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Química Ambiental Tema 6. Contaminantes orgánicos I.

TEMA 6. CONTAMINANTES ORGÁNICOS I.

1. Introducción.
2. Compuestos orgánicos halogenados.
2.1. Introducción.
2.2. Degradación de compuestos orgánicos en el medio ambiente.
3. Química de los compuestos orgánicos clorados.
3.1. Síntesis.
3.2. Reacciones.
4. Clorofluorocarbonos (CFCs).
4.1. Introducción.
4.2. Tipos estructurales y nomenclatura.
4.3. CFCs en el medio ambiente.
4.4. Sustitutos de los CFCs.
5. Bifenilos polihalogenados (PCBs y PBBs).
5.1. Introducción.
5.2. Producción y usos de PCBs y PBBs.
5.3. Reactividad de los PCBs
5.4. PCBs en el medio ambiente.
5.5. Efectos tóxicos de los bifenilos polihalogenados.
6. Dioxinas y furanos.
6.1. Introducción.
6.2. Características generales y origen.
6.3. Formación y emisión de dioxinas y furanos al medio ambiente.
6.4. Mecanismos de degradación de dioxinas y furanos.
6.5. Toxicidad y evaluación del riesgo.
7. Pesticidas.
7.1. Introducción.
7.2. Insecticidas.
7.2.1. DDT y sus productos de degradación.
7.2.2. Otros insecticidas organoclorados.
7.2.3. Insecticidas organofosforados.

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7.3. Herbicidas.
7.3.1. Ácido 2,4-diclorofenoxiacético y 2,4,5-triclorofenoxiacético.
7.3.2. Herbicidas fenoxi.

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1. INTRODUCCIÓN

Los contaminantes orgánicos persistentes (COPs) son compuestos químicos


orgánicos o mezclas de ellos que persisten en el medio ambiente durante períodos de
tiempo muy largos, resistiendo tanto la degradación química como biológica o
fotolítica. Entre estos compuestos podemos encontrar bifenilos policlorados (PCBs),
plaguicidas como el DDT y residuos como las dioxinas. Generalmente, estos COPs son
productos y subproductos generados por la actividad industrial y de origen
relativamente reciente.
Los COPs liberados al medio ambiente pueden ser transportados a través del
aire y del agua hacia regiones muy distantes de la de su fuente original, por lo que
transforman un problema local en un problema global. Los COPs pueden concentrarse
en los organismos vivos hasta niveles que puedan dañar la salud, en el caso de los
seres vivos, y/o el ambiente. Su potencial tóxico es muy elevado, es decir que a dosis o
concentraciones muy bajas pueden alterar funciones biológicas normales y disparar
una serie de efectos potencialmente dañinos.
Generalmente son compuestos semivolátiles que se evaporan a una velocidad
relativamente lenta. Por tanto, la temperatura de la zona en la que se produzcan estos
COPs tendrá que ver con su facilidad para pasar hasta la atmósfera. Por ejemplo, en
regiones frías, la posibilidad de evaporación de estos COPs será menor que en regiones
cálidas, por lo que tenderán a concentrarse en el suelo. Otra propiedad física común a
la mayoría de los COPs es su baja solubilidad en agua y su alta solubilidad en materias
lipoides, por lo que se acumularán en los tejidos grasos de los seres vivos.
Los problemas generados por los COPs han motivado su prohibición o
restricción severa en muchos países. La Convención de Estocolmo sobre
contaminantes orgánicos persistentes, celebrada en esta ciudad en mayo de 2001, y
ratificada por 59 países en mayo del 2004, entre los que se encuentra España, entró en
vigor el 26 de agosto de 2006 y marcó las acciones a seguir para la eliminación y/o
restricción del uso de estos compuestos. En la actualidad la lista de los COPs sometidos
a regulación por dicho Convenio está integrada por doce sustancias a las que se les
denomina “docena sucia. En una primera fase, el Convenio tenía por objeto prohibir la
producción y uso de los PCBs y de los pesticidas, excepto para el DDT, donde se

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pretendía reducir su producción y uso. Por lo que respecta a los subproductos, se trata
de reducir su emisión accidental y su vertido al medio ambiente. Las emisiones pueden
ser originadas tanto por fuentes difusas como por fuentes puntuales, incluyendo usos
agrícolas, combustiones, fabricación metalúrgica, producción química, incineración de
residuos y remisiones de suelos contaminados, aguas superficiales y residuos, etc.

2. COMPUESTOS ORGÁNICOS HALOGENADOS.

2.1. Introducción.

Los compuestos orgánicos halogenados tienen muchos usos, tales como agentes
farmacéuticos, fibras, materiales de construcción, productos agroquímicos, disolventes
y agentes de limpieza. La mayoría de estos compuestos son baratos de fabricar y se
utilizan en grandes cantidades. Muchos fueron fabricados y distribuidos
deliberadamente en el medio ambiente, como los pesticidas para controlar las plagas
de plantas e insectos. Algunos fueron autorizados a ser liberados en el medio ambiente
debido a que su toxicidad a largo plazo y los riesgos medioambientales no fueron
valorados. Sin embargo, otros llegaron al medio ambiente porque son volátiles o
porque fueron abandonados en vertederos a cielo abierto.

2.2. Degradación de compuestos orgánicos en el medio ambiente.

Hay muchos procesos ambientales que pueden causar la degradación de los


compuestos orgánicos. Estos procesos pueden dar lugar a su conversión en sustancias
no tóxicas o, en algunos casos, en compuestos más tóxicos. Estos procesos incluyen los
siguientes:

-La hidrólisis con agua.

-Reacción en superficies minerales.

-Fotólisis.

-Oxidación por oxígeno molecular.

-Degradación microbiana.

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3. QUÍMICA DE LOS COMPUESTOS ORGÁNICOS CLORADOS.

3.1. Síntesis.

3.1.1. Reacción de halogenación radicálica.

Las reacciones de halogenación radicálica son los procesos más empleados para
obtener derivados halogenados de los alcanos y también de algunos alquenos y
compuestos aromáticos. En estos procesos un átomo de halógeno sustituye a un
átomo de hidrógeno del hidrocarburo.

Este es el método industrialmente empleado para obtener los halocalcanos,


haloalquenos y halobencenos. Básicamente supone la sustitución de un átomo de
halógeno por un hidrógeno del alcano. Los productos finales de la reacción son el
haloalcano y un haluro de hidrógeno.

Cloración del metano

La reacción de cloración de metano con Cl2 produce una mezcla de productos


clorados cuya composición depende de las condiciones experimentales empleadas y
de la cantidad de Cl2 que se hace reaccionar. Para que la reacción se produzca es
necesario emplear luz o calor.

Para explicar los resultados experimentales obtenidos en la reacción de cloración


del metano se ha propuesto un mecanismo por pasos, a través de radicales libres. Las
etapas por las que discurre este mecanismo son tres:

i) Etapa de iniciación.
ii) Etapa de propagación.
iii) Etapa de terminación.

Halogenación de alcanos superiores

De manera similar a la cloración del metano, la cloración del etano conduce a la


obtención del cloruro de etilo, aunque es difícil detener la reacción en el producto
monoclorado.

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Tanto en el metano como el etano todos su hidrógenos son primarios y


equivalentes. ¿Qué ocurre cuando se cloran alcanos con distintos tipos de hidrógenos?
El proceso en estos casos es más complejo, obteniéndose mezclas de productos
monoclorados.

¿Qué ocurre cuando estudiamos la cloración del propano? Las cantidades de 1-


clorobutano y 2-clorobutano son del 28 y del 72%, respectivamente. Estos números
son claramente diferentes de los del propano, lo que nos indica que aparte de la
fortaleza de los enlaces C-H, también interviene un factor estadístico. En el caso del
propano hay dos enlaces C-H secundarios y seis enlaces C-H primarios, mientras que
en el butano hay cuatro enlaces C-H secundarios y seis enlaces C-H primarios. Se puede
calcular la reactividad relativa de los hidrógenos primarios y secundarios en las
reacciones de cloración eliminado la contribución estadística al rendimiento.

Cuando consideramos un hidrocarburo con hidrógenos terciarios además de


primarios y secundarios, se observa que se sustituyen antes estos hidrógenos terciarios
que ningún otro, aunque el factor estadístico hace que en el caso del metilpropano, la
proporción entre 1-cloro-2-metilpropano y 2-cloro-2-metilpropano sea de un 64 y un
36%, respectivamente. Estos resultados reflejan una reactividad relativa del hidrógeno
terciario frente al primario de 5.

Se deduce, pues, que los hidrógenos terciarios son cinco veces más reactivos que
los hidrógenos primarios. En general, las reactividades relativas de los diversos enlaces
C-H en la cloración son:

La cloración radicálica es también útil en la preparación de compuestos como el


1,3-dicloroprop-1-eno, que es un potente nematocida. La reacción transcurre a través
de un intermedio radicálico de tipo alílico, muy estable, formado en una etapa similar a
la de la cloración de alcanos.

3.2.2. Reacción de sustitución electrófila aromática.

Los anillos aromáticos se caracterizan por ser ricos en electrones, por lo que
reaccionarán con reactivos electrófilos. Las reacciones que se producen son de
sustitución. Este proceso se conoce como reacción de sustitución electrófila aromática,

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abreviadamente representada como SEAr. Genéricamente, si representamos el


compuesto aromático como Ar—H y el reactivo electrófilo como E—Y, donde E es la
parte electrófila, la reacción que se produce es la sustitución del átomo de hidrógeno
H enlazado directamente al anillo por el reactivo electrófilo E.

Ar—H + E +—Y Ar—E + H—Y

Esta es una de las reacciones más importantes en química orgánica, tanto a nivel
industrial como de laboratorio, pues permite obtener multitud de derivados del
benceno.

3.2. Mecanismo de la SEAr.

El mecanismo de la SEAr consta de dos pasos. En el primero de ellos, el reactivo


electrófilo acepta un par de electrones del sistema del benceno para formar un
carbocatión (paso lento de la reacción). En el segundo paso del mecanismo se produce
la pérdida del protón enlazado al carbono sp3, que vuelve a adquirir una hibridación
sp2 regenerándose el sistema aromático. Este proceso de eliminación del hidrógeno
está favorecido frente al ataque nucleófilo del contraión de E +, puesto que en este
caso no se obtendría un compuesto aromático. Esta segunda etapa es mucho más
rápida que la primera.

A continuación vamos a estudiar el caso concreto de la halogenación del


benceno. Esta halogenación conduce a la formación de halobencenos. En el caso
particular del bromo la reacción forma bromobenceno:

Fe
calor

benceno bromo bromobenceno Bromuro de


(65-75%) hidrógeno

En las reacciones de halogenación se hace necesaria la participación de un


catalizador, puesto que los halógenos solos no son capaces de adicionarse al anillo.
Normalmente, se emplean catalizadores de tipo ácido de Lewis, como son los haluros
de hierro (III) o de aluminio. Estos catalizadores activan al halógeno, polarizándolo, y

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haciendo a uno de los átomos de halógeno lo suficientemente electrófilo para ser


atacado por el anillo aromático.

Para los demás halógenos la reacción se produce en desigual medida. Con el


flúor, la reacción es tan exotérmica que produce explosiones. Con el cloro, la reacción
se puede llevar a cabo de manera controlada, pero empleando de nuevo catalizadores
de trihaluros de hierro (III) o de aluminio. Con el yodo la reacción no está favorecida
termodinámicamente y es difícil de realizar.

3.2. Reacciones de los compuestos orgánicos clorados.

Los compuestos organoclorados alifáticos son por lo general más reactivos que
los derivados aromáticos correspondientes. Dos reacciones (sustitución y eliminación)
se observan para los derivados clorados alifáticos en presencia de reactivos
nucleófilos.

3.2.1. Reacciones de sustitución.

La sustitución de un átomo de cloro en un cloroalcano se produce por el ataque


de un reactivo nucleófilo, como por ejemplo el anión hidróxido. Puede proceder por un
mecanismo unimolecular (SN1) o bimolecular (SN2). El paso limitante en el primer caso
es la reacción de ionización del cloroalcano hasta un carbocatión plano, mientras que
en el segundo caso es un mecanismo concertado, produciendo la eliminación del
cloruro a la vez que entra el hidróxido.

El que se siga uno u otro mecanismo está determinado por el disolvente, el


reactivo nucleófilo y la estructura del cloroalcano. El mecanismo SN1 se favorece con
los disolventes polares, que estabilizan el intermedio carbocatiónico o cuando el
reactivo desplazante es un nucleófilo pobre, tal como el agua. Los cloroalcanos
terciarios también siguen este mecanismo, así como los alílicos y los bencílicos.

3.2.2. Reacciones de eliminación.

En la eliminación de un átomo de cloro a partir de un cloroalcano también son


posibles dos mecanismos: unimolecular (E1) y el bimolecular (E2). El que se siga uno u
otro estará determinado por la estabilidad del carbocatión que se forma, por lo que se

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pueden aplicar las mismas consideraciones que cuando considerábamos el mecanismo


de la sustitución.

3.2.3. Reacciones químicas predominantes en el medio ambiente.

Cuando los compuestos haloorgánicos están en el medio ambiente, y no se


absorben por un microorganismo, planta o animal, están por lo general en presencia
de agua, que tiene un pH moderado (7±2) y concentraciones muy bajas de otros
reactivos. Por consiguiente no se observan reacciones SN2 o E2 debido a que la
concentración de nucleófilos, ácidos y bases es muy baja. Las reacciones de ionización
están favorecidas en el agua debido a que la solvatación de los iones y su alta
constante dieléctrica estabilizan los intermedios iónicos. Por lo tanto se observan
generalmente reacciones SN1 y E1.

La eliminación E2 se observa con bases fuertes en disolventes polares y no es


probable que tenga lugar en condiciones ambientales. Por ejemplo, la
deshidrocloración de DDT y sus análogos con hidróxido de sodio transcurre por un
mecanismo E2 en etanol al 92,6%. La constante de velocidad de segundo orden
disminuye en un 50% cuando el etanol pasa del 92,6% al 76%. La mayor polaridad de la
mezcla etanol:agua al 76% favorece la vía de reacción carbocatiónica (E1). La
eliminación procede principalmente por un mecanismo de E1 a pH neutro en solución
acuosa.

El desplazamiento nucleofílico de haluros de arilo y vinilo es un proceso muy


lento que no se produce fácilmente en condiciones ambientales. Las reacciones S N1 o
E1 no se observan debido a que el átomo de carbono híbrido sp2 del arilo o haluro de
vinilo es más electronegativo que el híbrido sp3 y no puede estabilizar una carga
positiva y convertirse en un carbocatión. Por otra parte, los pares solitarios de
electrones sobre el cloro participan en la unión y la fortalecen como se muestra en las
siguientes estructuras de resonancia.

Por lo tanto los estados fundamentales de los haluros vinilo y de arilo son más
estables que los correspondientes estados fundamentales de los haluros alifáticos.

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La reactividad de los haluros de arilo se ve reforzada por grupos aceptores de


electrones. Esto es debido a la formación de un intermedio que se estabiliza por los
grupos aceptores de electrones, por lo que podría ocurrir bajo condiciones
ambientales.

4. CLOROFLUOROCARBONOS.

4.1. Introducción.

Los clorofluorocarbonos (CFCs) son alcanos cuyos hidrógenos han sido


totalmente sustituidos por flúor y cloro. En general, los clorofluorocarbonos son gases
térmicamente estables, inodoros y no tóxicos. Entre sus muchas aplicaciones
comerciales destaca su uso como refrigerante, ya que absorben grandes cantidades de
calor cuando se evaporan. La compresión licúa los CFCs gaseosos, que circulan por los
serpentines de frigoríficos, congeladores y aparatos de aire acondicionado. El líquido
absorbe calor del entorno y se evapora. El gas vuelve a entrar al compresor donde se
licúa otra vez y empieza un nuevo ciclo.
Estos CFCs, junto con los freones, que son alcanos perfluorados, además de
como gases refrigerantes, también se han empleado como propelentes en aerosoles,
como disolventes y como espumantes. No obstante, su uso ha sido drásticamente
reducido. Los llamados halones, que son alcanos completamente sustituidos por flúor
y bromo, todavía se siguen empleando en extintores de aviones tanto civiles como
militares.

4.2. Tipos estructurales y nomenclatura.

Los clorofluorocarbonos, cuya producción fue prohibida en las naciones


industrializadas en 1996 son, como hemos dicho, moléculas percloradas y perfluoradas
derivadas de los alcanos, como por ejemplo CCl3F, C2Cl4F2 y C3Cl6F2. El compuesto
perclorado tetracloruro de carbono, CCl4, que ha sido ampliamente utilizado como
disolvente y agente desengrasante, es un compuesto tan nocivo para el medio
ambiente como los CFCs. El metilcloroformo, o 1,1,1-tricloroetano (CCl3CH3), que

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también se ha usado como desengrasante, aunque es menos perjudicial para la capa


de ozono, ha contribuido mucho a su destrucción debido a su gran empleo industrial.
Existe una nomenclatura especial para los CFCs, basada en estas tras letras,
seguidas por un número. A partir de este número se puede deducir el número de
átomos de C, Cl y F que forman el compuesto.

4.3. CFCs en el medio ambiente.

La producción anual de CFCs disminuyó en un 90% en el período 1986-1995.


Debido a que los tiempos de vida de muchos CFCs en la atmósfera están en el rango de
50-150 años, las limitaciones en su producción no han dado lugar a una disminución en
su concentración atmosférica hasta alrededor de 2001 (ver figura inferior). Sin
embargo, el acuerdo mundial para detener la producción y el uso de los
clorofluorocarbonos ya fabricados alcanzado en el Protocolo de Montreal en 1987, y
sus modificaciones posteriores, han dado lugar a la detención del aumento de la
acumulación de cloro estratosférico en 1994 a un tercio del nivel que podría haberse
formado si no se hubiesen tomado estas medidas. Se prevé que los niveles de ozono
volverán en 2050 a los observados en el período de tiempo en que se descubrió el
agujero de ozono Antártico (1980-1984).
Todos estos compuestos ascienden hasta la estratosfera, donde hay suficiente
luz ultravioleta procedente de la radiación solar para producir la homólisis por el
enlace más débil de la molécula, el C-Cl.

4.4. Sustitutos para los CFCs.

El Protocolo de Montreal sobre sustancias que destruyen la capa de ozono se


firmó en 1987 y exigía una reducción del 50% en la producción de CFCs para 1998. Sin
embargo, el incremento de evidencias alarmantes sobre el fenómeno llevó a la
modificación del tratado en 1990 y 1992, llegándose a la prohibición total de producir
estos compuestos en los países industrializados el 31 de diciembre de 1995. Entre
tanto, se han desarrollado hidroclorofluorocarbonos (HCFC) e hidrofluorocarbonos
(HFC) para sustituir a los CFCs.

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Los HCFCs son mucho más reactivos químicamente que los CFCs y por ello más
susceptibles a la descomposición en niveles bajos de la atmósfera. Por tanto,
constituyen una menor amenaza para el ozono estratosférico, al ser inferiores las
cantidades que pueden llegar a las capas superiores de la atmósfera. Hoy en día, el
más utilizado es el HCFC-22 (CHF2Cl), que se emplea en los aparatos de aire
acondicionado y en los frigoríficos y congeladores.
Los HFCs son los principales sustitutos de los CFCs a largo plazo. El HFC-134a,
CH2F-CF3, se utiliza como fluido refrigerante en neveras y en equipos de aire
acondicionado, incluso en los automóviles. Como paso último de su descomposición,
todos los HFCs se transforman en fluoruro de hidrógeno, que es una molécula muy
estable que no es atacada por radicales HO·, con lo que consecuentemente no produce
radicales F· y no destruye el ozono troposférico.
A pesar de todo, estos compuestos van a dejarse de producir antes del año 2030,
y se siguen desarrollando numerosos esfuerzos para sustituirlos. Los resultados son
esperanzadores, puesto que el agujero de la capa de ozono ha empezado a disminuir y
se espera que se recuperen los niveles normales a lo largo de este siglo.

5. BIFENILOS POLICLORADOS Y POLIBROMADOS (PCBs Y PBBs)

5.1. Introducción

Los bifenilos policlorados (PCBs) y los bifenilos polibromados (PBBs) son


compuestos halogenados derivados del hidrocarburo bifenilo. Los PCBs y PBBs
estructuralmente son similares y se forman por sustitución de uno o varios hidrógenos
del bifenilo por uno o varios átomos de cloro o de bromo.

Teóricamente hay 209 congéneres de PCBs y otros 209 de PBBs. Cada uno de
ellos tiene asignado un único número del 1 al 209, de acuerdo con las reglas de la
IUPAC.

Los bifenilos policlorados se utilizaron por vez primera industrialmente en la


década de 1930, pero su uso no se generalizó hasta la década de 1950. Su estabilidad
extrema les hizo especialmente eficaces en muchas aplicaciones. Por ejemplo, son

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resistentes a los ácidos, las bases, el calor y la oxidación. Esta estabilidad hizo que se
emplearan como fluidos de intercambio de calor y dieléctricos en transformadores y
condensadores. También se utilizaron en grandes cantidades como plastificantes y
disolventes para plásticos y tintas de imprenta y en papel carbón. Se estima que en el
período de unos 50 años que se han estado utilizando, se fabricaron unos 640 millones
de kg y muchos millones de estos kg fueron emitidos al medio ambiente.

La producción de PCBs está prohibida en la mayoría de las naciones


industrializadas del mundo. Rusia, la principal excepción, y debido a que todos sus
transformadores se construyeronn para emplear PCBs como el dieléctricos, prolongó
su fabricación de PCB hasta 2005. El gobierno se ha comprometido a destruir todos los
PCBs sin uso en 2020. La fabricación de PCBs también continúa en algunos países no
industrializados del mundo.

5.2. Producción y usos de PCBs y PBBs.

Los PCBs fueron sintetizados por primera vez en 1881 por Schmidt y Schultz. Su
producción comercial comenzó en Estados Unidos en 1929 y se prolongó hasta 1977.
Los PCBs y PBBs, al no ser productos naturales, se obtienen de manera comercial por
reacciones de cloración o bromación del bifenilo. También se pueden formar como
subproductos en distintos procesos de combustión.

Los PCBs se sintetizan por una cloración directa del bifenilo en presencia de Fe
o FeCl3, por un proceso de sustitución electrófila aromática.

Las principales aplicaciones de los PCBs se dieron en el sector industrial y


comercial. Se emplearon como fluidos dieléctricos (fluidos que evitan la conducción de
la electricidad) para condensadores y transformadores principalmente. También se
emplearon PCBs en sistemas hidráulicos (por ejemplo en equipos de minería) y de
transferencia de calor, en lubricantes, pinturas, plaguicidas, adhesivos, papel carbón o
como retardantes de llama en determinados plásticos. Esta última aplicación ha sido la
fundamental para los PBBs, sobre todo en plásticos para productos de consumo
(aparatos de radio, televisión, herramientas de mano, afeitadoras eléctricas o partes
de automóviles) para hacerlos resistentes al fuego.

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Este elevado número de aplicaciones que encontraron estos compuestos se


debía a sus propiedades físico-químicas, entre las que podemos citar:

- Estado líquido a temperatura ambiente.


- Densidad (1.182 a 1.566 kg/L).
- Baja solubilidad en agua y alta en disolventes orgánicos.
- No explosivos.
- Baja conductividad eléctrica.
- Elevada conductividad térmica.
- Extrema resistencia térmica y química.
5.3. Reactividad de los PCBs.
Los PCBs se encuentran entre los compuestos más persistentes en el medio
ambiente. Son resistentes a la hidrólisis y a la oxidación. No es sorprendente que los
bifenilos sean tan estables, ya que el grupo funcional haluro de arilo es
extremadamente resistente a la hidrólisis. Los PCBs altamente clorados son
fotodegradados con la luz UV de longitud de onda larga (> 290 nm), que no es
absorbida por la capa de ozono. El paso inicial en el proceso de fotodegradación
implica la disociación de un átomo de cloro, y los radicales que se forman abstraen un
átomo de hidrógeno de otra molécula orgánica.
Los bifenilos poco clorados no se degradan fotoquímicamente en el medio
ambiente, ya que no absorben la luz a longitudes de onda superiores a 290 nm, la
absorción se produce a longitudes de onda más cortas, que no penetran en la capa de
ozono.
Los PCBs tienen una baja solubilidad en agua (50 ppb para los tetrasustituidos y
1 ppb para hexaclorosustituidos) y son más densos que el agua. Cuando se descargan
en los lagos y ríos se hunden hasta el fondo, donde son absorbidos en sedimentos
orgánicos hidrofóbicos. Los PCBs tienen una baja volatilidad y se encuentran en
mayores cantidades en la atmósfera de las zonas urbanas (2-20 ng/m3) y las cantidades
más bajas se han medido en el aire marino (0,02 hasta 0,34 ng/m3). El depósito
atmósférico de PCBs es de menos de un 0,1% de la cantidad total en el medio
ambiente. A pesar de estas bajas volatilidades, el transporte atmosférico es la forma

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principal de distribución global de los PCBs, haciéndolo en forma de gas o unidos a


partículas.
La eliminación de los PCB requiere condiciones extremas de reacción, ya que
son compuestos muy estables. Puesto que son resistentes a la oxidación con aire a
temperaturas inferiores a 700 °C, la incineración a temperaturas más bajas, por
ejemplo, mientras la quema de basura, resulta en la oxidación parcial a
clorodibenzofuranos. Para evitar esta formación se emplea un método que consiste en
calentar durante 2-3 segundos los PCBs a 2000 °C en presencia de un gran exceso de
oxígeno. En estas condiciones se consigue una mineralización total del PCB.

Hoy en día, las mejores perspectivas para la eliminación de estos


contaminantes recaen sobre los métodos químicos. Estos métodos químicos son
numerosos, destacando sobre todos ellos dos: los procesos de descloración y los
procesos de hidrodescloración.

Procesos de descloración. Estos procesos suponen una deshalogenación química


directa. Algunos ejemplos son:

- Descomposición catalizada por bases. Por ejemplo, el Araclor 1016 puede


ser reducido empleando el NaBH4.

Procesos de hidrodescloración: Pueden dividirse en dos grandes familias: una que


utiliza hidrógeno molecular y otra que emplea otra fuente de hidrógeno distinta del
hidrógeno molecular. Un tercer proceso propuesto emplea catalizadores de Pd
modificados con otro metal, como Fe o Mg. En este caso la reducción comienza con
una descomposición electroquímica del disolvente, generalmente agua, que genera el
hidrógeno necesario para la posterior reducción del PCB con la acción del Pd.

5.4. PCBs y PBBs en el medio ambiente.

La estabilidad de los PCBs, que los ha hecho tan útiles comercialmente, también
resulta en su persistencia en el medio ambiente. El primer informe de que estos
compuestos eran abundantes en el medio ambiente y que estaban siendo ingeridos
por los organismos acuáticos, llegó en 1966. Dado que la producción de PCBs ha sido
prohibida en la mayoría de los países, las fuentes corrientes de llegada al medio

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ambiente son la evaporación desde los vertederos, la incineración de basura casera, la


volatilización de los lagos y otros depósitos, y la síntesis y el uso de PCBs otras partes
del mundo. Según los cálculos más recientes, se estima que unas 370.000 Tm de PCBs
están presentes en el medio ambiente. Como acabamos de comentar, la volatilidad de
estos compuestos permite su evaporación desde la superficie del agua y su
movimiento a través de la atmósfera, resultando en una gran dispersión de los
mismos. Los PCBs atmosféricos pueden llegar hasta los suelos o plantas por una
deposición física. Una vez sobre el suelo o la planta, estos compuestos se fijan y
pueden permanecer en él o en ella durante períodos de tiempo muy largos. No hay
que perder de vista que los PCBs que se encuentran en el medio ambiente están
formados por mezclas complejas de congéneres, por lo que el impacto ambiental que
producen será debido a los componentes individuales y/o a sus interacciones con otros
contaminantes.

La Convención de Estocolmo sobre COPs de 2001 acordó la eliminación de los


PCBs tanto del medio ambiente como de los materiales que los contuvieran,
marcándose la fecha límite de eliminación total para el año 2025.

5.5. Efectos tóxicos de los bifenilos polihalogenados.

Las primeras preocupaciones con respecto a la toxicidad de los PCBs fueron


alimentadas por el "incidente de Yusho" en Japón en 1968, cuando más de mil
personas comieron aceite de arroz contaminado con PCBs que se filtró de un
intercambiador de calor utilizado para procesar el aceite de arroz. Las personas que
consumieron 0,5 g o más (el consumo promedio fue de 2 g) desarrollaron
oscurecimiento de la piel, daño en los ojos, y el acné severo. No está claro si las
muertes posteriores de algunos de los pacientes fueron debidas a la intoxicación por
PCBs. La recuperación fue lenta, presentando síntomas después de tres años. Algunos
bebés nacieron con los mismos síntomas, lo que demuestra que los PCBs pueden
atravesar fácilmente la barrera de la placenta. Se observaron efectos similares en
Taiwan en 1979, cuando un aceite de cocina contaminado con PCBs fue utilizado por
mucha gente.

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Estudios realizados en animales indican que los PCBs son oncogénicos (causan
tumores) y también en seres humanos se ha determinado la probabilidad de que los
PCBs y mezclas que contienen PCBs induzcan ciertos tipos de cáncer, como el de
hígado o del tracto biliar.
La piel absorbe el PCB produciendo sequedad y enrojecimiento, en algunos
casos se puede producir cloroacné (lesiones dérmicas severas) en el personal expuesto
a PCB en el lugar de trabajo. El contacto con la vista produce enrojecimiento y dolor. La
ingesta produce dolor de cabeza y fiebre.
La mayor parte de los efectos que producen los PBBs en seres humanos
proviene de los estudios de personas de Míchigan que ingirieron productos animales
contaminados con PBBs durante varios meses. Algunos pacientes manifestaron
náusea, dolor abdominal, pérdida de apetito, dolor en las articulaciones, fatiga y
debilidad. Sin embargo, no se puede establecer claramente que la causa de estos
problemas fueran los PBBs.
Hay más evidencias de que los PBBs, al igual que los PCBs, pueden causar
problemas en la piel, tales como acné, en algunas personas que ingirieron alimentos
contaminados. Algunos trabajadores expuestos a los PBBs por inhalación y por
contacto con la piel durante días o meses también desarrollaron acné.
No se sabe si los PBBs pueden producir cáncer en seres humanos, pero sí que
producen cáncer de hígado en ratas y ratones expuestos a concentraciones altas de
PBBs. Por lo tanto es razonable predecir que los PBBs son, al igual que los PCBs,
carcinogénicos.

6. DIOXINAS Y FURANOS.

6.1. Introducción.

El término general “dioxinas” se refiere a las dibenzo-p-dioxinas policloradas


(PCDDs) y el término “furanos” a los dibenzofuranos policlorados. Su estructura básica
está constituida por dos anillos bencénicos unidos entre sí por uno o dos átomos de
oxígeno. Ambos anillos bencénicos pueden presentar diferentes grados de cloración,
de manera que a estas moléculas se pueden incorporar entre 1 y 8 átomos de cloro.

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Química Ambiental Tema 6. Contaminantes orgánicos I.

Otra de las razones que han convertido a las dioxinas y furanos en un foco de
atención permanente, lo constituye el hecho de que ocasionalmente a lo largo de los
últimos años, se han visto involucradas en diferentes incidentes de contaminación
ambiental que han tenido una amplia repercusión pública. A todo esto hay que añadir
otro elemento de controversia y de gran trasfondo social como fue el descubrimiento
en 1977 de la formación inevitable de dioxinas durante algunos procesos de
combustión.

6.2. Características generales y origen.

Los PCDDs y PCDFs son dos grupos de compuestos aromáticos policlorados de


estructura y propiedades semejantes. Dicha estructura está formada por dos anillos de
benceno conectados entre sí por uno o dos oxígenos (PCDDs y PCDFs,
respectivamente).

De interés ambiental son los PCDDs y PCDFs que contienen 4 o más átomos de
cloro. En la tabla siguiente se recogen todos los isómeros posibles para cada familia de
compuestos, pudiendo observar que los PCDDs están formados por 75 congéneres,
mientras que los PCDFs lo están por 135.

Las dioxinas y furanos están clasificados como contaminantes orgánicos


persistentes (COPs), resisten la degradación fotolítica, química y biológica. Sus
propiedades físico-químicas más relevantes son:

-estructura cristalina;

-sólidos de color blanco;

-puntos de fusión y ebullición relativamente elevados (305 °C, 2x10-7 Pa,


respectivamente, en el caso de la 2,3,7,8-TCDD);

-elevada estabilidad térmica, anormalmente alta para compuestos orgánicos, sólo se


descomponen a temperaturas bastante elevadas (por encima de los 750 °C en el caso
de la 2,3,7,8-TCDD), esta es la razón por la cual son difícilmente destruidos en los
procesos térmicos donde intervienen compuestos clorados;

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Química Ambiental Tema 6. Contaminantes orgánicos I.

-alta liposolubilidad. Algunos son relativamente sensibles a la luz UV y luz solar, e


incluso en algunos casos presentan reacciones fotoquímicas de degradación.

-muy insolubles en agua pura (0,019 mg/l para la 2,3,7,8-TCDD).

La característica fundamental de las dioxinas y furanos es que, aunque nunca se


hayan sintetizado y no tengan ningún valor comercial, están ampliamente distribuidos
en el medio ambiente. Esto es debido a que aparecen como subproductos en una serie
de procesos y actividades que las generan. Presentan una serie de características
comunes a todos los contaminantes considerados como contaminantes orgánicos
persistentes: persistencia, pioacumulación, biomagnificación y semivolatilidad.

6.3. Formación y emisión de dioxinas y furanos al medio ambiente.

Las policlorodibenzo-p-dioxinas y los policlorodibenzofuranos (PCDD/PCDFs), se


forman como subproductos no deseados en numerosos procesos químicos industriales
y térmicos. Pueden estar presentes en los procesos de producción, ya sea como
contaminantes de las materias primas o en los productos finales. Consecuentemente,
la emisión o transferencia de dioxinas a materiales y medio ambiente en un proceso en
concreto, puede ocurrir aún cuando las dioxinas y furanos no se formen en dicho
proceso.

En general, se considera que un proceso térmico es "previsiblemente"


generador de estos contaminantes cuando coexistan: carbono, átomos de halógenos,
oxígeno e hidrógeno presentes dentro de un rango de temperatura entre 200 °C y 650
°C. La formación queda favorecida cuando existe, además, presencia de materia
carbonosa y metales que catalizan su formación.

En la manufactura de los productos químicos que contienen cloro se han


identificado los siguientes procesos como fuentes de PCDDs y PCDFs, con una
probabilidad decreciente de generación de arriba hacia abajo. Manufactura de:

- Fenoles clorados y sus derivados.

- Aromáticos clorados y sus derivados.

- Sustancias químicas alifáticas cloradas.

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Química Ambiental Tema 6. Contaminantes orgánicos I.

- Catalizadores y sustancias químicas inorgánicas cloradas.

La emisión de dioxinas y furanos al medioambiente se produce como


consecuencia de la actividad cotidiana y productiva de la sociedad actual, son muy
numerosas las situaciones en las que se producen dichas liberaciones:

* Las liberaciones a la atmósfera.

* Las liberaciones al agua.

* Las fuentes que liberan PCDD/PCDF a la tierra se pueden dividir en tres clases:
productos contaminados con PCDD/PCDF “aplicados” directamente a la tierra,
residuos de un proceso abandonado o aplicado a la tierra, o PCDD/PCDF depositado
en la tierra a través de procesos ambientales.

* Liberación a través de desechos o residuos (mayoritariamente sólidos) que están


contaminados.

6.4. Mecanismos de degradación de dioxinas y furanos.

La biodegración de estos compuestos es muy lenta y por esto se están


desarrollando métodos químicos para su degradación. Uno de estos procesos que está
dando excelentes resultados es la fotodegradación con peróxido de hidrógeno en
presencia de un catalizador de Fe(II) o Fe(III), lo que se denomina reactivo de foto-
Fenton.

6.5. Toxicidad y evaluación del riesgo.

Las PCDDs y los PCDFs producen toda una serie de efectos tóxicos en animales;
pero la información disponible se refiere sobre todo al congénere más tóxico, la TCDD.
La mayor parte de los datos de toxicidad de las TCDDs se han obtenido mediante la
exposición de animales a altas dosis administradas por vía oral. Son muy diversas las
sensibilidades de los animales en cuanto a la dosis letal de TCDD. Además de su
carácter letal, también se ha demostrado en diferentes estudios la capacidad para
producir cáncer, mutaciones y malformaciones fetales en diferentes especies animales.

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Química Ambiental Tema 6. Contaminantes orgánicos I.

Por lo que respecta al efecto tóxico sobre los seres humanos, la información
disponible es el resultado de la observación y estudio de aquellas personas que han
estado expuestas accidentalmente a estas sustancias. Los signos y síntomas de
envenenamiento por productos químicos contaminados con TCDDs son similares a los
que se observan en el animal, se asocian a determinadas alteraciones funcionales y, en
especial, cloro acné, y en ningún caso se conoce muerte alguna producida por
intoxicación directa.

El grado de toxicidad de una dioxina/furano varía no sólo en función del grado


de cloración sino que también viene influenciado por la posición de los átomos de
cloro en la molécula, es decir, el isómero correspondiente. Se demostró que los
isómeros más tóxicos son aquellos que tienen ocupadas simultáneamente las
posiciones 2,3,7,8. De todos los 210 posibles PCDFs y PCDDs, sólo existen un total de
de 17 isómeros tetraclorados (10 PCDFs y 7 PCDDs) altamente, tóxicos dependiendo no
sólo del congénere investigado, sino de la especie, raza, edad, sexo y de otros factores.

Uno de los efectos más importantes de estos contaminantes es la reducción del


número de linfocitos T, haciendo al organismo más proclive a las infecciones, en tanto
que baja las defensas, lo que facilita la aparición de tumores. Estos son inducidos
también al ser inhibidas las conexiones célula-célula y la capacidad de intercambiar
sustancias químicas entre ellas. También se han manifestado como modificadores de la
función del hígado y alteradores del metabolismo de la Vitamina A (retinol) y como
disruptores endocrinos, en especial de las hormonas tiroideas y esteroideas. A nivel de
órganos se han demostrado: alteraciones en el sistema reproductor, endometriosis,
infertilidad, alteraciones hepáticas, dérmicas, cloro acné, diabetes, alteraciones
neurológicas y atrofias testiculares. Existen infinidad de referencias bibliográficas de
los últimos años en relación con estos extremos.

Los individuos que se han visto expuestos de forma ocupacional o accidental


muestran normalmente en su organismo un perfil de contaminación dominado por los
congéneres que son característicos de la respectiva fuente o proceso de
contaminación, mientras que la simple exposición ambiental a estos contaminantes
origina un patrón de contaminación más uniforme. El principal problema a este

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Química Ambiental Tema 6. Contaminantes orgánicos I.

respecto es conocer la contaminación de fondo que afecta a todo el mundo y que


tiene lugar durante la vida del individuo.

7. PESTICIDAS.

7.1. Introducción

Los pesticidas son sustancias que pueden controlar, matar, repeler o atraer a
una plaga, entendiendo por plaga cualquier organismo vivo que provoque daños o
pérdidas económicas o que transmita o provoque alguna enfermedad. Las plagas
pueden ser animales (insectos, ratas,…), plantas no deseadas (malas hierbas,
malezas,…) o microorganismos (bacterias, hongos,… en plantas). Estos pesticidas
pueden ser productos naturales o bien sintéticos.

Puesto que la mayoría de los pesticidas están diseñados para ser tóxicos a la
plaga que se busca controlar, y dado que cualquier sustancia puede ser dañina si se
usa de manera incorrecta, el uso de pesticidas se controla de manera muy estricta.

Según el organismo que pretendan combatir los pesticidas se clasifican en


distintas categorías,.

7.2. Insecticidas.
Un insecticida es un pesticida empleado para controlar insectos, generalmente
por una inhibición enzimática. Pueden ser sustancias químicas sintéticas, naturales, de
origen biológico o de origen físico cuyo destino es destruir, contrarrestar, neutralizar,
impedir la acción o ejercer un control de otro tipo sobre cualquier insecto. El objetivo
principal del uso de insecticidas es controlar enfermedades (malaria, fiebre amarilla,
peste bubónica o enfermedad del sueño, entre otras), aunque también se emplean
para evitar algunos insectos que causan molestias (moscas, mosquitos, etc.). Un
segundo objetivo de los insecticidas es prevenir el ataque de insectos sobre las
cosechas o plantas en general.
Tradicionalmente, los insecticidas se clasifican en dos grandes grupos:
convencionales y naturales.

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Química Ambiental Tema 6. Contaminantes orgánicos I.

7.2.1. DDT y sus productos de degradación.

Los efectos insecticidas del DDT fueron descubiertos por el químico suizo Paul
Müller en 1940, y el DDT se utilizó ampliamente en la Segunda Guerra Mundial para el
control de enfermedades transmitidas por moscas, mosquitos y otros insectos.
Inicialmente, era muy eficaz para matar los mosquitos que transmiten el
microorganismo responsable de la malaria. Fue utilizado directamente en los seres
humanos para el control de piojos y sin efectos tóxicos aparentes. En 1948 Müller fue
galardonado con el Premio Nobel de Química por su descubrimiento. El DDT se utilizó
en cantidades aún mayores en los años 1950 y 1960 para el control de insectos que
atacan a los cultivos, además de su uso para el control moscas y mosquitos. Había un
sentimiento general en ese momento de que íbamos a ser capaces de controlar todas
las plagas de insectos con DDT y otros pesticidas.
El nombre sistemático del DDT es 1,1,1-tricloro-2,2-bis(p-clorofenil)etano,
aunque habitualmente se le denomina diclorodifeniltriclorometano, de aquí su
denominación de DDT. Su síntesis implica una sustitución electrófila aromática de un
protón del benceno por un carbocatión del tricloroacetaldehído, es decir una reacción
de Friedel-Crafts, seguida de otra sustitución electrofila del carbocatión formado en la
reacción anterior.
El metoxiclor es menos efectivo como insecticida y además es más caro de
producir que el DDT, ya que anisol (metoxibenceno) es un material de partida más caro
que el clorobenceno.
La persistencia del DDT en el medio ambiente estriba en su difícil degradación.
A pesar de que la eliminación de un primer átomo de cloro es un proceso que realizan
muchas especies animales (incluso se puede eliminar por un tratamiento con agua
caliente), el producto obtenido, denominado DDE, es muy difícil de eliminar debido a
que biológicamente no es degradable y su reacción de descloración en agua es muy
lenta. Por el contrario, el metoxiclor y otros análogos al DDT que no contienen el grupo
p,p´-dicloro son mucho menos persistentes en el medio ambiente que el DDT. Esto es
debido a que pueden ser degradados hasta fenoles por microorganismos presentes en
el suelo, que rápidamente son degradados hasta acetatos.

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Química Ambiental Tema 6. Contaminantes orgánicos I.

En cuanto a su poder insecticida se ha comprobado que los insectos rociados


con DDT presentan hiperactividad y convulsiones, consistente con una alteración del
sistema nervioso por efecto del DDT. Muchas teorías se han propuesto para el efecto
tóxico del DDT, y el mecanismo exacto no se conoce. Una teoría que parece ser
plausible y tiene alguna base experimental sugiere que las moléculas de DDT son del
tamaño correcto para ser atrapadas en los poros de las membranas nerviosas, que se
distorsionan, permitiendo que los cationes sodio se escapen, provocando una
despolarización de la célula nerviosa, que ya no puede transmitir los impulsos. Esta
teoría afirma que la toxicidad del DDT no es debida, por tanto, a su reactividad
química, sino más bien a su tamaño y la geometría, que permiten el bloqueo de los
poros de las membranas nerviosas. Esta teoría está apoyada por la observación de que
una variedad de compuestos muy diferentes que son estereoquímicamente similares
al DDT exhiben una actividad parecida a la de este compuesto.

7.2.2. Otros insecticidas organoclorados.

Otro insecticida organoclorado muy empleado es el lindano, que es el -


isómero del 1,2,3,4,5,6-hexaclorociclohexano, que se obtiene por una adición
fotoquímica de cloro al benceno. El lindano también es muy persistente en la
naturaleza debido a que su degradación es sumamente lenta. En la actualidad el
lindano se utiliza como un insecticida de suelo y en los cultivos de algodón y forestales.
El lindano se excreta rápidamente, y su toxicidad para los mamíferos es baja. Sufre una
eliminación muy lenta de HCl en disolución acuosa, presumiblemente a través de un
mecanismo E1. También es degradado por microorganismos a través de una ruta de
reducción-eliminación que conduce a 1,2,4-triclorobenceno.
Otra familia de insecticidas organoclorados son los denominados
ciclopentadienos policlorados, entre los que encontramos el clordano, el heptacloro, el
aldrin y el dieldrin. La síntesis de todos ellos transcurre a través de una reacción de
Diels-Alder. A finales de la década de los años 20 del siglo XX, los químicos alemanes O.
Diels y K. Alder descubrieron que los alquenos y los alquinos con grupos
electroatractores de electrones se adicionaban a dienos conjugados para formar

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Química Ambiental Tema 6. Contaminantes orgánicos I.

anillos de seis miembros. Este descubrimiento supuso la concesión del premio Nobel
de química para ambos investigadores en 1950.

La reacción de Diels-Alder es una adición conjugada de un alqueno o alquino a un


dieno. El alqueno o alquino que se adiciona se denomina dienófilo, y al producto que
se obtiene se le denomina aducto de Diels-Alder. Como siempre obtenemos un aducto
cíclico este tipo de reacciones también se denominan cicloadiciones.

Esta reacción de Diels-Alder es un claro ejemplo de lo que se denominan


reacciones pericíclicas. Las reacciones pericíclicas son reacciones concertadas, sin
intermedios de reacción, cuyo estado de transición implica un ciclo de seis carbonos y
seis electrones . También se conoce la reacción de Diels-Alder como una cicloadición
[4+2], porque el ciclo se forma por la interacción entre los cuatro electrones del
dieno y los dos electrones del dienófilo.

La síntesis de los insecticidas antes considerados comienza con la cloración del


ciclopentadieno, que posteriormente se adiciona a una olefina por una reacción de
Diels-Alder. Estos insecticidas son muy resistentes a la degradación en el medio
ambiente. Algunos de ellos son susceptibles de ser oxidados por el ataque de
microorganismos del suelo, plantas y animales, y también por luz UV. Sin embargo, los
productos resultantes, tales como el que se muestra en el siguiente esquema, son
incluso más tóxicos que el propio insecticida de partida. El fotodieldrin se forma por la
acción de la luz UV así como por la acción de enzimas oxidasas. El producto del
heptacloro es más resistente a la degradación medioambiental que el propio
heptacloro.
Estos insecticidas se han utilizado para matar los gusanos y otras plagas del
suelo y se aplica principalmente para el maíz y el algodón. El dieldrin también se ha
utilizado para controlar el mosquito Anopheles.
El mecanismo de acción de estos compuestos bicíclicos es similar al del DDT. Sin
embargo, sus efectos tóxicos como insecticidas sugieren que el sitio de acción se
encuentra en el ganglio del sistema nervioso central en lugar de los nervios periféricos
que se ven afectados por el DDT.

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Química Ambiental Tema 6. Contaminantes orgánicos I.

7.2.3. Insecticidas organofosforados.

Los insecticidas organofosforados se utilizan para el control de insectos debido


a que los organoclorados exhiben toxicidad crónica y persistencia en el medio
ambiente. Tres ejemplos de los muchos tipos de insecticidas organofosforados se
discutirán: paratión, metil paratión y malatión. Estos compuestos muestran una alta
acción insecticida frente a una amplia variedad de especies. Además, se descomponen
rápidamente en el medio ambiente, aunque son necesarias aplicaciones frecuentes
para el control total de las plagas. Los compuestos organofósforados también son
altamente tóxicos para los vertebrados, así como para los insectos y, como
consecuencia, son mucho más peligrosos que los organoclorados para los operarios
que los utilizan.

El efecto tóxico de los insecticidas organofosforados se debe a su interferencia


en la transmisión del impulso nervioso desde una célula nerviosa hasta la siguiente.
Cuando un impulso nervioso alcanza el final de una célula nerviosa, desencadena la
liberación de una cantidad minúscula de acetilcolina. Esta acetilcolina activa un
receptor sobre un nervio adyacente, transmitiendo así el impulso nervioso a la
siguiente célula. La acetilcolina se hidroliza a colina y ácido acético por la acción de la
enzima colinesterasa, como se muestra en la reacción siguiente. Otras enzimas
convierten ahora la colina y el ácido acético en acetilcolina y se inicia de nuevo el
proceso.

Los insecticidas organofosforados sufren una rápida hidrólisis en el medio


ambiente, sin generar nuevos compuestos tóxicos; sin embargo, se requiere una
aplicación frecuente de estos pesticidas. En un proceso típico de hidrólisis, el grupo
éster se rompe y el grupo nitro del paratión se reduce por los microorganismos del
suelo para dar el aminoparatión, compuesto no tóxico, que es estable y permanece
enlazado al suelo. No se conoce si esta forma inactiva del paratión constituye un
problema medioambiental.

En algunas ocasiones, los insecticidas organofosforados se convierten en


sustancias más tóxicas cuando reaccionan en el medio ambiente. La siguiente reacción

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Química Ambiental Tema 6. Contaminantes orgánicos I.

muestra como el paratión se oxida fácilmente por el oxígeno atmosférico o por un


proceso enzimático hasta un derivado que es cuatro veces más tóxico que el propio
paratión. Puesto que el paratión no exhibe actividad anticolinesterasa por sí mismo, su
acción puede ser debida a su conversión en este análogo oxigenado.

7.3. Herbicidas.

Los herbicidas son compuestos químicos que destruyen plantas. Normalmente se


emplean para eliminar malas hierbas o maleza sin atacar a la vegetación que se desea
mantener, por ejemplo para eliminar malas hierbas de una plantación hortícola. Otros
usos de los herbicidas son la eliminación de plantas indeseables en determinadas
zonas, como cunetas de carreteras, pistas forestales, etc.

7.3.1. Herbicidas fenoxi.

Los ácidos 2,4-diclorofenoxiacético (2,4-D) y 2,4,5-trifenoxiacético (2,4,5,-T) son


herbicidas muy efectivos en el control de determinadas malas hierbas. Actúan
interfiriendo la hormona del crecimiento de las plantas al sustituir en el metabolismo
al ácido indolacético. La síntesis de estos herbicidas tiene lugar por una sustitución
nucleofílica bimolecular del grupo cloro de un cloroacetato por un anión fenóxido:
Estos herbicidas se degradan rápidamente en el medio ambiente hasta el
correspondiente fenol, el cual es fácilmente degradable también. El problema que
presentan es la presencia en los mismos de impurezas de 2,3,7,8-tetraclorodibenzo-p-
dioxina (2,3,7,8,-TCDD) que se produce durante su síntesis.

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