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República de Casación Nº 35815

Carlos Javier Gómez Torres


Colombia

Corte Suprema
Proceso n.º 35815

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA


SALA DE CASACIÓN PENAL

Magistrado Ponente:
JULIO ENRIQUE SOCHA SALAMANCA
Aprobado Acta Nº 40

Bogotá D.C., diez (10) de febrero de dos mil once (2011)

VISTOS

Decide la Sala acerca de los fundamentos lógicos y de debida


argumentación de la demanda de casación presentada por el
defensor de CARLOS JAVIER GÓMEZ TORRES contra el fallo del
Tribunal Superior de Distrito Judicial de Pamplona (N. de S.), que
confirmó parcialmente el emitido en el Juzgado Penal del Circuito
de esa ciudad, mediante el cual fue condenado como autor del
delito de defraudación a los derechos patrimoniales de autor.

HECHOS Y ACTUACIÓN PROCESAL


República de 2 Casación Nº 35815
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1. Según lo reseña la actuación, el 10 de abril de 2002, ante la


Comisión Nacional de Televisión, el gerente de Parabólica
Chinacota Ltda., empresa legalmente constituida y concesionaria
autorizada del servicio público de televisión por cable, presentó
ante dicha entidad queja poniendo en conocimiento que donde
opera, igualmente funciona desde hace varios meses una
empresa “pirata” que bajo diferentes nombres como “ Multivisión”,
“Telechinacota” o “Unitel Ltda.”, se dedica a comercializar un “paquete”
que incluye la emisión de señales codificadas o encriptadas
correspondientes, entre otros, a canales como HBO-OLE, CINE
CANAL, FOX, etc., cuya difusión y aprovechamiento sólo puede

hacerse con los correspondientes permisos legales1.

2. De la respectiva denuncia y sus anexos la Comisión Nacional


de Televisión dio traslado a la Fiscalía General de la Nación,
entidad que tras una ingente indagación previa 2, el 24 de octubre
de 2002 declaró formalmente abierta la instrucción y ordenó
vincular a la misma a CARLOS JAVIER GÓMEZ TORRES,
representante legal de “UNITEL LTDA.”, contra quien, una vez oído
en indagatoria, el instructo profirió el 29 septiembre de 2004
resolución de acusación en calidad de autor de las conductas
punibles de defraudación de fluidos y defraudación a los derechos
patrimoniales de autor, cometidos en concurso heterogéneo, de
conformidad con los artículos 31, 256 y 71 de la Ley 599 de
20003, decisión que apelada por el defensor del citado fue
confirmada integralmente el 10 de febrero de 2006 4.

1
Cuaderno original # 1, folios 1-8.
2
Ídem, folios 12-172.
3
Ídem, folios 173 y 252-255. Cuaderno original # 2, folios 66-70 y 187-207.
4
Cuaderno original # 2, folios 5-19.
República de 3 Casación Nº 35815
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3. La siguiente fase procesal se adelantó en el Juzgado Penal del
Circuito de Pamplona (N. de S.), etapa en la que con base en la
impugnación formulada por la asistencia letrada del acusado a la
decisión del funcionario de conocimiento, adoptada en la
audiencia preparatoria, en el sentido de no cesar procedimiento
respecto del delito de defraudación de fluidos por ausencia de
querella de parte, el superior funcional en pronunciamiento de 9
de agosto de 2006, declaró extinguida la acción penal por la
causa alegada por la defensa5.

4. Finalizado el debate inherente al juicio, el juzgador de primer


grado, el 31 de julio de 2009, dictó contra el acusado sentencia
condenatoria por el delito de defraudación a los derechos
patrimoniales de autor, y en tal virtud le impuso las penas
principales de dos (2) años de prisión y multa en cuantía de veinte
(20) salarios mínimos mensuales legales, así como la accesoria de

inhabilidad para el ejercicio de derechos y funciones públicas,


además de la de carácter civil consistente en pagar a la víctima
del comportamiento el equivalente a cien (100) salarios mínimos
mensuales legales por los perjuicios irrogados, y le otorgó la
suspensión condicional de la ejecución de la condena 6.

5. Del anterior pronunciamiento apeló el defensor del condenado,


y el Tribunal Superior de Distrito Judicial de Pamplona (N. de S.),
mediante el suyo de 8 de septiembre de 2010, lo confirmó,
excepto en cuanto a la imposición del pago de perjuicios debido a
que la demanda de constitución en parte civil del afectado no se le
notificó al procesado, fallo de segunda instancia contra el cual el

5
Cuaderno original # 3, folios 323-331 y 393-396.
6
Ídem, folios 516-549.
República de 4 Casación Nº 35815
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mismo sujeto procesal interpuso el recurso extraordinario de
casación7.

LA DEMANDA

6. El actor promueve la impugnación por vía discrecional y como


justificación para ello alega la violación de la garantía fundamental
de presunción de inocencia por desconocimiento del apotegma de
in dubio pro reo.

Luego de resumir el acontecer fáctico y el devenir procesal, como


cargo principal y único alega “ la violación directa de una norma
sustancial (art. 7°, inc. 2°, ejusdem de la Ley 600 de 2000) ”, y en aras de

acreditar ese agravio puntualiza que la causal de casación a la


que acude es la prevista en el artículo 207-1 del Código de
Procedimiento Penal “…es decir, VIOLACIÓN INDIRECTA DE LA LEY
SUSTANCIAL, por ERROR DE HECHO – FALSO JUICIO DE IDENTIDAD ”.

Sostiene, en la demostración de la censura, que en las sentencias


de primera y segunda instancia nada se dijo acerca de lo alegado
por su defendido en cuanto a que su actividad se limitó a una
simple agencia comercial, de suerte que por la “ ausencia de
valoración” de la indagatoria del acusado, así como del testimonio

de José Fernando Grisales Patiño, para quien aquél


desempeñaba la aludida gestión, se configuró el “ desconocimiento
del debido proceso” o “por lo menos en criterio de la sana critica la

tergiversación en conjunto” de aquellos medios demostrativos,

7
Cuaderno del Tribunal, folios 11-21 y 48-59.
República de 5 Casación Nº 35815
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circunstancia que igualmente, agrega, “ afectó el deber legal de la
integralidad en la investigación”.

Precisa que como con sujeción a eses elementos de persuasión


es evidente que su prohijado actuó con “ absoluta buena fe”, es decir,
con “ausencia de dolo”, lo que se extraiga de las demás pruebas
documentales, técnicas, testimoniales, etc., en las que está
soportada la condena “pierde total valía”, quedando por ello
“naturalísticamente relevado el casacionista de realizar la respectiva crítica ”
frente a cada una de aquéllas.

Con base en lo anterior solicita casar el fallo recurrido y en su


lugar proferir sentencia absolutoria en aplicación del principio
universal de in dubio pro reo.

CONSIDERACIONES DE LA CORTE

7. Necesario es recordar que, en cualquier régimen, la casación


atiende a unos fines superiores cuales son la reparación de los
agravios inferidos a las partes con la sentencia recurrida, la
efectividad del derecho material y de las garantías fundamentales
de los intervinientes en la actuación, y la unificación de la
jurisprudencia (Ley 600 de 2000, articulo 206).

Sin embargo, ello de ninguna manera significa que la naturaleza


de este mecanismo sea de libre configuración, desprovisto de
todo rigor, y que tenga como objetivo abrir un espacio procesal
semejante al de las instancias para prolongar el debate respecto
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de los puntos que han sido materia de controversia, pues ha de
resaltarse que al proponer el recurso el censor debe sujetarse a
las causales taxativamente señaladas en el ordenamiento
procesal, y con observancia de los presupuestos de lógica y
argumentación inherentes a cada motivo extraordinario de
impugnación, persuadir a la Corte de que con la decisión atacada
se ha originado el quebranto de alguna de aquellas finalidades.

8. En el presente asunto, inicialmente es obligatorio precisar que


de conformidad con lo normado en el inciso 1º del artículo 205 de
la Ley 600 de 2000, estatuto vigente para la época en que
ocurrieron los hechos debatidos, el recurso extraordinario de
casación resulta viable contra sentencias proferidas en segunda
instancia por los tribunales superiores de distrito judicial y por el
Tribunal Penal Militar por delitos que tengan señalada pena
privativa de la libertad cuyo máximo exceda de ocho (8) años.

Cuando el fallo de segundo grado no es emitido por los aludidos


despachos o el delito por el que se procede consagra una sanción
privativa de la libertad de ocho años o inferior, el inciso tercero del
citado precepto faculta a la Sala para admitir discrecionalmente
las demandas de casación que cumplan con los demás requisitos,
siempre que sea necesario para el desarrollo de la jurisprudencia
o la garantía de los derechos fundamentales.

De tiempo atrás tiene precisado la Corte que una disertación con


la que se aspire a persuadirla acerca de la procedencia de la
casación discrecional, debe estar dirigida a hacerle ver la
necesidad de su pronunciamiento, en forma tal que si se trata de
reclamar la garantía de un derecho fundamental, le corresponde
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al recurrente señalar el o los que fueron desconocidos, indicar las
normas constitucionales y/o legales que los protegen y la
determinación que debe adoptarse para su salvaguarda. Y si el
motivo invocado es el desarrollo de la jurisprudencia, debe
puntualizar el tema jurídico que requiere definición o precisión,
sea porque es nuevo o porque existen posiciones opuestas que
deben ser unificadas para la acertada solución del asunto
debatido y frente a casos futuros.

Como la conducta punible debatida en este proceso es la de


defraudación a los derechos patrimoniales de autor (Ley 599 de 2000,
artículo 271, modificado por la Ley 1032 de 2006, artículo 2) , para la cual

en la actualidad está prevista una pena máxima de prisión de


apenas ocho (8) años8, tal guarismo resulta inferior al límite
establecido en el artículo 205 de la Ley 600 de 2000, luego el
recurso extraordinario sólo era posible intentarlo a través de la
casación excepcional, modalidad a la que ciertamente acudió el
demandante.

Sin embargo, pese a ese acierto formal, las razones ofrecidas por
el actor no llevan a la Sala a la convicción de que sea perentoria o
urgente la admisión de la demanda con el fin de cumplir los fines
propios de la casación discrecional, pues con evidente
desconocimiento de esos objetivos, así como de las exigencias
que gobiernan cada una de sus causales, el memorialista pide
enervar la condena sin una propuesta seria acerca de la
ocurrencia de dislate alguno materializado en la providencia
emitida por el Tribunal.

8
Para la época de los hechos, sin la modificación de la Ley 1032 de 2006, artículo 2, la pena máxima
correspondiente a esa conducta punible era de apenas cinco (5) años.
República de 8 Casación Nº 35815
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9. Observados los razonamientos consignados en la demanda, es
evidente que lo discutido por el censor es la solución dada al caso
con base en la apreciación de las pruebas, empero, en ese
ejercicio de confutación no logra demostrar de manera objetiva la
incursión por parte del Tribunal en una motivación falsa, sofística
o aparente, única posibilidad de atacar por vía discrecional una
sentencia cuando la discusión gira entorno a la estimación
probatoria, ya que de acreditarse un yerro semejante se estaría
ante una inobjetable vía de hecho por indebida fundamentación
de la sentencia, vicio que la Corte estaría en el deber de conjurar 9.

9.1. En efecto, atendido el fundamento inteligible de las


decisiones de primero y segundo grado, integradas como unidad
jurídica inescindible, el censor estaba obligado a enfrentar por
separado esa doble fundamentación, y a demostrar frente a
ambas, mediante la acreditación de alguno de los errores típicos
de la violación indirecta, que la apreciación de las pruebas
ostentaba vicios por errores de derecho (falsos juicios de legalidad y
de convicción), o hecho (falso juicios de identidad, existencia o raciocinio) .

Si pretendía aludir a la primera modalidad, como en materia penal


los diferentes medios de prueba no están sometidos a un sistema
tarifado, en principio, resultaba improcedente argüir un falso juicio
de convicción, luego únicamente cabría proponer un falso juicio
de legalidad, orientado a demostrar que los juzgadores valoraron
elementos de conocimiento que carecían de requisitos legales en
su aducción práctica o incorporación, o que desestimaron los que
si los reunían, entendiendo que no satisfacían esos presupuestos.

9
Cfr. Sentencia de 31 de marzo de 2004, radicación 17738.
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Y si el ataque se dirigía a evidenciar yerros de hecho, en el
desarrollo argumental estaba llamado precisar si los dislates
materializados frente a cada uno de los distintos medios de
prueba fueron constitutivos de falso juicio de existencia, falso
juicio de identidad, o falso raciocinio.

El falso juicio de existencia ocurre cuando el juez deja de apreciar


el contenido de un medio de prueba legal y oportunamente
adosado a la actuación (falso juicio de existencia por omisión) , o hace
precisiones fácticas extrañas a los elementos de prueba obrantes,
o que atribuye a un elemento de persuasión que en verdad no
reposa en el expediente (falso juicio de existencia por suposición).

Por su parte, en el falso juicio de identidad el juzgador, al


aprehender el contenido de un medio de prueba le recorta apartes
trascendentes de su literalidad (falso juicio de identidad por
cercenamiento), adiciona circunstancias fácticas ajenas a su texto

(falso juicio de identidad por adición) , o transforma o cambia el sentido

fidedigno de su expresión material (falso juicio de identidad por


tergiversación), dislates con los que le hace decir a la prueba lo que

en realidad no afirma.

Por acreditar los citados vicios, en el primer evento, es preciso


indicar el lugar del proceso en el que se encuentra adjunto el
medio de prueba omitido y su contenido, o destacar la concreción
fáctica plasmada en el fallo y que carece de acreditación con las
pruebas allegadas, o cuya demostración se atribuyó a una prueba
ajena a la actuación; y en el segundo, basta con hacer un ejercicio
de confrontación veraz e imparcial entre el texto o tenor del medio
de prueba y la síntesis que de su contenido postuló el juzgador,
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en aras de evidenciar alguno de los dislates atrás singularizados
(adición, supresión o distorsión).

Luego de lo anterior, en uno u otro caso, es forzoso ilustrar cómo


ese desacierto fue determinante de una conclusión jurídica
equivocada, pues la corrección de tales desaguisados y la nueva
valoración de esas pruebas, en conjunto y de manera racional,
lleva a una solución favorable a la parte que alega tales vicios.

En el falso raciocinio, a diferencia de los dos anteriores errores de


hecho, además de no discutir la legalidad de la prueba, es forzoso
aceptar que está adosada al proceso y que su texto o contenido
fáctico fue extractado de manera fidedigna por el fallador, toda vez
que el yerro recae en las deducciones hechas a partir de su
literalidad, cuando las mismas entrañan desconocimiento de los
postulados de la sana crítica (leyes de la ciencia, reglas de la lógica, o
máximas de la experiencia y el sentido común) .

En tales eventos le corresponde al censor desarrollar una


dialéctica orientada a enseñar cuál fue la ley de la ciencia, regla
lógica o máxima de la experiencia o el sentido común
equivocadamente empleada por el funcionario, y cuál es la que
acertadamente corresponde utilizar, con el fin de arribar a una
conclusión jurídica correcta y favorable a sus intereses.

9.2. Resulta palmario que en la demanda analizada el actor no


consignó un ejercicio argumental semejante al atrás esbozado,
acerca de las exigencias para acreditar errores de hecho o de
derecho; en lugar de ello el actor se limitó a poner de presente su
interesado criterio valorativo con la pretensión de que prevaleciera
República de 11 Casación Nº 35815
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frente al sentado en las instancias, fin para el que no está
concebido el recurso extraordinario.

Las reflexiones del recurrente no permiten a la Corte observar en


la motivación del fallo atacado un error sustancial y grave, apto
para su enjuiciamiento en sede de violación indirecta de la ley
sustancial, luego, desde esa perspectiva, surge evidente la
impertinencia del recurso extraordinario por vía discrecional, como
mecanismo instituido para preservar garantías fundamentales, ya
que, cuando se trata de eventuales discrepancias probatorias, la
demanda no tiene ninguna posibilidad de ser admitida, dado que,
como constantemente lo viene sosteniendo la Sala:

“…los reparos relacionados con la apreciación de la prueba, (…) por


cuanto no significan una afrenta directa a los derechos fundamentales
del debido proceso y de defensa, pues el agravio se mediatiza por el
establecimiento de los errores de juicio en la estimación de las
pruebas, no pueden tenerse como sustentación válida del recurso de
casación discrecional. Este medio de impugnación excepcional, sólo
se justifica por la urgencia de proteger los derechos fundamentales
conculcados, si el daño se pone en evidencia con la sola indicación
descriptiva del escrito de sustentación.

”Los giros de fundamentación por la apreciación de la prueba, dada la


indeterminación de los resultados por la posibilidad de meras
discrepancias valorativas, no pueden ser argumento suficiente para
reclamar una casación sujeta a tan singulares necesidades ”10.

Y por lo tanto:

“…en principio, las posibilidades reconocidas en la jurisprudencia para


acceder a la casación discrecional no se extienden a las hipótesis
planteadas en la demanda, es decir, a discutir la valoración judicial de
los elementos de convicción, porque en esa labor los jueces cuentan
10
Cfr. Autos de 27 de marzo de 2007 y 9 de diciembre de 2009, radicaciones 26651 y 29155,
respectivamente.
República de 12 Casación Nº 35815
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con la relativa libertad que se desprende de la sana crítica, a no ser
que se proponga que sus deducciones son producto de una
motivación aparente, falsa o ausente, supuesto que determinaría, en
caso de que se demuestre y aparezca concretado, la consolidación de
un quebranto a las garantías, en cuanto obedecerían tales
deducciones a la arbitrariedad —ajena a un estado democrático y
constitucional— y no a la razón y a la justicia”11.

9.3. En Conclusión, el recurrente no demostró, como lo exige la


jurisprudencia en eventos como el presente, la configuración
objetiva de vicios de apreciación probatoria determinantes de una
motivación sofística, falsa o aparente, siendo forzoso, en
consecuencia, reiterar que el recurso de casación, en cualquiera
de sus modalidades, es en esencia un juicio lógico jurídico, de
delicada argumentación y crítica vinculante, que se emite acerca
de la legalidad de la sentencia, y no puede entenderse como
instancia adicional, ni como potestad ilimitada para revisar el
proceso en su totalidad, en sus diversos aspectos fácticos y
normativos, sino como fase extraordinaria, limitada y excepcional.

Los principios de sustentación suficiente, limitación, crítica


vinculante, autonomía de las causales, coherencia, no exclusión y
no contradicción, ha sido dicho por la Corporación, en cualquier
régimen gobiernan la casación. Los dos primeros ( sustentación
suficiente y limitación), derivan del carácter dispositivo del recurso, e

implican que la demanda debe bastarse a sí misma para propiciar


la invalidación del fallo, y que la Corte no puede entrar a suplir sus
vacíos, ni a corregir sus deficiencias.

11
Cfr. Autos de 7 de febrero de 2007 y 20 de febrero de 2008, radicaciones 26.493 y 29.008,
respectivamente.
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El de crítica vinculante, presupone que la alegación debe fundarse
en las causales previstas taxativamente por la misma
normatividad, y que se somete a determinados requisitos de
forma y contenido, dependiendo de la causal invocada. Y los de
autonomía, coherencia, no exclusión y no contradicción, implican
que el discurso debe mantener identidad temática, y ajustarse a
los requerimientos básicos de lógica general y lógica jurídica.

La inobservancia de esos requerimientos, como en el asunto


estudiado, impide la demostración clara y contundente de
cualquiera de los yerros previstos por el legislador como motivo
enervante del fallo, y veda a la Corte el estudio de los
fundamentos fácticos o jurídicos de la decisión atacada, pues en
atención al principio de limitación, y dado el carácter rogado y
dispositivo de la casación, las deficiencias del libelo no pueden
ser enmendadas, ni asignarse otro sentido a la expresa
pretensión del demandante, la cual debe tener un objeto preciso,
claro, definido y coherente, regido por causales específicas
señaladas por la ley, con cargos que han de adecuarse a éstas,
los cuales se resuelven en una nueva sentencia, diversa en objeto
y contenido de la proferida por los falladores de instancia.

10. Finalmente, la Sala no observa que con ocasión del trámite


procesal o del pronunciamiento atacado se hubiesen vulnerado
los derechos fundamentales inherentes al procesado CARLOS
JAVIER GÓMEZ TORRES, como para que sea necesario el ejercicio
de la facultad legal oficiosa que le asiste para conjurar algún
atentado de esa estirpe.

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, Sala de


Casación Penal,
República de 14 Casación Nº 35815
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Corte Suprema
RESUELVE:

NO ADMITIR la demanda de casación presentada por el defensor


de CARLOS JAVIER GÓMEZ TORRES de acuerdo con las razones
plasmadas en el presente proveído.
Contra esta decisión no procede recurso alguno.

Notifíquese y cúmplase.

JAVIER ZAPATA ORTIZ

JOSÉ LEONIDAS BUSTOS MARTÍNEZ FERNANDO CASTRO CABALLERO

SIGIFREDO ESPINOSA PÉREZ ALFREDO GÓMEZ QUINTERO

MARÍA DEL ROSARIO GONZÁLEZ DE LEMOS AUGUSTO J. IBÁÑEZ


GUZMÁN

JORGE LUIS QUINTERO MILANÉS JULIO ENRIQUE SOCHA SALAMANCA


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TERESA RUIZ NÚÑEZ


Secretaria

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