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CURSO
IRIDOLOGÍA

«Anatomía, fisiología e introducción a la naturopatía»

ESCUELA SUPERIOR DE TÉCNICAS


Y ESTUDIOS AVANZADOS
http://www.psicostasia.com naturalia@psicostasia.com
2

Edición especial autorizada por los autores


para su distribución a través de Internet. Reserva-
dos todos los derechos para Escuela Técnica Supe-
rior de Estudios Avanzados, Barcelona (España).
Queda expresamente prohibida su reproducción,
copia o distribución en parte o la totalidad de la obra,
de acuerdo con la legislación vigente.

ESTEA
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ÍNDICE

INTRODUCCIÓN.

PRÓLOGO.- Las bases de la naturopatía.

TEMA 1
1.- Introducción.
2.- Las células del cuerpo.
3.- Líquidos orgánicos.
4.- Formación y desarrollo del cuerpo humano.
5.- Osteología.

TEMA 2.
1.- El cráneo.
2.- El tórax.
3.- La pelvis.
4.- Las extremidades.
5.- El sistema muscular.

TEMA 3
1.- Sistema digestivo.
2.- Sistema circulatorio.
3.- Sistema linfático.

TEMA 4
1.- Sistema respiratorio.
2.- Sistema excretor (urinario y piel).

TEMA 5
1.- Sistema nervioso.
4

TEMA 6
1.- Sistema glandular.
2.- Sistema endocrino.
3.- Membranas.
4.- Tejido adiposo.

TEMA 7
1.- Órganos femeninos.
2.- Órganos masculinos.

TEMA 8
1.- La vista.
2.- El oído.
3.- El gusto.
4.- El olfato.
5.- El tacto.

TEMA 9
1.- Etiología.
2.- Patología.

TEMA 10
1.- Historial y examen del paciente.
2.- Diagnosis.

TEMA 11- Examen y diagnosis

1.- La temperatura.
2.- El pulso.
3.- La respiración.
4.- La lengua.

TEMA 12.- Examen y diagnosis

1.- Análisis de la orina.


2.- Presión sanguínea o tensión arterial.
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INTRODUCCIÓN
Existen dos métodos principales de tratar la enfermedad: el primero es
el supresivo y el segundo es el preventivo. Las tendencias de la moderna
investigación y práctica médica en las universidades y centros de investiga-
ción, están casi completamente en consonancia con las líneas supresivas,
mientras que el médico progresista aprende a trabajar cada día más mediante
líneas preventivas.
El eslogan de la actual ciencia médica es «Mata al germen y curarás la
enfermedad». El procedimiento usual consiste en esperar hasta que la enfer-
medad aguda o crónica se ha desarrollado y, luego si es posible, combatirla
por medio de drogas (Medicamentos), operaciones quirúrgicas, o por medio
de productos mórbidos, fruto de la misma enfermedad, en forma de sueros,
antitoxinas, vacunas, etc. ... El método supresivo combate a la enfermedad
con la enfermedad y al germen con otros gérmenes o derivados de gérmenes.
Por el contrario, el método preventivo no espera a que las enfermedades
se hayan desarrollado completamente y hayan ganado fuerza en el organis-
mo, sino que concentra sus mayores esfuerzos en prevenir por medio de una
vida higiénica y por los métodos naturales de tratamiento, el desarrollo de
las enfermedades. Por este camino se logra poner al cuerpo humano en un
normal estado de salud que queda, prácticamente, a prueba contra las enfer-
medades infecciosas o contagiosas y contra la invasión a gérmenes bacterianos
y de parásitos.
La pregunta que se plantea ahora es: ¿Qué método de éstos dos es el
más práctico, el de mayor éxito y el más popular? ¿Cuál de ellos soportará
con éxito la prueba de «la supervivencia del más apto» en la gran lucha por
la supervivencia?. El tiempo lo dirá.
La profesión médica alopática tiene buenas razones para estar alarmada por
la invasión en su trabajo, por la invasión de los llamados sistemas alternati-
vos, no ortodoxos, y de las escuelas naturistas con el fin de tratar el dolor
humano. Sin duda, sería conveniente que se preguntaran los médicos si exis-
te alguna razón de la sorprendente extensión y popularidad de estas innova-
ciones terapéuticas. Pero para ello hace falta una elevada dosis de humildad
y de humanidad, no siempre asequible a todo el mundo.
El éxito actual de la medicina natural está basado indudablemente en el
hecho de que concentra sus mayores esfuerzos en prevenir, no en combatir,
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por métodos naturales de tratamiento la enfermedad. La gente está empezan-


do a darse cuenta de que es más barato y más ventajoso el prevenir la enfer-
medad que el curarla.
El crear y mantener un perfecto estado de salud física y mental represen-
ta una mayor eficacia para el trabajo mental y físico, una mayor capacidad
para el real disfrute de la vida y una mayor seguridad contra el fracaso y la
pobreza. Por tanto, el conservar la salud es de mayor valor para la humani-
dad y la sociedad que el permitir que la gente se sumerja en el mar de la
enfermedad a causa de su ignorancia de las leyes de la Naturaleza y, luego,
intentar curarla por medio de dudosos e inseguros métodos supresivos.
Se dice que en China, el médico recibe un cierto pago mientras que los
miembros de la familia están sanos, pero que el pago del salario es suspendi-
do cuando uno de sus encomendados cae enfermo. Si algún método similar
de percibir el pago de los honorarios médicos estuviera en boga en nuestro
país, seguramente que las tendencias de la investigación y práctica médica,
sufrirían un cambio radical.
En primer lugar, diremos que los naturópatas no presentan excesiva aten-
ción a las condiciones patológicas o a los síntomas de la enfermedad. En
lugar de ello, regulan la dieta y los hábitos de vivir sobre una base natural,
promueven los mecanismos de eliminación, enseñan a respirar correctamen-
te y a hacer ejercicios completos, corrigen las lesiones mecánicas de la espi-
na dorsal y otras estructuras óseas, establecen la correcta actitud mental y
emocional y, cuando logran conseguirlo, con ello se incrementa la salud y
disminuye la posibilidad de enfermedad. El médico del futuro, para que ten-
ga éxito, es preciso que se ponga en fila en esta procesión y haga más por
enseñar que por prescribir.
Ya comprenderemos que muchas de las afirmaciones y vindicaciones
que se hacen en este Curso pueden parecer radicales e irracionales a los ojos
de los que hayan estudiado en una Facultad de Medicina oficial. E inmedia-
tamente, dirán que nuestras enseñanzas son contrarias a las establecidas teo-
rías de la ciencia médica alopática. Todo lo que les pedimos es que no las
juzguen demasiado apresuradamente; que observen, piensen y prueben y es-
tamos seguros de que ellos encontrarán, a la larga, verificadas en hechos
reales y actuales, todas las enseñanzas de la filosofía naturopática. En cam-
bio, la ciencia médica ha tenido que abandonar innumerables de sus teorías y
prácticas que en cierta época fueron tan firmemente aceptadas como lo son
las teorías fundamentales de hoy en día.
Nosotros, sin embargo, no negamos la necesidad de los métodos
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combativos, bajo ciertas circunstancias. Lo que nosotros queremos destacar


aquí es que la medicina alopática está empleando una excesiva parte de sus
esfuerzos en usar métodos combativos y no usa en proporciones suficientes,
los preventivos.
Sería de locos pretender negar la necesidad de las intervenciones quirúr-
gicas en los traumatismos y en las condiciones anormales o de emergencia
que requieren medios médicos de ajuste o tratamiento. Tal necesidad, por
ej., existe en determinados casos de obstetricia siempre que las mujeres no
hayan aprendido, o deseen vivir de tal forma que hagan la intervención qui-
rúrgica innecesaria en el parto.
En tanto que la gente persista en violar la leyes de la existencia propia y
siga haciendo que sus cuerpos sean prolíficos campos de cultivo para las
enfermedades, las infecciones, los gérmenes y los parásitos relacionados con
la provocación de procesos inflamatorios que cursan con fiebre (esfuerzos
de la Naturaleza para limpiar y cicatrizar), tendrán que ser utilizados todavía
los métodos combativos. La dieta natural, el ayuno, la hidroterapia, la
osteopatía, la quiropráctica, la terapéutica mental, etc. ... pueden ser tanto
combativas como preventivas, pero si son adecuadamente aplicadas, no per-
judican de ninguna forma al organismo, sino al contrario.
En muchos casos ya, las advertencias y enseñanzas de la filosofía
naturopática han sido debidamente verificadas y han sido tenidos en conside-
ración y plenamente aceptados por la ciencia médica. Los practicantes de la
naturopatía protestan contra la bárbara práctica de negar el agua a los pacien-
tes que están hirviendo de fiebre y contra la exclusión del aire fresco de la
habitación del enfermo. El frío, para el tratamiento de enfermedades agudas,
así como el tratamiento por aire puro de la tuberculosis, fueron impuestos a
la profesión médica por el naturópata. Durante más de un siglo, este último,
ha estado curando ha todas las enfermedades inflamatorias o febriles, desde
los simples resfriados a la escarlatina, difteria, meningitis cerebro-espinal,
viruela, apendicitis, etc..., por métodos naturales, sin servirse para nada del
empleo de drogas venenosas, antitoxinas, , ni intervenciones quirúrgicas.
Durante muchos años, , después de que los terribles efectos secundarios del
tratamiento con rayos X o de la extirpación de los ovarios, de la matriz y de
otros órganos vitales se hicieron tan patentes que los médicos de las escuelas
de medicina alopática no pueden ya ignorarlos por más tiempo. La naturopatía
ha advertido enérgica y repetidamente contra estas prácticas no naturales y
ha llamado la atención sobre sus destructivos efectos secundarios.
Hace ya bastantes años, hacia 1903, cuando los rayos X estaban en ple-
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no apogeo para el tratamiento del cáncer, del lupus y de otras enfermedades,


la naturopatía ya advirtió contra el uso de tales radiaciones, reclamando que
su intensidad vibratoria era demasiado elevada y potente y que, por tanto,
resultaba destructiva para los tejidos y el organismo humano. Con el fracaso
de los rayos X y el descubrimiento de la radiactividad, los rayos y emanacio-
nes del radio y de otras sustancias radiactivas, fueron ampliamente recomen-
dados y explotados por la medicina alopática como agentes terapéuticos,
pero estos rayos están muy alejados de las gamas de vibración de todo cuer-
po físico, en cuanto a velocidad y potencia. Por tanto queda por demostrar
aún hasta qué punto son perjudiciales y si sus efectos secundarios no empa-
ñan a la larga sus efectos beneficiosos iniciales.
Los efectos destructivos de estos rayos tan potentes, así como las de los
productos minerales inorgánicos, son muy lentos e insidiosos, manifestán-
dose sólo al cabo de muchos años. Este nuevo campo de la terapéutica, que
no obstante ha pasado del peligroso estadio experimental, no somos todavía
lo suficientemente conscientes aún de los peligros que encierra.
Los productos minerales inorgánicos y productos de síntesis (fármacos)
han resultado ser, en su mayor parte, perjudiciales y destructivos para los
tejidos del cuerpo humano porque son demasiado amplios en su acción
vibratoria y demasiado cortos en su estructura molecular.
El mundo está en deuda con el Dr.Lindlahr, de Elmhuret (Chicago), por
su grande y valioso trabajo para intentar unificar todas las ideas dispersas y
las primeras teorías de la naturopatía y osteopatía, al continuar con el trabajo
del buen doctor, servir a la humanidad y mantener el honor de ser la institu-
ción que más ha colaborado en probar y establecer el carácter científico de
los principios de la naturopatía.

Introducción a la anatomía y fisiología del cuerpo humano:

El cuerpo humano es la obra maestra del Creador, pues no existe nada


más noble, majestuoso y exquisitamente estético que la perfectamente desa-
rrollada forma humana que es de admiración generalizada. Aunque extraor-
dinariamente intrincado y delicado en su construcción, cada órgano está tan
perfectamente ajustado que realiza sus funciones con inexplicable inteligen-
cia y con una exactitud que resulta realmente maravillosa. El cuerpo huma-
no es el objeto más digno de estudio a que alcanza la mente humana.
La anatomía trata de la estructura del cuerpo humano y la fisiología, del
funcionamiento y actividad de las partes del mismo.
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Las siguientes lecciones contienen los fundamentos esenciales de ana-


tomía y fisiología que permitirán al estudiante adquirir un conocimiento
básico completo del tema.

Juramento Naturopático:
«Juro ante Dios y los testigos aquí reunidos, que mantendré este jura-
mento y sus estipulaciones y que tendré en gran estima a los que me enseña-
ron este arte de la curación natural; me comprometo a seguir el método de
tratamiento que, de acuerdo con mis conocimientos y mi criterio, considere
más beneficioso para quienes confíen en mí y me abstendré de lo que sea
deletéreo y dañino.
Con pureza viviré mi vida y practicaré mi arte. Quiero, en cualquier
momento, considerar a las personas que estén bajo mi cuidado como de
suprema importancia y no dudaré en prestarles la ayuda y la atención que he
aprendido a prestar en mi Alma Mater. Si por cualquier circunstancia en
relación con la práctica de mi arte, o sin conexión con ella, pudiera yo ver u
oír algo acerca de las vidas de los hombres y mujeres que acudan a mí y que
no deba ser comentado, no lo divulgaré y me callaré todo lo que debe ser
guardado.
Mientras yo continúe manteniendo inviolado este juramento, pido se
me permita disfrutar de la vida y de la práctica del arte de la curación natural,
respetado por todos los hombres y todos los tiempos.
A todo ello me ayude el Creador».

Decálogo del naturópata:

1.- La salud es el estado de normalidad funcional del cuerpo humano,


en todas sus funciones y en los niveles físico, mental y psíquico. La misión
del naturópata es ayudar a conservar y recuperar esta normalidad funcional.
2.- La salud se deteriora y se pierde por la transgresión de las Leyes de la
Naturaleza. El naturópata conocerá, practicará y divulgará estas leyes.
3.- La naturaleza es la que cura. El naturópata sólo ayuda a encontrar
los caminos que facilitan a la naturaleza el restablecimiento de la normali-
dad funcional del organismo.
4.- El cuerpo humano es la más perfecta creación del Supremo Hace-
dor. Por tal motivo merece el mayor de los respetos y el naturópata deberá
conocerlo perfectamente y huir de realizar en él toda clase de ensayos, abu-
sos o mutilaciones.
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5.- No hay enfermedades, sino enfermos. El naturópata no lucha contra


las enfermedades, sino que ayuda a cada enfermo concreto a hallar su cami-
no para la recuperación de la normalidad funcional.
6.- Que el alimento sea tu medicina y la medicina sea tu alimento. El
naturópata debe conocer las indicaciones y propiedades de todos los alimen-
tos que ofrece la naturaleza y establecer las dietas individualizadas para cada
caso particular.
7.- La recuperación de la normalidad funcional del cuerpo humano, re-
quiere la eliminación del mismo de todas las sustancias que son tóxicas y
rechaza las que actúan produciendo fiebre o dolor. El naturópata aplicará
con prudencia y conocimiento de causa los distintos procedimientos que la
naturaleza ofrece para ello.
8.- Existen, en el cuerpo humano, una fuerza vital que tiende a la recu-
peración de la salud. Es indispensable dejar que esta fuerza vital pueda ac-
tuar sin trabas evitando los errores que puedan constreñirla o paralizarla.
9.- Lleva una vida sana y natural y no perderás el don precioso de la
salud. El naturópata, con su vida y conducta, deberá dar ejemplo con su
propio cuerpo de sus ideales y de sus enseñanzas.
10.- La fiebre, el dolor, la inapetencia y la abulia son síntomas de que
existe alguna irregularidad funcional. Mejor que aliviar o combatir el sínto-
ma, el naturópata debe investigar los errores y transgresiones que se cometen
y proponer la corrección de los mismos y el regreso a la vida sana y natural.
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PRÓLOGO
Las bases de la naturopatía

¿Qué es la naturopatía?:
La naturopatía es el arte de curar mediante la fuerza de la naturaleza
(Vis Medicatrix Naturae), lo que incluye prácticamente todas las técnicas
alternativas de la medicina actual. La naturopatía es, por tanto, una auténti-
ca medicina holística y sus practicantes son auténticos profesionales capaci-
tados para determinar, más que lo que es erróneo en un enfermo, el por qué
está enfermo o lo que equivale a decir, la enseñanza que permite hacer un
diagnóstico de cada paciente en lugar del de la enfermedad. Es, por tanto,
una terapia basada en el reconocimiento de que el cuerpo posee unas inhe-
rentes facultades que le permiten curarse a sí mismo y basta sólo para ello
con conocer el camino a seguir y la naturopatía, enseña las medidas terapéu-
ticas a utilizar y a saber elegir cuáles son las ideales para restaurar y estimu-
lar al organismo. Así pues, técnicas como la acupuntura, la manipulación
vertebral y la homeopatía, son sólo técnicas naturopáticas que dependen para
su eficacia de la capacidad del sujeto para ser empujado, pinchado o coac-
cionado a moverse en la recta dirección. Y por ello, aunque la palabra
naturopatía es una palabra de muy reciente incorporación a nuestro léxico,
su trasfondo terapéutico y los principios sobre los que está basada constitu-
yen en esencia la expresión de una actitud holística frente a la salud y la
enfermedad, suprimiendo la actitud supresiva de la moderna medicina cien-
tífica. Con ella se pretende no despreciar ni abandonar los méritos de la
práctica general convencional, sino dar lugar a un comprensivo y filosófico
entendimiento de lo que en realidad es la salud y la enfermedad.
Y mientras que hoy en día está a disposición de la medicina convencio-
nal una considerable cantidad de recursos de investigación, muchos de los
aspectos de las terapias alternativas no han podido ser, por falta de medios,
ni siquiera investigados y por tanto permanecen indocumentados. Y aunque
no pretendemos dar aquí todas las respuestas, sí pretendemos dejar las cosas
en su justo punto, dando a Dios lo que es de Dios y al César, lo que es del
César inculcando a la persona que lo lea con espíritu crítico, que la idea
naturopática tiene muchas razones para ser recomendada y, por tanto, no
debe ser olvidada ni despreciada. Pero, por encima de todo, los preceptos
filosóficos de la naturopatía parecen ser a la vez sensibles e íntimamente en
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armonía, tanto con el hombre como con la naturaleza.


Muchos médicos alópatas que rechazan la idea naturopática por consi-
derarla carente de fundamento científico, deberían leer este curso, a fin de
percatarse y, quizás se convencerían de la realidad y la bondad del Método
Natural.

Situación actual de la salud:


Existe en la actualidad una crisis en la salud pública. Y no es tanto una
crisis financiera como la que sacude a la seguridad social y de la que tanto se
ha oído hablar, sino que conjuntamente con ello, las raíces están basadas en
parte en la revolución tecnológica que preside la Medicina Oficial. En efec-
to, si bien la tecnología ha aportado muchas ventajas, la experiencia y la
efectividad que dichos logros obtienen en muchas situaciones de peligro de
muerte, ha hecho quizás cerrar los ojos y dejar de confiar en la capacidad
natural de los seres humanos par autocurarse en la gran mayoría de enferme-
dades.
Las esperanzas de la gente han sido dirigidas hacia el confiar en costo-
sos y traumáticos procedimientos, más que simplemente en su autosuficien-
cia. Dado que una crisis, como muchas otras cosas que afligen al ser huma-
no, puede ser el primer paso para el retorno a la normalidad.
He aquí, por tanto, la necesidad de un sistema terapéutico que sea fácil-
mente accesible y utilice el mínimo de recursos, es cada vez mayor y la medi-
cina naturopática proporciona, en este caso, no sólo una técnica simple y
práctica para el tratamiento de la enfermedad, sino una base teórica firme
que puede ser aplicable en forma de un cuidado médico holístico, que pres-
tando atención a los fundamentos de la salud ofrece también un mejor cua-
dro económico para la medicina del futuro.

Fundamentos de la naturopatía:
La naturopatía no es una ciencia nueva, pues ha sido practicada desde
los más remotos tiempos. Para ser exactos, el primer hombre que decidió
descansar de comer y saltarse una comida cuando se encontraba mal, en el
fondo, estaba practicando ya naturopatía; y las primeras gentes que relajaron
sus tensos músculos bañándose en manantiales calientes o aliviaron sus do-
lores e inflamaciones en duchas de agua fría, estaban ya aplicando métodos
naturopáticos; los primeros individuos que practicaron la meditación y la
relajación como medios para clamar l agitación de sus espíritus estaban ac-
tuando ya naturopáticamente. Porque naturopatía es la ciencia que se ocupa
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de crear las condiciones que permiten al cuerpo curarse a sí mismo, hasta el


punto en que ésto es posible y el cuerpo es capaz de hacerlo.
Los primeros médicos usaron sus observaciones sobre el cuerpo huma-
no, en la salud y en la enfermedad, para desarrollar un arte de la curación
cuyos principios siguen siendo válidos hoy en día. El hombre era contempla-
do como parte integrante de la naturaleza y del universo y ellos reconocían
que su salud dependía del mantenimiento de su armonía con éstos. Los me-
dios para conseguir ésto estaban presentes en los principios básicos de la
vida misma (aire, luz, agua, alimento, movimiento y reposo).
La ciencia médica nació a partir del momento que el hombre descubrió sus
aplicaciones con fines terapéuticos, es decir, que éstas podían ser usadas
para ayudar al cuerpo a recuperarse de la enfermedad. Estos médicos pione-
ros fueron, evidentemente, naturópatas.
Esta visión global de la clase humana como parte integrante en el equi-
librio dinámico de las leyes de la naturaleza y de la vida misma, se contrapo-
nen con una medicina que estaba muy ocupada en el refinado análisis de la
enfermedad para clasificar las categorías reconocibles y en el desarrollo de
medios específicos con los que confrontarlos. Solamente en las filosofías de
algunos sistemas médicos orientales, la visión integral del hombre prevalece
y ha sido dejado en las manos de los pioneros naturópatas, de los siglos
decimonono y vigésimo, junto con los homeópatas y fitoterapeutas, el resta-
blecer los principios de la terapia natural. La naturopatía, pues, está resuci-
tando el perdido arte de la medicina.

Principios básicos de la naturopatía:


Vamos a intentar explorar los principios sobre los cuales se basa la me-
dicina naturopática a fin de poder establecer cuáles son los procedimientos
más usados actualmente, tanto desde el punto de vista diagnóstico como
terapéutico. Al hacerlo es posible que omitamos algunas técnicas importan-
tes, así como es probable que incluyamos otras que no sean totalmente acep-
tables por nuestros colegas, pero lo que pretendemos aquí es dar una com-
pleta visión general del gran abanico de posibilidades sin intentar imponer
ningún juicio acerca de si cada técnica es fisiológica o médicamente acepta-
ble. Precisamente uno de los atractivos de la naturopatía es su diversidad de
técnicas y su flexibilidad en cuanto al método operatorio, dado el método
vital sobre el cual se basa.
La naturopatía es un método vital desarrollado por sus practicantes me-
diante la experimentación clínica, basado en esencia en la observación de la
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condición humana en la salud y la enfermedad y sus métodos o técnicas


terapéuticas han sido establecidos por medio de la experiencia práctica, por
lo que no siempre es posible explicar cómo funcionan a pesar de que sus
procedimientos están sentados sobre bases fisiológicas sanas. Y es posible,
incluso, que existan afirmaciones de creencia naturopática que no puedan
sostenerse con una evidencia científica, pero que sin embargo sería una terri-
ble equivocación el despreciarlas simplemente porque todavía no han podi-
do ser explicadas. Si sólo admitiéramos lo que ha sido explicado, la ciencia
no avanzaría y no podemos pretender el que la clase médica es la única que
puede encontrar explicaciones a los fenómenos, siendo así que el fenómeno
natural existe y permite obtener resultados prácticos, a veces, discutibles.
La historia de la ciencia está llena de hipótesis que más tarde han podido
ser demostradas, como es el caso de los postulados de los astrónomos, que
sólo pudieron ser demostrados al cabo de siglos cuando se inventaron ins-
trumentos que permitieron comprobar tales teorías. Ello se debe, también, a
que existe, comparativamente hablando, muy poca investigación de la medi-
cina naturopática frente a la de la medicina alopática, en cuya investigación
se invierten montañas de dinero, no sólo por parte de los poderosos labora-
torios farmacéuticos, sino por parte de los organismos oficiales.

Cómo tiene lugar la verificación científica de la naturopatía:


Es evidente que muchas de las recomendaciones naturopáticas del pasa-
do han alcanzado, hoy en día ya, la verificación científica o, como mínimo,
han alcanzado un mayor grado de aceptabilidad no sólo a nivel de la clase
media sino, y lo que es más evidente, a nivel del público en general. Así por
ejemplo, el empleo del ayuno y de otras formas de control dietético (curas de
zumos), la inclusión de la fibra en la dieta, gracias a los trabajos del Dr.
Burkitt en Inglaterra, la eliminación de los hidratos de carbono refinados, las
enseñanzas de las técnicas de relajación y meditación (el yoga, por ej.,), for-
man todas ellas parte de la tradicional práctica naturopática que ha alcanza-
do últimamente un mayor atractivo entre la profesión médica. Y como reco-
nocimiento a los descubrimientos modernos en materia de anatomía y fisio-
logía, algunas de las teorías naturopáticas que hasta ahora parecían más bien
vagas, están resultando más ajustadas y precisas.
La base fundamental de la naturopatía es la «Vis Medicatrix Naturae»:
el poder curativo de la naturaleza y la moderna fisiología ha dejado demos-
trada, bien a las claras, la capacidad adaptativa del cuerpo humano, el papel
de la enfermedad en el proceso de la recuperación y la importancia de nues-
15

tro sistema inmunológico en activar las defensas contra las enfermedades, ya


sean agudas o crónicas.
Las medidas aplicadas por los médicos de la antigüedad, ahora lo sabe-
mos claro, se basaban en facilitar y potenciar dichos procesos. Fue el hom-
bre, que en su inmensa ignorancia, abandona estos métodos alucinando por
el método actual que prometía más felices resultados.
Pues aunque aquellos métodos eran más sencillos y lógicos, no por ello
eran menos válidos pero, desgraciadamente hoy en día se juzga un método
por sus resultados a corto plazo, sin preocuparse del proceso que sigue el
organismo ni por los efectos a largo plazo.
Tan solo estudiando y entendiendo los procesos de la naturaleza y las
formas por las que ella mantiene el equilibrio corporal de los seres vivos, es
como nosotros podemos aprender a alcanzar y conservar la salud. Hay que
reconocer el mérito pues de las aportaciones realizadas por el naturismo
para el entendimiento naturopático de la enfermedad y su, a menudo, persua-
siva naturaleza, que en el fondo es la base filosófica de la naturopatía, así
como de cualquier otro sistema médico alternativo, basado en los principios
de la vitalización del organismo.
La diferencia fundamental pues entre la medicina oficial y la medicina
naturopática, es que la primera basa toda su esperanza terapéutica en las
drogas, es decir los fármacos, mientras que la segunda basa su esperanza en
la capacidad vital del organismo para regenerase y colabora con este proceso
autorregenerativo con una buena dieta, como base para preparar el terreno
óptimo para la curación y entonces ayuda en este proceso con un reequilibrado
de las energías vitales, unos auxiliares innocuos como son las plantas, el
barro o arcilla, el agua, el sol, que nos ofrece la misma naturaleza y que el
Creador ha puesto a nuestro servicio para que ayudemos con ellos a la repa-
ración de su obra maestra: la vida humana.

Los fundamentos de la salud


Es evidente que la salud es deseable y deseada por todos y, como tal, es
activamente perseguida o tácitamente esperada como un derecho al nacer. El
uso de la salud sólo como un medio e vencer la enfermedad está, últimamen-
te, ganando gran preponderancia en el mundo de los cuidados médicos, a
pesar de que en las antiguas culturas la promoción de la conservación de la
salud ocupaba un lugar prominente. Pues bien, la naturopatía actúa frente la
enfermedad desde el punto de vista de la salud, no como medio de combatir
la enfermedad.
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La práctica naturopática está basada en el reconocimiento de que el cuer-


po posee la capacidad inherente de curarse por sí mismo. En efecto, si las
heridas y los cortes se curan, las fracturas óseas se reparan, los
microorganismos son vencidos, todo se puede resolver, según cree la natu-
ropatía, con el normal funcionamiento del organismo que es capaz de man-
tener una armoniosa coexistencia con su entorno. Pero, evidentemente, este
estado de equilibrio está sujeto a ciertas leyes naturales y la desviación de las
mismas trae como consecuencia la enfermedad. Los métodos usados por los
naturópatas para vencer la enfermedad, son los más idóneos para restablecer
y estimular la propia capacidad del cuerpo para recuperarse. Este punto de
vista implica un concepto fundamentalmente diferente del de la medicina
moderna: diferente en cuanto a sus efectivos terapéuticos, a su forma de
entender la enfermedad y, en cierto grado, diferente en cuanto a su punto de
vista a cerca de lo que constituye la salud. Por ello, a pesar de su bagaje
práctico que ha hecho que éste sea uno e los principales sistemas alternati-
vos de tratamiento médico, la naturopatía posee una gran cantidad de puntos
en común con la medicina convencional, por lo que sería erróneo considerar
que ambas formas de medicina son antagónicas, simplemente porque sus
dos puntos de vista con respecto a la salud y la enfermedad, no son precisa-
mente coincidentes. No obstante, en nuestra investigación puede ser instruc-
tivo el comparar el punto de vista médico con el de la naturopatía y, al hacer-
lo, resultará evidente que los dos sistemas tienen objetos comunes que pue-
de ser la base de un servicio médico complementario.

Pero, ¿qué es la salud?:


La naturopatía se define como un sistema de tratamiento que reconoce
la existencia de una fuerza curativa vital dentro de nuestro cuerpo. Lo cual
significa que no solamente la acción, por ej., de la protrombina y de las
plaquetas de la sangre sirven para curar una herida o la de los leucocitos para
combatir infecciones, sino que existe una menos tangible cualidad única en
cada individuo y que, en alguna extensión, depende de factores hereditarios,
de la constitución de la persona y de las características adquiridas, la cual se
ha dado en llamar Fuerza Vital, aunque los biólogos no hayan sabido hasta el
momento presente definirla a pesar de que se han hecho numerosos esfuer-
zos para estudiarla. El concepto de vitalismo y vitalidad preside todas las
terapias naturales e implica el que la capacidad de trampear y recuperarse de
la enfermedad es directamente proporcional a la capacidad de funcionamien-
to del organismo. Y es de esperar, lógicamente, que un cuerpo sano posea
17

una mayor resistencia frente a la enfermedad o que, al menos, la capacidad


de restaurar la normalidad en él no haya quedado alterada. Pero además, la
manifestación de la enfermedad en él, está considerada como una indicación
de que la respuesta vital del organismo no es solamente la inevitable reac-
ción a la infección a bacterias o virus patógenos. No debe considerarse al
organismo como la víctima de la invasión bacteriana, o de otras circunstan-
cias externas, sino como el elemento capaz, basándose en las leyes naturales,
de mantener su propio equilibrio. Pero además, la capacidad de sufrir una
enfermedad aguda es una característica del individuo sano, es decir, aquel en
que los mecanismos pueden actuar con eficacia. El sarampión, las paperas,
la varicela y otras enfermedades febriles corrientes en los niños, deben ser
consideradas como necesidades normales para el desarrollo inmunitario de
la vida del adulto. Pero todavía hay más: los naturópatas consideramos a los
resfriados, la gripe o las diarreas ocasionales contribuyentes al proceso de
normalización del organismo, como la respuesta normal del organismo fun-
damentalmente sano siempre que no tengan lugar con una excesiva frecuen-
cia. La salud es, pues, para el naturópata algo más que la ausencia de enfer-
medad. Y no es, como nuestra cultura moderna ha dado en suponer, un sinó-
nimo de higiene, sino todo lo contrario ya que la esterilidad es la negación de
la vida y la salud implica un más positivo atributo de un dinamismo biológi-
co. La Organización Mundial de la Salud (OMS) que estaba bosquejando un
proyecto para su constitución, pensó en una definición que pudiera encajar
con las necesidades de cada persona para que gozara de la capacidad de cada
uno en aprovechar la ventaja que supone su potencial de vigor y felicidad. La
salud, de conformidad con la OMS, es un estado de completo bienestar físi-
co, mental y social y no meramente una ausencia de dolor o enfermedad. Su
declarado gol de salud para todos en el año 2000 es, quizás, irreal en los
términos de dicha definición, pues la salud es relativa para cada individuo y
es mejor medirla en términos de la capacidad de una persona para poner en
práctica su máximo potencial vital para el disfrute de la vida, con o sin enfer-
medad.

Nuestra definición de la naturopatía:


La naturopatía está basada en un reconocimiento de que el organismo
posee no sólo una capacidad natural para resistir la enfermedad, sino los
inherentes mecanismos de recuperación y autorregulación con los que poder
recuperarse de ella. El fisiólogo canadiense W. B. Canon, propuso el térmi-
no «homeostasia» para describir el estado de equilibrio que los seres vivos
18

mantienen cuando se hallan en perfecta salud y, así, pudo explicar algunos de


los mecanismos por medio de los cuales el cuerpo responde a agentes que
tratan su normalmente estado de calma.
En la práctica profesional el naturópata deberá emplear diversos estí-
mulos físicos y biológicos para activar y potenciar los mecanismo
homeostáticos. Para ello utilizará aquellas formas de tratamiento que sean
compatibles con la actividad curativa vital del cuerpo humano, lo cual signi-
fica que deberá usar solamente agentes sobre los que depende la vida y, más
o menos, de la misma forma en que se encuentran en la naturaleza tales
como el aire fresco, el agua, la luz solar, la relajación, el ejercicio físico y la
dieta equilibrada. Y aunque muchos naturópatas utilizan, hoy en día, otras
técnicas auxiliares como la fitoterapia, la acupuntura o la homeopatía, no
dejan de ser eso, técnicas auxiliares siendo las primeras que son
auténticamente naturistas. No obstante, hay que decir también en defensa de
la verdad, que la mayoría de las aplicaciones básicas actúan de una forma
muy general en todo el organismo y ésto constituye una diferencia importan-
te con las técnicas terapéuticas de la medicina convencional. La medicina
alopática moderna utiliza un específico y analítico acercamiento hacia la
enfermedad y en ella los síntomas de una enfermedad, tales como la fiebre, el
dolor, su localización, los cambios de la sangre, son clasificados por catego-
rías hasta llegar a un diagnóstico específico del que a menudo se proyecta un
tratamiento específico. Y como consecuencia de ello, el trastorno resultará
localizado en un sistema específico o en una parte del cuerpo humano. Y
entonces actúa reduciendo los componentes de la alteración fisiológica has-
ta un nivel definible y cuantitativo (método reduccionista). Así pues, por ej.,
en alopatía son estudiados a fondo los cambios bioquímicos de las membra-
nas de una articulación artrítica y el tratamiento que se receta a continuación
suele estar basado en alguna acción química o una intervención mecánica, a
fin de modificar el proceso inflamatorio. En otras palabras, que una enfer-
medad o sus síntomas son afrontados por la acción terapéutica del trata-
miento farmacológico o quirúrgico.
La naturopatía en cambio, añade una particular importancia al examen
de cada sistema en particular y se apoya, en gran parte, en la misma compren-
sión del proceso de la enfermedad, pero sin embargo su acción terapéutica
no queda confinada a la parte del cuerpo o función orgánica que está altera-
da. Y así, generalmente, tratando un más amplio espectro de procesos corpo-
rales para tratar cada caso. Así pues el objetivo del tratamiento naturopático
es el poner en armonía con el conjunto la parte del cuerpo afectada. Y ésto se
19

consigue estimulando los propios procesos defensivos del organismo y em-


pleando métodos que son catalíticos o constructivos.

Mecanismos de autocuración:
En la homeostasis, las defensas corporales trabajan en respuesta a la
infección o agresión. Estos mecanismos de defensa pueden ser intensifica-
dos por un tratamiento inespecífico.
La dicotomía entre el sistema reductivo (analítico) de la medicina
alopática y el procedimiento más general, a menudo intuitivo, de la terapia
natural, parece ser el mayor obstáculo para poder llegar a un sistema integral
de cuidados médicos. Tomados en su forma extrema, ambos métodos tienen
desventajas potenciales e incluso pueden tener alguna peligrosidad para el
paciente que pasa a depender de sus cuidados. En efecto, en el método analí-
tico, el terapeuta puede estar tan ocupado en los intríngulis de la enfermedad
como para llegar a perder la visión de toda la persona y las desventajas de
ésto se observan en el crecimiento de la especialización dentro de la medici-
na alopática, tal como ocurre en el caso del dermatólogo que se siente incli-
nado a despreciar la influencia de los adyacentes factores nutricionales y
emocionales sobre el estado de la piel con el cual se enfrenta.
Por otro lado, la obsesión general por lo natural de algunos naturópatas
fanáticos por sus dogmas filosóficos, pueden hacer peligrar la visión clara
de la realidad.
Afortunadamente, existen movimientos por ambos bandos que tienden
a acercarlos al camino del medio e incluso podemos afirmar que en muchos
países los respectivos colegios de médicos, están aconsejando a sus afiliados
el resucitar la visión del ser humano como un ser entero y no en forma
fraccionaria y en este aspecto la naturopatía moderna posee una orientación
más firme fisiológicamente.
Es evidente que el método analítico es esencial para el estudio de la
enfermedad, pero el método naturopático considera que la comprensión de
la salud debe estar basada en lo que el Dr. Henry Lindlahr, uno de los pione-
ros de la naturopatía, denominó como «el verdadero arte de la medicina». La
naturopatía pretende integrar ambos métodos: el analítico y el cuantitativo
en uno solo, para una mejor comprensión de lo que es la salud.

¿Qué es la «Vis Medicatrix Naturae»?:

La creencia en el poder curativo de la naturaleza como base de la


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naturopatía y, por tanto, de todas las terapias naturales, está en consonancia


con el mecanismo de la homeostasis, por el cual se conserva la salud y la
cual le es un imputable hecho fisiológico. Pero este concepto implica algu-
nos fenómenos, además de lo que explicable, hasta aquí por términos físi-
cos, y es la existencia de una vitalidad o fuerza de vida, que ha dejado estupe-
factos a filósofos y médicos por igual, desde la más remota antigüedad.
Hipócrates escribió sobre el «ponos» como el arma que el cuerpo tenía
para restaurar la normalidad y Aristóteles, concibió la idea en biología de la
fuerza vital, con algún propósito más. Y así, la inflamación es considerada
en naturopatía como algo beneficioso, es decir, como un proceso depurativo
más que como fenómeno consecutivo a la infección como lo considera la
medicina alopática. El filósofo Kant pensó en distinguir la idea de la fuerza
vital, corriente en el pensamiento religioso, del concepto de «ánimo» que él
creía necesario para la comprensión de la naturaleza orgánica; no era preciso
el indicar la suposición de un Ser Superior actuando animadamente, a pesar
de que indudablemente en algunos campos de la medicina, tanto alternativos
como convencionales, las influencias espirituales son altamente considera-
das. En realidad, el Dr. Henry Lindlahr se refería a lo que él dio en llamar una
«energía divina» que se asienta en los átomos y moléculas en movimiento y
en otros elementos de la materia. Pero él nunca creyó en el total dominio de
la mente sobre el cuerpo, con olvido de la realidad física, sino que él más
bien abogaba por una perspectiva adecuada a todos los niveles de la existen-
cia humana.
La cuestión de la definición de la «Vis Medicatrix Naturae» debe pues
permanecer, ya que a pesar de que habían habido intentos para identificarla,
desde Paracelso, que sugirió la existencia de la «munia», una fuerza magné-
tica que irradiaba de todos los seres vivientes a través del fluido vital medie-
val, del magnetismo animal de Mésmer, a la energía cósmica «órgona» de
Wilchelm Reich en el siglo XX, nadie ha logrado traducirla en una científi-
camente aceptable explicación. Ésta puede llegar sólo gradual e indirecta-
mente, estudiando cómo funcionan las leyes que gobiernen las funciones
corporales del organismo.

El síndrome general de adaptación:


Uno de los principios fundamentales de la naturopatía es el que dice
que la enfermedad aguda no siempre es algo malo, sino que a menudo debe
contemplarse como una manifestación externa de la fuerza vital interior con
el fin de restaurar el equilibrio. Sí, ya sé que resulta difícil el convencer a la
21

gente durante el tormento que supone un resfriado corriente, una diarrea


aguda, que ello puede producirse por su propio bien, en última instancia,
pues es bien conocido que tales dolencias, junto con la mayoría de los casos
de fiebre y muchas de las dolencias infantiles, no son más que procesos nece-
sarios para curtir el organismo y limitarle las posibles enfermedades poste-
riores. Y así es como si se deja que sigan su curso, sólo con los cuidados
adecuados, pues ellos se recuperan espontáneamente.
Los procesos fisiológicos por los que el organismo humano mantiene
su equilibrio son hoy en día más completamente comprendidos, gracias a
muchas colaboraciones entre las que destaca el trabajo del Dr. Hans Seyle de
Montreal (Canadá), El cual suponía que el cuerpo responde al «stress» por
medio de una secuencia de tres fases a las que él denominó Síndrome Gene-
ral de Adaptación:

SÍNDROME GENERAL DE ADAPTACIÓN (SEYLE)

Nº ESTADO SINTOMAS
1 Estado de Alarma Dolor, inflamación.
2 Estado de resistencia. Libre de síntomas.
3 Estado de Agotamiento. Colapso, degeneración.

1.- ESTADO DE ALARMA


La respuesta inicial a un agente estresante, tal como una herida, un trau-
matismo prolongado (por ej.: unas articulaciones en constante fricción) o
una invasión microbiana es, generalmente, el dolor y la inflamación. Este
estadio representa lo que Seyle describió como «la llamada general a las
armas, de las fuerzas defensivas del organismo». Se caracteriza por ciertos
cambios glandulares, particularmente en la glándula pituitaria corporal, com-
patibles con intentos preliminares de restaurar la normalidad y de curar los
tejidos dañados.

2.- ESTADO DE RESISTENCIA


Si el estímulo inicial es prolongado, se entra en un estado de adaptación
o resistencia, durante el cual el cuerpo aprende a vivir con el agente nocivo,
sin tener la sensación de crisis. Así por ej., la inicial respuesta inflamatoria
de una articulación a la agresión subsiste aún, aunque el dolor y la inflama-
22

ción no son ya por más tiempo evidentes, la fricción puede continuar, co-
brándose luego su precio durante días, meses o, incluso, años. Entonces tie-
ne lugar una adaptación, que puede mantenerse durante todo este tiempo,
pero eventualmente los tejidos pueden perder su capacidad de respuesta y
entonces aparece el estadio final, que es:

3.- ESTADO DE AGOTAMIENTO


En el cual existe un colapso general, con degeneración de los tejidos
que no son capaces ya de resistir.
Seyle llamó a estos tres estados el Síndrome General de Adaptación (G.
A. S.) porque es una respuesta no específica del organismo a cualquier de-
manda que se haga sobre él. Donde los tejidos están más directamente afec-
tados por el «stress», la misma respuesta tiene lugar en una menor escala, lo
cual se denomina un Síndrome Local de Adaptación (L. A. S.). El GAS y el
LAS están estrechamente coordinados para un estímulo nocivo, para una
pequeña área del cuerpo y pueden, en algunas circunstancias, precipitar una
respuesta general como es, por ej., el que una herida, con impacto suficiente
en un dedo puede inducir una reacción sistémica total de «shock», aunque
las defensas locales sean las adecuadas para enfrentarse a la agresión.

La crisis curativa y la crisis de la enfermedad


Según Seyle hemos visto que, a menudo, la curación es una reacción de
defensa activa y, a menudo aunque no siempre, es necesaria para el manteni-
miento de la salud. La respuesta de los tejidos locales contra la infección o la
agresión, puede ser de tipo inflamatorio o bien la repuesta más general del
organismo, puede precipitar la aparición de la fiebre. Los naturópatas se
refieren a estos episodios agudos y los denominan como «crisis curativas» y
los consideran como parte necesaria del proceso de la recuperación. Lindlahr
lo describió ya como la ascendencia de las fuerzas curativas de la naturaleza
sobre las condiciones de la enfermedad y las consideró como que estaban en
conformidad con los principios constructivos de la naturaleza. Los procedi-
mientos naturopáticos están, a menudo, dirigidos a provocar una reacción
inflamatoria por estímulos diseñados para activar las hormonas defensivas.
Las medidas hidroterápicas y el calor pueden ser aplicadas para inducir una
fiebre artificial, por ej., siendo su fundamento el de que una elevada tempe-
ratura o inflamación aumenta la actividad fagocítica de las células corpora-
les y ayuda a eliminar los residuos tóxicos.
Por otro lado Lindlahr clasificó a las «crisis de la enfermedad» como
23

aquellos trastornos agudos en los que las condiciones de la enfermedad ga-


nan ascendencia sobre la resistencia del organismo. Pueden ser confronta-
das, por ej., con un agente para el cual el organismo no puede tener suficien-
te respuesta adaptativa. Los agentes patógenos de la intoxicación alimentaria
pueden minar tanto las defensas del organismo, que la muerte puede sobre-
venir durante «el estado de alarma» al cabo de unas horas o días. Las crisis
de las enfermedades, cuando las glándulas y órganos han alcanzado el estado
de agotamiento ocurren a menudo.

La curación natural
Podrían argumentarse aquí que si el organismo posee mecanismos
homeostáticos y la capacidad de resolver sus enfermedades, no hace falta
terapia de ningún tipo. Todo lo que se requiere es una adherencia a las leyes
de la vida natural y, por sí sola, la naturaleza efectuará la curación. En reali-
dad, el sistema de curación y de vida natural que describimos aquí fue am-
pliamente conocido desde la época de los primeros curadores con lo natural
y este término se sigue usando aún por parte de algunos naturópatas, cuyo
tratamiento está basado, primariamente, en un ajuste básico de los hábitos de
vivir y de comer usando el ayuno, el equilibrado de la dieta, el reposo y el
ejercicio, pero sin usar los complementos ampliamente utilizados hoy en día
por muchos otros, prácticamente, de la medicina natural con excepción de
algunos paliativos a base de drogas eliminadoras del dolor.
Muchos naturópatas, hoy en día, evitan el término «curación natural»
en parte por causa de sus sinuosas connotaciones, pero también debido a que
la palabra «curación» está considerada como un poco equívoca. Ella impli-
ca una erradicación, de una vez para siempre, de la enfermedad, mientras que
los naturópatas sostienen que la recuperación es un proceso de adaptación y
del restablecimiento del equilibrio cuerpo / mente, que puede resultar altera-
do de nuevo si se reproducen los mismos factores causales (estresantes). Y
así fue cómo uno de los discípulos de Shelton (Keki Sidhiwa), objetó el
término «curación» sobre la base de que implica una acción curativa desde
el exterior en lugar de desde el interior, como creen los higienistas naturales
que tiene lugar en este caso.
La «curación natural» aunque todavía intercambiable con la naturopa-
tía, es más adecuada a la forma de vida que aboga por los principios de la
vida natural y la naturopatía, es el sistema de tratar la enfermedad que está
basado en dichos principios.
24

La tríada de la salud
Si la salud es un estado dinámico de equilibrio, tanto dentro del cuerpo
como entre este y su entorno, debe ser dependiente de la equilibrada integra-
ción de los diversos niveles de funcionamiento estructurales, bioquímicos y
emocionales.
La estabilidad física se considera que posee una influencia importante
sobre la salud. Las tensiones musculares, los desplazamientos articulares y
otros desarreglos posturales, debidos a factores ocupacionales y de «stress»,
se considera que interfieren con la saludable conducción nerviosa y de la
circulación e indirectamente alteran la nutrición de los órganos vitales. La
integridad bioquímica está relacionada con la calidad de la nutrición de los
órganos vitales. La integridad bioquímica está relacionada con la calidad de
la nutrición y las sustancias vitales derivadas de los alimentos que pueden
afectar la composición de la sangre y de otros fluidos corporales.
Una parte muy importante de la práctica de la naturopatía es el reajuste
dietético y la promoción de la «nutrición óptima» (la mejor calidad de
nutrientes y de la capacidad físico-química para absorberla y utilizarla para
poder satisfacer las necesidades del cuerpo en cuanto a crecimiento y repara-
ción). Los factores mentales-emocionales están considerados como una po-
derosa fuerza para controlar la salud humana y muy particularmente, en cuanto
a su influencia, sobre el bienestar físico y químico.

La tríada naturopática
Cada uno de estos factores son contemplados con mayor o menor im-
portancia en cualquier sistema médico que esté basado en una base vitalista.
Las terapias especializadas se han ido desarrollando con especial énfasis, en
uno u otro ángulo de la tríada. Así, por ej., la osteopatía y la quiropraxia
buscan la reintegración de las funciones corporales por medio de un realineado
estructural. La medicina psicosomática, que es el estudio del tratamiento de
los factores emocionales en la enfermedad, es una disciplina que ha corrido
paralelamente con la naturopatía en su desarrollo durante el siglo XX y en
los últimos años, ha tenido lugar un florecimiento de las llamadas «terapias
mentales» y un gran énfasis se produce en esta tríada, en la práctica general
de la enseñanza de doctores; pero la naturopatía es posiblemente única entre
las terapias convencionales en poner el mismo énfasis en todos los aspectos
de los que Lindlahr llamaba «los tres pliegues de la constitución humana» y
una particular importancia que existe entre los factores que regulan nuestra
salud.
25

Y los naturópatas, no sólo reconocen esta mutua interdependencia sino


que consideran la vitalidad básica del individuo (representada en el gráfico
por la palabra «energía»), como que es el determinante avanzado de la viabi-
lidad homeostática. Y ésto es probablemente a lo que Seyle se refería con su
término «energía de adaptación». Él contemplaba la adaptabilidad como un
hecho básico para la vida misma, expresando el punto de vista de que: «la
longitud del recorrido de la vida humana puede ser primariamente determi-
nada por medio de la cantidad de «energía de adaptación» disponible». Y
nosotros podríamos añadir que la calidad de vida está también controlada
por las mismas condiciones.
Al definir como sus objetivos terapéuticos el restablecimiento de los
mecanismos compensatorios por reintegración de la dinámica estructural
por medio del ajuste dietético y de una psicoterapia constructiva, los
naturópatas parecerán estar manejando los auténticos fundamentos de la sa-
lud. Los principios de la naturopatía son, por tanto, fundamentales para to-
das las formas de medicina natural y deberían ser el punto de parida de todos
los tratados terapéuticos.
Con el fin de poder determinar cómo los naturópatas ven el papel de los
factores físicos, emocionales y bioquímicos para el gobierno de la salud,
debemos considerar cada uno de estos con más detalle, pero primero debe-
mos comprender bien la base y el alcance del tratamiento naturopático y,
para ello, hemos de examinar sus puntos de vista sobre la enfermedad.

La naturaleza de la enfermedad
La naturopatía considera que la salud del cuerpo es la consecuencia de
la salud de todas las células que lo componen. Y es evidente que cada célula
requiere para realizar sus funciones vitales, una adecuada nutrición, un co-
rrecto drenaje y, colectivamente en forma de diversas entidades anatómicas,
una buena enervación. La enfermedad se considera como probable cuando
existen interferencias con cualquiera de estas causas esenciales básicas, que
disminuyen la vitalidad.
No existe la menor duda de que la enfermedad es un fenómeno natural
que tiene lugar tanto a nivel del reino vegetal, como del animal aunque,
según la teoría naturopática, representa una rotura de las leyes de la naturale-
za. Una de las mayores diferencias entre los puntos de vista convencionales y
el naturopático es que creemos que la enfermedad puede, a veces, servir
como un útil propósito y no debe siempre ser considerado como indeseable.
Con el nombre «la naturaleza de la enfermedad», J. E. R. Mc Donagh
26

tituló sus estudios realizados a lo largo de 40 años, sobre los procesos y


causas de la enfermedad en las plantas , los animales y el hombre en el Insti-
tuto de la Naturaleza de la Enfermedad y en ellos dejó sentado el estableci-
miento del unitario concepto de enfermedad en base a una ciencia basada
ecológicamente y que integraban diversas ramas, tales como la agricultura,
la ciencia veterinaria y la medicina en forma de una coordinada teoría. Dicho
concepto unitario sugiere, básicamente, que sólo existe una clase de enfer-
medad y que lo que hoy en día se conocen como «enfermedades», no son
más que manifestaciones de los perjuicios causados sobre la proteína de la
sangre. El criterio médico prevalente hoy en día, es el de que la enfermedad
posee una etiología específica y que identificando el factor individual res-
ponsable (por ej. un virus como causante de algunos tipos específicos de
cáncer o una específica deficiencia bioquímica, como en el caso de la artri-
tis), con el descubrimiento de un medicamento que destruya el virus o re-
componga la deficiencia bioquímica, se alcanzará la curación. No obstante,
existen hoy en día, síntomas de que se está produciendo una cambio en esta
actitud hacia una más completa visión del hombre como conjunto, tal como
los naturópatas hemos sostenido desde el principio.
La «filosofía de la terapéutica natural» del Dr. Henry Lindlahr, definía
la enfermedad como una anormal e inarmónica vibración de los elementos y
fuerzas que componen la entidad humana, en uno o más planos del ser hu-
mano y que los trastornos de éste modelo vibracional, si se mantienen, son
debidos a:

1.- Un descenso de la vitalidad.


2.- Una anormal composición de la sangre y de la linfa.
3.- Una acumulación de materias mórbidas y toxinas.

Existe un adecuado conjunto de teorías sobre las causas de la enferme-


dad, que constituyen la base de todas las terapias naturales. Uno de los pun-
tos de vista, apoyado por las modernas teorías de las partículas físicas, es el
de que la vitalidad puede ser expresada de la cualidad vibracional, de las
cosas vivientes; ésto, a su vez, depende de la composición de los fluidos
corporales (y en particular de su nutrición) y puede ser provocado por una
inadecuadamente neutraliza y elimina cantidad de productos de nuestro me-
tabolismo. Éstos últimos conceptos, con muchas otras ideas adicionales, es
lo que hoy en día se conoce colectivamente como «teoría de la toxemia».
Han tenido una gran influencia en el pensamiento naturopático y los consi-
27

deramos más detalladamente, ya que han, materialmente, influenciado en el


tipo de procedimientos naturopáticos empleados por los naturópatas.
En el estudio de la enfermedad deberá, naturalmente, incluirse una con-
sideración sobre las influencias hereditarias así como también aquellos ras-
gos que se adquieren en la última parte de la vida, los factores precipitantes
que pueden iniciar el proceso de la enfermedad. Estos últimos pueden ser,
por ej., los microbianos y deberemos considerar el papel de las bacterias y
virus, ya que la importancia en la naturaleza de la enfermedad posee un énfa-
sis diferente en la terapia natural que en la medicina oficial.

Vibración y vitalidad
Al definir su «Teoría unitaria de la Enfermedad», J. E. R. Mc Donagh la
describió como: «... la partida de la salud causada por los invasores que
hacen declinar el ritmo, tal como lo describe en sus ciclos en la proteína que
hacen así aberrantes los cambios que sufre la misma». Mc Donagh postuló
una actividad primordial (fuerza vital o energía), de la cual deriva la materia.
Esta materia, según él, presenta pulsaciones y posee la función de almacena-
je, radiación y atracción. En el hombre y los animales ésta es una propiedad
de la proteína de la sangre que, se dice, expande y contacta. (Un complejo y
variable proceso de condensación de la proteína fue descrito por Mc Donagh
basado en las mediciones del contenido total de proteína y viscosidad en la
sangre, en los pacientes a lo largo de varios años. El porcentaje de proteína y
su viscosidad, descienden claramente con la expansión y se elevan con la
condensación). Y en tanto que ésto continúa produciéndose rítmicamente, el
cuerpo funciona con salud al igual que una bien conjuntada orquesta, pero si
cualquier parte del mismo deja de hacerlo aparecerán manifestaciones de la
enfermedad (la «vibración armoniosa» de la escribía Lindlahr). Y Mc Donagh
llegó a decir que «las manifestaciones de la enfermedad pueden dividirse en
adquiridas y heredadas y las primeras, pueden ser separadas en agudas,
subagudas y crónicas).
El grado de actividad vital que se presenta en los procesos con enferme-
dad es también crucial para la práctica naturopática. La enfermedad aguda
puede, a menudo, ser confrontada por los tratamientos diseñados para abor-
tar los síntomas. Anteriormente hemos mencionado el punto de vista de Hans
Seyle acerca de que la inflamación es, a menudo, un proceso de defensa
fisiológica. Mc Donagh dio otro punto de vista a los estadios de Seyle para
responder a los estímulos nocivos y así escribió: «tanto si la manifestación
resulta aguda, subaguda o crónica, depende del número de ciclos en la des-
28

cripción de los cuales el ritmo continúa descendiendo. Cuando el ritmo es


primeramente reducido, la manifestación producida es aguda; si es
recurrentemente deprimido, es subaguda y cuando el ritmo es constantemen-
te reducido, la manifestación es crónica».
Podemos afirmar que las más agudas reacciones tienen lugar en la fase
de alarma, cuando los tejidos están llevando a cabo su primera respuesta
activa a los estímulos adversos. Cuando la fase adaptativa está completada
existirá una menor actividad vibracional y algunos cambios tisulares resul-
tarán evidentes, por lo que aparecerán manifestaciones agudas intermitentes.
Una prolongada exposición a factores estresante, que no remiten, conduce a
un estado de agotamiento, tal como lo describió Seyle y a la enfermedad
crónica a la que Mc Donagh alude.
Mc Donagh hizo estudios extensivos con sus pacientes publicando una
gran cantidad de datos y desarrollando su teoría hasta una complejidad de-
masiado elevada para exponerla aquí, pero el resumen de sus teorías podría
ser considerado como el fundamento básico de las creencias naturopáticas.
Él postuló que:

1.- Sólo existe una enfermedad.


2.- La enfermedad es la misma fundamentalmente en las plantas, los
animales y el hombre.
3.- Existen diferentes manifestaciones de la enfermedad.
4.- Las manifestaciones son debidas a trastornos de la proteína de la
sangre de los animales y del hombre.

Los factores responsables del perjuicio producido, definidos por Mc


Donagh como los «invasores», son: climatológicos, alimentos equivocada-
mente cultivados y actividades patógenas de formas desarrollables de baci-
los que residen en los intestinos. En otras palabras, Mc Donagh correlaciona
el punto de vista naturopático de que una comprensión entre salud y la prác-
tica de la enfermedad dependen no sólo del estudio del hombre, sino también
de su alimento del suelo en que éste crece y su total interacción con el medio
que le rodea.

Las huellas de la enfermedad


La calidad de la salud, es decir, la capacidad de mantener la homeostasis,
depende de una gran variedad de factores algunos de los cuales están fuera
del control del individuo. Éstos son, por ej., los factores prenatales tales
29

como la constitución genética de los padres y las influencia durante el desa-


rrollo del feto en el útero. La importancia de los factores nutricionales, es-
tructurales y emocionales para aquellos que pretenden criar a los hijos, tanto
padres como madres, no pueden ser suficientemente destacados y muchas
parejas deberían documentarse sobre cómo eliminarlos y aconsejarse sobre
estos tópicos antes de la concepción. Si coordinamos el trabajo de un grupo
de científicos en el campo de la medicina biológica, veríamos que es posible
construir una teoría de la evolución de la enfermedad, desde las primeras
generaciones que podría proporcionar los fundamentos de un eficaz sistema
preventivo, lo cual puede ser considerado como una pista de nuestro enten-
dimiento de todas las enfermedades crónicas, que fue postulado por Josef
Issels en sus teorías sobre la patogénesis del cáncer. Él sugería que el cáncer
es una enfermedad generalizada del cuerpo humano, que puede manifestarse
en un área determinada y que se origina en cinco fases que pueden ser consi-
deradas como el origen de la mayoría de las enfermedades con las que se
enfrentan actualmente los médicos. Estos factores, modificados a partir del
concepto de Issels, son:

1.- Factores causales, que conducen a:


2.- Perjuicio secundario, que conduce a:
3.- Medio enfermizo y disminuida resistencia, que conduce a:
4.- Susceptibilidad a la infección y cambios patológicos que conducen
a:
5.- Síntomas de la enfermedad.
Y no importa cuáles sean los síntomas finales o la subyacente patolo-
gía, siempre puede encontrarse la misma secuencia etiológica. Aunque el
reconocimiento de estos estadios no es único en la naturopatía, su importan-
cia ha sido largamente ignorada por la medicina tradicional en la que grandes
cantidades de recursos están dirigidos hacia el profundo estudio de las dos
últimas fases, que son la sintomatología y la patología de la enfermedad
olvidándose prácticamente de los orígenes profundos de la enfermedad, es
decir su auténtica etiología y la forma de prevenirla.

Factores prenatales:
Los factores prenatales y postnatales, corresponden a los trastornos in-
herentes y adquiridos tal como los describió Mc Donagh. Entre los factores
prenatales podremos incluir los miasmas (toxicosis residuales heredades que
se considera están presentes en cada célula del organismo, como resultado
30

de infecciones padecidas por generaciones anteriores) y los trastornos am-


bientales y parasitarios. Pero, además, Kollath describió un proceso de la
mesotrofia que consiste en el lento, raramente perceptible, declive de la sa-
lud de la célula a consecuencia de una pobre nutrición. La polución ambien-
tal es una amenaza para el niño en el seno materno, debido a que es altamente
vulnerable especialmente durante los tres primeros meses de gestación y,
muy especialmente, debido a los medicamentos, nicotina, alcohol, stress
mental de la madre, factores dietéticos y radiación. Por tanto, el niño recién
nacido, desde el punto de vista de Issels: «viene al mundo con un gravamen
que es la suma total de todos los perjuicios sustentados en generaciones
anteriores e impresos en sus estructuras genéticas. No existe pues la menor
duda de que su dote negativa es parcialmente actual de las enfermedades
crónicas».

Factores postnatales
El legado de impedimentos tóxicos puede ser incrementado después del
nacimientos, por causa del efecto acumulativo de diversos factores
desvitalizantes, que pueden ser externos (exógenos) e internos (endógenos).
Los factores exógenos incluyen tanto los riesgos ambientales, como la polu-
ción química (de las influencias atmosféricas y en los alimentos), como los
traumas físicos, el stress psíquico y la pobre calidad de la nutrición.
Los factores endógenos son trastornos que se originan dentro del cuer-
po, como por ej. una flora bacteriana anormal en los intestinos, campos de
alteración que se originan a consecuencia de estímulos nocivos o alérgenos
y focos tóxicos, tales como los de la flora intestinal pueden ser el resultado
de una dieta deficiente, así como a la ingestión de fármacos como los
antibióticos, pero una vez el desequilibrio queda establecido puede conti-
nuar actuando como agente desvitalizante de cierta potencia.
Antes de nacer, los microorganismos comienzan a desarrollarse en las
membranas mucosas del organismo del bebé y ésto es de particular impor-
tancia para el equilibrio saludable del cuerpo, a lo largo de la vida. Una área
que debería tener una floreciente colonia de bacterias son los intestinos. Las
protegidas bacterias que regulan la formación de armas saludables, juegan
una importante función en la descomposición de la celulosa y la asimilación
de algunas vitaminas y actúan como defensoras del organismo frente a otras
invasiones patogénicas.

Teorías sobre la toxemia


31

Se basan en la creencia de que los productos de deshecho del metabolis-


mo, junto con las toxinas químicas de los alimentos y fármacos, se acumu-
lan en los tejidos del cuerpo humano y dan lugar a perjuicios celulares que
dificultan las funciones vitales. Lindlahr, por ej., consideraba la acumula-
ción de «materia mórbida» como una de las causas primarias de la enferme-
dad.
Como hemos visto anteriormente, la salud del cuerpo depende de la
salud de cualquiera de sus células componentes. Individualmente y colecti-
vamente la célula, no sólo debe tener oxígeno y los nutrientes adecuados,
sino además los más efectivos mecanismos para poder descargar los produc-
tos de deshecho de su metabolismo. El «flujo de equilibrio» de las celular es
mantenido en todo el medio mediante los sistemas circulatorio, linfático y
nervioso, pero entre las células de éstos y de los órganos en particular, así
como los músculos y huesos, existen otros tejidos estructurales conocidos
como mesenquima o tejidos conectivos. Éstos forman una clase de envase
material alrededor de los órganos estructurados y regulan el intercambio de
nutrición y desperdicios en todas las áreas del cuerpo. El tejido conectivo
realiza no sólo una importante función de relleno y soporte, sino que actúa
como una especie de agente de transmisión de nutrientes y residuos a través
de la sangre y los vasos linfáticos y a través de los órganos mayores del
cuerpo. Porque por esta función ha sido denominado como «tránsito
mesenquimático.
Existe, todavía, una más importante función del tejido conectivo que es
la función de limpieza y almacenaje, lo cual ayuda a mantener un óptimo
balance electrolítico y regula el equilibrio ácido-base del cuerpo.
Evidentemente, las funciones eliminativas del cuerpo son llevadas a cabo
por la piel, los pulmones, los intestinos y los riñones. Y los naturópatas
conceden un gran énfasis en alcanzar la óptima actividad de éstos órganos a
fin de restaurar o mantener la salud y los procedimientos terapéuticos, tales
como el ayuno y la hidroterapia, son diseñados con el fin de que estimulen
al máximo dicha actividad.
Si existe una incompleta eliminación de productos residuales del meta-
bolismo, como toxinas de los tejidos enfermos y de los microorganismo, es
porque éstas están químicamente unidas a la substancia componente del
mesenquima, de forma que este actúa, además, como depositario de las mis-
mas. El Dr. Reckeweq llamó a este intento del organismo de vivir con sus
residuos indeseables la «fase de almacenaje». Y en uno de sus primeros tra-
bajos, distinguió tres principales categorías de enfermedades como:
32

1.- Fenómenos excretores: por ej., el resfriado común, la diarrea, las


descargas vaginales e intestinales, la transpiración anormal y las secreciones
eczematosas.
2.- Fenómenos depositantes: por ej., tejidos grasos, lipomas, cálculos,
nódulos reumáticos, quistes y anteromas.
3.- Fenómenos degenerativos: por ej., cirrosis en el hígado, anemia per-
niciosa, leucemia, carcinoma y sarcoma.

Mientras exista un adecuado suministro de oxígeno, vitaminas, minera-


les y oligoelementos (elementos-traza) los tejidos mesenquimáticos pueden
mantener un eficaz intercambio de nutrientes y toxinas, pero las deficiencias
conducirán a una alteración de la capacidad de almacenaje y puede ser alcan-
zado el nivel de saturación.

La neutralización y eliminación de impurezas, depende de tres líneas de


defensa fundamentales:

1.- Intestinal.
2.- Piel, pulmones y riñones.
3.- El sistema retículo-endotelial.

El filtro intestinal:
El concepto de toxemia intestinal no es nuevo, ni tampoco es la única
forma de pensamiento para la escuela naturopática. Éste fue ideado por pri-
mera vez por el Dr. Charles J. Bouchard de París que, en 1887, publicó un
trabajo titulado: «Lecturas sobre la Autointoxicación en la Enfermedad» o
«Autointoxicación del Individuo» y, también, muchos otros médicos y
naturópatas has escrito mucho acerca de la importancia de una saludable
investigación. Tal como implica el título de la obra de Bouchard, su creencia
es de que el residuo fecal no eliminado se convierte en una fuente de toxinas
que pueden ser realmente absorbidas en la sangre a través del colon y, algu-
nas personas intentaron respaldar dicha hipótesis, pero sería muy difícil el
comprobarla. Sin embargo, lo más probable que ocurra es que la lentitud de
los intestinos obstruya lo que Issels ha llamado «el filtro intestinal». Y él
considera la función de los intestinos como un desagüe de toxinas produci-
das por el cuerpo humano, tan importante como la función de eliminación
de residuos de los procesos digestivos.
33

En todas las partes del tracto gastrointestinal existen células glandula-


res que segregan toxinas y una gran parte de las heces consiste en estas
secreciones con las células de las mucosas que se han desprendido. Existe,
cada día, una mayor evidencia que sugiere que la velocidad (tiempo de trán-
sito) y el volumen de la eliminación intestinal, están directamente relaciona-
dos con la incidencia de algunas enfermedades degenerativas. La necesidad
de fibra en la dieta a base de alimentos naturales frescos, deberá ser conside-
rada más a fondo al tratar del estreñimiento. Una saludable función intesti-
nal no es puramente un fenómeno mecánico como lo considera la medicina
actual, sino que en ella el papel de la flora intestinal, conjunto de bacterias
simbióticas que se instalan en el intestino, tiene una importancia parecida.
El microorganismo Bacilus Coli (colibacilos) produce un gran número
de sustancias que regulan el crecimiento de las bacterias y levaduras peligro-
sas y es el responsable de la movilidad intestinal. Entre las vitaminas que son
sintetizadas por ellos, en el intestino humano, figuran: el ácido pantotéico,
la biotina (vitamina H), las vitaminas B1, B2, B6, B12 y el ácido fólico,
aunque la eficacia con la que son absorbidas varía grandemente.
Una nutrición deficiente y la retención de las heces podría, según Kollath,
conducir a un estado de «disbacteriosis» que se considera es la causa del
cáncer y otras enfermedades degenerativas. Los cambios de la permeabilidad
de las paredes intestinales pueden conducir a la autointoxicación y a perjudi-
car enormemente la flora intestinal, que es también destruida por la mayoría
de los antibióticos y las sulfamidas.

La piel, los pulmones y los riñones


Estos tres canales de eliminación están considerados de una gran im-
portancia por parte de los naturópatas y muchos procedimientos terapéuti-
cos están dirigidos a promocionar su actividad. Dichos procedimientos van
desde la hidroterapia a los ejercicios respiratorios, como veremos más deta-
lladamente a continuación. Su mantenimiento en perfectas condiciones a lo
largo de la vida es vital, no sólo para la salud del paciente, sino para su vida.
La piel no debe ser considerada sólo como la cubierta de nuestro cuerpo sino
como un órgano más, situado externamente que no sólo sirve para eliminar
toxinas, sino que suele reflejar el estado de salud y enfermedad de nuestro
interior y no basta con aplicar cremas y pomadas que palien los síntomas
externos, sino que hay que buscar y tratar la causa interna que los provocó,
para que luego éstos por sí solos desaparezcan.
34

El sistema retículo-endotelial
El sistema retículo-endotelial (SRE) consiste en ciertos tejidos presen-
tes en todo el cuerpo, que están relacionados con la resistencia a la enferme-
dad. Se trata de células de origen mesenquimático, así como de órganos
específicos tales como el bazo, el timo, los nódulos linfáticos y la médula
espinal. Las células del SRE producen sustancias de defensa específicas y no
específicas.
Las sustancias de defensa específicas son proteasas (enzimas capaces de
destruir las proteínas que ellos reconocen como de procedencia extraña al
organismo. Las sustancias protectoras de este tipo son capaces de neutralizar
las células no sanas y las bacterias patógenas, pero sólo son producidas cuando
el cuerpo las necesita, ya que las defensas son normalmente mantenidas por
las globulinas del suero sanguíneo (alfa, beta y gamma globulinas) y por
encimas digestivas no específicas en la sangre. Los leucocitos (granulocitos
y linfocitos) también ejercen una función protectora y fagocítica: en efecto,
ellos pueden engullir y neutralizar los residuos tóxicos y las bacterias inde-
seables.
Si las funciones excretoras del cuerpo son alteradas, el SRE puede ha-
cerse más activo en un esfuerzo de tratar con una adicional carga de toxinas
pero, eventualmente, la falta de un adecuado drenaje da como resultado lo
que el Dr. Reckeweq denominó la «homotoxicosis» (la insana sangre y teji-
dos del organismo que resultan la base de las diversas manifestaciones de la
enfermedad). La «suciedad de los tejidos» se cree que existe en muchas per-
sonas, como consecuencia de un estado de salud subnormal (mesotrofia)
aunque no experimenten enfermedad en el momento presente. La carga tóxi-
ca se considera que se origina, no sólo por causa de una pobre eliminación
de los residuos de pesticidas y aditivos en los alimentos, contaminantes at-
mosféricos y medicamentos o vacunas administradas para el tratamiento o
prevención de la enfermedad. La creciente tasa de enfermedades yatrogénicas
(enfermedades resultantes del tratamiento médico) ha sido perfectamente
documentada por Ivan Illich, pero ya en 1938, James C. Thompson escribía
sobre ésto: «Los sueros, las inoculaciones y las vacunas, si quedan retenidas
en el organismo, dan lugar a tensión y riesgo de derrumbamiento final; hasta
que el derrumbamiento tiene lugar, existe un estado que yo llamo enferme-
dad equilibrada. Ésto es lo que Alexis Carrel denominaba la «Salud equili-
brada», en contraposición con la Salud de Alto Nivel».
La enfermedad general del organismo puede emanar, también de una
infección crónica de los tejidos específicos, según ciertas autoridades médi-
35

cas. Los dientes o amígdalas infectadas pueden constituir un foco, que si es


insoluble puede impedir la recuperación del individuo. Así, por ej., Issels
considera la extirpación quirúrgica de todos los dientes como un pre-requi-
sito esencial para el tratamiento del cáncer por medio de la inmunoterapia y
otros tratamientos biológicos. Existen opiniones diferentes, entre los
naturópatas, acerca de la aconsejabilidad de esta medida para poder erradicar
los focos, pero generalmente quedará matizada por la gravedad de la situa-
ción.
Es evidente que la estabilidad del entorno debe ser considerada como de
la mayor importancia para la comprensión de la enfermedad crónica pero es,
también, particularmente relevante para la interpretación de enfermedades
agudas el hecho de que sean causadas por bacterias o virus.

Bacterias
Cuando Luis Pasteur dijo en su lecho de muerte: «Bernard tenía razón:
el microbio no es nada, el terreno lo es todo», se refería a un largo debate
con su colega contemporáneo Claude Bernard con referencia a la causa pri-
maria de la enfermedad. Pasteur había insistido en la primaria de las bacte-
rias, mientras que Bernard mantenía que el equilibrio interno del organismo
era lo más importante y que los microorganismos eran de una importancia
secundaria.
Porque en aquella época no había todavía ninguna explicación satisfac-
toria para las devastadoras enfermedades que afligían a la humanidad y la
teoría de los gérmenes de Pasteur proporcionó una muy plausible respuesta
que, tras las dudas iniciales, fue aceptada por la comunidad científica de la
época. Pasteur propuso los cuatro principios fundamentales que constituían
la base de la moderna quimioterapia y asepsia, que fueron:

1.- Que las bacterias se encuentran en todas partes, en la atmósfera y son


la causa de las fermentaciones y de muchas enfermedades.
2.- Que cada tipo de bacteria es una especie distinta y que dicha especie,
por sí sola, causa una enfermedad específica.
3.- Que, normalmente, un animal sano posee, bacteriológicamente, es-
tériles sus tejidos y que por tanto,
4.- Cualquier enfermedad de origen bacteriano debe ser causada por la
invasión de gérmenes externos, por medio de contacto directo o indirecto,
con causas preexistentes de la enfermedad.
36

Pero, sin embargo, a pesar de que la presencia de tipos específicos de


bacterias puede ser demostrada, cuando un particular cuadro de síntomas
está presente y que dichos síntomas son generalmente eliminados por etapas,
al eliminar tales bacterias, los naturópatas no consideramos a las bacterias
como la causa primarias de la enfermedad. Sin embargo, el éxito de los
antibióticos y la quimioterapia en el siglo XX han tendido a hacer creer al
pueblo que podía prescindirse de la importancia de los poderes
autorreguladores del propio cuerpo.
Ha existido una fuerte tendencia a la aceptación dogmática de los pun-
tos de vista de Pasteur, al excluir toda investigación a gran escala de las
hipótesis alternativas, pero muchos bacteriólogos han sido capaces de de-
mostrar que las teorías de Pasteur, si bien no eran absolutamente erróneas,
tampoco eran, de todas maneras, absolutamente correctas. En efecto, hemos
visto ya que todo el cuerpo sano depende de una flora bacteriana activa en el
tracto digestivo y la interdependencia entre el hombre y los microbios ha
sido claramente expuesta por René Dubois, antiguo profesor de Microbiolo-
gía en la Universidad Rockefeller, el cual al escribir sobre los microbios en
el cuerpo humano decía: «Evidentemente es tan difícil el formular los crite-
rios que pueden diferenciar claramente las bacterias indígenas de las patógenas,
que la distinción es arbitraria y generalmente carece de sentido. Por un lado,
la mayoría de los microorganismos, comúnmente instalados en un organis-
mo en estado de salud, son capaces de ejercer una amplia gama de efectos
patológicos bajo condiciones especiales. Por otro lado, los microorganismos
clasificados como patógenos, aunque probablemente no todos ellos lo sean,
a menudo persisten, in vivo, sin causar las mencionadas y atribuidas enfer-
medades».
Pero Dubois enfatiza que muchas de las razas bactéricas coexisten pací-
ficamente en el cuerpo humano y los organismos patógenos sólo se multi-
plicaban cuando este equilibrio era alterado por un «stress» fisiológico. Pero
además, la política de tratar las enfermedades por el método de la destruc-
ción de los microorganismos patógenos de acuerdo con Dubois, no ha redu-
cido significativamente el nivel e la enfermedad infecciosa. Lo que llama-
mos la euforia de los sanitarios, epidemiólogos y microbiólogos en cuanto a
la reducción de la mortalidad por causa de enfermedades infecciosas y su
control: «no ha sido desalentada aún por el hecho de que las tasas de morta-
lidad por la infección no han decrecido de forma significativa, e incluso en
algunos casos se han incrementado. La razón más importante de esta perti-
naz persistencia de la infección, radica en la falta de comprensión de las
37

interrelaciones entre el hombre y su entorno biológico».


Y fue otro contemporáneo de Pasteur, el profesor Antoine Béchamp,
quien demostró que los microorganismos son capaces de producir una gene-
ración espontánea en los tejidos vivientes, es decir, que ellos no necesaria-
mente deben ser invasores externos, Béchamp sugirió que las bacterias no
necesitan estar necesariamente en su fase patogénica final en el organismo,
sino que existen diminutas partículas que él denominó «microcimas», las
cuales son capaces de una transmutación en formas específicas, tales como
los coccos (por ej.: Staphilococcos), los bacilos (B. coli) y muchos otros.
Éste era un punto de vista de mucha controversia, en una época en que la
microscopia electrónica no existías, pero Mc Donagh expresó más adelante
el punto de vista de que el B. Coli representa una forma primaria de la que se
desarrollan otras especias por mutación. El científico francés Luis Kervan
presentó también pruebas en apoyo de la teoría de la transmutación de la
materia. Y observó la existencia de incrementos consistentes en los niveles
de ciertos minerales en las plantas, tales que no pueden ser obtenidas de
ninguna fuente externa, sugiriendo que se habían formado por transforma-
ción de otras substancias orgánicas o minerales.

Virus
Existe un amplio grupo de enfermedades, que a causa de su carácter
contagioso y epidémico, han sido consideradas como enfermedades induci-
das por gérmenes; pero sin embargo no existe ningún germen en ellas que
pueda ser identificado y que aparezca como responsable de la enfermedad.
El agente infeccioso es generalmente considerado que invade el tracto respi-
ratorio y, cuando los exudados de esta área son filtrados por la técnica em-
pleada para separar las bacterias de sus residuos tóxicos, el filtrado parece
arrastrar los agentes activos. Mediante la potente microscopia electrónica
han sido observadas dichas partículas, que fueron denominadas «virus
filtrables», las cuales parecen ser partículas microscópicas al «microzima»
de Béchamp.
Como ejemplos de virus citaremos los de la meningitis, sarampión, va-
ricela, gripe y el resfriado común y, aunque el asentamiento de la enfermedad
puede estar a menudo relacionado con un contacto previo con individuos
infectados, existen numerosos casos en los que la enfermedad se manifiesta,
sin que tales contactos se hayan producido. Como René Dubois establecía,
se han encontrado en el hombre más de 150 virus diferentes y muchas infec-
ciones víricas latentes, pueden estar presentes esperando la rotura de la
38

homeostasis ya que ello les proporcionará el medio adecuado en el que mul-


tiplicarse. Pues bien, el punto de vista naturopático es de que esta rotura se
generalmente el resultado de un «stress» emocional, bioquímico o mecáni-
co y que sólo por medio de la corrección de éstos puede el cuerpo sobrepo-
nerse eficazmente a la infección y mantener una armoniosa simbiosis
bacteriana y, de hecho, existen innumerables demostraciones diarias de que
ésto es así, por parte de la enorme cantidad de naturópatas que en el mundo
existen.

El tratamiento de las infecciones


El naturópata no abogará, por tanto, el uso de los agentes bacteriostáticos
en el tratamiento de la mayoría de las enfermedades infecciosas agudas. En
lugar de ello, él intentará facilitar y potenciar la actuación en el cuerpo de los
mecanismos defensivos por medio de descansos fisiológicos (ayuno o con-
trol dietético) implicando la nutrición adecuada y estímulos tales como los
de la hidroterapia.
La capacidad de respuesta dependerá, obviamente, de la vitalidad del
paciente y, por tanto, la ayuda de las reservas vitales es una parte importante
del diagnóstico naturopático. En las enfermedades antiguas y crónicas, estas
reservas pueden estar frecuentemente disminuidas y entonces puede ser ne-
cesaria la intervención química farmacológica para reducir a los
microorganismos virulentos hasta alcanzar las capacidades defensivas del
organismo. El naturópata, sin embargo, enfatizará la autoconfianza aún en
tales condiciones indicando la nutrición más adecuada y el drenaje más co-
rrecto, que son necesarios para ayudar a la recuperación.

Las leyes de la curación:


Es bien conocida de todos, la autolimitante naturaleza de muchas enfer-
medades tales como el resfriado común, la gripe o la gastroenteritis que se
resuelven, generalmente, con cualquier tratamiento junto con el descanso.
Según la teoría naturopática, éstas son manifestaciones corporales, son un
esfuerzo por eliminar o neutralizar las toxinas sistémicas. Y aunque general-
mente consideradas como el resultado de la infección del microorganismos,
tales dolencias, según la naturopatía, pueden producirse espontáneamente y
pueden ser una parte esencial de nuestra secuencia para la recuperación de
las enfermedades crónicas.
Henry Lindlahr definió a estos episodios agudos como «crisis curati-
39

vas» y son reconocidas a lo largo de la terapia natural, como deseables y una


vital respuesta y, por tanto, en el tratamiento de algunas enfermedades cróni-
cas pueden ser activamente inducidas. Incluso en homeopatía se habla del
activo retorno a los síntomas agudos que habían sido previamente suprimi-
dos, denominándose «agravación».
Precisamente fue el homeópata Dr. Hering quien explicó este fenómeno
claramente en su «ley de la curación», según la cual «todas las curaciones
comienzan de dentro a fuera, de la del centro a periferia, psiquis a soma,
cabeza a los pies y en el orden inverso en el que aparecieron los síntomas
dentro del cuerpo». Para explicarlo más claramente diremos que muchas de
las enfermedades crónicas presentan una tendencia a empeorar antes de co-
menzar a ir mejor y, que cuanto más agudos y superficiales sean los sínto-
mas, si fueron los primeros que aparecieron, serán los últimos en desapare-
cer.
Dado que el punto de vista general es de que la enfermedad es invaria-
blemente el resultado de agentes externos, el naturópata tendrá que asegurar
a sus pacientes que éste no es siempre el caso y que sus síntomas más des-
agradables pueden ser indicativos de la vuelta a la normalidad. Ellos pueden
ser indicativos de que la velocidad de recuperación puede variar grandemen-
te, según muchos otros factores, entre los que figura la reserva vital del
paciente.

Niveles de enfermedad
Vimos ya, anteriormente, que el cuerpo responde a las situaciones ad-
versas con una secuencia de cambios conocida como Síndrome General de
Adaptación (SGA). El primer estadio de la defensa activa, es decir, el estado
de alarma es caracterizado por dolor, inflamación o fiebre. Y si el «stress»
continúa, se entra en el estadio de resistencia y, a veces, a medida que los
mecanismos defensivos empiezan a romper, se alcanza el estadio de agota-
miento con una irreversible patología. Consideraremos también las teorías
de MC Donagh y otros, referentes a la intensidad de la actividad vibracional
en enfermedades agudas o crónicas. Y existe una superior vibración, y por
tanto, se ha comprobado una mayor respuesta vital en los casos agudos.
Es evidente que usando tales principios, podemos construir una tabla
representativa de los niveles de la enfermedad y presentar una escala, aproxi-
madamente, de la actividad vital en las diferentes enfermedades, la cuál pue-
de ser dividida en estados agudos, subagudos y crónicos correspondientes a
los estados de alarma, de resistencia y de agotamiento del SGA de Seyle:
40

Enfermedad aguda: Hiperact.tisular. Crisis curativa aguda. Resfria-


do, gripe, fiebre, alergia. ITIS.
Enfermedad subaguda: Act.intermitente. Crisis periódica. A f e c -
ciones piel y mucosas. ITIS.
Enfermedad crónica: Hipoactividad Ausen.crisis. Falta reacc.
Artrosis, asma crónico, tumor. OSIS
Enfermedad degenerativa: Degener. tisular. Degeneración tisular.
Cáncer maligno, leucemia. OSIS

Niveles de actividad de la enfermedad


La actividad vital es mayor en enfermedades agudas y puede disminuir a
medida que la enfermedad se vuelve más crónica y se asienta más profunda-
mente. La adición de algunos ejemplos puede ayudar a definir mejor los
estados para los que se aplican.
Vemos pues, cómo los síntomas agudos que presentan la mayor res-
puesta vital, adoptan generalmente la forma de condiciones inflamatorias
como resfriados, gripe diarreas y erupciones, La inflamación la describió
Seyle como una activa reacción de defensa que es necesaria para mantener la
salud. Y ésto ocurre en donde cualquier agresión o acción irritante, con la
cuál ha sido tratado el cuerpo, nos invade. Pero también ocurre en una forma
localizada o generalizada en donde toxinas, previamente inactivadas o no
eliminadas, son movilizadas en el interior del cuerpo.
Lindlahr estableció que la inflamación era un proceso reconstructivo y
que no debería ser suprimido. Toda enfermedad aguda es el resultado de una
limpieza y un esfuerzo curativo de la naturaleza. Y según decía Issels: «si el
organismo es incapaz de / o no se le permite desarrollar las reacciones auto-
nómicas febriles para eliminar por sí mismo, completamente, las toxinas de
la infección, éstas tienen que ser depositadas en las células almacenadoras
del mesenquima y, como resultado de ello aparece la toxicosis». En general,
puede decirse que el proceso de limpieza resuelve por sí mismo, en unos
pocos días, los síntomas agudos pero éstos pueden continuar en una fase
menos aguda.
El estado subagudo puede alcanzarse cuando el cuerpo carece de vitali-
dad para sostener el nivel de actividad eliminadora para poder resolver el
trastorno o cuando dicha actividad, puede haber sido suprimida por un trata-
miento que se enfrenta a los síntomas o respuestas febriles (farmacológico).
El «bloqueo mesenquimático», al cual nos referíamos al principio, aparece
41

y la capacidad de respuesta constructiva disminuye. Así por ej., un trastorno


reumático puede dar una persistente rigidez con sólo episodios esporádicos
de dolor e inflamación. Los resfriados, toses y erupciones de los primeros
años de vida pueden ir, si se elimina repetidamente, transformándose luego
en sinusitis, bronquitis y artritis de los años de adulto o anciano según cree-
mos los naturópatas, lo cual es precisamente lo que más nos distancia de la
medicina oficial, pues para admitirlo ésta debería hacer un gran acto de hu-
mildad, quemar los libros de medicina y reconocer que se ha equivocado y
escribirlos de nuevo. Y ésto es muy difícil para el ser humano.
Lo que ha sido sugerido por la teoría unitaria (Mc. Donagh) es que no
existe una clara distinción entre una enfermedad y otra y que las toxinas de
los resfriados y gripe, que no han sido eliminadas, pueden resultar los funda-
mentos mesentrópicos de dolencias más persistentes que tienen lugar a un
más profundo nivel tales como los problemas sinusales o pectorales. El bron-
quítico crónico puede permanecer en un nivel subagudo con períodos agu-
dos, que son considerados por los naturópatas como intentos espontáneos de
eliminación por parte del cuerpo. Análogamente, el sujeto con problemas
sinusales puede experimentar a su vez una congestión catarral prolongada,
con sólo periódicos episodios de sinusitis o catarros fuertes y, a medida que
pasa el tiempo, la capacidad de respuesta con reacciones inflamatorias o
vitales de otro tipo disminuye, las condiciones se vuelven más crónicas y el
bloqueo mesenquimático se ha producido. A veces pueden tener lugar, inclu-
so, cambios degenerativos: los pulmones, que se han ido volviendo cada vez
menos eficaces, pueden desarrollar ahora tejidos quísticos y resultar
enfisematosos (distensión de los sacos de aire, debido a una pérdida de elas-
ticidad = enfisema).

El inverso orden de la curación


Dentro de la terapia natural pueden adoptarse medidas o bien pasivas o
bien activas, que permitan al organismo su recuperación. Las medidas pasi-
vas son recomendadas para crear condiciones conductivas para las funciones
del propio mecanismo homeostático del cuerpo, por ej., con descanso y por
eliminación de las obstrucciones para el normal funcionamiento, controles
dietéticos, ayuno o una suave corrección estructural. Este es el sistema de
los Higienistas Naturistas (Shelton y otros). Las medidas heterostáticas acti-
vas, son diseñadas para estimular o potenciar las defensas corporales norma-
les (o para poner el termostato más alto como indica Seyle). Así pues, estí-
mulos tales como la hidroterapia, el color, un ejercicio más activo, los tóni-
42

cos a base de plantas, los tratamientos alternativos fitoterápicos y los suple-


mentos nutricionales, pueden ser aquí recomendados. Pero cualquiera que
sea el método utilizado, el proceso de recuperación seguirá la misma se-
cuencia: los problemas crónicos menos activos y los síntomas problemáti-
cos, irán gradualmente dando paso a más agudos episodios. Así, el enfermo
de sinusitis crónica o catarro, puede desarrollar de repente una liberadora y
más activa secreción y posiblemente algunos resfriados con abundante se-
creción. El asmático puede experimentar la misma clase de síntomas, pero
puede también sufrir una agravación del eczema que había padecido de pe-
queño y que fue suprimido mediante medicamentos.
Estos ejemplos son contemplados por los naturópatas como ejemplos
de enfermedades que se recuperan desde dentro hacia afuera. Los síntomas
superficiales de la piel, las membranas nasales o intestinos son considerados
como la última vía de eliminación de las toxinas acumuladas por el organis-
mo y no deben ser tratadas supresivamente, sino desde dentro a fin de que no
vuelvan a aparecer y deben ser contempladas como una manifestación exter-
na del grado de toxemia interior.
La literatura naturopática resulta muy abundante en casos de informes
de personas que sufren trastornos crónicos y que han pasado por este proce-
so, pero no parece existir un estudio definitivo que demuestre la incidencia
de «la crisis curativa» en la recuperación o que demuestre la proporción de
tales casos en relación con las crisis de enfermedades, es decir, en aquellos
casos en que las manifestaciones agudas superan a la resistencia vital y re-
sultan destructivas o pueden hacer peligrar la vida. El papel de la «crisis
curativa» es tan ampliamente reconocido en la terapéutica natural que no
existe la menor duda de su validez. Muchos procedimientos terapéuticos
son, en realidad, aplicados con el fin expreso de estimular una tan activa
reacción de defensa.

La terapia de la fiebre
La introducción de la fiebre alta entre las condiciones clínicas ha for-
mado parte desde antiguo de la terapia holística. La técnica era antiguamente
conocida como «terapia malárica» o «malarización», a la cual Hipócrates se
refirió hace 2400 años como la forma en que algunas enfermedades podrían
ser controladas por medio de una fiebre malaria corriente.
Hoy en día la fiebre puede ser introducida mediante la hidroterapia en
forma de los baños de mostaza o por diversas formas de tratamiento. Ha sido
conseguida, también, mediante inyecciones de un preparado de Echinacea
43

que eleva la resistencia no específica, técnica, comúnmente usada por los


naturópatas del continente europeo.
Durante el estado febril, los leucocitos de la sangre se incrementaron y
aparece una movilización de fagocitosis y células productoras de enzimas,
conocidas como inmunocitos. Estos enzimas desintoxicantes, comúnmente
conocidos como anticuerpo, neutralizan las toxinas metabólicas liberadas
del reactivado almacén mesenquimático de los tejidos. Entonces ocurre que
la tasa de anticuerpo en la sangre presenta un aumento significativo tras unas
horas de un ataque febril.
Durante la crisis febril, cuando la temperatura alcanza su punto máxi-
mo, la piel se vuelve seca e irrigada dado que el cuerpo sustenta el calor
necesario para una incrementada actividad metabólica. Pero en cuanto la
temperatura desciende se produce una marcada transpiración, la cual permi-
te la eliminación de las toxinas. El naturópata debe, pues, conceder gran
importancia a las funciones eliminadoras de la piel, que son la razón de ser
para la mayoría de los estímulos físicos tales como la hidroterapia.

Constitución y curación
La conveniencia de someter a los pacientes a la terapia febril (o
termoterapia) o a otras formas de tratamiento técnico o estimulante puede
variar enormemente. Para ello el paciente debe poseer la suficiente reserva
vital para poder dar una buena respuesta y tener la capacidad suficiente para
poder soportar la crisis curativa en mayor o menor grado, que seguramente
se producirá en beneficio de su salud.
Y el naturópata deseará, para satisfacción personal, no sólo que la máxi-
ma vitalidad del paciente le permita soportar un más activo tratamiento, sino
que los diversos órganos de eliminación (tales como la piel, los intestinos y
los riñones) puedan soportar la adicional carga tóxica liberada por el
mesenquima. El poder de recuperación del paciente dependerá de cierto nú-
mero de factores, que consideraremos más adelante, los cuales limitan tam-
bién las posibilidades terapéuticas y la velocidad de mejoramiento de la sa-
lud. El tratamiento deberá ser aplicado bajo el asesoramiento directo del
naturópata, el cuál deberá tener en cuenta la influencia de cada uno de dichos
factores en el estado actual del paciente. Idénticas medidas terapéuticas apli-
cadas a pacientes diferentes, atacados por la misma dolencia, no pueden, por
tanto, ser estandarizados. La elección del tratamiento y el grado de respuesta
variarán de acuerdo con las diversas influencias heredadas, constitucionales,
la historia anterior y los factores ambientales.
44

Factores hereditarios: Una predisposición a determinadas deficiencias


funcionales de los órganos (inferioridad orgánica), tales como las del cora-
zón o los pulmones o el hígado, tienden a aparecer en las familias.
Presumiblemente tales características familiares son transmitidas, de la mis-
ma forma que se traducen los rasgos faciales. Ya vimos el papel tan impor-
tante de los rasgos prenatales y es evidente que, en tales casos, las vigorosas
medidas tonificantes pueden no ser aceptables para que un corazón, unos
pulmones o un hígado débiles, sean capaces de enfrentarse eficazmente a una
incrementada demanda circulatoria.

La constitución: Es también gobernada por la herencia. Usando la an-


terior clasificación de Sheldon, los endomorfos pueden generalmente acep-
tar diversos estímulos, mientras que los tipos mesomorfos y extomorfos
poseen una inferior reserva vital. El ectomorfo necesita un tratamiento
anabólico para reconstruir su vitalidad y puede ser sólo conducido a una
crisis activa mediante estados de liberación.

La edad del paciente: Deberá ser considerada junto con la constitu-


ción a la hora de seleccionar el tratamiento terapéutico. En general, los niños
y los adultos jóvenes poseen una mayor vitalidad. En el joven existe una
superior incidencia de trastornos febriles agudos, que pueden permitirle que
sigan su curso natural sin intervención médica. En ellos la reserva vital es
suficiente como para imponerse a regímenes dietéticos estrictos o algunos
prolongados. En los ancianos, en cambio, prevalecen trastornos más cróni-
cos y degenerativos. La vitalidad puede ser baja y los tratamientos serán de
acuerdo con ello, más suaves y aspiración a una regeneración en general. El
reposo, el ejercicio suave y una nutrición suplementada, podrán ser aquí
aplicadas y el reforzamiento de las defensas deberá tener preferencia a la
movilización y eliminación activa.

La historia pasada: Del paciente puede modificar la intensidad de cual-


quier tratamiento naturopático, especialmente en los mayores. Toda una se-
rie de dolencias sin resolver, a lo largo de la vida, puede haber dejado una
toxicosis residual demasiado grande para que puedan soportarla el hígado y
los riñones. El tratamiento médico previo deberá ser tenido en cuenta a la
hora tanto de administrar la posible supresión de la enfermedad, para la cual
fue administrado, así como las alteraciones de la economía corporal que
45

puedan haberse producido por causa de los efectos secundarios. Así, por ej.,
las drogas conocidas como corticosteroides, usadas hoy en día para una am-
plia gama de trastornos agudos, subagudos e inflamatorios (que van desde
condiciones tales como la artritis reumatoide a los problemas
gastrointestinales) pueden, a parte de otras reacciones adversas, causar una
pérdida de calcio (hipocalcemia), que conduce a una gran fragilidad de la
estructura ósea corporal. Y las avitaminosis (deficiencias vitamínicas) están
a menudo presentes tras la administración prolongada de la mayoría de los
medicamentos (en especial los antibióticos).
Idénticas precauciones deben ser aplicadas cuando uno se enfrenta con
un paciente que no ha estado enfermo nunca en su vida. Mientras que la
ausencia de enfermedad puede ser síntoma de una constitución robusta, tam-
bién deberá considerarse, siempre, en la posibilidad de cambios patológicos
y degenerativos. Y existe algún naturópata que ha observado que una ocasio-
nal crisis curativa, como signo de una mejor salud y vitalidad, es mejor que
el que no tenga ninguna en absoluto pues aquella le induce inmunidad.
El modelo general de salud de una comunidad tiende a ser bastante con-
sistente a causa de la similitud de estilos de vida entre las gentes que viven en
ella. La aceptabilidad del tratamiento y la probabilidad de éxito está también
dictada, en cierta medida, por este factor. Las epidemias han sido considera-
das como debidas a tales similitudes, que hacen que presenten igual vulnera-
bilidad a la infección, más que a la presencia de una difusión amplia de los
correspondientes patógenos.

La periodicidad: Desde los tiempos de los siglos II y III, los médicos


observaron ya que la tendencia a tener ataques de asma se producía por la
noche. Se han adelantado muchas explicaciones de este hecho, pero las com-
paraciones con los pulmones normales y sanos a lo largo del ciclo de las 24
horas han conducido a la sugerencia de que ello puede ser debido a una
variación rítmica e la amplitud de los tubos bronquiales. En las personas que
padecen de asma los tubos bronquiales, que conduce el aire dentro y fuera de
los pulmones, son especialmente sensibles y sus paredes musculares se con-
traen demasiado. El estrechamiento de tales tubos puede ser, ulteriormente,
agravado por la acumulación de mucosidad de una elevada viscosidad supe-
rior a la normal, con lo que se obstruyen todavía más las vías aéreas.
Estudios realizados con medidores de flujo máximo, que miden el máxi-
mo flujo de aire que sale de los pulmones, han revelado que en los sujetos
sanos los tubos bronquiales se encuentran en su anchura máxima entre las 4
46

y las 6 de la tarde y tiene su máximo de estrechez al levantarse por la mañana.


Esta variación es todavía más pronunciada en el asmático, causándole el
broncoespasmo en las tempranas horas de la madrugada, o las últimas de la
noche.
Los patrones rítmicos de muchas funciones corporales son hoy en día
mejor comprendidos y reciben la mayor atención científica y las variaciones
cardíacas en niveles hormonales, por ej., son bien conocidas por sus efectos
sobre la salud. El cambio rítmico en la secreción del cortisol (un
corticosteriode) por parte de las glándulas suprarrenales, puede ser una posi-
ble explicación a las variaciones de amplitud de los tubos bronquiales, que
tan críticas resultan para los asmáticos.

Biorritmos
Un distinto patrón rítmico para los diferentes niveles de las funciones
humanas ha sido sugerido por medio de los biorritmos. En 1980, Herman
Swoboda, un profesor vienés de psicología, observó unas variaciones rítmi-
cas en sus pacientes en cuanto a su comportamiento. Y él observó que exis-
tían dos modelos distintos, un ciclo físico de 23 días y uno emocional de 28
días. Años más tarde, un ingeniero alemán, Alfred Teltcher, añadió a éstos un
ciclo intelectual de 33 días. Y estos ciclos se cree que empiezan en el mo-
mento del nacimiento por lo que, de acuerdo con la teoría de los biorritmos,
presentan dos fases iguales: una fase positiva, que es cuando la actuación de
la persona es óptima y una fase negativa, cuando es más probable que resulte
más sensible y sea más vulnerable a los accidentes o a la falta de salud. Los
días en los que el ciclo cruza la línea del cero entre la parte positiva y negati-
va, se dice que son días críticos y que pueden serlo todavía más si dos o más
de los ritmos coinciden en cruzarse de fechas.
Aunque los biorritmos revelan algunas correlaciones con los estados
físicos y emocionales, su absoluta regularidad no tiene en cuenta la indivi-
dualidad biológica. Sin embargo, como un ejercicio en la observación de los
ritmos corporales, la teoría de los biorritmos proporciona una muy útil in-
formación para un ulterior estudio de las fluctuaciones en la salud y la enfer-
medad.

La ley de los sietes: La periodicidad de crisis en la salud y la enferme-


dad fue observada por Lindlahr, que observó también cómo la llamada «ley
de los sietes» operaba tanto en los trastornos febriles como crónicos. La
significación del ciclo de los sietes fue ya abordada en la antigüedad. En
47

efecto, los textos de la medicina tradicional china se referían ya a los ciclos


de siete años en el desarrollo de la mujer. Muchas enfermedades febriles e
inflamatorias siguen un curso que se aproxima a una semana o múltiplos de
ella y en el tratamiento de enfermedades crónicas por métodos naturales,
observó las siguientes manifestaciones de la ley de las crisis y su periodici-
dad: «Cuando un paciente crónico, cuyos cambios en la curación son bue-
nos, es colocado bajo las adecuadas condiciones (naturales) de vida y trata-
miento experimentará, como regla, cinco semanas de marcada mejoría. La
sexta semana, si las condiciones son favorables, generalmente marca el co-
mienzo de reacciones agudas o de crisis curativas. Ésto significa que las
fuerzas curativas del organismo han crecido lo suficiente para comenzar un
trabajo de aguda eliminación. Por medio de toda clase de erupciones agudas
tales como erupciones cutáneas, diarreas, fiebre, inflamaciones y estados
catarrales, granos, abcesos, descargas mucopurulentas, la naturaleza se es-
fuerza por eliminar los restos de la enfermedad crónica del sistema».

Los gradientes de recuperación


El mejoramiento inicial, seguido de una agravación de síntomas, al que
se refiere Lindlahr, ha dado lugar a menudo a una confusión y a un desencan-
to por parte de los pacientes cuando se someten a una terapia natural, debido
a que ellos no comprenden el curso de la recuperación natural de las enfer-
medades crónicas. Los múltiples factores que gobiernan la naturaleza de una
enfermedad, el tipo de tratamiento y la respuesta al mismo dan lugar a un
cierto número de patrones de recuperación distintos.
El retorno a la salud puede considerarse que tiene dos estadios: en pri-
mer lugar el alivio del dolor y síntomas agudos y, luego, la completa recupe-
ración con autosuficiencia y eliminación de todos los elementos de la enfer-
medad. El escalonado del tiempo puede ser medido en días, semanas o meses
e, incluso, en años dependiendo de la naturaleza de la enfermedad.
48

TEMA 1
1.- Introducción

El cuerpo humano es la mejor obra del Creador, pues nada hay más
noble, majestuoso o exquisitamente estético que un cuerpo humano perfec-
tamente desarrollado. Aunque resulte extremadamente intrincado y delicado
en su construcción, pues cada órgano está tan perfectamente ajustado que
realiza su función con inexplicable inteligencia y con una exactitud que re-
sulta ciertamente maravillosa. Para algunos, el estudio de la anatomía y la
fisiología resulta fascinante, para otros, en cambio, poco interesante. Sin
embargo, no cabe la menor duda de que un cierto conocimiento de la estruc-
tura y funcionamiento de nuestro cuerpo humano resulta imprescindible.
Este conocimiento no necesita ser muy extenso, pero deberá proporcionar
una buena idea del organismo humano y de su constitución y funcionamien-
to normales.

No es necesario que intente recordar todos los términos médicos usa-


dos en las lecciones de anatomía y fisiología. Lo que necesita es tener un
conocimiento general, que a lo largo de estas lecciones debe ser conservado
como referencia a fin de que puedan ser consultadas de vez en cuando, si
fuese necesario, durante su trabajo.

Cuando mejor comprenda la anatomía y fisiología, no sólo más compe-


tente será en su trabajo, sino que será más inteligentemente capaz de hablar
de la materia y más bien considerado estará. Por lo tanto, deberá emplear
cierto tiempo en estudiar bien estas lecciones y en revisarlas luego si fuese
necesario y no tenga la impresión de que la anatomía y la fisiología son
materias difíciles. A primera vista pueden parecerle difíciles, pero como ya
se ha dicho antes, no es necesario introducir en su memoria, todos estos
complicados términos médicos. Hágase a la idea de que va a disfrutar con las
lecciones y la anatomía y fisiología, lo mismo que las restantes lecciones del
curso, le resultarán sumamente interesantes e instructivas. Aquellos que de-
seen hacer un estudio más profundo del organismo humano deberían leer
algunos trabajos y libros publicados sobre anatomía.
49

2.- Las células del cuerpo

El cuerpo humano se origina a partir de una estructura simple llamada


célula. El organismo está compuesto por millones de células de distintos
tamaños, formas, composiciones químicas, las cuales están agrupadas con-
juntamente para formar distintos sistemas celulares.

La célula es, ordinariamente, una masa de material fluido, incolora y


traslúcida, llamada protoplasma que está compuesta de otras partes consti-
tuyentes. El cuerpo de la célula se conoce como citoplasma y dentro del
citoplasma o centro de la célula, existe un pequeño corpúsculo llamado nú-
cleo que es considerado como la parte vital de la célula. Dentro del núcleo
existe un corpúsculo todavía más pequeño llamado centrosoma que tiene
mucho que ver con los fenómenos de división celular y muchos lo conside-
ran como el centro de la actividad dinámica desarrollada en este proceso.

Cada célula, para vivir, debe ser capaz de digerir los nutriente y el oxí-
geno que le llega, eliminar las materias residuales, reproducirse y responder
a los estímulos de su entorno.

Las funciones básicas de la célula son 5 y se clasifican así: sensibilidad,


conductividad, contractilidad, metabolismo y reproducción.

Sensibilidad: Una célula viviente es susceptible de recibir ciertos estí-


mulos y, por tanto, posee sensibilidad. Algunas células son más sensibles a
los estímulos que otras. La piel de las puntas de los dedos es un ejemplo de
estas últimas.

Conductividad: Cuando un estímulo es recibido por la célula, tiene


lugar una reacción, que es característica de aquella célula particular. Esta
reacción es conducida a través de la célula y puede ser transmitida a las
demás células adyacentes. Las células nerviosas, por ej., poseen esta cuali-
dad en muy alto grado.

Contractilidad: El protoplasma posee el poder de la contractilidad. Esta


cualidad es presentada en muy alto grado por las células musculares. Este
poder se pierde prácticamente, sin embargo, en las demás células debido al
hecho de que no se desarrolla de igual forma como en las células muscula-
50

res.

Metabolismo: Cada célula tiene la capacidad de mantener la vida. Para


ello obtiene sus materiales de construcción de la sangre y la linfa y este
proceso, se llama anabolismo. Ella elimina también los materiales de deshe-
cho que resultan como consecuencia de la actividad y este proceso se llama
catabolismo. Las células del tracto digestivo poseen particularmente este
poder del metabolismo.

Reproducción: El poder reproductor del hombre está asignado a cierto


grupo de células conocidas como celular sexuales. Sin embargo, existen otras
células que tienen la capacidad de reproducirse a sí mismas, como son por
ej. las células de la piel. No obstante, la creación de un nuevo individuo es
una función exclusiva de las funciones sexuales.

Diferenciación y especialización de las células

Existen dos métodos por los cuales las células se dividen y forman nue-
vos individuos. Uno de ellos es el método directo, que tiene lugar en las más
simples formas de vida, como la ameba, y se llama amitosis. El otro es el
método indirecto, que tiene lugar en las formas superiores de vida, como el
hombre, y que se llama mitosis o cariocinesis.

Existe una diferenciación clara en la estructura y una especialización en


el funcionamiento de las células y éstas están agrupadas conjuntamente para
formar tejidos y órganos que a su vez constituyen los diferentes sistemas del
organismo.

Un grupo de células análogas, con la finalidad de desarrollar alguna


función particular, constituye un tejido y los tejidos se agrupan en las 5
clases siguientes:

Tejido epitelial: Grupo de células epiteliales (superficiales) que cubren


todas las superficies del cuerpo, tanto externas como internas. Dichas célu-
las se llaman, precisamente, células epiteliales. Las que cubren la parte exte-
rior del cuerpo y enmarcan las cavidades del mismo, tales como las de los
sistemas digestivo, respiratorio y urinario, que están conectadas con la su-
perficie exterior del cuerpo, se denominan epitelio o tejido epitelial.
51

Sin embargo la envoltura del corazón y de los vasos sanguíneos y linfáticos,


se llama endotelio o tejido endotelial. Mientras que la cobertura de las cavi-
dades pericardial, pleural y peritoneal se llama mesotelio o tejido mesotelial.
La función del epitelio es tanto la de protección como la de secreción. En la
piel, las células externas se denominan epidermis, las cuáles son producidas
tan rápidamente como destruidas por fricción. Estas células protegen a los
vasos sanguíneos y a los nervios de cualquier daño o perjuicio. En el tracto
digestivo y en las glándulas, las células secretan un fluido adecuado para la
digestión de los alimentos. En la nariz, garganta y pulmones, las células
mantienen sus superficies lubricadas, mediante sus superficies de mucosi-
dad.

Tejido conjuntivo: Son un grupo de células que se encuentran a lo lar-


go de todo el cuerpo, constituyendo soporte, unión y partes conjuntivas de
otras células, formando así la base de otros órganos, nervios, vasos sanguí-
neos, etc.

Tejido muscular: Son un grupo de células que proporcionan el poder


de contracción al organismo. Existen dos clases de músculos: los volunta-
rios y los involuntarios. Todos los músculos proporcionan el poder de mo-
verse a las diferentes partes del cuerpo.

Tejido vascular: Son un grupo de células sanguíneas, tales como las de


la sangre y la linfa, que actúan como agentes productores y conducen los
materiales anabólicos o catabólicos a las diferentes partes del organismo.

Tejido nervioso: Son un grupo de células nerviosas que conducen los


impulsos nerviosos a diversas partes del cuerpo humano.

Cualquier grupo de células o de tejidos diferentes, reunidos con el fin


de realizar una función especial, se llama órgano. La mayor parte de los
órganos están compuestos por los 5 tejidos. Cuando diversos órganos se
agrupan o conectan con el propósito de realizar funciones especializadas, el
conjunto se denomina sistema.

He aquí, a continuación, los 9 sistemas reconocidos en el cuerpo humano:

1.- El sistema esquelético u óseo: Que comprende los huesos y cartílagos


52

del cuerpo humano, conocidos como esqueleto o estructura ósea. Estos hue-
sos se mantienen unidos entre sí por los ligamentos. En esta misma lección
se tratará del sistema óseo esquelético.

2.- El sistema muscular: Que comprende los músculos y las fascias o


vainas tendinosas.

3.- El sistema digestivo: Que incluye los dientes, las glándulas salivares,
el esófago, el estómago, el hígado, la vesícula biliar, el páncreas, el intestino
delgado y el intestino grueso o colon.

4.- El sistema circulatorio: Que incluye el corazón, los vasos sanguí-


neos, los vasos linfáticos, la sangre y la linfa.

5.- El sistema respiratorio: Que está compuesto por la nariz, la faringe,


la laringe, la tráquea, los bronquios y los pulmones.

6.- El sistema excretor: Que comprende los riñones, uréteres, vejiga,


uretra, piel y pulmones.

7.- El sistema nervioso: Que está compuesto del cerebro, la médula


espinal, los nervios y el conjunto de plexos y ganglios.

8.- El sistema reproductor: Que incluye en los hombres: los testículos,


epidídimo, vesícula seminal, conductos seminales, próstata y uretra. En la
mujer: la vagina, el útero, los ovarios y las trompas.

9.- El sistema endocrino: Que incluye el tiroides, las paratiroides, las


glándulas suprarrenales, el timo, la glándula pineal, la glándula pituitaria, el
páncreas (en parte), los ovarios y testículos. El hígado también está conside-
rado como una glándula de secreción interna.

3.- Líquidos orgánicos

El conjunto del agua, con los solventes requeridos para la conservación


de las células, se denomina líquido orgánico. Este líquido se halla, en parte,
en el interior de las células y, en parte, en el exterior de las mismas y en los
intersticios situados entre ellas.
53

El líquido intracelular forma el 50% del peso corporal. Está situado en


el interior de las células y contiene electrolitos (incluidos potasio y fosfatos)
y materiales nutritivos (tales como glucosa y aminoácidos).

El líquido extracelular o intersticial representa el 30% del agua del or-


ganismo (aproximadamente 12 litros). Es el medio en el cual viven nuestras
células, obteniendo de él su alimento y el oxígeno que necesitan y vertiendo
en él los productos de deshecho.

El plasma sanguíneo forma el 5% del peso corporal (en torno a los 3


litros) y es el sistema de transporte que sirve de medio de nutrición a las
células a través del medio nutritivo que es del líquido extracelular.

El intercambio entre los líquidos extracelular e intracelular depende de


la presión hidrostática y de la presión osmótico, pues la membrana celular
posee, además, una permeabilidad selectiva, permitiendo que algunas sus-
tancias, tales como oxígeno, CO2 y urea, la crucen libremente y bombeando
otras hacia adentro o hacia afuera para poder mantener concentraciones dife-
rentes en los líquidos intracelular y extracelular. Así, por ej., de forma selec-
tiva, el potasio se concentra en el líquido extracelular mientras que el sodio
es eliminado de él.

Equilibrio líquido y electrolítico: Normalmente se capta la misma can-


tidad de líquido en el interior del organismo que la que se excreta del mismo.
El agua y los electrolitos son captados en forma de agua, así como de otros
líquidos y del alimento que tomamos y que la contienen.

El exceso de agua suele ser eliminado normalmente por los riñones en


forma de orina. Pero se pierde por la piel en el sudor, por el tracto alimentario
en las heces y por los pulmones por la espiración saturada de aire. Los
electrolitos se pierden por la orina, la piel y el tracto alimentario. Es muy
importante tener en cuenta la adaptabilidad del organismo para poder mante-
ner el equilibrio electrolítico. Si existe un aumento de la actividad de los
riñones para responder a un ingreso excesivo de líquido, el aviso de sed de
un hombre que ha perdido agua en exceso a través de la sudoración indica la
necesidad de aporte de líquido.
54

El tratamiento del equilibrio líquido y electrolítico de una persona es de


suma importancia, ya que tanto el vaciamiento como el exceso de líquido en
el cuerpo, pueden tener graves consecuencias.

La deshidratación o vaciamiento de los líquidos orgánicos puede ser de


dos tipos: por falta de agua, como sucede en el caso de los náufragos. Ello es
causa de sed, trastornos mentales y fiebre. La deshidratación suele ocurrir
también en los niños, en los individuos carentes de ayuda, sobre todo los
ancianos y en los pacientes inconscientes, a quienes no se administra la can-
tidad suficiente de agua. La falta de sal (sodio) resulta muy importante. Es
producida por una pérdida excesiva de agua por parte del organismo, como
sucede en la diarrea y el vómito. Es causa de retracción de los tejidos, des-
censo de la presión sanguínea y debilidad muscular. No suele ocasionar sed.

En el «shock» hídrico, el pulso es rápido, la piel es viscosa, ha dismi-


nuido el volumen de sangre circulante y la presión sanguínea es baja. Las
causas ,más comunes son: la hemorragia continuada y la privación de sal.

La pérdida de sodio suele ocurrir en la sudoración excesiva y no puede


ser corregida por la simple ingestión de agua. Cuando no se corrige es causa
de calambres musculares, pérdida de energía, fatiga y desvanecimientos. Se
observa en los individuos que llegan a un clima cálido procedentes de otro
más frío y en aquellos individuos que trabajan bajo condiciones de calor
extremo. Puede corregirse administrando bebidas salinas diluidas o inyec-
tando suero fisiológico (solución salina).

El exceso de sodio ocurre en la insuficiencia renal o cuando se adminis-


tra una cantidad excesiva de suero salino por vía intravenosa.

El potasio es otro electrolito esencial en los líquidos orgánicos. Su de-


ficiencia ocurre por la privación y, en muchos casos, por procesos patológi-
cos como por ej., los vómitos prolongados.

Puede ocurrir intoxicación hídrica en pacientes a quienes se les ha ad-


ministrado una cantidad elevada de agua sin sodio, como por ej. glucosa y
agua, y que sean incapaces de excretarlas. Disminuye entonces la concentra-
ción del sodio sanguíneo (el cual puede ser confundido con el vaciamiento
de sodio) y el paciente puede llegar a presentar síntomas de confusión y
55

convulsiones.

4.- Formación y desarrollo del cuerpo humano


El cuerpo humano es el producto de la unión del óvulo (célula sexual
femenina) y del espermatozoide (célula sexual masculina).

El óvulo es un cuerpo esférico, diminutamente pequeño, que mide en-


tre 0,100 mm. y 0,150 mm. de diámetro y que es liberado por el ovario de la
hembra. En el interior del ovario existen muchas vesículas redondas, en va-
rios estados de desarrollo, que son llamados folículos de Graaf, en cuyos
sacos ováricos están contenidos los óvulos.

Los folículos de Graaf están situados inmersos profundamente en la


sustancia del ovario, en diversas fases de su desarrollo, pero a medida que
aumentan de tamaño se aproximan a la superficie del ovario y cuando están
completamente maduros estallan y, entonces, el óvulo y el contenido fluido
del folículo, son liberados y pasan desde la superficie exterior del ovario a la
trompa de Falopio y empiezan a descender hacia el útero. El proceso de
desarrollo y descarga del óvulo tiene lugar a intervalos regulares de 28 días,
que se conocen como períodos menstruales y si en ellos el óvulo no es fe-
cundado entonces sale del organismo junto con el flujo menstrual.

El espermatozoide es un corpúsculo todavía más diminuto, con una


cabeza ovalada o alargada, consiste en un núcleo y una larga cola o flagelo,
que sirve para dotara a dicha célula de su capacidad de movimiento. El es-
permatozoide es capaz de realizar espontáneamente movimientos más o me-
nos activos, por los que se aproxima y entra en el óvulo. Los espermatozoi-
des son segregados en gran cantidad, por los testículos del varón y son des-
cargados con el semen a través de los conductos seminales.

La función del espermatozoide es la de fertilizar el óvulo y, para reali-


zarlo, debe entrar en contacto con el óvulo bien sea en el útero o bien en la
trompa de Falopio de la hembra. Una vez puestos en contacto, la cabeza del
espermatozoide penetra en el óvulo y tan pronto como el material nuclear
del varón entra en contacto con el material nuclear de la hembra, las células
se unen para formar un solo núcleo y el proceso de división celular o seg-
mentación comienza inmediatamente, lo cual es el inicio de la formación de
un nuevo individuo. Después de la fertilización, el óvulo se divide en dos,
56

cuatro, ocho, etc. partes iguales y así, el nuevo individuo pasa inmediata-
mente a la forma multicelular.

Al cabo de 60 días, el embrión humano empieza a asumir la forma ex-


terna de los rasgos humanos y, alrededor del 5º mes pueden empezar a sentir-
se y observarse los movimientos de feto. El 6º mes es, generalmente, el pe-
ríodo de mayor crecimiento de éste y desde dicho momento el feto crece
gradualmente, hasta parecerse a una criatura humana que está dispuesta para
el nacimiento a finales del 9º mes.

El feto recibe su nutrición de la madre, a través de los vasos sanguíneos


y de la placenta. La nutrición es llevada de la placenta al feto a lo largo del
cordón umbilical, por medio de la vena umbilical. Esta vena entra en el ab-
domen de la criatura nonata por el ombligo. Pero no sólo el feto es abasteci-
do de nutrientes por la madre, sino que los deshechos del feto son traspasa-
dos a la sangre materna para ser eliminados por ella. Recuérdese que no
existe ninguna conexión circulatoria directa entre la madre y el hijo, ni tam-
poco ninguna conexión nerviosa.

5.- Osteología
La osteología es el estudio científico de los huesos, los cuales constitu-
yen el armazón del esqueleto y dan soporte al organismo humano, suminis-
trando apoyo a los músculos y sirviendo de protección a los órganos inter-
nos.

El hueso es el más duro de los tejidos del organismo, ya que consta de


un tercio de materia orgánica o animal y dos tercios de materia inorgánica,
consistente principalmente en fosfatos y carbonatos, principalmente de cal-
cio. La materia orgánica produce elasticidad y turgencia, mientras que la
materia inorgánica produce dureza y solidez.

El hueso se desarrolla a partir del cartílago temporal, ordenándose los


corpúsculos del cartílago en filas, en las que las sales cálcicas son deposita-
das por la materia viviente en los corpúsculos. Así empieza el proceso de
osificación y el joven tejido conjuntivo, cubierto con células formadoras de
huesos, produce la absorción del cartílago convirtiéndose, así, en hueso.

Los huesos frescos son de un color rosado en su parte exterior y color


57

rojo en su parte interior. La parte externa del hueso está recubierta de una
membrana de tejido conjuntivo fibroso llamado periostio; posee además,
una membrana interior llamada endostio. A través de dichos tejidos, el hueso
recibe la mayor parte de su nutrición.

Dentro de los huesos largos existe una cavidad llena de un complejo


tejido graso llamado médula, que contiene células sanguíneas, leucocitos y
células gigantes en grandes cantidades. La médula sirve como órgano
formador de sangre y su color es entre rojo y amarillento.

Entre las superficies de contacto de los huesos existe una capa de tejido
llamado cartílago. Este tejido varía de grosor según la forma del hueso sobre
el cual descansa y actúa como cojín para aminorar la fuerza de choque de
cualquier sacudida fuerte, mientras que por su suavidad proporciona facili-
dad y libertad de movimientos.

El desarrollo del hueso requiere una dieta bien equilibrada que conten-
ga todos los principios alimentarios esenciales. A tal efecto, son particular-
mente necesarios el calcio y el fósforo. Normalmente un adulto requiere 1
gr. de calcio por día, pero en el embarazo se requiere mayor cantidad, ya que
la sangre de la madre debe suministrar el calcio requerido para la transfor-
mación de los huesos y de los dientes del feto en desarrollo.

El calcio se obtiene de la leche, el queso, las berzas, las zanahorias y


otros vegetales y el fósforo procede de la leche, la yema del huevo y las
verduras frescas. Los alimentos que contienen vitamina D y que favorecen la
absorción de calcio son esenciales para la calcificación ósea. La carencia de
vitamina D en la dieta de los niños da lugar al raquitismo, a causa de que
presentan una absorción insuficiente de calcio que perturba la calcificación
ósea y reblandece los huesos. En los adultos la carencia da lugar a la
osteomalacia. Más del 90% del calcio del organismo está contenido en los
huesos y los dientes.

Incluso cuando ya ha terminado el crecimiento, el hueso no es una sus-


tancia pasiva inerte. Las células y los componentes químicos están siendo
reemplazados continuamente bajo la influencia de las hormonas, de las ten-
siones de la carga y de la actividad del individuo. Si el paciente se halla
sometido a reposo completo durante un largo período de tiempo, parte de
58

los componentes son movilizados hacia la corriente sanguínea, con el consi-


guiente debilitamiento de la estructura ósea.

En la osteoporosis queda afectada la totalidad del esqueleto, sobre todo


la columna vertebral, produciéndose acortamiento de la columna y cifosis
(dorso redondo). Puede ocurrir también osteoporosis en los huesos cerca-
nos a las articulaciones, que han sido inmovilizadas con vendajes o enyesados
durante períodos prolongados.

En la osteítis deformante o enfermedad ósea de Paget, pueden afec-


tarse uno o más huesos con tendencia a padecer fracturas patológicas.

En ciertos procesos degenerativos, el desequilibrio del contenido de


calcio del hueso puede ser causa de que el hueso se reblandezca y curve, o
que llegue a adquirir mayor densidad y un aspecto semejante al mármol. Por
regla general, el equilibrio entre el calcio captado por el organismo y el nivel
de su contenido en el hueso es mantenido por medio de las glándulas
paratiroides.

Separación de la epífisis: la unión entre la diáfisis y las extremidades


del hueso puede separarse en la infancia a consecuencia de una acción trau-
mática. Se denomina epifisiólisis o deslizamiento epifisario. La periostitis
es la inflamación del periostio y puede asociarse con una infección del tejido
óseo, llamándose osteomielitis.

Existen 206 huesos en el cuerpo del hombre adulto, excluyendo los


dientes y los pequeños e irregulares huesos sesamoideos (huesecillos planos
aislados que aparecen alrededor de las articulaciones, a consecuencia de que
el tendón se ha visto sometido a una gran presión).

Los huesos del organismo se clasifican, a veces también, como: largos,


cortos, planos e irregulares. Los huesos largos consisten generalmente en un
tubo hueco, con dos protuberancias en las extremidades y actúan como so-
portes elevadores. El húmero, radio, cúbito, fémur, peroné, tibia y los hue-
sos de la mano, dedos, pies y dedos de los pies, son huesos largos. Los hue-
sos cortos están localizados donde es más esencial la fuerza que la movili-
dad. Así los huesos de la muñeca y tobillo son huesos cortos. Los huesos
planos se localizan donde se requiere la protección de órganos importantes.
59

Huesos planos son, por ej., el cráneo, el omóplato, las costillas y la pelvis.
Los huesos irregulares son los que contienen una forma completamente irre-
gular, como son: las vértebras, el sacro, el coxis, el etmoides, el temporal,
etc.

Las articulaciones:

Las articulaciones se dividen en tres grupos y se nombran de acuerdo


don su movilidad:

Sinartrosis: Es una articulación que no permite ningún movimiento.


Por ej., los huesos del cráneo.

Anfiartrosis: Es una articulación que permite un ligero o limitado mo-


vimiento, como en las articulaciones de la columna vertebral.

Diartrosis: Es una articulación en la que existe un movimiento libre,


limitado sólo por la forma del hueso y sus partes adyacentes como son, por
ej., los huesos del las extremidades.

Las articulaciones móviles se clasifican, también, de acuerdo con su


grado de movimiento, como articulaciones bisagra, pivote, condiloides, el
silla, planeadoras y articulación de bola y hueco. Un ej. de articulación de
bisagra es la articulación del húmero y la cubital del codo; del tipo pivote, la
articulación entre el atlas y el axis; del tipo condiloide, la articulación de la
muñeca y articulación entre el atlas y el occipucio; del tipo silla, la articula-
ción carpometacarpiana del pulgar; del tipo planeadora, las articulaciones
entre las superficies articulares de las vértebras y del tipo de bola y hueco, la
articulación del hombro y de la cadera.

La columna vertebral:

La columna vertebral presenta cuatro curvas que corresponden a los


diferentes segmentos de la misma y son las siguientes:

La curva cervical, que se extiende desde la primera cervical hasta la


segunda dorsal y se curva hacia delante.
60

La curva dorsal, que se extiende desde la segunda dorsal hasta la doceava


dorsal y se curva hacia atrás.

La curva lumbar, que se entiende desde la doceava dorsal hasta el sacro


y se curva hacia delante.

La curva sacral, que se extiende desde la base del extremo de sacro y se


curva hacia atrás.

Cuando existe un incremento de la curva dorsal sobre la curva normal,


la condición se conoce como cifosis. Un aumento de la curva lumbar se
conoce como lordosis o bien espalda hundida. Cuando existe una curvatura
lateral de la columna vertebral el estado se conoce como escoliosis.

Antes de seguir adelante, deseamos decir que las dos primeras vértebras
cervicales son peculiares y merecen especial mención y descripción:

El atlas o primera vértebra cervical, es la que sostiene la cabeza. Esta


vértebra no tiene ni cuerpo ni apófisis, sino que consiste en un arco anterior
y posterior y en dos masas laterales. La superficie superior de estas masas,
posee depresiones para recibir los cóndilos del hueso occipital del cráneo.
Ésto permite que la cabeza pueda doblarse hacia adelante y hacia atrás.

El axis es la segunda vértebra cervical que está articulada con el atlas; el


axis posee una proyección en la superficie superior de su cuerpo que extien-
de así hacia adentro del atlas, permitiendo con ello que el atlas y la cabeza
puedan girar de lado a lado.

La exageración de la convexidad dorsal hacia atrás produce el dorso


redondo o cifosis. Este dorso redondo es causa de desarrollo torácico defec-
tuoso, asociado a menudo con enfermedades del tórax tales como bronqui-
tis. La cabeza está dirigida hacia delante y el tórax está aplanado.

En la exageración de la columna lumbar hacia delante, dorso hueco o


lordosis, la pelvis está curvada hacia delante, los músculos abdominales re-
lajados y como consecuencia de ello se produce una tensión excesiva de los
ligamentos de la parte anterior de la cadera. En la cifosis y lordosis, puede
darse el pie plano.
61

Los discos intervertebrales pueden afectarse por causas accidentales o


por la edad. Cada fibrocartílago o disco posee un núcleo de naturaleza gela-
tinosa, rodeado de una cápsula fibrosa. El prolapso de este núcleo a través de
la cápsula (disco intervertebral prolapsado) puede producir compresión de
las raíces nerviosas adyacente ocasionando dolor y, a veces, pérdida de la
fuerza en la zona de distribución del nervio o nervios afectos. Con el avance
de la edad los discos se desecan, con la consiguiente pérdida de altura.

La columna vertebral puede fracturarse, bien por la acción de una vio-


lencia directa, como en los accidentes graves por aplastamiento, o bien indi-
rectamente cuando un peso cae sobre la cabeza o los hombros. El accidente
más frecuente es la fractura-luxación, caso en el cual puede lesionarse gra-
vemente la médula espinal entre las vértebras desplazadas.

La espina dorsal:

La espina dorsal es la columna ósea segmentada y flexible, que sostiene


la cabeza y protege la médula espinal soportando las costillas y las extremi-
dades superiores e inferiores. La espina dorsal está compuesta de una serie
de huesos llamados vértebras, que se dividen como sigue:

- 7 cervicales.
- 12 dorsales (a veces llamadas, también, torácicas).
- 5 lumbares.
- 5 sacras.
- 4 coxiales.

Entre las edades de 25 - 30 años, las 5 vértebras sacras están unidas en


un solo hueso, el sacro, y las 4 vértebras coxiales en otro hueso, formando el
coxis.

La primera vértebra de la columna vertebral se llama atlas y es la que


soporta la cabeza. La segunda vértebra se llama axis y sobre ella la cabeza se
vuelve y gira.

Las vértebras varían de tamaño y forma, pero en general presentan una


estructura típica. Una vértebra consta de una parte sólida frontal y de una
62

bóveda detrás. La parte sólida es la porción anterior y termina hacia el inte-


rior del cuerpo. La bóveda está en la posición posterior y tiene sus extremos
próximos a la piel.

Las vértebras tienen protuberancias que se adelgazan y terminan en pun-


ta hacia atrás y hacia adelante. Su proyección o crecimiento, se denomina
apófisis espinal. Situadas a cada lado de la parte posterior de la vértebra,
existen dos proyecciones que se denominan apófisis transversas. En el punto
en que las vértebras se unen entre sí, existen las apófisis articulares, llamadas
así por el hecho de que el segmento articulado se mueve en este lugar parti-
cular.

Las funciones de las apófisis son las de articular con los huesos y de
actuar como elevadores, lo que permite mover la espina dorsal en diferentes
direcciones y el proporcionar unión a los diversos músculos.

El arco de cada vértebra forma un canal por el cual pasa la médula


espinal. Esta apertura se denomina conducto espinal o vertebral. Comuni-
cando el conducto vertebral con el exterior existen unos pequeños orificios,
uno a cada lado, llamados orificios intervertebrales. Estas aberturas permi-
ten el paso de los diferentes nervios espinales, que se ramifican fuera de la
médula espinal, para abastecer a los órganos y tejidos del cuerpo humano.

El tamaño y la forma de las vértebras varía ligeramente de unas a otras,


según las diferentes regiones de la columna. El cuero de las vértebras cervi-
cales es pequeño y espinoso y el de las apófisis transversas, es corto.

En la región dorsal, los cuerpos son mayores y las apófisis más largas.
En la región lumbar, los cuerpos y las vértebras son todavía mayores pero las
apófisis espinal y transversa son cortas, gruesas y pesadas. La longitud de la
espina dorsal varía según la longitud del tronco del individuo, pero oscila
entre 67 cm. Entre los cuerpos de las vértebras existen discos elásticos de un
fibrocartílago amarillo y los huesos de la espina dorsal, están unidos por
medio de numerosos y fuertes ligamentos.
63

CÉLULA HUMANA

CÉLULA HUMANA
Corte I

Retículo
plasmático Microvellosidades
rugoso Centrosoma
Retículo Centriolo
endoplasmático
liso Vacuola

Núcleo
Lisosomas

Ribosomas

Membrana
Membrana nuclear
celular
Mitocondrias
Citoplasma Nucleolo Microfilamento

CÉLULA HUMANA
Corte II
64

CLASES DE CÉLULAS

Célula eucariota Célula procariota

APARATO DE GOLGI
Aparato de Lisosoma
Golgi Vesículo en formación

Vesículas Dictiosomas
Situación Ampliación

ESTRUCTURA MOLECULAR
DE LA MEMBRANA CITOPLASMÁTICA

Hidratos de carbono
Poros
Fosfolípidos

Proteínas integradas
Proteínas periféricas

Membrana MITOCONDRIA
Membrana
interna
externa

Crestas
Ampliación
mitocondriales
65

NÚCLEO CELULAR

Membranas nucleares
Poro nuclear

Nucleolos

Plasma

Cromatina

RETÍCULO ENDOPLASMÁTICO
ARN
Polisoma
Ribosoma

TEJIDO CELULAR
Detalle
66

TEMA 2

1.- El cráneo

El cráneo es el armazón corporal de la cabeza y contiene una cavidad


para el cerebro y sus vasos, nervios, etc. ... Está compuesto por los huesos
del cráneo y los de la cara. Existen 8 huesos en el cráneo y 14 en la cara.

Huesos del cráneo: Huesos de la cara:


Occipital 1 Maxilares 2 Turbinados inferiores 2
Frontal 1 Mandíbula 1 Palatales 2
Parietales 2 Molares 2
Temporal 2 Lacrimales 2
Etmoides 1 Nasales 2
Esfenoides 1 Vómer 1

El cráneo es la parte superior del esqueleto y comprende los 8 huesos


siguientes:

El hueso occipital: Es un hueso curvado que forma la parte trasera y la


base del cráneo y que se articula con el atlas. En su parte inferior existe una
gran abertura denominada el orificio magno, a través del cual pasa la médula
espinal.

El hueso frontal: Es un hueso curvo que forma la frente.

Los huesos parietales: Están localizados por encima de los oídos y


forman los lados y la parte superior del cráneo.

Los huesos temporales: Están localizados a ambos lados de la cabeza y


contienen en su interior el oído medio e interno, conocido como órgano de
la audición. También contiene las células mastoideas.
El hueso etmoides: Es un hueso suelto, esponjoso, que se encuentra en
la base del cráneo, cerca de la raíz de la nariz y ayuda a formar cada cavidad
nasal.
67

El hueso esfenoides: Está situado en el centro de la base del cráneo.


Está articulado con otros 12 huesos y mantiene a los huesos de la cabeza
unidos.

La cara comprende los 14 huesos siguientes:

Los huesos maxilares: De la mandíbula superior. Proporcionan la base


para los dientes superiores.

El hueso de la mandíbula: Forma la mandíbula inferior y suministra la


base para los dientes inferiores.

Los huesos molares: Son las dos pequeñas placas que forman las pare-
des interiores de las órbitas.

El vómer o tabique nasal: Los huesos nasales forman el puente de la


nariz, la porción ósea entre la nariz.

Los huesos turbinados inferiores: Ayudan a la formación de las pare-


des de la cavidad nasal.

Los huesos palatinos: Están situados en la parte trasera de la nariz y


ayudan a formar la nariz, la órbita y el techo de la boca.

Traumatismos craneales:

Ningún traumatismo de la cabeza puede se considerado a la ligera, pues


en él pueden fracturarse la bóveda o la base del cráneo o ambas.

Se requieren, urgentemente, auxilios inmediatos: Casi siempre ocurre,


inmediatamente, un estado de confusión cerebral que, al ser transitorio, pue-
de pasar inadvertido. Si se observa en el paciente deberá colocársele en posi-
ción casi prona (en posición de coma), con la cabeza descendida, ya que
pueden estar ausentes los reflejos de la tos y la deglución, por lo que toda
hemorragia procedente de la boca o la regurgitación de alimentos o de líqui-
dos del estómago o el esófago, al volver a la boca, puede producir asfixia. Si
no existe respiración, se empleará la respiración artificial.
68

Observación de las hemorragias: Si las heridas del cuero cabelludo


sangran libremente y pueden ser dominadas, en general, por la aplicación de
un vendaje firmemente sujeto (usando una venda de crepé) sobre los puntos
hemorrágicos, hasta que se consiga ayuda y se pueda suturar el cuero cabe-
lludo.

La secreción procedente de los oídos y de las ventanas nasales, puede


estar constituida por sangre aunque puede, así mismo, tratarse de líquido
cefalorraquídeo que fluye como resultados de una fractura de la base del
cráneo.

Lesiones del contenido del cráneo: Puede lesionarse cualquier parte


del cerebro, dando lugar a interferencias del movimiento (corteza motora),
de la sensibilidad (áreas sensitivas), perturbación de las funciones mentales
superiores y de las emociones (en el lóbulo frontal), de la visión (en el lóbu-
lo occipital), del mecanismo del habla, la memoria y la audición (en el lóbu-
lo temporal), lesión de la cápsula interna, que produce trastornos del movi-
miento y de la sensibilidad. Puede lesionarse cualquiera de los nervios
craneales.

El aumento de la presión intracraneal puede obedecer a hemorragia o a


edema cerebral; cualquiera de ellos puede dar:

A.- Compresión cerebral con pérdida de la conciencia, pulso lleno o


hiperpirexia o:

B.- Irritación cerebral cuando el paciente está inquieto, desorientado y


abusivo.

Pueden ocurrir complicaciones torácicas que requieran la succión


faríngea y, en algunos casos, la traqueotomía.

Las secuelas a los traumatismos de la cabeza son numerosas y compren-


den:
- Parálisis motoras y sensitivas.
- Inestabilidad de la marcha.
- Epilepsia traumática.
69

- Alteraciones de la personalidad.

Los senos nasales accesorios pueden ser asiento de infección, denomi-


nada en conjunto sinusitis, propagada a partir de la nariz con la cual están
relacionados íntimamente.

Las infecciones de los senos frontales (sinusitis frontal) que están con-
tenidos en el lóbulo frontal, son causa de cefálea intensa, aumento de la
temperatura y malestar general; estos senos están íntimamente relacionados
con el lóbulo frontal del cerebro dando lugar, en ocasiones, a un abceso del
lóbulo frontal. Una fractura de la base del cráneo puede extenderse en estos
senos, produciendo derrame de líquido cefalorraquídeo si está desgarrada la
duramadre.

El seno maxilar, ocupa un espacio en el maxilar superior. Puede infec-


tarse a partir de la nariz o de dientes infectados.

El maxilar inferior puede fracturarse en un traumatismo de la cara, pero


con mayor frecuencia se luxa hacia delante por causa de una contusión o
incluso de un bostezo, cuando el cóndilo del maxilar se desliza hacia delan-
te.

Para obtener la permeabilidad de la vía aérea en un paciente que esté


inconsciente, todo cuanto puede requerirse es elevar el maxilar hacia delante
con los dedos colocados por detrás de los ángulos de la mandíbula, para
impedir que la lengua ocluya la pared faríngea posterior y pueda crear una
obstrucción. Esta maniobra puede ser practicada por una sola persona y to-
das deben conocer esta simple medida de recuperación, aunque siempre de-
berán adoptarse grandes precauciones en el caso del paciente que presente
fractura del maxilar inferior.

2.- El tórax

El tórax, comúnmente conocido como pecho, es una estructura ósea en


forma de caja que proporciona protección al corazón y a los pulmones y da
soporte a los huesos de los hombros y de las extremidades superiores. El
tórax está formado, en su parte trasera, por los cuerpos de las vértebras dor-
sales o torácicas y, en sus lados, por 12 costillas y sus cartílagos, conocidos
70

como cartílagos costales.

El número de costillas es en total de 24, existiendo 12 a cada lado de la


columna, que proporcionan la suficiente protección a los órganos respirato-
rios y circulatorios y sirven de soporte a los diferentes músculos del pecho y
abdomen.

Las 7 primeras costillas están directamente conectadas con el esternón a


través de los cartílagos costales y se llaman costillas verdaderas. Las 5 últi-
mas costillas se denominan costillas falsas, porque no conectan directamen-
te con el esternón. Las primeras 3 costillas falsas se denominan
vertebrocostales y están unidas, por delante, a los cartílagos de las costillas
superiores, mientras que las 2 últimas costillas flotantes o falsas, que se
denominan así porque no tienen ninguna unión por su parte frontal, se deno-
minan costillas vertebrales o flotantes. Las costillas que se fracturan más
frecuentemente son la 6, 7, y 8.

Las costillas se clasifican como huesos irregulares y los espacios entre


ellas se denominan espacios intercostales.

1 a 7.- Costillas verdaderas.


8 a 10.- Falsas costillas.
11 y 12.- Costillas flotantes.
13.- Apófisis xifoidea o eusiforme.
14.- Esternón.
15.- Cartílagos costales.
16.- Manubrio esternal.
17.- Vértebra dorsal.

Fractura de las costillas: En el niño, como las costillas son elásticas,


es rara la fractura. En los adultos las fracturas ocurren, generalmente, como
resultados de la violencia indirecta, cuando la ruptura ocurre a nivel del
ángulo de la costilla. Por regla general, si se ensañan ejercicios de respira-
ción y se estimula al paciente a moverse, se puede conseguir la curación de
las fracturas. Sólo se suelen acusar molestias por espacio de una semana,
aproximadamente.

Cuando existe un aplastamiento grave del tórax, las costillas pueden


71

estar hundidas y ser causa de lesión de los órganos situados inmediatamente


por debajo, bien en el tórax o en la cavidad abdominal. En este caso, es
aconsejable la aplicación de una sujeción firme para limitar el movimiento
de los fragmentos.

Las fracturas de las costillas por sobrecarga pueden ocurrir en los indi-
viduos debilitados a causa de la hiperacción de los músculos intercostales.
Pueden ocurrir durante el acto de la tos.

3.- La pelvis

La pelvis es una especie de cinto formado por los dos huesos


innominados, con el sacro, encajado entre ellos por detrás. La pelvis soporta
el tronco y está dividida en parte superior o falsa pelvis, que sostiene el
contenido abdominal mientras que la parte inferior se conoce como pelvis
verdadera y contiene los órganos reproductores, el recto y la vejiga en el
hombre y en la mujer, el útero, las trompas y los ovarios.

Los huesos ilíacos innominados son dos grandes huesos que forman lo
que se llama los huesos de la cadera o ancas. El hueso ilíaco se compone de
3 partes, que en los adultos están unidas y forman un solo hueso. Estos
huesos son el ileón, el isquión y el pubis. El ileón es la parte superior que
forma la prominencia de la cadera. El isquión forma la parte inferior y termi-
na en una protuberancia sobre la que nos sentamos, conocida como
tuberosidad. El pubis está situado en frente. Aunque la pelvis del varón es
más fuerte que la de la mujer, la de ésta es más ancha y más corta. El diáme-
tro transversal del orificio de salida pélvica el de unos 36 mm., superior en
la de ella que en la del varón.

Esta mayor abertura es de una importancia especial, ya que a través de la


pelvis tiene que pasar el feto para venir al mundo. La pelvis puede fracturar-
se y, si ello se produce en dos lugares, tiene lugar el cabalgamiento de los
fragmentos que puede ser la causa de la lesión de alguno de los órganos
pelvianos.

La pelvis puede estar retraída en el caso de una mujer pequeña, con el


consiguiente estrechamiento de la misma; en la pelvis plana raquítica, rara-
mente observada en los países occidentales, está considerablemente dismi-
72

nuido el diámetro pelviano, lo que hace difícil o imposible el mecanismo del


parto.

4.- Las extremidades

A).- Las extremidades superiores:


La extremidad superior está compuesta del brazo, el antebrazo y la mano,
y está unida el tronco por la clavícula y el omóplato, que forman el círculo
del hombro.

La clavícula: Es un hueso largo, curvado, el forma de letra f, que está


situada frente a la primera costilla y forma articulación con el esternón y el
omóplato.

El omoplato: Forma la parte trasera del hombro y es de forma triangu-


lar. Es un hueso plano, con el ápice dirigido hacia abajo. Contiene un hueco
en la articulación del hombro y esta cavidad glenoide, se articula con el
húmero. En el varón el omóplato es más largo, más pesado y más curvado
que en la mujer.

El húmero: O hueso del brazo, es un hueso largo, cilíndrico, situado


entre el codo y el omóplato.

El Cúbito y el radio: Son los dos huesos del antebrazo. El cúbito es el


hueso más largo del antebrazo y ayuda a formar el codo, pero no forma
articulación con la articulación de la muñeca. Está situado en la parte ante-
rior del antebrazo, cuando el brazo está recto y la palma de la mano se dirige
hacia arriba. El radio está situado en la parte exterior del brazo y es más
corto que el cúbito. Está articulado con la articulación de la muñeca y ayuda
a formar la articulación del codo.

La mano está formada por 27 huesos, que están divididos en tres


grupos:

- El carpo: o muñeca consta de 8 pequeños huesecillos, dispuestos en


dos filas, que se denominan huesos carpianos.

- El metacarpo: o palma de la mano, consta de 5 pequeños huesos, lar-


73

gos y de forma cilíndrica, llamados huesos metacarpianos.

- Las falanges: o dedos, están compuestos de 14 huesecillos llamados


falanges.

En total hay tres huesos por cada dedo, excepto los pulgares que sólo
tienen dos.

Fracturas en las extremidades superiores: La clavícula es el hueso del


cuerpo que se fractura más habitualmente. Puede fracturarse por una violen-
cia directa o indirecta, como por ej., por caída sobre el hombro. El hueso se
fractura, generalmente, en su parte media o en el tercio externo. La deformi-
dad es característica. El paciente se presenta sosteniendo el miembro con la
mano y el antebrazo del lado opuesto.

Son también comunes las fracturas del húmero. La diáfisis se fractura


por debajo de la inserción del deltoides, caso en el cual puede lesionarse el
nervio radial. Las fracturas del cuello quirúrgico, inmediatamente por deba-
jo de la cabeza del húmero, están generalmente engranadas y pueden produ-
cir lesión del nervio cubital. Las fracturas supracondíleas del húmero son
comunes en los niños.

Puede fracturarse cualquiera de los huesos del antebrazo. La fractura de


Colles es una fractura transversal de la extremidad inferior del radio, aproxi-
madamente a unos 2 cm. por encima de la muñeca; es común en individuos
ancianos por caída sobre la mano extendida. En ella se distienden y desgarran
los ligamentos y puede fracturarse la apófisis estiloides del cúbito.

El desplazamiento del fragmento inferior del radio hacia arriba da lugar


a una deformidad antiestética de «dorso de tenedor», que hace esencial la
reducción perfecta para poder conseguir una consolidación en buena alinea-
ción.

Pueden fracturarse todos los huesos del carpo, con mayor frecuencia el
escafoides. Pueden luxarse los huesos carpianos por caída violenta sobre la
mano. Las fracturas de los metacarpianos y las falanges son, en general, el
resultado de una violencia directa.
74

B).- Las extremidades inferiores: Las extremidades inferiores constan


del muslo, la pierna y el pie, que se unen el tronco a través del hueso ilíaco.

El fémur: o hueso del muslo, es un hueso cilíndrico situado entre la


rodilla y la cadera y es el más largo y fuerte de todos los huesos del cuerpo.

La tibia: o hueso de la espinilla, está situada en la parte interior de la


pierna y es más larga y fuerte que el peroné.
Está articulada con la articulación de la rodilla y forma la parte interior de la
articulación del tobillo.

El peroné: Es un hueso delgado situado en la parte exterior de la pierna.


Forma la parte externa de la articulación del tobillo pero no se articula con
la articulación de la rodilla.

La rótula: o hueso de la rodilla, es un hueso plano, triangular, que


ayuda a formar la articulación de la rodilla y está encajado en el tendón del
músculo que pasa por encima de la rodilla.

El pie está formado por 26 huesecillos, que se dividen en tres grupos:

El tarso: o huesos tarsianos, son 7 y están articulados con la tibia y el


peroné en el tobillo, formando el talón y el cuerpo del pie.

El metatarso: o huesos metatarsianos son 5 y comprenden la parte ante-


rior del pie. Éste es el hueso grande y corto que se articula con la falange.
Las falanges están en número de 14, lo mismo que en la mano, formando 3
cada dedo del pie, excepto en el dedo gordo que sólo tiene 2.

Hueso calcáneo: Es un hueso del talón que está localizado en la parte


trasera del pie.

Fracturas de las extremidades inferiores:

- El fémur: Las fracturas del cuello del fémur se producen a consecuen-


cia de una violencia indirecta cuando la persona resbala y cae. Estas fractu-
ras son muy frecuentes en personas de edad avanzada. Las fracturas de la
diáfisis pueden originar un gran desplazamiento de los fragmentos, con ca-
75

balgamiento de los mismos, debido al espasmo de los músculos del muslo.

- La rótula: Puede fracturarse espontáneamente a consecuencia de una


vigorosa contracción de los músculos del muslo, produciendo una fractura
transversal. La fractura estrellada puede producirse por la caída sobre la ro-
dilla o por una contusión violenta sobre el vértice de la rodilla.

- La tibia y el peroné: Las diáfisis de la tibia y el peroné pueden fractu-


rarse aislada o conjuntamente. La fractura más común del peroné es la frac-
tura de Pott, que ocurre por encima del tobillo, en el lugar en que comienza
el tercio inferior de la diáfisis. Puede acompañarse de luxación de la articu-
lación del tobillo e, incluso, de separación del maleolo interno de la tibia. La
diáfisis del peroné puede ser asiento de «fractura por fatiga» o «sobrecarga»
de los corredores de campo a través.

- Los huesos del pie: Las fracturas de los huesos del pie, debido a su
función de soporte de la carga, son dolorosas. Puede fracturarse cualquiera
de los huesos tarsianos, metatarsianos y falanges. La «fractura de marcha»
de uno de los metatarsianos es un fractura por sobrecarga. El «hallux valgus»
es la desviación del dedo gordo, que se dispone oblicuamente hacia el segun-
do dedo y se asocia frecuentemente con un juanete.

- Arcos del pie: El pie plano es debido al aplanamiento de los arcos


óseos del pie. Puede ser consecuencia de traumatismos del pie y del tobillo o
aparecer como resultado de un trastorno del equilibrio que puede ser
traumático o postural, como en las deformidades de la columna vertebral, de
la pelvis o de los miembros inferiores. Otras causas son: la sobrecarga del
pie en la deambulación y la bipedestación (en carteros, policías, soldados de
infantería, enfermeras y otros), o aparecer después de enfermedades o por
otras causas que producen debilidad muscular. (Ver «Compendio de
Podología» de Verleysen y «Podología» de Peyre).

5.- El sistema muscular

Los músculos constituyen la parte carnosa del cuerpo humano y están


unidos a los huesos, ligamentos, cartílagos y piel. El número de músculos
del cuerpo se estima en unos 430 y con excepción de unos 9, todos están
76

dispuestos en forma de pares. Están abundantemente abastecidos por nervios


y vasos sanguíneos.

Existen dos clases de músculos en el organismo: los voluntarios, que


están bajo el control de la voluntad y los involuntarios, que no lo están.
Estos últimos se encuentran, por ej., en el corazón, en los vasos sanguíneos y
en las paredes de la mayor parte de las vísceras. Los músculos voluntarios
constituyen, sin embargo, la mayor parte del sistema muscular.
A fin de poder describirlos, los músculos son a veces células largas, anchas ,
cortas, etc. ... En los miembros, los músculos son largos y los más profun-
dos, son anchos. En el tronco los músculos son largos, anchos y expandidos.
En el cráneo y algunas partes del cuerpo, son cortos.

El punto en que los músculos voluntarios tienen el enlace más fijo se


llama el origen del músculo. Éste es la parte del músculo que generalmente
queda más estacionaria cuando se contrae el músculo. El final del músculo,
que mueve el hueso o parte a la que está unida, se llama inserción del mús-
culo.

Los músculos están rodeados de un manto fibroso de tejido conjuntivo


llamado fascia, que conecta el músculo con el hueso. Algunos músculos
están unidos en el punto u origen directamente al hueso por la fascia que los
cubre, mientras que otros están unidos por cuerdas fibrosas llamadas tendo-
nes, o por anchas bandas fibrosas llamadas aponeurosis. Sin embargo, todos
los músculos están unidos al punto de inserción bien sea por tendones o por
aponeurosis.

El estudiante no deberá confundir nunca los tendones con los ligamen-


tos: los tendones fijan los músculos a los huesos, mientras que los ligamen-
tos unen dos huesos entre sí.

Cada músculo está cubierto por una fina capa celular llamada cubierta.
Ésta también penetra en los manojos de fibras, sirviendo como enlace o co-
nexión entre ellos.

El músculo es un tejido contráctil y su principal acción es la de aproxi-


mar las partes entre el origen y la inserción, contrayéndose así en longitud y
dilatándose al mismo tiempo. Un músculo siempre tira, nunca empuja.
77

Cada músculo requiere un nervio motor para su actuación y sin el ner-


vio que pueda transmitir sus impulsos, el músculo estará sin ayuda. Si el
nervio resulta alterado por una inflamación o por otra causa, el músculo
puede quedar fuera e servicio. En este caso, el ejercicio y la nutrición del
músculo pueden ser mantenidos mediante masajes, hidroterapia y tratamien-
tos eléctricos, hasta que con el tiempo el nervio recupere su tono normal.

La fatiga del músculo se debe al agotamiento del suministro de


glucógeno. Durante la contracción muscular, el glucógeno almacenado en el
músculo es quemado para producir calor. Ésta es la causa activa de los cam-
bios contráctiles del músculo. Esta oxidación produce sustancias de deshe-
cho, como son el dióxido de carbono y el ácido láctico, que hacen descender
el poder de contracción de los músculos. Un período de descanso permite al
músculo el recuperar su suministro de glucógeno.

Existen una gran cantidad de músculos pequeños que no poseen un va-


lor especial, por lo que sólo tendremos en consideración los principales o
más importantes.

Los músculos de la cabeza y cara: Existen muchos pequeños múscu-


los en la cara, cuyos nombre no son de un valor particular. Generalmente
inician en los huesos de la cara y están insertados en la piel, dando la expre-
sión a los rasgos.

Los músculos del cuello: El principal músculo del cuello es el


esternocleidomastoideo que se inicia en la punta del esternón y está inserta-
do en una prominencia corporal que existe detrás de la oreja. Actúa con su
homólogo en el lado opuesto. La tortícolis es un acortamiento de este mús-
culo por un lado.

Existen muchos pequeños músculos en la frente y lados del cuello que


se emplean en los diversos movimientos de la cabeza, pero sus nombres no
son de un valor especial.

Los músculos del tórax:

- El diafragma: Es el principal músculo de la respiración. Es un mús-


78

SISTEMA ÓSEO
ESQUELETO HUMANO
Principales huesos

Frontal
Parietal
Tabique nasal
Maxilar
Maxilar inferior
Vertebras cervicales
Cabeza del húmero
Clavícula
Manubrio
Escápula del esternón
Húmero Esternón

Costillas XII Vértebra torácica

XII Costilla
Radio
Cresta ilíaca
Ilíaco
Sacro
Cúbito
Coxis
Cuello de fémur Cabeza de fémur
Fémur
Carpo
Cóndilo interno
Rótula
Cóndilo externo
Cóndilo lateral
Tibia
Cabeza de peroné
Peroné
Maleolo interno
Maleolo
externo
II Cuneiforme
79

CRÁNEO
Parietal
Esfenoide Frontal

Temporal escamoso Etmoides


Temporal pétreo Unguis
Occipital
Nasal derecho
Apófisis zigomático
temporal Maxilar superior
Apófisis mastoidea derecho
temporal
Frontal Dientes
Parietal
Foramen mentón
Etmoides
Esfenoides Temporal
Malar Lacrimal
Cornete medio Nasal
Cornete inferior
Maxilar superior izquierdo
Vómer
Lámina perpendicular del etmoides
Maxilar superior
derecho Maxilar inferior
Foramen mentón

TÓRAX Vértebras cervicales


Clavícula
1ª Vértebra torácica
I Costilla

Omóplato II Costilla
III Costilla
Esternón IV Costilla
V Costilla
VI Costilla
VII Costilla
VIII Costilla
IX Costilla
XII Vértebra torácica
X Costilla
Costillas flotantes XI Costilla
XII Costilla
Vertebras lumbares
80

CADERA
Cara anterior del sacro
Vértebras lumbares

Ilion

Sacro

Acetábulo
Coxis
Cabeza del fémur
Fémur

PELVIS
FEMENINA MASCULINA
Promontorio
Sacro Sacro sacro
Ilion Ilion
Diámetro
antero Diámetro transversal
Línea arcuata
posterior Pubis Coxis Pubis
Foramen obturador Sínfisis
Isquión Isquión
Ángulo Ángulo
suprapúbico suprapúbico
81

PIERNA
Ilíaco
Fosa ilíaca
Espina ilíaca antero posterior
Sacro
Cabeza del fémur
Cuello del fémur

Trocánter mayor Isquión

Trocánter menor
Fémur

Peroné Tibia

Tarso
Metatarso

PIE

Calcáneo Astrálago

Cuboides Navicular

III Cuneiforme II Cuneiforme


I Cuneiforme

Metatarsiano

Falange proximal
Falange media

Falange distal
82

BRAZO
Acromión Clavícula

Omoplato
Omoplato

Húmero
Borde vertebral

Tróclea

Radio Cúbito

MANO
Cúbito Radio

Semilunar

Piramidal Escafoides
Grande
Pisiforme Trapezoide
Trapecio
Primer metacarpiano
Ganchoso
Falange proximal del pulgar
Metacarpianos
Falange distal del pulgar
Sesamoideos
Falanges proximales

Falanges intermedias

Falanges distales
83

COLUMNA VERTEBRAL
Atlas
Vértebras cervicales

Vértebras dorsales o torácicas

Vértebras lumbares
Agujeros invertebrales

Sacro

Agujeros sacros anteriores Cóxis

VÉRTEBRAS

VÉRTEBRA CERVICAL

Vista superior Vista lateral

Cuerpo vertebral Apófisis transversa


Cuerpo
vertebral

Foramen
transverso Apófisis espinosa Apófisis
Foramen vertebral
Carilla articular transversa
Apófisis espinosa
84

VÉRTEBRA LUMBAR

Vista superior Vista lateral

Cuerpo vertebral

Apófisis articular
Foramen vertebral

Pedículo Cuerpo
Apófisis vertebral
Apófisis Apófisis
Apófisis transversa espinosa
transversa Apófisis vertebral
espinosa
Apófisis espinosa

VÉRTEBRA DORSAL

Vista superior Vista lateral

Cuerpo
Apófisis transversa Apófisis articulares
vertebral

Foramen Apófisis transversa


vertebral Cuerpo
vertebral
Carillas articulares

Apófisis espinosa
Apófisis espinosa
Apófisis transversa
85

ARTICULACIONES

MANO Y MUÑECA

Ligamentos de la muñeca

Ligamentos de la mano

CODO
86

RODILLA

Fémur

Cápsula articular

Rótula

Cartílago

Membrana sinovial

Tibia

TOBILLO Y PIE
87

culo grande, en forma de sombrilla, que está situado entre las cavidades
pectoral y abdominal. Por contracción aumenta la capacidad del pecho, ha-
ciendo que los pulmones se expandan.

- Los intercostales externos: Este grupo de músculos está unido al ex-


terior de los bordes inferior y superior de las 11 últimas costillas y las eleva.

- Los intercostales internos: Este grupo de músculos está unido al inte-


rior de las 11 costillas superiores y las deprime.

Los músculos del pecho:

- El pectoral menor: El origen de este músculo está situado desde la 3,


4, y 5 costillas y se inserta en el proceso coracoides de la escápula. Deprime
el hombro y ayuda a elevar las costillas.

- El pectoral mayor: Este músculo está situado sobre el pecho y está


insertado sobre el húmero. Permite tirar del brazo hacia abajo y hacia ade-
lante.

Músculos del abdomen:

- El oblicuo externo: El mayor del abdomen, se inicia en la superficie


exterior de las 8 costillas inferiores, próximo a las terminaciones costales y
discurre hacia adelante y hacia abajo, fijando la cima al ileón. Este músculo
comprende la cavidad abdominal y, también, flexiona y hace girar el tronco.

- El oblicuo interno: Es el menor del abdomen, se inicia en la punta del


ileón discurriendo hacia arriba y hacia adentro, adherido a las 4 costillas
inferiores. Este músculo actúa al igual que el oblicuo externo.

- El recto mayor del abdomen: Se inicia en el extremo inferior del


esternón y discurre hacia abajo, unido a la punta del hueso del pubis. Com-
prime la cavidad abdominal y flexiona el tronco.

Músculos de la espalda:

- El espinoso dorsal: Nace en la parte inferior y posterior del sacro y se


88

adhiere a las costillas y vértebras extendiéndose por la entera longitud de la


espina dorsal, hasta el proceso mastoideo del hueso occipital. Actúa exten-
diendo el tronco.

- El trapecio: Se origina en el hueso occipital y todas las vértebras


dorsales y se adhiere al extremo exterior de la clavícula y une la espina con la
escápula. Tira del hombro hacia abajo, hacia atrás y hacia afuera y extiende la
cabeza.

- El dorsal ancho: Este músculo ancho cubre la parte inferior de la


espalda y los lados y es uno de los más importantes del cuerpo. Se origina a
partir de las 6 vértebras lumbares y sacras y la punta del ileón. Desde allí se
dirige hacia arriba y está insertado en el húmero. Estira el brazo hacia aden-
tro, hacia abajo y hacia atrás. También ayuda a los otros músculos del pecho
a tirar, elevar, etc.

Trastornos musculares:

- Miopatía: Es la expresión corrientemente usada para describir cual-


quier enfermedad o trastorno de los músculos esqueléticos que se admite
que es debida a algún error inherente del metabolismo muscular. El síntoma
principal es la debilidad muscular progresiva; en ocasiones, las fibras mus-
culares están reemplazadas por grasa, produciendo un aumento de tamaño
del músculo aunque, a pesar de todo, se acompañan de debilidad progresiva
como sucede en la distrofia seudohipertrófica.

- Miositis: Es el término que se emplea para indicar cualquier inflama-


ción o enfermedad de un músculo esquelético. Existe gran número de varie-
dades, algunas agudas y otras crónicas, como la miositis osificante, en la que
las fibras musculares son reemplazadas, al principio, por tejido fibroso y,
más tarde, por hueso, como indica su nombre.

- Calambre: Es una contracción localizada, dolorosa e involuntaria del


músculo, la cual puede aliviarse a menudo estirando el músculo, como su-
cede en el calambre de la pantorrilla o del muslo, que puede aliviarse por la
extensión forzada del miembro con los dedos en flexión dorsal. El calambre
puede presentarse en los individuos normales después de un ejercicio vigo-
roso, durante la noche; ocurre también en ciertos trastornos metabólicos,
89

como el desequilibrio sodio / potasio, con carencia de sodio, en la pérdida


hídrica grave y en ciertas enfermedades que afectan a las neuronas motoras.

Los dedos constituyen una de las partes más expuestas del cuerpo hu-
mano y a consecuencia de su uso constante, son muy propensos al traumatis-
mo y la infección. Todas las abrasiones requieren una atención especial. La
infección que avanza a partir de los espacios del pulpejo (las almohadillas
blandas de los dedos de manos y pies), siguiendo las vainas tendinosas
sinoviales, puede propagarse a cierta distancia, por lo que requiere un trata-
miento cuidadoso y enérgico. Una infección ayuda al propagarse, puede afectar
a los vasos y los ganglios linfáticos. Además, los dedos son muy propensos a
contracturas después de un traumatismo.

Los músculos pueden ser lesionados por compresión, desgarro, esguin-


ce o ruptura.

- Desgarro: Un músculo puede desgarrarse completamente y romperse.


En un músculo traumatizado puede formarse un hematoma. En la pierna del
tenista se desgarran las fibras de un músculo de la pantorrilla. El codo del
tenista es una afección similar en la que existe lesión, debida a distensión,
del origen de los músculos extensores comunes en el cóndilo extremo del
húmero y en donde cualquier movimiento de estos músculos extensores pro-
duce dolor.

- Contractura: La contractura de los músculos puede ocurrir después


de cualquier traumatismo, sobre todo después de quemaduras, excepto en el
caso de que se adopten las medidas pertinentes, por medio de la inmoviliza-
ción adecuada, para mantener los músculos afectados en su posición de ac-
ción normal. Puede obedecer, también, a otras causas: se observa, por ej., en
la tortícolis que debido a la contractura del músculo esternocleidomastoideo
de un lado, la cabeza se flexiona y gira hacia el lado opuesto. Este proceso
puede ser, también, originado por una afección congénita o producirse por
un espasmo del músculo a consecuencia de alguna forma de irritación.

La «Isquemia de Volkmann» es un proceso producido por la perturba-


ción de la irrigación sanguínea del músculo o de un grupo de músculos. Las
fibras musculares sufren entonces fibrosis y llegan a retraerse. La causa más
frecuente de ella es la aplicación de un vendaje demasiado apretado.
90

Los tendones pueden, así mismo, lesionarse por estiramiento, desgarro


o ruptura. Puede aparecer una tendosinovitis si se infecta el tendón lesiona-
do.

Un tendón puede ser seccionado en el curso de un accidente o de una


reyerta callejera, por ej., con navajas. Los tendones pueden, también, retraer-
se.

El diafragma puede lesionarse en un accidente que afecta al tórax y al


abdomen. Puede paralizarse, como sucede en los accidentes de la columna
vertebral e, igualmente en la poliomielitis, cuando se afectan los nervios
frénicos. Para mantener los movimientos de la respiración, se requiere en-
tonces alguna forma de respirador artificial. En el diafragma pueden ocurrir
ciertos defectos que conducen a hernias congénitas. El tipo más común es la
«hernia de hiato» esofágico, producida por debilidad muscular.

Estas hernias de hiato son, también, de tipo adquirido e individuos de


edad mediana en los que se produce debilitamiento y ensanchamiento de la
abertura esofágica. En una hernia de hiato por deslizamiento, la porción in-
ferior del esófago y la porción superior del estómago se deslizan hacia el
tórax cuando el paciente se encorve, se enderece o se contraiga. Con el trans-
curso del tiempo aparece esofaguitis y existe en general hemorragia discreta,
aunque constante, que sólo puede ser diagnosticada cuando el paciente se
vuelve anémico, es decir, que presente anemia por carencia de hierro y re-
quiera la corrección.

Otro tipo es la hernia de hiato por rodadura, cuando el fondo del estó-
mago pasa hacia arriba a través de la abertura situada por delante del esófa-
go. La flatulencia y las molestias epigástricas son características de este tipo
de hernia.
91

SISTEMA MUSCULAR

Formas de músculos
Largo
Plano

Orbital

Corto Circular

Tipos de músculos

Músculo de fibra estriada

Tejido muscular de fibra estriada del corazón

Músculo de fibra lisa


92

MÚSCULOS DE LA CABEZA

Galea aponeurótica
Periostio

Epicraneal

Ciliar superior
Temporal Ciliar inferior
Occipito frontal Nasal
Orbicular del ojo
Cartílago del meato Elevador labio
acústico externo Elevador boca
Semiespinal de la cabeza Orbicular boca
Esternocleidomastoideo
Bucinador
Vena yugular interna Mentón
Elevador del hombro Depresor del
labio
Escaleno medio Depresor de la
Trapecio
Plástima boca
Arteria carótida Masetero profundo y superficial
Hueso hióide
Estilohioideo
Tiroideo
Escaleno posterior Esternohioideo
Constrictor de la faringe
Esternocleidomastoideo

CUELLO
Digástico
Plastina Milohioideo
Masetero
Pterigoideo
Omohioideo
Estilohioideo
Higloso Esternocleidomastoideo
Escaleno medio Esplénico del cuello
Esternohioideo
Tirohioideo Elevador de la escápula
Esternotireideo Escaleno medio
Cricotiroideo
Esternocleidomastoideo Escaleno anterior
Trapecio
Escaleno medio
Omohioideo
Deltoides

Pectoral mayor Pectoral menor


Subclavio Intercostales externos
93

TRONCO
Pectoral mayor Serrato anterior

Lámina anterior de la vaina


del recto abdominal Dorsal mayor

Intercostales externos

Oblicuo-abdominal externo
Oblícuo abdominal
externo
Intersecciones tendinosas
Intercostales internos

X Cartílago costal
Lámina anterior de la vaina
del recto abdominal Oblícuo abdominal
externo
Rector del abdomen Oblícuo abdominal
interno

Lámina anterior de la vaina Espina ilíaca antero-


del recto abdominal superior
Ligamento inguinal
Piramidal
Canal inguinal
Cremáster

ESPALDA
Semiespinoso de la cabeza
Escplénico de la cabeza Esplénico de la cabeza
Esplénico del cuello Esternocleidomastoideo
Romboide menor Trapecio
Serrato posterior superior Espino del omoplato
Elevador del omoplato Deltoides
Serrato anterior
Supraespinoso Infraespinoso
Trapecio Redondo mayor
Romboide mayor
Infraespinoso Romboide mayor
Redondo menor
Triceps Triceps
Redondo mayor
Braquial
Esplénico del cuello
Fascia torácico lumbar Dorsal

Fascia torácico lumbar

Oblícuo externo abdominal

Fascia glútea
Glúteo mediano
Espina ilíaca
Glúteo mayor
94

BRAZO
Trapecio Clavícula Pectoral menor Omohioideo Supraespinal
Deltoides
Toracicobraquial

Deltoides
Fascia intraespinal
Subescapulares

Pectoral mayor
Redondo mayor Redondo mayor
Dorsal mayor
Triceps Triceps
Biceps
Biceps
Braquial

Braquirradial
Braquial
Epicóndilo lateral
Olecranón del cubital
Extensor radial largo
del carpo

Extensor radial
Braquirradial
corto del carpo

ANTEBRAZO
Biceps
Braquial
Triceps
Triceps
Braquirradial Braquial
Extensor radial Aponeurosis del
Epicoóndilo lateral biceps
Olecranón Epicóndilo medio
Radiales del
Fascia del antebrazo antebrazo
Flexor ulnar Flexores superficiales
Extensor radial Largo palmar
Extensores superficiales Braquirradial
del antebrazo Extensor corto
Extensor de los dedos Flexor radial
Flexores superfi-
Abductor largo del pulgar ciales de los dedos

Extensor ulnar Abductor largo


del pulgar
Extensor del meñique Pronador cuadrado
Extensor corto del pulgar
Retináculo de
Extensores de los dedos los extensores

Retináculos de los
extensores
95

MANO
Vaina sinovial de los tendones de los
músculos flexores de los dedos
Lumbrical de la mano

Abductor del pulgar Vaina sinovial común de


los músculos flexores

Vaina del tendón del flexor largo


del pulgar Oponente del meñique

Abductor del meñique


Retináculo de los músculos
Oponente del pulgar flexores

Vaina sinovial común de


los músculos flexores
Abductor corto del pulgar

MUSLO
Glúteo mayor
Glúteo medio
Psoasilíaco Glúteo menor
Piriforme Piriforme
Tensor de la fascia lata Tensor de la fascia lata
Obturador interno Gémino superior
Peptineo Obturador medio
Sartorio Gémino inferior
Abductor largo Cuadrado del fémur
Recto del fémur Abductor menor
Recto interno Glúteo mayor
Abductor largo Abductor mayor
Recto interno
Cuadriceps femoral
Biceps femoral
Fascia lata Vasto lateral
Semitendinoso
Sartorio
Vasto medio Semimembranoso
Rótula
Ligamento de la Gemelos
rótula
96

PIERNA
Biceps femoral
Semimembranoso
Semitendinoso Rótula
Rector interno Ligamento de la rótula

Gemelo
Gemelo externo Peroneo largo
Tibial anterior
Gemelo interno
Sóleo
Peroneo corto
Fascia medial de la tibia
Tendón de los gemelos
Sóleo Extensor largo de los dedos
Peroneo largo Extensor del pulgar
Flexor largo del pulgar
Retináculo de los músculos
Flexor largo de los dedos extensores inferiores
Peroneo corto
Extensor corto del pulgar
Retináculo de los flexores
Tuberosidad del calcáneo Extensor corto de los dedos

PIE
Extensor largo y peroneo

Extensor largo del


dedo gordo

Lumbricales
Extensor corto de
los dedos Flexor corto del
dedo gordo
Extensor corto del
dedo gordo Interóseo planar

Flexor corto de
los dedos

Interóseos dorsales Abductor del


dedo gordo

Abductor mínimo
de los dedos
97

TEMA 3

1.- El sistema digestivo:

A.- La digestión

Es una de las funciones más importantes realizadas por el organismo


humano y, a la vez, un proceso mecánico y químico. El proceso mecánico es
el llevado a cabo por la acción de los músculos y el químico, por la acción de
los jugos digestivos.

El aparato digestivo está formado, básicamente, por un tubo de unos 9


m. de longitud, que va desde la boca hasta el ano, recubierto por una mem-
brana mucosa. Dicho tubo se denomina tracto o canal alimentario y consta
de la boca, el esófago, el estómago, los intestinos grueso y delgado, además
de los principales órganos implicados en la digestión de los alimentos.

Después de que el alimento entre por la boca, es removido por acción


de la lengua y de las mejillas y es masticado y triturado por los dientes.
Durante la masticación, las glándulas parótidas, submaxilares y sublinguales,
segregan un líquido alcalino, incoloro, denominado saliva, el cual se debe
mezclar bien con el alimento. La saliva contiene un principio digestivo acti-
vo denominado ptialina, encima que actúa sobre el almidón, transformándo-
lo en maltosa la cuál es finamente convertida en azúcares simples en el intes-
tino delgado, por medio de los fermentos del jugo pancreático e intestinal.
Cada 24 h. se segregan, aproximadamente, unos 1150 gr. de saliva.

Después de que el alimento es mezclado con la saliva adecuada, éste


pasa al estómago por medio de la deglución. En ésta la lengua fuerza al
alimento a pasar por la faringe, un saco muscular de, aproximadamente, unos
11 cm. de longitud. En la parte superior de la faringe se desarrollan en los
niños el crecimiento linfoideo conocido como adenoides. Entre los dos pila-
res de la garganta existen dos pequeñas masas de tejido linfoideo llamadas
amígdalas.

La faringe, al ser un saco muscular, se contrae y obliga así al alimento a


98

penetrar en el esófago, un tubo de unos 20 cm. de longitud, que se contrae y


empuja al alimento hacia el estómago. En existencia de un blando paladar
evita que el alimento pase a la nariz, o sea, que es una válvula aérea.

B.- El estómago

El estómago es una bolsa muscular, localizada en el lado izquierdo de


la parte superior del abdomen y cuyo lado derecho está flanqueado por el
hígado. Su extremidad superior forma el cardias (que se une con el esófago)
y la extremidad inferior constituye el píloro (orificio de unión con el intesti-
no delgado).

El estómago está formado por cuatro cubiertas:

1.- La cubierta serosa o peritoneo: al exterior para evitar la fricción.


2.- La cubierta muscular: para facilitar la digestión mecánica.
3.- La cubierta celular: que sostiene los vasos sanguíneos.
4.- La membrana mucosa: para segregar los jugos digestivos.

La membrana mucosa del estómago es blanda y gruesa y en ella se en-


cuentran las aperturas de las glándulas gástricas. Las glándulas constan de
dos tipos de células: las principales y las parietales.

La pepsina y la renina son dos encimas segregadas por las células princi-
pales, mientras que las células parietales producen el ácido clorhídrico.

Mientras la pepsina actúa sobre la proteína y la renina, o fermento lab,


sobre el caseinógeno de la leche, el ácido clorhídrico ayuda a romper las
cubiertas de las proteínas, de los hidratos de carbono y de las grasas y actúa,
también, como un poderoso estimulante de los jugos intestinales.
Una vez que el alimento penetra en el estómago y se pone en contacto con el
jugo gástrico, que posee reacción ácida, la acción de la saliva se detiene
porque la ptialina sólo puede actuar en medio alcalino. La secreción de jugo
gástrico alcanza 2 l. en 24 h.

En el momento en que el alimento alcanza el estómago, los músculos


de este órgano empiezan a contraerse para mezclar el alimento con el jugo
gástrico y este proceso, se conoce como constricción. Cuando el contenido
99

gástrico empieza a estar parcialmente digerido se denomina quimo y pasa al


duodeno. El estómago requiere de 4 a 4 1/2 h. para vaciarse por sí mismo,
después de una comida normal.

C.- El intestino delgado

El intestino delgado es un tubo enrollado, de unos 6 m. de longitud, que


está formado por 4 capas y está dividido en 3 porciones: el duodeno, el
yeyuno y el ileón. La parte superior está conectada con la abertura pilórica
del estómago, el duodeno, que tiene unos 30 cm. de longitud. Los conductos
procedentes del hígado y del páncreas vierten en esta parte de los intestinos a
unos 15 cm. del estómago. El yeyuno continúa desde el duodeno, tiene 19
cm. de longitud y descansa principalmente en la región umbilical y en la fosa
ilíaca izquierda.

El ileón forma el resto del intestino delgado y conecta, junto con la


cadera derecha, con el colon. La conexión desde el ileón al colon está prote-
gida por la válvula ileocecal, que evita el paso de sustancias desde el colon al
ileón.

Cuando el alimento llega al intestino delgado, actúan sobre él los jugos


intestinales, pancreáticos y biliar, que están en medio alcalino. El jugo intes-
tinal contiene las encimas denominadas erepsina, invertasa y maltasa. La
erepsina reduce las proteínas y peptonas a aminoácidos. La invertasa y la
maltasa, transforman los diversos azúcares en azúcares simples.

El jugo pancreático contiene los encimas conocidos como tripsina,


amilopsina (amilasa) y esteapsina o lipasa. La tripsina transforma las proteí-
nas y peptonas en aminoácidos. La amilopsina convierte a los almidones y
azúcares en azúcares simples. La esteapsina divide las grasas en ácidos grasos
y glicerina. La glicerina aumenta el peristaltismo intestinal. La bilis contiene
sales biliares y con ellas ayuda a la emulsión de las grasas ejerciendo, ade-
más, un efecto antiséptico sobre el intestino. Aproximadamente son segrega-
dos cada 24 h., 500 gr. de jugo intestinal, 700 gr. de jugo pancreático y
1.100 gr. de bilis.
100

Organo JUGO DIG. REACCION ENZIMAS ACCION


Boca Saliva Alcalina Ptialina Transforma los almidones en maltosa.
Estómago Jugo gástrico Acida Renina Transf. caseinógeno en caseína.
Pepsina Transf. proteínas en peptona
Lipasa gástrica Hidroliza las grasas.
Intes. delgado
(duodeno) Jugo intestinal Alcalina Erepsina Transf. las peptinas y peptonas en
aminoácidos.
Invertasa Hidroliza la sacarosa en glucosa y
fructosa.
Bilis Alcalina Maltasa Hidroliza la maltosa en glucosa.

Jugo pancreat. Alcalina -------------- Potencia acción de los jugos gástricos


Emulsionas las grasas.
Tripsina Reduce las proteínas y peptonas en
aminoácidos y polipéptidos

Amilopsina Hidroliza almidones y polisacáridos en


maltosa y azúcares simples.

Lipasa Transforma las grasas en glicerinas y


ácidos grasos.

La membrana mucosa del intestino delgado contiene un intenso número


de pequeñas protuberancias llamadas vellosidades y cada vellosidad posee
un vaso linfático llamado lacteal. Cuando el material digerido el alimento se
vuelve como un fluido análogo a la leche, está a punto para su absorción.
Este fluido lechosos se denomina quilo. La grasa digerida en el intestino
pasa a los lacteales y de ellos a los vasos linfáticos, los cuáles vacían en el
conducto torácico y de él a la vena subclavia. La proteína y los hidratos de
carbono digeridos, son recogidos por los capilares venosos del sistema por-
tal y son transportados al hígado.

El material no digerido (celulosa, lignina, etc.) pasa al colon, formando


lo que se conoce como heces o material fecal.

D.- El intestino grueso o colon

El intestino grueso o colon, tiene unos 1.5 m. de longitud y va desde el


final del intestino delgado hasta el ano. La parte inicial del colon, situada a la
derecha del vientre se conoce como ciego y tiene 6.5 cm. de longitud.
En el extremo inferior del ciego se inicia un tubo en forma de gusano, de 7.5
a 15 cm. de longitud llamado el apéndice vermiforme o apéndice vermicular.

El colon se divide en 3 partes llamadas:


101

Colon ascendente: Se extiende desde el ciego hacia el lado derecho, a


la superficie inferior del hígado.

Colon transverso: Desde allí da una vuelta, llamada flexura hepática y


pasa a través del abdomen superior, bajo el hígado y con el estómago y el
bazo en su lado izquierdo.

Colon descendente: Desde el bazo describe una vuelta llamada la flexura


esplénica y baja hacia la cadera, por lo que se le conoce con este nombre.

Por encima de la pelvis hace una curva en forma de S, llamada la flexura


sigmoidea. Desde la flexión sigmoidea, el colon se conoce como recto (que
tiene de 15 a 20 cm. de longitud) y termina en el ano, el cuál está rodeado
por los músculos, o esfínteres, externo e interno. Estos músculos cierran el
orificio de salida y controlan la defecación.

E.- Los dientes

Los dientes son órganos accesorios de la digestión. Están introducidos


en el proceso alveolar de los huesos de las mandíbulas.

Existen dos clases de dientes:

1.- Temporales: o de leche de los niños en número de 20 (10 superiores


y 10 inferiores).

2.- Permanentes: los segundos, los de los adultos en número de 32 (16


superiores y 16 inferiores).

Se clasifican como sigue:

- Incisivos: 4 en cada mandíbula, especialmente adecuados para cortar.

- Caninos: 2 en cada mandíbula. Son puntiagudos y sirven para desga-


rrar.

- Premolares: 4 en cada mandíbula. Sus superficies son anchas y sirven


102

para cortar y triturar los alimentos. Éstos se encuentran sólo en la dentición


permanente.

- Molares: 4 en cada mandíbula en los temporales y 6 en cada mandíbu-


la, en los permanentes. Las superficies son amplias y sirven para desgarrar.

Los primeros dientes aparecen en el 6º y 7º mes. Las tablas siguientes


indican, aproximadamente, los tiempos de aparición de los diferentes dientes
en ambos conjuntos:

Los dientes temporales:

4 primeros incisivos centrales del 5º al 7º mes.


4 primeros incisivos laterales del 6º al 10º mes.
4 primeros molares del 11º al 16º mes.
4 primeros caninos del 14º al 21º mes.
4 segundos molares del 20º al 36º mes.

Los dientes permanentes:

4 primeros molares de 5 a 6 años.


2 incisivos centrales de abajo de 6 a 7 años.
2 incisivos centrales de arriba de 7 a 8 años.
4 incisivos laterales de 7 a 9 años.
4 primeros premolares de 9 a 10 años.
4 segundos premolares de 10 a 11 años.
4 caninos de 11 a 12 años.
4 segundos molares de 12 a 15 años.
4 terceros molares (juicio) de 18 a 22 años.

Trastornos en el aparato digestivo:

Los síntomas comunes a la mayor parte de estos trastornos o enferme-


dades son, por ej.: náuseas, lengua fuliginosa, pérdida del apetito, molestias
abdominales, dolor, vómitos y estreñimiento, de carácter e intensidad varia-
bles según la naturaleza del proceso.
103

Disfagia: Es la dificultad de la deglución y se asocia, con mayor fre-


cuencia, a enfermedades o trastornos de la faringe o del esófago.

Estenosis: o estrechez del esófago, puede obedecer a lesiones como en


el caso de quemaduras, tumores benignos o malignos, presión por un tumor
mediastínico o un aneurisma en el interior del tórax.

Dispepsia: Se trata de una forma de indigestión, a menudo persistente,


que puede obedecer a cierto número de causas como errores de la dieta,
comidas a tiempos irregulares y se asocia, a veces, con la ansiedad y la apren-
sión.

Gastritis: Es una inflamación del estómago. La gastritis aguda obede-


ce, comúnmente, a la acción de algún efecto irritante, como en el caso de
intoxicación alimentaria, infecciones como la gripe y consumo excesivo de
alcohol.

Úlcera péptica: Aparece en aquellas partes del estómago y del duodeno


que quedan expuestas a la acción del jugo gástrico, es decir, sin estar
recubiertas de la mucosa gástrica. Existen muchas causas de ello, como por
ej. comidas irregulares, tensión, ansiedad y sobrecargas emocionales. Los
síntomas son los propios de los trastornos del aparato alimentario, excepto
que el dolor en la úlcera péptica varía según la localización de la úlcera.
Tratamiento: La úlcera péptica puede responder al tratamiento naturopático
conservador a base de dieta, reposo y, en la medida de lo posible, elimina-
ción de las situaciones de ansiedad y responsabilidad.

Úlcera gástrica: El dolor aparece, aproximadamente, 20 m. después de


la comida y se alivia, comúnmente, por la ingestión de un antiácido o por el
vómito.

Úlcera duodenal: El dolor empieza, aproximadamente, 2h. después de


la comida. El paciente puede explicar que el dolor le despierta después de
haber dormido un par de horas y que puede aliviarlo por la ingestión de
algunos bizcochos o de leche.

Estenosis pilórica: El esfínter pilórico retraído puede ser congénito, en


cuyo caso puede lograrse su relajación por un tratamiento adecuado o re-
104

querir la intervención quirúrgica. La estenosis pilórica en adultos, puede


complicar la úlcera duodenal. Los vómitos en la estenosis pilórica son de
carácter explosivo a través de la nariz y la boca, aún en el caso de niños
correctamente alimentados, por lo que se pierden líquidos y electrolitos y se
produce deshidratación e inanición.

Enteritis: O inflamación del intestino grueso o delgado, se asocia a


menudo, con gastritis aguda o gastroenteritis y en muchos casos obedece a
infección como en el caso de intoxicación alimentaria bacteriana. En los
niños pueden existir diarrea y vómitos excesivos, con deshidratación, pre-
sión sanguínea baja y postración acentuada. Es esencial el internamiento en
tales casos. En los adultos la gastroenteritis obedece, frecuentemente, a una
intoxicación alimentaria y en particular, a infecciones por salmonelas.

Cólico: Es un dolor agudo intermitente, producido por contracciones


potentes de las paredes musculares de la víscera hueca que es el estómago.
El cólico gastrointestinal puede ser muy grave. El paciente extraordinaria-
mente inquieto, gira constantemente en la cama a causa del dolor. Presenta
shock y postración, sus pupilas están dilatadas por el dolor, presentando un
aspecto ansioso y temeroso. Tratamiento: Pueden ser útiles las aplicaciones
de calor sobre el abdomen.

Colitis: O inflamación del colon. La colitis ulcerosa se caracteriza por


una ulceración y dilatación acentuada del colon, con emisión de heces acuo-
sas malolientes que contienen sangre y moco.

Peritonitis: Es una inflamación del peritoneo que puede ser generaliza-


da o local. La peritonitis generalizada puede ser consecutiva a la perforación
de una de las vísceras huecas, del apéndice o de la vesícula biliar. Existe
dolor abdominal agudo, abdomen distendido y rígido y shock, con pulso
filiforme rápido y respiración superficial. Pueden ser muy molestos los vó-
mitos y el hipo.

Ascitis: Es una recolección de líquido en la cavidad peritoneal, que apa-


rece como resultado de una insuficiencia del corazón o del hígado. Se obser-
va en las fases finales de la insuficiencia cardíaca congestiva y cuando la
función del hígado está gravemente alterada en el carcinoma. Pueden apare-
cer vómitos como resultado de un trastorno de cualquier región del aparato
105

alimentario, en la intoxicación a causa de movimientos como en la enferme-


dad de los viajes a consecuencia del dolor, miedo y de otras muchas causas.
Aparecen náuseas, aumento de la salivación y respiración rápida e irregular.
Ésto obedece a la contracción de los músculos respiratorios, contracción del
diafragma y cierre de la glotis, mientras se expulsa la materia del vómito. El
paciente que está vomitando acusa, a menudo, desvanecimientos y frío y
gotas de sudor se esparcen por su cara; necesita apoyo y comodidad. El vó-
mito, en la estenosis pilórica y en algunas lesiones generales, es de carácter
explosivo.

Estreñimiento: O disminución de la evacuación intestinal, obedece a


muchas causas. La dieta puede ser deficiente en grasas, agua, frutas o verdu-
ras. El adiestramiento defectuoso del hábito intestinal en los niños y olvidar
la llamada de la naturaleza para la defecación o ser más tardía, el uso habi-
tual de laxantes, supositorios o enemas son causa de que el intestino no
pueda llegar a actuar sin ayudas. El estreñimiento puede asociarse, también,
con indigestión, espasticidad de colon, existencia de un tumor u otras causas
de obstrucción.

2.- Sistema circulatorio

Como ya hemos visto, el cuerpo humano, por medio de la digestión y la


absorción intestinal, absorbe las materias necesarias para su nutrición. Pero
es preciso que estas materias sean repartidas a los diferentes órganos del
cuerpo: el vehículo que las lleva a su destino es la sangre; las vías seguidas
constituyen el aparato circulatorio; el fenómeno que se produce y que vamos
a seguir en sus manifestaciones, es el de la circulación.

La función circulatoria no tiene solamente un fin reparador y nutritivo,


sino que lleva desde los pulmones a la intimidad de los tejidos, los elemen-
tos del aire aspirado y, por una eliminación por aparatos especiales, retira las
substancias de desasimilación inútiles o perjudiciales.

Aparato circulatorio: El aparato circulatorio está compuesto de un con-


junto de órganos destinados a asegurar la distribución continua de la sangre
a todos los órganos. Comprende 4 partes:

El corazón: Órgano de propulsión, que impulsa la sangre por el orga-


106

SISTEMA DIGESTIVO
ESQUEMA DEL SISTEMA DIGESTIVO

Boca Glándulas salivales

Esófago

Hígado Estómago

Páncreas

Intestino grueso Intestino delgado

Apéndice

BOCA

Glándula parótida
Conducto parotideo

Esternocleidomastoideo

Lengua Bucinador
Masetero
Frenillo de la lengua
Mandíbula en corte
Sublinguales menores
Sublinguales mayores Conducto submaxilar
Glándula sublingual Glándula submaxilar
Mandíbula
Milohioideo
Digástrico
107

ESTÓMAGO

Esófago

Estómago

Conducto cístico
Conducto
Cuello vesicular hepático
común
Vesícula biliar

Cola del Bazo


Conducto biliar común páncreas

Vellosidades Cabeza del


Glándulas de páncreas
Brunner
Ampolla Conducto pancreático
Duodeno

INTESTINOS

Duodeno

Colon transverso

Intestino delgado-yeyuno
Colon descendente
Colon ascendente Vellosidades
intestinales
Ciego
Apéndice
Colon pélvico

Recto Intestino delgado-ileón


108

DUODENO

Bulbo duodenal Píloro


1ª Porción del duodeno Estómago

Músculo
esfínter
pilórico

Porción descendente Porción horizontal


Pliegues 3ª Porción del duodeno
2ª Porción del duodeno
duodenales

YEYUNO
Duodeno

Yeyuno

Íleon Vellosidades
intestinales
109

INTESTINO GRUESO
Ángulo esplénico
Ángulo hepático
Colon transverso
Colon
ascendente

Haustras abiertas Colon descendente


Íleon
terminal
Sigma
Ciego

Apéndice

Recto

Canal anal

ILEON - CIEGO

Cintilla cólica
Haustra
Colon ascendente

Válvula ileocecal

Porción terminal
del íleon

Ciego

Orificio del Apéndice


apéndice
110

COLON

Colon

Pared del
intestino
grueso

Ciego

Apéndice
Recto

MACRO DISTRIBUCIÓN

Diafragma

Hígado Estómago

Bazo
Ángulo cólico
Duodeno izquierdo
Páncreas (detrás del
Vesícula estómago)
biliar
Colon transverso
111

PÁNCREAS

Conducto biliar común


Conducto pancreático
Conducto pancreático
accesorio

Conducto biliar
común

Ampolla
Cola del páncreas
Duodeno

Cabeza del páncreas

DIENTES

Arcada dentaria Arcada dentaria


de adulto infantil
112

nismo.
Las arterias: Vasos que parten del corazón, para poder llevar la sangre
a los diferentes órganos.
Los capilares: Vasos muy estrechos, microscópicos, que comunican
las arterias con las venas.
Las venas: Vasos que devuelven la sangre al corazón después que ha
circulado por el organismo.

El corazón, las arterias, los capilares y las venas forman un sistema


complementario cerrado, por cuyo interior circula la sangre.

El corazón

Está situado en el pecho, su forma es la de un cono con la punta dirigida


hacia abajo y hacia la izquierda, su dirección es oblicua sobre el diafragma,
es de tamaño como el puño y su peso es de unos 300 gr. Está alojado dentro
de una membrana serosa, el pericardio, que lo envuelve completamente y
que está formada por dos capas entre las que se encuentra el líquido
pericardíaco.

En su superficie se encuentran 2 surcos perpendiculares entre sí, siendo


el surco transversal perpendicular al eje del corazón. Estos surcos corres-
ponden a 4 cavidades colocadas en el interior del corazón: arriba las 2
aurículas y abajo los 2 ventrículos. En una y otra parte de las aurículas se
encuentran dos masas recortadas que las completan y reciben el nombre de
apéndices auriculares. Ni las aurículas ni los ventrículos están en comunica-
ción entre sí, pero cada aurícula se comunica con el ventrículo colocado
debajo, por medio del orificio aurículoventricular. Por consiguiente, casi
puede decirse que hay un corazón derecho y un corazón izquierdo, cada uno
de los cuales comprende una aurícula y un ventrículo. Cada orificio
aurículoventricular está revestido por pliegues membranosos denominados
válvulas. La válvula de la derecha, que presenta 3 escotaduras, toma por este
hecho el nombre de tricúspide o aórtica. La de la izquierda, que sólo tiene 2
y presenta sensiblemente la forma de una mitra, se designa con el nombre de
válvula bicúspide o mitral.

El envío de sangre del corazón al organismo está organizado de una


manera sencilla, pero admirable. Ciertos orificios abren las cavidades del
113

corazón a los vasos destinados a llevar la sangre y a devolverla.

Desde el ventrículo izquierdo la sangre pasa a la arteria aorta, encargada


de distribuirla por el organismo; la sangre, después de haber circulado por él,
es devuelta por las dos venas cavas, que terminan en la aurícula derecha,
desde donde pasa al ventrículo del mismo lado y a la arteria pulmonar que la
conduce a los pulmones; desde allí es llevada a la aurícula izquierda por las
cuatro venas pulmonares.

El corazón está formado por 3 membranas superpuestas, que son de


fuera a dentro:

A.- El pericardio: membrana serosa.


B.- El miocardio: de naturaleza muscular, cuyas fibras estriadas y
ramificadas son de 2 clases: las fibras propias de cada aurícula y las fibras
unitivas, comunes a las 2 aurículas y a los 2 ventrículos y que tienen por
misión unir entre sí lo que hemos llamado corazón derecho y corazón iz-
quierdo.
C.- El endocardio: membrana delgada, cubierta por una capa de células
denominada endotelio y que tapiza el interior de todo el aparato circulatorio.

Las arterias

Como ya hemos dicho, del corazón parten las arterias en número de 2:


la arteria pulmonar y la aorta. A su salida del corazón presentan tres replie-
gues que tienen forma de nidos de paloma, denominados válvulas sigmoideas.

A.- Arteria pulmonar: Después de su salida del ventrículo derecho, la


arteria pulmonar se divide en 2 ramas que llevan la sangre venosa a cada
pulmón.
B.- Arteria aorta: Sale del ventrículo izquierdo y asciende un poco para
doblarse pronto hacia atrás y a la izquierda, formando el cayado de la aorta,
que alcanza la columna vertebral y la sigue hacia abajo, hasta las vértebras
lumbares. La aorta emite arterias para los diferentes órganos y hasta envía
dos, las arterias coronarias, desprendidas de ella poco después de su origen
que se dirigen hacia el corazón, considerado como órgano. Del cayado de la
aorta parten las arterias de los miembros superiores, del cuello y de la cabe-
za. Son: A la derecha: el tronco braquiocefálico, dividido en dos arterias; la
114

carótida primitiva derecha que va a la cabeza y la subclavia derecha, que pasa


por debajo de la clavícula. A la izquierda: la carótida y la subclavia, que
nacen separadamente. La carótida interna, que va al cráneo para proporcio-
nar sangre al encéfalo y a los órganos de los sentidos. La subclavia la envía
hacia el cuello y la base del cráneo la vertebral, toma luego los nombres de
arteria axilar y humeral, siguiendo la axila y el brazo y se divide en el codo en
arteria radial y arteria cubital, que se ramifica en la mano formando los arcos
palmares.

La aorta descendente distribuye arterias por el resto del cuerpo y por los
demás órganos, después de haber atravesado el diafragma. Las principales de
estas arterias son las bronquiales, esofágicas, intercostales, diafragmáticas,
el tronco celíaco, dividido en 3 ramas destinadas al hígado (arteria esplénica),
al intestino (arterias mesentéricas) y a los riñones (arterias renales).

En la región lumbar la aorta se bifurca para dar las dos arterias ilíacas
primitivas, divididas en ilíaca externa e interna. La interna alimenta los órga-
nos de la pelvis. La externa va al muslo, convirtiéndose sucesivamente en la
arteria femoral, tibial, peritoneal pedial, etc. La arteria ilíaca externa da, tam-
bién, origen a la epigástrica que se une a otra arteria, la mamaria, procedente
de la arteria subclavia. Gracias a las ramificaciones de estas dos arterias que
se unen, la sangre puede llegar a las extremidades inferiores, pasando por las
subclavias y no por la aorta, de tal modo que si esta última se encuentra
accidentalmente comprimida, la sangre puede seguir otro camino.

La pared de las arterias está formada por 3 envolturas o túnicas:


1.- La túnica externa: Formada por tejido conjuntivo y fibras elásticas.
2.- La túnica media: Compuesta de fibras elásticas en las grandes arte-
rias y fibras musculares en las más pequeñas y en las arteriolas.
3.- Túnica interna: Formada por un tejido constituido por células pla-
nas.

La arteria es elástica, lo que hace que en caso de corte se presente una


sección circular y abierta, por la que se escapa rápidamente la sangre. Feliz-
mente, las grandes arterias situadas profundamente rodeadas de gruesas ca-
pas musculares, están casi todas bien protegidas. Únicamente las arterias
radial y temporal están colocadas cerca de la epidermis y su latido es muy
sensible al tacto.
115

La vena, por el contrario, es poco elástica. Si se secciona, sus paredes se


aplanan no permaneciendo abierta la sección. Este accidente, por tanto, es
menos peligroso.

Los capilares

Para poner en comunicación las finas ramificaciones de las arterias y las


pequeñas venas, el cuerpo humano contiene unos vasos diminutos, los capi-
lares, reunidos en verdaderas redes que se introducen en todos los tejidos.
Son muy finos y de aquí su nombre de capilares. A menudo su diámetro es
apenas suficiente para dejar pasar un glóbulo rojo.

Las venas
Para devolver al corazón la sangre que las arterias han llevado a los
órganos, poseemos las venas. Desembocan en las aurículas. A la aurícula
izquierda llegan las 4 venas pulmonares que llevan la sangre a los pulmones;
en la aurícula derecha terminan la vena coronaria, que procede de las paredes
del corazón, y las 2 venas cavas, que llevan la sangre de las diferentes partes
del organismo.

Unas venas son profundas y otras superficiales. Las profundas proceden


de las vísceras y de los miembros. En los miembros, a cada arteria corres-
ponden dos venas denominadas satélites, designadas con el mismo nombre
de la arteria de que dependen . Las venas superficiales, o subcutáneas, for-
man debajo de la piel una red de ramificaciones muy complicada. No son
siempre cilíndricas: a veces están abultadas irregularmente. Estos
abultamientos llevan el nombre de senos. Sean superficiales o profundas, se
reúnen en un solo tronco. Las de los miembros inferiores y del abdomen
forman la vena cava inferior, que desemboca en la aurícula derecha del cora-
zón. Las de la cabeza, del cuello (venas yugulares) y de los brazos (venas
subclavias) forman la vena cava superior que termina en la aurícula derecha.
La sangre introducida en las venas, no puede dirigirse más que hacia el
corazón y se impide su retroceso por medio de válvulas en forma de nidos de
paloma, cuya concavidad está envuelta hacia el corazón, especialmente en
los miembros inferiores.
116

La sangre

La sangre no es más que un tejido conjuntivo compuesto de células o


glóbulos que nadan en un líquido denominado plasma. Por tanto, la sangre
está compuesta por 2 partes esenciales : los glóbulos y el plasma.

Los glóbulos

Hay dos clases de glóbulos : los glóbulos rojos, eritrocitos o hematíes,


y los glóbulos blancos, leucocitos.

Glóbulos rojos
Son pequeños corpúsculos discoideos, de color amarillo verdoso, cuyo
número considerable les da el color rojo con que aparecen. Son elásticos y se
alteran rápidamente al aire. El glóbulo rojo del hombre mide 7,5 milésimas
de milímetro, o micras, de diámetro. Existen en número muy considerable.
De todos modos se ha llegado a contarlo, determinando la cantidad que con-
tiene un milímetro cúbico de sangre. El varón posee unos 5 millones por
milímetro cúbico y algo menos la mujer.

Los glóbulos rojos están formados por un protoplasma que contiene


una substancia especial, la hemoglobina: materia albuminoidea de color rojo,
que tiene la propiedad de fijar el oxígeno del aire para dar la oxihemoglobina.
En ésto reside todo el secreto de la renovación de la provisión de oxígeno
indispensable al organismo. La oxihemoglobina se disocia y da oxígeno y
hemoglobina. El oxígeno sirve para la respiración de los tejidos y la hemog-
lobina vuelve a los pulmones para oxidarse de nuevo.

LA COMPOSICIÓN DE LA SANGRE DESDE LA PERSPECTIVA


DE LA INTERPRETACIÓN DE LOS ANÁLISIS CLÍNICOS:

GLÓBULOS ROJOS

NÚMERO DE HEMATÍES - HEMATIMETRÍA: Los hematíes,


eritrocitos o glóbulos rojos, son células sanguíneas producidas por la médu-
la ósea, los cuáles tienen la misión de fijar el oxígeno a nivel de los pulmo-
nes sobre un pigmento que contienen, denominado hemoglobina. Los
117

hematíes poseen una vida media de alrededor de cuatro meses, después de


los cuáles son destruidos a nivel del hígado, del bazo y de la médula ósea.

En el hombre adulto normal, su número está comprendido entre 4,5 y


5,5 millones por milímetro cúbico; en la mujer adulta la cifra oscila entre 4
y 5 millones; en el niño de un año entre 3,6 y 5 millones y en el recién nacido
de 4,5 a 6.
Por encima de los 6 millones se suele tratar ya de una poliglobulia, esencial
o secundaria, y por debajo de los 4 millones significa una anemia, o una
leucemia, o es consecuencia de problemas glandulares (hipófisis, tiroides,
etc.).

HEMOGLOBINA Y HEMOGLOBINOMETRÍA: La hemoglobina es


la sustancia resultante de la unión de la globina, una proteína incolora que se
encuentra en la sangre, y la hematina, sustancia pigmentada que contiene
hierro y que es la que confiere coloración a los hematíes.
En el hombre adulto normal, la tasa de hemoglobina oscila entre 12 y 14 gr.
por 100 ml. de sangre total; en la mujer adulta oscila entre 12 y 16; en el
niño de un año entre 10 y 13 y en el recién nacido entre 15 y 2o.
El interés de estas cifras está vinculado al número de hematíes y su relación
nos permitirá una clasificación de las anemias.

HEMATOCRITO: El hematocrito representa el volumen de los glóbu-


los rojos en comparación con el volumen de sangre total. Dicho volumen es
variable según la edad: del 48 al 62% en el recién nacido, que pasa al 52% a
los 15 días y luego del 30 al 44% en el niño de un año, al 42% a los 12 años,
del 40 al 50% en el adulto varón y del 35 al 47% en la mujer. El aumento de
estos valores indica una hemoconcentración (por golpe, quemadura, efusión
pleural, etc.), una poliglobulia, o una macrocitosis, en las que los hematíes
tiene un diámetro de 9 a 12 micras en lugar de 7 micras (una micra equivale
a una milésima de mm.)
La disminución de la tasa de hematocitos indica una hemodilución o
una microcitosis (anemia ferriptiva, talasemia), en las que los hematíes po-
seen un diámetro de 6 micras en lugar de 7.

VALOR GLOBULAR O HEMOGLOBÍNICO (V.G.) : Este valor es el


cociente entre el porcentaje de hemoglobina y el de hematíes. Normalmente
la V.G. es igual a 1. Se pueden presentar 3 casos:
118

Anemia normacroma: (o isocroma u ortocroma). En ella la V.G. es de 1


y sin embargo existe anemia, pues la tasa de hemoglobina y la de hematíes
son bajas en la misma proporción. Se trata en tal caso, de una anemia aguda a
consecuencia de una hemorragia (epistaxis grave, hemoptisis, hemorragia
digestiva, intestinal o uterina) o de una anemia secundaria a una afección
crónica (nefritis, reumatismo, etc.).

Anemia hipercroma: (o globular). En ella el V.G. es superior a 1, pues la


tasa de hematíes es inferior a la de la hemoglobina. Se trata de una anemia de
Biermer o anemia nutricional parabiermeriana (por carencias alimentarias,
cáncer de estómago, botriocefalosis, después de una gastrectomía, etc.).

Anemia hipocroma: (o hemoglobínica). En ella el V.G. es inferior a 1,


pues la tasa de hemoglobina está más baja que la de los hematíes (ya sea este
último valor o no reducido). Se trata, en esencia, de una anemia ferropénica
o sideropénica, es decir, por carencia de hierro (ya sea por falta de aportes,
dificultad de absorción o post-hemorrágica, anemia de primera edad, clorosis
de las jóvenes, etc.).

VOLUMEN GLOBULAR MEDIO (V.G.M.): Éste es volumen de un


solo hematíe. Se obtiene dividiendo el hematocrito por el número de hema-
tíes. Pasa desde 100 micrómetros cúbicos al nacer, a 90 en los niños y 87 en
el adulto (de 82 a 95 en el hombre y de 80 a 90 en la mujer. 3 casos:

1.- V.G.M. normal: Se trata de una anemia normocitaria, o normocítica.


2.- V.G.M. por encima de 100 micras: Se trata de una anemia macrocitaria,
macrocítica o megalocítica: anemia de Biermer: anemias nutricionales
parabiermerianas.
3.- V.G.M. por debajo de 80 micras: Se trata de una anemia microcitaria
o microcúfica: anemias hipocromas, ferriptivas o sideropénicas. Talasemia.

PLAQUETAS SANGUÍNEAS, TROMBOCITOS O GLOBULINAS:


Las plaquetas son unas pequeñas células sanguíneas (de 2 a 3 micras) que
juegan un papel primordial en la coagulación de la sangre. Su número es de
200.000 a 400.000 por mm. cúbico de sangre total en los adultos y en los
niños de un año, en los recién nacidos es de 150.000 a 400.000.
119

- Si existen MÁS de 500.000 por mm. cúbico, es signo de trombosis


(infarto visceral, flebitis), poliglobulia, linfogranulomatosis maligna,
leucemia mieloide, etc.
- Si existen MENOS de 200.000 por mm. cúbico, es una trombopenia:
agranulocitosis, ciertas intoxicaciones medicamentosas o industriales (benzol,
sales de cobre, de oro, tifomicina, rayos X, etc.), los cuales conducen a una
anemia aplástica. Leucemia linfoide, ciertas formas de púrpura.

GLÓBULOS BLANCOS
(o leucocitos)

Son células que comprenden una masa protoplásmica y un núcleo. Se


mueven en el organismo por medio de prolongaciones protoplasmáticas de-
nominadas pseudópodos y trepan a lo largo de los vasos, de los que hasta
salen por perforación de éste para penetrar en los tejidos, lo que hace que se
les denomine, también, células emigrantes. Envuelven los cuerpos extraños
que se introducen en el organismo y los absorben, desempeñando así, en
cierto grado, un papel defensivo (fagocitosis). Son mucho mayores que los
rojos y están presente en número menor: de 4.000 a 11.000 por mm. cúbico
de sangre.

CONTENIDO DE LOS GLÓBULOS BLANCOS, LEUCOTIMETRÍA:


Los leucocitos, o glóbulos blancos, (que, por lo tanto son incoloros), son
elementos figurativos de la sangre que una de sus funciones es la de
gendarmes: es decir, de eliminar las partículas extrañas de la sangre (bacte-
rias, etc.), envolverlas y luego digerirlas. Tienen una vida breve, de 1 a 3
días. Normalmente, su número oscila entre 5.000 y 10.00 en el adulto, de
10.000 a 20.000 en el recién nacido, de 9.000 a 12.000 en el niño de 4 años
y la mujer embarazada, posee a partir del 4º mes una tasa superior a 10.000.
Fuera de estos casos:

Una cifra SUPERIOR a 10 millones es un signo revelador de leucocitosis


( o hiperleucocitosis), que puede estar relacionada con cierto número de
afecciones agudas (cáncer, tuberculosis, etc.) o purulentas, saturnismo, ane-
mias post-hemorrágicas, etc.

Una cifra INFERIOR a 5.000 millones, es un signo revelador de una


leucopenia (o hipergranulocitosis o alencia) que puede estar relacionada con
120

agranulocitosis, fiebre tifoidea, paludismo, rubeola, enfermedades de Biermer,


melitococcia, etc.

FÓRMULA LEUCOCITARIA DE LA SANGRE. LEUCOGRAMA:


Según el número de núcleos que contienen los leucocitos, se dividen en:

1.1.- Polinucleados o granulocitos: Son glóbulos blancos con diversos


núcleos, los cuáles se dividen luego a sí mismos, según los colorantes a los
que son sensibles:

1.1.1.- Polinucleados neutrófilos o granulocitos: Se tiñen a la vez por


medio de los colorantes tanto ácidos como básicos y juegan un importante
papel en la destrucción de los microorganismos (fagocitosis). La tasa nor-
mal es del 60 al 70% en el adulto, del 40 al 70% en el niño hasta un año y del
75 al 80% en la mujer embarazada a partir del 5º mes.

Por ENCIMA de tales valores, existe polinucleosis reencontrada en nu-


merosas afecciones agudas o crónicas (erisipela, septicemia, escarlatina, sí-
filis, tuberculosis, etc.) y en un cierto número de intoxicaciones.
Por DEBAJO de la tasa indicada existirá neutropenia o granulopenia: enfer-
medades víricas, intoxicaciones, etc.

1.1.2.- Polinucleados eosinófilos: Que son coloreados de rojo por la


eosina. Su tasa normal es: en el adulto del 1 al 3%, en el niño de un año y en
el recién nacido del 0 al 3%.

Por ENCIMA de esta tasa, existe eosinofilia constatada en ciertas aler-


gias o afecciones debidas a parásitos (ascaridiosis, bilharziosis, filariosis,
distomatosis, teniasis, toxicarosis, etc.) y en la convalecencia de enfermeda-
des agudas (escarlatina, reumatismo articular agudo, etc.) y en ciertas
intoxicaciones.

1.1.3.- Polinucleados basófilos: Coloreados por las bases (los álcalis).


La tasa normal en el adulto, en el niño de un año y en el recién nacido es entre
el 0 y el 1%.

Por ENCIMA de este valor, existe bosofilia: ictericia hemolítica,


intoxicaciones graves, leucemia, etc.
121

2.- Mononucleados: Son glóbulos blancos con un solo núcleo, los cua-
les se dividen a sí mismos según su tamaño en:

2.1.- Linfocitos: Pequeños corpúsculos mononucleados de 8 a 10 mi-


cras y medianos mononucleados de 10 a 14 micras. Ellos juegan el papel de
primer frente contra las infecciones y en la comunidad, reaccionan a las agre-
siones segregando anticuerpos. La mayoría presentan la reunión de los
leucocitos valientes muertos en combate. El contenido normal en el adulto
es del 20 al 40%, en el niño de un año del 50 al 70% y en el recién nacido del
20 al 55%.

2.2.- Monocitos: O grandes mononucleados, son los mayores de los


glóbulos blancos que tienen un diámetro entre 14 y 22 micras. Ejercen la
función de macrófagos encargados de eliminar los deshechos celulares. La
tasa normal en el adulto es del 2 al 8%, en el niño de un año del 3 al 7% y en
el recién nacido del 3 al 15%.

Por ENCIMA de estas tasas se dice que existe monocitosis, constatada


en un cierto número de enfermedades agudas, infecciosas y de fiebres
eruptivas: tos ferina, fiebres recurrentes, fiebre tifoidea, disentería amebiana,
endocarditis infecciosa, kala-azar o lesmaniosis visceral, mononucleosis in-
fecciosa, paludismo, toxoplasmosis, tifus, etc., y a veces, incluso, leucemia
en sus comienzos.

El DESCENSO de la tasa mínima de leucocitos, se ha podido constatar


en cierto número de fases agudas, entre el período que va desde el inicio
hasta la convalecencia.

2.3.- Plasmocitos: Se añade al leucograma la investigación de los


plasmocitos, Los plasmocitos son células libres, una especial variedad de
los glóbulos blancos, presentes sobre todo en los ganglios linfáticos y, nor-
malmente, ausentes de la sangre. Por tanto su tasa es de 0.

Si EXISTE tasa, entonces hay una ligera plasmocitosis, al principio y al


final de las enfermedades infecciosas o bien grave (10%9 en un gran número
de enfermedades víricas: rosácea, rubeola, varicela, escarlatina, gripe,
mononucleosis infecciosa, etc., o muy importante en algunas enfermedades
122

de la sangre (ciertas formas de leucemia) o de los huesos (enfermedad de


Kahler o mieloma múltiple).

El plasma

Hemos dicho que los glóbulos nadaban en un líquido denominado plas-


ma. Todo el mundo ha observado que la sangre salida del cuerpo se coagula
rápidamente, formando una masa de color rojo oscuro que se denomina coá-
gulo. La sangre se encuentra, así, coagulada. El coágulo está bañado en un
líquido incoloro, que es el suero o plasma. Si se bate sangre fresca con una
pequeña escobilla, ésta se recubre rápidamente de filamentos blanquecinos
que son el resultado de la coagulación de una sustancia albuminoidea en
disolución en el plasma denominada fibrinógeno. Estos filamentos coagula-
dos son la fibrina. Esta fibrina es la que, aprisionando los glóbulos, permite
la formación del coágulo cuya utilidad, en caso de hemorragia, es bien cono-
cida. La coagulación de la fibrina y, por lo tanto, la formación de este coágu-
lo, puede ser acelerada artificialmente por el percloruro de hierro y otras
sustancias a las que se les da el nombre de sustancias hemostáticas.

Trastornos de la sangre

La anemia

Es una deficiencia en el número de hematíes o en la cantidad de hemog-


lobina contenida en ellos. Existe cierto número de variedades de anemia,
pero mencionaremos solamente 2 tipos:

1.- La anemia sideropénica o ferropénica: por carencias de hierro, pue-


de ser debida a hemorragias graves, aparecida como resultado de traumatis-
mo o enfermedad, a pérdidas discretas y constantes de sangre, como sucede
en la úlcera péptica y en la hernia de hiato o en las menorragias y metrorragias,
a carencias alimentarias que puede ser el resultado de hábitos excéntricos de
comida, a la ignorancia del arte de cocinar o a falta de alimento debido a
pobreza.

2.- La anemia perniciosa: (anemia de Biermer-Addison). Ocurre cuan-


do existe insuficiencia de absorción de la vitamina B12. Ésto obedece a un
defecto del estómago, que no consigue secretar una sustancia especial
123

secretada normalmente por la pared del estómago y conocida como factor


intrínseco del Castle, que resulta esencial para la absorción de la vitamina
B12.

Los síntomas básicos característicos de la anemia son:

Insuficiencia respiratoria, torpeza, sensación de cansancio, pérdida del


apetito, palidez de la piel.

La hemofilia

Es un trastorno familiar de la sangre con deficiencia del mecanismo de


coagulación, por lo que el paciente puede presentar hemorragia grave des-
pués de un traumatismo muy leve e, incluso, puede aparecer una hemorragia
peligrosa después de una extracción dentaria. El trastorno se trasmite a tra-
vés de las mujeres que son portadoras, a los hombres que son hemofílicos.

Fisiología y mecanismo de la circulación:

La sangre está dotada de un movimiento que se puede dividir en dos


partes: por una parte, va del ventrículo izquierdo a los órganos, para volver a
la aurícula derecha y por otra parte, va del ventrículo derecho a los pulmo-
nes, para volver a la aurícula izquierda. En el primer caso constituye la cir-
culación mayor y en el segundo la circulación menor.

La circulación que lleva la sangre desde los pulmones a todas las partes
del cuerpo, es la circulación mayor, de sangre roja (arterial) y contiene oxí-
geno. La que devuelve la sangre de todos los órganos a los pulmones, es la
circulación menor, de sangre negra (venosa) y que contiene las toxinas a
eliminar.

Papel del corazón

El corazón del individuo sano está animado de movimientos regulares


denominados latidos. El período de contracción se llama sístole y el de dila-
tación, diástole. En el adulto se cuentan unas 70 contracciones por min., en
el niño son más numerosas y hasta alcanzan, en los primeros meses de vida,
el número de 140 por min.
124

La contracción de las dos aurículas que impulsa la sangre a los


ventrículos es simultánea, del mismo modo que la de los 2 ventrículos, des-
tinada a impulsar la sangre a las arterias.

Apoyando el oído sobre la parte del pecho correspondiente al corazón,


se distinguen 2 latidos claros y distintos. Primero un ruido sordo y prolon-
gado, producido por la contracción de las paredes de los ventrículos y la
presión de la sangre contra las válvulas aurículoventriculares; después un
ruido más claro, más breve, producido igualmente durante la contracción de
los ventrículos de la sangre proyectada en las arterias aorta y pulmonar.

Los ruidos del corazón permiten distinguir la enfermedad que afecta al


corazón y su localización, porque si no se producen en condiciones regula-
res, a causa de la alteración de uno de estos órganos del corazón, estos rui-
dos son reemplazados por una especie de soplo significativo.

Los ventrículos, al contraerse, se endurecen bruscamente y van a gol-


pear la pared torácica produciendo un choque muy sensible al tacto.

Papel de las arterias

Las arterias son, a la vez, elásticas y contráctiles. Como se sabe, la con-


tracción del ventrículo izquierdo proyecta la sangre a la aorta a sacudidas y,
cada vez, en la cantidad de unos 180 gr. Inmediatamente, la aorta se dilata,
pero dotada de una gran elasticidad, se contrae de nuevo impulsando, a su
vez, la sangre más lejos. De este modo, la corriente, en lugar de ser intermi-
tente, es continua. Para auxiliar a este mecanismo, la aorta está provista de
varios repliegues que se asientan en su orificio y que son conocidos con el
nombre de válvulas sigmoideas, cuya disposición es la siguiente: son tres
repliegues membranosos que se han comparado a tres nidos de paloma y
que, por su adosamiento, cierran por completo la luz del orificio aórtico,
oponiéndose así al retorno de la sangre arterial al ventrículo. A veces, las
arterias, pierden su elasticidad. El corazón obligado, entonces, a un mayor
trabajo se hipertrofia.

El chorro de sangre proyectado en la aorta, a cada contracción del cora-


125

zón, produce una especie de ondulación que se percibe al tacto colocando el


dedo sobre la arteria radial. Se comprueba, entonces, un movimiento apre-
ciable, formado por contracciones y dilataciones continuas, regulares en las
personas sanas: el pulso. Un aparato, denominado esfigmógrafo, permite
apreciar este movimiento de una manera exacta. El aparato está formado por
un resorte que se aplica sobre la arteria y que está unido a una palanca,
provista de un estilete cuya finalidad es describir sobre una hoja de papel una
curva que indica con precisión el número y la intensidad de los movimientos
sanguíneos (esfigmograma).

Sucede, a veces, que la única media de las arterias se reabsorbe no que-


dando más que las túnicas externa e interna que, siendo muy dilatables, opo-
nen una resistencia insuficiente a la presión sanguínea, forman una herida
denominada aneurisma y pueden romperse acarreando la muerte inmediata.

La hipertensión: implica un aumento de la presión sanguínea por enci-


ma del valor normal. Es difícil definir una presión sanguínea normal media
para cualquier grupo de edades, aunque con frecuencia se admite la cifra de
160/90 hacia la edad de 60 años. Entre las presiones sistólica y diastólica
existe, generalmente, una amplitud de 40 a 50. Una presión diastólica supe-
rior a 130 mm Hg. constituye un grado grave de hipertensión.

La hipotensión: es la presión arterial baja. Puede ser fisiológica en


estado normal, durante el reposo, después de la fatiga o en algunos indivi-
duos ancianos. Aparece como síntoma en el mixedema y en ciertas formas de
tiroiditis no maligna.

Papel de los capilares sanguíneos

Los vasos capilares constituyen en su conjunto un sistema de vasos


anastomosados, por mitad venosos y por mitad arteriales. La sangre roja, o
nueva, es aportada a los capilares por las arterias y pasa, luego, a las venas.
Los capilares permiten la ejecución de los intercambios nutritivos entre la
sangre y los elementos anatómicos. Éstos últimos, absorben las sustancias
nutritivas y el oxígeno de la sangre arterial y expulsan los residuos, como el
ácido carbónico y la urea. Estos cambios son posibles gracias a la escasa
velocidad de la corriente sanguínea en los capilares.
126

Papel de las venas


Las venas son los vasos encargados de devolver la sangre al corazón.
Sin tener elasticidad propia, se dejan dilatar fácilmente lo que engendra las
varices, sobre todo en las venas superficiales del miembro inferior. Existen,
también, aún cuando más raramente, en otras regiones. Las venas son
contráctiles y esta contractilidad, permite una activa circulación de la sangre.
Esta no se produce sin dificultad en los miembros inferiores, donde tiene
que vencer el peso y presión de la columna sanguínea. Por lo tanto, la natu-
raleza, previsora, ha hecho muy musculares las venas inferiores. El retorno
de la sangre venosa hacia los capilares, está impedido por unas válvulas de
manera que cualquier compresión de la vena impulsa la sangre hacia el cora-
zón. Es por ésto que el ejercicio es indispensable para la buena circulación
de la sangre.

Problemas de arterias y venas:

La arteriosclerosis: Es un endurecimiento de las paredes arteriales, aso-


ciada generalmente con hipertensión y, a veces, con enfermedad renal cróni-
ca. Es un trastorno progresivo que afecta, a menudo, a las arterias de los
miembros inferiores, produciendo palidez de la piel, adormecimiento y do-
lor.

La embolia: Es un coágulo que se desplaza en la circulación y que llega


a impactarse en un vaso pequeño.

El trombo: Es un coágulo que obstruye un vaso sanguíneo en el punto


en que se ha formado.

Flebitis: Las venas pueden ser asiento de una flebitis, que es una infla-
mación de la pared venosa producida por infección o traumatismo.

Trombosis venosa: Puede aparecer como complicación, en la que un


coágulo sanguíneo obstruye una vena.

Tromboflebitis: Es la inflamación de una vena complicada por un coá-


gulo sanguíneo que ha producido obstrucción.

Venas varicosas: Son venas superficiales, dilatadas y torturadas. Esta


127

afección se atribuye a cierto número de causas y puede existir una tendencia


hereditaria. Las venas varicosas ocurren más comúnmente en los miembros
inferiores. Afectan a las venas safenas interna y externa. Normalmente, la
importante columna de sangre en estas venas, es sostenida por válvulas en
forma de cúspide, que se extiende a intervalos en todo el trayecto de las
venas. Si estas válvulas degeneran o se ensancha la luz de la vena, la columna
de sangre retrocede, ya que está falta de soporte, y las venas llegan a dilatarse
y se vuelven tortuosas. Si aparece insuficiencia de las válvulas principales
que protegen la unión de las venas superficiales son las profundas, la sangre
se dirige entonces desde las venas profundas hacia las superficiales, en lugar
de seguir el camino inverso. De esta forma aumenta extraordinariamente el
relleno y las varicosidades de las venas superficiales.

Las hemorroides: Son venas dilatadas del recto; se describen como in-
ternas o externas, según la posición del plexo de venas afecto.

3.- El sistema linfático

El sistema linfático está formado por una serie de canales y ganglios,


que se encargan junto con la circulación venosa de recoger todas las toxinas
y deshechos celulares del organismo. Los pequeños capilares linfáticos se
originan en los espacios intercelulares, donde van recogiendo los residuos y
los transportan a través de canales cada vez mayores llamados colectores. A
su paso existen unos engrosamientos llamados ganglios linfáticos cuya emi-
sión es la de filtro de toxinas y producción de linfáticos. El torrente linfático,
finalmente, deriva su flujo a la circulación venosa, a nivel de los troncos
venosos branquicefálicos. Las características principales del sistema linfático
son:

Así como el sistema circulatorio posee un motor (corazón) que impul-


sa la sangre por los vasos; en el sistema linfático, el elemento contribuyente
es la linfa, fluido transparente, de sabor salado, formado por agua, albúmina,
fibrina y sales.

No posee un motor que genere el movimiento de la linfa, sino que éste


es transmitido por la respiración y por la actividad dinámica de la persona
(andar, presiones, ejercicios, etc.).
128

Posee un sistema de válvulas para que no haya un flujo de retorno en


los conductos.

Las zonas más ricas del cuerpo en ganglios son: el cuello, las axilas, las
ingles y la zona torácico-abdominal, donde se encuentra el canal torácico y
la cisterna de Pecquet.

Existen dos grandes colectores linfáticos:

Conducto Torácico: La linfa de la mitad izquierda de la cabeza, cuello,


tórax, extremidad superior izquierda, abdomen y extremidades inferiores,
van a drenar en este conducto único.

Gran Vena Linfática: La linfa de la porción derecha de la cabeza, cuello,


extremidad superior y tórax van a drenar a esta gran vena linfática.
129

SISTEMA CIRCULATORIO

CORAZÓN

Vena cava superior


Arteria pulmonar izquierda
Vena cava inferior Venas pulmonares
Cayado de la aorta Orificio
Tronco pulmonar auriculo-ventricular
Aorta ascendente izquierdo
Nódulo
Arteria
auriculo
coronaria
ventricular
izquierda
Orificio
Arteria auriculo-ventricular
coronaria derecho
derecha Fasículo de Hiss
Vasos Rama izquierda
coronarios
Rama derecha

Auricula derecha

Ventrículo derecho

Cayado de la aorta

Vena cava superior Arteria pulmonar

Arteria pulmonar
Venas pulmonares
Vena pulmonar
Aurícula izquierda

Válvula de la aorta
Aurícula derecha

Ventrículo derecho

Ventrículo izquierdo
Vena cava inferior
130

CIRCULACIÓN

CIRCULACIÓN MENOR

Pulmón derecho Pulmón izquierdo

Vena pulmonar Arteria pulmonar


Sangre con CO2 Sangre con oxígeno
hacia todo el cuerpo
Corazón
Red de capilares

CIRCULACIÓN MAYOR

Arteria carótida
Arteria carótida derecha
izquierda

Vena yugular derecha Vena yugular izquierda

Arco de la aorta
Arteria braquial derecha
Vena cava superior
Vena renal derecha
Arteria braquial
izquierda
Vena cava inferior
Arteria aorta
Arteria ilíaca abdominal
derecha
Vena ilíaca
Vena ilíaca externa
izquierda
derecha

Arteria femoral
derecha
Arteria femoral
izquierda
131

ARTERIAS

Túnica interna
Endotelia
Membrana elástica

Túnica media

Túnica externa

VENAS

Sentido ascendente de la sangre

Válvula venosa

Túnica interna

Túnica media

Túnica externa
132

LA SANGRE

Plaquetas

Glóbulo rojo

Plasma

Glóbulo blanco

Dióxido de carbono

Oxígeno

PRODUCTORES DE GLÓBULOS BLANCOS

Amígdalas
Timo

Gánglios de las axilas


Bazo
Placas de Peyer

Médula ósea
133

BAZO

Nódulo linfático
Pulpa esplénica
Cápsula del bazo
Arterias

Venas

SISTEMA LINFÁTICO

Nódulos cervicales
Nódulos subclaviales
Nódulos axiales

Nódulos inguinales
134

TEMA 4
1.- Sistema respiratorio

Los órganos de la respiración incluyen las fosas nasales, la laringe, la


tráquea, los bronquios y los pulmones.

Las fosas nasales: Son las cavidades exteriores por las que inhalamos
el aire.

La laringe: Es un conducto del aire, situado en la abertura de la trá-


quea, que tiene una válvula, epíglotis, que puede cerrarse para evitar que los
alimentos penetren en ella. Se trata de 9 cartílagos unidos entre sí por los
ligamentos y posee, además, el cartílago tiroideo, una protuberancia en la
parte frontal de la garganta conocido como la Nuez de Adán. Extendidos a
través de la cavidad de la laringe, existen dos bandas fibrosas blancas llama-
das las cuerdas vocales, que nos permiten emitir la voz. La acción de unos
pequeños músculos controla la tensión y posición de las cuerdas de modo
que podamos producir los diferentes sonidos. Por encima de las cuerdas
vocales existen unas gruesas bandas en la membrana mucosa, llamadas fal-
sas cuerdas vocales.

La tráquea: Es un conducto de circulación del aire que se extiende


desde la laringe hasta los bronquios. Se compone de 18 anillos cartilaginosos,
mantenidos unidos mediante tejido conjuntivo y tiene una longitud de 10 a
12,5 cm. y alrededor de unos 2 cm. de diámetro. Antes de alcanzar los pul-
mones, la tráquea se ramifica en 2 ramas llamadas bronquios, una que va al
pulmón izquierdo y otra que va al pulmón derecho.

Los bronquios: Después de penetrar en los pulmones, los bronquios se


dividen en numerosos tubitos llamados bronquiolos o tubos bronquiales,
que terminan finalmente en bolsas de aire extremadamente finas.

Los pulmones: Están localizados en la parte superior del pecho y se


encuentran en número de 2. El izquierdo es algo menor que el derecho, debi-
do al espacio que resta al corazón. El pulmón derecho tiene 3 lóbulos, mien-
135

tras que el izquierdo sólo tiene 2. Cada pulmón está incluido en un saco
llamado membrana pleural.

La superficie interior de la cavidad del pecho está, también, cubierta por


una membrana pleural. La membrana que cubre los pulmones se llama pleura
visceral, mientras que la membrana que cubre la cavidad del pecho se deno-
mina pleura parietal. Cada membrana segrega una pequeña cantidad de flui-
do denominado líquido pleural. Como los pulmones están siempre en con-
tacto con las paredes del pecho, este fluido lubricante evita la fricción duran-
te los incesantes movimientos respiratorios. A veces, estas membranas se
inflaman y el estado se denomina pleuresía con efusión. Cuando tiene lugar
la infección del exudado, tiene lugar la dolencia denominada enfisema
pulmonar.

Los pulmones poseen una apariencia ligeramente esponjosa y están cons-


tituidos por millones de diminutos espacios llamados células de aire o
alveolos. En estos espacios de aire, el oxígeno pasa a la sangre circulante y el
anhídrido carbónico de la sangre es eliminado. Los pulmones pesan, aproxi-
madamente, 1.190 gr.

El individuo medio respira, aproximadamente, 16 veces por min. y a


cada inspiración normal, toma alrededor de 492 cm. cúbicos de aire. En cada
inspiración, alrededor de un 5% del oxígeno inhalado es consumido por el
organismo y es reemplazado por casi un 5% de dióxido de carbono gaseoso.
El aire que es inhalado es una mezcla de oxígeno y nitrógeno, en la propor-
ción de unas 21 partes de oxígeno a 79 de nitrógeno. Como el oxígeno es la
base de toda energía, es esencial que los pulmones reciban abundante aire
puro y fresco.

Trastornos de la respiración:

Asma: En la ventilación pulmonar, la cantidad de aire que entra y sale de


los pulmones, puede ser demasiado exigua si la respiración es débil a causa
de la lesión del cerebro y médula espinal, nervios, músculos o costillas, o si
la respiración está obstruida por bloqueo de los conductos aéreos, como
sucede en el asma.

Anoxia: La ventilación pulmonar deficiente produce anoxia y acumula-


136

ción de CO2. El tratamiento natural pretende ayudar a la respiración me-


diante la respiración artificial o por medio de inhalaciones que alivien la
obstrucción de los conductos aéreos bronquiales.

Disnea: Es una respiración dificultosa y puede obedecer a debilidad de


los nervios y músculos, lesión de las costillas o de las cavidades pleurales,
rigidez de los pulmones debida a neumonía, edema pulmonar en la insufi-
ciencia cardíaca u obstrucción de los conductos aéreos como sucede en el
asma o en la bronquitis. Estas afecciones se acompañan, frecuentemente, de
cianosis (coloración azulada de la piel).

Neumonía lobular: En ésta, que afecta a varios lóbulos, las zonas afec-
tadas están congestionadas y está impedida la difusión del oxígeno. Está
aumentada la velocidad respiratoria, como un intento del tejido pulmonar
normal para compensar la insuficiencia de la zonas congestionadas.

Bronquitis: Como en la neumonía, están alteradas igualmente la venti-


lación y la difusión de gases, ya que la tumefacción de la membrana de co-
bertura obstruye la penetración de aire en los pulmones.

Bronquitis crónica: Puede complicarse con enfisema cuando el aire es


retenido en el tejido pulmonar, debido a la degeneración del tejido elástico
de las delgadas celdillas aéreas y los alvéolos, se mantienen permanentemen-
te dilatados con alteración de la superficie membranosa para la difusión de
los gases. En el asma, los conductos aéreos están estrechados y parcialmente
obstruidos por el espasmo muscular. La respiración es particularmente difí-
cil.

Bronquiectasia: Los conductos bronquiales están dilatados y, a menu-


do, infectados.

Insuficiencia respiratoria: Conlleva la imposibilidad de mantener el con-


tenido normal del anhídrido carbónico y del oxígeno arterial. Existen 2 ti-
pos:

1.- Existe insuficiencia de la ventilación pulmonar, debido a la insufi-


ciencia del impulso nervioso central, como sucede en la sobredosificación
de medicaciones sedantes, insuficiencia del impulso nervioso periférico, como
137

en la poliomielitis, insuficiencia del impulso torácico como sucede en las


fracturas extensas de costillas, en el neumotórax o en la obstrucción de la
laringe. En estas situaciones existe, a la vez, carencia de oxígeno y exceso de
anhídrido carbónico.

2.- Existe una inadecuación del intercambio alvéolo-capilar, como su-


cede en la neumonía o en el edema pulmonar. En estas afecciones existe
carencia de oxígeno, pero no exceso de anhídrido carbónico debido a que,
siendo más soluble el CO2, puede escapar de la sangre incluso cuando la
membrana alveolar es demasiado gruesa para ser atravesada por el oxígeno.

2.- El sistema excretor (urinario y piel)

Los deshechos del organismo consisten en urea, anhídrido carbónico,


sal y agua, y abandonan el cuerpo a través de los pulmones, riñones y piel,
que son los 3 primeros canales de eliminación. Los intestinos eliminan, tam-
bién, una muy pequeña cantidad de desperdicios, pero su principal función
es el descargar las partes no digeridas de los alimentos. Nosotros considera-
mos, por tanto, a los pulmones, riñones y piel como los órganos excretores.

Los pulmones eliminan la parte mayor del dióxido de carbono y una


considerable cantidad de agua. Han sido estudiados ya en el capítulo corres-
pondiente al sistema respiratorio. Vamos, por tanto, a estudiar ahora los ri-
ñones y la piel.

Los riñones: Se encuentran en el cuerpo humano en número de 2 y son


órganos en forma de judía muy grande, rodeados de una gran cantidad de
grasa y fijados hacia atrás de la cavidad abdominal, uno a cada lado de las
vértebras lumbares. Cada riñón tiene unos 10 cm. de longitud, por 5 cm. de
anchura y por 2,5 de grosor y pesa alrededor de 150 gr. Se extiende desde la
11ª vértebra dorsal, hasta la 3ª vértebra lumbar. El riñón derecho está ligera-
mente más bajo que el izquierdo, debido al mayor espacio ocupado por el
hígado. Los riñones están recubiertos por una capa fibrosa de tejido
conjuntivo llamada la cápsula del riñón.

Tubos uriníferos: Dentro de cada riñón, formando gran parte de su es-


tructura, existen numerosos tubitos llamados los tubos uriníferos. A medida
que la sangre circula por los riñones, ésta va dejando residuos en forma
138

líquida de dióxido de carbono, de sales y de urea, que son recogidos por los
tubos uriníferos y eliminados en forma de orina.

Uréteres: adosado a cada riñón, existe un pequeño tubo de unos 40 a 45


cm de longitud que se extiende hasta la vejiga. Estos conductos excretores
de llaman uréteres y conducen la orina gota a gota, desde los riñones hasta la
vejiga. Tienen 3 capas:

- Una capa interna, que es una membrana mucosa.


- Una capa longitudinal media de tejido muscular.
- Una capa externa muscular, que contiene los vasos sanguíneos y los
nervios.

Vejiga: Es un órgano en forma de pera en el que se almacena la orina y,


ordinariamente, contiene medio litro de ella. Está localizada en la cavidad
pélvica, detrás del pubis y se mantiene en posición gracias a sus ligamentos.
Tiene 4 capas:

- Una interna, formada por una membrana mucosa.


- Una capa submucosa, situada sobre la capa anterior.
- Una cubierta muscular, con 3 capas de tejido muscular.
- La 4ª capa está formada por la cubierta serosa exterior del peritoneo,
que cubre parcialmente la vejiga.

Uretra: Es un estrecho canal, músculo-membranoso, de 1 cm. de diá-


metro en estado normal, que se extiende desde el cuello de la vejiga hasta el
meato urinario. En la hembra, el tubo tiene 4 cm. de longitud y termina en la
vulva. En el varón, el tubo mide de 20 a 25 cm. de longitud y termina en el
glande del penes. No sólo la uretra sirve en el varón como canal urinario,
sino que también forma una parte importante del conducto seminal.

La orina: Durante la micción se expulsa la orina de la vejiga, que puede


contener hasta 230 ml. de orina. La cantidad media a eliminar por día es de 1
a 2 l. Su color debe ser claro, pálido y sin depósitos. Su olor es aromático
amoniacal. La reacción es discretamente ácida al tornasol, con un pH prome-
dio de 6. El peso específico varía de 1010 a 1025.

Composición de la orina normal: La orina normal consta, principal-


139

mente, de agua, urea y cloruro sódico.

Agua: En un hombre que ingiera una dieta con un promedio de 80 a 100


gr. de proteínas en 24 h., el porcentaje de agua y de sólidos puede ser similar
al siguiente:

- Agua, 96%.
- Sólidos, 4%, que consisten en urea un 2% y otros productos
metabólicos, un 2%.

La urea: Es uno de los productos finales del metabolismo proteico.


Procede de los aminoácidos que al ser desaminados en el hígado llegan a los
riñones, a través de la circulación para ser excretados en la porción de 30 gr.
por día. El nivel normal de la urea sanguínea es de 30 mg. por 100 ml. de
sangre, aunque este valor depende del aporte normal de alimentos protéicos
y del funcionamiento de la urea. El ácido úrico: El nivel normal del ácido
úrico en sangre es de 2 a 3 mg. por 100 ml. Se excretan diariamente de 1,5 a
2 g. por la orina.

Creatinina: Es un producto de deshecho de la creatina del músculo.

Cuerpos purínicos, oxalatos, fosfatos, sulfatos y uratos: Otros pro-


ductos del metabolismo.

Sales: o electrolitos, como el cloruro de sodio o de potasio, se excretan


para equilibrar sus cantidades ingeridas por vía oral.

Enfermedades y trastornos del aparato excretor (vías urinarias):

Nefritis: Inflamación del riñón. Se presenta de varias formas:


Nefritis aguda: Es de un comienzo rápido, con elevación del pulso y de
la temperatura, orina de coloración oscura conteniendo albúmina
(albuminuria) y, a menudo, sangre (hematuria).

Nefritis crónica: Puede ser consecutiva a nefritis infecciosa o


pielonefritis. Existe proteinuria, que es causa de malestar, debilidad general
y anemia. Puede existir hipertensión, con el peligro de hemorragia cerebral e
insuficiencia cardíaca congestiva.
140

Síndrome nefrítico: Es un proceso por el cuál, aunque no existe insufi-


ciencia de la función excretora, el riñón pierde grandes cantidades de proteí-
nas (particularmente albúmina). Existe proteinuria acentuada, desciende la
concentración de proteína del plasma y conduce al edema.

Pielonefritis: Es una inflamación del tejido del riñón y de la pelvis re-


nal. Puede ser aguda o crónica; aparece en procesos médicos, quirúrgicos u
obstétricos y se asocia, frecuentemente, con cistitis. en el proceso agudo
existe dolor, con aumento de la temperatura, escalofríos y vómitos. El trata-
miento consiste en la administración de líquidos. la crónica es, comúnmen-
te, insidiosa y se presenta más bien acompañada de hipertensión e insuficien-
cia renal, más que con síntomas de infección.

Cistitis: O inflamación de la vejiga urinaria, puede ser aguda o crónica.


en la aguda se emiten, periódicamente, escasas cantidades de orina a interva-
los frecuentes y con dolor, ya que se ha producido uretritis.
Infecciones de riñón: Comprenden pielitis, pielonefritis y nefritis supurada
aguda, distinta de la nefritis aguda. En el riñón, pueden aparecer procesos
tuberculosos o malignos.

Cálculos de riñón: Su formación puede producir grandes lesiones. Un


cálculo en el uréter puede bloquear el curso de la orina desde el riñón y
producir hidronefrosis o dilatación de la pelvis renal. Un cálculo que pase a
lo largo del uréter puede producir un cólico renal que es extraordinariamen-
te doloroso.

Cálculo de vejiga: Puede formarse en ella mismo o depositarse en ella,


procedente del riñón. Como que la vejiga se contrae durante la micción, el
cálculo es comprimido contra el trígono (área triangular de la vejiga), oca-
sionando un dolor muy intenso. Se suele presentar cierto grado de hematuria
y, a menudo, se acompaña de infección urinaria.

Polaquiuria: Frecuencia exagerada en la micción.

Incontinencia: Falta de continencia.

Enuresis: Falta de continencia nocturna.


141

Disuria: El acto de la micción se acompaña de dolor y de dificultad de


la salida de la orina.

Retención de orina: Puede ser aguda y dolorosa o crónica y, práctica-


mente, indolora. Las causas más comunes son la hipertrofia benigna de la
próstata en los hombre y por estrechez de la uretra, en las mujeres, o por un
cálculo.

Insuficiencia renal: La aguda, puede ser ocasionada por nefritis aguda,


por tóxicos renales o, más comúnmente, por un período de presión sanguí-
nea baja, que priva al riñón de su irrigación sanguínea.

Oliguria: Disminución de la excreción urinaria, hasta sólo algunos cen-


tenares de mililitros al día.

Anuria: Disminución total de la excreción urinaria. El paciente, aquí, se


presenta notoriamente enfermo, su estado requiere tratamiento inmediato
que dependerá del grado de alteración renal.

Uremia: Es un término usado para describir el estado tóxico debido a la


presencia de productos de deshecho renales en la sangre, cuando al examinar
la cantidad de urea presente, que por sí misma no es una sustancia tóxica,
indica la presencia de otros componentes nitrogenados que son tóxicos.

La piel: Sirve como cubierta protectora que cubre los tejidos corpora-
les y también como un órgano sensorial, para ciertos mecanismos del siste-
ma nervioso. Se compone de dos capas de células:

Epidermis: O cutícula. Cubierta exterior formada por células epiteliales


que no tiene nervios ni vasos sanguíneos. Aunque no posee ni nervios ni
sensibilidad, es tan extremadamente fina y delicada que ofrece muy poca
resistencia al sentido del tacto y a las sensaciones. La cutícula contiene el
pigmento que colorea la piel.

Dermis: Cutis o piel verdadera. Capa interna formada por un tejido


vascular y conjuntivo y que está abundantemente surtida por nervios y vasos
sanguíneos.
142

Los apéndices de la piel son: el pelo, las uñas y las glándulas de la piel:

El pelo: Brota desde una pequeña depresión en forma de hoyo llamado


el folículo piloso, que contiene la raíz del pelo. El pelo se encuentra casi en
cualquier parte del cuerpo, estando sólo ausente en muy pocas áreas. Es más
abundante en el cuero cabelludo. en el varón, el pelo crece grueso y áspero
en la cara, lo que se conoce como barba. En la pubertad, el pelo empieza a
crecer en e pubis (alrededor de los órganos sexuales) y en las axilas, en am-
bos sexos.

En el cuero cabelludo se encuentra el cabello, que crece a una velocidad


de unos 16 cm. por año y se considera que existen unos 120.000 cabellos en
el cuero cabelludo. Cuando la piel se enfría, los músculos de la piel anexos a
los pelos se contraen y levantan el pelo, elevando una pequeña parte de la
piel alrededor de cada pelo. Ésto produce un estado vulgarmente conocido
como «piel de gallina».

Las uñas: Son unas estructuras planas, córneas, situadas sobre la parte
superior de las falanges terminales de los dedos de las manos y de los pies.
Las raíces se denominan matrices y están relacionadas con el crecimiento de
la uña.

Los órganos excretores de la piel son las glándulas sudoríparas y


sebáceas.

Glándulas sudoríparas: Son las glándulas del sudor, que segregan un


líquido conocido como transpiración o sudor. Están formadas por diminu-
tos orificios que se abren sobre la superficie de la piel. No sólo eliminan los
deshechos del sistema, sino que controlan la temperatura por medio de la
regulación del calor mediante la evaporación del líquido segregado.

Glándulas sebáceas: Están directamente asociadas con los folículos


pilosos, aunque también tienen lugar en áreas no foliculares. Aparecen en
gran número en las axilas y alrededor de la nariz, cara, etc. ... Suministran la
sustancia oleosa llamada sebo, que mantiene a la piel blanda y flexible. Su
secreción excesiva es la seborrea.
143

Propiedades protectoras de la piel: La piel es relativamente imper-


meable, hasta tal punto que impide la pérdida de líquidos de los tejidos que
cubre y limita, así mismo, el paso del agua al interior de estos tejidos, por ej.,
cuando el cuerpo se sumerge en agua. La epidermis impide la lesión de las
estructuras subyacentes y, al recubrir las terminaciones sensibles en la der-
mis, mitiga el dolor. Cuando se destruye la epidermis, como sucede en las
quemaduras de 3er. grado, se pierde esa protección y todo contacto es dolo-
roso. La exudación de líquido por la dermis que ha quedado al descubierto,
produce una acentuada pérdida de líquidos y electrolitos del organismo, sien-
do causa de que el paciente esté en peligro de deshidratación, es decir, de
privación de agua e, igualmente, de privación de sales que también puede ser
causa de trastornos graves.

Afecciones y trastornos de la piel:

En general, todas las afecciones de la piel son molestas y desagradables


y requieren atención frecuente, cuando es posible, para su cuidado y trata-
miento. La aparición de estas afecciones es síntoma de un mal funciona-
miento interno.

Impétigo: Obedece a la acción de gérmenes.

Herpes: Obedece a la acción de virus.

Tiña y Pie de atleta: Obedece a la acción de hongos.

Sarna: O escabiosis. Obedece a la acción de parásitos.

Pediculosis: Picaduras de piojos.

Dermatitis: O eczemas. Inflamación de la piel debida a alergia a algún


alimento, medicamento o a productos químicos usados por vía externa como
cremas, aceites, detergentes y otras sustancias. Muchas veces se acompañan
de eritemas (rojeces) y de urticaria (habones), que suelen producir un inten-
so prurito.

Urticaria: Puede producirse por contacto local con sustancias irritantes


y, también, localmente en individuos sensibles por contacto con las sustan-
144

cias a las cuáles son alérgicos, como sucede con ciertos polvos de lavandería
o cosméticos. Puede aparecer también en forma generalizada, como resulta-
do de la ingestión de algún alimento al cuál es sensible el individuo.

Psoriasis: A penas se conoce la causa. Se produce como consecuencia


de un estado de exceso de ácido úrico, propensión que, a menudo, se hereda.
Para tratarla externamente, darle al paciente un baño de vapor semanal, fro-
tar las llagas, antes y después del baño, con «jabón verde» a fin de eliminar
las escamas con facilidad. Dejar que el jabón se seque sobre la piel del pa-
ciente durante 10 min. Al tomar el baño, el paciente verá cómo el cuerpo ha
quedado limpio de escamas. Después de secarlo perfectamente bien, aplicar-
le rayos ultravioletas o rayos láser, según las instrucciones del aparato. Para
evitar las posibles quemaduras, el paciente deberá ser cambiado de posición
a cortos intervalos de tiempo, permitiendo así darle tratamiento durante un
más largo período. Después de la lámpara, aplicar una pomada de azufre y
brea, frotando ligeramente la piel.
145

SISTEMA RESPIRATORIO

Nariz
Boca
Laringe

Bronquios
Tráquea
Pulmón
Pulmón derecho
izquierdo

Lóbulo superior
derecho Lóbulo supe-
rior izquierdo
Lóbulo medio

Lóbulo inferior Lóbulo inferior


derecho izquierdo

FASES DE LA RESPIRACIÓN

Diafragma

Inspiración Espiración
146

LARINGE

Hioides

Cartílago tiroides

Glándula tiroides

Tráquea

BRONQUIOS

Bronquio derecho
Cartílago tiroideo

Tráquea
Bronquio de primer orden
Bronquio izquierdo

Bronquio de segundo
orden

Ramificaciones
Bronquio de tercer bronquiales
orden
147

PULMONES
Hueso hioides Membrana hioitiroidea

Cartílago tiroides
Ligamento cricotiroides
Cartílagos traqueales Cartílago cricoides
Bronquio derecho Tráquea
Pulmón derecho Pulmón izquierdo

Lóbulo superior derecho Bronquio izquierdo


Ramas braquiales
Lóbulo superior
Surcos transversales izquierdo

Lóbulo medio
Lóbulo inferior
Lóbulo inferior derecho izquierdo

Base del pulmón

ALVEOLOS PULMONARES
Arteria pulmonar
Bronquiolo
Vena pulmonar

Capilares sanguíneos

Alveolos

Sangre no Sangre
Alveolo
oxigenada oxigenada
CO2
O2
Vena
Arteria

Capilares
sanguíneos
148

RESPIRACIÓN ALVEOLAR

Capilar sanguíneo Glóbulo rojo Alveolo pulmonar

MECANISMO DEL INTERCAMBIO DE GASES


Membrana capilar Espacio intersticial
Membrana alveolar

INTERIOR DEL AL-


INTERIOR DEL CAPILAR VEOLO PULMONAR

Hematíe o glóbulo rojo

Capilar sanguíneo Espacio intersticial


Célula
Hematíe o glóbulo rojo

Membrana celular
149

SISTEMA EXCRETOR

Esófago
Vena hepática

Vena cava inferior Bazo


Glándula adrenal
Vasos renales
Riñón
Aorta

Uréter
Arteria y vena Recto
ilíacas comunes
Útero
Vejiga urinaria

RIÑÓN EN SECCIÓN

Corteza renal
Cáliz mayor
Hilio
Médula
Arteria renal
Vasos interlobares
Seno renal Vena renal
Columna renal
Porción de cáliz eliminada Pelvis renal
para mostrar arterias y venas
Arterias y venas interlobulares Uréter
Cápsula fibrosa

Cáliz menor
150

APARATO URINARIO

Glándula adrenales

Riñón derecho Vasos Riñón izquierdo


renales

Cálices renales
Pelvis
renal
Uréteres
Adventicia
Capa muscular
Mucosa
Luz
Sección transversal del uréter
Uraco Cobertura peritoneal
Capa muscular de la vejiga
de la vejiga Cuerpo abierto de la vejiga
Pliegues mucosos
Orificio ureteral
Trígono vesical Próstata abierta

VEJIGA

Uraco Cobertura peritoneal


de la vejiga
Capa muscular
de la vejiga Cuerpo abierto de la vejiga

Pliegues mucosos

Orificio ureteral
Trígono vesical Próstata abierta
151

SECCIÓN DE LA PIEL

Superficie de la piel
Glándulas cebáceas

Corpúsculo del tacto Folículo piloso

Tejido adiposo Glándula sudorípara


152

TEMA 5
Los nervios

Son estructuras corporales en forma de cordones o fibras de color blan-


co plateado, que proporcionan al organismo tanto los movimientos como
las sensaciones. Las fibras motoras de éste se originan en el cerebro y termi-
nan en la piel, transportando así las sensaciones desde el cerebro. Los ner-
vios sensoriales comienzan en la piel y terminan en el cerebro.

Los nervios que transiten los impulsos desde el cerebro son los llama-
dos nervios eferentes o motores. Los que transmiten los impulsos sensoria-
les al cerebro o a la médula, son los llamados nervios aferentes o sensoria-
les. Las terminaciones de los nervios espinales son altamente especializadas
y se llaman por ello órganos terminales. Los órganos terminales de los ner-
vios eferentes o motores, son los llamados órganos efectores y acaban en la
materia gris de la médula. Los órganos terminales de los nervios aferentes
son los llamados órganos receptores y terminan en la piel, músculos, tendo-
nes y membranas mucosas. Las fibras nerviosas, cuando se reúnen en forma
de manojos, son los llamados troncos nerviosos. Todas las fibras nerviosas
más largas están unidas juntas en forma de troncos nerviosos y, también,
están unidas mediante un delicado tejido conjuntivo encerrado en una cu-
bierta del mismo material, llamado nurilema.

En el cerebro y la médula espinal, las fibras nerviosas a menudo termi-


nan en pequeñas masas de una sustancia grisácea llamadas ganglios nervio-
sos. Estos ganglios están localizados en la cabeza, cuello y a lo largo de la
columna vertebral y se encuentran por pares, excepto en el extremo de la
espina dorsal donde sólo hay uno. Consisten en una colección de células
nerviosas conectadas a las fibras de la médula y que tienen, también, fibras
que salen desde ellos hacia los órganos exteriores. Los nervios que salen de
los ganglios son más largos que los que entran en ellos, dando así un poder
adicional al nervio.

Existen 4 ganglios en la cabeza, 3 en cuello, 12 en la región lumbar y 4


153

en la región sacra. Cada ganglio es un centro distinto, recibiendo y emitiendo


ramas en 4 direcciones diferentes, es decir:

- Superior o ascendente, que comunica con el ganglio superior.


- Inferior o descendente, que comunica con el ganglio inferior.
- Externo, que comunica con los nervios espinales.
- Interno, que comunica con los nervios simpáticos del lado opuesto.

Desde los ganglios también salen ramificaciones que forman los plexos.
Los plexos están formados, principalmente, por fibras nerviosas, mientras
que los ganglios están compuestos, principalmente, por células nerviosas.
Los plexos incrementan el número de caminos disponibles, suministrando
así muchas más conexiones que serían imposibles sin ellos. Los ganglios y
plexos son centros nerviosos o estaciones para relajar los impulsos. Existen
muchas plexos y toman, generalmente, el nombre de la arteria con la que
están asociados. Algunos de ellos son: el plexo braquial, el plexo cardíaco,
el plexo solar o celíaco, el plexo lumbar y el plexo hipogástrico. Los 3 últi-
mos son los llamados prominentes.

En el cuerpo humano se hallan 43 pares de nervios primarios que for-


man el sistema nervioso. De ellos, existen 12 pares de nervios craneales o
encefálicos que se originan dentro del cráneo y 31 pares, que son nervios
espinales y pasan por la espina dorsal.

Los nervios craneales: Los 12 pares de nervios craneales son:

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154

NERVIO PAR Nº DESCRIPCION


I u olfatorio. Es el nervio del sentido del olor: mucosa pituitaria.
II u óptico. Es el nervio de la vista: retina.
III o motor. Dirige los músculos del ojo, excepto dos.
IV o patético. Dirige un músculo del ojo.
V o trigémino. Dirige todos los músculos de la masticación desde el
nervio motor a la cara y al cuello.
VI u ocular externo. Suministra los músculos que hacen girar a los ojos
hacia afuera.
VII o facial. Nervios motores de los músculos de la cara.
VIII o auditivo. Los nervios del oído.
IX o glosofaringeo. Nervios del sentido del gusto.
X o vago. Preside los movimientos del estómago, corazón, pul-
mones e intestinos.
XI o espinal. Los nervios motores que suministran los músculos
del cuello, faringe y paladar.
XII o hipogloso mayor. Motor de la lengua.

Los nervios espinales: Existen 31 pares de nervios espinales, que se


denominan con los nombres de las vértebras que les dan origen. Así pues,
existen: 12 dorsales, 5 lumbares, 5 sacros y 1 coxígeo.

A medida que los nervios se apartan de la columna, pasan a través del


canal abierto entre los huesos y la columna vertebral, llamado orificio
intervertebral, con excepción del 1er. cervical y el coxígeo. El 1º emerge a
través de la abertura entre el atlas y el hueso occipital, mientras que el último
pasa a través de la abertura que existe en la punta del coxis.

Cada nervio espinal se inicia con dos raíces: una anterior o raíz motora
y otra posterior o raíz sensorial.

Las ramas anteriores del 1º, 2º, 3º y 4º nervio cervical se unen entre sí
formando el plexo cervical, que manda ramificaciones a ambos lados de la
cabeza, cuello, hombro, pecho y diafragma. Las ramas anteriores del 5º, 6º y
7º nervio cervical se unen entre sí (el 5º recibe una rama del 4º) formando
una cuerda. El 8º nervio cervical y el 1º dorsal se unen formando otra cuer-
da. Estas dos cuerdas forman el plexo braquial, que envía diversos nervios
hacia el brazo para suministrarlo al brazo, la mano y los dedos.
155

El nervio cubital pasa por la parte interna del brazo.

Los 12 nervios dorsales suministran los diversos músculos del pecho,


las costillas, los costados y la espalda.

Los 5 nervios lumbares mandan ramificaciones posteriores hacia los


músculos de la espalda. En el 1er. par superior de nervios lumbares, se unen
todos juntos y forman el plexo lumbar, que manda ramificaciones hacia el
abdomen y los órganos sexuales.

Los nervios sacros se unen y, junto con el 5º lumbar, forman el plexo


sacro que suministra a los tejidos situados en dicha proximidad.

El gran nervio ciático es una continuación de la parte principal del plexo


sacro ( es el nervio más largo del cuerpo). Este nervio sale de la pelvis, por
detrás del hueso del muslo, y baja junto a la parte trasera el muslo hasta la
rodilla, donde se divide en el nervio popliteal interno y externo, que abastece
la pierna y el pie.

El nervio simpático es, en realidad, un sistema de ordenamiento nervio-


so para transportar los procesos de la vida orgánica y se le llama sistema
simpático. Consiste en una cadena de ganglios, situados a lo largo de la
espina dorsal, y con diversos plexos, los cuáles han sido ya mencionados.
Ejercen una influencia controladora sobre las funciones involuntarias de la
digestión, absorción, nutrición, secreción y circulación. El sistema simpáti-
co está conectado con los nervios espinales a través de las ramas-comunica-
ciones.

El sistema nervioso

Está compuesto por el cerebro, la médula espinal, los ganglios y los


nervios. Es el gran gobernante del cuerpo. Por su función, y bajo su influen-
cia, se lleva a cabo toda la actividad del organismo, tanto mental como físi-
ca, y hace que cada órgano y tejido trabaje armoniosamente en beneficio de
todo el cuerpo.

El cerebro es el principal órgano del sistema nervioso. Poniendo un ej.,


podría compararse a una oficina central de telégrafos: la materia gris de la
156

espina dorsal serían las oficinas de distrito, mientras que los nervios serían
los hilos telegráficos.

El sistema nervioso está compuesto de numerosas pequeñas unidades


llamadas neuronas. Cada neurona consiste en una célula redondeada, con
dos fibras blancas plateadas, que se proyectan diametralmente opuestas des-
de ella y cuyas fibras son alimentadas por las células nerviosas, en las que
está almacenada la energía nerviosa. A lo largo de estas fibras, y a través de
las células, son transmitidos los impulsos nerviosos. Los impulsos nervio-
sos son una ola de irritabilidad conducida por el nervio, de forma parecida a
una corriente eléctrica. La velocidad del impulso nervioso no es conducida
de una forma definitiva. Algunos autores consideran que es de tres m. por
seg., mientras otros creen que es de varios kilómetros por seg.; sin embargo,
su paso es más lento que el de la corriente eléctrica y con toda probabilidad
viaja algo más lenta que las ondas sonoras (33 m. por seg.).

El sistema nervioso posee dos divisiones principales: el sistema cere-


bro-espinal y el sistema simpático.

El sistema cerebro-espinal: o central, está compuesto por el cerebro, la


médula espinal, los nervios espinales y los craneales, los cuáles presiden las
funciones de la vida animal.

El sistema simpático: está compuesto de diversos ganglios, plexos y


fibras nerviosas, los cuáles presiden las funciones del aparato digestivo, cir-
culatorio, absorbente y excretor, que hacen funcionar la vida orgánica.

EL SISTEMA CEREBRO-ESPINAL

EL ENCÉFALO:

El encéfalo es un órgano muy complejo, situado en el interior del crá-


neo, el cuál guía y dirige las acciones del individuo. Durante los primeros 9
años de vida, crece muy rápidamente y alcanza su pleno desarrollo, aproxi-
madamente, a los 18 años. Está rodeado por tres membranas:

1.- Duramadre: en la parte exterior, que protege la médula de cualquier


daño.
157

2.- Aracnoides: en el centro, que contiene la lubricación para evitar la


fricción.
3.- Piamadre: dentro de la cuál lleva los vasos sanguíneos a la médula
espinal.

El peso medio del encéfalo en los varones es de unos 1.350 gr., frente a
unos 1.200 gr. en las mujeres. Está compuesto de materia gris (células) en
su superficie y de materia blanca (fibras) en su interior. Existen 4 divisiones
principales del encéfalo: el cerebro, el cerebelo, la médula oblonga y el pons
varolii.

El cerebro: que se divide en dos mitades o hemisferios, forma la mayor


parte del encéfalo y es la sede de la sensación, el raciocinio, la memoria, la
volición y la emoción. Llena completamente la parte superior del cráneo y su
superficie superior, llamada corteza, está marcada por muchas y muy diver-
sas ondulaciones o circunvalaciones. Éstas, llamadas también surcos, son
sustancias cerebrales plegadas muchas veces, que proporcionan una mayor
superficie a la materia gris. Los pliegues contienen fluido y varían en núme-
ro y profundidad, de acuerdo con la inteligencia del individuo.

El cerebelo: también se divide en dos mitades y está situado por debajo


del cerebro, en la región posterior de la cavidad craneal. Está compuesto de
materia gris y blanca, estando la gris en la superficie, y dispuesta en forma de
crestas concéntricas y no en forma de circunvalaciones. Coordina los movi-
mientos del cuerpo y muchos creen que preside las funciones vitales de los
órganos reproductores.

La médula oblonga: o bulbo raquídeo, está localizada justo encima de


la médula espinal y conecta a ésta con el cerebro. Está, también, conectada
con el cerebelo por los cuerpos rectiformes. En esta parte del encéfalo la
materia gris es interna y la blanca externa, es decir, al contrario que en el
cerebelo y en el cerebro. Tiene ciertas funciones, las cuáles están empleadas
en la conservación y continuidad de la vida, por lo que llama «nudo vital».
Cuando se extrae el cerebro, el corazón y los pulmones, todavía se realizan
las funciones hasta que la médula oblonga es destruida. Esta parte del encé-
falo posee centro nerviosos para el habla, la deglución, la respiración, la
masticación, el cierre de los párpados, y regula la frecuencia de los latidos.
El origen de los nervios craneales 9º, 10º, 11º y 12, está conectado con la
158

médula.

El pons varolii: o Puente de Varolio, está compuesto por una mezcla de


tejido nervioso gris y blanco, conectando la médula de debajo del cerebro y
el cerebelo. Su función es transmitir los impulsos entre el encéfalo y la mé-
dula espinal. También preside el centro de coordinación de movimientos. El
origen de los nervios craneales 5º, 6º, 7º y 8º está contenido en el pons
(puente).

LA MÉDULA ESPINAL

Se extiende desde la médula oblonga (la porción más agrandada de la


médula espina) hacia abajo, a través del orificio de las vértebras hasta la 1ª
lumbar, donde se estrecha para formar un filamento. Tiene de 40 a 45 cm de
longitud y está compuesta de tejido blanco nervioso por la parte externa y
gris por la interna. La médula espinal está rodeada de un líquido llamado
líquido espinal.

La médula espinal se divide en 2 mitades, de donde salen 31 pares de


nervios, que se extienden a las diferentes partes del cuerpo. Al principio de la
médula, las fibras nerviosas cruzan de derecha a izquierda, de forma que los
nervios del lado derecho del cerebro gobiernan el lado opuesto, el que es
afectado cuando un lado del cerebro resulta dañado. El nombre dado a este
cruce es «decusación» de las fibras nerviosas.

Cada nervio de los 31 pares espinales posee dos raíces, mediante las
cuáles está unido a la médula: la raíz anterior y la raíz posterior. Se inician en
el asta anterior y posterior de la materia gris:

- Asta anterior: Es la raíz motora, a veces llamada secretora, y el nervio


motor transporta los impulsos nerviosos desde la médula.
- Asta posterior: Es la raíz sensorial y el nervio sensorial lleva los
impulsos sensoriales desde la médula. Las raíces posteriores son más largas
que las anteriores.

La médula espinal es un gran motor mixto y un nervio sensorial y tiene


propiedad de convertir las sensaciones en impulsos motores. Ésto se llama
acción refleja. Las materias gris y blanca son la parte de la médula que po-
159

seen esta facultad. La acción refleja sirve como regulador de los órganos de
la nutrición y circulación, al situarlos bajo el control de la conciencia (con-
trol de la voluntad).

La acción refleja puede ser ilustrada con el siguiente ejemplo: si el ten-


dón de la parte frontal de la rodilla, debajo de la rótula, se golpea brusca-
mente, el impulso o estímulo sensorial viaja a lo largo del nervio sensorial
hasta el asta posterior. Tan pronto como llega a la materia gris, es reflejado
por la médula espinal hasta el asta anterior donde, como impulso motor,
viaja hacia abajo del nervio motor y mueve la pierna, Ésto es lo que se llama
tirón de la rodilla.

El parpadear, el toser, el estornudar, el incrementar el flujo salivar a la


vista de ciertos alimentos, son ejemplos de la acción refleja.

Enfermedades y lesiones de los nervios craneales:

La enfermedad, o lesión, de los nervios craneales, puede producir los


siguientes síntomas:

- Pérdida del olfato: Nervio 1.


- Disminución o pérdida de la visión: Nervio II.
- Visión doble, bizquera: Nervios III, IV, VI.
- Dolor o pérdida de la sensibilidad de la cara, odontalgia y debilidad en
la masticación: Nervio V.
- Parálisis de los músculos faciales: Nervio VII.
- Sordera o zumbidos de oídos, vértigo vestibular, pérdida del equili-
brio: Nervio VIII.
- Dificultad de deglución: Nervios IX, X, XI.
- Debilidad en la lengua, que produce dificultades de la masticación y el
habla: Nervio XII.

La enfermedad, o lesión, que se presenta después de un traumatismo o a


consecuencia de un accidente cerebro-vascular, depende de las áreas y
neuronas afectas. Los nervios motores y sensitivos pasan a través de la cáp-
sula interna en su trayecto hacia el cerebro o a partir del mismo, por lo que
pueden afectarse ambos.
160

La parálisis motora de tipo espástico: con rigidez muscular y exalta-


ción de los reflejos, es consecutiva a la lesión de las neuronas motoras supe-
riores. La parálisis puede afectar sólo al brazo y pierna de un lado (hemiplejía),
aunque pueden afectarse, también, los músculos de la cara, cabeza, cuello y
tronco.

La parálisis sensitiva: es consecutiva a la lesión de la vía sensitiva. Las


acciones reflejas son anormales. Estas acciones comprenden los reflejos or-
gánicos de la pupila del ojo, la cuál puede estar contraída o no existir con-
tracción; se afectan los reflejos de la vejiga, produciendo parálisis de los
esfínteres y de la pared vesical, con la consiguiente retención de orina y
rebosamiento. Puede producirse, también, la participación del recto con tras-
tornos del reflejo de la defecación.
Como los hemisferios cerebrales forman también parte del cerebro, en los
cuales están situadas funciones altamente desarrolladas como el habla, vi-
sión, gusto, olfato y memoria, su lesión puede causar muchos síntomas.

Las lesiones cerebrales: requieren la contribución de un fisioterapeuta


o quiromasajista experto, con objeto de reeducar y adiestrar las partes res-
tantes e iniciar otras vías para la función. Requieren, también, la plena cola-
boración del paciente y de sus familiares con objeto de conseguir el mayor
grado posible de rehabilitación.

Tallo cerebral, protuberancia y / o bulbo: Los centro vitales que regu-


lan la respiración y la presión sanguínea están localizados aquí, por lo que
cualquier lesión grave de esta zona puede causar la muerte. El número de las
vías nerviosas concentradas en esta región es tan grande que, incluso peque-
ñas lesiones pueden ser causa de parálisis y pérdida de la sensibilidad.

Lesiones de la médula espinal:

La sección o rotura: Producida, con frecuencia a causa de accidentes,


es una lesión grave que puede ser completa o parcial. Consideraremos aquí
la sección completa. Cuanto más elevada esté situada la lesión, tanto mayor
será la incapacidad. En la región cervical se afectan los brazos, tronco y
piernas: el paciente está incapacitado. Cuando se respeta el nervio frénico,
puede no afectarse el diafragma y si éste está afectado, se requerirá la respi-
ración artificial hasta que pueda emplearse un respirador mecánico.
161

La sección en las regiones dorsal y lumbar: En el caso de la región


dorsal conduce a parálisis de algunos de los músculos intercostales, abdo-
minales y los de ambos miembros inferiores, con participación de los
esfínteres de la uretra y el recto. Al comienzo se produce un shock espinal,
que dura aproximadamente una semana. Los músculos de las áreas situadas
por debajo de la lesión se presentan flácidos, están abolidos todos los refle-
jos y existe incontinencia de orina y heces. Durante esta fase existe anestesia
completa de todas las áreas situadas por debajo de la lesión, con peligro de
lesiones de la piel, por lo que es esencial un cuidado meticuloso. Cuando
remite el estado de parálisis flácida, los músculos recuperan el tono pero
quedan débiles, los miembros afectados se vuelven rígidos y espásticos, apa-
recen movimientos reflejos que afectan particularmente a los grupos mus-
culares flexores y abductores, pero no existe control voluntario sobre dichos
movimientos. Se ha perdido este control. En esta fase se producirán, proba-
blemente, deformidades. El estado de la función rectal y vesical requiere la
debida vigilancia. La incontinencia urinaria completa es reemplazada por
retención de orina con rebosamiento, caso en el cual se procederá a la
cateterización regular o al drenaje vesical continuo, ya que la orina residual
en la vejiga constituye una fuente de infección que puede propagarse a todo
el aparato urinario.

Síntomas similares pueden aparecer en cualquier proceso que produzca


interrupción de la médula espinal, como por ej. la compresión por un tumor
o en enfermedades neurológicas, como la esclerosis múltiple.

Lesiones de los nervios periféricos:

Pueden obedecer a compresión sobre una o varias raíces nerviosas, pro-


duciendo inflamación.

Radiculitis: La causa puede obedecer a algún trastorno de la columna


vertebral, lesión del disco intervertebral, espondilosis, tumores o fractura
vertebral.
La presencia de una costilla cervical puede ser causa de neuritis braquial.
Una lesión del disco interno vertebral es la causa común de neuritis del ciático
(ciática).
162

Neuritis: Indica un trastorno de un nervio periférico por cualquier cau-


sa bien sea inflamación, alguna forma de intoxicación (como la neuritis al-
cohólica) o por compresión. Los síntomas de tipo inflamatorio son varia-
bles; habitualmente existe dolor, que aumenta durante la noche y no se alivia
con el reposo. Los trastornos de la sensibilidad comprenden embotamiento y
hormigueos. En algunos casos se produce parálisis.

Polineuritis: La afección es simétrica. Como ejemplos cabe citar la


neuritis alcohólica, neuritis diabética y las neuritis producidas por trastor-
nos metabólicos, entre ellas la carencias alimentarias y vitamínicas, por ejem-
plo en el beri-beri. Cuando obedece a compresión, existe comúnmente paresia
o parálisis pero el dolor no suele ser constante.

Neuritis ciática: Se admite que la clásica obedece, en muchos casos, a


compresión de un disco intervertebral prolapsado o a otra lesión de la por-
ción inferior de la columna vertebral. El nervio ciático poplíteo externo,
puede sufrir compresión cuando en la pierna se coloca un vendaje enyesado,
que rodea la cabeza del peroné.

Encefalitis: Es la inflamación de la sustancia cerebral y obedece, co-


múnmente, a una infección viral.

Meningitis: Es la inflamación de las meninges del cerebro.


163

SISTEMA NERVIOSO
VISTAS SIMPLIFICADAS

Cerebro
Cerebelo
Plexo braquial

Nervio musculocutáneo Nervios intercostales


Médula espinal
Cola de caballo
Nervio femoral

Nervio isquiático
Nervio femorocutáneo
Nervio safeno

Nervio tibial
Nervio peroneal

Nervios digitales

Cerebro
Cerebelo
Bulbo raquídeo
Plexo cervical
Plexo braquial
Nervio frénico
Nervios torácicos
Nervio radial

Plexo lumbar
Plexo sacro-coxígeo Nervio cubital
Nervio ciático
Nervio safeno

Nervio femorocutáneo Nervio peroneo común

Nervio cutáneo lateral


Nervio cutáneo
medial
Nervio tibial
Rama plantar lateral Nervio sural
Rama plantar medial
164

ENCÉFALO

Nervio olfativo
Hendidura interhemisférica

Nervio óptico
Hemisferio cerebral
Nervio motor ocular
Quiasma óptico
Nervio patético

Hipófisis Nervio trigémino


Nervio motor ocular
Tubérculo mamilar
Nervio facial
Nervio auditivo
Protuberancia anular Nervio glosofaríngeo

Nervio neumogástrico
Bulbo raquídeo
Nervio espinal
Nervio hipogloso

Médula espinal
Cerebelo
Vermis del cerebelo

CEREBRO

Circunvolución frontal media


Circunvolucines
Surco Quiasma óptico
orbitarias
Circunvolución frontal precentral Surco
central Tuber Surco
superior
oftálmico
Surco cinereum
intraparietal
Polo frontal Trígono
olfatorio

Circunvolución
frontal inferior

Circunvolución
temporal Polo
superior Circunvolución occipital
temporal Circunvolución Surco del Hipocampo Cuerpos
Surco temporal superior mamilares
media temporal
inferior
165

CEREBELO
Fosa romboidea

Pedúnculo cerebeloso superior


Língula cerebelosa
Cápsula del núcleo
dentado

Núcleo dentado
Vérmix

Pedúnculo cerebeloso superior


Puente

Amígdala cerebelosa
Pirámide

Hemisferios cerebelosos

BULBO RAQUÍDEO

III Ventrículo Receso pineal

Tálamo
Cuerpo geniculado
Tracto óptico Nervio patético

Pedúnculo cerebeloso Pedúnculo cerebeloso


medio inferior

Calamus scriptorius

Médula espinal
166

MÉDULA ESPINAL

Raíces dorsales Ganglio espinal


y ventrales del
nervio espinal Nervios cervicales

Rama dorsal del Nervios torácicos


nervio espinal

Ganglios del tronco


simpático Nervios lumbares
Rama cutánea
lateral
Nervios sacros

Rama cutánea
anterior

Sustancia blanca Sustancia gris


Encéfalo

Médula espinal
Surco

Médula
Nervio espinal
Píamadre
Aracnoides
Duramadre
Vértebra
Detalle médula espinal
167

NEURONA
Granulaciones

Núcleo celular
Cuerpo celular

Dendritas

Axón

Ramificaciones nerviosas

DISTRIBUCIÓN FUNCIONAL DEL CEREBRO

Área motora
Área sensitiva

Centro de la escritura

Área de la lectura

Centro del lenguaje


Área del oído
Área de la visión
168

SISTEMAS PARASIMPÁTICO Y SIMPÁTICO

SISTEMA PARASIMPÁTICO SISTEMA SIMPÁTICO

Iris
Glándula lacrimal Dilatación de pupilas

Glándulas salivares

Ritmo cardíaco
Corazón Médula
espinal

Cadena
Dilatación
ganglionar bronquial
Pulmones simpática

Ganglio Regulación contrac-


celíaco ciones estomacales
Estómago
Estimulación de glán-
Páncreas
dulas suprarrenales
Intestinos

Vejiga urinaria Regulación contrac-


Colon ciones intestinales
Vejiga urinaria
169

TEMA 6
El sistema glandular

Consta de diversos órganos y glándulas, que realizan las funciones de la


secreción.

El hígado: Es el mayor órgano del cuerpo humano y pesa alrededor de


1.500 - 1.800 gr. es de forma lobular y está situado en el costado derecho,
inmediatamente por debajo del diafragma. Posee 2 lóbulos grandes y 2 pe-
queños. La vena porta entra en el hígado y la arteria hepática abastece su
estructura con sangre.
La función principal del hígado es la de segregar bilis, con la que ayuda
a la digestión. También la de formar glucógeno y ayuda a filtrar la sangre a
medida que pasa por él.

La vesícula biliar: Está adosada a la parte inferior del hígado. Es un


saco en forma de pera de unos 8 - 10 ml. de Bius.

El bazo: Está localizado en el costado izquierdo, en contacto con el


diafragma y el estómago. Es un órgano único, de unos 8 cm. de ancho y 12,5
cm de longitud con un peso de 140 a 190 gr., el cual se dilata durante la
digestión. Sirve como de reserva de sangre cuando la circulación portal está
obstruida. El bazo forma las hematíes durante la vida fetal y puede, también,
formarlos durante la vida adulta cuando existen problemas en la médula
ósea. También forma los linfocitos.

El páncreas: Es una glándula oblonga situada detrás del estómago y se


extiende transversalmente junto a la columna vertebral, a la derecha del bazo.
Tiene unos 20 cm. de longitud y pesa unos 100 gr. El páncreas segrega,
fundamentalmente, el jugo pancreático.

Lesiones:

En el hígado: Puede lesionarse por causa de un traumatismo o por


acción de una costilla fracturada; ambos pueden producir una hemorragia
170

intensa. El hígado puede ser asiento de abcesos, quistes hidatídicos, degene-


ración tóxica y cirrosis. Su función puede alterarse en las fases tardías de la
enfermedad cardíaca congestiva y, también, en el cáncer apareciendo icteri-
cia, vómitos, ascitis (líquido en la cavidad peritoneal) y congestión portal o
hepática.

En la vesícula biliar: Es propensa a la infección, la colecistitis, la cuál


puede propagarse desde el intestino o el hígado o a través de la corriente
sanguínea. Pueden formarse cálculos, que cuando obstruyen el conducto he-
pático o el biliar común, la bilis no puede salir del hígado y se produce
ictericia obstructiva. Los cálculos alojados en la vesícula biliar y en el con-
ducto cístico, no dan lugar a ictericia. Si un cálculo pasa por el conducto
biliar puede ser causa de dolor intenso y es el cólico biliar.

La ictericia puede obedecer a una de estas 3 causas principales:

1.- La producción excesiva de pigmento biliar, como sucede en la ane-


mia hemolítica.
2.- La incapacidad de las células hepáticas para modificar o excretar
bilis, como sucede en la hepatitis infecciosa.
3.- La obstrucción del conducto biliar común, por causa de un cálculo
biliar o de un carcinoma de la cabeza del páncreas.

En el páncreas: La pancreatitis o inflamación del páncreas, se asocia


con trastornos del aparato biliar. El proceso puede ser agudo o crónico. Se
caracteriza por dolor, mal sabor del alimento, náuseas y vómitos y cuando es
aguda, por postración. Con frecuencia puede aparecer cierto grado de insufi-
ciencia pancreática y sobrevenir diabetes.
El cáncer de páncreas puede producir ictericia, insuficiencia de la diges-
tión con esteatorrea, o diabetes

LAS GLÁNDULAS

Las glándulas parótidas: Están localizadas en frente de la parte infe-


rior del oído, inmediatamente por encima del ángulo de la mandíbula. Hay
una a cada lado y cada una tiene un conducto que vierte en el interior de la
boca, frente al 2º diente molar, en la mandíbula superior. Estas glándulas
171

segregan la saliva. Las paperas son una hinchazón de una o ambas glándulas,
que puede presentarse a cualquier edad, pero especialmente entre los 5 y los
15 años.

Las glándulas submaxilares: Están localizadas en los lados de la man-


díbula inferior. La sola vista del alimento provoca, a menudo, que el líquido
fluya de ellas. Su funcionamiento es similar al de las parótidas, segregando
igualmente saliva.

Las glándulas sublinguales: Están situadas debajo de la lengua y tie-


nen funciones similares a las de las parótidas.

La glándula tiroides: Está situada contra la superficie anterior de la


tráquea, por debajo del cartílago tiroideo. Regula la producción de grasa en
el cuerpo y controla la circulación de la sangre el cerebro. Su funcionamien-
to está estrechamente vinculado a la pubertad y en la mujer, con la menstrua-
ción y la digestión. La excesiva secreción de esta glándula causa el bocio
exoftálmico y una deficiencia de secreción se conoce como mixedema.

Las glándulas lacrimales: Están situadas en la parte exterior y superior


de la órbita del ojo. La secreción de estas glándulas es conocida como lágri-
mas, las cuáles suministran humedad a los ojos bañando la superficie exter-
na del ojo y eliminando la suciedad. El exceso es drenado normalmente ha-
cia el interior del conducto nasal por 2 pequeñas aberturas situadas en el
ángulo interior de los párpados.

Las glándulas mesentéricas: Se encuentran en el curso de los vasos


quilíferos en el mesenterio. Los lacteales transportan el quilo a través de
dichas glándulas.

Las glándulas mamarias: Son los pechos d la mujer y están relaciona-


dos con la secreción de leche. Durante la gestación están notablemente au-
mentadas.

Las glándulas sebáceas: Están introducidas en el cutis y segregan una


sustancia oleosa para la piel, llamada sebo.

Las glándulas sudoríparas: Son las glándulas del sudor.


172

El sistema endocrino

Los órganos del sistema endocrino son las glándulas denominadas ti-
roides, paratiroides, timo, suprarrenales, pituitaria, pineal, islotes de
Langerhans del páncreas, hígado, testículos y ovarios. Estas glándulas pro-
ducen una secreción interna que es incorporada a la sangre directamente en
el interior de la corriente sanguínea, en lugar de verter en algún conducto o
superficie.

El hígado, los testículos y los ovarios segregan, también, una secreción


externa, al mismo tiempo que la interna que mencionamos.

El tiroides: Ya ha sido descrito.

Las paratiroides: Son pequeñas glándulas endocrinas, generalmente en


número de 4, situadas detrás de la tiroides y cerca de las arterias tiroideas
superior e inferior. Segregan la hormona paratiroidea que interviene en la
transferencia del calcio lábil de los huesos a la sangre. Las paratiroides son
uno de los principales reguladores del metabolismo del calcio y del fósforo
en el organismo.

El timo: Está situado por debajo del corazón, detrás del esternón y entre
los pulmones. Controla la nutrición y crecimiento del organismo y está rela-
cionado con el desarrollo de las características del sexo. Esta glándula
involuciona gradualmente, a partir de la pubertad.

Las cápsulas adrenales o suprarrenales: Están localizadas por encima


de los riñones. El principios activo de éstas es la adrenalina, que controla la
actividad de los nervios vaso-motores y de los vasos sanguíneos y está rela-
cionada con el crecimiento y el desarrollo sexual. Una enfermedad de la
suprarrenales es la llamada enfermedad de Addison, que produce un progre-
sivo adelgazamiento, postración y debilidad.

La glándula pituitaria o hipófisis: Está localizada en la base del crá-


neo y controla la cavidad de los músculos involuntarios, estando asociada
con el crecimiento del organismo y las secreciones sexuales.
173

La glándula pineal: Está localizada cerca del cuerpo calloso. Tiene


forma de cono de pino. Tiene una influencia estimulante sobre el crecimien-
to del cuerpo humano y pierde su función secretora al comienzo de la edad
adulta.

Los islotes de Langerhans: Son unas células del páncreas que deposi-
tan su secreción, la insulina, directamente en la sangre. Sus secreciones están
relacionadas con el metabolismo de la glucosa y de las grasas. Una enferme-
dad del páncreas relacionada con estas células es la conocida diabetes mellitus.

El hígado: Ha sido descrito antes.

Ovarios y testículos: Se describirán en el apartado del sistema repro-


ductor.

Membranas del organismo

La membrana mucosa es la cubierta del canal alimentario, del respirato-


rio y de los órganos urinarios y genitales.

Las membranas serosas están localizadas sobre superficies internas que


no tienen salida, tales como el cerebro, la pleura, el peritoneo y el pericarpio.
Todas ellas segregan un fluido lubricante para evitar la fricción de los órga-
nos que actúan sobre ellas. Todo el contenido de la cavidad abdominal está
recubierto por una membrana serosa conocida como peritoneo. El omento o
epiplón, es una cubierta doble que cae desde la parte frontal del estómago
hasta casi la vejiga y elevándose de nuevo, se adosa al colon. El pericardio
encierra el corazón y la pleura encierra los pulmones.

Las membranas sinoviales cubren las articulaciones y superficies de los


ligamentos y su secreción, se llama sinovia o fluido sinovial.

Tejido adiposo

El tejido adiposo se compone de células llamadas sadipocitos, que con-


tienen gran cantidad de grasa y tienen vasos sanguíneos y linfáticos, pero no
nervios. Está distribuido a lo largo y ayuda a sostener y proteger los órganos
del cuerpo y a mantener el calor del cuerpo, así como a redondear su contor-
174

no. Se suele desarrollar más en la mujer que en el varón. Actúa como alma-
cén de reserva de agua y grasa, para ser reabsorbido cuando es preciso y el
organismo lo necesita.
175

SISTEMA GLANDULAR

Vena Vena cava Conducto


Conducto
porta inferior coledoco
hepático
común
Conducto
cístico
Túnica
mucosa

Túnica
muscular Coledoco

Conducto
pancreático
Arteria
hepática Conducto Vesícula Conducto
Papila duodenal cístico
hepático biliar

TIROIDES

Cartílago
tiroides

Tiroides

Tráquea

Vena yugular
Arteria carótida
176

GLÁNDULA PARATIROIDES

Epíglotis

Tráquea

Paratiroides

Esófago

GLÁNDULA SUPRARRENAL

Suprarrenal

Aorta

Riñón derecho

Arteria
mesentérica
superior
177

GLÁNDULAS MAMARIAS

Grasa

Glándulas

Conductos
Pezón
178

TEMA 7
El sistema reproductor

Órganos femeninos:

Los principales órganos femeninos de la reproducción son: la vulva, la


vagina el útero, los ovarios y las trompas de Falopio.

La vulva: Constituye la parte externa de los órganos genitales femeni-


nos y comprende el Monte de Venus, los labios mayores, el clítoris y el
vestíbulo, con las glándulas vestibulares y en himen (repliegue membranoso
de la mucosa vaginal, que ocluye parcialmente la entrada en la vagina de las
vírgenes).

La vagina: Es un canal músculo-membranoso curvado y cilíndrico, de


unos 10 cm de longitud, que se extiende desde la vulva al útero. Habitual-
mente sus paredes están en contacto una con otra.

El útero: Es un grueso órgano muscular en forma de pera, destinado a


contener y nutrir al feto antes de su nacimiento. Está situado en la cavidad
femenina situada sobre la vagina y entre al vejiga y el recto. La cervi, o
cuello del útero, tiene 7,5 cm de longitud, pero durante la gestación aumenta
enormemente de tamaño alcanzando una longitud entre 33 y 37,5 cm. Des-
pués del parto recupera aproximadamente su tamaño normal, por el proceso
de involución. Cuando el útero se vuelve demasiado hacia atrás, el estado se
conoce como retroversión; cuando se cae demasiado hacia adelante,
anteversión y cuando cae o desciende, se conoce como prolapsus.

Los ovarios: Son 2 pequeños cuerpos glandulares, localizados a ambos


lados del útero, aproximadamente a unos 2,5 cm. de su punta. Dentro de los
ovarios se desarrollan los óvulos, las células sexuales femeninas de la repro-
ducción. Si el óvulo resulta fecundado, queda incrustado en las paredes del
útero y forma el embrión o feto. Si el óvulo no es fecundado, pasa a través
179

del cuello del útero durante la menstruación.

Las trompas de Falopio: O trompas uterinas, tienen de 7,5 a 12,5 cm.


de longitud y se extienden desde los ovarios al útero. Conducen a los óvulos
desde los ovarios al útero.

La menstruación: Es la preparación del útero para la implantación del


óvulo. Durante la menstruación tiene lugar una descarga de sangre y de célu-
las mucosas y epiteliales del útero. Los períodos menstruales tienen lugar
cada 28 días, excepto durante la gestación, y el flujo continúa durante 4 ó 5
días. El 1er. período menstrual empieza a los 13 ó 14 años y marca el paso
desde la niñez al estado de mujer. Tan pronto como tienen lugar estos perío-
dos, la mujer tiene la capacidad de concebir. La madurez adecuada para la
concepción se alcanza unos años después. Entre las edades de 45 y 50 años,
las menstruaciones cesan y esta cesación natural, se conoce como menopau-
sia. Durante la menstruación tiene lugar una sensación de laxitud y fatiga,
con jaquecas y, a menudo, dolores en la región lumbar de la espina dorsal.
En la menopausia se producen, también, cambios naturales como pueden ser
trastornos vasomotores como sofocos, sudoraciones extemporáneas, etc. Los
ovarios se reducen de tamaño y ya no producen secreciones.

Los órganos masculinos

Los órganos masculinos de la reproducción son: la glándula prostática,


el pené, los testículos y las vesículas seminales.

La glándula prostática: Es parecida a una castaña y está situada en la


base de la vejiga y alrededor de la 1ª porción de la uretra, cuando se aproxi-
ma a la vejiga. Este órgano tiene alrededor de 4 cm. de diámetro y contiene
numerosas glándulas pequeñas que producen el fluido prostático, una parte
importante de secreción seminal. El aumento de tamaño de la próstata, pro-
duce obstrucción en la uretra, con retención de la orina y dificultades en la
micción.

El pene: Es una masa alargada de tejido esponjoso eréctil, compuesto


por raíz, cuerpo y glande. El glande del pené es su extremidad bulbosa cu-
bierta con un pliegue suelto de la piel llamado prepucio. El pene sirve como
terminación del conducto urinario y, también, como órgano de la unión
180

sexual. Se llama circuncisión a la extirpación total o parcial del prepucio.

Los testículos: Son 2 órganos glandulares de forma ovoidea, suspendi-


dos en el escroto por debajo del arco del pubis, por la cuerda espermática.
Los testículos son las glándulas procreadoras masculinas, que segregan los
espermatozoides. La función de esta célula masculina es el producir la ferti-
lización del óvulo en la hembra. Colocado detrás de los testículos hay un
tubo muy fino, enrollado en espiral, llamado la epidídimo, que hace la co-
nexión entre los testículos y el conducto deferente. El conducto deferente es
el conducto excretor de los testículos que va desde la epidídimo hasta la
cavidad abdominal.

Las vesículas seminales: Son 2 glándulas tubulares para el semen, que


se diluye en sus propias secreciones. Están situados en la parte exterior de
cada conducto deferente, en contacto con la base de la vejiga. Sus extremos
inferiores se unen con el conducto deferente para formar los conductos
eyaculadores, que se abren dentro de la uretra prostática. Las glándulas
Cowpers son dos pequeños cuerpos a lo largo de la uretra.

El semen o fluido seminal: Está formado por la secreción de los testí-


culos, la próstata y las glándulas de Cowpers. Este fluido es impulsado a
través de la uretra por la contracción de las vesículas seminales, la próstata y
los músculos que rodean a la uretra.

Las células reproductoras masculinas: Se llaman espermatozoides y


proceden de los testículos, siendo segregados continuamente después de la
pubertad y almacenados en los sacos seminales.

Algunos dilemas respecto a estas cuestiones:

El período de mayor fertilidad:

1 - Cuestión: ¿Puede afirmarse qué fechas del mes son las más favora-
bles para concebir?

Respuesta: Se solía considerar que el período más fértil era el 13º día
después de aparecer la menstruación. Sin embargo, recientes investigaciones
181

parecen indicar que el período más fértil es tan temprano como el 8º, 9º ó
10º día.

Los médicos aconsejan contar el primer día de menstruación como el 1


y así contar hasta el 10º día. Si es posible deberían tener cópulas dos veces en
dicho día y si en dicho mes no son afortunados, deberían empezar al 11º día
del mes siguiente, y al mes siguiente el 12º día y así hasta el 15º día. Si
todavía no se ha tenido éxito, iniciar el ciclo de nuevo el 9º día después de la
menstruación. Otro excelente método de producir la gestación es el tener
coitos en la posición invertida, es decir, la mujer yaciendo sobre sus rodillas
y el varón entrando por detrás. Después de que el coito ha finalizado, insertar
una pequeña bola de algodón en la vagina, lo cuál ayudará a retener el semen
del varón y si la mujer continúa de rodillas durante unos 10 minutos, ello
permitirá que el semen penetre más profundamente en el útero. Este método
ha ayudado a muchas parejas sin hijos a conseguir el deseo de su corazón, o
sea un hijo.

2 - Cuestión: Un varón de 27 años, a punto de casarse, de repente empe-


zó a tener erecciones débiles cuando antes él había dispuesto de una potencia
normal para su edad. Actualmente es un sujeto vergonzoso y afirma: «Yo
practicaba el horroroso vicio de la masturbación casi cada día, pero ahora he
cesado en dicha práctica y he tenido sólo 2 eyaculaciones mientras dormía.
¿Estoy en peligro de perder las sensaciones debido a la inexperiencia o al
abuso de la masturbación?».

Respuesta: La primera medida que debe tomar es evitar el sentido de


culpabilidad por lo que respecta a la masturbación. Eso, ni es «horroroso»
ni es un «vicio». ¿Está Ud. seguro de que realmente ama a la que va a casar-
se con Ud.? Si Ud. tiene alguna duda sobre ésto, a medida que la fecha de su
matrimonio se acerca, puede encontrarse así mismo sujeto a toda clase de
trastornos emocionales. Ésto puede contribuir a su sensación de impotencia
y a tener erecciones débiles en lugar de las cada vez más potentes. Si está
sinceramente enamorado de su novia, probablemente podrá efectuar una sa-
tisfactoria técnica de intercambio sexual para después del matrimonio. No
adopte la actitud de que es algo que debe hacerle a ella, sino más bien que la
totalidad del proceso es una exploración e investigación mutua para encon-
trar lo que complace y es más satisfactorio para cada uno, en proceso total de
hacer el amor.
182

3. Cuestión: ¿Puede afirmarse que es posible que la mujer tenga lo que


se llaman «sueños húmedos»? Se oye decir que los hombres los tienen, pero,
¿lo tienen las mujeres? Y en tal caso, ¿es malo que la mujer los tenga?

Respuesta: Muchas mujeres tienen sueños sexuales mientras duermen.


Éstos pueden continuar hasta alcanzar el orgasmo, al igual que ocurre en
hombre jóvenes. Entre los hombre jóvenes el orgasmo conduce a la expul-
sión del semen, de ahí el nombre de sueños húmedos. Las mujeres jóvenes
pueden también experimentar orgasmo, pero no tiene lugar eyaculación de
ningún fluido, sino nada más que un ligero incremento de la humedad de las
glándulas vulvo-vaginales. No existe pues nada comparable a la descarga de
semen. En realidad no hay nada de particular en que la mujer tenga sueños
sexuales. Es pues una experiencia completamente normal para cualquier in-
dividuo normalmente sexuado.
183

SISTEMA REPRODUCTOR
ÓRGANOS FEMENINOS

Infundíbulo

Trompa de Falopio
Cuerpo uterino
Útero

Cuello o cervix

Vagina

GENITALES EXTERNOS
Clítoris
Monte de Venus
Meato uretral

Himen
Labio mayor

Labio menor Orificio vaginal


184

ÓRGANO REPRODUCTOR FEMENINO

Trompa de Falopio Cuerpo uterino Infundíbulo

Ovario
Útero

Ligamento del ovario


Vagina
Cuello o cervix del útero

MENSTRUACIÓN

1 - Formación 2 - Ovulación: un óvulo pasa del


del óvulo ovario a la trompa de Falopio

3 - El óvulo recorre la
trompa de Falopio
6 - Formación de
un nuevo óvulo

4 - La mucosidad del
útero se hace más 5 - Expulsión del óvulo por la
esponjosa vagina, con la mucosidad uterina
185

ÓRGANOS MASCULINOS

Próstata
Conducto deferente
Pene
Epididimo

Uretra

Vesícula seminal

Próstata

Conducto deferente
Glándula de Cowper

Epididimo
Cuerpo cavernoso

Uretra
Cuerpo esponjoso Testículo

Glande
Escroto
Prepucio
186

SECCIÓN TRANSVERSAL
Y LONGITUDINAL DEL PENE
Venas

Arterias
Uretra

Utrículo prostático
Desembocadura
glándulas de Cowper
Cuerpo caverno-
so
Cuerpo esponjoso

Uretra

Prepucio
Glande
Meato uretral

TESTÍCULO
Red de Hallen Epididimo Conducto deferente

Lobulillos Túbulos seminíferos


187

PROCESOS DE FECUNDACIÓN
ESTRUCTURA DEL ÓVULO

Primer corpúsculo polar

Vesícula germinativa
Mancha germinativa Membrana pelúcida
Vitelo Membrana vitelina
Gránulos corticales Corona radiada

ESTRUCTURA DEL ESPEMATOZOIDE

Flagelo

Vaina citoplasmática

Vaina
proteínica
Filamento axial

Mitocondria

Centriolos
Núcleo
Acrosoma
188

FECUNDACIÓN

Fecundación Trompa de Falopio

Óvulo

Ovulación

Útero

Espermatozoides

Vagina

2 - El espermatozoide se introdu-
ce en el interior del óvulo

1 - El espermatozoide se apoya
sobre la membrana del óvulo

3 - El óvulo genera una nueva


membrana para impedir la
entrada de otro espermatozoide
4 - La cola o flagelo
del espermatozoide
se desprende
189

MITOSIS O DIVISIÓN CROMOSOMÁTICA

1- Profase temprana

4- Metafase

2- Profase

5- Anafase

3- Fin de la profase

6- Telofase

GÉNESIS DE LA MÓRULA

2 Blastómeros 4 Blastómeros

8 Blastómeros 32 Blastómeros

Mórula Blastómeros
190

GESTACIÓN

CUATRO SEMANAS SEIS SEMANAS SIETE SEMANAS

Cere-
Cordón Saco bro Ojos
umbilical amniótico Maxilar
infe-
Miocardio Manos
rior
Columna
Membra- vertebral
na Pies
vitelina

OCHO SEMANAS
TRES MESES

Saco amniótico

Útero

Placenta
SIETE MESES
191

ANATOMÍA ABDOMINAL MATERNA


A LOS NUEVE MESES DE GESTACIÓN

Pulmón
Mamas

Hígado Estómago
Intestinos

Cordón umbilical
Ombligo materno
Trompa de Falopio
Ovario
Útero
Feto de nueve meses

Vejiga urinaria
Sínfisis pubiana

GEMELOS

UNIVITELINOS

Una sola placenta


Dos placentas

BIVITELINOS
192

NACIMIENTO

PRESENTACIÓN CEFÁLICA

PRESENTACIÓN DE NALGAS

PRESENTACIÓN TRANSVERSAL

Rotura de la
Placenta Vagina bolsa amniótica

Dilatación de la vagina Placenta Cordón umbilical


193

TEMA 8
Los órganos de los sentidos

1.- Vista:

Los ojos: Son los órganos de la visión y están compuestos por diferen-
tes capas:

La esclerótica: Es la capa fibrosa externa, que da brillantez y la blancura


al ojo, conocida como «blanco del ojo».

La córnea: Es una ventana transparente que permite que los rayos de la


luz pasen a través de la esclerótica.

El iris: Es la parte coloreada del ojo, que está perforada por una abertu-
ra llamada pupila.

La retina: Es la cubierta interior del ojo, compuesta por los terminales


de los nervios ópticos.

El ojo tiene 6 músculos que le permiten moverse en las diferentes di-


recciones.

Cámara anterior y posterior: Es la parte comprendida entre la córnea y


el cristalino y ambas están llenas del humor acuoso, líquido que procede del
cuerpo ciliar y que es reabsorbido por la corriente sanguínea, mediante una
delgada yema que se llama canal de Schlemm o de Fontana.

El cristalino: Es un cuerpo transparente biconvexo situado inmediata-


mente detrás del iris. Detrás del cristalino y hasta la retina, existe el llamado
humor vítreo, líquido albuminoso semejante a la retina, a la que da forma y
sujeción.

Los ojos están protegidos por las cejas, las pestañas y los párpados, así
194

como por la membrana mucosa denominada conjuntiva, que recubre los pár-
pados y la porción anterior de la esclerótica. También las glándulas lacrimales
tienen una función protectora del glóbulo ocular.

La visión normal se denomina emetropía. Cuando los rayos luminosos


no se concentran en la retina de los ojos, entonces se dice que son amétropos,
lo que representa una visión anormal y cubre los siguientes defectos ópticos:

Astigmatismo: Es una imperfecta curvatura de la córnea o la incapaci-


dad de enfocar líneas verticales u horizontales al mismo tiempo.

Presbicia o presbiopía: Es una disminución de la elasticidad de la lente


o la pérdida parcial o total del poder de acomodación de la misma. Éste es un
estado que se presenta en las personas de edad y que requiere lentes convexas
para su corrección.

Miopía o cortedad de vista: Es un estado en que los rayos paralelos de la


luz tienen su foco antes de que lleguen a la retina. Son necesarias lentes
cóncavas para corregir esta deficiencia.

Hipermetropía: Estado en que los rayos paralelos de la luz transmitidos


a través del ojo se reúnen en un foco situado detrás de la retina. Las lentes
convexas son necesarias para corregir tal defecto.

2.- Oído:

Es el órgano de la audición y está compuesto por:

El oído externo: Está compuesto, principalmente, por el cartílago y el


conducto auditor externo, formando un canal de 2,5 cm que se extiende
hasta el tambor del oído.

El oído medio: Posee 3 partes importantes:

La cavidad timpánica: Posee 3 pequeños huesos llamados: «maleus»,


«incus» y «estapes» o bien «martillo», «yunque» y «estribo».

Las células mastoideas: Son muy numerosas y ocupan la totalidad de la


195

parte interior del proceso mastoideo.

La trompa de Eustaquio: Conduce desde el oído medio a la naso-farin-


ge y sirve para la transmisión del aire hasta el oído medio, manteniendo así la
misma presión que existe desde el exterior de la membrana del tímpano.

El oído interno: Consta de 3 partes: el vestíbulo, la cóclea o caracol y


los canales semicirculares. El laberinto está lleno de un líquido llamado
perilinfa, en el cual está suspendido. En los vestíbulos y canales semicirculares
existen unos pequeños sacos membranosos llamados endolinfa. Los termi-
nales de los órganos auditores penetran en los tejidos de los sacos. Estos
sacos, se supone que son el asiento de la audición. Están relacionados con el
equilibrio del cuerpo, evitando así que uno tropiece o caiga. también contri-
buyen en ayudar a determinar la dirección de los sonidos y protegen al nervio
auditor del perjuicio, en caso de ruido intenso o repentino.

3.- Gusto:

La lengua es el órgano del gusto. Los nervios del gusto están distribui-
dos sobre la superficie de la lengua y el paladar y sus terminaciones terminan
en pequeñas elevaciones llamadas papilas. En estado de salud, la membrana
mucosa de la lengua, se presenta húmeda y rosada. Su superficie superior es
aterciopelada y está cubierta por papilas, de las que existen 3 variedades:

Papilas circunvaladas: Son de 8 a 12 y están situadas en la base de la


lengua. Son las de mayor tamaño y cada una de ellas está rodeada por una
depresión en forma de foso. Están dispuestas en forma de V en la parte pos-
terior de la lengua.

Papilas fungiformes: Están distribuidas en la punta y en los lados de la


lengua y presentan forma de hongo.

Papilas filiformes: Son las más abundantes y están distribuidas por toda
la superficie de la lengua.

Existen 4 sensaciones del gusto: dulce, amargo, ácido y salado. Muchos


alimentos, además del gusto, tienen aroma pero éste estimula las termina-
ciones del olfato y no las del gusto. Todos los alimentos deben hallarse en
196

forma líquida para ser apreciados por el gusto y han de entrar en contacto
con las terminaciones nerviosas capaces de recibir los diferentes estímulos.

4.- Olfato:

La nariz es el órgano del olfato y los terminales de los órganos olfatorios


están contenidos en las membranas mucosas de los huesos: turbinado medio
y superior, de los cuales deriva el sentido del olfato. Las ventanas de la nariz
contienen numerosos pelos que evitan la entrada de sustancias irritantes,
protegiendo así la delicada membrana de la nariz.

El sentido del olfato se estimula por los gases inhalados o por pequeñas
partículas en suspensión en el aire. Es un sentido muy delicado que se amor-
tigua, o anula, por habituación. Así, quienes se hallan en una habitación mal
ventilada pronto dejan de sentir los olores desagradables que en ella se acu-
mulan, que notan inmediatamente quienes penetran en ella, lo que nos da
una idea de la extraordinaria importancia que tiene la buena aireación en los
recintos cerrados. La nariz, a su vez, es el órgano encargado de atemperar el
aire que se respira a la temperatura adecuada al organismo. De ahí la impor-
tancia de respirar por la nariz, tanto para inspirar como para espirar.

5.- Tacto:

La piel es el órgano del tacto y en el hombre, los dedos se han desarro-


llado en un alto grado a este respecto. La piel cubre y protege la superficie
del cuerpo y se continúa con la membrana mucosa que recubre las cavidades
y los orificios que se abren en su superficie. Desempeña muchas funciones:
contiene las terminaciones nerviosas táctiles, contribuye a la regulación de
la temperatura y de la pérdida de agua del cuerpo y posee propiedades
secretoras, excretoras y de absorción. Se divide en 2 capas:

Epidermis o cutícula: Se compone de epitelio estratificado y consta de


un cierto número de capas de células dispuestas en dos zonas bastante bien
delimitadas:

La capa córnea: Se halla situada superficialmente. Consta de 3 capas


superiores de células de las que se compone la epidermis:
197

Capa córnea: Células escalonadas, delgadas y aplanadas que se despren-


den constantemente.

Capa lúcida: Células de contornos indiferenciados, sin núcleo.

Capa granulosa: Células bien delimitadas, con núcleos y gránulos, de


ahí su denominación de granulosa.

La capa germinal: Se halla por debajo de la zona córnea y consta de dos


capas de células epiteliales bien formadas:

Células episculares: Con diminutas fibrillas que unen las cél., produ-
ciendo la sensación de que poseen espinas.

Células basales: Son de las que se forman las nuevas cél. epidérmicas.
Están dispuestas de forma ordenada adosadas íntimamente entre sí, forman-
do la 1ª capa de cél. que descansan sobre las papilas de la dermis.

La epidermis no contiene vasos sanguíneos. A través de ella pasan los


conductos de las glándulas sudoríparas y en su seno se disponen los pelos.
Las células epidérmicas revisten los folículos pilosos. La superficie de la
epidermis presente líneas y surcos; éstos corresponden a las papilas de la
dermis que se halla situada por debajo. Tales surcos son variable; en los
pulpejos de los dedos presentan formas variadas, diferentes en cada indivi-
duo. En ésto se basa el estudio de las huellas dactilares.

Dermis o Corion: Esta capa está formada de tejido conjuntivo fibroso y


elástico. La superficie de la dermis está dispuesta en forma de pequeñas papilas
que contienen asas de vasos capilares sanguíneos. En la dermis se hallan
situadas las terminaciones nerviosas de los nervios sensoriales, corpúsculos
táctiles. En las paredes profundas de la dermis están situados los ovillos de
numerosas glándulas sudoríparas y los conductos de éstas pasan a través de
la dermis y epidermis en forma de canales espirales que se abren en la super-
ficie de la piel en forma de minúsculas depresiones denominadas poros.
198

LOS SENTIDOS

OJO

Ceja

Glándulas lacrimales
Párpado superior
Globo ocular
Iris
Pupila

Pestañas Párpado inferior

Conducto lacrimal

SECCIÓN DEL OJO

Esclerótica

Coroides

Humor acuoso
Retina

Iris
Mácula

Cristalino
Papila óptica

Córnea

Humor vítreo Conjuntiva


199

MÚSCULOS EXTÍNSECOS DEL GLOBO OCULAR

Oblicuo mayor
Elevador del párpado
Recto superior
Recto interno
Oblicuo menor Recto externo
Recto inferior

Orbicular

OÍDO
Apófisis lenticular Ventana oval

Tímpano
Caracol

Nervio auditivo

Trompa de
Eustaquio

Oreja o pabellón auri-


Conducto Martillo Yunque Estribo
cular auditivo externo
200

ESQUEMA FUNCIONAL DEL OÍDO

Vibración de las Cadena de Transmisión del


ondas sonoras huesecillos sonido al cerebro
Onda sonora

Nervio auditivo

Caracol

Pabellón de
la oreja Tímpano Ventana oval

CADENA DE HUESECILLOS

Yunque
Estribo

Apófisis lenticular

Martillo

CARACOL
Conducto semicircular externo
Conducto semicircular superior
Conducto semicircular porterior
Ventana oval

Cóclea

Ventana redonda

Canal
Ampolla
Cilios
Cresta
Endolinfa
201

NARIZ
ÓRGANOS OLFATIVOS

Bulbo olfatorio

Nervio olfatorio

Ramificaciones nerviosas
Pituitaria amarilla

Pituitaria roja

LENGUA

Papilas caliciformes

Papilas filiformes

Papilas fungiformes
202

TEMA 9
Etiología y patología

Etiología:

La ciencia que trata de las causas de las enfermedades se conoce con


este nombre. Las causas de la enfermedad pueden ser directamente activas o
excitantes, indirectas o predisponentes y, finalmente, pueden ser oscuras o
desconocidas.

Causas directas (o activas): Son las que producen directamente la en-


fermedad. Un cuidadoso examen determinará, generalmente, la causa activa
o excitante.

Causas indirectas (o predisponentes): Son las que no desencadenan la


enfermedad a menos que resulten favorables ciertas condiciones. Por lo tan-
to, cualquier cosa que disminuya la resistencia del organismo, tal como la
fatiga, la dieta inadecuada, la falta de ejercicio, la excesiva exposición al frío
o al calor, una insuficiente cantidad de aire fresco y diferentes excesos, son
causas predisponentes.

Causas oscuras (o desconocidas): Incluyen todo lo que no es conoci-


do de forma definitiva o no ha sido definitivamente probado.

La falta de ejercicio físico: Es un factor importante para hacer dismi-


nuir la resistencia corporal. Nadie puede disfrutar de la mejor salud, a menos
de que haga cierta cantidad de ejercicio. Es preferible el ejercicio al aire libre
que en el interior de un local, pero en el interior de un local (más o menos
adecuado) es también mejor que la falta de ejercicio.
203

La falta de radiaciones solares: Es otra de las causas de descenso de


vitalidad. El sol tiene un efecto beneficioso sobre los tejidos y la sangre en
todo el sistema.

La insuficiencia de aire puro: Tiene una gran tendencia a reducir la


resistencia corporal. La sangre debe estar intensamente oxigenada, si se de-
sea poseer un alto grado de salud. Las habitaciones para dormir deben tener,
especialmente en todo momento, una gran abundancia de aire fresco.

La dieta inadecuada: Es un factor importante, por lo que respecta a la


buena salud. El organismo no puede ser adecuadamente alimentado a menos
que utilice unos alimentos adecuados para suministrar al organismo los ele-
mentos necesarios para una buena salud.

La fatiga: Es una amenaza para la buena salud; puede ser debida a no


dormir o descansar insuficientemente, o a un exceso de horas de trabajo.

El vestido: Puede ser la causa de una resistencia disminuida, tanto si se


usa en exceso como demasiado poco.

Las temperaturas excesivas: Pueden también a disminuir la resistencia.


La temperatura de las habitaciones no debe exceder nunca de los 21ºC. Las
personas que viven en climas calurosos o tropicales carecen, generalmente,
del vigor y la energía de los que residen en climas más fríos. La larga exposi-
ción al frío, sin embargo, reduce también la resistencia corporal.

Ciertos tipos de ocupación o trabajo afectan la salud de los individuos.


Las largas horas de permanencia sentado o de pie, no permiten hacer el sufi-
ciente ejercicio para todos los músculos del cuerpo.

El dormir: Es esencial para una buena salud. Unas 8 h, de sueño repara-


dor son necesarias para la persona normal media. La habitación debe estar
libre de ruidos y molestias. Las personas que duermen durante el día no
logran alcanzar el descanso que se obtiene al dormir por la noche.

El bañarse: Es un factor de buena salud. Un baño limpiador al menos


una vez por semana, resulta necesario. La ducha fría o fresca, cada mañana,
resulta beneficiosa si la reacción que se consigue es completa.
204

Los tóxicos poseen un efecto nocivo sobre la salud. El alcohol, los


medicamentos, el tabaco, las drogas, los estimulantes (café, bebidas a base
de cola) y ciertos productos químicos, son factores que contribuyen a la
producción de enfermedades. Quienes trabajan en ciertas factorías químicas
absorben, a menudo, materiales tóxicos a través de la piel si no se protegen
cuidadosamente de acuerdo con las normas de Seguridad e Higiene.

Las causas reflejas pueden acarrear condiciones de desorden en ciertas


partes del organismo, por causa de acción refleja de la médula espinal o del
sistema nervioso simpático.

Las causas especiales traumáticas, tales como la subluxación de vér-


tebras, la contracción de ligamentos o la infiltración de los músculos, tienen
efecto negativo sobre la salud al interferirse con los nervios y el suministro
de sangre a los tejidos y órganos vitales.

Las causas mentales: Las emociones, fracasos, preocupaciones, odios,


envidias y otros trastornos emocionales tienen, sin ninguna duda, un efecto
deteriorante sobre las funciones del sistema nervioso. Muchos desórdenes
son originados así y serán eliminados al corregir las causas mentales.

Los excesos de varias clases, interfieren con la buena salud. Los exce-
sos sexuales, y otras intemperancias, interfieren al disminuir la vitalidad y
resistencia del organismo y, por dicha razón, son causas indirectas de enfer-
medades.

Patología

Es la ciencia relacionada con los cambios biológicos, funcionales y es-


tructurales que tiene lugar durante las enfermedades. En las enfermedades
existen siempre ciertos cambios que tienen lugar variando el grado, según la
severidad y duración del trastorno.

En las enfermedades agudas existe una pérdida de peso corporal y la


sangre resulta sensiblemente reducida en hematíes y hemoglobina. La super-
ficie de la lengua y de la piel cambia de apariencia y tienen lugar otros cam-
bios. En las enfermedades crónicas existe, generalmente, una esclerosis o un
205

supercrecimiento del tejido fibroso. En prácticamente todos los casos, exis-


te algún cambio en la calidad y cantidad de la sangre.

Vamos a dar la descripción y los términos médicos a algunos de los


principales cambios que tienen lugar durante el proceso de la enfermedad.

Inflamación: Es una condición mórbida, consistente en a congestión de


los vasos sanguíneos. Los vasos sanguíneos entonces se agrandan, la circu-
lación se retrasa y el plasma, con o sin los leucocitos y a veces los hematíes,
pasa fuera del tejido circundante sin que las paredes de los vasos sanguíneos
estén rotas o dañadas. Ésto es lo que se llama exudación. Cuando la inflama-
ción subsiste mucho tiempo se conoce como:

a) Inflamación crónica: Generalmente en casos de larga permanencia, se


produce un aumento del tejido conjuntivo en la parte afectada.
b) Inflamación aguda: Este proceso produce calor, rojez, dolor e hin-
chazón y deja a la parte afectada inhábil para realizar su función normal.

La inflamación crónica produce, a menudo, calor pero además posee


otras propiedades en diversos grados.

Existen diversos tipos de inflamación:

- Catarral, que es una condición inflamatoria de la membrana mucosa


fibrinosa, término usado para expresar dicha condición en el tejido fibroso.
Intersticial cuando se refiere al tejido conjuntivo.
- Purulenta, que se conoce como supuración y el producto cremoso que
segrega se denomina pus. Éste indica un alto grado de inflamación en el que
las células blancas proceden de los vasos sanguíneos y del tejido cutáneo
cambiante.

Toxemia: Es el nombre que se da a una condición de autointoxicación o


toxicidad de las células y tejidos del cuerpo, a causa de las materias mórbidas
que circulan por la corriente sanguínea. Este material dañino puede originar-
se en el organismo como consecuencia de diversas fuentes, tales como los
tumores malignos, la alteración de la cavidad glandular, la retención del
dióxido de carbono y la bilis y de tóxicos que se originan en la descomposi-
ción de la materia fecal no expulsada. A menudo existen fuentes exteriores
206

tales como: mercurio, plomo, estricnina, arsénico, opio, medicamentos, bac-


terias, drogas, venenos animales, alimentos descompuestos, etc., los cuales
producen una intoxicación del organismo.

Anemia: Es una condición en la que existe un deficiente número de


corpúsculos rojos (hematíes) en la sangre, falta de hemoglobina y de reduc-
ción en la cantidad de sangre o volemia (80 gr. de sangre por Kg. de peso).

Trombosis: Formación de un coágulo de sangre (trombo) en un vaso


sanguíneo o en el corazón. Cuando el coágulo de sangre, o parte del mismo,
es desplazado o arrastrado desde el lugar de su formación a alguna otra parte
del cuerpo, la obstrucción se llama embolia.

Hemorragia: Es una pérdida de sangre de los vasos sanguíneos.

Hiperemia: Denota una condición de congestión y representa un au-


mento de sangre en los vasos sanguíneos.

Isquemia: Es el término que se da a un descenso anormal en la cantidad


de sangre en un órgano o una parte del organismo.

Edema: Significa una hinchazón producida por la efusión de linfa o


líquido acuoso de los vasos sanguíneos en los espacios intercelulares del
tejido conjuntivo.

Atrofia: Significa una disminución del tamaño de ciertos tejido, como


resultado de un descenso en la cantidad y tamaño de sus células.

Infiltración: Invasión de los tejidos (en particular, del celular) por un


líquido orgánico, por gases o por tejido neoplásico.

Degeneración grasa: Es un cambio de las células normales en conteni-


do de grasa.

Degeneración granular: Denota una condición en la que las células se


vuelven hinchadas, turbias y llenas de sustancias granulares. En ellas tiene
lugar una desintegración de las células. La digestión, nutrición o elimina-
ción deficientes son, generalmente, la causa de esta condición.
207

Degeneración hialina, mucoide, amiloide o coloide: Significa un cam-


bio de las células normales en material albuminoso incoloro.

Ulceración: Es un proceso que tiene lugar cuando unas pocas células


mueren a la vez y son rechazadas por las subyacentes.

Necrosis: Es un término dado a la muerte de grandes masas de tejido.


Generalmente se refiere a la muerte de un hueso.

Supuración: Denota una descomposición de leucocitos, tejidos y célu-


las. Ésto trae como consecuencia la formación de material conocido como
«pus».

Abceso: Es el término dado a una cantidad de pus incluida en una cavi-


dad recién formada.

Fístula o senos: Son condiciones ulceradas o supurantes de ciertos ca-


nales que conectan cavidades entre sí o con otras superficies.

Gangrena: Es la muerte y descomposición de los tejidos blandos del


organismo a causa de la interferencia con la nutrición local. Existen dos
formas de gangrena:

- Seca: generalmente tiene lugar en partes superficiales del organismo y


es causada por un defecto en el suministro arteriano. La parte afectada es
seca, dura y de un color gris oscuro o negruzco.
- Húmeda: generalmente tiene lugar en los tejidos profundos cuando la
evaporación no puede tener lugar y está causada por un defecto, tanto en la
circulación arterial como venosa. La parte afectada es blanda y pútrida.

Fiebre alta: Es una condición en la que la temperatura del cuerpo está


por encima de la normal de 37ºC. Puede ser debida a toxemia o algún tras-
torno nervioso del mecanismo de regulación del calor. La fiebre grave o
continua, mantenida durante mucho tiempo, produce una degeneración
granular de los músculos, riñones, corazón, bazo e hígado.

Hipertrofia: Indica que ha tenido lugar un aumento en el tamaño de las


208

células. Ésto es debido, generalmente, a un aumento excesivo de suministro


de nutrientes permitiendo, a dicha parte, hacer un trabajo mayor.

Hiperplasia: Indica que en dicho lugar ha habido un incremento de


tamaño, debido a un aumento del número de células de un tejido.

Tumores: Un tumor es una hinchazón sobre o en cualquier parte del


cuerpo, debido a una nueva formación de tejido. Las causas de este proceso
no están bien establecidas. Los tumores se dividen en dos clases: los malig-
nos y los benignos o inocentes:

- Malignos: Comienza con una pequeña lesión local y crece rápidamen-


te. Este tipo se extiende a las partes circundantes y no se parece al tejido
sobre el cual se desarrolla. Tales tumores reaparecen, generalmente, después
de la extirpación.
- Benignos: Se desarrollan lentamente, no se extienden a las partes cir-
cundantes y se parecen a los tejidos que los rodean. Tales tumores no se
reproducen después de la extirpación. A menudo, presionan sobre los ner-
vios, vasos sanguíneos y órganos y producen dolor si no se eliminan.

Quiste: Es un término que se aplica a una forma benigna de tumor. Es


una bolsa sin abertura y consiste en tejido epitelial o fibroso que contiene
una materia mórbida fluida o semifluida.

Cáncer: Tumor maligno que incluye los carcinomas y sarcomas y cu-


yos rasgos, fundamentalmente, son: terminación fatal si no se trata adecua-
damente, infiltración de los tejidos circunvecinos, después de eliminado puede
reproducirse en el mismo lugar o a distancia, crecimiento rápido, incapaz
para reproducir la estructura del tejido en que se inserta, producción de me-
tástasis en los ganglios linfáticos o en órganos distantes.
Los agentes desencadenantes mejor conocidos del cáncer incluyen cier-
to número de agentes carcinógenos exógenos físicos (radiaciones) o quími-
cos (benzopireno, 1:2:5:6 dibenzantraceno, grupo colantreno) y endógenos
(esteroles, hormonales sexuales).
209

TEMA 10
Historial y examen del paciente

En orden a tratar con éxito al paciente, el naturópata debe conocer lo


suficiente acerca del modo de vivir de éste y de la naturaleza del problema
que está padeciendo. En muchos casos, el naturópata encontrará que el pa-
ciente ha recurrido ya a varios médicos y que ha sido examinado tantas ve-
ces, que él mismo es incapaz de decirle exactamente los desórdenes que pa-
dece. Sin embargo, existen muchas cosas importantes acerca de su condición
y forma de vida que es necesario que sepa todo naturópata.

Cuando un paciente le llega por 1ª vez, la 1ª cosa que debe hacer es


confeccionar un historial o expediente en el que se reseñarán los datos de
cada caso, para futuras referencias, estudios estadísticos o comprobaciones
con casos semejantes. El buen naturópata no se limita a la mera vista, sino
que medita luego sobre los casos que se le presentan y saca sus conclusiones
desde un punto de vista general. El interrogatorio (o anamnesis) puede con-
tener los siguientes aspectos:

1.- La primera cosa que el naturópata debe saber de su paciente es el


nombre, dirección completa y número de teléfono si lo tiene.
2.- En 2º lugar, enterarse de la edad, si esta casado o soltero y su ocupa-
ción habitual. En caso de que sea mujer, preguntarle el número de hijos, si es
que tiene alguno y si los hijos viven o no. También preguntarle (si es mujer)
si su periodo menstrual es regular o irregular y si flujo menstrual es abun-
dante, escaso o normal y si sufre algún dolor anormal asociado con ello.
3.- Averigüe el peso actual del paciente y su peso habitual normal. De-
berá medir su altura, pues ello le dará una idea de si su peso está por debajo
del que le corresponde para su edad.
4.- Investigue los antecedentes familiares. Si sus antepasados eran altos
y delgados, o bajos y gruesos. Así mismo deberá enterarse de las enfermeda-
210

des más corrientes entre sus familiares mas inmediatos, especialmente los
padres.
5.- Pida al paciente que le diga (en su forma propia), los síntomas y
experiencias y cuánto tiempo los ha tenido.
6.- Pregúntele sobre si está perjudicado por resfriados, diarreas, deposi-
ciones fétidas, estreñimientos, dolor de garganta, problemas oculares, en la
digestión, irregularidades en la acción del corazón, flatulencias, vómitos,
vértigo, convulsiones, debilidad, fiebre, extremidades frías, calambres, ner-
viosismo, dificultad de respiración, ictericia, erupciones cutáneas, sudores
nocturnos, dolores en alguna parte del cuerpo, etc.
7.- Pregúntele sobre su dieta, los alimentos que come, lo que come y
bebe entre comidas, la masticación, la digestión, el apetito. Entérese en qué
cantidad consume huevos, la carne, el pan, los alimentos crudos, el café, el
azúcar, los condimentos y picantes, la sal y el alcohol.
8.- Investigue entre sus hábitos de sueño, sexuales, baños, ejercicio físi-
co, trabajo, descanso, etc.
9.- Pregúntele sobre su trabajo: su postura, fatiga, ventilación, salubri-
dad, temperatura, ambiente, productos que maneja, etc.
10.- Pregúntele acerca del vestido: cantidad, géneros utilizados, pre-
sión, calzado.
11.- Pregúntele sobre su vida de hogar: familia, allegados, ambiente,
ventilación, calefacción, etc.
12.- Averigüe sobre su mentalidad: emociones, disposición, preocupa-
ción, sentimientos.
13.- Pregúntele sobre sus traumas: accidentes, heridas, caídas, fractu-
ras, «shocks», tensiones, operaciones, etc.
14.- Indague algo más sobre la toxemia: productos químicos, medica-
mentos, etc.

Normalmente no es preciso hacer la totalidad de las preguntas anterio-


res a cada paciente. Cada caso exigirá algunas preguntas diferentes, en aten-
ción a los síntomas y estado en que se halle.

De lo que nunca podrá prescindir todo buen naturópata es de conocer


las transgresiones que comete el paciente a las leyes naturales, para poder
proponerle un nuevo sistema y ritmo de vida que le permita recuperar la
salud. Estas transgresiones, habitualmente, se cometen en:
211

- Alimentación: Con alimentos tóxicos como carnes, mariscos, alimen-


tos desnaturalizados como pan blanco, azúcar blanco, cereales
descascarillados, sal refinada, etc.
- Bebidas: Con alcohol, estimulantes a base de cola o café, etc.
- Respiración: Hábito de fumar, vida en ambiente contaminado, trabajo
en malas condiciones de salubridad, etc.
- Ejercicio físico: Vida sedentaria, exceso de TV, abuso del automóvil,
etc.
- Tensión mental: Excesos de actividades, ambición desmedida, disgus-
tos, etc.

La revisión de estos 5 puntos es totalmente indispensable para poder


recuperar la salud y luego conservarla y éso no sólo a nivel individual de
cada paciente, sino también a nivel familiar.

La persistencia de la transgresión de los 5 puntos antes mencionados,


habrá producido una sintomatología y unas consecuencias somáticas, más o
menos acentuadas, que es lo que se ha dado en llamar enfermedad y que es lo
que hay que corregir mediante la medicina natural.

El primer paso para ello es el DIAGNÓSTICO o DIAGNOSIS:

Diagnosis

Diagnosis es el acto de determinar la naturaleza y presencia de una en-


fermedad a partir del estudio de su historial, sus síntomas y signos. El méto-
do operativo de diagnosis más sencillo y corriente se basa en un examen
sistemático del organismo, por métodos como la inspección visual, la palpa-
ción, la percusión, el iridodiagnóstico, la esclerología. la reflexología, la
auscultación y la medición. Se conocen como diagnosis física y es el método
más importante en el examen del paciente. También se usa la diagnosis analí-
tica, que consiste en hacer un examen químico de la sangre, de la orina y de
otras secreciones o componentes del cuerpo. La medicina alopática emplea
otros sistemas de diagnóstico más sofisticados: Rayos X, biopsia, etc., que
no son aceptados por la naturopatía por considerarlos agresivos.

1.- Inspección: Visual. Consiste en el examen de la parte enferma por la


vista. El aspecto general denota ya muchas cosas.
212

2.- Palpación: Sensorial. Consiste en el examen por medio de los dedos,


con presiones suaves, de la zona afectada.
3.- Percusión: Golpeando o palpando. Consiste en el examen por medio
del golpeteo o palpación con el dedo de una mano, colocado contra el cuer-
po, con el dedo de la otra mano.
4.- Iridodiagnosis: Consiste en el examen visual con lupa o iridoscopio,
del iris.
5.- Esclerología: Consiste en el examen visual de la esclerótica.
6.- Reflexología: Consiste en un masaje compresivo profundo de las
zonas reflejas del pie, observando si duelen.
7.- Auscultación: Paraudición. Consiste en aplicar el oído contra el cuer-
po, o usando el estereoscopio.
8.- Medición: Consiste en medir las diferentes partes del cuerpo, utili-
zando medios físicos o bien el control de determinados parámetros somáti-
cos, utilizando métodos eléctricos, electrónicos (encefalogramas,
cardiogramas), etc.

Al hacer un diagnóstico, la parte a examinar debe estar desnuda. Si hay


que hacer un profundo examen de todo el cuerpo, el paciente deberá desnu-
darse completamente y extenderse sobre una mesa, pero el cuerpo puede
cubrirse con una sábana y las diferentes partes ser descubiertas a medida que
van siendo realizados los exámenes de las mismas.

Para la inspección es necesaria una buena iluminación y, así, podrá ser


descubierta cualquier desviación del tamaño, forma, color o movimiento de
la parte afectada, fuera de lo normal.

Por medio de la palpación, el naturópata deberá ser capaz de determinar


el tamaño, consistencia y movilidad de las diferentes partes. Los músculos
de la región examinada deben estar tan relajados como sea posible. Notar la
presencia o ausencia de ablandamientos y la relación de las partes afectadas
con otras partes. No usar más presión que la absolutamente necesaria y hacer
los movimientos lentamente, aplicando la presión gradualmente. En la pal-
pación, debe usarse la superficie de la palma de la mano y de los dedos, es
decir, toda la palma de la mano. Una profunda presión gradual no debe cau-
sar dolor al aplicarla.

Cuando se usa la percusión, colocar el segundo dedo de la mano en


213

firme contacto con la piel, sobre la parte a ser examinada. Ahora golpee o
estire hacia atrás la falange media del dedo con la punta del segundo dedo de
la mano derecha, usando un impulso regular. Usar un impulso regular, pero
no golpear más de lo que es absolutamente necesario, para dar el sonido que
deseamos oír. De los ruidos escuche la calidad, tono, intensidad, duración.

Anotar los diferentes caracteres que se observan en los diferentes teji-


dos del cuerpo haciendo así posible, para el examinador, obtener un conoci-
miento de la clase de tejido y su condición actual. A menudo resulta conve-
niente usar e estetoscopio en la percusión, colocando la campana entre el
dedo pequeño y el cuarto dedo de la mano izquierda y manteniéndolo firme-
mente apretado contra la piel, mientras se hace la percusión.

Como ha quedado establecido en los párrafos anteriores, los diferentes


tejidos producen sonidos de diferentes caracteres. Sobre el estómago la nota
es como el tambor, fuerte, larga y de tono bajo. Sobre los pulmones la nota
es más vibratoria y es de un tono, intensidad y duración medios. Sobre el
hígado la nota es blanda, corta, de alta intensidad y tiene un sonido sordo o
muerto.

El tamaño, forma o posición de los diferentes órganos puede ser deter-


minado por percusión y para este propósito se usa, generalmente, una percu-
sión auscultatoria. La campana del estetoscopio se sitúa en el centro del
órgano a ser delimitado, luego se golpea el cuerpo muy suavemente, empe-
zando a acortar distancia del estetoscopio y moviéndose hacia el instrumen-
to. A la que se cruza el borde del órgano, tiene lugar un repentino cambio en
la intensidad, que será fácilmente apreciable marcando así los bordes del
órgano. Recuerde que al cruzar los bordes del órgano, la nota será práctica-
mente la misma que la nota de alrededor y debajo la campana del estetosco-
pio. Órganos tales como el corazón, el hígado, el bazo, el estómago y el
colon, pueden ser perfectamente diseñados por percusión auscultatoria.

El estetoscopio es un instrumento, principalmente, diseñado para hacer


exámenes del corazón o de los pulmones. Dicho instrumento aumenta gran-
demente el sonido de éstos, permitiendo así al naturópata determinar fácil-
mente el estado del corazón y los pulmones. El estetoscopio debe ser com-
primido fuertemente sobre el pecho y debe ser mantenido completamente
quieto mientras se hace el examen. Cualquier movimiento de la campana del
214

instrumento sobre el cuerpo, o movimiento de los dedos sobre la campana, o


roce conjunto de los tubos, producirá sonidos normales que interferirán el
diagnóstico.

Permítasenos decir aquí, que se requieren muchos meses, e incluso años,


de entrenamiento, experiencia, práctica y paciencia para ser capaz de diag-
nosticar fácil y correctamente el exacto estado del corazón y los pulmones,
la envergadura del perjuicio causado por la enfermedad y las porciones de
los órganos afectados. Muchos médicos y naturópatas, que son excelentes
profesionales en otros aspectos, no parecen nunca dominar la técnica o ha-
cerse expertos en el diagnóstico de estos órganos aunque, generalmente, son
capaces de hacerse una idea de la naturaleza del problema.

Corazón: Puede decirse, sin embargo, que cualquiera puede aprender


pronto a distinguir la diferencia entre un corazón fuerte o débil. Un buen
corazón, sano y fuerte, generalmente late con fuerza, potente y regular mien-
tras que un corazón débil es, generalmente, irregular, rápido y con unas pul-
saciones débiles. Cuando el músculo del corazón es débil, el corazón late
rápido después de un ligero ejercicio. Después de un ejercicio violento o de
subir rápidamente las escaleras, un corazón fuerte logrará pronto su normal
cadencia del pulso, mientras que un corazón débil o incompetente, continua-
rá latiendo rápidamente durante bastante tiempo, antes de normalizarse en su
acción. si una persona salta a la cuerda, o hace algún ejercicio violento du-
rante unos pocos segundos, los latidos del corazón aumentan en 20 pulsa-
ciones o más. Si el corazón está razonablemente cerca del estado normal, el
pulso volverá a su frecuencia normal tras 2 ó 3 minutos después de un corto
descanso. Las personas con corazones débiles se vuelven cortos de respira-
ción después de un ligero ejercicio. Cuando el corazón está fuerte, el latido
es fuerte y regular y ésto puede notarse con facilidad colocando la campana
del estetoscopio en la región de la cúspide del corazón.

La sístole y la diástole del corazón producen característicos sonidos


que están relacionados con la contracción y el cierre de las válvulas del cora-
zón. El 1er. sonido del corazón está producido por la sístole ventricular y es
de tono bajo y sordo. El 2º sonido empieza al principio de la diástole
ventricular y está producido por el cierre forzado de las válvulas semilunares.
Este sonido es corto y chasqueteante.
215

Cualquier variación en la calidad de los músculos del corazón redunda en el


carácter de la acción de las válvulas. Un músculo cardíaco débil, produce un
débil 1er. sonido cardíaco. El imperfecto cierre de las válvulas produce un
sonido blando, palpitación o zumbido conocido como murmullo. Ésto indi-
ca un escape, llamado regurgitación, de la válvula en la cual es observado y
tiene lugar más frecuentemente en la válvula mitral. A veces, el sonido car-
díaco está apagado u oscurecido, debido a un aumento del líquido pericardial.
Si el 1º de los sonidos de la cúspide del corazón es duplicado o separado en
dos sonidos (ritmo de galope), ello indica una grave debilidad cardíaca.

El mal funcionamiento de las válvulas está, generalmente, causado por


la endocarditis, que es una condición inflamatoria del revestimiento interno
de las cavidades cardíacas (del endocardio). La válvula dañada, imposibilita-
da de moverse libremente, presenta una oposición al paro de la sangre, cau-
sando lo que se denomina estenosis. Ésta produce un aumento en el tamaño
del corazón: hipertrofia. A veces, el corazón se ve obligado a trabajar a costa
de su reserva de potencia y, en consecuencia, a menudo se dilata. La hipertro-
fia del corazón produce un órgano abultado con paredes gruesas, mientras
que la dilatación del corazón da un órgano grande con paredes finas.

Pídale al paciente que realice ejercicio físico hasta que la respiración


aumente en velocidad y profundidad. Entonces no debería haber ni debilita-
ción, ni cianosis, ni dificultad de respiración, ni tampoco pulso débil ni irre-
gular. Si aparecen algunos de estos síntomas, el corazón debe ser considera-
do como más o menos enfermo.
216

TEMA 11
Examen y diagnosis I

- Examen físico general:

La marcha operativa para un examen físico general se compone de los


siguientes puntos:

1.- Considere el aspecto general del paciente, observando su postura, su


caminar, el ritmo de movimiento, su estado mental y el comportamiento
general.
2.- Estudie su cara, notando particular mente la expresión, el color, el
estado nutricional, el movimiento y estado de los ojos.
3.- Pídale que le enseñe la lengua y observe si está completamente
recubierta y el color del recubrimiento.
4.- Tome la temperatura del paciente si fuese necesario. Pregúntele si se
siente asaltado por sudores nocturnos.
5.- Tome el pulso del paciente, controlando cuidadosamente su frecuen-
cia, regularidad, tiempo e intensidad y la compresibilidad de la arteria.
6.- Inspeccione la piel, observando el color, humedad, temperatura, con-
sistencia y condición de su superficie.
7.- Observe los movimientos respiratorios del pecho paredes abdomi-
nales, notando su frecuencia, intensidad y libertas de movimientos.
8.- Palpe y observe el movimiento del vértice del corazón, notando su
posición, resistencia, fuerza y regularidad de sus labios.
9.- Inspeccione y palpe el abdomen notando su tamaño, contorno y sen-
sibilidad. Nada puede notarse ni verse del músculo cardíaco, excepto los
músculos psoas, la aorta abdominal y las vértebras lumbares.
10.- Examine la espina dorsal, observando su forma, contorno, movi-
miento y sensibilidad.
11.- Tómele la presión al paciente.
12.- Otros exámenes a realizar: iridodiagnosis, esclerodiagnosis, fiso-
217

nomía, onicodiagnóstico, pulsos chinos, análisis clínicos, etc.

Signos físicos:

- La temperatura: La fiebre, aumento de temperatura, puede producirse


en casos de infección, inflamación, toxemia y trastornos nerviosos. Un des-
censo de temperatura puede ser debido a una postración, trastornos nervio-
sos o enfermedades de agotamiento. Los escalofríos pueden preceder al asen-
tamiento de fiebres, infecciones graves y trastornos nerviosos. Los sudores
tienen lugar, a menudo, a la terminación de las fiebres o por causa de la baja
vitalidad, la neurastenia y la tuberculosis.

- El peso: La pérdida de peso puede ser debida a una falta de dormir, a


una mala nutrición, a toxemia, a fiebres infecciosas, a tuberculosis y a enfer-
medades agotadoras.

- El pulso: En las fiebres, trastornos cardíacos, hemorragias, bocio


exoftálmico, colapsos, después de los ejercicios físicos intensos y durante
los trastornos emocionales, el pulso es más rápido. En la toxemia, el agota-
miento, las tensiones cerebrales y algunos trastornos nerviosos, decrece la
cadencia del pulso. En algunos desórdenes de los aquí mencionados, el pul-
so puede ser también irregular. La cadencia del pulso puede ser más larga en
la fiebre, la regurgitación aórtica y después del ejercicio físico y más corta
en el agotamiento, la peritonitis y la estenosis aórtica. La arteria se encuentra
en la arteriosclerosis.

- La piel: En las enfermedades de los pulmones y del corazón, la piel


presenta un color azulado. En la anemia, la tuberculosis y la arteriosclerosis,
la piel es de color pálido. En la ictericia y la toxemia, la piel tiene un tono de
color amarillento. En la sífilis, la malaria, el cáncer y la enfermedad de
Addison, la piel tiene un color peculiar. En los trastornos crónicos del híga-
do, la piel puede presentar manchas de color marrón. Las enfermedades de la
piel, la toxemia, las drogas y las infecciones agudas, pueden producir erup-
ciones cutáneas. En las fiebres, diarreas graves e hiperemias, la piel se mues-
tra cálida. Cuando existe una obstrucción o fallo de la circulación, la piel
suele estar fría.

En casos de debilidad, reumatismo, postración, trastornos vasomotores


218

y durante las crisis febriles, existe una excesiva humectación de la piel.

- La respiración: La respiración rápida puede ser debida a anemia grave,


a trastornos emocionales, a debilidad y a trastornos del corazón y los pulmo-
nes. La respiración lenta puede ser debida a toxemia, agotamiento y presión
sobre el cerebro. Cuando existe dificultad respiratoria (disnea), el problema
puede ser debido a una neuralgia intercostal, dolores o enfermedades del
corazón y los pulmones, alteración en la sangre (anemia), coma diabético,
asma bronquial, etc.

- Los impulsos cardíacos: Si existen irregularidades en el impulso car-


díaco, éstas pueden ser debidas a toxemia, fallo de compensación o trastor-
nos cerebrales. Si el impulso está ausente, ellas puede ser debido a la pleure-
sía, pericarditis o que la cúspide del corazón puede quedar detrás de la costi-
lla. A veces, a causa de enfermedades de los pulmones o de un tamaño del
corazón, la cúspide cardíaca se encuentra desplazada.

- El abdomen: Cuando el abdomen está contraído, ello puede ser debido


a un agotamiento o una mala nutrición. Si está agrandado, puede ser debido
a obesidad, raquitismo, flatulencias, ascitis, tumores o gestación. Si se nota
una masa dura en el abdomen, debe sospecharse un órganos agrandado o
desplazado, un abceso, un tumor, la vejiga distendida o estreñimiento. A
veces el músculo rectal, si está bien desarrollado y no está relajado, se notará
duro y será causa de un ligero bombeo. La blandura en el abdomen se debe a
una inflamación, neuralgia o a una congestión esplénica.

- La espina dorsal: Las enfermedades y lesiones espinales causan blan-


dura a lo largo de la espina dorsal. Una deformación de la espina dorsal
puede traer como consecuencia enfermedades espinales, curvaturas
(escoliosis) o posturas falsas. El curvado de la espina dorsal puede ser debi-
do a curvaturas, tumores, subluxaciones o contracción de los músculos. La
espina dorsal rígida está, generalmente, causada por dolores, una lesión espinal
o una enfermedad espinal.

1.- La temperatura y cómo tomarla

La temperatura de un adulto oscila entre 36,3ºC a 37ºC en la axila o en


la ingle, en el recto es 1/2º más elevada, de 36,5ºC a 37,5ºC y en la boca de
219

36,5ºC a 36,8ºC. Pero, sin embargo, puede variar en 1º más o menos, dentro
de los límites de la salud. Una temperatura anormal de 35ºC, demuestra un
estado muy grave, mientras que una temperatura de 34ºC puede ser fatal. La
temperatura anormal se traduce, generalmente, en hemorragias, hambre, ago-
tamiento por enfermedades crónicas y enfermedades del cerebro y la médula
espinal.

Una temperatura de 40,5ºC indica un fuerte ataque de cualquier enfer-


medad infecciosa y una temperatura de 42 grados es un síntoma grave y es
capaz de resultar fatal si persiste durante algunas horas. Como regla general,
la muerte suele ser consecuencia de una temperatura de 42,5ºC.
La temperatura del cuerpo se toma mediante el termómetro clínico. El méto-
do usual es poner el termómetro bajo la axila o debajo de la lengua y dejarlo
con el brazo apretado o con la boca cerrada durante 3 a 5 minutos, aunque la
mayoría de los termómetros registran la temperatura al cabo de un minuto.

La escala del termómetro clínico suele estar graduada desde 33ºC a


48ºC. Las líneas de la escala indican los º, mientras que las pequeñas los
dividen. Las fracciones de º se denominan «décima» y pueden ser observadas
con facilidad. Casi todos los termómetros clínicos son autorregistradores,
es decir, que cuando el mercurio alcanza un punto indicado (la temperatura),
el mercurio permanece allí estacionario hasta que el termómetro se sacude.
Sacudirlo siempre hasta que la columna de mercurio llegue por debajo de
los 35ºC, antes de tomar la temperatura, por si fuese una temperatura baja y
de lo contrario pudiera que pasase desapercibida.

El termómetro debe lavarse cuidadosamente después de cada uso. Úse-


se para ello agua fría, pues la caliente podría romper el vidrio.

En casos de infección deberá lavarse con un desinfectante, usando de


preferencia una solución al 5% de ácido fénico o cualquier otro desinfectan-
te adecuado. No tomar nunca la temperatura en la boca inmediatamente des-
pués de haber tomado una bebida fría o caliente.

La temperatura puede tomarse también colocando el termómetro en el


recto, en la ingle y, en casos muy raros, en la vagina. La temperatura en las
enfermedades delirantes es mejor tomarla en la axila, ingle o recto pues,
generalmente, los efectos de ellas pueden romper el termómetro en dos si se
220

las toma en la boca. Cuando la temperatura se toma en la axila o en la ingle


debe procurarse eliminar antes el sudor de la zona. El termómetro debe ser
mantenido allí, en posición, durante 8-10 minutos. Si la temperatura se toma
en el recto, el termómetro debe ser untado con aceite e insertado unos 3-5
cm. y dejado allí durante 3-5 min. En los niños, la temperatura se suele
tomar en el recto.

El estudiante deberá proveerse de un termómetro clínico y practicar


tomando la temperatura de algunos miembros de la familia.

2.- El pulso y cómo tomarlo

Cada contracción del miocardio del corazón, manda una onda que
distiende los vasos sanguíneos. Esta distensión intermitente de las arterias se
conoce como pulso. El pulso puede ser tomado en cualquier punto en que
una arteria aflore a la superficie. El pulso es una guía valiosa para el
naturópata, pues mientras el corazón late existen, todavía, esperanzas. En
caso de enfermedad, el pulso da la primera señal de alarma.

Por conveniencia, siempre se suele tomar en la arteria radial, justamen-


te a la altura de la muñeca. El pulso se toma aplicando 2 ó 3 dedos a lo largo
del curso de la arteria radial, ejerciendo una ligera presión. La arteria radial
está en el lado de la muñeca que corresponde al pulgar.

La frecuencia del pulso medio normal de un adulto es de 75 a 85 pulsa-


ciones por min. y varía algo de unos individuos a otros. Generalmente, suele
ser más rápido después de tomar alimentos así como, también es más rápido,
estando de pie que sentado o acostado. Los niños tienen de 90 a 100 pulsa-
ciones por min., al año de 120 a 130, a los 2 años alcanza de 90 a 115, a los
3 de 80 a 110. Desde aquí en adelante desciende de forma gradual hasta que
llega entre 72 y 70 a los 7 años. A la edad de 14 años llega al estado normal
del adulto.

Generalmente, las condiciones anormales del organismo producen al-


gún efecto sobre el pulso. El aumento de pulsaciones es más frecuente que
la disminución. El carácter, así como la frecuencia, están sujetos a variacio-
nes. El pulso, en caso de fiebre, aumenta generalmente con el aumento de
temperatura, aunque existe una variación de elevación con las distintas fie-
221

bres.

La elevación de un grado en la temperatura viene, generalmente, acom-


pañada de un aumento de 8 a 10 latidos por min. A una temperatura de 37,7
º le corresponden 90, a 39º 100,a 39,5º 110, a 40º 120, a 40,5º 130 y a 41º
140. En todas las fiebres, un pulso de 120 es considerado como grave e
indica una debilidad cardíaca muy seria. Cuando el pulso alcanza las 130 -
140 pulsaciones, ello indica gran peligro y cuando el pulso llega a 160 hay
riesgo de desenlace fatal.

Un pulso lento se encuentra en las apoplejías, las manías, la melancolía,


la meningitis, las hemorragias cerebrales, frecuentemente en la edad adulta,
después del parto, en la convalecencia de la difteria, en las erisipelas, la neu-
monía, la fiebre tifoidea y el reumatismo articular agudo. Los problemas
digestivos crónicos pueden hacer que baje la frecuencia del pulso.
Un pulso frecuente y rápido puede ser producido por la fiebre, debilidad,
excitación, estimulantes o histeria.

3.- La respiración

La velocidad media de respiración para un adulto es de 18 veces por


minuto, pero es más rápida en la infancia y juventud y se hace más lenta con
la edad. Los bebés respiran de 30 a 40 veces por min. y los niños, de 5 a 6
años, de 20 a 25 veces por min.

En estado de perfecta salud, la relación entre velocidad de respiración y


los latidos del corazón es de 1 a 4. Cuando aparecen o hay trastornos, esta
relación varía con la naturaleza de la dolencia. Ha de ser por una causa muy
grave que la respiración baje por debajo de 8 veces por min. o se vuelva más
frecuente de 40 veces por min., pues la sangre no puede, bajo tales condicio-
nes, estar perfectamente aireada.

La respiración muy acelerada (hasta 60 o más por min.) tiene el nombre


de polipnea y se produce en los casos de estados febriles, encefalitis, uremia,
histeria, etc. La respiración lenta, llamada oligopnea, se presenta en los casos
de coma diabético o urémico, en la agonía, etc.
222

4.- La lengua

Existen condiciones de la lengua que son típicas de ciertas enfermeda-


des. Por tanto, el aspecto de la lengua es una valiosa ayuda para determinar
la naturaleza de algunas dolencias.

Cuando la lengua es blanca y está cubierta de sarro, es evidencia de una


digestión débil. Una lengua fuertemente cubierta, de una naturaleza marrón,
indica estreñimiento. En condiciones biliosas, la lengua está generalmente
amarilla. Un anormal enrojecimiento en la punta de la lengua se observa a
menudo en el curso de fiebres.
223

TEMA 12
Examen y diagnosis II

1.- Análisis de la orina

Es un examen de las secreciones de los riñones y resulta de gran utilidad


en el diagnóstico de las enfermedades. Para tener un completo análisis, la
orina debe ser examinada física, química y microscópicamente. La diabetes y
la enfermedad de Bright (nefritis crónica) son las dos principales enfermeda-
des de las cuales el examen de la orina suministra una evidencia, positiva y
merecedora de confianza, por medio del descubrimientos de glucosa y albú-
mina en las secreciones urinarias.

Antes de emprender el estudio de los diversos exámenes de la orina,


consideremos la manera en que la orina se forma y se elimina.

La orina se forma a partir de la sangre, por medio de la acción de los


riñones; la eliminación de residuos de la sangre es debida a la filtración y la
secreción. Después de que la orina ha sido formada en los riñones, pasa
lentamente a los uréteres (dos conductos excretores de unos 40 a 45 cm. de
longitud), los cuales convergen en la vejiga. La vejiga es el almacén o
reservorio para la orina. Cuando está ,ordenadamente distendida, contiene
unos 600 cc. de orina. Desde la vejiga, la orina se elimina a través de la
uretra, que es un conducto de unos 4 cm. de longitud en la mujer y de 20 a
23 cm. en el varón.

Pocos naturópatas tienen tiempo ni facilidades para hacer un completo


examen de la orina. Por tanto, cuando se desea un completo análisis, es pre-
ciso mandar una muestra de orina a un laboratorio químico o analítico, que
esté especializado en este trabajo, entonces el análisis se hace física, química
y microscópicamente y se recibe un informe escrito con todo lo que se ha
encontrado.

Para poder obtener resultados fiables de un análisis de orina hay que


224

tener una muestra del total en 24 h. Si ésto es imposible, entonces la mejor


muestra es la del mediodía.

Para obtener una muestra de 24 h. conviene que el paciente vacíe la


vejiga en una botella limpia al levantarse por la mañana y toda la orina ex-
pulsada durante las 24 h. siguientes, incluida la de la mañana siguiente, se
recoge en dicha botella. Finalmente, separar unos 100 gr. y mandarlos a un
laboratorio de análisis, debidamente etiquetados con el nombre del paciente.

Para evitar que la orina sufra descomposición o fermentación después


de ser expulsada y antes de analizarla, pueden añadirse agentes conservantes.
Una gota de formalina para 100 ml. de orina, evitará la descomposición
durante casi una semana.

A veces puede ocurrir que se desee, solamente, hacer una prueba de


glucosa o de albúmina. Dicha prueba es sencilla y puede ser hecha por cual-
quiera. En efecto, muchos pacientes aprenden a ensayar su propia orina para
reconocer en ella albúmina o glucosa.

La prueba de albúmina puede hacerse colocando un poco de orina en un


tubo de vidrio limpio (tubo de ensayo) y hervirla lentamente sobre una llama
suave. Si hay albúmina presente, se coagula como si fuese una clara de hue-
vo. El ensayo químico para la albúmina se realiza con ácido nítrico. Se hace
introduciendo 20 gotas de ácido nítrico fumante en un pequeño tubo de
ensayo limpio. Luego, dejar resbalar por la pared de 6 a 8 gotas de orina; el
tubo deberá ser mantenido oblicuamente a 45º, aproximadamente. Si hay
albúmina presente, se formará una línea blanca en el punto de encuentro del
ácido con la orina.

La prueba de la glucosa se hace con ayuda del Licor de Fehling o de


Haines, disolución de la que debe procurarse tener siempre una buena canti-
dad. Estas disoluciones contienen mezclas de sales de cobre con otros ingre-
dientes. Poner en un tubo de ensayo de 25 a 30 gotas, bien sea de solución de
Fehling (se conserva sólo 2 semanas) o de Haines y hervir lentamente con
llama suave. Si la solución es correcta, el color se mantendrá de tono azul
intenso; si el color cambia, es que la solución no es fresca. Después se aña-
den de 10 a 15 gotas de orina y se hierve de nuevo. Si hubiese azúcar presen-
te, aparecería una abundante coloración amarilla o rojo ladrillo. Si el azúcar
225

está ausente, no tiene lugar ningún cambio.

Para determinar si la orina es alcalina o ácida, procúrese papel de torna-


sol azul y rojo de un establecimiento de productos químicos y haga la si-
guiente prueba:

Coja algo de orina y si no está perfectamente clara, fíltrela a través de


un filtro de papel. Entonces se sumerge en una tira de papel de tornasol azul
en la orina y si el papel vira de color, la reacción es ácida. Si no aparece
ningún cambio de color al usar el papel azul, sumérjase un trozo de papel de
tornasol rojo en la orina y si cambia a azul, la orina es alcalina. Si no aparece
ningún cambio de color, ni con un papel ni con otro, se dice que la orina
tiene reacción neutra.

La orina tiene, normalmente, reacción ácida: Es esencial que el naturó-


pata sea capaz de obtener una idea del estado del paciente a partir del examen
de su orina. Por lo tanto, es aconsejable un cuidadoso estudio de los datos
siguientes:

- COLOR DE LA ORINA: En estado de salud normal, la orina debe ser


clara y transparente y de color ámbar claro, con un ligero olor casi impercep-
tible. Algunas personas presentan una orina más clara que otras y el color es
más fuerte en la dieta cárnica que en una dieta vegetal. Si la orina es roja
puede ser debido a sangre o a ácido úrico; si es turbia, a pus o albúmina; si es
verde, a bilis como en la ictericia; si es azul indica un envenenamiento, a
veces, en los intestinos. El color de la orina aumenta en la fiebre, en los
problemas hepáticos y en los tumores melanóticos. El color de la orina des-
ciende en la diabetes (sacarina e insípida), en los fibromas e inflamación de
los riñones, en la histeria y en otras condiciones nerviosas.

- CANTIDAD DE ORINA: La cantidad normal de orina emitida duran-


te 24 h. es de alrededor de 1,5 l., pero ésto puede variar según la cantidad de
líquido ingerido por el organismo y la actividad de los intestinos y de la piel.
La cantidad de orina depende, y es incrementada, por ciertos medicamentos
llamados «diuréticos». Cuando la cantidad de orina expulsada en 24 h. se
aparta en un 50% de lo normal, existe razón suficiente para creer que ello es
debido a alguna condición anormal del organismo. La orina aumenta con la
diabetes (sacarina o insípida), con la nefritis intestinal, con la hipertrofia
226

cardíaca, con la absorción de edemas, con la histeria y con otras condiciones


nerviosas. La emisión de orina desciende en la nefritis aguda, en la nefritis
crónica, en los trastornos febriles, en la uremia y en los «shocks»
postoperatorios.

- DENSIDAD DE LA ORINA: La densidad de la orina depende de la


cantidad de residuos sólidos presentes en ella y ésto puede ser fácilmente
determinado por medio de un instrumento llamado urinómetro. Para ello se
llena parcialmente con orina una probeta de vidrio y se coloca el urinómetro
en ella. El nº que marca la superficie de la orina indica la densidad. Normal-
mente la densidad es de 1015 a 1025. La densidad aumenta en las nefritis
agudas, en la diabetes (sacarina) y en los trastornos febriles. La densidad
desciende en las enfermedades crónicas de los riñones, en la diabetes (insípi-
da) y en algunos problemas nerviosos.

- REACCIÓN DE LA ORINA: La reacción de la orina normal es ácida.


La reacción de la orina viene dada por el ejercicio y la alimentación. La orina
segregada inmediatamente después de las comidas tiene reacción alcalina, de
ahí que la reacción de la orina deba siempre ser determinada en la mezcla de
orinas segregadas durante las 24 h. La dieta cárnica aumenta su acidez, mien-
tras que la dieta vegetal la hace disminuir o la vuelve alcalina. La acidez de la
orina aumenta en la nefritis crónica, en la gota, el reumatismo, la diabetes
(sacarina) y en los trastornos febriles. La reacción ácida de la orina disminu-
ye con una debilidad general y con la anemia.

- UREA: La urea es el resultado final del metabolismo protéico, de ahí


que sea el principal producto de deshecho del organismo. La urea está en
solución en la orina y los riñones tienen la especial función de eliminar este
molesto constituyente de la sangre.
La cantidad de urea excretada en estado de salud, depende del alimento
y del ejercicio practicado pero varía entre 1,5 y un 2,6%. La cantidad de urea
se mide con el ureómetro. La urea se incrementa en la diabetes, los trastor-
nos febriles, los ataques epilépticos y los envenenamientos por fósforo y
arsénico. La dieta cárnica y los ejercicios físicos excesivos, también aumen-
tan la urea. Decrece en la gota, la uremia y los trastornos renales. El ayuno y
el abundante consumo de vegetales también hace descender la cantidad de
urea.
227

- CLORUROS: Después de la urea, son el principal componente de la


orina. Los cloruros proceden de los alimentos que no han sido utilizados por
los tejidos. En la orina de las personas con salud normal, el contenido de
cloruros oscila entre 10 y 15 gr., expresados en cloruro sódico, durante 24
h., aunque ésto está sujeto a muchas variaciones. Los cloruros aumentan
después de los ataques epilépticos, por el abuso de sal común y unos pocos
días después de la crisis de trastornos febriles agudos. Descienden durante
las diarreas, crisis gástricas, lesiones renales, nefritis, anemias, neumonías,
durante el reposo, durante la formación de grandes exudados y en los trastor-
nos febriles agudos, hasta que se alcanza la crisis.

- FOSFATOS: Son los productos resultantes de la actividad de la célu-


las. En las personas sanas, la eliminación diaria es de 1 a 8 gr., calculados en
ácido fosfórico. Los fosfatos aumentan en el reumatismo, los trastornos
inflamatorios, en las tensiones nerviosas, en una dieta nitrogenada excesiva
y en la enfermedad generalizada de los huesos. Descienden por causa de las
lesiones renales, la dispepsia, la neumonía, el agotamiento, la melancolía y
durante la gestación.

- INDICÁN: El indicán deriva del indol, que es un producto formado en


los intestinos por la putrefacción de los alimentos protéicos. En estado nor-
mal, la orina presenta sólo una pequeña cantidad de esta toxina. El indicán se
encuentra en la orina cuando el contenido intestinal sufre una rápida des-
composición como en la indigestión intestinal, los trastornos del hígado y la
peritonitis. Se encuentra en trastornos tales como el abceso en los pulmones,
los abcesos en el apéndice y en el enfisema.

- ALBÚMINA: Cuando se encuentra albúmina (proteínas) en la orina,


en cualquier proporción, ello significa enfermedades en los riñones. Sin em-
bargo, una albuminuria temporal puede presentarse durante la adolescencia
o después de un vigoroso ejercicio físico, de sentir frío o de una excitación
nerviosa. La enfermedad de Bright es la principal enfermedad renal y es debi-
da a la presencia de apreciables cantidades de albúmina en la orina.

- AZÚCAR O GLUCOSA: Cuando en la orina se encuentra azúcar en


grandes cantidades, ello significa o bien una excesiva ingestión de azúcar o
bien una diabetes. Tal orina es, generalmente, ligera de color y posee un olor
dulzón. La cantidad de orina expulsada, excede en mucho a la cantidad nor-
228

mal.

- BILIS: La presencia de bilis en la sangre es debida a la obstrucción del


conducto biliar y se presenta en las diferentes formas de ictericia, lo que
puede ser determinado por su detección en la orina. Cuando la orina contie-
ne bilis, el color va desde amarillo-verdoso a verde. Al agitarla forma espu-
ma y ésta tiene un tono amarillento. Si se introduce una tira de papel de
filtro, éste adquiere un color amarillo al secarse. La presencia de bilis puede
ser determinada mediante la siguiente prueba química:

Colocar de 20 a 25 gotas de ácido nítrico en un tubo de ensayo limpio.


Luego, se dejan caer varias gotas de orina lentamente por la pared del tubo,
que puede ser mantenido en un plano inclinado. Cuando la orina llega al
ácido nítrico, se desarrolla en el punto de contacto un color verdoso si hay
bilis presente.

- ACETONA: En estado de salud, la acetona puede estar presente en la


orina en pequeñas cantidades y su significación no es de mucha importancia,
a menos que aparezca en grandes cantidades. Está formada por descomposi-
ción de sustancias albuminoides. Está presente en la orina en la diabetes, en
los tumores, en la autointoxicación, en el hambre y en las fiebre elevadas. Si
se detecta durante la gestación, ello indica que el feto ha muerto. Comunica
a la orina un típico olor de manzana reineta.

- ÁCIDO DIACÉTICO: Lo mismo que la acetona. La acetona está siem-


pre presente cuando existe ácido diacético en la orina.

- ÁCIDO ÚRICO: Una pequeña cantidad de ácido úrico está normal-


mente presente en la orina. El aumento de ácido úrico (más de 1 gr.) se
produce cuando hay un exceso en los tejidos, en las fiebres reumáticas agu-
das, en los cálculos renales o de vesícula y cuando existe un excesivo uso de
los alimentos protéicos, particularmente de los que contienen bases púricas
(carnes). Un descenso (menos de 1/4 de gr.) se encuentra en los tejidos dis-
minuidos en desechos, en las enfermedades renales, en las dietas vegetaria-
nas o en las dietas pobres en proteínas, particularmente en aquellos alimen-
tos libres de bases púricas.

- RESIDUOS: La presencia de residuos sólidos en la orina indica un


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proceso degenerativo de los riñones y es el más importante descubrimiento


del examen microscópico. Son reconocidas las siguientes variantes de resi-
duos:

a).- Hialinos: Son de muy escaso valor.


b).- Granulares: Son el resultado del cambio degenerativo de las células
epiteliales que recubren los tubículos de los riñones.
c).- Grasos: Indican una degeneración grasa en los riñones.
d).- Pus: El pus en la orina indica una inflamación supurante y puede
proceder de cualquier parte del tracto urinario.
e).- Sangre: Puede ser el resultado de un estado de enfermedad en cual-
quier parte del tracto urinario, como por ej. en la cistitis aguda, nefritis o en
casos de gonorrea. Los instrumentos introducidos por la uretra pueden pro-
ducir sangre.
f).- Epiteliales: Pueden encontrarse en pequeñas cantidades en la orina,
en condiciones normales. Pero cuando están presentes en grandes cantida-
des, ello indica un trastorno circulatorio o inflamatorio y pueden proceder
de los riñones uréteres, vejiga o uretra.

- OXALATO CÁLCICO: Estos cristales se encuentran cuando existe


una incompleta oxidación de azúcares o grasas, en la dispepsia, en la neuras-
tenia y en los trastornos intestinales o estomacales. En muchos casos se en-
cuentra en enfermedades tales como la tuberculosis o el cáncer.

2.- La presión sanguínea y cómo determinarla

La tensión arterial, o presión sanguínea, se determina mediante un ins-


trumento denominado esfingomanómetro, aparato que mide el esfuerzo ne-
cesario para equilibrar la presión de una arteria de las extremidades. A tal fin,
la arteria braquial del brazo izquierdo es la que generalmente se selecciona.

Existen varias clases de esfingomanómetro. Uno de ellos funciona con


una columna de mercurio y otro está construido basado en un principio
anaeroide y tiene forma de reloj. Ambos registran, sin embargo, la presión en
mm. de mercurio. Se considera, por parte de muchos naturópatas, que el tipo
de columna de mercurio es inferior al tipo anaeroide a causa de que la acción
del mercurio es demasiado lenta para poder registrar la presión diastólica
correcta.
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Para tomar la presión arterial, es preciso que se desnude el brazo iz-


quierdo del paciente y quede apoyado sobre la mesa, en condiciones de rela-
jamiento. El paciente debe estar sentado o en posición yacente. La manga del
manómetro, que es el puño o saco de goma, se sitúa sobre la parte superior
del brazo por encima del codo, asegurándose de que no está ni demasiado
apretada, ni demasiado suelta. Luego se coloca el estetoscopio sobre la arte-
ria braquial, en el pliegue del codo. Hinchar suavemente la manga o bolsa,
bombeando el bulbo, hasta que se oiga el pulso. Ahora haga descender la
presión lentamente abriendo la válvula de aire, hasta que el primer sonido
resulte perceptible. el punto indicado en el reloj, o en la columna de mercu-
rio, en el momento en que se percibe el primer sonido es la presión sistólica,
que da la presión durante la sístole del corazón. Abra lentamente la válvula y
espere a que el sonido desaparezca completamente. El sonido se hará cada
vez más suave y finalmente será inaudible. En el momento en que el sonido
se pierda deberá hacerse la lectura del manómetro y este punto, es el de la
presión diastólica.

La presión arterial depende de varios factores: de la fuerza y resistencia


del corazón, de la elasticidad de las paredes de los vasos sanguíneos, de la
cantidad de sangre (volemia) y de la viscosidad de la sangre. La presión
sistólica representa la fuerza del corazón para dirigir la sangre a través de las
arterias, mientras que la presión diastólica representa la tensión que las pare-
des de las arterias ejercen sobre la sangre. La presión del pulso es la diferen-
cia entre ambas y representa la energía del corazón, que produce una disten-
sión de las arterias conocida como pulso.

La presión sanguínea está influida por muchas factores. Así, por ej., la
presión es más baja por la mañana que por la tarde. Así mismo no es raro un
descenso de 10 mm. después de una comida. Una taza de café fuerte aumenta
la presión de 10 a 15 puntos. El miedo, la pasión, la excitación, etc., pueden
elevar la presión. El ejercicio muscular eleva la presión sanguínea, pero si la
acción continúa hasta que el cuerpo se fatigue, la presión descenderá. Los
baños calientes elevan, generalmente, la presión sistólica mientras que los
muy calientes seguidos de exudación la bajan. La presión sanguínea suele
ser 4 mm. más alta cuando se está de pie y 4 mm. más baja en posición
yacente.
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Los niños de un día de edad, tienen presiones sistólicas de alrededor de


60 mm. y a partir de aquí la presión aumenta gradualmente.

A continuación, damos la tabla de las presiones arteriales normales para


niños y niñas:

EDAD NIÑOS NIÑAS


7 años 85 82
9 « 95 90
12 « 105 100
13 « 108 105
15 « 116 110
17 « 118 112

Presiones arteriales normales para varones y para adultos:

EDAD PRESIÓN SANGUÍNEA


20 - 30 años 120 a 125
30 - 40 « 120 a 130
40 - 50 « 125 a 135
50 - 60 « 130 a 140
60 - 70 « 135 a 145
70 - 80 « 145 a 150

Para mujeres, hay que tener en cuenta que las presiones suelen estar de
8 a 10 mm. más bajas que las arriba indicadas.

Cuando se habla de la presión sanguínea, se refiere generalmente a la


presión sistólica, a menos que se mencione la presión diastólica o la presión
del pulso. Por tanto, las tablas anteriores muestran la presión sanguínea
sistólica. La presión sanguínea diastólica normal para la edad de 20 años
será de 80 mm; para la edad de 40 es de 87 y para la edad de 60 es de 94 mm.
Según Fanght, estas 3 presiones deben mantener, aproximadamente, entre sí
la relación de 3, 2, 1, es decir: sistólica 120, diastólica 80 y presión del pulso
40. Esta relación es, en la práctica, una forma de comprobación.

La presión arterial se eleva a causa de materias residuales tóxicas acu-


muladas en el organismo, por debilitamiento de uno o más órganos, en la
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arteriosclerosis, la toxemia, la nefritis, la tensión nerviosa, etc. Ésto también


e aplicable a la tensión diastólica. La presión arterial también queda reducida
por causa de una debilidad general, enfermedades de la excreción de resi-
duos, anemia, descenso de la vitalidad, insuficiencia cardíaca, agotamiento,
etc. El aumento de las pulsaciones indica una hipertrofia cardíaca o
«regurgitación» aórtica. Un descenso en las pulsaciones puede ser debido a
una insuficiencia cardíaca o estenosis aórtica.

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