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Editorial
¿Populismo penal o falta de creatividad? ............................................................................... 7-8
Andrés Gómez
Resumen
..................................................................................................................................................................... 9-16
Investigación
Artículo
Reseña
Pavarini, Massimo (2009). Castigar al enemigo. Criminalidad, exclusión e inseguridad. Quito: Flacso.
........................................................................................................................................................................... 125-127
Adriana Sepúlveda Jiménez
Fanny Añaños, Coordinadora (2010). Las mujeres en las prisiones. La Educación Social en contextos de riesgo
y conflicto. Barcelona: Gedisa. ....................................................................................................................... 128-129
Elena Azaola
Bibliografía y enlaces
.............................................................................................................................................................. 132-133
Política editorial
.............................................................................................................................................................. 134-135
Contents
Revista Latinoamericana de Seguridad Ciudadana
Progr ama de Estudios de la Ciudad
ISSN: 1390-3691 • March 2012 • No. 11
Editor’s note
¿Penal populism or lack of creativity? ...................................................................................... 7-8
Andrés Gómez
Summary
..................................................................................................................................................................... 9-16
Research
Article
Reform to the public security national system in México (2006-2011)
............................................................................................................................................................................... 79-92
Carlos Barrachina and Juan Ignacio Hernández
Interview
Book reviews
Pavarini, Massimo (2009). Castigar al enemigo. Criminalidad, exclusión e inseguridad. Quito: Flacso.
........................................................................................................................................................................... 125-127
Adriana Sepúlveda Jiménez
Fanny Añaños, Coordinadora (2010). Las mujeres en las prisiones. La Educación Social en contextos de riesgo
y conflicto. Barcelona: Gedisa. ....................................................................................................................... 128-129
Elena Azaola
Karina Mouzo1
Resumen
En este artículo, nos proponemos reflexionar acerca del modo en que se presentan las discusiones
y las intervenciones en torno al problema de la “inseguridad” en Argentina y, a partir de allí
repensar la pertinencia de la noción de “populismo penal”.
Palabras clave: Inseguridad, populismo penal, políticas penales, políticas sociales.
Abstract
In this paper, we propose to reflect on how are presented the discussions and interventions on
the problem of “insecurity” in Argentina and, from there, to rethink the relevance of the concept
of “penal populism”.
Keywords: Insecurity, penal populism, penal politics, social politics.
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D
Löic Wacquant sobre el sistema carcelario
avid Garland en su libro “La (2000)-, o bien a demandas generadas desde
cultura del control” utiliza, “abajo” por parte de la opinión pública-
siguiendo a Anthony como en el caso de los trabajos de Jhon Pratt
Bottoms (1995), el término (1998). Según Matthews ni el concepto de
“populismo penal” para punitividad ni el de “populismo penal” se
referirse a una de las particularidades del tra- encuentran correctamente definidos y ello
tamiento de la cuestión criminal en nuestra atenta contra el supuesto carácter explicativo
modernidad tardía, específicamente destaca de los mismos. Es por ello que propone
la forma en que la política criminal irrumpe pensar la política penal en un escenario que
en la escena electoral como coto de caza a la no se presente como monocromo sino como
hora de dirimir contiendas políticas. Efec- un escenario complejo en el que se cruzan,
tivamente, los discursos de “mano dura” y se rechazan, pero también se yuxtaponen
“tolerancia cero” posicionan a ciertos actores distintas tendencias: el aumento de las penas
políticos, mediáticos, judiciales y académicos y el reconocimiento de que la prisión daña
y “traccionan” la discusión en torno a las cues- a sus moradores o el cumplimiento efectivo
tiones referidas a la “inseguridad”. Por otra y nuevas formas de la resocialización, entre
parte, en el mismo libro, el autor habla de la otros. Asimismo, la denominada “opinión
reinvención de la prisión y del declive del ideal pública” en muchos casos se presenta como
rehabilitador como otras de las tendencias flexible y tolerante y no necesariamente
que hacen a la reconfiguración del campo del punitiva y sedienta de castigo.
control del delito2. A partir de aquí, en este artículo nos
Es importante mencionar que tanto el proponemos reflexionar acerca del modo en
“populismo penal” como el aumento de la que se presentan las discusiones y las inter-
punitividad no son aceptados como ver- venciones en torno al problema de la “inse-
dades inapelables. Ejemplo de ello son las guridad” en Argentina y, a de allí repensar
controversias que surgieron en los últimos la pertinencia de la noción de “populismo
años3. Roger Matthews (2009) sostiene que penal”.
nos encontramos, por un lado, con algunos
autores que hablan de un aumento de la I
punitividad que inscriben dentro del “giro
punitivo”. Este aumento de la punitividad El “populismo penal” se presenta como la
estaría dado, o bien por imposiciones desde promesa de que, a partir de un endureci-
miento del sistema penal se puede acabar con
el delito. De allí su efectividad discursiva. Asi-
2 Aparte del “populismo penal”, la reinvención
de la prisión y el declive del ideal rehabilitador en mismo, otra de las características que Garland
tanto observables de la reconfiguración del cam- destaca es que las decisiones en materia de
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po del control del delito, Garland también men- política penal se someten cada vez más al juicio
ciona: la transformación del pensamiento crimino- de la opinión pública y se deja de consultar a
lógico, el resurgimiento de las sanciones punitivas los expertos en esta materia, cuestión que, se
y la “justicia expresiva”, el retorno de la víctima, supone implica un retroceso en los derechos y
la infraestructura de la prevención del control del garantías adquiridos en favor de una justicia
delito y la seguridad comunitaria en expansión de tono emocional claramente retributiva.
(2005).
En el caso argentino, en los últimos 15
3 A nivel local los supuestos del “populismo
penal” también son discutidos. Al respecto véase: años el aumento del delito y de la inseguridad
Gutiérrez, Mariano (2010). se ha instalado como una “verdad” como una
gobierno nacional quien, en el año 2007, convocó emerge la “inseguridad” como problema las
a los investigadores a participar en el Segundo En- definiciones se vuelven difusas. Señala Gabriel
cuentro de los Foros del Bicentenario “Seguridad Kessler que: “Hoy en la Argentina, la inse-
y Ciudadanía”. Las discusiones que se sucedieron guridad ligada al delito es sobre todo una
en ese foro marcaron las diferentes perspectivas prenoción sociológica, esto es, una forma de
asumidas por investigadores y académicos, repre- explicar la realidad del sentido común antes
sentantes de organizaciones no gubernamentales,
que un concepto desarrollado por las ciencias
políticos y miembros de las fuerzas de seguridad
respecto a la seguridad ciudadana. sociales” (2009: 11). En efecto, la “insegu-
ridad” aunque asociada principalmente al pro-
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2010) (Dallorso, 2007) (Sozzo, 1998)7. Prevención del Delito, Ministerio de Justicia y De-
rechos Humanos de la Nación y el “Programa de
6 Hay estudios que postulan la existencia de Empleo Comunitario” otorgado por el por el Mi-
una inseguridad objetiva, real, medible y una sub- nisterio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social.
jetiva vinculada con las sensaciones de los ciuda- 9 La introducción de la noción de “privación re-
danos. Para más detalles sobre el segundo aspecto lativa” es desde nuestra mirada una reelaboración
ver: (Kessler, Gabriel, 2009). de esta ecuación entre pobreza = delincuencia
7 Desde el despliegue del mercantilismo en el que, más que poner el énfasis en la pobreza, intro-
siglo XVI en Europa el tratamiento de los pobres duce las complejidades de la noción de desigual-
implica separarlos en aptos y no aptos para el tra- dad. Al respecto véase: Young (2001).
convergen en fijar cierta posición de sujeto terio de Justicia de la Nación en el año 1995,
para aquellos que, a partir de una multipli- hallamos un apartado dedicado al “Concepto
cidad de lugares son construidos como “peli- de política penitenciaria”. En dicho apartado
grosos”. Peligrosos porque pueden convertirse se presenta a la política penitenciaria como
en delincuentes. Peligrosos porque consti- “… inscripta en el conjunto de las Políticas
tuyen “poblaciones en riesgo”… de delinquir. Sociales” (1995:2).
En este sentido, los significantes que anudan Aunque más adelante en el mismo docu-
las intervenciones sociales - penales son los mento se advierte que también es “un seg-
de “peligrosidad” y “riesgo”, términos que se mento significativo de la política criminal y
usan para objetivar a sectores de la población penal” (1995:6). Asimismo se afirma que
a partir de un cúmulo de déficit. Es decir, se “coincidiendo plenamente con las Naciones
los objetiva tomando como base una serie de Unidas en aquello de que ‘La Justicia Social
características negativas que ponen de relieve constituye el mejor medio de prevenir la cri-
sus carencias económicas, o su falta de edu- minalidad. Hay que basarse más en lo social
cación, o su carencia de una “cultura del que en lo penal’, no cabe duda en el norte,
trabajo” o bien sus carencias morales y/o fami- pero a él aún no han llegado ni siquiera los
liares, etc. en definitiva, el cuadro de conjunto países más avanzados del orbe…” (1995:44).
nos devuelve a una población que se carac- No nos interesa en este punto que la
teriza por carencias morales y/o económicas política penitenciaria se presente como una
que implican ciertos riesgos y peligros y que política penal y a la vez como una política
deben ser subsanadas en vistas de garantizar social, es decir no es nuestro objetivo esta-
que no devengan delincuentes y afecten la blecer si esto puede considerarse o no contra-
seguridad del resto de la población. dictorio, o que no quede clara la inscripción,
Hasta aquí nos detuvimos en mencionar sino el hecho mismo de que en un mismo dis-
cómo las políticas sociales se imbrican con las curso lo uno y lo otro aparecen definiendo a
penales a partir de enfocarse sobre una misma la política penitenciaria. Aquí la ecuación es la
población objetivo y presentarse como una misma que la que presentamos en el apartado
forma de prevención de la actividad delictiva. anterior. Del mismo modo que la política
A continuación, nos interesa señalar cómo las social, la política penal -vía la selectividad
políticas penales por su parte, buscan justifi- del sistema penal- opera sobre los pobres. Es
carse y legitimar su accionar presentándose este sector social el que puebla las prisiones
como políticas sociales. Tomaremos para ello argentinas11. Pobreza y delincuencia describen
como ejemplo la política penitenciaria de al mismo sector social. Para prevenir el delito
nuestro país. se aplican políticas sociales y para justificar la
política penitenciaria se la inscribe como una
III política social orientada a la reforma (resocia-
lización, reeducación, rehabilitación) de las
En el Plan Director de la Política Penitenciaria personas capturadas por el sistema penal, con
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Nacional10, que es un documento de inves- el objetivo de que una vez libres no consti-
tigación y diagnóstico de la situación peni- tuyan una amenaza para la sociedad.
tenciaria elaborado por expertos del Minis- Garland, como mencionamos al comienzo
de este artículo, nos habla de un declive del
10 En este documento se sentaron las bases ideal “rehabilitador” en el contexto norteame-
para la sanción de la Ley de Ejecución de la Pena
Privativa de la Libertad 24.660, cuya importancia
radica en haber sido la última reforma de rele- 11 Véase al respecto para el caso de mujeres y
vancia que afecta al campo penitenciario realizada jóvenes adultos encarcelados en el Servicio Peni-
hasta la actualidad. tenciario Federal: Daroqui et al. (2006).
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los beneficios de la prisión discontinua o semi- cual a la par que se segrega y se neutraliza,
detención y la libertad asistida. En ese sentido se también se realizan intentos por modificar
trata de un endurecimiento de las condenas y un la conducta de los detenidos. O, dicho de
giro hacia los postulados de la pena determinada. otro modo, la segregación y la neutralización
En líneas generales podemos decir que, desde el implican formas de gestión de estos espacios
año 2000 en adelante una batería de reformas en- que suponen operar sobre la conducta de los
durecieron el código penal y la Ley de Ejecución
presos. Solo que ahora la modificación de la
que afecta a los servicios penitenciarios. Para una
enumeración exhaustiva de esta leyes y sus modi- conducta no está orientada principalmente
ficaciones, véase: Sozzo (2007). hacia el “afuera” sino hacia el “adentro” de la
cárcel. Se trata empero, de técnicas produc- cosas, las asistencias sociales se justifican en
tivas de transformación que operan y se arti- nombre de la prevención del delito a la vez
culan en relación con otros fines estratégicos que la política penal, como en el caso de la
(Mouzo, 2011). política penitenciaria, se presenta como una
Si desde una perspectiva más materialista política social, como ayuda a poblaciones y
tomamos al mercado de trabajo como un sujetos moral y materialmente deficitarios. Tal
factor central a la hora de definir los objetivos vez por eso la necesidad de la “resocialización”
de la política penal y social, podemos decir perdura en la política penitenciaria, en tanto
que actualmente, no se trata de incorporar a piedra de toque, correa de transmisión entre
los sectores pobres al mercado de trabajo sino las políticas sociales y penales. Pensamos que
de gestionar la pobreza (Daroqui, 2002). En ese es el motivo por el cual no se puede dar
ese sentido, las políticas sociales y penales al ideal resocializador por sepultado y no se
aparecen indiferenciadas pero ya no con el puede pensar en escenarios monocromos.
objetivo de disciplinar para el trabajo sino con Ante el problema de la “inseguridad” no solo
el de neutralizar a los sectores considerados emergen discursos conservadores y reaccio-
“peligrosos” o en “riesgo” (De Marinis, 1998). narios, sino también aquellos que se postulan
como progresistas.
Reflexiones finales En tal caso y si de “populismo penal” se
trata, éste no solo implica medidas de mano
A partir de lo hasta aquí mencionado creemos dura, sino que también responde a otro tipo
necesario repensar una categoría como la de de demandas y de consensos. No obstante,
“populismo penal” porque las discusiones en ante esta situación es tarea de las ciencias
torno a la “inseguridad” no solo ponen en sociales desnaturalizar el sentido común que
debate al endurecimiento del sistema penal sobre estos temas se sedimenta. Para tal fin
sino que convergen en plantear la necesidad debemos hacer el ejercicio de repensar el uso
de otro tipo de intervenciones. En ese sentido, de ciertas categorías y hacer el intento de ir
una noción de este tipo, si bien permite a fondo con los presupuestos que afirman
pensar- aunque sin demasiada precisión- la identidad entre pobreza y delincuencia.
cierto tipo de discursos y de prácticas, deja por Identidad que a veces el mismo saber cien-
fuera algunos elementos que entendemos hace tífico afirma, sostiene y construye. Pobreza,
a la complejidad del fenómeno en cuestión. delincuencia, peligro, riesgo no son cate-
Las políticas sociales enfocadas a satis- gorías neutrales. Se hace necesario repen-
facer algunas necesidades básicas son pen- sarlas y ver las consecuencias que, incluso
sadas a la vez, y quizá cada vez más, como las políticas mejor intencionadas tienen al
formas de prevención del delito (Bauman, reforzar estos estereotipos.
2006) (Castel, 1997) (Garland, 2005). Así las
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