (Devís Devís, 1996; Velázquez Buendía, 2001;
Montero, 2008) muestran el verdadero poder del deporte como instrumento para reproducir
la ideología y los valores predominantes en la sociedad o para transformarlos.
A lo largo de la historia del deporte, los hombres han defendido a toda costa que el
deporte lleva inherentes unos valores de virilidad como recoge Carroll (1986, en
Hargreaves, 1993:123): “se debería, una vez más, prohibir la participación deportiva de las
mujeres: ellas son las verdaderas defensoras de los valores humanistas que emanan del
hogar, los valores de la ternura, el amor y la compasión, y este importantísimo papel no
debiera ser trastocado por los valores militares y políticos inherentes al deporte. Asimismo,
el deporte no debiera silenciarse con valores humanistas: es el foco viviente para la gran
virtud de la virilidad”. En esta cita se observa la discriminación sexual que siempre ha
existido en el mundo del deporte hacia la mujer, incluso actualmente aunque sea de una
manera algo encubierta.
Aunque actualmente esto está cambiando poco a poco, consideramos que un apoyo
importante para que esta situación cambie y se consiga una igualdad real entre sexos sería
que los medios de comunicación se involucrasen en este ámbito. Es en este punto donde
Hargreaves (1993:126) recrimina el proceder de los medios de comunicación en lo que se
refiere al deporte, aludiendo a que la atención que se le presta al deporte femenino en ellos
es mínima y cuando lo hacen, primero hacen referencia a su condición de mujeres y,
después, a la de atletas. No pretendemos recriminar la actitud, en este caso, de los medios
sino utilizar su capacidad de convicción frente a la sociedad para que hombres y mujeres
sean identificados como iguales en el ámbito deportivo, lo que, irremediablemente,
afectaría a los demás ámbitos de la vida social, lo que desembocaría en un cambio en la
sociedad que ayudaría al desarrollo de una cultura en la que la igualdad entre todas las
personas sería tal que podrían sentarse unas nuevas bases orientadas hacia el respeto a la
dignidad humana.
Otro aspecto que ha contribuido a destruir este falso mito sobre la incompetencia o falta
de capacidad de la mujer para realizar práctica deportiva ha sido, en gran medida, la lucha
histórica de las mujeres y la concienciación, en mayor o menor medida, de la sociedad
corroborando que la práctica deportiva no está reservada a los hombres, sino que el sexo
femenino puede aportar lo mismo que éstos en dicho campo. Para Bochetti (1996, en Puig i
Barata 2001:76) “conseguir que la diferencia que ha existido siempre pero que ha sido
oprimida y ocultada haya sido reconocida socialmente es fruto de un “combate” en la esfera
pública”.Así, Puig i Barata (2001:68) habla de que “innegablemente hay una cultura
deportiva femenina”, aunque está de acuerdo con Hargreaves en que ésta no goza ni de la
valoración social ni de la centralidad que tiene la masculina, especialmente en las
estructuras del deporte tradicional. Por otro lado, y atendiendo a la afirmación de Puig i
Barata, creemos que para conseguir la igualdad en el ámbito deportivo no es acertado
pensar en una cultura deportiva propia del sexo femenino, ya que esto implica que la
cultura deportiva entre hombres y mujeres es diferente, por lo que si fuera así, nunca podría
consolidarse una sociedad en la que unos y otras fueran considerados como iguales, al
menos, en este ámbito.
Evidentemente, queda mucho camino por recorrer para llegar a conseguir la igualdad en
cuestión de sexo, debido al lastre machista que ha arrastrado la sociedad a lo largo de la
historia. No obstante, es un hecho que la mujer tiene cada vez más peso en todos los
ámbitos de la vida (cultural, político, económico, etc.) y por supuesto en el del deporte, que
al ser una práctica cultural, refleja el sentir de la sociedad en la que se encuentra inmerso.
Hasta este momento hemos expuesto la problemática de la mujer en torno al mundo del
deporte. Como decíamos anteriormente, el deporte como práctica cultural ha seguido la
ideología dominante, es decir, excluía a la mujer de todos los aspectos sociales y culturales
de importancia, hasta hace relativamente poco tiempo. En este sentido, las clases sociales
bajas han sido tratadas del mismo modo que las mujeres. Con esta afirmación nos referimos
a que no han tenido una opinión relevante en ningún ámbito importante de la sociedad
(político, económico, etc.) y que incluso, en el ámbito deportivo, eran relegados de esta
práctica, ya que era un disfrute reservado sólo a unos cuantos. En esta línea, algunos
autores (Cazorla Prieto, 1979; Mandell, 1986; Elías, 1992; Bordieu, 1993) han puesto de
manifiesto que el deporte moderno en sus orígenes se constituyó como una práctica propia
de las élites sociales que incorporaba características, significados y finalidades particulares.
De esta manera, el deporte como aspecto cultural, en ocasiones ha estado destinado al
disfrute de unos cuantos mientras que para otros ha significado un medio de vida. Varios
años atrás, algunos deportes se han percibido con un cierto aire clasista, como si se
intentase levantar una barrera para mostrar hasta donde podía llegar la gente de a pie y
donde empezaba el deporte para la gente acomodada.
Sin embargo, las empresas dedicadas al ocio deportivo, mencionadas con anterioridad,
han provocado un cambio en la manera de ver estos deportes considerados como
“clasistas”, ya que mediante la oferta de servicios deportivos por parte de estas empresas se
ha conseguido romper la barrera que impedía el acceso a estos deportes a las clases sociales
“no dominantes”.
Este cambio ha supuesto el acercamiento de los deportes clasistas a todo el estrato social,
que han empezado a ser consumidos por todos los sectores de la población. Así, deportes
como el esquí, el padel o el golf, entre otros, han pasado de ser practicados por unos pocos
a ser deportes más asequibles para cualquier ciudadano/a. Así lo expone Velázquez
Buendía (2001) cuando dice que “a pesar de los orígenes aristocráticos que cabe atribuir al
deporte, su evolución como concepto y como práctica ha sido paralela a su diversificación
y a su extensión a todas las capas sociales”.
Siguiendo con esta línea argumental, podemos decir que la práctica deportiva,
actualmente, no sólo es exclusiva de las personas que tienen un gran poder adquisitivo. Será
el poder económico de la persona y, por supuesto el tiempo libre del que dispone, el
verdadero discriminador para que haya una mayor o menor práctica deportiva, pero no una
práctica diferente a las personas que están por debajo en la escala socio-económica, ya que
en la actualidad la mayoría de los ciudadanos/as puede practicar cualquier deporte por un
precio asequible. Es decir, el deporte no será un instrumento que marque las diferencias de
clase, como se utilizaba desde hace casi dos siglos hasta hace pocos años.
Por lo tanto, como hemos expuesto, partiendo del deporte como práctica cultural, éste
puede ser utilizado de dos maneras diametralmente opuestas: como agente de reproducción
social o como transformador social. De acuerdo con Devís Devís (1996:37), “el deporte se
configura como un objeto cultural que cumple funciones ambivalentes, incluso
contradictorias: la de producción y reproducción ideológica de los valores y estructuras
sociales, políticas y económicas dominantes, y la de transformación de tales valores y
estructuras”.
Por un lado, sin duda, como dice Velázquez Buendía (2001), “puede afirmarse que
todavía existen formas de discriminación deportiva que relegan a un segundo plano el
deporte femenino y que tratan de mantener ideológicamente la total supremacía masculina
en el campo de la actividad física y del rendimiento deportivo”. Incluso podríamos hablar
de cierta discriminación de clase en algunos casos concretos (clubes deportivos). Por otro
lado, como apunta Cazorla Prieto (1979), el deporte ha sido utilizado y se ha convertido en
un importante medio de protesta. Velázquez Buendía (2001) va un poco más allá cuando
expone “que el prestigio y la popularidad del deporte de élite han contribuido en la
evolución positiva de algunos problemas que se dan en la sociedad, ayudando a que se
produjera una disminución del racismo, introduciendo nuevas y desconocidas culturas que
han servido para entenderlas algo mejor e, incluso para la aproximación de las clases
sociales”.
De esta manera, y concluyendo con una cita de Velázquez Buendía (2001) hemos
comprobado que, “por un lado es cierto que el espectáculo deportivo está orientado hacia la
producción y reproducción ideológica de los valores y estructuras sociopolíticas y
económicas dominantes en las sociedades modernas, lo que contribuye a que tenga lugar
una sutil acomodación y control “consentido” de los grupos subordinados de la sociedad.
Pero, por otro lado, no es menos cierto que el espectáculo deportivo también contiene un
importante potencial para la transformación de la sociedad que ha sido y será aprovechado
como medio para estimular la resistencia y la lucha en tales grupos, y para alcanzar
mayores cotas de igualdad, justicia y bienestar social”.
Conclusiones
Hace siglos, incluso hace pocas décadas, nadie podía pensar que el deporte llegase a ser
practicado por mujeres. Un pensamiento de este tipo hubiera sido considerado como una
utopía. Sin embargo, y remitiéndonos a la práctica deportiva femenina actual, podemos
afirmar que las utopías son barreras que hay que intentar superar, como ha ocurrido en este
caso. No obstante, entendemos que aún queda camino por recorrer para alcanzar la igualdad
de oportunidades entre sexos en cualquier ámbito de la vida en el que incluimos, por
supuesto, el deportivo.
Bibliografía
RESUMEN
PALABRAS CLAVE:
Por todo ello, de las teorías generales explicativas recién expuestas y que
quedan resumidas en la Tabla.1, la teoría basada en una concepción diferenciada
entre el ser humano y el resto de animales parece adecuarse mejor a los intereses
de la presente aproximación al hecho deportivo.
En cualquier caso, a raíz del interés de este artículo por describir el deporte
como realidad social, el estudio se centrará en adelante en el hecho deportivo
como fenómeno humano del que no pueden obviarse sus implicaciones sociales.
Desde este prisma, numerosos autores defienden que la idea de lo que hoy
se conoce como deporte tuvo su origen en la Inglaterra del siglo XVIII, a partir de un
proceso de transformación de los juegos tradicionales, llevado a cabo por las élites
burguesas a raíz de la Revolución Industrial (Almeida, 2001; Elías & Dunning, 1992).
En esta línea Cagigal (1996: 582) asegura que existe una diferencia entre el deporte
pre-insdustrial y el post-industrial, señalando además que: “la evolución habida
entre los siglos XI al XVIII es relativamente escasa comparada con la que va a tener
lugar en los siglos XVIII al XX.
Por su parte, desde el análisis crítico que nos ocupa en este apartado, a partir
del relanzamiento del movimiento olímpico, el barón Pierre de Coubertin hizo lo
propio para promover el florecimiento de la juventud burguesa de Francia y con ella
la entronización del liberalismo y del colonialismo. De hecho, siguiendo con la línea
de Corriente & Montero (2011), el barón Pierre de Coubertin habría logrado impulsar
el deporte moderno, permitiéndole dar un paso al frente y expandirse mediante la
construcción de grandes estadios y espectáculos deportivos, así como a través de
la organización institucional de complejas organizaciones deportivas
EmásF, Revista Digital de Educación Física. Año 6, Num. 31 (noviembre-diciembre de 2014)
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internacionales. Tanto fue así que entre las diferentes disputas más o menos
explícitas entre países, el deporte se instauró como escenario de competición y
ostentación nacional por excelencia.
Por su parte, Brohm (1978) afirma que el hecho deportivo no deja de reflejar
la estructura capitalista e industrial que presenta una clara analogía estructural
entre la organización de un tipo de sociedad dada y una actividad socializada
como lo es el hecho deportivo. Así pues, la competición como ganancia, la
existencia de una clasificación o jerarquía, la medida y cuantificación, el
rendimiento técnico, la especialización, etc., son algunos de los valores
compartidos entre las sociedades capitalistas y el deporte tal como lo vivimos en
nuestros días.
Desde esta postura, avalada por los postulados del materialismo histórico, el
deporte no se entiende como una entidad supra-histórica que se mantiene a lo
largo de los siglos, sino que inscribe y determina su estructura interna en el marco
de las relaciones de producción (Laguillaumie, 1978).
Sin ir más lejos, Cagigal (1996) percibe que el deporte de los años 70 dista
mucho del que inventaron los ingleses. Se pasó de ciertos valores como el juego
limpio, la caballerosidad, el contacto social, el afán de superación, el respeto al
adversario, la entrega, la exigencia, etc., a un nuevo período en el que emergen
otros roles, estructuras y valores como el espectáculo, la política, la técnica, la
ciencia, el profesionalismo, la exigencia internacional, etc.
Así pues, esta expansión mundial del deporte, unida al carácter mercantilista
de las sociedades dominantes, provoca hoy en día grandes dosis de
sensacionalismo exacerbado que facilitan entender el deporte como un producto
de consumo. Bajo estos preceptos, el deporte asume un papel social importante en
el momento histórico contemporáneo. De hecho, desde las perspectivas más
críticas se sugiere que el deporte es una vía de impulso para los movimientos
capitalistas que persiguen un rápido proceso de globalización (Miller, Lawrence,
McKay & Rowe, 2001). En esta línea, el movimiento de globalización deportiva tiene
más que ver con la mercantilización y la alienación, que con el utópico
internacionalismo universal con el que lo venden los grandes organismos
deportivos.
Pero la cosa no queda ahí, sino que autores como Berthaud (1978: 99) dan a
conocer una de las peores caras del deporte al relacionarlo con su capacidad de
manipulación de masas. Desde esta concepción, el deporte ofrece una vía de
aprendizaje y aceptación tanto de la autoridad, como de la conformidad
ideológica de los valores dominantes, las reglas y las normas que se pretenden
inculcar.
Esta postura no hace más que reafirmar que el deporte tiene una enorme
fuerza y potencial, y que tal vez conociéndolo mejor estaremos en disposición de
proyectar toda su riqueza hacia el lado positivo de la balanza. Ya que, incluso
entendido como instrumento, el deporte puede ofrecer beneficios saludables,
puede aportar ventajas para el desarrollo de determinadas dimensiones educativas
e inclusivas, etc.
Existen a comienzos del último cuarto del siglo XX dos grandes tendencias
divergentes que, a medida que se estructuran y desarrollan, van
constituyendo entidades dispares, impulsadas cada una de ellas por
requerimientos totalmente distintos: el deporte-praxis, alimentado por la
propia necesidad humana de movimiento lúdico-competitivo, concretada en
una manera particular de expresarse, que puede comprender igualmente las
formas deportivas espontáneas que las organizadas, pero que se enmarca ya
en una conducta reflexiva y consciente de valores humanos y sociales del
deporte, tales como salud, descanso, esparcimiento, socialización, etc. Y por
otro lado, por otro camino, el deporte-espectáculo, requerido por demandas
distintas del anterior, motivado por las grandes propagandas políticas, por los
intereses económicos, comerciales, manipulado por los grandes resortes de
la publicidad.
Sin embargo, el deporte para todos o deporte praxis es una manifestación del
hecho deportivo contemporáneo que se relaciona con el ocio, en tanto que es una
de las preferencias de la población respecto a la dedicación de su tiempo libre
(García-Ferrando, 1990; Puig & Monteagudo, 2004). Bajo esta perspectiva, García-
Ferrando (1990: 89) explica el nacimiento de un nuevo concepto de deporte para
todos, surgido “con el propósito de difundir la idea de la práctica y actividad
deportivas entre la mayoría de la población, en un intento doble de contrarrestar las
influencias exageradas del deporte-espectáculo, y de difundir patrones de
conducta saludables y recreativos”. En el deporte para todos, los protagonistas son
los propios deportistas, ajenos a la propaganda, la comercialización, la
instrumentalización política, etc. En su caso, la motivación radica en valores como
el ocio activo, la higiene, la salud, el desarrollo biológico, el esparcimiento, la
educación, la relación social y la superación.
Para concluir, por tanto, conviene remarcar con Isidori (2013), que el deporte
es un concepto neutro, ni positivo ni negativo. Es la orientación, establecida por la
intencionalidad de los sujetos influidos por el contexto social, lo que determina el
sentido positivo o negativo del hecho deportivo. Por lo que, indudablemente, esta
reflexión no debe pasar inadvertida a todos aquellos profesionales,
administraciones y entidades responsables de la organización, la docencia y la
gestión del deporte.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Brohm, J.M. (1978). Sociología política del deporte. En Partisans. Deporte, cultura y
educación, 17-31.
Cagigal, J.M. (1996). Obras selectas. Madrid: C.O.I., A.E.D.P., Ente de promoción
deportiva J.M. Cagigal.
Coca, S. (1993). El hombre deportivo. Una teoría sobre el deporte. Madrid: Alianza
Editorial.
Corriente, F. & Montero, J. (2011). Citius, altius, fortius. El libro negro del deporte.
Logroño: Pepitas de calabaza.
Laguillaumie, P. (1978). Para una crítica fundamental del deporte. Partisans. Deporte,
cultura y educación, 32- 58.
Mechikoff, R. A. & Estes, S.G. (2005). A history and philosophy of sport and physical
education. From ancient civilizations to the modern world. New York: Mc Graw Hill.
Miller, T., Lawrence, G. A., McKay, J. & Rowe, D. (2001). Globalization and sport.
London: Sage publications Ltd.
Ueberhorst, H. (1973). Teorías sobre el origen del deporte. Citius, Altius, Fortius, 15, 9-
57.
Si pueden existir algunas dudas respecto a que la práctica deportiva pueda ser
considerada, en términos generales, como una actividad de masas, tales dudas se disipan
totalmente en lo que se refiere al interés por el deporte como espectáculo
(Mandel,1986;Alcoba,1987;García Ferrando,1990). En efecto, el interés de grandes
sectores de todas las capas sociales de la población por esta vertiente del deporte, tanto
como espectadores directos como consumidores de información deportiva, es tal, que no
sólo ha dado lugar a la construcción y ampliación de enormes estadios, a la aparición de
una importante cantidad de prensa especializada y de programas informativos de
televisión sobre deporte, a la creación de canales de televisión dedicados
exclusivamente al deporte..., sino que también ha llevado, recientemente, a que las
cadenas de televisión incorporen en sus noticiarios diarios generales a un presentador
especializado en temas deportivos.
Por tanto, cabe interrogarse por las causas que han hecho de esta faceta del
deporte un fenómeno socio - cultural de primer orden con una capacidad de
convocatoria de millones de ciudadanos de distintos pueblos y culturas, muy por encima
de la que pueden tener otros hechos socio - políticos y económicos mucho más
importantes para la vida de un país.
1
pueden conllevar otras situaciones excitantes de la vida cotidiana. Así, según este autor,
la contemplación de una pugna deportiva permite a los espectadores experimentar
plenamente la emoción de un combate, sentir vivamente la ansiedad, el miedo o la
desesperación que puede surgir a lo largo del mismo, pero sin asumir sus peligros, lo
que aumenta enormemente el placer de la expectación de la lucha produciendo efectos
catárticos y liberadores. Tales efectos se derivan del hecho de que las competiciones
deportivas permiten una confrontación directa entre seres humanos, con la
determinación de victorias y derrotas, sin que nadie salga dañado físicamente, lo que,
por identificación, permite reforzar la propia valía y autoestima de forma vigorizante y
purificadora sin sentir mala conciencia o remordimientos.
Precisamente esta misma posibilidad que ofrece el deporte a los individuos para
establecer lazos de identificación colectiva a diferentes niveles (local, regional,
nacional...), junto al orgullo, popularidad y prestigio social que conlleva la consecución
de victorias y trofeos, ha sido y es aprovechada por los poderes públicos en beneficio de
intereses políticos de diversa índole (Cazorla,1979.; Meynaud,1972.; y Brohm,1993).
2
Esta intervención de los gobiernos en las cuestiones deportivas ni constituye un
hecho reciente, como se expuso anteriormente, ni se ha limitado a una mera
instrumentalización social del espectáculo deportivo. En efecto, como señala (Sánchez
Ferlosio,1997),
Así, 105 posibles beneficios políticos derivados de los éxitos deportivos locales,
regionales o nacionales, han llevado en la actualidad a los poderes públicos a un
decidido y cada vez mayor apoyo normativo y presupuestario al deporte de alto nivel.
Por ello mismo, parafraseando al autor antes citado, dado el interés privado que tiene el
deporte, por multitudinario que sea el "interés del público" que llegue a despertar, nunca
podrá convertirse en "interés público", pero si, en cambio, en "interés del Estado".
3
de los que no consiguen alcanzar posiciones importantes, cabe considerar los
interrogantes que suscita por sí misma la existencia de dicha figura y la de un deporte
enormemente mercantilizado, en el que los clubes deportivos se parecen cada vez más a
empresas comerciales, y en el que las relaciones entre éstos y los deportistas casi
pueden considerarse de tipo laboral.
4
No sólo se trata del hecho de que el deporte femenino disponga una atención
económica, publicitaria e institucional enormemente inferior al deporte masculino, lo
que sí bien puede explicarse en primer lugar en términos de mercado también tiene otras
lecturas sociales mucho mas profundas y preocupantes. Se trata también de la existencia
de una segregación de géneros en modalidades deportivas y en categorías (alevín,
infantil) en las cuales las diferencias biológicas de sexo o bien no afectan al
rendimiento, o tales diferencias no se han manifestado todavía. En este sentido, ¿qué
finalidad tiene la separación entre hombres y mujeres en actividades tales como el salto
de trampolín, la hípica, el tiro con arco, los dardos, o incluso el golf, por señalar algunos
ejemplos?, ¿porqué no se permite la participación conjunta de chicos y chicas en
competiciones de voleibol o de baloncesto, por ejemplo, en las edades en que las
diferencias corporales todavía no han aparecido?.
Por otro lado, también puede decirse que la progresiva introducción de la mujer
en cada vez más deportes y su creciente acceso al mundo de la alta competición y del
espectáculo deportivo ha contribuido, como sostiene (Hargreaves,1993), a cambiar el
sentir general en torno a sus limitaciones biológicas para la práctica deportiva y a su
potencial de rendimiento físico Asimismo también la aparición de mujeres reporteras,
comentaristas, árbitros y entrenadoras constituyen hechos que han contribuido y
contribuyen al cambio gradual hacia la igualdad femenina en el mundo deportivo (tal y
como sucede en otros ámbitos de la vida).
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de los deportes tradicionales, como el voleibol, el baloncesto, el fútbol..., pero de una
manera informal, espontánea, distendida, y con una finalidad totalmente lúdica (lo que
lleva frecuentemente a la práctica conjunta de estos deportes entre amigos y amigas).
Esta nueva vía del deporte, que se aleja en su sentido, forma y finalidad de lo
que se considera como deporte oficial o formal, supone, de alguna manera, un "resurgir"
del elemento lúdico en el deporte, bastante debilitado en su concepción moderna, y que,
por ello mismo, lo ha hecho objeto de numerosas criticas. Como ya se ha comentado
anteriormente, la creciente profesionalización de los deportes tradicionales, su excesiva
orientación hacia la victoria y hacia el rendimiento, la presión que conlleva el juego
como fruto de los intereses socio - políticos y económicos que suelen ir asociados a los
resultados del mismo..., hacen muy difícil que puede tener lugar una reconstrucción del
mismo en el que, como añoraba (Huizinga,1996), se restaure el elemento lúdico, el fair-
play y el fin en sí mismo que lo ha caracterizado inicialmente.
Si bien puede afirmarse que la identificación entre salud corporal y deporte está
muy vinculada a la imagen que ofrecen los propios deportistas y, posiblemente, al
resultado de algunas campañas institucionales, también puede decirse que la idea de que
los efectos saludables de la practica deportiva tienen lugar cuando ésta se produce de
forma regular y dosificada, y las conductas consecuentes con tal idea, no se encuentran
muy extendidos entre las personas que practican deporte
Desde esta perspectiva, conviene tener en cuenta que la difusión de las nuevas
modalidades de práctica deportiva es debida en gran parte a campañas publicitarias
motivadas por intereses comerciales vinculados directamente a la propia actividad o
indirectamente, convirtiéndola en un reclamo para la venta de otro producto vacacional
(hoteles, agencias, clubes de viaje...). Así, la imagen juvenil, activa, ociosa, saludable...
6
que se transmite a través de este tipo de deportes ejerce una poderosa atracción que la
mayor parte de las veces no se corresponde ni ofrece posibilidades de práctica regular ni
de mejora de la salud, lo que las desprovee de la mayor parte de sus efectos
beneficiosos, convirtiéndolas en productos para su consumo esporádico.
7
No obstante, también se ha de tener en cuenta que, como indica (Hargreaves,
1993), la oposición a los modelos masculinos tradicionales del deporte, orientados a la
competición y al rendimiento, así como el deseo de otras formas deportivas en las que
predomine el aspecto recreativo, lúdico y saludable no proviene sólo de las mujeres sino
también de los hombres. En efecto, en palabras de esta misma autora,
Puede, por tanto, afirmarse no sólo que el deporte, entendido en su concepto más
amplio, está de moda, sino que tal aseveración está plenamente vigente también en esta
faceta del deporte que tanto preocupa (al menos en teoría) a padres, instituciones
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públicas, entidades deportivas, centros escolares, educadores y profesionales de la
educación física y/o del deporte, cual es el deporte practicado por escolares.
9
- Derecho de beneficiarse de un ambiente sano.
- Derecho a ser tratado con dignidad.
- Derecho a ser formado y entrenado por personas competentes y
según las posibilidades individuales.
- Derecho a competir con jóvenes de parecida aptitud física.
- Derecho a participar en competiciones adaptadas.
- Derecho a practicar deporte con completa seguridad.
- Derecho a disponer de tiempo de recuperación.
- Derecho a no ser un campeón.
El deporte en estas edades no debe ser un fin, sino un medio para educar a través
del movimiento. No debe ser selectivo, ni trascendente como el deporte de alta
competición. Debemos tener en cuenta que el niño tiene derecho a ser tratado con
dignidad, a divertirse mientras hace deporte, a participar en igualdad de oportunidades,
a competir con reglas adaptadas a su capacidad y a jugar con deportistas de su edad con
similares posibilidades de ganar.
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El deporte, puede ser considerado como universal cultural. La práctica de
alguna de sus manifestaciones, como es el caso del deporte entre escolares, aparece por
general asociada a valores y actitudes como la cooperación, el diálogo, el respeto, la
responsabilidad, la sinceridad o la creatividad. Este es argumento suficiente para que la
práctica deportiva goce de presencia destacable en muchas de las actividades que se
desarrollan con el objetivo de contribuir al proceso educativo de los jóvenes.
Donde sí tenemos que apostar es por la función educativa del Deporte Escolar
entendiendo que esta actividad puede, todavía, situarse al margen de la obsesión
competitiva. La competición debe ser un medio y nunca el objetivo final.
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A partir de los resultados obtenidos por las investigaciones realizadas por M.
Gutiérrez San Martín (1995), se concluye en que los valores más propicios de alcanzar a
través de la Actividad Física y el Deporte son los siguientes:
Así para que el deporte sea educativo y pueda hablarse de deporte como unión
de culturas, siempre teniendo en cuenta su papel correspondiente, siguiendo las
orientaciones de los postulados mas educativos en la legislación, debe respetar los
siguientes criterios:
Se trata de lograr una aproximación de los niños/as a lo que son las diferentes
prácticas deportivas de manera que puedan escoger entre ellas las que más coincidan
con sus intereses, capacidades y medios. El poder aportar una visión de lo que es,
significa y genera actualmente la práctica deportiva, también le dará elementos para
adquirir una conciencia crítica respecto al papel del deporte en nuestra sociedad.
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De la lectura de estos textos y sus futuras investigaciones esperamos que se
deduzca lo importante que es la actividad deportiva para el desarrollo psico-físico de
nuestras hijas e hijos y, al mismo tiempo, lo alejado que está nuestro Sistema Educativo
de un fomento aceptable del deporte, si analizamos con realismo la situación en nuestras
escuelas e institutos, aunque será nuestro trabajo diario el que nos lo dirá con más
certeza.
D) Debemos contactar con las autoridades e Instituciones oficiales para ver qué
pueden aportar, cómo se pueden implicar, qué recursos tienen y cuáles pondrían a
nuestra disposición. Solicitar también información y recursos al Departamento de
Deportes de los Gobiernos.
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Deporte escolar, deporte rendimiento y deporte lúdico
Introducción
"En Educación Física los docentes ubican como contenidos únicos los
deportes libres a manera de dejar hacer, evadiendo cualquier responsabilidad
de orientación que pocas veces toca los fundamentos técnicos de aquellos más
practicados… en una clase sin orientación no hay comprensión, no hay
discernimiento, no hay preguntas… no hay motivaciones intelectuales"
"El deporte, parece imponerse en todos los actores que tienen relación con la
clase de educación física. Los profesores mediante sus clases orientadas
hacia la práctica deportiva, las instituciones que favorecen y apoyan
exclusivamente este tipo de prácticas, las familias que no tienen un concepto
diferente de educación física al de realizar deporte y en estrecha relación con
los conceptos generados por estos actores sociales, los jóvenes estudiantes,
quienes ven en el deporte no solo el reflejo de la case de educación física, sino
las perspectivas de sus sueños aspiraciones".
Ante esto, es oportuno preguntarse ¿será que los docentes del área, le están
dando el valor adecuado al deporte en la clase? o por el contrario ¿están
contribuyendo a esta deportivización, sin sentido educativo, de la clase?
Deporte y rendimiento
Pero aun así es este tipo de deporte el que nos da muestra de las grandes
posibilidades del ser humano, del talento y la pasión desbordantes en las fustas
deportivas, de la alegría inmensurable al meter un gol, al convertir la canasta
de la victoria, al romper los records en las pistas atléticas; son estas emociones
y sentimientos el verdadero valor y merito del deporte profesional.
Deporte y lúdica
Según Bolívar Bonilla (1998): "La lúdica se refiere a la necesidad del ser
humano, de sentir, expresar, comunicar y producir emociones primarias (reír,
gritar, llorar, gozar) emociones orientadas hacia la entretención, la diversión,
el esparcimiento".
Dada esta definición, podemos inscribir aquí el deporte lúdico como aquel
que se realiza fuera de los ámbitos profesionales y educativos en busca de
diversión, esparcimiento y entretención; es este tipo de deporte que no tiene
un tiempo ni espacio delimitado, ni tampoco reglas estrictas que restrinjan sus
posibilidades, donde el juez son los mismos jugadores y los contrincantes son
los vecinos, los amigos del barrio o los compañeros de clase.