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1. Introducción.
Para poder ll egar a conocer y desc ri bir las carac terísti cas, funcionamiento
y rea lidad de las famili as, ll amadas multiproble máticas, te nemos que
contex tuali zar, por una parte, la mi sma evolución del concepto famili a, así
como las características culturales y socioeconó mi cas de l contex to soc ial
actual .
La famili a siempre ha sufrido cambi os paralelos a los de la soc iedad, pero
sigue siendo la manera de ag rupamiento soc ial por excelencia y el lugar
donde los ind ividuos adqui eren los rasgos y va lores de su personalidad
básicos en el proceso de soc iali zac ió n.
El concepto de familia multiprobl emáti ca (FMP) es un concepto moderno
que se podría de finir como un fe nómeno particul ar y prácticame nte urbano,
fru to de la paradój ica soc iedad industrial, que pl antea al ho mbre do
requerimi entos conflicti vos: la capac idad para desarro ll ar ac ti vidades cada
vez más espec iali zadas y la capac idad para una rápida adaptación a un
escenari o soc ioeconómico que se modi fi ca constantemente. E n este contex to,
la formación académi ca y profesional, la competiti vidad y la capac itac ión
personal, serán elementos cl ave, para la promoción soc ial y económi ca de
los indi viduos, dentro del marco de un mercado laboral di ficultoso.
La soc iedad define los obj eti vos soc iales y personales, así como los medi os
considerados legítimos para conseguirl os, que no están en la misma med ida
al alcance de todos.
Las creencias y valores transmitidos por esta soc iedad, ll amada de l bi enestar,
so n la cultura de la primacía del dinero para conseguir bienes de consumo,
exa ltac ión de l « tener» para «ser», va lorac ión de l poder y e l triun fo
económi co - personal por encima de todo y poca toleranc ia al fracaso y a
los fracasados.
La mi sma definición lleva consigo un desequilibrio crónico entre aspiraciones
y oportunidades, y grandes des igualdades sociales; penali za a las clases de
bajo ni ve l econó mico que no pueden com petir soc ialmente, inic iándose así
una cadena que generará la desmorali zac ión e irritabilidad de los grupos
afectados .
Los procesos de marginación son fru to de la prop ia dinámica social. Las
propias re laciones sociales son asimétricas frente a los dife rentes gru pos
sociales. La marginación es, por tanto, la ex pres ión de un conflicto ps ico-
soc ia l.
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Frente a esta situac ión, algunos individuos optan por conseguir metas
diferentes a las propuestas socialmente, otros aceptan las metas, pero
utili zan procedimientos no legítimos para conseguirl as, y otros ro mpen con
los med ios y las metas y se aís lan socialmente.
El proceso mediante e l cual, un individuo o una familia, se va segregando
y definiéndose como multiproblem áti ca, es un proceso dinámico, como la
mi sma soc iedad , y se va conso lidando a partir de los sigui entes factores, que
interrelac ionados, favorecen una situac ión de marginalidad :
• Deso rgani zac iones familiares , que comportan carencias e mocionales La intervención
y psicológicas e n sus mi embros, y que les dificulta poder interi ori zar
socioeducativa
valores y normas soc ia les imperantes; por otra parte, no estimulan un
con estas familias
proceso formativo, con ex pectativas de promoción soc ial.
• Factores cogniti vos. A partir de las propias experiencias vividas se viene
constru ye n diferentes interpretaciones de la realidad que se concretan en determinada por
va lores y c reenc ias que sirven para poder interpretar e l mundo en que uno numerosas
vive, y que justifi ca su co mportami ento en relación con el med io. características,
• Reacc ión soc ial. La visión soc ia l de lante de situac iones di sfunc ional es
pero podríamos
es negati va y las reacc iones quesoc ialmentese transmiten son deexcl usión .La
resumirlas en la
respuesta soc ial reforzará las creenc ias que tienen los grupos marg in ados e
intensi ficará la oposición O la negación hacia las norma y los valores sociales. capacidad para
• Un contex to social también mu ltiprob lemático, desfavorecedor. .. , que agotar los
re fu erza los valores imperantes de la población que vive y es e l que recursos y los
podríamos llamar contex to de riesgo. profesionales
que intervienen
Las FMP, sin caer en generali zac iones y parti endo de la existencia de
parti c ul aridades, se podrían definir con unas características comunes de
estructura, dinámica, ejercicio de la parenta lidad , etc., tanto por co mpartir
los va lores, creencias o maneras de entender el mundo, como por sufrir por
éste las mi smas consecuenc ias.
La inte rvención soc ioeducati va con estas familias viene determin ada por
numerosas características, pero podríamos resumirlas en la capacidad para
agotar los recursos y los profes ionales q ue intervi enen, sin realizar ca mbios
signifi cativos y creando un desánimo lóg ico en los serv icios.
Son familias que ponen de manifi esto tal multitud de problemáticas
entrelazadas, tanto como núcleo familiar como indi vidu almente, en sus
miembros, que convielten e n impotente cualquier profesional que se precie.
La din ámi ca que sue len generar en los servicios es de ex pendedores de
recursos y ay udas, que, la mayoría de ocasiones, so lo consiguen disminuir
la angusti a de l profes ional y alejar a la fam il ia temporalmente. Con iguen
envo lver a los profes ional es en el caos y angustia que a ellos mi smos les
oprime, generando un paral eli smo funcional en los servi cios, basado
fundam entalmente en la acción y no en la reflexión.
Son familias que están en re lación con muchas instituciones soc ial es del
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des moronami ento patológico de los principi os culturales, de las reg las
morales y de las norm as sociales de comportami ento. V acío de norm as de
condu cta.
Estas ex igencias vitales se frustran y al cabo del tiempo se desvanecen y
acaba n por transformarse en indolencia total hacia la participación socia l,
e inclu so hac ia la super vi vencia.
Los adu ltos que vi ven en una situ ac ión de anomi a soc ial están al margen de
los límites admitidos por el sistema sociocultural, con lo cua l sus formas de
relación pueden estar marcadas por la agresi vidad y la violencia a causa del
mal estar que provoca la insatisfacción entre el deseo y su rea li zac ión, por
una parte y por otra, por la ausencia de regul adores que permitan enca uzar
y reso l ver di cho malestar.
Las actitudes culturales también afectan el grado en que una di sfunción a
ni vel indi vidu al conducirá a un a disfunción interpersonal, pues determi nan
la tolerancia hac ia la conducta anormal y el apoyo di sponible par a prevenir
que la di sfunción indi vidu al dañe a otros.
• Pri vación y ca rencia. No sati sfacc ión de las neces idades psico lógicas,
educativas, soc ial es o culturales . Desa li ento.
• Inconstancia .Desorgani zac ión de la vid a co tidi ana.
• No intimidad. Difi cultad para la diferenciac ión e individu ali zac ión de los
mi embros. No se elaboran sentimi entos de propi edad .
• Dificu ltades para planifi ca r el futuro a medi o largo plazo.
• Pasividad. Ausencia de proyecto fami li ar: no estimul ación ni moti vac ión
para mej orar, no ex pectati vas.
• Satisfacc ión rápida de los deseos , impul si vidad interi or, comportami ento
basado en la acción y no en la refl ex ión: Contextos actuantes y no
pensa ntes.
• M odelo de identifi cac ión ex tern o, pobre, y donde la autoestima y el
autoconcep to es baj o.
• Contexto peligroso: constante alerta , defensa, incremento de la tensión
personal, continuamente leyendo las posibl es situaciones de peli gro.
• Desconfianza en el mundo externo y en la gente: di sminución de la
seguridad interna y ex tern a, el mundo es amenazante.
• Funcionami ento e interés de los ad ultos como pri oritario s, en detrimento
de los intereses de los niños: fun cionamiento adultista.
• Potencian, o bi en actitudes sumi sas, que perpetú an la difi cultad de autono-
mía, o bien actiUldes superfi ciales en función del benefi cio que proporcionan.
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• Fa lta de referenc ia de adultos, como fi gura de apego. 'E
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Re lativismo normati vo. O no hay reg las fij as, o estas no co inciden co n l.L
las soc iales: confu sión en la manera adecuada de co mpo rtami ento,
entre lo bueno y lo malo, entre lo lícito y lo ilícito, lo lega l y lo il ega l:
patrones soc iales desorgani zados.
• Desesperanza. Desilusión. Actitudes r eacti vas o d epresivas.
• Desconfianza d e lo externo. Mi edo a lo di stinto. Al no ex istir interca mbi o
co n o tros sis te mas ex te rn os, no se pu ede n reeva lu a r ac titudes ,
comportamientos y creencias, y se d ifi culta la adaptación a otros
medios: no ex iste un apre ndi zaje interactivo, y se desconocen los
códi gos de co municaci ón y soc iales, más all á de su propi o contex to y
fa milia , reducción de l ca mpo de parti c ipac ió n y acc ió n soc ia l:
inseguridad personal en la actuación.
• Bajaautoestima persona l. No confianza en las capac idades y posibilidades
persona les. Los sentimientos negati vos producen acc io nes negati vas.
• Crec imi ento basado en relaciones d e d esigu a ldad.
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• Otro porcentaj e importante son los núcleos precoces que han ini ciado E
su co nvivencia en una situ ación inestabl e, sin poder ser autónomo, de las ~
familias de ori gen.
Suelen delegar el cuidado de los hij os a alguna de las abuelas y no pueden
lograr ejercitar independi entemente sus funcione parentales.
Muchos de los núcleos están compuestos por tres generaciones
• Las famili as donde se manti enen los dos cónyuges so n poca . L a
din ámi ca esta petrifi cada en la desorgani zación, con difi cultades muy
gra ves entre sus mi embros individuales, que no pueden ser resueltas por la
organización y din ámi ca familiar, deteri orándose cada vez más. Suelen
haber muchas rupturas de los mi embros, intern ami entos de los hij os, pero
un sentido de pertenencia exa ltado y patológ ico entre ell os.
úcleos que incorporan co mo mi embros de la fam ili a a suj etos no
consanguíneos, co mo padrinos, compadres. Suelen incorporar la presencia
de trabajadores sociales y otras figuras externas, que parcialmente substituyen
a los mi embros que faltan.
• 8 subsistema fraternal es importante porqu e se convierte en un
agent e importante de soc iali zación y de ali anza, si es necesari o. En muchas
de estas fami li as, los herm anos mayores ejercen el cuidado de los menores.
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se va desorgani zando y deteriorando cada vez más, y el estrés de la vida
cotidiana se apodera de él, más allá de lo que puede soportar, no apareciendo
capacitado para poder desarrollar sus mínimos organizativos:
sostenimiento económico, vivienda, educación, cuidado de los hijos y
mantenimiento psicológico de sus miembros.
En esta situación, está presente la desesperanza, el fracaso y la desilusión,
se sienten atrapados en un ca ll ej ón sin salida, sin poder controlar los sucesos
internos y externos que les ocurren y se empi ezan a poner en marcha la
repetición de patrones aprendidos en su fami li a de ori gen, para sobrev ivir
y reso lver las difi cultades.
Las muj eres, difícilmente están dentro del mercado labo ral, porque siempre
están embarazadas o atendiendo a los niños. Debido a su falta de seguridad
personal, de autonomía, y de l escaso reconocimi ento de los otros, la
identidad y expectativas de la mujer se confi guran en torno a los vínc ul os
ex ternos que se crean a través de la maternidad. La mujer se suele definir
y relacionar exteri ormente como madre de .
E mpi ezan la relación con los serv icios de ay uda de la zona, y la búsqueda
de elementos ex ternos para ll evar a cabo sus fu nc iones fami li ares, que en
mu chas ocasiones co ntribu ye n a la co nso lid ac ió n progresiva de las
difi cultades de competencia de los miembros del sistema familiar
A lgunas de las mujeres, cuando e mpiezan a surgir los primeros problemas
económi cos , pueden empezar a ejercer la prostitución . Esto suele enfre ntar
a la pareja, con la incapac idad y di ficultad propia para llevar el sostenimiento
económico de la casa. Les puede ser difíci l asum ir esta si tuac ión, e ini ciar
conductas de huida, o pueden consentir y/o potenciar esta actividad de la
mujer, y petrificarse en una ac titud pasiva respecto al tema laboral ,
conso lidándose la pros tituc ió n y otras actividades il ega les, como manera de
subsistenc ia familiar. Se consolida el paro estructural.
Aparecen constantemente las características de situaciones de cri sis: apatía,
impul sividad, agresividad o pasividad, inmediatez. Los síntomas en estas
fa mili as forman parte de la disfuncionalidad, pueden vo lve rse rígidos y
tienen un luga r en e l funcionamiento familiar. Les son necesarios para
poder seguir ex istiendo.
La presión es tan intensa que e limina la reflexión . Delante de su situación,
o bien responden de una manera reactiva, explosiva, a través de la acción,
aunque no sea lícita, o se desbordan y adop tan una postura pasiva, evitando
y negando los problemas. Optan por ignorar lo que no pueden controlar.
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baj a autoestima, limita la visión de las expectativas de futuro y de lo que uno E
puede ll egar a ser. ~
• Peligro exterior. Son testi gos cotidi anos de situaciones violentas y de
la organi zac ión y comportamientos de los adultos en torno a las acti vidades
de supervivencia, que giran alrededor de la ilegalidad , la droga y el sexo.
Los niños están constantemente en guardi a, para poder reconocer los signos
de peli gro de su entorno.
• Provisiona lidad e inmediatez de las situ ac io nes , ac titudes y
co mportami e ntos.
La respuesta de los adultos a sus necesidades está en fun ción de la tensión
ambi enta l y fami li ar, y osc ila entre ac titudes y comportami entos ex pl os ivos,
o entre pas ivos y desbordados .
• EnlOmo social y fam iliar especialmente tenso y estresante. Son los
ni ños que deben aco modarse al entorno, y no éste a los ni ños . Esto conll eva
a la no prev isión ni entendimi ento del impacto de sus acciones sobre los
demás .
En este co mplejo entramado de di ficultades materi ales, sociales y personales,
se e mpi eza n a desarroll ar las situaciones de riesgo, de maltra to y neg ligencia
en las famili as, en torno a las interaccio nes de la fa milia con el niño, en
relación a la atención y cuidados básicos, la transmi sión de afecto, e l contro l
y supervisión paternos y la autonomía o independencia del niño.
Desde los primeros días, e l bebé empieza a emitir señales ex tern as a los
adultos para cubrir sus necesidades bás icas, a la espera de que los adul tos
las co mprendan y le den respuesta. Son las primeras interacc iones de l niño
con e l mundo ex tern o, y las que le permitirán reali zar una interpretación de
él, as í como de sí mi smo, y a tener reacciones determinadas en funció n de
ell o (ll o ros, malestar, sonrisas ... ).
Los padres pueden dar una respuesta adecuada a los requerimi entos y
necesidades de l niño, no dar respuesta, o dar una respuesta inadecuada o
vio le nta.
La relac ión entre la experi enc ia real y las interpretaciones ace rca de la
mi sma, innuye en lo que los niños es peran ex perimentar y produce la
continuid ad en sus comportami entos.
Si un bebé ll ora porque ti ene hambre y no recibe respuesta, situ ación que
se puede dar en padres desbordados o pasivos, o con difi cultades para saber
interpretar la señal de l niñ o, éste dejará de llorar. Si la situació n se re itera,
el niño dej a de emitir señales externas de sus necesidades, dado que no
recibe respuestas, cuando él las requi ere, sino que son aleatori as . No sabrán
qué tienen que hacer para rec ibir lo que necesitan y empiezan a interpretar
que e llos no son importantes y que sus actuaciones no producen efectos. El
mundo ex terno tampoco es importante.
Ex iste una falta de estimul ac ión ex tern a que no potencia a que e l niño siga
dando señales , ni a que aprenda otras . Se empieza a fo rmar un patrón de
re lación educati va, con estructura negli gente.
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Previ o a plantearse cualqui er interv ención, el profes ional debe de ser E
consc iente y poder identifi car sus actitudes personales, as í como dotarse de G::
unos prev ios teóri cos que sustenten la línea de actuación. Esto quiere decir
un marco definitori o de cómo se entiende la fami li a y el menor, y de los
va lores de las interv enciones, paralelamente a los aspectos más puramente
técni cos. Hay qu e plantearse qué actitudes y acti vidades fac ilitarán el
abord aj e famili ar y el éx ito, en un a ac titud estratég ica .
T an importante, en estas fam ili as, es cómo se trabaj e con ell as desde lo El profesional
relac ional, co mo los pasos concretos de proceso. Esta intervención, ba ada debe de ser
en un a dinámica relac ional concreta entre el profes ional y la famili a, es la
consciente y
qu e permitirá o no avanzar en otros tipos de actu aciones. Debe ser un a
relaci ón pedagógica y estar controlada por el técnico e incorporar elementos
poder identificar
de rec iproc idad y respeto, y unas ciertas normas, que se establ ecen con la sus actitudes
mi sma fa mili a, y que permitirán que ésta empi ece a aprender como mínimo personales
a poder fun cionar con otras norm as diferentes y a aprender otro tipo de
interacc iones que posteri orm ente podrá generali zar.
Si esto no se da así es la din ámi ca relacional de la famili a la que inunda las
intervenciones y la que impide avances conju ntos.
En la comun icac ión hay aspec tos relac ionales y aspectos de co ntenido.S i
hay un a di storsión en los aspectos relac ionales, será di fícil ll egar a ac uerd os
a ni ve l de contenido.
Para poder crear es te clima, es importante que la famili a, cuando ac ude a
un servicio voluntari amente o por deri vac ión de un tercero, es té in fo rm ada
del contex to en el cual se encuentran, y del porqu é de las inter venciones,
yeso qui ere dec ir que sepan el encargo del equipo que les ati ende, lo que
és tos pi ensan y con qué premi sas trabaj an, así como las consecuencias de
acc iones, tanto de los padres co mo de los servi cios, y las pos ibilidades de
ayud a y l ímites. Esto sitú a a la fami li a y, al margen de que estén más o menos
de acuerd o con lo ex puesto, les da la oportunid ad de rebatir, así como de
estar inform ados de cosas que les afectan a ell os y a su futuro como fami li a.
L a inform ac ión qu e los ser vicios tenemos de las fa mili as, es inform ación
que les pertenece, no es de los servi cios.
Curiosa mente, y co ntrari amente a lo imag inable, las famili as, cuando están
in fo rm adas claramente, se sienten tenidas en cuenta, se sienten partíc ipes,
ti enen más co n f i anza en el interl oc utor. Esto ay ud a a di minuir
considerablemente los confli ctos.
Es necesa ri o, tambi én, romper el mito de que señalar o denun ciar un a
situ ac ión de maltrato implica linea lmente una separaci ón del menor de su
fami Ii a; es ju stamente al contrari o, se pos ibilita la interv ención es pec iali zada
con la famili a, centrada en di sminuir el confli cto y el riesgo ex istente, y
puede ev itar en muchos casos, la separ ac ión de sus mi embros y la atención
del menor dentro de su marco famili ar. El obj eti vo pri oritari o es ay ud ar a
la capac itación famili ar para ej ercer sus roles parentales. Son intervenciones
4 Educación Social I 87
La familia y los menores
deben ser tratados como
sujetos de derecho, más
que como objetos de
protección o sustitución.
BB I Ed ucació n Soc ia l 4
ni la famili a pueden obviar, ni desatender. Es e l que dará sentido a la
interve nc ión y e l que dará contenido a la re lac ión profes ional-famili a.
A partir de l encargo, se definen y de limitan las pos ibilidades de ay uda o de
to ma de dec isiones, así como las consecuencias de las acc iones de ambos.
En la creac ión del contex to de intervención, la familia debe participar de
un a manera activa y co mpromete rse en los obj eti vos y co mpro mi sos
pl anteados . Si los contex tos so n creados o definidos undirecc io nalmente,
tanto sea por la famili a como por el profes ion al, surg irán difi cultades en e l
proceso de interve nc ió n, dado que se impondrán criteri os, maneras de ve r
las cosas, y no ex istirá un a base de consenso desde la cual negoc iar.
Es importante incorporar en la form ación de l contexto otras va ri abl es
re lac io na les que permitan crear un espac io de ava nce para la famili a, y que
he de finid o anteriormente.
En las FMP, suelen inc idir varios co ntex tos de interve nc ión, e l contexto de
ay uda, e l educati vo, y e l de co ntrol. Esto, en la práctica, puede ocas ionar
confusión y contradi cc ión, tanto para las familias co mo para los mi smos
profes io na les . Es por eso necesari a, la coord inació n y consenso entre todas
las partes.
En estas fa mili as, es usual que, al margen de otras intervenc io nes, esté
presente la parti cipación de equipos espec iali zados de atención a la in fa nc ia
y ado lescenc ia, (EA lA), que desde un contexto de contro l y de pos ibl e to ma
de dec isiones, supervi sen sus fun c iones ejecutivas patern as durante largo
ti empo .
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reali zar de mandas muy elaboradas, y ti enden a re laci onarse desde la
superfi c ialid ad con los serv icios, y desde la neces idad material de la
supervivencia diaria . Eljuego re lacional suele estar encubierto por solicitudes
de neces idades prácticas que son, por un lado, el síntoma y, por otro, la
causa lid ad de su malestar.
No siempre la solicitud ex plícita, coincide con la real o pri oritari a, con
respecto a la que está implícita en la demanda, pero ti ene la función de
acercami ento y contac to con los servi cios.
E n muchas ocas io nes, este acercami ento se produce a partirde la maternidad,
y en relac ión a cuestiones relati vas al niñ o.
El profesional debe escuchar los dos tipos de demandas, y responder de
alguna manera a las dos. Debe seña lar las pos ibilid ades de poder abordar
otras cuesti ones, más all á de la demanda exp líc ita, sin que la familia se
sienta coacc ionada, y de be poder abrir Olras puertas de re lac ión e interve nción
con estas familias. De lo contrario, y también desde lo implícito, se podrían
crear ali anzas con ellas, de negación de ciertos ri esgos y situ ac iones de
difi cultad, o de minimi zacón de la situación más global familiar, lo cual
puede hacer aumentar la situ ac ión de ri esgo y puede provocar la esca lada
en e l probl ema por parte de la familia , para recibir respu estas de l servicio;
no se pueden inhibir las conductas in apro pi adas, ni tratarl as .
90 I Ed ucación Soc ia l 4
En la interve nc ión co n FMP, la deri vac ión cobra especial importancia, dada
la confluencia de múltipl es serv icios interac tu ando en e ll as, tanto de
Atenc ió n Primari a, co mo especiali zados: sa nitari os, de drogodependencia,
de sa lud mental, y EAIAS .
4 Educación Social I 91
Tanto los servicios de Atención Primaria como los espec iali zados, EA IA ,
realizan aproximaciones diagnósticas. Estos últimos, parten de la valoració n
previa de los serv ic ios derivantes , y realizan un a valid ac ión diagnóstica,
más centrada en la situac ión de ri esgo de l menor, constata n e l diagnostico
soc ial del derivante y, en función del proceso de interve nción que se rea lice
con la familia, del pronóstico, y de la característi ca y gravedad del pos ibl e
maltrato, tomarán decisiones de protección de l menor, encargo específico
que se desprende de su proceso de di ag nósti co soc ial, psicológico y
pedagóg ico.
Los factores de pronóstico, tanto pos iti vos, como negativos, los podríamos
sintetizar en la valoración y análisis de los sigui entes indicadores:
• Moti vac ión de los padres para colaborar con los servicios.
• La situación de difi cultad o de riesgo hac ia el menor es puntual , coy untural
a un momento de cri sis; o recurrencia- persistencia de la situación de
difi cultad y de maltrato . Indicadores que indiquen si esta manifestación
forma parte de la relación educati va habitual de los padres con los hijos .
• La conciencia/reconocimi ento que la fa milia ti ene sobre su situación o la
situac ión de maltrato, o la negación, no aceptación de la situación de pos ibl e
con tro l.
• Presencia de factores de alto ri esgo. Inc idencia, gravedad e intensidad.
92 I Ed u caci ón Soc ia l 4
Trabajo en red es
interven ir en diferentes
niveles, y desde la
complementariedad de
los diferentes contextos
4 Educación Social \ 93
coord in ación y enfoque común de los servicios, lo cual dará un a coherencia
y cred ibilid ad a cada uno de los mismos.
logran inde pendi zarse. Ex iste el ri esgo de que las fam ili as se di suelva n en
los servicios y que éstos entren a formar parte del siste ma famili ar y
parti c ipen de la ho meostas is.
o Otro de los riesgos es esperar grandes cambi os en poco tiempo, obj etivo
que fracasará con toda seguridad . En cualquier fa mili a, los cambi os en las
re lac iones, o la so lución de las cri sis, requi eren de un largo período de
ti empo .
Hay que establ ecer obj etivos a corto, medio y largo pl azo, y rea li zar pl anes
de mejora con las familias, rea les, te ni endo en cuenta sus capacidades. En
muchas ocasiones, el planteami ento de trabajo con estas familias , impone
unos objetivos idea les.
o Relación profes iona l- familia :
mi smo proceso de dinámi ca de ell as, es dec ir, que los servicios ac túen como
go ma e lástica , conteni endo situaciones graves, entrando en e l discurso
fami li ar de no gravedad , para después, al no dar un a respuesta que prevea
situ acio nes más críticas, i éstas se producen ,actuar ex tremadamente .
Indec isión para pasar a la prác ti ca, por un mi edo líc ito a enfrentarse con
transacc iones humanas destructivas que provocan reacc iones emocionales
intensas.
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Debe mos reco nocer los sentimi entos que tras pasan estas situaciones de E
ho rror, có lera, inju stic ia, para poder dominarl os, contextu aJi zando la ~
hi stori a y la situ ació n cotidi ana de estas famili as para poder entenderl as.
• Se pueden re produ cir los bl oqueos de la comuni cación, que se dan en las
famili as, en la re lac ión profesional- fa mili a. Es e l profesional qui én debe
estab lecer las norm as de interacció n y ampli ar el lími te co municativo de
estas FMP . Se deben po ner pa labras a las situ aciones que viven y empezar
a sustituir la acción con la refl ex ión.
• Los límites in stitucionales.
(1) En estos moment os se está hac iendo e l traspaso de competenc ias de la Direcc ión General
de Atención a la Infancia al Departamento de Justi cia Juvenil.
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