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Definiciones generales:
Causa:
Es el interés. Todo interés legítimo en la no materialización de un riesgo,
que sea susceptible de valoración económica, puede ser causa de un contrato
de seguros. Pueden asegurarse las personas y los bienes de
lícito comercio en cuya conservación tenga el beneficiario un interés
pecuniario legítimo (Art. 11, Ley del Contrato de Seguro).
Elementos específicos:
Interés asegurable:
Se entiende por tal la relación lícita de valor económico sobre un bien.
Cuando esta relación se halla amenazada por un riesgo, es un interés
asegurable. El interés económico que una persona posea sobre un bien que
se encuentra expuesto a cualquier tipo de riesgo, es lo que
resulta asegurable.
El interés asegurable tiene extraordinaria importancia porque constituye
el objeto del contrato, su existencia es esencial para legitimar el contrato e
impedir que degenere en una apuesta: es la medida de la indemnización.
Debe determinarse de manera precisa y enunciarse en la póliza (Art. 11 parr.
2°).
Pueden existir varios intereses sobre un bien. El bien puede pertenecer a
varios interesados o varias personas pueden tener distintas clases de interés
sobre él. Si varias personas son titulares del mismo interés, cada una puede
asegurar su parte, o la totalidad de todos, o su parte a nombre propio y por
los demás en su nombre y cuenta.
Los intereses pueden ser neutrales, es decir, que no se opongan ni
excluyan, que uno sea indiferente para el otro, como es el caso de la
existencia simultanea de los pertinentes a derechos reales.
No existen intereses eventuales (inciertos, condicionados, dudosos,
suspensos): el interés corresponde a uno o a otro, pero pertenece a alguien,
y esta pertenencia indicará quien es el perjudicado del siniestro.
La noción de interés expuesta es subjetiva. El contrato de seguro
considera este interés o relación con el bien en cuanto exista la posibilidad
de su disminución o desaparición, por un hecho preciso que pueda afectarla,
es decir, que se asegura el interés amenazado, porque si no existe este
peligro, no existe el riesgo que debe asumir el asegurador.
Dado ello, el interés asegurable depende de tres elementos:
Un bien.
La relación jurídica con éste.
Su exposición a un riesgo determinado.
Riesgo:
Es una eventualidad prevista en el contrato. La noción de eventualidad
excluye la certidumbre y la imposibilidad, pero no excluye la voluntad,
siempre que el acontecimiento no dependa inevitable y exclusivamente de
ella.
Para que un riesgo sea asegurable, sus caracteres son la incertidumbre
(posibilidad de que ocurra), que sea en el futuro y que no dependa de la
voluntad de las partes. El riesgo asegurable puede referirse a daños o
pérdidas a una cosa, a afectaciones futuras (lucro cesante) o hechos que
generen responsabilidades (pasivo accidental) o a la seguridad física de las
personas.
Si el riesgo disminuye durante la vigencia de la cobertura, el asegurado
tiene derecho a la reducción de la prima. Si el riesgo se agrava, el asegurado
debe comunicarlo al asegurador antes de la agravación si la misma es
producida por él e inmediatamente después de conocerla si no es producida
por él.
Prima:
El precio del seguro es la prima o cotización, que constituye la
remuneración del asegurador por las obligaciones que asume, es decir, la
contraprestación del asegurado. Se denomina prima en los seguros
comerciales y cotización en los seguros mutuales.
La prima se determina por cinco factores fundamentales:
1. Por el riesgo asumido.
2. Por el plazo por el cual se asume ese riesgo.
3. Por el monto del valor asegurado.
4. Por la tasa del interés.
5. Esta prima debe ser incrementada con los gastos administrativos y
beneficio calculado por el asegurador, con lo que se obtiene la prima
bruta o cargada, que es la que paga el asegurado.
Las primas así determinadas integran las tarifas, que deben ser aprobadas
por la autoridad de control.
La prima puede ser fija, esto es, que si el resultado comercial de la
explotación es deficitario, el asegurado no debe pagar precio suplementario:
el déficit debe ser afrontado por el asegurador, quien debe satisfacerlo con
su propio capital y reservas. Puede ser variable, en cuyo caso debe realizar
contribuciones suplementarias.
En principio es invariable, pero puede modificarse por: pactos de variación
por inflación, por variación del riesgo, por disposición de la autoridad de
control.
Determinación:
-Riesgo.
-Suma asegurada. Prima
-Tiempo o duración. neta
-Tasa de interés.
A esto le sumamos: Prima bruta
-Gastos de
administración.
-Beneficio que se espera
obtener.
La póliza:
Constituye el medio de prueba por excelencia del contrato de seguro.
Hasta la emisión de la póliza y a fin de evitar que el asegurado carezca de
instrumentación, se puede utilizar “el certificado provisorio de cobertura”, el
cual, además, es prueba suficiente del contrato.
El certificado de cobertura es un documento que expide el asegurador,
describiendo, al menos, todos los elementos de todo seguro, describiendo “el
interés asegurado, el riesgo, la prima y la prestación del asegurador”.
El asegurador debe entregar al tomador una póliza debidamente firmada,
con redacción clara. La misma debe contener:
Nombre y domicilio de las partes.
El interés o la persona asegurada.
Los riesgos asumidos.
El monto y el plazo desde el cual ellos se asumen.
La prima o cotización.
La suma asegurada.
Las condiciones generales del contrato.
Por resolución de la Superintendencia también debe incluirse el nombre y
matrícula del productor asesor de seguros y más recientemente el importe
de la comisión que percibe.
Cuando se contrata con varios aseguradores puede emitirse una póliza
única. La póliza constituye el principal medio de prueba por escrito.
Respecto de las condiciones generales, son aquellas predispuestas por el
asegurador, en forma uniforme para todos los contratos y predispuestas en
el texto de las pólizas.
Respecto de las condiciones particulares, son aquellas que son elaboradas
de común acuerdo entre el asegurado y el asegurador, son las cláusulas
manuscritas y no predispuestas al anverso del contrato.
Riesgo:
La responsabilidad civil incluye todos los casos donde es comprometida la
conducta culposa del tomador, la conducta dolosa o culposa de sus
dependientes o de las personas por las que es responsable civilmente. Queda
excluida la responsabilidad penal pero no las consecuencias civiles del hecho
punible.
Valor asegurable:
Cubre todo el patrimonio contra la responsabilidad eventual hacia un
tercero. Su límite no resulta en relación al valor de una cosa o bien
determinado, sino por la fijación de cierta suma y su restricción a la
responsabilidad derivada de ciertos hechos (por ej., por el empleo de un
automotor).
1. Seguros de vida:
Existe seguro de vida cuando el capital o renta que el asegurador se
obliga a pagar y la prima que recibe del estipulante están calculados sobre la
duración de la vida humana.
Seguros mixtos:
Constituyen una combinación de los seguros de muerte y de vida. Por
lo tanto, el importe del seguro se paga a los beneficiarios si el asegurado
muere antes de vencer el contrato, y se le entrega a él si sobrevive a esa
fecha.
Seguros de incendios:
Cabe decir que existe incendio, cuando una cosa no destinada a
consumirse por un fuego, es dañada por este o por el calor de un fuego hostil.
Con esta definición se excluye el daño causado por un fuego no hostil
(por el accidente ocasionado por el uso diario del fuego no hostil).
El fuego no hostil es, pues, el encendido para satisfacer las necesidades
del usuario, que no es capaz de extenderse por su propia fuerza. El riesgo
que cubre es aquel donde el fuego es hostil.
Los hechos equiparados son:
Explosión: La explosión por sí sola, que es la producida por la
explosión de una gran fuerza, provocada por la transformación de una
cosa al estado gaseoso.
Rayos: Se debe indemnizar el daño causado por el rayo mismo, y con
más razón por el incendio causado por un rayo.
Cargas convencionales.
Se establecen en el contrato y responden a razones de prevención del
crédito y a disminuir los efectos negativos del siniestro. Las partes pueden
convenir la caducidad por el incumplimiento de éstas, pero sujetándolas a las
condiciones que establece el art. 36.