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Relaciones.

Estudios de historia y sociedad


ISSN: 0185-3929
relacion@colmich.edu.mx
El Colegio de Michoacán, A.C
México

Velázquez, Emilia
EL TERRITORIO DE LOS POPOLUCAS DE SOTEAPAN, VERACRUZ: TRANSFORMACIONES EN
LA ORGANIZACIÓN Y APROPIACIÓN DEL ESPACIO
Relaciones. Estudios de historia y sociedad, vol. XXII, núm. 87, verano, 2001
El Colegio de Michoacán, A.C
Zamora, México

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=13708702

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EL TERRITORIO D E LOS POPOLUCAS
D E S O T E A PA N , V E R A C R U Z : T R A N S F O R M A C I O N E S
E N L A O R G A N I Z A C I Ó N Y A P R O P I A C I Ó N D E L E S PA C I O
RELACIONES 87, VERANO 2001, VOL. XXII
E m i l i a Ve l á z q u e z
CIESAS-GOLFO
Partiendo de la diferencia entre región y territorio, el objetivo de
este artículo es analizar las distintas formas en que un grupo étni-
co del sur de Veracruz organiza su espacio territorial en diferentes
momentos de su historia, así como reflexionar sobre las diversas
formas de “marcar” el espacio que, en una misma época, se sobre-
ponen para configurar un territorio con múltiples significaciones.
Se muestran las transformaciones que tuvieron lugar en el territo-
rio popoluca a lo largo del siglo XX, transitándose de una organi-
zación horizontal del espacio, con varios “centros”, a una organiza-
ción vertical y centralizada (región, territorio, “espacio vivido”).
NTRODUCCIÓN
I La idea de espacio está necesariamente ligada a la de
territorio, si este último se conceptúa como un “espacio
marcado” (Hoffmann, 1998: 90) o un “espacio vivido”
por los grupos sociales que lo habitan y que, a partir de prácticas y rela-
ciones sociales particulares, se lo apropian,1 lo hacen suyo y, con ello,
pasa a formar parte de su singularidad cultural, es decir de su identi-
dad, de aquello que los diferencia de los “otros”. Al hacer esto, el espa-
cio se convierte en un elemento constitutivo de la organización social y
la forma de pensar de hombres y mujeres, y no en un receptáculo inerte
de las acciones de los grupos sociales. Se trata, por el contrario, de un
espacio valorizado desde perspectivas materiales y simbólicas,2 siendo
estas diversas valorizaciones las que conducen a formas específicas de
ordenamiento y transformación del espacio. Es en este sentido que Gi-
ménez (1996: 11) alude al territorio no como un “dato” preexistente sino
como un “producto”, como el resultado de una fabricación.
Ahora bien, tal concepción del territorio como “espacio vivido” o
“espacio construido” es semejante a la que algunos autores hacen sobre
1
Para Odile Hoffmann (1992: 13), el territorio es “una porción del espacio apropia-
do por un grupo social, ya sea material, simbólica o políticamente hablando”.
2
Gilberto Giménez (1996: 10) señala que el espacio puede ser valorizado instrumen-
tal (sus aspectos ecológicos, económicos y geopolíticos) y culturalmente (sus aspectos
simbólico-expresivos).
1 7
EMILIA VELÁZQUEZ EL TERRITORIO DE LOS POPOLUCAS
la región (Gatti, Cuello y Alcalá, 1979: 28; Viqueira, 1998: 112), lo que me el análisis del conflicto. Guillermo de la Peña (1981: 79) también remar-
lleva a preguntarme si hablamos de lo mismo cuando nos referimos al ca el carácter político de las regiones, al señalar que “la relación entre las
territorio y a la región. Tal como son conceptuados y analizados desde partes y el todo es una relación definida por mecanismos de subordina-
las ciencias sociales (incluida aquí la geografía humana), territorio y re- ción: de poder”, por lo que el procedimiento analítico para identificar
gión compartirían dos características centrales: a) son producto de las las regiones “es a partir de la existencia de núcleos de poder localizados
acciones de los grupos sociales a lo largo del tiempo, es decir, son cons- y relativamente capaces de tomar decisiones independientemente del
trucciones sociales e históricas; y, b) son, en términos de Eric Van Young centro” (ibid.). Por su parte, Xóchilt Leyva (1993: 28-31) trata de enten-
(1991: 105), “una matriz para la convergencia del espacio físico y social”. der la organización regional a partir de la articulación de lo económico
Sin embargo, hay otros elementos que parecerían indicar que región y lo político. Para esta autora, en torno al desarrollo de ciertas activida-
y territorio son conceptos que aluden a aspectos diferentes de la reali- des económicas se genera una utilización particular del espacio, en la
dad social.3 Veamos: para algunos estudiosos de la cuestión regional, las que juegan un papel central los grupos dominantes, la intervención es-
regiones se estructuran básicamente a partir de las actividades económi- tatal y la demanda de los mercados urbanos hacia donde se dirige la
cas y políticas. Así, Pérez Herrero (1991: 9), una vez que señala la di- producción agropecuaria y agroindustrial.
mensión histórica en la construcción de las regiones, enfatiza que éstas Desde estas perspectivas, el análisis regional da cuenta de la espa-
tienen “una estructura interna propia, ya sea polarizada, nodal, funcio- cialización de actividades económicas y de formas de organización y
nal o sistémica”. Estos tipos de estructuración regional responden, en control político, pero omite la consideración de otros aspectos de la vida
general, a formas de organización de los intercambios y al papel que social. Al respecto, Van Young advierte que “el análisis regional –con su
juegan los llamados lugares centrales (Smith, 1976a, 1976b).4 Por su par- inevitable énfasis en los elementos económicos, las relaciones espaciales
te, Van Young (1991: 101) indica que “el concepto de región en su forma y cierto tipo de interacciones sociales– puede dejar de lado otros aspec-
más útil es [...] la ‘espacialización’ de una relación económica”, e insiste tos importantes de la estructura y el cambio, como la etnicidad y el con-
en la importancia de entender la vinculación de los conceptos región y flicto étnico [...]” (1991: 105). Después de utilizar productivamente el
clase social (ibid.: 105-106). Para Bryan Roberts (1980: 12-17), ciertos enfoque de la teoría del lugar central para analizar la configuración re-
espacios adquieren una identidad regional a partir del desarrollo de gional en torno a la ciudad de Guadalajara en el siglo XVIII, Van Young
fuerzas económicas a las que se adaptan de manera particular las prin- (1992: 2) reconoce que, si bien este acercamiento teórico es muy útil, hay
cipales instituciones de un área dada. Es decir, son los arreglos institu- otras formas de construir y conceptualizar las regiones históricas.
cionales específicos que se crean en torno a cierta actividad económica, Claudio Lomnitz-Adler (1992: 60), por su parte, señala que la teoría
los que definen una identidad regional. de los sistemas regionales ha dejado de lado el análisis de la producción
Otros autores, como Martínez Assad (1990: 12), consideran que en el cultural y la identidad, e identifica tres motivos de ello: a) el supuesto
análisis regional se debe poner énfasis en el estudio de las fuerzas so- de que la cultura es simplemente una adaptación racional a las fuerzas
ciales y la identificación de los objetivos políticos que éstas persiguen, económicas y políticas del sistema regional; b) el énfasis en mapear
por lo que el hilo conductor de las investigaciones regionales deberá ser “conductas observables” (flujos de mercancías, de personas, áreas de
producción, etcétera); c) la reducción de la cultura a una interacción
simbólica (intercambio de información) comparable al intercambio co-
3
Me refiero a la realidad social desde una perspectiva constructivista.
4
Van Young (1991: 109) señala que el intercambio o las relaciones de mercado for- mercial. En contraparte, la teoría cultural ha dejado de lado el análisis
man el núcleo central de la teoría del emplazamiento central, que ha sido la base de la espacial, al enfocarse básicamente en el discurso y la retórica, conside-
mayoría de los trabajos teóricos sobre el análisis regional. rando a la cultura como códigos separados de las condiciones sociológi-
1 8 1 9
EMILIA VELÁZQUEZ EL TERRITORIO DE LOS POPOLUCAS
cas en las que son producidos (ibid.). Justamente, el trabajo de Lomnitz- Mi propuesta es, por lo tanto, que región y territorio son dos concep-
Adler (1995) trata de trascender las limitaciones de los análisis regional tos que aluden a distintos ámbitos de reproducción de las relaciones so-
y cultural, por lo que se ocupa de desarrollar conceptos que permitan ciales. Sobre este punto, considero útil acudir a algunos planteamientos
incorporar el aspecto cultural al análisis espacial en el nivel regional. Sin de Luis González, quien se vio en la necesidad de diferenciar terruño de
duda, la propuesta de este autor es central para entender la integración región. En el primero, dice él, “predominan los lazos de sangre y de mu-
de las culturas regionales, los códigos de interacción cultural entre las tuo conocimiento”, en tanto que en la mediana comunidad de la región
diferentes clases y grupos sociales al interior de un espacio regional “son particularmente importantes los lazos económicos” (González,
complejo, heterogeneo, y jerárquicamente estructurado, lo que hasta 1991: 27). El método de acercamiento a uno y otro espacio social es, por
ahora ha estado ausente del análisis regional.5 lo tanto, diferente: la microhistoria y la historia regional, respectiva-
Por lo que respecta a mi propia experiencia de investigación, mi in- mente.6 Desde mi punto de vista, región y terruño, igual que región y te-
terés se ha centrado en el análisis de la organización regional y el papel rritorio, corresponden a dos espacios de relaciones sociales diferencia-
que en el juegan los intercambios económicos, para lo cual me ha servi- dos, que se abordan desde escalas y métodos de análisis distintos. La re-
do de guía la teoría del lugar central (Velázquez, 1995a). También me he gión sería el espacio de relaciones sociales en el que, en tanto miembros
ocupado de descubrir cómo se estructura un espacio regional a partir de de un grupo dado, los individuos se relacionan económica, política y
la articulación de actividades productivas y formas de organización y culturalmente con los “otros”, diferentes a ellos por creencias; por for-
control político (Velázquez, 2000). Sin embargo, siempre me quedan in- mas de ver la vida, de trabajar, de vestir, de gozar; por distintos grados
terrogantes sobre los aspectos más cotidianos de los actores sociales que de acceso a la riqueza, a la información, a los servicios; por maneras di-
habitan en estas regiones, aquella que se construye con base en prácti- ferentes de hablar y comunicarse. Desde esta perspectiva, tal vez sería
cas que sólo se entienden en el contexto de las unidades familiares y las posible decir que la región es el ámbito privilegiado de reproducción de
comunidades, a las que ya no puedo contestar desde la teoría de los lu- la “cultura de relaciones sociales”7 de que habla Lomnitz-Adler (1995),
gares centrales. Así, he tenido una relativa familiaridad con la investiga- en tanto que el territorio sería el espacio donde se reproducen las “cul-
ción sobre las relaciones económico políticas que estructuran una turas íntimas” (ibid.), aquellas que dan identidad a un sector localizado
región, pero ningún acercamiento a las prácticas culturales que configu- de una clase social,8 pero también a un grupo étnico. Es decir, la singula-
ran la identidad de grupos particulares al interior de una región deter- ridad a partir de la cual se establece la relación con los “otros” se cons-
minada. En este artículo trataré, precisamente, de analizar cómo es que truye en el territorio, que es “un espacio a la vez de dominio y de ‘inti-
hombres y mujeres, de acuerdo a su propia historia local, van constru- midad protegida’” (Gatti, 1987: 10). El territorio y la región son, entonces,
yendo prácticas culturales que les permiten organizar de manera parti- dos espacios de relaciones sociales que no se contraponen ni excluyen,
cular el espacio inmediato (y mediato) en el que viven, sueñan, gozan y sino que se complementan.
temen. Para ello recurriré al concepto de territorio, concebido éste como
el espacio de reproducción de identidades de los diversos grupos socia- 6
Luis González (1991: 27) confiesa que a principios de la década del setenta, cuando
les que interactúan al interior de una región. propuso el uso de la mircohistoria, “confundía la historia regional con la historia parro-
quial; llamé a una y otra microhistoria o historia matria. El término microhistoria –pien-
so hoy– habrá que reservarlo para el estudio histórico que se haga de terruños […]”.
5
Una excepción notable es el trabajo de Gatti, Cuello y Alcalá (1979), en el que se 7
Para Lomnitz-Adler (1995), la cultura de relaciones sociales “es el campo simbólico
busca entender cómo las regiones se construyen a partir de las prácticas que las clases so- en el que se establecer objetivamente las relaciones de poder entre culturas íntimas” (: 47).
ciales despliegan en un ámbito regional y las percepciones que, a partir de tales prácti- 8
La cultura íntima “es la cultura de una clase en un ámbito regional específico”
cas, construyen sobre su espacio circundante. (ibid.).
2 0 2 1
EMILIA VELÁZQUEZ EL TERRITORIO DE LOS POPOLUCAS
Con base en estos planteamientos, los objetivos de este documento maco (véase figura 1).10 Desde tiempos prehispánicos la sierra ha sido
serán: a) conocer las formas de organizar el espacio territorial que un habitada por gentes de habla zoque-popoluca y nahua, quienes a la lle-
grupo étnico desarrolla en distintos momentos de su historia social; y, gada de los españoles formaban parte del señorío de Guazacualco. Du-
b) analizar las diferentes formas de “marcar” el espacio que, en una mis- rante la Colonia quedaron integrados administrativamente, primero a
ma época, se sobreponen para configurar un territorio con múltiples la alcaldía de Acayucan (siglos XVI-XVIII), luego a la sub-intendencia de
significaciones. El grupo étnico al que me refiero es el de los popolucas Acayucan (siglo XVIII), y para el siglo XIX a los cantones de Minatitlán y
que habitan al sur y suroeste del municipio de Soteapan, en la parte me- Acayucan (García de León, 1976; Azaola, 1982; Calderón, 1997).
ridional del estado de Veracruz. Las fuentes principales a las que recu- Este territorio popoluca de la primera mitad del siglo XX se extendía
rro son las historias contadas por popolucas de mediana y avanzada por gran parte de la sierra de Santa Marta, lo que a grosso modo hoy co-
edad, en pláticas que he sostenido con ellos en diversos momentos entre rrespondería a la superficie de los municipios de Soteapan, Mecayapan,
1993 y 1999. A partir de la lectura y relectura de estas pláticas, registra- Tatahuicapan y una porción del de Catemaco. Este era el espacio por el
das en grabadora o en apresuradas notas a lo largo de las pláticas, junto que los popolucas se movían, ya fuera para sembrar, para recolectar,
con información que he obtenido de la revisión de expedientes de la co- para cazar y pescar, o para formar nuevos poblados.11 En la actualidad,
misión agraria mixta y de los registros que otros investigadores han he- algunos ancianos conservan la noción de los límites de este territorio:
cho en el pasado, he reconstruido las imágenes que aquí presento sobre
la organización del espacio. Antes, Soteapan llegaba hasta El Bastonal, Tebanca, Los Morritos, Corral
Nuevo, Los Mangos, Adalberto Tejeda, [todo esto en el municipio de Cate-
maco], parte de Jáltipan y Chacalapa.12
UN TERRITORIO CON TRES ESPACIOS DIFERENCIADOS9 Las tierras de Soteapan llegaban hasta Corral Nuevo, Acayucan y Jáltipan;
yo me acuerdo que de niña vi una mojonera, en donde comienza Jáltipan,
Por supuesto, los límites del territorio popoluca no han permanecido que decía: San Pedro Soteapan.13
inalterables en el tiempo. En este apartado me referiré al territorio po-
poluca de las primeras seis décadas del siglo XX, cuyos orígenes se re-
montan a un pasado probablemente colonial, o incluso quizás prehispá- 10
Tatahuicapan es un municipio de reciente aparición. Hasta 1997 el poblado Tata-
nico. Los límites de este territorio eran aquellos donde terminaba el huicapan formaba parte del municipio de Mecayapan, pero en ese año sus habitantes lo-
espacio conocido, valorado, utilizado de diversas maneras, y reconoci- graron que la Legislatura local aprobara que Tatahuicapan pasara a ser la cabecera de un
do como propio por los popolucas de Soteapan. Este es uno de los mu- nuevo municipio conformado por poblados que hasta entonces habían pertenecido a los
municipios de Mecayapan y Soteapan. Algunos poblados al norte del municipio de Me-
nicipios que conforman la sierra de Santa Marta, la cual es una eleva- cayapan no aceptaron cambiar su adcripción municipal, por lo que, como se observa en
ción montañosa que irrumpe en la planicie costera al sur del estado de la figura 1, la superficie de este municipio es discontinua.
Veracruz, por lo que sus laderas norte y oriente dan al Golfo de México; 11
Después de la derrota del levantamiento armado de 1906, en el que tuvieron una
en ella se ubican, además de Soteapan, los municipios de Pajapan, Me- participación destacada los popolucas de Soteapan (Azaola, 1982), algunos de los rebel-
cayapan, Tatahuicapan y una pequeña porción del municipio de Cate- des se internaron por la selva, hacia el norte y nororiente de la Sierra, en donde crearon
campamentos que después se volvieron pueblos (Piedra Labrada, Mirador Pilapa, Maga-
llanes).
12
Entrevista de Emilia Velázquez con Mauricio Rodríguez, Santa Marta, Ver.,
9
Agradezco a Eric Léonard y Rafael Palma la elaboración de las figuras que aparece- 13/10/93.
rán en las siguientes páginas. 13
Entrevista de E.V. con Carmen Pérez, Soteapan, Ver. 21/05/99.
2 2 2 3
EMILIA VELÁZQUEZ EL TERRITORIO DE LOS POPOLUCAS
En ese tiempo [1910] el terreno de Soteapan era grande. Ahora estamos pen-
sando que el gobierno nos debiera dar de vuelta la tierra que era de noso-
tros. Antes teníamos hasta Catemaco, había una piedra grande que era el lí-
mite; luego el lindero pasaba por Corral Nuevo y Acayucan. Todo eso era
de nosotros, nos lo quitaron cuando la revolución. El gobierno mismo dijo
que había que repartir, que le quedara a cada uno su terreno.14
Este territorio estaba constituido por espacios diversificados, tanto
por su topografía como por el uso a que se destinaban, pero también por
los seres sobrenaturales que tenían dominio sobre ellos. Veamos cuáles
eran estos diferentes espacios. Espacio 1: era el espacio más inmediato
al hogar, se destinaba principalmente a la agricultura, y se extendía por
FIGURA 1: Ubicación de la Sierra de Santa Marta.
las faldas de la ladera occidental del volcán Santa Marta y por las tierras
bajas al sur y suroeste del municipio. En este espacio los campesinos po-
polucas de la cabecera municipal y de las congregaciones que entonces
existían sembraban, a diferentes altitudes, maíz, frijol y café. Esta pose-
sión mancomunada de dicho espacio permitía el tránsito por diferentes
rumbos, conociendo y reconociendo las cualidades naturales del terre-
no, como indican los ejemplos siguientes.
El señor Criscino Hernández, de San Pedro Soteapan (400 msnm),
nació en 1947; cuando tenía alrededor de ocho años (1955) ya ayudaba
a su abuelo a trabajar en el campo. Recuerda que su abuelo sembraba su
milpa de temporal por Ocozotepec, entre los 600 y 700 msnm y aproxi-
madamente a 8 kilómetros al noroeste de San Pedro. Pero como en nin-
guno de estos dos lugares se podía obtener buena cosecha de tapachol
(siembra de invierno), iban a sembrar en unos terrenos cercanos al ac-
tual pueblo de Tierra y Libertad, a 100 msnm15 y cerca de 30 kilómetros
al sur de San Pedro. También sembraban café en las tierras que ahora
pertenecen a San Fernando y Ocotal Chico, entre los 600 y 700 msnm y
entre 6 y 10 kilómetros al norte de San Pedro16 (véase espacio 1 en figu-
ra 2). Por su parte, don Dionisio Cruz, originario de San Fernando, se-
14
Entrevista de E.V. con Mauricio Sagrero, Soteapan, Ver., 30/05/97.
15
Los datos altitudinales son los registrados en la carta topográfica 1:250 000, hoja
Coatzacoalcos E15-1-4 del INEGI.
16
Entrevista de E.V. con Criscino Hernández, San Pedro Soteapan, Ver., 9/05/93.
2 4 2 5
EMILIA VELÁZQUEZ EL TERRITORIO DE LOS POPOLUCAS
ñala que antes de que hubiera ejidos17 las tierras eran “comunales”, por
lo que ningún poblado reconocía límites propios. Ocupaban el mismo
terreno, “sin distinción”, campesinos de San Fernando, Ocotal Chico,
Ocozotepec y San Pedro Soteapan. Por ejemplo, de San Fernando (600 a
700 msnm) iban a sembrar maíz en terrenos que hoy pertenecen a San
Pedro (400 msnm), Mirador Saltillo (200 msnm) y La Florida (100
Coatzacoalcos
Santa Marta

msnm), aunque en esa época estos dos últimos sitios no estaban habita-
Sierra de

Minatitlán
N

dos: “íbamos a esos lugares porque allá se daba buen maíz, unas mazor-
San Juan Volador
O

cas grandes”.18
FIGURA 2: Los espacios del territorio de Soteapan, Ver. (1900-1960).

Así, la gente se trasladaba de un lugar a otro, buscando un buen te-


rreno para hacer milpa de temporal y tapachol, o para sembrar frijol.
Desplazarse por diversos rumbos y recorrer distancias considerables
20 km
Pajapan

para sembrar era una práctica común, aceptada y disfrutada: “Sí, íba-
Encino Amarillo

Tatahuicapan

mos lejos porque a los popolucas nos gusta caminar”.19


Golfo de

Tecuanapa

Tierra y libertad
México

Chinameca
Huazuntlán

Luciano Cruz, campesino de San Fernando, recuerda que como en


San Fernando Ocotal Grande

este lugar (600 a 700 msnm) sólo se puede sembrar frijol “venturero” y
Mecayapan
Ocotal Chico

éste cuesta mucho trabajo “varearlo”, se iba a sembrar frijol de mata por
Mexcalapa

Km. 10

0
Kilómetro 10 (100 msnm).20 Arnulfo Duarte, campesino de San Pedro
La Azufrera

Amamaloya

Acayucan
Soteapan, rememora sus andares de niño junto a su abuelo, quien sem-
Cuilonia Vieja
Soteapan

Comején
Buena Vista

braba café adelante de San Fernando (cerca de los 700 msnm) y maíz por
el Kilómetro 14 (100 msnm).21 Caminaban hasta este último lugar para
Ocozotepec

sembrar maíz porque ahí “hay buena tierra negra”, así que también cul-
Coxcoapan

20
Col. B. Juárez
Cuetzalapan

Fondo cartográfico: Base Sotavento IRD-CIESAS


tivaban frijol, frutas y tubérculos (véase espacio 1 en figura 2).
El Tulín

Espacio 1: Tierras mancomunadas: agricultura,

Espacio 3: La Costa y ríos de Montaña: pesca

Cabeceras Municipales
Loma de Sogotegoyo

vivienda, fiestas religiosas, rituales de salud.


Espacio 2: La Montaña: caza y recolección.
Pero no sólo se transitaba por las áreas propias para los cultivos,

Congregaciones
Catemaco

sino que se iba a otras más alejadas, donde se encontraban los otros dos
Lago de

Ciudades
espacios de que hacían uso. El espacio 2 se encontraba en la “montaña”,
San Andrés Tuxtla

es decir, en las partes más altas del volcán Santa Marta, entre los 700 y
1 500 msnm, las cuales estaban cubiertas con selva alta. Aquí se podía
Catemaco

Altitudes (msnm)

Más de 1500 m
1000 a 1500 m
700 a 1000 m
recolectar chocho, tepejilote y frutas diversas, cortar bejucos que se utili-

100 a 300 m
300 a 700 m
0 a 100 m
zaban para fabricar canastos, y cazar animales para alimentarse (véase
17
El reparto ejidal ocurrió a mediados de la década del sesenta del siglo XX.
18
Entrevista de E.V. con Dionisio Cruz, Santa Marta, 13/10/93.
19
Ibid.
20
Entrevista de E.V. con Luciano Cruz Albino. San Fernando, 14/04/94.
21
Entrevista de E.V. con Arnulfo Duarte, San Pedro Soteapan, 17/01/97.
2 6 2 7
EMILIA VELÁZQUEZ EL TERRITORIO DE LOS POPOLUCAS
espacio 2 en figura 2). Trasponiendo este segundo espacio estaba el es- los hombres hacían un “ranchito” y se quedaban ahí a dormir, para poder
pacio 3: en donde se encontraban el mar y algunos ríos especialmente comenzar a trabajar temprano al otro día. Las mujeres regresaban diario al
caudalosos. Don Dionisio Cruz recuerda que él y su cuñado Mauricio pueblo para hacer tortillas y llevar de comer.24
Rodríguez iban a caballo, de San Fernando, en la vertiente occidental Yo sembraba maíz por el campo dos; como este lugar estaba retirado del
del volcán Santa Marta, hasta Zapoapan, Mezcalapa y Tecuanapa, en la pueblo, tenía ahí un “ranchito” donde me quedaba con mi mujer y mis hijos
vertiente oriental del mismo volcán (véase espacio 3 en figura 2), por dos o tres días para trabajar en la milpa.25
donde llegaban a la playa a buscar cangrejos, con los que llenaban algu-
nas “costalillas”, que traían a lomo de caballo para consumirlos con sus En cambio, la “montaña”, las playas y los ríos lejanos, eran espacios
familias y venderles a otras personas del mismo pueblo. También cruza- a los que sólo accedían los hombres adultos. Las razones prácticas para
ban parte de la serranía Yohualtajapan-El Bastonal, para llegar a Cox- la exclusión de las mujeres de este espacio eran el esfuerzo físico que se
coapan, en el actual municipio de Catemaco, a buscar cangrejo azul en requería para llegar y transitar por el mismo, así como al tiempo (más
el río. En busca de este molusco, considerado un manjar, iba también de un día) que debían pasar fuera de los hogares, en donde la presencia
gente de Colonia Benito Juárez, San Pedro Soteapan y Morelos. Otra de las mujeres es indispensable para atender niños y cuidar animales
sitio al que viajaban varias personas de San Fernando era al río Huazi- domésticos. Por la forma en que la gente se refiere a ellos, la importan-
napa, en la Azufrera, por los rumbos de El Bastonal; iban en los meses cia de cada uno de estos espacios estaba dada por su cercanía con la re-
de marzo y abril, cuando se podía pescar “bobos” (nombre común de producción familiar y social. Así, el espacio 1 aparece como el de mayor
una especie de pez), que salaban y ahumaban para conservarlos duran- jerarquía, y en él se entremezclaban la casa, el pueblo y los campos de
te una o dos semanas.22 cultivo. Cada espacio de este vasto territorio popoluca se diferenciaba
Así, el territorio popoluca estaba conformado por tres ámbitos espa- también por el tipo de seres sobrenaturales que habitaban en ellos, y por
ciales diferenciados que se utilizaban para la reproducción de las unida- la presencia de ciertos sitios de suma importancia para la supervivencia
des domésticas: el área de cultivo, en donde se sembraba maíz de tem- física y espiritual. La milpa, elemento central del espacio 1, era el reino
poral y tapachol, frijol, café y frutas, además de cazar animales en los de Homshuk, dios del maíz, al que había que dar atenciones especiales
acahuales.23 Era un espacio al que accedían todos los miembros de las para que éste, en retribución, propiciara una abundante cosecha que
unidades domésticas: los hombres adultos encargados de abastecer a permitiera la reproducción de las unidades doméstica. Estas atenciones
sus unidades domésticas; los niños varones que acompañaban a padres consistían en oraciones, quema de copal y dieta sexual26 por parte de la
o abuelos, comenzando así a conocer esta fracción del espacio territorial pareja que está al frente de la unidad doméstica en cuyo beneficio se
y a aprender las técnicas agrícolas y los rituales para la siembra; las mu- siembra la milpa. En este espacio se encuentran también los arroyos y
jeres que ayudaban en algunas labores agrícolas y proveían de comida saltos de agua necesarios para dar término a ciertas curaciones y al ri-
preparada. tual de petición de lluvia por parte de los tso’okas o brujos, así como
para ofrendar alimentos cuando finalizaban los siete días de velación y
A las cuatro de la mañana salíamos para la milpa, íbamos nueve personas ayuno antes del carnaval.27
de la familia. Como caminábamos dos horas y media para llegar a la milpa,
24
Entrevista de E.V. con Arnulfo Duarte, San Pedro Soteapan, Ver., 14/12/95.
25
Entrevista de E.V. con Cirilo Hernández, San Pedro Soteapan, Ver., 11/01/96.
22
Entrevista de E. V. con Dionisio Cruz, Santa Marta, 19/04/93. 26
Este es el término local para referirse a la abstinencia sexual.
23
Areas que están en descanso después de haber sembrado maíz por cuatro o cinco 27
Este era un ritual político-religioso que tenía lugar en el mes de febrero, y que dejó
años seguidos; una vez que recuperan la fertilidad perdida vuelven a ser cultivadas. de practicarse hacia finales de los años cincuenta o principios de los sesenta del siglo XX.
2 8 2 9
EMILIA VELÁZQUEZ EL TERRITORIO DE LOS POPOLUCAS
La “montaña”, por su parte, era el reino de los chaneques, aunque se visitaba con menos frecuencia30 y su grado de seguridad era menor,
éstos también se encontraban en los ríos y saltos de agua. Los chaneques ya que ahí los traviesos chaneques podían hacer pasar un mal rato, a lo
son seres sobrenaturales a quienes hay que pedirles permiso para entrar que se juntaba el riesgo de encontrarse con animales peligrosos. Y, final-
a su espacio y tomar recursos de él (productos vegetales y los animales), mente, el espacio 3 era verdaderamente el límite del territorio, mucho
para lo cual había que proporcionarle su propio alimento: el humo del menos conocido, aquel al que sólo unos pocos se aventuraban en algu-
copal.28 El chaneco es dueño de todo animal del monte y del río, lo que nas temporadas del año.
obliga a los humanos a tener un trato especial hacia los animales que se
cazan en el monte. Según la información recabada en San Fernando por
el lingüista Alejandro Rodríguez, cuando se caza un animal inmediata- UNA ORGANIZACIÓN HORIZONTAL DEL ESPACIO
mente se ahuma con copal blanco y, al momento de comerlo, debe de
evitarse que en la casa ocurra llanto de niños o alguna disputa familiar Cualquier tipo de organización social va aparejada a una determinada
pues, de lo contrario, el cazador será víctima de alguna mordedura de manera de organización del espacio, la cual no es sólo el reflejo de aqué-
víbora; tampoco debe desperdiciarse el alimento obtenido en la caza. De lla sino una parte constitutiva de la misma. En el caso al que aquí me he
la misma manera, debe cuidarse que los huesos de pescado no lo coman estado refiriendo, tenemos un territorio que era cruzado en muchas di-
los perros o gatos, pues de ocurrir así el responsable de ello será jalado recciones por campesinos establecidos en diferentes asentamientos, sin
por el chaneco cuando vaya a bañarse al río. Una función importante importar si procedían de la cabecera municipal o de una localidad de
del chaneco es la de avisarle al cazador, a través del sueño, el momento menor jerarquía (las congregaciones) según la división de la adminis-
propicio para que se interne en el monte. Si el chaneco habla en el sueño tración pública estatal y federal. Pero era también un territorio cuyo es-
sobre una pata blanca de venado, esto quiere decir que el cazador popo- pacio principal compartían con los nahuas del vecino municipio de Me-
luca debe ofrendarle velas. En este caso, se entierran siete velas y siete cayapan,31 como indican los siguientes testimonios:
bolsitas de copal en el lugar que les indica el chaneco, que precisamente
es el sitio donde el cazador ha matado más animales, así “se le paga al De aquí de Ocotal Chico íbamos a sembrar maíz a Mecayapan, porque ahí
chaneco”. Cuando se deja de soñar al chaneco queda claro que éste, por se da bien el maíz de tapachol.32
el momento, no desea que se vaya a cazar al monte.29 Había señores de San Pedro que iban a sembrar maíz a Mecayapan porque
Cada uno de estos espacios representaba grados diferentes de inti- la mayoría de las tierras de los alrededores de San Pedro eran encinales, y
midad y seguridad: el espacio 1 se conocía con mucho mayor detalle,
pues por ahí se transitaba una y otra vez en las diferentes estaciones del 30
“[...] van de vez en cuando á los bosques circunvecinos, armados del arco y la fle-
año; era el espacio central para la reproducción material y espiritual, ya cha que manejan con admirable destreza; y si auxiliados de esta arma no se proporcio-
que ahí se obtenía el principal alimento, dado por un dios propio, y se nan más suculenta comida, siempre consiguen variarla, porque llevan a sus casa en sufi-
recuperaba la salud físico-espiritual. Era un espacio de seguridad, por ciente cantidad” (Iglesias, 1973: 14).
el que se movilizaban hombres, mujeres, ancianos y niños. El espacio 2 31
Según la tradición oral de Mecayapan, cuando los nahuas de este lugar llegaron a
asentarse a la Sierra ya los popolucas habitaban ahí, pero éstos les permitieron asentarse
en parte de su territorio. Lo cierto es que, cuando a finales del siglo XIX los popolucas de
28
Sobre esta relación hombres-naturaleza mediada por los chaneques, entre los na- Soteapan trataron de dividir sus tierras comunales en condueñazgos, sólo ellos poseían
huas de la Sierra, puede consultarse el libro de Lazos y Paré (2000). títulos de propiedad, pero manifestaron su decisión de incluir a los nahuas en el reparto
29
Agradezco a Alejandro Rodríguez que me haya facilitado esta información, la cual de sus tierras comunales (Ramírez Lavoignet, 1971: 20).
le fue proporcionada por Esteban Márquez en San Fernando, 1/04/94. 32
Entrevista E.V. con Nemorio Matías, Ocotal Chico, Ver., 02/03/93.
3 0 3 1
EMILIA VELÁZQUEZ EL TERRITORIO DE LOS POPOLUCAS
en estas tierras no se daba buena cosecha sino hasta el segundo año de ha- miento que debe seguirse para dotarlos de la tierra que pretenden [...] senci-
berse empezado a sembrar; por eso rozaban un pedazo de terreno cerca de llamente [piden] se les señale una superficie que ellos mismos indiquen
San Pedro y sembraban un poco los dos primeros años, y mientras se iban para posesionarse de ellas en un uso comunal con todas las congregaciones
a sembrar en algún acahual por Mecayapan.33 cercanas.36
Antes de que hubiera ejidos no había propietarios de las tierras […] Por eso
aquí a la Florida venían a hacer milpa campesinos de San Pedro, San Fer- Fue el encuentro de dos formas distintas de concebir y organizar el
nando, Santa Rita (Acayucan) y Mecayapan, aunque éstos milpeaban más espacio. Una de ellas, la de la administración pública, incluía una jerar-
por Chamilpa. Venían hasta acá porque aquí se da más y mejor el maíz; ya quización entre cabecera municipal y congregaciones, y una definición
después dejaron de venir.34 precisa de límites entre municipios y, al interior de éstos, entre pobla-
dos. La otra forma de pensar y organizar el espacio, la de la población
Este uso de un mismo territorio por nahuas y popolucas quedó tam-
nativa, era totalmente contrastante: un espacio con límites difusos y va-
bién registrado en los expedientes de Mecayapan y Tatahuicapan para
riables y escasa jerarquización interna. Sobre los límites variables y difu-
la creación de ejidos. En el caso de Mecayapan, en 1958 el perito agrario
sos he hablado en los párrafos anteriores. Ahora veamos cómo se je-
encargado de llevar a cabo la medición de los futuros ejidos reportaba
rarquizaba el espacio al interior del municipio, entre la cabecera y las
la dificultad que esto entrañaba debido a que los campesinos popolucas
congregaciones. La cabecera era la sede del ayuntamiento y del ínfimo
de Ocotal Chico y Ocotal Grande, del municipio de Soteapan, ocupaban
comercio fijo, pero esta jerarquización obligatoria (por ley debía haber
el mismo terreno junto con campesinos nahuas de Mecayapan y Ocotal
una cabecera del municipio donde estuviera establecido el ayuntamien-
Texizapan, del municipio de Mecayapan. Unos años antes, cuando en
to) se diluía en la manera de participar en esta forma de administración
1951 se estaban realizando las mediciones para deslindar la superficie
pública. A diferencia de lo que ocurre actualmente en Soteapan, en que
de dotación ejidal para Tatahuicapan, el presidente municipal de Sotea-
el presidente municipal casi siempre es de la cabecera, hasta los años
pan y los presidentes de los comités ejecutivos agrarios de Ocozotepec
1950 y 1960 el hombre elegido por un consejo de ancianos para ocupar
y Col. Benito Juárez, también hicieron saber sobre el uso mancomunado
la presidencia del municipio podía ser de la cabecera o de alguna de las
de tierras entre campesinos de estas localidades y campesinos de Meca-
congregaciones:
yapan y Tatahuicapan.35
Esta particular organización del espacio causó un gran desconcierto
Sí, el presidente podía ser de alguna congregación. De los que yo me acuer-
en los enviados de la comisión agraria mixta que acudían a realizar las
do eran Tomás Arias, de colonia Morelos; Teófilo Ramírez, de San Fernando;
mediciones necesarias para deslindar las tierras que serían entregadas
Roberto Hernández, de Amamaloya; y Martín Jiménez, de Buena Vista.37
como ejidos. Así, en el informe que un perito agrario dirigió a sus supe-
En 1943 era presidente municipal Teófilo Ramírez, era de San Fernando. El
riores se lee lo siguiente:
tesorero se llamaba Lucio González, era de Ocotal Chico.38
tratándose de un grupo de aborígenes que no hablan el castellano, es difí- Cuando Salomón Sabás (década del cincuenta) era presidente municipal
cil entenderse con ellos y […] además tienen una idea errónea del procedi- hubo un problema con el destacamento de policías que estaba aquí, por eso
33
Entrevista E.V. con Criscino Hernández, San Pedro Soteapan, 9/05/93.
34
Entrevista E.V. y Juan Rodríguez con Agustín Juárez, La Florida, 18/01/97. 36
Expediente 3195 del ACAM, Xalapa, Ver.
35
Expedientes 2299 y 2611 del archivo de la comisión agraria mixta (ACAM) en 37
Entrevista E.V. con Catarino Rodríguez, Soteapan, Ver., 04/06/99.
Xalapa, Ver. 38
Entrevista E.V. con Jesús Gutiérrez, Amamaloya, Ver., 04/11/97.
3 2 3 3
EMILIA VELÁZQUEZ EL TERRITORIO DE LOS POPOLUCAS
se huyó el presidente. Entonces se tuvo que nombrar un concejo municipal, El presidente municipal y el síndico eran los responsables de organizar el
[el presidente] se llamaba Lucio González, era de Ocotal Chico.39 carnaval. Mandaban a policías y cabos a avisar a todas las congregaciones
[...] venía la gente de San Fernando, Ocotal Chico, Ocotal Grande, Buena
Los presidentes que no eran de la cabecera permanecían en sus con- Vista, Colonia Benito Juárez, Ocozotepec. Los [nahuas] de Mecayapan tam-
gregaciones toda la semana, ocupándose de sus actividades agrícolas, y bién venían pero sólo a ver, los [popolucas] de las congregaciones sí ayuda-
el fin de semana se trasladaban a la cabecera para ejercer sus funciones ban a hacer la fiesta.42
en el ayuntamiento. De las congregaciones también podían ser otros
funcionarios o empleados municipales, como el tesorero, el síndico, o al- La relación entre nahuas y popolucas, y entre cabecera y congrega-
gún policía. La presencia de la gente de las congregaciones era impor- ciones, también tenía lugar mediante la procesión de santos católicos.
tante también en la realización de ciertas actividades cívicas y religiosas. Hangert (1970) reporta que en 1966 la imagen de Santiago, santo de Me-
Por lo que se refiere a fiestas cívicas, el desfile del 16 de septiembre era cayapan, fue conducida a Soteapan, para lo cual los hombres que la car-
encabezado por el presidente municipal, atrás del cual caminaban los gaban tuvieron que caminar más de una hora y cruzar tres ríos. Antes
niños de la escuela y más atrás, cerrando el desfile, iban señores de Oco- de que arribara la procesión, algunos ancianos y el sacristán de Sotea-
tal, Ocozotepec y San Fernando, montados a caballo, con sus rifles cru- pan hicieron en el patio de la iglesia de este lugar un nicho para san Pe-
zados al frente y jalando sus perros de cacería.40 La participación de dro, su santo patrón. Cuando los visitantes llegaron con la imagen de
miembros de las congregaciones era también activa en la fiesta religiosa Santiago, la condujeron al interior de la iglesia y, más tarde, salieron con
más importante, que era la del carnaval, la cual: los dos santos, acompañados por cantores, tamboreros, flautistas y gen-
te del pueblo, para dirigirse a algunas congregaciones cercanas para rea-
Era la fiesta del maíz y el frijol, la fiesta se hacía para que hubiera más maíz, lizar una colecta, o como dijo el sacristán “para llevarlos a pasear” (: 89).
no era una fiesta que se hiciera nomás por hacerla. Mientras se preparaba Tenemos, entonces, un territorio “postulado” (Gatti, 1987: 4) en for-
el carnaval las autoridades [municipales] velaban en una casa particular, ma de interacciones horizontales por la gente que lo vive, a partir de
ahí estaban encerrados. No comen, ni duermen, ni mojan sus manos, nomás prácticas productivas, religiosas, cívicas. Utilizo el término horizontal
están sentados. Siete noches sin dormir y ya después, a las doce del día, co- para indicar dos cosas: a) no había predominancia relevante de un gru-
men pollo y pescado. Una vez que se completaron los siete días comienzan po social, ni de un asentamiento de población sobre otro, con relación al
a bailar la danza [del tigre]. Después una noche velan y otra duermen, y uso material y simbólico del espacio, es decir, se trataba de un uso in-
otra vuelven a velar. Esta vela terciaria duraba hasta que llegaba el carna- cluyente del espacio; y, b) no había un centro definido con nitidez en di-
val. A la casa donde estaban guardados nadie podía ir, ni tocar las sillas cho territorio, pues si bien San Pedro Soteapan era la sede física de las
donde se sentaban las autoridades, y comían poquito. Esa dieta la guarda- autoridades municipales y de la fiesta del carnaval, tanto los miembros
ban para asegurar que hubiera lluvia cuando la gente sembrara. También del cabildo como los participantes de la fiesta provenían indistintamen-
velaban los curanderos y el brujo. Venían a velar también curanderos y bru- te de la cabecera y de las congregaciones. Por otro lado, parece ser que
jos de otras comunidades.41 había otros “centros” aparte de la cabecera, relacionados con otros as-
pectos de la vida social. Así, en la historia que rememoran algunos vie-
jos resalta Ocotal Grande como un lugar especial, ya que aquí se encon-
39
Entrevista E.V. con Cirilo Hernández, San Pedro Soteapan, Ver., 11/01/96.
40
Entrevista E.V. con Estéfana Lanche, San Pedro Soteapan, Ver., 17/01/97.
41
Entrevista E.V. con Mauricio Sagrero y Amada Pascual, participantes en el carna- 42
Entrevista de E.V. con Cirilo Hernández, organizador del carnaval en dos ocasio-
val, San Pedro Soteapan, 30/05/97. nes, San Pedro Soteapan, Ver., 11/01/96.
3 4 3 5
EMILIA VELÁZQUEZ EL TERRITORIO DE LOS POPOLUCAS
traba la piedra donde se iba a aprender “misterios”, como la de conver- Había un tal Sixto Pascual, un tal don Diego Gutiérrez, y no me acuerdo
tirse en animales.43 También resulta ser, en la historia de la hija de un po- quiénes otros más. Eran los que manejaban todo, eran como ocho o diez
poluca que participó en el levantamiento de 1906 y en la revolución de personas que se juntaban siempre para hacer esos cambios (de presidentes
1910 (Donaciano Pérez), el lugar donde unos señores de San Pedro So- municipales).47
teapan llevaron a enterrar los títulos virreinales que amparaban la pro- Un señor de aquí, Sixto Pascual, era como el abogado del pueblo; después
piedad legal de las tierras comunales de Soteapan y que el revoluciona- del conflicto él mandó un escrito a Xalapa pidiendo que vinieran a solucio-
rio había recuperado.44 Es decir, un lugar que no era la cabecera (el centro nar el conflicto, luego él fue el que dijo que yo estaba bien para concejo (mu-
señalado por la administración pública) era la sede de la clave de una nicipal).48
sabiduría que dotaba de poder al que la adquiría45 y de unos papeles
que demostraban la posesión legal del territorio, en cuya defensa los po- Por lo que se refiere a los conflictos, éstos se desarrollaban en torno
polucas de Soteapan se incorporaron a dos luchas armadas: la de 1906 a interacciones personales, manifestándose frecuentemente en forma de
y la 1910. envidia y celos, y resolviéndose mediante brujería o por enfrentamien-
Es necesario aclarar que la horizontalidad no significa homogenei- to violento:
dad ni inexistencia de conflictos. Los miembros de la comunidad popo-
luca estaban socialmente diferenciados, aunque a partir de elementos El presidente municipal de Soteapan pidió a todos los popolucas decir una
distintos a los que actualmente los diferencian, como la posesión de tie- oración para asegurar una buena cosecha de maíz. Todos los habitantes de
rra, la adquisición de un título de profesor, la propiedad de una tienda, Buena Vista, salvo el padre (del informante), ignoraron esta petición, y en
etcétera. Había gente que, por las habilidades que había desarrollado o correspondencia a esta obediencia el presidente le demostró atenciones es-
los servicios que había prestado a la colectividad, tenía un status mayor; peciales. Esto irritó al nahual, quien tomó su venganza en esta forma (cau-
era el caso de los ancianos,46 los brujos, los curanderos y los hechiceros. sándole una enfermedad por introducción de animal al cuerpo) (Foster,
1940: 23-24).
A veces no es bueno tener amigos. Yo tenía un amigo, éramos jóvenes los
43
Entrevista E.V. con Mauricio Sagrero, San Pedro Soteapan, 4/06/99.
44
Entrevista E.V. con Carmen Pérez, San Pedro Soteapan, 21/05/99. dos. El tenía una tiendita donde ahora está Arcadio. Todos los días llegaba
45
“Un hechicero (witch doctor) es llamado “nawat” o “nawal”, y tiene poderes que le yo ahí a platicar y chancear con ese amigo y su esposa; le decían la china.
permiten causar o curar enfermedades, comer cuerpos exhumados, chupar la sangre de Un día mataron a ese amigo. Después de eso yo seguí visitando a su esposa
las personas que duermen, y transformarse en diversos animales […] La habilidad pro- pero sólo como amigo. Luego el que era presidente municipal empezó a te-
viene no de un poder revelado sobrenaturalmente, sino de largos años de estudio y apli- ner interés en ella y como me veía llegar todos los días creyó que yo tenía
cación intensos. En Ocotal Grande están tres piedras, toscamente grabadas, que son con-
algo que ver con ella, así que buscó quien me matara. Me dieron de balazos
sideradas como escuelas para el entrenamiento de nahuales. Los novicios iban a estas
rocas, recitaban las inscripciones, cuyos significados esotéricos eran explicados por na- cuando iba a mi milpa.49
huales más viejos […] Los novicios tomaban clases en cada roca durante cuatro años, ha-
ciendo doce en total” (Foster, 1940: 22). Otro tipo de conflictos ocurría con relación a desacuerdos por la par-
46
Según se desprende del trabajo de Waltraud Hangert (1970) sobre las mayordo- ticipación en luchas sociales de alcance regional o nacional:
mías en Soteapan, el consejo de ancianos estaba integrado por los hombres que habían
prestado a la comunidad el servicio de organizar la fiesta patronal. Actualmente perma-
nece la costumbre de que cuando un mayordomo muere le tocan el tambor en su casa 47
Entrevista E.V. con Arcadio Salazar, San Pedro Soteapan, 05/11/97.
durante el velorio y lo llevan a enterrar con música de tambor, “esto sólo se hace con los 48
Entrevista E.V. con Cirilo Hernández, San Pedro Sotepana, 11/01/96.
mayordomos no con cualquier gente” (Estéfana Lanché, San Pedro Soteapan, 17/01/97). 49
Entrevista E.V. con M. S., San Pedro Soteapan, 21/05/99.
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EMILIA VELÁZQUEZ EL TERRITORIO DE LOS POPOLUCAS
Cuando hay revolución no hay amigos ni nada. La gente le tenía miedo a Esa que dices fue otra lucha, yo era chiquillo cuando mataron a Santanón
los rebeldes de aquí. No todos participamos [en la lucha armada de 1921], Rodríguez [en 1910]. Me acuerdo que mi mamá lloraba mucho porque ha-
y a los que no participamos no nos querían como amigos. Entre los rebel- bían matado a mi padrastro. El era lugarteniente de Santanón, le cargaba
des estaba Chano Pérez, que era el jefe popoluca, usaba calzoncillo de la escopeta y se la preparaba para que disparara. Los mataron a los dos
manta.50 juntos.52
Mira, te voy a contar, ese año, no nomás ese año sino más antes, hubo una Mi papá peleó junto a Hilario C. Salas (líder magonista) pero lo agarraron
organización que se llamaba agrarista y tenía fuerza agrarista cuando fue preso y lo llevaron a San Juan de Ulúa. Cuando salió de la cárcel se dio de
Lázaro Cárdenas […] Entonces estaba la organización fuerte de agraristas y alta como soldado. Después dejó al ejército y se unió al general Miguel Ale-
aquí en Amamaloya venían a hacer convención, había una asamblea gran- mán (quien) le mandó armas para que peleara. Tenía mucha gente mi papá,
de, venían de todas partes, de todas las congregaciones, de Jáltipan; pero de aquí y de las congregaciones.53
había gente de Soteapan que se oponía, se decían epenerristas, eran del rico. De esa organización (agrarista) eran Manuel Bibiano, José Hernández, Be-
Y como en la planta uno (hidroeléctrica) estaba el licenciado Trejo, pues te- nigno Mendoza, allí llegaban, allí donde está la escuela, vinieron bastante
nía bien organizada a la gente de Soteapan, que no deben meterse en esa or- gente, vino una delegada de México, y nombraron un presidente municipal
ganización […] Un sobrino de mi abuela, que se llamaba Francisco Gonzá- nuestro. Era grande la organización, de Ocotal Grande, de todo lo que co-
lez, un hombre gordo, güero, ahí enfrente, en donde ahora es planta uno, rresponde a Soteapan, todas las congregaciones.54
ahí lo mataron.51
Desde la vida diaria en este territorio, con el uso diferenciado de sus FRAGMENTACIÓN DE UN TERRITORIO Y FORTALECIMIENTO
espacios, su forma particular de reproducir su vida social y sus estilos DE LA CENTRALIZACIÓN
propios de resolución de conflictos, los popolucas de Soteapan partici-
paban de la dinámica comercial de una región cuyos centros rectores Numerosos cambios se vivieron en Soteapan durante la segunda mitad
eran, por orden de importancia, Acayucan, Minatitlán y Chinameca, a del siglo XX. A mediados de la década del sesenta, después de numero-
cuyos comerciantes vendían sus excedentes de maíz y frijol, los cerdos sos enfrentamientos y negociaciones internas entre campesinos que de-
que engordaban, y su cosecha de café. Este cultivo fue introducido en el seaban que les restituyeran sus tierras comunales para seguir haciendo
sur de Veracruz en la segunda mitad del siglo XIX por algunos hacenda- uso de ellas en forma mancomunada, y campesinos que consideraban
dos; de hecho, los campesinos de Soteapan aprendieron a sembrar y cui- que era mejor luchar por la dotación de ejidos individuales, y entre difi-
dar el café trabajando como peones en la hacienda Los Andes. A la vez cultades de entendimiento entre los representantes de los campesinos
de integrarse a estos circuitos económicos regionales, entraban en con- que solicitaban tierras y los técnicos enviados por la comisión agraria
tacto con líderes de organizaciones y movimientos políticos que opera- mixta, se dotó de terrenos ejidales a los campesinos de Soteapan. De
ban en los niveles regional y nacional: los anarquistas de 1906, los ma- esta manera, la superficie que formaba parte del espacio 1 al que me re-
deristas de 1910, los agraristas de los años treinta, los cenecistas de los ferí en el primer apartado de este texto fue fraccionada, estableciéndose
cuarenta. límites muy precisos entre las tierras de los nuevos ejidos, aunque no al
52
Entrevista E.V. con Mauricio Sagrero, San Pedro Soteapan, 21/05/99.
50
Entrevista E.V. con Mauricio Sagrero, 30/05/97. 53
Entrevista E.V. con Carmen Pérez, San Pedro Soteapan, 21/05/99.
51
Entrevista E.V. con Jesús Gutiérrez, Amamaloya, 4/11/97. 54
Entrevista E.V. con Jesús Gutiérrez, Amamaloya, 4/11/97.
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EMILIA VELÁZQUEZ EL TERRITORIO DE LOS POPOLUCAS
interior de éstos, en los que se mantuvo el uso mancomunado de la tier- eran: 1) elección del presidente municipal en una asamblea en la que
ra mediante una creación local: los “ejidos comunales”. Con el reparto participaban los hombres de la cabecera y las congregaciones. Asamblea
agrario el cultivo del café se convirtió en una posibilidad accesible sólo en la que tenía un peso definitivo la opinión de un grupo de notables: el
a los campesinos de los ejidos ubicados arriba de los 600 msnm,55 a quie- consejo de ancianos, cuyos integrantes proponían al candidato a la pre-
nes les quedaron las fincas de café que habían sembrado otros campesi- sidencia municipal e intervenían en todos los asuntos de importancia
nos. Así, los campesinos de San Pedro y de congregaciones ubicadas a para los habitantes del municipio. 2) Obligación del presidente munici-
alturas menores a los 500 msnm quedaron excluidos de la cafeticultura: pal y el síndico de organizar la fiesta del carnaval y cumplir con todos
los requerimientos asociados a la misma (abstinencia sexual, ayuno, ve-
Sembraba yo café en la montaña, por San Fernando y Ocozotepec, también laciones, ejecución de la danza del tigre), que de no cumplirse se paga-
tenía una finquita por Ocotal Chico pero cuando repartieron los ejidos per- ba con la muerte por enfermedad. En su lugar se fue desarrollando el
dí mis fincas y nadie me pagó nada.56 control priísta del ayuntamiento, cuyos rasgos principales fueron: 1)
Tenía yo una finca en San Fernando pero cuando vino lo del reparto (agra- elección del presidente municipal en elecciones controladas por la
rio) mi cafetal quedó adentro del ejido San Fernando, tenía yo como cinco Unión Regional Ganadera del Sur de Veracruz, que entre 1950 y 1970
mil matas. Al principio me dejaron seguir cortando mi café, aunque tuve adquirió un fuerte dominio político en el istmo veracruzano, a la par
que pagar una cuota, pero ya después mi finca se le quedó a un señor de que la ganadería se extendía considerablemente en toda la región de
San Fernando.57 Acayucan, incluidas partes de la Sierra de Santa Marta (Velázquez,
2000). Obligación del presidente municipal de garantizar votos para el
De igual manera, las buenas cosechas de maíz y frijol que se obte- PRI en las elecciones estatales y federales.
nían en las “tierras negras” de las partes bajas quedaron únicamente a La importancia que en los niveles regional y estatal adquirió el con-
disposición de los campesinos que habitaban los ejidos de las planicies trol político de los ayuntamientos, así como la fragmentación del terri-
(200 y 100 msnm).58 torio a causa de la Reforma Agraria y, más tarde, de los procesos de
colonización que dieron lugar a la creación de nuevos poblados en por-
Mi abuelo hacía milpa adelante de Kilómetro 10, salíamos de Soteapan ciones de lo que habían sido los espacios 2 y 3 del territorio popoluca,
como a las tres de la mañana. Después de que se repartieron los ejidos ya dieron lugar a nuevas formas de organización del espacio. Se aceptó y
no pudimos ir para allá, empezamos a sembrar aquí dentro del ejido de So- asumió la delimitación entre los ejidos, aunque al interior de éstos se
teapan, hicimos dos milpas.59 mantuvo el uso mancomunado de las tierras, permitiendo el acceso a las
mismas tanto a ejidatarios como a hijos de ejidatarios y avecindados. Si-
Por otro lado, entre las décadas del cincuenta y sesenta fue desapa- tuación que cambió en los años noventa con la aplicación del Programa
reciendo una forma particular de gobierno local, cuyas características de Certificación de Derechos Ejidales y Titulación de Solares (PROCEDE)
(Velázquez, 1999). Por otro lado, la cabecera municipal se convirtió en el
55
Estos ejidos son San Fernando, Ocotal Chico, Ocotal Grande, Ocozotepec, Col. Be- centro indiscutible de la política y la economía municipal: los comercios
nito Juárez, El Tulín, Buena Vista y Santa Marta. se multiplicaron gracias en gran parte al auge de la cafeticultura, con-
56
Entrevista E.V. con Catarino Rodríguez, San Pedro Soteapan, 4/06/99.
centrándose en la cabecera; el beneficio particular de café se construyó
57
Entrevista E.V. con Cirilo Hernández, San Pedro Soteapan, 11/01/96.
58
Estos ejidos son Amamaloya, Mirador Saltillo, San Juan Chamilpa, La Florida, La aquí, pese a que en la cabecera casi no se cultiva café; los elegidos a ocu-
Estribera, Kilómetro 10, Cuilonia, Tierra y Libertad. par la presidencia municipal empezaron a ser siempre de San Pedro So-
59
Entrevista E.V. con Arnulfo Duarte, San Pedro Soteapan, 17/01/97. teapan; los profesores originarios de la cabecera o asentados en ésta se
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EMILIA VELÁZQUEZ EL TERRITORIO DE LOS POPOLUCAS
fueron convirtiendo en importantes actores políticos. Así fue surgiendo congregaciones a la cabecera, y de aquí a las congregaciones, en busca
un centro relevante, una especie de “lugar central” que antes no existía. del curandero que se considere mejor.62
Por otra parte, el auge del café en los sesenta y setenta marcó de Y por lo que respecta a la religión católica, si bien los santos están en
manera importante a algunos lugares: aquellos donde había una mayor la iglesia de la cabecera, las imágenes principales van en peregrinación
producción de este grano. San Fernando, Ocozotepec y Ocotal Chico se a las congregaciones para obtener dinero y maíz para sus fiestas. Las
convirtieron en los puntos clave de acopio de café tanto por parte de los imágenes son conducidas por el mayordomo y en cada lugar al que lle-
compradores privados como del INMECAFE. Los créditos de los setenta y gan se quedan a velar dos o tres noches, para después regresar a la ca-
las mejores condiciones para la comercialización del grano, transforma- becera; en las velaciones se reza y se come. Sólo peregrinan las imágenes
ron la fisonomía de estos pueblos con la construcción de casas de con- de San Pedro y San Salvador, las llevan a Morelos, Buena Vista, Tulín,
creto, o de tablas y láminas, radios y televisores en el interior de algunas Ocozotepec, Amamaloya, Aguacate, Lomas de Sogotegoyo y Sabaneta.
casas, camionetas propiedad de los campesinos que lograron acumular Los santos se llevan a cualquier congregación donde alguien los pida,
cierto capital en los años de buenas cosechas y precios altos en el mer- para lo cual el peticionario turna un acta al presidente de la parroquia
cado internacional. en la que manifiesta que se hace responsable del santo. Cuando un san-
Sin embargo, esta organización vertical del espacio no ha sido abso- to es llevado a velación, la gente del lugar donde lo solicitaron le regala
luta pues en otros ámbitos de la vida social se recrean con la práctica dinero, maíz, frijol y pollos, “cuando van a Morelos y Buena Vista traen
usos anteriores del espacio. Así, Dionisio Cruz enseñó a sus hijos Lucia- mucho maíz”.63
no y Tomás el camino a la Azufrera, por lo que éstos todavía en 1990
iban al río Huazinapa a pescar “bobos”; otras personas de San Pedro So-
teapan y de San Fernando también siguen yendo a la Azufrera a buscar REFLEXIONES FINALES
estos peces (véase espacio 3 de figura 2). Y si bien la mayor actividad
política se concentra en San Pedro (la “grilla” se hace en la cabecera), En este último apartado quisiera poner atención en los siguientes aspec-
igual que el comercio, otras cuestiones importantes no han cedido a esta tos. Uno de ellos es el de que los espacios son dibujados “por las referen-
centralización. Así por ejemplo, los tso’okas (brujos que controlan la llu- cias de las gentes y por los anclajes históricos de la memoria colectiva”
via) se encuentran en la cabecera pero también en otras comunidades, (Gatti, 1987: 3-4). En el primer apartado de esta ponencia hablé de un te-
por lo que los campesinos que no viven en San Pedro no dependen de rritorio que a primera vista no existe más; así, en el espacio 1 los límites
este lugar para saber cuándo empezará a llover y planear sus siembras, entre municipios y, al interior de éstos, entre ejidos, han sido aceptados
o para lograr que lleguen las lluvias, o que cese el exceso de éstas.60 Tam- y asumidos y, más recientemente, al interior de los ejidos se están deli-
bién hay curanderos tanto en la cabecera como en las comunidades,61 neando límites infranqueables entre las parcelas, mediante un proceso
por lo que hay un constante ir y venir de una congregación a otra, de las de parcelamiento amparado en el PROCEDE (Velázquez, 1999). Al mismo
tiempo, el espacio 2 se ha acotado por la deforestación y la creación de
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“Que yo sepa, hay tso’okas aquí en San Pedro, en Buena Vista y en Col. Benito Juá-
rez”; “sí hay tso’oka aquí (Ocozotepec)”, entrevistas E.V. con Hermenegilda Mateo y San- 62
La bióloga Lourdes Godínez, quien trabaja con grupos de mujeres en San Fernan-
tana Márquez, 14/02/97 y 7/06/99. do, Ocotal Chico Ocozotepec, me hizo notar que por lo regular se acostumbra visitar a
61
“Hay curanderos en San Pedro, Reforma Agraria, Buena Vista, Col. Benito Juárez, curanderos que no son del mismo lugar de origen que los enfermos.
San Fernando y Ocozotepec”, entrevista E.V. con Ricardo Rodríguez, San Pedro Sotea- 63
Entrevista E.V. con María Hernández, esposa del presidente de la parroquia de
pan, 9/01/96. Soteapan, 29/05/97.
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EMILIA VELÁZQUEZ EL TERRITORIO DE LOS POPOLUCAS
nuevos ejidos en los setenta y ochenta (Velázquez, 1995b). Mientras que BIBLIOGRAFÍA
el espacio 3 se ha vuelto poco visitado, tanto porque se ha convertido
en el espacio cercano de otros grupos de población que llegaron a esta- AZAOLA, Elena, Rebelión y derrota del magonismo agrario, México, SEP/FCE, 1982.
blecerse cerca de la costa en diferentes momentos de la colonización de CALDERÓN, Alfredo, “Algo de historia”, en Ramón Roca (coord.), Acayucan en ci-
la selva en las décadas del cincuenta y sesenta (ibid.), como por la extin- fras: 1997, Acayucan, H. Ayuntamiento de Acayucan, 1997, pp. 167-191.
ción de los recursos que de ahí se obtenían. Sin embargo, el territorio an- CRUZ, Florentino, Pajapan: el litigio por sus tierras, Cosoleacaque, COBAEV, 1990.
terior permanece como parte de la memoria viva de ancianos y gente de DE LA PEÑA, Guillermo, “Los estudios regionales y la antropología social en Mé-
edad mediana, quienes refieren hasta dónde eran los límites del territo- xico”, en Relaciones núm. 8, vol. II, 1981, pp. 43-93.
rio que fue suyo, y detallan cómo se movilizaban por los distintos rum- FOSTER, George, Notes on the Popoluca of Veracruz, México, Instituto Panamerica-
bos de los tres espacios que conformaban ese territorio. Permanecen en no de Geografía e Historia, Publicación núm. 51, 1940.
su memoria puntos precisos de referencia: las tierras negras de la plani- GARCÍA DE LEÓN, Antonio, Pajapan, un dialecto mexicano del Golfo, México, INAH
cie adecuadas para la obtención de buenas cosechas de maíz y frijol; las (Colec. Científica), 1976.
tierras altas, “de montaña”, propias para el café, un cultivo que apren- GATTI, Luis María, Delia CUELLO y Graciela ALCALÁ, “Historia y ‘espacios so-
dieron a conocer cuando pudieron acceder a tales tierras; las travesías ciales’. Ensayo de una regionalización de ‘clases’ de la plantación agrícola
para llegar a los ríos y a las playas a pescar aquello que les gustaba co- de Nuevo León”, en Boletín Bibliográfico de Antropología Americana, vol. XLI,
mer, o que se debía comer en algunos rituales. núm. 50, 1979, pp. 23-37.
El aspecto que quiero retomar es el de que los espacios son organiza- GATTI, Luis María, “La Huasteca Totonaca (u ‘otra vez la cuestión regional’) en
dos y estructurados a partir de las prácticas de aquellos que los viven Luis María Gatti y Victoria Chenaut, La costa totonaca: cuestiones regionales II,
(Gatti, Cuello y Alcalá, 1979; Hoffmann, 1992). En relación con ello pue- México, CIESAS, Cuadernos de la Casa Chata núm. 158, 1987, pp. 3-24.
de pensarse la información narrada en el apartado dos, en la que se evi- GIMENEZ, Gilberto, “Territorio y cultura”, en Estudios sobre las Culturas Con-
dencia cómo una organización del espacio (con una jerarquía y unos temporáneas, época II, vol. II, núm. 4, 1996, pp. 9-30.
límites claros y precisos) dictada para fines de administración y control GONZÁLEZ, Luis, “Terruño, microhistoria y ciencias sociales”, en Pedro Pérez
político, en la práctica fue dejada de lado por otra organización propia, Herrero (comp.), Región e historia en México (1700-1850), México, Instituto
que se sobrepuso a la primera haciendo un uso diferente de las reglas Mora/UAM, 1991, pp. 23-36.
de ésta. En un sentido semejante Gatti (1987: 4) llama la atención sobre HANGERT, Waltraud, “Fiestas de merecimiento entre los popolucas de Sotea-
el hecho de que las regiones se transforman en política al hacerse evi- pan”, en Boletín de Antropología, vol. III, núm. 12, Medellín, Colombia, 1970,
dente que no obstante que el poder central regionaliza y planifica según pp. 83-102.
sus concepciones e intereses, “las gentes viven un espacio distinto por- HOFFMANN, Odile, Tierras y territorio en Xico, Ver., Xalapa, Gobierno del Estado
que recuerdan otro espacio y porque están postulando su espacio”. Esta de Veracruz, Colección V Centenario, núm. 16, 1992.
postulación de una forma propia de organizar el espacio no desaparece ––––, “Lugares y extensión, red y territorio: percepción diferencial de un territo-
del todo pese a la ocurrencia de cambios fuertes en la organización rio indio a partir de la Conquista en el México oriental”, en Sotavento, año
política, en la división administrativa y en la actividad económica, sino 2, núm. 3, 1998, pp. 89-105.
que, como se muestra en el apartado tres, aspectos importantes de esa IGLESIAS, Andrés, Soteapan en 1856, Xalapa, Gobierno del Estado de Veracruz,
organización espacial (que he llamado horizontal) permanecen y se en- Colección, Suma Veracruzana, serie antropología, 1973.
tremezclan con formas nuevas de organización espacial (que he deno-
minado vertical).
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EMILIA VELÁZQUEZ EL TERRITORIO DE LOS POPOLUCAS
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