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“AÑO DELA LUCHA CONTRA LA CORRUPCIÓN E

IMPUNIDAD”

DOCENTE:………………………………………………………….
TEMA:……………………………………………………………….
CURSO:…………………………………………………………….
SECCION:………………………………………………………….
INTEGRANTES:
N° NOMBRE NP NE NF
11 AROCUTIPA MANZONO SARA

17 MERMA FARFAN ANGHELA EDITH

19 QUINTO MAMANI GLORIA

29 ORTEGA JARA EDITH OSHIN

30 CORONADO QUISPE LUZ FABIOLA

32 LEIVA GUTIERREZ WENDY

39 ESPINOZA SAJAMI DANIELA

LIMA-PERU
2019
“UNIDAD ACADEMICA PREGRADO – SAN BARTOLO”

DEDICATORIA

Primero a Dios por habernos permitido llegar


hasta este punto, darnos salud, nuestros
padres por apoyarnos en todo momento , por
sus consejos , sus valores , por la motivación
constante que nos ha permitido ser unas
personas de bien, pero más que nada , por
su amor.

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“UNIDAD ACADEMICA PREGRADO – SAN BARTOLO”

AGRADECIMIENTO

A nuestra docente por su gran apoyo y


motivación para la culminación de nuestros
estudios profesionales, por su apoyo ofrecido
en este informe, por habernos transmitidos
los conocimientos obtenidos y llevarnos pasó
a paso en el aprendizaje.

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“UNIDAD ACADEMICA PREGRADO – SAN BARTOLO”

INDICE
DEDICATORIA ................................................................................................................................. 2
AGRADECIMIENTO ........................................................................................................................ 3
INDICE ............................................................................................................................................... 4
INTRODUCCION .............................................................................................................................. 5
CAPITULO I ...................................................................................................................................... 7
MARCO TEORICO .......................................................................................................................... 7
1.1 Responsabilidad profesional ................................................................................................ 7
1.2 Ética y profesión..................................................................................................................... 9
1.3 La responsabilidad como recurso moral .......................................................................... 11
1.4 Impericia, imprudencia o negligencia ............................................................................... 13
1.5 Responsabilidad de otros profesionales .......................................................................... 18
CONCLUSIONES........................................................................................................................... 22
BIBLIOGRAFIA .............................................................................................................................. 23
ANEXOS .......................................................................................................................................... 24

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“UNIDAD ACADEMICA PREGRADO – SAN BARTOLO”

INTRODUCCION

La gran mayoría de las personas que participan en la labor policial están dedicadas

a la causa de un servicio público honorable y competente y hacen gala

sistemáticamente de altas normas de integridad personal y profesional en el

desempeño de sus funciones, y aún serían más los que se comportan de este modo

si recibiesen la formación y el apoyo institucional adecuados. Pero en todos los

organismos de policía existe un elemento contaminado en cierto grado por el

incumplimiento de estas altas normas de probidad y profesionalidad que

caracterizan en general a la actividad policial.

La forma en que se prestan los servicios policiales depende de toda una serie de

variables que incluyen las doctrinas políticas y culturales prevalecientes, así como

la infraestructura social y las tradiciones locales. Los enfoques de la función policial

varían desde los basados en un alto nivel de control, caracterizado a veces por el

enfrentamiento, hasta los que sostienen que es preferible la “policía por

consentimiento”. El primer tipo suele ser altamente centralizado, preferentemente

reactivo y de tipo militarista. El segundo puede ser centralizado, pero interpreta la

actividad policial más bien como una respuesta a las necesidades de la comunidad

local en cuanto a la detección y resolución de los problemas que requieren

intervención policial.

La complejidad de la función policial y su relación con el contexto en que se ejerce

no debe subestimarse nunca. En algunos países, la policía es un instrumento directo

de la política del gobierno y una prolongación de la autoridad ministerial. En otros,


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“UNIDAD ACADEMICA PREGRADO – SAN BARTOLO”

es más independiente. Sin embargo, la policía tiene, en todas partes, amplios

poderes para hacer cumplir la ley, pese a que la índole, calidad y doctrina

subyacente de esa ley pueden variar enormemente. En la mayoría de los países,

los poderes policiales han sido concebidos para proteger las libertades y los

derechos fundamentales de la sociedad, pero, como es natural, la delegación de

algunos de esos mismos poderes presenta simultáneamente la posibilidad de que

sean objeto de graves abusos.

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CAPITULO I
MARCO TEORICO
1.1 Responsabilidad profesional

El Policía es un funcionario al servicio de todos los ciudadanos y no solamente

necesita unos conocimientos profesionales y unas buenas aptitudes en

el desarrollo de su trabajo. Para poder hablar de un buen profesional de policía ha

de tener, además, unas actitudes, unas convicciones éticas más allá de las que son

exigidas a otros profesionales.

¿Por qué esta exigencia? El Policía está frecuentemente en contacto con la parte

más conflictiva de la vida las personas, en situaciones de emergencia, en los peores

días de cada ciudadano, con los ciudadanos que delinquen, en situaciones de

resolver conflictos, problemas, haciendo prevalecer en muchas ocasiones

el interés global por encima de algunos intereses particulares. Por eso en muchas

ocasiones no es bien vista la policía pero se pide su actuación cuando nuestros

intereses están en peligro. Es una actitud ambivalente que el policía ha de saber

sobrellevar con profesionalidad.

Desde una perspectiva ética y moral, la situación de la Policía es más censurable,

por ser esta, una autoridad o funcionario público que interactúa directamente

con su comunidad, las acciones que realiza el policía están milimétricamente

observadas por la sociedad que espera un eficiente desempeño de

sus funciones, por tanto el policía que ha quebrantado su juramento de honor de

cumplir y hacer cumplir las leyes, dejando de lado su delicada función social, es

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“UNIDAD ACADEMICA PREGRADO – SAN BARTOLO”

sinónimo de inmoralidad y corrupción, que afecta a toda la institución y

consecuentemente al Estado.

La falta de conciencia moral del personal policial, el desconocimiento sobre

los principios éticos y morales que rigen su actuación , la deficiente formación moral

y profesional en las Escuelas, la crisis política, económica y social del país y, en

especial de la carencia de valores éticos y morales del policía y de la sociedad,

donde los miembros policiales están inmersos; así como, el subdesarrollo el bajo

nivel cultural, y el deficiente nivel de disciplina social, han contribuido al desarrollo

desmesurado y mantenimiento latente de la corrupción policial.

El Policía es un funcionario al servicio de todos los ciudadanos y no solamente

necesita unos conocimientos profesionales y unas buenas aptitudes en

el desarrollo de su trabajo. Para poder hablar de un buen profesional de policía ha

de tener, además, unas actitudes, unas convicciones éticas más allá de las que son

exigidas a otros profesionales.

¿Por qué esta exigencia? El Policía está frecuentemente en contacto con la parte

más conflictiva de la vida las personas, en situaciones de emergencia, en los peores

días de cada ciudadano, con los ciudadanos que delinquen, en situaciones de

resolver conflictos, problemas, haciendo prevalecer en muchas ocasiones

el interés global por encima de algunos intereses particulares. Por eso en muchas

ocasiones no es bien vista la policía pero se pide su actuación cuando nuestros

intereses están en peligro. Es una actitud ambivalente que el policía ha de saber

sobrellevar con profesionalidad.

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“UNIDAD ACADEMICA PREGRADO – SAN BARTOLO”

Desde una perspectiva ética y moral, la situación de la Policía es más censurable,

por ser esta, una autoridad o funcionario público que interactúa directamente

con su comunidad, las acciones que realiza el policía están milimétricamente

observadas por la sociedad que espera un eficiente desempeño de

sus funciones, por tanto el policía que ha quebrantado su juramento de honor de

cumplir y hacer cumplir las leyes, dejando de lado su delicada función social, es

sinónimo de inmoralidad y corrupción, que afecta a toda la institución y

consecuentemente al Estado.

La falta de conciencia moral del personal policial, el desconocimiento sobre

los principios éticos y morales que rigen su actuación , la deficiente formación moral

y profesional en las Escuelas, la crisis política, económica y social del país y, en

especial de la carencia de valores éticos y morales del policía y de la sociedad,

donde los miembros policiales están inmersos; así como, el subdesarrollo el bajo

nivel cultural, y el deficiente nivel de disciplina social, han contribuido al desarrollo

desmesurado y mantenimiento latente de la corrupción policial.

1.2 Ética y profesión

La Ética Policial es básica en cualquier formación policial en un estado de derecho.

No sólo eso, el comportamiento ético de cualquier agente de policia en una sociedad

democrática se ha de presuponer y ha de formar parte del bagage profesional.

El Policía es un funcionario al servicio de todos los ciudadanos y no solamente

necesita unos conocimientos profesionales y unas buenas aptitudes en el desarrollo

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“UNIDAD ACADEMICA PREGRADO – SAN BARTOLO”

de su trabajo. Para poder hablar de un buen profesional de policia ha de tener,

además, unas actitudes, unas convicciones éticas más allá de las que son exigidas

a otros profesionales.

¿Por qué esta exigencia? El Policia está frecuentemente en contacto con la parte

más conflictiva de la vida las personas, en situaciones de emergencia, en los peores

días de cada ciudadano, con los ciudadanos que delinquen, en situaciones de

resolver conflictos, problemas, haciendo prevalecer en muchas ocasiones el interés

global por encima de algunos intereses particulares. Por eso en muchas ocasiones

no es bien vista la policía, pero se pide su actuación cuando nuestros intereses

están en peligro. Es una actitud ambivalente que el policía ha de saber sobrellevar

con profesionalidad.

El policía tiene acceso a informaciones, objetos de valor, drogas… Tiene una

autoridad « delegada » de la sociedad para hacer prevalecer los intereses

generales, para proteger a las personas más desfavorecidas y para que sea la

garantía del libre ejercicio de los derechos y libertades de todos los ciudadanos,

sean ricos o pobres, de una raza u otra, de una religión u otra, de cualquier

ideología.

De ahí que la profesión de policía, como hemos visto, tiene unas características

especiales que pueden hacer cambiar el carácter de sus miembros más fácilmente

que en otras profesiones y por eso mismo la ética policial es una garantía para el

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“UNIDAD ACADEMICA PREGRADO – SAN BARTOLO”

ciudadano, pero también para el propio policía que ha de asumir normas estrictas y

ideales más altos que la mayor parte de las que son exigidas en general.

1.3 La responsabilidad como recurso moral


“La policía es y debe reconocerse como un servicio público que tiene como tarea

principal la protección y garantía de los derechos fundamentales reconocidos por

nuestra Constitución. Si la policía actúa o interviene debe ser para defender los

derechos de todos los ciudadanos; sólo para ello puede tener fundamento su

intervención coercitiva, pero, aun así, dicha intervención debe de estar de acuerdo

con los valores fundamentales y basarse en principios democráticos.”

La sociedad evoluciona y cambia de una manera continua y nada uniforme. Las

continuas y cambiantes tendencias, así como el modo de pensar, caminan de un

modo inexorable y nada igual hacia metas que convergen en la búsqueda de la

felicidad. Felicidad que no todo el mundo entiende del mismo modo, felicidad que a

unos u otros condiciona su modo de vida y encorseta más o menos ese desarrollo

o evolución social.

“Es una desgracia que el concepto de felicidad sea un concepto tan indeterminado

que, aun cuando todo hombre desee alcanzarla, nunca podrá decir de una manera

bien definida y sin contradicción lo que propiamente quiere y desea”

Si pensamos en la sociedad como en una entidad personal, nos podemos preguntar

¿qué espera la sociedad de su continuo rodaje?

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“UNIDAD ACADEMICA PREGRADO – SAN BARTOLO”

Difícil respuesta, puesto que la experiencia vivida nos demuestra la dificultad de

conciliar todas las inquietudes que forman la sociedad. Vemos en innumerables

ocasiones la testaruda obsesión de imponerse a unos y otros esos objetivos que

nos condicionan a todos.

Nos preguntamos qué tiene que ver la búsqueda de la felicidad, con uno u otro

modelo policial. Es evidente que se debe poner en funcionamiento nuestro intelecto

para llegar a una conclusión más o menos acertada. La Policía Local evoluciona

hacía un modo de actuar basado en la asistencia y, sobre todo, en intentar facilitar

la vida de los ciudadanos.

Todo esto con las complicaciones que tienen lugar. Lejos queda ya aquel modelo al

servicio encorsetado de una normativa que cambia constantemente, normativa que

solo queda al arbitrio de los órganos judiciales. Modelo en el que la distancia entre

el ciudadano y el Policía era abismal. Distancia provocada por que esos ciudadanos

tuvieron que enfrentarse a esa policía para poder conseguir sus libertades.

Aquel modelo defendía que la policía estaba al servicio de un determinado poder

político y órgano de represión e imposición de ese poder. Aunque ha pasado mucho

tiempo son prejuicios muy difíciles de olvidar. Pero es preciso preguntarse si la labor

policial puede ser realizada de una manera distinta y si estamos preparados para

ello.

Se tiende a generalizar o uniformar los criterios para lograr que todo el mundo actúe

igual, sin fisuras, de forma automática, como si se tuviese miedo a disentir o dudar.

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Pensamos que la duda es un modo de inseguridad, pero si lo vemos como un modo

de repensar nuestra acción entonces la cosa cambia. Creemos que debemos

pensar las formas de actuación y, sobre todo, tener en cuenta los contextos.

Consideramos necesario aplicar a cada caso concreto el modo de actuar que menos

lesione o que sea más correctivo de las actuaciones ilegales. Porque la labor de la

policía también tiene un componente preventivo-educativo.

1.4 Impericia, imprudencia o negligencia

Abogados y peritos que nos dedicamos a la responsabilidad médica hemos

aprendido una amarga lección: la ausencia de datos en la documental y el abuso de

conductas consagradas por el tiempo pero sin respaldo científico conspiran

cotidianamente para poder ejercer una adecuada defensa.

El trabajo de peritos y de abogados que defienden a cualquier profesional de la

medicina debería ser muy sencillo, puesto que se supone que aquel que ha

producido la prueba con la que el juez determinará la existencia o la ausencia de

una supuesta mala praxis es el propio involucrado. En otras palabras, el médico

demandado es valorado de acuerdo a las pruebas que él mismo aporta.

Sin embargo, cotidianamente nos encontramos con una realidad diferente, historias

clínicas que más que objetivar el accionar médico parecen ser meros formularios

escritos de mala gana, conductas terapéuticas contrarias a la bibliografía habitual,

violación de normas éticas básicas, ausencia de los cuidados mínimos en la

preservación de los documentos, etc.

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Frente a este estado de cosas, quienes habitualmente trabajamos en la defensa de

los médicos, nos preguntamos ¿impericia en la confección de la documental

médica, imprudencia al adoptar tratamientos obsoletos o negligencia para cumplir

con los deberes de la profesión?

IMPERICIA. Falta de conocimientos en determinado arte o profesión, claramente

vemos que cuando se adopta una conducta terapéutica desusada, el profesional

incurre en este supuesto. Como ejemplo podemos citar el caso de un colega quien

habitualmente usaba un aminoglucósido para la profiláxis de las infecciones

intraoperatorias en ginecología, cuando en los últimos años el consenso indica la

utilización de cefalosporinas.

IMPRUDENCIA: El no tomar precauciones para evitar un riesgo o actuar en forma

precipitada. Veamos otro ejemplo: En el Htal. "A" se decidió no realizarle historia

clínica a las mujeres que ingresan en trabajo de parto, sólo se confecciona el

partograma, sin embargo, nadie se ha puesto a pensar qué pasaría si de la atención

de esa mujer surgiera una causa por mala praxis. ¿Qué documento ofreceríamos

para demostrar el correcto accionar médico, teniendo en cuenta que la historia

clínica (documento por excelencia) no fue realizada?

NEGLIGENCIA: Es lo opuesto al sentido del deber. Es nuestra obligación como

médicos llevar constancia escrita de nuestros actos profesionales, historia clínica,

ficha de consultorio, libros de guardia, etc. En este caso sobran los ejemplos:

historias clínicas vacías, incompletas, falta de actualización de tratamientos

ausencia de evoluciones, etc.


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“UNIDAD ACADEMICA PREGRADO – SAN BARTOLO”

¿Qué sucede cuando una historia clínica está confeccionada con

impericia? Sin lugar a dudas ese profesional se arriesga a ser sancionado en un

juicio, no por haber actuado erróneamente desde el punto de vista médico sino,

porque ante la acusación concreta de mala praxis la historia clínica no servirá para

poder ejercer una adecuada defensa. Un viejo dicho dice que "aquello que no está

en el expediente (la historia clínica) no está en el mundo", en otras palabras, todo

acto médico que no se encuentre registrado en la historia clínica se presupone como

no realizado.

¿Qué es lo que queremos decir cuando hablamos de "impericia

escrita"? Sencillamente denominamos así a la ausencia de elementos mínimos e

indispensables para que la labor médica se vea reflejada en la historia clínica. Esta

carencia lisa y llanamente coloca al médico en estado de indefensión puesto que

los datos que no se encuentran en la historia clínica no pueden ser incorporados a

la hora de ejercer la defensa.

¿Cuáles serían las consecuencias de un accionar imprudente? Sin temor a

equivocarnos podemos decir que en la medicina actual y más cuando ésta es

judicializada no hay lugar para conductas empíricas u obsoletas, toda conducta

médica debe estar razonablemente fundada en guías de procedimientos

actualizadas, ya sea que estas sean producidas por instituciones, sociedades

científicas o por el mismo servicio. Lo contrario a la norma siempre es pasible de

ser reclamado e incluso condenado.

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Todas estas situaciones se asemejan al del automovilista que conduciendo en horas

de la noche pasa un semáforo en rojo. En su descargo asegura tener miedo de ser

asaltado si detiene la marcha. La autoridad que juzga el hecho no desconoce la

inseguridad en que vivimos, pero tampoco puede desconocer que la infracción

efectivamente se cometió. El automovilista cruzó con luz roja y ese hecho ya por sí

sólo constituye una infracción. Si con motivo de dicha infracción alguien hubiera sido

lastimado se configuraría el delito de lesiones culposas.

¿Cómo parangonar esta situación con lo que nos ocurre a los médicos?.

Vayamos a un ejemplo concreto: situación de guardia. Ingresa paciente

politraumatizado, varios médicos concurren a su atención, intervienen especialistas

en emergentología, ortopedia y traumatología, cirugía general y clínica médica. Se

solicitan análisis de sangre, radiografías múltiples, se le colocan vías centrales y

periféricas, se expande con solución salina y se comienza a transfundir. El paciente

se descompensa y dos cirujanos deciden la conveniencia de explorar el abdómen

con diagnóstico presuntivo de rotura de víscera abdominal, pasa a cirugía donde es

intervenido. Dado que persiste el estado de shock postoperatorio es derivado UTI

donde fallece a los pocos minutos. De la historia clínica se desprende sólo lo

siguiente "paciente que ingresa traído en ambulancia por haber sufrido accidente

de tránsito, politraumatizado, pasa a quirófano, parte quirúrgico laparotomía

exploradora se comprueba rotura de hígado que se sutura según técnica,

hemostasia dificultosa, cierre de pared en un plano. Ingreso a UTI: paciente en

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shock, midriasis bilateral sin pulsos periféricos, TA no registrable. PCR, se realiza

RCP. 02.35 hs. Óbito"

En el juicio donde se ventiló lo actuado por los médicos, el Juez opinó sobre la base

del informe de los peritos, que de acuerdo a las constancias recogidas en el Htal.

(Léase la historia clínica que habían realizado los médicos ahora enjuiciados) el

accionar médico había sido insuficiente, por cuanto no se encontraba acreditado

(demostrado) que los profesionales hubieran realizado todos los gestos necesarios

para el tratamiento de la víctima y por lo tanto se los condenaba.

Alguien cruzo el semáforo en rojo cuando omitió confeccionar una adecuada historia

clínica.

¿Habrían sido condenados estos colegas si la historia clínica hubiera sido

confeccionada en forma correcta y dejando constancia de todo lo actuado?;

seguramente no.

Pero los médicos de esa guardia jamás pensaron que iban a ser evaluados por

cómo habían documentado su accionar y por lo tanto nunca se preocuparon por

confeccionar una historia clínica acorde a las circunstancias; tres años después del

hecho se realizó el juicio.

¿Cómo repercute esta realidad en nuestro medio?, De múltiples maneras y todas

en detrimento de la comunidad médica y de la atención en general.

Desde el punto de vista del conjunto de la comunidad médica vemos con

preocupación un creciente descrédito de nuestra labor profesional, la publicación en

los medios de fallos adversos a profesionales médicos contribuye a producir un


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“UNIDAD ACADEMICA PREGRADO – SAN BARTOLO”

sentimiento generalizado de desconfianza que predispone en forma negativa al

paciente.

Desde el punto de vista individual las consecuencias comprometen directamente la

salud física y psicológica de los médicos involucrados en las demandas.

Cada día más colegas inmersos en alguna causa presentan desde alteraciones del

humor hasta graves desórdenes físicos. El precio de la mala praxis no es sólo

económico, también se paga con salud, y así lo hemos demostrado con el trabajo

en salud mental de médicos inculpados que hemos realizado y publicado en el

número anterior.

1.5 Responsabilidad de otros profesionales

El aumento progresivo del bienestar social en nuestro entorno cultural ha

incrementado el acceso a los bienes de consumo y por ende, a los servicios

profesionales. Esta demanda de servicios o prestaciones profesionales se ha visto

correspondida por una oferta cada vez más especializada, en la medida en que los

profesionales han tenido que acudir a conocimientos más profundos para poder

realizar adecuada y correctamente su actividad. Como consecuencia de ello nos

encontramos, en primer lugar, con un claro aumento de las obligaciones que tales

profesionales han de cumplir y que van desde las generales de una mayor

preparación y cualificación, hasta las específicas con cada cliente en concreto,

como son el deber de información y secreto. Más, por otra parte, la posesión de

esos conocimientos profundos y especializados ha modificado la tradicional relación

que existía entre profesional y cliente pues, al distanciamiento natural que entre

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ambas partes se produce por sus respectivas condiciones de experto y profano, se

une la necesaria dependencia del cliente a los conocimientos del experto, lo cual

genera una situación de privilegio del profesional que, paradójicamente y en

ocasiones, puede ser fuente de un clima de desconfianza. Ello explica -en parte-

el notorio crecimiento de las reclamaciones y demandas dirigidas frente a los

profesionales en general, pues ninguna duda cabe de que el ciudadano conoce y

se informa cada día mejor de sus derechos.

En términos generales, la responsabilidad civil por daños consiste en la obligación

que recae sobre una persona de reparar el daño que ha causado a otro, sea en

naturaleza o bien por un equivalente monetario (Véase "Responsabilidad civil").

Díez Picazo define esta responsabilidad como la sujeción de una persona que

vulnera un deber de conducta impuesto en interés de otro sujeto a la obligación de

reparar el daño producido. Y aunque normalmente la persona que responde es la

autora del daño, es posible también que se haga responsable a una persona distinta

de aquel, como ocurre, por ejemplo, con el empresario respecto de los daños

causados por sus empleados o dependientes. Esta responsabilidad civil puede ser

a su vez, contractual o extracontractual. La primera surge cuando la norma jurídica

transgredida es una obligación establecida en una declaración de voluntad

particular (esto es, un contrato, oferta unilateral etc.), en tanto que la segunda

implica la transgresión de una norma o ley en sentido amplio (calificándose de

delictual o penal, si el daño causado fue debido a una acción tipificada como delito;

y cuasi-delictual o no dolosa, si el daño se originó en una falta involuntaria).

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En el amplio marco de la actividad profesional, la responsabilidad por daños es la

contraída por el profesional cuando al desplegar su oficio incurre en un ilícito, es

decir, cuando contraviene, por las causas que sean, su prestación o actividad

previamente demandada por quien ha concertado sus servicios (ya se llame

paciente, usuario, cliente etc.). En definitiva, se trata de la responsabilidad por el

ejercicio de su hacer de quien ha sido por su profesión requerido por otra persona,

mediante la concertación de un negocio jurídico. Y desde esta perspectiva, cabe

afirmar que en la actuación del responsable preexiste siempre esa conexión con el

destinatario de su conducta profesional, con independencia de que, en términos

amplios, se pueda incurrir en responsabilidad civil por cualquier persona cuando por

su conducta o por sus hechos se transgreda una norma de general convivencia,

ínsita en el naeminen laedere y en los postulados del artículo 1.902 del Código Civil.

En otras palabras, no cabe imaginar que en el mundo real, quien por su titulación o

estamento, o por sus conocimientos específicos, o por su propia pericia, venga, por

lo general, a actuar espontáneamente, sin ser antes requerido al efecto, e incurrir

en su conducta en un ilícito causante de responsabilidad; lo cual no obsta para que,

en casos excepcionales, deba hasta atisbarse un comportamiento profesional sin

esa previa conexión negocial.

Por tanto y desde lo expuesto, parece que, en principio, no hay duda en

el anclaje mayoritario de todas las vicisitudes de este tipo de responsabilidad civil

profesional dentro de la especie de responsabilidad contractual, esto es, aquella

que late o se gesta cuando, tras el negocio que rodea la relación entre el ejecutor y

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“UNIDAD ACADEMICA PREGRADO – SAN BARTOLO”

el destinatario, por parte del ejecutor y precisamente por la profesión que ostenta,

se ha conexionado con el usuario o el destinatario, de tal suerte que, al cumplir la

prestación requerida concertada, incurre en cualquiera de las conductas

contraventoras de la regulación de dicha prestación.

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“UNIDAD ACADEMICA PREGRADO – SAN BARTOLO”

CONCLUSIONES

En la ética profesional vemos que han varios aspectos en los cuales tenemos que

tomar en cuenta al hablar de ellos; la formación profesional, la cual nos dice que es

lo que nosotros vamos aprendiendo durante toda nuestra vida en la sociedad y que

nos va forjando; luego vamos con el carácter profesional la cual nos moldea en

nuestra profesión y nos va a dar la diferencia entre la perfección y la mediocridad,

luego hablamos de vocación la cual es como las destrezas y/o habilidades que la

persona tiene hacia determinada profesión para lo cual pienso que s importante

pero no determinante al momento de verlo sede el punto de vista de la ética, hace

más difícil el aprendizaje en la persona; la orientación profesional pienso que es la

importante ya que en mi opinión el problema en muchos casos no sería la vocación

sino la orientación que la persona a tenido la cual la profesión que a escogido pueda

que no haya sido lo que esperaba; costumbre es el marco de referencia de la

persona además de su código de ética, la cual depende de la sociedad en la que se

está viviendo y la época; y la responsabilidad y libertad es cuando nosotros mismo

somos conscientes e nuestros actos y podemos tomar decisiones concretas, La

libertad nos lleva a la responsabilidad de elección, acto voluntario, como liberación

frente a algo, como realización de una necesidad

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BIBLIOGRAFIA

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reclamaciones sobre responsabilidad profesional por especialidades en un

escenario diferente al estadounidense. Gaceta Sanitaria, 27, 92-93.

 Pizarro, C. (2008). Responsabilidad profesional médica: Diagnóstico y

perspectivas. Revista médica de Chile, 136(4), 539-543.

 Zúñiga, L., & Arias, P. (2008). Control, disciplina y responsabilidad policial:

desafíos doctrinarios e institucionales en América Latina.

 Neild, R. (1998). Controles internos y órganos disciplinarios policiales.

WOLA.

 Vargas-Blasco, C., Gómez-Durán, E. L., Arimany-Manso, J., & Pera-Bajo, F.

(2014). Patologías urológicas más frecuentemente implicadas en las

reclamaciones por responsabilidad profesional médica. Medicina

Clínica, 142, 52-55.

 Gallo, P. A. (2014, April). Derecho de la seguridad, responsabilidad policial y

penitenciaria. INAP.

 Gracia, E., Lila, M., & García, F. (2009). La intervención policial en casos de
violencia contra la mujer en relaciones de pareja: actitudes hacia la

intervención y otras variables psicosociales. Boletín criminológico, 113, 1-4.

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ANEXOS

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