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Es algo formidable que vio la vieja raza:

robusto tronco de árbol al hombro de un campeón


salvaje y aguerrido, cuya fornida maza
blandiera el brazo de Hércules, o el brazo de Sansón.

Por casco sus cabellos, su pecho por coraza,


pudiera tal guerrero, de Arauco en la región,
lancero de los bosques, Nemrod que todo caza,
desjarretar un toro, o estrangular un león.

Anduvo, anduvo, anduvo. Le vio la luz del día,


le vio la tarde pálida, le vio la noche fría,
y siempre el tronco de árbol a cuestas del titán.

«¡El Toqui, el Toqui!» clama la conmovida casta.


Anduvo, anduvo, anduvo. La aurora dijo: «Basta»,
e irguióse la alta frente del gran Caupolicán.
1. Localización
Rubén Darío, en este poema, nos habla de un personaje histórico muy importante para los chilenos: Capoulicán. Este
se enfrentó a los españoles cuando invadieron Chile en el siglo XVI. En concreto, el poema enmarca un hecho
importante, entre histórico y mitológico, por el que este personaje, llegó a ser el jefe de ese ejército que se enfrentó
a los que venían de otras tierras.

... Fuente https://www.poemas.de/caupolican/


2. Tema
descripción física de Caupolicán, y relato de su proeza.
3. Estructura
a. Interna:
Desde el punto de vista métrico formal destacan en el soneto el empleo del verso alejandrino, rescatado y vuelto a la moda por la acción
innovadora del Modernismo, movimiento en que Darío está inmerso y del que es uno de sus principales impulsores, y el uso, en el contexto
del soneto y del arte mayor, de algunas terminaciones agudas de versos y hemistiquios – en concreto, tienen terminación aguda seis versos.
Como ya anoté en relación con otro de Rafael Alberti, se ve que la poesía de arte mayor medida y rimada de comienzos del siglo XX se
había liberado por fin de la vieja – e infundada, según mi opinión – prohibición de Fernando de Herrera y sus secuaces.
Revisión de los tipos de heptasílabo
Habida cuenta de que el alejandrino es un verso compuesto por dos hemistiquios heptasilábicos separados por
una cesura central parece pertinente recordar los tipos de heptasílabos, ya que el análisis de los alejandrinos
de este soneto se hará por medio del de sus hemistiquios. Veamos entonces.
El heptasílabo es el verso de siete sílabas, también llamado, como el hexasílabo, verso de redondilla
menor, oanacreóntico o de endecha.
La única condición en cuanto a la disposición de los acentos es que la sexta sílaba métrica ha de estar acentuada,
mientras que las contiguas, 5ª y 7ª, deben ser átonas. La posible existencia de otros acentos sobre alguna o algunas
de las primeras cuatro sílabas determinan los diferentes ritmos del heptasílabo y, a su vez, los diferentes tipos de
esta modalidad de versos. Son estos (entre corchetes la anacrusis):
1) Trocaico (o yámbico), con anacrusis en la 1ª sílaba y acentos en 2ª, 4ª y 6ª (alguno de los dos primeros puede
faltar):
Y todo bulle y vive [o] óo óo óo - trocaico completo
El sabio con corona [o] óo oo óo - trocaico incompleto 2-6
Como león semeja [o] oo óo óo - trocaico incompleto 4-6
2) Dactílico (o anapéstico), con las dos primeras sílabas en anacrusis y acentos en 3ª y 6ª::
Cien insectos alados [oo] óoo óo
3) Mixto de tipo A (periodo rítmico = dáctilo + troqueo), con acentos en 1ª, 4ª y 6ª sílabas:
Dórida ingrata mía, óoo óo óo
4) Mixto de tipo B (periodo rítmico = troqueo + dáctilo), con acentos en 1ª, 3ª y 6ª sílabas:
Islas blancas y verdes óo óoo óo
Si los versos no fueran llanos los esquemas métricos anteriores se mantienen si bien, si fueran agudos, la última
sílaba gramatical sería la 6ª métrica, y, si fueran esdrújulos, la antepenúltima sílaba gramatical sería asimismo la 6ª
métrica.
Análisis métrico. - Vayamos pues al análisis verso a verso. Al principio de cada uno indicaré su número de orden en el
soneto. Las sílabas tónicas irán en negritas, y aquellas en que recaigan los acentos de intensidad, además, en rojo.
Las sinalefas irán entre paréntesis (), las cesuras se denotarán con doble barra //.
1 Es-al-go-for-mi-da-ble // que-vio-la-vie-ja-ra-za: -> trocaico incompleto 2-6 (ti26) // trocaico completo (tc).
Efecto antirrítmico, apenas perceptible, del acento de la 1ª sobre el principal de la 2ª sílaba
2 ro-bus-to-tron-co-(de ár)-bol // al-hom-bro-(de un)-cam-peón -> tc // trocaico completo agudo (tc agudo). A
destacar, el encabalgamiento entre éste y el siguiente verso.
3 sal-va-je-(y a)-gue-rri-do, // cu-ya-for-ni-da-ma-za -> ti26 // trocaico incompleto 4-6 (ti46)
4 blan-die-(ra el)-bra-zo-(de Hér)-cules, // (o el)-bra-zo-de-San-són. -> tc esdrújulo// ti26 agudo
5 Por-cas-co-sus-ca-be-llos, // su-pe-cho-por-co-ra-za, -> ti26 // ti26
6 pu-die-ra-tal-gue-rre-ro, // (de A)-rau-(co en)-la-re-gión -> ti26 // ti26 agudo
7 lan-ce-ro-de-los-bos-ques, // Nem-rod-que-to-do-ca-za, -> ti26 // tc
8 des-ja-rre-tar-un-to-ro, // (o es)-tran-gu-lar-un-león. -> ti46 // ti46 agudo. A señalar un acento antirrítmico en
cada hemistiquio, sobre el artículo indeterminado un, sin grave perjuicio para la estructura rítmica; la sinéresis
latinoamericana de e o, en que la ese hace más breve y se asemeja a i (lión), y el carácter agudo del verso, ya
comentado.
9 An-du-(vo, an)-du-(vo, an)-du-vo. // Le-vio-la-luz-del-dí-a, -> tc // tc
10 le-vio-la-tar-de-pá-lida, // le-vio-la-no-che-frí-a, -> tc esdrújulo // tc
11 y-siem-(pre el)-tron-co-(de ár)-bol // a-cues-tas-del-ti-tán. -> tc // ti26 agudo
12 “¡El-To-(qui, el)-To-qui!”-cla-ma // la-con-mo-vi-da-cas-ta. -> tc // ti46
13 An-du-(vo, an)-du-(vo, an)-du-vo. // (La Au)-ro-ra-di-jo:-“Bas-ta”, -> tc // tc
14 (e ir)-guió-se-(la al)-ta-fren-te // del-gran-Cau-po-li-cán. -> tc // ti26 agudo

Rima.- Se emplean dos rimas en los cuartetos y tres en los tercetos. Son rimas consonantes perfectas bien
contrastadas en uno y otro caso, y con cuidado de evitar asonancias entre ellas. Se utiliza rima aguda en cuatro versos
de los cuartetos y en dos en los tercetos.
La rima de los cuartetos es cruzada, menos habitual que la abrazada; la de los tercetos tampoco está entre las
más habituales, pero cumple bien con las tres condiciones básicas: 1) No dejar versos sueltos; 2) Establecer como mínimo
un enlace de rima entre ambos tercetos; 3) Que no hayan tres o más versos consecutivos con la misma rima. El esquema
de la rima del soneto es:
ABAB ABAB CCD EED
A = - aza; B = - ón; C = - ía; D = - án; E = -asta.

Los dos primeros versos presentan, como en una estampa, al indio con él tronco a cuestas. Es algo formidable... El adjetivo
"formidable" se usa hoy tanto en la conversación familiar que hemos de recordar su sentido verdadero: en su origen
significaba "temible"; luego pasó a ser "muy grande-o "grandioso", y este es el sentido con que lo usa Rubén. Desde el
principio, pues, se afirma el carácter excepcional del suceso y del personaje, a quien se llama luego campeón (palabra
que, antes de tener el actual valor deportivo, tenía –como aquí- un sentido militar).

Dos adjetivos, encabalgados en el verso 3, completan a campeón: salvaje y aguerrido, palabras que nos dan una primera
caracterización del personaje: primitivo, elemental, valeroso. Tal impresión se continúa con referencias a personajes
legendarios: un héroe de la mitología clásica (Hércules) y un héroe bíblico (Sansón), ambos caracterizados por su fuerza
excepcional. De cualquiera de ellos habría sido digna la fornida maza del héroe americano. Por lo demás, compárese
fornida maza con robusto tronco: en los dos casos, el adjetivo epíteto recoge también esa idea de fuerza que es tema
central del soneto.

Pero al sentido de las palabras se añade -y esto es importantísimo-la sonoridad (aliteración). Desde la primera lectura,
nuestros oídos perciben la abundancia de consonantes ásperas, como la j (vieja, salvaje) o la z (raza, maza, brazo).
Destacan -aún más las rr (raza, robusto, aguerrido). Algunas vocales suenan de, manera especialmente rotunda al ir
seguidas de consonantes nasales o de r (formidable, tronco, hombro, fornida, blandiera); y ello es aún más perceptible en
las rimas (campeón-Sansón). Realmente, pocas veces podemos asistir a un ajuste tan significativo de expresión y
contenido: la sonoridad "fuerte" contribuye, tanto o más que los significados, a hacernos sentir esa, impresión de fuerza.
En torno a la misma impresión de fuerza, sigue la descripción de Caupolicán en la segunda estrofa.
El verso 5 nos lo muestra poderoso en su desnudez: Por casco sus cabellos, su pecho por coraza. Es un
cuerpo férreo que no necesita de armaduras. Notemos de paso la hermosa construcción del verso, bimembre
y con un "quiasmo" (o cruce de estructuras gramaticales) para poner de: relieve los términos:
por casco sus cabellos / su pecho por coraza
Más adelante (y observando de pasada el hipérbaton de Arauco en la región), se completa el retrato
con un nuevo atributo (lancero de los bosques), enlazado con otra referencia a un héroe legendario (el caldeo
Nemrod). Y todo ello para decir que Caupolicán hubiera podido (=pudiera tal guerrero) desjarretar un toro
o estrangular un león. El verso es un espléndido remate de la descripción del héroe. Su fuerza llega aquí al
punto culminante con esa capacidad de vencer a fieras terribles. Debemos añadir que este verso es una nueva
alusión a Hércules y á sus "doce trabajos"". En efecto, el héroe griego -entre otras hazañas- domó al toro de
Creta y estranguló al león de Nemea. Detengámonos un momento a reflexionar: Rubén Darío quiere dotar al
guerrero araucano de una aureola mítica de claras resonancias bíblicas y clásicas. Es todo un cruce de
culturas: lo hebreo, lo greco-romano, lo americano... Y eso es Rubén Darío.
Desde un punto de vista formal este verso -que concluye la segunda estrofa- es de construcción
semejante al verso final de la primera: ambos son bimembres. Por lo demás, su calidad sonora viene a ser un
compendio de lo que antes hemos dicho sobre la sonoridad del poema (confirmada en este segundo
serventesio).
Tras la descripción del personaje, se inicia ahora el relato de su hazaña. Ya en el verso 2 lo habíamos
visto con el tronco de árbol a sus hombros. Pero del presente descriptivo (Es algo formidable) pasamos en
los tercetos al pretérito de narración: Anduvo, anduvo, anduvo... La pura repetición es un recurso elemental
de intensificación para indicar lo inacabable de la acción. La misma idea de duración es lo que expresan las
tres oraciones yuxtapuestas que siguen: Le vio la luz del día, - le vio la tarde pálida, le vio la noche fría...
(Nótese la insistencia en le vio -anáfora- y la regularidad de la acentuación en los dos versos.) Y siempre el
tronco de árbol a cuestas del titán. Limitémonos a subrayar la nueva connotación de fuerza en la última
palabra.
El terceto final se inicia con el reconocimiento de la superioridad de Caupolicán: la conmovida casta
(=la vieja raza) lo proclama jefe con entusiasmo: ¡El Toqui, el Toqui! Pero Caupolicán sigue caminando:
reaparece la repetición Anduvo, anduvo, anduvo... Ercilla, en el citado pasaje de La Araucana insistía
también en la duración de la proeza (dos días y dos noches en aquel poema); veamos cómo se nos contaba
allí el final:
Era salido el sol cuando el enorme
peso de las espaldas despedía,
y un salto dio, en lanzándolo, disforme,
mostrando que aún más ánimo tenía.
Por comparación con estos versos, admiramos la condensación y la eficacia del final de este soneto:
La aurora dijo “Basta”
e irguióse la alta frente del gran Caupolicán
Como en la obra de Ercilla, la prueba termina al amanecer. Pero aquí es la misma aurora quien
parece ordenarlo, con una palabra que restalla con fuerza ("Basta”). Y el majestuoso verso final recoge la
noble actitud del héroe (irguióse), al que dos epítetos muestran en todo su esplendor (alta frente, gran
Caupolicán). El poeta ha esperado hasta el final para darnos su nombre, que resuena grandioso. Por lo
demás, todo el verso es muestra eminente de esa poderosa sonoridad que ya hemos señalado antes.
b. Externa:
En la primera estrofa de este soneto se nos presenta a este personaje desde un punto de vista mitológico al
igualarse al hijo de un Dios, Hércules, o a un hombre al que Dios le dio la fuerza como poder y ofrenda, como
Sansón. Se nos sitúa en una época antigua, en la que los hombres eran diferentes, de una raza en la que la fuerza
estaba unida al deseo de los dioses.

En esta primera estrofa se nos indica cuál era la prueba por la que se escogía, de entre los mejores guerreros, al
campeón, al que sería el jefe de todas las fuerzas. Esa prueba, según la mitología, era la de ver quién aguantaba
más tiempo un tronco de árbol sobre el hombro. Capoulicán fue el guerrero que soportó más tiempo este. Se
habla de dos días con sus noches.
Esa mitificación de Guerrero, continúa en la segunda estrofa a través de una descripción de su cuerpo: esos
cabellos largos, ese cuerpo fuerte, musculado y, seguramente, con marcas de lucha y cuya fuerza es capaz, como
suele ocurrir en la mitología griega, romana, etc., de matar a bestias salvajes como un león o un toro con una sola
mano, símbolos de una fuerza enorme.

En el primer terceto del soneto, se hace referencia al paso del tiempo durante esos dos días. Se aumenta la dureza
de la prueba al hablar del calor de la mañana y de las frías noches que tuvo que soportar este guerrero y, como
no podía ser de otra manera, soportando el peso del tronco sobre su hombro, equiparándolo a los titanes
mitológicos.

En el segundo terceto, victorioso, Capoulicán es el vencedor sobre los demás y es nombrado Toqui, que era la
máxima distinción que podía tener un miembro de esa sociedad. Esta distinción significaba que era el elegido para
mandar sobre todos los demás guerreros, lo que otorga, además del poder sobre el ejército, poder sobre la
naturaleza, porque el sol se detiene frente a él en señal de respeto, iluminándolo en toda su grandiosidad

4. Valoración personal

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