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Resumen
El fracaso del proyecto de bienestar que acompañó al proyecto de-
mocrático iniciado en Venezuela en 1958, hace pensar que se es-
tén produciendo diferenciaciones sociales e ideológicas en la acti-
tud de los venezolanos hacia la igualdad social. A objeto de prede-
cir esas opciones y los factores causales que las estarían influen-
ciando se aplicó el procedimiento de regresión logística a un con-
junto de variables provenientes de la sección de Venezuela de la
Encuesta Mundial de Valores95. Se concluye que esas diferencia-
ciones se producen y están siendo más influenciadas por una va-
riable de tipo ideológico (la actitud hacia el intervencionismo esta-
tal) que por la clase social objetiva.
Palabras clave: Ideología, equidad social, actitudes políticas,
cultura política.
* Socióloga. Maestría en Ciencias Políticas. Investigadora del Instituto de Estudios Políticos y De-
recho Público. E-mail: vpereira@iamnet.com. Universidad del Zulia. Maracaibo-Venezuela.
Abstract
The failure of the social welfare project which accompanied the
democratic project initiated in Venezuela in 1958, leads one to
think that social and ideological differences have been produced in
the attitudes of Venezuelans on the topic of social equality. A pro-
cess of logistic regression was applied to a set of variables pro-
duced in the Venezuelan segment of the 1995 Worldwide Survey of
Values, for the purpose of predicting these attitudinal options and
the factors which may be influencing them. It is concluded that
these different attitudes are produced and influenced more by
ideological types of variables (the attitude towards government in-
terventionism) than by social classes studied.
Key words: Ideology, social equality, political attitudes, political
culture.
1. Introducción
Desde 1989 se manifiesta en Venezuela una severa crisis socioeco-
nómica y política cuyos efectos más dramáticos son el desmejoramiento
progresivo de las condiciones de vida de la población que se refleja en ele-
vadas magnitudes de pobreza, sin precedentes en el período democráti-
co. Con base en el análisis de la distribución histórica del ingreso en Vene-
zuela, se ha mostrado que los gobiernos democráticos entre 1958 y 1980
proporcionaron mejoras sociales y económicas que permitieron un claro
ascenso de los ingresos entre los años 1962 y 1980, que se empezó a re-
vertir en 1983 (Crisp. et. al., 1996; F.A.C.E.S., 1982).
Durante la década de los 80 la inflación abatió los ingresos de los ho-
gares, y sobre todo los de las clases bajas, cuyos ingresos medios se reduje-
ron en 1988 hasta un tercio de sus ingresos reales en 1984 (Maxim Ross y
Asociados, 1989). Todo lo cual ha llevado a la ampliación de la brecha en-
tre ricos y pobres, ya que, para 1988 el 10% más rico obtuvo un tercio de
los ingresos y el 20% más pobre percibió el 5% (Cartaya y D´Elía, 1991: 47-
48). Según cifras de la CEPAL (1999) Venezuela aumentó sus niveles de po-
breza e indigencia en 8 y 5 puntos porcentuales respectivamente en el pe-
ríodo que va de 1990 a 19971 y su gasto social por habitante se redujo en
6% entre 1990-91 y 1996-97.
Las opiniones de los venezolanos respecto de la pobreza revelan ese sig-
nificativo impacto, ya que, de las respuestas válidas registradas en la encuesta
la igualdad social en las actitudes
de los venezolanos valia pereira almao 175
sobre las orientaciones de los diagnósticos y las salidas que se han propues-
to a la crisis, que en síntesis remiten a dos opciones diferenciadas: un cam-
bio social de carácter liberal u otro de proteccionismo estatal, lo cual implica
que el país se ha estado enfrentando a cambios trascendentes, que involu-
cran también cambios en las creencias.
Se entiende que existen rasgos ideológicos y de condición social que se
relacionan más o menos coherentemente en la producción de diferencias
ideológicas respecto de la igualdad de un conjunto de individuos. Ello implica
el criterio de estructuración lógica y sistémica de las creencias, siguiendo a
Converse (1964), ellas forman parte de un sistema amplio de variados objetos
de referencia, que van desde el universo al hombre mismo; y, tal como lo
muestran Nie y Andersen (1974), los grados de estructuración de las creen-
cias pueden ser analizados empíricamente como indicadores de ideología.
Pero también los individuos logran armar a través de sus vidas marcos
interpretativos de la realidad cuya complejidad lleva a rebasar tanto la des-
cripción simple de la sociedad, como las visiones doctrinarias y morales uní-
vocas; lo que hace posible que algunas creencias se manifiesten doctrinaria-
mente incoherentes, pero explicables desde el punto de vista sociohistóri-
co, debido a los procesos de colonización, aculturación y dominación (Mon-
tero, 1987). De allí que, se acepta la diversidad e incoherencia teórica de las
visiones sociales y se acuerda con Sowell (1990) en que ellas son importan-
tes porque las políticas basadas en cierta visión de mundo se difunden en la
sociedad y son temporalmente perdurables, y ello les da coherencia históri-
ca en relación con los intereses sociales que logran prevalecer debido a la
simpatía de la opinión pública por las visiones que invocan.
Además, cabe destacar la relatividad del apego de los individuos a de-
terminados objetos sociales, políticos e ideológicos, en virtud de la ocurren-
cia de cambios en la realidad, en las relaciones sociales y en los esquemas
de referencia social y política, sobre todo en un momento en que el país tran-
sita por un período de crisis caracterizado por volatilidad electoral, desape-
go partidista y descontento generalizado. Tal como Converse lo expresó, las
creencias no pueden erigirse como patrones típicos permanentemente “nu-
merados” dentro de los sistemas de creencias (Converse, 1964).
Acogiendo esa complejidad, se espera que las personas, aunque no
posean ideas totalmente estructuradas o coherentes sobre la realidad, ellas
sean capaces de traducir sus preferencias en una determinada opción
(Abramson, 1987), en este caso, sobre la igualdad.
Se acoge la igualdad como un concepto descriptivo de carácter aproxi-
mativo, que reconoce las diferencias, en palabras de Walser “no hay razón
para que todos tengamos las mismas cosas” (Walser, 1997). Entonces, no
tendrá la igualdad el sentido de reparto en partes iguales, sino que se orien-
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3 Esta encuesta fue realizada en 1993 a una muestra nacional de 1500 per-
sonas, con muestreo polietápico, por el Instituto de Estudios Políticos y
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Cuadro 1
La preferencia partidista según la ubicación ideológi-
ca personal (REDPOL- Nov. 98)
4. Precisiones metodológicas
Para distinguir posturas ideológicas opuestas, coherentes teórica y
empíricamente sobre la igualdad, se revisaron las posibilidades de análisis
que podía brindar la encuesta nacional Valores 1995 y se seleccionó como
la igualdad social en las actitudes
de los venezolanos valia pereira almao 183
8 Gladys Villarroel (1996) obtiene que la igualdad es más acogida por secto-
res medios con mayor nivel educativo, pero ella esperaba que la mayor
aceptación estuviera entre los más pobres y con menor educación, entre
un grupo de entrevistados de Caracas. Sin embargo, se adopta en este tra-
bajo una coherencia teórica para poder valorar resultados.
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Cuadro 2
Diferencias ideológicas respecto de la igualdad
en Venezuela
con base en la encuesta nacional Valores 1995
(Regresión Logística, acuerdo con la igualdad=1)
6. Interpretación de resultados
Según el modelo de regresión logística analizado, hecho con base en
los datos provenientes de la encuesta nacional Valores 1995, puede afirmar-
se que se están produciendo divisiones ideológicas y sociales en la actitud
de los venezolanos hacia la igualdad. Los más igualitarios están orientados
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por una visión estatista del bienestar que encuadra con valoraciones de la ri-
queza como explotación. Resulta compatible que el Estado deba tener ma-
yor responsabilidad en garantizar el sustento de vida entre las personas de
baja posición social, también la necesidad de protección es coherente con la
percepción de la riqueza en un sentido perjudicial para la mayoría (riqueza
como explotación). Entre los menos igualitarios, de alta posición social, re-
sulta también congruente que la responsabilidad del sustento de vida recai-
ga sobre el individuo, ya que la riqueza es apreciada como un logro indivi-
dual alcanzable (puede crecer para todos) que se puede obtener con el es-
fuerzo individual (sin el Estado).
Por otra parte, según el modelo, la clase social objetiva no tiene el peso
importante que originalmente se esperaba y que se sustentaba en la posibili-
dad de que el empobrecimiento sostenido estuviese alimentando diferencia-
ciones de clase que pudieran manifestarse en las opciones ideológicas res-
pecto de la igualdad. Dado que el peso mayor lo tiene la variable estatismo-
individualismo, puede argumentarse que eso pone de manifiesto la influen-
cia que han tenido en las actitudes hacia la igualdad el papel preponderante
del Estado en la distribución de la riqueza en el país, lo cual ha constituido
uno de los rasgos históricos que han caracterizado a la sociedad venezolana
moderna, ya que, desde los inicios de la explotación petrolera el Estado dis-
tribuidor y protector ha venido signando la relación gobierno-gobernados.
Tal hecho señala en realidad el peso que la vocación petrolera del país ha te-
nido sobre las actitudes de tipo proteccionista en Venezuela, porque el Esta-
do ha sido la vía expedita para transferir el beneficio petrolero hacia la pobla-
ción, aunque haya sido y aún sea de manera desigual.
Por otra parte, las polémicas sobre Estado o liberalismo (Estado fuerte
o débil), que desde 1989 se renovaron en el país con elevado énfasis han
contribuido a generar criterios ideológicos definidos en la población, que se
manifiestan en este caso particular en la valoración de la igualdad social.
Otra característica del modelo de regresión logística que no satisface
parte de la hipótesis originalmente planteada es el comportamiento inverso
de la variable causa de la pobreza. Se esperaba que quienes atribuyeran la
pobreza a la injusticia social (un sentido estructural) fueran más igualitarios
y quienes señalaran a la flojera como causa de la pobreza (sentido individua-
lista) fueran menos igualitarios, pero el resultado modifica esa coherencia
ideológica. Quienes señalaron la flojera como causa de la pobreza resultan
más igualitarios y quienes indicaron la injusticia social son menos igualita-
rios (R= -0,05).
Según Converse analizó respecto del público norteamericano, es posi-
ble que las personas en algunos casos no tengan actitudes coherentes por
falta de información o desinterés e incluso cuando los temas relacionados
la igualdad social en las actitudes
de los venezolanos valia pereira almao 189
7. Conclusiones
Las diferencias respecto de la igualdad, de acuerdo al modelo logístico
resultante, están promovidas con mayor fuerza por una variable de tipo ideo-
lógico como es la dualidad estatismo-individualismo y menos por la clase so-
cial objetiva, que ocupa el segundo lugar de influencia. Esto es importante
para la investigación de actitudes políticas en Venezuela, ya que se estaría
frente a una población que efectivamente ha ampliado su horizonte de refe-
rencias, aunque sus posiciones no guarden una estrecha coherencia ideoló-
gica debido a las particularidades del proceso sociohistórico. Se percibe que
gravitan sobre temas trascendentes estrechamente vinculados a las opcio-
nes dilemáticas que el país enfrenta, más allá de sus particulares condicio-
nes de clase (aunque la incluye), lo cual indica un buen nivel de información
en la población.
En los análisis recientes tampoco se desprenden evidencias que
permitan concluir que los niveles de estratificación social influyan en
forma importante sobre otras actitudes de los venezolanos, como son
las de carácter político, entre ellas, la preferencia por la democracia, la
evaluación de la misma y la identificación partidista (Pereira, 1997). Pero
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