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Profesores: Ángel Guerrero, M. Isabel Pedraza y Marina Ruiz
Neuroimagen estructural
Ángel L Guerrero Peral
María Isabel Pedraza Hueso
Marina Ruiz Piñero
Servicio de Neurología
Hospital Clínico Universitario de Valladolid
Neuroimagen estructural
En las últimas décadas ha tenido lugar un importante avance en las técnicas de imagen destinadas al estudio de
las enfermedades neurológicas. Entre estas técnicas se encuentran la tomografía computarizada (TC) y la
resonancia magnética (RM). Todos estos avances han permitido un mejor estudio de este complejo grupo de
enfermedades, un diagnóstico precoz de las mismas y, por lo tanto, un tratamiento más adecuado.
En la actualidad, la presencia de un mayor acceso a las
técnicas de imagen ha derivado en ocasiones a un abuso de
las mismas, con los riesgos derivados de su empleo
excesivo en un entorno de medicina defensiva.
En este módulo nos centraremos en los hallazgos de neuroimagen más habituales en algunas enfermedades
neurológicas, como son las enfermedades cerebrovasculares (infarto isquémico y hemorragia), la hidrocefalia, las
enfermedades que cursan con atrofia, las enfermedades desmielinizantes y los tumores del sistema nervioso
central.
En algunas de ellas, como en el caso de la patología cerebrovascular, las nuevas técnicas de imagen, como las que
evalúan la perfusión cerebral están permitiendo que muchos pacientes puedan recibir tratamiento de manera
precoz con la correspondiente mayor posibilidad de recuperación con menores secuelas. En otras, como en las
enfermedades desmielinizantes, el empleo de estas nuevas técnicas está facilitando, no solo un mejor
conocimiento de la evolución de la enfermedad, sino, además, evaluar la utilidad de los nuevos fármacos que
pueden ser capaces de modificar su historia natural. En el caso de los tumores cerebrales, la correcta
caracterización de los mismos antes de la cirugía mediantes técnicas avanzadas de neuroimagen posibilita una
óptima resección con una menor lesión de estructuras vecinas.
Objetivos
Llevar a cabo una correcta indicación de la técnica de imagen más adecuada para el paciente a partir de los datos
neurológicos disponibles
Establecer una correcta correlación clínica de los hallazgos que puedan mostrarse en las técnicas radiológicas
Conocer las bases técnicas del funcionamiento de las técnicas de imagen
Manejar las principales secuencias empleadas para el estudio de las enfermedades neurológicas y las
características de cada una de ellas
Conocer los hallazgos de neuroimagen más habituales en algunas enfermedades neurológicas, como son las
enfermedades cerebrovasculares (infarto isquémico y hemorragia), la hidrocefalia, las enfermedades que cursan
con atrofia, las enfermedades desmielinizantes y los tumores del sistema nervioso central.
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Esquema de conceptos básicos
1. Instrumentos básicos de la Tomografía computarizada y de la
Resonancia magnética
• Tomografía Computarizada (TC)
• Resonancia Magnética (RM)
• Secuencias de rutina en
Neurorresonancia
Magnética
1.1 Tomografía Computarizada (TC)
Godfrey Hounsfield desarrolló en 1972 la tomografía computarizada (TC) para uso clínico, hallazgo que le valió el
Premio Nobel. La TC supuso una gran innovación en el ámbito de la neurorradiología ya que permitía el estudio del
organismo humano mediante cortes transversales con mayor resolución que la radiografía simple y sin la
superposición de estructuras anatómicas.
El TC se basa en el principio de penetración selectiva de los rayos X a través del paciente en un gran
número de proyecciones. Las proyecciones se obtienen mediante la acción combinada del tubo de rayos X
rotando alrededor del paciente y de los sistemas de detectores que cuentan con cientos de elementos a lo largo del
arco detector, con decenas e incluso cientos de filas contiguas de detectores alineados a lo largo del eje de rotación
(Figura 1).
Figura 1. Medida de los perfiles de transmisión de los rayos X.
A) arco de detectores.
B) Rotación del tubo alrededor del paciente.
C) Múltiples filas contiguas de detectores alineados con el eje de rotación.
Los valores de píxel que se asignan en las imágenes de TC están relacionados con la atenuación en el tejido
correspondiente, o más concretamente, con el coeficiente de atenuación lineal. Éste depende de la composición y
de la densidad de la materia y de la energía de los fotones.
Las imágenes del TC serán representadas en función de una escala de grises en función de la
absorción de los tejidos. Esta escala de grises mostrará la densidad radiológica de cada punto atravesado por los
rayos X. La densidad radiológica se mide en Unidades Hounsfield (UH). Las UH oscilan entre 1000 que
corresponde a la densidad del aire y +1000 que es la densidad metal; el 0 corresponde a la densidad agua.
Los hallazgos observados en el TC se describen en forma de “densidades”, de forma general, la densidad será
mayor cuanto más blanco sea (hiperdenso) y será menor cuanto más oscura sea (hipodenso), utilizando como
densidad de referencia el cerebro (isodenso) (Figura 2).
Figura 2. Densidades observadas en el TC cerebral
Así, grasa, atrofia, el líquido cefalorraquídeo de los ventrículos cerebrales, un infarto cerebral,
darán lugar a imágenes hipodensas. Por el contrario, la sangre de una hemorragia o el hueso
serán hiperdensos.
La tecnología de las TC ha avanzado de forma rápida. El tiempo necesario para realizar un estudio estándar, por
ejemplo, del cerebro, ha pasado de varios minutos a pocos segundos y, además, con una mayor resolución.
Las primeras generaciones de TC fueron los axiales, con una única fila de detectores, posteriormente se
desarrollaron las TC helicoidales o espirales, que permitieron el uso de equipos con múltiples filas de detectores
(Tabla 1). En la actualidad la mayoría de las TC en uso son helicoidales y con tecnología multicorte. Se están
introduciendo progresivamente los equipos de “doble fuente” y el “TC volumétrico”.
Cobertura del Adquisición angular
Configuración del Cobertura
Tecnología TC campo de visión de las
detector longitudinal
axial proyecciones
Tabla 1. Evolución de los diferentes tipos de tecnología de la TC.
Los principales componentes técnicos que forman el equipo de TC son:
El gantry y la camilla: en el interior del gantry se encuentran todos los dispositivos necesarios para registrar los
perfiles de transmisión del paciente. Estos dispositivos se encuentran sobre un soporte giratorio: el tubo de rayos X,
el conjunto detector, el generador de alta tensión para el tubo, el sistema de refrigeración del tubo de rayos X, el
sistema de adquisición de datos, el colimador y los filtros de forma. Los perfiles de proyección registrados se
transmiten generalmente a un ordenador por medio de tecnologías de comunicación inalámbrica.
El tubo de rayos X y el generador de alta tensión
se utilizan para producir el haz de rayos X. Los tubos
tienen tamaños de foco variable según la necesidad de
calidad de imagen. Los equipos modernos emplean una
potencia máxima de entre 60120 kW, con valores de
tensión de entre 80 y 140 kV. La introducción de la
cámara giratoria de vacío o el desplazamiento del punto
focal en el tubo de rayos X han permitido aumentar la
potencia máxima y mejorar la resolución espacial.
Otras técnicas con la TC
Angiografía por tomografía computarizada (Figura 5): consiste en la adquisición helicoidal de cortes finos
aprovechando la fase de mayor realce arterial o venoso, tras la administración de contraste intravenoso.
Posteriormente las imágenes son procesada y reconstruidas. Ésta técnica nos permite el estudio de
estenosis de arterias intra o extracraneales, aneurismas, malformaciones arteriovenosas o
trombosis venosas.
Figura 5. Angio TC de troncos supraaórticos.
Estenosis crítica de arteria carótida interna.
1.2 Resonancia Magnética (RM)
En 1946 F. Bosch y E. Puncel demostraron que los núcleos sometidos a un campo magnético, absorben energía de
radiofrecuencia y pueden generar señal de radiofrecuencia que puede ser detectada por una antena receptora. En
los años 70, se obtuvieron por primera vez imágenes de RM de un organismo vivo.
Por tanto, el principio de la RM se basa en la exposición del paciente a un campo magnético. El cuerpo
humano está formado por millones de átomos de hidrógeno y cada uno de estos átomos está formado por un
protón, partícula con carga eléctrica positiva. El protón va a girar sobre sí mismo de forma continuada, impulsando
las partículas en movimiento hacia arriba; a este tipo de movimiento de rotación se le denomina Spin (Figura 6).
En este giro se va a generar un campo magnético con la misma dirección que su eje de rotación.
Figura 6. Movimiento de rotación o spin
Si el paciente no está sometido a un campo magnético externo, los núcleos de hidrógeno o protones están
orientados al azar y giran de forma aleatoria en el espacio. Al someter al paciente a un potente campo magnético
externo generado por el equipo de la RM, los átomos de hidrógeno se alinearan en la misma dirección que el campo
magnético externo. La combinación de movimiento producido por fuerza del campo magnético externo sobre el
protón, sumado al movimiento Spin de este, es capaz de generar un movimiento que se denomina movimiento de
precesión (Figura 7), proporcional a la intensidad del campo magnético al que es sometido el protón.
Figura 7. Movimiento de precesión
Los protones se encuentran dispuestos en la misma dirección del campo magnético, pero pueden encontrarse
dirigidos en diferente sentido. Si se encuentran en el mismo sentido serán protones en paralelo y si se encuentran
en sentido contrario serán protones antiparalelo. Dado que los protones en paralelo y antiparalelo se anulan entre
sí, la señal de la RM va a venir dada por los protones en paralelo no pareados que no se han anulado.
Un campo magnético oscilante formado por ondas de radiofrecuencia perpendiculares al campo magnético externo
será capaz de alterar el equilibrio de los protones. Algunos de estos protones absorberán energía de estos pulsos de
radiofrecuencia pasando a un estado de mayor energía (posición antiparalela), o estado de excitación.
Posteriormente éstos liberarán la energía absorbida pasando nuevamente a una posición en paralelo, o estado de
relajación. Esta relajación puede ocurrir mediante dos mecanismos diferentes: relajación spín
ambiente (lo que será la secuencia potenciada en T1) o tiempo de relajación spínspín (secuencia
potenciada en T2). La liberación de energía es constante para cada tejido, por lo que esto permite diferenciar la
composición de cada uno de ellos. Ésta energía es recogida por la antena que se le coloca al paciente y
posteriormente analizada mediante el método matemático de “la transformada de Fourier”, siendo las imágenes
procesadas mediante Software.
Al igual que consideramos en la TC, los principales componentes técnicos de la RM son (Figura 8):
Imanes: en función de cómo se encuentren las cargas distribuidas en el imán y como sea el movimiento de
éstas, se pueden diferenciar dos tipos diferente de imanes; los permanentes y los electroimanes. Éstos últimos a su
vez se dividen en resistivos o superconductivos.
Las imágenes permanentes están formadas por aleaciones metálicas, dentro de las cuales las más frecuentes son
las de hierro. Están formados por dos barras imantadas que generan entre ellas un campo magnético uniforme, por
lo que no necesitan una fuente constante de energía ni de sistema de refrigeración. Estos sistemas son muy
estables y homogéneos pero requieren que la temperatura esté controlada. El campo magnético se dispone
longitudinal al cuerpo explorado. No son capaces de alcanzar campos magnéticos altos, por lo que únicamente
sirven para la realización de estudios neurorradiológicos básicos, con un límite en 0.5 Teslas.
En los electroimanes el campo magnético es generado por una corriente eléctrica. Vamos a detenernos un
momento en describir las características de los imanes; los hay de dos tipos diferentes: los resistivos y los
superconductores.
Los imanes resistivos consisten en un hilo conductor, frecuentemente de cobre, enrollado alrededor de un núcleo
de hierro por el que va a circular una corriente continua capaz de generar un campo magnético de hasta 0.5 Tesla.
Estos imanes necesitan de un suministro eléctrico de unos 8 kW para proporcionar energía a las bobinas resistivas
por lo que el consumo de potencia resulta muy alto. Además, precisan de un sistema de refrigeración de agua para
controlar la temperatura. Por lo tanto, con estos imanes, resulta complicado conseguir un campo magnético
potente, estable y homogéneo.
Los imanes superconductores, por el contrario, proporcionan campos magnéticos mayores, además de ser estables
y homogéneos. El campo magnético es generado en este caso por una corriente eléctrica, mientras que los hilos
conductores están formados por aleaciones metálicas, que pierden su resistencia cuando son enfriadas a
temperaturas cercanas al cero; a esta propiedad, que acontece en ciertas condiciones, se denomina
“superconductores”. Estos imanes emplean bobinas formadas por aleaciones metálicas consideradas
superconductoras, compuestas sobre todo de niobio y titanio, y enrolladas de forma muy compacta en volúmenes
muy pequeños. El imán superconductor presenta muchas ventajas respecto al resistivo al carecer de resistencia.
Al no perderse la energía eléctrica, una vez que la corriente eléctrica comienza a fluir por la bobina, podría seguir
haciéndolo de forma indefinida sin la necesidad de una fuente externa. Por ello, la intensidad del campo magnético
generado es mayor. El principal inconveniente de estos imanes es que es necesario mantener temperaturas
cercanas al cero absoluto.
En la asistencia clínica habitual los campos magnéticos más empleados son los de alto campo de
1.5 Tesla, que presentan una relación costecalidad óptima. En los últimos años se están
introduciendo los equipos de alto campo de 3T que ofrecen mayor relación señalruido y una
mayor resolución temporal y espacial.
Bobinas de gradiente: Permiten conducir la corriente
y producen una gradación del campo. Esto permite
localizar cada punto y analizar la amplitud de su señal.
Gracias a las bobinas la resolución es mayor y las
adquisiciones más rápidas.
Para localizar un punto en el espacio, el campo magnético
deber tener unas características únicas en dicho punto.
Para modificar el campo magnético se hace pasar una
corriente a través de unas bobinas de gradiente, que
producen una gradación continua organizada. Un protón
que se encuentra en una posición efectuará la precesión
con una frecuencia exclusiva que será proporcional al
campo magnético que reciba. Sintonizando el aparato a Figura 8. Componentes técnicos de la RM
una determinada frecuencia, se puede localizar ese punto
y analizar la amplitud de su señal. Ésta es una de las formas de conseguir la localización espacial en la resonancia
magnética. El intenso ruido característico de la RM se debe al apagado y encendido de las bobinas de gradiente
durante la exploración.
Otras bobinas son las de nivelación; permiten una homogeneidad del campo magnético y por tanto una mayor
resolución.
Bobinas receptoras de radiofrecuencia: Permiten recibir la señal procedente del volumen explorado una vez
que la bobina lo ha estimulado. Cuanto menor es la bobina de superficie, mayor es la relación señal/ruido, pero
menor es el volumen de sensibilidad. Por ello, hay que alcanzar un equilibrio entre el volumen (la cobertura), la
relación señal/ruido y la resolución. Si la bobina es muy pequeña, se obtiene una resolución y una relación
señal/ruido excelente, pero con una escasa cobertura. Por lo contrario, si la bobina es grande, la cobertura será
adecuada pero la relación señal/ruido será insuficiente para conseguir la resolución deseada. Por todo ello, se han
diseñado bobinas de ordenación de fase (bobinas múltiples), en los que la señal procede simultáneamente de varias
bobinas pequeñas que exploran un gran volumen.
Para la realización de los estudios de enfermedades neurológicas, existen bobinas para la cabeza, otras que cubren
cabeza y cuello, y otras que permiten el estudio de toda la columna.
1.3 Secuencias de rutina en Neurorresonancia Magnética
Las imágenes de RM aprovechan las propiedades de los núcleos de hidrógeno inmersos en un potente campo
magnético. Las imágenes que se obtienen derivan de las propiedades de relajación y de la frecuencia de la RM de
cada núcleo. El contraste de imagen entre diferentes tejidos en la RM a su vez depende de varios factores:
Características intrínsecas de cada tejido: tiempo de relajación en T1 y T2, densidad protónica, movimientos
moleculares y propiedades magnéticas locales.
Manejo del operador: éste controla los parámetros para potenciar el contraste entre los tejidos: tiempo de
repetición, tiempo de eco, ángulo de inclinación…
Las secuencias que se utilizan habitualmente para el estudio del sistema nervioso central suelen clasificarse en dos
tipos diferentes, las secuencias eco de spín y las que derivan de T2* (eco de gradiente).
Secuencias spín eco
Son las secuencias con las que generalmente se obtiene una mayor resolución espacial en los
estudios morfológicos; un inconveniente es que su adquisición lleva un tiempo mayor. Se trata de las
secuencias más básicas en la RM. Se obtienen mediante una serie de pulsos de radiofrecuencia con un ángulo
de entre 90º y 180º; con ellas se consiguen las imágenes potenciadas en T1, T2 y densidad protónica. La
potenciación de la imagen depende del tiempo de repetición y del tiempo de eco:
Imágenes potenciadas en T1 (Figura 9): tienen tiempos de repetición y tiempo de eco cortos. Permiten una
buena visión anatómica de las estructuras nerviosas. Son capaces de discriminar entre diferentes tejidos y,
al utilizar contrastes como el gadolinio aportan una mayor información, de forma que las lesiones captantes se
vuelven hiperintensas (brillantes) en secuencias T1.
Estructuras con tiempos de relajación muy cortos, como la grasa, aparecen con alta intensidad de señal con
respecto a las que tienen tiempos de relajación más prolongados, como el agua, por lo que estructuras ricas en
agua, como el líquido cefalorraquídeo, se ven de muy baja intensidad de señal. La sustancia blanca del cerebro por
ser rica en grasa, se ve con mayor señal en relación con la sustancia gris que tiene una baja señal por su más alto
contenido de agua.
Figura 9. RM cerebral, secuencia
potenciada en T1. Corte axial.
Imágenes potenciadas en T2 (Figura 10): se obtienen con tiempos de repetición y tiempo de eco largos. Son
muy sensibles al agua y permiten la mejor visualización del edema.
En esta secuencia, la grasa se observa con una señal de baja intensidad y, el líquido como una señal de alta
intensidad por lo que es útil para la identificación de lesiones patológicas ricas en agua. Se produce también
inversión en la intensidad de señal de la sustancia blanca, que se observa de menor intensidad de señal respecto a
la sustancia gris.
Figura 10. RM cerebral, secuencia
potenciada en T2. Corte axial.
Imágenes potenciadas en densidad protónica (Figura 11): se obtienen con tiempos de repetición largos y
tiempo de eco cortos. Dependen de la concentración de protones de hidrógeno en los tejidos. Las imágenes que se
obtienen aquí aportan mejor señal pero menor diferenciación tisular, de forma que las estructuras líquidas
producen una señal intermedia y existe una pobre diferenciación entre sustancia blanca y sustancia gris. Se
utilizan con frecuencia una combinación T2Densidad protónica, aunque se están sustituyendo estás por
secuencias denominadas FLAIR (fluid attenuated inversion recovery)
Figura 11. RM cerebral, secuencia potenciada
en densidad protónica. Corte axial.
Secuencias de invesión recuperación: se trata de secuncias spíneco modificadas, pulsos de inversión
180º90º180º). La imagen que se obtiene está potenciada en T1 pero determinada por el tiempo de repetición y
por el tiempo de inversión (TI) (tiempo empleado para invertir o anular selectivamente la señal de algún
tejido). En función de este tiempo de inversión:
Si el tiempo de inversión es corto, se obtiene una imagen en la cual se cancela la señal del tejido graso. A esta
secuencia se denomina STIR (Short TI Inversion Recovery). Permite evaluar estructuras de alto contenido graso,
como la órbita (Figura 12).
Figura 12. RM cerebral, secuencia STIR.
Corte axial.
Si el tiempo de inversión es prolongado, se elimina o atenúa la señal de estructuras con alto contenido en agua,
como el líquido cefalorraquídeo. Al prolongar la secuencia, por un tiempo de inversión prolongado, se obtienen una
imagen cuya información predominante es sobre el T2 de los tejidos. A esta sencuencia potenciada en T2, se
denomina FLAIR (Fluid Attenuated Inversion Recovery) (Figura13). El líquido cefalorraquídeo será oscuro, con poco
contraste sobre la sustancia blanca y la sustancia gris. Las alteraciones patológicas se observarán hiperintensas con
una sensibilidad mayor a la densidad de protones. Esta secuencia elimina la señal del líquido cefalorraquídeo, pero
no la señal proveniente de lesiones patológicas que suelen presentar aumento del contenido de agua o edema, por
lo que es útil en su Identificación.
Figura 13. RM cerebral, secuencia FLAIR.
Corte axial.
Secuencias eco de gradiente (Figura 14)
Son secuencias más sensibles a las heterogeneidades del campo magnético. Los ecos se generan por inversión del
gradiente, sin pulsos de 180º. Se obtienen de una forma más rápida que las secuencias spíneco y potenciadas en
T1 y permiten una gran resolución anatómica. También se utilizan secuencias potenciadas en T2 (T2* o T2
estrella) que permiten detectar mejor los depósitos de productos de la degradación de la hemoglobina, hierro, calcio
o manganeso por su gran susceptibilidad magnética. Son útiles para la detección de hemorragias o para la
transformación hemorrágica de las lesiones isquémicas.
Figura 14. RM cerebral, secuencia eco grandiente.
Corte axial.
Imagen potenciada en difusión (Figura 15)
Es una secuencia que analiza el movimiento aleatorio de las moléculas de agua entre las células y los hace de fibras
de la sustancia blanca. Dicho movimiento en condiciones normales es libre, pero puede verse restringido en el caso
de situaciones como el del edema citotóxico que se produce en el infarto isquémico. Las principales aplicaciones son
la detección de la isquemia aguda y la diferenciación entre abscesos y tumores cerebrales.
Figura 15.
RM cerebral, secuencia de difusión. Corte axial.
El protocolo estándar de exploración del cerebro suele incluir una secuencia sagital potenciada
en T1, axial potenciada en T2, T2*, axial o coronal FLAIR y una axial potenciada en difusión.
1.3.1 Angiografía por RM
Secuencias de sangre negra: son útiles para la valoración
de patología de la pared del vaso. Se basa en secuencias
que obtienen señal de un corte anatómico si el tejido recibe varios pulsos de radiofrecuencia. Se observa un vacío
de señal en el lugar que debía ocupar la sangre.
Secuencias de sangre blanca: aprovechan fenómenos de flujo intravasculares, realzando la señal de la sangre en
movimiento y anulando la señal del tejido de fondo. Las principales técnicas son la secuencia TOF (time of flight) y
PC (phase contrast), ambas permiten la visualización de los vasos intracraneales sin la necesidad de administrar
contraste
2. Indicaciones para solicitar una RM o una TC, con o sin contraste
intravenoso
• Contrastes yodados en el TC cerebral
• Contrastes en la Resonancia Magnética
cerebral
2.1 Contrastes yodados en el TC cerebral
Las sustancias de contraste han aumentado la sensibilidad y la especificidad de la TC, gracias a la propiedad que
tienen para aumentar la diferencia de atenuación entre los diferentes tejidos y órganos; sin embargo, la
administración de los mismos no está exenta de riesgos para el paciente.
Los contrates yodados han evolucionado en las últimas décadas con el desarrollo de nuevas moléculas no iónicas y
de menor osmolaridad; estas nuevas sustancias han disminuido de forma considerable la tasa de reacciones
adversas.
Los primeros contrastes yodados utilizados en la práctica clínica fueron contrates iónicos de elevada osmolalidad
(10002000 mOsm/Kg de agua) que presentaban una incidencia de reacciones adversas en hasta en un 15% de
los pacientes, (6 veces más que los contrastes no iónicos); la nefrotoxicidad, además, era mayor. La incidencia de
nefropatía inducida por contraste es baja en la población general pero, en pacientes hospitalizados y con factores de
riesgo, sigue siendo una causa frecuente de insuficiencia renal aguda adquirida.
El mecanismo de la intensificación de los medios de contraste en la TC cerebral tiene como base
la alteración de la barrera hematoencefálica que tiene lugar en muchos procesos patológicos.
Esta barrera restringe habitualmente el movimiento de muchas sustancias desde el torrente
sanguíneo hasta el cerebral.
Estos contrastes se introducen al torrente vascular en los estudio de TC por vía intravenosa y realzan las
estructuras vasculares, y en el caso del sistema nervioso central, aquellas lesiones en las que se produzca una
disrupción de la barrera hematoencefálica, como ocurre por ejemplo en los tumores o los procesos inflamatorios.
Clasificación de los contrates yodados
Las reacciones adversas generales, la nefrotoxicidad e incluso los síntomas locales en el área de inyección, están
relacionados con las propiedades físicoquímicas de los contrastes yodados. La osmolalidad, osmolaridad, ionización
y viscosidad están directamente implicados en estos efectos adversos. Cuanto más difiera la osmolalidad del
contraste de la osmolalidad plasmática, más alteraciones se producirán en el equilibrio osmótico del compartimento
sanguíneo al ser inyectados. Los contrastes con elevada viscosidad se han relacionado con un aumento de
reacciones adversas tardías y con un aumento de las extravasaciones.
Los contrastes yodados son básicamente sales de yodo, elemento responsable de la absorción de los
rayos X debido a su elevado número atómico. Los contrastes yodados tienen una distribución extracelular,
tanto vascular como por el espacio intersticial, mediante difusión capilar en todo el organismo por lo que se
comportan como contrastes no órganoespecíficos. Su excreción es fundamentalmente por vía renal con una vida
media corta (en individuos sanos alrededor de una hora).
Todos los contrastes yodados de uso radiológico están basados en un anillo de benceno de con tres átomos de yodo,
la molécula triyodobenzoico. Dependiente de su capacidad de ionización y del número de anillos de triyodobenzoico
(monómero o dímero), los contrastes se clasifican en:
Monómeros iónicos: presentan una elevada osmolalidad, mayor nefrotoxicidad y tasas de reacciones adversas.
Actualmente sus principales aplicaciones son los estudios radiológicos con contraste intracavitario, como la
cistografía o la histerosalpingografía; también se utilizan como medio de contraste oral.
Monómeros no iónicos: presentan menor osmolalidad que los contrastes iónicos; son considerados de baja
osmolalidad aunque es mayor que la osmolalidad plasmática. Se trata de contrastes de bajo perfil nefrotóxico.
Dímero iónicos: presentan una baja osmolalidad y baja viscosidad aunque presentan más efectos nefrotóxicos
que los contrastes no iónicos.
Dímeros no iónicos: tienen la osmolalidad más baja de todos los contrastes yodados, similar a la del plasma; por
ello el porcentaje de reacciones adversas, incluyendo la nefrotoxicidad, es menor.
Reacciones adversas más frecuentes de los contrastes yodados
Reacciones quimiotóxicas; las reacciones vasovagales, las arritmias, las convulsiones y la toxicidad directa renal se
encuentra entre las reacciones quimiotóxicas. La más importante por su frecuencia y relevancia es la toxicidad
renal. Ésta se produce con mayor frecuencia con los contrastes yodados de alta osmolaridad, y es más común en
pacientes con insuficiencia renal previa, insuficiencia cardiaca grave, deshidratación grave y/o realización de
múltiples estudios con contraste en un período de menos de 72 horas.
Además de la nefrotoxicidad, existe la posibilidad de desarrollar acidosis láctica grave en pacientes en tratamiento
con un fármaco antidiabético oral (metformina) a los que se administren contrastes yodados.
Reacciones de hipersensibilidad: las reacciones alérgicas al contraste van desde las muy leves, con náuseas y
prurito leve, a las muy graves, con broncoepasmo, hipotensión, estridor, pérdida de conciencia e incluso muerte.
Indicaciones habituales de la TC cerebral
Detección de fracturas de cráneo en pacientes con lesiones traumáticas.
Detección de sangrado o hematoma dentro del parénquima cerebral
Detección de signos de isquemia cerebral
Evaluación en pacientes con trauma facial de la extensión de la lesión ósea y de partes blandas, así como una
planificación de la reconstrucción quirúrgica.
Detección de sangrado en un paciente con cefalea severa de inicio súbito, con sospecha de rotura de un
aneurisma.
Detección de tumor cerebral.
Diagnóstico de patología en el hueso temporal que puede causar problemas de audición.
Detección del aumento de tamaño de los ventrículos cerebrales (hidrocefalia).
Estudio de senos paranasales y su patología (inflamación, tumor) para diagnóstico y planificación del tratamiento.
Planificación de la radioterapia para tratamiento de un tumor en la cabeza.
Uso como guía para biopsia de tejido cerebral.
Detección de enfermedades o malformaciones de la cabeza.
Obtención de imágenes tridimensionales de la cabeza, así como de estructuras cerebrales.
Indicaciones habituales de la TC cerebral con contrates yodados
Detectar malformaciones vasculares, aneurismas. Se utilizan en el estudio de polígono de Willis y de troncos
supraaórticos mediante angio TC.
Detectar áreas de penumbra isquémica mediante la TC de perfusión.
Tumores cerebrales
Sospecha de enfermedades inflamatorias del sistema nervioso central
Sospecha de infecciones del sistema nervioso central (por ejemplo, abscesos cerebrales)
Estudios de extensión en pacientes con neoplasias no cerebrales
2.2 Contrastes en la Resonancia Magnética cerebral
El contraste en las imágenes de RM se produce sobre todo por la distribución heterogénea de los tiempos de
relajación tisular, y una de las grandes ventajas respecto al TC es que en muchas ocasiones no es necesario utilizar
medios de contraste exógenos. Sin embargo existen varias aplicaciones en las que la inyección de contraste
intravenoso aumenta la sensibilidad del estudio al permitir detectar alteraciones en la barrera hematoencefálica; el
contraste, además, puede permitir valorar la perfusión tisular o mejorar la alineación de las estructuras vasculares.
Los contrastes que se emplean con más frecuencia son paramagnéticos. Por tanto, tienen la propiedad de
modificar el tiempo de relajación de los protones de la solución en la que se encuentran. Los principales medios
de contraste usados actualmente en la RM se basan en sales de gadolinio y no tienen especificidad tisular.
Tras la inyección, el gadolinio consigue aumentar la señal de los tejidos cercanos en secuencias potenciadas en T1
al acortar su tiempo de relación T1 (secuencias utilizadas habitualmente en los estudios con contraste) y reducen
la señal en secuencias de gradiente potencias en T2 (T2*), que se usan para los estudios de perfusión.
Clasificación de los contrastes
Según el comportamiento de un campo magnético de los iones metálicos utilizados como agentes activos
podemos dividirlos en:
Paramagnéticos: son los que habitualmente se utilizan. Contienen iones como:
• Gadolinio: metal de la familia de los Lantánidos. Acorta el valor de T1 en losprotones de hidrógeno.
• Dysprosio: pertenecen a la familia de los Lantánidos. Su efecto sobre las secuencias potenciadas en T2 es 1,8
veces el del Gadolinio y sobre las potenciadas en T1 de 1/40 veces la del Gadolinio. Su uso clínico aún no ha sido
aprobado.
• Manganeso: inyectado en el torrente sanguíneo facilita la relajación de T1.
Como tal es tóxico así que se tiene que unir con una sustancia quelante formando el mangafodipir.
Superparamagnéticos: están compuestos básicamente por óxido de hierro. Existen varios tipos de sustancias de
contraste que se agrupan según el tamaño de la partícula. A este grupo de contrastes pertenecen los SPIO y los
USPIO.
• SPIO: son los de mayor tamaño con un diámetro entre 50 y 200nm. El efecto es mucho más manifiesto en
imágenes potenciadas en T2 que en T1.
• USPIO: partículas con un diámetro inferior a 50 nm. Reducen tanto el efecto en T2 como en T1.
Según el tipo de sustancia quelante a la cual está unido el ion metálico se comportará como:
Agentes inespecíficos o extracelulares: forman parte de este grupo la mayoría de los quelatos de gadolinio.
Unos segundos después de su administración por vía endovenosa el contraste se difunde por los capilares hacia el
espacio extracelular. La vida media de estas sustancias es de 20 minutos y se excretan por vía renal.
Agentes específicos o intracelulares: se unen a quelatos de bajo peso molecular para poder pasar al espacio
intersticial. Son eliminados por vía renal o hepática.
Agentes específicos o intravasculares: Éstos se unen a quelatos de alto peso molecular, de forma que se
difunden muy poco a través de las paredes de los capilares. Este tipo de contraste se utiliza mucho en la angio
resonancia, principalmente aquella que pretende estudiar los pequeños vasos.
Según los mecanismos de acción de los agentes de contraste se distinguen:
Contrastes positivos: favorecen la relajación de los núcleos de hidrógeno, acortando de esta manera el T1;
gracias a ello se detectan mejor en las imágenes ponderadas en T1. En este grupo se incluyen Gadolinio y
Manganeso.
Contrastes negativos: Aumentan el asincronismo de la relajación de los protones de hidrógeno, acortando así el
T2. Por ello su función se nota más en las imágenes ponderadas en T2. Entre estos contrastes negativos están
USPIO y SPIO.
Reacciones adversas más frecuentes de los contrastes empleados en la RM
Tradicionalmente han sido considerados como contrastes inocuos, dado que no es habitual que produzcan
reacciones adversas importantes. Aparentemente no daban lugar a nefrotoxicidad directa, a diferencia de los
contrastes yodados utilizados en el TC. Sin embargo, se han identificado una serie de pacientes que
desarrollaban fibrosis sistémica nefrogénica. Ésta enfermedad acontece especialmente en pacientes con
insuficiencia renal grave y con un proceso inflamatorio agudo a los que se les administra una dosis doble o triple de
contraste, de forma que se mantienen altos niveles de gadolinio en sangre durante días.
Actualmente se contraindica el empleo de contrastes de gadolinio en pacientes con insuficiencia
renal grave, hepatópatas en espera de trasplante y en niños menores de 1 año. Tampoco son
recomendables en embarazadas y mujeres durante la fase de lactancia.
Indicaciones habituales de la RM cerebral
Epilepsia: puede detectar sobre todo alteraciones en lóbulo temporal, displasias corticales
Enfermedades neurodegenerativas: atrofias en determinadas localizaciones
Enfermedades desmielinizantes: la RM es la mejor forma de identificar, cuantificar y categorizar las lesiones
Estudio de lesiones isquémicas o hemorrágicas
Sospecha de procesos infecciosos del sistema nervioso cerebral
Procesos expansivos primarios o secundarios intracraneales
Cefaleas con signos de alarma, en los que se sospecha un proceso secundario
Indicaciones habituales de RM cerebral con contraste
Detectar áreas de hipoperfusión cerebral en pacientes con clínica de ictus agudo
Tumores cerebrales
Enfermedades desmielinizantes; para identificar las lesiones o placas activas, las cuales se realzan después de la
inyección del contraste
Infecciones del sistema nervioso central; en los abscesos se puede observar realce en la periferia de la lesión en
forma de halo
Angioresonancia; aunque se puede realizar sin contraste, la inyección permite realzar mejor los vasos e
identificar aquellos no visualizados sin dicho contraste
Tumores de órbita, nasofaringe y partes blandas del cuello; sirve para delimitar las lesiones tumorales al realzarse
las lesiones ocupantes en relación con el resto de las estructuras adyacentes.
3. Técnica de neuroimagen adecuada para pacientes mínimamente
colaboradores
La RM cerebral presenta importantes ventajas para el estudio de la gran mayoría de patologías
del sistema nervioso central; por ejemplo, no emplea radiaciones ionizantes, de forma que
reduce el riesgo de mutaciones celulares o cáncer, permite la realización de cortes muy finos e
imágenes muy detalladas, obteniéndose así detalles anatómicos que se escapan a otro tipo de
estudios. También permite la adquisición de imágenes en múltiples planos (axial, sagital,
coronal), de forma que se simplifica la posibilidad de obtener un estudio tridimensional del
encéfalo, sin necesidad de cambiar la postura del paciente. Además, y por su propia naturaleza,
detecta muy rápidamente los cambios en el contenido tisular de agua.
Pero no todo son ventajas. La RM cerebral presenta una serie de limitaciones. La más importante en nuestra
opinión es la larga duración del examen; la mayoría de estudios dura entre 30 y 60 minutos. El ruido de las
bobinas puede ser ensordecedor para el paciente, y algunos no lo toleran. El tubo es muy estrecho y puede generar
sensación de claustrofobia, en ocasiones insalvable, en no pocos pacientes. El coste económico es mayor que el de
la realización de un estudio TC.
Se ha de tener en cuenta además que la RM es una zona con un campo magnético potente en la que no se puede
entrar con objetos metálicos, dispositivos con banda magnética como tarjetas de crédito, etc. Por lo tanto, la
realización de la prueba es incompatible con dispositivos de soporte vital standard (apoyo ventilatorio mecánicos),
con materiales ferromagnéticos presentes en el paciente (como por ejemplo proyectiles de arma de fuego, material
de osteosíntesis), o sistemas de tracción esquelética o de inmovilización.
Tampoco puede realizarse una RM por el riesgo de que se detenga su funcionamiento, en
pacientes que tengan marcapasos, desfibriladores, dispositivos de estimulación. Y, en caso de
sustancias ferromagnéticas, su presencia puede interferir seriamente en la calidad de la
imagen o, lo que es peor, su movilización por el campo magnético conllevar riesgo para la
seguridad del paciente.
Resumiendo: tenemos un espacio estrecho, en el que el acceso es limitado, y en el que queremos hacer una
prueba de larga duración a un paciente al que no podemos tener visualmente controlado o monitorizado. Por tanto,
es imprescindible un mínimo nivel de colaboración y/o de estabilidad clínicahemodinámica por parte del paciente.
En estas circunstancias habremos de conformarnos con la imagen que nos proporcione un estudio TC.
Otra opción es, en casos seleccionados, realizar la prueba bajo sedación; es habitual en nuestros hospitales que se
organice la agenda de la RM de forma que en determinados momentos esté disponible un anestesista en la sala
para realizar con seguridad y eficacia esa sedación.
4. Principales regiones anatómicas del cerebro en TC y RM
• Anatomía del cerebro en la TC (cortes
axiales de TC)
• Anatomía cerebral en la RM
4.1 Anatomía del cerebro en la TC (cortes axiales de TC)
A continuación vamos a hacer un breve resumen de anatomía del encéfalo gracias a las imágenes de TC y RM.
Hace décadas los anatomistas se preguntaban si seguía mereciendo la pena estudiar la anatomía apoyándose en
cortes axiales de estudios necrópsicos en la sala de disección. La llegada del TC y la posibilidad de contemplar el
organismo en vivo con esos cortes axiales nos enseñó a todos que ese trabajo no había sido en vano y que iban a
ser realmente útiles los tratados clásicos de anatomía.
La RM, con su mayor posibilidad de hacer estudios tridimensionales, añadió los cortes coronal y sagital a los
estudios que estaban a nuestro alcance. En este primer bloque de imágenes vamos a colocar cortes axiales de TC
en sentido caudocraneal (comenzando con los cortes más bajos en troncoencéfalo y finalizando en la zona alta de
la calota parietal).
4.2 Anatomía cerebral en la RM
Iremos desde imágenes sagitales a coronales, pasando por axiales. Iremos alternando imágenes potenciadas en T1
y T2
Secuencias T1W sagital
Secuencias T1W parasagital
Secuencias T2W axial
Secuencias T2W coronal
5. Principales patologías del SNC: isquemia, hemorragia,
hidrocefalia, signos de atrofia, desmielinización y lesiones
ocupantes de espacio
• Isquemia cerebral
• Hemorragia cerebral
• Edema cerebral
• Hidrocefalia
• Enfermedades
neurodegenerativas
• Enfermedades desmielinizantes
• Lesiones ocupantes de espacio
5.1 Isquemia cerebral
Las técnicas de imagen avanzada han cambiado drásticamente el enfoque del ictus isquémico en su fase aguda. La
neuroimagen moderna proporciona de una forma rápida información sobre la viabilidad del tejido cerebral, el estado
de los vasos y la perfusión cerebral
Desde que se han demostrado los beneficios de la terapia de reperfusión arterial en el ictus isquémico, primero
farmacológica, y, en los últimos años mediante trombectomía mecánica, es más decisiva la toma de decisiones en
los pacientes que llegan a nuestros hospitales con un ictus. Habremos de tratar y pronto a los pacientes con
zonas de tejido cerebral en penumbra que recuperarían su función en caso de que consigamos que la
sangre vuelva de nuevo a esas zonas, y tendremos que saber hasta qué punto zonas más o menos amplias de
tejido cerebral no son viables de forma que la reperfusión en ellas no sólo no mejore a los pacientes sino que
aumente las posibilidades de complicaciones hemorrágicas por la llegada de sangre a zonas necróticas con pérdida
de la correcta función de la barrera hematoencefálica.
La TC cerebral y la RM multimodales permiten una mejor selección de pacientes candidatos a
terapias de reperfusión.
El TC multimodal incluye tanto la angio TC como la TC perfusión; en la RM multimodal, se buscan protocolos de la
mayor sencillez posible empleando técnicas que valoran el parénquima como la secuencia de difusión (DWI) con el
coeficiente de difusión (ADC), secuencias de gradiente eco (GRE), secuencias ponderadas en susceptibilidad
magnética (SWI), secuencia FLAIR, angio RM y RM de perfusión.
Tanto TC como RM multimodal se basan en los cambios hemodinámicos que tienen lugar en el ictus. La oclusión
arterial da lugar a un descenso del flujo sanguíneo cerebral, así como de la presión de perfusión cerebral. Powers
and Raichle describieron que los mecanismos de autoregulación cerebral en la isquemia cerebral se basan en tres
fases: En la primera fase se produce una vasodilatación máxima de las arterias de pequeño calibre y de las
arteriolas, con un reclutamiento de los vasos colaterales al obstruido; con ello se produce un incremento del
volumen sanguíneo cerebral compensando la obstrucción. Ello se traduce en una prolongación de parámetros
evaluables en al TC perfusión, como son el tiempo de transito medio de la sangre hasta una región del cerebro.
En una segunda fase la vasodilatación se agota, y lo que se produce es un aumento de la extracción de oxígeno de
forma que se consigue mantener el tejido cerebral oxigenado y con el metabolismo necesario que esa zona de
cerebro siga siendo viable. Por último, en una tercera fase, el volumen sanguíneo cerebral se reduce hasta un
umbral en el que el sistema de colaterales termina fracasando; ello conlleva un colapso del sistema venoso, a un
marcado descenso de la oxigenación de los tejidos y, finalmente, a la muerte celular.
El sistema de circulación colateral cerebral protege al cerebro contra la isquemia y sostiene el
área de penumbra. Es un sistema dinámico que puede preservar el flujo sanguíneo cerebral
cuando los vasos principales fallan.
Existen mecanismos de compensación entre los dos hemisferios cerebrales (colaterales anteriores del Polígono de
Willis), entre las circulaciones anterior y posterior (colaterales posteriores del Polígono de Willis) y entre el sistema
dependiente de las carótidas interna y externa (arteriolas piales que intentan mantener la circulación de fuera a
dentro). Cada individuo, y en función de circunstancias cuya explicación rebasaría los límites de este texto, tiene
sistemas colaterales de diferente “calidad”; de como funcionen, depende el tiempo que transcurre entre la
isquemia y la necrosis, la severidad de los síntomas y, al fin, las posibles decisiones terapéuticas.
Cuando se solicita una prueba de neuroimagen para el manejo del ictus agudo, las pruebas seleccionadas, deberán
dar respuesta a no pocas preguntas. Lo primero, sería saber (ello es generalmente sencillo de saber con un estudio
TC simple) si estamos ante un ictus isquémico o hemorrágico. La presencia de una hipodensidad o una gran
extensión de cambios precoces nos hablarían de una probable lesión establecida y disminuiría la posibilidad de
indicar una terapia de reperfusión (bien farmacológica (un activador tisular del plasminógeno) o mecánica
(trombectomía). La ausencia de cambios hipodensidad o cambios precoces en un ictus de inicio conocido y reciente
nos permitiría tratar al paciente con razonable seguridad. En los casos dudosos la realización de TC o RM cerebral de
perfusión nos permitiría tomar una decisión de acuerdo con la penumbra isquémica presente en ese caso.
Finalmente, el angio TC o angio RM cerebral nos permitirá ver oclusiones de gran vaso que, en función de las
consideraciones anteriores, podría tratarse con terapias de reperfusión con trombectomía mecánica.
5.1.1 Imagen de la isquemia
La imagen de la isquemia puede ser valorada empleando la TC cerebral simple y secuencias de la RM cerebral como
son el DWI, mapas de ADC y la secuencia FLAIR.
TC cerebral
La TC cerebral simple es la técnica empleada como primera opción en pacientes con un ictus agudo. Los signos de
isquemia precoces aparecen en la TC como sutilhipodensidad (Figura 16) (debidos a edema citotóxico), perdida de
diferenciación sustancia blanca y sustancia gris, edema cerebral, y disminución de los surcos corticales.Los
cambios isquémicos precoces en la circulación anterior pueden ser cuantificados topográficamente
mediante el Alberta Stroke Program Early CT Score (ASPECTS) (Figura 17).
En esta escala el territorio dependiente de la arteria cerebral media se encuentra dividido en 10 regiones diferentes
(M1, M2, M3, M4, M5, M6, ínsula, cabeza del caudado, lenticular y brazo posterior de capsula interna). Se resta un
punto por cada zona que presente signos precoces de isquemia aguda (Figura 18).
Figura 18. TC cerebral.
Figura 16. TC cerebral. Signos precoces de
Figura 17. Alberta Stroke Program
Hipodensidad en el territorio irrigado isquemia en territorio
Early CT Score (ASPECTS)
por la arteria cerebral media dependiente de arteria
cerebral media izquierda
RM cerebral
La alteración de la señal en la secuencia DWI de la RM aparece desde los primeros minutos después de la isquemia.
La combinación de secuencias DWI, ADC, FLAIR y GRE proporcionan gran información sobre la severidad del ictus
y el tiempo de evolución del mismo (Figura 19). La secuencia DWI muestra el tejido isquémico como
hiperintensidad debido a una reducción del ADC. Un aumento de la señal en DWI seguido de una disminución del
mapa ADC representa un área isquemia irreversible. La combinación de secuencias DWI y mapas ADC con
imágenes potenciadas en T2 permiten diferenciar entre un ictus isquémico subagudo o crónico. Comparando la
intensidad de la lesión en DWI, ADC y FLAIR puede ayudar a distinguir un ictus en fase aguda, subaguda y crónica.
Señal positiva en DWI sin correspondencia con una hiperintensidad en la secuencia FLAIR implica que el ictus
ocurrió en las últimas 4 ,5 horas. Los valores de ADC se encuentran reducidos en los 710 primeros días,
posteriormente se normaliza para que al final se incremente de nuevo.
Figura 19. RM multimodal en el infarto isquémico.
Cambios temporales en DWI, ADC y FLAIR
Signos vasculares en las imágenes del parénquima (Figura 20)
En la TC y en la RM cerebral sin contraste se pueden observar signos vasculares que sugieren la permeabilidad del
vaso o la presencia de un trombo. La hiperdensidad arterial en la TC sin contraste está relacionada con la
presencia de un trombo oclusivo de la misma manera que el vacío de señal en la secuencia de GRE de
la RM.
Figura 20. A) TC cerebral sin contraste,
signo de la arteria cerebral media derecha hiperdensa.
B) RM cerebral, GRE. Vacio ade señal en la arteria cerebral media izquierda.
Ambos corresponden a signos de trombosis.
5.1.2 Imagen de la penumbra isquémica
La imagen de perfusión da información sobre la fisiopatología del ictus. Estima el volumen relativo de penumbra
isquémica que es el tejido cerebral hipoperfundido que podría ser salvado mediante las terapias de reperfusión, así
como el volumen del core del infarto, que corresponde al tejido dañado de forma irreversible que no
puede ser salvado y que, en caso de recibir de nuevo sangre en una terapia de reperfusión, presenta riesgo de
transformación hemorrágica. DWI/ RM perfusión y TC perfusión son las técnicas de imagen más comúnmente
empleadas para identificar de una forma rápida en los pacientes con ictus la penumbra isquémica (Figura 21), si
esta es reversible, se correlación con un buen pronóstico. Los parámetros más empleados en las técnicas de
neuroimagen de perfusión son (Tabla 2):
Figura 21. A) TC cerebral perfusión. Aumento del MTT,
CBF y CBV conservados, área de penumbra isquémica
Ligeramente
Penumbra Ligeramente Ligeramente
aumentado
isquémica aumentado descendido
o normal
Muy Ligeramente
Core del infarto Muy descendido
aumentado descendido
Tabla 2. Parámetros más empleados en las técnicas de neuroimagen de perfusión
5.1.3 Imagen de la oclusión arterial
La identificación de un gran vaso ocluido proporciona información respecto al
tratamiento más adecuado y al pronóstico. Las técnicas no invasivas para el estudio
neurovascular más empleadas son la angioTC y la angio RM.
5.2 Hemorragia cerebral
La hemorragia intracraneal no traumática puede ser clasificada según su localización en hemorragia
intraparenquimatosa, hemorragia subaracnoidea y hemorragia intraventricular. Dentro del manejo inicial de la
hemorragia cerebral es fundamental su temprana identificación, determinar cuál es su etiología, intentar prevenir
la expansión de la hemorragia y plantear el tratamiento de las complicaciones como el efecto masa y la hidrocefalia
obstructiva.
Figura 22. TC cerebral. Lesión hiperdensa
en ganglios de la base derechos,
correspondiente con una hemorragia aguda
Con frecuencia, la técnica que se emplea inicialmente es la TC simple sin contraste, debido a su alta
sensibilidad y especificidad para la detección de sangre, la facilidad de realización en pacientes
inestables así como por su menor coste económico. La lesión hemorrágica aguda en la TC se observa como
una lesión hiperdensa (Figura 22). Conforme va pasando el tiempo la lesión hemorrágica se va transformando en
hipodensa con respecto al parénquima cerebral. Además de para la determinación de la localización de la
hemorragia, la TC es de ayuda para evaluar la extensión intraventricular, la evaluación del edema y del efecto
masa, así como para la estimación del volumen de la hemorragia.
La angioTC cerebral permite identificar el signo del “spot sign” (Figura 23), éste signo se describe
como la identificación del contraste en el interior de la hemorragia y sugiere la presencia de un
sangrado activo, permitiendo de ese modo identificar a pacientes con riesgo de deterioro neurológico a corto plazo
como consecuencia de la expansión del hematoma. Además la angioTC permite determinar lesiones vasculares
como responsables del sangrado intracraneal.
La RM es igual de sensible que la TC para la detección de hemorragia intracraneal aguda sintomática, sin embargo,
es más sensible para la identificación de sangrado subagudo. Dentro de las variantes de RM, la secuencia GRE es
más sensible para la detección de lesiones hemorrágicas de pequeño tamaño.
AngioTCcerebral. Spot sign
5.2.1 Neuroimagen de los principales tipos de hemorragia
Las hemorragias intracraneales en función de su etiología
pueden ser clasificadas en primarias y secundarias. Dentro de las
primarias, las más frecuentes son las debidas a la hipertensión
arterial; con menos frecuencia se encuentran las segundarias a
una angiopatía amiloidea.
Dentro de las causas secundarias se encentran, las que tienen
lugar como consecuencia de lesiones vasculares, sangrado de
tumores, coagulopatías, vasculitis, transformación hemorrágica
de un infarto isquémico o secundarias a una trombosis de senos
venosos.
Hemorragia de causa hipertensiva
La HTA es la causa más común de hemorragia intracraneal no Figura 24. Localización más frecuente
de las hemorragias hipertensivas
traumática y se relaciona con mayor frecuencia con hipertensión
arterial de larga evolución.
La afectación más común se ve en las arterias lenticuloestriadas de la arteria cerebral media, de las
arterias perforantes talámicas procedentes de la arteria comunicante posterior o de la arteria cerebral
posterior y de las arterias perforantes de la arteria basilar (Figura 24).
Angiopatia amiloide (Figura 25)
La angiopatia amiloide se produce como consecuencia del depósito del péptido amiloide en las paredes de los vasos
leptomeningeos y corticales. La presencia de factores clínicos como la edad avanzada del paciente y la historia de
deterioro cognitivo, junto con las características de la neuroimagen, permitirán orientar al diagnóstico de
hemorragia intracraneal relacionada con angiopatía amiloide. Los hallazgos de imagen característicos son la
localización corticosubcortical del hematoma, la presencia en las secuencia GRE de microsangrados
en regiones corticales y de siderosis superficial. Las lesiones hemorrágicas en los ganglios de la base, en el
cerebelo o en el tronco del encéfalo son características de la HTA pero poco comunes en la angiopatia amiloide.
Figura 25. Angiopatía amiloide en TC y RM cerebral
Hemorragia subaracnoidea (Figura 26)
Excluyendo el traumatismo cráneoencefálico, la rotura de un aneurisma intracraneal es la principal
causa de hemorragia subaracnoidea. Otras causas pueden ser las malformaciones arteriovenosas o las
fístulas arteriovenosas, la disección intracraneal, la trombosis de senos venosos, el síndrome de vasoconstricción
cerebral reversible, las vasculitis o el empleo de fármacos simpaticomiméticos.
Figura 26. TC cerebral.
Hemorragia subaracnoidea
La TC sin contraste es muy sensible para la detección del sangrado subaracnoideo especialmente en
las 6 primeras horas de hemorragia. En pacientes con clínica sugestiva de hemorragia subaracnoidea y TC
cerebral negativo, se debe pensar en la realización de otras técnicas como son la punción lumbar para valorar la
xantocromía del líquido cefalorraquídeo, la realización de RM cerebral para evaluar el sangrado o la realización de
angio TC para identificar la presencia de aneurismas.
Hemorragia intraventricular (Figura 27)
La hemorragia intraventricular aislada en ausencia de componente intraparenquimatoso o subaracnoideo es muy
poco frecuente. Los estudios vasculares revelan que hasta en un 50% de los casos se trata de un sangrado
secundario.
Figura 27. TC cerebral.
Hemorragia intraventricular
Transformación hemorrágica de un infarto isquémico
Tiene lugar en pacientes que han sufrido un ictus isquémico y especialmente tienen más riesgo de sangrado
aquellos que han recibido tratamiento fibrinolítico endovenoso o tratamiento endovascular. Desde el punto de vista
radiológico se clasifica en 4 tipos diferentes (Figura 28):
Figura 28. TC cerebral.
Tipos de transformación hemorrágica
de un infarto isquémico:
A) Infarto hemorrágico tipo 1.
B) Infarto hemorrágico tipo 2.
C) Hematoma parenquimatoso tipo 1.
Infarto hemorrágico tipo 1: se define por la presencia de petequias a lo largo del área del infarto isquémico.
Infarto hemorrágico tipo 2: es aquel que tiene lugar cuando confluyen las petequias pero sin llegar a condicionar
efecto masa sobre las estructuras circundantes.
Hematoma parenquimatoso tipo 1: con efecto masa, pero con un volumen de sangre que no excede el 30% del
porcentaje de la zona isquémica.
Hematoma parenquimatoso tipo 2: finalmente, es aquel en el que el volumen de sangre excede el 30% de la
zona isquémica.
5.3 Edema cerebral
El edema cerebral tiene lugar como respuesta a varias formas de lesión cerebral y puede ser de diferentes tipos
(Tabla 3): citotoxico, vasogénico, intersticial o una combinación de todos ellos.
Tabla 3. Principales causas de edema cerebral
En la TC el edema se presenta como una disminución de la atenuación respecto al parénquima normal adyacente,
es decir, como áreas focales de hipodensidad.
En la RM el edema produce un aumento de la señal en secuencias T2 y baja señal en secuencias T1. Las
secuencias DWI y el ADC son de especial utilidad para diferenciar los distintos tipos edema: por ejemplo, el edema
citotóxico da lugar a restricción en la secuencia de difusión, mientras que el edema vasogénico e intersticial
muestran una difusión bien normal o aumentada.
Las secuencias FLAIR, en las cuales se lleva a cabo una supresión de la señal del líquido cefalorraquídeo, son de
utilidad para la visualización de alteraciones en la señal periventricular debido al edema intersticial. Completando el
panorama, las secuencias GRE permiten la visualización de lesiones hemorrágicas o calcificaciones asociadas.
Finalmente las secuencias con contraste son de utilidad en el estudio de las neoplasias, las infecciones o
inflamaciones, así como de las lesiones vasculares.
Edema citotóxico
Fisiopatológicamente es debido a un trastorno en la adenosina trifosfato (ATP) dependiente de las bombas a través
de la membrana celular de sodio, potasio y calcio.
Este tipo de edema se debe generalmente a la isquemia cerebral, o bien a las lesiones
cerebrales definidas como excitotóxicas (o secundarias a excesiva estimulación de
neurotransmisores).
Este mecanismo da lugar a una acumulación intracelular de líquido en las neuronas, células gliales, axones, o en
las vainas de mielina. La sustancia gris se afecta inicialmente debido a su alta actividad metabólica y a su alta
densidad de astrocitos. En una segunda fase, tanto la sustancia gris como la blanca se ven comprometidas con una
pérdida de diferenciación en las imágenes TC.
Existe como consecuencia de todo ello una restricción de la difusión de las moléculas de agua a través de la
membrana celular y en el citoplasma; ello da lugar en la RM a un aumento de la señal en secuencias DWI y pérdida
de la señal en ADC (Figura 29). Inicialmente, la barrera hematoencefálica se encuentra integra y el agua del
espacio extracelular no aumenta; sin embargo, si la lesión que produce el edema es severa o se repite en el
tiempo, se produce una alteración de la barrera hematoencefálica, lo que genera en un segundo paso el edema
vasogénico. Las complicaciones posteriores incluirían la muerte cerebral programada (apoptosis) de las neuronas, la
atrofia y, finalmente, la gliosis.
Figura 29. RM cerebral de un infarto cerebral en un paciente con MELAS.
A) En secuencia T2, aumento de señal en ambos lóbulos occipitales.
B) En Secuencia DWI restricción bilateral (más derecho que izquierdo).
C) En secuencia ADC, descenso de la señal en lóbulo occipital derecho
y señal normal en el izquierdo.
Edema vasogénico
Es causado por la ruptura de las uniones endoteliales que forman la barrera hematoencefálica; esta
ruptura se puede deber a una alteración física de la misma barrera o a una liberación de compuestos
vasoactivos. Como consecuencia de todo esto tiene lugar una liberación de proteínas intravasculares, así como de
líquido que sale al espacio extracelular.
El líquido extracelular. Al expandirse, da lugar a un descenso de la señal en secuencias T1 y un aumento de la
señal en secuencias T2 de la RM (Figura 30). La afectación es sobre todo de sustancia blanca debido a su menor
densidad. En una fase inicial el edema vasogénico puede ser reversible siempre que se restituya la funcionalidad de
la barrera hematoencefálica.
Sin embargo, si la lesión es crónica o recurrente tiene lugar el daño de la mielina de forma irreversible,
produciéndose isquemia con el correspondiente edema citotóxico de cuya fisiopatología hemos tratado con
anterioridad.
Figura 30. Edema vasogénico en neoplasia.
A) secuencia T1 con contraste, realce de metástasis.
B) secuencia FLAIR, edema entorno a la masa
Edema intersticial
Este tipo de edema acontece como consecuencia de un aumento de la presión intraventricular que da
lugar a una ruptura del revestimiento ependimario ventricular. Ese fenómeno permite el paso
transependimario del líquido cefalorraquídeo hacia el espacio extravascular, generalmente hacia la zona
anatómicamente más cercana que es la sustancia blanca periventricular. La composición del líquido que constituye
el edema intersticial es, por tanto, igual a la del líquido cefalorraquídeo con similar concentración iónica y escasa
concentración de proteínas. Por todo ello, en la TC la combinación del aumento de tamaño de los ventrículos, junto
con el aumento de la hipodensidad periventriclular, sugiere el diagnostico de edema intersticial.
La RM (Figura 31) es una técnica más sensible que la TC para evidenciar este tipo de edema; las imágenes que
produce son hipointensidades periventriculares en secuencias potenciadas en T1 e hiperintensidad en esa misma
localización en T2.
Esta hiperintensidad en T2 puede ser clasificada en función de su severidad en:
Grado 1 (discontinua); aparece como una alteración de la señal focal adyacente al asta frontal y occipital y al
atrio del ventrículo lateral.
Grado 2 y 3 (halo continuo y periventricular); rodea completamente al ventrículo y presenta un espesor
variable.
Grado 4 (alteración de la sustancia blanca difusa); se extiende hasta la unión de la sustancia blancagris.
Los mapas DWI y ADC no mostrarán alteraciones en el edema intersticial.
Figura 31. Hidrocefalia normotensiva del adulto.
A)TC cerebral, hipodensidad periventricular debido a la
migración de líquido cefalorraquídeo transependimario.
B) RM cerebral, hiperintensidad periventricula
Edema combinado (Figura 32)
Varias enfermedades producen un patrón de edema mixto, tanto citotóxico como vasogénico. Por ejemplo, ocurre
en una enfermedad multifocal o sistémica o en determinadas situaciones evolutivas de una enfermedad. En la TC y
en la RM este edema combinado se manifiesta por una pérdida de la diferenciación sustancia blancagris
generalizada, así como por un borramiento de los surcos, ventrículos y de las cisternas basales.
Si la causa que produce este edema no es corregida, la progresión lleva a una herniación transtentorial y del tronco
del encéfalo, con un alto riesgo para la supervivencia del paciente.
Figura 32. A) TC cerebral. Daño axonal difuso
con focos de hemorragias.
B) RM cerebral, secuencia FLAIR, edema
5.4 Hidrocefalia
La hidrocefalia, o aumento del tamaño ventricular, está producida por una alteración de la dinámica del líquido
cefalorraquídeo. Las causas de una hidrocefalia son sobre todo tres: una producción excesiva de líquido
cefalorraquídeo, una falta de reabsorción de líquido cefalorraquídeo en las vellosidades aracnoideas, o
una obstrucción en la dinámica ventricular.
El tratamiento sintomático de la hidrocefalia consiste en derivaciones ventriculares o en el espacio subaracnoideo y
el causal la corrección de la lesión expansiva o la obstrucción que da lugar al problema. En función de la causa que
condiciona la hidrocefalia, ésta se puede clasificar en comunicante o no obstructiva y no comunicante u
obstructiva.
Entre los hallazgos de TC o RM que hacen sospechar una hidrocefalia están la dilatación del receso quiasmático,
infundibular y suprapineal del tercer ventrículo, el redondeamiento de las astas frontales y la convexidad del tercer
ventrículo, la expansión de las astas temporales delos ventrículos laterales o el borramiento de los surcos.
No siempre es fácil distinguir entre la hidrocefalia verdadera por las causas anteriormente mencionadas y una
imagen “exvacuo” consistente en un aumento del tamaño de los ventrículos producido por la retracción a la que da
lugar una atrofia marcada de la corteza cerebral; para considerar una hidrocefalia la dilatación ventricular ha de ser
desproporcionada respecto al aumento de los surcos corticales.
Otros signos radiológicos de hidrocefalia son la hiperintensidad uniforme periventricular que indica la exudación de
líquido cefalorraquídeo transependimario (más fácil de apreciar en RM en secuencia FLAIR), o la acentuación del
vacío de señal en el acueducto de Silvio. El cuerpo calloso puede estar comprimido contra la hoz rígida en la
hidrocefalia de larga evolución.
En los casos de hidrocefalia obstructiva por estenosis del acueducto pueden apreciarse hendiduras de señal anormal
en el cuerpo calloso, y atadura de los vasos pericallosos probablemente por el impacto del cuerpo calloso que está
elevado en una situación de hidrocefalia.
Hidrocefalia comunicante
La hidrocefalia comunicante tiene lugar cuando hay resistencia al flujo del líquido cefalorraquídeo
después de la salida de los ventrículos, pudiendo existir o no obstrucción (Figura 33 y 34).
Se define la hidrocefalia comunicante con obstrucción en aquellos casos en que un flujo normal de líquido
cefalorraquídeo encuentra resistencia en algún punto entre las cisternas basales y la granulación aracnoidea. Entre
las causas más comunes de hidrocefalia comunicante con obstrucción se encuentra la hemorragia subaracnoidea,
ventriculitis, ependimitis infecciosa, la meningitis infecciosa y la carcinomatosis meníngea. El aumento progresivo
de la viscosidad del líquido cefalorraquídeo en relación con un aumento de la concentración de proteínas, conduce a
que las vellosidades aracnoideas pierdan su capacidad de reabsorción del líquido cefalorraquídeo. Esto produce
hidrocefalia con dilatación del sistema ventricular.
Un aspecto normal del cuarto ventrículo no descarta por completo una hidrocefalia comunicante o de obstrucción
distal al cuarto ventrículo, ya que entre todos los ventrículos, el cuarto suele ser el último en dilatarse. Al igual que
con cualquier causa de hidrocefalia, en estos pacientes se aprecia en RM hiperintensidad de la señal periventricular
relacionada con la migración transependimaria del líquido cefalorraquídeo hacia la sustancia blanca adyacente con
edema intersticial.
Figura 33. Hidrocefalia comunicante.
Dilatación de astas temporales y tercer
ventrículo.
Figura 34. Exudado y tejido de granulación
en cisternas basales con captación
leptomeningea e hidrocefalia comunicante
en RM cerebral.
La hidrocefalia comunicante sin obstrucción se encuentra peor definida que las anteriores. Incluyen los casos en los
que hay un aumento en la producción del líquido cefalorraquídeo, como es el caso de los papilomas del plexo
coroideo (Figura 35) y la entidad denominada hidrocefalia con presión normal.
Figura 35. Papiloma de plexo coroideo.
RM cerebral, masa captante de contraste
en el ventrículo lateral izquierdo.
La hidrocefalia normotensiva
Es una entidad clínica relativamente frecuente que se define por la triada clásica (de Hakim)
consistente en deterioro cognitivo, alteración de la marcha e incontinencia urinaria. Las pruebas de
imagen de estos pacientes presentan unos ventrículos con una dilatación especialmente en las astas temporales
(Figura 36).
Figura 36. RM cerebral, secuencia FLAIR.
Dilatación de los ventrículos e hiperin
tensidad periventricular.
Pueden presentar signos de fuga de líquido cefalorraquídeo transependimaria en la RM o en la TC. La RM con
frecuencia muestra una acentuación de vacío de flujo del acueducto (Figura 37). Estos pacientes pueden responder
a las técnicas de derivación con mejoría de los síntomas clínicos, sobre todo cuando la derivación se realiza de
forma precoz. La aparición de deterioro cognitivo implica un peor pronóstico tras la derivación.
Figura 37. RM cerebral.
Acentuación de vacío de flujo acueducto.
Hidrocefalia no comunicante
La hidrocefalia no comunicante tiene lugar como consecuencia de anomalías en la salida del flujo
ventricular. Como consecuencia de la misma los ventrículos aumentan de tamaño y producen un efecto masa
sobre el parénquima adyacente. Esta entidad puede ser tanto aguda como crónica. La hidrocefalia aguda, si no es
detectada de una forma rápida puede producir una herniación cerebral y la consiguiente muerte. Una hidrocefalia
no comunicante crónica puede ser muy larvada desde el punto de vista clínico, sin síntomas llamativos.
La TC es de utilidad para el diagnóstico de la hidrocefalia así como para determinar la causa de la obstrucción y el
grado, mientras que la RM permite una mejor caracterización de la causa de la hidrocefalia, así como de la
planificación quirúrgica si este es el tratamiento indicado, y del seguimiento posterior.
Las características radiológicas de la hidrocefalia incluyen la dilatación del sistema ventricular, que variará en
función del nivel donde tenga lugar la obstrucción. En fases tempranas, las astas frontales de los ventrículos
laterales presentan una forma redondeada y se asocia a una dilatación de las astas temporales; en este momento
se produce un ensanchamiento del suelo y de las paredes laterales del tercer ventrículo.
Cuando, en una fase posterior, tiene lugar el ensanchamiento del cuarto ventrículo, es necesario hacer el
diagnóstico diferencial entre hidrocefalia no comunicante e hidrocefalia comunicante.
No es infrecuente observar en caso de hidrocefalia aguda, una hipointensidad periventricular, debido a un flujo
transependimario. La elevación de la presión intracraneal debido a una obstrucción aguda puede causar herniación
cerebral con compresión del tronco del encéfalo.
En la hidrocefalia no comunicante crónica (Figura 38 y 39), los ventrículos proximales al lugar de la obstrucción
van presentando una dilatación de forma gradual, de forma que se produce progresivamente un adelgazamiento y
una elevación del cuerpo calloso, una fenestración del cuerpo calloso y, finalmente, un descenso del fornix.
La RM convencional es de utilidad para evaluar la causa de la hidrocefalia no comunicante, así como para
caracterizar la lesión que produce la obstrucción. En la obstrucción aguda, en secuencias T2 y FLAIR se observa
una hiperintensidad periependimaria debido al flujo transependimario que hemos mencionado con anterioridad.
Finalmente, las imágenes de difusión pueden ser de ayuda para evaluar la mejoría del edema intersticial post
tratamiento en la hidrocefalia aguda.
Figura 38. TC cerebral.
Infarto cerebeloso bilateral e hidrocefalia no comunicante.
Figura 39. RM cerebral.
Quiste coloide que condiciona una hidrocefalia no comunicante.
5.5 Enfermedades neurodegenerativas
La atrofia se define como la perdida de tejido cerebral, bien cortical, subcortical o profundo; su aparición, aparte de
una cierta atrofia relacionada con la edad, se relaciona generalmente con las enfermedades neurodegenerativas.
La TC es la técnica de neuroimagen empleada con más frecuencia en el estudio de las enfermedades
neurodegenerativas a fin de descartar otras patologías. Sin embargo, es menos sensible que la RM para detectar
anomalías que aparecen con relativa frecuencia y que pueden permitirnos caracterizar algunas de las
enfermedades degenerativas.
RM estructural, secuencia potenciada en T1
La alteración estructural más frecuentemente encontrada en el estudio de las enfermedades degenerativas es la
atrofia cerebral. Ésta aparece como una pérdida de volumen cerebral con una disminución del tamaño
de los giros y un aumento del tamaño de los surcos. Estos cambios probablemente tienen lugar debido a un
descenso de la densidad de sinapsis asociado a una perdida del número de neuronas.
Cada tipo de enfermedad degenerativa tiene preferencia por distintas regiones del cerebro. Así, en la enfermedad
de Alzheimer, en las fases iniciales hay una afectación preferentemente de lóbulo temporal medial,
especialmente del hipocampo y de la corteza entorrinal (Figura 40). La perdida de volumen en la
enfermedad de Alzheimer, no solamente se limite a estas estructuras, sino que, sobre todo con la evolución de la
enfermedad, tambien afecta a los lóbulos frontales, temporales y occipitales.
En pacientes con deterioro cognitivo ligero, estudios de RM han mostrado que el volumen del hipocampo, así como
de la región parietal y temporal lateral podrían predecir la progresión clínica a una Enfermedad de Alzheimer.
Figura 40. RM cerebral. Corte coronal.
Aumento de tamaño del asta temporal
debido a la atrofia del hipocampo.
La RM estructural también es de utilidad para el estudio de las diferentes causas de demencia. Por ejemplo, en la
demencia frontotemporal se aprecia una perdida de volumen sobre todo en la corteza frontal
ventromedial, en la región frontal orbitaria posterior, en la ínsula y el cortex cingulada anterior.
Subclasificando aún más esta entidad, en la variante semántica de la demencia frontotemporal existirá una
preservación relativa del volumen del lóbulo frontal con una perdida de volumen más llamativa en los lóbulos
temporales, en especial en su polo temporal (Figura 41).
Figura 41. RM corte coronal (A) y axial
(B).
Atrofia temporal izquierda.
Con respecto a otras enfermedades neurodegenerativas, por ejemplo en la paralisis supranuclear progresiva, existe
una dilatación del tercer ventrículo y una atrofia del mesencefalo con un acortamiento anteroposterior de la
longitud del mismo. (Figura 42)
En la degeneración corticobasal se observa una atrofia asimétrica del lóbulo parietal, además de una perdida de
volumen frontal, o en la demencia por cuerpos de Lewy la atrofia es difusa, sin presentar un patrón característico
en la RM.
Figura 42. RM corte sagital (A) y axial (B).
Aplanamiento del colículo superior. Atrofia
del mesencéfalo.
Secuencias potenciadas en T2, FLAIR y cambios vasculares
Las secuencias potenciadas en T2 y FLAIR son más sensibles que las secuencias potenciadas en T1 para la
patología cerebral que cursa con gliosis que aparece característicamente como un aumento de la señal en T2. En
las enfermedades neurodegenerativas como en la enfermedad de Alzheimer y en la demencia frontotemporal, no
aparecen grandes cambios en las secuencias potenciadas en T2.
Ya hemos visto que las secuencias FLAIR y T2 son muy sensibles para detectar lesiones isquémicas. Así en una
variante denominada demencia vascular subcortical (Figura 43), las alteraciones de la sustancia blanca pueden
ayudar a identificar la causa subyacente. Si la lesión es de localización periventricular y de sustancia blanca
profunda con frecuencia son debidas a enfermedad de pequeño vaso o a estados de hipertensión aguda.
Figura 43. RM, secuencia FLAIR.
Demencia vascular.
Hiperintensidad en sustancia blanca
periventricular.
5.6 Enfermedades desmielinizantes
La RM es considerada hoy por hoy un indicador no invasivo y fiable del
proceso de desmielinización del sistema nervioso central. Esta técnica de
imagen tiene una gran sensibilidad para detectar la actividad subclínica de
las enfermedades desmielinizantes y compararlas con los hallazgos del
examen clínico, siendo un elemento importante de los criterios
diagnósticos actuales de enfermedades como la esclerosis múltiple o la
neuromielitis óptica.
5.6.1 Neuroimagen en esclerosis múltiple
La esclerosis múltiple es una enfermedad crónica del sistema nervioso central, de causa desconocida, aunque
factores genéticos y ambientales podrían contribuir a su desarrollo. El diagnóstico de esta enfermedad es clínico. En
el diagnóstico de la Esclerosis Múltiple son claves los conceptos de diseminación en tiempo y en espacio tanto de
déficits clínicos como de las lesiones en RM.
La Esclerosis Múltiple se considera hoy en día una enfermedad de dos caras: Por un lado en sus fases iniciales
existe una inflamación del sistema nervioso central, con aumento de la permeabilidad de la barrera
hematoencefálica, y destrucción de los oligodendrocitos dando finalmente lugar a la desmielinización. La segunda
fase o neurodegenerativa de la Esclerosis Múltiple comprende la perdida axonal y la atrofia tanto cerebral como de
la médula espinal; estas lesiones pueden verse de forma sutil en el inicio de la enfermedad, haciéndose más
evidentes con la progresión de la misma.
Un 90% de los pacientes con esclerosis múltiple presentan la llamada forma recurrenteremitente de la
enfermedad, caracterizada por episodios de exacerbación clínica de la (llamadas brotes), que se correlacionan
asociados con la aparición de lesiones desmielinizantes sintomáticas y asintomáticas que captan contraste en la RM
(denominadas placas desde las descripciones originales de Charcot en el Siglo XIX). En ocasiones la esclerosis
múltiple recurrenteremitente evoluciona hacia una forma secundariamente progresiva que se caracteriza por una
progresión de la discapacidad neurológica en la que pueden dejar de verse exacerbaciones clínicas de la enfermedad
o placas activas que capten contraste. Finalmente un 10% de pacientes con esclerosis múltiple son diagnosticados
de formas primariamente progresivas presentando una progresión de la discapacidad sin exacerbaciones ni clínicas
ni radiológicas.
La RM se considera hoy en día el mejor marcador de actividad y progresión de la Esclerosis Múltiple. Así, los criterios
diagnósticos actualmente vigentes de esta enfermedad (Mc Donald, 2010), proponen que la RM proporciona
información sobre la diseminación en espacio y en tiempo de la enfermedad, siendo posible el diagnóstico de
esclerosis múltiple con solo un episodio clínico de la enfermedad, siempre que la RM muestre en una fase inicial
suficiente carga lesional y, en un seguimiento temporal, la aparición de nuevas lesiones.
Para poder conseguir una eficacia máxima de la RM en el diagnóstico de la esclerosis múltiple es necesario conocer
las características que presentan las lesiones y las posibles modificaciones que se producen en su evolución, bien
dentro de su historia natural o cuando ésta se intenta modificar farmacológicamente.
Secuencias ponderadas en T2
Todas las placas de esclerosis múltiple se muestran, con independencia de su sustrato patológico o
fase evolutiva, hiperintensas en las secuencias ponderadas en densidad protónica y T2, de la misma
forma en que lo hacen gran parte de los procesos patológicos que afectan al parénquima cerebral.
Esta hiperintensidad es producida por un aumento de la concentración tisular de agua libre, no refleja la
contribución del edema, la desmielinización, la inflamación, la lesión axonal, la gliosis o la remielinización de la
placa. Esto explica la escasa relación entre el volumen lesional medido en secuencias ponderadas en T2 y el grado
de discapacidad neurológica que presentan los pacientes con esclerosis múltiple. Las lesiones visibles en las
secuencias potenciadas en T2 son múltiples y de pequeño tamaño, en ocasiones alcanzan mayor tamaño debido a
la confluencia de las lesiones (lesiones pseudotumorales), En la mayoría de los pacientes con esclerosis múltiple
clínicamente definida, existe al menos una placa de morfología ovoidea con su eje mayor perpendicular al eje
anteroposterior de los hemisferios cerebrales (Figura 44).
Figura 44. Secuencia axial, secuencia
potenciada en T2 FLAIR en un paciente
con esclerosis múltiple clínicamente
definida.
Lesiones periventriculares, algunas de
morfología ovoidea, con su eje mayor
perpendicular a las paredes
ventriculares.
Esta característica topográfica se explica por la predisposición natural de las placas desmielinizantes a situarse
alrededor de las vénulas, que en la sustancia blanca que rodea los ventrículos laterales tienen un trayecto
perpendicular a las paredes ependimarias.
La confluencia de las lesiones produce placas de márgenes irregulares que, a nivel periventricular y debido a la
presencia de algunas lesiones ovoideas, produce el característico margen externo en “sierra”.
Las placas de desmielinización tienen predisposición a situarse en determinadas zonas anatómicas, como son la
sustancia blanca periventricular, el cuerpo calloso, la sustancia blanca yuxtacortical (Figura 45) o el parénquima
infratentorial. La presencia de lesiones en la sustancia blanca que rodea el cuerpo y el asta temporal de los
ventrículos laterales es un hallazgo altamente específico, si bien no muy frecuente. Las lesiones en el cuerpo
calloso, hallazgo infrecuente en procesos diferentes de la esclerosis múltiple, se sitúan preferentemente en su
superficie subependimaria o en su periferia, adoptando una disposición radial. Esta afección del cuerpo calloso
se considera un marcador sensible y específico de la esclerosis múltiple y se identifica mejor con
secuencias FLAIR obtenidas en el plano sagital (Figura 46), por lo que es aconsejable utilizar esta técnica en
el diagnóstico inicial de la enfermedad.
Figura 45. RM cerebral, corte axial,
secuencia potenciada en T2 FLAIR en
un paciente con esclerosis múltiple
clínicamente definida.
Lesiones en situación yuxtacortical en
ambos lóbulos frontales que afectan a
las fibras en U.
Figura 46. RM cerebral, corte sagital, secuencia potenciada en T2 FLAIR en un paciente con un primer episodio
sugestivode enfermedad desmielinizante. Lesiones focales hiperintensas periventriculares y en la
superficiesubependimaria del cuerpo calloso.
Las lesiones corticales presentes en la Esclerosis Múltiple se describen con frecuencia en los estudios
neuropatológicos, pero son difíciles de detectar con RM debido a su pequeño tamaño y a la dificultad que existe en
diferenciarlas del líquido cefalorraquideo localizado en los espacios subaracnoideos de la convexidad cerebral.
Por el contrario, las lesiones yuxtacorticales son algo más sencillas de detectar, considerándose un hallazgo
específico en el diagnóstico inicial de la enfermedad; estas lesiones afectan a las fibras arcuatas o en U, sobre todo
en los lóbulos frontales. Según algunos autores la presencia de estas lesiones yuxtacorticales se correlaciona con la
existencia de trastornos neuropsicológicos en estos pacientes. Las secuencias de doble inversiónrecuperación
(DIR), en la que se produce una supresión selectiva de la señal tanto de líquido cefalorraquídeo como de la
sustancia blanca parecen aumentar la sensibilidad de la RM en la detección de las lesiones desmielinizantes cortico
yuxtacorticales.
En cuanto al parénquima infratentorial, la detección de lesiones en esta localización contribuye al incremento de la
especificidad diagnóstica de la RM en la esclerosis múltiple. Estas lesiones afectan de forma preferente a la
superficie de las cisternas de la protuberancia, los pedúnculos cerebelosos medios y al suelo del IV ventrículo
(Figura 47).
Figura 47. Lesiones infratentoriales. RM secuencias potenciadas en T2.
Las lesiones infratentoriales tienen una clara preferenciapor situarse en los pedúnculos cerebelosos medios (A), en la
periferia de la protuberancia (B) y en elsuelo del IV ventrículo (C).
La hiperseñal que producen las lesiones desmielinizantes en las secuencias ponderadas en T2 refleja un aumento
de la concentración de agua, si bien su sustrato patológico varía en función de la fase evolutiva de la placa. Así, en
las lesiones agudas, la hiperseñal se considera que se debe a la existencia de edema tanto vasogénico como celular,
o, en menor medida, a la infiltración de macrófagos así como a la activación y proliferación de astrocitos. Por el
contrario, en las lesiones crónicas, la contribución histopatológica a la alteración de la señal de RM es más
heterogénea.
Estas placas crónicas, formadas por un espacio relativamente acelular, contienen en proporciones variables axones
desmielinizados, astrocitos reactivos ricos en citoplasma (gliosis) y aumento de líquido extracelular de bajo
contenido proteico (edema vasogénico).
El número y volumen de las lesiones visibles en T2 se relaciona directamente con la duración y fase
clínica de la enfermedad, y con el grado de discapacidad clínica permanente. Así, se considera que el
volumen lesional es menor en el inicio de la fase recurrenteremitente de la enfermedad y máximo en las fases
avanzadas de las formas secundarias progresivas. Esta relación entre volumen lesional y discapacidad neurológica,
sin embargo, no se cumple en absoluto en ese 10% de pacientes con la forma progresiva primaria de la
enfermedad, en las que, a pesar de existir una discapacidad neurológica generalmente importante, el volumen
lesional es con frecuencia pequeño.
Secuencias ponderadas en T1
Entre un 10 y un 20% de las lesiones visibles en densidad protónica/T2 se identifican en las
secuencias ponderadas en T1 en forma de hiposeñal con relación a la sustancia blanca normal; es lo
que se denomina en esta enfermedad “agujeros negros”. Esta hiposeñal es posible que refleje un sustrato
patológico diferente en función de que la lesión sea activa o crónica.
Así, en las lesiones activas, estas lesiones probablemente reflejen la presencia de edema y grados variables de
desmielinización, de forma que pueden desaparecer o reducirse en intensidad y tamaño cuando el proceso
inflamatorio se resuelve y se lleva a cabo la remielinización.
En las placas crónicas, la hiposeñal se mantiene en el tiempo y refleja la presencia de destrucción tisular
irreversible. Por lo tanto, esta hiposeñal crónica diferencia entre aquellas lesiones desmielinizantes que
histopatológicamente tienen escasa destrucción tisular, las cuales son isointensas con la sustancia blanca normal,
y las que tienen un alto grado de destrucción tisular y de disminución en la densidad axonal. Esta diferencia en las
características de las lesiones aumenta la especificidad de la RM en la detección de lesiones funcionalmente
significativas.
Estas lesiones hipointensas crónicas o irreversibles son, como consecuencia de causas que no conocemos bien,
poco frecuentes en el parénquima infratentorial y prácticamente inexistentes en la médula espinal, mientras que
aparecen más comúnmente en las formas secundariamente progresivas que en las formas recurrentesremitente.
Esto último parece indicar que en un determinado momento de la enfermedad los mecanismos de reparación
empiezan a fallar y se produce una progresiva destrucción tisular que coincide con la progresión de la
sintomatología clínica (Figura 48).
Figura 48. Estudio seriado (10 años) de RM (imágenes potenciada en T1) en un paciente diagnosticado de esclerosis
múltiple.
Las lesiones hipointensas en T1 aumentan de número y tamaño a medida que progresa la enfermedad, hallazgo que
probablemente refleje una disminución progresiva de la capacidad remielinizadora. Progresión en el grado de atrofia
cerebral (aumento del tamaño ventricular).
Secuencias ponderadas en T1 con gadolinio
La utilización de secuencias potenciadas en T1 (Figura 49) en combinación con la inyección de
contraste paramagnético (gadolinio) permite identificar de forma selectiva las lesiones con
actividad inflamatoria.
Ya hemos mencionado que el gadolinio no atraviesa la barrera hematoencefálica íntegra de forma que, tras su
inyección, el tejido cerebral no cambia su señal de RM. Sin embargo, cuando existe un incremento en la
permeabilidad o una ausencia de la barrera hematoencefálica, el gadolinio la atraviesa dando lugar a un
acortamiento del la imagen en T1 (hiperintensidad) en el tejido adyacente.
En la esclerosis múltiple la presencia de lesiones que se realzan con el gadolinio se correlaciona histológicamente
con la fase inflamatoria de la placa; hablamos de placas activas. Este realce de las lesiones aparece de forma
constante y precoz en las lesiones de esclerosis múltiple en las formas recurrenteremitente y en las
secundariamente progresivas, y puede adoptar diferentes formas (nodular, anillo concéntrico completo, anillo
concéntrico incompleto) que dependerán de la localización en la placa desmielinizante de las zonas con actividad
inflamatoria.
La presencia de un realce periférico incompleto se considera un signo altamente específico de
lesiones desmielinizantes, que permite distinguirlas de lesiones tumorales o infecciosas, en las
que se produciría un realce periférico completo.
El principio del realce incompleto se explicaría conociendo que los segmentos de la periferia de la lesión en los que
no existe realce corresponden con el margen de la lesión que contacta con la sustancia gris, lugar en el que el
grado de reacción inflamatoria sería menor.
Varios estudios han mostrado que el número y volumen de las placas activas predice la aparición y gravedad de
recurrencias clínicas, así como el desarrollo de atrofia cerebral; sin embargo, la actividad inflamatoria no es buena
predictora de la progresión que se producirá en la discapacidad neurológica del paciente.
El realce con el contraste de las lesiones agudas es reversible y no suele durar más de 1 mes (duración media de 3
semanas), si bien en un 20% de los casos lo hace durante más tiempo, llegando incluso en un 5% de las placas a
persistir durante 3 o 4 meses.
Figura 49. RM cerebral (secuencias potenciadas en T1 tras la administración de contraste).
Diferentes tipos de realce: nodular (izquierda), en anillo (centro) y en anillo incompleto (derecha).
Afectación medular
La presencia de lesiones en la médula espinal en pacientes con esclerosis múltiple clínicamente definida es
extraordinariamente frecuente (en torno al 90%).
La realización de una RM medular está especialmente indicada en el diagnóstico inicial de pacientes con formas de
inicio tardío, como son las primariamente progresivas, en un rango de edad en el que puede ser muy complicado
distinguir en en encéfalo placas desmielinizantes de lesiones incidentales inespecíficas o isquémicas. En estos casos
atípicos en pacientes mayores, la detección de lesiones en la médula espinal apoyaría el diagnóstico de esclerosis
múltiple.
Las lesiones en la médula espinal adoptan, con frecuencia, una morfología ovoidea con su eje mayor orientado
cráneocaudalmente, localizándose tanto a nivel central como anterior y posterior, si bien su preferencia es situarse
periféricamente afectando a los cordones posteriores (Figura 50). Las lesiones no suelen sobrepasar dos cuerpos
vertebrales en su extensión craneocaudal, ni más del 50% del área transversal. La localización más frecuente de la
mayoría de ellas es a nivel cervical o dorsal superior.
La atrofia medular es un hallazgo relativamente frecuente en las formas progresivas de Esclerosis múltiple. Cuando
aparece es más evidente en el segmento cervical y no se ha visto que guarde relación con el volumen lesional en
T2 ni a nivel cerebral ni medular. Se considera como origen más probable de la atrofia medular a la destrucción
axonal secundaria a la degeneración walleriana.
Figura 50. RM cervical. Secuencias
potenciadas en T2 en planos sagital
(izquierda) y transversal (derecha).
Lesiones desmielinizantes que no
afectan completamente al área
transversal medular, con una extensión
cráneocaudal que no supera los dos
cuerpos vertebrales y sin
características expansivas.
5.6.2 Neuroimagen en la neuromielitis óptica y en el espectro de
enfermedades de la neuromielitis óptica
El actualmente llamado espectro de enfermedades de la neuromielitis óptica se compone de un complejo grupo de
enfermedades inflamatorias desmielinizantes del sistema nervioso central que con frecuencia están asociados a
anticuerpos Ig G anti aquaporina 4.
Las lesiones que muestra la RM en este grupo de enfermedades son muy diferentes a las que hemos visto en la
esclerosis múltiple. Así, localizaciones típicas en la esclerosis múltiple como la proximidad al ventrículo lateral, o la
región yuxtacortical con afectación de las fibras en U son excepcionales en el complejo de la neuromielitis óptica.
Lo más característico en este grupo de enfermedades son las lesiones que se extienden sobre la mitad de la
longitud del nervio óptico o en el quiasma óptico, en la médula dorsal o el área periependimaria del tronco del
encéfalo. En la médula espinal, las lesiones suelen extenderse sobre tres o más cuerpos vertebrales
contiguos (Figura 51).
Figura 51. Extensa lesión espinal en
paciente con neuromielitis óptica.
5.7 Lesiones ocupantes de espacio
Los pacientes con tumores del sistema nervioso central pueden presentar una amplia variedad de sintomatología
neurológica, incluyendo epilepsia, cefalea, alteración del nivel de conciencia o déficit focales.
En el momento actual la técnica de elección para el estudio de tumores cerebrales es la RM cerebral con gadolinio,
de gran sensibilidad tanto para la detección y caracterización de los tumores, como para determinar su progresión.
En ocasiones, sin embargo, no es fácil distinguir las neoplasias de lesiones tumorales no neoplásicas como accesos,
placas desmielinizantes confluentes, etc.
En el estudio de las lesiones ocupantes de espacio, la distinción fundamental inicial es si se trata de una lesión
intraaxial (intraparenquimatosa) o extraaxial (anclada por fuera de la sustancia cerebral; es decir, meníngea, dural,
epidural o intraventricular).
Las lesiones extraaxiales se caracterizan por deformar la sustancia blanca, expandir el espacio
subaracnoideo ipsilateral, provocando en ocasiones cambios óseos reactivos.
En la RM se ve con cierta facilidad el borde de la duramadre determinando en ese caso que la lesión es extraxial.
Las lesiones intraaxiales se caracterizan porque expanden la corteza, no expanden el espacio subaracnoideo, se
extienden a través de límites claramente definidos y se visualizan alrededor de la masa, la duramadre hipointensa y
los vasos sanguíneo de la piamadre.
5.7.1 Tumores extraaxiales
Meningiomas
Los meningiomas son las neoplasias extraaxiales más frecuentes en el cerebro.
Las localizaciones más frecuentes son la duramadre parasagital, las convexidades, el ala del esfenoides, la cisterna
del ángulo pontocerebeloso, el surco olfatorio y el plano esfenoidal, aunque dado que derivan de la cubierta
aracnoidea, pueden aparecer en cualquier lugar en el que exista aracnoides.
En la TC sin contraste (Figura 52), en torno al 60% de los meningiomas son ligeramente hiperdensos en
comparación con el tejido normal. Se pueden observan calcificaciones en el interior de los meningiomas, dado su
crecimiento lento.
La RM ofrece ventajas sobre la TC en la valoración de la extensión del meningioma, la asociación en función de su
localización a invasión o trombosis del sistema venoso. Permite además, de cara a la planificación de una
intervención quirúrgica, valorar la vascularización del tumor, el edema asociado o la extensión al hueso.
Típicamente los meningiomas son isointensos o ligeramente hipointensos respecto de la sustancia gris en las
imágenes potenciadas en T1, e isointensos o hiperintensos respecto de la sustancia gris en las imágenes
potenciadas en T2.
Figura 52. TC cerebral.
Masa extraaxial hiperdensa.
Es típica la captación tras la administración de contraste. En la RM se puede identificar un signo
típico de los meningiomas, la “cola dural”, que es un realce de la duramadre en forma de media
luna que va perdiendo intensidad al alejarse de la lesión.
Figura 53. RM cerebral. Meningioma
con cola dural.
A) Isointenso en secuencia potenciada
en T1.
B) Captación de contraste tras la
administración del mismo.
5.7.2 Tumores intraaxiales
Tumores neuroepiteliales
Tumores astrocíticos
El astrocitoma es la masa primaria intraaxial solitaria más frecuente en los adultos. La Organización
Mundial de la Sálud (OMS) clasifica estos tumores en función de las características histológicas, el aspecto
macroscópico y la neuroimagen: astrocitomas circunscritos (grado I), astrocitomas difusos (grado II), astrocitomas
anaplásicos (grado III) y Glioblastoma multiforme (grado IV)
El astrocitoma pilocítico (grado I), es el tumor más frecuente en la infancia y el tumor cerebeloso más común en la
edad pediátrica. Se trata de una lesión bien diferenciada y de crecimiento lento. En los estudios de neuroimagen
(TC o RM), aparece como un tumor bien delimitado, con captación de contraste, y en ocasiones con un
componente quístico. En la TC, los astrocitomas suelen ser hipodensos antes de la administración de contraste y el
realce que muestran tras su inyección es variable. En la RM cerebral aparecen como masas mal definidas,
hipointensas en secuencias potenciadas en T1 e hiperintensas en secuencias potenciadas en T2 y en FLAIR.
Los astrocitomas difusos (grado II) (Figura 54), aparecen en RM en secuencias potenciadas en T1 como
hipointensos, y son hiperintensos en secuencias potenciadas en T2.
Figura 54. Astrocitoma difuso.
Masa bien delimitada en secuencia
FLAIR, sin captación de contraste.
El Astrocitoma anaplásico (grado III), se suele presentar con unos bordes poco definidos; se trata de un tumor
generalmente rodeado de edema vasogénico. En la TC aparecen como una imagen difusa hipodensa con áreas de
hiperdensidad, que se realza tras la administración de contraste. En la RM se observa una imagen hipointensa en
secuencias potenciadas en T1 e hiperintensa en secuencias potenciadas en T2 con captación de gadolinio.
Finalmente, el glioblastoma multiforme (grado IV) (Figura 55), es el tumor primario del
sistema nervioso central más frecuente y más invasivo en adultos.
En las pruebas de imagen se caracteriza por la presencia de necrosis intratumoral. En RM se presenta como una
lesión hipointensa en T1 con captación de contraste en anillo cerrado en la perifieria, e hiperintensa en secuencias
potenciadas en T2 hiperintesa.
Figura 55. Glioblatoma multiforme.
Realce irregular, con efecto masa con
desplazamiento de estructuras de la
línea media hacia el lado izquierdo.
Tumores oligodendrogliales
Oligodendroglioma
Este tumor generalmente tiene una evolución benigna y se considera como dentro de los astrocitomas del grado II.
El estudio de TC o RM muestra una lesión de aspecto redondeado y homogéneo con capación difusa o lobulada del
contraste y con escaso edema peritumoral. La presencia de calcificaciones visibles en la TC es una característica
neurorradiológica habitual de este tipo de tumor. Pueden presentar realce tras la administración de contraste, así
como hemorragias y lesiones quísticas. En la RM (Figura 56) el tumor es hipointenso en secuencias T1 e
hiperintenso en secuencias T2 y FLAIR, excepto en las zonas calcificadas. Presenta heterogeneidad de la señal. En
la TC las lesiones son hipodensas o isodensas en las imágenes sin contraste. Generalmente los oligodendrogliomas
no producen efecto masa.
Figura 56. Oligodendroglioma. RM
cerebral.
A) En secuencia T1, hipointenso.
B) En secuenci a T2, hiperintenso.
Tumores ependimarios
Ependimomas
Son más frecuentes en niños y en adultos jóvenes, y, como los anteriores, se clasifican dentro del
grado II. Se localizan en el sistema ventricular y en el canal medular; con frecuencia presenta hemorragias y
calcificaciones. En la TC (Figura 57) suelen ser hipodensos o isodensos, mostrando ligero realce tras la
administración de contraste. En la RM (Figura 58) las lesiones son hipointensas en secuencias potenciadas en T1 e
isointensas en secuencias potenciadas en T2, la captación de gadolinio frecuentemente es heterogénea.
Figura 57. Ependimoma.
TC cerebral con contraste. Lesión
captante de contraste.
Figura 58. Ependimoma. RM cerebral.
A) Corte sagital, T1. Hipointensidad heterogenea,
con expansión a través del 4º ventrículo hasta el foramen magnum.
B) Corte axial, FLAIR. Masa hiperintensa.
5.7.3 Metástasis
Se denomina metástasis a la extensión hematógena a distancia de cualquier tipo de tumor. Son
las lesiones ocupantes de espacio más frecuentes en el cerebro de los adultos y representan el
40% de las neoplasias intracraneales.
Los tumores que con más frecuencia producen metástasis cerebrales son pulmón, mama, melanomas, riñón y
tubo digestivo. Suelen ser lesiones bien delimitadas que captan contraste y producen un efecto de masa
moderado. Generalmente se localizan en la frontera entre la sustancia blanca y la gris, que es la zona de mayor
vascularización cerebral (recordemos que se producen por diseminación hematógena.
En la TC sin contraste las metástasis son hipodensas, y en RM potenciado en T1 hipointensas, excepto cuando
tienen componente hemorrágico (más común en metástasis de tumores renales, melanoma, etc.). Producen una
intensidad variable en las secuencias potenciadas en T2 en función de la presencia de hemorragias, de necrosis
intratumoral, de la formación de quistes, del cociente nuclear/citoplásmico elevado del contenido paramagnético.
Captan contraste en un grado variable. Con frecuencia el edema que presentan es desproporcionado para el
tamaño de la metástasis.
Figura 59. Metástasis cerebral.
Ejercicios de autoevaluación
1. ¿Cuál de las siguientes sustancias darán lugar en un estudio TC cerebral a una imagen
hiperdensa?
a) Líquido cefalorraquídeo
b) Hematoma cerebral
c) Infarto cerebral
d) Grasa
2. ¿Cuál de las siguientes tecnologías TC se considera más moderna?
a) Tomografía
b) Axiales
c) Helicoidales
d) Volumétricos
3. En una de las siguientes situaciones clínicas es especialmente importante disponer de un TC
perfusión
a) Posibilidad de estenosis de la arteria carótida interna
b) Evaluación de una malformación arteriovenosa
c) Fase aguda de un ictus isquémico
d) Cálculo de volumen de una hidrocefalia
4. ¿En qué se basa la secuencia de RM potenciada en T1?
a) Excitación spinambiente
b) Excitación spinspin
c) Relajación spinambiente
d) Relajación spinspin
5. Una de las siguientes no se considera una secuencia Spineco en RM
a) T1
b) T2
c) Densidad protónica
d) Difusión
6. En una de las siguientes secuencias de RM se aprecia especialmente bien el edema
a) T1
b) T2
c) Densidad protónica
d) Difusión
7. Una de las siguientes secuencias de RM es especialmente útil para la detección de
hemorragia
a) T1
b) T2
c) Eco de Gradiente
d) Difusión
8. Una de las siguientes secuencias de RM permite anular la señal de algún tejido concreto
a) T1
b) Inversión recuperación
c) Eco de Gradiente
d) Difusión
9. Una de las siguientes secuencias de RM es especialmente útil en la detección de isquemia
aguda
a) T1
b) Inversión recuperación
c) Eco de Gradiente
d) Difusión
10. ¿De qué depende que una lesión cerebral capte contraste en un TC?
a) Del tamaño
b) De que se trate de una lesión isquémica
c) De la alteración de la barrera hematoencefálica
d) De que la lesión sea supra o infratentorial
11. ¿El fallo de cuál de los siguientes órganos debería preocuparnos más al utilizar contrastes
yodados?
a) Riñones
b) Pulmón
c) Corazón
d) Hígado
12. ¿Cuál es el medio de contraste más habitualmente utilizado en RM?
a) Sales de Iodo
b) Gadolinio
c) Tecnecio
d) Galio
13. En una de estas situaciones se contraindica la utilización de gadolinio
a) Insuficiencia renal ligeramoderada
b) Asma
c) Cardiopatía isquémica severa
d) Niños menores de 1 año
14. ¿Qué prueba de imagen estaría indicada para tener una visión sagital del cuerpo calloso?
a) TC
b) Angio TC
c) RM
d) Angio RM
15. ¿Para qué se utiliza la escala ASPECTS?
a) Para cuantificar los cambios isquémicos precoces en la circulación anterior
b) Para determinar el riesgo de sangrado de una malformación arteriovenosa
c) Para calcular la extensión de una zona epileptógena
d) Para calcular la penumbra isquémica en un TC perfusión
16. ¿Qué significa el concepto “core” en un estudio TC multimodal?
a) Área de penumbra isquémica
b) Área de funcionamiento de circulación colateral
c) Vaso sanguíneo inmediatamente anterior a un trombo oclusivo
d) Tejido cerebral dañado de forma irreversible
17. Queremos ver un posible sangrado intracerebral de pequeño tamaño; ¿qué podemos hacer?
a) Buscar el signo del “spotsign” en un TC con contraste
b) Buscar el signo del “sporsign” en una RM con contraste
c) Realizar una RM secuencia GRE
d) Realizar un TC perfusión
18. Una de las siguientes localizaciones es típica de las hemorragias cerebrales relacionadas
con la angiopatía amiloide
a) Córticosubcortical
b) Subaracnoidea
c) Tálamo
d) Tronco del encéfalo
19. El edema típico de un infarto cerebral será
a) Citotóxico
b) Vasogénico
c) Intersticial
d) Hidrocefalia
20. Uno de los siguientes no es un síntoma presente en la tríada de Hakim, clásica de la
hidrocefalia normotensiva
a) Deterioro cognitivo
b) Cefalea relacionada con el ortostatismo
c) Alteración de la marcha
d) Incontinencia esfinteriana
21. ¿Cuál es la localización típica de la atrofia en las fases iniciales de una enfermedad de
Alzheimer?
a) Lóbulo frontal
b) Lóbulo occipital
c) Lóbulo temporal
d) Cerebelo
22. Sobre las placas de Esclerosis Múltiple en RM una de las siguientes afirmaciones es falsa
a) Son hiperintensas en T2
b) Las de localización periventricular son ovoideas y su eje mayor es perpendicular a las paredes
ventriculares
c) Pueden verse lesiones hipointensas en secuencias ponderadas en T1
d) El cuerpo calloso es una localización excepcional e inespecífica de placas en la Esclerosis Múltiple
23. Es típico encontrar en una RM de un paciente con Neuromielitis óptica
a) Lesiones periventriculares
b) Lesiones yuxtacorticales
c) Lesiones medulares que se extienden sobre 3 o más cuerpos vertebrales continuos
d) Lesiones medulares limitadas a 1 cuerpo vertebral
24. Acerca de los tumores llamados meningiomas una de las siguientes afirmaciones es falsa
a) Como se trata de lesiones de crecimiento lento puede haber calcificaciones en su interior
b) Se trata de tumores intraaxiales
c) Derivan de la aracnoides
d) Típicamente captan contraste en pruebas de imagen
25. Respecto a las metástasis
a) Consisten en la diseminación linfática de un tumor
b) Se localizan sobre todo en la sustancia blanca profunda
c) No tienen generalmente edema alrededor
d) En un TC sin contraste suelen ser lesiones hipodensas
ENVIAR RESPUESTAS
Anexos
• Resumen
• Bibliografía
Resumen
El TC ha experimentado una evolución técnica considerable
en los últimos años; a sus indicaciones habituales se suma
la posibilidad, mediante la angiografíaTC y el TC perfusión,
de evaluar de forma eficaz el ictus isquémico agudo.
La RM es una técnica de gran complejidad, más difícil de
realizar y más costosa que el TC, pero de gran valor en el
estudio de muchas enfermedades neurológicas. Ofrece la
posibilidad de estudiar cortes no sólo axiales como el TC,
sino también coronales y sagitales. Sus variantes (T1, T2,
Eco de gradiente, Difusión) permiten plantear de forma muy diferenciada la interpretación de sus imágenes en
función de lo que el clínico necesite conocer.
Además de ofrecer conocimientos básicos que permiten entender los fundamentos de la neuroimagen estructural,
nos hemos basado en ellos para revisar los principales hallazgos e indicaciones de TC y RM en ictus isquémico o
hemorrágico, hidrocefalia, enfermedades desmielinizantes, enfermedades neurodegenerativas o tumores
intracraneales.
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