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Breve síntesis de la unidad I

Fragmento de la introducción a los “Estudios psicológicos y etnológicos sobre la


música”. Apartado III.

Una breve síntesis de tal teoría nos lleva a esquematizar las siguientes
puntuaciones.
La música surge naturalmente de la elevación que los afectos producen en
nuestros actos de habla y sobre nuestros movimientos. Son los afectos los que –por la
vía del ritmo y de la modulación melódica– originan la música, tanto la que se canta
como la que se ejecuta por medio de instrumentos y también como la que se baila.
La música es expresión de las más variadas sensaciones anímicas –sean furias,
alegrías o sensaciones místicas–, siempre que éstas sean intensas, vehementes y
apasionadas.
El comienzo de la música está en el ritmo. Éste se imprime sobre nuestro hablar
o sobre nuestros movimientos, produciendo naturalmente y por efecto de un
sentimiento interior, una ritmización de nuestras acciones. Hete aquí que ya estamos
haciendo música.
El canto, como ya dijimos, surge de la elevación que los afectos producen sobre
el lenguaje, sea por la vía primera de la ritmización o por la posterior de la modulación.
Habrá un tránsito del habla al canto, vehiculizado por la elevación espiritual que
constituyen los diversos afectos: de ira, de alegría, de tristeza, etc.
La música instrumental surge espontáneamente de las palmas, del choque
rítmico de las manos y luego de los instrumentos que ellas sostienen.
El baile surge de los pasos, de las pisadas al compás, del taconeo en el suelo,
que también es exteriorización de un sentimiento interior.
Entonces, el canto, el baile y la música instrumental –que tienen un basamento
común y que en algunas ocasiones se identifican en el mismo acto- surgen
naturalmente de los sentimientos más universales y más vehementes: de un estado de
alegría o de tristeza. Pueden surgir, de entre muchísimas otras sensaciones anímicas,
de la fuerte congoja interior por la pérdida de un ser amado o de afectos de alegría
como los que surgen del regocijo que se siente por la salida del sol, del buen sentar de
las comidas y bebidas o de la atracción por otra gente.
Finalmente, en la apreciación de Simmel, la música es del orden de lo que nos
es dado naturalmente, en tanto estamos en el mundo. Todos somos músicos
preexistenciales, ya que existe una relación entre el hablar y caminar y el cantar y
bailar. Un antiguo proverbio africano, con el que Simmel coincide, reza: si puedes
hablar puedes cantar, si puedes caminar puedes bailar. Se trata sólo de oír el ritmo y la
melodía de nuestros estados anímicos, y ya surge de nuestro interior esa
exteriorización vital que es la música.
La música trae consigo, como ya se señaló, una elevación de los sentimientos
vitales, dado que ella –resultante de ánimos alegres, místicos, etc. – los despierta
nuevamente. Son los ánimos los que hacen surgir la música y, a la vez, la música hace
surgir renovados estados anímicos.
Actividades:

A - Leé el texto con atención. Señalá las palabras que no conozcas. Hacé una lista.
B - Responder:
1 - ¿Cuál es el comienzo de la música?
2 - ¿Cuál es el origen del canto?
3 - ¿Cuál es el origen del baile?
4 - ¿Qué es lo que “hace surgir a la música”?

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