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LA CAÍDA DE LA HUMANIDAD

(Gn. 3.1-24)
Leer Romanos 5.18
Cualquier creyente que realice una lectura, debiera llorar al momento de leer el capítulo 3
de Génesis, ¿porqué debiera llorar? Pues porque en este capítulo se encuentra la caída de
toda la humanidad en su totalidad. Es increíble notar cuan impactante es la lectura de este
capítulo, no solo muestra la caída del hombre, sino también la grandiosa misericordia y
gracia de Dios en favor del hombre. No podemos pasar por alto estos textos, para saber
cuál es la necesidad más grande que el ser humano tiene en sí mismo.
En textos anteriores se observa la advertencia o quizás podemos llamarle prueba de parte
de Dios al hombre (Gn. 2:16-17)

En esta noche vamos a observar 4 aspectos que son notorios en este capítulo.

I. SEDUCCIÓN Y CAÍDA (1-7)


La seducción es “Persuadir a alguien con mentiras o halagos para algo,
frecuentemente malo” (RAE) Cuando hablamos de seducción queremos dar a
entender lo que fue la obra de Satanás en el Edén a los primeros seres humanos,
no cabe duda, como dice el v1, que la serpiente era muy astuta, la idea de astuto
es que la serpiente era tramposa.
Ahora veamos cómo fue la creación “buena en gran manera” es seducida por
parte es un ser astuto.

1. Seducción (1 Jn. 2.16)


a. Deseo físico
En primer lugar, lo que Satanás hizo al momento de seducir, es que tocó
su deseo físico. Dios le había ordenado a Adán que podían comer “de
todo árbol del huerto” no tenía restricción alguna, excepto este árbol
especial puesto en medio del huerto.
El ser humano, por su naturaleza, tiene sensibilidad a lo que le rodea, es
así que el fruto fue calificado como “bueno para comer”. Ya el ser
humano tenía o anhelaba satisfacer el deseo que comenzó a sentir.
b. Deseo emocional
En segundo lugar, la astucia de la serpiente hace que esta, ahora, se dirija
al deseo emocional del hombre. El tentador tenía espacio para provocar
en el ser humano una decisión contraria a la que Dios había
encomendado (2:16-17), por esto se dirige a la parte emocional del
mismo, ya que el fruto fue calificado como “agradable a los ojos”, esto
hace alusión a la codicia del ser humano. Quedó ansioso por el fruto.
c. Deseo intelectual
Finalmente, la serpiente llega a la plenitud de la seducción, muestra otra
característica del fruto, pues era “codiciable para alcanzar sabiduría”,
se inclinó a seguir sus propios deseos sin tomar en cuenta sus secuelas.

Satanás tocó las partes más sensibles del ser humano para hacerle ir en contra de lo que
Dios había dicho. Encontramos en 1 Juan 2.16 a Juan quizás teniendo en mente lo sucedido
con Eva, y de ahí que su conclusión es que “todo lo que hay en el mundo, los deseos de la
carne (deseo físico), los deseos de los ojos (apetito emocional), y la vanagloria de la vida
(deseo intelectual), no proviene del Padre, sino del mundo”

2. Caída (Jn. 8.44)


La palabra caer tiene el significado de “Ir a parar a distinta parte de aquella
que se propuso al principio”. Entonces cuando hablamos de la caída de
Adán y Eva, estamos hablando de que ellos después de seguir sus deseos,
fueron a para a una distinta parte de aquel lugar en que se los pusieron por
primera vez. Su lugar al inicio era de privilegios y grande comunión y
agrado hacia Dios, pero posterior al pecado, su posición habría cambiado
completamente.
La pregunta es qué hizo Satanás para mover sus deseos en los representantes
de toda la humanidad, y eso lo vemos ahora en 3.1-4
a. Mintió poniendo en duda la Palabra de Dios
Diciendo “¿Conque Dios os ha dicho…?” 2 Co. 11.14
b. Mintió contradiciendo la Palabra de Dios
Afirmando: “No moriréis” Juan 8.44 (ha sido homicida desde el
principio)
c. Mintió incriminando a Dios de egoísta
Diciendo: “Sino que sabe Dios…” (implícitamente egoísta) Era Satanás
quien a un principio quería ser igual a Dios, y puso su deseo en el
hombre (Is. 14.14)

No hay nada bueno que Satanás pueda ofrecerle al hombre, desde el inicio él fue un
mentiroso, y hasta ahora lo sigue siendo, sigue engañando seres humanos y llevándolos a
la perdición eterna. ¡El hombre Cayó! Y cayo en vergüenza y gran calamidad, no hay nadie
que pueda salvarlo, no hay quien pueda rescatarlo de la perdición infernal. Los ojos de los
hombres fueron abiertos y conocieron su desnudez, intentaron tapar su pecado, pero no
pudieron, trataron de hacerlo ellos mismo, pero eso no duraría por mucho tiempo. ¿¡Quién
podrá salvarlos!?

II. INTERROGACIÓN DIVINA (8-13)


Desde el v8 encontramos que a causa del pecado lo único que Adán y Eva
pudieron hacer es esconderse de su vergüenza. La naturaleza del hombre es
esconderse de Dios cuando comete un pecado. No se puede quitar de lado el
hecho de que Dios sí sabía lo que ellos habían hecho, pero él espera que sean
los pecadores quienes confiesen su pecado, de ahí que la pregunta es “¿Dónde
estás tú?” (v9). Y nuevamente por naturaleza humana vemos al ser humana
excusándose de sus responsabilidades y no haciéndose cargo de sus hechos. Al
preguntar al hombre ¿has comido del árbol de que yo te mandé no comieses?
(v11) Y este le responde “la mujer que me diste” (v12) y cuando la pregunta va
dirigida hacia la mujer, ella responde “la serpiente me engañó” (v13)
Dios sabía lo que debía de hacer, puesto que ellos estaban advertidos de lo que
no debían de hacer.
III. SENTENCIA DIVINA (14-19)
El momento del juicio ha llegado ni el hombre ni la mujer han tomado su
responsabilidad por sus actos, entonces Dios aplica su justicia no solo en estos
dos seres humanos, sino también en esa criatura que tentó y fue de tropiezo para
ambos.

1. A la serpiente
La primera sentencia dada por Dios conlleva maldición “Por cuanto hiciste,
maldita serás…” (v14) y quedarás sujeta a la tierra “sobre tu pecho andarás,
y polvo comerás todos los días de tu vida” (v14).
2. A la mujer
La sentencia a la mujer no conlleva maldición, sino que esa consistía en el
aumento de los dolores al momento del parto, luego la sujeción a su marido.
Ella tenía la dicha de ser progenitora y dadora de vida, pero esto ya sería de
una manera dolorosa y angustiosa.
3. Al hombre
El trabajo no es el resultado del pecado, los “espinos y cardos” (v18) si son
productos del pecado, por cuanto se sometió a su mujer, este fue
sentenciado. El hombre debía vivir eternamente, pero el pecado cortó la
vida. “todos los días de tu vida” (v17) ahora hay un conteo descendiente
para la vida del ser humano. “Pues polvo eres y al polvo volverás” (19)
(Muerte física y espiritual) (muriendo morirás “Gn. 2.17”)

IV. GRACIA Y MISERICORDIA (20-24) (Ro. 5.20)


No hay cómo el hombre sea salvo por sus propios méritos, todo en él fue dañado
cuando cayó, ya no tiene comunión con Dios, si vida entera está arruinada y en
dirección a la eterna condenación. “No hay justo, ni aun uno, No hay quien
entienda, No hay quien busque a Dios, Todos se desviaron, a una se hicieron
inútiles; No hay quien haga lo bueno, ni siquiera uno; Sepulcro abierto es su
garganta, Con sus lenguas engañaron, Veneno de áspides hay bajo sus labios,
Su boca está llena de maldición y de amargura; Veloces son sus pies para
derramar sangre; Destrucción y miseria hay en sus caminos, No conocieron
camino de paz. No hay temor de Dios delante de sus ojos” (Ro. 3.10-18).

Pero bendito sea Su nombre por toda la eternidad que su gracia y misericordia
fueron más grandes que el pecado que nuestros padres cometieron “más cuando
el pecado abundó, sobreabundó la gracia” (Ro. 5.20b) y abundó
extremadamente ¿Quién merece gracia? ¿Quién merece misericordia? ¡Nadie!
Gracias a Dios por no permitir al hombre tomar del árbol de la vida, porque de
haber sido así, grande hubiese sido su ruina y eterna su condenación sin opción
a ser redimido. ¡Bendito sea Dios! ¡Las gracias sean dadas a Él por toda la
eternidad! El Apóstol Pablo dice a los romanos en 5:12 “Por tanto, como el
pecado entró…” (continuar leyendo)

Gracias a Dios por su Hijo Jesucristo quien “…habiendo ofrecido una vez para
siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios,
de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado
de sus pies; porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los
santificados”. (Heb. 10.12-14)

Conclusión. - ¿entiendes la ruina en la que te encuentras? ¿entiendes lo perdidos que nos


encontramos? Solo en Cristo hay nueva vida, y vida en abundancia. No podemos buscar
salvación por nuestros méritos, sino por los méritos de Cristo, es él que te salva, es él que
guía al Padre, y es él que te llevará la eternidad con Dios. Recibe su gracia, no la
desperdicies, no te apartes de él, procede a arrepentimiento y fe para el perdón de tu pecado.

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