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“ANALISIS DE UN CONFLICTO”
ESTUDIANTES
LILIANA PATRICIA ROMERO
PAULA ANDREA POLO POSADA
MAIRA ALEJANDRA PINEDA GONZALES
LUCY CONSTANZA RIVERA JIMENEZ
TUTOR:
GINA PATRICIA CLEVES SUAZA
NRC: 6638
Tal como inicia el modulo leído y referenciado para el desarrollo de esta actividad,
“el conflicto es un fenómeno natural que está presente en toda sociedad. Pensar
en el conflicto social, es pensar en un hecho social, inherente a la vida colectiva.”
(Carreño, 2013) Bajo esta perspectiva y para salir del cliché del conflicto en
Colombia con los grupos insurgentes (FARC, EPL, ELN, BACRIM, etc.), el equipo
de trabajo decidió analizar en esta oportunidad el conflicto que aun mantiene
enfrentados a los indígenas NASA y los campesinos afrodescendientes, dada la
restitución de un predio que les fue entregado a los primeros dentro del marco de
la Ley de Restitución de Tierras.
El litigio por la tierra en el Cauca entre las comunidades negras y las indígenas se
remonta al siglo XIX. Los afros acreditan la propiedad de esas tierras con
nombres, apellidos y resquebrajados títulos de propiedad, que nunca fueron
respetados. Una de esas propiedades es la finca San Rafael, de 517 hectáreas,
ubicada en la comunidad de Mazamorrero, municipio de Buenos Aires. Según las
comunidades afro esas tierras pertenecieron a sus antepasados a quienes se las
arrebataron terratenientes de la zona sin pagarles un solo peso, los
antepenúltimos dueños con escrituras legalizadas fue una familia Cabrera de
Popayán.
Estas personas permitieron a unas 1.200 familias campesinas utilizar la finca para
sacar leña, llevar los animales y desarrollar proyectos agrícolas cuyos frutos se
venden en supermercados de Cali, Bogotá y otros pueblos del suroccidente del
país. Los campesinos crearon la Asociación Regional para el Desarrollo
Campesino Norte-caucano (ARDECANC) para que los representara en sus
negocios.
En diciembre de 2007, el ministro del Interior Holguín Sardi, a través de su
Viceministra María Isabel Nieto, entrego a los indígenas Nasa la finca de San
Rafael, como parte de los acuerdos por la Masacre del Nilo ocurrida en noviembre
de 1991 y en la que 20 indígenas fueron asesinados.
Desde esta situación pasaron dos gobiernos (URIBE Y SANTOS) sin que se
obtuviera una solución al conflicto, que estallo en la tarde del domingo 22 mayo,
cuando se enfrentaron campesinos afrodescendientes con los indígenas en San
Rafael, porque la vaca de los campesinos negros había sido abusivamente
sacrificada por los indígenas. La confrontación dejo un saldo de 15 personas
heridas, algunas de ellas de gravedad, y un indígena caucano muerto, de escasos
17 años.
El 1 de marzo de 2014, se puso fin a la disputa por la finca San Rafael, que dejó 2
muertos y 30 heridos en 6 años. La solución del conflicto la otorgo el Instituto
Colombiano de Desarrollo Rural (INCODER), quien le entrego al Cabildo indígena
de Toribío y al Consejo Comunitario de Rio Cauca la finca Barracón, también
ubicada entre Santander de Quilichao y Buenos Aires. Y San Rafael quedo en
manos del consejo de Zanjón de Garrapatero, los afrodescendientes (como era
originalmente).
El Conflicto Armado
Conflicto de actores: Existen posiciones y objetivos claros por los que actuar, y
cada actor asume un rol de defensa de sus posiciones y objetivos, obligando a los
actores a emprender dos caminos opuestos.
ESCRIBAN 3 PÁRRAFOS EN LOS QUE PLANTEEN CÓMO TRANSFORMAR
EL CONFLICTO ANALIZADO.
Por ello, para alcanzar resultados más prometedores, los distintos actores sociales
y políticos de Colombia deberán abordar transformaciones de fondo lo más pronto
posible. Y para hacerlo será requisito indispensable el cambio de varios factores y
actitudes anquilosadas. Pues para el logro de la paz se requieren muchas más
variables que la simple negociación y firma de acuerdos. Hay que realizar
acciones políticas encaminadas a solucionar los problemas causantes de la
inconformidad social. De ahí la importancia de tener como referencia la enseñanza
pos firma de los acuerdos de paz de varios países, en particular de
Centroamérica, donde las altísimas cifras de criminalidad en el posconflicto están
relacionadas directamente con la preservación de la misma estructura económica
y los fracasos en la reinserción de guerrilleros, paramilitares, militares y policías
distanciados de la guerra tras los acuerdos de paz. Esto, porque luego del
entusiasmo inicial de los acuerdos de paz, en particular en zonas de mayor
confrontación armada y debido a los incumplimientos, hubo una constante
frustración y recrudecimiento de la violencia, ahora indiscriminada, sin tintes
ideológicos, y de carácter delincuencial, que llevó a no pocos a sentir nostalgia por
la “seguridad” imperante en los años de guerra. Teniendo en cuenta lo anterior, es
urgente formular estrategias de paz que modifiquen las causas estructurales que
dieron origen y alimentan hasta hoy el conflicto armado colombiano. Es urgente un
plan estratégico de índoles social y económica, independiente del mismo acuerdo
de paz, que transforme de manera radical la continuidad histórica de la estructura
económica y social de Colombia, en la que es central el papel de la tenencia
injusta de la tierra en los conflictos de expresión violenta. Se debe aprovechar la
coyuntura de paz para resolver la profunda crisis humanitaria que padece el sector
rural, con el ofrecimiento de condiciones óptimas para la titulación de tierras, al
levantar un verdadero censo agrario, definir linderos y promover la recuperación
integral de las zonas abandonadas o perdidas por causa del conflicto impedirán
crear un clima de reformas y aumentarán los ataques contra el patrimonio e
integridad de la clase dominante También es preciso reconocer que un sistema
electoral ininterrumpido por más de medio siglo no es sinónimo de democracia
plena. En la fase posconflicto, los nuevos partidos y movimientos políticos
necesitan garantías suficientes. Es forzosa la reglamentación ética de los partidos
para evitar que reproduzcan los vicios de las llamadas maquinarias electorales de
tal manera. Los cambios estructurales de tipo material, Colombia necesita con
urgencia la transformación de valores, para que la promoción social no se dé a
través del delito, con la complicidad silenciosa de la sociedad. La admiración por
los éxitos económicos de criminales de cuello blanco exige ser contrarrestada no
solo con campañas educativas, sino con la recuperación de la justicia y el fin de la
impunidad imperante.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS