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QUÉ SE ENTIENDE POR PEDAGOGÍA CRITICA

FABIOLA MURCIA JIMENEZ


Estudiante

CARLOS BOLÍVAR BONILLA BAQUERO


Docente

UNIVERSIDAD SURCOLOMBIANA
FACULTAD DE EDUCACIÓN
MAESTRÍA EN EDUCACION
COHORTE XVII
NEIVA, HUILA.
AGOSTO 2019
QUÉ SE ENTIENDE POR PEDAGOGÍA CRITICA
Por eso, sin tardanza, señálase la necesidad de una
permanente actitud crítica, único medio por el cual
el hombre realizará su vocación natural de
integrarse.

Paulo Freire

Hablar de pedagogía crítica (PC), sin duda obliga asumir una mirada amplia sobre el
proceso histórico, social, cultural y político que ha tenido el acto de enseñanza-aprendizaje en
cada época del desarrollo humano. Por ello, son muchos los pensadores y autores que han aportado
al fortalecimiento de ellas (pues son muchas), en tota la evolución del pensamiento del hombre.
Para este documento se tratará de sinterizar una idea personal sobre este tema, sin embargo se
tendrá presente en primer plano los postulados de Paulo Freire como principal exponente de la PC
en Latinoamérica, así como el pensamiento del maestro Simón Rodríguez, entre otros.
En tal sentido, apremia hoy, entender el importante papel de las PC en la de-construcción
de conceptos, mitos y relaciones fundados para mantener la opresión, la alienación y la
deshumanización que se ha perpetuado por siglos, sustentado ello en una educación bancaria,
apropiada para la clase dominante, basada en la narrativa, que desfigura la realidad, impidiendo la
creatividad y definida por el librepensador Freire (1969), como si fuera un acto de donación de
“sabios” hacia los ignorantes. (p. 52).
En atención a lo anterior, las PC o pedagogías emergentes, surgen como respuesta a una
constante búsqueda del ser humano por encontrar nuevas formas de comprender el contexto socio-
político que apabulla y oprime, para lograr trascender a través de nuevas opciones de prácticas
pedagógicas, hacia una educación liberadora. Para que siendo protagonistas los actores
(comunidad educativa) de este proceso y no meros espectadores, se logre construir un mundo
donde prevalezca la justicia social. (Ocampo, 2008). Dicha construcción, sobre la edificación del
hombre librepensador, que se erige como ser íntegro, levantándose sobre su propia desesperanza
para recobrar su dignidad despojada, su voz acallada, liberándose de las cadenas que le oprimen.
En tal sentido, el ideal pedagógico nace en el contexto de cada momento histórico, y
cambiaría según los propósitos de la clase al poder. Por ello, al caracterizar las PC, Bonilla (2015),
plantea un conjunto de postulados retomando a Kincheloe (2008) para definirlas, pero que sin ser
inamovibles, requieren por el contrario ser reinventados y reformulados continuamente para de
esta manera, comprender desde la educación los siguientes aspectos:
las relaciones de poder que generan injusticia social; la emancipación como opción
colectiva para una vida en justicia; la comprensión de la ideología y la hegemonía opresora que
desenmascara al opresor legitimador de su actuar; así como la reconceptualización de significantes
y significados (pues el discurso lingüístico, según quien lo utiliza, oprime y emancipa); el
cuestionamiento a la hiperrazón pasiva, frente a la opción de siempre estar preguntando el por qué
de la realidad; el aquí y el ahora, como posibilidad de liberación que alivie la opresión, entre otros
elementos igualmente importantes como el rechazo a reducir toda la vida humana el aspecto
económico (determinismo económico); el rechazo a una cultura universal globalizadora que
transmite intereses de dominación y alienación; la comprensión de la realidad en que se nace, se
vive y se muere (hermenéutica crítica); son entre otros, postulados caracterizadores de las PC que
se hace necesario analizar y comprender.
El movimiento de educación de base, desarrollado por Freire (1969), principal exponente
de las PC en América Latina y valoradas universalmente, tuvo como objeto central la
concientización al oprimido, mediante la educación. Concebida dicha educación de carácter
fundamentalmente política y de crítica a la realidad, para instaurar una educación popular al
servicio de las clases explotadas, alienadas y oprimidas, que permitiera finalmente liberarse de sus
opresores, sobrepasando la educación bancaria, que impedía el surgimiento de hombres nuevos,
con capacidad para crear un orden social que no se sustentara en la opresión y explotación de unos
hacia otros. (Ocampo, 2007).
De allí la necesidad al abordar la PC, de deshilar ese entretejido ideológico, socio-político
y cultural que permea todas las acciones del hombre en su devenir cotidiano, incluyendo la
educación que recibe, para dilucidar primeramente, al servicio de qué intereses ha funcionado el
hecho educativo y el papel cumplido en el sostenimiento del orden establecido; y segundo, lograr
comprender los fundamentos de una propuesta estructural, integradora y liberadora que resuelva
el tema de la educación, como elemento fundamental para el desarrollo de un pensamiento crítico,
que permita a las clases sociales oprimidas y colonizadas, alcanzar una verdadera emancipación,
tanto de la dominación económica, política, social como de la ideológica; que legitima como única
verdad la práctica de la dominación.
Consecuentemente, han sido fundamentales las PC para desenmascarar esta dominación
y opresión aceptada pasivamente por una gran sociedad alienada, que sucumbe ante ideales
clasistas y discriminatorios manejados suavemente mediante discursos falaces en los medios de
comunicación; perpetuando así la opresión e impidiendo una educación para la crítica, la creación
y la libertad, que reivindique al hombre objeto y lo transforme en hombre sujeto, liberándole de
ese modo “oprimido” hacia un estado de actor y autor de su propio destino. (Freire, 1970).
Por eso, es determinante para entender las PC, ubicarlas dentro de un contexto y un saber
que incluye no sólo el convencional, sino el saber popular, étnico y cultural; además de un tiempo
y unos fines de las prácticas pedagógicas. Puesto que dicha práctica tiene sentido si se circunscribe
dentro de una vivencia social objetiva e intencionada sobre la base de los significados, las
percepciones, visiones del mundo y concepciones de la realidad y las acciones de los actores
implicados en el proceso educativo de manera dinámica y comprometida. (Ortega, 2015, 29 citando
a Fierro y otros, 1999).
Las PC por tanto cumplen un papel desestabilizador de lo establecido, en tanto que
fortalecen una nueva forma de pensar, capaz de comprender y criticar los intereses mezquinos,
avaros y deshumanizantes que impone el sistema opresor, para presentar un proyecto de educación
que cultive el pensamiento, la vida, la libertad y la libre expresión, en un proceso envolvente que
contagia e invita a un despertar. Por ello las PC, están en constante reconstrucción y movimiento,
y es el contexto quien define principalmente las acciones a desarrollar para lograr la emancipación
con que sueñan los oprimidos.
Freire (1969) como se dijo principal proponente de las PC, considera que se requiere de
una educación que “libere de la alienación y se constituya en una fuerza para el cambio y la
libertad.” (p. 26)1. Por eso al abordar este tema, se hace necesario volver sobre una discusión que
siempre ha estado presente en todas las épocas, incluso desde la independencia americana: qué
tipo de educación se debiera impartir a la sociedad. Se llegó a considerar incluso que la plebe, era
incapaz de comprender la complejidad de las ciencias, la filosofía y el arte, habilidad exclusiva de
la clase dominante, preparada para gobernar. (García del Río, 1829, citado por Ortega, 2011).
En contraposición a este ideario, el gran pensador y educador Simón Rodríguez (maestro
de S. Bolívar), consideró en su momento, que el papel de la educación popular era precisamente
fundamentar “una ciudadanía política, activa y creativa, capaz de realizar el proyecto republicano”
(Ortega, 2011, 32), sentando así las bases de las PC en América Latina. En consecuencia, basados
en los principios de la República y los derechos del hombre, logró materializarse dicho proyecto,

1
Freire en La Educación como Práctica de la Libertad, va más allá al plantear el papel de la educación desde dos
perspectivas: “para la domesticación alienada o para la libertad” (p. 26), siendo la concienciación el camino para la
restauración de personas sujetos.
mediante el ofrecimiento de educación pública y gratuita en esa época, a grandes masas. Se
entendió que era menesteroso la consolidación de instituciones educativas, que garantizaran los
fundamentos del saber, sin los cuales, no era posible un proyecto de nación, que luchaba por
consolidarse. (Bushnell, 1985, 224, citado por Ortega, 2011, 32). Más adelante, se implementaría
el sistema lancasteriano que respondía a las necesidades de ese momento, ante la falta de maestros,
escuelas y recursos económicos, y que se constituyó en el pilar sobre el cual se creía, iba a lograrse
el ideal independentista, la conformación de una nación fuerte y vigorosa sobre la base de hombres
instruidos. (García Benavente, 2015, 52)
En tal sentido, y para que las PC logren su cometido, se hace necesario que todos “los
oprimidos” (término acuñado por Freire, para referirse a aquellos que han sido despojados de su
humanidad y convertidos en objeto)2, arrebaten si es posible el derecho a una educación para la
liberación; tarea de gran envergadura, que exige la concienciación de las clases trabajadoras y más
oprimidas. Teniendo presente que esto implica un gran reto, dado que el establecimiento echaría
mano de toda su fuerza y poder, para devastar cualquier propósito que vaya en contravía de sus
intereses, pues sería considerado subversivo todo intento de invertir el orden.
Sin embargo, es la educación basado en la autorreflexión como expresión de las PC, que
conducirá a una toma de conciencia sobre la real vocación de la persona, como ser humano
despojado de su humanización, siendo decisión ineludible luchar por recuperar su dignidad
arrebatada por la injusticia, la dominación y la violencia, para reconstruir un nuevo camino que no
se revierta sobre sí, convirtiendo a oprimidos en opresores, sino que libere a todos, instaurándose
un nuevo orden basado en el respeto a los derechos. Además, para que la escuela, nunca sustente
la ideología de la opresión, alienación y colonización, sino que por el contrario sea la forjadora de
pensamientos de avanzada, justicia social e igualdad entre todos los hombres. Este es el fundamento
de las Pedagogías Críticas, que están en la misma dirección de las palabras del maestro Simón
Rodríguez, citado por Dussel (1990), cuando asevera sabia y proféticamente con relación a
Latinoamérica “es original —originales han de ser sus Instituciones y su Gobierno— y originales
los medios de fundar uno y otro. O inventamos o erramos”. (p. 21)

2
Freire en Pedagogía del Oprimido, considera que la vocación de los hombres, negada hoy por la opresión, la
injusticia y la violencia conmina a los Oprimidos a luchar por su humanidad despojada, sin convertirse en opresores
de los opresores. (p. 41)
CONCLUSIONES

1. La Pedagogía crítica, son prácticas educativas que desarrollan en los seres humanos el
pensamiento crítico, la reflexión, la comprensión de la realidad, y la emancipación, en
contraposición a otras formas educativas que sostienen la opresión y una pasividad
alienante en las masas y sostienen un orden de explotación e injusticia.

2. Las PC, contribuyen para que las personas objetos se transformen en personas sujetos,
mediante la adquisición de argumentos válidos a través del discurso lingüístico, logrando
un desmonte de la práctica de la dominación e instaurar una práctica de la libertad y
construir así un mundo con nuevas posibilidades donde no haya oprimidos ni opresores,
sino hombres que ejercen en toda la plenitud su dignidad humana.

3. Las PC tienen como tarea fundamental instaurar una educación liberadora, que elimine la
ideología de opresión que aplasta y asfixia a los oprimidos, transformándolos en hombres
nuevos capaces de construir sus propios destinos.

4. Ante la consolidación de un nuevo orden social, político y económico, son las PC


protagonistas en estos procesos de cambios urgentes, en cuanto a que dan apertura a otra
opción de educación; una educación para la práctica de la libertad, emancipadora,
desalienadora y que consolida personas sujetos de derechos, capaces de construir nuevas
opciones por fuera de la opción opresión como única oportunidad.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

DUSSEL, E. (1990). Sociedades Americanas. Simón Rodríguez. Recuperado de:


https://enriquedussel.com/txt/Textos_200_Obras/Pensadores_emancipacion/Sociedades_america
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https://www.textosenlinea.com.ar/academicos/Freire%20-
%20La%20educacion%20como%20practica%20de%20la%20libertad.pdf

FREIRE, P. (1.970). Pedagogía del Oprimido. Recuperado de:


http://www.servicioskoinonia.org/biblioteca/general/FreirePedagogiadelOprimido.pdf

GARCÍA, Benavente. J. F., (2015). La escuela Lancasteriana en México y en América Latina como
solución del estado liberal ante el vacío dejado por la Iglesia. Recuperado de:
https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/6259857.pdf

OCAMPO LÓPEZ, Javier. (2008). Paulo Freire y la pedagogía del oprimido. Revista Historia de
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Colombia, RUDECOLOMBIA, pp. 57-72

OCAMPO López, J. (2.007). Simón Rodríguez, el maestro del libertador. Revista Historia de la
Educación Latinoamericana [en línea] [Fecha de consulta: 8 de agosto de 2019] Disponible
en:<http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=86900904> ISSN 0122-7238

ORTEGA, F., A. (2011). Tomen lo bueno, dejen lo malo: Simón Rodríguez y la educación popular.
Revista de Estudios Sociales [En línea], [consultado el 08 agosto 2019.] Recuperado de:
http://journals.openedition.org/revestudsoc/11451

ORTEGA, V. P. (2015). La Pedagogía Crítica: Reflexiones en torno a sus prácticas y sus desafíos.
Recuperado de:
https://www.google.com/search?q=QUE+SON+LAS+PEDAGOG%C3%8DAS+CRITICAS&oq
=QUE+SON+LAS+&aqs=chrome.0.69i59j69i57j0l4.4024j0j8&sourceid=chrome&ie=UTF-8

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