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El post ¿has visto ese lindo electrón?

, que alude a que en La Aventura de las


Partículas los leptones son dibujados como felinos (electrón – gato, muón – león, y
tauón – tigre), parece sugerir que se ha observado por primera vez la onda
«cuántica» de un electrón. En mi opinión, no es realmente cierto, aclarémoslo un
poco.
La dualidad onda-partícula es el hecho de que un electrón cuando
realizamos un experimento para ver su naturaleza como partícula (onda)
se comporte como una partícula (onda), siendo fiel reflejo del principio de
incertidumbre de Heisenberg, la complementaridad de Bohr, el hecho de
que el experimento altera la «naturaleza» del sistema cuántico
medido. Muchos experimentos han demostrado esta «doble» naturaleza
del electrón (en realidad el electrón no es ni una onda, ni una partícula,
sino que es otra cosa que puede ser observada como partícula u onda,
según el experimento, pero que no sabemos observar de ninguna otra
forma).
El artículo «Coherent Electron Scattering Captured by an Attosecond Quantum
Stroboscope,» de Mauritsson et al., Physical Review Letters, 22 feb 2008,
aparecido en ArXiv en agosto del pasado año, muestra por primera vez una
imagen de un electrón en el espacio de momentos, es decir, visto como onda,
orbitando en un átomo gracias al mismo efecto estroboscópico que nos hace
pensar que los radios de una rueda que se mueve a más de 30 vueltas por
segundo parece que, a veces, va hacia atrás. Utilizando pulsos ultracortos (de
attosegundos) y gracias a un efecto estroboscópico cuántico han podido observar
un electrón a «fogonazos» en periodos de tiempo inferiores al femtosegundo (10-
15 segundos). ¡¡Espectacular!! Una animación la podéis ver aquí en AVI o MOV.

figura 2.
El principio físico de la técnica de estroboscopía cuántica utilizada para capturar el
movimiento del electrón se ilustra en la figura 2. Un tren (o una sucesión) de
pulsos ultracortos en el régimen de attosegundos, en el ultravioleta (onditas azules
dentro de la envolvente roja en la figura 2) que inciden sobre un material, logran la
ionización de éste por efecto túnel y que algunos de sus electrones «salten». Un
láser de campo infrarrojo está colocado de tal forma que los electrones «saltan»
sobre él. El efecto estroboscópico se consigue sincronizando de forma correcta los
pulsos ultravioletas y el láser infrarrojo, de forma tal que sólo un eleectrón y
exactamente uno «salta» en cada ciclo del láser (las «bolas» azules en la figura
2). Estos electrones se dispersan conforme se propagan hacia el detector
(espectrómetro) donde su distribución de velocidades (momentos) es medida. En
el detector estos electrones individuales se comportan como ondas, se
superponen allí e interfieren (fenómeno estrictamente ondulatorio), mostrando las
espectaculares figuras mostradas en figura 1 y en las animaciones (si no las has
visto aún, hazlo ahora).
En las animaciones verás que el patrón de interferencia cuando oscila de arriba a
abajo muestra una clara asimetría. Esta asimetría confirma que cada imagen
corresponde a la ionización a una fase particular del campo del láser infrarrojo.
Como ves en la figura 2, la colocación de las onditas azules en la envolvente roja
(fase) es distinta en la figura derecha e izquierda que también muestran que el
patrón de interferencia adquiere asimetría (hacia arriba en la figura 2
derecha). Simulaciones por ordenador de la ecuación de Schrödinger dependiente
del tiempo muestran resultados
Ampar

n en el efecto estroboscópico que igual que la persistencia de nuestra retina a la


hora de ver la televisión (un punto luminoso moviéndose por una pantalla de
fósforo) nos hace creer que estamos viendo una imagen continua y completa
(aunque sólo estemos percibiendo la adición de muchos electrones).

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