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227192. . Tribunales Colegiados de Circuito. Octava Época. Semanario Judicial de la Federación.

Tomo IV, Segunda Parte-1, Julio-Diciembre de 1989, Pág. 370.

PLAZO PARA INICIAR UN PROCESO JUDICIAL. NO ES UN TERMINO PROCESAL.


Los plazos que concede la ley para poder iniciar un proceso o procedimiento, ya sea con el
ejercicio de la acción o mediante el acto necesario para ese efecto, no quedan comprendidos
dentro de la regulación que fijan los ordenamientos jurídicos correspondientes a los llamados
términos procesales, toda vez que estos sólo se dan dentro de un procedimiento jurisdiccional
ya instaurado, en cualquiera de sus fases, y son los espacios temporales o medidas
cronológicas que otorga la ley, y que determina un juez conforme a sus atribuciones, o
emanan de una convención entre partes --cuando así lo admite el sistema legal --para el
ejercicio de un derecho, la realización de una actuación, el cumplimiento de una resolución,
el acatamiento de un proveído, la satisfacción de un requerimiento o prevención, la
cumplimentación de un mandamiento, el surgimiento de una consecuencia de derecho,
etcétera; lo cual significa que para poder calificar como procesal un plazo se requiere como
presupuesto o requisito sine qua non la existencia de un procedimiento y que los efectos de
tal categoría temporal se den precisamente dentro de dicho procedimiento; y este supuesto no
ocurre en la hipótesis que nos ocupa, al tratarse precisamente del tiempo que se confiere para
realizar el acto provocador de la apertura de un juicio. El legislador acogió tales elementos de
definición en el Código de Comercio, según se desprende del contenido de los artículo 1075 a
1079 de dicho ordenamiento, toda vez que en el primero, al precisar cuándo comienzan a
correr los términos judiciales y cuándo concluyen, se parte de la existencia de un
emplazamiento, citación o notificación, actuaciones que se dan dentro de un procedimiento
judicial instaurado; el segundo, hace referencia indudablemente a actuaciones que se
practican dentro de un proceso, según se desprende fácilmente de su lectura, y aunque en su
fracción I habla del término para comparecer a juicio, es inconcuso que se refiere al que tiene
el demandado o a un tercero llamado para presentarse a un procedimiento previamente
iniciado, y no al tiempo que tuvo el actor para entablar la demanda; el tercero determina que
una vez transcurridos los términos judiciales y sus prórrogas, basta una rebeldía para que el
juicio siga su curso, quedando patente la existencia del juicio para que se dé esa hipótesis; y
el último, también alude a situaciones que se dan únicamente dentro de un procedimiento
judicial.

CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.

Amparo directo 2549/89. Augusto Emilio Rivera Castellanos. 14 de julio de 1989.


Unanimidad de votos. Ponente: Leonel Castillo González.

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