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La comedia del Ministerio de Educación, entremés: concurso de oposición

El Ministerio de educación se encuentra embarcado en un proceso de selección de candidatos al magisterio


el cual ha generado un sinnúmero de críticas negativas que ha terminado en una desconfianza generalizada.

Frente a esto, no puedo entender el cinismo con que el Sr. Henry Santos salió en anuncios publicitarios y
declaración de prensa (del 11 de julio) hablando del gran éxito que ha tenido el concurso de oposición
docente 2019. Me pregunto una y otra vez ¿dónde está el gran éxito? La respuesta que consigo del señor en
mención es “en el orden y la muestra de civismo de los postulantes”. Como si eso fuera lo neurálgico en este
proceso, nada más absurdo. Es como si los maestros dijeran que el éxito de la educación dominicana está en
que los estudiantes entren en orden a los cursos. ¿En eso está el éxito?

Lo verdaderamente importante de este proceso es que el postulante pueda demostrar sus capacidades en
una prueba justa y equitativa. Sin embargo, los números que se ufana en mostrar el encargado de Recursos
Humanos del Minerd distan mucho de mostrar un proceso satisfactorio. No es posible hablar de procesos
satisfactorios cuando el promedio de aprobados es apena el 33% de los postulantes. Lo que quiere decir que,
de 1300 personas evaluadas, según el sr. Santos, solo 429 han aprobado el examen. ¿Es esto motivo de alegría
y satisfacción?

Los resultados es razón más que suficiente para evaluar con sinceridad el sistema educativo dominicano,
peguntarnos ¿Qué está pasando en realidad? ¿Dónde está el verdadero problema? El 67% es una cifra muy
alta para representar lo que no aprobaron.

Mirémoslo así: 871 personas estudiaron carrera docente un mínimo de 4 años en una universidad certificada
y supervisada por estado a través del MESCyT. Al cabo de ese periodo, la universidad lo certifica como
persona calificada para ejercer la carrera, esto es ratificado por el mismo MESCyT a través de la legalización
de títulos, donde se verifica que todo el proceso ha sido correcto. Pero, ¿qué resulta? Que nos hemos dado
cuenta en este concurso que esas 871 personas no tienen las competencias para ejercer la carrera de
educación trabajando en el Ministerio. Si es así, que es lo que da a entender, ¿cómo es que hay dos
instituciones que han certificado sus competencias? Si no tienen las competencias no debieron de darle el
título. El mismo estado lo certifica como competentes para ejercer la carrera y luego le niega trabajo por
incompetentes. Vaya paradoja.

Miren las incongruencias del Ministerio de Educación. Un maestro X de secundaria visita tres secciones de
un mismo grado, cada sección con 34 estudiantes, para un total de 102 estudiantes. Al final del año, 68
estudiantes del maestro X reprobó. ¿Qué usted cree que pasaría? Saldría a la prensa a dar declaraciones del
éxito que ha tenido en sus clases porque aprobaron el 33% de los estudiantes? ¿Usted cree eso? O crees que
de seguro sería un motivo para que el equipo de gestión y técnicos del distrito llamara a capítulo a ese
maestro y le recordaran que un examen no determina la aprobación de un estudiante, que hay múltiples
capacidades y que es él que tiene que poner al niño a desarrollarse. Que los indicadores se evalúan durante
el año y no en un examen, que si un estudiante se “quema” es el maestro que se está quemando porque no
pudo lograr los objetivos en el niño. Entre otras cosas innombrables. ¿Qué resulta de todo esto? Que la soga
se rompe por lo más débil.

Ley de Murphy en el Ministerio de Educación:

- Si un maestro imparte un examen y se quema el estudiante, se quemó el maestro.


- Si el ministerio imparte pruebas de evaluación y el maestro no pasa, se quemó el maestro.
- Si los resultados de estudiantes o maestros son buenos, el Ministerio está trabajando.

Corolario 1

- El Ministerio nunca se quema.

Aun cuando vemos que en los últimos concursos es desastre tras desastre, las autoridades no se ponen a
diseñar una política educativa integral. En el año 2014, la prensa anunciaba que el 62.9% de los postulantes
había aprobado el concurso. ¿Qué pasa ahora que el porcentaje de aprobados es la mitad del concurso
anterior? Sabemos que el proceso no ha concluido, pero los resultados arrogados hasta ahora no son
alentadores ¿Qué pasó con los talleres de ADP? ¿Qué pasa en las universidades que nuestros egresados no
están saliendo con las competencias? ¿Por qué no se supervisa eso para evitar estos desastres?

No entiendo cómo el sr. Santos habla de éxitos. Que 54,853 personas se postulen a un concurso donde saben
que solo hay 10,200 plazas no es un éxito. Solo habla de la falta de oportunidades que tiene nuestra gente y
el desempleo generalizado que tiene nuestra sociedad. No son muchas las fuentes de empleos dignos que
tiene nuestro país. La gente humilde, los jóvenes del interior y los de campos apartados ven en el sistema
educativo la oportunidad de hacer una carrera que puedan concluir satisfactoriamente y que mañana les
permitan vivir dignamente.

Educación es una carrera que se hace a bajo costo comparada con otras y muchos tienen la oportunidad de
alcanzar becas. Pero el proceso actual de selección de candidatos por parte del Ministerio solo le cercena sus
ilusiones. No estoy en contra del concurso, pero considero que las pruebas de capacidades deben ser
equitativas. No es posible que a una persona que haya estudiado educación le hagan preguntas de
administración de empresas. Y no quiero la falacia de que la escuela es una empresa, porque lo inverso
podríamos decirlo: Una empresa es una escuela, donde se aprende y se enseña; pero a nadie que va a solicitar
trabajo en una empresa le hacen preguntas de pedagogía o planificación de clase.
Parecería por sus palabras, sr. Santos, que el éxito está en descalificar personas. Eso sí lo hicieron muy bien,
y es un éxito. Porque siguiendo la proyección del 33% de los postulantes que va aprobando el concurso, la
cifra final sería de 18,100 personas que pasaría la primera etapa. Tómese en cuenta que solo tienen 10,200
plazas y que falta otra etapa del concurso, donde estoy seguro se reducirá el número a más o menos las
plazas vacantes, eso sí es un éxito. Pero, solo eso sr. Santos.

No me hables entonces de transparencia, ni competencias, mucho menos de éxitos. Yo no me alegro porque


la gente de mi pueblo pierda oportunidades de crecimiento. No me canso de preguntar dónde está el fallo
en la educación dominicana. Lo cierto es que, en medio de la comedia que nos tiene el Ministerio de
Educación con la revolución educativa, nos presenta su entremés: Concurso de oposición 2019.

Juan Fermín Castillo Rosario

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