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MARCO CONCEPTUAL Y NORMATIVO PARA EL ABORDAJE

INTEGRAL DE LAS VIOLENCIAS SEXUALES

El material de lectura del presente modulo es tomado del material elaborado para formación del Ministerio de
salud y protección social - la organización internacional para las migraciones O.I.M - Sena desarrollado en 2014
Las violencias sexuales han sido reconocidas como violaciones a los derechos humanos y como un grave problema de salud pública, dada su
magnitud e impacto en la salud física, mental y social de las víctimas, sus familias y la sociedad en general, y porque son evitables. Por estas
razones, el sector salud cuenta con desarrollos normativos como la Resolución 412 de 2000, que adopta las Guías de Atención del Menor y la
Mujer Maltratada, y la Resolución 459 de 2012, la cual adopta el Modelo y Protocolo de Atención Integral en Salud para Víctimas de Violencia
Sexual, que es de obligatorio cumplimiento por todas las personas y actores que integran el Sistema General de Seguridad Social en Salud –
SGSSS–, y en particular para las instituciones prestadoras de servicios de salud –IPS–.

En 2013 la Resolución 1441 (ahora resolución 2003 de 2014), modificatoria de la 1043 de 2006, definió dentro de los estándares de
habilitación del Sistema Obligatorio de Garantía de Calidad – SOGC– para las IPS que el personal médico de los servicios de urgencias de
baja, mediana y alta complejidad debe tener certificación de formación en atención a las víctimas de violencias sexuales según lo establecido
en la Resolución 459 de 2012.

Es así que en cumplimiento de este mandato, y dada la necesidad de formación y cualificación permanente de las personas que atienden en
salud, el Ministerio de Salud y Protección Social diseñó este curso denominado: Atención Integral en Salud a las Víctimas de Violencias
Sexuales, el cual le permitirá, luego de su aprobación, obtener la certificación de formación requerida.

Atendiendo lo descrito en la resolución 2003 de 2014 que habilita a las IPS realizar los procesos certificación de formación, y por sugerencia
del ministerio de Salud y protección social de utilizar la metodología descrita por ellos en el desarrollo de la certificación, hemos adoptado los
contenidos generados por el ministerio de salud y protección social junto a la organización internacional para las migraciones O.I.M como
contenido marco para el desarrollo del presente curso.

El presente material de estudio es la guía orientadora en temas conceptuales y normativos para el abordaje en salud en la atención integral a las
víctimas de violencias sexuales. El desarrollo de las actividades propuestas en esta actividad de aprendizaje se estructura de acuerdo con los
aspectos básicos para la atención dispuestos por la Resolución 459 de 2012.

Se recomienda revisar a profundidad los contenidos destacados y enlazados en el presente curso, como complemento al proceso de formación y
certificación.

GLOSARIO BÁSICO SOBRE VIOLENCIA SEXUAL


A continuación revisaremos algunos conceptos básicos contenidos en la resolución 459 de 2012:

1.1. VIOLENCIA SEXUAL: la OMS y OPS (2003) definen la violencia sexual como: "todo acto sexual, la tentativa de consumar un acto
sexual, los comentarios o insinuaciones sexuales no deseados, o las acciones para comercializar o utilizar de cualquier otro modo la sexualidad
de una persona".

Es necesario aclarar que no todas las formas en que se manifiesta la violencia sexual son delitos, aunque la mayoría de ellas han sido recogidas
por el Código Penal Colombiano.

Partiendo de esta definición y del marco normativo internacional y nacional de los derechos humanos es posible definir los subtipos, formas o
modalidades en que se presenta la violencia sexual así:

• Violación/asalto sexual
• Abuso sexual
• Explotación sexual
• Trata de personas con fines de explotación sexual
• Explotación sexual de niñas, niños y adolescentes
• Acoso sexual
• Violencia sexual en el contexto del conflicto armado.
A continuación revisaremos cada una de estas definiciones en detalle.

1.2. VIOLACIÓN/ASALTO SEXUAL: El asalto sexual es definido por la OPS como "cualquier acto de naturaleza sexual no deseado como
besos, caricias, sexo oral o anal, penetración vaginal, que es impuesto a una persona". En la legislación colombiana la violencia es la
característica primordial de los delitos contenidos en el capítulo "De la Violación" del Código Penal. En este sentido, la Jurisprudencia de la
Corte Suprema de Justicia establece que para efectos de los delitos contra la libertad sexual, se entiende por violencia la fuerza, el
constreñimiento, la presión física o psíquica intimidación o amenaza que "el agente despliega sobre la víctima para hacer desaparecer o reducir
sus posibilidades de oposición o resistencia a la agresión que ejecuta".

A partir de lo mencionado, la violación es una forma de violencia sexual en la que el agresor utiliza la fuerza o la amenaza de usarla como
mecanismo para realizar cualquier tipo de acto sexual con la víctima. En la violación, las víctimas pueden ser de cualquier edad o sexo, puesto
que lo que la determina es el mecanismo utilizado por el agresor para someter a la víctima. El Código Penal incluye en el mencionado capítulo
"De la Violación" conductas tales como: el acceso carnal violento, los actos sexuales violentos y el acceso carnal o el acto sexual cometido
sobre una persona a la que el agresor ha puesto en una situación de incapacidad de resistir el acto (a través del uso de narcóticos, golpes, entre
otros, que lleven a la víctima a perder el conocimiento o no comprender lo que ocurre a su alrededor).

1.3. ABUSO SEXUAL: Teniendo en cuenta la Jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia el delito sexual abusivo tiene que ver con el
aprovechamiento, por parte del sujeto activo del delito o agresor, de circunstancias que lo ubican en una situación ventajosa frente a la víctima.
Estas circunstancias que le dan ventaja al agresor ante la vulnerabilidad pre-existente en la víctima, pueden ser del orden de la "superioridad
manifiesta" o las relaciones de autoridad dadas por la edad (adulto agresor, víctima menor de 14 años); poder o autoridad (jefe, maestro,
médico, sacerdote, pastor, funcionario público, militar, etc.); incapacidad física o psicológica de la víctima, entre otras. La característica de esta
forma de violencia es el aprovechamiento de la condición de ventaja o de la condición de vulnerabilidad de la víctima como mecanismo
utilizado por el agresor para cometer el delito sexual.

El Código Penal colombiano establece como delitos sexuales abusivos: los Actos sexuales o el acceso carnal con una persona menor de 14
años, estos dos delitos están definidos únicamente por la edad de la víctima, dejando establecido que cualquier conducta sexual cometida contra
un niño o niña menor de 14 años se constituye en delito. También en este grupo de delitos se incluye el delito de acceso carnal o acto sexual
con incapaz de resistir, delito en el que el agresor no utiliza ningún medio para someter a la víctima, sino que ésta ya se encuentra en una
condición de inconsciencia o incapacidad preexistente (por ejemplo, cuando una mujer se emborracha por sí misma o se encuentra drogada o
ha sufrido un desmayo o tiene una condición de inferioridad psicológica frente a la posición y conocimiento del agresor, entre otras) de la que
se aprovecha el agresor para cometer el delito sexual.

Adicionalmente, el artículo 29 de la Ley 1257 de 2008, tipificó en Colombia la conducta de acoso sexual, la que fue incluida como un acto
sexual abusivo, configurando el articulo 210 A. La conducta delictiva consiste en: "El que en beneficio suyo o de un tercero y valiéndose de su
superioridad manifiesta o relaciones de autoridad o de poder, edad, sexo, posición laboral, social, familiar o económica, acose, persiga,
hostigue o asedie física o verbalmente, con fines sexuales no consentidos, a otra persona...". En este delito "lo que puede ser el límite entre el
libre enamoramiento y el acoso, lo constituye la poca posibilidad de resistir o negarse a las pretensiones sexuales, es decir, la imposibilidad de
una resistencia seria del sujeto pasivo, sin consecuencias negativas, dada la relación de poder existente, derivada, como se dijo, por relaciones
de autoridad o de poder, edad, sexo, posición laboral, social, familiar o económica".

1.4. EXPLOTACIÓN SEXUAL: Hace referencia a la violencia sexual en la cual el medio utilizado por el agresor es la cosificación de la
víctima, es decir, es convertida en una mercancía y utilizada sexualmente. Según la legislación colombiana (Ley 985/05), se define explotación
como: "el obtener provecho económico o cualquier otro beneficio para sí o para otra persona" (Artículo 3). Aplicada al contexto de la
explotación sexual, ésta consiste en el ejercicio de dominio o propiedad sobre el cuerpo de otro ser humano, utilizado para provecho o
beneficio. La Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer — CEDAW, plantea que los Estados
Partes deben tomar todas las medidas necesarias para suprimir todas las formas de trata de mujeres y explotación de la prostitución de la mujer
(Art. 6).

1.5. TRATA DE PERSONAS CON FINES DE EXPLOTACIÓN SEXUAL: La trata de personas es una manifestación contemporánea de
esclavitud que va en detrimento de la dignidad humana al equipar a los seres humanos a la condición de objetos y someterlos a diferentes
formas de explotación y violencia. El delito se configura cuando el agresor capta, es decir, atrae a alguien, en este caso, la víctima (por ejemplo,
con una oferta, un aviso clasificado, etc.), con la intención de trasladarle o le traslada (dentro o fuera de su ciudad, departamento, país) y,
finalmente, la acoge con la finalidad de explotarla sexualmente. Este delito puede tener como víctimas tanto personas adultas como niñas,
niños y adolescentes, y el consentimiento de la víctima no constituye un factor que exima de responsabilidad penal al agresor (puesto que
ninguna persona puede consentir su propia explotación), ni si la víctima era consciente o no de la finalidad para la cual se la captaba.

1.6. EXPLOTACIÓN SEXUAL DE NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES: De acuerdo con el Plan Nacional de Prevención y Erradicación de
la Explotación Sexual Comercial de Niños, Niñas y Adolescentes: "La explotación sexual consiste en el abuso sexual cometido contra una
persona menor de 18 años de edad, en el que a la víctima o a un tercero se le ofrece pagar o se le paga en dinero o en especie. La víctima es
tratada como mercancía u objeto, siendo vendida y comprada por parte de adultos-as, en lo que reproduce una forma actual de esclavitud".
Algunas formas en las que se manifiesta esta explotación son: la pornografía, la utilización de niñas, niños y adolescentes en la prostitución, el
matrimonio servil, la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes por parte de actores armados y la explotación sexual asociada al
contexto del turismo. En los delitos introducidos por las leyes 1329 y 1336 de 2009, el consentimiento de la víctima no constituye un factor que
exima de responsabilidad penal al agresor (puesto que ninguna persona puede consentir su propia explotación).

1.7. VIOLENCIA SEXUAL EN EL CONTEXTO DEL CONFLICTO ARMADO: a la luz del Código Penal Colombiano (Ley 599 de 2000) y
la Ley 1448 de 2011, en concordancia con los tipos establecidos por el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, se considera que en el
contexto del conflicto armado colombiano pueden describirse, entre otros posibles, los siguientes tipos de violencia sexual:

1.8. ACCESO CARNAL VIOLENTO/ ACTO SEXUAL VIOLENTO CON PERSONA PROTEGIDA: Incurre en estos delitos quien en el
contexto del conflicto armado (incluyendo la situación de desplazamiento) corneta acceso carnal violento o acto sexual violento cuando la
víctima es integrante de la población civil o no participa en hostilidades, hace parte de los civiles en poder de la parte adversa o es combatiente
pero se encuentra herida, enferma o náufraga o puesta fuera de combate. También si la víctima hace parte del personal sanitario o religioso, de
los periodistas en misión o de los combatientes que hayan depuesto las armas por captura, rendición u otra causa análoga. Está especificado en
el Art. 138 del Código Penal Colombiano.

1.9. ACTOS SEXUALES VIOLENTOS CON PERSONA PROTEGIDA: el Art. 139 del Código Penal Colombiano define que éste delito
ocurre cuando alguna persona "con ocasión y en desarrollo de conflicto armado, realice acto sexual diverso al acceso carnal, por medio de
violencia en persona protegida". Las personas protegidas han sido especificadas como aquellas que pertenecen a los siguientes grupos
humanos: los integrantes de la población civil; quienes no participan en las hostilidades y los civiles en poder de la parte adversa; combatientes
que se encuentran heridos, enfermos, náufragos, fuera de combate, o que hayan depuesto las armas por captura, rendición o causas análogas;
personal sanitario o religioso; periodistas en misión o corresponsales de guerra acreditados; quienes fueron considerados apátridas o refugiados
al principio de las hostilidades.

1.10. ESCLAVITUD SEXUAL / PROSTITUCIÓN FORZADA: De acuerdo con la definición contenida en el Estatuto de la Corte Penal
Internacional (Estatuto de Roma) y los desarrollos jurisprudenciales de los Tribunales Ad-hoc, la esclavitud sexual, puede configurarse en el
marco del Derecho Internacional Humanitario, como un crimen de lesa humanidad (es decir, el que se cometa como parte de un ataque
generalizado o sistemático contra una población civil y con conocimiento de ese ataque) o como un crimen de guerra (es decir, las violaciones
graves de las leyes y usos aplicables en los conflictos armados internacionales o en los conflictos armados no internacionales).

En este contexto la esclavitud sexual es definida como el ejercicio de propiedad que ostenta una o varias personas sobre las víctimas de estos
crímenes, para que realicen uno o más actos de naturaleza sexual. El ejercicio del derecho de propiedad se ve materializado en actos de
compra-venta, préstamo o trueque del cuerpo y de la integridad sexual de la víctima o que se desarrolle a través de un tipo de privación de la
libertad o autonomía.

La prostitución forzada debe ser entendida como una forma de esclavitud sexual, que cuenta con un elemento diferenciador representado en el
beneficio que recibe el agresor. En este orden, la prostitución forzada en el marco del Derecho Internacional Humanitario es definida como el
acto a través del cual el agresor obliga a una o más personas a realizar actos de naturaleza sexual por la fuerza o mediante la amenaza de la
fuerza o mediante coacción, como la causada por temor a la violencia, la intimidación, la detención, la opresión psicológica o el abuso de poder
o aprovechando un entorno coercitivo o la incapacidad de las víctimas de dar su libre consentimiento, para de ésta manera obtener o esperar
obtener ventajas pecuniarias o de otro tipo a cambio de los actos de naturaleza sexual o en relación con ellos.

1.11. EMBARAZO FORZADO: De acuerdo con la definición contenida en el Estatuto de la Corte Penal Internacional (Estatuto de Roma), el
embarazo forzado, puede configurarse en el marco del Derecho Internacional Humanitario, como un crimen de lesa humanidad o como un
crimen de guerra. Por embarazo forzado se entiende el confinamiento ilícito de una mujer a la que se ha dejado embarazada por la fuerza, con
la intención de modificar la composición étnica de una población o de cometer otras violaciones graves del derecho internacional humanitario.

El embarazo forzado guarda una estrecha relación con el delito de genocidio, puesto que se puede cometer este delito con el propósito de
destruir total o parcialmente un grupo nacional, étnico, racial, religioso o político, por razón de su pertenencia al mismo.

1.12. TORTURA EN PERSONA PROTEGIDA: Definida por el Código Penal colombiano en su artículo 137 como "el que, con ocasión y en
desarrollo de conflicto armado, inflija a una persona dolores o sufrimientos, físicos o síquicos, con el fin de obtener de ella o de un tercero
información o confesión, de castigarla por un acto por ella cometido o que se sospeche que ha cometido, o de intimidarla o coaccionarla por
cualquier razón que comporte algún tipo de discriminación". Cuando tales dolores o sufrimientos físicos o psíquicos se producen a través de
actos de violencia sexual, se estará ante un caso de tortura sexual. El código especifica su ejecución en las personas protegidas por el derecho
internacional humanitario que ya fueron descritas en apartados superiores.

1 13. OTRAS FORMAS DE VIOLENCIA SEXUAL DESCRITAS EN EL CONFLICTO ARMADO COLOMBIANO: Independientemente de
que no se encuentren aún descritas dentro de los tipos penales colombianos propios de violencia sexual en el marco del conflicto armado, la
investigación en el tema realizada en Colombia ha identificado que dentro del país se han cometido otros tipos de violencia sexual en el
contexto del conflicto armado, tales como: regulación de la vida social, servicios domésticos forzados, esterilización forzada, y aborto forzado.
Por regulación de la vida social, se considera el acto o conjunto de actos por los cuales, y mediante el uso de la fuerza o la amenaza de su uso
se controla la sexualidad y la regula la vida afectiva. Por aborto forzado se entiende todo acto que tiene como finalidad la interrupción inducida
de un embarazo en contra de la voluntad de la mujer embarazada. La esterilización forzada se entiende como la acción de planificación
reproductiva definitiva producto de la obligación no consentida de la persona. Por servicios domésticos forzados se entiende el conjunto de
acciones mediante el cual generalmente un grupo que detenta la fuerza obliga a un grupo de personas o a una persona a realizar para ellos
labores domésticas que pueden trascender incluso a actos sexuales".

2. MARCO CONCEPTUAL DE LAS VIOLENCIAS SEXUALES


Violencia sexual, las violencias sexuales se pueden entender como una relación desigual y asimétrica de poder en la cual unas personas,
generalmente hombres, consideran que pueden acceder al cuerpo y sexualidad de otras, principalmente niñas, niños, adolescentes y mujeres,
que son degradadas a la condición de objeto, negándoles su dignidad como seres humanos y todos sus derechos.
afecta a millones de personas en todo el mundo, principalmente a niñas, niños, adolescentes y mujeres, generando diversas afectaciones en la
salud física y mental de las víctimas, así como en sus familias y comunidades. Este tipo de violencia busca humillar, castigar, controlar,
vulnerar, atemorizar y destruir a las personas y genera graves consecuencias en su vida y su salud. La Organización Mundial de la Salud –
OMS– define la violencia sexual como:

“Todo acto sexual, la tentativa de consumar un acto sexual, los comentarios o insinuaciones sexuales no deseados,
o las acciones para comercializar o utilizar de cualquier otro modo la sexualidad de una persona mediante coacción
por otra persona, independientemente de la relación de esta con la víctima, en cualquier ámbito, incluidos el hogar
y el lugar de trabajo. La violencia sexual abarca el sexo bajo coacción de cualquier tipo incluyendo el uso de fuerza
física, las tentativas de obtener sexo bajo coacción, la agresión mediante órganos sexuales, el acoso sexual
incluyendo la humillación sexual, el matrimonio o cohabitación forzados incluyendo el matrimonio de menores, la
prostitución forzada y comercialización de mujeres, el aborto forzado, la denegación del derecho a hacer uso de la
anticoncepción o a adoptar medidas de protección contra enfermedades, y los actos de violencia que afecten a la
integridad sexual de las mujeres tales como la mutilación genital femenina y las inspecciones para comprobar la
virginidad”

(OMS, 2003).

En Colombia se definió la violencia sexual en la Ley 1257 de 2008 así:

“(…) Violencia sexual: acción que consiste en obligar a una persona a mantener contacto sexual, físico o verbal o a
participar en otras interacciones sexuales mediante el uso de la fuerza o cualquier otro mecanismo que anule o
limite la voluntad personal. Igualmente se considera violencia sexual cuando la persona agresora obligue a la
agredida a realizar alguno de estos actos con terceras personas. En este tipo de violencia se incluyen los
tocamientos y manoseos, obligar a las mujeres a tener relaciones u obligar a las mujeres a llevar a cabo actos
sexuales que ellas no quieren”

(MDGF; OIM; UNIFEM; UNFPA, 2010).

Es importante reconocer que los hombres también pueden ser víctimas de diferentes formas de violencia sexual, principalmente los hombres
con orientaciones sexuales o identidades de género diversas, los que se encuentran en instituciones carcelarias, entre otros.

Instituciones del Estado, el personal encargado de la atención en salud, justicia o protección de las víctimas de violencias sexuales, como
representante del Estado, debe promover, respetar y garantizar los derechos de las víctimas y tiene una mayor responsabilidad, frente a
cualquier posible violación de los derechos humanos, sexuales y reproductivos. Por lo tanto, está obligado a actuar de acuerdo con la
normatividad vigente (Ministerio de la Protección Social, 2011).

Los derechos humanos establecen valores y principios para regular y controlar las relaciones entre las personas, los grupos, las comunidades y
el Estado, al tiempo que fijan límites al ejercicio abusivo del poder (Ministerio de la Protección Social, 2011).

Todas las personas están obligadas a respetar los derechos humanos, sin embargo, a las servidoras y los servidores públicos, así como a las
instituciones del estado les compete además realizar acciones para lograr la prevención, la atención y reparación de las violaciones de los
mismos.

2.3 ¿POR QUÉ SE PRESENTAN LAS VIOLENCIAS SEXUALES?


Dada la alta prevalencia de las violencias sexuales contra niñas, niños, adolescentes y mujeres, se debe revisar la relación entre género y
violencias. Las violencias de género han sido explicadas mediante distintos modelos; la Organización Panamericana de la Salud –OPS– y la
OMS han adoptado el modelo ecológico feminista propuesto por Heise en 1994 que, a su vez, parte del modelo de desarrollo humano
propuesto por Bronfenbrenner veinte años antes y que consta de cinco niveles: el individual, las relaciones interpersonales y la familia, la
comunidad, la sociedad y la cultura. En el documento Modelo Ecológico se pueden identificar estos niveles y los factores que inciden en las
violencias de género.

Las violencias de género se pueden entender como:

“cualquier acción, omisión o conducta (así como las amenazas de tales actos) que cause muerte, daño o sufrimiento físico,
sexual, psicológico, económico y/o patrimonial a la persona, y/o afectaciones a las familias o las comunidades, asociada a un
ejercicio de poder fundamentado en relaciones asimétricas y desiguales entre hombres y mujeres, donde se produce una sobre
valoración de lo masculino en detrimento de lo femenino, tanto en el ámbito público como en el privado, para mantener las
condiciones de desigualdad y discriminación”

” (Ministerio de la Protección Social, 2013).

De acuerdo con el modelo ecológico, los factores personales, familiares, sociales y culturales que producen las violencias están influenciados
por las construcciones históricas de lo que significa ser mujer o ser hombre en la sociedad, es decir, el género.

En otras palabras, se ha encontrado que en las violencias de género inciden los roles, espacios e identidades masculinas y femeninas
tradicionales y las relaciones de poder desiguales entre hombres y mujeres; en consecuencia, es relevante revisar algunos desarrollos
conceptuales sobre el tema.

La asignación del género masculino o femenino ha sido dinámica a través del tiempo y de las diferentes culturas. Lo que cada sociedad
establece como apropiado para las mujeres y para los hombres se va aprendiendo a través de un proceso llamado socialización de género, en el
que se interiorizan dichos modelos culturales de manera que se asumen como la norma y lo natural. Es por ello que se asume, por ejemplo, que
“las mujeres son tiernas por naturaleza” o que los hombres “tienen deseos sexuales incontrolables”.

El género tiene expresiones culturales, sociales y políticas variadas sin que se pueda definir un único patrón válido de comportamiento. La
historiadora Joan Scott (1986) plantea que existen cuatro elementos interrelacionados en los que se manifiesta el género:

1. Los símbolos culturales


2. Los conceptos normativos que se expresan en doctrinas religiosas, educativas, médicas, legales, entre otras, y que reafirman el “deber
ser” de mujeres y hombres
3. Las instituciones y organizaciones sociales, que incluyen además de la familia, el mercado de trabajo, la educación y la política
4. La identidad subjetiva de mujeres y de hombres.

En la mayoría de las culturas se espera que exista una concordancia entre el sexo y el género, de manera que las mujeres y los hombres se
comporten de acuerdo a modelos hegemónicos que establecen qué es lo apropiado para unas y otros. La cultura patriarcal asigna un valor
diferencial a mujeres y a hombres; se sobrevalora el mundo público y lo relacionado con lo masculino y se subvalora el espacio privado y todo
aquello asociado con lo femenino. Hartman (1978) define el patriarcado como:

“un conjunto de relaciones sociales que tiene una base material y en la cual hay relaciones jerárquicas entre los hombres y
solidaridad entre ellos, lo que les permite dominar a las mujeres. La base material del patriarcado es el control de los hombres
sobre las mujeres, en la esfera de la producción, negando el acceso de las mujeres a los recursos productivos económicamente
necesarios y restringiendo su sexualidad”.

Las construcciones históricas y culturales de las masculinidades han estado marcadas por el mantenimiento del poder patriarcal; para ello se
exige que los hombres tomen decisiones en todos los ámbitos, demuestren permanentemente su virilidad y el hecho de que “son hombres de
verdad”. En correspondencia a estos mandatos los hombres se definen por oposición a todo lo relacionado con lo femenino, especialmente
haciendo una negación de la proto-mujer embrionaria que fue y de la mujer que le gestó (Badinter, 1992).

Esa exigencia de ser un hombre fuerte, capaz, exitoso y con posesiones materiales, es cada vez menos alcanzable para los hombres en general
(Briceño & Chacón, 2012), al tiempo que tienen que buscar alternativas de nuevas relaciones frente al conflicto generado por el surgimiento de
nuevas feminidades.

Las masculinidades basadas en modelos de género tradicionales son proclives al ejercicio de la violencia contra las mujeres, las niñas y los
niños, como una manera de control y dominio. Incluso la exigencia de asumir constantemente riesgos y demostrar que se es fuerte, valiente y
conquistador trae consecuencias negativas para la salud de los propios hombres como, por ejemplo, una alta accidentalidad, alta prevalencia de
ITS/VIH y muertes violentas tanto en riñas callejeras como en el conflicto armado.
En relación con las mujeres, la cultura patriarcal ha construido modelos de identidades femeninas centradas en la obediencia, lo doméstico, el
ser madres y el ser para otros. Los mandatos culturales para las mujeres legitiman la idea de que una mujer por sí misma no tiene valor, ya que
necesita de otro (padre, esposo, hijo) para ser reconocida. También está muy arraigado en nuestra sociedad el concebir el cuerpo de las mujeres
como un objeto que puede ser utilizado para diferentes fines comerciales o sexuales.

Igualmente, el ejercicio de la sexualidad femenina ha estado circunscrita a dos ámbitos: el de la procreación y el de dar placer a otros; en ambos
el cuerpo es para el otro, no para sí misma (Lagarde y de los Ríos, 2012), y estas concepciones traen profundas limitaciones para el ejercicio
pleno de la sexualidad de las mujeres.

A la exigencia de coherencia entre el sexo y el género, se suma el deber ser en cuanto al ejercicio de la sexualidad a través de la orientación
sexual: heterosexual, homosexual o bisexual. Las concepciones sobre la sexualidad han ido variando en las últimas décadas. La ciencia médica
ha despatologizado la diversidad de las expresiones del deseo humano, es decir, que ya no se considera “enferma” o “enfermo” a una mujer
lesbiana o a un hombre homosexual.

Si bien es cierto que durante las últimas décadas se han producido transformaciones importantes en las vidas de las mujeres y los hombres,
todavía se presentan desigualdades y discriminaciones en diversos espacios tanto públicos como privados, como es evidente en las altas tasas
de diferentes formas de violencia. Es en este punto donde reside la importancia de incorporar un enfoque de género en las políticas y programas
del sector salud y, por supuesto, en los diferentes servicios de atención como el de urgencias.

Para finalizar, es importante conocer algunos de los principales hallazgos del Estudio sobre Tolerancia Social e Institucional a la Violencia
basada en Género en Colombia (MDGF; OIM; UNIFEM; UNFPA, 2010). Este estudio contribuyó a develar los factores históricos y culturales
que favorecen y justifican las violencias de género, encontrando que la desigualdad en las relaciones de poder entre hombres y mujeres y la
consideración de estas últimas como inferiores, son fuente primaria de las violencias contra las mujeres.

Los resultados para el sector salud fueron altamente preocupantes y exigen un esfuerzo individual, institucional y sectorial para transformar los
prejuicios, estereotipos y mitos que naturalizan las violencias y poder garantizar una atención integral a las víctimas de las diferentes formas de
violencias de género, entre ellas, las víctimas de violencias sexuales.

Modelo Ecológico, el modelo ecológico permite comprender que la interacción de factores individuales, interpersonales, sociales y culturales
produce y mantiene las violencias, y de igual manera, contempla que el abordaje de dichos factores se debe tener en cuenta en la promoción,
prevención, detección y atención de las violencias de género.

Genero, el sexo hace referencia a las características anatómicas, fisiológicas y hormonales de las mujeres, de los hombres y de las personas
intersexuales; mientras que por género se entiende una construcción cultural y, por ser un hecho cultural, dichas representaciones se pueden
modificar.

Sexo y Genero;
Sexo: Es el conjunto de características físicas y hormonales de las mujeres y de los hombres. Son observables, tangibles e iguales para las
personas de todo el mundo. El pene y los testículos en el hombre, la vulva y el clítoris en la mujer, son las primeras evidencias de pertenencia a
un sexo que se buscan al momento del nacimiento (MPS, 2014).

Género: Es el conjunto de prácticas sociales que establecen diferencias para hombres y mujeres. Es aprendido culturalmente, es el resultado de
la crianza y la educación y, por lo tanto, se puede transformar (Glocer Fiorini, 2010).

Desigualdades y Discriminaciones, cuando se atiende a una víctima de violencia sexual en los servicios de urgencias se le debe tratar como
sujeto de derechos, en ejercicio de su autonomía. Se debe reconocer que las mujeres y los hombres nacen y son iguales frente al goce y disfrute
de los derechos humanos, son ciudadanas y ciudadanos que viven en un Estado Social de Derecho. Lo que diferencia a las mujeres de los
hombres es su sexo, y lo que comparten es la posibilidad de construir subjetividades que les permiten crear, recrear, simbolizar y re-significar la
vida de acuerdo a las experiencias propias.

3. CARACTERIZACIÓN EPIDEMIOLÓGICA DE LAS VIOLENCIAS SEXUALES


Las cifras de las violencias sexuales no muestran la magnitud real de la problemática debido a que el nivel de sub-registro sigue siendo alto.
Las víctimas no denuncian principalmente por vergüenza de contar lo sucedido, miedo a las consecuencias, falta de conocimiento de los
mecanismos de denuncia, desconfianza ante las autoridades y por la impunidad frente a los delitos sexuales. En el informe sobre violencia y
salud de la OMS de 2003, se presenta de manera gráfica la magnitud de la violencia sexual, solo conocemos una pequeña parte del problema.
Con el fin de describir la dimensión y gravedad de las violencias sexuales en el mundo y en Colombia, a continuación se presentan los datos
más recientes aportados por la OMS y otras fuentes nacionales.

El informe de la Organización Mundial de la Salud (2003)


indica que:

En cuanto a la dimensión del problema en Colombia, en el año


2012 se reportaron un total de 21.506 informes periciales
sexológicos, de los cuales el 84.2% (18.100) se realizaron en
mujeres, frente al 15.8% (3.406) en hombres. Estas cifras
indican claramente que el hecho de ser mujer en nuestro país
implica una mayor vulnerabilidad para ser víctima de delitos
sexuales, con una proporción de 1 hombre por cada 6 mujeres.

Igualmente, el 85% de las valoraciones sexológicas fueron hechas en niñas, niños y adolescentes, de las cuales las más afectadas fueron las
niñas entre 10 a 14 años y los niños de 5 a 9 años. El 59% de los casos se reportó dentro de la vivienda de la víctima (Instituto Nacional de
Medicina Legal y Ciencias Forenses, 2012).

La mayoría de las niñas y los niños que son víctimas están expuestos a situaciones de abuso y explotación que muchas veces no saben
identificar y, por lo tanto, no ponen en conocimiento de otras personas la violencia vivida.

El Ministerio de Salud y Protección Social y el Instituto Nacional de Salud mediante el Sistema de Vigilancia en Salud Pública de violencia
contra la mujer, violencia intrafamiliar y violencia sexual para el año 2012 reportó un total de 63.256 casos de violencias, de los cuales, el 40%
(25.302) corresponde a violencia física, el 28% (17.712) a negligencia y abandono, el 24% (15.181) a violencia sexual y el 18% (11.386) a
violencia psicológica (figura 2). En relación con la violencia sexual el 84% de los casos se reportó en mujeres y el 16% en hombres. Las edades
en que más casos se registran están entre los 10 y los 14 años.

En el marco del conflicto armado las violencias sexuales se agravan y se incrementan. Al reconocer

esta problemática la Corte Constitucional identificó, por medio del Auto 092 de 2008, que las mujeres en el marco del conflicto armado y en el
desplazamiento subsecuente han sido victimizadas de manera sistemática a través de diferentes formas de violencia sexual, entre las que se
incluyen:

1. Actos de violencia sexual perpetrados como parte integrante de otras operaciones violentas.
2. Actos deliberados de violencia sexual cometidos ya no en el marco de acciones violentas de mayor alcance, sino individual y
premeditadamente por parte de los actores armados.
3. Violencia sexual contra mujeres señaladas de tener relaciones familiares o afectivas.
4. Violencia sexual contra las mujeres, jóvenes y niñas que son reclutadas por combatientes.
5. Sometimiento de las mujeres, jóvenes y niñas civiles a violaciones, abusos y acosos sexuales individuales o colectivos.
6. Actos de violencia sexual contra las mujeres civiles que quebrantan con su comportamiento público o privado los códigos sociales.
7. Actos de violencia sexual contra mujeres que forman parte de organizaciones sociales.
8. Prostitución forzada y esclavización sexual de mujeres civiles.
9. Actos de amenaza de cometer las conductas mencionadas.

Con respecto a la población LGBTI, una encuesta reveló que 7 de cada 10 personas entrevistadas, habían sido víctimas de agresiones, de las
cuales el 17% fueron consideradas como violencia sexual (CLAM; GESSAM/UNAL; PROFAMILIA, 2007). En concordancia con lo anterior,
la ONG Colombia Diversa presentó el Informe sobre la situación de Derechos Humanos de la población LGBTI en Colombia, 2010-2011, que
evidenció las graves deficiencias en cuanto a sistemas de información y políticas públicas para enfrentar la discriminación y la alta tasa de
homicidios y violencia sexual contra esta población. Entre otras muchas vulneraciones están las violencias ejercidas por los grupos armados al
margen de la ley, e incluso de la Policía Nacional y de las instituciones que niegan la atención de esta población para la restitución de sus
derechos.

Ahora bien, las diferentes formas de violencias de género también son comunes en los pueblos indígenas; en palabras de Arelis Uriana, mujer
indígena, se evidencia que:
“la mayor, más dolorosa y silenciada situación que viven las mujeres indígenas está ligada a la violencia sexual. Los nuevos actores en nuestro territorio, traen
consigo –como lo hemos evidenciado en el mismo Cumaribo– la creciente explotación sexual que involucra a niñas indígenas, los embarazos no deseados, las
enfermedades de transmisión sexual, el involucramiento afectivo y la violencia sexual”

(Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, 2012).


Recientemente se ha reconocido en Colombia que algunos pueblos indígenas practican la ablación o mutilación genital femenina –A/MGF–,
una violación a los derechos humanos frente a la cual se han desarrollado proyectos que han disminuido dicha práctica.

La prevención y atención de las violencias de género en pueblos indígenas plantea un gran reto para el Estado y las entidades. Como punto de
partida se puede afirmar que, si bien nuestra Constitución Política protege el bien colectivo de los pueblos indígenas, este derecho no es
absoluto y no puede estar por encima de la protección de los derechos humanos, especialmente de los niños, niñas y mujeres.

En conclusión, las violencias contra las mujeres, los niños, las y los adolescentes, las personas LGBTI y otros grupos en condiciones de
vulnerabilidad son una violación de los derechos humanos; por tanto, el personal de salud, como servidoras y servidores públicos, debe
garantizar el derecho a la salud de todas las víctimas de violencias sexuales.

4. MARCO NORMATIVO

4.1 INSTRUMENTOS INTERNACIONALES


Los instrumentos internacionales que han sido adoptados por el Estado colombiano hacen parte del Bloque de Constitucionalidad, lo cual
significa que se incorporan a la Constitución Política de 1991 y que son de obligatorio cumplimiento.

Entre los principales instrumentos tanto del Sistema Universal como del Sistema Interamericano de Derechos Humanos cabe resaltar las
siguientes declaraciones y convenciones:

La Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, que es el fundamento para la libertad, la justicia y la paz en el mundo. Establece
treinta derechos fundamentales para todas las personas, afirmando que son universales, inalienables, interdependientes e indivisibles. Entre
estos derechos se encuentran el reconocimiento de la dignidad intrínseca de todos los seres humanos, la igualdad de derechos entre mujeres y
hombres, y la prohibición de cualquier forma de esclavitud, servidumbre, tortura, tratos crueles, inhumanos o degradantes.

La Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, CEDAW, 1979, y el Protocolo Facultativo, 1999.
Ambos fueron firmados y ratificados por Colombia, lo que establece la obligación para nuestro país de adoptar todas las medidas legislativas,
de política pública y de transformación cultural para garantizar el goce de los derechos humanos para las mujeres en igualdad con los hombres.
La Convención insta a los Estados a eliminar todas las formas de discriminación contra las mujeres en los ámbitos sociales, económicos,
políticos y culturales.

Posteriormente, en 1994, la Organización de Estados Americanos adoptó la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la
violencia contra la mujer en Belem do Pará, y fue aprobada por Colombia en 1995.

En su primer artículo establece lo que se entiende como violencia contra la mujer:

“(...) Cualquier acción o conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la
mujer, tanto en el ámbito público como en el privado (…)”

La Convención de Belém do Pará reconoce que la violencia contra las mujeres impide el ejercicio de sus derechos civiles, políticos,
económicos, sociales y culturales, y por tanto toda mujer tiene derecho a vivir una vida libre de violencia. Igualmente compromete a los
Estados a adoptar las medidas que sean necesarias para prevenir, sancionar y erradicar toda práctica cultural que tolere alguna forma de
violencia contra las mujeres, incluyendo la violencia política.

Los países que integran las Naciones Unidas también han suscrito varias conferencias internacionales que, si bien no son de obligatorio
cumplimiento, generan compromisos internacionales para los Estados, principalmente en materia legislativa y de política pública. Dentro de
estas conferencias cabe resaltar la realizada en El Cairo relacionada con los derechos sexuales y reproductivos.

La Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo de El Cairo (1994) establece que:

“los derechos reproductivos abarcan ciertos derechos humanos que ya están reconocidos en las leyes nacionales, en los
documentos internacionales sobre derechos humanos y en otros documentos pertinentes de las Naciones Unidas aprobados por
consenso. Se basan en el reconocimiento del derecho básico de todas las parejas e individuos a decidir libre y responsablemente
el número de hijas e hijos, el espaciamiento de los nacimientos y el intervalo entre estos y a disponer de la información y de los
medios para ello y el derecho a alcanzar el nivel más elevado de salud sexual y reproductiva”.

En respuesta a esta conferencia, y gracias a la presión de diferentes movimientos sociales, en Colombia se reconocen los siguientes derechos
sexuales y reproductivos, que evidencian, además, la separación entre sexualidad y reproducción (Ministerio de la Protección Social, 2011):
1. Reconocerse a sí mismos y a sí mismas como seres sexuados.
2. Fortalecer su autoestima y autonomía para tomar decisiones sobre su sexualidad y sobre su reproducción.
3. Disfrutar de una actividad sexual satisfactoria, placentera y sin ningún tipo de riesgos, miedo, vergüenza, prejuicios o inhibiciones.
4. Estar informadas e informados, así como educadas y educados sobre todos los aspectos relacionados con la reproducción y la
sexualidad, como son: órganos, funciones y procesos, infecciones y enfermedades, sobre los métodos anticonceptivos modernos y
seguros, así como sobre los mecanismos judiciales para defender los derechos sexuales y reproductivos, entre otros temas.
5. Decidir con quién, cuándo y cómo tener relaciones sexuales. Todas las relaciones sexuales deben ser deseadas y consentidas, exentas
de coerción, amenazas o violencia.
6. Decidir la posibilidad o no de ejercer el derecho a procrear y de esta forma controlar su capacidad de reproducirse. La posibilidad de
un hombre y una mujer de ser padre o madre, es ante todo una opción libre y autónoma. Todos los embarazos deben ser deseados y
consentidos.
7. Decidir sobre la posibilidad de interrumpir un embarazo.
8. Acceder a métodos anticonceptivos seguros, eficaces y aceptables.
9. Decidir el número y el intervalo entre los nacimientos.
10. No ser sometida o sometido, bajo pretexto, amenaza o chantaje, a ningún tipo de abuso o maltrato sexual, físico o psicológico, dentro
o fuera de su hogar, por compañeros, esposos, novios, familiares, conocidos o desconocidos.
11. Recibir servicios de salud de calidad que permitan embarazos y partos seguros y disfrutar de una buena salud sexual y reproductiva.
Los criterios básicos de calidad son: buen trato, eficiencia, confidencialidad, accesibilidad geográfica y económica.

4.2 INSTRUMENTOS NACIONALES


El esfuerzo mancomunado del movimiento de mujeres y de la institucionalidad permitió visibilizar la problemática de las violencias sexuales,
la violencia en el ámbito de la familia y las violencias contra las mujeres, tanto en ámbitos públicos como en espacios privados en Colombia. A
partir de la denuncia, la documentación y la evidencia sobre dichas violencias se hizo necesario legislar para contrarrestar estas graves
violaciones a los derechos humanos.

La mayoría de las violencias sexuales están incluidas en el Código Penal Colombiano, en donde se tipifican los “delitos contra la libertad,
integridad y formación sexuales”, los “delitos contra la libertad individual y otras garantías”, algunos “delitos contra personas y bienes
protegidos por el Derecho Internacional Humanitario” y algunos “delitos contra la vida y la integridad personal”.

Conocer e identificar los delitos sexuales, como están tipificados en el Código Penal, es necesario para las y los profesionales de la salud, por
varias razones:

• Permite visibilizar algunas formas de violencia sexual que por estar tan naturalizadas ni siquiera se reconocen, y mucho menos se
atienden en el sector salud,
• Porque conocer las dinámicas y características de los delitos sexuales posibilita tener un abordaje integral en la atención a las víctimas,
• Porque es punto de partida para el diseño de estrategias de prevención adecuadas.

La Convención sobre los Derechos del Niño (1989), estableció la necesidad de proporcionar a los niños, niñas y adolescentes menores de 18
años, una protección y cuidados especiales. Esta convención fue adoptada por Colombia, mediante la Ley 12 de 1991.

Es importante tener en cuenta que los diagnósticos codificados en la Clasificación Internacional de Enfermedades –CIE-10– que se revisarán
en la actividad de aprendizaje 2, no coinciden con cada delito; en consecuencia, en la historia clínica se deben registrar todos aquellos
elementos que le sirvan a las autoridades para garantizar el derecho a la justicia y reparación que tienen las víctimas.

Para que esto sea posible, el personal de salud de urgencias, y especialmente la médica o el médico encargado de la atención, deberá poner
estas situaciones en conocimiento de la autoridad competente, en todos los casos.

Igualmente, hay algunas condiciones que el personal de salud encargado de hacer la valoración integral tiene que identificar porque son
causales de agravación de la conducta delictiva; por lo tanto, es importante que las describa cuidadosamente.

Entre ellas están:


• Niños y niñas menores de 14 años.
• Inconsciencia, incapacidad de resistir o discapacidad cognitiva (Identificar sustancias sicotrópicas, estados mentales orgánicos, discapacidades o alteraciones del sensorio).
• Infecciones de transmisión sexual.
• Embarazo producto de la violación y abuso.
• Consanguinidad.
• Vulnerabilidad por razones de edad, etnia, discapacidad física, psíquica o sensorial, ocupación u oficio.
En Colombia, todo tipo de actividad sexual con niñas y niños menores de 14 años es un delito.

También se comete delito cuando siendo menores de 18 años de edad son explotadas o explotados sexualmente; es decir, cuando se realiza
cualquier promesa de pago económico o en especie para poder acceder sexualmente al niño, niña o adolescente.

Por estas razones el personal de salud deberá estar atento ante la presencia de embarazos en niñas menores de 14 años, de infecciones de
transmisión sexual o de signos de violencias sexuales, para realizar un abordaje asertivo y un diagnóstico y tratamiento terapéutico adecuados
que permitan el proceso de restablecimiento de derechos del niño, niña o adolescente.

A pesar de que se incluye el marco normativo completo, es importante destacar algunas de las leyes relacionadas con la prevención, atención y
sanción de diferentes formas de violencia sexual, entre las que se encuentran:

Ley 985 de 2005: esta ley adopta medidas de prevención, protección y asistencia necesarias para garantizar el respeto de los derechos humanos
de las víctimas de trata de personas, tanto de la trata interna como externa. Busca fortalecer la acción del Estado frente a este delito.

Ley 1146 de 2007: tiene por objeto la prevención de la violencia sexual y la atención integral de niños, niñas y adolescentes víctimas de
violencia y abuso sexual. Esta ley define la violencia sexual contra niños, niñas y adolescentes como:

“todo acto o comportamiento de tipo sexual ejercido sobre un niño, niña o adolescente, utilizando la fuerza o cualquier forma de
coerción física, psicológica o emocional, aprovechando las condiciones de indefensión, de desigualdad y las relaciones de poder
existentes entre víctima y agresor”.

Ley 1257 de 2008: adopta normas que permiten garantizar para todas las mujeres una vida libre de violencia, tanto en el ámbito público como
en el privado, el ejercicio de los derechos reconocidos en el ordenamiento jurídico interno e internacional, el acceso a los procedimientos
administrativos y judiciales para su protección y atención y la adopción de las políticas públicas necesarias para su realización. En esta ley se
definen diversas manifestaciones de las violencias contra las mujeres, como la violencia psicológica, física, sexual, económica y patrimonial.

Ley 1336 de 2009: contiene mecanismos de política con el fin de prevenir y contrarrestar la explotación, pornografía y turismo sexual con
niñas, niños, adolescentes. Adiciona tipos penales e identifica nuevas obligaciones para el Instituto Colombiano del Bienestar Familiar –ICBF–,
el Ministerio de Telecomunicaciones, el entonces Ministerio de Desarrollo Económico y otras entidades gubernamentales; igualmente
promueve la creación de fondos destinados a prevención y atención.

Ley 1448 de 2011: esta ley establece un conjunto de medidas judiciales, administrativas, sociales y económicas, individuales y colectivas, en
beneficio de las víctimas del conflicto armado, dentro de un marco de justicia transicional, que posibilitan hacer efectivo el goce de sus
derechos a la verdad, la justicia y la reparación con garantía de no repetición. De esta forma, se reconoce

su condición de víctimas y se dignifica a través de la materialización de sus derechos constitucionales.

Este breve recorrido por los instrumentos internacionales y nacionales permite concluir dos ideas básicas:

• Primero, que las diferentes formas de violencia sexual han sido reconocidas como delitos que violan los derechos humanos de las
víctimas.
• Segundo, que el personal de salud, especialmente de los servicios de urgencias, tiene un papel determinante para garantizar la salud
física y mental de las víctimas, puesto que una atención oportuna, de calidad y sin ningún tipo de re-victimización, es fundamental
para el restablecimiento de los derechos de las víctimas.

Reiteramos la invitación a reconocer e identificar adecuadamente los delitos sexuales, para poder realizar un proceso adecuado de prevención y
atención.

5. ENFOQUES PARA EL ABORDAJE INTEGRAL DE LAS VIOLENCIAS SEXUALES


Una atención adecuada a las víctimas de violencias sexuales requiere adoptar varias miradas o perspectivas que permiten reconocer, promover
y garantizar sus derechos y, de igual manera, realizar los procedimientos adecuados a sus condiciones y necesidades particulares.

A continuación se plantean las definiciones de los enfoques de derechos, género y diferencial y su aplicación práctica para la atención de las
víctimas.

5.1 ENFOQUE DE DERECHOS

El enfoque de derechos se fundamenta en el reconocimiento de que:


“todas las personas, mujeres, hombres, de todas las edades y nacionalidades, tienen derecho a todos los derechos y que todos son importantes para el desarrollo
pleno y digno del ser humano durante el transcurso de su vida. (…). Nadie puede renunciar a sus derechos pese a las circunstancias en que se encuentre”

(Ministerio de la Protección Social; OIM, 2011).


Según la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, el propósito del enfoque de derechos es analizar las
desigualdades que se encuentran en el centro de los problemas del desarrollo y corregir las prácticas discriminatorias y el injusto reparto del
poder que obstaculizan el progreso (Naciones Unidas, 2006).

El derecho a la salud alude al disfrute del más alto nivel de bienestar físico, mental y social, e implica una interdependencia con otros derechos;
se aplica sin distinción de raza, género, religión, orientación política, orientación sexual o situación económica o social, y se refiere al nivel de
salud que le permite a una persona vivir dignamente, y a los factores socioeconómicos que promueven la posibilidad de llevar una vida sana
(Ministerio de Salud y Protección Social, 2012).

Incorporar el enfoque de derechos en la atención a las víctimas de violencia sexual, implica que:

• Siempre se deben respetar, promover y garantizar los derechos humanos de las víctimas, y en ningún momento, restringirlos o
violarlos.
• Se debe informar a las víctimas los derechos que tienen a una atención oportuna, gratuita y sin ningún tipo de barreras,
independientemente de su afiliación al SGSSS.
• Siempre se debe respetar la autonomía de las víctimas para los diferentes procesos y procedimientos requeridos.

5.2 ENFOQUE DE GÉNERO


El enfoque de género es una perspectiva política, conceptual y metodológica que:

1. Visibiliza las discriminaciones y desigualdades entre mujeres y hombres,


2. Reconoce que estas discriminaciones son injustas y que vulneran los derechos humanos,
3. Plantea propuestas para construir relaciones justas y equitativas en diversos ámbitos sociales, económicos y políticos.

En relación con las violencias sexuales, el enfoque de género cuestiona y transforma los mitos, estereotipos, creencias y prácticas que
naturalizan y justifican las diferentes formas de violencia sexual.

El enfoque de género en la atención en salud de las víctimas de violencia sexual se puede aplicar a través de las siguientes acciones:

• No cuestionar la veracidad del relato de la víctima.


• No re-victimizar a las víctimas preguntando: ¿Por qué no se defendió? o ¿Por qué iba vestida de determinada manera? o negándole la
atención que requiere.
• No culpabilizar a las víctimas de violencia sexual, ya que el único responsable es el agresor o agresores.
• Hacer explícito que no hay ninguna justificación de las violencias de género y, por supuesto, de las violencias sexuales.
• Respetar los silencios o expresiones como el llanto, la tristeza o la ira.
• Resaltar que la víctima ha sido muy valiente al haber acudido a las instituciones a solicitar ayuda.
• Promover el empoderamiento de las víctimas, esto significa ayudarles a que vuelvan a tener el control sobre su vida y su cuerpo y, que
tomen decisiones autónomas e informadas.

5.3 ENFOQUE DIFERENCIAL


A pesar de que la igualdad de derechos se ha reconocido formalmente, en la práctica no todas las personas disfrutan de los derechos humanos
con las mismas garantías. Algunas personas se encuentran en condiciones de vulnerabilidad por su procedencia, edad, creencias, orientación
sexual, estrato socioeconómico, etnia o sexo. El reconocimiento de estas vulnerabilidades obliga al Estado a implementar mecanismos
normativos y de política pública que busquen la igualdad en la vivencia de los derechos.

Así mismo, a la par del desarrollo legislativo, se deben diseñar e implementar políticas públicas que se ajusten a las necesidades específicas de
las víctimas, ya que partimos del reconocimiento de que las afectaciones por la violación de los derechos son particulares de acuerdo con las
condiciones de las personas, lo cual requiere una atención diferencial.

El enfoque diferencial:

“tiene en cuenta las condiciones y posiciones de los distintos actores sociales, reconocidos como “sujetos de derechos”, inmersos
en particulares dinámicas culturales, económicas, políticas, de género y de etnia. Así mismo, tiene en cuenta los ciclos de vida de
las personas y las vulnerabilidades que pueden conducir a ambientes imitantes, como es elcaso de la discapacidad y de
situaciones sociales como el desplazamiento”

(Ministerio de Salud y Protección Social, 2012).


El enfoque diferencial en la atención en salud para víctimas de violencia sexual implica reconocer que las afectaciones en la salud física y
mental son específicas de acuerdo con las particularidades tanto del hecho victimizante, como de las condiciones de edad, sexo, etnia y
discapacidad de las víctimas. Por lo tanto, la atención en salud se debe realizar de acuerdo a las necesidades específicas de las víctimas.

Como ya se ha mencionado, las siguientes perspectivas hacen parte del enfoque diferencial:

5.3.1 CICLO DE VIDA

El ciclo de vida (o curso o transcurso de vida): Incorporar el enfoque de ciclo de vida en la atención a las víctimas de violencia sexual es
fundamental debido a que:

• Los procedimientos médicos y tratamientos terapéuticos tienen particularidades de acuerdo con la edad de la víctima.
• La activación que se debe hacer desde el sector salud hacia los sectores de justicia y protección involucra diferentes autoridades
competentes, como se abordará en detalle en la actividad de aprendizaje 4.
• Las implicaciones penales de los delitos sexuales se agravan por la edad de la víctima.
• El lenguaje, la empatía y la información brindada a las víctimas, se debe adecuar a su ciclo vital.

“es un abordaje que permite entender las vulnerabilidades y oportunidades de invertir durante cada una de las etapas del
desarrollo humano; reconoce que las experiencias se acumulan a lo largo de la vida, que las intervenciones en una generación
repercutirán en las siguientes, y que el mayor beneficio de un momento vital puede derivarse de intervenciones previas en
periodos vitales anteriores. El ciclo de vida aborda el continuo vital y sus momentos, en términos de potencialidades y
capacidades permanentes y adecuadas a las exigencias de cada uno de ellos y al logro de acumulados que les permitan a cada
individuo y a los colectivos tener una vida plena y con las mejores condiciones posibles de salud”

(Ministerio de Salud y Protección Social, 2012)

5.3.2 ENFOQUE ÉTNICO

La Constitución Política de Colombia reconoce la diversidad étnica y cultural del país y la Corte Constitucional ha aceptado a las comunidades
indígenas y afrodescendientes como sujetos colectivos; como tales, gozan de derechos que recaen en la comunidad, entendida como una unidad
más allá de los sujetos que la conforman. Por lo tanto, los grupos étnicos gozan tanto de los derechos individuales como de los colectivos.

El enfoque étnico:

“En lo que respecta a la prevención, la atención integral y al restablecimiento de derechos de las víctimas de la violencia sexual
pertenecientes a comunidades indígenas y afro, es de suma importancia, atender a particularidades culturales tales como la
cosmovisión sobre el cuerpo y la sexualidad, así como el lugar que ocupan, los roles y las funciones que ejercen las mujeres,
niñas, niños y adolescentes al interior de dichas colectividades”

(Ministerio de la Protección Social, 2011).

Incorporar el enfoque étnico en el abordaje integral de las víctimas de violencias sexuales requiere el desarrollo de un proceso de acercamiento
y establecimiento de confianza para comprender, sin juzgar, las normatividades culturales que sustentan las diferentes formas de violencia
sexual.

“recoge y visibiliza el pensamiento, la cosmovisión y las visiones de desarrollo de las propias comunidades y las transforma en
acciones concretas. De este modo, se tiene presente que la visión de armonía de los pueblos está estrechamente relacionada con
el territorio, y por eso la vida en comunidad, el uso de la lengua nativa y el reconocimiento de la cultura como columna vertebral
y elemento vinculante de los habitantes, son componentes fundamentales para la existencia y continuidad de los grupos étnicos”

(Departamento Nacional de Planeación, 2012).

Cuando llega una víctima de violencia sexual al servicio de urgencias perteneciente a una comunidad indígena se debe tener en cuenta para el
proceso de atención, lo siguiente:

• Conocer o averiguar los usos y costumbres de la comunidad en particular e indagar sobre sus prácticas sexuales y reproductivas, las
formas y dinámicas de violencia sexual, los imaginarios culturales que sustentan la violencia sexual y la sanción de la violencia sexual
según sus propias normas.
• Identificar los espacios/prácticas/integrantes de la comunidad que se pueden potenciar como factores protectores frente a las violencias
basadas en género y la violencia sexual ejercida contra las mujeres, niñas y niños.
• Contar en el servicio de urgencias, en caso de tener cercanía a una comunidad indígena, con una persona traductora en los casos en los
que se requiera.
• Respetar la diversidad cultural y no establecer juicios de valor basados en una visión occidental o colonialista.
• Reconocer que de acuerdo con la Convención Internacional de los Derechos del Niño, los derechos de niños, niñas y adolescentes
tienen prelación sobre los demás derechos, incluidos los culturales.
• Tener en cuenta que los derechos colectivos de los pueblos indígenas no son absolutos y no pueden ser la justificación para violar los
derechos humanos de ningún integrante de sus comunidades, en especial aquellos que han estado en condiciones de desigualdad como
lo son las mujeres, niñas y niños indígenas.

5.3.3 ENFOQUE PARA PERSONAS CON DISCAPACIDAD

Las personas que presentan alguna discapacidad y sufren alguna forma de violencia sexual seguramente no expresan las afectaciones de las
violencias con fluidez, bien sea por su condición, por la exacerbación del miedo, la vergüenza o la incomprensión de lo sucedido.

Se entiende que:

“el enfoque diferencial en discapacidad orienta la atención, el cuidado y la asistencia a las personas con discapacidad (PcD)
desde la perspectiva de los derechos humanos, de los enfoques de desarrollo humano y social, de sexo e identidad de género,
ciclo vital, raza, etnia y desde la particularidad de las diferentes limitaciones definidas por la Clasificación Internacional de
Funcionamiento, vale decir la limitación visual, auditiva, motora, mental, cognitiva y múltiple, generando unas respuestas
diferenciadas para la accesibilidad y la inclusión social de las PcD en la vida política, económica, social, cultural y ambiental de
sus propios territorios”

(Resolución 1895 de 2013, 2013).

La atención a personas con discapacidad que han sido víctimas de violencia sexual, requiere el desarrollo de acciones como:

• Reconocer sus particularidades físicas, sensoriales, mentales, cognitivas o múltiples para determinar y suplir sus necesidades.
• Determinar los grados de discapacidad. Para determinar la edad de una persona con discapacidad, se requiere hacer una evaluación
especializada para establecer la edad mental de la persona y no basarse exclusivamente en la edad cronológica.
• De acuerdo con cada caso, se debe contar con un intérprete de lenguaje de señas, brindar información en lenguaje braille, garantizar
que los espacios físicos no tengan barreras de acceso, o la necesidad del acompañamiento del cuidador o cuidadora o integrante de la
familia, corroborando que no sea el agresor.
• Evaluar la red de apoyo: familia y comunidad y su nivel de garantía de protección.
• Garantizar procesos de información, educación-formación y comunicación en lenguajes que incluyan las diferentes formas de
discapacidad: visualización de textos, Braille, comunicación táctil, macrotipos, dispositivos multimedia de fácil acceso, así como el
lenguaje escrito, sistemas auditivos, lenguaje sencillo, los medios de voz digitalizada y otros modos, medios y formatos aumentativos
o alternativos de comunicación, incluida la tecnología de la información y las comunicaciones de fácil acceso.
• Generar acciones de prevención y protección comunitaria en el marco de la estrategia “Rehabilitación basada en comunidad”
planteada por la OMS.

5.3.4 ENFOQUE PSICOSOCIAL PARA EL ABORDAJE DE LAS VIOLENCIAS EN EL CONFLICTO ARMADO

“[La actuación del] sector salud y sus diversas instituciones, así como la actuación de todos sus servidores, tiene que tener en
cuenta de manera permanente y mediante mecanismos establecidos de verificación, la situación de vulnerabilidad y vulneración
en que se encuentran las víctimas del conflicto armado, para hacer eficaz la garantía de sus derechos. El sistema de atención debe
ofrecer las condiciones para que las personas sean remitidas de manera inmediata y oportuna a instituciones especializadas (sin
imponer) cargas adicionales que pueden incrementar, profundizar o producir nuevos daños emocionales y físicos en las víctimas
y, por ende, una re-victimización”.

(Ministerio de la Protección Social; OIM, 2011)

En los casos de víctimas de violencia sexual en el marco del conflicto armado, además de las atenciones establecidas para cualquier víctima, se
debe:

• Prestar especial atención a los riesgos para la vida, integridad y seguridad de las víctimas por las amenazas, hostigamientos o
atentados que pueden realizar los grupos armados.

Por lo tanto es indispensable conocer y activar los mecanismos de protección locales y nacionales existentes. Se debe contar con un directorio
actualizado.
• Asegurar la confidencialidad, como requisito para salvaguardar la intimidad de las víctimas.
• Informar a las víctimas sobre los derechos que tienen por ser víctimas del conflicto armado.
• Tener en cuenta que muchas víctimas de violencia sexual en el conflicto armado cuentan el hecho victimizante incluso años después
de haber sucedido. A este respecto, es importante retomar la Resolución 459 de 2012 que establece que toda violencia sexual es una
urgencia, independientemente del tiempo transcurrido desde que sucedió el hecho hasta que se pone en conocimiento del sector salud.

Para finalizar, se recalca que aplicar los enfoques mencionados es una manera para no re-victimizar a las víctimas de violencia sexual por parte
del sector salud, especialmente en el proceso de atención en salud de los servicios de urgencias.

La re-victimización se refiere “al conjunto de hechos” o “al hecho” en que una persona sea víctima de violencias en dos o más
momentos de la vida. Ambas experiencias son separadas en el tiempo y realizadas por parte de al menos dos personas diferentes”

(Arias, Thompson, & Basile, 2002).

Recuerde que se pueden ejercer violencias con posturas corporales, señalamientos inadecuados o tratos poco dignos.

Tenga en cuenta que una atención adecuada a las víctimas de violencia sexual es fundamental para la recuperación de su salud física y mental,
el ejercicio de sus derechos y la reconstrucción de su proyecto de vida

6.COBERTURA DELA ATENCIÓN DE LA VIOLENCIA SEXUAL EN EL MARCO DEL SISTEMA


GENERAL DE SEGURIDAD SOCIAL EN SALUD
El Acuerdo 008 de 2009 aclaró la definición de urgencia como:

“(…) la alteración de la integridad física, funcional y/o mental de una persona por cualquier causa, con cualquier grado de
severidad, que comprometen su vida o funcionalidad y que requieren acciones oportunas de los servicios de salud, a fin de
conservar la vida y prevenir consecuencias críticas permanentes o futuras”.

La situación crítica y de riesgo inminente y futuro de todas las víctimas de violencia sexual obliga a entender la atención, dentro de este marco
normativo de urgencias, como inmediata, independiente del tiempo transcurrido desde el evento.

En cuanto a la atención para niñas, niños y adolescentes, la Ley 1146 de 2007, establece que:

“(…) las niñas, niños y adolescentes víctimas de abuso sexual, serán atendidos en las Instituciones Prestadoras de Salud tales
como EPS, IPS, ARS previamente mencionadas, de manera inmediata y en cumplimiento del principio de prevalencia de sus
derechos, clasificando y atendiendo estos casos como de urgencia médica, (…) examen y tratamiento de enfermedades de
transmisión sexual adquiridas con ocasión del abuso (…), provisión de antiretrovirales en caso de violación y/o riesgo de
VIH/SIDA (…)”

Es preciso recordar que esta ley es explícita en las sanciones por parte de la Superintendencia de Salud en caso de incumplimiento de lo
promulgado, y genera la Resolución 1776 de 2008, la cual resuelve:

La Superintendencia Nacional de Salud, previa solicitud de explicaciones, podrá imponer, en caso de violación a los preceptos contenidos en el
artículo 9º de la Ley 1146 de 2007, a las Entidades Promotoras de Salud, EPS, Instituciones Prestadoras de Salud, IPS, y Entidades Promotoras
de Salud de Salud del Régimen Subsidiado, EPS-S, por una sola vez, o en forma sucesiva, multas en las siguientes cuantías a favor del Tesoro
Nacional.

1. Multa de 1 a 2000 salarios mínimos legales mensuales vigentes a la fecha de la comisión del hecho, a las EPS, IPS, EPS-S, que
nieguen la atención de manera inmediata como una urgencia médica del niño, niña y adolescente víctima de abuso sexual o que
durante la atención médica de urgencia no realicen una adecuada evaluación física y psicológica del niño, niña o adolescente víctima
de abuso, teniendo cuidado de preservar la integridad de las evidencias.
2. Multa de 1 a 1800 salarios mínimos legales mensuales vigentes a la fecha de la comisión del hecho, a las EPS, IPS, EPS-S, que
incumplan el precepto de recoger de manera oportuna y adecuada las evidencias, siguiendo las normas de la cadena de custodia, o de
practicar de inmediato las pruebas forenses, patológicas y psicológicas necesarias para adelantar el proceso penal correspondiente.
3. Multa de 1 a 1600 salarios mínimos legales mensuales vigentes a la fecha de la comisión del hecho, a las EPS, IPS, EPS-S, que se
nieguen a la provisión de antiretrovirales en caso de violación y/o riesgo de VIH/Sida, o a la realización de exámenes y tratamientos
de enfermedades de transmisión sexual adquiridas con ocasión del abuso del niño, niña y adolescente víctima de abuso sexual.
4. Multa de 1 a 1200 salarios mínimos legales mensuales vigentes a la fecha de la comisión del hecho, a las EPS, IPS, EPS-S, que se
abstengan de dar aviso inmediato a la policía judicial y al ICBF.
La atención de la violencia sexual es de obligatoria cobertura por el asegurador y de obligatoria prestación de acuerdo a su nivel de
complejidad, pero sin la posibilidad de negar la atención, a pesar de que la complejidad del caso, rebase su capacidad resolutiva y deberá
prestar los servicios que pueda de acuerdo a su competencia y realizar la debida referencia para responder a todas las necesidades.

Por su parte, la Ley 1438 de 2011 tiene por objeto el fortalecimiento del SGSSS a través de un modelo de prestación del servicio público en
salud que permita la acción coordinada del Estado, las instituciones y la sociedad en el marco de la estrategia Atención Primaria en Salud. De
esta forma, se pretende el mejoramiento de la salud y la creación de un ambiente sano y saludable, que brinde servicios de mayor calidad,
incluyentes y equitativos, donde el centro y objetivo de todos los esfuerzos sean las y los residentes en el país.

La Resolución 5521 de 2013, actualiza el POS y deroga los Acuerdos 029 de 2011, 031 y 034 de 2012. Se puede resaltar entre otros apartes los
siguientes:

• El cubrimiento de las tecnologías de salud para la atención de urgencias, así como la garantía de la continuidad del servicio en las
urgencias.
• Psicoterapia ambulatoria para víctimas de violencia incluyendo las violencias sexuales (hasta 60 sesiones de psicoterapia individual y
hasta 60 sesiones de psicoterapia grupal, familiar y de pareja).
• Continuidad en el manejo por especialista. No se requiere consultar a medicina general para requerir evaluación por el especialista
cuando el paciente haya sido diagnosticado y requiera periódicamente servicios especializados. (Aplica para los casos de violencias
sexuales para el manejo con psiquiatría y otros especialistas).
• Atención preferencial y diferencial para menores de 18 años.

La Ley 1257 de 2008 y sus decretos complementarios 4796 de 2011 y 2734 de 2012, así como la Resolución 1895 de 2013, integraron el
panorama de la atención ampliando la garantía de habitación, alimentación y transporte a las mujeres víctimas y sus hijos e hijas dentro del
marco presupuestal para ello.

7. PROTOCOLO DE ATENCIÓN INTEGRAL EN SALUD PARA VÍCTIMAS DE VIOLENCIA SEXUAL


Mediante la Resolución 459 de 2012 se adoptó el Protocolo y Modelo de Atención Integral en Salud para Víctimas de Violencia Sexual. Allí se
han identificado 15 pasos a seguir en el proceso de atención integral en salud para las víctimas de violencia sexual, los cuales se listan a
continuación:

Paso 1. Preparación de la comunidad para acceder a los servicios integrales de salud dirigidos a víctimas de violencia sexual.

Paso 2. Verificación y mantenimiento de las condiciones mínimas necesarias para brindar una atención integral a la víctima de
violencia sexual desde el sector salud.

Paso 3. Recepción inmediata a la víctima de violencia sexual en el servicio de urgencias médicas.

Paso 4. Valoración clínica inicial a la víctima de violencia sexual.

Paso 5. Toma de pruebas diagnósticas necesarias para explorar el estado de salud de la víctima en la evaluación inicial.

Paso 6. Asegurar la profilaxis sindromática para ITS durante la consulta inicial por salud.

Paso 7. Asegurar la profilaxis para VIH- Sida durante la consulta inicial por salud.

Paso 8. Asegurar anticoncepción de emergencia y acceso a Interrupción Voluntaria del Embarazo.

Paso 9. Asegurar una intervención terapéutica inicial especializada en salud mental para la víctima durante la primera consulta.

Paso 10. Planear los seguimientos clínicos requeridos por la víctima.

Paso 11. Derivar hacia otros profesionales de la salud requeridos para asegurar la atención integral de las víctimas de violencia sexual.

Paso 12. Derivar hacia otros sectores involucrados en la atención inicial del caso de violencia sexual.

Paso 13. Efectuar los procedimientos de vigilancia en salud pública de la violencia sexual que correspondan.

Paso 14. Realizar los seguimientos rutinarios que requiere una víctima de violencia sexual atendida por el sector salud.

Paso 15. Efectuar un adecuado cierre del caso.

7.1 PASO 1. PREPARACIÓN DE LA COMUNIDAD PARA ACCEDER A LOS SERVICIOS INTEGRALES DE SALUD DIRIGIDOS
A VÍCTIMAS DE VIOLENCIA SEXUAL
Se establecen los temas objeto de información, educación y comunicación que deben ser brindados a la comunidad, relacionados con el acceso
a los servicios integrales de salud para víctimas de violencias sexuales.

Si bien son actividades cuya responsabilidad recae en los diferentes actores del Sistema General de Seguridad Social en Salud (Direcciones
Territoriales de Salud, Instituciones Prestadoras de salud, Entidades Promotoras de salud), los médicos y las médicas de los servicios de
urgencias también deben conocerlos para brindar una atención acorde a las temáticas informadas a la comunidad.

7.2 PASO 2. VERIFICACIÓN Y MANTENIMIENTO DE LAS CONDICIONES MÍNIMAS NECESARIAS PARA BRINDAR UNA
ATENCIÓN INTEGRAL A LA VÍCTIMA DE VIOLENCIA SEXUAL DESDE EL SECTOR SALUD.
Las instituciones deben realizar un proceso de adecuación de la infraestructura, dotación, insumos, contratación, capacitación del talento
humano, y definición de procesos y procedimientos, con el fin de brindar una atención integral a las víctimas de violencias sexuales en primera
instancia en el servicio de urgencias y, posteriormente, en las unidades organizacionales dispuestas institucionalmente para ello.

PREPARATIVOS Y PROCESOS DE TIPO INSTITUCIONAL PARA LA IMPLEMENTACIÓN DEL MODELO Y PROTOCOLO DE


ATENCIÓN INTEGRAL EN SALUD PARA VÍCTIMAS DE VIOLENCIA SEXUAL CONDICIONES O RECURSOS CARACTERÍSTICAS

PREPARATIVOS Y PROCESOS DE TIPO INSTITUCIONAL PARA LA IMPLEMENTACIÓN DEL


MODELO Y PROTOCOLO DE ATENCIÓN INTEGRAL EN SALUD PARA VÍCTIMAS DE
VIOLENCIA SEXUAL

CONDICIONES O RECURSOS CARACTERÍSTICAS

Delegado por la autoridad institucional


Delegación a una persona responsable del tema,
profesional de la salud o de las ciencias sociales.
Correspondiente

Conformado por profesionales de la medicina,


Conformación de un equipo institucional básico para la
enfermería, trabajo social, de la salud mental y del área
atención de las víctimas
administrativa.

Capacitación y apropiación por parte del equipo del Las y los profesionales deben cumplir a satisfacción con
Modelo y Protocolo de Atención Integral en Salud para los procesos de capacitación que establece el Ministerio
Víctimas de Violencia Sexual de Salud y Protección Social.

Desarrollo de los flujogramas de atención en salud y Elaborados de acuerdo con las características de cada
administrativos. entidad.

Se debe informar y capacitar en el modelo y las rutas


Procesos de información y capacitación al interior de la intra-institucionales, al personal de salud y
entidad. administrativo que puede llegar a estar en contacto con
la víctima.

Garantizar insumos y dotación para la atención, en un El responsable es el Gerente o delegado(a)


espacio específico, accesible y seguro.
administrativo(a).

En cada institución se debe contar con:

Kit post exposición: 2 para menores de 30 kg y otros 2,


para mayores de 30 kg disponible 24 horas del día, 7
días de la semana.

Insumos para recolección de muestras forenses: Sobres


de papel para almacenamiento de evidencias de
diferentes tamaños. Tubos para recolección de
evidencias con tapas lila, roja y gris.
Se debe asegurar oportunamente la restitución de dichos
insumos.

El personal encargado de la seguridad de la institución,


del triage y de los procesos administrativos debe estar
Garantía de acceso directo a las víctimas, evite procesos
capacitado para brindar la atención integral a las
de re-victimización
víctimas de violencias sexuales, en lo referente a sus
funciones.

El lugar debe proveer seguridad, privacidad y


Garantizar un espacio adecuado para la atención. confidencialidad, debe tener un espacio para la
entrevista y el examen

La información contenida debe garantizar el registro de


todos los procesos y procedimientos desplegados para la
Registro completo en la Historia clínica
atención integral en salud de las víctimas de violencias
sexuales.

Establecer los mecanismos de referencia y


contrarreferencia.

Disponibilidad del directorio de las instituciones de


referencia del sector salud, con los datos de contacto del
Activación el proceso de trabajo en red intersectorial e enlace institucional.
interinstitucional.
Establecer las rutas claras del proceso de articulación
intersectorial.

Disponibilidad de un directorio de actores e instituciones


de los sectores protección y justicia.

Fuente. Resolución 0459. (2012)

El Sistema Obligatorio de Garantía de Calidad en Salud describe los aspectos generales a atender en las instituciones de salud con referencia a
estos preparativos.

Adicionalmente, en la Resolución 1043 de 2006 y en la Resolución 1441 de 2013 y todas sus modificatorias, se encuentran los principales
elementos a tener en cuenta para la habilitación de los servicios a partir de la infraestructura, dotación, historia clínica, sistema de referencia y
contrarreferencia.

A continuación se establecen algunas orientaciones adicionales, acerca de las condiciones para la atención a las víctimas de violencias sexuales:

Las personas que atienden a las víctimas de violencia sexual deberán cualificarse continuamente para lograr el mayor conocimiento y
experiencia que permita una atención óptima.

La adecuación de la infraestructura debe permitir contar con espacios de consulta suficientemente amplios, con mobiliario cómodo, con buena
iluminación, libre de ruido, con control de puertas y ventanas para evitar interrupciones, con decorado sin elementos distractores.

En los servicios de urgencias se debe contar con el material suficiente para la obtención de muestras forenses, para su adecuada rotulación y
embalaje.

Se deben establecer los mecanismos para la provisión de los medicamentos para la profilaxis de ITS, VIH y embarazo. No interponer barreras
de acceso tales como: disponibilidad en horarios restringidos, entrega de tratamientos incompletos, entre otras.

Se deben realizar las gestiones institucionales necesarias para garantizar la interdependencia con los servicios de laboratorio clínico y farmacia.

Fuente. Resolución 0459. (2012)


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