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En general cuando está cultivada se caracteriza por presentar una importante reno-
vación anual de gran parte de la planta, mediante una poda severa. Esta caracterís-
tica hace que la parte estructural sea relevante como aseguradora de la perennidad
del individuo.
La raíz de la vid
La extremidad de la raíz joven posee una prominente capa radicular, que protege el
ápice del daño que produce la elongación y la presión al explorar el suelo. Esta capa
es continuamente desgastada en su punta y reemplazada por divisiones celulares en
la punta de la raíz. Como en las raíces de otras especies, la cofia es probablemente
un órgano de percepción de la gravedad.
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absorción de las raíces. Próximo a la zona de absorción la raíz tiene un color marrón
debido a la presencia de felema suberizado.
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Estructuras permanentes
A nivel del suelo se encuentra el cuello de la planta que vincula la raíz con la parte
aérea del tronco. Este puede tener un desarrollo muy variable desde pocos centíme-
tros hasta varios metros de altura. Este soporte de la vegetación cumple a veces
con parte del sostén de la planta y con la conducción tanto de la savia bruta como la
savia elaborada.
Los brazos de la planta son muy variables en número y tamaño, pueden no existir o
ser muy numerosos. Para las plantas conducidas en espalderos suelen ser dos o tres
y contener a los elementos portadores de la madera de poda: pitones solamente en
la poda corta (cordón bilateral) o pitones y cargadores en la poda mixta (Guyot).
En cada ciclo vegetativo hay engrosamiento del tronco y de los brazos y de los pito-
nes y cargadores. Esto se debe a la actividad del floema, cambium y felógeno.
Una característica del floema de la vid es que los tubos cribosos pueden permanecer
funcionales por varios ciclos. Al final de la primera estación vegetativa hay una fuer-
te deposición de callosa sobre las placas cribosas. Esta callosa se remueve por la
actividad de la glucano hidrolasas al comienzo de la próxima estación y se restable-
ce la actividad de los tubos cribosos. El floema en el tronco y brazos puede perma-
necer funcional por tres o cuatro años, y hasta seis bandas alternativas de floema
duro y blando puede producirse en un solo ciclo vegetativo.
Un nuevo felógeno se forma cada año de células del floema secundario. El felógeno
se origina en una capa interna del floema blando del ciclo anterior. Este floema se-
cundario es entonces aislado del tejido interno del tallo a través de la producción de
felodermis y felema, y muere. Este tejido muerto es adicionado a la peridermis
acumulada de los primeros años, que a su debido tiempo se desprende en tiras o
escamas de corteza muerta (ritidomis). La producción de peridermis, junto con los
efectos de la poda, da al tronco y brazos su característica apariencia de tosco y nu-
doso.
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Si tomamos un tallo herbáceo denominado pámpano desde la punta hacia la base
encontramos la yema terminal o ápice vegetativo, en cada nudo dos tipos de ye-
mas: la más desarrollada es la latente y la más pequeña la pronta; finalmente en la
base se encuentra un conjunto de yemas basales o casqueras de las cuales la más
destacada se denomina bourillon.
Las yemas basales raramente brotan salvo en podas muy severas y cortas, suelen
quedar latentes y con el crecimiento radial anual se van encerrando por debajo de la
ritidomis, que es los desprendimiento de la corteza que sufre cada año los tallos
permanentes de la planta. Normalmente tienen un pequeño crecimiento y se consti-
tuyen con el tiempo en yemas latentes de madera vieja que cuando brotan dan ori-
gen a los denominados chupones.
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La fertilidad de una yema es la cantidad de racimos que posee cada pámpano. En la
morfogénesis de los órganos de la vid entre 4 a 12 entrenudos de cada pámpano se
encuentran preformados en la yema primaria, esta parte contiene a los racimos que
darán la producción del año siguiente. Es decir que la planta no produce en los
pámpanos nuevos racimos en el año de su aparición, salvo los que contienen las
feminelas.
Las yemas más fértiles son las primarias de las latentes, después las yemas latentes
de los chupones que han crecido con competencia, es decir aquellos que han sido
vecinos de los sarmientos; después se ubica el bourillon, las contrayemas, yemas
prontas, casqueras, yemas latentes de chupones sin competencia y yemas latentes
de madera vieja.
Existe además una variación de la fertilidad de las yemas latentes alrededor del
sarmiento. Así las yemas más fértiles son las ubicadas en la parte media, disminu-
yendo la fertilidad hacia la base y el ápice.
Los tallos son los órganos que producen el crecimiento vegetativo y productivo
anual de la vid. Cuando se encuentra herbáceo se denomina pámpano y a partir del
agostamiento sarmientos.
Está compuesto de una continuidad de nudos y entrenudos, todos los órganos están
insertos en cada nudo: yemas, hojas, racimos y zarcillos. Los entrenudos de la base
son muy cortos y se van alargando hacia la mitad, luego en la parte apical vuelven
a acortarse.
En cada nudo del tallo se insertan en forma continua las hojas y en forma axilar a
éstas, las yemas prontas y las yemas latentes. En cambio las inflorescencias se in-
sertan en la parte opuesta a la hoja en forma discontinua, en la base del tallo luego
de dos o más nudos sin ningún órgano opositifolio se encuentran dos nudos conti-
nuos con racimos, luego un nudo sin nada y se repite la secuencia de 2 a 1. Sin em-
bargo por lo general cada tallo presenta de uno a tres racimos, por lo tanto por te-
ner el mismo origen ontogénico cuando se ubica el último racimo la secuencia con-
tinúa con los zarcillos. Por otra parte cuando aparece el primer zarcillo ya no se en-
cuentran más racimos en la parte superior del tallo. Esta secuencia es común a to-
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das las vides europeas que pertenecen a la especie Vitis vinifera L.; en cambio en la
vid americana Vitis labrusca los racimos y luego los zarcillos son continuos.
Además de la variación en secuencia se hallan fijadas las posiciones, así las hojas se
presentan en una disposición de variación de 180º entre dos continuas, igualmente
los racimos y zarcillos.
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re a la elongación de un brote por producción continua de nuevos primordios de
hojas por el meristema apical. El crecimiento fijo ocurre entre 4 a 12 nudos de la
parte basal del sarmiento.
El ápice del brote es normalmente triangular en contorno y está compuesto del me-
ristema apical, primordios de hojas y zarcillos y jóvenes hojas no expandidas y zar-
cillos. Dependiendo del genotipo el ápice puede ser pigmentado o presentar una cu-
bierta de pelos rastreros. Existen también diferencias entre genotipos en la confor-
mación del ápice, debido a diferencias en la tasa de hojas no desplegadas de las
recientemente formadas. Estas características de color, indumento y forma son usa-
das como criterio de identificación varietal.
Los nudos del sarmiento son de diámetro mayor que los entrenudos y la extensión
de la protuberancia del nudo varía con el genotipo. Un rasgo distintivo del género
Vitis es la presencia de una médula dura, lignificada, o diafragma, en cada nudo,
produciendo una médula discontinua.
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cambium suberoso o felógeno se produce en la base del pámpano, 20 o más entre-
nudos basales para el entrenudo que contiene la transición corriente al cambium
vascular y el tejido vascular diferenciado secundario. Se produce suber o felema
hacia el exterior, y un felodermis hacia el interior. Juntos, felógeno, felema y felo-
dermis se conocen como peridermis. La formación del peridermis resulta en la sepa-
ración de la epidermis, corteza y floema primario del floema secundario y otros
elementos vasculares del eje principal; estos tejidos separados pronto se amarronan
y mueren. El proceso de maduración de la madera está también asociado con el en-
grosamiento de las paredes celulares en los tejidos radiales y con la acumulación de
granos de almidón (amiloplastos), la principal reserva de carbohidratos de la vid, de
todas las células vivas de la madera y corteza.
Son los órganos que realizan las principales actividades fisiológicas de la planta de
vid: la fotosíntesis, transpiración y respiración. Morfológicamente la hoja de vid es
foliada, simple, lobulada y dentada. Presenta un pecíolo relativamente largo que se
inserta en el tallo a través de un engrosamiento el pulvínulo, que cuando cae deja
una cicatriz importante en el tallo. Adherido al pecíolo se ubica el limbo que se ca-
racteriza por presentar un lobulamiento variable, así existen variedades con hojas
enteras, otras trilobadas, pentalobadas y hasta heptalobadas. Existen además hojas
polimórficas. La forma es una característica importante se definen como formas
principales la orbicular, cuneiforme, reniforme, truncada y cordiforme.
La hoja presenta cinco nervaduras principales que definen cinco lóbulos separados
por cuatro senos laterales, además alrededor de la inserción peciolar se ubica el se-
no peciolar. La forma y amplitud de cada seno y lóbulo es un carácter ampelográfico
varietal.
La cara superior o adaxial presenta una coloración verde intensa y se encuentra cu-
bierta con ceras, al igual que una vellosidad variable aunque menor que en la cara
inferior. Esta cara, a través de los estomas, realiza el intercambio gaseoso de las
funciones fisiológicas de la planta. Además está cubierta por una mayor densidad de
pelos de diferentes características, así suelen haber pelos flexuosos blancuzcos que
según su densidad constituyen un indumento algodonoso, lanoso, telaraña o en la
ausencia la hoja es glabra. Otro indumento es la presencia de pelos erectos e inco-
loros que dan a la hoja la contextura de afelpada, estos pelos suelen estar con ma-
yor intensidad sobre las nervaduras, mientras que los pelos flexuosos sobre el lim-
bo.
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sa. La epidermis superior está casi desprovista de estomas pero posee una capa
bien diferenciada de cera epicuticular. Esta cera consiste de plaquetas de la deno-
minada "cera blanda" y difiere en composición química de la cera epicuticular del
fruto, que contiene tanto ceras blandas como duras. El tejido en empalizada consis-
te de un capa simple de células elongadas en las que la relación de longitud a diá-
metro es de alrededor de 4 : 1. El tejido en empalizada ocupa hasta el 50% del gro-
sor de la hoja. El mesófilo esponjoso tiene 5 ó 6 capas de células poligonales o irre-
gulares y un sistema muy extenso de espacios aéreos. El mesófilo de ambos tipos
está ampliamente provisto de cloroplastos. La epidermis inferior carece de cutícula
pero tiene pelos de diversos tipos (algodonosos, espinosos, glandulares) según el
genotipo. Estos pelos se encuentran generalmente sobre las nervaduras, y el indu-
mento de la cara inferior de la hoja se usa como carácter de identificación varietal.
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Por tener el mismo origen ontogénico que las inflorescencias los zarcillos pueden
contener una parte de bayas.
La mayoría de las especies en el género Vitis son dioicas (flores masculinas y feme-
ninas en diferentes plantas), pero casi todas las variedades comercialmente impor-
tantes de Vitis vinifera son hermafroditas: sus flores contienen tanto estambres fun-
cionales como pistilos funcionales. Tiene cinco verticilos: el caliz, la corola confor-
mada por cinco pétalos que forman la caliptra, el androceo por cinco estambres que
poseen anteras biloculadas; completan los nectarios que se encuentran junto con el
cáliz y el gineceo que contiene al ovario y los óvulos.
La apariencia del cáliz como un anillo continuo de tejido sobre el borde del primordio
de flor marca el comienzo de la formación de las partes florales. Los pétalos y es-
tambres nacen como cinco papillas no bien termina la formación de los sépalos. Los
pétalos, que desarrollan simultáneamente con el cáliz, en principio son lobulados y
posteriormente toman su forma final. Células especiales se forman en los márgenes
de los pétalos, que se mezclan con células similares sobre los márgenes de los péta-
los adyacentes para formar un caliptra o capuchón. La anthesis o caída de la calip-
tra en la vid normalmente ocurre en la mañana, y es desencadenado por cambios
en la turgencia de las células. Debido a la temperatura los pétalos comienzan a se-
pararse a partir de su base; luego se separan a lo largo de los márgenes y se cur-
van hacia arriba para liberar los estambres.
El ovario de la vid es súpero; tiene dos lóculos, cada uno contiene dos óvulos con
placentación axilar. El estilo es corto y el estigma es de tipo húmedo. Los tejidos del
estilo y el estigma son ricos en cristales de oxalato de calcio. La superficie estigmá-
tica es cubierta con papilas filamentosas; cada papila comprende alrededor de 20
células. El estigma maduro receptivo tiene una apariencia brillante, húmeda en el
día de la antesis.
La pared del ovario maduro o pericarpio consiste de tres tejidos: (i) una epidermis
exterior; (ii) un mesocarpio contiene células parenquimáticas internas y externas
separadas por una red de bandas vasculares que anastomosan (el raquis principal
de estas bandas son de haces carpelares ventral y dorsal); y (iii) un endocarpio
compuesto de células con cristales y células epidérmicas internas.
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En la base del ovario está el disco, un espiral de nectarios que pueden o no ser fun-
cionales.
El óvulo de Vitis es anátropo, que es, invertido con la micropila apuntando al pedi-
celo y con el funículo unido al tegumento externo formando un raphe. Hay dos te-
gumentos, interno y externo, un bien desarrollado nucelo.
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Un cordón vascular atraviesa el funículo y termina en la chalaza. El tegumento ex-
terno está unido sobre un lado del raphe en la mayor parte de su longitud pero está
libre en el final de la micrópila. La capa externa del tegumento externo es rico en
cuerpos tánicos. El tegumento interno, que se compone de dos o tres capas, a veces
se extiende tras el tegumento externo para formar una estructura tipo collar o en-
dostome alrededor de la micrópila.
El Androceo presenta cinco estambres, cada uno consiste de una antera bilobulada
inserta sobre un filamento delgado. En cada lóbulo de la antera hay dos sacos polí-
nicos o microesporangio.
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