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34 conferencia de freud

En esta conferencia Freud comuenza mencionando que alguas veces ciando en alguna novela
alemana, inglesa o norteamericana en las que se encuentran manifestación sobre el psicoanálisis
la mayoría de las veces son observaciones sarcásticas con que el autor pretende probar sus vastas
lecturas o su superioridad intelectual. 0 bien concurren ustedes para su esparcimiento a una
reunión social y e la conversación entra en juego el psicoanálisis, es común, ese juicio es de
menosprecio, y de burla. Pero hay que tomar en cuenta que los juicios hechos no se basan en
información, ya que apenas si alguno de esos opositores ha tomado libro analítico o, no sobrepasó
la primera resistencia en el encuentro con el nuevo material.

Nos cometa que hay que abstenernos de dar cometarios extras e información respecto al
psicoanálisis en caso de no tener mas opción limitarse a decir que el psicoanálisis es una rama
particular del saber, muy difícil de comprender y de enjuiciar, que se ocupa de cosas muy serias,
de suerte que no se la puede abordar, también evitar los intentos de interpretación.

Pero entonces hay que preguntarnos por qué esas personas, se comportan de tal manera; y se
inclinarán a suponer que no se debe sólo a ellas, sino también al psicoanálisis y es que lo que se les
presenta en la literatura y la sociedad como un prejuicio, es el eco de un juicio anterior, a saber, el
que pronunciaron los representantes de la ciencia oficial acerca del joven psicoanálisis. Quizás no
nos damos cuenta de lo impregnada que está la sociedad por el espíritu del populacho, ni de los
abusos que se permiten las personas cuando se encuentran en grupo y fuera de toda
responsabilidad personal. Entonces Freud realizo la primera aplicación del psicoanálisis aclarando
la conducta de la masa como un fenómeno. El procedimiento fue bueno, la proscripción sobre el
análisis se ha levantado, pero continua como una creencia y una teoría, del mismo modo que para
los círculos científicos lo mantiene como una burla.

ahora la lucha por el psicoanálisis no ha terminado, cuajando con su reconocimiento como ciencia
y su admisión como disciplina en la universidad, sólo que más civilizada. Pero en la sociedad
científica se ha formado un paragolpes entre el análisis y sus opositores (Uno toma a escándalo la
sexualidad, el otro lo inconsciente; particular disfavor parece despertar el hecho del simbolismo).

Hay que evitar los juicios de los llamados opositores científicos que en gran medida se trata de
personas cuya neutralidad lo han logrado manteniéndose lejos de las experiencias del
psicoanálisis. sin embargo, hay muchas personas que no esquivaron la experiencia analítica
apesar de lo cual han llegado a otras concepciones y teorías cuya base se han separado de la
escuela psicoanálitica.

Sé puede pensar que psicología individual de Adler, tiene una línea paralela con iguales derechos
que nuestro psicoanálisis, pero tiene muy poco que ver con el psicoanálisis, lo que nosotros los
asemeja es la psicología del individuo humano. Sea como sea el paciente, el psicólogo individual
de la escuela de Adler indicará en todos los casos como motivo impulsor de su estado la voluntad
de imponerse a los demás. Algo parecido pasaba en la clínica en la que el trabajaba pues cada vez
que se presentaba un caso de histeria, se dejaba sin explicar, por qué los enfermos no se servían
de otro medio para alcanzar su propósito. La pulsíón de autoafirmación intentará sacar partido de
cada situación. En el psicoanálisis se llama a esto «ganancia secundaria de la enfermedad». Pero la
multitud da sin duda una entusiasta bienvenida a esta doctrina, que no admite complicaciones, no
da nuevos conceptos, nada sabe de lo inconciente, elimina de un tajo el problema de la
sexualidad, se limita a poner en descubierto con que la gente pretende vivir cómoda. Es que la
multitud es ella misma cómoda, quiere tener soluciones simples y saber allanados los problemas.
La crítica de los círculos especializados, tan despiadada para con el psicoanálisis, en general ha
tratado a la psicología individual con guantes de seda.

Cuando las diferencias de opinión rebasan cierta medida, lo mejor es separarse y seguir cada
quien su camino, en especial si la diferencia teórica cambia la práctica

cuando alguien manifieste una opinión que consideremos falsa, digamos: «Le estamos
agradecidísimos de que haya formulado esa contradicción. Así nos protege del peligro de la
vanidad y nos brinda la ocasión de probar a los norteamericanos que efectivamente somos todo lo
que ellos desean. Desde luego, no creemos una palabra de lo que usted dice, pero no importa. Es
probable que usted tenga tanta razón como nosotros». Es cierto, por ahora no hemos llegado tan
lejos. Nos limitamos, a la constumbre, a sustentar de todo aquello que nos contradice. Y en lo que
respecta al derecho de modificar nuestras opiniones cuando creemos haber hallado algo mejor.

Una de las primeras aplicaciones del psicoanálisis fue la de enseñarnos a comprender la enemistad
que nuestros contemporáneos. El primer propósito fue, comprender las perturbaciones de la vida
anímica de los seres humanos. Pero luego discernimos el psicoanálisis se convirtió en psicología de
lo profundo, casi naturalmente surgieron,y exigieron elaboración las aplicaciones del psicoanálisis
a numerosos campos del saber. Se dio entonces el caso de que los analistas, con un bagaje más o
menos suficiente, incursionan por esos campos del saber. Pero esta situación mejora; en todos los
campos aumenta el número de personas que estudian psicoanálisis para aplicarlo a su disciplina
especializada.

la aplicación del psicoanálisis a la pedagogía. Anna Freud se impueso ese trabajo. Los niños
mediante su propio desarrollo sólo puede lograr una parte; mucho debe serle impuesto por la
educación. En esos períodos, muchos niños pasan por estados que es lícito equiparar a las
neurosis, y ello vale sin duda para todos los que luego contraen una enfermedad manifiesta

Se demostró que el niño es un objeto muy favorable para la terapia analítica.

Psicológicamente, el niño es un objeto diverso del adulto. La intelección de que la mayoría de


nuestros niños pasan en su desarrollo por una fase neurótica encierra el germen de un
requerimiento higiénico. El examen de esta cuestión hoy tiene sólo un interés académico; puedo
permitirme elucidarla ante ustedes. La consigna en favor de la aplicación del psicoanálisis a la
educación se encuentra en que el niño debe aprender el gobierno sobre lo pulsional. Es imposible
darle la libertad de seguir todos sus impulsos sin limitación alguna. Por tanto, la educación tiene
que inhibir, prohibir, sofocar, y en efecto es lo que en todas las épocas ha procurado hacer
abundantemente. La educación tiene que buscar su senda entre la Escila de la permisión y la
Caribdis de la denegación {frustración}. Si esa tarea no es del todo insoluble, será preciso descubrir
para la educación un optimum en que consiga lo más posible y perjudique lo menos. Por eso se
tratará de decidir cuánto se puede prohibir, en qué épocas y con qué medios. La más somera
ponderación enseña que la pedagogía ha desempeñado muy mal su tarea infligido graves
perjuicios a los niños. Y si ahora reflexionamos sobre las difíciles tareas planteadas al educador:
discernir la peculiaridad constitucional del niño, colegir por pequeños indicios lo que se juega en
su inacabada vida anímica, dispensarle la medida correcta de amor y al mismo tiempo mantener
una cuota eficaz de autoridad, nos diremos que la única preparación adecuada para el oficio de
pedagogo es una formación psicoanalítica profunda. Y lo mejor será que él mismo sea analizado,
pues sin una experiencia en la propia persona no es posible adueñarse del análisis. El análisis del
maestro y educador parece ser una medida profiláctica más eficaz que el de los niños mismos, y
además son muy escasas las dificultades que se oponen a su realización.

Se ha dicho que toda educación tiene un error, aspira a que el niño se subordine al régimen social
existente sin atender a lo valioso o defendible que este pueda ser en sí mismo. Si uno está
convencido de las fallas de nuestras presentes instituciones sociales, no puede justificar que la
pedagogía de sesgo psicoanalítico sea puesta, a su servicio.

También esta otra meta que pretende ponerse a la educación se rehusaría al psicoanálisis todo
influjo sobre la educación si abrazara propósitos inconciliables con el régimen social existente. La
educación psicoanalítica asume una responsabilidad que no le han pedido si se propone modelar a
sus educandos como rebeldes. Habrá cumplido su cometido si los deja lo más sanos y productivos
posibles. Y aun creo que en ningún sentido son deseables niños revolucionarios.

el psicoanálisis nació como terapia y en cuanto a su profundización y ulterior desarrollo sigue


dependiendo del trato con enfermos. Hace tiempo hemos elucidado los medios con que el
psicoanálisis cura a los enfermos, cuando los cura, y los caminos por los cuales lo hace.

El psicoanálisis es realmente una terapia como las demás. Tiene sus triunfos y sus derrotas. En
cierta época se acusó al análisis de no poder ser tomado en serio como terapia porque no se
atrevía a dar a conocer una estadística de sus resultados. Desde entonces, el instituto
psicoanalítico ha publicado un informe donde rinde cuentas de sus primeros diez años de labor.
Como procedimiento psicoterapéutico, el análisis no está en oposición con los otros métodos de
esta disciplina médica. En teoría, sería muy posible que un médico que se titulara psicoterapeuta
aplicara a sus enfermos el análisis junto con todos los otros métodos. La actividad, psicoanalítica
es difícil y exigente. Los psicoterapeutas que se sirven del análisis de manera ocasional no pisan un
terreno analítico seguro; han diluido el análisis .

El psicoanálisis como procedimientos de psicoterapia, es sin lugar a dudas el más potente, pero
también es el más trabajoso y el que más tiempo demanda, por medio de él es posible eliminar
perturbaciones y producir cambios con que ni se soñaba en épocas pre analíticas. La eficacia
terapéutica del psicoanálisis permanece reducida por una serie de factores sustantivos y de difícil
manejo. En el niño, se hallan las dificultades externas de la situación parental, que, empero,
forman parte de la condición infantil. En el adulto tropezamos sobre todo con dos factores: el
grado de rigidez psíquica y la forma de enfermedad, con el conjunto de destinaciones más
profundas que esta cubre.

El reproche de que el tratamiento analítico demanda un tiempo incomprensiblemente largo. Sobre


eso cabe decir que unas alteraciones psíquicas sólo se consuman de manera lenta. Es verdad que
el tratamiento de una neurosis grave puede prolongarse fácilmente varios años, pero, en caso de
éxito, pregúntense ustedes cuánto tiempo más habría persistido la afección. En muchos casos
tenemos motivos para retomar un análisis de varios años más tarde: la vida desarrolló nuevas
reacciones patológicas frente a ocasiones nuevas, si bien en el período intermedio nuestro
paciente estuvo sano. Hay también personas gravemente deterioradas a quienes se mantiene toda
la vida bajo tutela analítica y de tiempo en tiempo son analizadas de nuevo, pero de otro modo no
serían capaces de vivir y uno debe alegrarse de poder sostenerlas con ese tratamiento fraccionado
y recurrente.

También el análisis de perturbaciones del carácter demanda tratamientos prolongados, pero es a


menudo exitoso. La ambición terapéutica puede sentirse insatisfecha con estas indicaciones, pero
con el ejemplo de la tuberculosis y el lupus hemos aprendido que sólo se puede tener éxito sí se
adecua la terapia a los caracteres de la afección.

El psicoanálisis se inició como una terapia, pero no quise recomendarlo al interés de ustedes en
calidad de tal, sino por su contenido de verdad, por las informaciones que nos brinda sobre lo que
toca más de cerca al hombre. Como terapia es una entre muchas. Si no tuviera valor terapéutico,
tampoco habría sido descubierta en los enfermos mismos ni desarrollado durante más de treinta
años.

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