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ELEMENTOS EPISTEMOLÓGICOS DE LA CARTA SÉPTIMA

ROGELIO ÁNGEL MONDRAGÓN AMADOR

Correo electrónico: angelmmaleza@gmail.com

Textos Filosóficos II

2019-2
2

INTRODUCCIÓN

Dentro del canon de las obras que se consideran auténticamente de la autoría de Platón, la
mayor parte de ellas se encuentran escritas en el formato de diálogo teniendo como
protagonista, o dirigente de la conversación, a Sócrates. Es por ello por lo que puede resultar
extraño encontrar algún texto que diste de esta presentación, y esta extrañeza podría conducir
a que se dude de la autenticidad de las cartas que presuntamente fueron escritas por Platón.

No considero que la diferente forma en la que se presenta este texto sea razón suficiente para
poder desmeritar ninguna de las cartas que se atribuyen a la mano de Platón, pero también
creo que sería pertinente evaluar otros elementos presentes en la epístola que podrían
intervenir en su interpretación.

Para desarrollar este ensayo tomare únicamente la Carta VII, pretendo señalar cuáles son los
conceptos epistemológicos que ponen en duda que la Carta Séptima sea de la autoría de
Platón y por qué es que existen tales imprecisiones. Estoy consciente de que no poseo un
manejo propio del idioma griego en el que fueron escritas las obras platónicas, por lo que no
haré mención alguna sobre los elementos estilísticos ni de lenguaje de la carta en cuestión,
remitiéndome únicamente a su traducción a la lengua española de Juan Zaragoza; considero
que la mayor parte del contenido presente en texto que analizaré está orientado hacia la parte
ética y política del cómo se debe gobernar y cómo de ser un filósofo, y es por ello que prefiero
tomar para mi investigación lo que se menciona respecto al conocimiento del ser, lo que es
propiamente epistemológico.

Tengo una suposición, que me encargaré de defender a lo largo de mi discurso, de que la


principal razón por la que es probable que las ideas expresadas en la carta VII no concuerden
con las planteadas en otros textos, es debido a la diferencia del formato, el cambio de diálogo
a carta y la intención que tienen provoca cierta limitación al momento de precisar en algunos
puntos clave en todo el corpus platónico.

Para poder sostener lo anteriormente mencionado, comenzaré señalando brevemente, sin


pretender hacer un relato biográfico, el momento histórico en el cuál se presume fue escrita
la carta y la intención que parece tener el autor para emitir dicho escrito. Continuaré
explicando los elementos que Platón toma, en la Carta VII como los necesarios para poder
3

llegar al conocimiento de las cosas, y para cerrar estableceré la comparación del como se
explican estos elementos en otros diálogos, principalmente en La República y en Leyes.

De la autoría de Platón, me apoyaré para mi interpretación principalmente el libro X de Leyes


y de La República, ambos en su traducción al español por Francisco Lisi y Antonio Gómez
Robledo respectivamente. También me valdré de algunos comentarios hechos por G.M.A.
Grube y R.M. Hare a los aportes que Platón hizo a la epistemología.
4

ELEMENTOS EPISTEMOLOGICOS EN LA CARTA VII

La Carta VII de Platón representa mayormente un relato autobiográfico que por si mismo
nos describe el contexto histórico que le antecedió. Dirigida a los parientes y amigos del
fallecido Dion, esta epístola tiene el propósito de servir como respuesta a la invitación a
colaborar con ellos en acto y en palabra.1 Probablemente esta carta fue escrita en el año 353
a.C., año en el que muere asesinado Dion previa a la toma de Siracusa;2 es por lo que debió
ser escrita después de la fundación de la academia en 387 a.C. y posterior al periodo de 369-
347 a.C., en el que es probable que se hayan escrito los últimos diálogos de vejez.3

Dicho lo anterior es que podemos considerar que ya nos encontramos con un Platón
completo, que ya tiene terminado todo su sistema filosófico, razón por la cual no hay motivos
para poder apelar a la rectificación o replanteamiento de algunos conceptos. En este punto
tomaré en cuenta la clasificación cronológica de Wilamowitz, en donde se dice que Platón
“cierra, en fin, su gloriosa carrera de escritor, y su vida misma, con las Leyes” 4, diálogo
que servirá como uno de mis principales materiales de comparación.

Platón realiza una crítica al carácter de Dionisio II, a quien pretendía instruir en la filosofía
con la finalidad de formar a un buen gobernante. Contra toda expectativa se representa a
Dionisio II como una persona vanidosa y con los excesos y conductas propias de un tirano y
que además se encuentra interesado en dar la impresión de ser un sabio ya instruido
completamente en el arte del filosofar.

Otra de las acciones de Dionisio II que son propias de censura es el escribir tratados a cerca
de conocimientos que le fueron enseñados por otros, pero presentándolos como si fueran
propios,5 situación que demuestra los escasos valores éticos en el tirano y de nuevo revela su
verdadera intención de pretender ser un hombre culto, pero sin sufrir el complicado camino
que debe seguir un hombre que de verdad quiere dedicarse a la obra filosófica. Platón plantea
para poder evaluar esto una prueba, en la que es necesario explicarle a cualquier persona que
esté dispuesta a iniciarse en la filosofía la dificultad y modelo de vida al cual se tendrá que

1
Cf. Platón, Carta VII, 324a
2
Cf. Platón, Diálogos, vol.VII, p.442
3
Cf. Platón, Diálogos, vol.I, p.125
4
Antonio Gómez Robledo, Platón, Los seis grandes temas de su filosofía, p.90
5
Cf. Platón, Carta VII, 341b
5

adaptar a partir de su decisión, puesto que “si el oyente es un verdadero filósofo, apto para
esta ciencia y digno de ella porque tiene una naturaleza divina, el camino que se le ha
enseñado le parece maravilloso, y piensa que debe emprenderlo inmediatamente y que no
merece la pena vivir de otra manera”.6

Volviendo a la crítica de Platón a la actividad de Dionisio de presentar enseñanzas ajenas


como si fueran propias, es que el declara que ni el tirano ni mucho menos ninguno de los que
le enseñaron deberían atreverse a dejar por escrito doctrinas a cerca de la naturaleza de las
cosas, puesto que sólo él estaba capacitado para poder hacer mención de temas tan excelsos
y complicados como ese.7 A pesar de que puede generar una impresión de prepotencia, mas
adelante Platón realiza una explicación conceptual a cerca de cuales son los elementos que
se deben considerar para poder alcanzar el conocimiento de cualquier cosa, 8 continuaré
explicando cómo los desarrolla.

Hace mención de tres elementos dirigidos a las cualidades de la cosa que se quiere conocer,
todo esto construido principalmente de palabras o símbolos que son igual de cambiantes que
la cualidad que quieren reflejar. Habla del nombre, la definición y la imagen que pretenden
representar la esencia de la cosa, pero considera que son el medio más débil, por su naturaleza
tan mutable, para representar la perfección de la esencia, es por ello por lo que “ninguna
persona sensata se arriesgará a confiar sus pensamientos en tal medio”.9 En este punto se
puede apreciar una discordancia con diálogos como Teetetes, donde lo que principalmente
se persigue es encontrar una definición del objeto que se pretende estudiar, en este caso el
conocimiento.10

Una característica propia del método de investigación por el que se guiaba Sócrates en los
diálogos es empezar por tener una definición a cerca de lo que es que se quiere conocer, pero
en este pasaje de la Carta VII parece despreciar este elemento al tomarlo como algo volátil y
de poca fiabilidad. Podría tal vez tomarse como una corrección a lo que se dijo en este y otros
diálogos anteriores, pero al ser Teetetes un diálogo de vejez es que también debería de

6
Platón, Carta VII, 340c
7
Cf. Ibid. 341c-e
8
Cf. Ibid. 342a-344c
9
Ibid. 343a
10
Cf. Platón, Teetetes, passim.
6

esperarse que ya tenga totalmente claros la forma en la que se emplearán los conceptos a lo
largo de sus disertaciones, por lo que no hay lugar para tomar la excusa de la maduración
temporal de toda la teoría epistemológica.

Otra complicación me surge al retomar el libro X de las Leyes, en este se hace una breve
mención de los tres elementos que se deben considerar para aprehender el conocimiento de
cada cosa “uno, la cosa; otro, la definición de la cosa; y otro, su nombre”.11 En esta línea
citada aunque si nombra la definición y el nombre de la cosa, en lugar de la imagen habla del
objeto en sí, dejando de lado la imagen entendida como una representación poco fiel de lo
que se pretende sea copia. La imagen al ser interpretada como solo un reflejo de lo que en
verdad es se convierte en un elemento que, aunque nos ayuda a comprender la realidad, no
podemos tomar como referencia para hablar del conocimiento en sí.

Después del nombre, definición e imagen Platón presenta dos elementos extra, que no se
encuentran presentes como tal en ningún otro texto de su autoría; estos son el conocimiento
y la esencia de la cosa. “Lo cuarto es el conocimiento, la inteligencia, la opinión verdadera
relativa a estos objetos: todo ello debe considerarse como una sola cosa”.12 En esta cita
mete tres conceptos en un mismo saco, de los cuales el que más resalta es el de opinión
verdadera, este también se encuentra en la discusión de Sócrates con Teeteto donde descartan
la posibilidad de que exista cosa tal como la opinión verdadera, puesto que “quien tiene una
opinión a cerca de lo que no es, no opina.” 13 Es entonces que no podemos catalogar la
opiniones como verdaderas o falsas, esto sumado a que las opiniones se encuentran mediadas
por la percepción de la cual no nos podemos valer para la discusión a cerca de lo que es el
conocimiento.

Explicito la contradicción: ¿por qué razón es que en la Carta VII mezcla como iguales al
conocimiento y a la opinión verdadera, siendo que en el diálogo Teeteto ya fueron separados
tales conceptos? Parecería incluso ilógico desperdiciar una distinción tan elaborada con
anterioridad para después volver a colocarlo todo junto como si fueran equivalentes o
intercambiables, cosa que aclaro primero no era así.

11
Platón, Leyes, 895d
12
Platón, Carta VII, 342c
13
Platón, Teeteto, 198a
7

Otro punto de comparación que surge es que en el símil de la línea del libro VI de La
República,14 Platón coloca a la opinión como un pensamiento aun atado a la parte sensible
del mundo, parte que no nos puede proporcionar el conocimiento del ser ya que este se
encuentra muy distante de la esencia de lo que es. Incluso en la alegoría de la caverna15,
también compara a este nivel del entendimiento como el desenvolverse al nivel de los cuerpos
físicos, de los objetos sensibles: “Encuentra la diferencia entre ellos [conocimiento y
opinión] en la mayor perdurabilidad del conocimiento, garantizada por un «cálculo de la
razón» respecto de lo que conocemos”16

Resulta un poco más claro cuando a continuación del conocimiento pone a la cosa en sí como
quinto elemento, siendo este el tercero en las Leyes. Explica que lo mas cercano a la cosa es
el conocimiento, siendo el alma lo más afín a captar el ser, mientras que el cuerpo se limita
a atender a las cualidades. Cuando preguntamos por la cosa, estamos hablando de la Idea, la
esencia de aquello que le da forma y lo convierte en lo que es. Para Platón estos dos últimos
puntos están dotados de la característica propia de las Ideas, son inmutables e imperecederos,
y es debido a esto que considera que la palabra no es un medio firme para poderle encargar
la tarea de expresar algo de naturaleza contraria a lo que es, la expresión del pensamiento
consta de nombres y predicados que no le dan la firmeza para sostener todo el peso de la
verdad.17

Justo este problema de tratar de expresar la esencia a través de la volatibilidad de la palabra


la justifica en que se debe a la mala educación del “investigador” quien fue instruido de una
manera tan pobre que se basta con las primeras imágenes que puede percibir para poder
atreverse a hablar de la verdad. Pero incluso cuando ya se posee la capacidad de alcanzar con
el razonamiento la esencia del ser es que el filósofo desarrolla la capacidad creadora de la
armonía y la belleza en sus textos.18

Se pretende que al momento en que alguna persona ha alcanzado el conocimiento de alguna


materia , esta pueda servirse de el para poder obrar conforme a la virtud, recordando que para

14
Cf. Platón, La República, pp. 237-240
15
Cf. Ibid. pp.241-244
16
R.M. Hare, Platón, p.62
17
Cf. Platón, Carta VII, 243b
18
Cf. G. M. A. Grube, El pensamiento de Platón, p.89
8

Platón la virtud misma es conocimiento, y si alguien no puede comportarse virtuosamente es


porque en realidad no posee conocimiento alguno y mucho menos la capacidad (o habilidad)
de poder alcanzarlo19. Justamente el carácter tan desmedido y vanidoso de Dionisio II es lo
que revela que de ninguna manera ha llegado a ningún conocimiento por si sólo, ya que de
ser así tendría un perfil más mesurado y habría obrado conforme a la justicia.

Dentro de la línea temporal del relato, se sigue explicando otros sucesos que principalmente
sirven como referencia histórica y que continúan con la función principal de la carta, la
función de servir como consejo a los parientes de Dion en las decisiones políticas que
tomarán mas adelante. En estos puntos no profundizaré ya que considero que son de índole
ética y política principalmente, y representaría un esfuerzo mayor continuar con el análisis
de todo lo que se discute en esa parte final.

19
Cf. G.M.A. Grube, El pensamiento de Platón, pp.328-329
9

CONCLUSIONES

Después de todo mi desarrollo me parece pertinente declarar que no es posible valerse


únicamente de los elementos epistemológicos para poder poner en duda la autenticidad de un
escrito que tiene una gran cantidad de material histórico y ético que a simple vista parecen
apoyar a tomarse como autentica esta carta. Justamente este es uno de los problemas con los
que me encontré durante el avance de mi investigación, ya que esta en juego todo el sistema
filosófico de Platón que se encuentra conectado a diferentes áreas de la filosofía.

Al tener una base metafísica la filosofía platónica, considero que también es necesario
abordar con mayor profundidad los conceptos metafísicos del alma y las ideas para poder
interpretar con mayor claridad los postulados epistemológicos que me dediqué analizar.

A pesar de que si fueron perceptibles ciertas imprecisiones conceptuales, quisiera atribuirlas


a la vejez del autor o a que no fue escrita la carta en cuestión por la propia mano de Platón
sino mas bien fue obre de algún individuo muy cercano al filósofo. Estas ultimas
afirmaciones carecen de sustento por lo cual no creo que deban ser tomadas como validas, es
entonces que si puedo decir que son mas las razones que motivan a creer que esta carta es
realmente de Platón: tiene una precisión histórica innegable y los errores en algunos términos
son mínimos en comparación de todo lo que aporta a entender la filosofía de la época y de
Platón.
10

BIBLIOGRAFÍA

Grube, G.M.A. El pensamiento de Platón. Trad. Tomás Calvo Martínez. Madrid, Gredos,
1987.

Hare, R.M. Platón. Trad. Andrés Martínez Lorca. Madrid, Alianza, 1991.

Platón. Diálogos. Trad. Antonio Alegre Gorri. Madrid, Gredos, 2018. [ vol. I Col. Grandes
Pensadores]

_____. Diálogos. Trad. Francisco Lisi. Madrid, Gredos, 1999. [ vol. IX]

_____. Diálogos. Trad. Juan Zaragoza. Madrid, Gredos, 1992. [ vol. VII]

_____. Obras completas. Trad. Patricio de Azcárate. Madrid, Gredos, 1871 [vol. III]

_____. La República. Trad. Antonio Gómez Robledo. México, UNAM, 2000. [Col.

Bibliotheca Scriptorum Graecorum et Romanorum Mexicana]

_____. Teeteto. Trad. Ute Schmidt Osmanczik. México, UNAM, 2007. [Col.

Bibliotheca Scriptorum Graecorum et Romanorum Mexicana]

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