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(Jn.8:31-32)
“Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis
en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;
Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.”
En los (Vs.1-2). Notemos bien lo que dice María Magdalena a los discípulos: “…Se
han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde lo han puesto.”
El segundo mensaje es una buena noticia que dice: “el Señor ha resucitado”. Es un
mensaje positivo, es un mensaje que conforta, que produce gozo, que devuelve la
esperanza y que aclara las cosas en cuanto a Jesús.
En los (Vs.6-7). Vieron los lienzos y el sudario, con que le habían cubierto la cabeza a
Jesús, enrollado aparte, y tenían mucha tristeza en sus corazones. Ahora no
solamente María Magdalena tiene este mensaje: “se han robado el cuerpo del Señor”,
sino que Pedro y Juan también lo tienen, de modo que van y lo cuentan a los otros
discípulos, en los (Vs.8-10). Notemos bien que el primer mensaje lo creen los que no
han entendido la Escritura. Creyeron el primer mensaje: “Definitivamente se han
robado el cuerpo del Señor y el sepulcro está vacío, y no sabemos qué hacer”. Lo que
produce este primer mensaje es un desastre total. Alguno dirá: “Hasta aquí llegamos,
ahora sí se acabó esto…”
Y ese mensaje negativo se fue regando, esa mala noticia, esa noticia triste corrió de
voz a voz, de persona a persona. Y alguno podría decir: “El cristianismo ha terminado
con el fracaso más espantoso, el Cristo murió vergonzosamente en una cruz en el
Calvario, en la peor condición y lo sepultaron y su cuerpo se lo robaron”.
Y resulta que ese primer mensaje llegó a ser hasta acomodado por los principales
sacerdotes de los judíos, según (Mt.27:62-66; 28:11-15). Y los judíos incrédulos han
creído el primer mensaje hasta hoy: “Decid vosotros: Sus discípulos vinieron de
noche, y lo hurtaron, estando nosotros dormidos.” “…Y este dicho se ha divulgado
entre los judíos hasta el día de hoy”. El primer mensaje lo creen los incrédulos, los que
no quieren nada con Jesús y los, que no entienden la Escritura.
Y en los (Vs.14-15). Ahora Jesús mismo se le apareció a María Magdalena; pero ella
no sabía que era Jesús y Jesús le hizo la misma pregunta: “Mujer, ¿Por qué lloras?
¿A quién buscas?”; pero María Magdalena lo confundió con el jardinero que cuidaba
el huerto donde había sido puesto Jesús. María le dijo: “Si tú te has llevado el cuerpo
de mi Señor, porque pensabas que iba a dar mal olor a tu jardín, dime dónde lo has
puesto, y yo lo llevaré.”
Las ovejas del Señor Jesús no oyen la voz de lo extraños, ellas oyen la voz de Jesús,
el Buen Pastor, y le conocen y le siguen. Así que la verdadera oveja del Señor oye la
voz de Jesús, conoce la voz de Jesús y le sigue, así esté en medio de la confusión
más grande, conoce y distingue la voz de su pastor.
Y María Magdalena estaba frente al Buen Pastor y no se había dado cuenta, es sólo
cuando Él la llama: “¡María!” No dijo nada más, sólo pronunció su nombre: “¡María!” Y
cuando ella oye esa voz, se le abren los ojos y el entendimiento y sus oídos distinguen
esa voz: “¡Esa voz yo la conozco! Yo he oído esa voz en otras ocasiones, esa voz me
es muy familiar. Sí esa voz es inconfundible, ¡esa es la voz de mi Pastor! Esa es la
voz de mi Maestro, esa es la voz de mi Señor que me sacó siete demonios y me dio
libertad, esa es la voz de mi amado que me llama. ¡Esa es!”
¿HAY AQUÍ ALGUNA OVEJA QUE TODAVÍA OYE LA VOZ DEL PASTOR?
Hoy todavía Jesús el buen pastor sigue hablando y sigue llamando a sus ovejas por
su nombre y Él dice: “También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas
también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.” (Jn.10:16).
Jesús el Buen Pastor todavía nos llama por el nombre, porque este Buen Pastor
entregó toda su vida por nosotros en la cruz del Calvario, Él murió y fue sepultado;
pero al tercer día Él se levantó victorioso de entre los muertos y he aquí que, Él vive y
permanece para siempre. ¡Aleluya! No se han robado el cuerpo del Señor.
Y hay algo muy interesante, acerca de Cristo Jesús, como el Buen Pastor, en el libro
de los salmos, y es que, el (Sal.22:1-31). Habla de la muerte de Jesús, el Buen
Pastor, dando su vida por sus ovejas. El (Sal.23:1-6). Habla de la resurrección de
Jesús, el Buen Pastor, resucitado cuidando sus ovejas. Y el (Sal.24:1-10). Habla de
Jesús, el Buen Pastor, viniendo por segunda vez, para reinar con sus ovejas mil años
sobre la tierra. Esto es glorioso. ¡Gloria a Dios! ¿CUÁNTOS PUEDEN OÍR LA VOZ
DEL BUEN PASTOR?
Entonces el primer mensaje dice: “Se han robado el cuerpo del Señor”; pero eso es
mentira. El primer mensaje es mentira. El segundo mensaje es verdad, y la verdad es
que nadie se ha robado el cuerpo del Señor, sino que el Señor ha resucitado de entre
los muertos y está vivo. ¿CUÁNTOS SABEN QUE JESÚS VIVE?
La muerte sí intentó robarse el cuerpo del Señor; pero no pudo. El sepulcro sí intentó
ocultar el cuerpo del Señor; pero no pudo ocultarlo más de setenta y dos horas. El
Hades, el lugar a donde van los muertos, sí intentó retener al Señor; pero no pudo
retenerlo más. Sabe que sí era posible que el Señor muriera; lo imposible era que se
quedara muerto para siempre, vea lo que está escrito en (Hch.2:22-36).
Así que el cuerpo del Señor no está en la casa de algún hombre o en algún museo
donde guardan cuerpos embalsamados… El cuerpo del Señor está en el cielo
resucitado y glorificado sentado en la silla del universo, (Col.2:8-10).
ANÉCDOTA:
“Les tengo una buena noticia, y es que el cuerpo del Señor no se lo han robado; sino
que el Señor ha resucitado, y Él se me ha aparecido y ha hablado conmigo, yo lo he
visto, el Señor vive, el Señor vive. Y me ha enviado para darles esta buena noticia.”
Y las otras mujeres, compañeras de María Magdalena también fueron donde los
discípulos del Señor y podían decir: “Cuando nostras fuimos al sepulcro, para ungir
con especias aromáticas el cuerpo del Señor, no encontramos su cuerpo; pero nos
recibió una delegación del cielo, una embajada celestial; se nos aparecieron dos
ángeles resplandecientes, los cuales nos dijeron: “¿Por qué buscáis entre los muertos
al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado.” (Lc.24:1-10).
Por esto el segundo mensaje es celestial, el segundo mensaje es del cielo. El primer
mensaje es de la tierra, es terrenal.
El primer mensaje es producto de la imaginación y de la deducción de María
Magdalena; como ella no encontró el cuerpo del Señor, ella dedujo, ella se imaginó
que se habían robado el cuerpo del Señor. También el primer mensaje es producto del
engaño de los principales sacerdotes y de los gobernantes de los judíos, que no
creían en la resurrección del Señor Jesús. Pero el segundo mensaje es el resultado
de la obra gloriosa de Cristo Jesús en el Calvario, el segundo mensaje proviene del
corazón de Dios, sale de la boca de Dios.
Así que ya no hay que buscar más a Jesús entre los muertos. Pero hay mucha gente,
hay millones que todavía están buscando a Jesús entre los muertos, porque no han
creído o no les ha llegado el segundo mensaje.
La Biblia habla de María, la madre de Jesús, como quien necesitó salvación, así lo
declaró ella misma: “Entonces María dijo: Engrandece mi alma al Señor; y mi espíritu
se regocija en Dios mi Salvador.” (Lc.1:46-47).
Así que María, la madre de Jesús, no puede salvar a nadie, porque María está
muerta, esperando la resurrección de los justos. El único que puede salvar y perdonar
pecados es el Señor Jesús, como está escrito, en (Hch.4:11-12).
Jesús no necesita una supuesta ayuda para salvar a un pecador, Él puede salvar
completamente solo, como está escrito, en (1Ti.2:5-6). Jesucristo es el Dios
Todopoderoso, Él es el gran Salvador, Él me salvó a mí y prueba de que está vivo es
que Él me perdonó todos los pecados y me dio su Espíritu Santo. Y Él puede salvarte
a ti sin la ayuda de nadie. ¡Aleluya!
El primer mensaje viene del médico y dice: “Usted está muy enfermo, usted tiene una
enfermedad muy avanzada, ya no hay nada que hacer por usted…”
Pero el segundo mensaje es del Señor y dice: “Yo soy tu Sanador… Al que cree, todo
le es posible… Porque para Dios no hay nada imposible.”
El primer mensaje es de desesperanza y dice: “Lázaro está muerto, hiede ya, porque
es de cuatro días y está podrido en su sepulcro”.
Pero el segundo mensaje es de esperanza y dice: “Yo soy la resurrección y la vida; el
que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no
morirá eternamente. ¿Crees esto?... ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de
Dios? ¡Lázaro, ven fuera! Y el que había muerto… Resucitó…”
El primer mensaje viene del diablo y dice: “Tú ya fracasaste una vez, espiritualmente
estás acabado, y ya no te puedes volver a levantar; ya te tienes que resignar a ser un
pobre perdedor y a arrastrarte como un vil gusano. Tú ya no vales nada, tú ya no
tienes esperanza porque estás acabado.”
Pero el segundo mensaje viene de Jesucristo y dice: “Venid a mí todos los que estáis
trabajos y cargados, y yo os haré descansar… No quebraré la caña cascada… Ni
apagaré el pábilo que humea… Al que a mí viene yo no le echo fuera.”
El primer mensaje es una amenaza y dice: “Si sigues en ese evangelio te dejo, no te
vuelvo a hablar. Si sigues predicando ese evangelio te mato.”
Pero el segundo mensaje es de protección y dice: “No temas, porque yo te redimí; mío
eres tú. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te
anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti, porque
yo soy tu Dios, yo soy tu Salvador… No te dejaré ni te desampararé.”
El primer mensaje es de desánimo y es del diablo y dice: “Tú no eres capaz de vivir
esa vida cristiana, pues, ese evangelio es hasta bonito; pero tú no puedes vivir esa
vida”.
Usted no se derrumbe por lo doloroso, por lo triste que sea el primer mensaje, porque
el Señor Jesús tiene un mejor mensaje. El mensaje de Jesús es mejor que el primer
mensaje.
El primer mensaje se basa en la historia clínica y dice: “Su abuelo, su papá, su tío se
murieron de esto y de esto… y usted se va a morir de lo mismo”.
Pero el segundo mensaje va por encima de la historia clínica, Jesús dice: “¿Quieres
ser sano? ¡Levántate y anda!” Y la enfermedad se va. El Señor Jesús tiene poder para
cambiar la historia de tu vida. Tus malas herencias el Señor Jesús las puede romper
ahora mismo.
El primer mensaje es de la gente, es de los hombres y dice: “Tú hija ha muerto, ¿Para
qué molestas más al Maestro? No molestes más al Maestro”.
Pero el segundo mensaje es de Jesús y dice: “No temas, cree solamente.” Y Jesús
resucitó a aquella niña y se la devolvió a sus padres.
El Señor Jesús extiende su mano para hacer milagros, señales, maravillas y prodigios
asombrosos. Lo único que tienes que hacer es creer al segundo mensaje, al mensaje
de Jesús. Si crees vas a ver la gloria de Dios aquí. (Ro.1:16-17).
El primer mensaje viene de la religión y habla de la trinidad y dice: “son tres personas
distintas: Padre, Hijo y Espíritu Santo; y un solo Dios verdadero.”